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31 DOMINGO ORDINARIO Ciclo C: Lc 19, 1-10

Jesús, como Zaqueo quiero conocerte mejor,


pero hay muchas cosas que me lo impiden
y me distraen.
Vengo a la oración dispuesto a encontrarme contigo.
Mírame, Señor, con ese amor con que miraste a Zaqueo,
ven a mí, no quiero dejarte ir nunca más. Amen

Entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado


Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo
lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más
adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por
allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa
y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa
en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa
de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad
de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le
restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es
hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo
que estaba perdido».

Repasar el texto leído


(Entre el grupo se revisan los versículos y se hacen preguntas y respuestas
según cada verso).

Explicación del texto


El evangelista nos dice algo que hace de este hombre alguien especial: ¿por
qué Zaqueo quería conocer a Jesús? No podemos conocer la respuesta,
pero sí podemos intuir que a Zaqueo, teniéndolo humanamente casi todo,
algo le faltaba. Su vida no estaba completa. Por eso en busca de Jesús.

No ayer, ni mañana, sino hoy Jesús quiere quedarse en la casa de todo


aquél que le quiera acoger, de todo el que le necesite, de todo el que se
sienta un pecador.  No importa tanto su ayer.  Importa –y mucho- que hoy
Jesús detiene su camino, nos mira y nos dice que hoy se quiere quedar en a
hospedarse en nuestras casas.
1
Zaqueo solamente podía descubrir realmente el sentido de su vida a la
sombra y al amparo de Dios. Y es esta compañía de Jesús la que hace que
a Zaqueo se le abran los ojos, que se dé cuenta de que en su vida no
siempre ha actuado bien. Zaqueo quiere empezar una nueva vida y para
eso debe sanar los errores del pasado. Porque una nueva vida no se puede
empezar con los lastres del pasado.

Hoy, ha llegado la salvación a esta casa. Ha llegado la salvación para todos


nosotros y para todos los que, como Zaqueo, se abran a la acción de Dios
en sus vidas. Zaqueo se sintió feliz cuando Jesús puso su mirada en El y eso
le motivó a cambiar. Todo el que se sienta pecador, puede hoy ser
restituido a la vida de la gracia, si abre su corazón a Dios. Hoy.

Meditación
 Jesús se detuvo, no pasó de largo precipitadamente, lo miró sin prisa, lo
miró con paz. Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como nadie lo había
mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo hizo libre, lo sanó, le dio
una esperanza, una nueva vida. Y como a Zaqueo, también a cada uno de
nosotros. (Papa Francisco)

 Aunque no nos atrevamos a levantar los ojos al Señor, Él siempre nos


mira primero. En nuestra historia personal; cada uno de nosotros puede
decir: yo también soy un pecador en el que Jesús puso su mirada. Los
invito a que hagan un momento de silencio para recordar con gratitud y
alegría aquellas circunstancias, aquel momento en que la mirada
misericordiosa de Dios se posó en nuestra vida. (Papa Francisco)

 El Señor ve esa dignidad de hijo, que todos tenemos. Él ha venido


precisamente a buscar a todos aquellos que se sienten indignos de Dios,
indignos de los demás. Dejémonos mirar por Jesús, dejemos que su mirada
recorra nuestras calles, dejemos que su mirada nos devuelva la alegría, la
esperanza, el gozo de la vida. (Papa Francisco)

 Todos los cristianos podemos imitar esta actitud de prontitud ante los
reclamos del Señor y una prontitud alegre, porque no hay mayor motivo de
felicidad y alegría que Jesús nos llame y lo hace todos los días.

 Zaqueo no podía seguir siendo el mismo después de conocer


personalmente a Jesús. Decide restituir a toda persona que haya engañado.
Y Jesús, que conoce el corazón de cada hombre, le da la buena noticia:
«Hoy la salvación ha entrado en tu casa».

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Compromisos
 Jesús se acerca y se invita a estar contigo. Ábrele todas las puertas, aún
las más escondidas de tu persona y dale las gracias porque hoy ha llegado
la salvación a tu casa.
 Imita la disponibilidad pronta y alegre de Zaqueo para responder a lo
que Jesús te pida, porque no hay mayor motivo de felicidad y alegría que
Jesús te llame y lo hace todos los días.
 Tener una casa en la que habita Jesús y su salvación implica un cambio
de vida:
¿Cuántas veces te has sentido mirado por Jesús, y sin embargo la respuesta
la dejas pasar?
El encuentro con Jesús, puede producir murmuración en los que te rodean
¿Cómo te comportas frente a la murmuración?
El encuentro con Jesús, te pide actuar, como Zaqueo. ¿Qué es lo que te
impide responder?
El encuentro con Jesús, transforma la vida ¿Cómo estás llevando el amor de
Jesús a otros?
¿Qué puedes hacer para que tu familia y tus amigos abran su corazón al
Maestro?

Oración final
Señor Jesús, necesito
este encuentro contigo en la oración.
El ejemplo de Zaqueo
me hace ver que quien te deja entrar en su vida,
no pierde nada
de lo que realmente hace la vida bella, buena y grande.
Tu amistad
abre las puertas de un horizonte inmenso.
Ayúdame a hacer
la misma experiencia de Zaqueo
y a no tener miedo de abrirte
de par en par las puertas de mi corazón.
Amen

Talleres de lectio divina


Parroquia de san Pedro y san Pablo 2022
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32 DOMINGO ORDINARIO Ciclo C: Lc 20, 27-38

Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo


y por la intercesión de la Siempre Virgen María;
envía a mi corazón al Espíritu Santo.
Espíritu Santo, Dios de infinita caridad, dame Tu Santo Amor.
Espíritu Santo, Dios de las virtudes; conviérteme.
Espíritu Santo, Fuente de luces celestes;
disipa mi ignorancia.
Espíritu Santo, Dios de infinita pureza; santifica mi alma.
Espíritu Santo, que habitas en mi alma, transfórmala y hazla toda tuya.
Espíritu Santo, Amor sustancial del padre y del Hijo, permanece siempre en
mi corazón. Amen

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos


niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: “Maestro, Moisés nos
dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber
tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo
una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar
hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por
esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la
viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa
la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?”. Jesús les dijo: “En esta
vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean
juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni
podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los
habrá resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el
episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac,
Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él
todos viven”.

Repasar el texto leído


¿Quiénes se acercaron a Jesús y cuál era su creencia? v.27
¿Qué le preguntaron a Jesús? v.28
¿Cuántos eran los hermanos que aparecen en el relato? v.29
¿Qué pasó con cada hermano que tomó a la mujer por esposa? vv.30-31
¿Qué sucedió a la mujer del relato? v.32
¿Cuál es la pregunta final en este relato? v.33
¿Cuál será la realidad en la vida eterna? vv.34-36
¿Qué dice Moisés en la Escritura sobre la resurrección? v.37
¿Por qué Dios es un Dios de vivos? v.38
4
Explicación del texto.
Este es un relato de polémica, que se encuentra en la sección de
controversias en Jerusalén (Lc 20,1-21,4). San Lucas intensifica el
sentimiento de hostilidad de los dirigentes judíos frente a Jesús.

En este caso la discusión es con los saduceos, un grupo que reciben su


nombre posiblemente de Sadoc, el sacerdote del templo de Salomón, cuyos
descendientes se impusieron como sacerdotes en el templo de Jerusalén a
partir del destierro (Ez 44,15-16).

Los saduceos son menos conocidos que el grupo de los fariseos. Formaban
el partido de la aristocracia sacerdotal y, al parecer, representaban también
la clase de los ricos terratenientes. Eran absolutamente conservadores.

En política los saduceos toleraban el dominio romano en Palestina; en


cuestiones de teología aceptaban únicamente la Ley, es decir,
Pentateuco, como base del judaísmo y no tanto las tradiciones de los
mayores como los fariseos. Negaban la existencia de los ángeles, lo
mismo que la resurrección de los muertos, argumentando que la Ley no
hablaba de ello.

Plantean a Jesús la cuestión del llamado matrimonio de levirato que


aparece en Dt 25,5-10. Si un hombre se casa y muere sin tener hijos con
su esposa, el hermano de este quedaba obligado a tener un hijo con la
viuda, el hijo llevaría el nombre del difunto. La ley del levirato buscaba la
conservación de la familia.

En la resurrección no será como en la tierra, los hijos de Dios no


necesitarán casarse como los hijos del mundo. Quienes hayan sido
encontrados dignos, quienes se alejaron de los cuidados y placeres del
mundo, la vida resucitada de Jesús les hará perpetuamente hijos de
Dios. La vida del resucitado se aplica ya a todos los que pertenecen a la
Iglesia, por eso es un Dios de vivos y no de muertos .

MEDITACIÓN DEL TEXTO


La fe cristiana tiene su comienzo en la resurrección de Jesús. La alegría
que brota de ahí es la fuerza que impulsa a los discípulos para seguirlo
hasta la cruz, con la esperanza cierta de que participarán también de la
resurrección de los muertos.

5
La resurrección es el principio y el final del dinamismo de la vida cristiana.
San Pablo nos enseña sobre la resurrección: “Si Cristo no resucitó, la fe de
ustedes es vana” (1Cor 15,17). La resurrección consiste en estar siempre
con el Señor (cf. 1Tes 4,17). “Para mí la vida es Cristo” (Flp 1,21); porque
“ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí. La vida que vivo al
presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se
entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20).

La resurrección no es una simple continuación de la vida, sino una vida


nueva y distinta, una vida de plenitud que difícilmente podemos
comprender desde nuestras realidades cotidianas. El poder de Dios, que
llama a los hombres de la muerte a la vida, transforma y asume la totalidad
del ser humano. Él es el que asegura la continuidad entre nuestra vida
terrena y la futura resurrección. Por eso nuestra capacidad de comprensión
de este misterio es limitada.

Hoy en la práctica de la fe muchos siguen siendo saduceos, la resurrección


no tiene incidencia práctica en su modo de vivir. El materialismo agresivo y
el consumismo compulsivo deben negar la resurrección para dominar al
hombre. Esta misma visión materialista, se manifiesta en el deseo de los
saduceos a quienes importa no el matrimonio, sino solamente el hecho de
que el hermano del difunto tome a la viuda. Se habla de tomar a la mujer
como a cualquier objeto, y como son defensores de los intereses de los
ricos, buscan que los bienes materiales no queden fuera de la misma
familia.

La resurrección será nuestro nacimiento pleno a la condición de hijos de


Dios. Jesús que es hijo de David según la carne, es constituido en Hijo de
Dios según el Espíritu de santificación mediante la resurrección de la
muerte. Nuestra muerte participará de su cruz, y será la muerte a nuestros
pecados, a causa de los cuales la muerte entró en el mundo (Rom 5,12).

Nuestro Dios es un Dios de vivos y no de muertos. Jesús es la Vida, por eso


todo lo que se relaciona con la muerte y su culto a ella es impuro, no tiene
nada que ver con nuestro Dios que es vida: “No fue Dios quien hizo la
muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes” porque es el “Señor
que ama la vida” (Sb 1,13; 11,26). El que vive para sí, muere en el
egoísmo. El que vive para el Señor, participa ya desde ahora de la vida que
ha vencido a la muerte.

COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO


6
· Hacer de nuestra fe un principio de vida y no sólo un conocimiento
doctrinal y ocasional.

· Descubrir el espíritu de los mandamientos de Jesús y no conformarse


con el cumplimiento de leyes.

· Interesarnos más por nuestro crecimiento espiritual y no sólo con


pedir por los bienes materiales que necesitamos.

· Procurar hacer el bien a los más necesitados compartiendo nuestra


vida y no sólo buscar egoístamente el bien personal.

· Hacer de nuestra familia un lugar de convivencia y no un espacio de


relaciones frías e indiferentes.

· Poner nuestra esperanza en la vida eterna y no dejarnos cautivar por


los bienes de la tierra.

ORACIÓN:
Bendito eres, Señor Dios,
por el amanecer de un nuevo día.
Te alabo por el don de la vida que me has dado
y que hoy uno a la de Jesús quien por nuestra salvación
y por infinito amor, murió en la cruz.

Te pido por la vida de todos mis hermanos,


especialmente por los que hoy están en peligro
de caer en tantas formas de muerte.
Reconozco Señor que solo tu eres dueño
y tienes derecho absoluto sobre la vida y la muerte,
que solo quieres nuestro bien ahora y en la eternidad.

Te pido también por aquellos que se proponen cegar una vida


ya sea en sus entrañas o en cualquier lugar o por cualquier razón.
Te ofrezco hoy mi vida, para propiciar el reinado de los Corazones de Jesús
y de María, reino de amor, justicia y felicidad.
Que tu reino de vida venza a la cultura de la muerte.
Amén.

33 DOMINGO ORDINARIO Ciclo C: Lc 21, 5-19


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Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a tu palabra.
Que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas,
despierta mi alma y mi inteligencia
para que tu palabra penetre en mi corazón
y pueda yo saborearla y comprenderla.
Dame una gran fe en ti
para que tus palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen
hacia ti por el camino de la justicia y de la verdad.
Habla señor que yo te escucho y deseo
poner en práctica tu doctrina, por que tus palabras
son para mí, vida, gozo, paz y felicidad.
Háblame Señor tu eres mi Señor y mi maestro
y no escucharé a nadie sino a ti. Amén.

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del


templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo:
"Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que
están admirando; todo será destruido".
Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la
señal de que ya está a punto de suceder?" Él les respondió: "Cuídense de
que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y
dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el
pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin". Luego
les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro.
En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y
aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles. Pero antes de todo
esto los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la
cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía.
Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque
yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún
adversario de ustedes. Los traicionarán hasta sus propios padres,
hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los
odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.
Si se mantienen firmes, conseguirán la vida".

Repasar el texto leído


8
¿Qué admira la gente del templo y qué les dijo Jesús? vv.5-6
¿Qué le preguntaron? v.7
¿Qué respondió Jesús a la pregunta? v.8
¿Qué se debe hacer cuando se oiga hablar de guerras? v.9
¿Qué desgracias vendrán? vv.10-11
¿Qué padecerán los discípulos y para qué? vv.12-13
¿Por qué no deben preparar su defensa de ante mano? vv.14-15
¿Qué sucederá en las familias y con los amigos? vv.16-17
¿Quién se salvará? v.19

Explicación del texto.


Este texto se encuentra en la gran sección del evangelio de san Lucas que
se titula “el ministerio de Jesús en Jerusalén” (19,29-21,38). En
comparación con Marcos y Mateo, no se pone tanto énfasis en el día final o
en la parusía que es la segunda venida de Jesús.

En San Lucas aparece Jesús tomando posesión de Jerusalén, especialmente


del templo, y purificándolo a fin de que se convierta en lugar adecuado para
su ministerio. Sus opositores son los escribas y los sacerdotes.

San Lucas desarrolla gradualmente la noción de teológica de que la ciudad


física y el templo material ya no son lugares sagrados de la presencia de
Dios; Jesús mismo ha asumido esta prerrogativa y este honor en su propia
persona. Él es el nuevo templo de Dios.

En este texto Lucas insiste en que los cristianos no deben esperar que se
les dé una fecha cercana y definida de la parusía. A pesar de la caída de
Jerusalén y de la destrucción del templo en el año 70 d. C., a pesar incluso
de las persecuciones contemporáneas, deben seguir esperando hasta que
“el tiempo de las naciones esté cumplido”, más allá de las crisis
internacionales.

Los cristianos deben ajustarse a una larga etapa de espera y persecución.


Al hacerlo así están siguiendo el camino doloroso de la cruz que Jesús
mismo había emprendido para llegar a la gloria.

Lucas utiliza el término kairos para hablar del tiempo en que sucederán
todos estos signos, es un momento determinado exactamente por Dios para
la historia de salvación, pero no es necesariamente la parusía. Hay
expresiones bíblicas convencionales para designar grandes catástrofes, pero
han de entenderse en sentido simbólico.
MEDITACIÓN DEL TEXTO
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La magnificencia del templo de Jerusalén también nos hubiera
impresionado seguramente, una construcción nada ordinaria, pues era el
centro no sólo del culto, sino el referente de toda la vida de un pueblo.
Lo mismo que hoy también vemos a mucha gente, especialmente
turistas, impresionarse de los hermosos templos católicos. Pero qué
pobreza cuando se queda solamente en admiración, un sentimiento
impresionante por el ingenio y el espíritu humano, pero no trasciende
hacia la esfera de lo teológico sobrenatural.

Jesús habla de la destrucción del templo de Jerusalén, algo que parecía


inconcebible a sus oyentes, y que se hizo realidad en el año 70 por parte
de los romanos. Pero Jesús va más allá del sólo anuncio de la
destrucción, sigue la tradición profética, que cuando se anuncia el
abandono del templo de Dios y su destrucción, son la consecuencia de la
ruptura de la alianza por parte del pueblo. Cuando el pueblo ya no
camina por los caminos del Señor y cuando se ha olvidado de él,
entonces ya no lo necesita.

Jesús anuncia la destrucción del templo material porque Israel no le ha


aceptado como nuevo templo, enviado para establecer la nueva alianza
entre Dios y los hombres. Jesús es la presencia viva de Dios en medio de su
pueblo, pero no se le reconoce. Sin embargo, muchos otros se presentan
como mesías y como salvadores de todo mundo, y a ellos sí les hacen caso .

En un tiempo como el nuestro, con una moral y una cultura decadente,


añadiendo tantas desgracias humanas y naturales, se torna en un tiempo
difícil, y se antoja pensar en el fin del mundo. Pero para nosotros los
cristianos, aunque los tiempos sean difíciles, no caemos en la
desesperanza, confiamos en la presencia de Jesús que nos acompaña y
no nos dejará solos.

Del desinterés y la indiferencia del mundo ante Dios, surge también la


persecución contra los cristianos. Antes de que llegue el final, los discípulos
de Jesús deben estar dispuestos a vivir la persecución, basta con que
miremos hoy hacia Egipto, Siria, la India, etc., donde se pretende acabar
con la fe en Jesús como ha sucedido a la largo de la historia de la Iglesia.
Jesús lo advirtió, que serían acusados de herejía en las sinagogas y de
traición ante los tribunales civiles. Pero la defensa viene de Dios, del don de
la sabiduría, de la inspiración del Espíritu Santo de Dios.

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La futura resurrección de entre los muertos sostiene a los mártires. A
través de las persecuciones y sufrimientos la Iglesia se une al camino
que llevó a Jesús a la gloria. Suceda lo que suceda no tememos porque
nuestra roca es Jesús el Templo vivo de Dios .

COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO


· Acudir al templo como lugar consagrado y propicio para el encuentro con
Dios.
· Vivir con tal dignidad que seamos templos vivos de la presencia de Dios.
· Experimentar nuestra historia personal y comunitaria como una historia de
salvación.
· No darle importancia a quienes anuncian la inminente destrucción del
mundo.
· Reconocer que la vida cristiana tiene sus riesgos y rechazos que se deben
enfrentar con valentía y confianza en Jesús.
· Anunciar el Evangelio a quienes viven en un mundo sin trascendencia de
lo divino.

ORACIÓN:
Señor, quiero darte gracias por todo aquello que he recibido de ti. Gracias
por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor
por lo que fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco todo cuanto he
hecho: el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir. Te presento las personas que a lo largo de
este tiempo amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más
cercanos a mí y los que están más lejos, los que me dieron la mano y
aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el
dolor y la alegría.
Pero también, Señor, hoy quiero pedir perdón por el tiempo perdido, por el
dinero malgastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por
las obras vacías, y el trabajo mal hecho, por vivir sin entusiasmo. Por la
oración que fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos
mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.

Talleres de lectio divina


Parroquia de san Pedro y san Pablo 2022
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JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO CICLO C: Lc 23,35-43
 
Ven, Espíritu Dios Creador,
y visita el hogar de tus fieles,
haz un templo de gracia su pecho
con el don de tu santa presencia.
 
Tú, el amor que consuela a los hijos
como eterno regalo del Padre,
Caridad, Fuente viva de gracia
Llama eterna de amor verdadero.
 
Ilumine tu luz nuestros ojos,
y tu amor se derrame en el alma,
tu poder nos sostenga en la lucha
y renueve las fuerzas cansadas.
 
Ilumine tu luz nuestros ojos
y tu amor se derrame en el alma,
sé la mano que venza en sus luchas,
el sendero que guíe sus pasos.
 
Haz que triunfen sus hijos al mal
y que reine la paz en sus almas,
fortalece la fe del creyente
que ha nacido a la vida divina.
 
Demos gloria por siempre a Dios Padre
y a Jesús triunfador de la muerte
y al Espíritu, vida del alma,
alabanza y honor para siempre. Amén.
Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas,
diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de
Dios, el elegido”. También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a
él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti
mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo,
que decía: “Éste es el rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados
insultaba a Jesús, diciéndole: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a
nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios,
estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo
que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor,
cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te
aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

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Repasar el texto leído:
¿Qué decían las autoridades cuando veían a Jesús en la cruz? v.35
¿Qué hacían los soldados y qué le decían? vv.36-37
¿Qué decía el letrero que estaba sobre la cruz? v.38
¿Qué decía el malhechor que lo insultaba? v.39
¿Qué decía el otro de los malhechores? vv.40-41
¿Qué pidió a Jesús el segundo de los malhechores? v.42
¿Qué respondió Jesús a su la petición? v.43

Explicación del texto


Este texto de san Lucas también lo encontramos en los evangelios de San
Marcos (15,29-32) y san Mateo (27,39-43). Pero a diferencia de ellos, san
Lucas ha sabido ponerle a esta escena de humillación y sufrimiento del
Calvario, un toque de humanidad.
La muchedumbre que lo rodea es más curiosa que hostil, lo siguen muchos
que se lamentan (v.27), el pueblo lo mira y las autoridades lo ofenden pero
de palabra (v.35), los mismos soldados lo ofenden dándole un vino
avinagrado y lo insultan también de palabra (v.36). Finalmente toda la
gente que fue testigo del espectáculo de su muerte se volvieron
golpeándose el pecho, se arrepienten (v.38).

En este texto Jesús no pronuncia las palabras de aparente desesperación:


"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"; sigue ejerciendo
hasta el final su ministerio de perdón: "Padre, perdónales, porque no saben
lo que hacen".  Y expira poniendo su espíritu en las manos del Padre (v.46).

El mal ladrón interpela a Jesús como "Cristo" (v.39), el buen ladrón lo


reconoce como "Rey" (v.42). Son los dos títulos, religioso y político, en
torno a los cuales ha girado todo el proceso de Jesús, ante los judíos
primeramente, y ante Pilato después. El Reino de Jesús no sólo se espera,
ya se vive desde ahora, Jesús lo hace presente, por eso cuando le dice el
ladrón que se acuerde de él cuando esté en su reino, le responde: " hoy
mismo estarás conmigo en el Paraíso".
San Lucas reflejando a su comunidad, nos señala en este texto la apertura
de los gentiles al mensaje de Jesús: Pilato declara tres veces que Jesús es
inocente, y sólo lo entrega a la muerte por debilidad ante los líderes de los
judíos. Después, cuando Jesús muere, un oficial romano alaba a Dios.
Muestra detalles de la compasión y el perdón de Jesús, aún en su dolor: al
llevar su cruz, se preocupa por las mujeres que lo siguen; disculpa ante el

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Padre a quienes lo  crucifican y pide que los perdone, y promete al ladrón que
estará con él en el paraíso.

San Lucas presenta a Jesús rodeado de gente, a diferencia de San Marcos, que
enfatiza el abandono de Jesús en su pasión, Lucas habla de la gente que está
con él: mujeres, una muchedumbre, el buen ladrón, el centurión. Esto indica
la amplitud de la Iglesia en el futuro, además presenta a Jesús entregando su
espíritu al Padre, con plena confianza en sus designios insondables.
 
MEDITACIÓN DEL TEXTO
En este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey del universo, con la cual
concluye el año litúrgico. Decimos que esta fiesta tiene un sentido
escatológico, pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo, centro
de toda la historia universal, es el alfa y el omega, el principio y el fin.
Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio.
Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la
tierra a partir de su venida al mundo hace más de dos mil años, pero Cristo
reinará definitivamente sobre todos los hombres cuando vuelva al mundo con
toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía (su segunda venida con
toda su gloria y poder). Nos situamos dentro del contexto de la crucifixión de
Jesús, porque el trono del Reino de Cristo es la Cruz.

El mensaje central es el amor de Cristo, que pide al Padre el perdón de los que
le crucifican y que ofrece su Reino al ladrón arrepentido. Pero cada hombre
reacciona de manera diferente ante este amor: unos permanecen en la
curiosidad (el pueblo), otros se burlan (los jefes), otros le desprecian (los
soldados), otros le injurian (el ladrón malo), otros se arrepienten de su pasado
(el buen ladrón). Jesús ha venido para todos, el Evangelio se ofrece a todos,
muestra su preocupación  por los ignorantes y los  condenados a muerte, es
un Evangelio de la misericordia.

Como Jesús llegó hasta el final de su ministerio, hasta la cruz, guardando la


fidelidad al Padre, del mismo modo a los que han permanecido fieles -en este
caso puede entenderse el buen ladrón-, Jesús les hará el honor de dejarles
pasear con Él en el Paraíso. En el buen ladrón se nos comunica esta
bienaventuranza: ¡Dichosos los que sean encontrados dignos de pasear con
Jesús por los jardines del Paraíso!
San Lucas nos presenta un mensaje esperanzador, de misericordia: siempre
hay oportunidad para el arrepentimiento y para el perdón; para el cambio de
vida y la vuelta confiada del corazón a la misericordia salvífica de Dios. Cuando
el hombre, aún el más pecador, se vuelve a Cristo, encuentra en Él una fuente
inagotable de salvación.
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Porque las puertas del Paraíso, abiertas por Cristo, no se cierran para nadie, ni
siquiera para un malhechor, allí reinaremos con Él, gozaremos de su presencia
y lo veremos  cara a cara, tal cual es.

Recordemos lo que dice san Agustín: "con el corazón se cree para la justicia y
con la boca se hace la profesión que aporta la salvación (Rm 10, 10). Tal fue
hallado aquel ladrón que pendía en la cruz con el Señor y reconoció que era el
Señor, precisamente en la cruz. Le dijo: Acuérdate de mí, Señor, cuando estés
en tu reino. Esperaba su salvación para el futuro y estaba contento de recibirla
tras un largo plazo de tiempo.

La esperaba para largo, pero el día no se hizo esperar. Él dijo: Acuérdate de


mí, cuando llegues a tu reino, a lo que el Señor respondió: En verdad te digo
que hoy estarás conmigo en el Paraíso. El Paraíso tiene árboles de felicidad:
hoy estás conmigo en el madero de la cruz, hoy estarás conmigo en el árbol
de la salvación".

Recordemos que la salvación está cerca, al alcance de todos, dejemos reinar a


Jesús en nuestro corazón y reinará hoy en nuestro mundo, y eternamente
después en la gloria.
 
COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
~Participar en la misa dominical para aumentar nuestra fe en Cristo Rey del
universo
~Al llegar al final del año litúrgico hacer un buen examen de conciencia y
confesarse
~Manifestar nuestra fe haciendo una obra de caridad, pues la fe se manifiesta
en las obras
~Animar a quienes viven sin entusiasmo compartiendo nuestra esperanza en
la resurrección
~Consagrar nuestras familias a Jesucristo Rey del universo
 
ORACIÓN

Oh Cristo Jesús! ¡Yo te reconozco por hacer triunfar, en cuanto pueda,


por Rey universal! Todo cuanto los derechos de Dios y de tu iglesia.
existe, de ti ha recibido el ser. Te ofrezco, ¡oh Cristo Rey! mis
Ejerce sobre mí todos tus derechos, pobres acciones para alcanzar que
renuevo las promesas de mi todos los corazones reconozcan tu
bautismo. amorosísimo reinado, y que de este
Renuncio a Satanás, a sus modo se establezca en el mundo el
seducciones y a sus obras, y te reino de tu paz. ¡Viva Cristo Rey de
ofrezco vivir como buen cristiano. la paz en mi corazón, en mi casa, en
Me esforzaré muy particularmente, mi patria y en todo el mundo! Amén.
15
1er. DOMINGO DE ADVIENTO CICLO A: Mt 24,37-44
Señor, Dios, Espíritu Santo. reflexión para cambiar mi
Te invoco con humildad, abre mi esterilidad.
vida a tu acción y mi debilidad a tu Tú que posaste sobre Jesús en su
transformante fuerza, con la Palabra Bautismo, quédate en mi para
Santa de Jesús. comprender la belleza de mi
Tú que engendraste a Cristo en el vocación de hijo de Dios.
seno de María, hazlo carne en mi Tú que condujiste al desierto a
propia vida, para empezar una Jesús, a la soledad con Dios,
nueva existencia personal. conduce mi oración para sacar
Tú que cubriste con tu sombra la abundantes frutos de salvación.
virginidad de la Doncella de Nazaret, Amén.
cúbreme con tu presencia en esta

"En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del
hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y
bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos
lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando
venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo
llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la
llevarán y a otra la dejarán. Por tanto estén velando, porque no saben qué día
vendrá su Señor. Comprendan que si supiera el dueño de la casa a qué hora
de la noche vendrá el ladrón, estaría vigilando y no dejaría abrir un boquete
en su casa. Por eso, estén también ustedes preparados, porque a la hora en
que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.
Repasar el texto leído:
¿Cómo será la venida del Hijo del hombre? v.37
¿Qué hacían los hombres en los días de Noé? v.38
¿Cuándo se dieron cuenta de los acontecimientos terribles? v.39
¿Qué pasará con los hombres y mujeres? vv.40-41
¿Por qué hay que velar? v.42
¿Qué pasa con el hombre que sabe que puede venir el ladrón? v.43
¿Cuándo vendrá el Hijo del hombre? v.44

Explicación del texto


Este relato es parte del discurso escatológico de Jesús (24,1-25,46). El
tema es con respecto a la parusía del Hijo del hombre (segunda venida) y el
fin del mundo (escatología). El discurso se refiere simultáneamente a la
caída de Jerusalén y al final escatológico. En la mentalidad del AT y del NT,
16
historia y escatología se entremezclan que resulta extraño al pensamiento
de hoy y no se comprende tan fácilmente.
Para la mentalidad judía acontecimientos históricos concretos se consideran
juicios de Dios y son descritos en términos escatológicos, por ejemplo la
caída en el 587 a. C. por Nabucodonosor rey de Babilonia; la caída de los
reinos asirio y babilónico, la caída de Edom o la tierra de Tiro.

El objeto del discurso es la realidad del acontecimiento escatológico, no su


fecha, no importa cuando sucederán los hechos sino que sucederán. La
intención es inculcar que el hombre vive en la historia sometido a un juicio
escatológico, que es un juicio definitivo. En los acontecimientos concretos,
tales como la caída de Jerusalén sirven para recordar al pueblo su destino
final, es preciso esperar el juicio con vigilancia incansable.

En el día de la venida de Jesús como en los días de Noé, los hombres se


hallarán ocupados en sus quehaceres seculares. El pecado consiste en no
prestar atención a los signos históricos, no se debe olvidar la segunda
venida por estar sólo en los asuntos personales. Los hombres
aparentemente iguales en el exterior, serán reconocidos interiormente por
Dios que conoce los corazones, serán tomados aquellos que están
dispuestos y vigilantes como se les había indicado.

MEDITACIÓN DEL TEXTO


Con el primer domingo de Adviento comienza un nuevo año litúrgico. El
Evangelio que nos acompañará en el curso de este año, ciclo A, es el de
San Mateo. La Iglesia acoge la ocasión de estos momentos fuertes, de
paso, de un año al otro, de una estación a otra, para invitarnos a
detenernos un instante, a observar nuestro rumbo, a plantearnos las
preguntas que cuentan: «¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y ¿A dónde
vamos?».

El primer domingo de adviento, nos hace dirigir la mirada no a la primera


venida de Jesús, sino a la segunda. Nos invita para que estemos preparados
para el encuentro del Señor que se acerca; hay que hacerlo acompañado de
las buenas obras.

El Señor volverá, esto es una certeza que nace de las palabras mismas de
Cristo en el Evangelio. Sin embargo, no conocemos ni la hora ni el día de su
llegada, por eso la actitud propia del cristiano es la de una amorosa
vigilancia. Más aún, ante el Señor que se avecina hay que salir a su
encuentro llenos de entusiasmo, hay que despertarse del sueño del pecado
17
y de la indiferencia y ver que el tiempo de hoy es tiempo de gracia, de
salvación.

Así como al amanecer todo se despierta y se llena de nueva esperanza, así


la vida del cristiano es un continuo renacer a una nueva vida en la luz. La
visión del profeta Isaías resume espléndidamente la actitud propia para
este adviento: estamos invitados a salir al encuentro del Señor que nos
instruye en sus caminos. Salir a su encuentro iluminados por la luz que
irradia el amor de Dios por cada uno de nosotros los hombres.

Jesús vendrá en majestad. Tenemos una cita con el Señor. Este es el


anuncio de la Palabra de Dios y del adviento. Vendrá, hay un final, vendrá a
juzgar a vivos y a muertos. La mejor manera de ensayar este encuentro es
prepararlo, es dejar que Dios entre en el caos de nuestra vida y dejar que
ponga orden y vivir la esperanza de la salvación definitiva.

COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO


- Vivir el tiempo de Adviento como un tiempo de renovación y crecimiento
humano y espiritual.
- Fortalecer nuestra esperanza en el destino último del hombre, que será el
encuentro con Jesús el Señor de la vida.
- Hacer una confesión general para recibir dignamente el Cuerpo de Cristo
en la Eucaristía.
- Participar en algún retiro espiritual que nos ayude a un reencuentro de
amor con Jesús para conocer mejor el camino de la salvación.
- Hacer una evaluación sincera de nuestra vida para plantearnos nuevos
propósitos.
- Vivir y compartir en la familia y la comunidad la alegría que da la
esperanza de la salvación.

ORACIÓN
Verbo que del cielo bajas, como juez de nuestros hechos,
Luz del Padre que, naciendo, castigues el mal oculto y corones a
socorres al mundo mísero los buenos.
con el correr de los tiempos: Que la maldad no nos lance por
Ilumina el corazón, quema de amor nuestras culpas al fuego, mas
nuestro pecho, y borren tus felices moradores nos veamos en
enseñanzas tantos deslices y tu reino.
yerros, A Dios Padre y a su Hijo gloria y
para que, cuando regreses honor tributemos, y al Espíritu
18
Paráclito, por los siglos sempiternos. Amén.

2º DOMINGO DE ADVIENTO CICLO A: Mt 3,1-12

Espíritu Santo, quiero vivir con sinceridad y entrega este adviento bajo tu
divina acción.
Te entrego mi entendimiento para que lo vivifiques con tu radiante luz, te
ofrezco mi voluntad para que la entusiasmes con el fuego de tu transformante
caridad.
Bajo tu amorosa protección pongo todas mis potencias y sentidos para que los
guíes y gobiernes como a ti más te plazca.
Auxíliame en los momentos de prueba y debilidad. Ahuyenta de mi vida el
pecado, toda clase de perversión y de mal. Cólmame de tu gracia, de tu
consuelo y de tu paz.
Hazme fiel a tus divinas inspiraciones en este adviento, Santo Espíritu. Amén.
En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea,
diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. Juan es
aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el
desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos. Juan usaba una
túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de
saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de
toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los
bautizaba en el río. Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los
bautizara, le dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al
castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan
ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que
hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está
puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no de fruto, será cortado y
arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han
convertido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni
siquiera soy digno de quietarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo
y fuego. Él tiene el bieldo en su mano para separar el trigo de la paja. Guardará
el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue.

Repasar el texto leído:


¿En qué lugar apareció Juan el Bautista? v.1
¿Cuál era su predicación? v.2
¿Qué decía el Profeta Isaías de él? v.3
¿Cómo se vestía Juan el Bautista y qué comía? v.4
¿Para qué bautizaba? v.6
¿Qué dijo a los fariseos y a los saduceos? v.7
¿Qué exige a los fariseos y saduceos? vv.8-9
19
¿Qué pasará con todo árbol que no de fruto? v.10
¿Cómo bautizará el que viene detrás de Juan el Bautista? v.11
¿Qué sucederá con el trigo y la paja? v.12
Explicación del texto
Juan el Bautista aparece en el desierto predicando la conversión como
condición para recibir el “Reino de los cielos” que está ya cerca. Juan procede
de un ambiente sacerdotal estenio y se le conoce en fuentes extrabíblicas
como en el historiador judío Flavio Josefo. Su presentación en el desierto y la
forma de vestir es la de un profeta.

Juan es identificado con aquella voz que clama en el desierto según profetiza
Isaías 40,3 en el libro de las consolaciones. Isaías habla en su profecía del
final del destierro en Babilonia, la esclavitud del pueblo ha concluido, anuncia
un nuevo éxodo, el camino de regreso a la tierra de Israel, la tierra de la
libertad donde Dios habita.

Juan el Bautista y Jesús eran considerados por los primeros cristianos como
figuras relacionadas entre sí por su predicación profética, seriedad religiosa,
práctica del bautismo y expectación escatológica.

Juan es identificado con el mismo profeta Elías, quien en la mentalidad judía


debía ser el precursor del Mesías. Juan anuncia el arrepentimiento “metanoia”
que tiene la connotación de un cambio de mentalidad, del hebreo “shub” que
significa volver, apartarse del pecado y dirigirse hacia Dios.

MEDITACIÓN DEL TEXTO


En este texto San Mateo dirige nuestra mirada al “desierto”, recordando el
éxodo del pueblo de Israel que caminó cuarenta años hacia la libertad dejando
atrás la esclavitud de Egipto. El desierto designa todo lugar solitario, no
necesariamente lleno de arena. Pero Mateo le da un sentido más bíblico y
espiritual que geográfico. Dios llamó a su pueblo al desierto para hablarle al
corazón como dice Oseas y para probarlo en la fidelidad. El desierto es el lugar
de la prueba y de la confianza, es el lugar donde se experimenta la cercanía de
Dios con su Pueblo que en la hora de la necesidad está atento para ayudarle.

La llamada de Juan el bautista es: “Preparen el camino del Señor, enderecen


sus senderos”. El Señor viene, y para recibirlo es necesario preparar el camino
enderezando lo que esté torcido. Aquí está la llamada a la conversión, que no
es mero cambio de mentalidad, aunque esto es el comienzo, es reestablecer la
alianza, el pacto que Yahvé había hecho con el pueblo donde cada uno de los
hijos de Israel se comprometieron a escuchar y cumplir su Palabra y así serían
el pueblo de Dios. La vuelta del hombre a Dios es posible porque Dios
permanece fiel a esa alianza. No se trata aquí de que el hombre vuelva sobre
20
sus faltas o remordimientos y se quede en ellas, sino más bien que sabiéndose
pecador vuelva a experimentar el amor del Dios fiel que espera con los brazos
abiertos al hijo que se alejó para invitarlo a vivir en un ambiente familiar.
El reino de los cielos está cerca, ya ha llegado para nosotros los cristianos, es la
presencia de Cristo que se hace hombre y vive entre los hombres. Quiere establecer su
reino en los corazones convertidos que vivan en la justicia, en la verdad y en la caridad. Y
así quiere constituir su reino en nuestro mundo.
Raza de víboras llama Juan el Bautista a quienes se oponen a su bautismo de
arrepentimiento. A quienes no eligen la vida que está apunto de manifestarse en Jesús,
sino que quieren establecer sus propias reglas, basadas en meras leyes humanas sin
referencia a Dios. Los frutos que Juan pide no son sólo de buenas obras, sino una
orientación nueva de vida que dé seriedad al bautismo que desean recibir. De lo contrario
su bautismo será sólo un cumplimiento religioso con una falsa demostración de
arrepentimiento.

Juan no exige sentimientos interiores ni prácticas externas, sino obras y actos que
comprometan la vida del hombre entero. No se deben tener falsas confianzas en el hecho
de pertenecer al pueblo de Abraham o ser bautizados, es necesario un compromiso
personal coherente con lo que se dice creer.
En este tiempo de adviento es tiempo propicio para volver al desierto del encuentro y la
confianza en Dios, tiempo para caminar hacia la libertad que Cristo nos ofrece. Nuestro
mundo necesita corazones convertidos, que construyan el Reino de Jesús en la tierra. ¿Y
nosotros ya estamos enderezando el camino de nuestra vida?
COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
· Buscar un momento de oración en intimidad con el Señor y dejar que su Palabra entre
en nuestro corazón.
· Leer la Palabra de Dios en familia que nos ayude a enderezar los caminos.
· Tú y tu grupo o comunidad lleven el mensaje de la Palabra de Dios a alguna persona
enferma o necesitada de oír una buena noticia.
· Reflexionar qué acciones concretas podemos realizar para cambiar el ambiente de
inseguridad que estamos viviendo.
· Buscar la reconciliación con Dios participando en los sacramentos de la confesión y la
eucaristía.
ORACIÓN para que, cuando regreses
Verbo que del cielo bajas, como juez de nuestros hechos,
Luz del Padre que, naciendo, castigues el mal oculto
socorres al mundo mísero y corones a los buenos.
con el correr de los tiempos: Que la maldad no nos lance
Ilumina el corazón, por nuestras culpas al fuego,
quema de amor nuestro pecho, mas felices moradores
y borren tus enseñanzas nos veamos en tu reino.
tantos deslices y yerros, A Dios Padre y a su Hijo
21
gloria y honor tributemos, por los siglos sempiternos. Amén
y al Espíritu Paráclito,

3º DOMINGO DE ADVIENTO Ciclo A: Mt 11,2-11

Divino Espíritu Santo,


ilumínanos con tu luz
para descubrir la presencia
del Mesías entre nosotros,
y así seamos testigos de la Luz
que viene a iluminar las tinieblas
del mundo y de nuestro corazón.
Así enderezaremos nuestro sendero
para encontrarnos con el Mesías
que viene a salvarnos,
y desde nuestra pequeñez
dejarnos salvar por Él. Amén.

En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, habiendo oído hablar de las


obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: “¿Eres tú el
que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús le respondió: “Vayan a
contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan,
los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan
y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta
defraudado por mí”. Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a
la gente acerca de Juan: “¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña
sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre
lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los
palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a
uno que es todavía más que un profeta. Porque de él está escrito: He aquí que
yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino.
Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más
grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los
cielos, es todavía más grande que él”. Palabra del Señor.

Repasar el texto leído


¿Dónde se encontraba Juan el Bautista? v.2
¿Qué preguntaron a Jesús los discípulos enviados por Juan? v.3
¿Qué respondió Jesús a los enviados de Juan? vv.4-6
¿Qué hizo Jesús cuando se marcharon los discípulos de Juan? v.7a
¿Qué preguntas hizo Jesús a sus oyentes? vv.7b-8
¿Quién es Juan el Bautista para Jesús? v.9
22
¿Qué estaba escrito de Juan en las Escrituras? v.10
¿Quién es mayor que Juan? v.11
Explicación del texto
La pregunta que hace Juan el Bautista por medio de sus discípulos a
Jesús nos desconcierta. Pareciera que no sabe a ciencia cierta si Jesús es
el Mesías o no, y que necesita que se lo diga claramente.

Las relaciones entre Juan Bautista y sus discípulos y entre Jesús y los
suyos, resultan un tanto inciertas en las tradiciones primitivas. Los
versículos del 2-6 son un debate de escuela, probablemente de origen
pospascual, sobre la naturaleza de la misión de Jesús, desarrollado entre
los discípulos del Bautista y los cristianos.

Con la escasa información que tenemos sobre la persona de Juan,


podemos suponer que el énfasis en el juicio escatológico que ponía en su
predicación no apareció en la predicación de Jesús y que esto le causó
gran asombro. El mesianismo y el escatologismo de Juan fueron
corregidos por la proclamación de Jesús.

Juan sabe de las obras de Jesús, lo que dirige la discusión del debate a
preguntarse sobre cuál es la naturaleza de su mesianismo. ¿Sería Jesús
un mensajero divino como Elías?

En la narración de una serie de milagros realizados en presencia de los


discípulos de Juan, son tomados algunos de la cita de Is 29,18-19; 35,5-
6; 61,1. Esta respuesta de Jesús, si bien nos es una afirmación formal de
mesianidad, alude a unos fenómenos que en el Antiguo Testamento y en
el judaísmo se tenían como característicos de la era mesiánica.

Más importante es el hecho de que las citas establecen el tipo de


mesianidad que Jesús deja entrever a los que saben mirar. La
mesianidad de Jesús no consiste en el juicio escatológico de ira, ni en la
instauración de un imperio mesiánico sobre todos los reinos de la tierra,
ni en una guerra de exterminio contra todos los enemigos del pueblo
elegido. Su mesianidad consiste en curar enfermos y repartir
bendiciones.

En los versículos del 7-10 presentan en testimonio de Jesús a favor de


Juan Bautista: es mucho más que un profeta; es el mensajero de Dios y
el más grande entre los seres humanos, aunque no explica el porqué. Así

23
aunque deja claro Jesús que él es el Mesías, reconoce la importancia de
Juan en la obra salvadora.

MEDITACIÓN DEL TEXTO


Juan el Bautista es el precursor o heraldo, el mensajero que trae buenas
noticias. No es ni el Cristo, ni Elías, ni el Profeta como pensaban los
judíos. Los tres títulos tienen significado mesiánico. Los judíos decían que
Elías era una figura mesiánica, no como el precursor del Mesías sino
como el precursor de Dios. Juan Bautista identificado con Elías era tenido
como el Mesías, cosa que aclara este evangelio escrito por San Mateo .
Juan al oír hablar de las obras realizadas por Jesús, envía desde la cárcel
a sus discípulos para que pregunten directamente a Jesús, si es o no el
Mesías. Esta iniciativa de Juan concuerda con el reconocimiento de la
superioridad de Jesús manifestado en el bautismo. Juan no es un
predicador oportunista, ni un lujoso cortesano. Juan es un profeta, es el
precursor del Mesías; es Elías el que tenía que preparar el camino. Sin
embargo, a pesar de ser el más grande entre los nacidos de mujer, los
que han entrado en el reino a través del seguimiento de Jesús son más
que él.
Juan el Bautista es modelo de verdadera identidad, es un testigo
eminente de Jesús. Él mismo se reconoce como testigo excepcional al
presentarse realizando en su persona la predicación de Isaías: voz del
que clama en el desierto… Él encarna en su vida el mensaje de salvación,
no sólo la escucha la Palabra sino que se deja mover por ella, actúa
conforme a ella. Así reconoce su papel preparatorio para que el Mesías
sea acogido.
Para nosotros los cristianos nos queda claro quién es Jesús, es el Hijo de
Dios, nuestro Salvador. Pero es necesario reconocer que aunque muchos
han oído hablar de él no creen en él, sigue siendo un completo
desconocido. No basta con saber que existe, es necesario acogerlo en el
corazón, no poner ningún otro ídolo que sustituya el lugar que le
corresponde en nuestra vida. Estamos llamados a ser imitadores de Juan
Bautista en el celo misionero para que Jesús llegue a todos los corazones
y los transforme.
¿Hemos reconocido a Jesús que está en medio de nosotros, en cada hombre
o mujer que vive a nuestro lado? ¿Vivimos en la certeza de que Jesús es la
luz verdadera que nos muestra el camino que lleva a Dios? ¿Hemos
24
asumido la tarea que tenemos como cristianos de ser testigos de Jesús, al
igual que el Bautista? ¿Cómo hemos anunciado a las gentes que Jesús ya
está entre nosotros?
COMPROMISO PERSONAL Y COMUNITARIO
· Vivir el tiempo de adviento como tiempo de conversión, asumiendo
actitudes de verdadera fe cristiana.

· Asumir nuestro compromiso cristiano de ser testigos de Cristo anunciando


la Buena Noticia de su presencia entre nosotros.

· Cultivar la virtud de la humildad reconociendo lo que somos tomando el


lugar que nos corresponde y siendo responsables con nuestra misión
personal.

· Mirar la necesidad que nuestro mundo tiene de Dios, para que


colaboremos en darlo a conocer.

· Leer la Palabra de Dios que es la Luz de Cristo para que ilumine nuestra
vida.

· Que la fiesta de la Navidad sea un tiempo de conversión para que las


obras que Jesús se realicen en nosotros.

ORACIÓN
Dios nuestro,
que has querido anunciar
la llegada de tu Hijo al mundo
por medio de la predicación de Juan el Bautista;
concédenos vivir de tal modo,
que nuestras palabras y obras
anuncien la grandeza de tu amor,
que en tu Hijo querido nos ha redimido.
Enséñanos el camino que conduce hacia Ti,
y danos la gracia de tu Espíritu,
para que junto con María,
nos preparemos a recibir a Cristo
en nuestras vidas. Amén.

Talleres de lectio divina


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Parroquia de san Pedro y san Pablo 2022

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