Está en la página 1de 36

Miércoles – 2da S. de Pascua.

Año Impar Ciclo B (Hec 5, 17-26; Jn 3, 16-21)

INVOCACION DEL ESPIRITU SANTO

✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención
de consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi
mente y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar,
sorprender, seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino
hacia la Gloria.

✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.

Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú
estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo
pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu.
Amén

✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del
Padre. Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus
pequeños; hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la
intimidad de Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que
conversabas con Juan; recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce
en el Cenáculo..., lleno de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable
todavía de él y me enseñe a hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y
el resplandor de la llama (G. CANOVAI, Suscipe Domine).
“JESÚS: ALÉJAME DE MÍ Y ACÉRCAME TU LUZ”
 «Jerusalén. Nicodemo, miembro de los fariseos habla con Jesús»

 «Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo


único para que todo el que crea en Él no perezca, y tenga vida eterna».
 «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo
por medio de Él. Todo el que obra mal detesta la luz y la rehúye».
 «Sin embargo, el que actúa conforme a la verdad se acerca a la luz
para que se vea que todo lo que Él hace está inspirado por Dios».

1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. Sal 17, 50; 21, 23

Te daré gracias entre las naciones, Señor; contaré tu fama a mis hermanos. Aleluya.

Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado

Misa de Feria: Miércoles de la II semana de Pascua, feria. 14 de Abril 2021


• La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con nosotros.

✞ ✞ ✞ Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)


• Señor y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que estas junto a mí,
que me oyes, y es por eso que quiero hablarte desde lo más profundo de mi corazón; te
pido la gracia de hacer de este rato de oración, un momento de intimidad gozosa con tu
corazón misericordioso.
• Señor Jesús, quiero, al comenzar mi oración, ponerme ante Ti con un corazón lleno de
fe, esperanza y caridad. Tanto me has amado que has entregado a tu Hijo Único,
Jesucristo, para que tenga vida eterna. Que aprenda yo de Él a amar sin reservas, tanto
a Tí como a los demás.

✞ ✞ ✞ Introducción por el Celebrante.

No condenar, sino salvar. (Hch 5,17-26; Jn 3,16-21)


Dios envió a su único Hijo al mundo para salvarnos. Salvación. ¿Tenemos necesidad de
salvación? Nos hemos vuelto tan autosuficientes y orgullosos de nuestras realizaciones y
logros humanos, que con frecuencia pensamos que la salvación pertenece a otro mundo
– no al nuestro. Pero cuando, en nuestros momentos de sensatez, nos sentamos a
reflexionar, tenemos que afrontar realidades más profundas: ¿De qué logros se trata?
¿Para qué sirven? ¿Nos han hecho más felices? ¿Hemos transformado el mundo en un
lugar mejor para vivir? Y entonces nos damos cuenta de que no podemos hacerlo solos.
Necesitamos salvarnos – de nosotros mismos, de nuestros logros, de nuestro así
llamado progreso… Y por eso nos volvemos agradecidos a Jesús, que es no sólo un
“hombre-para-los-demás”, sino además es Hijo de Dios, que está con nosotros, y que
todavía puede sacarnos del desastre y confusión que hemos producido y en los que
estamos metidos.

✞ ✞ ✞ Acto penitencial

El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Señor Jesús, quiero reconocer al comenzar mi oración que necesito de tu perdón, que
necesito de tu misericordia. Dame, Señor, tu gracia para que pueda tener un corazón
dócil a tu amor; un corazón como el tuyo para caminar con alegría y esperanza por las
sendas de tu plan.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!

✞ ✞ ✞ Gloria a Dios.

Se canta o se recita los domingos, fuera de los tiempos de Adviento y Cuaresma, en las
solemnidades y en las fiestas y en algunas peculiares celebraciones más solemnes.

✞ ✞ ✞ Oración Colecta:

Al celebrar un año más los misterios en los que la humanidad recibió la esperanza de la
resurrección recuperando la dignidad original, invocamos, Señor, tu compasión, para
que percibamos siempre en el amor lo que hemos celebrado con fe. Por nuestro Señor
Jesucristo.
Señor Dios nuestro: Tú amaste tanto al mundo -es decir a nosotros- que nos diste a tu
único Hijo para liberarnos de nosotros mismos y para darnos vida eterna. No nos
condenes, Señor; no nos abandones a nuestra suerte y a nuestros pequeños y ridículos
esquemas humanos, sino danos a tu Hijo para que permanezca con nosotros y para que
haga que el amor, la justicia y la paz lleguen a ser realidades siempre nuevas entre
nosotros, tu pueblo renacido por el bautismo en tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.

2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,17-26

Mirad, los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo, enseñando al


pueblo.
Primera lectura:
17 En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los de su partido, es decir, el grupo de
los saduceos, llenos de rabia
18 prendieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.
19 Pero el ángel del Señor abrió por la noche la puerta de la cárcel, los sacó les dijo:
20 - Id y anunciad al pueblo en el templo todo lo referente a este estilo de vida.
21 Dóciles a este mandato, entraron de madrugada en el templo y se pusieron a
enseñar. Entre tanto, el sumo sacerdote y los de su partido convocaron al Sanedrín y a
todos los ancianos de Israel y mandaron a buscarlos a la cárcel.
22 Pero, al llegar allá los alguaciles, no los encontraron; así que se volvieron y les dieron
este informe:
23 - Hemos encontrado la cárcel bien cerrada y a los guardias custodiando las puertas,
pero al abrir no hemos hallado a nadie dentro.
24 Al oír esto, el prefecto del templo y los jefes de los sacerdotes se quedaron perplejos,
pensando qué habría sido de ellos,
25 hasta que alguien llegó diciendo: - Los hombres que metisteis en la cárcel están en el
templo enseñando al pueblo.
26 Entonces el prefecto fue con los alguaciles y trajo a los apóstoles, aunque sin
violencia, pues temían que el pueblo los apedrease.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
www.evangelizacion.org.mx

Meditatio
¿Quién podrá detener el anuncio de la Palabra de Dios? ¡Nadie! Excepto nosotros
mismos. El episodio de hoy nos narra cómo Dios incluso mandó un ángel a sacar de la
prisión a los apóstoles y les dijo: "Vayan a predicar".
Hoy están faltando muchos cristianos valientes que anuncien la Palabra de Dios en sus
comunidades, en sus escuelas, en sus oficinas y negocios; cristianos que, sin temor al
"qué dirán", sean capaces de vivir de tal manera el Evangelio en sus propios medios,
que llamen la atención de los demás; cristianos que no tengan temor de hablar
abiertamente de Jesús a sus amigos y conocidos; cristianos que no se avergüencen de
ser testigos del Resucitado.
No permitamos que nuestros temores detengan el anuncio de la Vida, el Amor y la Paz
traídos por Cristo. Recuerda siempre que la única oportunidad que tiene el hombre de
vivir la vida en plenitud está en Cristo, y que su anuncio también depende de ti.
Oratio
Libérame, Señor, de mis cárceles, abre las rejas de todo lo que en mi vida aún me
esclaviza. Sé que hay muchas cosas que aún me impiden experimentar la gloriosa
libertad que has destinado para mí. Libérame, Señor, para que pueda salir al mundo y
proclamar tu mensaje de amor, de paz y de libertad.
Actio
Hoy haré una lista de todas las cosas que aún me impiden que hable libremente de Dios
y planearé cómo vencerlas una a una.
www.santaclaradeestella.es

• La Palabra de Dios no puede estar aprisionada (cf. 2 Tim 2,9): este episodio constituye
una demostración de la verdad de esta afirmación. La casta sacerdotal anda
preocupada: no sólo está el furor teológico que produce a los saduceos ver anunciada la
resurrección, en la que no creen, sino que a esto se añade también la envidia que
sienten, es decir, el temor a perder la influencia sobre el pueblo. Los apóstoles,
encarcelados, experimentan que «el ángel del Señor acampa en torno a los que le temen
y los salva» (Sal 34,8). Los salva para que puedan ir al templo y ponerse a predicar
«todo lo referente a este estilo de vida».
Dios protege a los anunciadores del Evangelio. Cuando Dios quiere una cosa, toda
oposición humana resulta inútil y ridícula. En efecto, el resto del relato está repleto de
humor: Dios se ríe de sus adversarios, según el Sal 2, citado en la plegaria comunitaria
de los creyentes.
El gran despliegue de autoridad, dado que el Sanedrín está presente esta vez al
completo, sólo sirve para verificar la mofa divina: los apóstoles no están en la cárcel,
aunque en la cárcel todo se encuentra en orden. Sin embargo, llega alguien a decir que
están de nuevo enseñando al pueblo. La mofa es completa, y el engorro crece de
manera desmesurada. En efecto, ¿quién puede resistir a Dios?
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Corazón nuevo. Hechos 5,17-26. Todos los apóstoles han sido detenidos. Pronto
pagará Esteban con la vida su fidelidad a Cristo; Pedro volverá a ser detenido, al igual
que Pablo. La Iglesia de Jerusalén no conoce tregua. Sus adversarios no han cambiado:
sigue siéndolo el partido de los saduceos, esos aristócratas del culto y las finanzas, tan
reacios a las ideas nuevas y que gozan de mayoría en el sanedrín.
Lo cual no les va a permitir poner freno a la palabra de Dios. Deberían haberlo sabido
aquellos sacerdotes de Jerusalén, responsables ya de la muerte de Jesús, pero que no
habían podido impedir que rodara la piedra del sepulcro en la mañana de Pascua. Hoy
serán las puertas de la prisión las que no puedan resistir la fuerza del Espíritu...
El salmo 33, plegaria de agradecimiento, expresa la confianza del hombre que sabe
que Dios permanece siempre junto al corazón que sufre.
www.fraynelson.com

1. Señal de Libertad
1.1 Sabemos que la mayor parte de los apóstoles murieron derramando su sangre por
Cristo. Es decir, finalmente fueron apresados en alguna parte, muchos de ellos
torturados y finalmente asesinados. Sin embargo, la primera lectura de hoy nos
presenta una liberación milagrosa, cuando un ángel les abre las puertas de la cárcel y
los invita a seguir enseñando en el templo. Cosa que parece extraña, porque al predicar
en el templo seguían junto a los que los habían capturado, de modo que poco podía
esperarse que durara su recién adquirida libertad. En efecto, el relato termina en que los
encierran nuevamente. Así que uno se pregunta para qué se hizo un milagro tan
espectacular.
1.2 El objetivo del milagro no fue evitarles penalidades simplemente. La vida de los
apóstoles fue un camino de sufrimientos y de hecho ya hemos escuchado que ellos
consideraban una bendición sufrir por Cristo y por el Evangelio. Esta liberación fue más
una señal que una solución. ¿Señal de qué? Señal ante todo de la libertad de la Palabra.
Como diciendo a aquellas autoridades: "las cadenas de ustedes jamás detendrán el
avance del Evangelio." Y así fue en realidad, como viene a demostrarlo el resto de este
libro de los Hechos.
www.caminando-con-jesus.org

Los apóstoles no pudieron callar lo que creían. Aunque sin duda habrán sentido un temor
humano ante el arresto y la persecución, fue más fuerte su compromiso con la Palabra
que con su propio miedo.

✞ ✞ ✞ Salmo

Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9
R/. Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se
gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren.
R/. Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al
Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias.
R/. Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. El afligido
invocó al Señor, él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
R/. Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno
es el Señor, dichoso el que se acoge a él.
R/. Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha.
✞ ✞ ✞ Aleluya

Aleluya Cf. Jn 3, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito; todo el que cree en Él tiene
vida eterna.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”

✞ ✞ ✞ Lectura del Santo Evangelio según: Juan 3, 16-21

Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por Él.


16 En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su
Hijo único para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de él.
18 El que cree en él no será condenado; por el contrario, el que no cree en él ya está
condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.
19 El motivo de esta condenación está en que la luz vino al mundo y los hombres
prefirieron las tinieblas a la luz, porque hacían el mal.
20 Todo el que obra mal detesta la luz y la rehúye por miedo a que su conducta quede
al descubierto.
21 Sin embargo, el que actúa conforme a la verdad se acerca a la luz para que se vea
que todo lo que él hace está inspirado por Dios.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.

✞ ✞ ✞ “Que por el Evangelio sean perdonados nuestros pecados veniales”

Papa Francisco, Ángelus 11-junio-2017


En el diálogo nocturno con el Nazareno, Nicodemo comprende finalmente ser ya buscado
y esperado por Dios, ser amado personalmente por Él. Dios siempre nos busca antes,
nos espera antes, nos ama antes. Es como la flor del almendro; así dice el Profeta:
«florece antes» (cf. Jr 1, 11-12). Así efectivamente habla Jesús: «Porque tanto amó Dios
al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que
tenga vida eterna» (Jn 3, 16). ¿Qué es esta vida eterna? Es el amor desmesurado y
gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra
salvación. Y este amor con la acción del Espíritu Santo ha irradiado una luz nueva sobre
tierra y en cada corazón humano que le acoge; una luz que revela los rincones oscuros,
las durezas que nos impiden llevar los frutos buenos de la caridad y de la misericordia.
Lee con atención la siguiente reflexión que te ayudará a profundizar el evangelio:
Vemos en algunas de nuestras ciudades que a veces las calles no están bien cuidadas.
Tienen huecos y baches. Si no estuvieran iluminadas de noche o si anduviésemos con
las luces apagadas de nuestro auto, probablemente podríamos pensar que las calles
están bien, pero al encender las luces, no sólo se nos ilumina el camino, sino que
además se nos descubren con mayor claridad los huecos, baches y obstáculos. Algo
parecido pasa con Jesucristo. Cuando Él viene a nuestra vida a iluminarla, a llenarla de
vida, con su luz también se evidencian nuestros pecados, inconsistencias, debilidades y
caídas. Por eso pareciera que cuanto más nos acercamos a Jesús, más pecadores nos
sentimos. Sin embargo en el Evangelio de hoy Jesús nos quiere recordar algo muy
importante, para que tengamos la mirada bien puesta: “Yo no he venido a condenar,
sino a salvar”. Ése es el mensaje pascual. “Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para
juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”. Ésa es nuestra gran
esperanza. Si bien muchas veces nuestros pecados nos duelen y puede haber momentos
en los que les damos un peso muy grande, hoy Jesús nos dice: si tú quieres, yo quiero
salvarte. Quiero liberarte de ese encierro en el cual tú mismo te metes a veces. He
venido a hacerte libre para que también seas luz. Confiemos en el Señor: “Tanto amó
Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que tengamos vida eterna”. Es un
amor gratuito el que Dios nos da. Su amor no tiene condiciones, simplemente espera ser
recibido. A veces vemos a Dios de una manera muy humana. Nosotros amamos sólo a
los que nos aman o nos caen bien. Pero Dios entrega su amor de manera gratuita, sin
espera de méritos, ni condiciones. (Padre Juan José Paniagua)
Sálvate con Jesús, Dios
Llénate de fe y de alegría de vivir; ¡vive! y vive bien, sabiendo que eres salvado por
Jesús.
Aprende este Nombre: Jesús; ¡ámalo! y siéntelo tuyo, ¡tú escudo!, tu alegría! porque es
Dios que lleva este Nombre: ¡Jesús!
¡Amados de Dios!, no estáis solos, Jesús vive, ¡resucitó!
Tu fe te salvará, por las obras de Jesús, Dios.
P. Jesús

1 Contexto. La palabra se ilumina.


www.sanJeronimo.Brown,Fitzmyer,Murphy

Dios envió a su Hijo para dar vida (3,16-21). El evangelista interrumpe el relato con
un discurso sobre el Hijo enviado para dar vida al mundo. La escatología realizada
propia de la teología joánica se hace evidente en la conexión entre creer en el Hijo, ser
absuelto en el juicio y tener la vida eterna (cf. Jn 12,46-48). Algunos exegetas
identifican una tipología del AT también en este pasaje. Encontramos aquí, aparte del
prólogo (1,16.18), los únicos versículos de este evangelio que se refieren al Hijo como
monogenes.
El tipo veterotestamentario sería Isaac como «hijo único» amado de Abrahán que éste
está dispuesto a sacrificar. Aunque el cuarto evangelio no enfatiza el aspecto sacrificial
de la muerte de Jesús, la expresión « [Dios] entregó a su Hijo único» (v. 16) debe
entenderse en referencia a Jesús que es entregado a la muerte (cf. Gá1 1,4; 2,20; Rom
8,32).
16. Dios amó tanto al mundo: La única explicación que podríamos dar de que el don
de la vida eterna se nos haya hecho posible en la redención realizada en Cristo es el
amor increíble de Dios al mundo (cf. 1 Jn 4,9; → Teología de san Juan, 80:25-26).
Aunque alejado de Dios, el mundo no es malo en sí mismo y sigue siendo objeto de la
compasión de Dios (en cuanto al concepto de «mundo», cf. Comentario a 1,10).
Dio su Hijo único: Jn subraya la gratuidad del amor divino, que llega incluso hasta este
extremo.
No perezca: El problema de Cristo sólo podría resolverse en fe y vida eterna o en
repulsa y destrucción; no hay una tercera posibilidad.
17-18. Cristo ha sido enviado al mundo para traer la vida eterna (10,10); la
incredulidad deliberada hace que se convierta en motivo de condenación. De este modo,
la incredulidad es su propia condenación, y el incrédulo se juzga a sí mismo (cf. 12,31;
→ Teología de san Juan, 80:55-56). Esta «escatología realizada» de Jn (→ 25, supra) no
niega la enseñanza común del NT acerca de la escatología futurista (cf. 5,27-29); pero
lo mismo que la vida eterna se inicia ya en este mundo para el que se decidió a favor de
Cristo, también el incrédulo queda ya condenado. Este es el signo del Hijo de hombre,
en el que cielo y tierra se encuentran (1,51).
19-20. Estos versículos anticipan la conclusión que Juan pondrá al Libro de los Signos
(12,37ss; cf. también 1,5.9-10).
19-21. quien actúa conforme a la verdad viene a la luz: Mediante el dualismo ético
que contrapone la luz y la oscuridad, se expone el motivo del rechazo a la salvación de
Dios. En los MmM, «actuar conforme a la verdad» es una frase equivalente a «ser
justo». La aceptación de la verdad está en función del nivel de justicia/justificación de la
persona. En un pasaje sobre la purificación por el Espíritu, leemos: «Si la propia
posesión es la verdad y la justicia, se odiará el mal; pero si se posee la perversión, se
abominará la verdad» (1QS 4,24). El fragmento joánico probablemente se basa en
material judío anterior (→Teología joánica, 83:21.50-54).
21. El que hace el mal es el hijo de las tinieblas y no llegará a la luz que es Cristo; el
que se acerca a la luz, por otra parte, es el que «hace la verdad»; ésta es una expresión
del AT (Gn 24,49; Ez 18,8s), cuyo significado es «guardar la fe». La expresión es usada
con el mismo sentido en 1QS 1,5; 5,3; 8,2. El que hace las obras de Dios viene a la luz.
www.santaclaradeestella.es

• La revelación puesta en marcha antes continúa subiendo en este fragmento y llega


hasta la fuente de la vida: es el amor del Padre el que entrega al Hijo para destruir el
pecado y la muerte. Entrevemos aquí concadenadas dos categorías joaneas clásicas: el
amor y el juicio.
Los vv. 16s expresan una idea muy entrañable para Juan: el carácter universal de la
obra salvífica de Cristo, que tiene su origen en la iniciativa misteriosa del amor de Dios
por los hombres. El envío y la misión del Hijo, fruto del amor del Padre por el mundo,
son la manifestación más elevada de un Dios que «es amor» (cf. 1 Jn 4,8-10).
Ésta es la elección fundamental del hombre: aceptar o rechazar el amor de un Padre que
se ha revelado en Cristo. Sin embargo, este amor no juzga al mundo; es más, lo ilumina
(v. 17).
Con todo, el amor que se revela entre los hombres, los juzga. Los hombres, situados
frente a la propuesta de salvación, deben tomar posición manifestando sus libres
opciones. Quien cree en la persona de Jesús no es condenado, pero quien lo rechaza y
no cree en el nombre del Hijo de Dios hecho hombre ya está condenado (v. 18). Y la
causa de la condena es una sola, a saber: la incredulidad, mantener el corazón cerrado y
sordo a la Palabra de Jesús. Al final de esta revelación, a la que Jesús ha llevado a
Nicodemo -y, con él, a todos los hombres-, al discípulo no le queda otra cosa que hacer
suya la invitación a la conversión y al cambio radical de vida. La luz de Jesús es tan
penetrante que derriba toda seguridad humana y todo orgullo, hasta el más escondido.
Quien acepta a la persona de Jesús y deja sitio a un amor que lo trasciende encuentra lo
que nadie Puede conseguir por sí mismo: poseer la verdadera vida.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

Jesús, único revelador del Padre. El diálogo entre Jesús y Nicodemo se transforma, a
partir de este momento, en un monólogo de gran envergadura, puesto por el
evangelista en labios de Jesús. En realidad, estamos ante palabras de Jesús y ante
testimonios pospascuales fundidos por el autor en un solo discurso. Tal vez se trate de
una profesión de fe empleada en la vida litúrgica de la comunidad joanica, que contiene
en síntesis la historia de la salvación. Lo atestigua el uso de los verbos en pasado y las
expresiones joanicas sobre el Hijo unigenito (Jn 3,16.18). El tema presentado es el
desarrollo del precedente y está centrado en el testimonio de Jesús, Hijo del hombre
bajado del cielo, el único que está en condiciones de revelar el amor de Dios por los
hombres a través de su muerte y resurrección (vv. 11-15). Y también está centrado, por
otra parte, en la necesidad de la respuesta en la fe por parte del creyente, a fin de
experimentar la vida de Dios (vv. 16-21).
Jesús, aunque sigue teniendo su morada en el Padre, se ha encarnado para comunicar a
los hombres la vida divina. El Hijo del hombre es ahora el lugar ideal de la presencia de
Dios. Este misterio de humillación, de revelación y de amor se realizará un día en la
cruz, cuando Jesús sea elevado a la gloria, «para que todo el que crea en él tenga vida
eterna». (v. 15). El hombre puede acoger o rechazar este amor de Dios por medio de la
fe. El hombre lleva a cabo el juicio sobre sus propias obras mediante la fe o la
incredulidad, y de allí deriva el carácter dramático del cuarto evangelio. Los hombres se
dividen en dos bandos: creyentes y no creyentes. Cada persona debe resolver en su
intimidad el mismo drama: acoger o no a la persona de Jesús, escoger entre la vida o la
muerte, optar por la luz o por las tinieblas.
www.sermonwriter.com

Juan 3:14-21. Vista general


Este pasaje enlaza los tres asuntos relacionados que notamos arriba: 1) El
levantamiento del Hijo del Hombre, que hace la vida eterna posible. 2) El amor de Dios
por el mundo, que provocó el don de Dios del Hijo, así que quienes creen en él tengan
vida eterna. 3) El juicio de condenación para quienes no creen en el Hijo.
Estos tres están cercanamente relacionados como para convertirse en uno, pero no los
hemos tratado de esa manera. Tendemos a memorizar el versículo 16, y no hacer caso
de lo que viene antes y después. La razón es clara. El versículo 16 es positivo y da
seguridad, y nos deleitamos en su mensaje del amor de Dios y de nuestra salvación. Los
versículos 14-15 enlazan la muerte de Jesús a una extraña historia del Antiguo
Testamento, cuyo significado parece oscuro. Los versículos 17-21 hablan de juicio y
condenación, y esto los hace menos atractivos que el versículo 16. Escuchamos lo que
queremos oír, y queremos escuchar sobre el amor y la salvación.
Es la obligación del predicador de volver a unir estos tres aspectos. Debemos ayudar a
nuestro pueblo a entender no solamente la gracia sino también el juicio en este texto. La
gracia no tiene sentido separada del juicio. Si no tenemos pecado, entonces no
necesitamos perdón. Si no hay juicio, no necesitamos la gracia.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
www.sermonwriter.com

Juan 3:16. De tal manera amó Dios al mundo


Esta es una sorprendente declaración para este evangelio, que “generalmente opera con
una perspectiva negativa del mundo, no porque el mundo sea inherentemente malo,
sino porque el mundo rechaza a Jesús” (Brueggemann, 228). ¿Cómo puede Dios amar al
mundo? Lutero decía “Si fuera como nuestro Señor Dios, y estos viles pueblos fueran
tan desobedientes como lo son ahora, yo haría pedazos el mundo” (citado por Gossip,
510). ¡El milagro es que Dios no lo hace! Dios da a su hijo “para que todo aquel que en
él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (v. 16). Lutero llama a este versículo “el
evangelio en miniatura”. El motivo de Dios fue el amor, y el objetivo de Dios es la
salvación. Sin embargo, Dios no provee la salvación, sino una oportunidad para el
mundo. Quienes realmente reciben vida eterna son quienes creen en el Hijo.
Las palabras en este versículo se parecen mucho a las de la historia de Abraham, a
quien Dios le mandó “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra
de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré” (Génesis
22:2). Abraham se preparó para obedecer este mandato, pero se le detuvo de hacerlo
por un ángel de Dios. Dios, sin embargo, no se detiene a sí mismo de lo que se detuvo a
Abraham. Fue con la encarnación que Dios comenzó a dar a su hijo, pero también
requería la cruz.
La respuesta de Dios no es una “débil indulgencia, [sino] un divino sacrificio” (Gossip,
510). Hubiera sido menos costoso para Dios ignorar los pecados del mundo y permitir
que la gente viviera en tinieblas, pero eso reflejaría, no el amor, sino la apatía. Los
padres terrenos proveen una analogía. Es mucho más costoso en tiempo y energía para
un padre o madre supervisar a uno de sus hijas o hijos, que dejar que hagan lo que
quieran. Algunos padres lo ven de manera diferente, prefieren no restringir a su hijo o
hija, pero eso que parece ser un don de libertad, en realidad pone en riesgo su
bienestar. No es una política de “no meter las manos” lo que demuestra el amor, sino la
voluntad de hacer que los sacrificios de quienes los atienden sean para la seguridad del
hijo o hija. Dios hace ese sacrificio al enviar al Hijo para salvar al mundo.
“…más tenga vida eterna”. La palabra “tener”, está en tiempo presente, sugiriendo que
los creyentes la poseen en el aquí y en ahora, más que tener que esperar por ella como
una herencia futura. Esta es la “escatología realizada” juanina – el don ya recibido – la
vida eterna como una relación con Dios que ya comenzó.
Juan 3:16 probablemente es el versículo más amado en la Biblia, y lo escuchamos
frecuentemente. “Un problema con que sea tan conocido es que este pasaje
frecuentemente se imprime por todos lados – desde las camisetas hasta las pegatinas
para los carros – pero siempre fuera de su contexto. “Aunque el versículo puede ser el
centro del banquete, una dieta bien balanceada requiere el resto del alimento; lo que lo
acompaña, y lo que va antes o viene después” (Burridge, 498).
Juan 3:17-21. El que cree no es condenado
El versículo 17 declara el propósito de Dios al enviar a su Hijo. No es para condenar
(griego = krine) al mundo, sino para salvarlo. Krine puede significar juzgar, pero en este
contexto –colocado entre salvar – significa condenar. Dios envía a su Hijo, no para
condenar al mundo, sino para salvarlo.
La declaración en el versículo 17 parece estar en conflicto con 9:39, donde Jesús dice,
“Yo, para juicio he venido a este mundo”. Sin embargo, “La incredulidad, al cerrar la
puerta al amor de Dios, convierte su amor en juicio” (Bultmann, citado por Smith, 99).
“La separación entre quienes aceptan su perdón y quienes lo rechazan es inevitable;
pero estos últimos se auto-juzgan. La responsabilidad de su auto-juicio no se puede
dejar a la puerta del ‘salvador del mundo’ (Juan 4:42; 1 Juan 4:14)” (Bruce, 90).
Una paradoja está implícita en la obra salvadora de Jesús. Si es necesario para Dios
enviar a su Hijo para salvar al mundo, debe ser porque el mundo necesita que lo salven,
está perdido. Además, la obra del Hijo es eficaz solamente si el mundo acepta la
salvación ofrecida. Juan lo pone de esta manera: “El que en él cree, no es condenado;
mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo
de Dios” (v. 18).
“El lenguaje del Prólogo regresa cuando Jesús habla de ‘vida’, ‘luz’, y ‘tinieblas’ (vv. 18-
21; cf. en 1:4-8)” (Moloney, 96).
Al igual que tenemos una clara declaración del propósito de Jesús en el versículo 16 –
que vino a salvar al mundo – también tenemos una clara declaración del problema “…y
los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas” (v. 19).
Pues “todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, porque sus obras
no sean redargüidas” (v. 20). Las imágenes que surgen por este tipo de lenguaje son
siniestras pero todas bastante reales: el peligro de calles obscuras, transacciones que se
hacen en lugares apartados, gente vestida de negro para hacerse invisible en la noche.
La realidad, sin embargo, es que existe algo de amor a las tinieblas en cada corazón:
obscuros secretos que preferimos no compartir con nadie. “Es solamente en el mundo de
los pequeños que creen que uno puede encender una luz sin crear sombras” (Craddock,
159).
Tanto nuestra historia como los periódicos están repletos con ejemplo de personas que
han amado las tinieblas porque sus obras son malvadas. El siglo veinte estuvo lleno con
ejemplos de maldad monstruosa. El holocausto es el ejemplo más familiar, pero otros
ejemplos incluyen la depuración de Stalin, la Revolución Cultural de Mao, el reino de
terror en Uganda de Idi Amin, los campos de sangre de Pol Pot en Cambodia, las dos
bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki, y muchas otras. Cada uno de estos
despóticos hechos ha sido responsable del asesinato de millones, y parece que no hay
fin al derramamiento de sangre. El siglo veintiuno es joven, pero ya ha demostrado que,
de cierto, hay personas que aman las tinieblas más que la luz porque sus obras son
malas – quienes odian la luz y no vendrán a la luz – personas que van tras la maldad y
odian lo que es bueno.
Nos resistimos a juzgar a otras personas, y eso está bien. No podemos conocer todos los
matices de la vida de una persona, así que es mejor dejar el juicio a Dios. Sin embargo,
algunas tinieblas son tan tenebrosas y algunas luces son tan brillantes que no podemos
dejar de notar la diferencia.
“Más el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas que son
hechas en Dios” (v. 21). “Esta extraña expresión deja claro que quien ama la luz no es
intrínsecamente una persona superior. Si disfruta la luz, entonces es porque todo lo que
se ha llevado a cabo, y por lo que no hay vergüenza o juicio, ha sido hecho ‘por Dios’ en
unión con Dios, y por lo tanto por Su poder” (Carson, citado por Westcott, 208).
www.ocarm.org

Oración inicial
Al revivir nuevamente este año el misterio pascual, en el que la humanidad recobra la
dignidad perdida y adquiere la esperanza de la resurrección futura, te pedimos, Señor de
clemencia, que el misterio celebrado en la fe se actualice siempre en el amor. Por
nuestro Señor.
Del Evangelio según san Juan 3,16-21
Reflexión
• El evangelio de Juan es como un tejido, hecho con tres hilos diferentes pero
parecidos. Los tres se combinan tan bien entre sí que, a veces, no da para percibir
cuando se pasa de un hilo al otro. (a) El primer hilo son los hechos y las palabras de
Jesús de los años treinta, conservados por los testigos oculares que guardaron las cosas
que Jesús hizo y enseñó. (b) El segundo hilo son los hechos de la vida de las
comunidades. A partir de su fe en Jesús y convencidas de la presencia de Jesús en
medio de ellas, las comunidades iluminaban su caminar con las palabras y los gestos de
Jesús. Esto ha tenido un impacto sobre la descripción de los hechos. Por ejemplo, el
conflicto de las comunidades con los fariseos del final del primer siglo marcó la forma de
describir los conflictos de Jesús con los fariseos. (c) El tercer hilo son comentarios
hechos por el evangelista. En ciertos pasajes, es difícil percibir cuando Jesús deja de
hablar y cuando el evangelista empieza a hacer sus comentarios. El texto del evangelio
de hoy, por ejemplo, es una bonita y profunda reflexión del evangelista sobre la acción
de Jesús. La gente casi no percibe la diferencia entre las palabras de Jesús y las
palabras del evangelista. De cualquier forma, tanto las unas como las otras, son
palabras de Dios.
• Juan 3,16: Dios amó el mundo. La palabra mundo es una de las palabras más
frecuentes en el Evangelio de Juan: ¡78 veces! Tiene diversos significados. En primer
lugar, mundo puede significar la tierra, el espacio habitado por los seres humanos (Jn
11,9; 21,25) o el universo creado (Jn 17,5.24). Mundo puede significar también las
personas que habitan esta tierra, la humanidad toda (Jn 1,9; 3,16; 4,42; 6,14; 8,12).
Puede significar también un gran grupo, un grupo numeroso de personas, en el sentido
de la expresión “todo el mundo” (Jn 12,19; 14,27). Aquí, en nuestro texto, la palabra
mundo tiene el sentido de humanidad, de todo ser humano. Dios ama la humanidad de
tal modo que llegó a entregar a su hijo único. Quien acepta que Dios llega hasta
nosotros en Jesús, éste ya pasó por la muerte y ya tiene vida eterna.
• Juan 3,17-19: El verdadero sentido del juicio. La imagen de Dios que aflora de
estos tres versículos es la de un padre lleno de ternura y no la de un juez severo. Dios
mandó a su hijo no para juzgar y condenar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él. Quien cree en Jesús y lo acepta como revelación de Dios no es juzgado, pues ya
ha sido aceptado por Dios. Y quien no cree en Jesús, ya ha sido juzgado. Se excluye él
mismo. Y el evangelista repite lo que ya ha dicho en el prólogo: muchas personas no
quieren aceptar a Jesús, porque su luz revela la maldad que en ellas existe (cf. Jn
1,5.10-11).
• Juan 3,20-21: Practicar la verdad. Existe en todo ser humano una semilla divina,
un rasgo del Creador. Jesús, como revelación del Padre, es una respuesta a este deseo
más profundo del ser humano. Quien quiere ser fiel a lo más profundo de sí mismo,
aceptará a Jesús. Es difícil encontrar una visión ecuménica más amplia que lo que el
Evangelio de Juan expresa en estos versículos.
• Completando el significado de la palabra mundo en el Cuarto Evangelio. Otras
veces, la palabra mundo significa aquella parte de la humanidad que se opone a Jesús y
a su mensaje. Allí la palabra mundo toma el sentido de “adversarios” u “opositores” (Jn
7,4.7; 8,23.26; 9,39; 12,25). Este mundo contrario a la práctica libertadora de Jesús
está gobernado por el Adversario o Satanás, también llamado “príncipe de este mundo”
(Jn 14,30; 16,11). El representa el imperio romano y, al mismo tiempo, los líderes de
los judíos que están expulsando a los seguidores de Jesús de las sinagogas. Este mundo
persigue y mata las comunidades, trayendo tribulaciones a los fieles (Jn 16,33). Jesús
las liberará, venciendo al príncipe de este mundo (Jn 12,31). Así, mundo significa una
situación de injusticia, de opresión, que engendra odio y persecución contra las
comunidades del Discípulo Amado. Los perseguidores son aquellas personas que están
en el poder, los dirigentes, tanto del imperio como de la sinagoga. En fin, todos aquellos
que practican la injusticia usando para esto el nombre de Dios (Jn 16,2). La esperanza
que el evangelio trae a las comunidades perseguidas es que Jesús es más fuerte que el
mundo. Por esto dice: “En el mundo tendréis tribulaciones. Pero ¡ánimo: yo vencí el
mundo!” (Jn 16,33).
www.santaclaradeestella.es

¿Quién puede detener la Palabra? Dios está dispuesto a hacer prodigios en favor de los
anunciadores de su Palabra porque es palabra de vida. Pero pensamos a veces: «¿Por
qué no los hace también hoy? ¿No son necesarias también hoy las intervenciones
milagrosas para hacer salir la Palabra del pequeño grupo, del gueto a veces, de los ya
no tan numerosos fieles?». Sin embargo, será bueno señalar que el Señor no preserva
de la cárcel a los anunciadores, sino que los libera, con mayor o menor rapidez, de ella.
La impotencia de la Palabra dura una noche, en ocasiones años, a veces épocas, pero la
Palabra avanza irresistible «hasta los confines de la tierra».
A los que gemían bajo la bola del comunismo les parecía que había terminado la época
de la fe. En aquellas regiones sólo quedaban unos pocos viejos, los jóvenes parecían
irremisiblemente perdidos para la fe y el futuro se presentaba oscuro. Después, de
improviso, vino el hundimiento del régimen comunista. Ya ha sucedido innumerables
veces a lo largo de la historia.
Constantino llegó después de la más violenta de todas las persecuciones. Una
persecución que parecía poner en duda la misma existencia del cristianismo. Hay tantas
formas de prisión como de liberación. El Señor va acompañando el camino de su palabra
y, de diferentes modos, se hace presente a sus anunciadores, acampando junto a ellos y
liberándolos de las presiones externas e internas.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux

Juan 3,16-21. Corazón nuevo. «El que cree en Él tiene la vida eterna». La
encarnación y la exaltación de Cristo proceden de una misma causa: el amor de Dios al
mundo. Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgarlo, sino para salvarlo. Pero, si
el Hijo da su vida, también trae consigo la luz, que «sondea las entrañas y los
corazones». El campo de batalla del conflicto entre la luz y las tinieblas es el corazón del
hombre. El pecador odia la luz, porque sus obras son malas, y sabe que la luz hará
manifiesto su pecado; el hombre justo va a la luz, porque sabe que sus obras son
buenas, y da gracias por ello a Dios, fuente de toda bondad.
La venida del Hijo del hombre ilumina, pues, los actos del hombre. Jesús viene a salvar,
y esta salvación exige al hombre tomar postura con respecto a la persona y al mensaje
de aquél. Es preciso pasar por la regeneración del Espíritu, lo cual exige pasar por la
muerte y la resurrección.
• «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único...». ¿Cómo creer que el
tenebroso secreto del mundo reside en el palpitar de un corazón que ama?
«Tanto amó Dios...»: he ahí la única confesión que se nos exige para ser fieles a
nuestros orígenes. A Dios ya no hay que buscarlo en el ámbito de lo útil o de lo
utilizable. Desde el día del Gólgota, a partir de Jesús, Dios ya no se limita a interpretar
un «papel». Dios no es el garante del orden del mundo ni el guardián del orden social o
de la moral. Dios no es un superingeniero que vele por el mantenimiento del mundo. La
única afirmación que el Evangelio nos permite hacer es esta inaudita aseveración: «
¡Dios ama al mundo!». Ya no es posible pensar a Dios si no es como amor. Sólo
Jesucristo crucificado —desecho humano alzado en el centro del mundo— podía hacer
sospechar esta inaudita realidad: ¡Dios está enamorado! El Dios de los filósofos nos
diría: «Sólo hay lo que hay: el azar y la necesidad. Busca y encontrarás». El Dios de los
sabios nos diría: «Espera y verás cómo encuentras la Verdad». El Dios de los moralistas
nos diría: «Hay que...; es menester...; debes...; tienes que...». El Dios de los ideólogos
nos diría: « ¿Qué has logrado construir?; ¿cuál es tu combate?». El Dios de Jesucristo,
como está enamorado, únicamente nos dice: « ¿Quieres...?».
Un desarmante y desarmado « ¿Quieres...?» es la única imagen de Dios. ¿Cómo creer
que el secreto del mundo es el palpitar de un corazón que ama? Recordad la fantástica
parábola que el mundo entero vivió como un combate en favor de cada uno de nosotros:
un hombre siguió viviendo porque le había sido trasplantado el corazón de otro hombre.
En el momento de la muerte de Blaiberg, los médicos nos revelaron que durante todo un
año su organismo, desde el cerebro hasta la más insignificante célula, no había dejado
de luchar, con la más asombrosa astucia, para rechazar a aquel corazón extraño que,
sin embargo, se había convertido en el elemento más imprescindible para su propia
supervivencia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su propio Hijo». Un corazón,
indispensable para su supervivencia, le ha sido trasplantado a nuestro mundo. «
¿Quieres...?».
Pero, a diferencia de lo ocurrido con Blaiberg, el trasplante se renueva cada mañana. Y,
en el corazón del mundo, Dios no habrá de abandonarnos mientras el trasplante no haya
prendido.
www.fraynelson.com

2. Amor Revelado
2.1 La escena del diálogo con Nicodemo es el contexto literario en que Juan nos
presenta a Jesús hablando de su propia misión. Así como Lucas nos muestra a Jesús en
la sinagoga proclamando el bellísimo texto de Isaías, "el Espíritu del Señor está sobre
mí...," y hace de ese texto el "programa" del ministerio de Nuestro Señor, así aquí Juan,
también muy al comienzo de su propio relato, nos presenta el "programa" de Jesús en el
ambiente de un diálogo con el gran maestro de la ley judía. El propósito es doble: situar
a Jesús frente a las preguntas y búsquedas de los judíos de aquel tiempo y a la vez
introducir el lenguaje que nos servirá para leer los signos de Jesús a lo largo de todo
este evangelio.
2.2 El punto central en las palabras del Señor en el pasaje del evangelio de hoy es la fe,
es el hecho de creer. Aquel que cree en el Hijo alcanza salvación y vida eterna; "el que
no cree, ya está condenado." No creer es preferir las tinieblas, y por eso trae
condenación; creer, en cambio, es acoger la luz, es no temer la verdad. Estas son las
palabras básicas que habremos de necesitar para irnos adentrando en el evangelio de
Juan.
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net

Conversando con el amor


Gracias Dios mío, por hacer que mi corazón despierte de alegría. Gracias por mostrarme
tu voluntad y hacer que camine tranquilo ante tanta desesperación y agitamiento del
día. Disipa mis miedos y dame valentía para superar todo reto con paciencia. Amén
Evangelio de hoy. Santo Evangelio del II miércoles de Pascua
Reflexión del Papa Francisco.
En el Evangelio de hoy, Juan nos dice algo hermoso: "Tanto amó Dios al mundo que dio
a su Hijo Unigénito" (3,16).
El Padre ha dado al Hijo para salvarnos, y esto ha comportado la muerte de Jesús, y la
muerte en la cruz. ¿Por qué? ¿Por qué ha sido necesaria la Cruz?
A causa de la gravedad del mal que nos tenía esclavos. La Cruz de Jesús expresa ambas
cosas: toda la fuerza negativa del mal, y toda la mansa omnipotencia de la misericordia
de Dios.
La Cruz parece decretar el fracaso de Jesús, pero en realidad, marca su victoria. En el
Calvario, los que se burlaban de Él le decían: "Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz"
(Cfr. Mateo 27,40)
Pero era verdad lo contrario: precisamente porque era el Hijo de Dios Jesús estaba allí,
en la cruz, fiel hasta el final designio del amor del Padre. Y precisamente por esto Dios
ha exaltado a Jesús (Filipenses 2,9), confiriéndole una realeza universal.
Y cuando dirigimos la mirada a la Cruz donde Jesús ha sido clavado contemplamos el
signo del amor, del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz de nuestra
salvación.
De aquella Cruz brota la misericordia del Padre que abraza al mundo entero. Por medio
de la Cruz de Cristo el maligno ha sido vencido, la muerte es derrotada, se nos ha dado
la vida y se nos ha devuelto la esperanza. Eh... Esto es importante. Por medio de la Cruz
de Cristo se nos ha devuelto la esperanza.
La Cruz de Jesús es nuestra única y verdadera esperanza. He aquí porqué la Iglesia
exalta la Santa Cruz, y he aquí porqué nosotros, los cristianos, bendecimos con el signo
de la cruz.
Es decir, nosotros no exaltamos las cruces, sino la Cruz gloriosa de Jesús, signo del
amor inmenso de Dios. Signo de nuestra salvación, y camino hacia la Resurrección. Y
ésta es nuestra esperanza (Reflexión del Evangelio de hoy. Ángelus, 14 de Septiembre
de 2014)
Oración para el Evangelio de hoy.
Amado Padre, no termino de entender ese amor tan extremo que sientes por tenerme
Contigo aun sabiendo lo pecador que soy.
Tu Amor va más allá de mi entendimiento. Tu más grande anhelo es que yo termine de
buena forma este recorrido en la tierra para encontrarme Contigo.
Enviaste a tu único Hijo a sacrificarse en la cruz por amor a mí, sólo para que tenga vida
eterna y la tenga en abundancia. ¡Gracias, Señor, gracias!
En el mundo de hoy, son muchos los que rechazan el poder de tu Cruz, tu Palabra; y a
los que te seguimos nos desprecian y nos persiguen.
Por anunciarte, muchos me consideran un estorbo y buscan que mi luz, que es tu luz, se
apague, para que así no escuchen la voz que viene de Ti.
Sólo Tú, mi Dios, me provees de lo que necesito para resistir amando y sin perderme; y
aunque tropiece, Tú sigues a mi lado como el amigo que no falla.
Te entrego mi vida y mis sueños, dame una Fe firme y fuerte para que nada ni nadie
pueda hacerla tambalear y salir victorioso en la batalla.
En Ti confío, en tus promesas, en tu amor, en la Salvación, en el poder y la Gloria de tu
Cruz que hizo nueva todas las cosas. Amén.
Propósito para hoy.
Hoy, me detendré unos breves momentos en algún lugar silencioso de mi casa. Me
arrodillaré para decirle al Señor: "Gracias Señor por tanto amor, aun en medio de las
crisis".
Frase de reflexión.
"En la oscuridad de los conflictos que estamos atravesando, seamos velas encendidas
que recuerdan que la luz prevalece sobre las tinieblas". Papa Francisco
www.evangelizacion.org.mx

San Pablo en su carta a los Romanos no sale del asombro en cuanto al desmedido amor
de Dios, pues dice: "Por un hombre bueno alguien estaría dispuesto a dar su vida, pero
Dios probó que nos ama, dando a su Hijo por nosotros que somos malos". ¿Quién puede
entender un amor como éste, un amor que no reclama sino que se goza en dar, y en dar
incluso lo más amado?
Esta es la locura del amor de Dios: amarnos a nosotros, pobres pecadores. Pero si esto
es asombroso, lo es más el hecho de que no sólo nos amó y se entregó por nosotros,
sino que junto con esto nos regaló el poder de ser llamados "hijos de Dios", nos dio la
vida y vida en abundancia. Sin embargo, todavía hay gente que no acepta este regalo y
que sigue creyendo en el Dios vengativo y castigador. Jesús no murió y resucitó para
que sigamos viviendo en el temor.
Su resurrección nos abrió las puertas a la alegría y al gozo, a la confianza infinita en el
amor y el perdón del Padre que nos ha amado, nos ama y no dejará jamás de amarnos.
Y lo mejor es que no puede hacer otra cosa que amarnos de manera infinita. ¿Te habías
dado cuenta del gran amor que Dios tiene por ti? Te invito a hacerte consciente del gran
amor de Dios en tu vida.
www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini

La misión de Jesús es traer la salvación a los hombres: «Tanto amo Dios al mundo que
entregó a su Hijo Único, para que todo el que crea en el no perezca, sino tenga vida
eterna. (Jn 3,16). Gracias a la fe, el hombre puede acoger y dejarse transformar por
este acto de amor de Dios, que tuvo su comienzo en la encarnación y su punto más
elevado en la crucifixión de Jesús. Esta es la elección fundamental con la que se enfrenta
todo ser humano, cada uno de nosotros: aceptar o rechazar el amor del Padre, que se
ha revelado en Cristo. Con todo, este amor no juzga al mundo; es más, lo ilumina: Dios
no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de Él (v. 17).
Sin embargo, el amor que se revela entre los hombres los juzga al mismo tiempo. Este
amor no se impone, se propone.
Situados ante la propuesta de salvación y de amor, que es el único objetivo de la misión
del Hijo, a nosotros nos corresponde tomar postura, manifestando nuestras libres
opciones. No podemos dejar de revelarnos a nosotros mismos y lo que hay en nuestro
corazón, decidiéndonos a favor o en contra. El que cree en Jesús no será condenado,
pero el que lo rechaza, por no creer en el nombre del Hijo de Dios, ya está condenado
(v. 18). Tampoco es Dios quien lleva a cabo el juicio, sino que lo realiza el hombre a
través de su actitud de acogida o rechazo de Jesús.
Todo, vida o muerte, está en las manos del hombre y no en las de Dios (cf. 12,47s). El
hombre sigue siendo el único juez de sí mismo a lo largo de su vida. Al final de esta
progresiva y amplia revelación a la que Jesús condujo a Nicodemo -y, en el, a los judíos
a los que representa, a nosotros, sus discipulos-, no nos queda más que hacer nuestra
su invitación a la conversión y al cambio radical de vida. La luz de Jesús es tan
penetrante que derriba toda seguridad humana y todo orgullo, incluso el más escondido.
Quien acepta a la persona de Jesús y deja espacio a un amor que le trasciende,
encuentra lo que nadie consigue darse por sí mismo: posee la vida.
Ahora bien, la condición para entrar en comunión con Jesús es la pobreza como
dimensión del espíritu, es hacerse pequeño y humilde. Esto es para nosotros más una
meta que un punto de partida, y la alcanzamos a través de la lucha contra la
autosuficiencia y contra el egoísmo, el único camino que permite una apertura a la
iluminación interior y siempre nueva del Espíritu Santo. Escuchar la enseñanza de Jesús,
como hizo Nicodemo, a fin de buscar el Reino de Dios, significa para cada una de
nuestras comunidades de fe convertirse en una comunidad de confidentes de Dios.
www.catholic

Las actitudes del amor. Como podríamos comenzar nuestra meditación sin pensar en
la palabra que resuena en la primera frase de este Evangelio, que es la palabra
"entregó". Es el mismísimo Dios, el eterno creador que entrega a su Hijo para nuestra
salvación, y es ahora Él, el que nos interpela y nos pide una entrega según nuestras
posibilidades. Es hermoso ver la vida de los santos y de personas que han desgastado
sus vidas por amor a Cristo, por su misión y para la salvación de las almas, en fin, para
que Cristo pueda reinar en todos los corazones.
Pidamos al Señor la gracia de corresponder a ese amor; que podamos ser verdaderos
apóstoles; que ese amor que experimentamos cada vez que hacemos una visita
eucarística, cada vez que recibimos su preciosísimo Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía,
haga que nuestros corazones sean verdaderas llamas de amor, y que con ellas podamos
iluminar a quienes están necesitados de una lámpara para seguir el camino o para
reemprender el sendero.
Hoy, en especial, nos pide que seamos ejemplo, que con nuestras obras y con nuestro
testimonio, llevemos cada vez más almas a Cristo. No nos olvidemos que nuestro
trabajo de cada día es una ocasión para agradar a Dios y, de ese modo, santificarnos y
santificar lo que hacemos, porque lo hacemos con amor y responsabilidad de apóstoles
de Cristo.
• Cuánta alegría y consuelo nos dan las palabras de san Juan que hemos escuchado: es
tal el amor que Dios nos tiene, que nos hizo sus hijos, y, cuando podamos verlo cara a
cara, descubriremos aún más la grandeza de su amor. No sólo eso. El amor de Dios es
siempre más grande de lo que podemos imaginar, y se extiende incluso más allá de
cualquier pecado que nuestra conciencia pueda reprocharnos. Es un amor que no conoce
límites ni fronteras; no tiene esos obstáculos que nosotros, por el contrario, solemos
poner a una persona, por temor a que nos quite nuestra libertad. (Homilía de S.S.
Francisco, 9 de marzo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees
que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer una visita eucarística pidiendo por todas las personas que quieren pero, por
diversas circunstancias, no pueden comulgar.
www.BibliaStraubinger

16. “Este versículo, que encierra la revelación más importante de toda la Biblia, debiera
ser lo primero que se diese a conocer a los niños y catecúmenos. Más y mejor que
cualquier noción abstracta, él contiene en esencia y síntesis tanto el misterio de la
Trinidad cuanto el misterio de la Redención” (Mons. Keppler). Dios nos amó primero (1
Jn. 4, 19), y sin que le hubiésemos dado prueba de nuestro amor. “¡Oh, cuán verdadero
es el amor de esta Majestad divina que al amarnos no busca sus propios intereses!” (S.
Bernardo). Hasta dar su Hijo único en quien tiene todo su amor que es el Espíritu Santo
(Mt. 17, 5), para que vivamos por Él (1 Jn. 4, 9).
17. Para juzgar al mundo: Véase 5, 22 y nota.
19. Este es el juicio de discernimiento entre el que es recto y el que tiene doblez. Jesús
será para ellos como una piedra de toque (cf. 7, 17; Lc. 2, 34 s.). La terrible sanción
contra los que rechazan la luz será abandonarlos a su ceguera (Mc. 4, 12), para que
crean a la mentira y se pierdan. S. Pablo nos revela que esto es lo que ocurrirá cuando
aparezca el Anticristo (2 Ts. 2, 9-12). Cf. 5, 43 y nota.
http://www.ciudadredonda.org

Queridos hermanos:
Todos hemos experimentado alguna vez la diferencia entre vivir encarcelados o
liberados. En las cosas más sencillas y cotidianas. Seguramente todos tenemos que
pasar por ambas experiencias. Lo importante es distinguirlas bien y no confundir lo que
nos encierra con lo que nos abre y lanza a la vida. En la primera lectura, los discípulos
se someten a esta danza continua: el sumo sacerdote “y los suyos” los encarcelan; el
ángel del Señor los saca fuera; los guardias van a buscarlos y los prenden de nuevo; y
así…
A veces la vida nos pone en situaciones similares. Rebelarse no soluciona mucho. Pero sí
elegir la libertad y aprovecharla siempre que podamos. Nos jugamos mucho, porque
como dice el libro de los Hechos hoy, lo propio de la Iglesia es explicar al pueblo
palabras de vida. Predicar la vida siempre será incómodo para los carceleros, para
quienes nos quieren callados y encerrados. Pero lo nuestro es predicar la vida. Cualquier
precepto, norma, rito o mandato que atente contra la vida, no es de Dios. Al menos del
Dios de Jesús el Cristo.
Este Jesús, Hijo de Dios que no vino a nosotros para condenarnos ¡sino para darnos vida
abundante! El juicio encierra, crea bandos, empequeñece, asusta, nos pone a la
defensiva. La vida que es amor abre, da luz, nos hace creativos, fraternos, amables…
Podría ser uno de los criterios que nos ayude a discernir quién o qué nos encarcela y
quién o qué nos libera. Porque quien nos da libertad, nos ama. Quien nos ama, nos
quiere libres. “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo” para que vivamos.
http://www.aqplink.com/roguemos

El juicio está en que vino la luz al mundo. Nos hará mucho bien meditar en torno a
la razón por la que vino Cristo al mundo. El texto que hoy reflexionamos es muy
esclarecedor al respecto. Empecemos por reconocer que el mal existe y que
lamentablemente muchos de nosotros hemos tenido algo que ver alguna vez con él y
hemos preferido ocultarlo, antes que confesarlo, para evitar que se sepa algo que nos
avergonzaría reconocer. Así que el primer enemigo de la verdad, de la luz, de la vida y
del amor, es el mal. El mal existe, no hay duda; lo podemos ver a cada rato; basta con
leer los titulares de un diario o ver el resumen de noticias de cualquier noticiero. El que
obra el mal, el asesino, el delincuente, el violador, el narcotraficante, el sicario, así como
el que le encarga un asesinato…todos estos, están presos del mal y de uno u otro modo
tratan de justificar su comportamiento, desvirtuando el Bien, la honestidad, la rectitud,
la humildad y el amor. El poder del mal se empeña por convencernos que podemos
beneficiarnos de un descuido, que si un “tonto” lo permite, podemos aprovecharnos de
él; que si la única forma de ganar este negocio es coimeando a tal o cual, debemos de
hacerlo, ya que si no lo hacemos nosotros, otro lo hará…y así, por esa vía va minando
nuestra moral y torciendo lo que inicialmente fue nuestro recto proceder. Poco a poco
nuestra foja de vida totalmente limpia –la del niño aquel que fuimos alguna vez-, se va
llenando de tachones y manchones que preferimos ocultar y entonces empezamos a
conciliar con el mal, soltando por aquí y por allá algunas “mentirillas” que luego hacen
que nuestro juicio sea más laxo y menos exigente con el mal. Empezamos a tolerar
ciertas prácticas. Finalmente y casi de manera imperceptible, el mal va ocupando cada
vez más espacio y en muchos casos de modo muy discreto y solapado, pero torciendo
decididamente nuestro juicio. Muy pronto ya no somos los de antes y nos hacemos
“como todos”.
Convencernos que todos lo hacen, que todos son así, es la mayor treta del demonio –
que existe- y que para no entrar en discusión seguiremos llamando el mal. Son los niños
y los jóvenes en edad escolar los primeros que se dan cuenta de la hipocresía, cuando
se les pretende inculcar ciertos valores que ellos van percatándose que ni sus padres, ni
sus profesores y casi ningún adulto respetan. La mentira, esa mentira blanca o piadosa,
esa pequeña mentira es lo primero que los desconcierta, al constatar que en ciertas
ocasiones todos dicen mentiras y entonces aprendemos también nosotros a hacerlo,
primero con mucho remordimiento e incluso delatándonos cándidamente, hasta que
adquirimos destreza e inflexibilidad. Habilidades que tendrían que ser aplicadas para el
bien, poco a poco son ganadas con mucha astucia para el mal. Es entonces que
paulatinamente la verdad, el amor, la justicia la paz y toda la prédica de Jesús nos
empieza a incomodar, tornándose cada vez más en mortificante. En auxilio del mal y
para profundizar su hegemonía viene el sicoanálisis y todas estas “ciencias sociales” en
las que algunas escuelas y supuestos especialistas, tal vez tan sumergidos
inconscientemente ellos mismos en esta dinámica, postulan que lo malo está en, “los
sentimientos de culpa”, que esto y cualquier cosa que los fomente ha de extirparse para
que seamos plenamente felices.
De este modo, la lucha entre el bien y el mal que se daba en nuestro interior y que nos
hacía sentir naturalmente incómodos cuando hacíamos el mal, porque hemos sido
creados para amar, vivir en la verdad y hacer el bien, de pronto queda como
minimizada, al proveérsele una válvula de escape, pretendiendo que lo malo es el
conflicto, procurando paliarlo, minimizarlo y aun narcotizarnos con tal de desterrarlo,
disimularlo u olvidarlo, como si fuera posible, en vez de atacar la verdadera causa, que
tendría que pasar por reconocer y enmendar el mal realizado, pidiendo perdón a los
damnificados y a Dios, porque fuimos creados para vivir en ARMONÍA, como resultado
de lo cual no puede haber nada más que PAZ. Si en vez de tratar de disfrazar el mal
realizado para hacerlo más digerible, optáramos por erradicarlo de nuestras vidas, el
mundo sería otro. Esto es lo que ha venido a proponernos Jesús. Él ha venido a
Salvarnos, no a juzgarnos. Ha venido a mostrarnos el Camino, lo que debía ser
suficiente para desentrañar y desenredar cualquier conflicto. Él ratifica aquello que nos
hacía conducirnos rectamente prefiriendo siempre el bien al mal, aquello que
denominamos “la impronta de Dios”, que nos creó por amor y para Vivir Eternamente, lo
que alcanzaremos si dejamos aflorar el Bien en nosotros, si lo cultivamos y rechazamos
todo lo que nos conduzca por el camino de las sombras, la mentira, la oscuridad, la
muerte, la destrucción el egoísmo y el mal.
Somos nosotros los que debemos optar. Somos nosotros los que optamos y ALLÍ
RADICA EL JUICIO. Dios no nos juzga, ni Cristo ha sido enviado para juzgarnos, tal
como Él mismo nos lo dice. ¡Jesús ha venido a Salvarnos! Esta es una afirmación que
debemos repetirnos una y otra vez. El Señor no quiere nuestra destrucción y mucho
menos nuestra muerte. ¡Esa no es Su Misión! ¡Dios, nuestro Padre, no lo ha enviado
para eso! Así que dejemos el castigo y el temor de lado… ¡Él ha venido a Salvarnos! ¡No
nos dejemos confundir por el demonio y el mal! El mensaje de Cristo es de Misericordia.
Esto quiere decir que Dios nos ama, aun desde antes que fuéramos y no por ningún
mérito o merecimiento nuestro, sino porque Él así lo quiere. Su Voluntad es que todo el
que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Solo tenemos que oír a Jesús y
hacer lo que nos dice. Sin embargo, si a pesar que Dios amándonos tanto, envió a su
propio Hijo para salvarnos, decidimos rechazarlo, porque preferimos seguir en la
oscuridad, en la mentira, en el pecado, la destrucción y la muerte, seremos nosotros
mismos los que nos condenaremos.
Oracion. Padre Santo, ayúdanos a caminar siempre por la senda del Bien, de la
Verdad, de la Luz y de la Vida, que no caigamos en tentación, ni nos dejemos engañar
por las tretas del demonio…Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor…Amén. Roguemos al
Señor… Te lo pedimos Señor.
http://www.caminando-con-jesus.org

Este texto es continuación del diálogo con Nicodemo. Y se hace justamente alusión a la
actitud de este fariseo que, ¡de noche!, fue a ver a Jesús. Este hombre buscaba la luz,
buscaba la verdad, buscaba la Palabra salvadora. Todo el que busca la luz no tiene nada
que ocultar y, tarde o temprano, se encontrará con el Señor.
1. Dios, que es rico en misericordia
“Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente
cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo.”
(Éfeso. Ef 2, 4-10)
El amor eterno de Dios se ha manifestado siempre en la historia de la salvación, en la
lectura de 2 Crón 36, 14-16, nos revela un amor asombroso, el busca el arrepentimiento
y la conversión a través de la ira y luego por intermedio del castigo, pero con el
propósito promover en los hombre a la transformación necesaria para que se vuelva a
Dios.
La carta a los Efesios resalta por una parte nuestra falta de amor que causa la muerte, y
el amor de Dios que nos hace retornar a la vida junto con Jesucristo. En todo y por
encima de todo, el amor de Dios en Cristo Jesús.
Es éste el gesto extremo de la misericordia de Dios: en lugar de castigar en el hombre
ingrato y reincidente sus pecados, los castiga en su Unigénito, a fin de que creyendo en
Cristo Crucificado se salve el hombre. “Por pura gracia estáis salvados —exclama san
Pablo—. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros,
sino que es un don de Dios”.
Don absolutamente gratuito, que ninguna criatura habría podido nunca ni esperar, ni
merecer. Y sin embargo, desde hace dos mil años este don ha sido otorgado a toda la
humanidad, y para beneficiarse de él el hombre no tiene más que creer en Cristo,
aceptando ser salvado por Cristo y adhiriéndose a su Evangelio. (Comentario de
Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)
2. Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que
cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna”
Dios, todo bueno y bondad en El, absolutamente misericordioso, lleno de amor por los
hombres, y por el gran amor que nos tiene, sabiendo de nuestras faltas, fue tan bueno
que nos trajo a Jesús, y nos ha hecho vivir con Él. Pero no solo hizo eso, además, nos
entregó a su propio hijo para que nos salváramos.
Si fuéramos capaces de poder entender bien lo que hizo Dios por nosotros, si
pudiéramos sentir de verdad en nuestro corazón todo el amor que Dios nos tiene, sería
entonces más sencillo darse cuenta de su amor infinito y su gran ideal de salvarnos.
Para eso nos mandó a Jesús, su buen Hijo, no para condenarnos, sino que todo lo
contrario, para el que crea en El, no muera.
El evangelio nos está diciendo con mucha claridad, el que desprecia el amor de Dios, se
condena a sí mismo, es decir Dios no tiene interés en condenarnos, porque Él es puro
amor, amor total, tan extremo, que llega a entregar a su hijo al mundo por ese amor.
Ahora el resto está en nosotros, si aceptamos o no ese amor, o si ante la luz que vino al
mundo, preferimos la oscuridad y ocultarnos en ella. Si así fuera, el preferir la oscuridad,
es detestar la Luz, esto es no querer recibir el verdadero amor que se nos ofrece, y por
este motivo, ya estamos condenados, pero no por Dios, sino por nosotros mismos.
3. Santa Teresa de Jesus
¡Oh, Señor mío! ¡Qué delicada y fina y sabrosamente sabéis tratar a quienes os aman!
¡Quién nunca se hubiera entregado a amar a nadie sino a Vos!
Y es Dios tan bueno que, cuando por lo que Su Majestad sabe por ventura para gran
provecho nuestro quiere que esté seco el pozo, haciendo lo que es en nosotros como
buenos hortelanos, sin agua sustenta las flores y hace crecer las virtudes. (Vida 9)
Fíe (confíe) de la bondad de Dios, que es mayor que todos los males que podemos
hacer, y no se acuerda de nuestra ingratitud, cuando nosotros, conociéndonos,
queremos tornar a su amistad, ni de las mercedes que nos ha hecho para castigarnos
por ellas; antes ayudan a perdonarnos.
Acuérdense de sus palabras y miren lo que ha hecho conmigo, que primero me cansé de
ofenderle, que Su Majestad dejó de perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden
agotar sus misericordias; no nos cansemos nosotros de recibir.
Pues quiero concluir con esto: que siempre que se piense de Cristo, nos acordemos del
amor con que nos hizo tantas mercedes y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal
prenda del que nos tiene; que amor saca amor. Y aunque sea muy a los principios y
nosotros muy ruines, procuremos ir mirando esto siempre y despertándonos para amar;
porque si una vez nos hace el Señor merced que se nos imprima en el corazón este
amor. (Vida 22, 11)
Que el Señor nos conceda este amor, que sabe lo que mucho que nos conviene, por el
amor que nos tuvo y por su glorioso Hijo, a quienes nos demostró su Amor, que tan caro
le costó, amén… Sea bendito para siempre, amén, y alábenle todas las cosas.
4. Dios, no le quitaba su mirada
“Parece, Señor, que probáis con rigor a quien os ama, para que en la mayor intensidad
del sufrimiento se manifieste la mayor intensidad de vuestro amor” (Santa Teresa de
Jesús).
En una ocasión, alguien me dijo que conocía algo de Dios, y que oía mucho que Él nos
amaba, pero no había creído que fuera para tanto, entonces él no quería acercarse a
Dios, porque se reconocía un gran pecador, entonces si se dejaba ver mucho por Dios,
pensaba que iba a ser castigado, en otras palabras, sus faltas eran un obstáculo para
buscar recibir un poco de amor de Dios, pero luego en una situación de peligro, puso
toda su fe en mirar al Señor, y sintió que Dios, no le quitaba su mirada, y que recibió
tanta misericordia ante su necesidad, que descubrió que Dios solo sabe perdonar, y que
él se castigaba a sí mismo.
Nosotros debemos agradecer esta fineza del amor de Dios, y una gran forma de dar
gracias, es aprovechar todo el cariño que nos ofrece, y amarlo del mismo modo que él
nos ama. El por amor nos entregó a su propio hijo, nosotros por amor nos entregamos a
Él.
5. La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz porque
sus obras eran malas
Dice Jesús, En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se
ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios. Las obras salen del
corazón, si este es malo, solo salen obras malas y entonces se odia la luz para que no se
vean, pero si el corazón es bueno y limpio, salen buenas obras y las buenas obras
buscan luz.
A pesar de que siempre hay voces que “desprecian las acciones, las palabras y buscan
poner en ridículo a sus profetas”, las buenas obras siempre se ven, Dios las ve en
mucha gente, las vio en nuestro santo Padre Benedicto XVI y el mundo las ve hoy en el
Papa Francisco, como también las vio en San Juan Pablo II, por eso el mundo se
conmovió ante un hombre bueno, entregado a Dios sin condiciones, sin restricciones ni
limitaciones, total, hasta el último minuto. El entendió que es obligación de todo
hombre, buscar siempre la verdad, ahondar en el conocimiento de la verdad y
permanecer en ella, y darla a conocer, una de ellas, la proclamo aquí en mi país, “El
Amor, es más fuerte” (Abril 1987)
En efecto, el amor al Padre debe y tiene que ser total, así como el entregó a su Hijo
único, nosotros, nosotros tampoco le ponemos limitaciones y nos entregamos sin
restricciones.
6. Oracion de Teresa de Lisieux
¡Oh Dios mío, Trinidad santa!, yo quiero amarte y hacerte amar, y trabajar por la
glorificación de la santa Iglesia salvando a las almas que están en la tierra y liberando a
las que sufren en el purgatorio. Deseo cumplir perfectamente tu voluntad y alcanzar el
grado de gloria que Tú me has preparado en tu reino. En una palabra, quiero ser santa.
Pero siento mi impotencia, y te pido, Dios mío, que Tú mismo seas mi santidad.
Ya que me has amado hasta darme a tu Hijo único para que fuese mi Salvador y mi
Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos son míos; te los ofrezco gustosa, y te suplico
que no me mires sino a través de la Faz de Jesús y en su Corazón abrasado de amor.
(ORACION 6 Acto de Ofrenda al Amor Misericordioso)
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- ¿Te desalientas por tus caídas, al ver todo lo que te falta avanzar?
6.- ¿Te acercas a Dios con temor o lo ves como el Señor amoroso que te quiere
perdonar siempre?
7.- Tanto amó Dios al mundo que llegó a entregar a su propio hijo. Esta verdad ¿ha
llegado a penetrar en lo más profundo de mí ser, de mi conciencia?
8.- La realidad más ecuménica que existe es la vida que Dios nos da y por la que
entregó a su propio hijo. ¿Cómo vivo el ecumenismo en mi vida de cada día?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Cantamos tu gloria, Dios y Padre nuestro, y proclamamos con toda la Iglesia que Jesús
se ha alzado y vive en la luz. Ha venido de ti, lleno de gracia y de verdad, no para
juzgar al mundo, sino para salvarlo. Para manifestar tu amor, se hizo semejante en todo
a los hombres para arrastrarlos consigo en su victoria. En él podemos ver tu luz y
conocer el secreto de nuestra vida: que nos amas sin reservas y dejas sin efecto la
acusación que pesaba contra nosotros. Por eso, fiados de tu ternura, entonamos la
aclamación de quienes viven para siempre en tu luz. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Debo convencerme, Señor, de que, cuando tú quieres algo, eres irresistible. Pero no
debo inquietarme ni tener miedo, ni deprimirme, ni rendirme. Cuando tu Palabra parece
encadenada, cuando tus anunciadores parecen encarcelados en un gueto, no puedo
perder la confianza en tu poder, aunque ésta sea quizás la tentación más peligrosa de
hoy.
Concédeme la certeza interior de que tú estás con tus anunciadores y los asistes; la
certeza interior de que yo debo anunciar; de que me pides el anuncio, no el éxito.
Y es que el éxito te lo reservas para ti mismo, cuando quieres abrir las puertas de los
corazones, cuando quieres preparar un nuevo público y un nuevo pueblo, cuando
decides que tu Palabra debe reemprender la carrera por el mundo, el mundo geográfico
y el mundo de los corazones.
Concédeme, Señor, no dudar nunca de tu ilimitado poder, estar convencido de que debo
sembrar siempre tu Palabra, sin «adaptarla» demasiado, para que quizás sea mejor
aceptada y acogida. Hazme humilde, confiado, fiel dispensador de tu Palabra en todo
momento y circunstancia, incluso cuando siembro encerrado en la cárcel de mi
aislamiento. www.santaclaradeestella.es
3 Bendeciré en todo tiempo a Yahvé, sin cesar en mi boca su alabanza; en Yahvé se
gloría mi ser, ¡que lo oigan los humildes y se alegren! (Sal 34,2-3) www.ocarm.org
4 ¡Padre de Amor! ¿Cuándo comprenderemos tu gran amor por nosotros, o mejor, Cómo
fortalecer nuestra fe, para creer más y más en la presencia de tu Hijo para no perdernos
y tener Vida eterna? Padre Bueno, tu que no nos condenas, sino que quieres nuestra
perfección para salvarnos, infúndenos tu Espíritu, que nos ilumine y nos llene de ese
amor que recibimos de Cristo Redentor por los siglos de los siglos. Amen. www.dario.res
5 Padre infinitamente bueno, Nicodemo esperaba al Mesías glorioso que habría de hacer
justicia a Israel y juzgar al mundo con poder. Cristo, sin embargo, se presentó entre los
hombres pobre y débil, y en vez de juzgar a los hombres aceptó ser juzgado por ellos:
no vino a condenar, sino a salvarnos a todos nosotros. Nos sigue correspondiendo a
nosotros el juicio personal frente a la verdad y a la Palabra de Dios, un juicio que
realizamos cada día con nuestras libres opciones por el bien o por el mal. Señor, no nos
dejes solos en nuestra labor cotidiana. Que sea siempre tu Espíritu de verdad el que nos
ilumine y nos oriente hacia el bien, a fin de que siempre podamos estar del lado de la
vida y no de la muerte, de la luz y no de las tinieblas, y responder así de una manera
generosa como verdaderos hijos a tu amor de Padre. . www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
5 Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la palabra de Dios? La palabra en el
corazón de los Padres.
Las almas sencillas no necesitan medios complicados: dado que yo me encuentro entre
ellas, una mañana, durante mi acción de gracias, el Señor Jesús me dio un medio
sencillo para llevar a cabo mi misión. Me hizo comprender este pasaje del Cantar de los
Cantares: «Atráenos, nosotros correremos al olor de tus perfumes».
Oh Jesús, no es preciso decir por tanto: «Atrayéndome, atrae a las almas que yo amo».
Esta sencilla palabra, «atráeme», basta. Señor, ahora lo comprendo: cuando un alma se
deja cautivar por el olor embriagador de tus perfumes, no puede correr sola, sino que
todas las almas que ama son arrastradas tras ella. Y eso es algo que sucede sin
presiones, sin esfuerzos. Es una consecuencia natural de su atracción hacia ti (Teresa
del Niño Jesús). www.santaclaradeestella.es
Tomó, pues, la muerte y la suspendió en la cruz. De esta manera los mortales son
librados de la muerte. El Señor recuerda lo que aconteció en figura a los antiguos: Y así
como Moisés, dice, levantó en el desierto la serpiente, así también conviene que sea
levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él no perezca, sino tenga la
vida eterna (Jn 3,14-15).
Gran misterio es éste; quienes lo han leído, lo conocen. Por tanto, óiganlo ahora quienes
no lo han leído o lo han olvidado después de leerlo u oírlo. El pueblo de Israel caía en el
desierto a causa de las mordeduras de las serpientes, y las numerosas muertes
producían una hecatombe (Nm 21,8-9). Era castigo de Dios, que corrige y flagela para
instruir. Allí se manifestó un gran signo de una realidad futura. El mismo Señor lo indica
en esta lectura, para que nadie lo interprete de forma distinta a como lo hace la Verdad
refiriéndolo así. El Señor ordenó a Moisés que hiciese una serpiente de bronce y la
levantara sobre un madero en el desierto, y que exhortase al pueblo de Israel a que, si
alguno había sido mordido por las serpientes, mirase a la levantada sobre el madero. Así
se hizo. Los hombres mordidos la miraban y sanaban.
¿Qué son las serpientes que muerden? Los pecados de la carne mortal. ¿Qué es la
serpiente levantada en alto? La muerte del Señor en la cruz. La muerte fue simbolizada
en la serpiente porque procede de ella. La mordedura de la serpiente es mortal, y la
muerte del Señor es vital. Se mira a la serpiente para aniquilar el poder de la serpiente.
¿Qué es esto? Se mira a la muerte para aniquilar el poder de la muerte. Pero ¿de qué
muerte se trata? De la muerte de la vida, si es que se puede hablar de la muerte de la
vida. Y resulta admirable cómo es posible hablar así. ¿Acaso no se ha de hablar de lo
que hubo de hacerse? ¿Dudaré yo en hablar de lo que el Señor se dignó hacer por mí?
¿No es Cristo la vida? Y, no obstante, estuvo en la cruz. ¿No es Cristo la vida? Y, sin
embargo, murió. Pero en la muerte de Cristo encontró la muerte su propia muerte. La
vida muerta dio muerte a la muerte; la plenitud de la vida devoró a la muerte. La
muerte fue absorbida por el cuerpo de Cristo.
El Salvador vino al mundo. ¿Por qué se le llamó Salvador del mundo, sino porque vino
para salvar, no para juzgar al mundo? ¿No quieres que él te salve? Tú mismo te
juzgarás. ¿Y por qué he de hablar en futuro? Atento a lo que dice: Quien cree en él no
es juzgado, mas quien no cree... ¿Qué esperas que ha de decir, sino «es juzgado», ya
ha sido juzgado? (Jn 3,18). Aún no ha llegado el juicio, pero ya ha tenido lugar. El Señor
sabe quiénes son los suyos (2 Tim 2,19): conoce quienes han de permanecer para
recibir la corona y quienes para ir a las llamas; conoce quien es trigo y quien es paja en
su era; conoce la mies y conoce la cizaña. Quien no cree ya está juzgado. ¿Por qué?
Porque no creyó en el nombre del Hijo unigenito de Dios (Jn 3,18).
Y el juicio es este: que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que
la luz, pues sus obras eran malas (Jn 3,19). ¿En quién, hermanos míos, halló el Señor
buenas obras? En nadie. En todos las halló malas. ¿Cómo entonces algunos practicaron
la verdad y llegaron a la luz?
El texto sigue así: El que practica la verdad viene a la luz, para que se manifiesten sus
obras, pues están hechas en Dios (Jn 3,20). ¿Cómo es que unos hicieron obras buenas y
vinieron a la luz, esto es, a Cristo, y, por el contrario, otros amaron las tinieblas? Si los
halló a todos pecadores y a todos sana de sus pecados; si aquella serpiente, figura de la
muerte del Señor, cura a los mordidos, y, a causa de las mordeduras de las serpientes y
por los hombres mortales que halló injustos, se levantó en alto la serpiente, es decir, la
muerte del Señor, ¿qué sentido tiene lo que viene a continuación: El juicio es este: que
la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas? ¿Qué significa esto? ¿Quiénes tenían esas buenas obras? ¿No viniste
para hacer justos a los impíos? Pero amaron, dice, las tinieblas más que la luz.
Esto ha querido resaltar. Hay muchos que aman sus pecados y muchos también que los
confiesan. Quien los confiesa y se acusa de ellos, se reconcilia con Dios, que reprueba
sus pecados. Si tú haces lo mismo, te unes a Dios. «Hombre» y «pecador» son como
dos cosas distintas. Al oír «hombre», oyes lo que hizo Dios; al oír «pecador», oyes lo
que es obra del hombre. Es preciso que aborrezcas tu obra y ames en ti lo que es obra
de Dios.
Cuando empieces a detestar lo que hiciste tú, entonces comienzan tus buenas obras,
porque repruebas las tuyas malas. El principio de las buenas obras es la confesión de las
malas. Practicas la verdad y vienes a la luz. ¿Qué es para ti practicar la verdad? No
halagarte, ni pasarte la mano, ni adularte a ti mismo, ni decir que eres justo, cuando
eres un malvado. Así es como empiezas a practicar la verdad, así es como vienes a la
luz para que se manifiesten las obras que has hecho en Dios. No existiría en ti lo que te
impulsa a aborrecer tus pecados si no te iluminara la luz de Dios, si no te los mostrara
su verdad. Más el que después de advertido ama sus pecados, odia la luz que le llama la
atención y huye de ella para que no le reprenda las malas obras que ama.
En cambio, quien practica la verdad reprende en si sus malas obras; no se contempla,
no se perdona para que le perdone Dios. Reconoce el mismo lo que quiere que Dios le
perdone y así viene a la luz y le da gracias porque le muestra el objeto de su odio. Dice
a Dios: Aparta tu vista de mis pecados Con qué cara pronunciaría estas palabras si no
continuase: Porque yo reconozco mis pecados y los tengo siempre delante de mí. Ten
siempre en tu presencia lo que no quieres que este en la presencia de Dios. Porque si
echas a la espalda tus propios pecados, Dios volverá a ponerlos ante tus ojos cuando ya
la penitencia será infructuosa (Agustín de Hipona, Comentarios sobre el evangelio de
san Juan 12,11-13). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
6 Acción. ¿A qué me comprometo con Dios? Para custodiar y vivir la palabra.
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «El ángel del Señor acampa en torno a
los que le temen y los salva» (Sal 34,8).
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: « Tanto amó Dios al mundo que entregó
a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino tenga vida
eterna» (v. 16).
7 Para la lectura espiritual. Caminar con la palabra.
La Buena Noticia se convierte en mala noticia cuando es anunciada sin paz ni alegría.
Todo el que proclama el amor de Jesús, que perdona y cura, con un corazón amargado
es un falso testigo.
Jesús es el salvador del mundo. Nosotros, no. Nosotros estamos llamados a dar
testimonio, siempre con nuestra vida y, en ocasiones, con nuestras palabras, de las
grandes cosas que Dios ha hecho en favor de nosotros. Ahora bien, ese testimonio debe
proceder de un corazón dispuesto a dar sin recibir nada a cambio.
Cuanto más confiemos en el amor incondicionado de Dios por nosotros, más capaces
seremos de anunciar el amor de Jesús sin condiciones internas ni externas (H. J. M.
Nouwen, Pane per ¡I viaggio, Brescia 1997, p. 239 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC,
Madrid 1999]). www.santaclaradeestella.es
Todo lo que dice y hace Jesús revela o descubre a Dios. Lo que existe de una manera
visible en Jesús existe también de una manera invisible, misteriosa, en Dios. Si la
encarnación es un acto de humildad, eso significa que Dios es un ser de humildad. Si
Jesús es pobre, eso significa que Dios es pobre. Y la muerte de Jesús me revela la
eternidad del ser eterno de Dios. Revelar a Dios significó para Jesús aceptar la muerte.
La verdad más profunda es que, en Dios, la muerte se encuentra eternamente en el
corazón de la vida. Dios es amor. Y amar significa morir a nosotros mismos no sólo
prefiriendo a los otros por encima de nosotros mismos, sino renunciando a existir para
nosotros mismos y en virtud de nosotros mismos, a fin de existir únicamente en virtud
de los otros y para los otros [...]. Vivir significa amar, pero amar significa morir, porque
significa no ser, no existir más que para los otros y en virtud de los otros.
Esto es lo que manifiesta Jesús al morir en la cruz. Los judíos esperaban una
manifestación triunfal de Dios. Pero Dios no interviene en el Calvario, sino que se
esconde y calla. No es el Dios Sabaoth, esto es, el Dios de los ejércitos, sino el Dios
«desarmado ». Se lo imaginaban rico y poderoso, y ciertamente lo es, dado que es el
infinito, pero ahora se ve que su riqueza no consiste en poseer, sino en dar: es la
riqueza de una entrega total de sí mismo, sin reserva o segundos fines. El amor no
ofrece algo de sí reservándose la parte más profunda, sino que entrega esta parte
profunda. El Padre, al sacrificar a su Hijo, lejos de exigir el sacrificio de su Hijo para dar
satisfacción a su justicia, sacrifica lo que más quiere. Es como decir que se sacrifica a sí
mismo. Su ser, su «naturaleza», es ser «entrega de sí mismo».
Dios es el totalmente otro. Nosotros somos ricos cuando poseemos; Dios, en cambio, es
rico desposeyéndose. Nosotros somos fuertes cuando dominamos; Dios, en cambio, es
fuerte haciéndose siervo. Cuando Cristo rinde el último aliento se priva de la vida misma
—por consiguiente, de todo— y es en ese momento cuando Cristo se vuelve
humanamente omnipotente, como Dios es divinamente omnipotente. Es en ese
momento cuando participa de la omnipotencia de Dios, que no es un poder de
dominación ni de exhibición de sí mismo, sino de ocultamiento, de aniquilación de sí
mismo. Es en ese momento cuando participa en el poder del perdón, que es la realidad
más profunda de Dios. Muere al pie de la letra por nosotros, los hombres, «nos salva»
(E Varillon, Gioia di creciere, gioia di vivere, Bolonia 1984, 76-78; edición española:
Alegría de creer, alegría de vivir: conferencias sobre los principales puntos de la fe
cristiana, Mensajero, Bilbao 1999). www.evangeliodeJuan.GiorgioZevini
*****
www.fundacionpane.org

📕 Lectura, ¿Qué dice el texto?

Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por Él.
En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de
manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
🙋 ‍Siguiendo este texto, ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu
atención, tu interés?

📗 Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?

¿Porque Dios no envió a su Hijo a juzgar al mundo?, ¿Será que entiende nuestra
humanidad, nuestra debilidad?, ¿Qué siempre hay quien nos está tentando a cometer
faltas?; ¿Porque quiere que el mundo se salve?, ¿Porque así lo había planeado?, ¿Porque
somos a imagen y semejanza de él?, ¿Porque nos creó, es nuestro Padre y nos ama?,
¿Será cierto el dicho que en las buenas y en las malas está con nosotros?, ¿Porque todo
esto?. Sabemos que en este mundo habemos gente que tiene buenas y malas actitudes,
pero hay muchos que pese a que algunas veces actúan mal, reconocen su falta y buscan
la verdad, la luz, ¿Qué tipo de persona soy?, ¿Me esfuerzo y doy mi mejor voluntad para
buscar la verdad y la luz?, ¿Cómo son mis obras, mis acciones, mis actitudes?

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?

📘 Oración, ¿Qué le decimos a Dios?

Señor sé que nos has venido a juzgarme, sino a salvarme para ir al Reino de Dios, sé
que me conoces perfectamente, que conoces mis debilidades y tentaciones, mis faltas,
que caigo en obscuridades; pero bien sabes que me esfuerzo y doy mi mejor voluntad
por seguirte tu mensaje de verdad, tu luz. Tu amor es tan grande que con todos mis
defectos y virtudes tú me sigues buscado, llamando; ayúdame a desaparecer mis
obscuridades y llenarme de tu luz.

🙋 ‍Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu oración personal?

Cada uno pone sus intenciones. -Amén-

📙 Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

“Vive de acuerdo con la verdad“ (Repetimos)

🙋 Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la palabra o frase o párrafo o actitud que
te ayuda a recordar este texto?

🏃 ⛪ Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?

Reflexionar sobre el porqué el Señor quiere que nos salvemos y porque se entregó para
salvarnos.
Hacer una lista de acciones y actitudes que me impiden acercarme completamente a la
verdad y luz; y concientizarnos en ellas e ir proponiéndonos darles un giro hacia la
verdad y la luz

🙋 ‍Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es la acción concreta que te invita a


realizar?
**********************************************************************

✞ ✞ ✞ Profesión de Fe

Solo los Domingos y Solemnidades.


✞ ✞ ✞ Intenciones (Oracion de los fieles)

Por Jesucristo, el Señor, hemos renacido del agua y del Espíritu. Oremos, como hijos, al
Padre que nos ama y escucha.
- Por la Iglesia, para que se deje guiar siempre por la luz de Cristo. Roguemos al Señor.
- Por los adultos recién bautizados, para que, iluminados por Cristo sean sus testigos en
los diversos ambientes en que viven. Roguemos al Señor
- Por todos los servidores del orden y de la seguridad ciudadana, para que busquen el
bien de todos y la paz. Roguemos al Señor.
- Por nosotros, que celebramos con gozo la Pascua del Señor, para que seamos luz de
Cristo en medio del mundo. Roguemos al Señor.
- Para que la Iglesia, igual que Dios Padre, ame tanto al mundo que dé a conocer a
Jesús a todos, y lo entregue, como don salvador, a todos los pueblos, cercanos y
lejanos, roguemos al Señor.
- Para que aquellos que no pueden creer en Dios porque la vida les es muy difícil,
perciban el amor de Dios reflejado en gente buena, humilde, acogedora y cercana,
roguemos al Señor.
- Para que no condenemos a nadie, sino que aceptemos a las personas de la misma
forma como Dios las acepta, roguemos al Señor.
Escúchanos, Señor, y concédenos ser en todo momento portadores de la salvación que
nos mereció Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los
siglos.

3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)

✞ ✞ ✞ Oración sobre las Ofrendas

*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.

Oh, Dios, que nos haces partícipes de tu única y suprema divinidad por el admirable
intercambio de este sacrificio, concédenos alcanzar en una vida santa la realidad que
hemos conocido en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor Dios nuestro: Igual como tu Hijo Jesús está aquí presente y se da a sí mismo a
nosotros en este banquete de la Eucaristía, que también esté Él presente en nuestras
vidas y dé sentido a todo lo que hacemos. Que aprendamos de Él a hacer lo que
seríamos incapaces de hacer sólo por nosotros mismos, dejados a nuestra suerte: como
olvidar ofensas y perdonar a nuestros enemigos, ser pacientes con los que no nos
comprenden, llevar libertad a los que no la aprecian. Que Jesús trabaje todo esto en
nosotros porque Él es nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de
consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo
en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio .

a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio Pascual II. La nueva vida en Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca exaltarte en este tiempo glorioso en que Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Por Él, los hijos de la luz amanecen a la vida eterna, y se abren a los fieles las puertas
del reino de los cielos; porque en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida, y
en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos.
• Gracias, Padre Bueno, porque no has dejado que me pierda: me has amado tanto que
hasta has enviado al mundo a Jesús, tu Hijo, para que pueda alcanzar la felicidad. Que
aprenda yo de Él a santificarme abrazando el madero con valentía, amor y docilidad.
Amén
(Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y
también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan el himno de tu gloria
diciendo sin cesar:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta
o recita las alabanzas a Dios.

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para
salvación de quienes la reciban.

Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera
que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que
nos mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se
realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa;
es la transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el
Santísimo sacramento del Altar!

Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi
Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por
muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de
Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu


resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su


admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te
ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia y reconoce en ella la Víctima por cuya
inmolación quisiste devolvemos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la
Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un
solo espíritu.
Que Él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto
con tus elegidos: con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san
N.: santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener
siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al
mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu
servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
g) Intercesiones. Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con
toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
Padre eterno, te ofrecemos la Preciosísima Sangre de Jesús, con todas las
Misas celebradas en el mundo en éste día, por las benditas Almas del
Purgatorio. Y Concédeles, Señor, el descanso eterno y brille para ellas la luz
perpetua. Amén.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen
del pueblo.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma
alegría y amor.

a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a
cada persona de la tierra.

• Oremos a nuestro Padre misericordioso nos conceda la gracia de amarle con la Luz de
Cristo Jesús, como bendición por su gran amor hacia nosotros.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan
mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.

R/. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.


Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz les dejo, mi paz les doy", no
tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. R/.
Amén.
La paz del Señor esté siempre con ustedes. R/. Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. R. Danos la paz.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, el Señor, que nos dice: “Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por Él".

• Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la
cena del Señor.

R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la
comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Jn 15, 16. 19
Dice el Señor: «Yo os he escogido sacándoos del mundo y os he destinado para que
vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca». Aleluya.

✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión

Asiste, Señor, a tu pueblo y haz que pasemos del antiguo pecado a la vida nueva los que
hemos sido alimentados con los sacramentos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Señor: Tú oyes los gritos y el llanto de los pobres; tú enviaste a tu Hijo al mundo no
para condenarlo, sino para salvarlo. Danos fuerza, no para condenar, sino para edificar;
no para juzgar, sino para sanar y ayudar, no para maldecir, sino para bendecir. Y
cuando nuestros torpes esfuerzos nos fallen, recuérdanos que tu Hijo permanece aquí
con nosotros y que él puede hacer las cosas -aun por medio de nosotros- mejor de lo
que nunca nos atreveríamos a esperar. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea,
para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

✞ ✞ ✞ Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!

Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Reina del Cielo, alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oracion a San Miguel Arcángel.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde
súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido,
arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo
para la perdición de las almas. Amén

✞ ✞ ✞ Bendición

Hermanos: Dios no envió a Jesús al mundo para condenarlo, sino para salvarlo. Con
Jesús, y por medio de Él, somos parte de ese hermoso plan.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y permanezca para siempre.
R/ Amén
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.

✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en
Cristo, ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16

También podría gustarte