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1ª. parte
Desde la UPE Francisco de Paula Briceño consideramos que es necesario conversar sobre este tema ya
que así se aprecia el valor de todas las áreas que se desarrollan en el nivel inicial y su importancia para la
evolución y aprendizaje del niño en la primaria, ya que un niño cuando llega a primer grado debe haber
adquirido las habilidades de esta pirámide.
La Pirámide de Desarrollo Humano es una forma esquemática y gráfica para explicar en forma visual
las secuencias del proceso de desarrollo, donde se describen las diferentes adquisiciones que llevan a la
persona desde la maduración de sus sistemas sensoriales hasta la consecución del aprendizaje académico.
La forma de pirámide tiene que ver con que es una figura con una amplia base sobre la que se van
superponiendo diversas capas con las capacidades del ser humano, hasta culminar en la cúspide, que se
sustenta en todo lo anterior, de esta manera, si existen dificultades en una capa superior, necesariamente hay
que reforzar la inmediatamente inferior y, así sucesivamente, hasta lo más básico.
EJES TRANSVERSALES
La pirámide del desarrollo humano se encuentra atravesada por dos ejes, dos flechas evolutivas, que traspasan
de parte a parte cada uno de los escalones estudiados y cada una de las nociones analizadas. El desarrollo
humano no se puede entender sin estos dos vectores.
1.- De la Emoción a las Habilidades sociales: se inicia en las emociones y finaliza en las habilidades
sociales. Cuando una emoción funciona en un cerebro consciente se desencadena un sentimiento emocional.
Entre las funciones esenciales de las emociones tenemos que
Sirven para defendernos de estímulos nocivos (enemigos) o aproximarnos a estímulos placenteros o
recompensantes (agua, comida, sexo) que mantengan nuestra supervivencia. Son motivadoras.
Generan respuestas flexibles del organismo (conducta) ante acontecimientos (enemigos, alimentos).
Alertan al individuo ante el estímulo específico.
Mantienen la curiosidad y con ello el descubrimiento de lo nuevo (nuevos alimentos, ocultación del
enemigo), con lo que ensanchan el marco de seguridad del individuo.
Sirven como lenguaje para comunicarse unos individuos con otros. Es una comunicación rápida y efectiva.
De ahí las características distintas del lenguaje emocional y del lenguaje oral.
Sirven para almacenar y evocar memorias de una manera más efectiva.
Pueden jugar un papel importante en el proceso de razonamiento y toma de decisiones, especialmente de
aquellas relacionadas con la persona y su entorno social más inmediato.
La Educación Emocional y Social en la escuela facilita el crecimiento integral de niños y jóvenes,
promueve su éxito académico, sirve de estrategia preventiva frente a posibles problemas en su desarrollo y,
además, contribuye a la mejora y protección de la salud, física y mental, de los jóvenes.
2.- De la Interacción al Símbolo comienza en la interacción y acaba en el manejo y la utilización de
símbolos. Está relacionado con lo que enunció el psicólogo ruso Vygotski (1979, 192) en la «Ley general del
desarrollo»: «En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a nivel social, y más
tarde, a nivel individual; primero, entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño
(intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la
formación de conceptos. Todas las funciones superiores se originan como relaciones entre seres humanos»
Las herramientas simbólicas, es decir, las palabras se originan en las interacciones entre los seres
humanos. Los esquemas de interacción suponen que la conducta del niño constituye sólo una fracción de la
total porque el adulto la tiene que completar. El niño tiende los brazos al adulto, pero el acto sólo se completa
cuando éste lo coge en brazos. Estos esquemas interactivos, se encuentran en el origen de la interacción
intencional del niño, a través de ellos adulto y niño, niño y adulto comparten la acción y la atención y este
compartir constituye el nacimiento de los símbolos.
Las palabras nacen de las acciones. La cognición depende de las experiencias originadas en la
posesión de un cuerpo con diversas aptitudes sensoriomotrices; estas aptitudes sensorio-motrices están dentro
de un contexto biológico, psicológico y cultural más amplio. Los procesos motores y sensoriales, la percepción
y la acción, son fundamentalmente inseparables en la cognición vivida.
I NIVEL: DESARROLLO SENSORIAL
1.- Sistemas sensoriales:
La base de la pirámide se compone de los sistemas sensoriales básicos del ser humano o
estimulaciones básicas del desarrollo, a saber: táctiles, vestibulares y propioceptivas. Estos tres sistemas
sensoriales constituyen la base sobre la que se edifica todo nuestro conocimiento sobre nosotros mismos y
sobre el mundo, señalan la importancia del tacto y la propiocepción para conformar grupos afectivos estables
que les mantienen unidos para poder afrontar con mayores garantías la supervivencia y entender la importancia
de la orientación de la cabeza y la postura erecta para una adaptación más eficaz. Desde la semana 5 de
gestación aproximadamente (en la que comienzan a darse las primeras respuestas a estímulos sensoriales
táctiles) y hasta el séptimo año de vida se da la maduración de los sistemas sensoriales, permitiéndole al niño
desarrollar habilidades sensorio motrices, cognitivas e intelectuales que servirán de base para el
óptimo desempeño del juego, las actividades escolares y las actividades básicas de la vida diaria.
Por otra parte, en relación con el desarrollo del ser humano como individuo, una manera de calmar a
un niño pequeño que está agitado consiste en tocarlo y acariciarlo –estímulo táctil–, sostenerlo en brazos –
estímulo propioceptivo– y mecerlo –estímulo vestibular–. Este encadenamiento de acciones surge en la crianza
casi de forma espontánea, como una secuencia natural de conducta por parte del adulto, padre, madre o
persona que cuida al niño.
El sistema táctil está conformado por los receptores sensoriales del tacto que se encuentran en la
piel que es el órgano más grande del cuerpo humano y nos ofrece una barrera protectora. Los receptores
responden a presión, contacto, temperatura (frío, calor) y dolor. Nos permite discriminar texturas, forma y
tamaño de los objetos, consistencia (duros o blandos) y peso.
Se puede observar que hay una dificultad o disfunción en la modulación del sistema táctil cuando al
niño o niña le molesta sacarse los zapatos o andar descalzo, no le gusta que lo toquen otros niños o adultos,
evita jugar con pinturas o materiales que ensucian, rechaza alimentos, se irrita en lugares donde hay mucha
gente, se le dificulta interactuar con otros niños, le molestan mucho las etiquetas de la ropa o lazos, se
observan conductas de agresividad o rechazo al establecer relaciones interpersonales, se le dificulta mantener
la atención, poca o excesiva sensibilidad al dolor, retraso en la manipulación de botones y cierre así como
atarse los zapatos, probablemente sea torpe en las actividades de motricidad fina como manejo del lápiz, de las
tijeras y de los cubiertos.
El sistema de orientación básica o sistema vestibular esta situado en el oído interno y es el
sentido del movimiento que procesa la información acerca de la fuerza de gravedad y movimiento en estrecha
relación con el sistema propioceptivo y el visual. Este sistema origina una variedad de reflejos motores como
los reflejos posturales vestibulares y los reflejos vestíbulo-oculares (mantienen el mismo campo visual sobre la
retina y sirven para que el ojo no se mueva cuando lo hace la cabeza). Es el encargado de regular la postura, el
equilibrio, el tono muscular y la orientación espacial. La estimulación vestibular contribuye a la tranquilidad,
cuando es necesario lograr la calma, y a la activación, cuando se trata de aumentar el tono. Los niños buscan
grandes cantidades de estímulo vestibular trepando a lo alto de los muebles, haciendo acrobacias peligrosas,
corriendo sin parar, columpiándose incesantemente, buscando las diversiones de más movimiento en los
parques, etc.
Entre los beneficios educativos de este tipo de estimulación se pueden señalar mejoras en reacciones
y control postural, equilibrio, marcha, coordinaciones perceptivo-motrices, coordinación óculo manual,
coordinación motora bilateral, capacidad de atención y mayor grado de comunicación.
En la disfunción en la modulación del sistema vestibular se observa que el niño o niña evita tener los pies
fuera del suelo, al pasear en auto se marea y puede vomitar, se apoya en los antebrazos cuando realiza
actividades en la mesa, se aletarga si tiene mucho movimiento o actividad, puede tener pobre equilibrio, se
molesta si es movido abruptamente hacia atrás, evita saltar sobre los objetos u otras superficies, se molesta si
alguien lo tropieza o le lanzan al aire, dificultad para regular el nivel de actividad y para mantener la atención;
esta disfunción también interfiere en la capacidad de mantener la concentración en tareas sedentarias afectando
el aprendizaje académico.
El sistema propioceptivo se refiere a la percepción de la posición y el movimiento de las partes
del cuerpo, es decir, información sobre la postura, ubicación y movimiento en el espacio de las extremidades
y otras partes móviles del esqueleto articulado sensaciones de presión y vibración.
El sistema propioceptivo nos permite aprender movimientos nuevos, recopilar información de los
cambios posturales y de la velocidad angular de las articulaciones, orientarnos en el espacio,
relajar y activar la musculatura; coordinar el equilibrio, la fuerza y el tiempo de reacción, coordinar espacio y
tiempo para ejecutar un movimiento, calcular la distancia para subir unos escalones, recuperar el equilibrio
después de sufrir un traspiés.
En la disfunción en la modulación del sistema propioceptivo se observa poca fluidez en los
movimientos debido a la escasa percepción que tiene de su cuerpo, aplica sobre los objetos una fuerza
inapropiada excesiva o insuficiente, adquiere conductas en los límites extremos de la edad, tarda mucho
tiempo en aprender a lograr la independencia en las actividades de vestido y autocuidado (alimentarse,
bañarse), tarda más tiempo que el promedio de los niños para aprender habilidades motoras nuevas.
2.- Los sentidos.
Comprende la exterocepción que son los sentidos de la vista, oído, olfato y gusto los cuales unen al
ser humano con el medio circundante y la interocepción que traslada al cerebro las sensaciones internas del
organismo. Los estados de tensión, malestar o felicidad son ejemplos de este tipo de sensibilidad.
La visión es el sentido dominante en el ser humano. Las unidades receptoras se encuentran en la
retina, los conos que reconocen el color y los bastones que son más sensibles a la luz.
El sistema auditivo evolucionó a partir de las estructuras vestibulares y los sonidos son alteraciones
de presión que ocurren en un medio gaseoso, líquido o sólido. Los estímulos de este sistema son las
vibraciones en el aire y, después de la recepción y procesamiento del estímulo, el oído informa al individuo de
la naturaleza y localización de las fuentes. La capacidad de oír se encuentra relacionada con la de producir y
comprender el lenguaje humano.
Los llamados sentidos químicos, el olfato y el gusto constituyen un sistema de búsqueda y muestreo
de comida, con múltiples actividades como buscar, probar, seleccionar o rechazar alimentos o bebidas. El
olfato es el más antiguo de los sensorios y a partir de él se desarrolló el sistema límbico (la parte inconsciente
del cerebro que se ocupa de la motivación y las emociones). Con el gusto podemos detectar cuatro sabores
básicos: dulce, agrio (ácidos), salado y amargo.
Aunque todos los seres humanos disponemos del mismo aparato sensorial básico, la manera en que
utilizamos nuestros sentidos varía de una cultura a otra. La cultura actúa como una especie de filtro para
nuestros sentidos de manera tal que algunos estímulos se ponderan en determinada cultura y otros estímulos
apenas son percibidos.