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Características
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es uno de los problemas
psicológicos más frecuentes y, también, motivo habitual de consulta en Atención
Primaria.
Su principal característica es la preocupación que, además de estar generalizada
a un amplio campo de actividades y acontecimientos, tiene un carácter excesivo.
Básicamente es una estrategia negativa de afrontamiento evitativo asociada a
inquietud, nerviosismo y tensión muscular (Caballo, 2011).
Mientras que la ansiedad es la respuesta emocional (sentimiento de
inquietud/malestar o reacciones somáticas de tensión) que acompaña a la
anticipación aprensiva de un peligro o desgracia futuros, ya sean internos o
externos, la preocupación es una cadena de pensamientos sobre un peligro o
desgracia futuros, donde hay incertidumbre sobre los resultados (la amenaza
futura es vista como imprevisible y/o incontrolable) y un sentimiento
acompañante de ansiedad (Dugas y Ladouceur, 1997; Dugas y Robichaud, 2007; Rapee,
1995).
En general, las personas con TAG no se preocupan por problemas reales y
actuales, normalmente los suyos están relacionados con eventos futuros
improbables. Las preocupaciones en el TAG son excesivas y desproporcionadas,
a diferencia de las preocupaciones que cualquier persona tiene en su cotidiano
—son menos frecuentes, más fáciles de controlar y, sobre todo, no producen
deterioro en áreas importantes del funcionamiento del individuo—.
En síntesis, la preocupación patológica es aquella que es excesiva y menos
controlable, es decir, “está en el continuo de mayor gravedad”.
Las áreas más comunes de preocupación suelen hacer referencia a circunstancias
de la vida diaria; son habituales temas como la familia, los amigos, las relaciones
interpersonales en general, el dinero, el trabajo, los estudios, el manejo de la
casa, y la salud propia y la de otros. Como apunta el DSM-5, “…cuanto mayor
sea la variedad de circunstancias de la vida sobre las que una persona se
preocupa… es más probable que sus síntomas cumplan los criterios del
trastorno de ansiedad generalizada” (DSM-5, pp. 223).
De esta forma, la preocupación del TAG está caracterizada por la carga de
ansiedad —y la constante generación de numerosos eventos potenciales
negativos sobre el futuro—, fuertemente conectada a la ausencia de intentos
efectivos de resolver o afrontar estas situaciones futuras.
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No está asociada a la hiperactivación autonómica típica de otros trastornos de
ansiedad —como el trastorno de pánico—, sino que, por el contrario, se asocia
con una reducción: hay evidencia de que el proceso de preocuparse reduce la
activación autonómica ante la percepción de una amenaza. En añadidura,
funciona como una distracción orientada al futuro respecto a temas presentes
potencialmente más perturbadores. Es por esto por lo que algunos autores
definen a la preocupación como un proceso de evitación cognitiva.
Una dificultad clínica que se presenta vinculada con la preocupación es la
“eficacia” que ésta tiene para disminuir la ansiedad. Paradójicamente, al igual PREOCUPARTE
que en todos los tipos de evitación, la reducción del malestar a corto plazo REDUCE EL
refuerza el proceso y aumenta la probabilidad de que la siguiente vez que surja MALESTAR Y
REFUERZA ESA
malestar se utilice el mismo recorrido como mecanismo de reducción. En este PREOCUPACIÓN
sentido, otro reforzador que actúa sobre la preocupación es el hecho de que los ① MO MÉTODO
eventos sobre los que la persona se preocupa generalmente no suceden, y esta DE Evitación
comitiva
percepción supersticiosa de que “no sucedan” es atribuida a la preocupación,
más que a la baja probabilidad del evento en sí. Esta premisa permea los
pensamientos de los individuos con TAG: entre más nos preocupamos más
difícil será que el evento ocurra.
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Los sistemas cognitivos, fisiológicos, motivacional, afectivo y conductual,
contribuyen al episodio particular de ansiedad y se encuentran
interrelacionados, aunque pueden disociarse (ver apuntes bloque I. Los tres
sistemas de respuesta).
El sistema cognitivo desempeña una misión vital y esencial en la evaluación del
peligro y de los recursos, y en la activación de los sistemas fisiológicos,
motivacional, afectivo y conductual; cada uno de ellos cumple funciones
esenciales.
Los pensamientos automáticos provienen de las estructuras cognitivas más
profundas denominadas esquemas, que son creencias o supuestos básicos.
Los pensamientos automáticos y los esquemas pueden ser específicos de un
trastorno y, entre las personas con ansiedad, reflejan temas de amenaza y
peligro, contrariamente a los temas de pérdida característicos de los sujetos
deprimidos.
En las situaciones propicias, las personas con trastornos de ansiedad tienden a
activar los esquemas de peligro o amenaza, con los que criban de forma
selectiva los estímulos indicadores de peligro y desechan los estímulos
incompatibles con él.
Las personas con trastornos de ansiedad pierden la objetividad y la capacidad
para evaluar las cogniciones asociadas al peligro de una forma racional y realista.
Asimismo, cometen errores sistemáticos al procesar la información a través del
catastrofismo, la abstracción selectiva, el pensamiento dicotómico y la
extracción de inferencias arbitrarias.
Modelos etiológicos
En el surgimiento del TAG intervienen tanto una vulnerabilidad biológica como
una psicológica. Respecto a la primera, consiste en una hipersensibilidad
neurobiológica al estrés genéticamente determinada e incluye rasgos
temperamentales que tienen un fuerte componente genético. Con respecto a
esta carga genética se habla de una heredabilidad del 22 al 37% (32% al
combinar distintas muestras).
Entre los principales rasgos temperamentales que tienen un fuerte componente
genético se encuentran, además del neuroticismo, la introversión, la afectividad
negativa (tendencia estable y heredable a experimentar una amplia gama de
sentimientos negativos) y la inhibición conductual ante lo desconocido.
El TAG, al igual que los demás trastornos de ansiedad, es más frecuente en
familiares de pacientes con TAG que en familiares de personas control.
La vulnerabilidad biológica puede interactuar con una vulnerabilidad psicológica
—percepción de que los eventos negativos o amenazantes son imprevisibles
y/o incontrolables, basada en experiencias evolutivas tempranas—, de modo
que, ante la ocurrencia de eventos estresantes o problemáticos, la persona
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puede responder con preocupación y ansiedad; esta respuesta estará moderada
por factores como las habilidades de afrontamiento y el apoyo social (Barlow,
2002).
La interrelación entre ambas conforma la vulnerabilidad constitucional
(vulnerabilidad psicobiológica). Algunos autores señalan que, si bien esta
vulnerabilidad constitucional puede afectar a todos los trastornos emocionales,
su efecto sobre el TAG es de mayor peso (Barlow, et.al.2002); es por eso por lo que
se cree que el elevado neuroticismo puede ser suficiente para el desarrollo de
este trastorno.
Otros factores ambientales asociados al TAG son haber tenido progenitores con
trastornos ansiosos o depresivos; la pérdida de un progenitor antes de los 16
años; padre alcohólico; maltrato; aborto tras embarazo no deseado; y una
vinculación o apego más inseguro a su principal ser querido en la infancia, entre
LAS PERSONAS
PUNTÚAN
con TAG
4
Modelos
Entre los principales modelos, sobresalen el «modelo metacognitvo» de Well, el
«modelo de intolerancia a la incertidumbre» de Dugas, y el «modelo cognitivo-
conductual para el TAG» que tomó como base precisamente del modelo
anterior y que fue desarrollado, años más tarde, por el propio Dugas y su equipo
de la Universidad de Quebec, Canadá.
Estos modelos de una forma u otra retoman varios mecanismos patogénicos que
explican la conducta de los individuos con TAG, como son la intolerancia a la
incertidumbre, las creencias positivas acerca de la preocupación y la
desregulación de las emociones, entre otros. Todos estos mecanismos forman
parte de un círculo vicioso que lleva a más ansiedad y más preocupaciones.
Aquí solamente explicaremos los más importantes.
Modelo metacognitvo
Diseñado por Wells (1999, 2004).
Propone distinguir entre dos formas de preocupación que presentan las
personas con TAG:
La «preocupación tipo I» se refiere a preocupaciones cotidianas (dinero, pareja,
situaciones sociales, síntomas físicos etc.) y la «preocupación tipo 2»
básicamente se remite a preocuparse por la preocupación en sí.
En la «tipo I» los sujetos parten de las creencias positivas (metacreencias
positivas) que tiene el preocuparse: “si me preocupo puedo evitar que pasen
cosas malas”, “el preocuparme me ayuda a afrontar el problema”, si me
preocupo, siempre podré estar preparado, etc.
En contraste, en la «preocupación tipo 2» se activan las creencias negativas
(metacreencias negativas) sobre la incontrolabilidad y peligrosidad de la
preocupación (“mis preocupaciones son incontrolables” “podrían volverme
loco”, “el preocuparme puede hacerme daño”, mis preocupaciones continuarán
siempre, etc.).
En síntesis, el modelo se articula en torno a los conceptos de meta-creencias
*
{
(positivas y negativas) con sus respectivas preocupaciones (tipo I y tipo 2), los
cuales se relacionan con respuestas emocionales —ansiedad— y de
afrontamiento —conductas y cogniciones desadaptativas— (Sandín, et.al., 2020).
Las creencias metacognitivas de carácter negativo y su resultante, la
“preocupación tipo 2», es lo que diferencia a los individuos con TAG de las
personas no clínicas con preocupación elevada.
Además, en este «tipo 2» la emoción intensifica la ansiedad generándose un
círculo vicioso, pues el sujeto puede interpretar los síntomas somáticos y
cognitivos (propios de la ansiedad) como la prueba de la peligrosidad del
preocuparse y la inminente pérdida de control. Como respuesta puede llevar a
cabo diversas conductas de evitación (creyendo que de esta manera previene la
preocupación y los peligros asociados) que lo resguardan de diversos tipos de
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estímulos externos (eventos sociales, peligros externos, situaciones
desagradables, etc.).
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El TAG en el DSM
Fue definido por primera vez en el DSM-III (1980) diferenciando el trastorno de
ansiedad generalizada del trastorno de angustia.
En el DSM-III-R (1987) alcanza su identidad propia al subrayar como característica
central la preocupación.
En el DSM-5 (APA, 2013) el TAG se caracteriza por la presencia de ansiedad y
preocupaciones excesivas e incontrolables (anticipación aprensiva) sobre una
amplia gama de acontecimientos o actividades de la vida cotidiana. Es tal la
importancia del concepto de preocupación como núcleo del TAG que durante
la elaboración del DSM-5 se hizo la propuesta de nombrarlo «trastorno por
ansiedad y preocupación generalizada».
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(trastorno obsesivo-compulsivo), separación de las figuras de apego
(trastorno de ansiedad por separación), recuerdo de los eventos
traumáticos (trastorno por estrés postraumático), aumento de peso
(anorexia nerviosa), quejas físicas (trastorno por síntomas somáticos),
defectos percibidos en la apariencia (trastorno dismórfico corporal),
tener una enfermedad grave (trastorno de ansiedad por la enfermedad)
o el contenido de las creencias delirantes en la esquizofrenia o el
trastorno delirante
Es importante mencionar que la utilidad del primer enunciado del criterio C
se ha puesto en duda, pues se piensa que establecer una duración de “…al
menos seis meses” puede dejar fuera del diagnóstico a sujetos con TAG. Sin
embargo, si bien el criterio C del DSM-5 señala que no se trata de una situación
pasajera y que tiene que durar al menos seis meses, con más días de excesiva
ansiedad y preocupación que sin ellas, el propio DSM-5 lo aclara en su
introducción sobre los trastornos de ansiedad, subrayando que este criterio
temporal pretende servir solamente de guía general. Es el clínico quien deberá
analizar si esa ansiedad es desproporcionada, tomando en cuenta los factores
culturales del paciente y el criterio de significación que requiere que dicha
preocupación, la ansiedad o los síntomas físicos, produzcan un malestar
clínicamente significativo o un deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes del funcionamiento de la persona.
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Comienzo y evolución
La edad media de inicio de los síntomas es de 30 años; sin embargo, la edad de
inicio se extiende a lo largo de un amplio rango. La mayoría de los pacientes
con TAG dicen que han sido ansiosos o nerviosos toda la vida, lo que demuestra
que los síntomas de preocupación y ansiedad excesiva pueden aparecer en
edades tempranas, pero entonces se manifiestan y son reconocidos como un
«temperamento ansioso». El inicio del trastorno rara vez ocurre antes de la
adolescencia. En el estudio de Brown y cols. (2001, en López, 2017), la edad media
fue de 20,6 años y en el estudio de Léger y cols de 25 años (1999, citado en Gosselin
uias los síntomas
,
Las tasas de remisión completa son muy bajas. En pacientes con TAG graves y
de larga duración la probabilidad de remisión total al cabo de 1, 2 y 5 años fue
sólo del 15%, 25% y 38% respectivamente, a pesar de haber recibido
farmacoterapia y algún tipo de tratamiento psicológico (psicodinámico,
conductual, cognitivo-conductual). De los pacientes remitidos, el 27% recayeron
dentro de un periodo de 3 años. Las remisiones fueron menos probables en
pacientes que tenían malas relaciones familiares o maritales, trastornos de
personalidad del grupo B o C, o peor satisfacción global con su vida.
En comparación a otros pacientes con trastornos de ansiedad, es menos
frecuente que los pacientes con TAG busquen tratamiento, quizá porque este
trastorno causa una menor perturbación o porque las personas lo acepten como
una forma de ser, o porque recurren al médico por los síntomas que presentan,
no por el trastorno en sí. Precisamente por esto último, no es frecuente ver
pacientes con TAG en las consultas psicológicas, quizá porque son tratados por
médicos generales que prescriben ansiolíticos (López, 2017).
Sin embargo, EL TAG puede remitir totalmente, sobre todo con el tratamiento
adecuado, pero lo más frecuente es que continúe a un nivel subumbral (con
importantes síntomas residuales) o que sea reemplazado por otro trastorno.
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Comorbilidad
El trastorno depresivo mayor ocupa el primer lugar: se estima que más de la
mitad de los individuos con diagnóstico TAG, cumplen también criterios de ese
trastorno.
Asimismo, los individuos con TAG “…es probable que hayan padecido o que
cumplan actualmente con los criterios de otro trastorno de ansiedad y de los
trastornos depresivos unipolares” (DSM-5 pp. 226).
“El neuroticismo o la responsabilidad emocional que sostiene este patrón de
comorbilidad se asocia a antecedentes temperamentales y factores de riesgo
genéticos y ambientales que estos trastornos tienen en común, aunque también
son posibles otros factores independientes.” (DSM-5, pp. 226).
Por lo que respecta a la ideación suicida y a los intentos de suicidio, estos son
más frecuentes en pacientes que cumplen simultáneamente TAG y depresión
mayor (Caballo, 2011 y Kanwar et al., 2013).
Diagnóstico diferencial
El grado notable de comorbilidad y la incertidumbre diagnóstica son los dos
problemas más importantes para el diagnóstico diferencial del TAG. Los
síntomas de ansiedad generalizada ocurren en casi todos los trastornos de
ansiedad y del estado de ánimo; además, como ya se señaló, más de la mitad
de los pacientes con un diagnóstico principal de trastorno de ansiedad
generalizada (TAG) sufre un trastorno comórbido.
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preocupación por esos acontecimientos futuros lo que es anormal.
Trastorno de estrés postraumático (TEP) y trastornos de adaptación. No debe
diagnosticarse el TAG si la ansiedad y la preocupación se explican mejor como
síntomas del trastorno por estrés postraumático. En el caso de los trastornos
adaptativos, la ansiedad se produce en respuesta a un factor estresante,
identificable en los tres meses anteriores a su aparición, y no debe persistir
durante más de seis meses después de haber desaparecido el factor estresante
o sus consecuencias.
Trastornos depresivos, bipolares y psicóticos. Suelen caracterizarse por
ansiedad que aparece como una manifestación asociada, pero incluyen otros
síntomas específicos del trastorno del estado de ánimo o del trastorno psicótico.
No debe diagnosticarse de TAG de forma independiente si éste sólo ha
aparecido durante el curso de un trastorno depresivo o psicótico.
Evaluación
Entrevista para el diagnóstico del trastorno de ansiedad generalizada (TAG),
ubicada dentro de la entrevista para los trastornos de ansiedad (Anxiety
Disorders Interview Schdule, ADIS-IV), de Brown, Di Nardo y Barlow (1994)
Versión española ADIS-M de Valiente, Sandín y Chorot, 1996.
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Inventario de Evaluación del TAG. Development and Validation of the
Generalized Anxiety Disorder Inventory (GADI) de Argyropoulos y cols.
Administración: autoaplicado
Consta de un total de 18 ítems agrupados en 3 factores:
Síntomas cognitivos: ítems 1-4, 15 y 17-18
Sueño: ítems 5 y 11
Síntomas somáticos: ítems 6-10, 12-14 y 16
Cada ítem ha de ser valorado por el paciente según una escala tipo Likert de 5
grados de intensidad entre 0 (en absoluto) y 4 (el síntoma está presente en grado
extremo)
El marco de referencia temporal son las últimas 2 semanas
Se obtienen sumando las puntuaciones de los ítems que constituyen los factores
No existe puntos de corte, a mayor puntuación, mayor gravedad de la
sintomatología
Técnicas y tratamiento
Técnicas más utilizadas
Entre las técnicas de terapia de conducta más utilizadas sobresalen las
siguientes:
§ Psicoeducación
§ Autoobservación
§ Relajación
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§ Reestructuración cognitiva
§ Exposición a la preocupación
§ Prevención de las conductas de la preocupación
§ Organización del tiempo
§ Resolución de problemas
§ Minimizar las expectativas y predicciones negativas, dejarlas pasar cuando
aparezcan y focalizar, en cambio, la atención en el momento presente
§ Vivir de acuerdo con los propios valores
Psicoeducación
Hay varios motivos para iniciar el tratamiento con la educación acerca de la
ansiedad y la preocupación. En primer lugar, el conocimiento es un factor
importante para el cambio; muchos pacientes que acuden para recibir
tratamiento nunca han sido informados del diagnóstico y suelen tener una
concepción errónea de él (por ejemplo, que la ansiedad deriva en psicosis).
Otros muchos experimentan alivio al saber que su experiencia no es tan rara y
que hay tratamientos específicos para estos problemas.
Se recomienda que la psicoeducación se ofrezca primero por escrito y que luego
se revise en una sesión. Durante ésta, se contestarán las dudas y se repasará la
información de la forma que más convenga al paciente.
Autoobservación
Es una de las partes más básicas y esenciales de la terapia cognitivo-conductual
(TCC). La observación sirve como procedimiento de evaluación (para identificar
el contexto y el contenido de la preocupación) y como estrategia de tratamiento
(al tomar conciencia de los patrones y centrarse en la preocupación y en la
ansiedad, se pueden reducir ambas). El concepto básico de la observación
consiste en que, cada vez que el paciente sienta la ansiedad, registre cuándo y
dónde surgió y anote la intensidad de esa experiencia, incluida la de los síntomas
asociados. El paciente puede anotar su experiencia sobre una hoja de papel que
contenga toda la semana o realizar anotaciones por día.
Para reforzar el cumplimiento, el terapeuta debe informar al paciente de la
justificación de este procedimiento: se trata de aclarar los patrones concretos
que suceden y generan los episodios preocupantes, de obtener una idea
adecuada de los síntomas en ese instante, y de poder examinar mejor la
preocupación.
Los aspectos esenciales para observar la preocupación son el registro de la fecha
y la hora de inicio; la hora de terminación; el lugar; el acontecimiento
(desencadenante); la ansiedad media (de 1, mínimo, a 8, extremadamente
molesto); la ansiedad máxima (1-8) y el contenido de la preocupación. Una vez
introducida la reestructuración cognitiva, se agrega la observación del proceso
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ideatorio específico de la preocupación.
Reestructurar la preocupación
Como se ha expuesto con anterioridad, la preocupación es un proceso
predominantemente cognitivo, así que la cognición es un aspecto esencial. La
terapia cognitiva constituye una estrategia eficaz para este fin. Los pacientes con
trastornos de ansiedad y, en concreto con trastorno de ansiedad generalizada,
sobrevaloran la probabilidad de los acontecimientos negativos y subestiman su
capacidad para afrontar situaciones difíciles (Beck et al., 1985).
Estas “distorsiones cognitivas” pueden desempeñar un papel determinante en
el círculo vicioso de la ansiedad y acentuar los sentimientos de peligro y amenaza
del paciente. De aquí que la terapia cognitiva se dirija al sistema defectuoso de
percepción y trate de orientar al paciente hacia un pensamiento lógico y más
realista.
La reestructuración cognitiva (Beck, 1995) se comenta con detalle, exponiendo
los conceptos de los pensamientos automáticos, las predicciones ansiosas y el
mantenimiento de la ansiedad a través de predicciones negativas, no
cuestionadas ni verificadas acerca del futuro.
Los pensamientos automáticos se describen como respuestas aprendidas a
señales guía que pueden suceder con tal velocidad que escapan de la propia
conciencia. No obstante, estas cogniciones pueden crear, mantener y acrecentar
la ansiedad si su contenido posee información sobre un tema relacionado con el
peligro.
Por eso, se enseña al paciente a observar sus propios pensamientos en el
momento de la ansiedad (o inmediatamente después) y a evaluar las señales
que le han llevado a sentir y elaborar los pensamientos que acuden a su mente.
El objetivo es traer los pensamientos a la conciencia. Al principio no se
cuestiona de inmediato los pensamientos, sino que durante las sesiones se
recogen a modo de datos indicadores de las ideas que surgen durante la
preocupación.
Además de la autoobservación durante los episodios de ansiedad, dentro de
la sesión de terapia se accede a las cogniciones ansiosas a través de un
interrogatorio socrático (se formulan preguntas que conducen al paciente a
descubrir los pensamientos durante las sesiones generadoras de ansiedad), los
juegos de rol (si la preocupación acaece durante las relaciones sociales, se
practica el juego de rol del amigo y se escenifica de nuevo el episodio durante
la sesión) y de la imaginería (se visualiza el acontecimiento generador de la
preocupación por acceder a los pensamientos y miedos). El incremento de los
grados de ansiedad (dentro o fuera de la sesión) constituye un momento
oportuno para observar las cogniciones directas.
Una vez que se han observado los pensamientos con la intensidad suficiente
para determinar su frecuencia y su contenido, se presentan las categorías de
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distorsión del pensamiento. Se han identificado algunas distorsiones frecuentes
entre los pacientes con trastorno de ansiedad generalizada; las tres más
habituales son la exageración probabilística, el catastrofismo y el pensamiento
del “todo o nada” (Beck et al., 1995; Brown et al., 1993).
No es raro que una misma afirmación contenga muchas distorsiones; merece la
pena abordar todas las distorsiones de cada afirmación. Esto ayuda al paciente
a disponer de un “arsenal totalmente dispuesto” contra los pensamientos
ansiosos. A veces, los pacientes continúan con ansiedad tras cuestionar sólo una
distorsión de su foco ideatorio porque mantienen la aprensión producida por
otro tipo de distorsión. Por esta razón la mejor estrategia es procesar cabalmente
todas las distorsiones cognitivas.
Relajación
Los ejercicios de relajación son un componente esencial de casi todos los
tratamientos del trastorno de ansiedad generalizada, orientados según la TCC.
Su misión es reducir los correlatos fisiológicos de la preocupación y de la
ansiedad, al reducir el grado de activación general del paciente. La relajación
también puede desempeñar otras funciones. En primer lugar, puede ensanchar
el foco de atención propia del paciente y aumentar la capacidad su capacidad
para sopesar más alternativas frente a una situación generadora de ansiedad.
Además, la relajación puede servir de distracción. Es preciso aclarar que la
distracción como único método carece de eficacia (aumentan la evitación en
los pacientes); no obstante, puede constituir un instrumento eficaz cuando los
pacientes con trastorno de ansiedad generalizada se “aferran” a un patrón de
preocupación y necesitan romper con esos pensamientos perseverantes.
Por tanto, se deberá tener en cuenta siempre que el objetivo de las técnicas de
relajación aplicadas a los pacientes con trastornos de ansiedad generalizada es
la exposición facilitada a los estímulos que generan preocupación, y no su
evitación.
La relajación también facilita la activación de pensamientos ansiosos que no
son procesados por otra vía y ayuda a su exposición. De esta manera se
explicaría porqué algunos pacientes dicen encontrarse más ansiosos al
empezar los ejercicios de relajación.
Los métodos más recientes han adoptado un concepto flexible: la relajación se
enseña sin insistir en un método determinado; a veces, se propone una
combinación de técnicas de relajación, según las necesidades del paciente. El
mindfulness (como técnica), el yoga, la meditación transcendental y de otra
índole, y el taichí constituyen técnicas totalmente aceptables.
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Exposición a la preocupación
Otra técnica es la exposición a la preocupación. Brown et al. (1993) describieron
una técnica en la que los pacientes se exponen voluntariamente a su
preocupación y a las imágenes asociadas con ella durante un período amplio.
El concepto de partida es que el paciente active el peor desenlace posible para
luego procesarlo y habituarse a la ansiedad concomitante. La habituación de la
ansiedad se facilita mediante la exposición cognitiva después de que el
paciente se concentre con la imagen durante 20 a 30 minutos.
Resolución de problemas
La técnica de resolución de problemas facilita la identificación de soluciones
para problemas existentes y favorece que los sujetos piensen de forma
diferente sobre situaciones de su vida, de modo que se promueve la adopción
de perspectivas más realistas y menos catastróficas.
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Se explica al sujeto que dos dificultades frecuentes a la hora de solucionar
problemas son:
A. Ver el problema en términos vagos, generales y catastróficos: e enseña
al sujeto a definir el problema en términos específicos y a
descomponerlos en partes más pequeñas y manejables
B. No generar posibles soluciones: se enseña la técnica de torbellinos de
ideas y la evaluación de las distintas soluciones generadas.
En su lugar proponen:
Centrarse en las creencias positivas y negativas sobre las preocupaciones, y
Aprender a identificar las preocupaciones en sus primeras fases para pensar en
posibles soluciones cuando pueda hacerse algo al respecto. De no ser este el
caso, dejarlas pasar en vez de intentar manejarlas o controlarlas y cambiar la
atención hacia lo que requiere el momento presente o hacia algún tipo de
actividad.
Tratamiento
Los programas más investigados y que han mostrado una mayor eficacia en el
tratamiento del TAG han sido la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la
relajación aplicada. Estos han sido recomendados por el National Institute for
Health and Care Excellence (NICE) desde 2011. Los equipos de investigación y
práctica clínica de gran parte de los modelos expuestos han diseñado
programas de tratamiento con base en ellos, y han realizado los estudios
correspondientes para evaluar su funcionamiento y eficacia obteniendo muy
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buenos resultados.
Podríamos señalar el diseño de los programas de tratamiento elaborado por
cada uno de ellos; sin embargo, no contamos con el tiempo para verlos, por lo
que recomiendo a los interesados en el tema revisar la bibliografía de la
asignatura. Solamente subrayo que la mayoría basa su diseño en la terapia
cognitivo-conductual y otras técnicas que responden a los elementos
epistemológicos y clínicos en que se sustentan sus explicaciones.
Con el fin de obtener una visión global de este tema, explicaremos el
tratamiento general del TCC y de forma particular el «tratamiento cognitivo-
comportamental» desarrollado por Dugas y su equipo (2007, ) pues —junto con
la «terapia metacognitiva»—, es uno de los modelos de tratamiento que mejores
resultados ha obtenido.
Subrayo que son los dos tratamientos que mejores resultados han obtenido,
pero con el objeto de calibrar la eficacia de los diversos tipos de TCC, podemos
señalar que el 69% de los pacientes dejan de presentar TAG en el
postratamiento y el 78% tanto a los 6 como a los 12 meses. Sin embargo, hay
que reconocer que este porcentaje de pacientes mejorados y, especialmente,
el de recuperados no son tan altos como debería.
Nota: para los interesados en conocer más sobre esta última terapia, ver en la
carpeta de TAG el artículo “Tratamiento cognitivo-conductual de un caso de
trastorno por ansiedad generalizada: el componente metacognitivo”).
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Tratamiento general
Este es el modelo general del tratamiento TCC, explicando cada uno de los
objetivos de las sesiones
Sesión 1:
Obtener la descripción del paciente sobre su ansiedad y preocupación. Hacer
una introducción a la naturaleza de la ansiedad y preocupación. Describir el
modelo de los tres sistemas de respuesta de la ansiedad.
Dar una visión de conjunto del tratamiento (por ejemplo, la importancia del
autorregistro, actividades entre sesiones…).
Proporcionar una justificación del tratamiento. Actividades entre sesiones:
autorregistro.
Sesión 2:
Revisar autorregistros.
Revisar naturaleza de la ansiedad, modelo de los tres sistemas de respuesta.
Discutir fisiología de la ansiedad
Discutir factores de mantenimiento en el trastorno de ansiedad generalizada
(TAG). Actividades entre sesiones: autorregistro.
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Sesión 3
Revisar autorregistros.
Justificar la relajación muscular progresiva (RMP): 16 grupos musculares.
Aplicar la RMP en la sesión con grabación de cinta para la práctica en casa.
Actividades entre sesiones: autorregistro, RMP.
Sesión 4:
Revisar autorregistros y práctica de RMP.
Llevar a cabo RMP con 16 grupos musculares y entrenamiento en discriminación.
Introducción al papel de las cogniciones en la ansiedad persistente (ejemplo,
naturaleza de los pensamientos automáticos, solicitud de ejemplos del
paciente).
Describir y cuestionar la sobrestimación de la probabilidad de ciertas
cogniciones. Introducir la hoja de autorregistro cognitivo.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), RMP.
Sesión 5:
Revisar autorregistros, RMP y cuestionamiento de la sobrestimación de
probabilidad.
Llevar a cabo RMP con 8 grupos musculares y entrenamiento en discriminación.
Describir y cuestionar cogniciones catastróficas (₁).
Minimizar las expectativas y predicciones negativas, dejarlas pasar cuando
aparezcan y focalizar, en cambio, la atención en el momento presente.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), RMP.
(1). Se consideran básicamente dos tipos de errores cognitivos:
A) sobrestimación de la probabilidad de ocurrencia de un evento negativo, por ejemplo, un
sujeto que, con un buen expediente laboral y sin motivos fundados, cree que va a ser despedido
de su trabajo.
B) Pensamiento catastrófico o tendencia a esperar o interpretar lo peor y a ver algo como
intolerable e inmanejable, o imposible de afrontar cuando no hay razones suficientes para
ello.
Tras explicar y proporcionar ejemplos de los dos tipos de errores cognitivos es
conveniente que el terapeuta dé algunas razones por los que dichos
pensamientos se mantienen a pesar de que no se cumple lo predicho: la
creencia de que se ha tenido suerte hasta el momento, la creencia de que el
preocuparse y las conductas de preocupación previenen las consecuencias
negativas y la tendencia a centrarse en los resultados negativos sin considerar
otras alternativas.
El siguiente paso es enfatizar la importancia de cuestionar los pensamientos
negativos; se trata de examinar la validez de las interpretaciones y predicciones
hechas con el fin de sustituirlas por cogniciones más realistas. Este
cuestionamiento implica considerar los pensamientos como hipótesis, emplear
la evidencia presente y pasada para evaluar la validez de lo que se cree (método
20
socrático) y generar predicciones a partir de la creencia para someterla a prueba
(experimentos conductuales).
En la sobrestimación de la probabilidad de un evento negativo: una vez que el
sujeto ha captado los fundamentos del cuestionamiento de sus cogniciones, se
añaden cuatro columnas a su autorregistro habitual: probabilidad ansiosa (0-
100%, probabilidad percibida del evento negativo cuando uno está ansioso);
cuestionamiento cognitivo (evidencia para lo que pienso, alternativas);
probabilidad realista y ansiedad (0-8) al final del proceso.
Si esta ansiedad es de 4 o más, se pide al sujeto que vuelva a considerar la peor
consecuencia posible implicada en sus pensamientos automáticos y que repita
todo el procedimiento hasta que la ansiedad sea de 3 o menos. (En el anexo
final hay un ejemplo de reestructuración verbal de sobrestimación de
probabilidad).
En los pensamientos catastróficos: se pide al sujeto que suponga que lo peor
que teme es cierto y luego evalúe si realmente es tan malo como parece. Esto
implica reconocer que se tienen medios para manejar los eventos y que el
impacto de los sucesos negativos no durará siempre, sino que tendrá duración
limitada.
En vez de centrarse continuamente en las consecuencias negativas de ciertos
eventos, el paciente debe aprender a generar soluciones a los mismos en el caso
improbable de que ocurran. Además, es muy útil que el paciente genere tantas
interpretaciones alternativas como pueda a la peor consecuencia temida.
Sesión 6:
Revisar autorregistros, RMP y cuestionamiento cognitivo (sobrestimación de
probabilidad, descatastrofización).
Llevar a cabo RMP con 8 grupos musculares y entrenamiento en discriminación;
introducir práctica en generalización.
Revisar tipos de cogniciones ansiógenas y métodos de cuestionamiento.
Minimizar las expectativas y predicciones negativas, dejarlas pasar cuando
aparezcan y focalizar, en cambio, la atención en el momento presente.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), RMP, ejercicios de atención en el momento presente.
Conviene señalar que la descatastrofización no se trata de ver un evento
negativo como poco importante o neutral, sino de evaluar críticamente su
impacto real. Para trabajar la descatastrofización, se pide al sujeto que complete
un autorregistro en el que apunta: preocupación; capacidad de afrontamiento
(0- 100%) de un evento negativo cuando se está ansioso; medios de
afrontamiento y capacidad realista de afrontamiento una vez considerados los
medios anteriores. (Ver en el anexo un ejemplo de descatastrofización).
Sesión 7:
Revisar autorregistros, RMP y cuestionamiento cognitivo. Llevar a cabo RMP con
21
4 grupos musculares.
Introducir la exposición a la preocupación (ejemplo, entrenamiento en
imaginación, jerarquía de campos de preocupación, exposición a la
preocupación entre sesiones).
Minimizar las expectativas y predicciones negativas, dejarlas pasar cuando
aparezcan y focalizar, en cambio, la atención en el momento presente.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones).
RMP, exposición diaria a la preocupación, ejercicios de vivir en el presente.
Sesión 8:
Revisar autorregistros, RMP, cuestionamiento cognitivo y prácticas de
exposición a la preocupación.
Introducción a la relajación mediante recuerdo.
Revisar la justificación para la exposición a la preocupación. Llevar a cabo la
exposición a la preocupación. Vivir de acuerdo con los propios valores.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), exposición a la preocupación, relajación mediante el recuerdo,
ejercicios sobre valores.
Sesión 9:
Revisar autorregistros, cuestionamiento cognitivo, exposición a la preocupación.
Practicar relajación mediante recuerdo.
Introducir la prevención de las conductas de preocupación (por ejemplo,
justificación, elaboración de una lista de conductas de preocupación, desarrollo
de prácticas de prevención de conductas).
Vivir de acuerdo con los propios valores.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), exposición a la preocupación, prevención de conductas de
preocupación, relajación mediante el recuerdo, ejercicios sobre valores
/ejercicios sobre focalización en el presente.
Sesión 10:
Revisar autorregistros, cuestionamiento cognitivo, exposición a la preocupación,
prevención de conductas de preocupación y relajación mediante el recuerdo.
Introducir la relajación mediante señal: Hacer 4-5 respiraciones lentas, repetirse
la palabra “relax” u otra similar al espirar y, al hacer esto, liberar toda la tensión
en el cuerpo y concentrarse en las sensaciones de relajación. Se pide al sujeto
que practique este tipo de relajación en situaciones inductoras de tensión y
ansiedad.
Vivir de acuerdo con los propios valores.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), exposición a la preocupación, prevención de conductas de
preocupación, ejercicios sobre focalización en el presente, relajación mediante
señal, ejercicios sobre valores.
22
Sesión 11:
Revisar autorregistros, cuestionamiento cognitivo, exposición a la preocupación,
prevención de conductas de preocupación y relajación suscitada por señal.
Introducir la organización del tiempo o la resolución de problemas y vivir de
acuerdo con los propios valores.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), exposición a la preocupación, prevención de conductas de
preocupación, relajación mediante señal, ejercicios sobre valores /ejercicios
sobre focalización en el presente.
Sesión 12:
Revisar autorregistros, cuestionamiento cognitivo, exposición a la preocupación,
prevención de conductas de preocupación y relajación suscitada por señal.
Generalizar las técnicas de relajación.
Practicar la organización del tiempo o la resolución de problemas.
Vivir de acuerdo con los propios valores.
Actividades entre sesiones: autorregistro (ansiedad, registrar y cuestionar
cogniciones), exposición a la preocupación, prevención de conductas de
preocupación, relajación mediante señal, ejercicios sobre valores, focalización
en el presente, practica de organización del tiempo / resolución de problemas).
Sesión 13:
Revisar autorregistros, cuestionamiento cognitivo, exposición a la preocupación,
prevención de conductas de preocupación, relajación suscitada por señal.
Práctica de organización del tiempo / resolución de problemas.
Revisar habilidades y técnicas.
Discutir métodos de aplicación continuada de las técnicas consideradas en el
tratamiento
Vivir de acuerdo con los propios valores.
Sesiones seguimiento:
Programar sesiones al mes, a los dos y a los tres meses.
Trabajar prevención de recaídas: se recuerda a los pacientes que habrá
ocasiones en que experimentarán inevitablemente preocupación y ansiedad, ya
que estas son reacciones normales ante las situaciones estresantes. Es
importante que sepan esperar estos aumentos de preocupación y ansiedad y
que los utilicen como señales para aplicar lo que han aprendido.
23
Tratamiento cognitivo-comportamental del TAG (Dugas)
Como vimos en el modelo conceptual de Dugas (modelo cognitivo-conductual
para el TAG), éste se basa en identificar la presencia de cuatro procesos
cognitivos implicados en el desarrollo y clímax de los síntomas del TAG. Estos
son:
Þ La intolerancia a la incertidumbre
Þ Sobreestimación de la utilidad de preocuparse
Þ La orientación ineficaz frente a los problemas, y
Þ La evitación cognitiva
Módulo
2
Reconocimiento de la baja tolerancia a la incertidumbre y exposición
comportamental
3
Reevaluación de la utilidad de preocuparse
4
Entrenamiento en la resolución de problemas
5
Exposición imaginaria
6
Prevención de las recaídas
24
En este protocolo los síntomas somáticos propio del TAG se dejan a un lado,
puesto que se reconoce que dichos síntomas son consecuencias del hecho de
preocuparse de manera excesiva; además, los resultados de sus estudios clínicos
apoyan esta tesis, pues efectivamente los síntomas somáticos mejoran después
del tratamiento (y no cuando son vistos como causa y tratados directamente en
Atención Primaria).
Los investigadores explican los objetivos, las características y los resultados
obtenidos en cada módulo tomando como ejemplo un caso modelo, el que
retomaremos para visualizar cada una de las etapas de la intervención.
CASO CLÍNICO
Primer encuentro.
Introducción
Familiarizar al paciente con los principios de base de la TCC: relación recíproca
entre pensamientos, emociones y conductas, necesidad de participar en las
sesiones y de practicar fuera de estas para conseguir cambiar; enseñanza de
habilidades para que el paciente se maneje independientemente; terapia breve;
terapia estructurada y directiva, foco en el presente, etc. De igual manera se
aplican entrevistas breves y estructuradas, centradas en el presente y se
desarrollan ejercicios semanales para realizar entre sesiones, etc.
25
Psicoeducación sobre el TAG: se le exponen los criterios diagnósticos del
trastorno, señalándole que el núcleo central del tratamiento serán las
preocupaciones excesivas.
Se explica, de modo grafico, las principales características del TAG, exponiendo
de forma gradual sus componentes a fin de que el paciente comprenda cada
uno de los conceptos. En el primer encuentro se presenta el eje central del
modelo:
Situación “Y ¿Si…?”
26
Para finalizar el primer encuentro se le pide al paciente que realice un ejercicio
de toma de conciencia de sus preocupaciones anotándolas tres veces por día.
27
A partir de esta relación intrínseca se busca que el paciente entienda que esto
lo llevará a vivir siempre preocupado, con las consecuencias que ello genera, y
que, por tanto, es mejor desarrollar una mejor tolerancia a la incertidumbre.
Se le muestra una lista de los diferentes comportamientos que tienden a reducir
y/o controlar la «incertidumbre»
28
Sobre este último experimento, la respuesta del paciente sería la siguiente:
a. ¿Qué voy a hacer? “Comprar un regalo para mi sobrina sin mirar en más de
dos tiendas.”
b. Consecuencia temida. “No sabré que comprar. ¿Y si me equivoco y no le
gusta?”
c. ¿Qué pasó realmente? “Al final, le gustó el regalo.”
d. Afrontamiento (de un improbable evento negativo). “No fue necesario en
varias tiendas.”
e. Conclusión. “No pasó lo que yo temía. Quizá no merezca la pena dar tantas
vueltas para comprar un regalo.”
En esta etapa se abordan las creencias positivas que giran alrededor de las
preocupaciones (la utilidad de preocuparse), pues como ya hemos repetido en
varias ocasiones los pacientes con TAG tienden a sobrestimar las ventajas de
preocuparse y a subestimar sus desventajas.
De esta forma se agrega al gráfico del modelo este componente, mientras el
terapeuta explica el principio fundamental que subyace en esta forma de actuar:
«cuanto más piensa una persona que preocuparse es útil, más tenderá a
preocuparse, y por tanto continuará retroalimentando este comportamiento».
El terapeuta presenta una lista de creencias positivas —sostenidas generalmente
por personas con TAG— y pide al paciente que en primer lugar tome el rol de
“abogado defensor” y convenza al jurado del porqué “preocuparse es útil”;
después de ello el paciente deberá jugar el rol de “abogado acusador” y tendrá
29
que convencer con buenos argumentos sobre el porqué “preocuparse no es
útil”.
Este juego de roles permitirá al paciente reasegurar su adherencia al tratamiento
y remover esas “creencias positivas” relacionadas con la preocupación.
De igual manera, para lograr este cuestionamiento pueden utilizarse otras
formas, como el método socrático y/o experimentos conductuales.
30
Módulo 4. Entrenamiento en la resolución de problemas
Los objetivos en esta fase es que el paciente, por principio, tome conciencia de
sus reacciones dañinas iniciales cuando se enfrenta a un problema.
Posteriormente, desarrollar una estrategia más eficaz frente a ellos. Pueden
realizarse diversos ejercicios en los que el paciente identifique esos dos
elementos fundamentales en la resolución de problemas.
Inicialmente el terapeuta ayuda al paciente a discriminar entre la situación
problemática y las emociones negativas para reconocer los problemas. El
paciente realizará una lista de los problemas actuales y recurrentes. A partir de
ella identificará un problema por día y ensayará por escrito cómo transformar
sus percepciones de “amenaza” frente al problema, en una percepción de
desafío o de oportunidad. Esta es la mejor manera para que el paciente realice
una mejor identificación de sus “problemas”.
A partir de este reconocimiento, el terapeuta presenta de manera detallada las
etapas que conforman el proceso de resolución de problemas, precisándole al
paciente que el objetivo no es controlar todos sus problemas, sino enseñarle
otra manera de actuar, pues ésta ha demostrado en la práctica clínica su eficacia
para reducir las preocupaciones frente a los problemas.
31
Etapas del proceso de resolución de problemas:
1. Definición del problema
2. Formulación del objetivo
3. “Torbellino o lluvia de ideas” acerca de soluciones posibles
4. Toma de decisión
5. Puesta en práctica de la solución y evaluación de los resultados
32
Módulo 5. Exposición imaginaria
33
La solución está en exponerse a lo que uno teme de un modo prolongado y sin
neutralizar hasta que la ansiedad se reduzca, como ocurre también en otras
fobias. Será necesario repetir esto varias veces hasta que la exposición produzca
poca o ninguna ansiedad. Una vez que el paciente tiene claro todo esto, se
aplica a las preocupaciones.
El paciente elige un tema de preocupación a propósito de una situación
hipotética. Por ejemplo: “mi esposa tendrá cáncer”. El terapeuta ayuda al
paciente a ubicar el miedo fundamental que se esconde en esa preocupación
(por ejemplo: “voy a envejecer solo”). A partir de esto el paciente reedita su
escenario de exposición.
El terapeuta le indica que este escenario debe ser reeditado en el presente, en
primera persona (“yo”) y que no debe contener elementos de reaseguro que
puedan neutralizar esta acción (“deberás ir al fondo del miedo fundamental”).
Una vez que el terapeuta identifica el escenario, éste debe ser grabado.
34
Tras cada minuto de exposición, el terapeuta pide al paciente que informe de
su nivel de ansiedad de 0 a 10. La sesión continua hasta que la ansiedad vuelve
más o menos al nivel de línea base o hasta que alcanza el 50% de la ansiedad
máxima experimentada; conviene no basarse sólo en el autoinforme del
paciente, sino tener también en cuenta sus respuestas no verbales (respiración,
temblor, expresión facial).
Si la ansiedad no aumenta en los primeros minutos, se detiene la exposición
para analizar y corregir los posibles motivos; por ejemplo, mala descripción de
la imagen, problemas de imaginación o actividades deliberadas para evitar,
eliminar o atenuar la imagen. Si la ansiedad aumenta en los primeros minutos,
no necesariamente de un modo lineal, se sigue con la exposición hasta que la
ansiedad se reduzca.
Al final de la sesión, se indaga si el paciente ha empleado conductas defensivas
para neutralizar la imagen o reducir la ansiedad —de ser así cuáles han sido y si
se ha vuelto a exponer a la imagen— y se le pide que describa sus reacciones a
la experiencia. Además, el terapeuta elabora un gráfico para mostrar al paciente
la evolución de su ansiedad durante la exposición.
Cuando la imagen funciona en la consulta se manda como tarea para casa
realizarla una vez al día y con las mismas características que cuando se realizó
en la consulta.
35
Para cada exposición entre sesiones el paciente apunta en un autorregistro su
nivel de malestar justo antes de la exposición e inmediatamente después, el
nivel máximo experimentado durante la exposición y el posible empleo de
conductas de neutralización. Esto permite controlar el progreso.
Una vez que el paciente es capaz de imaginar la escena sin ansiedad
significativa, se pasa a abordar el siguiente miedo nuclear y se sigue este
proceso hasta trabajar los miedos que se hayan identificado. El estudio de
Fracalanza, Koerner y Antony (2104) indica que es más eficaz abordar el mismo
miedo nuclear en distintas sesiones hasta que es superado, que ir variando dicho
miedo entre sesiones.
En el caso ejemplo, durante las sesiones de la 11 a la 15, inicialmente la paciente
se muestra reticente a realizar el ejercicio de exposición imaginativa, pues tiene
miedo de exponerse a sus miedos fundamentales y hacerlos más presentes en
su mente. Le insistimos que es esencial que ella realice este ejercicio pues es la
única forma de que se enfrente a sus propios miedos.
Al final accede y decide que el tema sea que tiene “cáncer de estómago”.
Reedita su primer escenario de exposición cognitiva: ella tiene un repentino
dolor en el estómago, los síntomas perduran durante días, le diagnostican
cáncer de estómago, se hunde en una depresión.
La primera escucha de su escenario se realiza en presencia del terapeuta. La
paciente se emociona notablemente durante el ejercicio, llorando en distintos
momentos. Afirma que no pudo distanciarse emocionalmente y que lo vivió
como si realmente sucediera. Después de dos semanas de exposición, la
paciente constata una disminución de su preocupación de tener cáncer algún
día y continúa tolerando mejor sus sensaciones físicas inciertas o vagas (ejemplo:
aturdimientos, palpitaciones, etc.). El ejercicio le permitió cuestionarse sobre la
“utilidad” de pensar actualmente en este acontecimiento hipotético.
Esta estrategia le resultó sumamente buena, por ello decidió atacar sus miedos
sobre una preocupación recurrente: aquella en la que su hija es atropellada por
un automóvil.
36
El terapeuta le hace comprender la importancia de que reconozca las diferencias
entre lo que significa una “caída” (acrecentamiento temporal de los síntomas
debido a un estresor puntual) y una “recaída” (retorno de los síntomas al estado
de pre-tratamiento). Asimismo, se le recuerda la importancia de continuar
aplicando las estrategias aprendidas para reforzar cada día más su mejoría.
ANEXO
Explicaciones adicionales
T En uno de sus autorregistros de esta semana apuntó que tuvo miedo de que
su hijo se lesionara jugando al fútbol. ¿Qué es lo que le preocupa
específicamente?
P Nada, realmente. Llegó a casa con una pierna dolorida, pero se le pasó al cabo
de un rato. Creo que jugó muy bien.
T Así que lo que me está diciendo es que usted había predicho que su hijo se
lesionaría durante el partido, pero que no sucedió. Cuando estamos ansiosos,
tendemos a cometer un error cognitivo común llamado sobrestimación de la
probabilidad. En otras palabras, sobrestimamos la probabilidad de un evento
37
improbable. Mientras se sentía ansiosa y preocupada, ¿Cuál es la probabilidad
en su mente, de 0 a 100, de que su hijo se lesionara?
P Alrededor de 75%
P Cerca de un 30%
T Eso significa que su hijo se lesionaría una de cada tres veces. Para contrarrestar
la tendencia a sobrestimar la probabilidad de eventos negativos futuros, es útil
preguntarse qué evidencia del pasado apoya su creencia ansiosa. ¿Qué
evidencia puede proporcionar de la historia de juego de su hijo que explique su
creencia de que se lesionará en uno de cada tres partidos?
T Así que lo que usted está diciendo es que no tiene mucha evidencia para
probar que su hijo tenga una probabilidad del 305 de lesionarse en un partido.
P Puede tener una pequeña lesión, como un tobillo torcido o algo de esta
naturaleza.
T Bien ¿Y cuál sería la probabilidad de que su hijo tuviera una lesión menor en
vez de una lesión grave
38
T Así que uno de cada 10 partidos su hijo se lesionará gravemente. ¿Cuántas
veces ha jugado su hijo al fútbol?
P Ninguna. Veo a dónde va. ¡Es tan absurdo tener estos pensamientos
irracionales!
T Bien, es comprensible que sus predicciones acerca del futuro estén sesgadas
hacia las posibilidades negativas. Cuando estamos muy ansiosos nos centramos
en las posibilidades más negativas para prepararnos en caso de que sean
verdad. Debido a que usted se preocupa excesivamente, sus pensamientos
hacia los sucesos futuros serán más negativos. Por esto es esencial que usted
contrarreste estas sobrestimaciones de probabilidad cada vez que tenga una
preocupación.
T Usted dijo que se preocupa una y otra vez sobre la posibilidad de morir y el
efecto que esto tendrá en su familia. Dígame más cosas sobre esta
preocupación.
P Bien, me preocupo porque no quiero que mis hijos pasen por lo que yo pasé
y todavía estoy pasando cuando mi padre murió el año pasado. Aparte del
terrible sentimiento de tristeza que sufrirían, ¿quién cuidaría de ellos y qué les
sucedería si yo no estuviera?
T ¿Qué tipo de situación imagina si muriera? ¿Qué les sucedería a sus hijos?
P Sería una situación terrible…los veo solos y llorando y no sabiendo que hacer.
T ¿Y cuánto duraría?
39
T Así que, en cierto sentido, usted está casi asumiendo que ellos se sentirán
siempre de ese modo.
P Sí.
T Así que, con estos datos, ¿Cuál es la probabilidad real de que usted muera
pronto? Use una escala de 0 a 100.
T ¿Está diciéndome que por cada día que usted vive tiene una probabilidad de
uno sobre diez de morir en ese día?
40
4. Buscar tranquilidad preguntando a otros. Ejemplos: consultar
frecuentemente al médico por síntomas propios o de familiares cuya
importancia se magnifica; pedir a los amigos que nos tranquilicen sobre
estos síntomas; recabar con frecuencia opinión de colegas sobre si un
trabajo está bien hecho; consultar a la pareja para confirmar la toma de
decisiones; llamar frecuentemente a los seres queridos para comprobar
que están bien; llamar a los hospitales cuando un hijo que viaja en moto
se retrasa.
5. Buscar tranquilidad mediante otras acciones. Ejemplos: tomar
medicación tranquilizante; llegar con antelación a las citas; levantarse
inmediatamente cuando el niño llora por la noche; limpiar la casa
diariamente por si alguien viene inesperadamente de visita.
6. Volver a comprobar y hacer las cosas otra vez por no estar seguro de
haberlas hecho bien. Ejemplos: repasar un trabajo una y otra vez, volver
a leer varias veces lo correos electrónicos antes de enviarlos para
asegurarse de que no hay errores.
7. Sobreproteger a otros (p.ej., familiares, niños) haciendo cosas por ellos.
Ejemplo: ayudar más de la cuenta a los hijos a hacer los deberes; hacerle
cosas a un progenitor mayor, aunque este sea capaz de hacerlo.
Estrategias de “evitación”
41
Nota: estos apuntes son un resumen (textual y/o interpretativo) de varios de los
libros contemplados tanto en la bibliografía básica como complementaria, y sólo
tiene como función reforzar los contenidos proporcionados durante las clases.
Para un mayor conocimiento sobre el tema os remito directamente a la
bibliografía proporcionada.
Referencias
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mental disorders (5ª ed.). Washington: Autor.
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Therapy, 36, 215-226.
Dugas, M., Savard, P., Gaudet, A., Turcotte, J., Laugesen, N., Robichaud, M., Francis,
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severity of generalized anxiety disorder? Behavior Therapy, 38, 169-178.
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How common are common mental disorders? Evidence that lifetime prevalence
42
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G.C.L. Davey y F. Tallis (Eds.), Worrying: Perspectives in theory, assessment and
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43