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Espacio Público desde la Fenomenología

Conference Paper · May 2015

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1 author:

Fernando Gutiérrez H.
University College London
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Attachment and Memory: Urban Regeneration and the Alameda Central in Mexico City's historic centre View project

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El espacio público desde la fenomenología
Fernando Gutiérrez Hernández
University College London (UCL)
The Bartlett Faculty of the Built Environment
M.Cs. Urbanismo sostenible, arquitecto
fernando.gutierrez.13@alumni.ucl.ac.uk

Tercer seminario de Teoría, Historia y Crítica de la Arquitectura


Primer seminario del Espacio Público
Universidad Veracruzana, Facultad de Arquitectura – CONACYT
(Xalapa, Veracruz, México 2015)

El simbolismo, el significado, los imaginarios y las representaciones

Resumen

Este ensayo aborda el estudio urbano desde la fenomenología, discutiendo la ciudad


y el espacio público a partir simbolismos, significados y percepción humana;
partiendo de las descripciones que surgen desde la geografía humanista y la filosofía
fenomenológica en la segunda mitad del siglo XX. La fenomenología en el espacio
ha sido extensamente estudiada por filósofos, teóricos y geógrafos; estas
dimensiones han permeado a la arquitectura y ciudad de manera cada vez más
discutida. Este ensayo se centra primeramente en el trabajo fenomenológico de
Gaston Bachelard (La poética del espacio, 1958), Maurice Merleau-Ponty
(Fenomenología de la percepción, 1962), Yi-Fu Tuan (Topophilia, 1974) y David
Seamon (Geografía del mundo vivido. Movimiento, descanso y encuentro, 1979). De
esta manera se discuten las implicaciones de entender el fenómeno urbano y el
espacio público a través de las imágenes de apropiación, sentido de lugar, memoria
y afecciones urbanas, percepción, experiencia y amor del lugar; así como las
repercusiones de este entendimiento en el ámbito urbano.

Palabras clave
fenómeno urbano, fenomenología, espacio público

1
No tenía ni idea en ese momento que las ciudades podrían ser
tan devastadoramente hermosa, que las piedras podrían ser tan
sensuales, que los arquitectos podrían evocar etapas sublimes
del drama humano, que el espacio podrían mover emociones tan
fuertes, que la arquitectura podría hacer a los hombres más
grandes que la vida
(Ada Louise Huxtable en Tuan, 1974:XIV)

Introducción

El espacio público ha sido extensamente discutido a través de sus cualidades


geométricas y tangibles. En la actualidad, las ciudades son analizadas desde una
visión que concentra aspectos políticos, económicos, demográficos y ecológicos;
estas dimensiones conforman el fenómeno urbano, dinámico y cambiante. Sin
embargo, en relación a las ciudades contemporáneas y el espacio urbano, poco se
ha discutido sobre la relación entre espacio público y ser humano desde un punto de
vista existencialista. Definiciones tradicionales de espacio público tienden a generar
arquetipos como la plaza, el parque y la calle; así como concentrarse en el espacio
donde todos los ciudadanos tienen derecho a acceder (Gregory et al, 2009:602).

Por lo tanto, este ensayo considera que en la redefinición de espacio urbano


(público) en el siglo XXI es necesario un análisis descriptivo basado en la
fenomenología, con el fin de entender la conexión entre espacio, percepción,
experiencia y afección de lugar. En otras palabras, este ensayo discute la intimidad
entre ser humano y espacio urbano bajo el enfoque de la fenomenología.

El entendimiento del mundo desde una corriente filosófica historicista fue discutida
por los filósofos en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX. Al
mismo tiempo, los filósofos se enfrentaron a nuevos retos y cuestionamientos sobre
la relación entre el mundo y el ser. Así, la fenomenología surge como una nueva
corriente filosófica ante los problemas de la función de la mente y la manera en la
que adquiere conocimiento (Mitrović, 2011:117).

Aunque el término fenomenología fue usado en filosofía por J.H Lambert (1728 –
1777), Immanuel Kant (1724 – 1804) y Ernst Mach (1838 – 1916), así como en el
trabajo de Friedrich Hegel denominado Fenomenología del espíritu (1807), no es
hasta el siglo XX cuando Edmund Husserl (1859 – 1938) y otros colaboradores como
Martin Heidegger, Roman Ingarden, Maurice Merleau-Ponty, Jean-Paul Sartre,
Jaques Derrida, entre otros; empiezan a generar las conceptualizaciones que
actualmente se discuten bajo la fenomenología. El pensamiento fenomenológico que
más tarde permea a la geografía humana a principios de los 1970, generando una
reacción y crítica hacia el entendimiento de ciencias espaciales, como disciplinas
meramente estructuralista y funcionalista (Gregory et al, 2009:340).

El término fenomenología proviene de la palabra griega ‘phainomenon’, que significa


apariencia. Fenomenología es entendida como la disciplina que estudia y describe

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las apariencias; es decir, la manera en que las cosas aparecen en la experiencia
humana, en oposición a otras disciplinas que estudian las cosas como hechos u
objetos reales y la manera en que se forman (Mitrović, 2011).

Por otra parte, las definiciones y discusiones del espacio – arquitectónico o urbano –
han estado siempre entorno a la descripción del ser humano y su relación con el
lugar en el que habita. Sin duda, el entendimiento del espacio a través de la
fenomenología, da lugar a nuevos cuestionamientos y redefiniciones del fenómeno
urbano y arquitectónico. De esta manera, este ensayo se centra en la discusión de
conceptos como el amor de lugar (topophilia o topofilia), la experiencia y la
percepción del espacio habitado.

El filósofo y pensador Gastón Bachelard, en La Poética del Espacio (1958),


reflexiona sobre el concepto de amor y memoria de lugar a través del topoanálisis,
cuya principal discusión se concentra en el entendimiento de la psicología de los
espacios íntimos. Más tarde, el geógrafo humanista Yi-Fu Tuan, en su obra
Topophilia (1974), define las repercusiones del reconocimiento de las afecciones y
amor por el espacio habitado.

Simultáneamente, el filósofo fenomenológico Maurice Merleau-Ponty, en


Fenomenología de la Percepción (1962), concentra su estudio en el entendimiento
de la experiencia y percepción del espacio, a través de la relación cuerpo-sujeto.
David Seamon, en la Geografía del Mundo Vivido. Movimiento, Descanso y
Encuentro (1979), explora conceptos de experiencia y percepción de lugar mediante
metodologías urbana que parten de la geografía humanista, sociología y filosofía
fenomenológica. Merleau-Ponty y Seamon han sido referentes en los movimientos
ambientalistas de las últimas décadas del siglo XX; es necesario diferenciar el
término ecologista de ambientalista, este último se refiere al ambiente como el lugar
donde el ser humano habita, y pueden catalogarse como ambiente natural o
edificado.

El presente ensayo destaca que a través del trabajo de Bachelard (1958), Tuan
(1974), Merleau-Ponty (1962) y Seamon (1979), es posible discutir un entendimiento
en el espacio público que trasciende sus cualidades materiales y lo conceptualiza
dentro del fenómeno urbano. De esta manera, se concibe al espacio urbano en
relación a la habitabilidad humana y su existencia. Este reconocimiento
fenomenológico en el espacio público, da lugar a estudios que trascienden disciplinas
arquitectónicas, de diseño o planificación urbana.

En discusiones fenomenológicas, el espacio público puede ser interpretado como un


lugar emotivo y de imaginarios que reúne experiencias diarias, vida cotidiana que
comprende el sentido del ser y pertenecer en el mundo colectivo. En el espacio
colectivo se adquiere un sentido de apropiación, alineación, intimidad, violencia,
deseos y miedos. El espacio público da lugar a emociones, experiencias, prácticas
humanas y relaciones que se unen al corazón de la vida social en las ciudades y esta
descripción intangible ha sido objeto de estudio de la fenomenología.

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Topophilia y topoanálisis

La fenomenología busca entender por qué los ciertos espacios adquieren un carácter
simbólico y afectivo para los seres humanos. Este cuestionamiento ha dado lugar al
concepto amor del lugar o topophilia (del griego τόπο o topos “lugar” y φιλιά –philia
“amor de”), mismo que describe al espacio desde las afecciones dadas por quien lo
habita (Tuan, 1974). El término ha sido atribuido a Yi-Fu Tuan (Gregory et al,
2009:762); sin embargo, otros pensadores como Gaston Bachelard (1958), discuten
el carácter simbólico de amor y memoria de lugar en conceptualizaciones como
topoanálisis, que retoma a los lugares íntimos para entender la psicología del
espacio (Bachelard, 1958).

Topophilia como concepto ha sido retomado por la geografía humanista y emotiva,


los movimientos ambientalistas, el concepto ha dado lugar a otros argumentos como
sentido de lugar; además, se ha relacionado con ideas que parten de la memoria del
espacio. El Topoanálisis le da soporte a topophilia; ambos conceptos parten de una
postura que considera la relación entre el ser humano y el espacio a través de un
tiempo determinado.

Sin duda, Gaston Bachelard es uno de los pensadores más influyentes en las
discusiones de memoria y psicología del espacio. La poética del espacio (1958)
estudia los lugares íntimos en relación a la afección y ensoñaciones. Para Bachelard
es importante reconocer los espacios primarios en el universo y las esquinas de
cobijo humano; de igual forma el filósofo reconoce que la mayor importancia de los
lugares es generada a partir de que son habitados y adquieren un valor simbólico
para el ser humano.

Bachelard (1958) encuentra en el entendimiento de los espacios íntimos, una manera


de interpretar al ser y su existencia. A través de topoanálisis, término que encuentra
sus bases en la psicología descriptiva, psicoanálisis y fenomenología; cuya finalidad
es discutir las imágenes poéticas a través de la experiencia y buscar justificación en
términos de percepción de la realidad. Igualmente, el filósofo francés estudia al ser
humano desde el consciente e inconsciente a través del espacio.

El trabajo de Bachelard da gran importancia a los lugares donde se almacenan


memorias y experiencias. El filósofo usa las imágenes de los baúles, guardarropas y
armarios, para comparar la manera en la que los sueños y memorias son
acumulados en la mente humana y en los espacios habitados. En La poética del
espacio, la casa es siempre un contenedor, a veces contenido, que sirve como portal
para imágenes y metáforas de la imaginación.

Por otra parte, influenciado por el pensamiento fenomenológico, el geógrafo


humanista Yi-Fu Tuan, considera que el mundo es percibido a través de la
experiencia y este proceso es único e irrepetible; es decir, dos seres humanos no
pueden percibir el mismo ambiente de igual manera. Sin embargo, Tuan afirma que
los seres humanos comparten una percepción común que está dada por los órganos

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de los sentidos, de manera que el espacio habitado se experimenta mediante todas
las sensaciones humanas (Tuan, 1974).

La obra de Tuan, Topophilia (1974), surge como respuesta a posturas ecologistas de


1960 y 1970. El geógrafo humanista afirma que los problemas ecológicos, políticos y
económicos, son de gran importancia a nivel mundial. No obstante, Tuan concentra
su estudio en entender la noción de percepción, actitud y valor de los seres humanos
en el espacio que habitan, así como la percepción ambiental a un nivel cultural.

Bajo un acertamiento humanista, Tuan afirma que antes de promover soluciones


socioeconómicas o ecológicas es necesario un entendimiento del ser humano en
relación con su ambiente. De esta manera, el geógrafo humanista establece que al
igual que el conservacionismo ecológico, es igualmente importante conservar el
espacio simbólico para el ser humano.

Las principales interrogantes de Yi-Fu Tuan discuten la manera en la que los seres
humanos generan afecciones y sentimientos por ciertos objetos o espacios. Para
Tuan, es importante no perder una visión antropológica, esto lo lleva a criticar
posturas tecnológicas o solamente ecologistas, en las que se suprime la visión
humana. El trabajo de Tuan es retomado como referencia en la geografía emotiva y
estudios de psicología concentrados en la percepción.

A diferencia de Bachelard (1958), quien centra su trabajo en los espacios íntimos;


Tuan identifica diferentes niveles en el entendimiento del amor de lugar. Topophilia,
será el resultado de una postura que pone al ser humano como centro de estudio en
relación a aspectos de percepción, experiencia y memoria, pero sobretodo las
afecciones del lugar.

El espacio público puede ser interpretado a través de conceptos como topophilia y


topoanálisis. Bajo el entendimiento de Bachelard es posible dotar al espacio urbano
como contenedor de ensoñaciones y memorias, así como primer universo en la
experiencia de la ciudad. Al igual que los espacios íntimos, en el espacio público se
encuentran la imaginación construida a través de vacíos entre muros y edificios, que
generan una ilusión de protección y un lugar para las memorias de imágenes y
sueños. La discusión de Bachelard sobre encontrar el cariño a espacios habitables
primarios a través del topoanálisis, puede ser interpretado en el reconocimiento de
espacio público como lugar primario en la ciudad.

Las discusiones de Gaston Bachelard han marcado referencia en la geografía


humanista. El filósofo describe fenomenológicamente los espacios íntimos, a través
de topoanálisis, como la interpretación de la psicología del espacio y la casa onírica.
Estas connotaciones pueden ser usadas en el espacio público, al ser interpretado
como un contenedor de memorias, sueños y experiencias colectivas, pero a su vez
irrepetibles (Tuan, 1974).

Concebir topophilia desde el espacio público genera una postura que busca entender
no sólo aspectos culturales, sino afectivos desde la esencia y existencia del ser

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humano. Es decir, comprender la noción de los espacios urbanos primarios y el
significado dado por sus usuarios.

Percepción y experiencia humana

Entender la ciudad a través de la percepción y experiencia ha sido una idea


retomada por diversos teóricos y pensadores, principalmente en la geografía
humanista. Sin duda, el filósofo fenomenológico Maurice Merleau-Ponty ha marcado
referencia en la discusión de la percepción y comportamiento humano en el espacio,
cuyo entendimiento se centra en el ser humano como centro.

Estos principios han sido retomados en disciplinas de percepción artística,


pensamiento político y han influenciado movimientos activistas como el
Situacionismo Internacional o SI (1957 – 1962), movimiento basado en el estudio de
efectos específicos en la geografía urbana a través de las emociones y
comportamiento de los individuos. De igual manera, David Seamon y Yi-Fu Tuan
reconocen la influencia de Merleau-Ponty en sus apreciaciones fenomenológicas
(Tuan, 1974; Seamon, 1979). Para la fenomenología, es necesario el entendimiento
de la esencia. En el trabajo de Merleau-Ponty, esta esencia es dada por las
relaciones generadas a partir del cuerpo y la percepción.

En Fenomenología de la Percepción (1962), Merleau-Ponty cuestiona la definición


del trabajo fenomenológico y lo sugiere como un concepto dinámico, cuya respuesta
solamente ha sido parcialmente discutida. Bajo esta definición, fenomenología es
circunscrita al estudio de la esencia: la esencia de la percepción o la esencia de la
consciencia. Pero también el trabajo fenomenológico pone la esencia de vuelta a la
existencia; estudiando la conciencia, memoria, juicios, el cuerpo como sujeto de
percepción y el sentido de la experiencia.

Adicionalmente, el filósofo fenomenológico encuentra que el mundo es vivido a


través de la percepción, y el cuerpo es el instrumento que permite experimentar,
actuar y estar presente en el espacio (Merleau-Ponty, 1962; Seamon, 2010a). El
cuerpo es definido como un elemento latente e interface entre el mundo y la
percepción de éste. Merleau-Ponty afirma: Mi cuerpo es la tela donde todos los
objetos son tejidos, y esto es, al menos en relación al mundo percibido, el
instrumento general de mi ‘compresión’ (Merleau-Ponty, 1962:273).

Maurice Merleau-Ponty argumenta que el cuerpo humano puede ser objeto de


estudio científico a través de la experiencia, conciencia y percepción. Mucho del
trabajo del filósofo fenomenológico se basa en el estudio de la corporeidad como
límite universal entre el ser y su entorno. De esta manera, el espacio exterior puede
ser interpretado como el inverso al cuerpo humano.

Además, la Fenomenología de la Percepción hace especial referencia a la relación


ser humano y espacio a través de la experiencia, mediante el concepto cuerpo-
sujeto. Más tarde David Seamon estudia las implicaciones al aplicar el concepto
cuerpo-sujeto en la arquitectura y ambiente edificado; Seamon argumenta que las

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rutinas y los comportamientos de los individuos pueden transformar el espacio vivido
en un lugar único donde el ser humano experimenta el espacio a través de los
sentidos (Seamon, 2010).

Merleau-Ponty critica la manera en la que la filosofía y psicología tradicional han


malinterpretado la percepción humana, cuando la fragmentan a lo que es percibido
separadamente por los órganos de los sentidos, o al limitar la percepción a
conceptos como estímulos, sensaciones o juicios. Para el filósofo fenomenológico, la
experiencia de la percepción humana está dada de manera dinámica por
sensaciones que dan lugar a otros estímulos en un campo de percepción. Seamon
(2010a) ejemplifica la idea de campo de percepción, describiendo una escena urbana
cotidiana cuando un ser humano camina bajo una tormenta, en donde todos los
sentidos están conscientes de la lluvia y los reflejos inconscientes del individuo
buscan protegerlo del agua, mientras su cuerpo se desplaza inconscientemente y
sus pies esquivan los charcos (Seamon, 2010a:3).

Una de las atribuciones de la Fenomenología de la Percepción, es la consideración


del cuerpo humano en su totalidad como órgano de percepción. De esta manera el
Merleau-Ponty afirma que la teoría del cuerpo ya es por sí misma una teoría sobre la
percepción. Estas afirmaciones pueden tener lugar en la concepción del espacio
público si se considera como eje rector de la vida urbana. Es decir, el espacio urbano
es el contenedor por excelencia de experiencias y percepciones colectivas.

Por otra parte, David Seamon (1979) considera que la fenomenología es un medio
para estudiar las cosas tangibles y la experiencia humana. De modo que la relación
entre ser humano, lugar y tiempo estarán afectadas por la realidad socioeconómica,
el lazo interpersonal y espiritual, el contexto temporal y social; generando como
resultado la percepción y experiencia de ambiente (Seamon, 1979).

Seamon realiza un estudio fenomenológico basado en la experiencia y la


interrelación entre ser, lugar y ambiente. Su obra Una geografía del mundo vivido.
Movimiento, descanso y encuentro (Seamon, 1979) se centra en las experiencias del
día a día que asocian a las personas y el ambiente construido a través del lugar
vivido y el desplazamiento en el espacio urbano.

Asimismo, Seamon (1979) estudia el fenómeno de la experiencia diaria de las


personas, los movimientos, el rol del cuerpo, los hábitos y las rutinas cotidianas,
partiendo de una estrecha relación con el trabajo de Merleau-Ponty (1962). Su
metodología utiliza los grupos de experiencia ambiental con alumnos de la
Universidad de Clark, en Massachusetts, Estados Unidos. Este análisis es basado
una serie en ejercicios de mapas cognitivos y de experiencia del espacio urbano
durante escenas cotidianas como el camino de regreso a casa o la percepción al
recorrer la ciudad.

La inmersión en el mundo, es un concepto que parte del estudio fenomenológico


para representar la incorporación de los seres humanos en el mundo en el que se
encuentran (Seamon, 2014). Esta incorporación ha sido asociada con el término

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mundo de la vida o mundo como es vivido (lifeworld), para representar a cada
individuo o grupo dentro del mundo habitado. El mundo como es vivido es retomado
como objeto central de la fenomenología, para ello es necesario el entendimiento de
ser y la experiencia humana que se lleva a cabo en el mundo habitado (Seamon,
2015).

A través de una descripción fenomenológica, Seamon (1979, 2014, 2015) considera


que la inmersión en el mundo apunta hacia el entendimiento de la complejidad entre
persona y lugar, ambos entrelazados en dimensiones corporales, temporales y
ambientales. Este entendimiento de la inmersión en el mundo a través del ambiente
que incorpora el lugar y cuerpo ofrece significativas aportaciones al campo de la
cognición situada.

Seamon (2010a) encuentra que las cualidades físicas y de diseño – materialidad,


forma y diseño de espacio – contribuyen a las experiencias del cuerpo-sujeto. El
estudio de Seamon (2010a) sobre las conceptualizaciones de Maurice Merleau-Ponty
genera una discusión que permea directamente al diseño arquitectónico y urbano.

Mediante la observación fenomenológica, Seamon (1979) estudia la experiencia


diaria en el espacio público cotidiano, a través del entendimiento cognitivo y su papel
en hábitos y rutinas diarias basadas en el concepto de cuerpo-sujeto (Merleau-Ponty,
1962); este argumento también presenta nociones del amor y experiencia humana en
el espacio urbano bajo el concepto de topophilia (Tuan, 1974). Igualmente, Seamon
(2010b) analiza la reciprocidad entre la vivienda y los espacios íntimos a través del
topoanálisis que es discutido en la Poética del Espacio (Bachelard, 1958).

El entendimiento del espacio público a través del trabajo fenomenológico de Merleau-


Ponty y Seamon requiere la interpretación y descripción de la danza urbana de los
transeúntes. Es decir, para entender las relaciones entre el estudio fenomenológico y
el espacio público, será necesario una profunda observación sistemática de
acontecimientos que se llevan a cabo en el espacio extramuros.

Críticas, implicaciones y oportunidades de la fenomenológica en el espacio


urbano

Es necesario considerar algunas de las críticas que se han realizado hacia los
estudios fenomenológicos en el espacio. Merleau-Ponty (1962) identifica que la
fenomenología es acerca de descripciones más que análisis o explicaciones. Este
entendimiento ha generado discusiones sobre la rigurosidad científica o
metodológica del análisis del espacio bajo la fenomenología, en las que se pierden
control en las cualidades tangibles y espaciales de los casos que se estudian.

Otras críticas a la fenomenología se basan en la plurivalente interpretación de


estudios que se centran en la materialización de la memoria y percepción humana, la
falta de metodología que se ajuste a necesidades locales, la dificultad de materializar
teorías, ideas o conceptos, así como las críticas filosóficas hacia la fenomenología y

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el posestructuralismo basado en la experiencia (Stoller, 2009) o las discusiones por
definir la pureza y validez del estudio fenomenológico (Noë, 2007).

Sin embargo, el entendimiento de la ciudad y espacio público desde la


fenomenología, permite generar una postura que ubica al espacio urbano como un
fenómeno cambiante y dinámico; mediante cuestionamientos de habitabilidad y
existencialismo que tienen lugar en el espacio público al ser percibido y
experimentado. De esta manera, el espacio urbano trasciende sus cualidades
geométricas y tangibles. Es decir, la plaza, el parque y la calle, dejan de ser descritos
a través de propiedades mensurables y físicamente descriptivas.

El estudio fenomenológico en el espacio público tendrá repercusiones que vienen a


redefinir la manera en la que se analiza, percibe y habita el fenómeno urbano. Es
decir, es necesario una discusión del espacio urbano que considere aspectos
materiales e inmateriales, sensoriales, perceptivos, emotivos, simbólicos y
significativos. De manera que el espacio público es entendido como parte del
fenómeno urbano en el ambiente edificado, pero siempre teniendo al ser humano
como centro de estudio.

Las implicaciones del entendimiento fenomenológico del espacio público requieren


un enfoque multidisciplinario que trasciende las conceptualizaciones arquitectónicas
y diseño o planeación urbana. En este sentido, discutir la fenomenología del espacio
urbano requiere retomar estudios y metodologías que emergen en diversas
disciplinas, como ciencias sociales, geografía humana, psicología y antropología, así
como sus diferentes variantes.

En el trabajo fenomenológico de Bachelard (1958), Tuan (1974), Merleau-Ponty


(1962) y Seamon (1979), entre otros; el espacio es analizado como punto de partida
y esencia en la existencia humana. Así, entender el amor de lugar (topophilia),
afecciones, valores, experiencia y percepción del mundo a través del lugar, se
pondera como criterio relevante en el entendimiento del espacio público. De esta
manera, a través del espacio urbano bajo la fenomenología, será posible definir
extensamente nociones de la memoria urbana colectiva, la afección urbana, la
percepción y experiencia de la ciudad; todos ellos bajo un enfoque antropológico.

Considerar al espacio público desde la fenomenología genera nuevas oportunidades.


Merleau-Ponty (1962) y Tuan (1974) consideran que ningún espacio es percibido por
dos personas de manera idéntica. La ciudad, y en particular el espacio público, como
eje central de la vida urbana, da lugar a numerosas experiencias. Bajo un análisis
fenomenológico, es posible rediscutir el espacio urbano en las dinámicas urbanas
contemporáneas, que tienden a abordar la ciudad desde el entendimiento político,
económico, demográfico y ecológico.

Sin duda, el estudio fenomenológico, presenta la oportunidad de generar un


entendimiento urbano desde una postura existencialista. Es decir, concebir al ser
humano en su relación al espacio que habita y la manera en que experimenta la
ciudad. Los argumentos de Seamon (1979) y Merleau-Ponty (1962) hacen considerar

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el espacio público a través de los hábitos urbanos, es decir, entender por qué ciertos
espacios urbanos adquieren mayor importancia y significación; así como la manera
en la que ciertas calles o caminos se convierten en senderos determinantes para los
seres humanos.

Adicionalmente, entender al espacio público desde la fenomenología presenta la


oportunidad de cruzar diversas disciplinas con implicaciones humanas y urbanas.
Esta visión holística del espacio público, permite generar un punto de partida integral
en la ciudad y una transformación en el análisis urbano, con énfasis en la percepción,
experiencia y afección por los lugares habitados.

De acuerdo con Merleau-Ponty (1962) y Tuan (1974), la fenomenología permite el


estudio y entendimiento del ser humano desde una postura existencial. Al entender el
espacio público desde una postura fenomenológica, es posible comprender la
esencia de las relaciones entre el hombre y el espacio. Estas relaciones pueden
mirar hacia el interior, como el trabajo de Bachelard en la poética del espacio (1958)
o adquirir un acercamiento urbano existencial como el trabajo de Seamon (1979).

Entender el espacio público a través de la corporeidad (Merleau-Ponty,1962),


sensaciones y experiencias (Tuan, 1974) da lugar a trabajos como el de la artista e
investigadora Sissel Tolaas quien realiza una compilación de los olores en el
ambiente edificado, a través del proyecto NASALO. Tolaas identifica a través del
sentido del olfato, un acercamiento al fenómeno de la percepción y experiencia
humana que se lleva a cabo en el espacio, su investigación y obra consiste en
catalogar olores, identificar sensaciones y experimentar a través aromas, diferentes
maneras de entender el espacio, sus conclusiones permiten realizar un catálogo de
olores en el espacio vivido (Mostafavi & Doherty, 2010).

De igual forma, a través de la descripción fenomenológica del espacio público es


posible generar propuestas en el espacio urbano, que permitan experimentar la
experiencia y percepción humana. Es decir, a través del conocimiento del valor
simbólico de la ciudad y espacio público se genera la oportunidad de entender
hábitos humanos y prácticas sociales.

El entendimiento de las afecciones y las experiencias en el espacio urbano ha sido


explorado recientemente por grupos urbanos como Before I die (Antes de que
muera) en donde diversas intervenciones en espacios públicos significativos
permiten a los usuarios expresar sus ideas y cambiar patrones de experiencia de
lugar, usando el tema de la muerte y manifestaciones activas en el espacio urbano.
La artista Candy Chang inicia el proyecto que consiste en instalar pizarras donde las
personas expresan sus últimos deseos en el espacio público antes de morir. Before I
die es parte de un movimiento urbano que tiene sus orígenes en Nueva Orleans,
Estados Unidos y ha sido implementado en más de 70 países, en México ha sido
implementado en Acapulco, Mérida y Ciudad de México.

El espacio público a través de una descripción fenomenológica permite discutir la


esencia de los comportamientos del hombre. Asimismo, da oportunidad a generar

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discusiones en las que se articula el espacio público desde enfoques que trascienden
cualidades tangibles o geométricas. Adicionalmente, el espacio colectivo urbano bajo
la fenomenología, da lugar a interpretaciones que van más allá de las negociaciones
tradicionales entre lo público, lo semipúblico y lo privado.

Desde una postura de la geografía emocional, es posible reconocer al espacio


público como una extensión de la memoria y nostalgia del pasado, día a día en el
presente, domesticación de sueños y miedos futuros (Gregory et al, 2009:602). Sin
duda, el espacio público da oportunidad a diseminar los estudios fenomenológicos
que han surgido en otras disciplinas, como la geografía humanista y la filosofía.
Como se ha mencionado, esto se debe al espacio público como contenedor de
innumerables percepciones, experiencias, simbolismos y afecciones humanas; de
manera que esta postura viene a cuestionar las soluciones tecnócratas o
socioeconómicas que dominan el espacio público de las ciudades contemporáneas.

Conclusiones

El presente ensayo mostró un acercamiento al entendimiento del espacio público a


partir del estudio fenomenológico. En principio, se mencionó a la fenomenología
desde un punto filosófico, presentando discusiones generales sobre sus contenidos
históricos y antecedentes. De esta manera se retomó el trabajo de Gaston Bachelard
(1958), Yi Fu-Tuan (1974), Maurice Merleau-Ponty (1962) y David Seamon (1979)
para discutir al ser humano y su relación con el espacio desde la fenomenología.

Este estudio consideró que la principal contribución del trabajo de Merleau-Ponty,


Seamon, Bachelard y Tuan, es la oportunidad de generar nuevas
conceptualizaciones y descripciones del espacio habitado. Esto permitirá una
transformación en la manera en que se interpretan las relaciones humanas que
tienen lugar en el espacio público.

Posteriormente, se presentaron algunas críticas hacia el trabajo fenomenológico y


sus confrontaciones con disciplinas científicas. De igual manera, se reconoció
algunas implicaciones, limitaciones y oportunidades de entender el espacio urbano
en el siglo XXI desde un enfoque fenomenológico.

Adicionalmente, se argumentó que el entendimiento del espacio público desde la


fenomenología, implica un reconocimiento que cruza diversas disciplinas que
estudian al hombre y su relación con la ciudad, esté ensayo hizo especial referencia
a trabajos artísticos que parten de la relación entre el espacio urbano y el ser
humano desde una postura fenomenológica. Asimismo, este ensayo consideró que el
espacio público fenomenológico trasciende cualidades geométricas, tangibles, de
diseño o planeación urbana.

Sin duda, la fenomenología en el espacio público abre nuevas discusiones que


permean a la arquitectura y el urbanismo. Por tanto, quien estudia el espacio urbano
fenomenológico, se convierte en observador de conductas generadas a partir de la

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configuración morfológica urbana en relación con la experiencia, percepción y
afecciones humanas por sus lugares.

Referencias bibliográficas

Bachelard, G., (1958), The Poetics of Space. Boston: Beacon Press

Chang, C., (N/D), Before I die, Disponible en: http://beforeidie.cc/site/ [Último acceso:
13 de mayo de 2015]

Gregory, D; Johnson, R., Pratt, G., Watts M. J. & Whatmore, S., (2009), The
Dictionary of Human Geography, 5th Edition, Oxford, UK: Wiley-Blackwell, Pp. 340-
343; 602)

Merleau-Ponty, M., (1962), Phenomenology of Perception, New York: Humanities


Press

Mitrović, B. (2011), Philosophy for Architects, New York: Princeton Architectural


Press

Mostafavi, M., & Doherty, G., (2010) Ecological Urbanism, Pensilvania: Lars Müller
Publishers

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