Está en la página 1de 3

LA PRODUCCION SOCIAL DE LAS ESTRUCTURAS EN LA ARQUITECTURA

ENSAYO

FUNDAMENTO TEORICO
CONTENIDO DEL TEMA
CONCLUCIONES
REFERECNIAS BIBLIOGRFICAS

DIFERNECIA ENTRE ARQUITECTURA


LA INGENINIERIA.

Es vital que el alumno entienda que toda arquitectura es inherente a una estructura que la
sustenta, que, a su vez, está definida por la unión de elementos que involucran un material (o
varios) y un tamaño o proporción
Cuando se diseña un espacio arquitectónico, no solamente se elige formas, emplazamientos,
relaciones con un entorno específico, se elige también sistemas estructurales, materiales y
procesos constructivos. Si el que diseña es consciente de todos estos aspectos, así como de las
proporciones de sus elementos, tendrá grandes posibilidades de hacer una buena arquitectura. Si
no lo es, personas ajenas al proceso de diseño podrían tomar decisiones que cambiarían
drásticamente el diseño original, produciendo descontrol y frustración.
Transcribo lo que alguna vez leí del ingeniero arquitecto italiano Pier Luigi Nervi: Un trabajo
técnicamente perfecto puede ser estéticamente inexpresivo; pero no existe, ya sea en el pasado o
en el presente, un trabajo de arquitectura que sea aceptado y reconocido como excelente desde
el punto de vista estético que no sea también excelente desde el punto de vista técnico. La buena
ingeniería parece ser una condición necesaria, aunque no suficiente para una buena arquitectura.

LA PRIMERA OLA

A los efectos de este libro, consideraremos que la Era de la primera ola comenzó hacia el 8000
a. de J. C.
y dominó en solitario la Tierra hasta los años 1650-1750 de nuestra Era.
Comenzando con la sencilla idea de que el nacimiento de la agricultura constituyó el primer
punto de inflexión en el desarrollo social humano y de que la revolución industrial formó la
segunda gran innovación, contempla cada una de ellas no como un acontecimiento instantáneo,
sino como una ola de cambio desplazándose a una determinada velocidad.
Antes de la primera ola de cambio, la mayoría de los humanos vivían en grupos pequeños y, a
menudo, migratorios, y se alimentaban de la caza, la pesca o la cría de rebaños. En algún
momento, hace aproximadamente diez milenios, se inició la revolución agrícola y se difundió
lentamente por el Planeta, extendiendo poblados, asentamientos, tierra cultivada y una nueva
forma de vida.
Esta primera ola de cambio no se había extinguido aún a finales del siglo XVII, cuando la
revolución industrial estalló sobre Europa y desencadenó la segunda gran ola de cambio
planetario. Este nuevo proceso industrialización empezó moviéndose con mucha más rapidez a
través de naciones y continentes. Así,
pues, dos procesos de cambio separados y distintos recorrían simultáneamente la Tierra, a
diferentes velocidades. En la actualidad, la primera ola de cambio ha cesado virtualmente. Sólo
unas pocas

SEGUNDA OLAS
Pero, pisándoles los talones a los granjeros, llegaron también los primeros
industrializadores, agentes del futuro de la segunda ola. Fábricas y ciudades empezaron a
surgir en Nueva Inglaterra y Estados de la costa atlántica. Para mediados del siglo XIX, el
Nordeste tenía un sector industrial en rápida expansión que producía armas de fuego, relojes,
aperos de labranza, hilaturas, máquinas de coser y otros artículos, mientras el resto del
continente continuaba gobernado por los intereses agrícolas. Las tensiones económicas y
sociales entre las fuerzas de la primera y la segunda ola crecieron en intensidad hasta 1861,
año en que estallaron en violencia armada.
La guerra civil norteamericana no se libró exclusivamente, como muchos creían, por la
cuestión moral de la esclavitud ni por cuestiones económicas tan mezquinas como la relativa
a los aranceles. Se libró por una cuestión de alcance mucho mayor: ¿Iba a ser gobernado el
Nuevo Continente por los granjeros o por los industrializadores, por las fuerzas de la primera
ola o por las de la segunda? ¿Iba a ser la futura sociedad americana fundamentalmente
agrícola o industrial? Cuando los ejércitos del Norte vencieron, la suerte quedó echada. La
industrialización de los Estados Unidos estaba asegurada. A partir de ese momento, en
política y en la vida social y cultural, la agricultura fue batiéndose en retirada y comenzó a
ganar preponderancia la industria. La primera ola fue perdiendo ímpetu mientras avanzaba,
pujante, la segunda.
En otros lugares se produjo también el mismo choque de civilizaciones. En Japón, la
Restauración Meiji, iniciada en 1868, repitió, en términos inequívocamente japoneses, la
misma lucha entre pasado agrícola y futuro industrial. La abolición del feudalismo hacia
1876, la rebelión del clan Satsuma en 1877, la adopción de una constitución de corte
occidental en 1889, fueron reflejos de la colisión de las olas primera y segunda en el Japón...
pasos en el camino que condujo al surgimiento del Japón como primera potencia industrial.
También en Rusia se produjo la misma colisión entre las fuerzas de la primera y la segunda
ola. La revolución de 1917 fue la versión rusa de la guerra civil americana. No se libró
fundamentalmente, como parecía, por el comunismo, sino, una vez más, por la cuestión de la
industrialización. Cuando los bolcheviques borraron los últimos vestigios de servidumbre y
monarquía feudal, relegaron a un segundo plano la agricultura y aceleraron conscientemente
el industrialismo. Se convinieron en el partido de la segunda ola.

También podría gustarte