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U N A L E C T U R A E N C A N TA D A
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Traducción de JULIA SALAZAR HOLGUÍN .
1 P. BOURDIEU. La Domination masculine, París, Seuil, 1 998.
2 Entre las diversas reseñas del libro, cfr. la rúbrica "Controverses" de la revista Travail,
genre et société, n.º 1 , abril de 1 999, dedicada a la lectura de esta obra por M. PERROT, Y.
SINTOMER, B. KRA1s, M. DURU-BELLAT, y la respuesta de P. BoURDIEU, pp. 203 a 234.
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346 La lucidez de las dominadas
3 Habría, sin duda, que proceder a una sociología de la recepción de la obra por parte de
las mujeres y los hombres diferenciados según el medio social y su mayor o menor proxi
midad o distancia de las luchas feministas. Se hace referencia aquí a las reacciones de las
estudiantes durante los seminarios en Francia o en el exterior, y a públicos femeninos
heterogéneos durante las conferencias sobre esta obra.
4 P. BOURDIEU. Homo academicus, Paris, Éditions de Minuit, 1 984, p. 1 2 .
5 El ejemplo de Cabilia como arqueología del inconsciente androcéntrico habría debido
llevar a BOURDIEU a mencionar no sólo a la Iglesia, sino a las religiones.
Rose-Marie Lagrave 3 47
6 Las críticas más acerbas se refieren al "fatalismo" de BoURDIEU, quien encerraría a las
mujeres en su destino sexuado y rechazaría todo efecto de las luchas feministas: "me
atribuyen de esta forma intenciones contrarias a las que me inspiran: se lee una incitación
al fatalismo (contra la cual sentimos el derecho y el deber de recordar que la 'dominación
masculina no excluye la movilización femenina') en lo que se considera como un estímulo
a la movilización (bajo formas que pueden parecer discutibles o inadecuadas)": P. BouR
DIEU . "PIERRE BOURDIEU répond", en Travail, genre et sociétés, cit. , p. 23 1 .
7 ÍD. La Domination masculine, cit. , p. 40 .
8 La misma crítica, formulada con frecuencia por historiadoras, le fue dirigida a FRAN<;:OISE
HÉRITIER a propósito del carácter invariante de la valencia diferencial de los sexos, que
supone sin embargo variaciones, así como igual número de "frases culturales", y que
impone "un poder de retorsión", "una capacidad de obstrucción", "un derecho de veto"
por parte de las mujeres. Cfr. F HÉRITIER. Masculin(feminin. La Pensée de la dijférence,
Paris, Odile Jacob, 1 996.
9 Cfr. una comparación entre las dos obras en R.-M. LAGRAVE. "Dialogue du deuxieme
type sur la domination sociale du principe masculin", en J.-L. jAMARD, E. TERRAY y M .
XANTHAKOU (dirs. ) . En substances: textes pour Franroise Héritier, Paris, Fayard, 2000, pp.
456 a 469.
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. . . me cuesta admitir que una verdad sea más o menos cierta si es dicha por un hombre
o por una mujer; o incluso, que tiene más o menos mérito hablar de las relaciones entre
hombres y mujeres según si se es hombre o mujer; es más (aunque esto ameritaría un
debate), que, a priori, hay menos oportunidades de decir la verdad sobre la condición
femenina cuando quien habla no es una mujer. ¿Habría que ir hasta el punto de postular
que la pertenencia a una categoría dominada es una condición necesaria -y sobre todo
suficiente- para acceder a la verdad sobre dicha categoría? Como lo exige cierto popu
lismo epistemológico según el cual sólo los hijos y las hijas del pueblo podrían hablar
del pueblo en verdad 'º.
UNA L E C T U R A S I TUADA
Esta lectura llena de afinidades implica evidentemente otras, puesto que la obra,
publicada en 1 998, se inscribe en un momento de evolución de las investigaciones
sobre los géneros. La segunda lectura, feminista ésta, es decir atenta a los efectos
de la dominación del principio masculino en la ciencia, intenta dilucidar a la vez
lo que la obra aporta de singular a este campo de investigación y lo que oculta en
razón de un desconocimiento de la historia de la constitución de dicho campo y
de los desafios que lo atraviesan.
La fuerza de este libro proviene de la condición epistemológica que se atribu
ye a la dominación masculina y del efecto de síntesis magistralmente construida.
Contra la tendencia a la eufemización de las investigaciones sobre las mujeres 1 1
bajo la forma de enfoque en términos de diferencia sexual, o de relaciones entre
masculino y femenino, "representaciones conservadoras de la relación entre los
sexos"12, BouRDIEU recuerda que la dominación masculina y la violencia simbólica
que detenta gobiernan el raciocinio. Lejos de ser un simple efecto de anuncio, la
dominación masculina ordena los materiales empíricos según dualidades siempre
jerarquizadas y permite interpretar su sentido. Sin embargo, esta síntesis se basa
en la articulación de casos cuya generalización no permite captar las variaciones
de un principio invariante, según los estados sucesivos y a veces discontinuos de
la dominación masculina.
En efecto, si la desviación a través de la tradición cabila permite revelar una
especie de arqueología objetiva de nuestro inconsciente androcéntrico, y permite
una lectura autorizada de la novela de VIRGINIA WOOLF Alfaro 13, desde el punto
de vista de los dominados, procediendo a la conversión de la mirada masculina,
los demás casos empíricos participan de la observación que surge del comercio
ordinario con las mujeres, o de estudios atomizados y parciales. Ahora bien, todos
esos otros casos han sido objeto de un cúmulo de investigaciones y exigen balances
temáticos antes de proceder a la síntesis de la síntesis. La ausencia de considera
ción, por parte de BoURDIEU, de la génesis y luego de la constitución conflictiva de
y los estudios feministas el lugar que les corresponde. En resumen, creo que el
público que aplaudió La Domination masculine es el mismo que aplaudió La Misere
du monde23, un público que no es idéntico desde el punto de vista sociológico, pero
sí parecido en cuanto a su expectativa de revelación de los procesos de exclusión de
los que es objeto, o que pretende hacer de la exclusión su objeto de lucha. Aunque
es bastante, no es suficiente, pues se puede ser muy exigente frente a BOURDIEU
a partir de las exigencias inscritas en sus textos, lo que conduce a una tercera
lectura que llamaré generalista y que se interroga sobre las razones que llevaron
a BOURDIEU a escribir un libro aparte sobre la dominación masculina.
¿UN L I B R O A PA RT E ?
BoURDIEU abre el libro con esta frase: "estoy seguro de que no me habría en
frentado a un tema tan dificil si no hubiera sido arrastrado a él por toda la lógica
de mi investigación"2•. Esta afirmación resuena como una invitación a poner en
perspectiva La Domination masculine y algunas de sus otras obras, y a preguntarse
por qué La Distinction2s, Homo academicus, La Noblesse d 'État26 o La Misere du
monde no están gobernados por la dominación masculina y el orden de los géneros.
En efecto, si la dominación masculina es el ejemplo por excelencia de la violencia
simbólica, entonces, ya lo dijimos, posee una condición epistemológica que todo
razonamiento sociológico debe tomar en cuenta. En esa medida entenderíamos
que la miseria del mundo supone un doble dolor para las mujeres: una miseria más
miserable y el deber de aliviarla, comprobados estadísticamente, lo que explica
las disposiciones al voluntariado de las mujeres y la economía de la devoción,
tan bien descritas por BOURDIEU. Veríamos también que el homo academicus es
un vir academicus, puesto que el juego de las rivalidades académicas se juega casi
exclusivamente entre hombres. Si en la década de los años setenta, teniendo en
cuenta el conjunto de facultades27, el cuerpo docente era en un 94ºlo masculino,
más adelante no se encuentra esa distribución por sexo cuando se trata del Who s