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Tras 3 años de la llegada de los primeros barcos a Venezuela, en 1942, el día de inaugurar el
primer Centro Vasco: Domingo de Pascua de Resurrección, simbólicamente designado para
festejar Aberri-Eguna (Día de la Patria) desde 1932.
Desde Agsoto 1940, comenzaron a idear y proyectar el primer Cenro vasco, Angel
Aznar,Llarri Ariño, Triki Azpiritxaga, Aitor Elguezabal y Elias garate
El primer domicilio del Centro Vasco estuvo de Velázquez a Cipreses N* 9. Los actos
oficiales de inauguración se llevaron a cabo los días 4 y 5 de abril.Coincidiendo con la
celebracion del Aberri Eguna
Cuando las reuniones comenzaron a ser más nutridas, hubo que buscar un local mayor, y
(los vascos han preparado siempre sus organizaciones cerca de una buena mesa) pasaron
sus reuniones al "Txoko", un restaurant de Juan de Léniz, cerca del templo de Santa Teresa,
donde fue elegida la primera directiva: Presidente: José María de Echezarreta; secretario:
José María de Barrenechea; tesorero: Illari de Ariño; vocales: Ricardo de Goya, Ricardo de
Leizaola, Salvador de Urroz y Silvino de Mugarra.
Hay una curiosa memoria de esta inauguración en que se dan detalles como éste: "La
directiva estudió al mismo tiempo la conveniencia de celebrar un banquete; pero por razones
expuestas por varios socios se decidió celebrar un cocktail, ya que de tener lugar el banquete
quedaría al margen la inmensa mayoría de los vascos por el excesivo costo del mismo,
teniendo en cuenta la gran cantidad de invitados, así como el carácter de los mismos. Y lo
que se trata, precisamente, en este día es de dar a la festividad un carácter de verdadera
fraternidad vasca".
Y en otro lugar, después de describir los actos: "El número de cocktails servidos
gratuitamente fue de unos 1.200, no llegando su costo a 200 bolívares; lo que refuerza lo
acertado del acuerdo de directiva de celebrar un cocktail en lugar del banquete".
Era tan precaria la situación de los vascos todavía en 1942, que además de tener que pintar
la casa entre los socios y los mismos miembros de la directiva, se vieron en la necesidad de
reunir entre ellos unos bolívares para adquirir las banquetas usadas que tuvieron como
primer mobiliario. Obliga al reconocimiento comprobar ahora, a la distancia de 35 años de
prosperidad, el entusiasmo que necesitaron aquellos directivos para oponerse a los
pesimistas y entrever las cosas con el mínimo de sueño y esperanza necesario para desafiar
la lógica, porque después hasta tuvieron que obtener prestados algunos pocos muebles de la
Mueblería Lombao para salir del apuro de recibir a los invitados:
Pero cuando terminaron los actos, los directivos repararon en la situación que se produciría
si sus buenos amigos invitados regresaban a nuevas visitas, como habían prometido y ellos
deseaban ciertamente, y decidieron comprar los muebles prestados. Lombao les concedió el
crédito a un precio de regalo. Si bien el crédito resultó bueno, también el Sr. Lombao supo
responder al cumplimiento, porque aquellos muebles adquiridos hace quince años parecen
aún nuevos en la Secretaría del Centro Vasco actual.
Es justo recordar aquí, con la minuta de una reunión de directiva de aquellos días, la
contribución de trabajo y materiales que hicieron Adrián de Salútregui, Félix de Zubizarreta,
Andoni de Borde y Ricardo de Arrúe.
El primer conserje del Centro Vasco fue Tomás de Duralde, quien atendió todos los servicios
inaugurales.
La bendición de los locales estuvo a cargó de Monseñor Hortensio Carrillo, Párroco de Santa
Teresa. Quedan numerosos testimonios escritos de la simpatía y el calor que rodearon en
Caracas a la creación ae este primer centro de los vascos en Venezuela.
Hubo una ofrenda floral en el Panteón, acto sencillo y respetuoso que la prensa comentó, y
José María de Eche-zarreta leyó después una emocionante ofrenda escrita por Lucio de Are-
chavaleta, que más tarde fue recogida en un pergamino realizado por Andoni de Borde.
A los tres meses ya el lugar era estrecho para su centenar crecido de socios, y se encontró
un local adecuado de Balconcito a Truco, donde había además la posibilidad de construir un
frontón. Hubo diversas opiniones acerca de lo aventurado de salir a costear una casa tan
grande, pero continuó prosperando el espíritu de empresa de los optimistas y se fue por d
juego de pelota y por una casa más espaciosa, y los que tuvieron fe, triunfaron una vez más.
La inauguración del nuevo local se llevó a cabo el día 31 de julio de 1942, festividad de Iñaki
Deuna. Se trabajó día y noche bajo la dirección de Andoni de Borde para construir el frontón,
que se financió (20.000 botívanesi mediante bonos reintegrables de 25 bolívares cada uno,
que se terminaron de pagar religiosamente un poco antes de mudarnos a la nueva casa de
El Paraíso, donde está el Centro Vasco en casa propia desde Aberri-Eguna del año 1950.
Esta casa de Balconcito a Truco, con sus estrecheces, con su reducido frontón del fondo, fue
sin embargo el lugar donde se consolidó la agrupación de los vascos en Venezuela y donde
más nos encariñamos. Aquí comenzó ya a tener su primer secretario a sueldo (Moisés de
Montoya); 'aquí llegó el Presidente Vasco José Antonio de Aguirre en su primera visita a
Venezuela después de fugarse de Berlín, en octubre de 1942; aquí nació la revista "Euzkadi',
bajo la dirección del eminente científico venezolano Dr. Juan Iturbe; aquí se creó también el
Coro que después se llamaría "Pizkunde", bajo la dirección de Antón de Gárate (primera
aparición pública en el Teatro Municipal, invitado por la Asociación de Conciertos, bajo la
presidencia del Maestro Plaza, en 1942, con un éxito que obligó a repetir); aquí nació Eusko-
Gaztedi (Juventud Vasca) en junio de 1948 (primer presidente, Martín de Ugalde); también
nació la Sección Femenina, bajo la presidencia de Agustina Amunárriz de Larrañaga; el
Deportivo Vasco, a fines de 1944, bajo la presidencia de Julián de Lizarralde, y la sección
cultural "Gernika", en 1948.
Pero la casa estaba haciéndose pequeña; los vascos iban llegando cada vez en mayor
número y hubo que tener la visión optimista de un nuevo traslado, pero esta vez de algo más
importante que una simple mudanza. Y la tuvo José de Elguezábal, el último Presidente del
Centro Vasco de Balconcito a Truco y el primero de la nueva sede en El Paraíso.
La casa de El Paraíso, levantada sobre 10.000 metros cuadrados de terreno, con un frontón
de pelota de 45 metros de largo, pudo construirse gracias a la creación de la Sociedad
Anónima Inmobiliaria Euskalduna, constituida con acciones por valor de 1.150.000 bolívares.
En la primera piedra, que bendijo el bien querido Monseñor Lucas Guillermo Castillo, se
depositó el documento que dirá a otras generaciones el objeto de aquella construcción y los
directivos que lo llevaron a cabo.
Este buen patriota venía por primera vez a Venezuela y se despidió después prendado de
sus gentes y su paisaje. Jesús de Galíndez no ha podido cumplir su deseo de regresar para
este 15 aniversario. El Lendakari sembró junto con él en los jardines de la casa vasca de
Caracas el retoño del Árbol de Guernica, y aquí, en la misma casa que ocupamos
La siguiente fecha destacada de la celebracion del Aberri Eguna en el Centro Vasco de
Caracas, coincidio con la Inauguracion del Centro Vasco Caracas El Paraiso 5 de
Marzo de 1950
Hace diez años llegaron los primeros. La ikurriña en el asta de los pesqueros, y la decisión
en el corazón de cada cual. Lo habían perdido todo en la lucha por su Patria y llegaban a
tierra desconocida. La misma que siglos atrás divisó Lakotsa y Lope de Aguirre, la misma en
que nació Bolibar. Hoy la fortuna de varios se cifra en millones; pero la ikurriña sigue
enarbolada en el asta y en el corazón.
Una fila alargada de gudaris y ezpatadantzaris esperaba nerviosa la llegada del viajero.
Había venido de lejos; lejos en el espacio, y lejos en la historia. Venía, no de París donde
ahora reside exilado, sino de Gernika donde hace catorce años fue elegido Lendakari por los
apoderados de los pueblos vascos. Y los vascos de Venezuela querían darle la bienvenida
en su nueva casa -Euzko-Etxea-, para enlazar el presente de venturas con el pasado de
lucha, para demostrar a todos que su decisión sigue siendo la misma.
Dos días atrás, alguien se había permitido amenazarles con represalias. Si eran "buenos
chicos", el gobierno franquista estaba dispuesto a enviarles nada menos que al embajador
Aznar -el famoso traidor a su pueblo y a cuantas causas abrazó-, y hasta un puñado de
dantzaris traídos en avión desde Madrid; pero si eran malos, si eran malos, si invitaban a su
Lendakari, perderían toda ilusión de pasaportes y visados para visitar a sus familias allá en el
País Vasco natal. ¡Pobre hombre!. La respuesta se la estaban dando aquellos verdaderos
dantzaris, venidos diez años atrás o nacidos en el trópico, que escoltaban electrizados al
Lendakari Aguirre por la Avenida Principal del Centro Vasco.
Con él venía otro hombre. Casi todos le recordaban como fue un día: alto y fuerte, enérgico,
con voz de mando. Cayó prisionero en su puesto de mando, fue a la cárcel con sus gudaris y
fue condenado a muerte; cuatro veces estuvo en capilla para ser ejecutado como lo fueron
otros de su misma celda; después dirigió la resistencia clandestina... Aquel hombre, hoy de
figura encorvada y rostro torturado, pero siempre con sonrisa de optimismo, simbolizaba a
los hombres que no han cesado de luchar.
Y juntos los dos, el Lendakari y el Jefe de la Resistencia, caminaron hasta la puerta del
Centro Vasco, donde el txistu les saludó con los compases seculares del "Agur Jaunak".
Como antaño, como siempre.
"El Paraíso" es el barrio residencial de más raigambre en Caracas. Algún día le superarán los
nuevos barrios que se están construyendo hacia el Este, pero todavía conserva la
superioridad que le da la tradición. Y en su corazón, encaramada en la falda de una colina,
es donde los vascos de Venezuela han construido su Euzko-Etxea. Un inmenso caserío
diseñado por Miguel Salvador -el hombre que está vasquizando la arquitectura de la futura
Caracas-, que se desborda en terrazas superpuestas hasta el frontón y los jardines.
Aquella mañana del 5 de marzo de 1950, terrazas y jardines estaban colmados por más de
dos mil vascos y amigos, llegados algunos del interior de la República y aun de más allá de
sus fronteras. Para asistir a la misa y al izamiento de las banderas,
Allí estaban todos. Desde el Dr. Gonzalo de Aranguren, Carmelo de Elorriaga, Los Badiola,
Aguirrezabala, Lizarralde y demás magnates de la construcción; junto a los Olarso, Estornes,
Carranza y Las neskas de Euzko Gaztedi, soliviantadas por ese dinamismo trepidante de
Edurne Altuna.
Viejos y jóvenes, ricos ya y quienes van camino de serlo, gastetxus y emakumes. Y quizás
más sonrientes que ninguno, los dos hombres que hicieron posible la ejecución de aquella
casa: José de Elguezábal, el Presidente del Centro y el Dr. Luis de Bilbao, el Delegado
Vasco
Ocho días duraron las fiestas, una semana con dos domingos. Y el público siguió siendo fiel
a la convocatoria. Lo mismo en las conferencias culturales, que cuando se les llamó para
exprimir los bolsillos. Su generosidad fue digna de los hombres que han sabido triunfar. José
Antonio de Aguirre les habló de la historia vasca; y yo les hablé de los vascos en América. El
hombre del interior les narró la vida en las cárceles y en la resistencia. Nicanor de Zabaleta
acarició para ellos el arpa con su mano maestra. Los dantzaris reprodujeron el ballet de la
ópera "Amaya" y las figuras de la mascarada suletina. El orfeón Pizkunde de Antxon Gárate
entonó motetes religiosos a Jaungoikua, y cantó en euzkera las viejas melodías de la raza.
Los pelotaris inauguraron el frontón,
Una semana que pasa pronto, aunque rindió al más fornido. Una semana que quedará
grabada en el recuerdo de cuantos |a vivieron. Una semana, sobre todo, que emocionó a los
viajeros que en su peregrinación patriótica van conociendo tantos países y tantos vascos
esparcidos por el mundo,
.
El 5 de diciembre de 1949 la Junta Directiva del Centro Vasco acordaba invitar a José
Antonio de Aguirre a la inauguración de la nueva sede . El 2 de marzo de 1950 Aguirre y
Jesús de Galíndez, delegado vasco en Nueva York, llegaban a Venezuela. En el aeropuerto
de Maiquetía son recibidos por el delegado Luis Bilbao; el presidente del Centro, José de
Elguezabal, y Gonzalo de Aranguren.
El día 3 Aguirre ofrecía una rueda de prensa. Por fin, coincidiendo con el Aberri Eguna,
comenzaban los actos inaugurales. En estos participan, además de Aguirre y Galíndez,
Joseba de Rezóla, Andoni de Arozena (en euskera) y el arpista Nicanor Zabaleta. El día 12,
coincidiendo con la jornada de clausura, se plantó un retoño del Árbol de Gernika .
Palabras del primer Lendakari de Euzkadi José Antonio Aguírre Inauguracion Centro
Vasco Caracas (El Paraiso)
En tierras sujetas a la violencia, conocí el alma de América. Errante y solo, sentí la angustia
del que todo le falta. Seis meses y medio estuve en países dominados por el nazismo, de los
cuales cuatro y medio en Berlín. y en esas horas de incertidum-bre, de ansiedad y de
angustia, pedí a las almas de América que me instruyeran. Llevo en mi corazón no sólo la
gratitud y la admiración para el hombre que plasmó la más grande empresa de Libertad, sino
también una gratitud particular, exclusiva, para los hombres de América y de Venezuela que
en ese tiempo de inseguridad y de zozobra que he apuntado me ayudaron a salvar lo que
más quiero: a mi esposa y a mis hijos. Gracias a un diplomático venezolano y gracias al
Gobierno y a las Autoridades venezolanas, mi esposa con mis hijos, pudo salir de Europa,
como la señora viuda de Guerra, natural de la ciudad de Mérida, la andina ciudad de
Venezuela.
No es éste el tema de mi conferencia. Quiero apuntar únicamente que dentro del alma de
todo vasco existe para Bolibar un fondo de profunda admiración, respeto y afecto. Como li-
bertador de pueblos, como fundador de doctrinas magníficas que alumbrarán un día en todo
su esplendor, porque todavía la doctrina de Bolíbar, no ha dado todo su rendimiento. Yo os
hablo con esta emoción, como vasco, hacia aquel que, sabiendo libertar pueblos, tuvo
pensamientos que están inscriptos en siglos de historia nuestra.
Bolibar. Su época, la del enciclopedismo, la deí liberalismo en la conciencia y en las leyes
públicas, la de la emancipación de los pueblos sojuzgados. Su empresa, librar media
América del yugo español, reconstituyendo pueblos libres y prósperos.
Empresa digna de quien llevaba sangre vasca en sus venas, continuación de una historia de
universalidad vasca.
Decir que Bolibar, además de Libertador de América, fue defensor de la fe de aquellos na-
turales, podrá parecer a algunos un contrasentido.
A este propósito, un recuerdo que además de su actualidad tiene la fuerza de la prueba:
Corrían los años de levantamiento independentista americano contra la opresión española.
Como en tales casos acontece, el poder dominador aprovecha toda clase de recursos y
personas para su fin de avasallaje. Entre otros eran aprovechados los eclesiásticos que, lejos
de ser evangelizadores de una doctrina que es de todos, eran propagandistas celosos del
poderío español.
Bolibar se dirige a Pío VII, y, en forma personal en veces, otras por medio de embajadas, le
ruega con todo el calor de un gobernante libertador, que el clero español y españolizante de
Venezuela fuera sustituido por clero indígena, mejor conocedor del pueblo y más querido de
él; que los obispados fueran ocupados por americanos y, en todo caso, provistos desde
Roma y no desde Madrid, como acontecía en virtud del regio patronato.
Pío VII comprende rápido la magniiud del hecho expuesto por Bolibar y cruza con él
interesantísima, cordial y copiosa correspondencia, recibe algunos de sus enviados y se
dispone a adoptar medidas en consecuencia. Pero la dominación que no entiende el alto
lenguaje de amor que comienza a relacionar al Libertador de media América con el Padre de
todos los fieles, amenaza con romper con Roma, mueve las Cancillerías europeas, maneja la
intriga, sin importarle que con ello ponga en peligro inminente la fe de las nacientes
Repúblicas suramericanas. Bolibar, para aquellos "magnánimos defensores de la fe", es ma-
són, hereje y enemigo de la religión. . .
Sin embargo, Pío VII da la razón a Bolibar, salta por encima de cuantos obstáculos se le
oponen y el sacerdocio elegido desde Roma comienza a penetrar en el pueblo, al que por ser
el suyo quiere y comprende.
Es la eterna lucha entre el poder despótico y la razón y el derecho, sin que importe a su ce -
guera que de su actitud inicua pierda la fe pueblos enteros. . . El caso se ha repetido en
muchos pueblos, sin que pueda exceptuarse a Euzkadi.
Palabras de Jose Antonio Aguirre, en la nueva sede del Centro Vasco (El Paraiso) de
Caracas
Conferencia dictada en el Centro Vasco de Caracas el 7 de Marzo de 1950 por el Lic.
Jesús de Galíndez. Inauguración del Centro Vasco.
Hace pocos años, en una de esas reuniones que tanto gustan a los norteamericanos, el
chairman del banquete iba presentando a los distintos oradores con sus títulos académicos
de la Universidad de Harvard, de la Universidad de Columbia, de la Universidad de Yale;
cuando le llegó el turno al patriarca de la colonia vasca de New York, él mismo se adelantó
para autopresentarse como "Valentín Agirre, de la Universidad del Monte Sollube".
Un pueblo está caracterizado, más aún que por sus características raciales, por su cultura,
por su tradición, por su espíritu. La cultura vasca tiene una recia personalidad a través de los
siglos y se ha proyectado ínter nacional mente.
Uno de los campos en que esa influencia se hace sentir de una manera más intensa es en la
colonización americana.
Los vascos llegaron a suelo americano siglos antes de su descubrimiento oficial por Cristóbal
Colón, aunque se limitaron a pescar el bacalao y la ballena, sin pensar en hincar banderas
que marcaran una conquista. Ya en el Fuero de San Sebastián del año 1150 se habla de la
pesca de la ballena por sus marinos; y consta documentalmente la presencia de los
pescadores vascos en Terranova desde 1413, probablemente estaban yendo regularmente a
estos parajes desde uno o dos siglos antes.
El piloto de la expedición colombina en 1492 es un vasco, Juan de Lakotsa (La Cosa para los
españoles), que al mismo tiempo es propietario de la nave almirante, la "Mari Galante",
rebautizada como "Santa María"; también son vascos la mayoría de los tripulantes de esta
nao. Desde entonces no faltan los vascos en ninguna de las expediciones descubridoras.
Sebastián de Elkano da la vuelta al mundo por vez primera en 1519-21. Urdaneta y Legazpi
colonizan las Islas Filipinas en 1564-5.
Los primeros colonos del Nuevo Mundo son los que deja Cristóbal Colón en el Fuerte
Navidad; cuando al siguiente viaje regresa y encuentra la fortaleza destruida y sus hombres
muertos, se echa la culpa a los bizkainos que pelearon entre sí "por el oro e las mujeres".
Años más tarde, el gipuzkoano Hernando de Cebara es el primer europeo que se casa con
una princesa india, con Higuemota, hija de la reina de Jaragua Anacaona. Más tarde, Irala
funda Asunción de Paraguay en 1538, Legazpi funda Manila en 1571, Garai funda Buenos
Aires en 1580, Zabala funda Montevideo en 1724.
Los tres grandes problemas que provoca la colonización americana son luchas por la
libertad; y en ellas ocupan siempre papel protagonista los vascos.
El primer problema es el de la esclavitud de los indígenas. Su gran defensor es el dominico
vasco Francisco de Vitoria, que desde su cátedra de la Universidad de Salamanca pronuncia
la Relectio de Indiis, que, a la vez que defiende la libertad de los indios americanos, sienta
las bases para el futuro Derecho Internacional.
El segundo problema es la revuelta de los primeros colonos contra los poderes omnímodos
de gobierno que los reyes habían concedido a los descubridores y conquistadores. Esa
revuelta surge en la Isla Española, donde el vasco Adrián de Muxika secunda a Roldan en su
protesta contra los hermanos Colón. Y culmina en México, donde el obispo Zumarraga se
enfrenta a conquistadores y oidores, a la par que defiende a los indígenas.
El tercer problema será la futura independencia de los países americanos. Aunque ésta
tenga lugar a principios del siglo XIX, su primer estallido lo dirige el vasco Lope de Agirre el
año 1560, desde el corazón del río Amazonas. Su figura ha sido denigrada por los escritores
al servicio de Felipe II; pero, pese a los tintes sangrientos que aureolan su gesta, hay que
reconocerle la gallardía de haber sido el primero en proclamar la independencia del Perú y
declarar la guerra contra el rey de España.
Con estos antecedentes no es extraño que los vascos se incorporen plenamente a la gesta
independentista desde México a la Argentina. Esa participación vasca llega a su cumbre con
la figura del venezolano Simón Bolibar, por cuyas venas corría la sangre vasca. Su obra es
genial como libertador de naciones, pero quizás tenga aún más valor profético en su espíritu
panamericanista, cuando en plena campaña convoca el Congreso de Panamá. Frente a la
doctrina de Monroe, que es más bien de carácter negativo y egoísta, la convocatoria de
Bolibar supone un ímpetu positivo y altruista de colaboración internacional, que un siglo más
tarde llegará a plasmarse en las realidades internacionales y panamericanas que hoy
vivimos.
Todo esto tiene una honda raíz en la manera de ser, en la tradición, en la cultura vasca. El
vasco que corre por el mundo lleva consigo el mismo espíritu de los vascos que quedan en
Euzkadi. Y que en aquellos siglos practicaban una democracia ejemplar a través de sus
Juntas seculares.
Los Fueros vascos, que hoy son símbolo, en realidad fueron tan sólo expresiones históricas
de la lucha mantenida por los vascos para mantener sus instituciones tradicionales y
consuetudinarias de libertad. El primer Fuero, el de Nabarra de 1237, corresponde a la Carta
Magna inglesa de 1215; ambos documentos suponen el triunfo democrático frente al
absolutismo real que se impone en el resto de Europa. Y esos Fueros, a más de recoger
parte del derecho consuetudinario vasco, crean a veces nuevas instituciones para mejor
defenderlo.
La institución del "babeas corpus" está redactada en el Fuero de Bizkaya de 1452, dos
siglos antes del "bilí" inglés de 1679. Todos los Fueron vascos declaran que las órdenes
reales que no hayan sido aprobadas por sus Juntas, es decir, su Parlamento, "serán
obedecidas, pero no cumplidas"; máximas garantía de la soberanía popular. La misma
disposición de que todos los vascos son nobles fuera de Euzkadi es la proclamación de su
igualdad absoluta; porque es un precepto que se establece a fines de la Edad Media, cuando
los vascos que no reconocen la distinción de clases llegan a países donde los nobles tienen
privilegios sobre los plebeyos.
Hoy los vascos han perdido sus instituciones políticas y, pugnan por recobrarlas. Pero
conservan su cultura, y dondequiera que estén reaccionan como lo hicieron sus
antepasados. Esa es la actuación de los vascos en Venezuela y en toda América.
Es más, pese a la opresión y al exilio, sus instituciones reprensentativas mantienen una vida
internacional activa. El Gobierno Vasco y los organismos vascos se han visto representados
en Congresos internacionales, como el organizador de la futura Unión Europea; en las
mismas Naciones Unidas se ha hecho presente su actuación. Que casi siempre insiste en el
matiz cultural. Así, recientemente, el Departamento de Información de las Naciones Unidas
ha editado un documento en lengua vasca: la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Voy a terminar como empecé, recordándoos otra frase de Valentín Agirre. Se jactaba un día
ante él cierto profesional de la política, alardeando de facultades oratorias, y don Valentín le
cortó diciendo: "También los canarios y los jilgueros te están cantando todo el día y nada te
disen".
Editorial Xamezaga
Catalogo deObras (1.125)
La Memoria de los Vascos en Venezuela
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