Está en la página 1de 4

[Sinopsis: Dónde Blake y J(Jereht) son niños, y Blake observa atentamente

a Jereht todos los días, todos los días con un famoso suéter...¿Por qué no te
quitas el suéter Jereht? ]

El chico del suéter negro.

Jereht siempre trae puesto un suéter negro; negro como la noche y tan
negro como el azabache. Él siempre está sentado en el árbol del patio
trasero, parece dormido al cerrar los ojos, tan hermoso con su piel pálida,
su cabello castaño tan suave y sus ojos azules que al abrirse brillan tanto
como las estrellas.

Su sonrisa risueña me llena de alegría y me hace querer abrazarlo. Su voz


es gentil, y me calma al escucharlo.

Estoy enamorado de ti Jereht.

Él no lo sabe, por supuesto, pero tengo tantas ganas de decírselo, que cada
vez que estamos solos mi corazón palpita con gran rapidez.

¿Calma si?, que mis mejillas comienzan a arder.

Sin embargo hay algo que me molesta, no importa que pase, no importa en
qué situación estemos; él nunca se quita el suéter. Me gustaría verlo sin el,
porque parece que últimamente está muy acalorado.

Hoy como de costumbre se sentó en el árbol, pero esta vez sacó de su bolso
una libreta, se veía nueva, nunca antes la había visto.

Por primera vez vi su entrecejo fruncirse, no parecía contento, más bien se


veía triste.

Poco después su expresión se calmo al comenzar a dibujar en el papel, y


como arte de magia lagrimas salieron de sus ojos.
Al terminar arrugó la hoja y se fue rápidamente, se había metido la hoja
arrugada en el bolsillo, más ésta, por su rápida huida cayó al suelo.

Esperé que se fuera, y corrí hasta el pie del dichoso árbol, tome con torpeza
la hoja y me extrañe.

Había dibujado una rosa muy bonita, ¿Por qué la arrugaste Jereht?

Al pasar de los días su semblante se iba oscureciendo, y sus ojos poco a


poco perdían el brillo que tanto amaba.

Me estaba desesperando, ¿Cómo una flor tan hermosa, como tú, podía
dejar de verse tan deslumbrante?.

Supongo que todas les llega su hora de morir.

Pero no. Jereht tú no puedes marchitarte, no ahora, no mañana, ni nunca,


porque sea lo que sea, mereces ser feliz. Mereces que tú sonrisa
resplandezca como el día en que te conocí.

El día en que no usabas el suéter.

Hoy tomé el valor para hablar contigo, te sentaste como siempre al pie del
árbol, te veías hermoso. Me paré delante de ti, y enseguida levantaste la
mirada.

Me agaché y te miré directamente a los ojos. Todavía brillaban, podía


sentirlo.

Al abrir mis belfos mi garganta se cerró, no me culpes estaba nervioso. No


obstante tú sonreíste, y eso me calmo por completo.

Seguidamente te dije lo que sentía a lujo y detalle, tú jamás apartaste la


mirada, y mientras más decía, más tus mejillas se tornaban de un rojo
carmesí.

Eso fue tierno.


Al terminar no dijiste nada por unos minutos y pensé que la había
embarrado. Pero tú sonreíste nuevamente y me abrazaste, matándome con
un beso en la mejilla.

Te pasas Jereht.

Ese día te acompañé a casa, durante el camino tomabas mi mano con


fuerza, cada vez que nos acercábamos más.

Nos detuvimos en la entrada, en tu boca se formo una línea, te veías


incomodo mientras que tu labio inferior temblaba un poco.

Te piqué la mejilla para que me observaras.

Al comprobar el temor en tus ojos me asusté.

_¿Por qué nunca te quitas el suéter?

Dije sin pensarlo, no era lo que iba decir lo juro, es tan inoportuno, lo
siento.

En tus labios se formo otra sonrisa, pero esta era amarga, tus ojos se
aguaron.

Quise disculparme pero sin previo aviso te comenzaste a quitar la famosa


prenda.

El suéter cayó al suelo.

Tu mirada bajó, y yo no pude evitar ver lo maltratados que estaban tus


brazos, moratones y cicatrices.

—Mi padre casi siempre llega borracho, se desquita conmigo… sólo no te


sientas mal por esto ¿Si?.

Se removió incomodo.

Una punzada se coló en mi pecho, un viento frío pasó sobre nosotros.

No pude evitar abrazarte y tú no pudiste evitar romper en llanto al sentir


mis brazos.

¿Por qué tienes que pasar por esto?, lo odio.


Y aunque lo intente, sé que no puedo ayudarte, y me oído más a mi mismo
por no poder confrontarlo.

No pierdas tus alas Jereht, saldremos juntos de esta. Te lo prometo.

Atentamente; Ryan Blake, 2007.

By: Ley :3

También podría gustarte