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n las investigaciones se comprobó que en cada país estudiado, los pueblos indígenas
son más pobres. El índice de recuento de la pobreza entre la población indígena (el
porcentaje de la población que vive por debajo de la línea de pobreza) es mucho mayor
que el de la población no indígena, y la brecha de pobreza (la distancia con respecto
a la línea de pobreza) es mucho mayor que el promedio nacional. Esto significa que no
solo hay más indígenas que no indígenas clasificados como pobres, sino que su nivel
de pobreza es más severo. Ello se manifiesta de diversas maneras, como inseguridad
de los derechos a la tierra y a la propiedad, discriminación, mayor vulnerabilidad al
riesgo y al cambio climático, y una amplia gama de disparidades en materia de salud,
educación y otros aspectos socioeconómicos conexos.
¿Por qué la pobreza ha sido más generalizada, más aguda y más difícil de superar
entre los pueblos indígenas, y qué se puede hacer al respecto? Probablemente sean
muchísimos los factores que inciden en la persistencia de la brecha de pobreza
indígena exclusión geográfica y política, opresión histórica, escasez de
infraestructura y de bienes de capital físico, mayor exposición al riesgo, entre
otros— pero hay nuevos datos que muestran que la clave fundamental para que los
pueblos indígenas puedan salir de la trampa de la pobreza es invertir en el
desarrollo en la primera infancia y reducir la discriminación Estas son dos áreas que
merecen mayor atención en las políticas y las investigaciones, y en los próximos dos
blogs las analizaremos en mayor profundidad. ¡Así que siga atento!
Esto deriva de que "la mayoría de los indígenas han sido en algún momento colonizados, lo que ha acarreado con
frecuencia algún tipo de esclavitud”, explica. “Los indígenas siguen sufriendo, a día de hoy, una fuerte
discriminación que acarrea grandes repercusiones sociales, laborales, económicas y políticas en su día a día. Además,
suelen estar excluidos de la toma de decisiones y de las instancias políticas; tienen un acceso limitado a la justicia y
sus derechos suelen ser impunemente violados”, asegura Fernández.
Y este trabajo de cuidado de la tierra recae fundamentalmente en las mujeres. “Ellas son las que mejor conocen y
custodian las tradiciones y los recursos naturales de sus comunidades, sobre todo las semillas, y son las que más
aportan a la conservación de la biodiversidad planetaria”, explica María José Hernando, del departamento de Estudios
de Manos Unidas.
La discriminación afecta a todos los ámbitos de la vida de las mujeres indígenas y recrudece las desigualdades. “En
comparación con los hombres, participan menos en la vida social y en la toma de decisiones de sus comunidades,
condicionadas, sobre todo, por el analfabetismo y los bajos niveles de educación; conocen menos sus derechos y son
menos capaces de defenderlos, aunque se muestran firmes en movilizarse cuando tienen que huir de la violencia, de
los desastres ambientales o de la expulsión de sus tierras”, explica Hernando.
"En el Perú nunca ha surgido un movimiento indígena a nivel nacional que tenga la fuerza o cobertura que han tenido
los movimientos en Bolivia o Ecuador”, dice a DW Leonidas Wiener, especialista legal de la ONG CooperAcción. A
nivel gubernamental, añade, las reivindicaciones indígenas de Toledo fueron "simbólicas” y su gobierno "siguió
siendo manejado por una élite tecnocrática limeña”. Ni siquiera cuando los peruanos tuvieron un presidente indígena
estuvieron estos grupos nativos cerca del poder.
Uno de cada cuatro peruanos, por tanto, vive la realidad de un país completamente diferente al resto. Para Alicia
Abanto, adjunta para cuestiones medioambientales e indígenas de la Defensoría del Pueblo peruana, "la
discriminación racial, la exclusión, la pobreza, la desigualdad y las amenazas a sus modos de vida y sus territorios
son algunos de los principales desafíos que afrontan los pueblos indígenas en el Perú”. A esto añade cuestiones de no
menor importancia, como el acceso a la educación básica regular o a servicios de salud de calidad, y la erradicación
de la violencia contra la mujer.
Según este órgano constitucional autónomo, al menos 14 líderes o lideresas indígenas han perdido la vida en
episodios de violencia "en los que el conflicto sobre tierras ha sido la principal causa de estos lamentables sucesos”.
No obstante, hay importantes diferencias entre los indígenas andinos y amazónicos. Los primeros están mucho más
influenciados por la colonización española, subraya Wiener, mientras que "los amazónicos tienen un sentido de
pertenencia étnica mucho más arraigado” que se explica por el mayor aislamiento respecto a la sociedad occidental a
lo largo de la historia.
Los pueblos indígenas históricamente han carecido de oportunidades educativas equivalentes a las del resto de
ciudadanos. Por lo tanto, los primeros cuentan con menos años de escolarización y tienen unos niveles educativos
más bajos. Una gran parte de la incidencia de la pobreza entre las comunidades indígenas está relacionada con esta
falta de capital humano. Aunque la discriminación puede ser responsable de la diferencia de oportunidades en
educación, es importante calcular la brecha en cuanto a ingresos aislando los efectos de la formación de capital
humano. En una sociedad con paz positiva, la identidad étnica indígena no debería ser una desventaja en el mercado
de trabajo, cuando se entra en la comparación de trabajadores igualmente cualificados, comparados a su vez a lo largo
de los mismos niveles de educación.
En América Latina y el Caribe ser indígena, negro, mujer o discapacitado aumenta las posibilidades de pertenecer al
grupo de los excluidos socialmente. La exclusión social se define como una escasez crónica de oportunidades y de
acceso a servicios básicos de calidad, a los mercados laborales y de crédito, a una infraestructura adecuada y al
sistema de justicia.
Durante mucho tiempo, la pobreza y la degradación social que resultan de la exclusión social se consideraron
problemas meramente económicos. Sólo en los últimos años se le ha dado mayor atención y análisis a una compleja
serie de prácticas sociales, económicas y culturales que tienen como resultado la exclusión social y el acceso limitado
a los beneficios del desarrollo para ciertos grupos de la población con base en su raza, etnia, género o capacidades
físicas.
Tercero, aún después de tomar en consideración las diferencias demográficas y económicas entre los indígenas y el
resto de la población –por ejemplo, la probabilidad de vivir en áreas rurales y el nivel educativo- los indígenas
mantienen una mayor probabilidad de ser pobres. Cuando damos una mirada más profunda a los cinco países para los
cuáles contamos con información detallada (Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú) y realizamos el análisis
arriba descrito, encontramos algo interesante.
ios los pueblos indígenas han sido “sabios administradores” de sus tierras, territorios y recursos y que su
conocimiento acumulado de prácticas ambientales sostenibles puede contribuir al logro de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible sobre el consumo, el cambio climático, los océanos, los ecosistemas terrestres y la producción.
“Tenemos mucho que aprender de los pueblos indígenas sobre producción sostenible de alimentos, prácticas agrícolas
resilientes y protección de la diversidad genética dentro de la agricultura”, resaltó, asegurando que durante muchas
décadas las contribuciones de estas comunidades se han reducido y descontado.
“Esta energía humana preciosa, renovable e irremplazable para el desarrollo sostenible inclusivo no debe extinguirse.
Defender los derechos de los pueblos indígenas no solo es necesario para que nadie se quede atrás, sino que es
esencial para que se libere el potencial, la capacidad y las contribuciones de todos los pueblos para lograr un
desarrollo inclusivo sostenible”, concluyó.