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Frente al espectador y al fondo del escenario, una puerta que tiene unas
letras que dicen: “Amor de Dios”.
SATANÁS. Sí, sí, es cierto... ¡Y cómo se pasan los años! Pues nada, ánimo:
“Honrarás a tu padre y a tu madre”, como dice la ley de Dios... Pero
perdone si le he ofendido diciendo esto. ¿Es usted religiosa?
HIJO PRÓDIGO. Mire, le agradezco su interés, pero para ser sincero, esta
mañana me he peleado por teléfono con mi pareja y ya no voy a volver a
mi casa. Realmente no tengo otro sitio donde ir.
ESCENA SEGUNDA
El mismo escenario, el mismo decorado. Esta vez EL HIJO PRÓDIGO está
solo frente a la puerta.
EL PADRE. ¡Eres tú! ¡Por fin has venido! ¿Sabes que te estaba esperando?
HIJO PRÓDIGO. Padre, yo… Lo siento, perdóname por todo el daño que te
he hecho durante estos años.
EL PADRE. (Le hace un gesto para que calle, lo coge de los brazos y lo
levanta). ¿Estabas buscando la manera de abrir? Te dejaste aquí la llave y
yo la he conservado durante todos estos años. Tómala (le entrega la
llave): estás en tu casa otra vez. Pasa, vamos a celebrarlo.
(El HIJO PRÓDIGO va a agarrar el carrito del equipaje lleno de maletas para
entrar por la puerta de la casa, pero EL PADRE se lo impide).
ESCENA TERCERA
El recibidor de una casa. Tras una puerta cerrada que hay a un lado del
escenario se escuchan el ruido y las risas de una fiesta.
Por el otro lado del escenario entra la HIJA PERFECTA. Es una mujer de
buen ver pero que con los años se ha descuidado; va en ropa de trabajo
y se le nota cansada.
EL PADRE. ¿Ya has llegado? ¡Qué bien! Tu hermana está aquí, por fin ha
venido, pasa a verla.
HIJA PERFECTA. Vamos a ver, papá. ¿Tú estás bien? Esta ha hecho lo que le
ha dado la gana toda su vida, nos ha ignorado todos estos años. Te diría
que nos ha despreciado, ni siquiera hemos sabido nada de ella, porque
ni siquiera ha llamado por teléfono. Se ha convertido en todo lo
contrario de lo que nos enseñaste. ¿Y le haces una fiesta?
HIJA PERFECTA. Pues que haga penitencia, ¿no? Cuando uno se arrepiente,
hace penitencia: es lo suyo. ¡Cuántos parecía que estaban arrepentidos y
luego han vuelto a caer! ¿Y todas las decepciones te has llevado por
culpa de ser tan happy? Pero no, tú sigues creyendo en la gente.
HIJA PERFECTA. También los demás somos hijos, ¿no? Te comportas como
si ésta fuera la única que tienes.
Los dos salen por la puerta cerrada del lado del escenario.