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12. Con respecto a las razones, previas a las MM, para creer que algunas ideas que
tenemos son adventicias y semejantes a sus modelos, (1) formularlas y (2)
explicar las críticas cartesianas contra ellas.
13. Explicar la noción de sustancia tal como se presenta en M3 y relacionarla con
los artículos 51-53 de la primera parte de los Principios de la filosofía.1
14. Explicar el principio causal y su aplicación a la realidad objetiva de las ideas.
15. Reconstruir esquemáticamente las dos pruebas de la existencia de Dios que se
presentan en M3, sin tener en cuenta las objeciones que el mismo Descartes
formula.
16. Con respecto a la idea de Dios, explicar (1) la definición o caracterización según
su realidad objetiva, (2) todas las objeciones que el mismo Descartes formula
contra esa idea en el contexto de sus dos pruebas de la existencia de Dios, y (3)
las respuestas que ofrece a cada una de esas objeciones.
17. ¿Cómo se determina que la idea de Dios es “innata” y no adventicia (recibida
por los sentidos) ni facticia (una pura creación o ficción de mi espíritu)?
Cuarta meditación (= M4)
18. Con respecto a las causas finales, ¿cuál es la posición adoptada por Descartes?
¿Podrían excluirse completamente de la metafísica?
19. ¿Cómo explica Descartes la causa de los errores humanos al conocer, de tal
modo que esa explicación sea compatible con que Dios, “un ser soberanamente
perfecto” (M4.4), “siempre quiere lo mejor” (M4.6)?
20. Explicar en qué sentido la libertad tiene grados.
21. Dado que podemos equivocarnos y nos equivocamos, ¿cómo podemos evitar el
error?
Quinta meditación
1 “LI. Qué es sustancia y por qué ese nombre no conviene unívocamente a Dios y a las criaturas. […]
Por sustancia no podemos entender ninguna otra cosa sino la que existe de tal manera que no necesita de
ninguna otra para existir. Y, en verdad, sustancia que no necesite en absoluto de ninguna otra sólo puede
concebirse una: Dios. Pero percibimos que todas las otras no pueden existir sin el concurso de dios. Y por
eso el término de sustancia no conviene a Dios y a ellas unívocamente, como se suele decir en las
Escuelas, esto es, no puede concebirse distintamente ninguna significación de ese término que sea común
a Dios y a las criaturas.”
“LII. Por qué conviene unívocamente a la mente y al cuerpo, y cómo se conoce. Ahora bien, la sustancia
corpórea y la mente, o sea la sustancia pensante creada, pueden entenderse bajo este concepto común de
sustancia: porque son cosas que sólo necesitan del concurso de Dios para existir. Sin embargo, no se
puede advertir en primer término la sustancia sólo porque sea una cosa que existe, puesto que esto no nos
afecta por sí mismo: pero fácilmente la reconocemos por cualquier atributo suyo, por aquella noción
común de que no hay ningún atributo o ninguna propiedad, o cualidad de la nada. Del hecho, pues, de
percibir la presencia de algún atributo, concluimos que necesariamente está presente también alguna cosa
existente o sustancia a la que se pueda atribuir aquél.”
“LIII. En cada sustancia hay un atributo principal, como el pensamiento, en la mente, la extensión, en el
cuerpo. La sustancia se reconoce, ciertamente, por cualquier atributo; pero, sin embargo, una propiedad
principal de cada sustancia constituye su naturaleza y esencia, y a ella se refieren todas las demás. […]”
(R. Descartes, Obras escogidas, tr. E. de Olaso y T. Zwanck, Buenos Aires, Charcas, 1980, pp. 333-334)
UBA – HFM – Descartes – Meditaciones Metafísicas -Guía de estudio
Prof. M. Mendoza Hurtado
Breve introducción
M6 tiene claramente dos grandes partes: la primera (6.1-20)2 está dirigida a probar tanto
la distinción real entre el alma y el cuerpo como la existencia de las cosas
materiales, y la segunda (6.21-43) busca determinar la confiabilidad epistémica del
conjunto de representaciones sensoriales de las cosas materiales y, en este sentido,
busca responder las dudas sobre el conocimiento sensible que se presentaron tanto en
M1 como en M6. Las respuestas cartesianas buscan determinar con certeza con respecto
a qué, al conocer, habría que confiar en los sentidos y con respecto a qué no habría que
confiar en ellos y, con respecto a esto último, dada su presencia natural en el sujeto
pensante en un mundo óptimamente creado por un ser soberanamente perfecto, hay que
determinar la función positiva de su presencia, cuestión que lleva a distinción entre
la dimensión del conocimiento y la dimensión de la acción que se relaciona con la
unidad del alma y el cuerpo propio en que consiste el meditador como ser humano y
ya no sólo esa parte de él mismo (su mente) que tiene una prioridad epistemológica. 3
Estas consideraciones, que pueden ser vistas como un ejercicio de teodicea (al igual
que el ejercicio de teodicea de M4, que intentaba explicar cómo es posible el error
humano al conocer, de un modo tal que sea compatible con un Dios sumamente
perfecto), quedan en su conjunto abarcadas en la discusión de la duda que se refiere al
“engaño de la naturaleza”, de ahí que Descartes muy pormenorizadamente intente
desambiguar el término ‘naturaleza’ para identificar si habría un sentido propio en el
cual tenga sentido el sintagma “verdadero error de la naturaleza” y, en tal caso,
“desactivarlo” a través de un ejercicio de teodicea.
Parte I. ¿Existen las cosas materiales? ¿Son el alma y el cuerpo del hombre
distintos realmente? (6.1-20)
2 M6 tiene 43 párrafos; nos referimos a ellos indicando su número luego de la expresión ‘6.’; así la
expresión ‘6.1-20’ se refiere a los párrafos 1 a 21 de M6.
3 Usamos la expresión “función pragmática” para indicar funciones relativas a la acción que se refieren a
la autoconservación de un ser vivo como el ser humano.
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Parte II. ¿Cómo son las cosas materiales? Funciones epistémica y pragmática de
los sentidos (6.21-43)
Guía de estudio
Parte I
Parte II
4 Cf. la segunda máxima de la moral provisional en la tercera parte del Discurso del método.
5 Sobre el concepto de “distinción real”, cf. R. Descartes, Principios de la filosofía, 1.53, 1.54 y 1.60.
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