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Santo Tomás de Aquino:

Razón y fe: orden natural y orden


sobrenatural
Una máxima
fundamental para el
siglo XIII:

Fides quaerens
intellectum

(San Anselmo)
Fides quaerens
intellectum

Búsqueda del
entendimiento
racional de aquello
que, por la fe, ha sido
revelado

(San Anselmo)
¡El dominico Tomás a la carga:
Contemplata aliis tradere!
Por consiguiente, hay que decir que las obras de la vida activa son de
doble clase. Unas se derivan de la plenitud de la contemplación, como
son la enseñanza y la predicación. Por eso dice San Gregorio, en V Homil.
Super Ez., que de los hombres perfectos se dice, cuando vuelven de su
contemplación: Les subirá a la boca el recuerdo de tu suavidad. Y esto es
más apreciado que la simple contemplación, puesto que, así como es
más perfecto iluminar que lucir, así es más perfecto el comunicar a
otros lo contemplado que contemplar exclusivamente. Pero la vida
activa tiene otra clase de obras, que consisten totalmente en la actividad
externa, como dar limosna, recibir huéspedes, etc. Estas son menos
importantes que las obras de contemplación, a no ser en caso de
necesidad, como dijimos antes (q. 182 a. 1)
Por consiguiente, entre las órdenes religiosas ocupan el primer puesto
las que se dedican a la enseñanza y a la predicación.
( S. T., II-II, q. 188, a. 6)
¡El dominico Tomás a la carga:
Contemplata aliis tradere!

Compartir con los otros


los bienes intelectuales
alcanzados por la
contemplación
En el horizonte:
el mundo como
creación ex-nihilo
En el horizonte:
el mundo como
creación ex-nihilo
Naturaleza y gracia: orden natural y
orden sobrenatural en una cosmología
teocéntrica y antropocéntrica
Naturaleza y gracia: distintas y
relacionadas al mismo tiempo
Armonía entre naturaleza y gracia
Una cita programática:
S. Th. I, q. 1, a. 8, ad 2
2. Argumentar por autoridad es lo más genuino de la doctrina sagrada,
puesto que, como quiera que los principios de esta doctrina han sido
establecidos por revelación, es necesario creer en la autoridad que
dimana de aquellos a quienes les ha sido hecha la revelación. Esto no
anula la dignidad de la doctrina sagrada, pues el argumento por
autoridad fundada en la razón humana es muy débil; mientras que el
argumento por autoridad fundada en la revelación divina, es muy
sólido. Sin embargo, la doctrina sagrada hace uso también de la razón
humana; y no para probar cosas de fe, eso sería suprimir el mérito de
la fe, sino para demostrar algunas otras cosas que se tratan en la
doctrina sagrada. Como quiera que la gracia no suprime la
naturaleza, sino que la perfecciona, es necesario que la razón natural
esté al servicio de la fe, de la misma forma que la tendencia natural
de la voluntad se somete a la caridad.
Una cita programática:
S. Th. I, q. 1, a. 8, ad 2
Trabajo en grupos
1) Leer la cita calmadamente en silencio (personal)
2) Sacar las ideas principales (personal)
3) A la luz de lo visto hasta ahora, parafrasear amplificativamente
esta cita. El enunciado puede comenzar: “En la . S. Th. I, q. 1, a.
8, ad 2, Santo Tomás plantea…” (en grupo)
4) ¿Qué aspectos nuevos trae la cita no tratados hasta ahora?
5) Interpretar la cita para la actualidad. El enunciado puede
comenzar con una frase como “De acuerdo a lo que plantea la S.
Th. I, q. 1, a. 8…”. (en grupo)
Gracia: gratuidad del orden
sobrenatural
La capacidad de la naturaleza
humana de recibir la gracia

Homo capax Dei


1. El deseo de Dios
Comencemos dando razón de este dicho latino “Homo capax Dei”.
Según la tradición aristotélico-tomista, entre el sujeto que conoce y el
objeto conocido tiene que haber una cierta “correspondencia ontológica”,
esto es, que el uno y el otro no sean extraños o desemejantes
absolutamente. En el caso de la verdad “Homo capax Dei” la razón bíblica
está en el texto de Génesis “Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza” (Gn 1, 27). Si somos capaces de Dios es porque entre Él y
nosotros hay una referencialidad ontológica y, por tanto, moral y espiritual.
Ser capaces de Dios significa que, a pesar de la infinita distancia que nos
separa de nuestro Padre y Creador, existe un punto de comunión que Él
mismo ha querido respecto de nosotros. Tal punto, en realidad, lo expresa el
relato sacerdotal de la creación del hombre “e insufló el Señor Dios aliento
vital al hombre” (Gn 2, 7). Con esta imagen bíblica, la tradición cristiana ve
cómo Dios ha llamado al hombre a participar de Su misma vida divina; lo
hace capax, es decir, capaz de recibir y aceptar y gozar del don del Ser de
Dios de modo participado.
(Manuel Serra, comentario del Catecismo de la Iglesia católica, n. 26)
Pecado:
Naturaleza herida
La muerte de Cristo:
restauración
de la
naturaleza herida
La fe perfecciona y eleva la razón

C. G. I, caps. 5-8
Razón y fe, Santo Tomás

«Sobre lo que creemos de Dios hay un doble


tipo de verdad. Hay ciertas verdades de Dios
que sobrepasan la capacidad de la razón
humana, como es por ejemplo, que Dios es
uno y trino. Hay otras que pueden ser
alcanzadas por la razón natural, como la
existencia y la unidad de Dios, etc., que
incluso fueron demostradas por los filósofos
guiados por la luz natural de la razón»
(C. G. I, 1. cap. 8)
El capax Dei
tomasiano se
refiere sobre
todo al
intellectum
Intellectum: el más alto poder
espiritual y cognoscitivo del
alma
La teología,
ciencia divino-
humana
La filosofía,
ancilla
theologiae,
adagio
ausente del
corpus
tomasiano

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