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Alumno: Gabriel Mourente Cano

PROVERBIOS 8,22-31 EN CLEMENTE DE ALEJANDRÍA


EXTRACTO DE LA CONFERENCIA DEL PROF. BOGDAN G. BUCUR, DEL SEMINARIO TEOLÓGICO SAN
VLADIMIR EN LAS JORNADAS DE FILIACIÓN, 13 DE NOVIMEBRE DE 2021

Un pasaje central que personifica a Sabiduría/Sofía en la biblia hebrea es Proverbios


8:22-31. Esta personificación se ha identificado con el Hijo increado, la Segunda Persona de
la Trinidad, y ha ayudado a la reflexión teológica desde los comienzos, destacándose su
importancia en Nicea como prueba escriturística.
Clemente de Alejandría ve una manifestación concreta del amor del Logos por la
humanidad expresado en la hermosa disposición (οἰκονομíα) que conduce nuestro ascenso
sin fin a la perfección primero por la exhortación, luego por la práctica y finalmente
enseñando. Esta secuencia tiene su homóloga en los propios escritos de Clemente: su
Protréctico a los Griegos, seguido por el Pedagogo, seguido de algo que podría corresponder
al Didáscalos. Hay un asentimiento general sobre el hecho de que Stromata, las Églogas
Proféticas y las Adumbrationes contienen un nivel más alto y más avanzado de iniciación a
la verdad cristiana que la Exhortación y el Pedagogo.

Primer texto: Protréptico 8.80.1


La primera referencia a Proverbios 8 ocurre en una extensa lista de pasajes bíblicos que
Clemente invoca en su exhortación para abandonar el culto de otros dioses y el uso cultual
de las estatuas. Es ocasión –escribe–, de ir a las Escrituras proféticas que conforman el
atajo a la salvación en que claramente nos exhortan a la consecución de la salvación que se
nos ofrece. Clemente comienza con la profetisa Sibila, que fue la primera en cantarnos el
cántico de la salvación, continúa con un número de textos de los profetas Jeremías, Isaías
y Oseas (todo el coro profético, los asociados a Moisés), seguidos de un racimo de pasajes
de Proverbios (Proverbios 8,22, 2,6, 6,9, 11, 23) a los cuales se añade Jer 10,12 porque
también éste se refiere a la Sabiduría. Finalmente, Clemente cita Dt 6,4-9 (la Shemá),
algunos versos del Sal 2, Sal 4, Rm (1,21, 23, 25), Gn 1,1 y Joel 2,10.
Es bastante claro que, para Clemente, las referencias a la Sabiduría en el libro de
Proverbios son misterios sobre el Logos de la predicación cristiana. El asunto sujeto del
discurso de Clemente se identifica sin ambigüedad: la sabiduría es Su Palabra, es decir, la
Palabra del Padre, la luz benigna, el Señor que trae luz, fe a todos y salvación. El lenguaje
sapiencial de Jer 10,12 (Él hizo la tierra con poder, cimentó el orbe con sabiduría, extendió
los cielos con inteligencia) se interpreta a la luz de la convicción cristiana dogmática: porque
es la Sabiduría, la que es su Palabra, la que saca a la luz la verdad, y esa es la primera
resurrección de la transgresión.
Es notable que, inmediatamente después de citar pasajes de Proverbios sobre la
Sabiduría del Señor (la Sabiduría que el Señor creó como principio de sus obras; la Sabiduría
que el Señor da; la Sabiduría en la cual el Señor endereza todo), Clemente llama a la
Sabiduría y Logos del Señor “señor”: el Señor que trae luz, fe a todos y salvación. Y así no
deja dudas sobre el status del Logos: en relación al Padre, la Sabiduría y Logos es también
señor; en palabras de Filón: es un segundo Dios.
La síntesis de Prov 8,22, Prov 2,6, Prov 6,9, leída y amplificada por Clemente, es uno
de esos elementos en el nivel más bajo del curriculum, que son repetidos y descifrados en
revelaciones más avanzadas de la gnosis cristiana.

Segundo texto: Strom. 6.16.138.4


Alumno: Gabriel Mourente Cano

El séptimo día es, por tanto, proclamado [día] de descanso (cf. Gn 2,2), preparando con la
abstinencia del mal el día principal, el de nuestro verdadero descanso, que es también en verdad el
primer nacimiento de la luz (cf. Gn 1,3-5), en el que se contempla todo y todo se recibe en herencia.
Desde ese día brilla para nosotros la primera sabiduría y la gnosis; porque la luz de la verdad
(es) luz verdadera, sin sombra, espíritu del Señor se distribuye sin división entre los santificados
mediante la fe, asumiendo función (o: el lugar) de lámpara para el conocimiento de los seres.
Ahora bien, siguiéndolo toda la vida nos hacemos impasibles, y (eso) es descanso.
Por eso también Salomón dice que, antes del cielo, de la tierra y de todas las cosas, fue creada
por el Omnipotente la sabiduría (cf. Pr 8,22-25), cuya participación -digo según poder no según
sustancia- enseña a conocer catalépticamente (= de manera comprensiva; facultad de comprender
por la inteligencia) lo divino y de lo humano.

Como parte de un comentario sobre los diez mandamientos, Clemente discute aquí la
proclamación del sábado como descanso. Afirmando que este descanso cultual constituye
la preparación requerida para el día principal, nuestro verdadero descanso. Este día principal
es la primera y definitiva manifestación de luz, nos dice, en la cual toda la multiplicidad de la
creación está comprendida. Omitiendo su empleo de luz para el bautismo y descanso para
la perfección escatológica de los gnósticos y su anticipación en la filiación espiritual,
Clemente aquí nos habla del derramamiento divino que ofrece a los humanos la posibilidad
de participar en la realidad divina. Esta participación es una en poder, no en esencia, se
apresura Clemente a aclarar, y nos ofrece conocer cosas divinas y humanas. Y este
derramamiento lo identifica Clemente con la divina Sabiduría, que según Prov 8, ha surgido
en Dios antes de la creación del cielo, la tierra y todo lo existente.
Mientras el texto habla, de hecho, sobre la primera creación de la luz, la insistencia de
Clemente en el hecho de que la participación humana en la Sabiduría es una por poder, no
por esencia, conlleva que la ousía en cuestión es inaccesible en su total trascendencia, y por
consiguiente poco menos que divina.

Texto 3: Strom. 7.2.7.4


El tercer pasaje que trata Prov 8 aparece en Stromata 7, en una afirmación que pertenece
a un argumento más amplio en favor de la divina providencia, establecida en la convicción
metafísica, trazada en el texto ya citado: el Hijo, aunque indiviso e incontenible, es
omnipresente, viendo, oyendo y conociéndolo todo, y lleva a cabo una administración santa
por medio de su hueste de ángeles y dioses.
Clemente pinta un bello cuadro de la providencia divina ejercida por el Hijo de Dios, que
abarca tanto a Israel como a la gentilidad, y culmina en la Iglesia. Implícitamente refutadas
están una variedad de concepciones sobre la Divinidad y su interacción con la creación, que
él encuentra incompatible con una comprensión ortodoxa de la revelación cristiana: al Señor
no le importa, es incapaz, es malo, es salvador de algunos, pero no de otros, es ignorante.
La alusión de Clemente a la encarnación como prueba definitiva del amor de Dios por la
humanidad sucede tres veces en relativa proximidad, un testimonio de su importancia central
para el maestro alejandrino:

Por consiguiente, el Salvador jamás podrá tener odio al hombre, puesto que
por su desbordante amor (filantropía; cf. Tt 3,4) a la humanidad no despreció la
debilidad de la carne humana, sino que revistiéndose de ella vino para la común
salvación de los hombres; porque común es la fe de los elegidos.

Volvamos a Prv 8. El versículo se comenta en la refutación de Clemente de la noción de


un Dios ignorante:
Alumno: Gabriel Mourente Cano

Porque la ignorancia no afecta al Hijo, ya que fue consejero del Padre antes de
la creación del mundo (cf. Is 40,13; Jb 15,8; Rm 11,34; Ef 1,4). Puesto que ésa era
la sabiduría “en la que se complacía” (Pr 8,30) el Dios todopoderoso; porque el Hijo
es “fuerza” (1 Co 1,24) de Dios en cuanto Verbo primerísimo del Padre, anterior a
todos los seres creados, y debería ser llamado con toda propiedad “sabiduría” (1
Co 1,24) suya (= de Dios) y Maestro de todo lo que ha sido plasmado por medio de
Él (cf. Jn 1,3).
Uno halla aquí todos los elementos que estaban en la superficie de los dos pasajes
anteriores. El asunto tratado por el discurso de Clemente es el Hijo: es el Hijo el encontrado
en Prv 8 bajo la designación de Sabiduría y en 1Cor como Potencia y Sabiduría. El mismo
Clemente se refiere al Hijo como Palabra del Padre y, bastante abruptamente, como Dios.
Lo que tiene más interés en Strom. 7.2.7.2 es que la Sabiduría es tanto una realidad
hipostática (el consejero del Padre) como el compañero en el que el Padre se complace, y
esa es la cualidad intrínseca que hace a Dios sabio y no-ignorante, la misma Sabiduría de
Dios, como dirá más tarde Atanasio.

Otras cosas que los estudiantes de Clemente debían saber de la Sabiduría

Llegados aquí, debemos destacar un elemento adicional que de hecho no es prescindible


sino el corazón mismo del pensamiento y la vida cristianos y, por consiguiente, la motivación
para embarcarse en la exégesis de las Escrituras del Israel bíblico, incluyendo, por supuesto,
nuestro texto de Prv 8. Ya que los lectores ideales de Clemente tendrán que leer Stromata 6
y 7 después de haber aprendido del Protréptico y el Pedagogo, podemos tener la razonable
seguridad de que Clemente esperaba que sus alumnos siguiesen sin perderse sus repetidos
virajes entre el lenguaje de Sabiduría, Palabra o Espíritu y tener unidas las nociones de
Logos-Sabiduría como segundo Dios con su papel cosmológico y revelativo, y el de ese
mismo Logos-Sabiduría encarnado:

Ahora bien, el Verbo de Dios, que procede de David y existía antes que él
Sin duda, también Él es instrumento armonioso de Dios, bien proporcionado y santo,
sabiduría que está por encima de este mundo, Verbo celestial.
Y no pienses que mi nuevo canto salvador es como un utensilio o una casa;
ciertamente existía antes del lucero de la mañana, y "en el principio era el Verbo y el
Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios" (Jn 1,1).
Éste es el canto nuevo, la aparición que ha brillado ahora entre nosotros, del Verbo
que existía en el principio y del que preexistía; apareció hace un instante el Salvador
preexistente, un maestro.

Además, al margen de la Sabiduría como el dividido indivisible derramándose como luz


que establece la multiplicidad de la creación, y en la cual esa multiplicidad vuelve a la unidad;
y al margen de la Sabiduría se hace humana para abrazar el sufrimiento, la muerte y la
resurrección como para llevar a cabo una salvación universal, los estudiantes de Clemente
habrían tenido contacto con la presencia del Logos-Sabiduría como ángel místico y salvador
preexistente en las teofanías que llenan la historia sagrada. Como declara Clemente en una
larga sección de su Pedagogo, Jesús nuestro pedagogo, el cual formó Él mismo al hombre
del polvo. Este, nuestro Pedagogo, el Santo Dios Jesús, con el Señor que se apareció a
Abraham, que se apareció a Jacob en lo alto de la escalera y en el combate nocturno, el que
condujo a Israel fuera de Egipto y lo guió a través del desierto, el que dio la ley por medio de
su siervo Moisés, el que mandó a Israel temer a Dios y el que habló a los profetas. La
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diferencia entre ese ángel escondido, Jesús, presente en las teofanías del Antiguo
Testamento y el hombre Jesús de Nazaret es, simplemente, que el Logos vino a nacer.
Esta teología, que evidentemente representa la tradición común a la que Clemente se
sintió unido, es empleada en la sección contigua del Pedagogo como un argumento contra
los que creen que el justo Dios no es el buen Dios. Cada vez que surge esta infravaloración
dualista de la bondad y sabiduría del Creador, Clemente cita Sab 8,22.
El papel polémico de este versículo, por tanto, no es sólo una cuestión de apreciar que
Dios es intrínsecamente sabio, sino que las Escrituras dan testimonio de la presencia de la
Sabiduría y la interacción con los patriarcas y profetas antes de las mismas Escrituras
también proclaman la venida de la Sabiduría para habitar entre los humanos en la carne,
como hombre. En este punto, Clemente nos recuerda a Justino mártir, que une más
explícitamente la interpretación cristológica de la Sabiduría de Prv. 8 con la interpretación
cristológica de las teofanías del AT, y la encarnación. Bajo ambos testimonios yace el
cimiento mucho más vasto de la tradición cristofánica cristiana.

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