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El objeto como elemento esencial del contrato de trabajo.

Algunas consideraciones entorno


a su modificación

Jorge Manuel Martínez Cumbrera

1. El elemento objetivo del Contrato de Trabajo

De acuerdo a Martínez, el objeto del contrato es entendido de diversos modos por la


doctrina, algunas persiguen al sujeto realizado y otros se guían por las prestaciones o por
negocios contractuales. La doctrina desde el punto civilista determina que el objeto de la
relación jurídica civil será la materia social que queda afectada por esta relación, no solo en las
cosas o bienes materiales, sino también en las conductas o comportamientos que conforman las
prestaciones o servicios, o cualquier interés jurídicamente protegido.

Por el contrario, Ghersi establece que el objeto del contrato es “la realidad social acotada
como base de operaciones del mismo, de ahí entonces que es suficientemente extenso como para
quedar enmarcado en la mas amplia gama de las “realidades económico-sociales2 susceptibles de
ser atrapadas en materia de negocio jurídico contractual; por lo que el objeto del contrato está en
una íntima relación con su causa fuente real (hecho económico); y por consiguiente regula, el
acceso a los bienes y servicios para satisfacer necesidades de consumo o insumo.

En concordancia con esto, se creó una clasificación del objeto, en objeto de primer y
segundo orden. El objeto del primer orden es inmediato, es decir, aquello que accede o se somete
a la disponibilidad contractual; por el contrario, el objeto de segundo orden es entendido como
“el contenido de aquel objeto”, es decir el efecto del objeto del contrato que debe cumplir tres
requisitos fundamentales: la posibilidad jurídica de su captación, la juridicidad y su valor
económico.

Diez Picaso y Gullon, establecen que, el objeto del contrato, lo constituye un bien
susceptible de valoración económica que corresponde a un interés de las partes que establecen un
contrato de trabajo. El objeto del contrato de trabajo pueden ser las cosas comerciales, que no
solamente estén presentes, sino que también existan al tiempo de la formación del contrato.
Mientras tanto, otros autores como el profesor español Albaladejo, establece que, aunque el
acuerdo de voluntades de las partes debe de recaer sobre algo, ese algo no es parte del mismo
contrato ni de la misma entidad.
Según Pérez Fernández Del Castillo, los objetos de los contratos pueden dividirse en dos
categorías: objetos jurídicos y objetos materiales, entre los cuales los objetos jurídicos se dividen
en objetos directos e indirectos. Desde este punto de vista, el objeto jurídico directo es la
creación y transmisión de derechos y obligaciones, mientras que el objeto indirecto será el objeto
directo de la obligación, es decir, la finalidad de dar, hacer o no hacer es crear una obligación.,
incluso si el objeto físico no existe en el momento de la celebración del contrato, pero si el
contrato no crea o transfiere ninguna obligación, no existe ninguna obligación. En cuanto a la
propiedad, este autor mexicano afirma que está constituida por las cosas a disposición del
deudor, el hecho de la ejecución y la acción a evitar, reconociendo, al igual que otros autores
anteriores, que los objetos materiales deben reunir tres requisitos básicos: existentes, naturales,
comprobables. o comprobable Y dentro de la transacción, enfatizando que el objeto del contrato
debe ser legal. Si no es legal, significa que la propiedad del tema y los materiales legales es
ilegal, lo que resulta en una nulidad absoluta.

En cuanto a la teoría del derecho civil cubano sobre el objeto del contrato, el profesor
Valdés Díaz considera que el objeto del derecho civil es de carácter más general; son relaciones
sociales y, por su especial naturaleza, pueden basarse en ciertas normas de derecho civil,
mientras que el objeto de las relaciones de derecho civil es específico; se refiere a la conducta
exigida o permitida por un determinado sujeto en una determinada relación jurídica. Al respecto,
Cabanes Espino señaló que el objeto de las relaciones jurídicas puede ser descrito no sólo como
intereses materiales, hereditarios o intereses, sino también como todas las cosas que pueden ser
afectadas por la ley.

Al respecto, la primera parte del artículo 45.1 del Código Civil de mi país establece que el
objeto de las relaciones jurídicas son los bienes, intereses o herencias, los cuales deben adquirirse
u obtenerse conforme a derecho. Pero se limita al producto en la segunda parte, de modo que es
sólo material, aunque la condición del producto es útil para este investigador, suficiente para una
persona, conscientemente regulada, comprensible por los sentidos. para las personas físicas, estas
condiciones también pueden ser aplicables a bienes intangibles como derechos de autor, créditos
u otros bienes mencionados por Cabanes Espino que sean de naturaleza intangible como la
energía e indirectamente tengan un contenido inherente como la vida, la libertad, el honor, etc.
Por tanto, se puede concluir de las cláusulas que los bienes a que se refiere el Código
Civil cubano serán aquellos sujetos a derechos de propiedad, serán de propiedad legal, según lo
dispuesto en la propia legislación, legalmente negociables y deberán tener las siguientes
características: carácter personal, apropiación, utilidad, individualidad y legitimidad. Pero,
aunque hay poco contenido en el derecho civil cubano en materia de relaciones jurídicas, se
menciona en el citado artículo 45, inciso 4. 2, se establece claramente que los intereses pueden
ser objeto de relaciones jurídicas, por lo que tenemos el contenido de las relaciones jurídicas
obligatorias en este caso. Incluido en la sección 4611 del título 3 del código anterior. En este
sentido, la regla afirmativa de Díaz Pairó está constituida por las acciones realizadas por el sujeto
de la obligación, que puede referirse a una cosa, a un servicio o una omisión. También el Prof.
Delgado Vergara y el Prof. Ojeda Rodríguez lo define como un acto (acción u omisión) que el
deudor debe realizar por el acreedor dando, no haciendo o no haciendo.

En general, en la doctrina civil sobre el objeto del contrato y, como ocurre con la razón
del contrato, afirman que forman los conceptos más vagos, difíciles y complejos en la teoría
general del contrato, si los requisitos básicos para que se observen los objetos del contrato:
existencia, posibilidad, legalidad y seguridad. La doctrina laboral, por su parte, logra un
consenso sobre la finalidad del contrato de trabajo, creyendo que el trabajo es la base de la
referida relación contractual, aunque en ocasiones el término jurídico que designa este trabajo, la
condición, no lo sea necesariamente, corresponde al sentido correcto, y su uso no elimina la
confusión entre el objeto del contrato y el objeto de la cláusula.

2. La posición del objeto como presupuesto fundamental de las modificaciones del


contrato de trabajo

Cuando Lorente Rivas dice esto, quiere aceptar la corrección dogmática de los términos
conceptuales utilizados, pero no siempre es así, ya que la palabra "objeto" se usa con diferentes
significados, a veces refiriéndose al significado del contrato. alegando silencio contractual y
otros intereses. En esta sentencia, Vázquez Vialard se refiere a que el objeto del contrato de
trabajo es el principal requisito que cumple la empresa que firma el contrato, entre ellos
determinar, por un lado, el trabajo personal y necesario en su ejecución. acción (realización de
trabajos o servicios legales) y la aceptación de la otra parte, los poderes se transfieren, están
destinados a la otra parte, y la otra parte tiene el derecho de dirigirlos y usarlos dentro de los
límites especificados. en este acuerdo.

Las partes deben pagar una indemnización de acuerdo con la ley o convenio colectivo.
Tal situación debería ser la situación más común en la determinación de los beneficios, donde los
convenios profesionales y colectivos se celebran legalmente en el momento de la celebración del
contrato o relación. Asimismo, el autor señala que el objeto del contrato de trabajo debe ser legal
y fundado en los buenos usos y costumbres, y si el contrato de trabajo tiene un objeto legal, debe
ser una disposición reglamentaria o administrativa para poder pactar eso. y soportar; por lo tanto,
si un artículo está prohibido, la ley dice que la prohibición siempre se dirige contra el empleador
y, por lo tanto, no se puede dirigir contra el trabajador. La orden ejecutiva distingue entre la
validez del contrato de trabajo y las condiciones ilegales y prohibidas en el contrato.

Según el profesor argentino, la validez de un contrato de trabajo con objeto ilícito es nula
de pleno derecho, no hay efecto legalmente determinado de celebración o cumplimiento entre las
partes, por lo que las partes no están obligadas a actuar. Respetar o reclamar los derechos
derivados de los intereses de los trabajadores (ingresos del salario, derechos de vacaciones, etc.)
que los jueces deben declarar de oficio, aunque las partes no los hayan solicitado. En su caso, el
poder ejecutivo dentro de su jurisdicción debe actuar para detener "tal conducta inmoral"; por
tanto, el convenio de prohibición (aplicable sólo a los patrones) no puede ser impugnado por los
trabajadores, por lo que afecta, pero no afecta, el contrato de trabajo en el que tienen derecho a la
retribución o compensación legal o habitual por las tareas realizadas. resultado de terminación.
empleador. El contrato y su nulidad podrán ser declarados de oficio sin necesidad de solicitud de
ninguna de las partes.

El objeto del contrato de trabajo Arturo de Diego17 es personal e insustituible será


responsable de los empleados indeterminados o deterministas, incluidos: realizar obras, ejecutar
obras y prestar servicios a cambio de una remuneración. Por lo que entonces esté autor destaca la
existencia de dos objetos que se encargan de afinar a los empleados (el trabajo en sí) y los
empleadores (remuneración) tienen una responsabilidad y una ley considerando al primero como
un objeto, de su definición se derivan cuatro elementos básicos: oferta personal e insustituible,
realización de actividades, ejecución de obras y prestación de servicios.
El profesor Vázquez Vialard se refirió a los llamados objetos ilícitos (inmorales y las
buenas costumbres, que una sociedad virtuosa suprime, pueden regularse para permitirlas sin
influencia entre las partes) y artículos prohibidos (violación de la ley y en ciertas condiciones
prohibidas, ciertas personas determinan que está prohibido mencionar el tiempo, ciertas tareas).
En cuanto a la vigencia del contrato de trabajo, varía según lo que sea ilegal o prohibido,
Vázquez Vialard identificó contratos por bienes ilegales declarado nulo por la legislatura y por lo
tanto contrario a la moral y una buena costumbre no diferencia entre las dos partes, es decir,
entre los dos empleados.

Dado que el empleador no tiene derecho a interponer recursos administrativos o


judiciales, cualquier requisito. En cierto modo, los legisladores tomaron las medidas más
drásticas para evitar ninguna de las partes tenía un motivo para iniciar cualquier acción o
conducta en ese punto, el poder judicial debe declarar de oficio la nulidad con consecuencias
como se mencionó anteriormente, aunque ninguna de las partes ha dicho nada al respecto.
autoridad administrativa. Además, a estos efectos dará por terminado cualquier contrato que sepa
que es ilegal.

En relación con Pérez, el objeto del contrato de trabajo es realizar un trabajo a cambio de
una remuneración acorde con la categoría profesional del trabajador, si ésta se tuvo en cuenta al
celebrar el contrato. En términos de justificación legal, esto significa que la prestación de
servicios ilegales o prohibidos no debe ser objeto de un contrato de trabajo, y el contrato se
declarará nulo si se ha celebrado un contrato con tales objetos, sin perjuicio de los derechos de
los empleados. a recibir compensación e indemnización como consecuencia de la extinción del
contrato por las siguientes causas.

Con base en el mismo argumento, el autor mexicano Córdova afirma que el objeto del
contrato de trabajo es una oferta de trabajo, la cual debe ser cierta, posible y lícita, por lo que no
señala contratos de prestación de determinados servicios. y los relativos a los prohibidos
legalmente. Desde este punto de vista, un objeto no es sólo una cosa, sino una capacidad
inseparable de la persona que realiza el trabajo. Arciniega toma una posición similar, diciendo
que el objeto de este contrato es el trabajo que el trabajador debe prestar, y debe ser
personalísimo para que el contrato no pueda ser ilegal o inaplicable, ya que, como sostiene este
autor, nadie está obligado a hacerlo.
Contrariamente a la tendencia a ver el trabajo como una mercancía, existe un argumento
para ver los términos como el tema de un contrato. Desde este punto de vista, el sujeto del
contrato coincide con el sujeto de la obligación, olvidándose de que el sujeto de la obligación lo
constituyen las acciones del deudor, que está obligado a obrar o abstenerse de obrar, es decir.
cláusula, de esta manera, el objeto se establece a favor del escritor español Gargano apoyó el
criterio. Desde este punto de vista, la mayoría de los ordenamientos jurídicos del trabajo
pertenecen a esta tendencia, que establece que el objeto del contrato de trabajo será la prestación
de servicios o el trabajo a realizar por el trabajador, cuya prestación debe ser eminentemente
personal. carácter, estará sujeta a un sistema de subordinación.

En otras palabras, enfatiza estas características para distinguir un contrato de trabajo de


otros contratos de prestación de servicios profesionales donde el empleador debe tener un
mandato legal para dar instrucciones sobre la dependencia del contrato de trabajo. el trabajador y
la obligación de obedecer, es decir, la persona física que presta el servicio. Esta es precisamente
la posición adoptada por la mayoría de las doctrinas laborales, al afirmar que los servicios
laborales y los salarios y prestaciones son el objeto del contrato y por tanto las obligaciones
básicas del trabajador y del empleador, sugiriendo que el objeto del empleo. el contrato es doble:
prestaciones laborales y prestaciones salariales, que es la norma preconizada por el autor
Cabenella.

3. Conclusiones

La doctrina entiende el objeto del contrato de diversas maneras, equiparándolos unas


veces con los fines a que apunta el sujeto en la ejecución del contrato, otras con las disposiciones
pertinentes, por lo que el elemento sujeto se reduce así a la ejecución del contrato.

Para que sea útil, necesitamos entenderlo como una base para la negociación. Desde el
punto de vista de la teoría del trabajo, no existe consenso sobre el tema del contrato de trabajo
como elemento efectivo de las relaciones contractuales, por lo que se puede concluir que el
objeto de las relaciones contractuales será el trabajo.

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