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TESIS ANTICAUSALISTA

El vocablo causa significa origen o fundamento de algo, razón para obrar. En el


orden jurídico la palabra causa puede entenderse desde dos acepciones diferentes
en cuanto al tema de los contratos (tratado en Código Civil en Art. 499-500-501-
502):

 Causa Fuente: es el origen o hecho jurídico generador de obligaciones o de


un acto jurídico.
 Causa Fin: es el propósito o finalidad perseguida por las partes al llevar a
cabo el acto o negocio jurídico.

El problema de la causa gira en torno a la 'causa fin'. Ha habido discrepancias y


debates que aún permanecen activos acerca de si debía considerarse a la causa
fin como un elemento esencial de los actos jurídicos. Al parecer por la redacción del
Art. 944 del CC debería ser.

Para quienes consideran que la causa fin no debe ser parte de los elementos
esenciales del acto jurídico expresan que ésta se confunde con su objeto o con su
consentimiento. Afirma esta postura que los elementos esenciales del negocio son:
sujeto, objeto y forma.

Pero para quienes consideran que la causa fin es parte del negocio jurídico
distinguen:

 El objeto: como la materia sobre la cual versa el acto jurídico o sea los
hechos, las cosas y;
 La Causa: como la finalidad tenida en cuenta o en miras por las partes al
celebrar el negocio.

Anticausalismo: Fue tesis de Ernst quien sostuvo que la posición casualista es


falsa y superflua porque la noción de causa fin se confunde con el objeto en los
contratos sinalagmáticos y en los gratuitos con el consentimiento.

Esta teoría se funda en consideración al pensamiento discrepante de Ernst, en


relación con la teoría clásica de la causa; negando que sea un elemento constitutivo
del acto, por lo que le tacha de inútil, así como fuente de errores y confusiones. A
este criterio doctrinario se adhiere primariamente Laurent.
Ernst inicia su crítica apuntando que al incorporar el término causa como elemento
en la constitución de los contratos, lo único que se originó fue un doblez inútil en los
requisitos tanto de existencia como de validez, puesto que, en su razonamiento, el
requisito de la manera expuesta por Domat se confunde con el consentimiento y
con el objeto; de igual forma la causa falsa la identifica con el error y a la causa
ilícita con el objeto ilícito.
Este doctrinario nos precisa que, en los contratos gratuitos, su tesis se confunde
con el consentimiento, en razón de que el animus donandi no es para él otra cosa
que el consentimiento; que está implícito en todo contrato de este tipo, considerando
que el donante en el momento de exteriorizar su voluntad lo ejecuta con pleno
conocimiento de que no recibirá contraprestación alguna. Es por ello que se
comprende que el consentimiento implícitamente lleva consigo el animus donandi.
En la lógica de Ernst, se puede referir que, en los contratos sinalagmáticos, cuando
una parte se obliga resulta que es porque ha manifestado su voluntad en atención
a lo que la otra se ha obligado; advirtiéndose que en la teoría clásica esto se traduce
al objeto, que es la contraprestación que se deben los contratantes.

TESIS JURISPRUDENCIA DE CAPITANT

COMPRAVENTA EN QUE SE CONVIENE LA INSTALACION O ADAPTACION


DEL OBJETO DE LA MISMA. SU DIFERENCIA CON EL CONTRATO DE OBRA
A PRECIO ALZADO.
Para establecer la diferencia entre los contratos de obra a precio alzado y
compraventa, es conveniente acudir a la doctrina; así tenemos que Colín y Capitant,
citados por Ramón Sánchez Medal, en su libro De los Contratos Civiles, Editorial
Porrúa, México, página 261, opinan que: "... hay contrato de obra cuando la cosa
futura que se obliga a entregar una de las partes va a producirse por el trabajo de
ésta, aunque con el auxilio o la colaboración de otras personas, y aunque dicha
persona proporcione los materiales, con tal que éstos sean los accesorios o tengan
secundaria importancia." Asimismo, Sánchez Medal manifiesta que, conforme al
criterio subjetivista, habrá compraventa si únicamente se tuvo en cuenta que debía
entregarse un determinado objeto dentro de cierto plazo sin considerar para nada
el trabajo que costaría realizarlo; y que, por el contrario, si se tuvo en cuenta
principalmente el trabajo que se necesitaría para ajustar la obra a un diseño o
modelo, se está en presencia de un contrato de obra a precio alzado. De lo anterior
se deduce que, en un contrato de obra a precio alzado, lo fundamental es la obra y
el trabajo que costará realizarla, y lo secundario los materiales que se emplearán;
en cambio, en la compraventa lo principal son los objetos y lo secundario el trabajo
para adaptarlos o instalarlos. En este orden de ideas, si de los documentos
exhibidos por las partes se deduce que lo principal que se tomó en cuenta fueron
los materiales que se utilizarían para instalar el objeto materia del contrato, pues
sólo se hace una relación de muebles y accesorios, y se menciona el precio total de
los mismos, sin hacerse alusión a la mano de obra, ello revela que quedó en un
plano secundario el trabajo que se necesitaría para adaptar aquéllos. Así las cosas,
de acuerdo a los criterios doctrinales antes citados, debe considerarse que en tal
caso las partes celebraron un contrato de compraventa y no un contrato de obra a
precio alzado.

CONTRATO CON ESTIPULACIÓN A FAVOR DE TERCERO. ES FACTIBLE QUE


EL BENEFICIARIO SEA UNA PERSONA INDETERMINADA, PERO
DETERMINABLE.

Conforme a la doctrina "Hay estipulación por otro cuando, en un contrato, uno de


los contratantes estipula con el otro que este último dará o hará alguna cosa en
provecho de un tercero extraño al contrato y que no está representado en él.". El
estipulante no actúa por mandato, contrata en su nombre, pero el efecto del contrato
se produce en beneficio de otro. El tercero beneficiario adquiere, por el solo hecho
de la estipulación, el derecho de crédito contra el promitente, con la sola reserva de
que acepte la estipulación. En cuanto a si una persona indeterminada puede ser
tercero beneficiario, la doctrina en la materia sostiene que debe distinguirse entre
las que son indeterminables y las indeterminadas, pero determinables. En cuanto a
las primeras son aquellas que se señalan sin mayor precisión, por ejemplo, a favor
de un pobre, un Municipio, etcétera, respecto de las cuales no es válida la
estipulación, porque la abstracción le quita significación posible, y porque la
determinación de los beneficiarios no puede depender de una elección que deba
hacer por sí mismo el promitente. Las segundas son las que al momento de la
estipulación son indeterminadas, pero después pueden determinarse, bien porque
aun cuando se señalen genéricamente, hay elementos para identificar a quién se
refiere el estipulante, o bien, porque se determinan como consecuencia de los
acontecimientos, como sucede verbigracia, en la estipulación a favor del Municipio
que tenga más deudas; en los seguros de vida, cuando el asegurado contrata en
beneficio de sus herederos. Para Ambrosio Colín y H. Capitant "Basta para que una
obligación pueda nacer, que haya en el acto jurídico que la ha creado los elementos
suficientes para una determinación ulterior del acreedor hecha con independencia
de la voluntad del deudor.". Así, es factible la estipulación en provecho de personas
indeterminadas, siempre y cuando puedan determinarse de alguna manera en el
momento en que el crédito a favor del beneficiario quiera hacerse efectivo.
TEORIA CLASICA DE LA INEFICACIA DE
BONNECASE.

Sólo se consideró como posibles ineficacias del acto jurídico a las nulidades en que
podía incurrir y distinguiendo la nulidad absoluta y la relativa, sin hacer mención a
la inexistencia. La llamada Teoría francesa de las nulidades, a través de uno de sus
más importantes expositores, Marcelo Planiol, considera, por un lado, los elementos
de existencia del acto jurídico y por el otro, a los requisitos de validez del mismo. Y
es así, como establece la diferencia entre la inexistencia y la nulidad.
La Tesis francesa o clásica de las nulidades, hace una clasificación bipartita de
carácter formal, de aquellas conductas humanas que no generan la plenitud de sus
efectos jurídicos, ya sea porque no los generan o sólo los generan de manera parcial
y así se refiere a la: inexistencia y nulidad.
a) Inexistencia Se considera así aquella conducta humana que es inexistente como
acto jurídico para el Derecho, cuando le falta un elemento esencial, en ausencia del
cual es lógicamente imposible concebir su existencia jurídica. El acto inexistente,
que se sostiene por esta tesis, se confunde con la nada y el Derecho no tiene que
ocuparse de él, porque de hacerlo se estaría ocupando de la nada. Según esta
teoría, este supuesto acto inexistente no produce efecto jurídico alguno.
BONNECASE
Para Bonnecase, la inexistencia se presenta cuando al acto jurídico le faltan uno o
todos sus elementos orgánicos o específicos, esto es, sus elementos esenciales,
que son: uno psicológico, que se materializa con la manifestación de voluntad del
autor del acto o el acuerdo de voluntades, o consentimiento y otro material, que se
manifiesta a través del objeto del acto jurídico; y la forma, cuando la misma tenga el
carácter de solemne y por consecuencia, sea un elemento de esencia del acto
mismo.
Las características de la inexistencia aportadas en la Teoría de Bonnecase
a) El acto inexistente no engendra, en su calidad de acto jurídico, ningún efecto
jurídico.
b) No es susceptible de convalidarse, ni por confirmación, ni por prescripción.
c) Toda persona interesada, cualquiera que sea puede prevalerse del estado del
acto y tiene derecho a invocarla.
d) No es necesaria una declaración judicial de inexistencia del acto, por lo tanto, no
será necesario comparecer ante un juez, a través del ejercicio de una acción, para
que así lo declare, por lo que, llegado el caso de que una persona invocara ese acto
en juicio, el juzgador sólo "constatará" la inexistencia del mismo.
Sin embargo, para Bonnecase a pesar de considerar que el acto inexistente no
genera efectos como acto jurídico alguno, nada impide que, como hecho material o
jurídico en sentido estricto, genere ciertos efectos de Derecho.

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