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DÍA DE MUERTOS

El día de muertos sin duda es una de las mejores fiestas culturales con la cual
podemos recordar y honrar a nuestros seres difuntos reflejan el mestizaje de
culturas, la mezcla de las tradiciones indígenas y algunas españolas, pero
también una visión singular de la muerte, como no la tiene ningún otro
pueblo.
‘’En este mundo matraca, nadie de morir se escapa….La muerte está tan
segura de alcanzarnos, que nos da toda una vida de ventaja….Como te ves
me vi, como me ves te verás…..Al vivo todo le falta y al muerto todo le
sobra’’.
La tradición de honrar y mostrar respeto a los muertos se ha mantenido a lo
largo de los siglos, pasando de generación en las comunidades indígenas. Se
trata no obstante, de una celebración católica que llegó con la colonia y se
fue sincretizando con la cultura de los pueblos originarios.
La doctora en estudios Mesoamericanos, historiadora y profesora del colegio
de historia de la Universidad Nacional Autónoma de México, Noemí Cruz
Cortés, explica que es una fiesta eminentemente mestiza.
La tradición del día de muertos llega a México en el siglo XVI, con los
conquistadores españoles, quienes practicaban un ritual de la Europa
cristiana medieval que consistía en poner una mesa con flores y comida para
alimentar a los que ya se habían ido.
La España medieval era muy pobre, atacada por muchas epidemias y que la
muerte prevalecía. Entonces, ese altar de muertos, con flores y comida, los
españoles lo traen a la Nueva España y lo empiezan a introducir como un
culto con los pueblos prehispánicos, un culto ya propiamente sincrético.
Cuando llegaron los españoles, en la región central de México, los pueblos
nahuas, entre los que se contaban los aztecas o mexicas, celebran las
festividades y rituales de las cosechas de finales de octubre a mediados de
noviembre, fechas que coincidían con el día de muertos católico.
Así, poco a poco, los españoles fueron introduciendo el altar que ellos ponían
a sus difuntos para sustituir las fiestas de las cosechas y con el paso del
tiempo, ya en los años coloniales, se le fueron agregando elementos propios
de la región, por ejemplo la flor de cempasúchil, que no tenía nada que ver
con los muertos, sino que era una flor dedicada al dios de la guerra,
Huitzilopochtli.
Como recurso de evangelización muy practicado en el México prehispánico y
otros lugares del mundo, se tomaba un poco de las tradiciones de los pueblos
originarios y se les mezclaba con las tradiciones que traían los sacerdotes
cristianos.
La importancia del día de muertos es que es una festividad en la cual
podemos recordar y honrar a nuestros antepasados de una manera alegre y
no triste y que sin embargo guarda una hermosa historia atrás.
La secular historia del día de muertos se reinterpreta constantemente. Al
igual que las lenguas, creencias y tradiciones, la celebración del día de
muertos cambia infatigablemente.
Es una tradición viva.

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