Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El siguiente cuestionario te ayudará a identificar tus hábitos de sueño y te dará pistas para
dormir mejor. Recuerda que no hay respuestas erróneas y que está bien que en algunos
casos ninguna de las opciones se ajuste del todo a tu caso; aun así, intenta elegir la que
más se acerque.
11. Cuando duermo mal, el principal desafío al día siguiente es que me siento:
a. Distraído, exhausto y poco funcional.
b. Irritable por la falta de energía. No estoy en mi elemento.
c. Amodorrado o congestionado al principio, pero para media mañana me
repongo.
12. Cuando me despierto a medianoche, suele ser porque:
a. Los ruidos, los sueños o los cambios de luz me despiertan.
b. Tengo problemas angustiantes que no me dejan en paz.
c. No sé qué me despierta.
13. Cuando despierto una o dos horas antes de tiempo, lo que hago es:
a. Intentar volver a dormir, porque descansar es importante para mí.
b. Empezar a pensar en todo lo que tengo pendiente.
c. Alegrarme, porque todavía puedo dormir más.
15. Aunque sea un poco injusto, la queja constante que me hacen mis seres queridos
es que:
a. Intento hacer demasiadas cosas o no termino lo que empiezo.
b. Puedo ser un tanto mandón o ponerme a la defensiva.
c. No logro decidirme y cedo para hacer a otros felices.
16. En términos de las estaciones del año, mi estado de ánimo y patrones de sueño
cambian en el invierno porque:
a. El aire es tan seco que me siento incómodo e inquieto.
b. Es más fácil dormir cuando la casa está más fresca.
c. Es muy difícil levantarse cuando aún está oscuro.
Caliéntate las manos y los pies antes de meterte a la cama. A las personas con
sueño ligero les irrita tener frío. De hecho, el frío desencadena episodios de ansiedad,
aunque tener las manos y los pies fríos suela deberse a un problema de circulación
sanguínea. Entra en calor por medio de un masaje con aceite o remojando los pies en
agua caliente. Algunos de mis pacientes consideran que darse una ducha o un baño en la
noche es un lujo importante porque les permite entrar en calor y sentirse somnolientos.
También es posible que necesites varias capas de cobijas para que no te despierte el frío.
Comienza a meditar en las noches. Muchos estudios demuestran que una breve
meditación durante el día ayuda a disminuir el insomnio. Cuando aprendes a observar tus
pensamientos, se va volviendo más sencillo dejarlos ir. Además, las personas que meditan
con regularidad dejan de sentirse tan ansiosas con respecto a tardarse en conciliar el
sueño. Intenta incorporar una meditación sentado todas las noches. Puedes empezar con
cinco minutos e ir aumentando hasta 20 minutos al día. Para quienes no meditan, sugiero
escribir en el diario, lo cual tiene muchos de los mismos efectos. Si tienes muchísimas
dificultades para conciliar el sueño, puedes probar una técnica llamada yoga nidra, que
esencialmente es un tipo de meditación que se hace recostado. Acuéstate, apaga las luces
y, en lugar de dejar que tus pensamientos se desboquen concéntrate en la respiración
ocuenta mientras inhalas y exhalas. A diferencia de la meditación sentado, no es necesario
poner un temporizador ni preocuparte por quedarte dormido al final del ejercicio, pues
ése es el objetivo. Concéntrate en tus respiraciones y percibe si sientes tensión en alguna
parte del cuerpo mientras respiras. Después de algunos minutos, trascenderás a un estado
de relajación y somnolencia, el cual es sumamente restaurador. Si realizas esta práctica
durante semanas o meses, experimentarás la sensación de liviandad o de gratitud propia
de los estados meditativos. Además, puede revelarte cosas importantes sobre ti mismo,
favorecer la creatividad y hacerte sentir más conectado con el mundo.
Mantén tu recámara oscura y en silencio. Las personas con el sueño ligero son
muy inquietas durante la noche pues constantemente buscan una postura cálida y
relajante. Tu pareja quizá diga que dormir a tu lado es como dormir con un pez fuera del
agua. Además, te despierta hasta el más mínimo sonido, cualquier cambio de luz o
cualquier sueño estresante y luego tienes dificultades para volverte a dormir. Tu mente
siempre está alerta, incluso cuando duermes, por lo que tener un entorno oscuro y
silencioso es esencial. Tal vez necesites invertir en cortinas o persianas para mantener la
recámara sin luz.
Hidrata tu cuerpo y tu hogar. Tal vez hayas notado que tu insomnio empeora en los
meses de invierno, cuando el aire está muy seco y la piel y las fosas nasales se resecan. La
palabra clave para los meses invernales es “hidratación”. Divide tu peso corporal (en kilos)
entre 30 y sabrás cuántos litros de agua debes beber al día. Evita la cafeína por las tardes y
el alcohol por las noches, pues deshidratan aún más el cuerpo y dificultan el manejo del
estrés. Quizá quieras invertir en un pequeño humidificador para tu hogar o recámara. En
invierno necesitas alimentos con mayor contenido graso, como frutos secos, pescado y
quesos. Una dieta completamente baja en grasas no es buena para los durmientes con
sueño ligero, pues ellos necesitan estas grasas saludables para mantenerse hidratados y
aterrizados.
Durmientes variables
Si contestaste mayoría de B, eres lo que llamo durmiente variable. En ayurveda se conoce
como tipo pitta, que significa fuego. Si éste es tu estilo para dormir, es posible que tengas
una naturaleza feroz. Quizá haya quien te describa como intenso, pero, desde tu
perspectiva, sólo quieres que las cosas se hagan bien. Como durmiente variable, tu
complexión puede ser fuerte o musculosa y tu temperatura corporal naturalmente cálida.
Cuando estás muy concentrado en una tarea o cuando estás en desacuerdo con alguien,
tu cuerpo entra en calor a la par de tus emociones. Es probable que seas una persona
orientada hacia las tareas, alguien que hace listas y usa listas durante el día para
asegurarse de hacer las cosas a tiempo porque, si no logras lo que quieres, te sientes
frustrado e irritable. Esto te pasa incluso si sales de vacaciones, adonde llevas listas de las
cosas que quieres ver y experimentar. Quizá seas un líder nato u orador por naturaleza. La
gente te escucha. Puedes ser ingenioso, emprendedor y lograr casi cualquier cosa que te
propongas.
Los durmientes variables son personas motivadas, elocuentes y comprometidas con sus
hábitos. También son personas que viven con falta de sueño crónica y no entienden por
qué su cuerpo no se queda dormido cuando se lo ordenan. Habiendo tanto que hacer y
tan pocas horas en el día, se desvelan con frecuencia para sacar más pendientes. Incluso si
se quedan dormidos por el agotamiento, se levantan a primera hora al día siguiente. Y ahí
es cuando el estrés o la frustración los alcanza. Muchos de mis pacientes que no pueden
dormir se desvelan viendo televisión, con la esperanza de que eso los relaje lo suficiente
como para sentirse somnolientos, pero eso no ocurre. En vez de eso, su compromiso con
“relajarse” altera su reloj interno, de modo que los durmientes variables rara vez desean
dormirse antes de la medianoche. Con frecuencia también cenan tarde, pues siempre
necesitan comida. Cualquiera que trabaje tanto como ellos necesitan quemar muchas
calorías, por lo que en ocasiones se sienten sumamente hambrientos a la hora de dormir
si están intentando restringir su ingesta de alimentos por algún motivo.
Los durmientes variables también tienen dificultades para conciliar el sueño en cualquier
recámara demasiado calurosa. Son los que necesitan sacar el pie de las cobijas o
destaparse durante la noche por exceso de calor. El estrés y la preocupación calientan el
cuerpo, por lo que tienen dificultades para dormir sin un ventilador o la ventana abierta
para mantener su temperatura corporal estable.
Si eres un durmiente variable, te resultará útil poner a prueba algunas de estas estrategias
al momento de configurar tu rutina de sueño:
Deja de trabajar a las 9 p.m. sin falta. A los durmientes variables no les gusta que
les digan que trabajen menos, pero es una de las cosas que puede transformar sus
horarios de sueño y su vida. Pon una alarma en tu celular si necesitas un recordatorio para
desconectarte. Incluso si no usas las horas de la noche para trabajar, es probable que uses
la televisión como mecanismo para obligar a tu cuerpo a relajarse y crees que necesitas la
televisión porque llevas 12 horas realizando tareas interminables a marchas forzadas. Pero
ver televisión en las noches no sirve para despejarse, pues en realidad mantiene la
adrenalina activa e impide el sueño. Necesitas desconectarte de todo eso y pasar algo de
tiempo con tu familia o contigo mismo. Te has esforzado mucho y has logrado muchas
cosas. Necesitas darte tiempo para valorarlas. Establece una rutina que implique
holgazanear en la casa, leer algo ligero, darte una ducha vespertina, dedicarle tiempo a
algún pasatiempo poco demandante o meditar. Si lo consideras indispensable, haz una
lista de estas cosas. Muchos durmientes variables necesitan tener una lista de pendientes
a la mano. No les resulta sencillo distanciarse de las metas y las presiones laborales, ni
mucho menos de esos 90 minutos de distracción televisiva por las noches, pero es
sumamente importante que lo hagan. Los pacientes que entran dentro de esta categoría
constantemente refutan este punto, pero, una vez que hacen el cambio, no pueden creer
que antes vivían de otra manera. Cuando elimines la privación de sueño autoinducida,
tendrás más tiempo para las metas más urgentes y serás más productivo en tu trabajo.
Mantente fresco. Los durmientes variables odian el exceso de calor. Eres el tipo de
durmiente que necesita dejar un pie afuera de las sábanas o que se quita las cobijas en
medio de la noche. Necesitas refrescarte antes de meterte a la cama, lo que puede
requerir que remojes los pies en agua fría, que tengas siempre un vaso con agua en la
mesa de noche o que necesites darte una ducha fría antes de dormir. Tal vez también
necesites dejar encendido el ventilador o dejar la ventana abierta casi todas las noches.
Evita las agruras. Los durmientes variables también suelen padecer agruras durante la
noche. Por ende, necesitan una dieta que disminuya las agruras. Esto implica disminuir las
grasas saturadas y los postres en la cena, además de cenar lo más temprano posible. El
cuerpo necesitará varias horas para digerir la última comida del día, así que sugiero hacer
una cena ligera a las 6 p.m. si padeces agruras. Para los durmientes variables que están
acostumbrados a consumir muchas calorías durante el día, esto puede ser un ajuste difícil
al principio. Suelo decirles a estas personas que coman medio plátano o una fruta
pequeña en la noche si el hambre es excesiva.
Muévete por las mañanas. Los durmientes con sueño pesado necesitan ejercitarse
para sacudirse el amodorramiento matutino. No es necesario que sea ejercicio vigoroso.
Una caminata de 20 minutos en la mañana basta para energizarte durante el resto del día
y facilitarte dormir en las noches.
Evita la congestión. Suelo decirles a los pacientes que entran en esta categoría que
eviten comer refrigerios en la tarde y la noche, porque cualquier alimento grasoso o lácteo
incrementará su tendencia natural hacia la congestión, y ése es el principal problema que
tienen para dormir bien y no roncar. En los siguientes capítulos hablaré más sobre la
alimentación, pero apegarse a una dieta que disminuya las grasas saturadas y los lácteos,
y enfatice las verduras y los cereales hace maravillas para la constitución de una persona
con el sueño pesado. Con la dieta adecuada, podrás controlar mejor tu peso y evitar las
enfermedades estacionales con mayor facilidad. Además, dormirás mucho mejor.
Elimina los ronquidos. Tal vez hayas oído que los ronquidos son causados por la
obstrucción de las vías aéreas, la mala alineación de la quijada o la posición de la lengua al
dormir, pero para la mayoría de los durmientes con sueño pesado los ronquidos son
causados en realidad por congestión y los efectos secundarios de las agruras. Si puedes
cenar ligero a las 6 p.m. y evitar comer cualquier otra cosa después de esa hora, bajarás
unos cuantos kilos y tus ronquidos se esfumarán mágicamente. He recibido parejas que
buscan mi ayuda porque uno de ellos ronca e impide que el otro duerma bien. Lo que no
saben es que el horario de su cena tiene mucho que ver con los ronquidos. Si cenan más
ligero y más temprano, muchos dejan de roncar en cuestión de semanas y las parejas
pueden volver a dormir en la misma recámara. Además de eso, duermen mejor y se
sienten más descansados por la mañana.
Cuida que tu cuello tenga apoyo. A veces, las personas con sueño pesado tienen
dificultades para encontrar una posición cómoda para dormir y se les facilita hacerlo
cuando tienen una almohada que provee suficiente apoyo para el cuello. Elevar la cabeza
ligeramente puede mantener las vías aéreas lo suficientemente libres como para que
puedas respirar profundo mientras duermes.