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Existen tres patrones principales de apego, siendo el primero el más común: el apego seguro y

las otras dos formas de apego ansioso o inseguro, el evitativo o evasivo y el ambivalente o
resistente. (Papalia & Martorell, 2015, pág. 176). El primer tipo de apego se caracteriza por una
actitud flexible y relajada de los infantes ante las situaciones de estrés. Mantienen una buena
relación con su cuidador, pues cuando este se va, a pesar de llorar en algunas ocasiones,
obtienen el respectivo consuelo cuando este regresa. También se comportan de forma
tranquila con extraños por cortos períodos de tiempo.

En contraste, el apego inseguro evitativo o evasivo muestra que el niño no es afectado por la
ausencia o vuelta del cuidador. Generalmente tienden a ignorar su ausencia. De igual manera,
al este regresar lo ignoran o rechazan, alejándose de él en ciertos casos. Los bebés que lo
poseen manifiestan un bajo rango de emociones. Por último, el apego ambivalente manifiesta
una fuerte ansiedad inclusive con el cuidador presente. Muchas veces el bebé se aferra a este
buscando un consuelo desesperado cuando el desconocido (basado en las pruebas realizadas
por Ainsworth y sus colaboradores) se acerca al cuidador. Reaccionan de manera muy abrupta
a la ausencia del cuidador, molestándose muchísimo. Y esta molestia permanece incluso
cuando el cuidador regresa durante largos períodos de tiempo.

Ahora bien, sabemos que la relación entre el apego seguro y los resultados positivos a largo
plazo como mayor confianza, relaciones sociales y amorosas más amistosas y a largo plazo, y
una mejor expresión emocional, son innegables. Ejemplificando esto podemos comprenderlo
de mejor manera.

En el apego seguro el ejemplo más sencillo de influencia a largo plazo es, como se ha
planteado, en una relación de pareja. Esto es, el apego seguro permite que exista una mejor
calidad de apego hacia la pareja romántica en la adultez temprana (pág. 177). Si una persona
manifestó este tipo de apego, sus relaciones románticas serán seguras, confiables, libres de
celos, estables y duraderas.

En contraposición, aquellas personas con un apego evitativo en una relación, ya sea de


amistad o amorosa, van a mantenerse alejados de las personas en cuestión, o pondrán excusas
para determinar dicha distancia. De igual manera a estas personas les cuesta mucho socializar
y sus relaciones tienden a ser más conflictivas que las de aquellos con apego seguro. Esto
porque al no tener la importancia de la figura de cuidado, lo manifiestan a medida que crecen,
no importándoles la presencia de otros en su vida.

Finalmente, aquellos con apego ambivalente tienden a ser muy inseguros y celosos con sus
relaciones, pues tienen miedo al abandono, tal como se manifiesta en primera instancia. Las
relaciones de este tipo de apego suelen ser controladoras y, en algunos casos, violentas, pues
quieren mantener a la figura de cuidado lo más cerca posible y el enojo y baja tolerancia a la
frustración que manifiestan queda en evidencia.

Referencias
Papalia, D. E., & Martorell, G. (2015). Desarrollo Humano. México D.F., México:
McGraw-Hill/Interamericana Editores, S.A.

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