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Trastornos de ape

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de-apego-como-afecta-vida-adulta/go, cómo
afecta a la vida adulta

Trastornos del apego, cómo afectan en la


vida adulta
¿Qué es el apego?
Se ha visto que todos venimos al mundo con una predisposición innata para
establecer uniones con nuestra figura de cuidado o cuidador principal, es algo
necesario para nuestra supervivencia y desarrollo. Esta es la base del apego o
attachment, teoría desarrollada en primera instancia por John Bowlby. 
El apego se refiere al vínculo que se establece entre un bebé y sus cuidadores
principales y que provee al bebé de seguridad y regulación de los estados
internos. Algunas funciones que desarrollaremos en la edad adulta, empiezan en
los primeros años y se explican a través del apego.
Funciones del apego
Algunas funciones del apego son:
 Ayuda a desarrollar y consolidar el cerebro del bebé y es tan
importante para la supervivencia y el desarrollo en el Ser Humano (y otras
especies) que se sitúa por encima de otras necesidades biológicas.
 A través del apego los seres humanos conocemos el mundo y sentimos
seguridad y coherencia tanto sobre nosotros mismos como sobre aquello
que nos rodea.
 El apego es tan innato que cuando un bebé es separado de su figura de
apego, el cerebro activa todo un conjunto de emociones y
conductas para buscar la cercanía y la seguridad en las personas
significativas. Esto explica por qué los niños tienen ansiedad cuando se les
separa de sus padres y por qué solo se calma cuando estos vuelven. 
 El apego influirá en cómo seremos como adultos, en los conceptos que
crearemos, en la seguridad que tendremos en nosotros y en el resto de
personas, y en cómo vinculamos con las figuras importantes (hijos,
parejas). Si en la infancia el apego ha sido principalmente ansioso, de
adultos buscaremos o huiremos de un otro significativo (especialmente la
pareja), teniendo miedo, ansiedad o ira si ésta se aleja o alejándonos antes
para evitar el abandono.
 Del apego dependerá en gran parte la capacidad de regulación interna
(emocional).
 Del apego depende que creemos una visión sólida y estructurada de
nosotros mismos.
Si se producen dificultades en las relaciones primarias o en la seguridad del bebé,
se pueden desarrollar los denominados traumas de apego.
Tipos de apego
Dependiendo de las experiencias que la persona tenga en la infancia, estos son
algunos tipos de apego que podemos encontrar:
 Estilo evasivo o evitativo: se desarrolla frente a personas que no son muy
presentes o sensibles a las necesidades del niño. Un ejemplo sería el niño
que llora desconsoladamente y no obtiene respuesta ninguna de su
cuidador. El niño se acaba calmando por agotamiento, pero aprende que
no puede fiarse ni depender de nadie. Suelen ser niños que parecen
calmados frente a las separaciones de sus figuras de apego, pero los
estudios han demostrado que en realidad estos niños sienten una gran
ansiedad, aunque no la exteriorizan. Si lo vemos desde un plano más
evolutivo, este tipo de apego también se desarrollaría cuando crecemos en
un ambiente muy peligroso, donde las probabilidades de sobrevivir son
difíciles. En estos contextos lo más probable es que no se creen lazos
estrechos puesto que la persona tendría la sensación de poder perderlos.
 Estilo ansioso o ambivalente: suelen ser niños que crecen con figuras de
apego más pendientes de sus propias necesidades que de las necesidades
del niño. Estos niños crean respuestas de protesta muy fuertes, puesto que
el adulto responde de manera variable. Tienden a hipervigilancia y
necesitan permanecer cerca de las figuras de apego constantemente, pues
no pueden interiorizar si esta está disponible o si por el contrario
desaparecerá.
 Estilo seguro: Cuando por el contrario las personas que deben proteger y
atender al niño son consistentes, los niños desarrollan un apego donde
aprenden a regularse por ellos mismos y sienten que los demás son
personas confiables y el mundo un lugar seguro. Pero esto puede resultar
desadaptativo si el ambiente donde tendrá que vivir el futuro adulto es
peligroso.

¿Cuáles son los trastornosde apego?


Es importante entender que el apego no es algo patológico, sino que es una
respuesta adaptativa a los diferentes contextos y personas que hemos tenido en
nuestra infancia y que resurge en la edad adulta con diferentes perfiles de
persona.  
Los trastornos de apego surgen cuando el niño debe responder frente a
situaciones traumáticas o cuando sus figuras de apego son poco consistentes,
por ejemplo cuando sus cuidadores no responden a las necesidades emocionales
o físicas del infante, como ocurre en los casos de negligencia o cuando la persona
que debe proveer seguridad y afecto es la misma que produce miedo, como en las
situaciones de maltrato o abuso.
En estos momentos el apego se construye como fuente de trauma o como una
desorganización de la respuesta de apego, esto es, como no sirven los otros tipos
de apego para establecer un vínculo con la persona significativa, el niño
desarrolla visiones y conductas patológicas (se queda parado, busca contacto
pero al mismo tiempo tiene miedo, rechaza al cuidador pero lo anhela, etc.), esto
se denomina apego desorganizado, el cual es visto por algunos autores lo ven
como una cuarta clasificación del tipo de apego y otros sin embargo lo
especifican como la desorganización en el apego cuando las otras estrategias no
funcionan.
¿Cómo afectan los traumas de apego en la vida adulta?
El apego, como se ha definido al principio, condiciona la forma en que nos
vemos, interpretamos a los otros y al mundo y cómo nos relacionamos,
especialmente con figuras importantes como la pareja o los hijos.
Si quieres saber como afecta el apego en nuestras elecciones y relaciones de
pareja en la vida adulta, entra en este artículo
Hay que tener en cuenta que el apego, aunque es importante, no es una
clasificación de la personalidad y que las personas somos mucho más que el
apego, por lo tanto habrá otras variables que nos afecten en nuestro desarrollo
personal: experiencias, ambiente, genética, sociedad, cultura, etc.
A parte de esto hay que recordar que los niños establecen diferentes tipos de
apego con diferentes personas, así con un padre frío pueden desarrollar un apego
evitativo y tener al mismo tiempo un apego seguro con una madre cálida,
acogedora y respetuosa, que ofrece consuelo al tiempo que deja libertad de
exploración al niño. Aclarado esto, algunas consecuencias que están afectadas
por los trastornos del apego son:
 Incapacidad de la persona de auto-calmarse y auto-regularse
 Disociación
 Dependencia emocional
 Evitación de los vínculos cercanos
 Miedo al abandono
 Visión del mundo como peligroso o demasiado seguro
 Visión distorsionada de los otros: como agresores, como manipuladores,
como peligrosos o con malas intenciones.
 Visión de uno mismo como inseguro, incapaz, inadecuado, malo,
víctima, peligroso, agresor…
 Conductas de protesta: llorar, gritar, agredir, suplicar… especialmente en
momentos que sienten que el vínculo puede romperse o corre peligro.
 Llevar a las parejas a límites, ponerlas a prueba, estar constantemente
buscando su aprobación o verificando que las quieren (especialmente en
apegos ambivalentes), evitarlas activamente o sentirse atrapados en
vínculos cercanos (apegos evitativos).
 No resolver los duelos adecuadamente
 No tolerar la frustración o ciertas sensaciones corporales.
 Engancharse emocionalmente a ciertos tipos de persona, incluso aunque
estas puedan ser tóxicas o perjudiciales para uno.
 Aventurarse en experiencias peligrosas o nocivas
 Desorganización de la personalidad y del concepto del yo
 Trastornos de la personalidad también se han relacionado con los traumas
tempranos de apego.
 Baja capacidad de mentalización (pensar sobre uno mismo, sobre los
demás o sobre las relaciones que se establecen), tomar sus pensamientos
como ciertos, pensar más motivos de los que realmente existen, aceptar
una conducta como la prueba de algo, etc.

Por otro lado, también se llegó a la conclusión que ciertos tipos de depresión
parecía derivar o estar influidas por los apegos inseguros en la infancia, siempre
teniendo en cuenta la multicausalidad de la depresión (no suele existir una sola
causa que la explique ni que la mantenga). La relación que se ha encontrado en
los estudios sería la siguiente:
 
 El Apego ansioso-ambivalente estaría más relacionado con un tipo de
depresión denominada dependiente o anaclítica. En ella domina el miedo a
la pérdida del amor del otro, la necesidad de reasegurar el vínculo con el
otro (saber que no se irá, que se pueden fiar de él), y la necesidad de
relaciones confiables. Cuando se pierden se genera: Enojo, rabia, culpa,
ansiedad.
 El Apego ansioso-evitativo estaría más relacionado con un tipo de
depresión denominada introyectiva o de alta autocrítica, donde la persona
tendería a buscar y a luchar constantemente por tener una autoimagen
positiva y con tendencia a la búsqueda de la perfección cosa que, como es
de esperar, difícilmente puede conseguirse. El no obtener estos resultados
le supondría sentimientos de desvalorización, culpa y fracaso.

Tratamiento de los trastornos de apego


El tratamiento para los trastornos de apego se basa en ayudar a la persona a
crear vínculos más seguros y beneficiosos, en cambiar ciertas creencias o
esquemas mentales que ha dado por válidos, en ayudarle a vincular de un modo
más sano y a reaprender a interpretar la realidad, siempre desde la cercanía y
comprensión del terapeuta.
El terapeuta trabajará desde diferentes corrientes y estrategias como el
psicoanálisis relacional, la terapia Gestalt o en casos de trauma grave, el EMDR,
que se ha visto como una técnica muy efectiva para este tipo de trastornos. Otras
estrategias como la Terapia Basada en la Mentalización o la Terapia Basada
en la transferencia pueden ayudar a reparar el apego, especialmente en casos
graves como los trastornos de la personalidad. Sea como sea, el psicólogo
ayudará a la persona a vivir desde un lugar más seguro, reparando los daños del
apego que actualmente le hacen sufrir.

SEGUNDO CONTENIDO
https://www.psicoactiva.com/blog/consiste-la-
teoria-del-apego/#:~:text=La%20idea%20central
%20de%20la,para%20luego%20explorar%20el
%20mundo.

https://youtu.be/HN4sXuXlOXo

La Teoría del Apego se centra en las relaciones y los lazos entre las
personas, en particular en las relaciones a largo plazo, incluyendo las
que existen entre padres e hijos y entre parejas románticas.

Contenido

El vínculo personal y la ansiedad de separación


El psicólogo británico John Bowlby fue el primero en describe el apego
como una «conexión psicológica duradera entre los seres humanos». Él
define el apego como un vínculo emocional profundo y perdurable
que conecta una persona a otra a través del tiempo y el espacio.
Bowlby estaba interesado en la comprensión de la ansiedad por
separación y la tristeza que los niños experimentan cuando están
separados de sus cuidadores primarios, generalmente sus padres.

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Algunas de las primeras teorías del comportamiento sugerían que la


unión entre personas se debía simplemente un comportamiento
aprendido. Estas teorías proponían que la unión no era más que el
resultado de la necesidad de cubrir las necesidades básicas del niño y
por parte del cuidador. En otras palabras, debido a que el cuidador
alimenta al niño y le proporciona cuidados, el niño se apega a su
cuidador.

Pero lo que Bowlby observó fue que incluso aunque los siguieran
alimentando y cuidando, la ansiedad experimentada por los niños
cuando son separados de sus cuidadores primarios no disminuye. En su
lugar, encontró que el apego se caracteriza por patrones de
comportamiento y motivación muy específicos. Cuando los niños
tienen miedo, van a buscar la proximidad de su cuidador
principal con el fin de recibir tanto la comodidad como su atención.

¿Qué es el apego?
Como ya hemos visto, el apego es un vínculo emocional con otra
persona. Bowlby afirmó que los enlaces formados por niños con sus
cuidadores en sus etapas más tempranas, tienen un tremendo impacto
que no desaparece y continúa durante toda la vida.

Sugirió que este apego también sirve para mantener al bebé cerca de la
madre, lo que mejora las posibilidades de supervivencia del niño.

Él vio el apego como un producto de los procesos evolutivos.


Mientras que las primeras teorías del comportamiento de apego
sugirieron que la unión era un proceso aprendido, Bowlby y otros
propusieron que los niños nacen con una tendencia innata a establecer
vínculos con los cuidadores.

A lo largo de la historia, los niños que mantienen la proximidad a una


figura de apego tenían más probabilidades de recibir comodidad y
protección, y por lo tanto más probabilidades de sobrevivir hasta la edad
adulta. Es un sistema de motivación diseñado a través del proceso de la
selección natural, para regular el apego entre padres e hijos.

La idea central de la Teoría del Apego es que los cuidadores primarios


que están disponibles y que responden a las necesidades de un
bebé, permiten al niño desarrollar un sentido de seguridad. El niño
sabe que el cuidador es fiable, lo que crea una base segura para el niño
para luego explorar el mundo.

La Conducta Prosocial en los niños y sus beneficios

Estudios sobre la privación materna


Estudios realizados entre 1950 y 1960 por Harry Harlow sobre la
privación materna y el aislamiento social, también exploraron estos
vínculos tempranos.

En una serie de experimentos, Harlow demostró cómo surgen tales


vínculos y el fuerte impacto que tienen sobre el comportamiento y
funcionamiento futuros. En una versión de su experimento, unos monos
recién nacidos fueron separados de sus madres biológicas y criados por
“madres de alquiler”. Los monos se colocaron en jaulas junto con dos
madres artificiales. Una de las madres mona estaba hecha de alambre y
tenía una botella de la que el pequeño podía beber y obtener el
alimento, mientras que la otra estaba cubierta con una tela suave.

Harlow pudo observar que mientras los pequeños monos acudían a la


madre de alambre para obtener alimentos, pasaban la mayor parte de
su tiempo con la madre del paño suave. Además cuando se asustaban,
los monos bebé se iban hacia a su madre cubierta de tela para buscar la
comodidad y la seguridad.
El trabajo de Harlow también demostró que los primeros vínculos
afectivos fueron el resultado de la comodidad y de recibir atención de un
cuidador, en lugar de simplemente alimento.

Fases del apego


Según Bowlby, el establecimiento del vínculo afectivo consta de cuatro
fases de evolución.

1. Fase Pre-apego
Desde el nacimiento hasta los 3 meses, los niños no muestran ningún
apego particular a un cuidador específico. Señales del bebé como el
llanto y el malestar natural atraen la atención del cuidador, y las
respuestas positivas del bebé estimulan al cuidador a permanecer cerca
para así poder atenderle.

2. Fase de formación del apego


A partir de alrededor las 6 semanas y hasta los 7 meses, los bebés
comienzan a mostrar preferencias por los cuidadores primarios y
secundarios. Durante esta fase, los bebés desarrollan un fuerte
sentimiento de confianza. Mientras que todavía aceptan el cuidado de
otras personas, distinguen mucho mejor entre las que les son conocidas
y las desconocidas. También responden más positivamente al cuidador
principal.

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3. Fase de apego
En este punto, entre los 7 a los 11 meses de edad, los bebés muestran
un fuerte apego y la preferencia por un individuo específico.
Protestan cuando se les separa de la figura de apego primario (ansiedad
de separación), y comienzan a mostrar ansiedad con los extraños
(ansiedad ante los extraños).

4. Formación de relaciones recíprocas


Después de aproximadamente los 9 meses de edad, los niños
empiezan a formar fuertes lazos emocionales con otros cuidadores
más allá de la figura de apego primaria. Esto incluye a menudo el
padre, los hermanos mayores y los abuelos.

Aunque este proceso puede parecer sencillo, hay una serie de factores
que pueden influir en cómo y cuándo vínculos se desarrollan. En primer
lugar, si los niños que no tienen una figura de atención primaria, como
sucede en los orfanatos, pueden no desarrollar el sentido de la
confianza necesaria para formar un apego seguro. En segundo lugar, la
prestación de cuidados de calidad es un factor vital. Cuando los
cuidadores responden de forma rápida y consistentemente, los niños
aprenden que pueden depender de las personas que son responsables
de su cuidado, que es la base fundamental para la unión.

Los tipos de apego


Apego seguro
El apego seguro sucede cuando el niño se angustia al separarse de
sus cuidadores principales y se tranquiliza cuando éstos regresan.
Estos niños se sienten seguros y capaces de depender de sus cuidadores
adultos. Cuando se ausenta el adulto, el niño puede sentirse molesto,
pero él o ella se siente seguro de que la madre o el cuidador van a
regresar. Cuando se asustan, buscarán la comodidad de sus cuidadores.
Estos niños saben que su padre o cuidador les proporcionarán
comodidad y seguridad, por lo que se sienten cómodos al buscarlos en
momentos de necesidad.

Apego ansioso ambivalente


Los niños con un apego ambivalente responden a la separación con
angustia intensa y mezclan comportamientos de apego con
expresiones de protesta, enojo y resistencia. Las investigaciones
sugieren que el apego ambivalente es el resultado de la escasa
disponibilidad materna. Estos niños saben que no pueden depender de
que su madre (o cuidador) va a estar allí cuando el niño lo necesite.

Apego evitativo
Los niños con un apego evasivo tienden a evitar padres o cuidadores.
Este tipo de apego se da cuando el cuidador deja de atender
constantemente las señales de necesidad de protección del niño, lo que
no le permite desarrollar el sentimiento de confianza que necesita. Se
sienten inseguros hacia los demás y esperan ser ignorados debido a las
experiencias pasadas de abandono. Cuando se les ofrece varias
opciones, estos niños no muestran ninguna preferencia entre un
cuidador y un completo desconocido. La investigación ha sugerido que
este estilo de apego podría ser el resultado de los cuidadores abusivos o
negligentes. Los niños que son castigados por depender de un cuidador,
aprenderán a evitar la búsqueda de ayuda en el futuro.

Apego desorganizado
Los niños con un apego desorganizado a menudo muestran una mezcla
confusa de comportamientos y pueden parecer desorientados,
aturdidos o confundidos. Estos patrones son debidos a que el cuidador
ante las demandas del niño, presenta respuestas desproporcionadas y/o
inadecuadas. Algunos investigadores creen que la falta de un patrón de
apego claro está relacionado con un comportamiento incoherente de
sus cuidadores. Esta conducta del adulto desorienta al niño, no le da
seguridad y le genera ansiedad adicional. En tales casos, los padres
pueden servir como una fuente de confort y una fuente de temor, lo que
lleva al pequeño hacia un tipo de comportamiento desorganizado.
Según Melanie Klein, las experiencias tempranas de frustración y
gratificación desempeñan un papel fundamental en la dinámica interna
del niño. Según Klein existen varios tipos de angustias (posiciones), una
caracterizada por el miedo de persecución, a que le ataquen o dañen y
otra caracterizada por el miedo a la pérdida y la culpa.

Esto, tanto una como otra forma de angustia esta en relación con el otro,
porque nos dañen o dañarles o perderles.

Apego aislado
El apego aislado se da en niños que han vivido con padres
enormemente controladores y negligentes a la vez, situación que
desemboca en un niño que se siente invadido de forma permanente.
Los progenitores tienen tanto poder en el control, que el hijo no lucha y
psicológicamente se retira. Son niños que se portan muy bien, pero les
falta vitalidad, y tienen la propensión a ser extremadamente críticos
consigo mismos y manifiestan muchos miedos a ser invadidos y
controlados por otros.

¿No eres feliz? Hazte estas 5 preguntas


Los roles de cuidador y cuidado
Las formas de relación según los roles complementarios incorporados,
responden a formas de relación, esto es, si una persona se comporta
como CUIDADOR en otro como CUIDADO.

PROTECTOR PROTEGIDO

CONTENEDOR CONTENIDO

REFORZADOR AUTÓNOMO Y SEGURO

SOBREPROTECTOR DEPENDENCIA FUSIONAL

IDEALIZADO DESPRECIADO

ACTIVO PASIVO

CRÍTICO DEVALUADO

INCOMPETENTE NECESITADO

DEPENDIENTE MADURO FORZADO

EXPLOTADOR SUMISO, CABREADO

Por qué es tan importante el apego


La gran mayoría de funcionamientos relacionales que hemos adquirido,
se establecen a medida que se forman los hábitos sociales. La revisión
de nuestras relaciones interpersonales para poder transformarlas en
salud y vínculos amorosos sanos, es fundamental.

Tomar conciencia de la forma en que nos relacionamos con las


demás personas, y a su vez, a la forma en la que nuestros primeros
años de vida nos marcaron.

No obstante tomar conciencia supone movilizar emociones y


sentimientos pasados relacionados  con nuestros vínculos
disfuncionales. Es muy probable que, cuando nos sintamos atrapados o
amenazados incidamos en viejas pautas que llevamos ejercitando
continuamente desde nuestra infancia.

¿Qué ocurre con los niños que no forman vínculos seguros? Al parecer el
hecho de no formar relaciones seguras tempranas puede tener un
impacto negativo en el comportamiento en la infancia tardía y durante
toda la vida. Los niños diagnosticados con trastorno
negativista  desafiante, trastornos de conducta o trastorno de estrés
postraumático (TEPT), con frecuencia muestran problemas de apego,
posiblemente debido al abuso, la negligencia o el trauma. Los médicos
sugieren que los niños adoptados después de la edad de seis meses
tienen un mayor riesgo de problemas de apego.

Mientras que los estilos de apego que se muestran en la edad adulta no


son necesariamente los mismos que los observados en la infancia, éstos
pueden tener un grave impacto en las relaciones posteriores. Por
ejemplo, los que están unidos de forma segura en la infancia, tienden a
tener una buena autoestima, una mejor autosuficiencia a medida que
envejecen, fuertes relaciones románticas y la capacidad de auto-
revelar a los demás. Estos niños también tienden a ser más
independientes, se desempeñan mejor en la escuela, tienen relaciones
sociales más exitosas, y experimentan menos depresión y la ansiedad.
Como adultos, tienden a tener relaciones sanas, felices y duraderas.
TERCER CNTENIDO

La teoría del apego


La teoría del apego proporciona una explicación sobre cómo las experiencias relacionales
tempranas moldean el funcionamiento interpersonal a lo largo de la vida. Se trata de un
marco teórico que se ha considerado central en la comprensión de las relaciones niño-
cuidador durante los últimos años (Karen, 1994), y progresivamente ha ido ganando
relevancia también como marco teórico en la comprensión de los aspectos de
la personalidad, la formación de la identidad y las relaciones cercanas en la etapa adulta
(Gillath et al., 2016).
Uno de los aspectos únicos de la teoría del apego, que establece una diferencia con otras
teorías en la psicología moderna, es la asunción de que las dinámicas que aparecen en
las relaciones entre el niño y los padres también influyen en la forma en que los
adultos funcionan en sus relaciones cercanas (Gillath et al., 2016).
El grado de seguridad que el niño experimenta durante los primeros meses de vida depende
en gran medida de señales exógenas (disponibilidad y responsividad afectiva de los
cuidadores). Tras repetidas interacciones, el niño desarrolla un conjunto de estructuras de
conocimiento, o modelos operantes internos (Internal Working Models), que representan
estas interacciones y contribuyen a la regulación del sistema de apego.
BRETHERTON & MULLHOLLAND, 1999

La teoría del Apego de John Bowlby


John Bowlby (1969/1982) consideraba la relación de apego del niño con el cuidador en
la primera infancia como un elemento crítico para su supervivencia, desarrollo físico y
emocional. Por este motivo, definió el apego como un “imperativo biológico” que se
arraiga en una necesidad evolutiva. Actualmente este concepto permite explicar la
naturaleza del  vínculo emocional que, desde el nacimiento, se establece entre el niño y
sus cuidadores, así como por qué las relaciones afectivas son tan importantes en nuestra
experiencia como adultos (Bowlby 1973/1980).
John Bowlby

Attachment and Loss, Bowlby J. 1973

Según Bowlby (1969, 1973, 1980), lo que permite desarrollar nuestra manera de ser y
relacionarnos con el entorno es una necesidad biológica innata: la relación de apego. El
sistema comportamental de apego es un mecanismo evolutivo diseñado para aumentar la
probabilidad de supervivencia y éxito reproductivo. Como tal, el sistema de apego se
considera un componente de la programación genética humana (Bowlby 1969/1982). Este
conjunto de respuestas innatas de apego, instintivas ante la amenaza y la inseguridad del
entorno se demuestran en tres tipos de comportamientos:
1. Búsqueda, control e intentos de mantener la proximidad con una figura de apego, a
través de las conductas de llorar, llamar o pegarse al adulto. Se trata de un repertorio
biológicamente organizado del niño para establecer la proximidad con el cuidador y
asegurarse su protección y cuidado.
2. Uso de la figura de apego como base segura desde la que explorar ambientes y
experiencias no familiares (Ainsworth, 1963). El sistema comportamental de
exploración permite al niño sentirse libre de explorar el entorno y, cuando se encuentra
temporalmente ausente, necesita de que la figura de apego se encuentra disponible como
base segura para proporcionar protección, apoyo y recarga emocional.
3. Recurrir a una figura de apego como base segura (safe heaven) en situaciones de
peligro o de alarma. Los seres humanos, al sentirse amenazados, buscan la seguridad
no en un lugar específico, sino en la compañía de personas consideradas más fuertes o
sabias (Bowlby, 1979).
Según Bowlby, el desarrollo del vínculo de apego a lo largo del primer año de vida es un
proceso gradual que pasa por cuatro etapas:
1. Fase inicial de pre-apego (1-2 meses). El niño no discrimina a quien dirige los
comportamientos de apego. La separación del cuidador primario puede no causar
malestar, y el comportamiento de búsqueda de proximidad puede dirigirse a distintas
personas disponibles.
2. Fase de instauración del apego (2-6 meses). El niño empieza a discriminar entre los
cuidadores y responde a ellos de forma diferenciada, manifestando preferencias.
3. Fase de exploración activa y búsqueda de proximidad (alrededor de los 7 meses)
o fase en que el apego completo resulta posible. El niño explora el entorno de forma
más activa y es capaz de buscar la proximidad con cuidadores específicos. En este
periodo es capaz de expresar completamente la búsqueda de proximidad y el
comportamiento relacionado con la base segura. Por esta razón se empieza a combinar
la preferencia por un cuidador con la protesta ante la separación de este.
4. Fase de  la «relación corregida por los objetivos» (goal-corrected partnership),
alrededor de los 3 años. En esta fase el vínculo de apego se consolida según un mayor
nivel de sofisticación cognitiva del niño, negociando la proximidad a nivel psicológico o
simbólico en lugar de solo físicamente.
Aunque inicialmente en su teoría John Bowlby consideraba la proximidad física en sí se
como la meta principal del apego, esta visión ha evolucionado y se ha refinado con el paso
de los años. Actualmente se considera que el objetivo del comportamiento de apego del
niño no se reduce a la búsqueda de protección ante un peligro presente, sino también
a asegurarse de la disponibilidad del cuidador.
Hablando de que el objetivo del comportamiento de apego es el de que el niño se
asegure de la disponibilidad del cuidador, John Bowlby incorporó a su teoría una
dimensión interna al niño del apego: su valoración acerca de la disponibilidad afectiva
percibida en el cuidador, que depende de su experiencia previa en relación con la
disponibilidad percibida en el pasado (Bowlby, 1973).
En esta misma línea, Sroufe y Waters (1977) indicaron que la meta principal del sistema de
apego es la percepción de seguridad (felt security), un estado subjetivo que no depende
únicamente del comportamiento del cuidador, sino también de la experiencia interna del
niño, incluyendo su propio estado de ánimo y condición física.
Las experiencias tempranas de relación entre niño y la figura de apego confluyen en
los Modelos Operantes Internos del adulto (Internal Working Model – IWM). Un Modelo
Operante Interno (IWM) es un guión experiencial inconsciente, constituido por
pensamientos y expectativas de la persona que influye en su forma de relacionarse a lo
largo de todo el ciclo vital. Estos pensamientos y expectativas proporcionan al individuo un
conjunto de reglas sobre la direccionalidad del afecto (unidireccional o bidireccional), así
como modelos de creencias y comportamientos en las interacciones sociales (Bretherton &
Munholland, 1999).
Dada la necesidad biológica de apegarse, el niño debe adaptarse al cuidador, excluyendo de
forma defensiva cualquier comportamiento que pueda interrumpir el vínculo de apego. Si
por ejemplo un niño ha sido amado y cuidado por sus padres (o cuidadores),
internalizará este tipo de expectativas y, cuando sea adulto, será sociable y buscará nuevas
relaciones de aceptación y amor. Si un niño ha experimentado el no ser querido o cuidado
por las figuras de referencia, internalizará la expectativa de que probablemente nadie lo
querrá.
Algunos puntos clave de la teoría del apego según las palabras de Bowlby (1973,
p.235) :
  “Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él
cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico
que una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”.
 “Esta seguridad sobre la disponibilidad de las figuras de apego, o la falta de ella, se
construye progresivamente a lo largo del desarrollo (infancia y adolescencia). Las
expectativas que se desarrollan durante este periodo tienden a mantenerse
relativamente estables a lo largo del ciclo vital”.
 “Las distintas expectativas acerca de la disponibilidad y sensibilidad de las figuras de
apego son un reflejo bastante preciso de la experiencia de la persona”.
Bowlby (1973) consideró que los Modelos Operantes Internos (IWM) que se derivan de
este vínculo influyen en los patrones comportamentales de la persona, son componentes
centrales de la personalidad y tienden a mantenerse relativamente estables a lo largo de la
vida. Esta continuidad se debe principalmente a la persistencia de los modelos mentales
acerca de uno mismo y del entorno, que se desarrollan en un contexto familiar estable
(Bowlby, 1973).
Por un lado, y a pesar de su orientacion psicodinámica, Bowlby rechazó la concepción
kleiniana de que las relaciones objetales internalizadas y las fantasías surgen del interior del
niño, en lugar de emerger (como el defendia) de las interacciones del niño con otras
personas. Por otro lado, Bowlby se vio influenciado por el modelo cognitivo de Jean Piaget
que subrayaba que las acciones del niño hacia los objetos tienen como resultado el
conocimiento tanto del mundo físico como del impacto del niño en el mismo, conocimiento
que se registra internamente en forma de esquemas. En la misma línea, Bowlby indicó que
las acciones repetidas de los niños con los cuidadores tiene como consecuencia el
conocimiento del mundo interpersonal, que se registra internamente en forma de Modelo
Operante Interno (Wallin, 2007).

Desde la infancia temprana, el Modelo Operante del apego (IWM) permite al niño y,
sucesivamente al adulto, reconocer patrones de interacción con el cuidador que se han
producido de manera repetida, y de esta manera “saber” cual será la siguiente acción del
cuidador. Dado que el modelo operativo influye tanto en las expectativas como en el
comportamiento que surge de estos, puede moldear las interacciones con otras personas, así
como también ser modificado por estas (Wallin, 2007).

Los modelos mas funcionales (o seguros) de apego se consideran realmente modelos


“operativos”: tienen una cualidad provisional que permite la modificación según la nueva
experiencia. Por el contrario, los modelos inseguros de apego, tienden a ser mas rígidos y,
por ello, se encuentran más limitados para encajar la nueva experiencia con las anteriores
expectativas.

A pesar de que las relaciones tempranas con los cuidadores son la base experiencial sobre
la que se generan estos modelos, el mismo Bowlby asumía que las representaciones del
apego asociadas a un específico Modelo Operante Interno (IWM) pueden redefinirse
en función de las experiencias y los cambios en el ambiente de cuidado (Bowlby, 1969).
Mary Ainsworth: La Strange Situation y la comunicación
en la relación de apego
Siguiendo el paradigma teórico de Bowlby, Mary Ainsworth (1969, 1978) subrayó que el
sistema de apego (innato y biológicamente dirigido) es modificable, y que las
diferencias cualitativas en el comportamiento de apego en los niños pueden verse influidas
por el comportamiento de los cuidadores (Grossman, 1995).

Infancy in Uganda: Infant Care and the Growth of Love,


Aisworth M. 1967
Mary Ainsworth

Este descubrimiento condujo a la clasificacion de los estilos de apego en la infancia y


adultez, que se considera un aspecto central de la aportación de la teoría del apego a la
psicoterapia. Además, Ainsworth contribuyó a la definición del concepto de “base
segura” y jugó un papel central en la evolución del concepto de apego mas allá de la
proximidad, incluyendo la influencia de las expectativas del niño sobre el cuidador.
Ainsworth identificó, de manera preliminar, el tipo de interacciones padres-hijo que tenían
mayor probabilidad de generar un estilo de apego seguro, asi como también los distintos
tipos de apego inseguro. La clave de esta diferencia se encontraba en los patrones de
comunicación entre el niño y el cuidador (Wallin, 2007).
En las díadas seguras, el niño expresa claramente su necesidad de consuelo tras la
separación, su alivio tras ser consolado cuando se reúne con la madre, y el estar preparado
para continuar con el juego. Las madres observadas en sus estudios podían leer las claves
no verbales de sus hijos de forma cuidadosa, respondiendo de manera acorde a la necesidad
del niño. Esta secuencia refleja una comunicación coordinada, que se ha descrito como
colaborativa o contingente.
En las díadas inseguras, los niños fracasaban en expresar su malestar, que se revelaba solo
indirectamente a través de su elevada tasa cardiaca y niveles de cortisol. Cuando se reunían
con las madre también fallaban en la expresión de su necesidad de consuelo. Los niños
evitativos inhibían la comunicación que invitaba a la conexión. Casi el caso contrario se
producía en los niños ambivalentes, que parecían amplificar las expresiones de apego. Estos
niños transmitían su preocupación por la disponibilidad de la madre, su malestar por la
separación era extremadamente severo, y su alivio al reunirse con la madre era poco
significativo. La comunicación de las necesidades de apego en los niños con apego
ambivalente parecía mantenerse en un nivel elevado a pesar de los esfuerzos maternos
(Ainsworth, 1969; Main, 1990, 1995; Slade, 1999).
Durante su investigación a través del procedimiento de la Strange Situation, observó
diferencias en los comportamientos de los niños: mientras la mayoría se encontraban
inequívocamente apegados a sus madres, una minoría no lograba ser consolado por sus
madres y fracasaban en la exploración, mientras que otros no demostraba evidencia de
apego en ningún sentido.
Ainsworth teorizó que estas variaciones inesperadas reflejaban diferencias en el cuidado
que los niños habían experimentado, haciendo mayor hincapié en la calidad más que en la
cantidad de cuidados recibidos por los niños. De esta manera, concluyó que la sensibilidad
de las madres a las señales del niño era de gran importancia en el establecimiento de un
estilo de apego determinado. Finalmente, confirmó la idea de Bowlby de que el desarrollo
sano se basa en que ambas partes disfruten de la relación de apego.
En línea con esta teoría, Ainsworth y colaboradores (1978) definieron tres estilos de apego
o modalidades de interacción con los demás basadas en las expectativas del niño acerca de
la disponibilidad afectiva de sus cuidadores: estilo de apego seguro, estilo
ansioso/ambivalente, estilo evitativo. Posteriormente, Main y Solomon (1990) añadieron
un cuarto estilo: el apego desorganizado.
Acceso equilibrado a impulsos de exploración cuando los niños se sienten seguros y a buscar prote
la conexión con el cuidador cuando hay alguna dificultad. Las respuestas a la reunión con la
madre/cuidador, más que la separación, revela más acerca de la seguridad o inseguridad del apego
díada cuidador niño. Los niños seguros, tras haber experimentado malestar por la separación, se de
seguros casi inmediatamente cuando reconectan con la madre, y rápidamente vuelven al juego. Es
flexibilidad y resiliencia parece derivarse de las interacciones con una madre sensible, con un adec
Apego seguro nivel de responsividad (responsiveness) a las señales y comunicaciones del niño.

El niño no abandona la exploración y no parece afectado por la separación y retorno de la madre, s


aparente falta de malestar puede ser malinterpretada como calma. La indiferencia superficial del n
evitativo, así como la posible ausencia de comportamiento de apego, puede reflejar una acomodac
defensiva parecida al desapego que Bowlby había observado en niños de 2 y 3 años que habían su
separaciones forzosas de los padres. Ainsworth indicó que las madres de los niños evitativos había
rechazado activamente sus intentos de conexión (Ainsworth et al., 1978), mientras que otros obser
observarían posteriormente que estas madres se aislaban cuando sus hijos parecían tristes (Grossm
Apego inseguro Grossmann, 1991). La inhibición de la expresión emocional, la aversión al contacto físico y a la bú
evitativo cuando se produce son signos del tipo de maternidad que produce niños evitativos (Main & Westo

Ainsworth identificó dos tipos estilos dentro de la categoría de apego ambivalente: los niños que s
muestran enfadados y los que se muestran pasivos. En ambos casos, los niños se manifiestan dem
preocupados por el paradero de la madre como para explorar libremente y ambos reaccionan a su p
con estrés intenso. Según las observaciones de Ainsworth, los bebés ambivalentes son hijos de ma
impredecibles o disponibles solo ocasionalmente y, aunque las madres no rechazan verbal ni física
los niños, su responsividad a las señales del niño se considera menos sensible. Las madres de bebé
ambivalentes paren desalentar la autonomía de los niños de forma sutil o no sutil.
– En el rencuentro, los niños considerados enfadados oscilan entre aperturas activas para la cone
la madre y expresiones de rechazo.
– Por otro lado, los niños considerados pasivos parecen capaces sólo de acercamientos débiles o
Apego inseguro implícitos de consuelo, como si estuvieran demasiado abrumados para acercarse directamente a la
ambivalente Incluso en su presencia, estos niños buscan a una madre que no se encuentra allí.

Descripción de los estilos de apego Ainsworth et al., 1978 (Adaptado de Gillah et al., 2016; Wallin,
2007)

Sucesivamente a Mary Ainsworth, Main & Solomon (1990) encontraron que algunos niños
presentaban respuestas inexplicables, contradictorias o extrañas en presencia de los padres,
e introdujeron una nueva categoría en la clasificación inicial el apego inseguro: el estilo
desorganizado. Según los mismos autores el apego desorganizado probablemente no fue
detectado hasta ese momento debido a que este tipo de comportamientos (que a menudo no
duraban mas de 10 o 30 segundos) solo se consideraban en el contexto del comportamiento
del niño como un todo en la Strange Situation (Main y Solomon, 1990). Por esta misma
razón, muchos de los niños considerados desorganizados fueron considerados con una
clasificacion alternativa de su conducta general en la Strange Situation, como seguros,
evitativos o ambivalentes.
Main hipotetiza que el apego desorganizado aparece cuando la figura de apego se
experimenta simultáneamente como base segura y como fuente de peligro, cuando el
niño (preprogramado para dirigirse al cuidador en momentos de peligro) vivencia impulsos
contradictorios de aproximación y evitación.
Intentando comprender su hallazgo, Main propuso que la desorganizacion en el niño es el
resultado no solo de las interacciones con los padres cuyo abuso o maltrato es
evidentemente atemorizante, sino también en interacciones en las que el niño percibe al
padre como asustado. El apego desorganizado puede aparecer en las interacciones del niño
con cuidadores que son atemorizantes, están asustados o disociados.

Los niños con este estilo de apego son capaces de representarse la figura de apego cuando ésta n
físicamente disponible. Esperan su regreso y, mientras tanto, exploran el ambiente e intentan int
Apego seguro con el entorno.

Los niños con este estilo de apego se muestran imperturbables cuando la figura de apego no est
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso y, cuando ésta regrese, no le prestan mucha atención,
evitativo manteniéndola a distancia.

Los niños con este estilo de apego presentan una ansiedad muy fuerte cuando la figura de apego
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso llorando y protestando y, cuando ésta regresa, no se ca
ambivalente facilidad.

Los niños con este estilo de apego se muestran asustados, confusos, apáticos, desorganizados, b
rechazan al cuidador, no saben manejar la angustia ante la separación cuando la figura de apego
presente. Cuando ésta regresa, el estado de desorganización perdura hasta derivar en hiperexcita
Apego inseguro Todo ello se relaciona con experiencias relacionales tempranas muy dolorosas y caóticas. No ha
desorganizado organizarze para responder de una forma regular y característica en la relación con sus cuidador

Descripción de los estilos de apego adaptado de Ainsworth (1978), Main y Solomon (1986)

Mary Main: representaciones mentales del Apego y


Adult Attachment Interview
La contribución más relevante de Mary Main, la Adult Attachment Interview (AAI),
permitió a los investigadores empezar a explorar el mundo interno del apego en la
adolescencia y en la etapa adulta así como también comprender la forma en que los estilos
de apego parentales pueden influir en el estilo de relación (o de apego) de los hijos.
Las investigaciones de Main con niños de 6 años y sus padres, desplazó el foco de la
investigación desde el mundo relacional externo al mundo interno o de las
representaciones mentales. Su investigación se diseñó para comprender las relaciones
objetales internalizadas que se pueden resumr en la historia de apego de la persona en una
compleja red de recuerdos, emociones y creencias que, a su vez, influyen en el
comportamiento de apego presente y futuro (Wallin, 2007).

Mary Main

La AAI consiste en una serie de preguntas que dirigen explícitamente la atención a


recuerdos relacionados con el apego. Tras solicitar una descripción general de la relación en
la infancia con ambos progenitores, los entrevistados son invitados a seleccionar cinco
adjhetivos o frases para describir su relación temprana con cada uno de los padres, y
posteriormente, a apoyar estas descripciones con ejemplos.

Según Main, los modelos operantes internos (IWM) del apego pueden ser registrados a
partir de patrones característicos de tipo narrativo, discursivo y comportamental. A
partir de esta idea, diseñó una entrevista clínica semi-estructurada, denominada Adult
Attachment Interview (AAI), en la que solicitaba a los padres de su estudio que recordaran
y reflexionaran sobre la historia de sus relaciones con sus propios padres, incluyendo
experiencias de pérdida, rechazo y separación (Slade, 2000; Goerge, Kaplan & Main, 1984,
1985, 1996).
Considerando que el lenguaje puede transmitir más de lo que revela, y que las
representaciones internas son en su mayoría insconscientes y por ello no verbalizables,
Main concentró su atención en la forma en que los padres de su estudio utilizaban las
palabras, más que en el contenido concreto. La investigación longitudinal de Main
proporcionó dos descubrimientos principales que tuvieron como consecuencia el paso
de la investigación del apego centrada en el comportamiento a la investigación
centrada en la representación.
1. Encontró una correlación entre el comportamiento del niño en la Strange Situation a los
12 meses y la estructura de sus representaciones mentales cinco años después.
2. Encontró una correlación intergeneracional entre el comportamiento del niño en la
Strange Situation y la actitud de los padres en relación con el apego.
Según Main, diferentes patrones de interacción madre hijo pueden conducir al desarrollo no
solo de distintos comportamientos, sino también de distintos procesos representacionales,
por ello, los modelos operantes internos de apego se basan en las interacciones tempranas
(Main, 2000).

Además los modelos operantes (IWM) de los padres ejercen una influencia en la


calidad de las interacciones tempranas y, a su vez, moldean los modelos operantes del
niño. Main encontró una correlación significativa entre la seguridad del apego de los niños
y el “estado mental con respecto al apego” de sus padres. De manera más especifica, las
clasificaciones en la Strange Situation predijeron los resultados en la AAI y, de la misma
manera, esta correlación también se producía de manera inversa (Main et al., 1985).
Sorprendentemente, las predicciones a través de la AAI pueden ser realizadas cuando se
administra la entrevista a los padres antes del nacimiento del niño (van IJzendoorn, 1995).
Los estudios de Main revelaron importantes diferencias entre las transcripciones de la AAI
de padres con hijos con un estilo de apego seguro y las de los padres con hijos con un estilo
de apego inseguro (Main et al., 1985; Main, 1991, 1995, 2000; Siegel, 1999).

En el Adult Attachment Interview (AAI), los padres con hijos con un estilo de apego
seguro se muestran capaces de implicarse de forma cooperativa con el entrevistador,
demuestran mayor facilidad en la recuperación, atención y objetividad en la exploracion de
sus historias de apego.
En el Adult Attachment Interview (AAI), los `padres con hijos con un estilo de apego
inseguro manifiestan un patrón general de dificultad en el mantenimiento de un discurso
coherente y colaborativo. Se pueden distinguir tres patrones particulares de incoherencia y
falta de colaboración que se corresponden a los patrones de inseguridad observados en la
Strange Situation con los hijos:
1. Evitativo: los padres fueron considerados “rechazantes” (dismissing) dado que tendían a
minimizar el valor e influencia del apego, e insistir en su falta de recuerdo de
experiencias relacionadas con el apego;
2. Ambivalente: padres descritos como “preocupados” dado que parecían exprimentar el
apego como intrusivo en su momento presente;
3. Desorganizado: padres intermitentemente desorganizados o desorientados en la
exposición de experiencias pasadas, caracterizados como “no resueltos o
desorganizados” .
https://psisemadrid.org/teoria-del-apego/

La Teoría del Apego de Bowlby.


Etapas y Características
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Características

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En la psicología moderna el apego es considerado como una relación


emocional especial, la cual se relaciona con un intercambio de placer, cuidado,
seguridad y confort. Este concepto de apego no habría podido establecerse de
no ser por la teoría del Apego de John Bowlby (1979), la cual constituye la
investigación más profunda que se ha realizado hasta ahora sobre dicho tema.

Sin embargo, los orígenes del concepto de apego se remontan a las teorías


de Freud sobre el amor . El trabajo de John Bowlby consistió en una
investigación más extensa, la cual se encargó de definir de forma más exacta
el concepto al referirse al apego como un “conexión psicológica
duradera” que se da de forma natural en los seres humanos.

La teoría del Apego de Bowlby se basó en los postulados psicoanalíticos,


aunque existen otras importantes escuelas de psicología, al estar de acuerdo en
que las primeras experiencias que se dan en la infancia tienen un papel
importante en el comportamiento y desarrollo humano posterior.

Según las investigaciones de John Bowlby, los estilos de apego de cada


persona se establecen de acuerdo a la forma en que un niño se relacione con
su cuidador.

De hecho, también creía que el apego podría formar parte de la naturaleza


humana, partiendo de la creencia de que nuestros antepasados no podrían
haber sobrevivido si no hubieran creado fuertes vínculos emocionales para
trabajar en equipo.
3 claves de la teoría del Apego de John
Bowlby

Para comprender en profundidad la teoría del Apego de Bowlby es necesario


conocer sus tres postulados clave.

𝓛𝓪 𝓹𝓻𝓲𝓶𝓮𝓻𝓪 establece que cuando un niño posee plena confianza en que


su criador siempre estará disponible para él, será menos probable que
experimente miedo en comparación con un niño que no confía en que su
cuidador siempre estará para él.

𝓛𝓪 𝓼𝓮𝓰𝓾𝓷𝓭𝓪 propuesta de la teoría del Apego de John Bowlby sugiere


que la confianza mencionada en la primera propuesta se construye durante
la infancia y la adolescencia, etapas consideradas críticas en el desarrollo
humano una de ellas, las diferentes etapas de la adolescencia.
Asimismo, consideraba las expectativas que el niño desarrollara sobre las
relaciones humanas en estas etapas, en la mayoría de los casos lo
acompañarían durante el resto de su vida.

𝓛𝓪 ú𝓵𝓽𝓲𝓶𝓪 𝓹𝓻𝓸𝓹𝓾𝓮𝓼𝓽𝓪 menciona que las expectativas mencionadas en


la segunda propuesta están directamente relacionadas con la experiencia de
la persona. Esto quiere decir que un niño tendrá expectativas de que su
cuidador estará disponibles para él si en el pasado ya lo ha estado.

Características de la teoría del Apego de


John Bowlby (1980)

Otro aspecto importante de la teoría del Apego de John Bowlby son las
características que distinguen al apego. Según este psicólogo son
cuatro: mantenimiento de proximidad, refugio seguro, base segura y
angustia de separación.

4 Características de la teoría de John


Bowlby

1. Mantenimiento de proximidad
El mantenimiento de proximidad era definido por Bowlby como el deseo
de estar cerca de aquellas personas con las que se había creado un
vínculo.

2. Refugio seguro en el que buscar consuelo y seguridad ante


el peligro una amenaza.
El refugio seguro es la característica que sugiere que el apego es una figura
utilizada para sentir seguridad y comodidad ante aquellas situaciones que
puedan representar una amenaza o un miedo.

3. Base segura desde la cual explorar el mundo


La base segura es una característica relacionada con la capacidad del niño de
sentir que puede explorar el ambiente circundante sin peligros, gracias al
apego.

4. Angustia por separación


Por último, la angustia de separación no es una característica generada por el
sentimiento de apego, sino por su ausencia.
Etapas del apego según John Bowlby

Según John Bowlby, el apego no se formaba de manera inmediata, sino que


era necesario que pasara por cuatro fases para construirse. Si bien es cierto
que estas fases pueden identificarse en la relación entre un niño y su cuidador,
lo más común, es presenciarlas en la evolución de la relación entre una
madre y su hijo.

Las cuatro etapas del apego son las siguientes:


① Fase de preapego según la teoria de John Bowlby
Se trata de la primera fase y ocurre en las primeras seis semanas de la vida
humana. En esta etapa el niño acepta sin inconvenientes a cualquier persona
capaz de ofrecerle comodidad. Por ello, es natural que no se pueda percibir
ninguna clase de preferencia del bebé por alguna persona en específico.
Un detalle destacado de esta etapa es que es posible visualizar cómo el niño
cuenta con conductas innatas que le facilitan obtener la atención de
personas adultas. El ejemplo más notable es la forma en que los recién
nacidos responden a los estímulos externos intentando provocar el contacto
físico.

Al tratarse de una fase de preapego, el reconocimiento materno por parte


del niño es muy básico, de manera que el vínculo de apego es bastante débil.
Por ello, apenas pueden visualizarse las primeras muestras del desarrollo del
vínculo de apego cuando la fase está cerca de culminar.

② Fase de formación según la teoría de Bowlby


Esta etapa comienza después de transcurridas las seis semanas de la fase de
preapego y tiene una duración de aproximadamente ocho meses. En esta
etapa ya puede visualizarse la angustia de separación cuando el niño pierde
el contacto con los adultos.

No obstante, todavía no es posible presenciar que el niño le dé una especial


atención a la ausencia materna. Asimismo, tampoco rechaza por completo la
interacción con desconocidos.

La fase de formación se caracteriza porque el niño comienza a ajustar su


conducta. También es posible notar una respuesta más clara en la forma en
que interactúa con su cuidador o su madre. Sin embargo, la ansiedad de
separación se presenta cuando deja de experimentar contacto con adultos, no
necesariamente con su progenitora.

③ Fase de apego según la teoría de John Bowlby


La fase de apego se presenta entre los seis u ocho meses, dependiendo de
cuando culmine la fase de formación y tiene una duración aproximada de
dos años. Es a partir de esta etapa que se forma un verdadero vínculo de
apego. La muestra más clara de esto es que, cuando el niño es separado de su
madre, experimenta enfado.
Asimismo, es en esta etapa que puede notarse un rechazo físico por parte del
niño ante los desconocidos, quienes puede identificar como amenazas. Es
por esto que durante el desarrollo de esta etapa las acciones del infante están
orientadas a obtener la atención de su progenitora, pues siente la necesidad de
su presencia.

④ Fase de relaciones recíprocas según la teoria de John


Bowlby
La fase de relaciones recíprocas es la última fase de apego y comienza a
desarrollarse desde los veinticuatro meses. En esta etapa el niño ya ha
aprendido que la ausencia de su madre es temporal, de manera que adquiere la
capacidad de calmar la ansiedad al estar lejos de ella.

Por otra parte, el niño también es capaz de crear representaciones mentales de


su progenitora gracias a la aparición del lenguaje. Esto le ofrece al niño un
recurso que le permite predecir que retorno de su madre, haciendo que su
ausencia resulte más llevadera para él. También es común que el niño
planifique estrategias orientadas a planificar los retornos a su hogar.
Por último, hay que mencionar que cuando termina esta etapa de apego, la
relación afectiva ya es sólida tanto de parte de la madre como del niño. Es por
esto que el contacto físico pierde un poco la importancia. No obstante,
la necesidad del niño de encontrar a su madre para sentirse seguro puede
manifestarse ocasionalmente.

La diferencia en comparación a cuando el apego continuaba formándose es


que es que ahora el niño es consciente de que su madre estará disponible
para él si la necesita, incluso cuando no exista el contacto físico.

Tipos de apego según John Bowlby

John Bowlby teorizó la existencia de cuatro tipos diferentes de apego:

Apego seguro
Se considera el apego más sano a nivel emocional. Surge en los casos en que el niño es
capaz de confiar en que sus padres no le van a fallar, de manera incondicional. Para que se
dé, el cuidador debe proporcionar no solo seguridad al niño, sino que también debe
esforzarse por tener suficiente contacto y comunicación.

Las personas que cuentan con este tipo de apego no tienen dificultad para establecer
vínculos íntimos con los demás. Asimismo, tampoco tienen miedo al abandono. Esto hace
que les resulte fácil tener una vida adulta independiente, sin que esto implica prescindir
de los vínculos afectivos y las relaciones personales.

Los niños que cuentan con apego seguro exploran el medio ambiente también cuando se
encuentran en compañía de su cuidador y se intranquilizan cuando este no está. A nivel
emocional se sienten validados, por lo que les resulta fácil relacionarse con su entorno.

Apego ansioso y ambivalente


Las personas con ambivalencia emocional tienen una tendencia a sentirse angustiados.
Los niños que desarrollan esta forma de apego no confían en sus cuidadores, por lo que al
crecer experimentan una sensación de inseguridad e incertidumbre. La causa de esta falta
de confianza se debe a que los cuidados que recibieron fueron ambivalentes e
inconsistentes.

A raíz de esto, es común que sientan angustia y miedo ante las separaciones. Incluso les
puede resultar difícil recuperar la calma cuando reaparece la figura del apego.

Cuando exploran el medio ambiente no lo hacen con mucha calma y suelen vigilar a su
cuidador. Constantemente tienen miedo de que la figura del apego se aleje, razón por la que
no se calman cuando este regresa, pues sienten que en cualquier momento puede volver a
desaparecer.

También buscan la aprobación de sus cuidadores en su accionar. Son cuidadosos para no


alejarse de sus cuidadores.

Apego evitativo
Esta forma de apego es típica de los niños cuyos cuidadores no les proporcionan suficiente
seguridad. Esto los ha obligado a desarrollar una distanciamiento social y autosuficiencia
compulsiva con respecto a sus creadores.

Se caracterizan por no llorar cuando la figura del cuidador desaparece. De hecho, buscan


evitar el contacto. Es común que tal conducta se confunda con seguridad, pero lo cierto es
que en el fondo produce malestar en el niño.

Es por esto que quienes desarrollan este tipo de apego crecen con un sentimiento de que son
poco valorados y lidian con altos niveles de estrés emocional, lo que eventualmente se
traduce en dificultad para desarrollar relaciones íntimas en la etapa adulta.

Apego desorganizado
Es una especie de mezcla entre el apego evitativo y el ansioso y ambivalente. Surge
cuando los cuidadodres tienen una conducta negligente e insegura. Los niños que lo
desarrollan presentan una conducta contradictoria e inadecuada, hasta el punto de que
pueden sentir miedo de sus cuidadores, a la vez que desconfían de los mismos.
Las personas que crecen con esta forma de apego tienen problemas para gestionar sus
emociones y con frecuencia reaccionan ante su entorno de manera impulsiva o
explosiva.

¿Cómo se relaciona la teoría del apego


con la Teoría de Erik Erikson?

El psicoanalista estadounidense Erik Erikson sentó las bases de la psicología


del desarrollo en la década de 1950, cuando elaboró la teoría de las ocho
etapas del desarrollo humano.

En él, argumentaba qué, desde el nacimiento hasta la vejez, experimentamos


ocho conflictos que permiten el desarrollo psicosocial y personal.

Cuando nos enfrentamos a un conflicto y conseguimos resolverlo,


«mejoramos como personas». Si no superamos estos conflictos, es posible que
no desarrollemos las habilidades necesarias para afrontar el futuro.
Según Erikson, las elecciones se centran en satisfacer ciertas necesidades
sociales y culturales más que las puramente biológicas.

Las personas necesitamos sentir que el mundo es un lugar de confianza, que


somos individuos dignos ,y con capacidad hacer una contribución a la
sociedad y que hemos vivido una vida con sentido. Todos estos
son motivaciones psicosociales.

Durante la primera etapa según la teoria de Erikson, la etapa de Confianza y


Desconfianza (0-18 meses), el niño desconfía inicialmente de todo el mundo,
pero poco a poco aprende a confiar (o desconfiar) en los demás y a distinguir
entre los que son dignos de confianza y los que no.

La confianza es una variable estrechamente ligada al afecto y a las relaciones


sociales.
En las primeras etapas, esta confianza tiene la característica más básica del
mantenimiento. Es decir, el niño confía o desconfía de que la persona que le
cuida, satisfaga sus necesidades básicas.

Resumiendo este punto:


En las primeras etapas del desarrollo, de los 0 a los 18 meses aprox., el niño
confía o desconfía que la persona que le cuida satisfaga sus necesidades
básicas.

Según la teoría de Bowlby, ¿por qué


es importante el vínculo del niño con
su madre?

Según Erikson el Apego está relacionado con la confianza-desconfianza en


un entorno motivacional psicosocial. Mientras que Jonh Bowlby defiende
que, entre el bebé y el cuidador, se da una necesidad biológica de buscar el
vínculo con la madre o padre que le dará la seguridad: un refugio necesario.

Importancia de la teoría del apego

La importancia de esta teoría radica en que gracias a ella se determinó que


la calidad del apego durante la infancia tiene un papel fundamental en
el modelo mental que se tendrá durante la vida adulta. Esto influye no
solo en la forma en que se van a gestionar las emociones, sino también en
los miedos y la forma de relacionarse con otras personas.

Los niños que logran desarrollar una figura de sí mismos y de apego


positiva, experimentarán sentimientos de alegría, confianza, bienestar y
seguridad. Por el contrario, quienes desarrollan una figura de apego
negativa, experimentarán sentimientos de ira, miedo, desconfianza e
inseguridad.

Desde una perspectiva de crianza, la teoría contribuyó a darle mayor


importancia a los primeros años de vida de los niños. Todo desde un
enfoque en establecer una relación segura y con vínculos fuertes, donde los
infantes puedan sentirse protegidos y cuidados.

Por otro lado, en el caso de la vida adulta, la teoría también estableció las
bases sobre cómo sustituir el tipo de apego adquirido en la infancia por
uno más sano durante la adultez. De esta manera, aquellas personas que
vivieron una infancia con cuidadores negligentes, pueden ser capaces de
establecer vínculos sanos de pareja, amistad o laborales.

¿El apego es bueno o malo?


En esencia, el apego no es malo. De hecho, la psicología lo considera una
parte natural de los seres humanos. La clave está en estar consciente de cuál
es el más sano, de manera que la posible presencia de sentimientos de
ansiedad no logren nublarlo, generando vínculos insanos.

En este sentido, se considera que el apego seguro es el que permite contar


con mayor bienestar emocional y una sana independencia, sin tener que
renunciar al establecimiento de vínculos.

Cuando no se adquiere durante la infancia, es posible aprenderlo durante la


edad adulta. Tan solo hay que centrarse en la idea de que es importante
conectarse consigo mismo, pero que también se necesita de los demás.

Problemas de apego

Generalmente, las personas con apego seguro no deberían tener que lidiar
con problemas de apego, pues contaron durante su infancia con cuidadores
o padres que siempre respondieron a sus necesidades, estuvieron accesibles
a nivel emocional y también han sido beneficiados a nivel de genética y
temperamento.

Esto se traduce en que en su interior llevan una especie de “mapa” de


figuras del apego que imprimen en las personas que les rodean. Esto les
permite sentir a priori que las otras personas son confiables y dignos de
amor, a la vez que logran mantener un equilibrio entre la dependencia y
la independencia.

En la vida diaria esto ayuda a lidiar de manera más óptima con el duelo y
con las separaciones. Se trata de personas que saben de qué forma abrirse
emocionalmente ante los demás y mostrar vulnerabilidad sin sentir que
estarán amenazados. Además, pueden romper aquellos vínculos que
saben que no les convienen sin inconvenientes.
Esto les genera una mayor resiliencia ante los problemas. Asimismo, los
previene de actitudes como la manipulación control o celos. Simplemente,
tienen tanta confianza que no necesitan recurrir a tales actitudes. De manera
que un mayor nivel de apego seguro implica un bienestar mayor.

Ahora bien, en contraste a todo esto, están los problemas de apego. Estos se
dan cuando las personas presentan cualquiera de los otros tres tipos de
apego. Estas personas pueden tener problemas para mostrarse vulnerables o
para confiar en los demás, lo que los puede llevar a desarrollar actitudes
tóxicas como celos patológicos o una tendencia a la manipulación.

La clave para solucionar tales problemas consiste en trabajar en la conexión


consigo mismo, de manera que el espacio interior se vuelva seguro. El
enfoque debe estar en la compasión personal y la auto observación.
Además, se debe intentar sanar las heridas traumáticas del pasado,
identificándolas y trayéndolas al presente.

Algunas técnicas o actividades que pueden ayudar a conseguir estos


objetivos son la meditación, el mindfulness, la regulación emocional y
tratar de relacionarse con personas que cuentan con un apego seguro.

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