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https://www.psicologiamadrid.es/trastornos-
de-apego-como-afecta-vida-adulta/go, cómo
afecta a la vida adulta
Por otro lado, también se llegó a la conclusión que ciertos tipos de depresión
parecía derivar o estar influidas por los apegos inseguros en la infancia, siempre
teniendo en cuenta la multicausalidad de la depresión (no suele existir una sola
causa que la explique ni que la mantenga). La relación que se ha encontrado en
los estudios sería la siguiente:
El Apego ansioso-ambivalente estaría más relacionado con un tipo de
depresión denominada dependiente o anaclítica. En ella domina el miedo a
la pérdida del amor del otro, la necesidad de reasegurar el vínculo con el
otro (saber que no se irá, que se pueden fiar de él), y la necesidad de
relaciones confiables. Cuando se pierden se genera: Enojo, rabia, culpa,
ansiedad.
El Apego ansioso-evitativo estaría más relacionado con un tipo de
depresión denominada introyectiva o de alta autocrítica, donde la persona
tendería a buscar y a luchar constantemente por tener una autoimagen
positiva y con tendencia a la búsqueda de la perfección cosa que, como es
de esperar, difícilmente puede conseguirse. El no obtener estos resultados
le supondría sentimientos de desvalorización, culpa y fracaso.
SEGUNDO CONTENIDO
https://www.psicoactiva.com/blog/consiste-la-
teoria-del-apego/#:~:text=La%20idea%20central
%20de%20la,para%20luego%20explorar%20el
%20mundo.
https://youtu.be/HN4sXuXlOXo
La Teoría del Apego se centra en las relaciones y los lazos entre las
personas, en particular en las relaciones a largo plazo, incluyendo las
que existen entre padres e hijos y entre parejas románticas.
Contenido
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Pero lo que Bowlby observó fue que incluso aunque los siguieran
alimentando y cuidando, la ansiedad experimentada por los niños
cuando son separados de sus cuidadores primarios no disminuye. En su
lugar, encontró que el apego se caracteriza por patrones de
comportamiento y motivación muy específicos. Cuando los niños
tienen miedo, van a buscar la proximidad de su cuidador
principal con el fin de recibir tanto la comodidad como su atención.
¿Qué es el apego?
Como ya hemos visto, el apego es un vínculo emocional con otra
persona. Bowlby afirmó que los enlaces formados por niños con sus
cuidadores en sus etapas más tempranas, tienen un tremendo impacto
que no desaparece y continúa durante toda la vida.
Sugirió que este apego también sirve para mantener al bebé cerca de la
madre, lo que mejora las posibilidades de supervivencia del niño.
1. Fase Pre-apego
Desde el nacimiento hasta los 3 meses, los niños no muestran ningún
apego particular a un cuidador específico. Señales del bebé como el
llanto y el malestar natural atraen la atención del cuidador, y las
respuestas positivas del bebé estimulan al cuidador a permanecer cerca
para así poder atenderle.
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3. Fase de apego
En este punto, entre los 7 a los 11 meses de edad, los bebés muestran
un fuerte apego y la preferencia por un individuo específico.
Protestan cuando se les separa de la figura de apego primario (ansiedad
de separación), y comienzan a mostrar ansiedad con los extraños
(ansiedad ante los extraños).
Aunque este proceso puede parecer sencillo, hay una serie de factores
que pueden influir en cómo y cuándo vínculos se desarrollan. En primer
lugar, si los niños que no tienen una figura de atención primaria, como
sucede en los orfanatos, pueden no desarrollar el sentido de la
confianza necesaria para formar un apego seguro. En segundo lugar, la
prestación de cuidados de calidad es un factor vital. Cuando los
cuidadores responden de forma rápida y consistentemente, los niños
aprenden que pueden depender de las personas que son responsables
de su cuidado, que es la base fundamental para la unión.
Apego evitativo
Los niños con un apego evasivo tienden a evitar padres o cuidadores.
Este tipo de apego se da cuando el cuidador deja de atender
constantemente las señales de necesidad de protección del niño, lo que
no le permite desarrollar el sentimiento de confianza que necesita. Se
sienten inseguros hacia los demás y esperan ser ignorados debido a las
experiencias pasadas de abandono. Cuando se les ofrece varias
opciones, estos niños no muestran ninguna preferencia entre un
cuidador y un completo desconocido. La investigación ha sugerido que
este estilo de apego podría ser el resultado de los cuidadores abusivos o
negligentes. Los niños que son castigados por depender de un cuidador,
aprenderán a evitar la búsqueda de ayuda en el futuro.
Apego desorganizado
Los niños con un apego desorganizado a menudo muestran una mezcla
confusa de comportamientos y pueden parecer desorientados,
aturdidos o confundidos. Estos patrones son debidos a que el cuidador
ante las demandas del niño, presenta respuestas desproporcionadas y/o
inadecuadas. Algunos investigadores creen que la falta de un patrón de
apego claro está relacionado con un comportamiento incoherente de
sus cuidadores. Esta conducta del adulto desorienta al niño, no le da
seguridad y le genera ansiedad adicional. En tales casos, los padres
pueden servir como una fuente de confort y una fuente de temor, lo que
lleva al pequeño hacia un tipo de comportamiento desorganizado.
Según Melanie Klein, las experiencias tempranas de frustración y
gratificación desempeñan un papel fundamental en la dinámica interna
del niño. Según Klein existen varios tipos de angustias (posiciones), una
caracterizada por el miedo de persecución, a que le ataquen o dañen y
otra caracterizada por el miedo a la pérdida y la culpa.
Esto, tanto una como otra forma de angustia esta en relación con el otro,
porque nos dañen o dañarles o perderles.
Apego aislado
El apego aislado se da en niños que han vivido con padres
enormemente controladores y negligentes a la vez, situación que
desemboca en un niño que se siente invadido de forma permanente.
Los progenitores tienen tanto poder en el control, que el hijo no lucha y
psicológicamente se retira. Son niños que se portan muy bien, pero les
falta vitalidad, y tienen la propensión a ser extremadamente críticos
consigo mismos y manifiestan muchos miedos a ser invadidos y
controlados por otros.
PROTECTOR PROTEGIDO
CONTENEDOR CONTENIDO
IDEALIZADO DESPRECIADO
ACTIVO PASIVO
CRÍTICO DEVALUADO
INCOMPETENTE NECESITADO
¿Qué ocurre con los niños que no forman vínculos seguros? Al parecer el
hecho de no formar relaciones seguras tempranas puede tener un
impacto negativo en el comportamiento en la infancia tardía y durante
toda la vida. Los niños diagnosticados con trastorno
negativista desafiante, trastornos de conducta o trastorno de estrés
postraumático (TEPT), con frecuencia muestran problemas de apego,
posiblemente debido al abuso, la negligencia o el trauma. Los médicos
sugieren que los niños adoptados después de la edad de seis meses
tienen un mayor riesgo de problemas de apego.
Según Bowlby (1969, 1973, 1980), lo que permite desarrollar nuestra manera de ser y
relacionarnos con el entorno es una necesidad biológica innata: la relación de apego. El
sistema comportamental de apego es un mecanismo evolutivo diseñado para aumentar la
probabilidad de supervivencia y éxito reproductivo. Como tal, el sistema de apego se
considera un componente de la programación genética humana (Bowlby 1969/1982). Este
conjunto de respuestas innatas de apego, instintivas ante la amenaza y la inseguridad del
entorno se demuestran en tres tipos de comportamientos:
1. Búsqueda, control e intentos de mantener la proximidad con una figura de apego, a
través de las conductas de llorar, llamar o pegarse al adulto. Se trata de un repertorio
biológicamente organizado del niño para establecer la proximidad con el cuidador y
asegurarse su protección y cuidado.
2. Uso de la figura de apego como base segura desde la que explorar ambientes y
experiencias no familiares (Ainsworth, 1963). El sistema comportamental de
exploración permite al niño sentirse libre de explorar el entorno y, cuando se encuentra
temporalmente ausente, necesita de que la figura de apego se encuentra disponible como
base segura para proporcionar protección, apoyo y recarga emocional.
3. Recurrir a una figura de apego como base segura (safe heaven) en situaciones de
peligro o de alarma. Los seres humanos, al sentirse amenazados, buscan la seguridad
no en un lugar específico, sino en la compañía de personas consideradas más fuertes o
sabias (Bowlby, 1979).
Según Bowlby, el desarrollo del vínculo de apego a lo largo del primer año de vida es un
proceso gradual que pasa por cuatro etapas:
1. Fase inicial de pre-apego (1-2 meses). El niño no discrimina a quien dirige los
comportamientos de apego. La separación del cuidador primario puede no causar
malestar, y el comportamiento de búsqueda de proximidad puede dirigirse a distintas
personas disponibles.
2. Fase de instauración del apego (2-6 meses). El niño empieza a discriminar entre los
cuidadores y responde a ellos de forma diferenciada, manifestando preferencias.
3. Fase de exploración activa y búsqueda de proximidad (alrededor de los 7 meses)
o fase en que el apego completo resulta posible. El niño explora el entorno de forma
más activa y es capaz de buscar la proximidad con cuidadores específicos. En este
periodo es capaz de expresar completamente la búsqueda de proximidad y el
comportamiento relacionado con la base segura. Por esta razón se empieza a combinar
la preferencia por un cuidador con la protesta ante la separación de este.
4. Fase de la «relación corregida por los objetivos» (goal-corrected partnership),
alrededor de los 3 años. En esta fase el vínculo de apego se consolida según un mayor
nivel de sofisticación cognitiva del niño, negociando la proximidad a nivel psicológico o
simbólico en lugar de solo físicamente.
Aunque inicialmente en su teoría John Bowlby consideraba la proximidad física en sí se
como la meta principal del apego, esta visión ha evolucionado y se ha refinado con el paso
de los años. Actualmente se considera que el objetivo del comportamiento de apego del
niño no se reduce a la búsqueda de protección ante un peligro presente, sino también
a asegurarse de la disponibilidad del cuidador.
Hablando de que el objetivo del comportamiento de apego es el de que el niño se
asegure de la disponibilidad del cuidador, John Bowlby incorporó a su teoría una
dimensión interna al niño del apego: su valoración acerca de la disponibilidad afectiva
percibida en el cuidador, que depende de su experiencia previa en relación con la
disponibilidad percibida en el pasado (Bowlby, 1973).
En esta misma línea, Sroufe y Waters (1977) indicaron que la meta principal del sistema de
apego es la percepción de seguridad (felt security), un estado subjetivo que no depende
únicamente del comportamiento del cuidador, sino también de la experiencia interna del
niño, incluyendo su propio estado de ánimo y condición física.
Las experiencias tempranas de relación entre niño y la figura de apego confluyen en
los Modelos Operantes Internos del adulto (Internal Working Model – IWM). Un Modelo
Operante Interno (IWM) es un guión experiencial inconsciente, constituido por
pensamientos y expectativas de la persona que influye en su forma de relacionarse a lo
largo de todo el ciclo vital. Estos pensamientos y expectativas proporcionan al individuo un
conjunto de reglas sobre la direccionalidad del afecto (unidireccional o bidireccional), así
como modelos de creencias y comportamientos en las interacciones sociales (Bretherton &
Munholland, 1999).
Dada la necesidad biológica de apegarse, el niño debe adaptarse al cuidador, excluyendo de
forma defensiva cualquier comportamiento que pueda interrumpir el vínculo de apego. Si
por ejemplo un niño ha sido amado y cuidado por sus padres (o cuidadores),
internalizará este tipo de expectativas y, cuando sea adulto, será sociable y buscará nuevas
relaciones de aceptación y amor. Si un niño ha experimentado el no ser querido o cuidado
por las figuras de referencia, internalizará la expectativa de que probablemente nadie lo
querrá.
Algunos puntos clave de la teoría del apego según las palabras de Bowlby (1973,
p.235) :
“Cuando una persona está segura de que su figura de apego estará disponible para él
cuando lo desee, estará mucho menos dispuesto a experimentar miedo intenso o crónico
que una persona que, por cualquier razón, no tiene la misma seguridad”.
“Esta seguridad sobre la disponibilidad de las figuras de apego, o la falta de ella, se
construye progresivamente a lo largo del desarrollo (infancia y adolescencia). Las
expectativas que se desarrollan durante este periodo tienden a mantenerse
relativamente estables a lo largo del ciclo vital”.
“Las distintas expectativas acerca de la disponibilidad y sensibilidad de las figuras de
apego son un reflejo bastante preciso de la experiencia de la persona”.
Bowlby (1973) consideró que los Modelos Operantes Internos (IWM) que se derivan de
este vínculo influyen en los patrones comportamentales de la persona, son componentes
centrales de la personalidad y tienden a mantenerse relativamente estables a lo largo de la
vida. Esta continuidad se debe principalmente a la persistencia de los modelos mentales
acerca de uno mismo y del entorno, que se desarrollan en un contexto familiar estable
(Bowlby, 1973).
Por un lado, y a pesar de su orientacion psicodinámica, Bowlby rechazó la concepción
kleiniana de que las relaciones objetales internalizadas y las fantasías surgen del interior del
niño, en lugar de emerger (como el defendia) de las interacciones del niño con otras
personas. Por otro lado, Bowlby se vio influenciado por el modelo cognitivo de Jean Piaget
que subrayaba que las acciones del niño hacia los objetos tienen como resultado el
conocimiento tanto del mundo físico como del impacto del niño en el mismo, conocimiento
que se registra internamente en forma de esquemas. En la misma línea, Bowlby indicó que
las acciones repetidas de los niños con los cuidadores tiene como consecuencia el
conocimiento del mundo interpersonal, que se registra internamente en forma de Modelo
Operante Interno (Wallin, 2007).
Desde la infancia temprana, el Modelo Operante del apego (IWM) permite al niño y,
sucesivamente al adulto, reconocer patrones de interacción con el cuidador que se han
producido de manera repetida, y de esta manera “saber” cual será la siguiente acción del
cuidador. Dado que el modelo operativo influye tanto en las expectativas como en el
comportamiento que surge de estos, puede moldear las interacciones con otras personas, así
como también ser modificado por estas (Wallin, 2007).
A pesar de que las relaciones tempranas con los cuidadores son la base experiencial sobre
la que se generan estos modelos, el mismo Bowlby asumía que las representaciones del
apego asociadas a un específico Modelo Operante Interno (IWM) pueden redefinirse
en función de las experiencias y los cambios en el ambiente de cuidado (Bowlby, 1969).
Mary Ainsworth: La Strange Situation y la comunicación
en la relación de apego
Siguiendo el paradigma teórico de Bowlby, Mary Ainsworth (1969, 1978) subrayó que el
sistema de apego (innato y biológicamente dirigido) es modificable, y que las
diferencias cualitativas en el comportamiento de apego en los niños pueden verse influidas
por el comportamiento de los cuidadores (Grossman, 1995).
Ainsworth identificó dos tipos estilos dentro de la categoría de apego ambivalente: los niños que s
muestran enfadados y los que se muestran pasivos. En ambos casos, los niños se manifiestan dem
preocupados por el paradero de la madre como para explorar libremente y ambos reaccionan a su p
con estrés intenso. Según las observaciones de Ainsworth, los bebés ambivalentes son hijos de ma
impredecibles o disponibles solo ocasionalmente y, aunque las madres no rechazan verbal ni física
los niños, su responsividad a las señales del niño se considera menos sensible. Las madres de bebé
ambivalentes paren desalentar la autonomía de los niños de forma sutil o no sutil.
– En el rencuentro, los niños considerados enfadados oscilan entre aperturas activas para la cone
la madre y expresiones de rechazo.
– Por otro lado, los niños considerados pasivos parecen capaces sólo de acercamientos débiles o
Apego inseguro implícitos de consuelo, como si estuvieran demasiado abrumados para acercarse directamente a la
ambivalente Incluso en su presencia, estos niños buscan a una madre que no se encuentra allí.
Descripción de los estilos de apego Ainsworth et al., 1978 (Adaptado de Gillah et al., 2016; Wallin,
2007)
Sucesivamente a Mary Ainsworth, Main & Solomon (1990) encontraron que algunos niños
presentaban respuestas inexplicables, contradictorias o extrañas en presencia de los padres,
e introdujeron una nueva categoría en la clasificación inicial el apego inseguro: el estilo
desorganizado. Según los mismos autores el apego desorganizado probablemente no fue
detectado hasta ese momento debido a que este tipo de comportamientos (que a menudo no
duraban mas de 10 o 30 segundos) solo se consideraban en el contexto del comportamiento
del niño como un todo en la Strange Situation (Main y Solomon, 1990). Por esta misma
razón, muchos de los niños considerados desorganizados fueron considerados con una
clasificacion alternativa de su conducta general en la Strange Situation, como seguros,
evitativos o ambivalentes.
Main hipotetiza que el apego desorganizado aparece cuando la figura de apego se
experimenta simultáneamente como base segura y como fuente de peligro, cuando el
niño (preprogramado para dirigirse al cuidador en momentos de peligro) vivencia impulsos
contradictorios de aproximación y evitación.
Intentando comprender su hallazgo, Main propuso que la desorganizacion en el niño es el
resultado no solo de las interacciones con los padres cuyo abuso o maltrato es
evidentemente atemorizante, sino también en interacciones en las que el niño percibe al
padre como asustado. El apego desorganizado puede aparecer en las interacciones del niño
con cuidadores que son atemorizantes, están asustados o disociados.
Los niños con este estilo de apego son capaces de representarse la figura de apego cuando ésta n
físicamente disponible. Esperan su regreso y, mientras tanto, exploran el ambiente e intentan int
Apego seguro con el entorno.
Los niños con este estilo de apego se muestran imperturbables cuando la figura de apego no est
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso y, cuando ésta regrese, no le prestan mucha atención,
evitativo manteniéndola a distancia.
Los niños con este estilo de apego presentan una ansiedad muy fuerte cuando la figura de apego
Apego inseguro físicamente presente. Esperan su regreso llorando y protestando y, cuando ésta regresa, no se ca
ambivalente facilidad.
Los niños con este estilo de apego se muestran asustados, confusos, apáticos, desorganizados, b
rechazan al cuidador, no saben manejar la angustia ante la separación cuando la figura de apego
presente. Cuando ésta regresa, el estado de desorganización perdura hasta derivar en hiperexcita
Apego inseguro Todo ello se relaciona con experiencias relacionales tempranas muy dolorosas y caóticas. No ha
desorganizado organizarze para responder de una forma regular y característica en la relación con sus cuidador
Descripción de los estilos de apego adaptado de Ainsworth (1978), Main y Solomon (1986)
Mary Main
Según Main, los modelos operantes internos (IWM) del apego pueden ser registrados a
partir de patrones característicos de tipo narrativo, discursivo y comportamental. A
partir de esta idea, diseñó una entrevista clínica semi-estructurada, denominada Adult
Attachment Interview (AAI), en la que solicitaba a los padres de su estudio que recordaran
y reflexionaran sobre la historia de sus relaciones con sus propios padres, incluyendo
experiencias de pérdida, rechazo y separación (Slade, 2000; Goerge, Kaplan & Main, 1984,
1985, 1996).
Considerando que el lenguaje puede transmitir más de lo que revela, y que las
representaciones internas son en su mayoría insconscientes y por ello no verbalizables,
Main concentró su atención en la forma en que los padres de su estudio utilizaban las
palabras, más que en el contenido concreto. La investigación longitudinal de Main
proporcionó dos descubrimientos principales que tuvieron como consecuencia el paso
de la investigación del apego centrada en el comportamiento a la investigación
centrada en la representación.
1. Encontró una correlación entre el comportamiento del niño en la Strange Situation a los
12 meses y la estructura de sus representaciones mentales cinco años después.
2. Encontró una correlación intergeneracional entre el comportamiento del niño en la
Strange Situation y la actitud de los padres en relación con el apego.
Según Main, diferentes patrones de interacción madre hijo pueden conducir al desarrollo no
solo de distintos comportamientos, sino también de distintos procesos representacionales,
por ello, los modelos operantes internos de apego se basan en las interacciones tempranas
(Main, 2000).
En el Adult Attachment Interview (AAI), los padres con hijos con un estilo de apego
seguro se muestran capaces de implicarse de forma cooperativa con el entrevistador,
demuestran mayor facilidad en la recuperación, atención y objetividad en la exploracion de
sus historias de apego.
En el Adult Attachment Interview (AAI), los `padres con hijos con un estilo de apego
inseguro manifiestan un patrón general de dificultad en el mantenimiento de un discurso
coherente y colaborativo. Se pueden distinguir tres patrones particulares de incoherencia y
falta de colaboración que se corresponden a los patrones de inseguridad observados en la
Strange Situation con los hijos:
1. Evitativo: los padres fueron considerados “rechazantes” (dismissing) dado que tendían a
minimizar el valor e influencia del apego, e insistir en su falta de recuerdo de
experiencias relacionadas con el apego;
2. Ambivalente: padres descritos como “preocupados” dado que parecían exprimentar el
apego como intrusivo en su momento presente;
3. Desorganizado: padres intermitentemente desorganizados o desorientados en la
exposición de experiencias pasadas, caracterizados como “no resueltos o
desorganizados” .
https://psisemadrid.org/teoria-del-apego/
Otro aspecto importante de la teoría del Apego de John Bowlby son las
características que distinguen al apego. Según este psicólogo son
cuatro: mantenimiento de proximidad, refugio seguro, base segura y
angustia de separación.
1. Mantenimiento de proximidad
El mantenimiento de proximidad era definido por Bowlby como el deseo
de estar cerca de aquellas personas con las que se había creado un
vínculo.
Apego seguro
Se considera el apego más sano a nivel emocional. Surge en los casos en que el niño es
capaz de confiar en que sus padres no le van a fallar, de manera incondicional. Para que se
dé, el cuidador debe proporcionar no solo seguridad al niño, sino que también debe
esforzarse por tener suficiente contacto y comunicación.
Las personas que cuentan con este tipo de apego no tienen dificultad para establecer
vínculos íntimos con los demás. Asimismo, tampoco tienen miedo al abandono. Esto hace
que les resulte fácil tener una vida adulta independiente, sin que esto implica prescindir
de los vínculos afectivos y las relaciones personales.
Los niños que cuentan con apego seguro exploran el medio ambiente también cuando se
encuentran en compañía de su cuidador y se intranquilizan cuando este no está. A nivel
emocional se sienten validados, por lo que les resulta fácil relacionarse con su entorno.
A raíz de esto, es común que sientan angustia y miedo ante las separaciones. Incluso les
puede resultar difícil recuperar la calma cuando reaparece la figura del apego.
Cuando exploran el medio ambiente no lo hacen con mucha calma y suelen vigilar a su
cuidador. Constantemente tienen miedo de que la figura del apego se aleje, razón por la que
no se calman cuando este regresa, pues sienten que en cualquier momento puede volver a
desaparecer.
Apego evitativo
Esta forma de apego es típica de los niños cuyos cuidadores no les proporcionan suficiente
seguridad. Esto los ha obligado a desarrollar una distanciamiento social y autosuficiencia
compulsiva con respecto a sus creadores.
Es por esto que quienes desarrollan este tipo de apego crecen con un sentimiento de que son
poco valorados y lidian con altos niveles de estrés emocional, lo que eventualmente se
traduce en dificultad para desarrollar relaciones íntimas en la etapa adulta.
Apego desorganizado
Es una especie de mezcla entre el apego evitativo y el ansioso y ambivalente. Surge
cuando los cuidadodres tienen una conducta negligente e insegura. Los niños que lo
desarrollan presentan una conducta contradictoria e inadecuada, hasta el punto de que
pueden sentir miedo de sus cuidadores, a la vez que desconfían de los mismos.
Las personas que crecen con esta forma de apego tienen problemas para gestionar sus
emociones y con frecuencia reaccionan ante su entorno de manera impulsiva o
explosiva.
Por otro lado, en el caso de la vida adulta, la teoría también estableció las
bases sobre cómo sustituir el tipo de apego adquirido en la infancia por
uno más sano durante la adultez. De esta manera, aquellas personas que
vivieron una infancia con cuidadores negligentes, pueden ser capaces de
establecer vínculos sanos de pareja, amistad o laborales.
Problemas de apego
Generalmente, las personas con apego seguro no deberían tener que lidiar
con problemas de apego, pues contaron durante su infancia con cuidadores
o padres que siempre respondieron a sus necesidades, estuvieron accesibles
a nivel emocional y también han sido beneficiados a nivel de genética y
temperamento.
En la vida diaria esto ayuda a lidiar de manera más óptima con el duelo y
con las separaciones. Se trata de personas que saben de qué forma abrirse
emocionalmente ante los demás y mostrar vulnerabilidad sin sentir que
estarán amenazados. Además, pueden romper aquellos vínculos que
saben que no les convienen sin inconvenientes.
Esto les genera una mayor resiliencia ante los problemas. Asimismo, los
previene de actitudes como la manipulación control o celos. Simplemente,
tienen tanta confianza que no necesitan recurrir a tales actitudes. De manera
que un mayor nivel de apego seguro implica un bienestar mayor.
Ahora bien, en contraste a todo esto, están los problemas de apego. Estos se
dan cuando las personas presentan cualquiera de los otros tres tipos de
apego. Estas personas pueden tener problemas para mostrarse vulnerables o
para confiar en los demás, lo que los puede llevar a desarrollar actitudes
tóxicas como celos patológicos o una tendencia a la manipulación.