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Terapia Familiar

modelos y técnicas
Daniel Sánchez
y Cutiérrez

s c a d a vez m á s frecuente q u e las familia:; a c u d a n n


l e r a p i a e n u n i n t e n t o p o r d e s c u b r i r la n a t u r a l e z a d n m m
ificultades y para adquirir los elementos necsaarloa
u e l e s p e r m i t a n e n f r e n t a r l a s . A u n q u e s u s ori<|iun
las antiguos, no es sino hasta m e d i a d o s del MI
u e la t e r a p i a f a m i l i a r s e p o p u l a r i z ó c o m o u n a a l l m nuil
a d e t r a t a m i e n t o y e n la a c t u a l i d a d e s u n a a p m x n n ,
ue se encuentra en constante crecimiento.

Mtro. Daniel A. Sánchez y Gutiérrez, especialista l fl


r a p i a familiar, s e d i o a la t a r e a d e reunir un un
>ro, l o s p r i n c i p a l e s modelos de terapia lainilini
iracterísticas y conceptos básicos, los a u t o r a ! m I
conocidos, algunas de las técnicas utilizad
ayor frecuencia, así c o m o casos clínicos q i n ' i" i
tipo de intervenciones propias de cada i Ii l n
j l i c a c i ó n d e los c o n c e p t o s t e ó r i c o s e n el trabajo d i n 1

n las familias.
i Terapia familiar: modelos y técnicas, ni lm l m
c o r r e r á el f a s c i n a n t e camino d e la t u i a p i a lannli n
rtiendo desde sus antecedentes h a s t a l o s MHMII I
tuales, incluyendo la c o n t r i b u c i ó n a este c a m p u
lunos d e los teóricos mexicanos.
r sus características, Terapia familiar: m<><l
n i c a s , representa una excelente opción paia m l m
c i r s e e n e l c a m p o d e l a t e r a p i a f a m i l i a r , s u lu i
sarrollo y misterios.

rm.

\Titulos afines:
l e r a p i a de la pareja y familiar. Guía p r á c t i c a ; Mil vi >
.cinchez y Gutiérrez
Torapia b r e v e c o n parejas: Un e n f o q u e i n l o g r a d o i , i all><ni
/lanejo del e n f e r m o c r ó n i c o y s u familia (sistemas, hlnd i r l l l
y c r e e n c i a s ) ; Velasco/Sinibaldi
: ó m o criar a n i ñ o s e m o c i o n a l m e n t e s a n o s s a t i s f a c i e n d o
s u s c i n c o n e c e s i d a d e s v i t a l e s ¡y t a m b i é n las d o l o *
manual moderno9
p a d r e s ! , 2" e d . ; Newmark
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ha procurado una prescntación digna de su contenido y está poniendo todo su
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Moprloe Y TÉcN tctg
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Editorial El fillanual lfloderno
lTléxico, D.F. - Santafé de Bogotá
H,uroRrA DE LA TERAPTA FAMTLTAR
r.i.

I
L a profesión de terapeuta familiar surge como un apoyo a profesiones como
la psiquiatría, psicología, pedagogía y sexología. Es a finales de la década de
I 930 cuando se independiza de todas estas especialidades y se pronuncia como
una disciplina con fundamentos teóricos.
El movimiento se inicia en Alemania entre 1929 y L932. con Hirschfeld y
sus estudios de la familia; mientras que en 1930, en EUA, Popenoe abre
la clínica del Instituto Estadounidense de Relaciones Familiares en Los Án-
geles, California. Inicialmente él era el alma de la clínica; cobraba 3 dólares
por hora y 100 dólares por clínica de varias semanas de trabajo. Popenoe,
como biólogo y especialista en genética humana, inicia su formación en la
terapia familiar con el estudio social de las familias. Fue miembro delaAme-
rican Social Hygiene Association (Asociación Estadounidense de Higiene
Social) en Nueva York, y delaAmerican Genetic Association (Asociación Es-
tadounidense de Genética); además de editar el Journal of Heredíty. Él tiene
la distinción de introducir el término Marriage Counseling (Consejero matri-
mo-nial) al idioma inglés, como traducción del alemán Eheberatungsstellen,
el cual surgió en Viena y posteriormente se difundió por toda Europa. Po-
peonoe, probablemente más que otra persona, promovió el reconocimiento
público de la profesiót de Marriage Counseling. Sus artículos fueron publi-
cados en el Ladies Home Journal, que inició en 1945 con el título "Este ma-
trimonio se podrá salvar", para después continuar a través de la televisión, en
donde se presentaban casos terapéuticos que se editaban con el nombre de
Corte de divorcio,los cuales se transmitieron en los decenios de 1940 y 1950
(Popenoe, 1975).
(

Otros trabajos iniciales son los realizados por Abraham y Hannah Stone cuya prot'esión se relacionara indirectamente y que estuvieran en entrena-
durante el año de 1949, quienes trabajaron en tbrma independiente en dife- miento, preparación o iniciando su práctich y además mostraran interés en es-
rentes lugares de EUA. A. Stone publicó una pequeña historia de sus incursio- tablecer contacto con especialistas más avanzados en ese campo (Mudd y
nes en este campo en una clínica ubicada en Nueva York, unos cuantos meses Fowler, 1976).
después de la publicación de Popenoe en 1930, editó sus casos clínicos en el Simultáneamente pero en el otro lado del océano Atlántico, en Londres,
libro Emillt Mudd's. Bien sea el segundo o el primero en editar sus trabajos. Inglaterra, David y Vera Mace junto con otros colegas, investigaban con el
A. Stone debe recibir el crédito de ser pionero en la terapia familiar, pues ya fin de encontrar soluciones o, por lo menos, hallar una respuesta constnrcti-
la practicaba en su época de residente, en el año de 1930, y la había iniciado va para los crecientes problemas domésticos observados durante la primera
con anterioridad a ese año, en el l¡tbor Temple de Nueva York; en 1932 se cam- depresión económica y los de la Segunda Guerra Mundial. Así, en el año de
bió a la Community Church of New York, donde dirigió el centro de Ecumenical 1938 formaron el primer concilio de consejeros matrimoniales (el Marriage
Marriage (Matrimonio ecuménico) durante vaiios años. Por lo que respecta Guidance Council) y para 1943, éste se había convertido en el Concilio Na-
a los trabajos de Hannah, no existe suficiente información (Mudd, 1955). cional de Consejeros del Reino Unido (Nario nal Guidance Council af Great
El tercer pionero de la orientación familiar es la Dra. Emily Mudd, quien Britain). Ellos ofrecían una intervención que difería en mucho de los
estableció la práctica de terapia familiar en Filadelfia, en 1932. La doctora parámetros establecidos en el resto de Europa en el campo de la terapia fami-
Mudd se dedicó a la investigación de la terapia familiar, y en 1939 fue la pri- liar, así como de los que se ofrecían en EUA. Su forma de trabajo era la si-
mera en desarrollar un programa de evaluación (Mudd, 1955). Su libro guiente: variosBrofesionales de diferentes especialidades entrenaban a un gran
de casos clínicos figura entre los primeros que se editaron en este campo grupo de voluntarios quienes se preparaban para ofrecer orientación y apoyo
(Mudd, E., Stone A., Karpf M. y Nelson J. 1958). Ella fue también una de a las familias en crisis o desintegradas, con tarifas muy bajas, de acuerdo
las tres personas responsables de fundar la American Association of Mamiage con los ingresos de una clase trabajadora que vivía la depresión y los efectos
Counselors, AAMC (Asociación Estadounidense de Consejeros Matrimonia- de la Segunda Guerra Mundial. Así, en 1944, establecieron los lineamientos
les). En 1934, Dearborn, genetista social y terapeuta social en la YMCA de para formar orientadores familiares a través de estatutos y objetivos muy de-
Boston, invitó a la doctora Mudd para hacer el intento de formar y organizar finidos, los cuales siguen funcionando hasta la actualidad (Mace, 194511948).
el campo de la terapia familia¡, con los objetivos de establecer estándares,
intercambiar información y conocimientos respecto a las relaciones familia-
res; desaforn¡nadamente nada se obtuvo de esta primera entrevista. Posterior- p
n F9u.R99 R
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DE 14. IEBA4A $!-UJU4F
mente Dearborn se entrevistó con Stone para tratar los mismos puntos, pero
tampoco se obtuvieron resultados positivos. Finalmente estableció contacto
con Ernest Groves, quien respondió a esa misma inquietud y en abril de 1942, Continuando con la secuencia cronológica de los acontecimientos en el desa-
en la conferencia anual para matrimonios y familias que se celebró en Chapel rrollo de la profesión de terapia familiar, es necesario remontarse al pasado
Hill, N.C., Groves propuso el establecimiento de una asociación profesional de para ubicar de manera significativa y clara a los precursores. Fue en el dece-
orientación familiar. nio de 1950-1959 cuando los pioneros intercambiaban correspondencia y se
Ese mismo año, Dearborn y su colega, el psiquiatra Robert Laidlaw con- comunicaban sus inquietudes y estudios respecto de la terapia familiar, todas
vocaron a otros seis especialistas. El 2O de junio de 1942 asistieron, además éstas convergían en el Family Process, que apareció por primera vez en 1962.
de los ya mencionados, los doctores Groves, Mudd, Stone, Dickenson y Parker.
Así, de manera informal, se reunieron anualmente durante los siguientes tres
años bajo la supervisión de Dearborn. En abril de 1,945 eligieron formalmen- JOHN BELL
te a este último como su primer presidente, a Emily Mudd como vicepresi-
dente y a Roben Laidlau'como secretario tesorero, con lo que quedó fundada Tal vez, quien tuvo las ideas más claras en los inicios de esté movimiento fue
la AAMC con los siguientes lineamientos: es una organización profesional en John Bell, a quien se le puede llamar "el padre de la terapia famiiiar moder-
la que se,concentran los especialistas en orientación familiar, la cual tiene na" por sus publicaciones en el Saturday Evening. Una'tarde de agosto de
reglamentos y estatutos para establecer y mantener las pautas profesionales 195 l, el doctor Bell, entonces prol'esor de psicología de la Universidad
de los especialistas; éstas serían establecidas a través de las reuniones y las de Clark en Worcester, Masachusets, fue a visitar al doctor John Sutherland,
sesiones clínicas, y sus resultados, investigados y publicados. La membresía director de la clínica Tavistock en Londres. El doctor Sutherland platicaba
estaba abierta a los profesionales dedicados a este campo, a todos aquellos de algunos estudios realizados por él en su clínica, comentando sobre el
trabajo que realizaba uno de sus colegas (el doctor Bowlby), dijo: "tiene a toda NATHAN ACKERMAN
la familia del paciente asistiendo a terapia"; en ese momento sus respec-
tivas esposas entr¿¡ron para servir el té y el tema de la conversación cambió, Se debe mencionar como uno de los precursores de este campo a Nathan
pero unos días después, navegando de regreso a EUA, el doctor Bell recordó Ackerman, quien llegó a esta especialidad a través de la psiquiatría infantil
nuevamente la frase "tiene a toda la familia del paciente asistiendo a terapia", por su comprensión del papel de la dinámica familiar en la patología del pa-
y comentó: "yo veo a todos los miembros de la familia en forma independien- ciente. El comentó:
te y luego en una sesión conjunta; saber lo que estaban haciendo mis colegas
fue un gran impacto, después pensé que esto era importante y decidí usar la Durante la década de 1930-1939, cuando me encontraba realizando mi ¡nternado de
misma técnica". espec¡alización, la tarea más penosa era dar el reporte del avance del pac¡ente a sus
padres, en la visita semanal. En esos dfas parecía ser una tarea rutinar¡a, así era en-
De regreso a su clínica en la Universidad de Clark, le fue remitido para
tendido en aquellas épocas. Separar al pacienta de su núcleo famil¡ar era el detonante
consulta un joven de 13 años que había sido expulsado de su escuela en el que los hacla reaccionar de manera favorable durante la hospitalización: recuperarse
oeste de Masachusets por conducta violenta. El doctor Bell decidió trabajar y así poder abandonar el hospital para reun¡rse con su familia. Ese punto de v¡sta cam-
en forma conjunta, no sólo con sus padres, sino también con sus hermanos. El bió rápidamente después de haber terminado mi residencia hospitalaria. En los años
padre, quien trabajaba como banquero y tenía muchas ocupaciones, rechazó de la depresión económica, cuando me involucré en el estudio de los problemas men-
tales causados por la depresión en un pueblo m¡nero de Pensilvania, vi los efectos cau-
participar en las terapias; posteriormente aceptó, comentando: <<esto no tie- sados en Ia familia de un minero, sus experienclas fueron impactantes y me llevaron
ne sentido, es Bill,quien tiene los problemas, el resto de la familia está per- hasta el límite, a un campo inexplorado de la familia y su salud. Estudié a 25 fgmilias
fecta>>. En la primera y segunda sesión se revelaron conductas que el doctor donde el padre era el único proveedor de alimento. Algunos se encontraban sin trabaio
Bell menciona de esta manera: "La niadre es una persona muy rígida y per- por periodos de hasta cinco años; los mineros, acoslumbrados al desempleo, pasaban
los días en la calle o en el bar del pueblo, se sentían engañados y frustrados; se con-
feccionista, con hostilidad hacia Bill por ser hijo adoptivo. El padre es inca- solaban unos a otros para dar y recibir alivio, y para pasar los días de inactividad.
paz de enfrentarse a la esposa y busca escape por medio de la debilidad. De Hum¡llados como proveedores familiares, se quedaban fuera de sus casas lodo el día.
esta manera, debido al distanciamiento en la cúpula parental, Bill desarrolla Ellos tenían más pena que sus familias. Las esposas e hiios vivían la incertidumbre de
sus problemas de agresividad". Así, al atender a toda la familia en forma con- cada día, rechazando al padre y al esposo. Las esposas los castigaban o l¡mitaban
junta, el doctor Bell logró ver el panorama complero del problema (Bell, 1961). sexualmente, pues el hombre que no traía a casa su cheque de pago no era ya el jefe
del hogar; perdía la posición, respeto y autoridad en la familia; la esposa lo echaba a la
En 1953, el doctor Bell hace su primer reporte a un grupo de colegas, in- calle y buscaba consuelo en el hijo mayor. Así, la madre y el h¡jo usurpaban la posición
dicándoles el uso de nuevas técnicas de terapia con todo el grupo familiar, a de líderes de la familia. En estos miembros desemDleados se encontraban sentim¡en-
quienes atendía con técnicas individuales y grupales. Desafortunadamente, tos como depres¡ón, culpa, crisis psicosomát¡cas, desórdenes sexuales, cris¡s
hipocondriacas, pérdida de valores y de identidad, por tanto, la configuración de la fa-
estas primeras experiencias no tuvieron difusión científica, Sus trabajos se
m¡lia de los m¡neros era altamente modificada d€bido a la incaoacidad del hombre Dara
divulgaron en el libro Family Group Therapy (1961). cumplir su rol de proveedor fam¡liar (Ackerman, 1967).
De alguna manera el carácter y la decisión de Bell se reflejan en el reco-
nocimiento y respeto de sus colegas, como Ackerman. Bell comenta: Éstas y otras experiencias motivaron a Ackerman a creer que los problemas
emocionales se generan en la interacción familiar, en el medio que los rodea
Cuando Arthur Rosenthal me Didió escribir un artículo en la última edición del Ackerman
y la diniimica de la psique. Él llevó consigo estas ideas como psiquiatra in-
Classic Book, acepté inmediatamenle y sin reseryas. ¿Por qué reaccioné así?, porque
del pasado llegan memorias dolorosas. Recuerdo que cuando consulté este libro por fantil a la universidad Southard School. Posteriormente ingresó ala Menninger
primera vez en 1958, me provocó un sentimiento de hostilidad ya que mis prop¡as ideas Clinic, en Topeka, Kansas, donde se acostumbraba que el psiquiatra viera al
y teorías de la familia y de la terapia familiar se encontraban entonces más avanzadas paciente y el trabajador social a la familia de éste. Ackerman rompió con la
que las de Ackerman. P€ro posteriormente, los años nos proporc¡onaron una buena
rigidez de la consulta y permitió que los psiquiatras vieran a toda la familia,
am¡stad, las publicaciones en el Family Prccess nos acercaron más como colegas y
nos brindaron el entendimiento y la madurez profesional, la cual terminó, desafortu- como una nueva modalidad de tratamiento. También en su práctica privada
nadamente, con su repentina muerte. Esta mutua am¡stad nos oermitió entender nues- aplicó los nuevos conceptos de terapia y así descubrió, como anteriorrnente
tras diferencias y simil¡tudes prof esionales. lo había hecho Bowlby, que la intervención con toda la familia podría ser de
gran ayuda p¿ua romper el estereotipo del niño con problemas psiquiátricos.
Por su parte, Ackerman comentó: Su principal contribución no fue sólo el legado pragmático, también ofreció
Agradezco y reconozco con todo respeto la gran contr¡bución de Bell al campo de la conferencias, pláticas y publicaciones sobre la relación de las enfermedades
terapia familiar, por sus trabaios y la aportación de su obra Family Gtoup Therapy, ya psiquiátricas infantiles con la din¡ímica familiar. Él inició esta perspectiva de
que constituye un llbro de texto para la profesión de la terapia fam¡liar (Bell, 1961). ver a Ia familia como una unidad de tratamiento y diagnóstico, e inició a su
(

equipo de colegas en las visitas familiares <le sus pacientes. Su artículo. en comunidad de Wisconsin, como jet'e de psiquiatría y posteriormente corno
cooperación con Sober. Family Diagnosis and Approach to the Prescltt¡ol miembro del seminario luterano en St. Paul, Minesota, no le permitieron
Child, se convirtió en un documento fundamental de la teoría f'amiliar. En 1955 tomar parte activa dentro dei movimiento vanguardista de la terapia familiar.
organizó y dirigió las primeras sesiones de diagnóstico familiar que se lleva- en donde se intercambiaba intormación mediante reuniones y publicaciones.
ron a cabo durante la reunión de la American Orthopsychiatric Association Nunca perteneció al grupo de escritores del Farnily Process, ni estableció
(Ackerman, Baterman y Sherman, 1962). alguna institución que continuara con sus conceptos renovadores (Midel-
En 1957 fundó e inauguró la Famíly Mental Healt Clinic of Jewish Famity fort. 1957).
Services en Nueva York; en 1960, publicó su libro The Psychodl,namics of
Family Lift, referente al diagnóstico y tratamiento de las relaciones familia-
res; Pero su mayor aportación de servicios clínicos fue la fundación en 19ó0, THEODORE LIDZ
del Family Institute e Nueva York, que después de su muerte recibió el nom-
bre de Ackerman Institute. Theodore Lidz fue uno de los fundadores de la terapia famlliar, con forma-
La infl'üencia de Ackerman en este c¿rmpo se refleja en todos aquellos que ción psicoanalítica durante la década de 1940-1949. después de ejercer como
continu'aron con sus enseñanzas y en los profesionales que fueron capacita- psiquiatra. Perteneció al grupo de la Johns Hopkins Univeisity y se especiali-
dos en su instituto, como Israel Zwerlin y Salvador Minuchin. Cuando este zó en el trabajo con familias de pacientes esquizofrénicos. Lo que descubrió
último inició sus trabajos en la Wiltwich School en Nueva York, Ackerman a través de sus estudios e investigaciones es que estos pacientes tienen una
fue su primer supervisor y profesor (Gurman y Kniskern, 1991). familia de origen que tiende a ser, en la mayoría de los casos, muy inestable
(Lidz, 195'7). Posteriormente continuó su práctica en la universidad de Yale,
en 1951, ahí prosiguió con sus estudios de. pequeños grupos de personas
S CHRISTIAN F. MIDELFORT esquizofrénicas hospitalizadas y sus familias.
Al aplicer sus conocimientos psicoanalíticos descubrió la faltá de capaci-
Otro de los pioneros es Christian F. Midelfort, él ejemplifica lo que sucede dad que tienen estas familias para desarrollar sus propias estnrcturas internas,
cuando uno de los precursores se aleja y aísla de sus colegas pilares del mo- así como para definir los roles.
vimiento terapéutico familiar. En el prefacio de su libro The Family in Lidz fue el primero en explorar el rol de los padres en el proceso de la
Psychotherapy dice: esquizofrenia (Lidz, 1957). Fue también el primero en descubrir las rela-
ciones destructivas entre los padres e hijos, lo que constituye una de sus
Como participante del desarrollo de la psiquiatría moderna estoy manifestando en este mayores contribuciones. En algunos de sus casos encontró hostilidad y dis-
libro los resultados de mis estudios con familias de pacientes con d¡ferentes t¡pos de tanciamiento entre los padres, a lo que llamó schism. En otros observó ten-
enfermedad. Mis experiencias y desarrollo en esta área se basan primeramente en las
que observé durante la práctica de mi padre. Según mi conocimiento, por primera vez dencia de la madre a ser dominante de una manera destructiva, a lo que llamó
en €ste país se aplicaron estas técnicas a la terapia familiar en el Lutheran Hospital, en i&¿w, situación que resultaba más conflictiva para los hijos varones que para
La Crosse, Wisconsin. En ese hospital los parientes del paciente psiqu¡átrico perma- las hijas (Lidz,1957). Presentó sus trabajos en la asamblea anual de 1955' en
necían como si fueran enfemos acompañando al indiv¡duo hospitalizado de manera Washington, en la que encontró una similitud entre sus trabajos y los de Jack-
constante durant€ toda la estancia del mismo, para darle terapia recreativa y ocupa-
cional, así como para apoyarlos durante las terapias de insulina; dé esta manera se son, Bowen, Wynne y Ackerman. Finalmente, en 1962 aceptó el cargo de
minimizan los riesgos de suicidio, miedos, agresión e inseguridad. Los padres toma- miembro consultante de las pubticaciones de Family Process (Lidz, Corne-
ban parte en las entrev¡stas del paciente con el psiquiatra. El tratam¡ento de la familia lison, Fleck y Terry, 1957).
se ¡ncluye en todo tipo de problemas mentales (Midelfort, 1957).

Entregó sus estudios y modelo técnico para la terapia familiar, en la reunión LYMAN C. WYNNE
de 1952 de la American Psychiatric Association, APA (Asociación Psiquiá-
trica Estadounidense). Tal vez éste fue el primer informe de un psiquiatra Tal vez de los pioneros mencionados, quien tiene la preparación más adecuada
de EUA que presenta este tipo de estrategia para el trabajo psiquiátrico, en él para este campo es Lyman C. Wynne. En 1948, después de haber recibido su
enfatiza los factores religiosos y éticos de los procesos de la salud mental. Para título como médico de la universidad de Harvard' realizó un posgrado en re-
Midelfort, los valores de cada familia se basaban en sus propias tradiciones laciones sociales (PhD). Duranté cuatro años tuvo la oportunidad de trabajar
y raíces pero, desafortunadamente, por ubicar su trabajo en una pequeña con precursores de iíreas como psicología, psicología social y antropología.
10 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

Gracias a estos nuevos conceptos, sus ideas se identificaron con las de Parsons,
para comprender un subsistema de un sistema más amplio, como es el de la
familia. En esa época colaboraba con Erich Lindemann en el M asachusets
General Hospital y en el Human Service o f W ellesley, una de las primeras
clínicas de Norteamérica en brindar un servicio completo a la salud mental, y
que atendía pacientes con problemas psicóticos y colitis ulcerada. De esta
manera, descubrieron en su equipo de trabajo que las causas de la úlcera por
lo general son los problemas familiares; lo que confirmó sus teorías respecto
de la estructura familiar, su contexto social, la destrucción de la familia, así
como otros conceptos (Gurman y Kniskern, 1991).
Posteriorm ente, en 1952 aceptó un puesto como psiquiatra en el John
C lauson’s Laboratory o f Socioenvironm ental Studies del N ational Institute
o f M ental H ealth (N IM H ) en B ethesda, M d., desde donde continuó sus
investigaciones y prácticas con fam ilias de pacientes mentales. Primero, in­
tentó reunir a toda la fam ilia cuando los entrevistaba, pero esta técnica no
resultó. Luego, de manera gradual, retomó las técnicas de Parsons respecto
de la estructura de los sistemas familiares y después aplicó sus conocimien­
tos a las familias de pacientes esquizofrénicos (Wynne, 1961; Wynne, Ryckoff,
Day y Hirsch, 1958).
Durante 1954, M urray Bowen ingresó al NIMH como jefe de investiga­
ción en tiempo parcial, para trabajar con cuadros esquizofrénicos hospitaliza­
dos y sus familiares. Wynne y Bowen trabajaron en el mismo hospital, pero
desafortunadamente cada uno por su cuenta, y nunca pudieron unir sus co­
nocimientos sobre los sistemas familiares de los pacientes.
Tiempo después, W ynne se identificó con los trabajos realizados por
Bowen como el único que cultivó sus intereses respecto a la estructura fam i­
liar. Dos años después, cuando Bowen dejó la clínica, Wynne se quedó con
su proyecto y continuó sus investig acio n es de fam ilias con p acientes
esquizofrénicos (Nicholas y Schwarts, 1991).
La primera indicación de que W ynne y sus teorías no se encontraban ais­
lados, sino que también sus colegas tenían los mismos intereses e inquietu­
des, se dio en 1957, durante la reunión anual de la APA, celebrada en Chicago,
cuando él y Bow en intercam biaron inform ación con Jackson, L idz y
Ackerman. Uno de los primeros resultados fue el intercambio de grabaciones
de sus prácticas con familias, así como de experiencias entre Jackson y Wynne
(Jackson, Riskin y Satir, 1961; entrevistas grabadas de Wynne en Palo Alto,
California). M ientras que W ynne mandaba a Jackson grabaciones de con­
sulta, éste grababa sesiones donde Virginia Satir representaba el papel de
madre para escenificar el principio de Jackson de la teoría del “doble víncu­
lo”. Tiempo después, Jackson se disculpó diciendo que no grababa las sesio­
nes originales, pero escenificaba lo sucedido en éstas. Mientras tanto Wynne
continuaba intercambiando información con Palo Alto. Se les unieron otras
instituciones hospitalarias. Finalmente, W ynne se convirtió en el jefe editor
del Family Process y en 1971 se cambió del NIMH a la universidad Rochester
Historia de la terapia familiar • 11

M edical S ch o o l, do nde to d av ía co n tin ú a trab ajan d o con fam ilias de pacien tes
esquizofrénicos (W ynne et al, 1958).

1 MURRAY BOWEN

Con ex p erien cia en p siq u ia tría in fan til, al ig u a l q u e su co le g a A ck erm an ,


M urray B ow en in ició su relació n en la te ra p ia fam iliar d u ran te su p rá c tic a en
la clínica M en n in g e r, en co m p añ ía de M id elfo rt. É l p en sab a q u e lo s p ad res y
especialm ente la m ad re, d eb erían ser h o sp italizad o s co n el p acien te p siq u iá­
trico. Su p etició n fue rech a zad a p o r la d irecció n de esta clín ica, p o r e n co n ­
trarla dem asiado ríg id a y au to ritaria, esp ecialm en te en aq u ello s años cuando
la psiquiatría se ap licab a de m an era m uy orto d o x a. S in em b arg o , B o w en co n ­
tinuó sus estu d io s a sí co m o su p ráctica en la sim b io sis de la m ad re co n el
paciente.
En 1954 in g resó al N IM H , d o n d e sí se le p erm itió te n er a la m ad re d u ran ­
te la hospitalización del paciente con esquizofrenia. D e esta ex p erien cia B ow en
com entaba en su artícu lo del S a tu rd a y E ven in g P o s t:

Siete familias completas participaron en el proyecto que se realizó de 1954 a 1959.


Usualmente se atendía de 2 a 3 familias simultáneamente en el hospital, en una uni­
dad especial. Los padres ocupaban una habitación y sus hijos se encontraban en otra
muy cercana; las familias comían en el mismo cuarto y compartían la misma sala de
estar y de juegos. En la mayoría de los casos el padre salía a trabajar durante el día y
en la noche regresaba al hospital con su familia. En otros, el padre se ausentaba total­
mente del trabajo. La familia se encontraba en observación por psiquiatras del equipo,
así como por trabajadores sociales, enfermeras y acompañantes, quienes algunas
veces trabajaban siete días a la semana por periodos de ocho horas diarias. La
privacidad de la familia se respetaba pero el equipo estaba preparado para cualquier
llamado de ésta (Silverman y Silverman, 1962).

O riginalm ente el p ro y ecto p ro v eía terap eu tas sep arad o s p ara cad a uno de los
miembros de la fam ilia; p ero desp u és de un año, el ún ico req u isito de ad m i­
sión era que to d a la fam ilia estu v iera in c lu id a en la terap ia. L as fam ilias ad­
mitidas con an terio rid ad co n tin u ab an co n su te ra p ia in d iv id u al, p ero poco a
poco fueron in corp o rad as a terap ia fam iliar conjunta. Se o b serv ó q u e en los
pacientes de las nuevas fam ilias que in g resab an a terap ia fam iliar co n ju n ta se
presentaban m ayores avances, m ien tras q u e no su ced ía así co n las fam ilias
que continuaban con la terap ia individual, en la q u e la actitu d d el p acien te era:
« Y o sólo le digo m is p ro b lem as al d o cto r y no a m i f a m i l i a » . C om o resu l­
tado de este análisis, algunos m eses d esp u és, todas las fam ilias fu ero n in co r­
poradas al program a de terap ia fam iliar co n ju n ta (B ow en, 1976).
B ow en aplicó este nuevo p ro ced im ien to a su p ráctica p riv ad a, su p rim er
paciente fue un esposo jo v e n y talentoso con u n a p erso n alid ad co m p u lsiv a con
reacciones fóbicas, qu ien h ab ía h ech o p o co p o r p ro g resar en su p sicoterapia.
12 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

D espués de asistir seis horas a la sem ana, el caso fue presentado al supervisor
terapéutico, quien com entó:

Si a este paciente, se le continúan aplicando las técnicas psicoanalíticas, tal vez des­
pués de 600 o 700 horas llegue a mejorar sus fobias y personalidad. Mientras tanto, su
esposa, en estos dos años, es posible que desarrolle también una gran cantidad de
problemas y tendrá que ser referida a otro psiquiatra por 2 o 3 años. Así, después
de seis años a partir de ese momento y después de 1000 horas de psicoanálisis,
tal vez los dos tengan sus vidas en perfecto orden. Pero ¿cómo podría tener mi con­
ciencia tranquila, durante todos estos años, si yo sé que aplicando otro contexto tera­
péutico podría lograr lo mismo en menos tiempo? Por otro lado, ¿cómo podría estar
tranquilo conmigo mismo si sugiero este nuevo enfoque de terapia que no se ha prac­
ticado y sé que el psicoanálisis es el indicado? El supervisor me cuestionó la con­
veniencia de hacer este cambio después que el paciente había trabajado bajo un
encuadre psicoanalítico, además ¿cómo reaccionarían al cambio él y su esposa? Esto
fue discutido con el paciente y una semana después éste llegó acompañado a la
sesión por su esposa. Los métodos aplicados fueron el análisis de las reacciones
emocionales en el otro; continuaron sus sesiones tres veces a la semana durante 18
meses, para hacer un total de 203 horas. El resultado fue mucho mejor de lo esperado
si se hubieran aplicado 600 horas para cada uno (Bowen, 1960).

D espués de dos años de práctica en el N IM H , B ow en no recibió apoyo para


continuar con el proyecto, dejó esta institución e ingresó en 1956 a G eorge-
town U niversity, la que se encontraba a unos cuantos kilóm etros de distancia,
con el propósito de continuar con su proyecto. D esafortunadam ente, el je fe
de la clínica m urió durante el proceso de cam bio y no le fue perm itido llevar
a su equipo de colaboradores. Sin em bargo, al estar ya establecido en esta
universidad inició el prim er program a para fo rm ar terapeutas fam iliares y de
pareja, distinguiéndose de los dem ás terapeutas por establecer su propio m o ­
delo terapéutico.
En 1971 realizó el fam o so viaje a casa de su fam ilia en P en silv an ia, p a ­
ra llevar a cabo lo que llam ó “una reunión de asuntos pendientes con ello s”
(para obtener inform ación detallada de esta experiencia y su análisis, véase
sus escritos en Fram o, 1976). Este viaje fue el prototipo de aquellos que reco­
m endaba a m uchos de sus pacientes, quienes tenían problem as no resueltos
con su fam ilia de origen. B ow en continuó sus trabajos en G eorgetow n hasta '
su m uerte, en 1990.

CARL WHITAKER

D esde sus inicios, C ari W hitaker fue reconocido com o el m ás irreverendo de


todos los fundadores de la terapia fam iliar, pues desarrolló sus técnicas de lo
absurdo. E n esta terapia y frente a la fam ilia, él representaba una actitud de
m ayor enojo que ellos; por ello él fue uno de los que realizó cam bios más
violentos, respecto al psicoanálisis tradicional. En 1943, él y John W arkentin,
cuando ejercían la psiquiatría en O ak R idge, T ennesy, iniciaron la práctica de
Historia de la terapia fam iliar • 13

incluir en la te ra p ia al có n y u g e y en alg u n as o casio n e s a lo s h ijo s d e ésto s; en


1946 se cam b ió p a ra A tlan ta, co m o je fe d e p siq u ia tría en la clín ic a E m o ry,
ahí en fatizó su p rá c tic a co n p acien te s e sq u iz o fré n ic o s, ta m b ié n en co n tró que
in v o lu crar a la fa m ilia en el tra ta m ie n to da resu lta d o s p o sitiv o s.
S im u ltá n e a m e n te in ic ió u n n u e v o p r o y e c to lla m a d o D u a l th e r a p y
{C onjoint M a rita l T h era p y) y en 1954 p u b licó el resu ltad o d e su p ro y ecto con
30 parejas tratadas de 1955 a 1957. A W h itak er se le deb e d ar créd ito p o r h ab er
convocado la p rim e ra re u n ió n del m o v im ie n to de te ra p ia fam iliar. D e su e x ­
periencia, W h ita k e r co m en tó :

Nuestro equipo de psiquiatras, en la clínica Emory, se reunió con el grupo de pacien­


tes psiquiátricos por lo menos cuatro horas diarias para intercambiar experiencias. Nos
concentrábamos en el tratamiento de un paciente y su familia durante días. Se realiza­
ban dos entrevistas por un equipo cada día, mientras que el resto observaba a través
de la cámara de Gesell. Pasábamos el resto de la jornada con el equipo discutiendo
las entrevistas (Whitaker y Malone, 1953).

D entro del m o v im ie n to d e la te ra p ia fam iliar, W h ita k e r siem p re to m ó p arte


central de to d o s los a c o n tecim ien to s d esd e sus co m ien zo s, sien d o u n o de los
prim eros ed ito res del F a m ily P ro cess y uno de los p rim ero s clín ico s en in c o r­
porar a la te ra p ia fa m ilia r la fig u ra d e lo s a b u elo s. E n 1965 se cam b ió de
A tlanta, p a ra ser p ro fe so r em érito en el D e p a rta m e n to de P s iq u ia tría de la
U niversity o f W isco n sin M e d ic a l Sch o o l, h a sta su m u erte en 1995.

MENTAL RESEARCH INSTITUTE (MR\)

No podría co n ju n tarse un g ru p o co n ta n ta ex p e rie n c ia y co n o c im ie n to s com o


el form ado en P alo A lto, en el M e n ta l R e se a rc h In stitu te (M R I) al q u e p e rte ­
necieron p erso n alid ad es d e la te ra p ia fam iliar co m o D o n D . Jack so n , G reg o ry
Bateson, W illiam F. F ry, Jay H aley , R o b ert E. K an to n , Ju les R isk in , V irg i­
nia Satir, P aul W a tz la w ic k y Jo h n H. W ea k lan d ; no es p o sib le m e n cio n ar a
uno sin h ace r re fe re n c ia a los restan tes. G reg o ry B ateso n fu e u n o de los fu n ­
dadores del cam p o de la te ra p ia fam iliar, lo cu al es iró n ico y m u c h o s lo c o n ­
sideran así, ya q u e en sus in icio s él te n ía m u y p o co in terés en este cam po.
Bateson no era te ra p eu ta sino an tro p ó lo g o y filó so fo , fu e h ijo del b ió lo g o m ás
im p o rta n te d e su é p o c a , W illia m B a te s o n , q u ie n in tr o d u jo el té rm in o
“genética” al id io m a in g lés. G reg o ry B ateso n , an tes d e q u e e n fo ca ra su a te n ­
ción a la d in á m ica fam iliar, te n ía y a m u c h a ex p e rie n c ia co m o an tro p ó lo g o ;
investigó la e s tru c tu ra fa m ilia r d e las trib u s d e las isla s de B ali y N u e v a
Zelanda con su esp o sa M arg aret M ead (N ich o las y S ch w artz, 1991); ad em ás
de la c o m u n ic a c ió n y c o m p o rta m ie n to e n a lg u n a s e s p e c ie s a n im a le s. F u e
uno de los p rim ero s en e stu d ia r la te o ría d e los sistem as y la cib ern ética, ten ía
estudios filosóficos y d eb atía la filo so fía de p erso n ajes com o B ertran d R ussell
14 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

y Al F rederick N orth W hitehead. Intercam biaba experiencias y conocim ien­


tos con p ersonalid ad es de la p siq u ia tría com o K urt L ew is y H arry Stack
Sullivan. Todo esto antes de dedicarse de lleno a lo que fue su única verdad:
la c o n d ic ió n h u m an a. C on Jü rg e n R u e sc h p u b lic ó un lib ro titu la d o
C om m unication —The Social M atrix o fP sy ch ia try (R uesch y B ateson, 1951).
Fue una feliz coincidencia la razón por la cual B ateson se inició en el
cam po de la com unicación y sus conceptos paradójicos. W hitehead y R ussell
habían desarrollado los conceptos jerárquicos de la lógica com o m anera de
resolver las cualidades paradógicas de algunas afirm aciones, por ejem plo la
clásica “yo m iento” . C om o en todas las paradojas, lo difícil es pensar de este
m odo, lo m ás desconcertante de la expresión sería: “ésta es verdad solam ente
si es falsa y es falsa solam ente si es verdad” . U sando esta teoría de la lógica
se aclara que la paradoja está form ada por dos afirm aciones contradictorias
que eluden la com prensión porque se encuentra a dos diferentes niveles de
lógica. A sí, éste es el evidente contenido de la expresión “yo m iento” , que
tam bién tiene un m arco de referencia o una m etarreferencia, la cual no se dice
en form a explícita pero es inherente a cualquier discurso que afirm e “espero
que tú creas todo lo que yo te digo”, cuando el m ensaje original “yo m ien to ”
pierde toda su inquietud m ental y su contexto de paradoja.
D urante su observación con fam ilias de pacientes esquizofrénicos, B a­
teson quedó sorp ren d id o de la gran can tid ad de co n tex to s p arad ó jico s y
m etam ensajes que presentaban estas fam ilias; com o cuando se dice “esto es
sólo un ju e g o ”, lo cual perm ite de alguna m anera, com portarse com o los ani­
m ales en una batalla sin m iedo ni terror. La aparente verbalización absurda
del esquizofrénico tiene ese m ism o significado; tam bién, el aparente humor
que nos desencadena un ventrílocuo cuyo títere está lleno de contextos para­
dójicos (G urm an y K niskern, 1991).
En 1952, B ateson obtuvo fondos de la Fundación R ockefeller para conti­
n uar con sus inv estig acio n es en este cam po, ju n to con Jay H aley y John
W eakland. El prim ero, con una especialización en com unicación, estudiaba
las fantasías durante el proceso de análisis de sus pacientes, de m anera simi­
lar a la realizada por B ateson. W eakland tenía la especialidad de ingeniero
quím ico, pero le interesó más la antropología de la cultura oriental.
Uno de los prim eros intereses de H aley fue establecer contacto profesio­
nal con M ilton Erickson y su trabajo de hipnosis; de hecho, llegó a ser el mejor
expositor de sus teorías. Los m odelos ericksonianos de la teoría estratégica,
así com o los de la paradoja, se convirtieron en la piedra angular de la terapia
fa m ilia r en el M R I de P alo A lto . E n 1954, los fo n d o s de la F undación
R ockefeller se agotaron y el grupo tuvo que recortar sus estudios en esa área
y se lim itaron a continuar con el estudio de fam ilias con m iem bros esqui­
zofrénicos; esta in vestigación pro p o n ía la siguiente prem isa: “la esquizo­
frenia infantil se debe a que el niño es atrapado por la m adre en un contexto
m ental basado en una com unicación de paradojas” , lo cual llevaba a la madre
no sólo a castigar al niño por sus dem andas de cariño, sino tam bién por cual­
Historia de ia terapia familiar • 15

quier insinuación que el niño hiciera respecto de que la m adre no lo am aba


(Gurman, K niskern, 1991).
Este proyecto fue apoyado por las conferencias de la F undación M a c y ’s
para lo cual invitaron a colaborar a D on D. Jackson, com o p siquiatra co n ­
sultante, con el fin de proseguir sus estudios de niños esquizofrénicos y su
com unicación con la m adre. Jackson había trabajado com o psiquiatra infantil
de C hestnut Lodge, en R ockville, y sus estudios se habían especializado en la
im portancia de los m ecanism os de hipnosis en la fam ilia, supervisados por
Sullivan. En 1956, el equipo form ado por Haley, Bateson, Jackson y W eakland
generó el discutido inform e psiquiátrico H acia una teoría de la esquizofrenia,
en éste, in c lu y ero n el co n cep to de “d o b le v ín c u lo ” co m o la cau sa de la
esquizofrenia en los niños. Por contradictorio que parezca, ellos nunca habían
observado la dinám ica de la fam ilia de esquizofrénico, en terapia. H aley co ­
mentó que no se le h a b ía o c u rrid o q u e la e s q u iz o fre n ia se p re s e n ta ra en
los niños por la interacción fam iliar, ya que la población en la que se basaron
para e sta b le c e r sus te o rías fu e la c lín ic a h o s p ita la ria de los v eteran o s de
guerra; sin em bargo, señaló que uno de los pacientes m ostraba un alto grado
de ansiedad después de la visita de su m adre al hospital, lo que le indicó que
debía o b serv arse sistem áticam e n te la v isita de la m ad re al p acien te. E llo
reveló de m anera dram ática cóm o funcionaba el principio de doble vínculo.
D espués de esta ex p erien cia , el g ru p o d ecid ió , com o p arte del p ro y ecto ,
incluir en la terapia del paciente a toda la fam ilia, así com o grabar en vídeo
todas las sesiones para su estudio posterior.
En 1957, Jackson se reunió con John B ell y C harles Julw eiler, quienes le
indicaron el uso de la cám ara de G essell com o un m ecanism o interactivo de
supervisión. El año de 1959 fue crucial para los trabajos de Jackson y su gru­
po, ya que publicaron de nueva cuenta sus investigaciones respecto a la tera­
pia fam iliar conjunta en las que indicaban que ésta resulta m ás efectiva para
el tratam iento de fam ilias de esquizofrénicos que la terap ia individual del
paciente; ese m ism o año, conjuntando los intereses de B ateson en la terapia
familiar, se fundó el M RI, que se especializó en la terapia fam iliar de la co ­
municación. T am bién en 1959, V irginia S atir dejó C hicago, para form ar p ar­
te del instituto, ella fue la única m ujer en ingresar al M RI con estudios de tra­
bajo social. En privado, S atir había trabajado con fam ilias en C hicago desde
1951; su prim era sesión conjunta con la fam ilia había sido por casualidad,
según indica B unny D uhl (1981):

La madre de una joven con problemas, a quien Satir había estado viendo en terapia,
pero sin mejoría, pidió se le indicara a su hija que fuera más cariñosa con ella. Satir
respondió solicitándole que se presentara con la hija para la siguiente sesión, en la que
observó el mismo comportamiento en ambas, en la misma forma que ella misma (Satir)
lo experimentaba con su propia hija, cosa que le impactó profundamente. Para la si­
guiente sesión, pidió a la paciente que trajera a su esposo y a su hija. Continuaron con
el tratamiento observando gran progreso en la paciente, hasta que Satir fue invitada a
participar en el MRI en 1959.
16 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

D urante su práctica en C hicago, Satir p reparaba terapeutas para la residencia


en el Illinois State P sychiatric In stitu te, en ese entonces escribió: “T rabajé con
técnicas sistém icas m ucho antes de que las conociera o que, incluso, hubiese
escuchado algo de ellas” . En 1957 leyó el artículo de D on D. Jackson H acia
una teoría de la esq u izo fren ia y en ten d ió qué es lo que estab a h acien d o
(G uerin, 1976).
En 1960, Jackson asistió a la reunión anual de la A A M C , en N ueva Y ork
y acordó con A ckerm an que fuesen el M R I y el Instituto de la F am ilia en for­
m a conjunta, los responsables de la nueva edición de F am ily Process. H aley
fue el prim er editor asignado, com o se ha hecho n o tar anteriorm ente, esa pu­
blicación fue la fuente que unificó el cam po de la terap ia fam iliar. En 1967,
H aley d ejó el M R I y se fu e co n S a lv a d o r M in u c h in a tra b a ja r en la
P hiladelphia C hild G uidance C linic, en F iladelfia.
V irginia S atir y sus publicaciones fueron influenciadas por su trabajo en
el M R I de Palo A lto. En ellas desarrolló el concepto de “m etam en saje” , refe­
rido a conceptos de interacción fam iliar, a diferencia del que h abía aportado
anteriorm ente respecto de la terapia fam iliar conjunta. A m ediados del d ece­
nio de 1960-1969 renunció al M R I, cuando sus intereses se enfocaron m ás al
m ovim iento del desarrollo hum ano y se incorporó al E salen In stitu te o f Big
S u r, Ca. Tal vez, m ás que nadie en la terapia fam iliar, ella fue la responsable
de popularizar este m ovim iento, ya que tenía gran carism a y sim plicidad en
todas sus presentaciones, adem ás sus p ublicaciones han sido leídas p o r m iles
de personas en todo el mundo.
En 1968 m urió D on D. Jackson, perdiendo el cam po de la terapia fam i­
liar a uno de sus fundadores m ás creativos y entusiastas. G regory B ateson
dedicó sus últim os años al estudio del com portam iento anim al en el Instituto
M arino de H aw aii, y m urió en 1980 a la edad de 76 años, V irginia Satir falle­
ció en 1988.

IVAN BOSZORMENYI-NAGY Y COLABORADORES

Iv an B o szo rm en y i-N a g y fu n d ó el G ru p o de F ila d e lfia , c o n v irtié n d o se en


el p rim e r d ire c to r y p re s id e n te d el F a m ily P s y c h ia tr ic a t th e E a ste rn
P ennsylvania P sychiatric In stitu te, el cual puede ser catalogado com o uno de
los grupos m ás sig n ificativ o s en el cam po de la in v estig ació n y form ación
de profesionales en la terapia fam iliar. En la psiquiatría, durante su etapa de
psicoanalista, trabajó con las teorías de la psicosis, luego se integró a la tera­
pia fam iliar. C om o d ire c to r de ese cen tro fue cap az de re u n ir un equ ip o
excepcional de profesionistas, llegando a ser uno de los institutos m ás acredi­
tados de E stados U nidos.
C o la b o raro n con él p erso n alid ad es com o Jam es F ram o , G erald Zuk,
G eraldin Spark, D avid Rubinstein, B arbara K rasner, M argaret Crotoneo, León
R ubinstein, G eraldin L incoln-G rossm an y O scar W einer. Ellos organizaron
Historia de la terapia familiar * 1 7

el prim er program a de capacitación de terapeutas fam iliares en H olanda, en


1967. D ifundieron la terapia fam iliar en todo E U A a través de conferencias.
C ientos de p ro fe sio n ista s fu ero n p re p a ra d o s en este in stitu to h a sta que,
abruptam ente, los fondos fueron suspendidos p o r el E stado de P en silv an ia y
en 1980 se tuvo que cerrar el centro de psiq u iatría y suspender el program a de
investigación. Sin em bargo, una de sus m ayores ap o rtaciones fue el texto
denom inado Intensive Fam ily Therapy de B oszorm enyi-N agy y Fram o (1965),
donde el prim ero hace una de las prim eras aportaciones a lo que m ás tarde se
llamó terapia contextual o terapia integral. N agy y algunos de sus colegas
continuaron sus trabajos en la H ahnem ann U niversity.
D espués de la publicación de F am ily P ro cess, en el año de 1962, se p u e­
de decir que la terap ia fam iliar in icia otra época. Los pioneros siguieron acti­
vos, aportaron toda su experiencia y conocim iento a este cam po, pero fueron
seguidos por nuevos talentos. P ara finales de 1967 surgió una asociación n a­
cional en EU A , la A m erican F am ily Therapy A ssociation (A FTA ) fundada por
la reunión de varios institutos establecidos y reconocidos. Se editaron libros
con diferentes enfoques en la m ateria y se esparció ráp id am en te el interés por
la terapia fam iliar, estableciéndose m ás institutos para la preparación de p ro ­
fesionales.
Es justo decir que N ueva Y ork y F ilad elfia son las capitales m ás im por­
tantes del este de EU A , en lo que tiene que ver con la terap ia fam iliar en los
últimos 15 años.

ISRAEL ZWERLING Y COLABORADORES


Como segundo centro de im portancia en N u ev a Y ork se encuentra el A lb ert
Einstein C o lleg e o f M e d ic in e y su filia l el B ro n x S ta te H o sp ita l. Israel
Zwerling, junto con M arilyn M endelson, (psicoanalizada por Don D. Jackson)
fundaron en el decenio de 1960-1969 el F am ily Studios Section, en el D epar­
tamento de P siquiatría del B ronx State H o sp ita l, centro que continúa siendo
un gran derrotero en el cam po de la terapia fam iliar. En 1964, A ndrew Ferber
se convirtió en d ire c to r del p ro g ram a; lu eg o P h ilip G u erin , d iscíp u lo de
Bowen, fue director académ ico, en 1970.

SALVADOR MINUCHIN Y COLABORADORES


La tercera institución en N ueva Y ork que ha realizado grandes aportaciones a
este campo es el W iltw yck School o fB o y s . A principios del decenio de 1970-
1979, Edgar A uersw ald y Salvador M inuchin trabajaron conjuntam ente en el
program a de d e lin c u e n te s m e n o re s. B ajo el ap o y o y la su p e rv is ió n de
Ackerman, iniciaron un program a muy am bicioso. La dinám ica de las fa m i­
lias pobres, quedando altam ente im presionados por la pobreza de las fam ilias
portorriqueñas, q u ienes p resen tab an el co n flicto en sus lim itacio n es eco
18 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

n óm icas com o em igrados y no en pro b lem as psico d in ám ico s. C u an d o a estas


fam ilias se les dio apoyo y o rientación, sus síntom as d esap areciero n . S alv a­
dor M inuchin, nativo de A rgentina, donde recib ió su títu lo de m édico, em i­
gró a E U A para u b icarse en la ciu d ad de N u ev a Y ork, d onde se esp ecializó
com o p sico an alista, p ara luego realizar trab ajo s en Israel, con n iños afecta­
dos p o r la guerra de los siete días y que hab itab an en los kibbutz. A q u í fue
donde p o r p rim era vez co m prendió la im po rtan cia d e trab ajar en te ra p ia co n ­
ju n ta con la fam ilia. L legó a sus m anos el artículo de A ckerm an T he U nity o f
the F a m ily , pero en co n tró lim itacio n es para ap licar estos co n cep to s a fam i­
lias de clase m ás baja, con poca educación. Su proyecto concluyó con la obra
F am ilies o f the Slum s en la que co o p eraro n sus co leg as B rau lio M ontalvo,
B ernard G uerney, B ern ice R osm an y F lo ren ce S ch u m er (1967). C om o resu l­
tad o , S a lv a d o r M in u ch in lleg ó a ser el d ire c to r d e la P h ila d e lp h ia C h ild
G uidance C linic d onde sus co n trib u cio n es y co n cep to s m ad u raro n y se ex ­
pandieron. Invitó a co lab o rar con él a M ontalvo y a R osm an, así com o a Jay
H aley, quien form ab a p arte del grupo d el M R I. Ju n to s form aro n un pro g ram a
para p rep arar terap eu tas fam iliares de la com unidad de raza negra; p arte del
éxito de este pro g ram a fue el estab lecer un sistem a de supervisión llam ado
On Une, program a que ellos idearon p ara que todas las sesiones fu eran su p er­
visadas p o r equipos de especialistas desde la cám ara G essell, donde tenían una
in tercom unicación de la sala de terap ia a la de supervisión, y en ocasiones
detenían la terapia o salían de la m ism a para o ír los co n sejo s de los su p erv i­
sores (G uerin, 1976).
Las aportaciones del grupo integrado p o r S alvador M inuchin y Jay H aley,
fueron sustantivas tanto en el m odelo de fam ilia com o en sus técn icas te ra­
péuticas y su m etodología, las que lleg aron a co n o cerse com o “T erap ia e s­
tru ctu ral” . M inuchin m an ifestó un g ran interés en el estudio de las fam ilias
que inducen problem as psico so m ático s, com o an o rex ia (M inuchin, R osm an
y B aker, 1978).
O tro in stitu to ta m b ié n sig n ific a tiv o en F ila d e lfia , es el fo rm a d o p o r
F riedm an y O scar W ein er del P h ila d elp h ia P sych ia tric C en ter, ello s tam bién
re alizab a n te ra p ia fa m ilia r co n ju n ta y en 1964 se in c o rp o ra ro n al F a m ily
Institute o f P hilad elp h ia com o p arte ram al del In stitu te A ckerm a n de N ueva
Y ork. M uchos terapeutas fam iliares iniciaron sus carreras en este instituto, por
m encionar algunos, G erald Z uk y R oss Speck, qu ien d esarro lló la in terv en ­
ción de las terapias co rtas llam adas N etW ork Therapy.
El M R I de C alifo rn ia tam bién ha p asado p o r u n a gran cantidad de p en ali­
dades y de cam bios p ara p o d er lleg ar a co n so lid arse com o una de las in stitu ­
ciones pioneras de la terap ia fam iliar en el cam po de la com u n icació n y los
sistem as. Fue en 1967, cuando el gru p o form ado p o r W atzlaw ick y Jackson
editó el libro P ra g m a tics o f H um an C om m unications el que de algún m odo
sin tetizab a los trabajos de este grupo h asta ese m om ento.
Sin em bargo, con el cam bio de Jay H aley a F ila d elfia y la m u erte de Don
D. Jackson el grupo pasó p o r un m om ento de crisis y reaju ste, pero em ergió
Historia de ia terapia familiar * 19

un nuevo liderazgo muy productivo en este cam po com o el de Paul W atz-


lawick, A rthur B odin, John W eakland, R ichar F isch, quienes, bajo la d i­
rección y liderazgo de Fisch, estab leciero n el centro de Terapia breve; este
esfuerzo por establecer estrategias y una perspectiva de B rie f Interventions
con pacientes con alto grado de alteración los condujo a escribir dos textos de
gran relevancia en este cam po, com o son Chcinge P rincipies o f P roblem
Formation de W atzlaw ick, W ekland y Fisch y otro más reciente, The Tacúes
o f Chance: D oing Therapy B riefly, de Fisch, W eakland y Segal (1982).
Otro de los grandes innovadores del M RI es Carlos Sluzki, quien tal vez
ha hecho más que los fundadores para estudiar y redefinir el concepto de do­
ble vínculo y quien se convirtió en el tercer editor en jefe del Fam ily P rocess,
reemplazando a D onald B loch en 1983.
Se debe m encionar tam bién a Jules Riskin, gestora de los trabajos para
evaluar psicom étricam ente la interacción de la dinám ica fam iliar.

X MARA SELVINI-PALAZZOLI Y COLABORADORES

Mientras tanto en M ilán, Italia, M ara Selvini-Palazzoli, psiquiatra de niños,


trabajaba con jóvenes anoréxicos y sus m adres; se interesó en el trabajo de
Bateson y Ackerm an. En 1967, en com pañía de tres colegas, Luigi Boscolo,
Guliana Prata y Gianfranco Cecchin, fundó el Instituto de la Fam ilia en M ilán.
Igual que en G alveston, sus clientes venían de distancias m uy lejanas; los
asociados de M ilán (com o ellos se llam aban) desarrollaron técnicas cortas
de intervención, en las que intervenían a las fam ilias por sólo 10 días en se­
siones que duraban todo el día, espaciadas por un mes. En 1967 este grupo
realizó su visita a los centros terapéuticos de EUA; este viaje, así com o la in­
formación literaria especializada publicada en ese país, enriquecieron sus es­
trategias de trabajo. La subsecuente historia de este dinám ico grupo se puede
dividir en dos im portantes grupos: Selvini-Palazzoli y Prata en uno, B oscolo
y Cecchin en otro, ellos se desligaron de sus intereses iniciales, com o fueron
los problemas de anorexia.

■ ROBERT McGREGOR Y AGNES RITCHIE

Un movimiento im portante en el cam po de la terapia fam iliar es el suscitado


en Galveston, Texas, al sur de EUA; ahí se desarrolla una de las técnicas más
innovadoras de la terapia fam iliar, con las aportaciones del psicólogo clínico
Robert M cGregor, de la trabajadora social A gnes Ritchie y otros que traba­
jan con delincuentes juveniles y sus conflictos fam iliares. U tilizan la técnica
de hacer explotar virtualm ente a las fam ilias con un grupo de especialistas,
como psiquiatras, trabajadoras sociales y psicólogos en una interacción que
tiene dos días de duración; su objetivo es producir un cam bio notable en la
20 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

fam ilia del delincuente, que dure por lo menos varios días. Ellos llaman a esta
técnica “Técnica de Impacto M últiple” (M acGregor et al, 1964).

FREDERICK DUHL

La fundación del Boston Family Institute en 1969 ilustró claram ente cómo
em ergió el desarrollo de nuevas instituciones hacia el interés de la terapia
familiar. Sus dos fundadores fueron Frederick Duhl y David Kantor, ellos
habían tenido experiencia con familias, pero ninguna preparación en terapia
familiar. Duhl, como psiquiatra, al igual que Lym an W ynne, se había vincu­
lado con el trabajo de Erick Lindemann en el M assachusetts General H ospi­
tal donde, durante su preparación con pacientes psicóticos, atendió por pri­
mera vez a las familias en contexto terapéutico. Tam bién conoció a Edgar
Auerswald, con quien intercam bió experiencias profesionales en el cam po de
la terap ia fam iliar. K antor, con esp ecialid ad en p sico lo g ía, grupos y
psicodram a, había realizado un estudio com parativo con grupos de familias
norm ales y esquizofrénicas; publicó en 1965 un libro titulado Inside the
Family. Dos años más tarde, Kantor y Duhl decidieron unirse para ofrecer el
curso de terapeutas familiares a los médicos residentes del Boston State H os­
pital. Esto no tuvo buena aceptación por parte de sus discípulos, sin embargo,
obtuvieron im portantes experiencias de este fracaso; dos años después funda­
ron el Boston Family Institute.
En Chicago, se crearon dos centros de preparación para terapeutas fam i­
liares durante este último periodo (1968). Charles Cram er fundó el Family
Institute o f Chicago. Como psicoanalista nunca fue preparado para trabajar
con familias, pero mantuvo contacto con todos los movimientos de la terapia
fam iliar, en las reuniones anuales de la asociación; su trabajo es filial al
D epartm ent ofP sychiatry o f Northwestern M edical School. El otro centro de
preparación de terapeutas fam iliares en C hicago es el Irving B o rste in ’s
Program en el instituto Juvenile Research. Todos los program as que se desa­
rrollaron en Chicago fueron influenciados por las teorías de Cari Whitaker,
quien fue el supervisor inicial de estos programas (W hitaker y M alone, 1953).
Actualmente, después de medio siglo del inicio de la profesión, los cen­
tros de capacitación para terapeutas familiares han proliferado y se cuentan
los siguientes:

E n EU A :
The Boston Family Institute
The Family Institute de Cambridge
Kantor Family Institute
The Family Therapy Practice Center de W ashington
The Philadelphia Child Guidance Clinic
Historia de la terapia familiar * 21

United States International University, San Diego


Atlanta Institute fo r Family Studies
B rief Family Therapy Center, Palo Alto California
Family Institute, de Filadelfia
Mental Health Institute, de Nueva York
Family Sistems Program
The Galveston Family Institute
The M ental Research Institute, Palo Alto California
Family Studies, Inc, Nueva York
77ze Ackerman Institute de W estchester
77i<? Family Therapy Training Program de la University o f Rochester
California University, Loyola M arymount
77?e Institute o f Family Relations, California
Irving Borstein *s Program
The California Family Studies Center
Rochester M edical School
Menninger Clinic, de Topeka, Kansas
Georgetown University
Emory Clinic, de Atlanta, Georgia
The Free Students (James Rué), de Nueva York
University ofW isconsin M edical School
Family Institute de Chicago
Bronx State H ospital Family Studies Section, en Nueva York
Illinois State Psychiatric Institute
B rief Therapy Center, Woodstock, Nueva York
Family Institute, en Vermont, Virginia
Milwaukee B rie f Therapy Center
Medical School Robert Wood Johnson, en Picataway, Nueva Jersey
Family Institute, de Nueva York

ESTABLECIMIENTO FORMAL DE LA PROFESIÓN

En 1932 funcionaban tres centros de orientación familiar, 15 años después,


en 1947, Ernest Groves refiere 15 centros que operaban de manera oficial­
mente reconocida. A diferencia de los primeros tres que iniciaron sus traba­
jos en Los Angeles, Filadelfia y Nueva York, los siguientes se formaron en
Boston, Chicago, Detroit, Cincinati, W ashington, C haper Hill y San Fran­
cisco (Gurman y Kniskern, 1991).
22 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

P ara aquel entonces adem ás se publicó el p rim er lib ro de texto de o rien ­


tación fam iliar, M a rria g e a n d F a m ily C ounseling (1945), escrito p o r el ra b i­
no S y d n ey G o ld ste in , q u ie n fu e ra p ie d ra a n g u la r y fu n d a d o r d el Jew ish
In stitu te on M arria g e a n d F a m ily, en N ueva Y ork y p resid en te del N a tio n a l
C ou nsel on F am ily R ela tio n s a n d M a rria g e C o u nseling P ra ctice (1948).
D avid M ace fue n o m b rad o m iem bro ho n o rario fo rán eo de la A A M C po r
sus trabajos en G ran B retaña, po r ser el fu n d ad o r de la o rien tació n fam iliar en
su país y p o r su ap o rtació n con la o b ra The P ra ctice o f M a rria g e C ounseling
(M ace, 1948).
En el año de 1948, d u ran te la reu n ió n anual de la A A M C y el C oncilio
N acio n al en R elacio n es F am iliares, se p ro p u so la p resid en c ia de A b rah am
Stone y b ajo su m andato se estab leciero n los están d ares p ara los p ro fesio n a­
les en la orientació n fam iliar. En el acta de la reu n ió n n acio n al celeb rad a p o r
el A A M C el 11 de m ayo de 1949, figuran:

A braham S tone, M D P resid en te


Jan et F o w ler N elson, S ecretaria
G ladys, H. G roves
S ophia J. K leegm an, M D
R obert W . L aid law , M D
E m ily H artshone M udd
R everendo O tis R. R ice
A na B udd W are
H erbet D. L am son

E llos acordaron que la o rien tació n fam iliar se reco n o ce com o una esp eciali­
dad en el cam po de la o rien tació n , que estu d ia las relacio n es en tre los có n ­
yuges. É sta co ncen tra gran can tid ad de p ro fesio n istas relacio n ad o s con esta
d iscip lin a e interesad o s en p erten ecer a esta esp ecialid ad , y a sean m édicos,
clérigos, psiquiatras, ped ag o g o s, psicólogos, so ciólogos o trab ajad o res socia­
les. L os req u isito s p a ra ser ace p tad o s com o esp e c ia lista s en la o rien tació n
fam iliar son presen tad o s aquí en térm inos de p rep aració n acad ém ica, ex p e­
rien c ia profesional, cu alid ad es p erso n ales (G urm an y K niskern, 1991), q ue a
continuación se describen.

PREPARACIÓN ACADÉMICA

A ) C ad a o rie n ta d o r fa m ilia r d e b e rá ser p ro fe sio n ista y e sta r grad u ad o


en una in stitu ció n am p liam en te reco n o cid a; el títu lo p o d rá ser de las
sig u ien tes m aterias: ed u cació n , eco n o m ía fa m iliar, d erech o , m e d i­
cina, enferm ería, psico lo g ía, sacerdocio, an tro p o lo g ía social, trabajo
social y sociología.
Historia de la terapia familiar • 23

B) Cualquiera que sea la materia elegida, deberá tener acreditados cursos


de especialización en: psicología, desarrollo de la personalidad, ele­
mentos de psiquiatría, biología humana (incluidos los fundamentos
de anatomía sexual), fisiología, genética, psicología del matrimonio
y de la familia, aspectos legales del matrimonio y de la familia, ade­
más de técnicas de orientación.

EXPERIENCIA PROFESIONAL

A) El candidato deberá tener por lo menos tres años de experiencia reco­


nocida en su campo de especialidad, así como experiencia clínica bajo
supervisión de un especialista en terapia familiar.
B) Para ingresar a la asociación, el aspirante deberá tener la capacidad de
diagnosticar con habilidad entre los niveles superficiales y los más
profundos de desajuste familiar, así como ser capaz de reconocer cuán­
do la familia deberá ser referida a otro especialista.
C) Tener una actividad científica que observe las variaciones individua­
les y sus derivaciones; por ejemplo ser especialista en el área del com­
portamiento sexual y tener la habilidad de discutir estos problemas de
manera objetiva.

CUALIDADES PERSONALES

A) El candidato deberá poseer integridad personal y profesional de acuerdo


a los estándares de la ética.
B) El aspirante deberá poseer una actitud de interés, apego y bondad ha­
cia la gente; combinando todo esto con una gran integridad y madurez
emocional.
C) La experiencia personal en el área matrimonial y parental se considera
como otra cualidad.

El primer gran logro de la AAMC fue definir y estandarizar sus objetivos en


la reunión del 11 de mayo de 1949, como resultado de varios años de esfuer­
zo y penalidades. Posteriormente, en 1956, la AAMC acreditó otras tres ins­
tituciones para la formación de orientadores familiares:

1. Marriage Council o f Philadelphia, F.


2. Merrill - Palmer School, en Detroit, Mich.
3. Menninger Clinic, en Topeka, Kansas.
24 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

Con todos estos años de experiencia, y contando con centros especializados


en el cam po de la orientación fam iliar, al principio de la década de 1960-1969
la profesión llegó a adquirir una identidad propia y bien definida, y su filoso­
fía de tratam iento. D esafortunadam ente el proceso que en sus inicios tu v ie­
ron que pasar estas clínicas fue m uy lento y penoso, ya que sus estudios clín i­
cos revelan que la terapia con fam ilias llegaba solam ente a 5% de la práctica
total en el decenio de 1940-1949, 9% en el decenio de 1950-1959 y 15% en el
de 1960-1969. Todavía más im presionantes son los datos que corresponden
al tratam iento de parejas, donde el porcentaje bajó de 5 a 3% y llegó hasta
1%. A sí, la intervención se tuvo que realizar con un solo cónyuge, es decir,
una intervención personal respecto a los problem as conyugales (Guerin, 1976).
A lgunas investigaciones referentes a los inicios de la orientación fam i­
liar, revelan la lentitud de los cam bios que entonces se perm itían. Se m aneja­
ban todos los casos bajo norm as y actitudes m uy ortodoxas. En el año de 1965,
la A A M C reconocía com o dedicados a la orientación fam iliar únicam ente a
25% de sus asociados; el 75% restante ejercía básicam ente su profesión, como
era la de m édicos, psiquiatras, sociólogos y dem ás. (G urm an y K niskern,
1991.)
La A A M C pasó, com o consecuencia, por m om entos m uy difíciles a fi­
nales del decenio de 1950-1959 y se vio obligada a cerrar las puertas de su
clínica en N ueva Y ork, ya que no podían cubrir sus gastos. A fortunadam en­
te, en la d éca d a de 1 9 6 0 -1 9 6 9 , D av id y V era M ace em ig raro n de In g la te ­
rra a EU A , apoyando a la A AM C con una clínica en N ueva Jersey, la cual
llegó a ser autosuficiente después de varios años.
Al m ism o tiem po que estos conflictos se presentaban en la costa este de
EUA, en la costa oeste tenía lugar el A m erican D ream , con la gran afluencia
dem ográfica y el auge de la posguerra. En el sur de C alifornia, un grupo de
orientadores fam iliares con gran determ inación se reunió para legislar y re­
glam entar la form ación y práctica profesional en este cam po. A lgunos de ellos
fueron Jam es A. Peterson, fundador del prim er doctorado (PhD ) y del centro
de orientadores fam iliares de la U niversidad de C alifornia en 1953; también
C linton Phillips, en ese tiem po director del Institute o f Fam ily R elations fun­
dado por Popenoe en 1930, y posteriorm ente fundador del C alifornia Family
Studies Center.
Jam es Rué fue el fundador de una institución independiente llam ada The
Free—Sanding California Association o f M arriage and Fam ily Counselors. En
ese tiem po esta agrupación de C alifornia decidió no asociarse a la AAMC,
cosa que hizo posteriorm ente; en la actualidad cuenta con más de 18 000 aso­
ciados y desde 1963 obliga a obtener la licencia del E stado para ejercer la
especialidad en terap ia fam iliar y terap ia infantil. P o r p rim era vez se limi­
tó la práctica de la terapia fam iliar sólo a las personas que tuvieran la pre­
paración requerid a p o r la asociación de ese E stado y se estab leció la clara
diferencia entre la especialidad de terapia fam iliar y las dem ás especialida­
des, com o m edicina, psiquiatría o trabajo social (W hitaker y M alone, 1953).
Historia de la terapia familiar * 25

C O N SO LID A C IÓ N Y MADUREZ DE LA PR OFESIÓN

Al inicio del decenio de 1970-1979, la p rofesión obtuvo su m aduración y


consolidación. En un estudio com parativo y an alítico de las publicaciones
especializadas es posible ver cóm o en esta área se fue fortaleciendo la pro fe­
sión y la inform ación en este cam po, desde sus inicios a partir de 1940 hasta
la década de 1970-1979 realizando 10 publicaciones con tópicos de fam ilia.
Fue hasta 1975 cuando W illiam N ichols editó el Jo urnal o f M arital and
Counseling que en 1979 se llam ó Journal o f M arriage a n d F am ily Therapy.
De esta m anera, la especialidad de terapia fam iliar obtuvo otra publicación
para expresar sus bases e investigaciones. En la década de 1990-1999 exis­
ten, en inglés, por lo m enos una docena de revistas especializadas y 15 en otros
idiomas (G uerin, 1976).
Uno de los beneficios que se obtuvo en el cam po de la terapia fam iliar
fue la apertura a las aportaciones, que desde el principio se planteó para su
práctica. Su enfoque fue m u ltidisciplinario y en él se conjuntaron las co n ­
tribuciones de m é d ico s, p s iq u ia tra s, p ed ag o g o s, so ció lo g o s, g e n e tista s,
com unicólogos y p sicó lo g o s. A h í los p ro b lem as fam iliares se an aliza ro n
desde diferentes enfoques profesionales, lo que perm itió fortalecer sus inicios
a esta creciente profesión. A parecieron algunas nuevas o rientaciones en el
campo cognoscitivo y conductual, com o las de R ichard Stuart (1969, 1975,
1976), D avid K nox (1971), y del grupo de O regon (W eiss et a l , 1973; Jacob-
son, 1976).
Sim ultáneam ente, el grupo que m anejó los talleres de com unicación gru-
pal señaló que éstos proliferaron al internarse en el cam po de la terapia fam i­
liar, como fue el caso del grupo de co m u n icació n de p areja de M in eso ta
(Miller, N unnally y W ackm an, 1975) o com o los grupos de terapia conyugal
desarrollados por G uerney. O tra variante fue la de M ace y M ace (1976), ésta
se enfocaba m ás a la prevención que a la terapia en sí; trabajo que realizaron
en su clínica de N ueva Jersey, después de em igrar de Inglaterra, donde fue­
ron fundadores de la terapia fam iliar.
Pero, tal vez, el m om ento m ás significativo en el decenio de 1960-1969 y
principios del de 1970-1979, se suscitó con la confluencia de otros m ovim ien­
tos, cuando fu e ro n in v ita d o s a la re u n ió n a n u a l de la A A M C , N ath an
Ackerman, John W arkentin, V irginia Satir, A nford N. Sherm an y John Bell,
quienes presentaron sus trabajos realizados con fam ilias, aportando nuevas
conceptuaciones. El im pacto fue tan significativo, que en 1964 estos grupos
propusieron a la AAM C ser responsables de la publicación del Fam ily P rocess,
pero por estar al frente de esta publicación el grupo de Jackson, de Palo A lto,
California, fu eron rech a zad as sus p ro p u estas. Sin em b arg o , el gru p o de
Ackerman, de N ueva Y ork, fue considerado com o pilar de la terapia fam iliar
y, por tanto, se le nom bró editor responsable del F am ily Process. Sus in tere­
ses no concluyeron aquí, en 1970 cam b iaro n el nom bre de la aso ciació n
26 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

A A M C por el de A m erican A sso cia tio n o f M arriage a n d F am ily C ounselors,


A A M F C (A sociación E stad o u n id en se de C onsejeros M atrim o n iales y F a­
m iliares). F inalm ente, la consolidación de tanto esfuerzo llegó a la m adurez
suficiente para la preparación de sus especialistas, así com o para las p u b lica­
ciones especializadas. En el año de 1975 se cam bió nuevam ente el nom bre de
la asociación por el d e A m erican Association o f M arriage and Fam ily Therapy,
A A M F T (A so c ia c ió n E sta d o u n id e n s e de T e ra p ia M a trim o n ia l y F a m i­
liar, 1991) la cual funciona h asta la fecha.

H ISTOR IA DE LA TE R A P IA FAMILIAR EN MEXICO, D.F.*

El doctor Raym undo M acías, en colaboración con los doctores R oberto D ervez
y L auro E strada, estableció en M éxico, en el año de 1969, el p rim er posgrado
(M .D .) para la form ación de terapeutas fam iliares en la U niversidad Ib ero ­
am ericana, con un año de duración. E l doctor M acías tom ó com o antecedente
el interés que m ostraron los asistentes al curso que im partió la doctora Teodora
A bel, del M ental H ealth de N ueva Y ork, el cual se im partió en el H ospital
P siquiátrico Infantil (W asongarz, 1991).
P osteriorm ente se planteó un segundo curso p ara ios años 1970-1972, año
en que el d o cto r M acías se sep aró de la U n iv ersid ad Ib ero am erican a y d e­
cidió fundar su propio instituto, Instituto de la F am ilia A .C. (IFA C ), que es­
taba incorporado a la m ism a universidad. El IFA C involucra a las siguientes
instituciones de salud para su p ráctica y atención: H ospital de P ediatría, Ser­
vicio de H igiene M ental del H ospital Infantil, Instituto M exicano de A tención
a la N iñez (IM A N ), P rogram a N acional para el D esarrollo Integral de la F a­
m ilia (D IF), H ospital G eneral del C entro M édico N acional, Servicio P sicoló­
gico de la U niversidad N acional A utónom a de M éxico (U N A M ), H ospital de
la R aza, H ospital Psiquiátrico Infantil, Instituto N acional de N utrición, C líni­
ca San R afael y el Instituto N acional de C ardiología. En el año de 1989 abrió
su propia clínica.
El trabajo psicoterapéutico en M éxico se encuentra controlado por dos
g ru p o s p s ic o a n a lític o s d esd e el d e c e n io de 1 9 6 0 -1 9 6 9 : la A so c ia c ió n
P sico an alítica M ex ican a (A PM ) y el In stitu to M ex ican o de P sico an álisis
(IM P). D urante 1967 a 1968 su rg iero n otros grupos, com o la A sociación
M exicana de P sicoterapia P sicoanalítica, A .C., la A sociación M exicana de
P sico terap ia A n alítica de G rupo (A M PA G ), y, desde 1981, la A sociación
M exicana de T erapia F am iliar (A M TF).

* N. del Autor: En esta primera edición se incluyeron únicamente las instituciones de


terapia familiar ubicadas en el D.F.; las que se encuentran en el resto de la República
Mexicana podrían integrarse en futuras ediciones.
Historia de la terapia familiar * 27

En el cam po de la terapia fam iliar, el doctor M acías hizo su preparación


en M ontreal bajo la supervisión de Epstein; sus objetivos en el IFA C son los
siguientes:

1) Prom over el estudio y la enseñanza de la dinám ica fam iliar y sus raíces
psicosociológicas, form ar psicoterapeutas fam iliares y m antener entre
sus m iem bros y estudiantes un buen nivel de m adurez profesional.
2) Organizar cursos para médicos, psicólogos, trabajadores sociales, m aes­
tros, clérigos y otras personas que tratan de ayudar a las fam ilias; és­
tos im parten conocim ientos dinám icos y de terapia fam iliar.
3) D ar tratam iento a fam ilias de escasos recursos económ icos, sin fin ali­
dad de lucro.
4) R ealizar investigaciones científicas en psicoterapia y dinám ica de las
fam ilias m exicanas.
5) C ontribuir con conferencias, cursos internos y talleres de psicoterapia
fam iliar, a la vida cultural m exicana.

El marco teórico que se aplica en el IFAC es psicoanalítico y sistém ico, con


diferentes enfoques: estructural, estratégico, de M ilán, de Boston, de Palo Alto
(MRI), y de la narrativa y el constructivism o social; con una visión dinám ica,
sistémica e integrativa. L a form ación se com pleta en seis sem estres (3 años);
los aspectos form ativos ex p erienciales son de gran im portancia, em plean
videograbaciones de fam ilias con supervisores y estudiantes.
Otra de las instituciones pioneras de la terapia fam iliar en M éxico es la
Universidad de las A méricas (UDLA), fundada hace más de 50 años en M éxico
con el nombre de M éxico City C ollege (M CC), orientada a la preparación de
profesionales que posean dom inio com pleto de los idiom as español e inglés.
Otorga la m aestría acreditada por la Secretaría de Educación Pública de M éxi­
co (SEP), y M aster avalada por la C om isión de Colegios de la A sociación de
Universidades del Sur de EUA (1866, Southern Lañe, Decatur, G eorgia 30033-
4097). La U D LA im parte la m aestría en psicología en dos especialidades
Género y T erapia Fam iliar. El program a está form ado por cuatro cursos de
tronco común y 16 cursos en terapia fam iliar, 13 o 14 en G énero, debiendo
cursar un total de 90 créditos y 64 de especialidad, con una duración de dos
años divididos en cuatro sem estres.
Para ingresar a la m aestría en la U D L A es n ecesario ten er lic e n c ia tu ­
ra en psicología o en áreas relacionadas a la salud mental. En 1980 se m odificó
el programa original de psicología clínica en general y se convierte en la m aes­
tría de orientación fam iliar, pasando por varios problem as al no ser reconoci­
dos los estudios y el proceso de tesis oficialm ente.
La práctica de los estudiantes se lleva a cabo en su propia clínica (OIRA),
en el Hospital Infantil de M éxico ó en el Instituto N acional de Pediatría. Las
modalidades en la supervisión ahora son diversas, se da prioridad a la super­
visión en vivo en la cám ara G esell, tam bién se utiliza la revisión de m aterial
28 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

grabado de fam ilias en tratam iento previo; otra variante es el reporte oral y
escrito y el ju eg o de roles donde los estudiantes escenifican a la fam ilia.
U na institución m ás reciente es el Instituto L atinoam ericano de Estudios
de la F am ilia (ILEF) fundado por el Dr. M aldonado el 12 de septiem bre de
1984. El es m édico con estu d io s de p o sg rad o en p siq u ia tría y p sico an alista
de grupo; en 1974 lleg ó a M éx ico in v itad o p o r el d o cto r M acías com o d o ­
cente del IFAC. Al separarse de este últim o, en com pañía de H oracio Skorkick
y E stela Troya, form a el ILEF, con un m arco teórico analítico, sistém ico y
social y, posteriorm ente, invita a co lab o rar con ellos a M arg arita D íaz y a
Javier V icencio.
O tra institución es PER SO N A S, Instituto de Investigación y E ntrenam ien­
to en P siquiatría. Fue fundado p o r el Dr. F reidberg, el Dr. L ichtein y la Dra.
D olores V illa, en 1980. Se inició para ofrecer form ación de terapia G estalt;
pero en 1984 dio un giro hacia la terapia fam iliar y de pareja. Los estudios
que im parte son reconocidos por la U N A M y se otorga únicam ente un dip lo ­
m a. Sus m o d e lo s c o n c e p tu a le s son la te ra p ia e x iste n c ia l, la e stru ctu ral
sistém ica, de M ilán, de A ndolfi, del M R I y de A ckerm an.
El Instituto de T erapia F am iliar, C E N C A LLI, creado en 1987 para la ca­
pacitación de terapeutas fam iliares con grado de M aestría y especialidad, fue
fundado por la Dra. M aría L uisa V elazco de T orres, D ra. en psicología clín i­
ca por la U niversidad Iberoam ericana, fun d ad o ra de la A sociación M exicana
de T erapia Fam iliar, in iciadora y catedrática de la M aestría en T erapia F am i­
liar en la U niversidad de las A m éricas A.C. (1981-1987).
La M aestría se im parte en dos años divididos en cuatro sem estres y 127
créditos, y está dirigida a m édicos, psicólogos, pedagogos, trabajadores so­
ciales y líneas afines. El enfoque teórico es estratégico estructural, de M ilán
y de la com unicación.
L o s o b je tiv o s de e sta in s titu c ió n son fo rm a r re c u rs o s h u m a n o s para
la investigación de las problem áticas fam iliares, sus orígenes y consecuen­
cias; d esarro llar y p ro b ar m étodos y técnicas de tratam ien to adecuados al
perfil de la fam ilia m exicana, así com o a la investigación; y desarrollar habi­
lidades clínicas para la prevención, atención y rehabilitación de los problemas
fa m ilia re s, con én fasis en el en ferm o cró n ico , las a d iccio n e s y el fracaso
escolar.
Tam bién se cuenta con el Instituto M exicano de T erapias B reves, S. C.
(IM T B ), fu n d ad o p o r la D ra. M ari B la n c a M o c te z u m a el 24 de o ctu b re
de 1986. E lla es licenciada en psicología por la U D LA y doctora en el área de
lenguaje por la U niversidad de H aw aii, con p ráctica en la U N A M y estudios
en el M R I, donde se esp ecializó en terap ia fam iliar y en terap ia breve. El
objetiv o de la institu ció n es d ar fo rm ació n de alto nivel en terapias breves;
su program a incluye apoyo a conflictos de adultos, niños y de fam ilia, pro­
blem as de anorexia, bulim ia y obesidad. D esde sus inicios, colaboraron con
la Dra. M octezum a el M tro. Jorge J. M olina y la M tra. E lena Fernández.
Historia de la terapia fam iliar • 29

O tro cen tro q ue o frece estu d io s de la fa m ilia es el In stitu to S u p e rio r de


Estudios p a ra la F am ilia , fu n d a d o en M é x ic o en el añ o de 1992 p o r el d o c to r
en filo so fía A lb e rto C a ste lla n o s; o fre c e la c a rre ra d e lic e n c ia tu ra en c ie n c ia s
de la fa m ilia co n u n a d u ració n de cu a tro añ o s d iv id id a e n o ch o sem e stre s, co n
tres áreas o tro n co s co m u n es: filo so fía , p s ic o lo g ía y p e d a g o g ía , e n fo c a d o s al
estudio d el in d iv id u o , la p a re ja y la fam ilia. E ste in stitu to o frece ta m b ié n la
especialidad o m a e stría en cie n c ia s de la fa m ilia , en un p e rio d o de d o s añ o s
dividido en o c h o trim e s tre s co n é n fa s is en a sp e c to s filo s ó fic o s , p s ic o ló g i­
cos, p e d a g ó g ic o s , m é d ic o s y ju ríd ic o s . S us o b je tiv o s so n la fo rm a c ió n de
p ro fe s io n a le s líd e r e s , c o n u n a p r e p a r a c ió n in te le c tu a l y h u m a n a q u e le s
perm ita in flu ir p o sitiv a m e n te en la so cied a d ; lo a n te rio r se lo g ra co n el e s tu ­
dio de las d isc ip lin a s so ciales y lo s v a lo re s fu n d a m e n ta le s de la fa m ilia . Su
sede se e n c u e n tra en la U n iv e rsid a d A n á h u a c del N o rte, H u iz q u ilu c a n , E s ta ­
do de M éxico.
P ara e s ta m a e s tr ía p u e d e s e r c a n d id a to c u a lq u ie r g ra d o d e lic e n c ia tu ­
ra. Estos e stu d io s de lic e n c ia tu ra y m a e stría e stá n re c o n o c id o s en M éx ico p o r
la SEP y p o r la U n iv e rs id a d L a te ra n e n s e d e R o m a q u e c u e n ta ta m b ié n co n
sedes en las ciu d a d e s de M é x ic o , G u a d a la ja ra y M o n te rre y , en M é x ico , y en
países com o E sp añ a, A frica, In d ia y B rasil.
La A so c ia c ió n M e x ic a n a de T e ra p ia F a m ilia r (A M T F ) tie n e e n tre sus
objetivos el d ifu n d ir la te r a p ia fa m ilia r , u n if ic a r y r e v is a r lo s p ro g ra m a s
de los d if e r e n te s in s ti tu to s d e f o r m a c ió n , te n e r u n ó r g a n o d e d if u s ió n y
fundar su p ro p ia p u b lic a c ió n . L a a s o c ia c ió n se fo rm ó el 17 d e fe b re ro de
1981. L os o b je tiv o s in ic ia le s de la aso c ia c ió n fu e ro n u n ifo rm a r y a p ro b a r los
program as d e las d ife re n te s in s titu c io n e s d e fo rm a c ió n , a s í c o m o te n e r un
órgano de p ro m o c ió n y d ifu s ió n . L a A so c ia c ió n p id e p e rió d ic a m e n te a las
instituciones d e fo rm a c ió n sus p ro g ra m a s de estu d io p a ra h a c e r u n a re v isió n
de éstos.
T am bién d e n tro de sus o b je tiv o s se e n c u e n tra p ro p o rc io n a r el in te rc a m ­
bio profesional y c ie n tífic o en tre sus aso cia d o s, y v er p o r los in te re se s de lo s
psicoterapeutas fa m ilia re s co m o esp e c ia lid a d .
La A M T F in clu y e a in stitu cio n es com o IF A C , U D L A , IL E F , P E R S O N A S ,
CENCALLI, IM T B y C E M IC (en e sta ú ltim a no se d a fo rm a c ió n ).

VALORES ETICOS DEL TERAPEUTA FAMILIAR

El prim er e scrito q ue ab o rd ó de m a n e ra ce n tra l e ste asp ecto fu e el H a n d b o o k


of Family T herapy, en 1970, d o n d e se señ a la b a n lo s v alo re s ético s q u e d e b e ­
rían tener un te ra p e u ta fa m ilia r en su p rá c tic a p ro fe sio n a l, co m o so n la fo r­
mación, la c o n fid e n c ia lid a d , el in te ré s en el cam p o fam ilia r, d e c e p c io n e s y
frustraciones, la in v e stig a c ió n y la ac tu a liz a c ió n . D u ran te el p e rio d o fo rm ati-
vo de la terapia fa m ilia r (1 9 7 0 -1 9 8 0 ), los p io n e ro s se e n fo c a ro n m ás a los
Cuadro 1-1. Cronología evolutiva de los Institutos de terapia familiar en México

30 • Terapia familiar: Modelos y técnicas


Ano IFAC UDLA ILEF PERSONAS C EN C ALU IMTB ISEF
1972 F u n d a c ió n . F o rm a c ió n
e n 4 s e m e s tre s . A f i­
lia d o a la U . I b e r o ­
a m e ric a n a . R e d h o s ­
p ita la ria .

1975 E s c is ió n p o lí tic a . El
D r. B a r r a g á n s e s e ­
p a ra .

1977 S e ro m p e la a filia c ió n
c o n la U . Ib e r o a m e r i­
cana.

1980 El p r o g ra m a d e p s ic o lo ­
g ía s e t r a n s f o r m a e n
o rie n ta c ió n y te r a p ia fa ­
m ilia r. C o la b o ra c ió n c o n
la c lín ic a O IR A .

1981 S E F U N D A L A A S O C IA C IÓ N M E X IC A N A D E T E R A P IA F A M IL IA R (A M T F )

1983 E l in g r e s o a la fo r m a ­ E l p ro g ra m a e s tr u c tu r a ­
c ió n s e v u e lv e a n u a l. do p o r t r im e s t r e s se
m o d ific a e n c u a tr im e s ­
tre s .

1984 S e c o n s o lid a e l c u r s o F u n d a c ió n . El p ro g ra m a de
p r o p e d é u tic o . S e c o n s o li­ G e s ta lt s e tr a n s fo r ­
d a la c lín ic a m a e n T e r a p ia F a ­
d e l IL E F . m ilia r y d e P a re ja (2
a ñ o s ). C o n v e n io c o n
IS S S T E .

(Capítulo 1)
1985 S e s e p a r a U D L A D .F .
d e U D L A C h o lu la .

1986 E n “ p a p e l" s e fo r m a ­ E l p r o g ra m a s e a m p lía F u n d a c ió n por la


liz a el p r o g ra m a d e 3 a 6 s e m e s tre s . D ra . M o c te z u m a y
a ñ o s , p e ro e s to n o se
1986 el M tro . M o lin a . E s ­
lle v a a c a b o .
p e c ia lid a d en 4 s e ­
m e s tre s . D ip lo m a d o
c o n 1 a ñ o d e d u ra ­
c ió n . A v a la d o p o r el
M R I d e P a lo A lto ,
C a lifo rn ia .

1987 P R IM E R C O N G R E S O N A C IO N A L D E T E R A P IA F A M IL IA R

C o n v e n io co n IN P . E s ­ Escición E s fu n d a d o p o r la
c is ió n p o lític a . S e s e p a ­ p o lític a . S e D ra . M. L. V e la z c o .
ra M . L. V e la z c o . s e p a ra n M. M a e s tr ía e n T e r a ­
D ía z y J. p ia F a m ilia r e n 4
V ic e n c io . s e m e s tr e s . E s p e ­
c ia lid a d e n T e ra p ia
F a m ilia r.

E l p ro g ra m a d e f o r ­
1988 In ic ia n s u s
m a c ió n se a m p lía a 5
c u rs o s in ­
s e m e s tre s .
te r n a c io n a ­
les.

Historia de la terapia familiar


19 89 S E G U N D O C O N G R E S O N A C IO N A L D E T E R A P IA F A M IL IA R , S E C R E A L A R E V IS T A “ P S IC O T E R A P IA Y F A M IL IA ”

S e c o n s o lid a la c lín i­
A u m e n ta e l p r o g ra ­
c a IF A C .
m a d e fo r m a c ió n a
5 s e m e s tr e s . T e r ­
m in a c o n v e n io c o n
IS S S T E . C o n s o li­
d a c ió n c lín ic a .

1990 T E R C E R C O N G R E S O N A C IO N A L D E T E R A P IA F A M IL IA R

L a fo rm a c ió n a u m e n ­ S e c o n s o li­ F u n d a c ió n p o r el D r. A .
ta a 6 s e m e s tre s . d a curso pro- C a s te lla n o s (1 9 9 2 ). L i­
p e d é u t ic o . c e n c ia tu ra e n C ie n c ia s
Convenio d e la F a m ilia , c o n e n fo ­
c o n IN P . q u e filo s ó fic o , p s ic o ló g i­
c o y p e d a g ó g ic o , c o n


d u r a c ió n d e 8 s e m e s ­

31
tre s .
32 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C ap ítu lo 1)

conceptos teóricos y técnicos, m ientras los valores éticos se delinearon úni­


cam ente en las experiencias profesionales de aquéllos.
El prim er artículo que apareció respecto de este tópico fue publicado por
G roseer y Paul en el año de 1964, en el A m e r ic a n J o u r n a l o f O r th o p s y c h ia tr y \
ellos apuntaron valores éticos vigentes actualm ente, com o el del secreto pro­
fesional y otros que em ergen durante el proceso terapéutico. Sin em bargo en
1960, B oszorm enyi-N agy ju n to con Spark, habían desarrollado la teoría de
éticas intergeneracionales de fam ilia, que veía al terapeuta com o p ilar de los
valores éticos de ésta, estableciendo un balance entre su m iem bro m ás débil o
vulnerable (B oszorm enyi-N agy y Spark, 1983).
N o se realizaron m ás aportaciones en este sentido, sino hasta finales del
decenio de 1970-1979, con la obra de H aley P r o b le m - S o lv in g T h e r a p y donde
se indica que el terapeuta ofrece un m arco de intercam bio social en sus valo­
res éticos, es decir, actúa éticam ente en el intercam bio, pues a cam bio de una
com pensación económ ica, él devuelve la posibilidad de resolver los proble­
m as del paciente. H aley presenta en este libro la posibilidad de m anejar ac­
tualm ente las posiciones respecto de actitudes de m anipulación y decepción
(H aley, 1980).
O tro grupo que m uestra interés en los valores éticos es el fem inista, re ­
presentado por R achel H are-M ustin, quien señala que los valores fem eninos
están siendo sacrificados por los beneficios de los grupos (V asper, 1991).
C om o consecuencia de estas críticas internas, los terapeutas fam iliares,
así com o todos los profesionales de la salud m ental, se vieron obligados a
confrontar los cam bios legislados en 1970 respecto de las fam ilias y su trata­
m iento, com o fueron el divorcio, la custodia de m enores, el abuso de m eno­
res y la regulación de la profesión de terapeuta fam iliar (A A M FT, 1991).
El año de 1982 fue de gran relevancia para los valores éticos de la profe­
sión, pues M argolin publicó en el A m e r ic a n P s y c h o lo g is t sus trabajos en la
revisión de los valores éticos de la profesión de terapia fam iliar; ahí se resu­
m en los valores del terapeuta, los que resurgen com o m ás severos que los ya
establecidos en la psiq u iatría individual. A lgunos de éstos son: ¿quién es el
cliente?, ¿cóm o se m aneja la inform ación confidencial?, ¿cuál es el derecho
que tiene cada uno de los m iem bros de la fam ilia para rechazar la terapia?,
¿cuál es la función de los valores del terapeuta, respecto de los conflictos de
la fam ilia? E se m ism o año, la A A M T F p ublicó sus E th ic a l P r in c ip ie s o f
F a m ily T h e r a p y ; en este docum ento se especificaron las norm as de los tera­
peutas fam iliares: responsabilidad profesional, com petencia, responsabilidad
de la investigación y responsabilidad social (A A M FT , 1991).
Tam bién 1985 es relevante por la publicación de C o u n s e lin g a n d Valúes,
ésta contiene artículos de diferentes autores, com o el de B oss y W einer sobre
los preju icio s co n tra la m ujer; el de R yder, de los valores de la fam ilia; el
de N. K aslow y G urm an respecto a su investigación de los valores éticos de
la te ra p ia fa m ilia r; y el de C ristia so n , de la é tic a de los c e n tro s m édicos
de la terapia fam iliar.
H is to ria de la terapia fa m ilia r • 33

El libro B e tw e e n G iv e a n d T a ke de B oszorm enyi-N agy y K rasner, en 1986,


retom a el tem a y refo rm u la los valores éticos de la terapia fam iliar, donde el
terapeuta se id en tifica con la v u ln erab ilid ad y recursos de cada uno de sus
pacientes, en esto estrib a el térm ino de balance del sistem a en varias so lu cio ­
nes m últiples.
L a c o n fia n z a h a c ia el te ra p e u ta co m o c o n o c e d o r ap ro x im a a los m iem ­
bros de la fa m ilia a un b a la n c e m ás ju s to de e q u ilib rio . A d ife re n c ia de
quienes e n fa tiz a n lo s v a lo re s é tico s del te ra p e u ta , N ag y h a c e h in c a p ié en
los valores éticos de la fam ilia; para él la relación generacional de ésta es un
valor perm anente y los valores m orales del padre son inherentes a los hijos.
Las o b lig acio n es éticas, p o r lo m ism o, se deb en p resen tar en cad a uno de
los m iem bros de la fam ilia. U na de ellas es la lealtad, pero tam bién son com o
un coro p ara la relació n fam iliar; los p ad res están o b lig ad o s a p ro p o rcio n ar
el b ie n e s ta r de sus h ijo s, q u ie n e s en re s p u e s ta , d e b e n se r le a le s co n los
padres; los có n y u g es, p o r su co m p ro m iso m oral, d eb erán ser fieles uno con
el otro.
El nuevo concepto co n tex tu al de la terap ia fam iliar viene a cu estio n ar
todos estos valores que asum e la terapia sistém ica estructural, com o son las
fuerzas de jerarq u ías y desbalance, los cuales se desvanecen con los nuevos
m ovim ientos, com o el fem inista, donde se postula que tanto el hom bre com o
la m ujer tienen los m ism os derechos en la sociedad y la fam ilia.
En el año de 1987 aparecieron dos obras significativas en la ética de la
terapia fam iliar, una de ellas a cargo de H uber y B aruth quienes publicaron
los requerim ientos educativos de la A A FT p ara preparar a los profesionales
en la terapia fam iliar. L a segunda pu b licación es realizad a por el terapeuta
inglés W aldron-S kinner en colab o ració n con W atson. Lo que d estaca de su
obra son los valores m orales y filosóficos del terapeuta fam iliar: “Los valores
éticos nos sirven com o principio para poder seleccionar diferentes cursos de
acción, un com ponente ex istencial, lo cual significa que los valores nos ay u ­
dan a definir la natu raleza de la realidad y finalm ente tienen un facto r afecti­
vo; las personas no sólo prefieren y crean sus propios valores, sino que son
capaces de p elear y m orir p o r ellos. Por tal razón un valor, una vez fo rm u la­
do, puede ser cam biado con gran d ificu ltad ” (V asper, 1991).
Por tanto, al referirse uno a los valores y preferencias que guían al ser
humano a tom ar decisiones, com o lo hizo notar Stein (1955), esta definición
tan simple se convierte en com pleja, cuando uno diferencia entre valores la­
tentes y m anifiestos, conscientes e inconscientes, expresados y no ex p resa­
dos, y operantes y no operantes. A lgunos de estos valores se convierten en
idiosincracia, unos son com partidos por el sistem a fam iliar y otros se ex tien ­
den fuera de la fam ilia (Pope y V ázquez, 1991). F inalm ente, unos son in h e­
rentes a la fam ilia y otros se presentan en ciertos contextos únicam ente.
Aquí se u tiliza el térm ino filo só fico ético en el sentido no m oral, sino
racional respecto de la aceptación o negación de la intervención terapéutica.
El término ética aplicado a la situación donde el terapeuta fam iliar tom a una
34 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capítulo 1)

d e c is ió n d e u n a a c c ió n e s p e c íf ic a r e f e r id a a la m o r a l d o m in a n te d e la
c o n fid e n c ia lid a d d e la fam ilia.
L a c o n fid e n c ia lid a d en tre clín ic o s y p a c ie n te s tie n e su o rig e n en el sig lo
xvi, c u a n d o lo s m é d ic o s d e s c u b rie ro n q u e u n a e n fe rm e d a d c o n ta g io s a e n la
f a m i li a p o d r ía e n f r e n ta r lo s a u n a d is c r im in a c ió n s o c ia l. L a b a s e d e la
c o n fia b ilid a d en la c lín ic a es el d e re c h o d el p a c ie n te a se r p ro te g id o d e la in ­
fo rm a c ió n v e rtid a en su p ro c e so te ra p é u tic o , a m e n o s q u e el m ism o p a c ie n te
dé a u to riz a c ió n e x p lícita.
L a p rim e ra p o sic ió n del te ra p e u ta fa m ilia r será la d e m a n te n e r en c o m ­
p le ta c o n fid e n c ia las p e tic io n e s q u e le h a g a n lo s m ie m b ro s de la fa m ilia. L a
s e g u n d a será la de re c h a z a r e n fo rm a a c tiv a lo s s e c re to s d e alg ú n m ie m b ro de
la fa m ilia , sin p e rm itir q u e e sto s s e c re to s lim ite n la c o n fid e n c ia lid a d d e la
te ra p ia. L a ra z ó n re sp e c to de e s ta s e g u n d a p o s ic ió n será n o c re a r u n a a lia n z a
s e c re ta e n tre el p a c ie n te y el te ra p e u ta q u e p u e d a in te rru m p ir el p ro c e so te ­
ra p é u tic o . L a te rc e r a p o s ic ió n se e n c u e n tr a e n tre la s p r im e r a s d o s , e n e lla
e l te r a p e u ta in d ic a r á a su s p a c ie n te s q u e e n g e n e r a l la c o n f id e n c ia lid a d
n o se a p lica, p e ro q u e el p a c ie n te tie n e el d e re c h o d e p e d ir q u e la in fo rm a ­
c ió n se m a n te n g a en secreto .
N o im p o rta q u é m o d e lo a p liq u e el te ra p e u ta , d e b e rá e s p e c ific a r an te sus
c lie n te s la p o lític a de c o n fia b ilid a d , si n o , la fa m ilia p o d ría c a e r en s u p o sic io ­
nes falsas. ■
C A P ÍT U L O

HU£

T E O R ÍA DE LOS SISTEMAS
Y LA CIBERNÉTICA EN LA TERAPIA FAMILIAR

TEORÍA DE LOS SISTEMAS

d e n t r o de la concepción científica de finales del siglo xx, se ha presentado


un paradigm a científico de naturaleza esencialm ente nueva. En disciplinas
como la física, quím ica, sociología, antropología, inform ática, psicología y
ecología, se ha dado un giro de 180° respecto de la percepción y concepción
de estas d iscip lin a s. El m o d elo red u c c io n ista o m e can ic ista, p a rtía de la
premisa de aislar los elem entos de un universo observado, fragm entándolo en
forma analítica para estudiarlo y analizarlo con el fin de determ inar o prede­
cir su com portam iento individual. E ste nuevo punto de vista sistém ico enfa­
tiza el no aislar los elem entos necesariam ente, sino relacionarlos entre ellos
con el fin de com prenderlos en su interacción contextual e intrínseca. Esta
nueva com prensión de las ciencias físicas, hum anísticas y sociales, resultó de
una necesidad por entender con m ayor am plitud los fenóm enos racionales, los
problemas teóricos, las ciencias biológicas, así com o de la m odernización de
la ciencia m ecanicista; con una nueva concepción que vislum bra a los orga­
nismos biológicos no com o entes aislados, sino com o un todo, dentro de la
intervención sistém ica, para verlos con niveles de organización consigo m is­
mo y con el m undo que lo rodea a través de estím ulos reales.
Desde los albores del siglo xx, los avances en la ciencia, la tecnología y
la cibernética, han dem ostrado que los paradigm as hasta entonces utilizados,
se enfocaban al aspecto positivista lógico y enciclopedista, de retroalim en-

35
36 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 2)

tació n y te cn o lo g ía con la id e a fiscalista, au to m ista , de la te o ría de la cám ara


o la caja negra p ara el co nocim iento. T odo esto an tag o n iza con el co n o cim ien to
de hoy.
E ste nuevo p a ra d ig m a sistém ico de la cie n c ia co n tra p o n e la co n ce p ció n
arm ó n ica a la c o n ce p ció n lin eal y u n id ireccio n al. H oy en d ía, a to d o s los e le ­
m en to s y d iscip lin a s de la cien cia , es n e ce sa rio ap lic a r m u ch as v aria b les de
categ o rías, in teracció n , tran sició n , o rg an izació n , etc., con el fin de q u e se p re ­
sen ten n u ev as co n ce p cio n es en el estu d io de las cien cia s, y a que la p e rc e p ­
ción no se ve d esd e el p u n to de v ista p o sitiv ista, es d ecir, d e co sas reales, sino
co m o u na ap ro x im ació n a la v erd ad o a la re a lid a d , p u es é sta no es la m ism a
d e sd e el p u n to de v ista d el o b s e rv a d o r q u e del o b se rv a d o , si se p a rte d e la
p re m isa que la re a lid a d es re la tiv a resp ecto de c a d a o b serv ad o r, d ep en d ien d o
de u n a in fin id ad de facto res que in te rfie re n en la v erd ad y la re a lid a d de cad a
uno de n o so tro s, com o son la id io sin crasia, la ed u ca ció n , la c u ltu ra y el le n ­
guaje. C o n rela ció n a e sta ú ltim a v ariab le, W h o rf (1 9 5 6 ) p ro p o n e q u e son las
p au tas lin g ü ístic as, com o la sin tax is, la se m án tica y el p rag m a tism o las que
d eterm in a n lo que un in d iv id u o p e rc ib a del m u n d o , d e su v erd ad en rela ció n
a él y lo que le ro d ea; e stas p au tas p u ed en v a ria r en fo rm a in fin ita resp ecto de
la in fin id ad de gru p o s, y e tn ia s y len g u ajes u tiliz ad o s p o r éstos.
Es p o sib le d ecir que la te o ría g en era l de los sistem as, d e sa rro lla d a p o r
L u d w in g V on B ertalan ffy , es la e x p lo ra ció n c ie n tífic a del to d o y de sus to ta ­
lid ad es, en y u x ta p o sició n al m o d elo re d u c c io n ista y m e can ic ista, q u e se c o n ­
sid e ra b a h a sta no hace m u ch o co m o p arte de la m etafísica.
L a n u ev a c ie n c ia de los sistem as h a p asad o p o r u n a g ran can tid ad de p re ­
cu rso res p a ra al fin lle g a r a e sta n u ev a co n cep ció n .
E sta n o m e n clatu ra es n u ev a pero ya se m a n ejab a d esd e la E d ad M ed ia p o r
p e rso n alid ad es com o L eo n a rd o D a V in ci, L eib in g , N ico lás de C au sa y su fi­
lo so fía de lo o p u esto ; P arace lso y su v isió n de la h isto ria; K ald u m y su p e r­
ce p c ió n de la h is to ria co m o e n tid ad es cu ltu ra le s o de sistem as; y la te o ría
G estalt físic a de R o h ler. P o sterio rm en te L o tk a, fu e q u ien m ás se acercó a la
te o ría de los sistem as, in teresán d o se m ás en la d in á m ica de las p o b la cio n es
q ue en o rg an ism o s in d iv id u ales.
L a co n ce p ció n o rg an ísm ica fu e p la n tead a p rim e ra m e n te p o r J. D . B ernal
(1 957) en F ran cia, p ero p o r d iv e rsas cau sas no fu e c o n o cid a en o tro s p aíses.
F in alm en te L u d w in g von B ertalan ffy , en 1968, p resen tó su o b ra T eoría g e n e ­
ra l de los sistem as, que fue recib id a p o r filó so fo s, m atem ático s y b ió lo g o s con
in c re d u lid a d p o r fan tá stica y co n tu n d en te, p o r ser ap licab le a las m atem áticas
así com o a todas las dem ás ciencias d o n d e la siguiente razón m atem ática puede
ser c u estio n ad a com o falso o v erd ad ero :

2+2=4

L a te o ría m o n ista q u e p o stu la que la v erd ad es ún ica, co m p le ta y to tal, que


to d o p e n s a m ie n to y e x p e rie n c ia e s tá s o m e tid a a su m a n ifie s ta a u to rid a d ,
Teoría de los sistem as y la cibernética en la... • 37

p u ed e se r p u e s ta en te la de ju ic io . L a p ie d ra a n g u la r d e la te o ría m o n is ta
p o stu la q ue h ay u n a so la v e rd a d (la v e rd a d to tal). L o q u e n o s p arec e v erd ad
total e in c lu so la v e rd a d aisla d a de 2 + 2 = 4, es so la m e n te u n a v erd ad en c ie r­
to grado, y a q u e cu a n d o se a ísla a rtific ia lm e n te se le p riv a de la re la c ió n q u e
la hace p arte d e la verdad, to tal y, p o r tan to , so n d istin ta s cu a n d o e stá n en un
sistem a d ifere n te.
E l h ech o d e q ue u n a d e te rm in a d a v erd ad p a rc ia l p e rte n e z c a al to d o de u n a
verdad p a rc ia l y, p o r tan to , só lo es p a rc ia lm e n te v e rd a d n o s im p id e a firm a r
de m odo a b so lu to “ esto es p a rte de la v e rd a d ” , sien d o e s te p la n te a m ie n to u n a
lim itación de lo s p ro c e d im ie n to s an a lític o s de la cien cia , co m o el de la e v o lu ­
ción em e rg e n te y el de “ el to d o es m ás q u e la su m a d e sus p a r te s ...” . E sto s
p rincipios a n a lític o s de la c ie n c ia c lá sic a fu e ro n p la n te a d o s p o r P itá g o ra s,
G alileo y D e sc a rte s, d o n d e u n a su m a to ria e s tá fo rm a d a p o r p a rte s in d iv id u a ­
les o u n id a d e s , q u e b a jo el p r in c ip io s is té m ic o c o n s id e r a q u e la s u m a d e
las p arte s es m á s q u e la su m a o la u n ió n d e u n id a d e s, en un s e n tid o m a te ria l
y c o n c e p tu a l. L a c o n d u c ta d e l to ta l e n u n a s u m a to ria n o tie n e la m ism a
conceptualidad d e la e c u a c ió n q u e d e s c rib e la c o n d u c ta d e c a d a u n a de las
partes, donde los p ro ceso s so ciales p u ed en ser an álo g o s o no a la su m a de éstos.
L a c o m p u ta c ió n h a ab ie rto u n n u ev o cam in o al e stu d io de lo s sistem as,
abreviando los c á lc u lo s q u e v an m ás allá d e las m a te m á tic a s o rd in a ria s; si
ejem plificam os m a te m á tic a m e n te la te o ría de lo s c o n ju n to s p o d e m o s c u e s ­
tionar el p la n te a m ie n to a n a lític o o ló g ic o d e la s m a te m á tic a s d e D e s c a rte s
o G alileo, si p la n te a m o s u n u n iv e rso d el co n ju n to d e lo s sig u ie n tes d íg ito s o
unidades:

Figura 2-1.
38 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capitulo 2)

C o n sid e re m o s p a ra e ste u n iv e rso la p ro p o s ic ió n ab ierta:

P = “X es un número par” .
A l s u s titu ir lo s e le m e n to s d e l u n iv e rs o “ P ” p o r “ X ” se p la n te a la s ig u ie n te
p ro p o sic ió n .

X = 0 es un número par.

X = 3 es un núm ero par.

X = 6 es un número par.

X = 9 es un número par.

X = 1 es un número par.

X = 4 es un número par.

X = 7 es un número par.

X = 8 es un núm ero par.

X = 2 es un número par.

X = 5 es un número par.

L o s e le m e n to s d e l U n iv e rso q u e h a c e n v e rd a d e ra la p ro p o s ic ió n X , fo rm a n el
c o n ju n to P d e u n iv e rso .

Figura 2-2.
Teoría de los sistem as y la cib ernética en la... • 39

En el diagram a anterior podem os observar que hay elem entos del univer­
so que no pertenecen al conjunto “X ” : (1,3,5,7,9).
Con estos elem entos se puede form ar otro conjunto, si se considera la
negación de la preposición P = “X es un núm ero par”, ~ P ’ = “X no es núm ero
par” tendríam os el conjunto (1, 3, 5, 7, 9) cuyos elem entos pertenecen a la
negación de la proposición abierta original, form ando el com plem ento del
conjunto P, con respecto del U niverso (U).

Figura 2-3.

La nueva teoría de los sistem as en el m odelo científico, no involucra


conceptuaciones vagas o su p erficiales, ya que en todo fen ó m en o se e n ­
cuentran sim ilitudes y diferencias, sin contradecir los principios básicos de la
ciencia, donde la teoría new toniana de la gravedad será relativa a la física apli­
cada a cada sistem a planetario y al fenóm eno de la altitud, siendo válido el
principio de la m ecánica y la gravedad new toniana, únicam ente si hubiese si­
militud y diferencias o verdad relativa de acuerdo al sistem a o planeta, la al­
titud y otros fenóm enos m ecánicos referentes al m ism o fenóm eno.
Las m etas u objetivos de la teoría general de los sistem as en la ciencia
serán conducir a una integración contextual de instrucción científica de las
ciepcias naturales y sociales, así com o determ inar una teoría exacta en los
campos no físicos de la ciencia.
Si tom am os en cuenta que todo organism o viviente es un sistem a abierto,
con una continua asim ilación y elim inación de elem entos para m antenerse en
un estado de hom eostasis o equilibrio; una fam ilia sería un sistem a viviente
que se rige por los m ism os estím ulos. P or tanto, podem os p o stu lar que la
40 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 2)

teoría de los sistem as, en el m arco conceptual de la terapia fam iliar, nos per­
m itirá o b ten er una nueva visió n respecto de la co n cep tu ació n de funcio-
nabilidad y patología; m odificando la unión lineal o reduccionista, por una
sistém ica o contextual. Si se considera que una enferm edad o alteración m en­
tal en una persona es una alteración en el sistema psicodinámico que repercutirá
en los subsistem as que interactúan con el paciente, se puede determ inar que los
síntom as y conductas aisladas reducen la posibilidad de su tratam iento.
U na conducta aislada o analítica será siem pre de dudoso diagnóstico. En
m uchos casos, encontram os o hem os visto conductas de personas que asem e­
jan tener sintom atología patológica, esquizofrénica o psicótica. ¿Q uién no se
ha sorprendido ante un cuadro de D alí o de Picasso?; si no supiéram os quién
es el autor, podríam os decir que es la representación esquem atizada de la
esq u izo fren ia, pero cuando co n o cem o s el m arco co n cep tu al del au to r lo
podem os catalo g ar com o genio e inclu sive llegar a d esear tener uno de es­
tos cuad ro s cu b istas en n u estra sala. De ig u al form a p odem os cuestionar
uno o más pasajes de la B iblia al opinar que no son m ás que m etáfora, aluci­
naciones psicóticas com o la m ultiplicación de los panes, la lluvia de m aná, la
separación de las aguas del M ar M uerto para que pasara la prole de Moisés,
etc.; éstas serían construcciones fantásticas que dejarían m uda a cualquier alu­
cinación esquizofrénica. Pero concebir la B iblia com o dogm ática, m ágica y
sobrenatural, nos da el m arco de referencia para retirarla de la patología e
incluso aceptarla y respetarla.
¿C óm o podríam os determ inar la patología y su diagnóstico a nuestros
pacientes, cuando no conocem os su m undo contextual, su interacción, su fa­
m ilia, sus orígenes ni su encuadre cultural, social y político? ¿E sto lo po­
dríam os determ inar a través de la inform ación que nos rem ite el esposo? ¿La
patología o la sintom atología del cónyuge podría ser precisada sin recibir de
este últim o su punto de vista? ¿O sólo a través del esposo conocer al otro?
¡Qué dudosa conceptuación de la verdad de am bos, al verla desde un solo
punto de vista!
El m undo de los psicóticos, tan estigm atizado y dram atizado por varios
autores, en especial por la escuela enciclopedista, sorprende y desconcierta
pues es el resultado de sus m anuales o conjeturas.
L a teoría de los sistem as aplicada a la terapia fam iliar nos perm ite una j
nueva concepción de los problem as, del com portam iento y de sus relaciones, j
Esta nueva concepción de sistem as se basa en el siguiente postulado: “El pen- \
sam iento contextual y la organización sistém ica circular, esto es, la conducta 8
de un m iem bro de la fam ilia afecta o está relacionada con el núm ero de miem- <
bros de la fam ilia”, contrastando con el pensam iento anterior que se basa en el :
pensam iento lineal o m ecanicista, donde la patología individual debería en- ■
trar en una categoría patológica del DSM IV en causas y efectos individuales. ’
El m odelo sistém ico o contextual d eterm ina el com portam iento como 1
resultado de m últiples causas, su significado dependerá de esta multiplicidad j
de factores, que no necesariam ente serán vistos com o patológicos, ya que hay |
Teoría de los sistemas y la cibernética en la... •4 1

una fo rm a in fin ita d e c o m p o rtam ien to y de co n d u ctas, de p en sam ien to s y de


fam ilias. P a ra lo s sistem as no hay ni ex iste la fa m ilia no rm al, cad a fam ilia
tiene el d erec h o y la lib ertad de v iv ir su p ro p ia v e rd a d y razó n de vid a; si hay
m uchas fo rm as de v iv ir la vida, ta m b ién d eb em o s ac e p ta r esto y no e n c a silla r
a una p e rso n a en un p atró n ríg id o de p ato lo g ías. L os p acien te s q u e nos c o n ­
sultan son p erso n as co n p ro b lem as y esto es lo q u e d eb em o s ver, sin ir m ás
allá de este en cu ad re. E l p ro b le m a su rg iría al in terrela cio n arse con su co n te x ­
to fam iliar, social, lab o ral, p o lític o y eco n ó m ico ; el o b je tiv o será fin alm en te
hacer m ás fu n cio n a l o lig e ra la p ro b le m á tic a d e este p acien te , a sí co m o la
relación con su co n tex to . A n alicem o s el caso de un niñ o de 10 añ o s q u e g o l­
peaba a su m adre. El p acien te id e n tificad o , seg ú n la m ad re, era el niñ o p o r su
conducta ag re siv a h a c ia ella. D esp u és de la seg u n d a sesió n y de p ed irle a la
madre q ue se p re se n ta ra a la p ró x im a te ra p ia co n su hijo , se p u d o d e te rm in a r
que q uien te n ía p ro b lem as era la m ad re y no el hijo . E lla lo h ab ía c a m b iad o a
una cu arta e sc u e la y lo s ú ltim o s m eses, cu an d o el h ijo h a b ía in iciad o su c o n ­
ducta ag resiv a, c o in cid ía n co n la in iciació n de la m ad re en ritu ales de sectas
de m a g ia b la n c a y d e s a c r if ic io s d e a n im a le s , e in v o lu c r a b a ta m b ié n en
esto a su h ijo , q u e rie n d o q u e é l se c o n v irtie ra a tra v é s de rito s d e su s e c ta
en “S a n to ” . E s te es u n e je m p lo m u y c la ro d e la c o n c e p c ió n c o n te x tu a l o
sistém ica de un p a cien te o un p ro b lem a que se p re se n ta en u n a p erso n a, c o ­
mo el caso citad o , d o n d e hay q u e ab rir y re v iv ir la in fo rm ació n co n tex tu al de
su problem a, hay q u e re c ib ir retro a lim e n ta c ió n de é ste y c o n o ce rlo en fo rm a
sistémica, y en co n se c u e n c ia v er si el p acien te id e n tificad o (P. I.) sólo p re ­
senta una sin to m ato lo g ía co m o co n secu e n cia de u n a p a to lo g ía fam iliar, so ­
cial, cultural, p o lític a o lab o ral.
L os p rin c ip io s b á s ic o s d e la te o ría d e lo s sis te m a s en la te ra p ia f a m i­
liar son:

1. T odo sistem a fa m ilia r es u n a u n id ad o rg a n iz a d a a trav és de sus reg las


p ro p ias, d o n d e lo s elem en to s de o rg a n iz a c ió n son n ece sa riam e n te in ­
d ep en d ien tes. E l to tal o el sistem a está in teractu ad o p o r las cu alid ad es
in d iv id u a le s d e la s u m a de “ n ” e le m e n to s y e s ta o r g a n iz a c ió n
in teractú a, se fo rm a y se rig e p o r la p red ic ció n y c o n siste n cia de cad a
uno de ésto s; el co m p o rtam ien to de un in d iv id u o no se p o d rá c o m p re n ­
d er de m a n era aislad a sino en su in teracció n co n el sistem a.
2. L a e s tru c tu ra sistém ica fa m ilia r e stá fo rm ad a p o r su b sistem as. D en tro
de c u a lq u ie r sistem a fa m ilia r e x isten je ra rq u ía s , éstas d elim itan los
subsistem as, sus o b ligaciones y resp o n sab ilid ad es, los que g en eralm en ­
te están d eterm in ad o s p o r las g en eracio n es, la edad, el g én ero y la fu n ­
ció n . L o s lím ite s s e rá n lo s q u e d e lim ite n la s je r a r q u ía s y su
fu n cio n alid ad . E n el m o d elo estru ctu ral, M in u ch in nos h ab la de los
su b sistem as p aren tales, su b sistem a frate rn o y su b sistem a de fam ilia
extensa. E sto s lím ites serán los q ue m arq u en la fro n tera o la d iv isió n
de estos su b sistem as.
42 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 2)

3. L os p atro n e s q u e rig en al sistem a fa m ilia r son c irc u lares y no lineales;


esto es, la fam ilia se ve co m o un sistem a de re tro a lim e n ta c ió n donde
el com portam ien to de A es co n secu en cia e influye en el co m p o rtam ien ­
to de B, C, D, etc. P o r tan to , se d eb erá v e r en la te ra p ia fa m ilia r el
co m p o rta m ie n to de A, B, C, D y ad em ás p a ra d e te rm in a r el patrón
co n tex tu al no sólo d e A sino de to d o el sistem a fam iliar. R eto m an d o a
S alv ad o r M in u ch in en este p rin cip io co n tex tu al, él e n fa tiz a q u e la pa­
to lo g ía no se en cu e n tra en el p acien te id e n tificad o , éste es q u ien m a­
n ifie sta lo s sín to m as p ero la p ato lo g ía se e n cu e n tra en la estructura
fam iliar.
4. L os sistem as fam iliares m a n tien e n su esta b ilid a d p o r el m e can ism o de
h o m eo stasis. L a te n d en cia cen tral p rin cip al de un sistem a es m antener
el eq u ilib rio , p ero co m o se h a m e n cio n ad o co n an terio rid a d , los siste­
m as y las fam ilias ro m p en su eq u ilib rio no n ec e sa ria m e n te p o r la des­
tru cc ió n o la en tro p ía, sino que ta m b ién esto s cam b io s p u ed en darse
p o r el p rin cip io de crec im ien to o de m o rfo g én esis. P o r tan to , los siste­
m as ab ierto s com o son las fam ilias, se rig en p o r p rin cip io s dinám icos
y de in teracció n co n el am b ien te, y no p o r p rin cip io s e stático s o cerra­
dos. L a h o m e o stasis en el sistem a fa m ilia r es la b ú sq u e d a in n a ta de la
m e d ia d esp u és de u n a d esv iació n .
5. L a ev o lu ció n y lo s cam b io s son in h e re n tes en lo s sistem as abiertos.
E n tre los sistem as v iv ien tes ab ierto s, la fa m ilia es u n o de lo s m ás di­
nám icos, y a que to d o s y cad a uno de sus su b sistem a s in teractú an ante
un m u n d o llen o de estím u lo s y cam b io s co n tin u o s. L a fa m ilia del año
2000 y años su b secu en tes se d ifere n cia m u ch o de la fa m ilia de princi­
p io s de siglo, a sí co m o sus m iem b ro s; alg u n o s p o d rán p erm a n ecer in­
m utables a los cam bios, pero fin alm en te éstos ejercerán una fu erza para
m o d ificarlo s o d estru irlo s. T o d o s esto s cam b io s realizan u n a fuerza o
in e rc ia de retro a lim en tac ió n en to d o s y cad a uno de los m iem b ro s del
sistem a fam iliar; así, la e stru c tu ra del m u n d o es c am b ian te com o de­
b e ría serlo la e stru ctu ra fam iliar.

EPISTEMOLOGIA CIBERNETICA

El acto b ásico de la ep istem o lo g ía es crea r la d iferen cia entre u n a p au ta y otra; i


lo im p o rtan te es que el m u n d o p u ed e p ercib irse de d ifere n tes m an eras, según {
las d istin cio n e s que uno estab lezca. L a v isió n m ás to talizad o ra de la ciberné-1
tic a es en fo ca r la o rg an iz ació n c irc u la r en lu g a r de u n a lineal. I
E l ap o rte h istó ric o de la te ra p ia fa m ilia r co n sistió en b rin d a r u n a manera f
d ifere n te de p erc ib ir d istin cio n e s, e stab lecien d o el sín to m a de la fam ilia y no {
del in d iv id u o . P ara el te ra p eu ta rep resen ta que el m éto d o m ed ian te el cual los |
I
Teoría de los sistem as y la cibernética en la... • 43

datos so n c a p ta d o s (d ia g n ó s tic o ), es u n a fo rm a d e c o n s tru ir y m a n te n e r el


c o n tex to te ra p é u tic o . E n o tra s p a la b ra s , el c o n te x to y las p re g u n ta s d el te ra ­
p euta c o n trib u y e n a c re a r la “re a lid a d ” d e l p ro b le m a q u e trata.
L a s a p o rta c io n e s d e R ic h a rd B ro w n (1 9 9 2 ) a p lic a d a s a la te ra p ia fa m ilia r
son d e g ra n im p o rta n c ia , p u e s o fre c e n u n a m a n e ra e s p e c ífic a d e c o n e x ió n
recu rsiv a q u e e x iste e n tre la d e s c rip c ió n , el d ia g n ó stic o y la in te rv e n c ió n . Él
señala q u e p a ra c o m p re n d e r c u a lq u ie r fe n ó m e n o , d e b e m o s e m p e z a r p o r e n ­
tender c ó m o fu e c o n s tru id o , o sea, d is tin g u ir lo s fe n ó m e n o s q u e e s tá n e n la
base d e la c o n s tru c c ió n y a firm a: “ N u e s tra c o m p re n sió n d e d ic h o u n iv e rs o no
es el re s u lta d o de d e s c rib ir su h e c h o a c tu a l, sin o re c o rd a r lo q u e h ic im o s o r i­
ginalm ente p a ra e n g e n d ra rlo ” .
L a e p is te m o lo g ía c ib e rn é tic a p e rte n e c e a la c ie n c ia d e la p a u ta y la o rg a ­
nización. E n la c ib e r n é tic a c u a lq u ie r “ id e a ” o “ p e n s a m ie n to ” es re a l y c o ­
mo d e c ía n L e w is y C a rre ll: “ E n m i p e n s a m ie n to c u a lq u ie r c o s a es ta n b u e n a
como c u a lq u ie ra d e e ste m u n d o ” . Q u ie n dé el sa lto p a ra d ig m á tic o d el m u n d o ,
de la m a te ria al m u n d o d e la p a u ta , c o m p re n d e rá el s ig u ie n te cu ad ro :

Cuadro 2-1

Metáfora de la pauta Metáfora de la materia


CIBERNÉTICA --------- ----------------» hacia la FÍSICA

MENTE --------- ----------------» hacia el CUERPO


FORMA --------- -------------- » hacia la MATERIA

COMUNICACIÓN --------- ----------------» hacia la ENERGÍA

MUNDO BIOLÓGICO --------- ----------------* hacia el MUNDO FÍSICO

ORGANIZACIÓN DE LA --------- ----------------» hacia el ELEMENTO DE LA


TOTALIDAD TOTALIDAD

ANÁLISIS CUALITATIVO --------- ----------------» hacia el ANÁLISIS


CUANTITATIVO

EXPLICACIÓN VITALISTA --------- ----------------*■ hacia la EXPLICACIÓN

Fuente: Hoffman, 1985.

Las d e sc rip c io n e s d e la c o lu m n a de la iz q u ie rd a , c o rre s p o n d e n a la p a u ta


y no se le d e b e ría a s ig n a r u n a m e tá fo ra p ro v e n ie n te de un m u n d o m a te ria l q u e
conlleve p re m isa s a c e rc a de la su sta n c ia , la e n e rg ía y la c u a n tific a c ió n . E n la
columna de la d e re c h a se v e rá la m a te ria en la q u e re c a e la p a u ta . E n el m u n ­
do de la c ib e rn é tic a se d e b e c o n c e b ir d o s c la se s d e su ceso s: p rim e ro , los q u e
envuelven lo m a te ria l y se g u n d o , lo s q u e lla m a m o s in m a te ria le s .
La cib e rn é tic a c o m e n z ó p o r e s ta r ín tim a m e n te lig a d a a la físic a , p e ro no
depende de las le y e s físic a s d e la e n e rg ía o d e lo m a te ria l. L a c ib e rn é tic a se
44 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 2)

ocupa de todas las form as de conducta. L a verdad de la cib ern ética es que no
se le derive de ninguna otra ram a de la ciencia, pues posee sus propios funda­
m entos. En todo caso, la física es la su b disciplina de la cib ern ética aplicada al
estudio de las pau tas co rporizadas en la m ateria. A sí, la física y la cibernética
no son polos opuestos; la p rim era es p arte de la segunda. D e la m ism a manera
debem os entender nu estra lista de m etáforas de p au tas y m ateria, las que es­
tán relacionadas en tre sí; pero la p auta puede co rp o rizarse en d iv ersas formas
de m ateria. P ara aclarar esta idea y para saber que la cib ern ética y la física, la
m ente y el cuerpo, la form a y la sustancia, no son dos y que a la vez no cons­
tituyen una dualid ad sim étrica, prim ero d ebem os trazar una d istin ció n que
surge de la base m ism a de la epistem ología: “U n m undo de d istinciones se
d iferen cia de un m undo en el que nada se puede d istin g u ir” . Jung (1954) de­
signó a estos dos m undos la “criatu ra” y el “p lero m a” , resp ectiv am en te, en su
artículo titulado Septem S erm ones a d M o rtu s, donde escribió:

Parto de la nada (nothingness). La nada es igual a la plenitud (fullness). En el infinito,


lo pleno es mejor que lo vacío. La nada está vacía y llena a la vez... Una cosa infinita
y eterna no tiene cualidades, pues tiene todas las cualidades. A esta nada o plenitud la
llamamos PLEROMA... En el pleroma hay nada y hay todo, ninguna cosa (nothing) y
todas las cosas (everything). Pensar en el pleroma es incongruente, pues esto implica
la autodesilusión. La CRIATURA no está en el PLEROMA sino en sí misma... La
criatura es la diferenciación. Ella es distinta: su esencia es la diferenciación y por lo
tanto “distingue” (Keeney y Ross, 1985).

La epistem ología surge a p artir de la criatura. A ún para saber que existe un


m undo sin distinciones debem os trazar una d istinción. C om o epistem ólogos
naturales, nuestro dilem a consiste en tener que trazar d istin cio n es para poder
conocer el m undo, al m ism o tiem po sabem os que estas co n stru ccio n es son
ilusorias. P ara el terap eu ta fam iliar en fren tarse a la cib ern ética es enfrentarse
a un nuevo cam po. A veces se in terp reta que ella ap u n ta hacia un m undo in­
visible, ya que ah í no hay nada para co n tar o m ed ir y toda p reg u n ta relativa a
lo real se vuelve con frecu en cia irrelevante. P or el co n trario , V ER un mundo
cibernético exige m o d ificar el háb ito de ver lo m aterial ex clusivam ente; im­
plica a la vez toda dicotom ía directa o lineal progresiva, de lo m ental y la pauta,
o entre el cuerpo y la m ente.
N uestro objetivo es d esarro llar una doble visión de la m ateria y la pauta,
del cuerpo y la m ente. L a cib ern ética perm ite red escu b rir la m ente humana
(K eeney y Ross, 1985). Es pertin en te m en cio n ar aq u í un apólogo del diálogo
entre las relacion es del alm a y el cuerpo de Julien O ffray de la M ettrie (1709-
1751), de su obra de enfoque m ecan icista L es A n im a u x Plus que Machines.

Por agradable que sea el cuerpo y el alma, todavía será más agradable contemplar el
concierto de la conversación mutua de los gustos e ideas de ambos: el cerebro habla
primero y el alma responde:
Teoría de los sistem as y la cibernética en la... • 45

P - ¿Qué os parece el azúcar?


R - Lo mismo que a vos, dulce.
P - ¿Y el jugo de limón?
R - Ácido.
P - ¿Y el espíritu de vitrolo?
R - Mucho más ácido.
P - ¿Y la quinina?
R - Amarga.
P - ¿Y la sal marina?, etc.
R - ¡Tontas preguntas!, lo mismo que a vos, una vez más y siempre lo mismo que a
vos, desde que perdí las ideas innatas y las hermosas prerrogativas que Descar­
tes y Stahl me habían tan generosamente concedido, debéis saber que no recibo
de nadie más que de vos, como vos no recibes de nadie más que de mí, que no
me gobierno más que por tu voluntad, exactamente como vos no os regís más que
por la mía, así pues nada de disputa y a callar, estamos hechos para vivir siempre
de acuerdo.

CIBERNÉTICA DE PRIMER ORDEN,


DE LOS SISTEMAS OBSERVADOS

Aquí, el s is te m a o b s e rv a d o se c o n s id e ra f u e ra d e l o b s e rv a d o r. L a m a y o ría
de los e n c u a d re s te ra p é u tic o s n o s is té m ic o s y s is té m ic o s d e p rim e r o rd e n
caen d e n tro d e e s te p a rá m e tro c ib e rn é tic o , es d e c ir, si h a b la m o s d e c ib e r n é ­
tica en el e n c u a d re te ra p é u tic o n o s re fe rim o s a la p a u ta y a la o rg a n iz a c ió n
terap eu ta-p acien te, d o n d e tan to la o rg a n iz a c ió n de este sistem a co m o la pau ta,
están dad as d e sd e u n a p e rs p e c tiv a d e o b s e rv a d o r-o b s e rv a d o , e n fe rm o -sa n o ,
donde el te ra p eu ta se m an tien e en u n a p au ta d e in teracció n fu era del sistem a, es
decir, com o v ig ila n te d e un fe n ó m e n o a o b s e rv a r o a m o d ific a r, d o n d e to d as
las v icisitu d es so n v ista s d e sd e fu e ra d el s iste m a o b s e rv a d o y no d e n tro de él,
para to m ar y c a m b ia r p a rte s d e s d e d e n tro d el sistem a.
D esde sus o ríg e n e s en el sig lo x v ii , co n la R e v o lu c ió n In d u s tria l, lo s c o n ­
ceptos de la c ib e rn é tic a to m a ro n su s p rim e ro s p a so s co n a p o rta c io n e s d e la
física, la m e c á n ic a , lo s tie m p o s y m o v im ie n to s d e la p ro d u c c ió n , la en e rg ía ,
etc., los q ue d e te rm in a ro n los c o n c e p to s d e o rg a n iz a c ió n e in fo rm a c ió n . L o s
primeros tra b a jo s de c ib e rn é tic a fu ero n re a liz a d o s p o r N o rb e rth W ie n e r y se
centraron en lo s p ro c e so s de c o rre c c ió n de la d e s v ia c ió n de la m e d ia, es d e ­
cir, en la re tro a lim en tac ió n n eg ativ a, p o stu la n d o có m o los sistem as o p eran p ara
lograr la h o m e o sta sis y la n e g a c ió n co m o p rin c ip io o rd e n a d o r, d o n d e m ás allá
de la an tro p ía y a c e el c a o s y la d e s tru c c ió n d e l s iste m a (W ie n er, 1948).
Así, las p rim e ra s é p o c a s de la te ra p ia fa m ilia r co n e n fo q u e s isté m ic o d e ­
ben sus o ríg e n e s a la c ib e rn é tic a . E l g ru p o del MR1 d e s c rib e a la fa m ilia no
sólo com o u n s is te m a d e p a rte s in te r r e la c io n a d a s , s in o ta m b ié n c o m o un
sistema c ib e rn é tic o q u e se g o b ie rn a a sí m ism o p o r m e d io de la re tro a li-
46 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 2)

m e n ta c ió n ; ta l v e z p o r q u e e llo s e s tu d ia r o n f a m ilia s c o n p a c ie n te s e s q u i­
z o fré n ic o s, e n fa tiz a ro n e n fo rm a m u y p a rtic u la r la m o rfo s ta s is p o r ta n to error,
q u e n o p e rm ite al s is te m a c o rre g irs e p o r sí m ism o y , p o r e n d e , lle g a r a la
h o m e o s ta s is . O b s e r v a r o n q u e m u c h a s d e la s f a m ilia s c o n p a c ie n te s
e s q u iz o f r é n ic o s so n m u y r íg id a s y tie n d e n a u tiliz a r la r e tr o a lim e n ta c ió n
en fo rm a n e g a tiv a p e ro s ie m p re re g re s a n a su e s ta tu s p a to ló g ic o (B a te so n ,
1978).
L o s p o s tu la d o s te ó ric o s d e e s ta c ib e r n é tic a so n , d e a c u e r d o c o n K ee-
n e y (1 9 8 5 ):

C ircu larid ad . S e re fie re a la re p e tic ió n e n la in te ra c c ió n d e la s p a rte s de


u n s is te m a q u e a c tú a n c o m o u n to d o .
E stru ctu ra- Se re fie re a la to ta lid a d d e re la c io n e s q u e e x iste n d e n tro de
u n s is te m a a b ie rto , la e s tru c tu ra p o d rá c a m b ia r o p e rm a n e c e r e stá tic a .
S istem a s a b ierto s. C u a n d o e x is te u n in te rc a m b io de e s tím u lo s co n el
a m b ie n te , sis te m a s v iv o s.
S istem as cerrad os. P o r lo g e n e ra l, s iste m a s n o b io ló g ic o s.
R e tr o a lim e n ta c ió n . R e c u r s o p r o p io d e lo s s is te m a s p a r a v ig ila r su
a u to rre g u la c ió n a los e s tím u lo s e x te rn o s q u e sirv e n d e a p re n d iz a je .

SEGUNDA ETAPA PRIMER ORDEN

S e b a s a e n el m o d o en q u e lo s s is te m a s, c a m b ia n su o rg a n iz a c ió n p o r retro a­
lim e n ta c ió n p o s itiv a (m o rfo g é n e sis) en lo s p ro c e s o s d e d e s v ia c ió n y am p lia­
ció n . F u e in tro d u c id a a la te ra p ia fa m ilia r p o r las m o d a lid a d e s te ra p é u tic a s de
S a lv a d o r M in u c h in y C a ri W h ita k e r, lo cu al p e rm itió la d e s c rip c ió n d e nue­
vos p a ra d ig m a s te ra p éu tico s. A p arecen las sesio n es llen as de c risis, m o v im ien ­
to s d e s e q u ilib ra n te s , c o a lic io n e s , a ta q u e s a su b sis te m a s, d ra m a tiz a c io n e s y
d e m á s. T o d a s e sta s té c n ic a s p ro v o c a tiv a s e ra n d e s tin a d a s a e s tre m e c e r a la
fa m ilia co m o p a la n c a p a ra s a c a rlo s d e su e sta d o d e c ris is y o fre c e rle s otra
re a lid a d .
E s ta se g u n d a e ta p a d io é n fa s is a lo s p ro c e s o s d e a m p lific a c ió n h a c ia la
d e s v ia c ió n , a re ta r la d e s v ia c ió n , y la e s tru c tu ra d el siste m a , al d eseq u ilib rio
y la re e s tru c tu ra c ió n d el siste m a , a m o v iliz a r lo s su b sis te m a s y a d a r o tra je­
ra rq u ía a la u n ió n d e é s to s, a d a r fu e rz a a un su b sis te m a , p ro p o rc io n a n d o una
v is ió n h o m o d in á m ic a en lu g a r de u n a h o m e o stá tic a , u n a b a ta lla e n tre estatus
y g é n e sis, b a u tiz a d a p o r M a g o ro h M a ru y a m a c o m o se g u n d a c ib e rn é tic a .
L as d e s v ia c io n e s flu c tu a n te s d e p a rá m e tro s d e un s is te m a e v o c a n tenden­
cia s a n e u tra liz a rlo s. A l e sta r así, o c u rre e n el siste m a u n a b ifu rc a c ió n , un salto
c u a lita tiv o q u e e s ta b le c e n u e v o s lin e a m ie n to s d e b a s e y n u e v o s procesos
n e u tra liz a d o re s , p re s e n tá n d o s e a s í u n a n u e v a e ta p a e v o lu tiv a d e l sistem a
(K e e n e y , 1987).
Teoría de los sistem as y la cibernética en la... • 47

CIBERNÉTICA DE SEGUNDO ORDEN,


DE LOS SISTEMAS OBSERVANTES

D onde se c o n s id e ra al o b s e rv a d o r c o m o p a rte d e la re a lid a d o b s e rv a d a y no


com o o r g a n iz a d o r d e é s ta ; d e n o m in a d a c o m o “ c ib e r n é ti c a d e lo s s i s t e ­
mas o b s e rv a n te s ” , en c o n tra ste co n la c ib e rn é tic a d e p rim e r o rd e n de lo s s is ­
tem as o b se rv a d o s, e n d o n d e el o b s e rv a d o r es, p o r a s í d e c irlo , u n a c á m a ra q u e
registra lo q u e o c u rre a fu e ra de él y sin re n d ir c u e n ta s d e su p ro p ia p a rtic ip a ­
ción al o b s e rv a r (F o e rste r, 1973).
L a c ib e rn é tic a e x p e rim e n tó u n c a m b io ra d ic a l c u a n d o el e s tu d io d e lo s
procesos re c u rs iv o s in c lu y ó a la m ism a c ib e rn é tic a c o m o fu e n te d e e stu d io ,
la cual in c lu y e p rin c ip io s de la fís ic a c u á n tic a , las a p o rta c io n e s filo s ó fic a s de
W ittg en stein , la s c o n trib u c io n e s n e u r o f is io ló g ic a s d e W a rre n M c C u llo c h ,
H um berto M a tu ra n a y F ra n c is c o V a re la y d e p s ic ó lo g o s c o m o J e a n P ia g e t,
adem ás de la in fin id a d d e c ie n tífic o s e n fo c a d o s en el e s tu d io d e la c ib e rn é ti­
ca, dond e el le n g u a je c ie n tífic o (la c ib e rn é tic a ) im p lic a n e c e s a ria m e n te un
discurso de la n a tu ra le z a , sus alc a n c e s y lim ita c io n e s. L a c ib e rn é tic a in v o lu c ra
a la e co lo g ía d el tra n s m is o r y d el re c e p to r. E n c a d a u n o d e e sto s p ro c e s o s h ay
lim itaciones y a lc a n c e s ta n to a n iv e l in te rn o c o m o ex te rn o .
En este m o d e lo el te ra p e u ta fa m ilia r n o es u n a g e n te q u e o p e ra c a m b io s
en la fam ilia, sin o q u e es u n re c e p to r de la re a lid a d d e la fa m ilia a tra v é s del
significado de ésta. D u ra n te el p ro c e s o te ra p e ú tic o , el te ra p e u ta ú n ic a m e n te
introduce d ife re n c ia s s ig n ific a tiv a s d o n d e p u e d a n su rg ir n u e v a s p e rs p e c tiv a s
com partidas, p a ra lo g ra r el o b je tiv o te ra p é u tic o .
El te ra p e u ta tra ta r á d e in s e r ta r s e en u n a fo rm a s u til al m u n d o d e la f a ­
milia. El m o d e lo te ra p é u tic o q u e se d e riv a d e la c ib e rn é tic a d e se g u n d o o rd en
es n eu tral, m in im is ta , s in je r a r q u ía s d e r e s p e tu o s a s a p o r ta c io n e s , ni d e s ­
equilibrio p o r p a rte d el te ra p e u ta . L a se sió n d e te ra p ia se c o n v ie rte en u n a
amena c o n v e rsa c ió n q u e in te n ta d is m in u ir la a n g u s tia d e to d o s o d e a lg u n o s
de los p a rtic ip a n te s; se in te rc a m b ia n d iá lo g o s re s p e c to del p ro b le m a p re s e n ­
tado para q u e se o b te n g a n m á s p e rs p e c tiv a s , p u n to s de v is ta a lte rn a tiv o s , con
el fin de que la p ro p ia fa m ilia s o lu c io n e sus p ro p io s p ro b le m a s.
Los d e sc u b rim ie n to s y los c a m b io s q u e re s u lte n del p ro c e so te ra p é u tic o
son logros d e la f a m ilia c o n s u lta n te , s o n e l fr u to d e su s p r o p io s e s f u e r z o s
y cohesiones. L a re la c ió n c o n s tru c tiv is ta te ra p e u ta y sus p a ra d ig m a s p u ed e
describirse, a su v ez, co m o u n a v a ria n te e n tre n iv e le s d e p rim e r y seg u n d o
orden cibernético. P o r lo g en eral, el te ra p e u ta fa m ilia r alte rn a su p en sam ien to
con el de la fa m ilia d e “a fu e ra y a d e n tro ” del c o n te x to te ra p é u tic o , p a ra to m a r
como lin c a m ie n to y a p o y o te r a p é u tic o , lo q u e la s o c ie d a d y la b r e c h a
generacional m a rq u e n en el m u n d o ex te rio r e in te rio r co n re sp e c to de c a d a uno
de sus m iem bros.
El terap eu ta d e b e rá in v o lu c ra rs e “ c o n ” de la fa m ilia , en sus d iá lo g o s, sus
historias, sus fu e rz a s, sus re c u rs o s y s ig n ific a d o s.
48 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 2)

Cuadro 2-2. Mapa de la cibernética de Carlos E. Sluzki

• C IB E R N É T IC A D E P R IM E R O R D E N (d e lo s s is te m a s o b s e r v a d o s )
Basada en el principio de que el sistema observado se considera separado del
observador. Enfocada al modo en que los sistemas mantienen su organización u
homeostasis por retroalimentación negativa o morfóstasis (Wiener, 1948).
• S E G U N D A E T A P A P R IM E R O R D E N
Se basa en la manera en que los sistemas cambian su organización por
retroalimentación positiva (morfogénesis) en los procesos de desviación y ampliación
(Maruyama, 1993).
• C IB E R N É T IC A D E S E G U N D O O R D E N (d e lo s s is te m a s o b s e rv a n te s )
Se considera al observador como parte de la realidad observada a través de la
autorreflexión, autonomía, recursividad y neutralidad (Von Foerster, 1998).

Fuente: Sluzki, 1992. ■


M 0 P E L 0 5 PRECURSORES
PE LA TERAPIA FAMILIAR

irduítiiLc Sl Teoría psicoanalítica


urtiuti-uLu 4 l Teoría cognitiva
tTüU titile í¿l Modelo estratégico
CtiuLulLe Ul Modelo estructural
trtiuttU-lu ■' lu. Teoría de la comunicación
tru.utud-Lu ilu Teoría sistémica del grupo de Milán
C AP ÍTU LO

T, EORIA PSICOANALITICA
/

N o podem os neg ar que la teo ría p sico an alítica ha m arcad o los conceptos
básicos y definitivos de la co n d u cta hu m an a tanto en su con cep tu ació n te ó ri­
ca como en la com prensión de los fenóm enos de la perso n alid ad , en el co n ­
texto teórico y terapéutico. L os terap eu tas p sico an alítico s han llev ad o gran
ventaja com o introductores del estudio de la pareja, la fam ilia y sus co n flic­
tos, m ucho antes que cu alq u ier o tra teo ría se hay a enfocado en este cam po.
La m ayoría de los pioneros de la terap ia fam iliar fueron form ados bajo
los principios de la teo ría psico an alítica, p ersonajes com o N athan A ckerm an,
Murray B ow en, L ym an W ynne, Ian A lger, T heodore L idz, Israel Z w erling,
Ivan Boszorm enyi-N agy, C ari W hitaker, D on D. Jackson, Salvador M inuchin,
Raymundo M acías, R oberto D ervez, L auro E strada, Jorge M aldonado, por
nombrar algunos.
Respecto de la teo ría p sico an alítica se p resen tará ú n icam ente lo rela cio ­
nado con la terap ia fam iliar sin p ro fu n d izar en su m arco conceptual. En la
terapia p sicoanalítica fam iliar, la esencia teó rica co n siste en p o d er reco n o cer
e interpretar los im pulsos in co n scien tes y sus d efensas co n tra éstos, así com o
su relación con el prin cip io de las relacio n es objétales.

ANTECEDENTES

Comparada con otras teo rías que p arecen m ás av an zad as o van g u ard istas,
podríamos decir que el psico an álisis es estrictam en te una discip lin a conser-

51
52 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capítulo 3)

v a d o ra ; p e ro d e b e m o s re c o rd a r q u e F re u d , en m u c h o s d e su s c a so s, se in te ­
re s a b a en el a n á lis is d e la c o m p le ja e s tru c tu ra d e l in d iv id u o , él r e f e r ía sus
g ra n d e s v ic is itu d e s v in c u la d a s a la e s tru c tu ra fam ilia r. E l c o m p le jo d e E dipo,
p o r e je m p lo , se re fie re te ó ric a m e n te a la im p o rta n c ia del d e s a rro llo in d iv id u al
en el co n tex to fam iliar. Si nos referim o s a los clásicos de F reu d , co m o es el caso
de D o ra (1 9 0 5 ) o d el h o m b re lo b o (1 9 1 8 ) n o s d a re m o s c u e n ta q u e él o b v ia­
m e n te e sta b a to m a n d o en c u e n ta la in flu e n c ia de la fa m ilia d e o rig e n p a ra el
a v a n c e o re tro c e s o de la te ra p ia d el p a c ie n te . A sí, p a ra p o d e r c o m p re n d e r la
d in á m ic a fa m ilia r en u n c o n te x to m á s am p lio , F re u d e n fa tiz ó y d e sta c ó la im ­
p o r ta n c ia d e la in te r a c c ió n f a m ilia r . L o s e s tu d io s q u e c o n tin u a r o n c o n la
c o rrie n te fre u d ia n a , co m o el p sic o a n á lisis d e la fam ilia, e n fa tiz a ro n la in flu en ­
c ia d e la fa m ilia d e o rig e n d el p a c ie n te en su p e rso n a lid a d y su d esarro llo .
F re u d y e l p s ic o a n á lis is tie n e n y a c e rc a d e u n s ig lo , d e s d e la p rim era
p u b lic a c ió n d e D ie T r a u m d e u tu n g (L a I n te r p r e ta c ió n d e lo s S u e ñ o s ), en el
añ o d e 1900. É l, m á s q u e d e s c u b r ir el in c o n s c ie n te c o m o ta l, tu v o el genio
d e d e s c u b rir y d e s c rib ir el p s iq u is m o in c o n sc ie n te , d e s a fia n d o las tendencias
o c u lta s de la c ie n c ia d el sig lo x ix co m o era el “ o c u ltis m o ” , re b a u tiz a d o por
c ie n tífic o s co m o C h a rle s R ic h e t, co n el n o m b re d e “m e ta p s iq u e ” , q u e estu­
d ia b a lo s fe n ó m e n o s q u e h a s ta e n to n c e s h a b ía n p e rte n e c id o só lo a la supers­
tic ió n y a la c h a rla ta n e ría .
D u ra n te m á s d e u n a d é c a d a , F re u d se e n fre n tó a la h o s tilid a d de sus cole­
gas y a la s a ta d u ra s d el m u n d o c ie n tífic o d e su é p o ca . E n V ie n a , se relacionó
co n el d o c to r J o s e p h B re u e r (1 8 8 0 -1 8 8 2 ), q u ie n h a b ía tra ta d o a jó v e n e s con
tra s to rn o s h is té ric o s , co m o c o n fu s ió n m e n ta l o p a rá lis is , o b s e rv a n d o q u e los
e n fe rm o s a te n u a b a n su s sín to m a s c u a n d o h a b la b a n co n él. L o s d o s hom bres
se a s o c ia ro n y en el tra n s c u rs o d e 1893 a 1895, e s c rib ie ro n e n co m ú n sus
E s tu d io s so b re la h is te r ia ; p e ro s u rg ie ro n d iv e rg e n c ia s re s p e c to a la etiología
y a la in te rp re ta c ió n d e lo s e stu d io s re a liz a d o s , p o r lo c u a l ro m p ie ro n defini­
tiv a m e n te . B re u e r a trib u ía q u e la fo rm a c ió n d el in c o n sc ie n te te n ía su s oríge­
n es e n c o n c e p to s fo rtu ito s , co m o m o n o to n ía , c a n s a n c io , e tc ., m ie n tra s que
F re u d lo a trib u ía a la s e x u a lid a d , co m o c o n d ic io n a m ie n to p re d o m in a n te del
in c o n sc ie n te y q u e ad em ás h a b ía un m ó v il p ro fu n d o p a ra su re p re sió n , le pre­
o c u p a b a q u e lo s p a c ie n te s tu v ie ra n q u e re c u rrir a la h ip n o sis o al ocultism o
p a ra lib e ra rs e de sus e n fe rm e d a d e s y d e sus re c u e rd o s p e rtu rb a d o s. U n a hip­
n o sis n o p ro fu n d a d e u n o de lo s p a c ie n te s de F reu d , lo p u so en el cam in o de
la “ lib re a s o c ia c ió n ” , e l p a c ie n te sin e s ta r d o rm id o se p u s o a c o n ta r todo lo
q u e le p a s a b a p o r su c a b e za, e n c o n tra n d o a s í la c o n c o rd a n c ia q u e h a b ía entre
lo q u e e x p re s a b a y su s e m o c io n e s; té c n ic a q u e lu e g o se c o n v irtió en una de
las m á s re le v a n te s d e l p s ic o a n á lis is . C o n se c u e n te m e n te , F re u d p e d ía a sus
p a c ie n te s q u e n o m b ra ra n las a s o c ia c io n e s re la c io n a d a s c o n su trasto rn o , así
fu e co m o e n c o n tró u n a g ra n re s is te n c ia p a ra q u e a flo ra ra n e sta s im ág en es en
c a d a u n o d e sus p a c ie n te s, co m o si e x istie ra u n a p ro h ib ic ió n p o r p a rte del Yo
p a ra q u e e m e rg ie ra n e so s re c u e rd o s. S u rg ió e n to n c e s la p re g u n ta ¿có m o rom­
p e r e sta s a ta d u ra s ? , ¿c ó m o in g re s a r a e sa s p ro fu n d id a d e s d el inconsciente
Teoría p sicoanalítica • 53

h u m a n o ?, e n c o n tra n d o q u e e n e s ta d o la te n te d e l su e ñ o , e s ta s re s is te n c ia s d e l
Yo se a te n ú a n o se d e s v a n e c e n , p e rm itie n d o a s í lle g a r a l in c o n s c ie n te .
L a in te rp re ta c ió n d e lo s s u e ñ o s lo lle v ó a h a c e r d e s c u b rim ie n to s s e n s a ­
cionales, c o m o q u e e l in c o n s c ie n te no só lo es g u a rd iá n d e re c u e rd o s v e r g o n ­
zosos u o lv id a d o s , re c h a z a d o s p o r e l Y o, sin o q u e a d e m á s e s u n c e n tro a c tiv o
de los d e s e o s y te n d e n c ia s lib id in a le s , en lu c h a c o n s ta n te co n fu e rz a s q u e tie n ­
den a m a n te n e rlo s re p rim id o s . E s ta s te n d e n c ia s se e n c u e n tra n en la v id a c o ­
tidiana d e to d o s lo s s e re s h u m a n o s , n o s ó lo e n lo s p a c ie n te s c o n c u a d r o s
p a to ló g ic o s, d a n d o c o m o re s u lta d o lo q u e lla m ó “ a c to s f a llid o s ” , c o m o las
torpezas, a u s e n c ia s , la p su s, e rro re s d e d ic c ió n y d e e s c ritu ra . T o d o e s to fu e
descrito c la ra m e n te e n sus o b ra s: P s ic o p a to lo g ía d e la vid a c o tid ia n a (1 9 0 1 ),
El chiste y su r e la c ió n co n e l in c o n s c ie n te (1 9 0 5 ) y E n s a y o s s o b re la te o ría
de la s e x u a lid a d (1 9 0 5 ); en e lla s a p a re c ie ro n sus p r in c ip a le s a p o rta c io n e s
como la te o ría d e la m o tiv a c ió n in c o n s c ie n te , la e tio lo g ía d e la n e u ro s is , la
resistencia, la re p re s ió n y la tra n s fe re n c ia , in te n s a re la c ió n a fe c tiv a q u e se
presenta e n tre el a n a lis ta y su p a c ie n te (F re u d , 1 964).
Su o b ra d e e n s a y o s so b re la te o ría d e la s e x u a lid a d p ro v o c ó u n a g ra n c o n ­
troversia, p o r la a firm a c ió n d e la p re s e n c ia d e la s e x u a lid a d d el n iñ o , su s c o m ­
plejos y p e rtu rb a c io n e s c o m o el c o m p le jo de E d ip o y sus te n d e n c ia s m ó rb id a s,
llegando a d e f i n i r a l n iñ o c o m o u n “ p e r v e r s o p o l i m o r f o ” , p o r su g r a n
am bivalencia e n tre lo n o rm a l y lo a n o rm a l.
D esp u és d e su “e s p lé n d id o a isla m ie n to ” , p e rio d o q u e é l lla m ó a su s d ie z
años de a isla m ie n to y d e c o n tin u o e s tu d io , y q u e fu e ro n lo s m á s p ro d u c tiv o s ,
en el año de 1907, F re u d se e n c o n tró en Z u ric h co n el p s iq u ia tra B le u le r (q u ie n
aportó el té rm in o d e “e s q u iz o f r e n ia ” ), sie n d o é s te d ir e c to r d e la c lín ic a p s i­
quiátrica m á s im p o rta n te d e A le m a n ia , C lín ic a B u rg h ó lz li, y a su a y u d a n te
Cari G ustav J u n g . E s to s tre s , in te re s a d o s en la n o v e l c ie n c ia d e l p s ic o a n á li­
sis, publicaron la p rim e ra re v is ta d e p s ic o a n á lis is y o rg a n iz a ro n el p rim e r c o n ­
greso en el año d e 1908, en S a lz b u rg o .
C ari G u s ta v J u n g , m é d ic o e s p e c i a li z a d o e n p s i q u i a t r í a , n a c ió e n
Thurgovia, B a s ile a , e n 1874; e n sus e s tu d io s a c e rc a d e la a s o c ia c ió n lib re , a
diferencia de F re u d (q u ie n e s p e ra b a d e l p a c ie n te u n a e s p o n tá n e a m a n ife s ta ­
ción de id eas) J u n g e x p lo ró el c a m p o d e l in c o n s c ie n te c o n u n a s e rie d e p a la ­
bras que d e s a r r o lló lib r e m e n te y q u e e l p a c ie n te te n ía q u e a s o c ia r . J u n g
pronunciaba las p a la b ra s e n fre n te del p a c ie n te , p a la b ra s c o m o n iñ o , m u jer, ju e ­
go, hambre, c a m in a r, etc. (e s ta s p a la b ra s p o d ía n s e r c ie n o m á s); y al m ism o
tiempo m edía e l tie m p o d e re a c c ió n d e l p a c ie n te y su s a s o c ia c io n e s . D el r e ­
sultado de ésta s, J u n g lla m ó “P s ic o lo g ía A n a lític a ” a su p ro p ia c o n c e p c ió n .
La psicología d e J u n g , e x p u e s ta e n m á s d e 2 0 0 o b ra s, e s ta m b ié n m u y rica .
Sus intereses se e n c a m in a ro n m á s a la c o m p le jid a d d e l a lm a h u m a n a y a la
psique en cu an to a u n a to ta lid a d ; su s n o c io n e s fu n d a m e n ta le s fu e ro n , d e a c u e r­
do a su n o m e n c la tu ra , la s sig u ie n te s : s o m b ra , p e rs o n a , á n im a o á n im a s .
Som bra es el c o n te n id o d e l in c o n s c ie n te p e rs o n a l, sie n d o e sto el re v e rs o
de las v irtu d es; es lo q u e c a d a q u ie n r e c h a z a d e sí y lo q u e se d e b e a fro n ta r o
54 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capitulo 3)

a c e p ta r a lg ú n d ía. L a in te g ra c ió n d e la s o m b ra es lo q u e c o n s titu y e lo esencial


en la te ra p ia d e Ju n g (Ju n g , 1954).
P erson a, es la m á sc a ra d e la p e rs o n a s o c ia liz a d a , el p a p e l q u e u n o rep re­
sen ta, u n a s p e c to p a rc ia l o m o d ific a d o d e l Á n im a .
P a ra Ju n g , A nim a es el co n ju n to de m o tiv o s in c o n fe sa d o s d e o rd en sexual,
p e ro c o n s id e ra q u e el ser m a sc u lin o es p s íq u ic a m e n te c o m p le to , p o r u n ideal
in c o n s c ie n te d e fe m in id a d q u e d e te rm in a su c o m p o rta m ie n to ; la m u je r, a la
in v e rs a , lle v a e n sí m ism a u n id e a l s e c re to d e v irilid a d , la te n d e n c ia id e a liz a ­
d a d el h o m b re id e a l la c o n d u c e a id e n tific a rs e c o n él, aú n a n te s d e haberlo
c o n o c id o .
L o q u e p a ra F re u d fu e ro n la s p u ls io n e s se x u a le s d el E llo , p a ra Ju n g son
u n a p o la rid a d e s ta b le c id a en to d o se r h u m a n o , e n tre su p ro p io se x o y la idea­
liz a c ió n re a liz a d a d e o tra p e rso n a . P a ra él la h is to ria d e la v id a d e c a d a indi­
v id u o c o m ie n z a a p a rtir d e l in c o n s c ie n te c o le c tiv o , d e l q u e el h o m b re hereda
te n d e n c ia s p a ra p e n s a r en in s tin to s d e fu e rz a in c o n sc ie n te . P a ra J u n g la meta
te ra p é u tic a se rá lib e ra r al p a c ie n te d e las fu e rz a s o p u e s ta s e n tre su n atu raleza
y la c u ltu ra ; el n e u ró tic o tie n d e a h a c e r su y a u n a m o ra l q u e le p e sa , d e la cual
q u is ie ra lib e ra rs e , v iv ie n d o d e s g a rra d o p o r su c o n tin u o c o n flic to .
Ju n g su stitu y ó el S u p e ry ó fre u d ia n o p o r a q u e llo q u e c o n s id e ró el verda­
d e ro sig n ific a d o in c o n sc ie n te : el “ S í” , q u e es e l c e n tro tan b u s c a d o y desco­
n o c id o de la p e rs o n a lid a d ; el “ C ó m o s í” , el g ra d o d e s u b lim a c ió n d el indivi­
d u o y, el “ in c o n s c ie n te c o le c tiv o ”, al q u e se a trib u y e n las im á g e n e s m íticas y
so c ia le s.
L a a p o rta c ió n m á s re le v a n te de F re u d fu e la s u b d iv is ió n d e la p erso n a­
lid a d h u m a n a e n tre s e s tr u c tu r a s : E llo , Y o y S u p e ry ó . D u r a n te la s etapas
in ic ia le s d e l p s ic o a n á lis is , F re u d c e n tra b a su s e s tu d io s y p r á c tic a e n el in­
c o n s c ie n te ; p e ro fu e h a s ta 1 9 2 0 c u a n d o d e n o m in ó a to d o lo a trib u id o a este
ú ltim o , c o m o E llo . L a fu n c ió n d e e s ta e s tru c tu ra es e fe c tu a r la d e sc a rg a in­
m e d ia ta de la e n e rg ía y la te n sió n , sin c o n s c ie n c ia o rg a n iz a d o ra o directriz.
D e E llo e m e rg e le n ta m e n te u n a e s tre c h a p u ls ió n de c o n s c ie n c ia del Y o, que
se d e s a rro lla b a jo el c o n te x to so cial. A sí, g ra n p a rte d e l Y o e s tá fu e ra de la
c o n s c ie n c ia y p u e d e se r tra íd a a é s ta en c a s o n e c e sa rio , en ta n to u n a p arte del
Y o es p re c o n s c ie n te , co m o p a rte d e las e x p e rie n c ia s q u e h a n sid o reprim idas.
E l Y o p a ra F reu d , to m a im á g e n e s d e la p rim e ra in fa n c ia y las incorpora.
S u rg e e n to n c e s el S u p e ry ó , al q u e F re u d a trib u y e la fu n c ió n d e cen su ra. El
o b je tiv o c lín ic o d el p s ic o a n á lis is fre u d ia n o es e s ta b le c e r la d is tin c ió n entre la
c o n s c ie n c ia m o ra l a u té n tic a y la p s e u d o m o ra l d el S u p ery ó .
A l c a u s a r fra g m e n ta c ió n d e la in te g ra c ió n e n tre lo s p ro c e so s prim arios
(in c o n s c ie n te ) y lo s s e c u n d a rio s (p re c o n s c ie n te ), la p a to lo g ía a c tú a en direc­
c ió n o p u e s ta a las te n d e n c ia s s in c ré tic a s q u e c o m b in a n lo s in s tin to s del Yo y
S u p ery ó .
L as c risis d u ra n te el m a trim o n io , al ig u a l q u e c u a lq u ie r o tra c o n fu sió n que
o c u rre d u ra n te el c u rs o d el d e s a rro llo , se p u e d e n c o n s id e ra r co m o un proceso
d e la e v o lu c ió n d el ser h u m a n o .
Teoría psicoanalítica • 55

U n tipo d e psico sis que se p u ed e p resen tar durante el m atrim o n io es aquella


que se d a en p a re ja s jó v e n e s , q u ie n e s no e la b o ra ro n c o rre c ta m e n te las re la ­
ciones o b jé ta le s c o n sus p a d re s; cu a n d o los jó v e n e s d e s a rro lla n u n a re la c ió n
objetal co n o tra p erso n a, é sta se co n v ie rte en p ersecu to ra. E n este caso , el c ó n ­
yuge a p a re n ta h a b e r su stitu id o la c a rg a lib id in a l de la c a ta rsis de su p ro p ia
lib ertad co n las re la c io n e s o b jé ta le s, p e ro h a e n c o n tra d o im p o sib le el e s ta b le ­
cer u n a rela ció n de am o r y a q u e en la m a y o ría de lo s caso s estas p erso n as h acen
del o b je tiv o alg o q u e no p u e d e ser tra íd o a la re a lid a d , p u es e ste o b je to e s tá
hecho c o n b a se en el n a rc isism o q u e, p o r n a tu ra le z a , es c u a lita tiv a m e n te d ife ­
rente al en cu en tro co n la salud. E n in d iv id u o s n eu ró tico s, el o b je tiv o n a rc isista
rep resen ta el e le m e n to in c o n sc ie n te del p a c ie n te ; co n el tie m p o la re la c ió n
objetal n o e n c o n tra d a en e s ta lib id o n a rc isista , se c o n v ie rte en o d io . E l c o n ­
flicto m e n tal v a d e sd e ju e g o s y d eseo s no a c e p ta b le s h a sta u n a p a rte d e s tru c ­
tora del esta d o o rg á n ic o -m e n ta l g u ia d a h a c ia la p é rd id a del d e s a rro llo , p re ­
se n tá n d o se e n la f r a g m e n ta c ió n y la d e s tr u c c ió n e n la s a lu d m e n ta l d el
cónyuge, d an d o las c o n d ic io n e s p a ra la a n sie d a d , el en g a ñ o y la alu c in a c ió n .
M u ch as p e rso n a s al c a sa rse m o v iliz a n d e se o s e s p e c ífic o s o in s tin tiv o s en
la n u ev a re la c ió n . C u an d o las e s tru c tu ra s p s íq u ic a s no tie n e n la fu e rz a n e c e ­
saria p a ra e n fre n ta r las d e m a n d a s in stin tiv a s d e la n u e v a re la c ió n se p u ed en
presentar cu a d ro s p s ic ó tic o s. L as re la c io n e s o b jé ta le s se p ie rd e n al p re s e n ta r­
se la p sic o sis y se d e te c ta m u y p o c a s im ilitu d e n tre lo s p e n s a m ie n to s , lo s s e n ­
tim ientos y la sin to m a to lo g ía q u e e x istía an tes y d e sp u é s de la reca íd a.
El có n y u g e, co n esta reca íd a, p resen ta sin to m ato lo g ía co m o d esilu sió n con
su p areja, é s ta es c ritic a d a , d e n ig ra d a e ig n o ra d a ; p u e d e h a b e r a le ja m ie n to
físico o m e n ta l o am b o s; las re la c io n e s e x tra m a rita le s so n id e a liz a d a s y e x is ­
te am b iv ale n cia; a le ja m ie n to d e a lg u n o de lo s c ó n y u g e s, q u e es c a si siem p re
la p rim era señ al de la p re s e n c ia de la e n fe rm e d a d ; e s ta fase d e ale ja m ie n to
puede d e s a p a re c e r de p ro n to , p a ra d a r lu g a r a e x c ita c ió n y s o b re -a c tiv id a d ,
con una e x p re sió n lib re de se x u a lid a d y ag resió n .
E sta p rim e ra fase, de fo rm a c ió n de sín to m a s, es p a re c id a a la q u e se p re ­
senta en el a d o le sc e n te no p sic ó tic o . E s e v id e n te q u e la e tio lo g ía de la e n fe r­
medad la c o n s titu y e la p é rd id a d e lo s p ro c e so s de d e s a rro llo q u e se d e ja ro n
de form ar o no se fo rm a ro n en la fa m ilia de o rig en , los c u a le s serían la c o n s o ­
lidación de la id e n tid a d p e rso n a l y se x u al, im p id ié n d o se a s í q u e se e s ta b le z ­
can rela cio n es o b jé ta le s m ás san as o ad u ltas. P a ra a lc a n z a r e sta s m e ta s d eb en
apaciguarse las c a te x ia s d e lo s im p u lso s p a te rn o s y ta m b ié n e v a lu a r a trav é s
de la p ro p ia id e n tid ad .
El m atrim o n io d eb erá ser un p erio d o o estad io en d o n d e el Y o y el S u p ery ó
sean lo su fic ie n te m e n te fle x ib le s co m o p a ra s o p o rta r la re g re sió n o el p la c e r
y para no su frir d e sv ia c io n e s p e rm a n e n te s. L a p sic o sis se p re s e n ta cu a n d o las
estructuras p s íq u ic a s no p u e d e n s o p o rta r el e n fre n ta m ie n to a las re la c io n e s
objétales p o r la a m e n a z a c re a d a p o r la se x u a lid a d g e n ital. L a d iso lu c ió n del
Yo y del S u p e ry ó o c u rre s im u ltá n e a m e n te a la r u p tu r a d e la s re la c io n e s
objétales.
56 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 3)

L a fa lla d e l Y o y d el S u p e ry ó e n las e ta p a s d e l m a trim o n io se p o d rá recu ­


p e ra r d e sp u é s d e la reg re sió n ; las a p a ric io n e s s u b se c u e n te s d e ra sg o s psicó tico s
s u g ie re n q u e el p u n to v u ln e ra b le d e la e n fe rm e d a d se d e b e e n c o n tra r e n el área
d e in te g ra c ió n d e lo s in s tin to s y o ic o s.
E x iste n m u y p o c o s tra b a jo s e s p e c ífic o s d e la d in á m ic a fa m ilia r e n sí, como
lo s re a liz a d o s p o r F lu g e l, E l e s tu d io p s ic o a n a lític o d e la fa m ilia (1 9 2 1 ), y el
IX C o n g re s o In te rn a c io n a l d e P s ic o a n á lis is c e le b ra d o en 1936, c u y o tópico
p rin c ip a l fu e “ N e u ro s is fa m ilia r y la fa m ilia n e u r ó tic a ” . E n e s te c o n g re s o se
p r e s e n ta r o n a lg u n o s tr a b a jo s d e F lu g e l d o n d e p r o p o n ía p a r a la te ra p ia
p s ic o a n á litic a , in c lu ir a m á s d e u n p a c ie n te (H e s n a rd , 1972).
P o s te rio rm e n te , B u lin g h a m (1 9 5 1 -1 9 5 5 ) re a liz ó la m a y o r a p ro x im a c ió n
al tra ta m ie n to d e la fa m ilia e n u n e s tu d io d e p s ic o a n á lis is in fa n til y a b rió la
p u e rta al p s ic o a n á lis is fa m ilia r p a ra q u e é s te m a n e ja ra la s re la c io n e s c o m p le ­
ja s c o m o la d ia d a m a d re -h ijo . E s tu d io s m á s re c ie n te s h a n re a liz a d o ap o rta ­
c io n e s a la te o ría p s ic o a n a lític a d e la fa m ilia c o n un e n fo q u e m á s so c ia l, com o
lo s tra b a jo s d e L id z (1 9 5 7 ) q u e h a c e n h in c a p ié e n la e s tru c tu ra p sic o d in á m ic a
y la in flu e n c ia so c ia l; o lo s d e E ric k s o n (1 9 5 0 /1 9 5 9 ) q u e e la b o ra ro n e n form a
m á s e fe c tiv a la d im e n s ió n s o c io ló g ic a q u e e n v u e lv e a l e g o p s ic o ló g ic o , con­
tin u a n d o c o n las a p o rta c io n e s d e lo s a u to re s m e n c io n a d o s en p á rra fo s an te­
r io r e s e n e l m a rc o p s ic o a n a lít ic o y d a n d o a e s te p r in c i p io u n c o n c e p to
s is té m ic o p a ra el e s tu d io d e la fa m ilia y la p r á c tic a te ra p é u tic a .

RELACIONES OBJETALES EN LA TERAPIA FAMILIAR

C u a n d o d o s p e rs o n a s se c o n o c e n , se tra ta n y e s ta b le c e n u n a re la c ió n q u e los
lle v a al m a trim o n io , c a d a u n o d e e s to s in d iv id u o s tra e a e s ta re la c ió n la he­
re n c ia p s ic o ló g ic a d e su fa m ilia d e o rig e n , p u d ie n d o ser, en la m a y o ría de las
v e c e s , c o m p le ta m e n te d ife re n te s . L a te o ría p s ic o a n a lític a c o n c e p tú a la in­
te r a c c ió n f a m i li a r e n té r m in o s d e r e la c io n e s o b jé ta le s ; la r e la c ió n y la
in tro y e c c ió n , a s í c o m o la p ro y e c c ió n , se re fie re n al o b je to y su re la c ió n con
éste. L a c a p a c id a d d e é x ito e n e l m a trim o n io e s ta rá lig a d a d ire c ta m e n te a las
r e la c io n e s d e in f a n c ia c o n lo s p r o p io s p a d r e s . E l c o n c e p to p s ic o a n a lític o
d e re la c io n e s o b jé ta le s en el s is te m a f a m ilia r se p re s e n ta rá en la n u e v a rela­
c ió n d iá d ic a co n las m ism a s fu e rz a s y d e b ilid a d e s q u e la fa m ilia d e o rig en . La
tra n s fe re n c ia es la ra z ó n p o r la q u e fre c u e n te m e n te se d ic e q u e el p sico an á li­
sis e s p a ra “u n a s o la p e rs o n a ” , p e ro e s ta a firm a c ió n tie n e p o c a v a lid e z , ella se
e n c u e n tra en el p s ic o a n á lis is d e s d e su s p rin c ip io s y e s p a rte fu n d a m e n ta l de
é ste . L a tra n s fe re n c ia o c u rre p o r la in te ra c c ió n d e d o s o m á s s u je to s invo­
lu c ra d o s en la te ra p ia , e s to le p ro p o rc io n a al p s ic o a n á lis is a c c e d e r al estudio
d el in c o n s c ie n te , lo m o tiv a c io n a l y lo tra n s p e rs o n a l d e la d ia d a . C o m o conse­
c u e n c ia , e l c o n c e p to c lá sic o d e l p s ic o a n á lis is p e rm ite e n te n d e r interacciones
s o c ia le s m á s c o m p le ja s.
Teoría psicoanalítica • 57

OBJETIVOS DE LA TERAPIA PSICOANALÍTICA FAMILIAR

El o b je tiv o de la te ra p ia p s ic o a n a lític a fa m ilia r es lib e ra r a lo s m ie m b ro s


de la fam ilia de sus restric cio n es in c o n scien te s p a ra q u e p u ed an in teractu ar
uno con el otro; p erso n as sanas q u e co n b ases reales in teractú an en lu g ar de
vincularse con im ág en es in co n scien tes del p asad o . E sta ta re a es tan a m b icio ­
sa que los te ra p eu tas cad a v ez la acep tan m enos. L as fam ilias con crisis son
tratadas co n m u c h a c o m p re n s ió n y a p o y o p a ra q u e p u e d a n s o p o rta r esto s
procesos. U n a v ez q u e la c ris is e s tá re s u e lta , el te ra p e u ta p s ic o a n a lític o
com prom ete a la fam ilia a c o n tin u ar trab a jan d o en un p ro ceso de re c o n stru c ­
ción p sico d in ám ica, con la in ten ció n de ev ita r n u ev as recaíd as.
C uando el tratam ien to es ú n icam en te p ara salir de u n a crisis, m u ch as fa ­
milias lo aceptan , pero o tras no. C u an d o el o b jetiv o del tratam ien to es el d e ­
sarrollo p erso n al o el cam b io p ro fu n d o de estru ctu ras, en to n ces las técn icas
psicoanalíticas se ap lican y se req u ie re de m ás tiem po. N o es fácil d e c ir que
el objetivo es el cam b io de p e rso n alid ad , es m uy d ifícil e sp e c ific a r q u é se
entiende p o r cam bio. E n el co n tex to fam iliar p o d ríam o s en te n d e r este c o n ­
cepto com o la “ se p a ra c ió n -in d iv id u a liz a c ió n ” (K aye, 1985), am b o s térm in o s
nos señalan c rec im ien to e in d e p en d en cia p o r p arte de la fa m ilia d e o rig en
(Hoffman, 1976).
En la te ra p ia p sic o a n a lític a fam iliar, en lu g a r de retira r a los in d iv id u o s
de sus fam ilias de orig en , se trab a ja sobre el co n v en c im ien to al p acien te y su
familia de ay u d arse m u tu am en te a ap ren d e r a sep ararse uno del o tro , de m a­
nera que cada uno sea in d ependiente, así com o lig ad o m ed ian te lazos afectivos
con la fam ilia (H esn ard , 1972).
Las cara cterísticas p ara el cam b io de p erso n alid ad en la te ra p ia p sic o a n a ­
lítica enfatizan el cam b io p ro fu n d o y el d esarro llo del Y o. E n esta terap ia, los
miembros de la fam ilia ex p resan su Y o, ap ren d ien d o q u e sus v id as fisio ló g i­
cas son m ayores que sus ex p erien cias co n scien tes, co m p ren d ien d o y ac e p ta n ­
do aspectos rep rim id o s d e su p erso n alid ad .
Para ser efec tiv a la in terp reta ció n en la te ra p ia in d iv id u al, ésta se lim itará
al preconsciente, el cual siem pre estará pendiente; la interpretación del in co n s­
ciente podría d esen ca d en ar an sied ad , ten sió n , an g u stia, etc., p o r lo que será
mejor trabajar con la in teracció n y el co m p o rtam ien to .
Kohut sugiere que el tratam ien to p sico an a lítico de fam ilia no trab aje tan ­
to en el inconsciente, sino que p ara red u cir d efen sas, los p acien te s ex p resen y
experimenten p artes reg resiv as de ellos. D esd e este p u n to de v ista sería m e ­
jor para los m iem b ro s de la fam ilia ex p resar sus n ece sid ad es in co n scien tes,
en lugar de tratar de au to co m p ren d erse m ejor. Sin em bargo, la m ay o ría de los
terapeutas p s ic o a n a lític o s f a m ilia r e s tr a b a ja n co n a m b o s c o n c e p to s
(Ackerman, 1958) y nu tren el self, p rete n d ien d o o cu ltar p o r d eb ajo del co m ­
portamiento los m o tiv o s de éste (M ad an es, 1981).
58 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 3)

El terapeuta tratará de descubrir todo el material terapéutico, especialmen­


te el que está encubierto en el inconsciente con respecto del pasado. De acuerdo
a Framo (1976), “la familia no podrá profundizar o realizar cam bios signifi­
cativos sin que el terapeuta maneje conceptos presentes y su interacción in­
m ediata respecto de los miembros de ésta” (Hesnard, 1972).
Naturalmente y en forma regular, los pacientes ocultan sus sentimientos
más profundos, develarlos es una labor terapéutica conseguida con apoyo y
confianza; los pacientes pasan por momentos muy conflictivos al tener que
expresar y recibir ante los demás miembros de su familia, sentimientos nunca
antes revelados.
La transferencia es de gran importancia en la terapia familiar. Los pacien­
tes in d iv id u ales rev elan sus in co n scien tes resp ecto de o tras personas,
desplazándolas fuera de su relación terapéutica. Cuando una pareja se presenta
a terapia, el terapeuta tendrá que m anejar por lo menos cinco manifestaciones
de transferencia: del esposo a la esposa, de la esposa al esposo, de la esposa
al terapeuta, del esposo al terapeuta y de la pareja al terapeuta. Así como hay
m últiples transferencias, hay tam bién m últiples respuestas de contratrans­
ferencia (Ackerman, 1966). ¡
En la terapia fam iliar se revelarán imágenes de la familia de origen repri- j
midas en el pasado, éstas se traen a la interacción actual en “el aquí y el aho- f
ra’\ con la fam ilia y el terapeuta. Lo que el terapeuta realizará en la familia |
será romper la repetición patológica y alentar el número de transferencias de f
los miembros de ésta, relajando la intensidad. La transferencia y la contra- I
transferencia se dan con el terapeuta, pero sólo porque la familia está presen- |
te y us normal en este marco psicoanalítico; es menos intensa en la terapia |
individual; sin embargo, el alejam iento y las ambigüedades del terapeuta son I
menos significativos en la terapia familiar que en la individual. \
La transferencia se utiliza como un modelo operativo para comprender el
sistema emocional de la familia (Boszorm enyi-N agy, 1981). Cuando los im­
pulsos agresivos y libidinidales son interpretados y reexperim entados se con­
vierten en conscientes y la fam ilia los integra a su vida, así los que puedan
presentarse posteriorm ente podrán ser controlados. '
El desarrollo del selfen la terapia familiar psicoanalítica también deberá ver­
se como resultado del mejoramiento en las relaciones objétales como grupo, ?
es la reintegración de un ego disperso (Ackerman, Bateman y Sherman, 1962).

TÉCNICAS TERAPÉUTICAS PARA LA TERAPIA FAMILIAR

Comparadas con la com plejidad de la teoría psicoanalítica, sus técnicas son


relativam ente simples, no fáciles pero sí simples. Existen cuatro técnicas bá­
sicas: escuchar, em patia, interpretar y m antener la neutralidad analítica
(Hesnard, 1972).
Teoría psicoanalítica • 59

E n la té c n ic a d e e sc u c h a r, el te ra p e u ta n o c o n fro n ta ni d irig e, só lo p e rm i­
te q ue la fa m ilia se s u m e rja en su e x p e rie n c ia . C u a n d o in te rv ie n e , e x p re s a
c o m p re n sió n , so p o rte y re a liz a in te rp re ta c io n e s . S u m a y o r la b o r c o n s is te en
escuchar. A n tes de tra ta r de h a c e r u n ca m b io e n la fa m ilia , d e b e rá c u e s tio n a r
su c o m p re n sió n de ello s, lo q u e c o m p re n d e c la ra m e n te p o r sus c o n o c im ie n ­
tos de la p e rs o n a lid a d y d e su s c o m p o rta m ie n to s. L o s te ra p e u ta s no p sico a-
nalfticos, e n fo c a rá n su e v alu ació n en la c o m u n ic a c ió n y en la in teracció n ; p ara
los p s ic o a n a lític o s , é stas só lo re d u c e n su c a m p o d e acció n .
D ick s (1 9 6 7 ) d e te rm in a tres n iv e le s p o r m e d io de lo s cu ales se e sta b le c e n
valores fa m ilia re s re sp e c to de la te o ría de las re la c io n e s o b jé ta le s.

1. V a lo re s c u ltu ra le s, n o rm as, raza , re lig ió n y e d u c a c ió n .


2. E l Y o, n o rm a s p e rso n a le s, ju ic io s c o n s c ie n te s , e x p e c ta tiv a s y h áb ito s.
3. F u e rz a s in c o n sc ie n te s q u e lo s re p rim e n o lo s se p a ra n , in c lu y e n d o d e s ­
v ia c io n e s y n e c e sid a d e s d e las re la c io n e s o b jé ta le s.
Los co n c e p to s d e D ic k s n o s ay u d a n a c o m p re n d e r p o r q u é las p a re ja s p e rm a ­
necen ju n ta s en c o n sta n te s p le ito s y p o r q u é o tra s p a re ja s q u e sie m p re h an
estado c o n te n ta s, se sep aran (H o ffm a n , 1976).
L a m a y o ría d e lo s te ra p e u ta s p s ic o a n a lític o s p re fie re n tra b a ja r co n fa m i­
lias de u n n iv e l alto de v e rb a lid a d y a q u e son e n s e ñ a d o s a la “ lib re a so c ia c ió n
de id eas” , e sto es, e x p re sa r sus se n tim ie n to s e id e as en fo rm a e sp o n tá n e a , lo
cual p ro p o rc io n a m a te ria l de a n á lisis y p e rm ite a los in te rlo c u to re s c o m u n i­
carse m ás lib re m e n te .
L a m a n ip u la c ió n y lo s c o n se jo s a lo s p a c ie n te s no son re le v a n te s a q u í en
com paración con o tro s m o d e lo s, y a q u e to d o lo q u e se c o m u n ic a es m a te ria l
espontáneo y se les reafirm a: “ sean u ste d e s m ism o s ” , “ d e je n q u e c a ig a to d o ”
(A ckerm an, et al., 1962).
L a re s is te n c ia es in h e re n te al p ro c e so te ra p é u tic o , y a q u e tra ta de im p e d ir
el concenso p ro p io de la te ra p ia ; p u e d e m a n ife s ta rs e de m a n e ra s ta le s co m o
ausencia, sile n c io s, ta rd a n z a , etc., las q u e d e b e n h a c e rse c o n s c ie n te s p o r m e ­
dio de la in te rp re ta c ió n .
En c o n c lu sió n , la te ra p ia fa m ilia r p s ic o a n a lític a fu e la p io n e ra en el tra ta ­
miento de fa m ilia s, ap o rtó su m a rc o c o n c e p tu a l de d o n d e e v o lu c io n a n la m a ­
yoría de lo s m a rc o s te ó ric o s actu a le s h a c ia el m o d e lo sisté m ic o , sie n d o su
resultado u n a c o m b in a c ió n e c lé c tic a d e lo s c o n c e p to s p sic o a n a lític o s.

ESTRATEGIAS DEL TRATAMIENTO

Las estrategias in ic ia le s in c lu y en la c la sific a c ió n de la c o m u n ic a c ió n en tre los


miembros de la fa m ilia , así co m o co n el te ra p e u ta ; p a ra c o m p re n d e r la cau sa
de sus p ro b lem as m a rita le s, la p a re ja d e b e rá p rim e ro v e r la n a tu ra le z a de su
60 # Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 3)

interacción com o dos individuos separados e independientes, con dos histo­


rias diferentes de experiencias, necesidades y percepciones, con sus propios
conceptos subjetivos de am or, lealtad, unión, fidelidad, etc., con los que han
iniciado una relación de pareja, m arital o fam iliar. C uando cada uno de ellos
perciba sus p ro p ias d ificu ltad es, cu alid ad es o facu ltad es com o individuo
en la nueva relación, podrán conocer sus propios alcances y lim itaciones den­
tro de la interacción de pareja o fam ilia. Para apoyar a los cónyuges en la
interacción, el terapeuta usará recursos de clarificación, sugestión, manipula­
ción, confrontación, com unicación e interpretación. D urante las prim eras se­
siones la in teracció n se u tiliz a m enos en co m p aració n con las sesiones
subsecuentes cuando la alianza se ha confirm ado y se ha desarrollado la trans­
ferencia. Al inicio del tratam iento se exploran los sistem as y se m otiva a la
pareja a negociar, con indicaciones concretas y específicas, com o podrían ser
con las relaciones fam iliares extensivas, lo económ ico, la ayuda en el hogar,
la educación a los hijos, el tiem po libre de cada uno, la sexualidad, etc.
Al inicio del tratam iento es m uy com ún que los cónyuges no se deshagan
de sus conductas estereotipadas, repetitivas y predecibles de ciertos compor­
tam ientos o situaciones.
Es muy com ún que uno de los cónyuges trate de persuadir al terapeuta de
tom ar la posición de su aliado, para recrim inar al otro; los pacientes esperan
que el terapeuta tom e una postura positiva o de confirm ación hacia uno y otra
de reproche o negativa hacia el otro. Este com portam iento es una manifesta­
ción tem prana de transferencia y se deberá realizar una contratransferencia
por parte del terapeuta. La contratransferencia no deberá verse com o un fac­
tor negativo sino com o un elem ento constructivo dentro de la terapia, que tie­
ne la finalidad de delim itar la posición y estrategia del trabajo terapéutico, para
responder a las conductas de m ártir, llanto, alianza, apoyo, culpa, evasión,
acting-out o divorcio de uno de los cónyuges (aquí es donde m uchos proce­
sos terapéuticos de p areja term inan en separación, al no ser m anejada la
contratransferencia).
En este enfoque inicial se deberán revisar los síntom as, antes de ver los
factores intrapsíquicos (relaciones adyacentes de cada uno, antes de identifi­
car la transferencia).
M uchos terapeutas consideran term inado el tratam iento cuando la pareja
mmmmrnm

llega a desarrollar técnicas para la solución de sus problem as, pero esto habrá
de entenderse com o el inicio del tratam iento, sin em bargo, se deberá conti­
nuar con el trabajo de transferencia orientada hacia factores del inconsciente
de la fam ilia para con el terapeuta.
En m uchos casos de tratam iento de parejas es de sum a im portancia in­
cluir un co-terapeuta con el fin de ofrecer una lectura más com pleta de los
fenóm enos observados en el transcurso de la sesión; es decir, aquellos aspec­
tos que uno de los terapeutas om ite en su intervención, el otro lo podrá com­
plem entar. A sim ism o, perm ite que se depositen en uno o en otro de los tera­
peutas las transferencias positivas y negativas.
¡
Teoría psicoanalítica • 61

CASO CLÍNICO

La familia Reyes* se presentó a terapia por sus frecuentes discusiones y pleitos que
terminaban con distanciamientos y silencios de hasta un mes. Los dos cónyuges tra­
bajaban duramente, dedicaban mucho tiempo a sus propios intereses y a su desarrollo
profesional. La pareja tenía 10 años de casados, en el último año decidieron tener su
primer hijo, para lo cual la señora Reyes decidió dejar el trabajo. El esposo, debido a
compromisos económicos ya contraídos con anterioridad, decidió tomar otro trabajo
para nivelar los ingresos que dejó de percibir la Sra. Reyes. El tiempo que el esposo
dedicaba al trabajo le absorbía todo el día y parte de la noche. La Sra. Reyes percibió
este distanciamiento de su esposo como poco responsable respecto de la atención y
cuidados que debía tener para con ella y su pequeño hijo. Ella empezó a desarrollar
depresiones frecuentes, sentimientos de desvalorización y temores de abandono, pen­
sando que su esposo tenía otra mujer o una relación extramarital, sintiéndose “estúpi­
da, tonta y frustrada”.
El señor Reyes se quejaba pues su esposa le reprochaba su escasa atención a ella
y a su hijo, además le ordenaba realizar una infinidad de quehaceres dentro de la casa,
siendo que al regresar él se encontraba muy cansado de trabajar; al estar con ella se
sentía como un niño malcriado y regañado todo el tiempo.
Cuando la familia Reyes asistió a terapia, la esposa sorprendida al verme, ya que
esperaba ser tratada por una terapeuta, me dijo « Usted va a tomar partido por mi
esposo, yo quiero que nos atienda una mujer ya que mi esposo es el culpable de to­
do... » . Al inicio de la terapia, la pareja se sorprendió al ver su propia inhabilidad para
comunicarse uno con otro sin agredirse y su ausencia de deseos de abandonar la se­
sión. El señor Reyes pudo establecer una buena transferencia de su neurosis conmigo
y establecer pautas de un conflicto edípico no resuelto. La señora manifestó la des­
confianza que tenía originalmente a su padre, así como el sentirse desatendida y
desamada por este último, se percibía « tan mala como un hombre » , diciendo que
ellos (hombres) nunca le habían dado nada, que ella siempre había admirado el con­
trol que tenía su madre sobre su padre y sobre la familia, la cual tampoco le había dado
nada; proyectaba este odio y rencor primero a su esposo y posteriormente a mí.

Durante el tratam iento, a la señora Reyes se le revelaron sus conflictos no


resueltos y relaciones de su infancia con las im ágenes parentales.
Cuando existe un conflicto psíquico de consideración, m uchos terapeutas
prefieren una intervención con cada uno de los esposos, pero perm itirles com ­
partir y experim entar durante el m ism o proceso teratéutico de la intervención,
facultará la delim itación más clara de la relación, la psicodinám ica de la pa­
reja en el proceso terapéutico, sus fuerzas, sus deseos y el positivo valor de
interactuar y com prenderse con el otro, en form a sistem ática.

* Nota del autor: Los nombres reales de los pacientes han sido m odificados para prote­
ger el anonimato de las familias cuyos casos clínicos se presentan en este libro.
62 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 3)

CÓNYUGE PARANOIDE

Con el propósito de ilustrar el empleo de los conceptos de la teoría psicoana-


lítica en el contexto de la relación de pareja, se incluye a continuación una
breve descripción del denominado “cónyuge paranoide” .
El cónyuge paranoide está siempre tenso y básicam ente inseguro de sí
mismo, desconfía de los demás y de su cónyuge, busca en su conducta signi­
ficados que afirm en sus fantasías o motivos escondidos; tiene pocas amista­
des íntimas y se ve a sí mismo como un solitario. Es aquí que establece una
relación de dependencia de su pareja, convirtiéndola en su único enlace per­
sonal con el mundo externo, a nivel em ocional y de confianza: Él no tiene
consciencia de sus impulsos agresivos, pero teme ser atacado y tratado injus­
tamente por los demás, a los que de antemano considera com o inconscientes,
irresponsables e indignos de confianza, justificando de esta form a su propia
conducta secreta y excluyente. Se ve a sí mismo como el centro del universo
y de su familia, todo lo considera en términos de la relación central que se
adjudica. Se siente torpe en situaciones sociales por su incapacidad de reía- ;
cionarse en form a realista, por no ser el centro ni el controlador de la sitúa- í
ción, la cual percibe como rechazo personal. Es rencoroso, cree que nadie lo |
quiere y atribuye motivos malévolos a quienes no lo aprecian; se preocupa j
mucho por defender sus derechos y propiedades, creyendo que el mundo ex- i
terno está pendiente para destruirlo o lastimarlo; frecuentem ente posee armas í
de fuego, navajas y demás. Siempre está prevenido para agredir. f
Con frecuencia, el cónyuge paranoide presenta actitudes de superioridad, |
arrogancia, grandeza, falta de tacto e im pulsividad. Por lo regular desarrolla |
un celo misionero, y espera convertir al mundo en un lugar más perfecto. Se
siente atraído hacia grupos extremistas, tanto políticos como religiosos. Es
patológicam ente celoso por su incapacidad para sentirse apreciado o amado
por su pareja. Por sus pronunciadas necesidades narcisistas, los cónyuges
paranoides se deprimen fácilmente, cuando sus defensas dejan de ser efica- I
ces. Ya que su vida es defenderse y estar siempre alerta, el suicidio no es raro
en estos pacientes; son los eternos pesimistas, siempre esperan lo peor de los
demás; cuando su Yo no puede manejar estos impulsos procedentes de Ello,
se salen de control y la angustia tiende a ser incontrolable.
Estos pacientes se sienten perseguidos y desean vengarse al no poder ;
querer o recibir cariño de los demás; son incapaces de pedir cariño de su pa­
reja o de los demás y sólo pueden obtenerlo a través de la comprensión, el l
dolor, el autosacrificio y la humillación. ['
Su principal placer proviene de observar las calamidades y los fracasos
de los demás, más que su propio éxito. Le teme al éxito propio pues cree que
los dem ás van a reaccionar con envidia y venganza. Sólo los individuos :
paranoides con delirio de grandeza son capaces de aceptar el éxito, sobre todo
cuando va asociado con una causa idealista. >
Teoría p s ico a n a lític a • 63

L o s m e c a n is m o s d e d e f e n s a q u e u tiliz a n lo s c ó n y u g e s p a ra n o id e s co n m á s
fre c u e n c ia so n la n e g a c ió n , la c u a l le s s irv e p a r a e v ita r q u e lo s a s p e c to s d o lo ­
ro s o s d e la re a lid a d lle g u e n a la c o n s c ie n c ia ; la fo rm a c ió n re a c tiv a , p a r a d e ­
fe n d e rs e d e su s n e c e s id a d e s d e d e p e n d e n c ia y lo s s e n tim ie n to s d e r e c h a z o d e
su p a re ja ; la p ro y e c c ió n q u e les p e rm ite im a g in a r s e r q u e rid o s p o r a lg u ie n m ás
ap a rte d e su p a re ja , q u e s í lo s c o m p re n d a y a tie n d a .
F re u d c re ía q u e lo s im p u ls o s b á s ic o s p ro y e c ta d o s p o r el p a c ie n te p a ra -
n o id e , se re fe ría n a u n c o n f lic to d e h o m o s e x u a lid a d in c o n s c ie n te ; sin e m b a r ­
go e s ta s te n d e n c ia s h o m o s e x u a le s in c o n s c ie n te s e ra n d e s c a rta d a s m e d ia n te la
n e g a c ió n , fo rm a c ió n re a c tiv a , y p ro y e c c ió n . E s ta te o ría n o e s a c e p ta d a u n i­
v e rs a lm e n te y a q u e se h a v is to q u e m u c h o s p a c ie n te s p a r a n o id e s n o p r e s e n ­
tan p ro b le m a s d e h o m o s e x u a lid a d , p e ro ta m b ié n es d ifíc il v e rific a r e s to y a q u e
con fre c u e n c ia lo s p a c ie n te s s o n m u y r e s e r v a d o s s o b re su s c o n f lic to s s e x u a ­
les y e s c o n d e n m a te ria l al re s p e c to .
E l c ó n y u g e p a r a n o id e p u e d e p r e s e n ta r v a rio s c u a d ro s s in to m a to ló g ic o s ,
com o e s el c a s o d e la h ip o c o n d ría , q u e n o e s u n a e n tid a d p a to ló g ic a s in o u n
com plejo d e s ín to m a s c o n d if e r e n te s c u a d ro s s in to m a to ló g ic o s ; e s te p a c ie n te
tiene u n a g r a n p r o b le m á ti c a c o n s u s r e la c io n e s o b jé ta le s , la s c u a le s s o n
in tro y e c ta d a s a n iv e l o r g á n ic o . F r e c u e n te m e n te e s to s p a c ie n te s p r e s e n ta n
sin to m ato lo g ía c o m o in s o m n io , d e b ilid a d , fa tig a ; s e n s a c io n e s e x tra ñ a s en lo s
ojos, n a riz , b o c a , ó rg a n o s g e n ita le s y á re a a n o re c ta l; es d e c ir la s v ía s p r in c i­
pales a tra v é s d e la s c u a le s e l c u e rp o d e l p a c ie n te p u e d e s e r v u ln e ra d o o in v a ­
dido p o r su p e rs e c u to r.
L a h ip o c o n d ría p r o c e d e a m e n u d o d e la a p a r ic ió n d e s ín to m a s s e c u n ­
darios, c o m o a lta p r e o c u p a c ió n , c e lo s p a to ló g ic o s , te n s ió n , a n g u s tia , in a ­
petencia, c a n s a n c io , s o m n o le n c ia . L a h ip o c o n d r ia e s u n a m a n if e s ta c ió n d e
regresión a u n e s ta d o n a r c is is ta in fa n til. E s ta r e g r e s ió n se d e b e al r e tr a im ie n ­
to em o cio n al v in c u la d o c o n o tra s p e rs o n a s . S i b ie n el d e s c u b r im ie n to in ic ia l
del propio c u e rp o es u n p ro c e s o a g ra d a b le , e n la h ip o c o n d ria p a ra n o id e , el
re d e s c u b rim ie n to d e l c u e r p o e s in t e n s a m e n te d o lo r o s o . E n la m e d id a e n
que el in terés d e l p a c ie n te se fija en su Y o fís ic o , é s te e x p e r im e n ta te m o re s d e
daño y m u e rte.
La m a y o ría d e la s p s ic o s is e s q u iz o f r é n ic a s q u e s o n p a r a n o id e s s u e le n te ­
ner un c o m ie n z o g ra d u a l, e l c ó n y u g e se r e tr a e p ro g r e s iv a m e n te d e l c o n ta c to
emocional c o n su p a re ja y r e g re s a a u n e s ta d o d e p re o c u p a c ió n n a r c is is ta c o n ­
sigo m ism o.
La gran p re o c u p a c ió n d e l c ó n y u g e p a r a n o id e se d e s e n c a d e n a p o r d o s c la ­
ses de ten sió n p s ic o d in á m ic a ; p rim e ro , la p é r d id a re a l o im a g in a r ia d e o b je ­
tos de afecto; s e g u n d o , c u a n d o e l c ó n y u g e h a s id o s o m e tid o a u n a a g re s ió n
por asalto, a g re s ió n im a g in a r ia o re a l. ■
C A P ÍTU LO

trii/crau

T e o r í a c o g n it iv a

ANTECEDENTES

L a terapia c o g n itiv a fa m ilia r tien e sus raíces en la p ráctica in d iv id u al (B eck,


Rush, E m ery y S haw , 1979; E llis, 1962) q u e p o sterio rm en te fu e ap lic a d a al
tratam iento de fam ilias. E n este cap ítu lo se ex p o n e la e x tra p o lació n de esto s
principios y técnicas en el tratam ien to de fam ilias d isfu n cio n ales, y se en fatiza
en el com plejo co n tex to c o g n itiv o o c o n d u ctista de la in teracció n te ra p éu tica.
La in v estig ació n y la p rá c tic a h an d em o strad o que las in terv en cio n es con
el en fo q u e c o n d u c tu a l h a n te n id o g ra n é x ito c o n p a r e ja s y f a m ilia s q u e
presentan gran v arie d ad de p ro b lem as (F allo o n , B o y d y M e G ilí, 1984). N o
puede n e g a rs e la im p o r ta n c ia q u e tie n e n lo s f a c to r e s c o g n itiv o s e n la
interacción de cad a rela ció n , a sí co m o lo s cam b io s de c o n d u cta d u ran te el
proceso y adaptación . B arto n y A lex an d e r (1977) p ro p o n en q u e las co n d u c ­
tas de cada uno de los m iem b ro s de la fa m ilia resp ecto del o tro sólo c a m b ia ­
rán si cam bia el co n cep to p erso n al de có m o se ve cad a uno.
El contenido de las p erce p cio n es de cad a in teg ran te de u n a fa m ilia y sus
interacciones con los otros m iem b ro s de ésta, afec tan no sólo la calid ad y la
intensidad em o cio n al de alg u n o de ello s sino ta m b ién de to d a la fam ilia, ya
que las em o cio n es in d iv id u a le s están lig a d a s d ire c ta m e n te a p e rc e p c io n e s
particulares que la p erso n a h a acu m u lad o d u ran te los ev en to s de su vida, p o r
lo general, en la in te ra c c ió n co n o tro s. L a d e p re sió n tie n e la ten d en cia de

65
66 • Terapia familiar: Modeios y técnicas (Capítulo 4)

aso cia rse con la p erce p ció n de que se ha p erd id o algo sig n ificativ o . El en­
gaño de a lg u ien im p o rta n te , la a g resió n , la p riv a c ió n , la d e v a lu a c ió n de
nuestra autoestim a, etc., causan alteració n , daño, ansiedad; com o consecuen­
cia, la percepción de cad a uno de los m iem bros de la fam ilia, sus cogniciones
individuales, serán p rim ordiales para la integ ració n con los dem ás.
La te ra p ia racio n al em o tiv a de E llis (1962) nos d ice q u e no importan
tan to los hechos que están in v o lu crad o s en una d eterm in a d a situ ació n , sino
la m anera de evalu ar cad a evento com o po sitiv o o negativo, esto últim o de­
term inará la respu esta em ocional. P or ejem plo, u n a persona puede ser critica­
d a p o r su e sp o so o e s p o s a , p o r ta n to , lle g a a un e s ta d o d e e s tré s y la
conceptuación de su pareja pasa al lado negativo y no al positivo o neutral (Hoff-
m an, 1976). Ellis nos dice que las personas se alteran, que actúan de manera
disfuncional solam ente cuando viven eventos in tolerables o catastróficos. Él
d istin g u e la in satisfacció n m arital que re su lta cu an d o él o ella no reciben lo
suficiente o lo esperado de su relación, esto que se convierte en emociones
com o d ep resió n , co raje y fru stració n , rev irtién d o se en ag resio n e s verbales
co n tra él o ella.
El m odelo propone que al haber d em asiad a agresión y, p o r tanto, un com­
portam iento disfuncional, se produce la falta de percepción y com prensión de
los eventos. C uando se lleg a a esta situ ació n de b lo q u eo o aislam iento, el
cónyuge percibe las situaciones p ositivas o neutrales com o eventos negativos
e ignora los placenteros y afirm a: « m i m atrim onio no tiene nada de b u e n o » .
E sta será la percepción del paciente, quien ju stific a rá sus em ociones y com­
portam ientos, com parándolos o igualándolos a los de aquellas personas que
en realid ad viven situaciones catastróficas. Un individuo no tiene necesaria­
m ente que p ercib ir un estado catastró fico o in tolerable p ara sen tir estrés o
insatisfacción, com o lo hace m ucha gente que vive sus relacio n es maritales
en conflicto.
Un concepto m uy erróneo y g en eralizado es el de en ten d er la corriente
co n d u ctista o cognitiva, com o “m ecan icista” o “de lab o rato rio ” , que ignora
to talm en te el cam po de los pen sam ien to s y los sentim ientos, alejad a de la
actividad hum ana, y que im agina al psicólogo co n d u ctista dando dulces a un
niño y diciendo “m uy bien, m uy b ie n ” , cuando utiliza el condicionamiento.
C onceptos que erróneam ente se siguen asociando a esta corriente por las per­
sonas que la desconocen.
E n lo s e s tu d io s d e B a rto n y A le x a n d e r (1 9 7 9 ), F u n c tio n a l Family
T herapy, se indica que los m iem bros de una fam ilia en conflicto atribuyen sus
problem as a factores externos o a alguno de los dem ás m iem bros de la fami­
lia, bloqueando así el tratam ien to terapéutico o la ayuda, pensando o racio­
nalizando que es una causa inevitable y perm anecen en status q u o , pues el
p ro b lem a se en cu e n tra en la o tra p erso n a o en el có nyuge. L a función del
terapeuta fam iliar cognitivo será proveer de nueva inform ación a todos y cada
uno de los m iem bros de la fam ilia, con el fin de cam biar las ideas estereo­
tipadas de cada uno y llevarlos a otro estado cognitivo.
Teoría cognitiva • 67

El te ra p eu ta c o n stan tem e n te re alizará in d icacio n es y ex p licac io n es que


cuestionarán los p u n to s de v ista de cad a uno de los m iem b ro s de la fam ilia
respecto de sus p ro b lem as, lo cual c o lo cará al te ra p eu ta en un estatu s de “ es­
p ecialista” o “c o n o ce d o r” , a sí él re etiq u etará a un m iem b ro de la fam ilia que
antes fu era “co n tro lad o r o m a n ip u lad o r” p o r el de la p erso n a “m ás re sp o n sa ­
ble” . E n la te ra p ia fa m ilia r se d eb erán re fo rz a r los cam b io s co g n itiv o s p ara
que realm en te sean ap ren d id o s y realizad o s, p ara que se m a n ten g an en fo rm a
estable, y así la fam ilia o b te n g a u n a n u ev a realid ad (H esn ard , 1972).
D e m a n era sim ilar, en la te ra p ia fa m ilia r estru ctu ral (M in u ch in , 1974;
A ponte y V an D eusen, 1981) y en la teo ría fam iliar e stratég ic a (H aley , 1981),
se indica q ue cu an d o el co m p o rtam ien to de los m iem b ro s de una fa m ilia se
reetiqueta y se les en tre g a u n a n u ev a re a lid a d , lo s p atro n e s de in teracció n
cam bian h a sta e n co n trar un nu ev o sig n ificad o . S in em b arg o , esto no es tan
im portante com o q u e las fu erzas o cam b io s o cu rran en la in teracció n y se
produzcan resp u estas m ás p o sitiv as en la realid ad de la fam ilia. P o r o tra p a r­
te, no todas las veces un cam b io co g n itiv o se en ca m in a h acia una in teracció n
positiva, au n q u e m u ch as v eces sea la d irec ció n c o rrecta de la n u ev a realid ad .
El terapeuta d eb erá o b se rv a r co n sta n te m e n te estas n u ev as re a lid a d e s de la
familia, se d eb erá en fo ca r m ás en el p ro ceso y m en o s en el co n ten id o .

EL MODELO COGNITIVO
COMO MEDIADOR DE LAS RELACIONES FAMILIARES

Al aplicar el m odelo c o g n itiv o a las relacio n es de p areja, éste q u iz á se am plíe


para poder co m p re n d er m e jo r las relacio n es fam iliares. C u an d o o tro m ie m ­
bro (hijo) se adhiere a la rela ció n d e la p a re ja o diad a, el n ú m ero de ev en to s y
sucesos internos y externos se increm enta, tam bién el núm ero de cogniciones de
los cónyuges, presen tán d o se p o r lo m enos tres eventos externos p ara cad a uno:

1. L a nueva co n d u cta de cad a có n y u g e p ara con el hijo.


2. Las reac cio n es co m b in ad as de la d iad a h acia el hijo.
3. Las o b serv acio n es que h ace un m iem b ro de la diad a, con rela ció n a
otro m iem b ro de la fam ilia.
Por lo m enos cuatro clases de co g nición pu ed en presentarse, cuando los m iem ­
bros de la fam ilia in teractú an uno con el otro:

1. La co g n ició n q u e tien e cad a uno de sí m ism o.


2. La co g n ició n q u e tien e cad a uno de sí m ism o en rela ció n con cad a
m iem bro de la fam ilia.
3. La cognició n q u e cad a m iem b ro de la fam ilia tien e con rela ció n a los
subgrupos de o tras fam ilias.
68 ‘ Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 4)

4. La cognición de cada miembro de la familia, la de sí mismo, con rela­


ción a los grupos de su propia familia.
Por tanto, los miembros de la familia tienen dos tipos de respuesta conductual:
pueden responder a uno u otro miembro de la familia, o pueden responder a
subgrupos de ésta. El terapeuta deberá mencionar o enfatizar los avances
cognitivos de la familia en forma conjunta y no por separado, por ejemplo,
los avances en sus realidades, creencias, lo que cada miembro cree respec­
to de las funciones que desempeña en la relación familiar. La “causa” que
los miembros atribuyen a sus problemas y las “expectativas” que la familia
tiene acerca de la probabilidad de ocurrencia sobre ciertos sucesos, constitu­
yen los pensamientos automáticos más relevantes de la interacción familiar
(Minuchin, 1974).
El conocim iento de las relaciones fam iliares por parte del terapeuta
se utiliza como referencia para que los miembros valoren la calidad de vida
de su familia. Los más apropiados serán aquellos que se integren a sus roles y
sus funciones en la dinámica familiar. Cuando estas relaciones se convierten
en más rígidas o relajadas, la posibilidad de una relación con mayor estrés se
incrementa; por ejemplo, la familia de una madre soltera quien cree que la
relación m adre-hijo se debería caracterizar por una relación al mismo nivel,
con la madurez que el hijo todavía no tiene; a estos pensamientos se acompa­
ña la creencia de que castigar a su hijo la convertiría en una “mala madre”, el
hijo crece sin disciplina, lo que lleva a la madre a un alto grado de frustración
y al hijo a desarrollar conductas incontrolables.
Las conductas pueden provenir de una variedad de fuentes, como la fami­
lia de origen, experiencias anteriores, alguna relación anterior que él o ella
hayan tenido o idealizado, de alguna amistad y otras.
Aquellos que hayan tenido la experiencia de vivir con unos padres con
relación sana y compartida, poseen mayores expectativas de éxito que quie­
nes tratan de establecer conductas para olvidar aprendizajes no deseados. Ba­
sándose en los aprendizajes, las familias se enfrentan a su realidad. Las si­
guientes consecuencias podrían presentarse al seguir en forma rígida estos es­
tereotipos:

1. La persona utiliza éstos para comportarse en sus relaciones con los


demás.
2. Una gran discrepancia podrá presentarse entre sus expectativas y sus
creencias, produciendo una atención selectiva o silenciosa en la
interacción familiar.
3. Discrepancia entre las creencias del individuo y su realidad, las que
podrán causar estrés (Guerin, 1976).
En este marco conceptual, la relación familiar representa e involucra el com­
portamiento de independencia mutua e intercambios, tomando en cuenta “los
Teoría c o g n itiv a • 6 9

c o s to s y b e n e f i c io s ” d e la r e la c ió n . G e r g e n ( 1 9 6 9 ) a n a liz a e s te m o d e lo d e
in te rc a m b io , d o n d e c a d a u n o d e lo s m ie m b r o s d e la f a m ilia e m ite ( e x h ib e )
c o m p o rta m ie n to s , lo s c u a le s d e b e r á n e s ta r e n m a r c a d o s d e n tr o d e e s to s p r in ­
c ip io s p a r a q u e la s r e la c io n e s s e a n r e c íp r o c a s y lle g u e n a u n e s ta tu s d e q u id
p r o q u o , e l q u e f u n c io n a b a jo e l p r in c ip io d e m a x im iz a r lo s b e n e f ic io s y m i­
n im iz a r lo s c o s to s .
A tr ib u to s c a u s a le s s o n la s in f e r e n c ia s q u e lo s m ie m b r o s d e la f a m ilia h a ­
cen r e s p e c to d e s u s in te r a c c io n e s p o s itiv a s o n e g a tiv a s c o n la s d e m á s p e r s o ­
nas. L o s e s tu d io s d e la s r e la c io n e s f a m ilia r e s ( J a c o b s o n , 1 9 6 4 ) n o s in d ic a n q u e
m a trim o n io s s in e s tr é s a tr ib u y e n e s ta s c a r a c te r ís tic a s a su e s ta d o d e e s ta b i li­
dad, la c u a l p r o v ie n e d e s u p a r e ja . E n c o n tr a s te , lo s m a tr im o n io s c o n a lto g r a ­
do d e e s tr é s d e s a c r e d ita n lo s a tr ib u to s p o s itiv o s d e su p a r e ja y c a n a liz a n la s
causas d e l e s tré s a f a c to r e s e x te r n o s o in c o n tr o la b le s . C o m o c o n s e c u e n c ia , lo s
a trib u to s n o d e b e r á n v e r s e e n f o r m a g lo b a l, y a q u e e s to n o s h a c e ir d e u n e x ­
trem o a o tro , o p o s itiv o o n e g a tiv o , y p e r d e r c o n ta c to c o n la r e a lid a d y a q u e
las p e rs o n a s ta m b ié n tie n e n a tr ib u to s in te r m e d io s . É s to s s e rá n lo s a tr ib u to s
que e l te r a p e u ta d e b e r á h a c e r v e r a la f a m ilia d u r a n te la te r a p ia . P o r e je m p lo ,
una p e r s o n a p u e d e s e r p o c o a f e c tiv a p e r o a la v e z s e r m u y p r o te c to r a y r e s ­
p o n sab le; la f u n c ió n d e l te r a p e u ta d e b e r á s e r la d e c o m p e n s a r lo s a tr ib u to s d e
este in d iv id u o a n te la f a m ilia y c r e a r u n a n u e v a c o g n ic ió n d e e s ta c o n d u c ta .
¿ C ó m o a p lic a r lo s v a lo r e s c o g n itiv o s ? S e h a n d e s a r r o lla d o a lg u n a s m e d i­
das e s ta n d a r iz a d a s p a r a d e te r m in a r e s to s v a lo r e s e n la s r e la c io n e s m a r ita le s ,
como e l in s tr u m e n to p a r a e v a l u a r la in t e r a c c i ó n f a m i li a r d e s a r r o ll a d o p o r
E idelson y E p s te in (1 9 8 2 ) , e l R e l a tio n s h ip B e l i e f I n v e n t o r y (R B I ) q u e e v a lú a
las c re e n c ia s ir r e a le s q u e lo s e s p o s o s tie n e n r e s p e c to d e s u s r e la c io n e s ín t i ­
mas, a tra v é s d e u n a e s c a la d e v a lo r e s y a tr ib u to s . S i n o s e a p lic a e s te in s tr u ­
mento e l te r a p e u ta d e b e r á b a s a r s e e n la o b s e r v a c ió n c lín ic a , e s ta in te r v e n c ió n
directa p e r m itir á v e r la in te r a c c ió n d e la f a m ilia , c o n s u s a tr ib u to s y e x p e c ta ­
tivas, a d a p ta n d o é s ta s a la té c n ic a d e E llis ( r a c io n a l e m o tiv a ) . C u a n d o u n o d e
los m ie m b ro s d e la f a m ilia m a n if ie s ta u n a in te r a c c ió n tr a u m á tic a c o n a lg u n o
de los m ie m b ro s , e l te r a p e u ta d e b e r á h a c e r u n a in te r v e n c ió n e n r e la c ió n c o n
la in te ra c c ió n q u e c a u s ó e s te tr a u m a , c o m p a r á n d o lo c o n e l e s ta d o d e á n im o
que lo a c o m p a ñ ó , a s í c o m o r e p e tir lo c o n d e ta lle s v e r b a le s s e m e ja n te s a c ó m o
se p resen tó e s a s itu a c ió n y la c a r g a e m o tiv a q u e se p r e s e n tó e n e s e m o m e n to .
El te ra p eu ta d e b e r á r e a liz a r u n a in te r v e n c ió n d o n d e to d a la f a m ilia m a n if ie s ­
te sus p e n s a m ie n to s s o b r e e s ta s itu a c ió n tr a u m á tic a , p a r a lu e g o a s ig n a r le u n a
connotación p o s itiv a .

INTERVENC IÓ N TER A PÉU TIC A

Con el fin d e m a x i m i z a r s u i n t e r v e n c i ó n , e l t e r a p e u t a d e b e r á a r m o n i z a r
su relación c o n lo s c l ie n te s , c o n c e p tu a r e l tip o d e f a m i li a y e l p r o b le m a a
70 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 4)

resolver. Los cuatro estadios que el terapeuta deberá establecer para con sus
pacientes serán;

1. Establecer una relación de conocedor y experto, fundada en una gran


aceptación y empatia.
2. Comprometer a la familia.
3. Integrarse con la familia.
4. Desligarse de la familia.

En el prim er estadio (em patia) el terapeuta establecerá una aproximación


con la fam ilia para que ésta decida si él es el indicado para ayudarles. En
este proceso, durante las primeras sesiones, el terapeuta deberá mostrar afec­
to y comprensión hacia la familia. El segundo punto está también involucrado
en las prim eras sesiones cuando se establecen los lincam ientos de trabajo
de este modelo y se clarifican las dudas. Estos dos primeros estadios durarán
un máximo de tres sesiones; el proceso, que es más amplio y donde se trabaja
más, consistirá en integrarse con la familia, esto es en sí el proceso terapéuti­
co. En el último estadio, desligarse de la familia cuando ésta y el terapeuta
hayan logrado sus objetivos, el terapeuta irá preparando a la familia para ter­
minar el proceso terapéutico (Minuchin, 1974).
Los terapeutas cognitivos confieren gran im portancia al aspecto de la
comunicación para resolver correctamente los problemas, aplican reglas muy
claras que conduzcan a la solución de los problemas que les devuelva una
retroalimentación clara y específica. Algunas de estas reglas son ser específi­
cos, ir al grano del problema y sin rodeos o evocando otras conductas o aso­
ciaciones, hablar directa y claramente del problema; no cambiar el tópico a
discusión, no cambiar el tema hasta que éste quede claro y comprendido, res­
ponder en forma directa a cualquier crítica o demanda, no involucrar a otros
de manera indirecta y esperar a que los demás indiquen sus razones antes de
iniciar las reacciones o comentarios (Duhl, 1981). Con estos patrones de co­
municación se podrá observar un contexto positivo de qué se debe hacer en
lugar de qué no se debe hacer.
Otra técnica aplicada por los terapeutas cognitivos es la de role playing.
La fam ilia realiza dram atizaciones frente al terapeuta, para que éste anali­
ce la comunicación y pueda ofrecerles una retroalimentación positiva a sus
conductas de comunicación. También se utiliza la técnica de replaying', los
problem as que presentó la fam ilia durante la semana y se convirtieron en
conflictos, se vuelven a dramatizar en la sesión; si el terapeuta lo considera
necesario, puede realizar la sesión en el domicilio de la familia para que ésta
sea más real y se clarifique la comunicación en connotaciones positivas, e in­
terrumpir la discusión negativa de ping-pong (Duhl, 1981).
Los terapeutas cognitivos también enseñan a la familia a manejar sus con­
flictos con “estrategias de control” . A la familia se le enseña a discutir sus
problem as en un determ inado momento y en un lugar específico, esto es
Teoría cognitiva • 71

“a d m in is tra c ió n d e l tie m p o ” ; p o r e je m p lo , se les p id e q u e in te rc a m b ie n e x ­


p erie n cias e n d e te rm in a d o s d ía s y m o m e n to s , co m o p o d ría se r d e s p u é s d e la
com ida o d u ra n te el c afé .
A d e m á s los te ra p e u ta s c o g n itiv o s re a liz a n c o n tra to s e s c rito s , d o n d e lo s
m iem bros d e la fa m ilia se c o m p ro m e te n a re a liz a r y re c ib ir alg o d e lo s d e ­
más, p o r lo g e n e ra l é sto s tie n e n lo s s ig u ie n te s e le m e n to s:

1. Q u e to d o s lo s m ie m b ro s d e la fa m ilia se c o m p ro m e ta n a e s c rib ir un
c o n v e n io de c ie rto s c o m p o rta m ie n to s q u e lo s d e m á s d e s e a n d e c a d a
uno.
2. E s c rib ir u n a re la c ió n d e c o n s e c u e n c ia s n e g a tiv a s y p o s itiv a s q u e se
p u e d a n p re s e n ta r, si la c o n d u c ta c o m p ro m e tid a en e l p rim e r in c is o n o
se p re se n ta .

Los co n tra to s in d iv id u a le s p e rm ite n e s ta b le c e r p a rá m e tro s p o s itiv o s o n e g a ­


tivos de la in te ra c c ió n fa m ilia r d e c a d a u n o d e su s m ie m b ro s y fa c ilita n la
form ulación d e h ip ó te s is d e in te rv e n c ió n (d e S h azer, 1987).
L os c o n tra to s ta m b ié n tie n e n el p ro p ó s ito d e a y u d a r a lo s d e m á s a id e n ti­
ficar sus d e s e o s y c o m p o rta m ie n to s , y e s ta b le c e r u n s is te m a d e c o m p e n s a c io ­
nes y de sa n c io n e s.
P ara la te ra p ia c o g n itiv a e x is te n d o s m o d e lo s d e in te rv e n c ió n :

1. L a te ra p ia d e a p o y o , q u e c o n s is te en un a s e s o ra m ie n to en m o m e n to s
de c risis fa m ilia r.
2. L a te ra p ia in te h siv a , q u e p u e d e se r d e d ife re n te s m o d a lid a d e s: a) te ra ­
p ia d e c o la b o ra c ió n , d a d a p o r v a rio s te ra p e u ta s c o m u n ic a d o s e n tre sí,
con a u to riz a c ió n d e la fa m ilia ; b ) la te ra p ia c o n c u rre n te , d o n d e só lo
un te ra p e u ta tra ta a lo s m ie m b ro s de la fa m ilia p o r s e p a ra d o , es d e c ir
un o p o r u n o ; y c) la te ra p ia c o n ju n ta , d o n d e un so lo te ra p e u ta a tie n d e
a to d a la fa m ilia d e m a n e ra sim u ltá n e a (D u h l, 1981).

Actualmente lo s te ra p e u ta s c o g n itiv o s d isp o n e n d e d ife re n te s m é to d o s a d ic io ­


nales, teó rico s y té c n ic o s , co m o a p lic a r c o n c e p to s de la te o ría d e la c o m u n i­
cación y de la te o ría d e siste m a s.
En el m o d e lo c o g n itiv o se in v o lu c ra n v a rio s fa c to re s d e g ra n im p o rta n ­
cia, éstos señ a la n lim ita n te s al tra ta m ie n to :

1. F am ilias c o n p o c a v erb a liz a c ió n , red u c id o tiem p o y d isp o n ib ilid a d p ara


el tra ta m ie n to , a) p o r p a rte d e la fa m ilia y b) d el te ra p e u ta .
2. C uan d o el tra b a jo se d a e n u n m a rc o in s titu c io n a l.
3. C u a n d o se q u ie r e a c e le r a r lo s m o v im ie n to s d e la d in á m ic a d e la
fam ilia.
4. C uando h a y re s is te n c ia p o r p a rte d e la fa m ilia o d e a lg u n o d e ello s, se
les c o m p ro m e te co n el c o n tra to in d iv id u a l y co n el de p areja.
72 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 4)

5 . E s te m o d e lo p o n e é n fa s is e n lo s e n fo q u e s o p e r a n te s , r e s p u e s ta inm e­
d ia ta y c o n d u c tis ta c o g n itiv o .
6. L o s re s u lta d o s , m u c h a s v e c e s p o r se r in d u c id o s , n o se p re s e n ta n o lo
h a c e n c o n m u c h a r e s is te n c ia .

CASO CLÍNICO

Los esposos Ávila llegaron a consulta por un conflicto que presentaba la señora Ávila
con su esposo, por los hijos del matrimonio anterior.
Llevaban cuatro años casados, ella en su segundo matrimonio y él, en su primero.
La señora Ávila indica que sus hijos le exigen demasiado tiempo y atención, algo que
no puede dar a su esposo y que está dañando la relación; su matrimonio anterior duró
6 años y terminó en divorcio antes de nacer su segundo hijo. Ella es hija de un matri­
monio de padres divorciados, tuvo que pasar su infancia en casa de varios parientes,
con cambios constantes de escuelas y amigos; siempre se sentía desamparada.
Después de años de casados, los esposos Ávila concibieron a un hijo quien ahora
tiene dos años y, según la Sra. Ávila, es el preferido del esposo; por tanto, siente que
él rechaza a los hijos de su primer matrimonio, de cinco y cuatro años. Esta situación
ha dividido materialmente a la familia, ella duerme en una habitación con sus primeros
hijos y él duerme en otra con su hijo, esto los ha llevado a un sinnúmero de
enfrentamientos, no sólo de ellos, también se ha involucrado a los hijos.
En la primera sesión, el matrimonio Ávila pidió revisar sus fracasos, sus frustracio­
nes y las consecuencias en la conducta de sus hijos. La señora refirió su primer matri­
monio, lloró recordando su fracaso anterior y el actual. El señor habló del fracaso del
matrimonio y la consecuencia para los hijos, por la preferencia que su esposa le brinda
a sus hijos del primer matrimonio.
Como resultado de esta dinámica, la pareja ha llegado a perder el interés mutuo, la
comunicación, el deseo sexual y la tolerancia.

L a p a r e ja Á v ila se v io d u ra n te 12 s e s io n e s e n te r a p ia c o n ju n ta y u n a indivi­
d u a l al in ic io . L o s o b je tiv o s d e la te ra p ia fu e ro n : 1) tr a b a ja r e n la com unica­
c ió n d e la p a r e ja y d e lo s h ijo s , y 2) r e s ta b le c e r p r im e r o la c o m u n ic a c ió n del
s u b s is te m a p a re n ta l. P a ra e llo , se le s p id ió q u e d e d ic a r a n m e d ia h o ra después
d e la c e n a y c u a n d o lo s h ijo s y a e s tu v ie r a n d o rm id o s , p a r a q u e c a d a uno co­
m e n ta ra su s a c tiv id a d e s d ia ria s , s u s s e n tim ie n to s h a c ia e l o tro y h a c ia sus hi­
jo s . N o d e b ía n a c o s ta rs e a n te s d e a c la r a r c a d a c o n c e p to o tó p ic o q u e se ini­
c ia ra ; c u a n d o u n o h a b la ra , el o tro e s c u c h a ría sin d is tra e rs e , c a d a u n o había de
d a rs e e s p a c io p a r a h a b la r y e s c u c h a r; n o d is c u tir ía n s in o q u e co n v ersarían .
C u a n d o la c o m u n ic a c ió n f a m ilia r se d ie s e s in p r e f e r e n c ia s , e s decir, de
m a n e ra in d is tin ta , s in d a r m a y o r a te n c ió n a n in g u n o d e lo s h ijo s s in o a todos
p o r ig u a l, c u a n d o se c o n v e r s a r a c o n to d o s y c o n c a d a u n o e n el m o m e n to más
a d e c u a d o y c u a n d o se d ie ra a c a d a u n o e l tie m p o y la a te n c ió n q u e requiriera,
se p ro c e d e ría a:
Teoría cognitiva • 73

1. P o n e r g ran é n fa sis en la c o m u n ic a c ió n no v erb al, es d ecir, en las c o n ­


d u c ta s d e co m u n ic a c ió n lú d ic a (de ju e g o ) de a ten ció n e in terés, en el
su b siste m a p a re n ta l y en el su b siste m a d e lo s h ijo s.
2. In v ita r al se ñ o r Á v ila a re a liz a r m ás activ id a d e s co n los h ijo s de su
e sp o sa y co n su te rc e r h ijo , a sí co m o a ay u d ar en alg u n as activ id a d e s
de la casa.
3. In d ic a r q u e en el esp a c io o te rrito rio d el h o g ar, los esp o so s Á v ila c o n ­
v iv ie ra n en su re c á m a ra y los h ijo s en o tra re c á m a ra (lo s tres) y q u e se
d elim itaran claram en te los esp acio s ta n to en las h a b ita c io n e s, co m o en
los asien to s al co m er.
4. R e a liz a r un c o n tra to in d iv id u a l y de p areja, en el cu al se in v o lu c ra ra n
p ara d a r y re c ib ir m a y o r sa tisfa c c ió n , re d e fin ie n d o las m etas del m a ­
trim o n io co n o b je tiv o s y tareas c la ra m e n te fo rm u la d o s, d isc u tid o s y
aceptados; en este q u id p r o quo cad a q u ien sab ría q u é esp erab a del otro.

Por otra p arte, se re v isa ro n las ex p e c ta tiv a s m a trim o n ia le s de c a d a uno:

1. L os d e te rm in a n te s in tra p síq u ic o s y b io ló g ic o s, tales co m o in d ep en -


d e n c ia /d e p e n d e n c ia , a c tiv id a d /p a siv id a d , in tim id a d /d ista n c ia m ie n to ,
u so /ab u so d e p o d er, d o m in io /su m isió n , so led ad /u n ió n y ace p ta c ió n de
u n o /a c e p ta c ió n d el otro.
2. F acto res e x te rn o s a los p ro b lem as c o n y u g ales co m o el estilo de v id a,
fam ilias de o rig en , c ria n z a de lo s h ijo s, re la c io n e s co n ésto s, m ito s fa ­
m iliares, d in e ro , v alo re s, am istad es, etc.

El tratam iento a p licad o a la fa m ilia Á v ila , co m o h em o s v isto , no in c lu y ó n in ­


guna ap ro x im ació n p sic o d in á m ic a . ■
C A P ÍT U L O

M OPELO ESTRATÉGICO

ANTECEDENTES

E l m o d e lo e s tr a té g ic o e n la te r a p ia f a m ilia r s e d e r iv a d e la s te o r ía s d e M ilto n
Erickson. E l p r im e r o b je tiv o d e e s te m o d e lo e s q u e e l te r a p e u ta e s ta b le z c a u n a
estrategia p a ra r e s o lv e r e l p r o b le m a q u e p la n te a la f a m ilia , c o n o b je tiv o s m u y
claros y e s p e c ífic o s . E l é n f a s is n o r e c a e e n u n a e s tr a t e g ia q u e se a p liq u e a t o ­
dos los p ro b le m a s , s in o e n r e a l iz a r tá c tic a s p a r a c a d a u n o d e lo s p r o b le m a s .
La tarea d e l te r a p e u ta s e r á la d e d is e ñ a r u n a in t e r v e n c i ó n d e a c u e r d o c o n la
situación s o c ia l d e l c lie n te , p o r ta n to , e s ta a p r o x im a c i ó n s e in t e r e s a m á s e n
técnicas q u e e n te o ría s .
El é n fa s is d e la s te o r ía s e r ic k s o n i a n a s r a d ic a e n la i d i o s i n c r a s ia d e la f a ­
milia sin e tiq u e ta r la s c o n d u c t a s c o m o p a to ló g ic a s . H a y g r a n c a n t id a d d e m a ­
neras de v iv ir, a s í c o m o m u c h a s y d if e r e n te s c la s e s d e in d iv id u o s . E l m o d e lo
se d esarro lla b a jo e s ta s p r e m is a s .
E rick so n e s tá in t e r e s a d o e n la p e r s o n a li d a d , p e r o n o e n la f o r m a q u e se
desarrolla; él a c e p ta la id i o s i n c r a s ia in d i v id u a l y s u s d if e r e n c ia s c o m o a lg o
que le fue d a d o a c a d a in d i v id u o p a r a h a c e r s u v id a in t e r e s a n te y a s í p e r m i t i r ­
le un cam b io . L a to l e r a n c i a e s e l m a r c o d e r e f e r e n c ia d e la te o r ía e s tr a té g ic a .
El o b je tiv o d e e s te m o d e lo e s a y u d a r a lo s p a c i e n te s a s u p e r a r la c r is is
que p resen ta n , s in m á s a s p ir a c io n e s , s in t r a t a r d e m o d i f ic a r la p s i c o d i n á m i c a
ni la e stru ctu ra f a m ilia r . E s to h a s id o d e s c r ito p o r H a le y ( 1 9 7 3 ) c o m o “ u n tip o

75
76 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 5)

d e c o m p o rta m ie n to q u e fo rm a p a rte de la secu en c ia d e acto s d e v aria s p erso ­


n a s” . E l m o d elo e stratég ic o e n fa tiz a la d istin c ió n entre:

1. Id e n tific a r el p ro b le m a d u ran te la terap ia.


2. D efin ir el p ro b le m a p a ra re a liz a r u n d ia g n ó stic o y ap lic a r té c n ic a s en­
cam in ad a s a so lu cio n ar ú n ic am en te el p ro b le m a p resen tad o .

E l d ia g n ó stic o d e p a to lo g ía es m u y c a ra c te rístic o de lo s p s ic ó lo g o s clínicos


y los p siq u iatras. E n la te ra p ia e stratég ic a la p rim e ra ta re a será “d e fin ir el pro­
b le m a p re se n te de m a n era q u e se p u e d a re s o lv e r” (H aley , 1981). L a interven­
ció n te ra p é u tic a g e n e ra lm e n te to m a la d irec ció n h a c ia lo q u e la fa m ilia debe
h ace r, fu e ra y d u ra n te las sesio n es. L a d irec ció n es en la te ra p ia estratégica,
lo q u e la in te rp re ta c ió n es en el p sico an á lisis.
Y a que el te ra p e u ta estra té g ic o d e term in a un p lan esp e c ífic o p ara cada
p ro b le m a , el m o d e lo se p u e d e a p lic a r a fa m ilia s d e c u a lq u ie r e x tra c to social
y a c u a lq u ie r tip o d e p ro b le m a s . S i u n a e s tr a te g ia n o fu n c io n a , se deberá
ap lic a r otra. E ste m o d elo p erm ite re c u rrir a c u a lq u ie r o tra a p ro x im ació n tera- i
p é u tica, es decir, no es un en fo q u e ríg id o ; p o r el co n tra rio , lo s estratégicos
rec u rre n a c u a lq u ie r m o d elo q u e les p e rm ita so lu c io n a r el p ro b le m a de la fa- I
m ilia; lo q ue p erm ite al te ra p e u ta d e c id ir cu ál m o d e lo ap licar, será el tipo de I
p ro b le m a a reso lv er, a sí co m o las c a ra c te rístic a s de las fam ilias. I
E l u so de c o n ce p to s es un re c u rso u su al en la te ra p ia estratég ica, cada I
c o n ce p to tien e un ran g o o co n tin u id a d que v a de un ex tre m o a otro. El tera- I
p eu ta, d u ran te el p ro ceso te ra p éu tico , p o d rá p a sa r de un ex tre m o a otro, de la I
h o stilid a d al am o r co n la fam ilia, co n p a rám etro s de a m b iv ale n cia, entre el I
ra n g o de los d o s ex tre m o s o en té rm in o s de ig u a ld a d o je ra rq u ía s familiares. I
E sto d e te rm in a rá el m o d e lo estra té g ic o a se g u ir p o r el te ra p eu ta. K
E n las re la cio n es h u m a n as n ad a es b la n co o n eg ro , d o n d e h ay amor, hay ■
odio y el p o d e r es aso ciad o a la d ep en d e n cia; el c o m p o rta m ie n to es totalmen- I
te v o lu n tario o in v o lu n tario ; tan p ro n to co m o u n a p e rso n a ha definido una K
situ a ció n y la co m p re n d e sin am b ig ü ed ad , lo s o p u esto s se n o s presentan en la K
m ente y p a re c e n ig u a lm en te c o n ce b ib le s. B
S egún E rick so n , e x isten seis fo rm as de c o n c e p tu a r lo s problem as en la n
te ra p ia estratég ic a, m ism o s que se d escrib e n a c o n tin u ació n . K

COMPORTAMIENTO VOLUNTARIO / COMPORTAMIENTO NO


VOLUNTARIO

C u an d o las c a ra c te rístic a s del p ro b lem a (p. ej., el d o lo r de cab eza) son pre­
s e n ta d a s p o r la f a m ilia c o m o u n a c o n d u c ta in v o lu n ta ria , el terapeuta pen­
sará que son v o lu n tarias y q u e están b ajo el co n tro l del p acien te, excepto lar
e n fe rm e d a d e s o rg á n ic a s. A lg u n a s v e c e s, p a ra re s o lv e r el p roblem a, se hace!
v e r al p a c ie n te q u e es un sín to m a c o n tro la b le y no in c o n tro la b le . Este con-
M odelo estratégico • 77

cepto de conducta voluntaria o involuntaria es crucial para algunos casos y


algunas estrategias, e irrelevante para otras. P or ejem plo, determ inar el con­
sumo de drogas com o una conducta voluntaria en lugar de involuntaria, es
crucial en la clínica.

Caso clínico
La familia Molina asistió a terapia debido a que el hijo mayor de la familia, Carlos, aban­
donó ios estudios cuando su padre finalmente enfermó después de toda una vida de
alcoholismo. El matrimonio había estado casado durante 15 años en los cuales pro­
crearon cuatro hijos de 15, 14, 12 y 9 años de edad; la esposa desde el inicio de ios
problemas de alcoholismo de su esposo, se dedicó a ayudar económicamente a la fa­
milia, siendo el único soporte económico durante los últimos 10 años. La señora Molina
delegó la educación y disciplina de sus hijos a su esposo, él manejó esta situación con
mucho conflicto, golpeándolos constantemente, provocó que éstos se alejaran de él.
El señor Molina permanecía en casa, pero únicamente en estado de ebriedad.
Carlos, el mayor, sintió la necesidad de enfrentar la responsabilidad económica con
su madre pero finalmente, al obtener ingresos, abandonó el hogar. Al presentarse esta
situación, el padre dejó de beber y decidió, después de muchos años, atenderse en
Alcohólicos Anónimos (AA). Asistieron conmigo a 10 sesiones de terapia familiar. El
señor Molina se reintegró a su profesión de contador público y logró superar, después
de 20 años, el alcoholismo.

Durante las sesiones de terapia se m anejó el m arco teórico del m odelo estra­
tégico: el foco de la terapia fue el alcoholism o, abordado con los conceptos
de Milton E rickson, de conducta no v oluntaria o conducta voluntaria.

PODER /DEBILIDAD

Las familias sintom áticas tratan de aparentar debilidad, sin poder cam biarlo.
Sin embargo, ésta es una oportunidad para hacerles notar que sus vidas están
limitadas y dom inadas por una fuente de poder que las m antiene en un estatus
de debilidad y de síntom as. Los m iem bros no sintom áticos de la fam ilia apa­
recen en una situación de poder y de control sobre éstos, pero son incapaces
de influir en la perso n a sintom ática ya que esta últim a, en el fondo, tiene más
dominio y es quien controla la situación. P or ejem plo, podríam os ver al bebé
más débil, pero es él quien tiene el control sobre la m adre y los dem ás m iem ­
bros de la fam ilia. El terapeuta deberá pensar en dim ensión de poder o debi­
lidad para idear su redistribución, así com o tam bién la responsabilidad que
va ligada a ésta y establecer la estrategia para el cam bio.

Caso clínico
La familia Flores llegó a terapia debido a que después de 10 años de matrimonio,
finalmente nació el primer hijo. El señor Flores era un alto ejecutivo bancario y su
esposa una empresaria exitosa. Durante los días siguientes al nacimiento de su hijo
la Sra. Flores invitó a su suegra a que la asistiera en el cuidado del niño, ya que sus
78 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 5)

actividades de trabajo le impedían atenderlo. Después de dos años de convivir con


la suegra, la señora Flores empezó a tener conflictos con ella debido a la poca aten­
ción que le daba a su hijo. El problema se agravó desde que la madre del señor Flores
desmontó su casa y no quiso dejar a la familia de su hijo, ya que últimamente presen­
taba un estado de salud delicado, convirtiéndose en una persona más que atender y
cuidar. Para la Sra. Flores, la situación se ha vuelto intolerable ya que la atención a su
hijo se multiplicó, teniendo que cuidar ahora a su suegra. Consecuentemente, la pare­
ja empezó a tener problemas respecto de si debían o no prescindir de la suegra.

D urante varias sesiones, se m anejó el poder que podría tener una persona in­
defensa, com o es el caso de la suegra. Finalm ente se decidió, ya que la situa­
ción económ ica lo perm itía, ubicarla en un departam ento con una enferm era
asistente.

METÁFORA/SECUENCIA LITERAL

A quí los síntom as se presentan en form a de m etáfora y el terapeuta llevará a


la persona a un lenguaje más coloquial, es decir, enfrentar el problem a desde
el nivel deítico.

Caso clínico
Pedro, paciente de 17 años, se presentó a terapia en compañía de su tío paterno, quien
había solicitado la consulta. Pedro era el menor de tres hermanos y fue llevado a vivir
con su tío desde hacía dos años, cuando se agravó la sintomatología del primero. Pedro
pasó la mayor parte de su vida en un ambiente familiar caracterizado por una madre
alcohólica y un padre desempleado que cambiaba de trabajo constantemente y que
era promiscuo, lo que desencadenaba pleitos frecuentes con la madre, el padre y sus
hermanos.
En la época en que comenzó a vivir con el tío y su familia, Pedro reveló una con­
ducta muy agresiva, mostrándose defensivo, con una comunicación escasa y un len­
guaje metafórico que la familia del tío y éste no comprendían. Fue expulsado varias
veces de la escuela, tenía un solo amigo, robaba y reñía a la menor provocación; el tío
entendió la magnitud del problema y decidió hacer lo posible por establecer una rela­
ción adecuada con Pedro.

En el proceso de terapia, le indiqué al tío que no diera im portancia a las con­


ductas a n tiso c ia le s (ro b o , v io le n c ia ), sino que se enfocara a las pocas
conductas positivas que quedaban en Pedro. De esta m anera, durante las se­
siones de terapia se reforzó el com portam iento positivo y el diálogo coloquial
del paciente.
D urante este periodo, Pedro frecuentaba la alacena por las noches para
hurtar com ida y dinero de la cartera del tío. Esta posición cambió al dar a Pedro
dinero para que no tuviera que hurtarlo y la com ida suficiente para quedar
saciado. D espués de unos m eses, Pedro em pezó a confiar más en su tío y a
dialogar con él; éste se convirtió en su consejero, e incluso Pedro le confesó
M o d e lo e straté g ic o • 79

haber to m ad o d in ero de su c artera en v arias o casio n es, au n q u e desp u és lo


devolvía.
Los episodios de robo, así com o su conducta antisocial fueron haciéndose
menos frecu en tes, y las relacio n es con m aestros y com pañeros m ejoraron. Su
com unicación se volvió m ás clara y coloquial.
D espués de v iv ir u n a relació n ag resiva tantos años, a P edro se le perm itió
establecer una relació n de confianza, am istad y afecto. P or el tem or a perder
este nuevo vínculo, P edro controló sus em ociones instintivas; este esfuerzo
por d o m in ar sus in stintos p o d ría o casio n ar m ecanism os co m p u lsiv o s, para
contener el p ro ced er inm aduro. P o r este m otivo, a P edro se le realizó un se­
guim iento con el fin de o b serv ar que los trastornos de p erso n alid ad antisocial
no se co n v irtieran en un trasto rn o o b sesiv o -co m p u lsiv o de la personalidad.

JERARQUÍA /IGUALDAD

Las relacio n es fam iliares se en fo can en térm in o s de je ra rq u ía e igualdad.


M uchos terap eu tas p iensan que p ara que exista un buen funcionam iento fa­
miliar d eberá ex istir la igualdad; otros, com o el caso de la terap ia estructural,
piensan que deberán ex istir las jerarq u ías dentro de la fam ilia para que ésta
funcione de m an era óptim a. Los terapeutas estratégicos consideran que hay
jerarquía im p u n itiv a o ig u ald ad relajan te, lo cual está determ inado po r la fa­
milia. El terap eu ta in terv en d rá en esta dim ensión, si esto es únicam ente causa
de la p atología fam iliar.

Caso clínico

La familia León acudió a terapia debido a la patología que presentaba la señora León,
quien padecía problemas de cleptomanía que en los últimos años se había agudizado.
Dicha situación causó grandes conflictos en la pareja, llegando a la separación en el
último mes. El señor León fue quien solicitó la terapia, debido a recomendaciones de
la dirección de la escuela de uno de sus hijos, quien presentaba tam bién conductas
de cleptomanía con algunos compañeros.
En la primera entrevista con la esposa encontré cuadros depresivos y de alto estrés;
además, entre la pareja existía una jerarquía patológica en el subsistema parental. La
señora León, desde antes de conocerá su esposo, era profesionista exitosa en el ramo
de la bioquímica; trabajó para mantener los estudios de su marido en administración,
hasta que él se graduó y pudo encontrar un buen puesto público. Después del naci­
miento de su segundo hijo (hacía nueve años), la señora León por petición de su espo­
so, dejó su trabajo dedicándose al cuidado y crianza de sus hijos, situación que se
agravó por la dependencia económica que recayó en el señor León. Así, se acrecentó
la posición jerárquica del esposo, quien mantenía el control económico muy restringi­
do hacia su esposa y sus hijos; a la primera no le permitía incorporarse a su carrera
productiva, a su hijo le exigía que trabajara y se mantuviera con actividades después
de la escuela y fines de semana, lo cual no aceptaba la señora León, ya que ella que­
ría trabajar para ayudar a la economía y a su relación, no que esto lo hiciera su hijo.
Esta condición se agravó después de los primeros cinco años, ya que ella empezó
a sustraer d¡nero de la cartera de su esposo, tamb¡én a robar mercancía de almacenes
había llevado a ser el bufón de la escuela y de sus amigos; sus padres man¡festaban
que este problema lo había conduc¡do a un cambio de personal¡dad, pues de ser un
hasta que fue sorprend¡da varias veces. El hijo mayor fue cómplice de la madre para
hurtar el dinero de su padre. niño simpático y agradable para todos, se convirtió en una persona hostil, agresiva y
retraída.
Julio era el hi¡o único de un matrimonio de edad avanzada; sus padres provenían
La terapia se planteó en forma concurrente, iniciando con la-señora León las .l0
de una condición humilde y de carencias, y no fue sino hasta después de años de
primeras tres sesiones; luego tres con su esposo y tres cori sus hijos de 9 y l5 casados, cuando (gracias y
a sus esfuezos estudios) tuvieron una s¡tuación desaho-
años respectivamente. gada que antes no habian tenido y concibieron a Julio. Los padres habían proyectado
En las sesiones con el señor I eón, enconüamos o confirmamos la hipóte- todas las carencias de la infanc¡a en la alimentación de su hiio; la madre consideraba
parte de su éxito el poder ofrecer a Julio, desde su nacimiento, todo tipo de viandas y
sis respecto de la disparidad jeriírquica, el control y la manipulación de él Lacia
al¡mentos suculentos; su amor a Jul¡o lo había convertido en hostilidad hacia la comida
la familia. La diferencia de apariencia física (presentación al vestir), de in- y, finalmente, esta hostil¡dad se convirtió en la obesidad de Julio.
tereses o diversiones (de gran lljo y derroche), en comparación con lo res-
tringido de su esposa e hijos, hacía parecer que pertenecíari..,a dos familias Durante la segunda sesión vi conjuntamente a Julio y a su madre, obteniendo
diferentes (padre, esposa, hijos).
información de esta última, lo que confirmó mi hipótesis.
La terapia se enfocó obviamente a la relación vertical, con la finalidad de La madre siempre aceptaba de manera verbal el deseo de su hijo de bajar
realizar un cuadro de Jerarquía / Igualdad, respecto de los subsistemas parental
de peso, pero rechazaba los platillos que Julio le pedía. Evidentemente, la
y fratergo. EI foco de cleptomanía de la pacienre identificada, la señoia León,
madre consideraba que a través de su arte culinario demostraba su amor hacia
se concentró en la dependencia vertical o sojuzgación o casi de aherroiamien-
Julio y su esposo, y Ie desagradaba que ellos rechazaran sus platillos, lo que
to. Se trabajó posteriormente con un tratamiento de terapia conjunta durante , ¡l''' para ella significaba que no la amaban o rechazaban su amor.
diez sesiones. I

Después de la tercera sesión, los esposos León aceptaron de mutuo acuer- I

do repafirse entre ambos las cargas económicas, incorporándose la esposa a


un trabajo en su especialidad. Fue únicamente a través de la terapia como se ;i INTERESES PERSONALES / ALTRUISMO
pudo plantear este movimiento jerárquico y la familia dejó atrás la separación.
como se puede observar, en este caso clínico no profundizamos en lis estruc- La sintomatología personal se encuentra por lo general motivada por el al-
turas psicodiniámicas de ninguno de ellos y menos en los de la señora León:
truismo o por las ganancias secundarias. Si el paciente sintomático es visto
se analizó el problema de ella a nivel estructural y estratégico, dándole un giro
como hostil, es porque está motivado por sus intereses personales, por tratar
en Jerarquía / Igualdad.
de ayudar a otros o por recibir afecto de otras personas. El terapeuta estra-
Al finalizar las sesiones, a la señora León y a su hijo se les cambió la etiqueta tégico deberá observar si la conducta de altruismo va asociada o no a las ga-
de cleptomanía por la de víctimas del estatus o poder de su esposo y puá.".
nancias secundarias de alguna persona de la familia y si son innatas en ella
(Fállon, 1988).
. HOSTILIDAD / AMOR
Caso clínico
L_a mayoría de las personas se encuentran motivadas por los conceptos de Francisco, un joven de 14 años de edad, se presentó a consulta deb¡do a las lesiones
HostilidaüAmor. El castigo de los padres a los hijos puede ser po. físicas que le había causado su padre por haber reprobado el sexto año de primaria. El
"uurudo padre era una persona estricla y poco tolerante que había ex¡gido a Francisco un me-
la hostilidad o por el amor. En la terapia estratégica, estos conceptos son jor rendimiento y aprovechamiento escolar.
empleados por el terapeuta dg acuerdo con la pauta familiar, ya que algunas En la entrevista con ambos padres pudo observarse que no se trataba de personas
familias manejan sus relaciones, la mayoría de las veces, en ambos hostiles, sino por el contrario, su historia mostraba al padre como cariñoso y protector.
"*tr"-o..
El terapeuta deberá observar si esto motiva la patología familiar. De ser así, Sin embargo, el padre nunca tuvo la posibilidad de estudiar y, como consecuencia,
deberán buscarse términos medios. sufrió muchas carencias; él no deseaba que su hijo viv¡era lo mismo.
:

Caso clínico En el proceso de terapia, se le hizo ver al padre sus intereses personales pro-
yectados, en una posición de altruismo, en la persona de Francisco, de tal
En mi consultorio se presentó Julio, un joven obeso de 1s años de edad qu¡en había
manera que pudiera quitarse la carga emocional tanto para el padre, como para
¡ntentado, de manera infructuosa, todo tipo de regímenes alimentarios. su obesidad lo
el hijo.
M od elo e s tra té g ic o • 81

había llevado a ser e! bufón de la escuela y de sus amigos; sus padres manifestaban
que este problema lo había conducido a un cambio de personalidad, pues de ser un
niño simpático y agradable para todos, se convirtió en una persona hostil, agresiva y
retraída.
Julio era el hijo único de un matrimonio de edad avanzada; sus padres provenían
de una condición humilde y de carencias, y no fue sino hasta después de 10 años de
casados, cuando (gracias a sus esfuerzos y estudios) tuvieron una situación desaho­
gada que antes no habían tenido y concibieron a Julio. Los padres habían proyectado
todas las carencias de la infancia en la alimentación de su hijo; la madre consideraba
parte de su éxito el poder ofrecer a Julio, desde su nacimiento, todo tipo de viandas y
alimentos suculentos; su am or a Julio lo había convertido en hostilidad hacia la comida
y, finalmente, esta hostilidad se convirtió en la obesidad de Julio.

Durante la seg u n d a sesión vi co n ju n tam en te a Ju lio y a su m adre, obteniendo


inform ación de esta últim a, lo que co n firm ó m i hipótesis.
La m adre siem pre acep tab a de m an era verbal el d eseo de su h ijo de b ajar
de peso, p ero rech azab a lo s p latillo s que Ju lio le pedía. E v id en tem en te, la
madre co n sid erab a que a través de su arte culin ario d em o strab a su am or hacia
Julio y su esposo, y le d esag rad ab a que ellos rech azaran sus platillo s, lo que
para ella sig n ificab a que no la am ab an o rech azab an su am or.

SINTERESES PERSONALES/ALTRUISMO

La sintom atología perso n al se en cu en tra p o r lo gen eral m o tiv ad a por el al­


truismo o p o r las gan an cias secu n d arias. Si el p acien te sin to m ático es visto
como hostil, es p orque está m o tiv ad o p o r sus intereses p erso n ales, por tratar
de ayudar a otros o p o r recib ir afecto de otras personas. E l terap eu ta estra­
tégico deberá o b serv ar si la co n d u cta de altruism o va aso ciad a o no a las g a ­
nancias secundarias de alg u n a p erso n a de la fam ilia y si son innatas en ella
(Fallón, 1988).

Caso clínico
Francisco, un joven de 14 años de edad, se presentó a consulta debido a las lesiones
físicas que le había causado su padre por haber reprobado el sexto año de primaria. Ei
padre era una persona estricta y poco tolerante que había exigido a Francisco un me­
jor rendimiento y aprovechamiento escolar.
En la entrevista con ambos padres pudo observarse que no se trataba de personas
hostiles, sino por ei contrario, su historia mostraba al padre como cariñoso y protector.
Sin embargo, el padre nunca tuvo la posibilidad de estudiar y, como consecuencia,
sufrió muchas carencias; él no deseaba que su hijo viviera lo mismo.

En el proceso de terapia, se le hizo ver al padre sus in tereses p ersonales p ro ­


yectados, en u n a p o sició n de altru ism o , en la p erso n a de F rancisco, de tal
manera que pudiera quitarse la carga em ocional tanto para el padre, com o para
el hijo.
82 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 5)

OBJETIVOS TERAPÉUTICOS

El terapeuta deberá com partir valores con la fam ilia, aunque una sociedad
cam biante presen ta constantem ente nuevos problem as. A las dificultades ac­
tuales se les da nueva prioridad, los terapeutas trab ajan siem pre el conflicto
presente. E llos distinguen cuatro dim ensiones de la in teracció n fam iliar que
corresponden a diferentes etapas del desarrollo em ocional de las fam ilias; cada
dim ensión co rresp o n d e a un tipo esp ecífico del p ro b lem a que se presente
durante la terap ia y para cada dim ensión hay una estrateg ia específica para la
solución de dicho problem a.

DOMINAR Y CONTROLAR

E sta dim ensión in v o lu cra a las personas, para tener control y poder sobre sus
vidas. Los m iem bros de la fam ilia se retan por el p o d er para beneficio propio
y la satisfacción de sus deseos personales; la m eta de cada uno radica en ser
dom inante para su beneficio propio.
El objetivo terapéutico será involucrar el concepto de dom inancia y con­
trol, con el de protector y orientador, conceptuándolo de una m anera m ás sana.
A dem ás, cam biar los beneficios, no com o algo com pensatorio de una conduc­
ta, sino por desinterés.

SER AMADO

E sta segunda dim ensión involucra las dificultades que produce el deseo de ser
am ado. Los m iem bros de la fam ilia están involucrados en un constante reto
existencial para ro m p er este vértigo. M uchas veces las personas tendrán que
llegar a una crisis, para recibir atención y cariño de los dem ás. El deseo de ser
querido y aceptado es por lo general una conducta innata en todos los huma­
nos, si esta conducta se presenta, la persona trae consigo las m ejores cualida­
des. P or el contrario, si ésta no se da, puede originar h o stilid ad y odio.
R edistribuir la arm onía y el am or entre la fam ilia, p ro p iciar el deseo de
protección y unión en tre ellos, d esarro llar los lazos em ocionales entre los
m iem bros de la fam ilia, enfatizando estos sentim ientos, serán los objetivos a
seguir, los cuales pueden conseguirse a través de:

a) P rescrib ir el síntom a. Si una p erso n a lleg a a terap ia para eliminar


el síntom a, se le pid e que ten g a m ás síntom as (estrateg ia paradóji­
ca). O tra estrateg ia sería indicarle cuándo, dónde y cóm o presentar el
síntom a.
M odelo estratégico • 83

b) P r e sc r ib ir a cto s sim b ó lico s. Cuando un paciente está involucrado en


patrones de autodestrucción, una estrategia eficaz es pedirle que efec­
túe en form a repetitiva la conducta, actuándola.
c) P r e sc r ib ir un sín to m a in e x iste n te . Cuando un paciente presenta una
conducta con el fin de recibir atención y cariño, indicarle que cada vez
que quiera recibirlos tiene que presentar esta conducta.

1 AMAR Y PROTEGER A OTROS

El deseo de querer y proteger a otros es el más alto grado de com prensión,


devoción, generosidad y atención, lo que tam bién puede ir acom pañado de
posesión y dom inación. L a intrusión y violación por lo general se justifican
en aras del amor.
Los objetivos terapéuticos serán:

a) C uando el problem a que se lleva a terapia está relacionado con la pe­


na por una separación o exclusión de alguna persona am ada, la meta
será reconciliar a estas personas de la fam ilia y ventilar las rencillas
pasadas.
b) C am biar la dinám ica estereotipada de “quién es indefenso con quién” .
A lgunas veces la función del síntom a es ayudar a alguien más.
c) C onvertir a los hijos en protectores de los padres. E sta estrategia se
aplica cuando existen conductas patológicas de los hijos, ya sea indis­
ciplina o drogadicción, y los padres se convierten en “indefensos” .

r ARREPENTIRSE Y OLVIDAR

Esta cuarta dim ensión es la más im portante entre los m iem bros de la fam ilia,
cuando se han ofendido o violentado y la atm ósfera se convierte en pesada,
tensa, aislada, desintegrada, incom unicada y rencorosa. La em oción central
es la vergüenza por lo que determ inada persona ha hecho o ha dejado de hacer.
Los objetivos terapéuticos serán:

a) C rear un contexto positivo. M ejorar la calidad de vida de la fam ilia,


creando una atm ósfera para resolver las agresiones, aum entando la co­
m unicación y la habilidad para dar y recibir afecto.
b) Encontrar protectores. A lgunas veces el terapeuta, en casos de abuso
o negligencia, tendrá que hallar una figura protectora de la fam ilia, po­
dría ser un abuelo o pariente de la fam ilia extensa.
c) Com prensión y unidad. El destacar estas cualidades en la fam ilia fun­
ciona muy bien con individuos que han sido víctim as y tratan de com ­
prender por qué les pasó esto o aquello.
84 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 5)

Algunos seguidores de la teoría estratégica fueron personalidades como Cloe


Madanes, de Washington D.C. y algunos miembros del MRI, como Jay Haley,
Don D. Jackson, John W eakland, Richard Fisch y Paul W atzlawick; ellos to­
maron el modelo estratégico de la escuela de M ilán, adaptando el modelo
estratégico a su modelo de comunicación y al de los sistemas. Lynn Hoffman
también trabaja con este modelo y colaboró con Haley en 1969, uniéndose
posteriormente al grupo del Instituto Ackerman de Nueva York, donde ade­
más aplicaron este modelo Peggy Papp, Joel Bergman y Peggy Penn, esta
última innovó el modelo de M ilán y las preguntas circulares.
El centro de terapia breve del MRI establece seis etapas para la aplica­
ción del modelo estratégico:
1. Introducir a la fam ilia en el escenario del tratamiento.
2. Definir el problema.
3. Determ inar el comportamiento que mantiene el problema.
4. Establecer los objetivos del tratamiento.
5. Tratar y establecer conductas de interacción.
6. Finalizar la intervención.
En la prim era entrevista, los pacientes deberán llenar un formulario de infor­
m ación general, después el terap eu ta in d icará que las sesiones serán
videograbadas para que otros especialistas, quienes también están involucrados
en el mismo caso, las observen y estudien posteriormente.
El terapeuta también señalará a la fam ilia que el tratamiento durará úni­
camente diez sesiones, esto establece una gran expectativa de cambio. Una
vez que el encuadre es establecido, el terapeuta pide una amplia y clara defi­
nición del problema.
El M RI cree que los pacientes, con el fin de que la terapia progrese, son
capaces de definir su problema. Cuando éste se determ ina de manera muy
vaga, confusa, o con causa presumible, la meta del terapeuta será ayudar a la
fam ilia a definirlo y a establecer objetivos claros para solucionarlo. Se reali­
zan preguntas como “¿cuál podría ser una pequeña señal que nos indique que
las cosas van a cam biar?” Cuando el problema, los objetivos y las conductas
que lo mantienen están claramente definidos, se procede a la etapa de terapia
(Fallón, 1988).
En general, las causas que tratan de perpetuar o exacerbar el problema se
encuadran en tres categorías, las cuales deberán ser observadas por el tera­
peuta y son:

1. Cuando la solución es sólo para negar la existencia del problema y la


acción es necesaria pero no se realiza.
2. Cuando el esfuerzo se realiza en algo que n a está involucrado en el
problema.
3. Cuando se hace el esfuerzo para resolver el problema, en un marco de
referencia que hace imposible su solución.
Modelo estratégico • 85

En el prim er punto, la fam ilia tendrá que actuar; en el segundo, tendrá que
dejar de actuar; y en el tercero, deberá actuar de diferente m anera.
U na vez que el terap eu ta co n cib a la e strateg ia p ara el cam bio de la se­
cuencia q u e m an tien e el p ro b lem a, la fa m ilia d eb erá ser co n v e n c id a de
m antener esta estrateg ia. E n el M R I, se convence a las fam ilias p ara que
continúen una estrategia, para lo cual se establece lo siguiente: redefinir el
problem a dándole un nuevo significado o reencuadre, siendo ésta la técnica
en la cual se aso cian nuevos sig n ificad o s a los hechos que pro v o caro n el
significado anterior o la realidad de la fam ilia. “R eencuadrar” significa cam ­
biar el m arco o el punto de vista conceptual o em ocional, o ambos, en rela­
ción con el cual se experim entaba una situación, ubicándola en otro plano o
perspectiva, que se aduce igualm ente bien o incluso m ejor a los hechos ante­
riores de la m ism a situación concreta, m odificando de tal modo su significa­
do, que el dom inio de los intereses en el encuadre se am plía para incluir tanto
el reencuadre, que le proporciona un m arco o significado alternativo a una si­
tuación, com o el desencuadre, que anula o arroja dudas sobre los m arcos de
referencia o significados anteriores (W atzlaw ick, W eakland y Fisch, 1974).
Esta redefinición o significado no funciona com o la interpretación psicoana-
lítica, sino que su fin es brindar confianza. El terapeuta no estará lim itado para
realizar o redefinir nuevos significados que considere significativos y nece­
sarios para cum plir sus objetivos.
C onsecuentem ente, los terapeutas estratégicos tratan de hacer o hacen
creer a la fam ilia cosas que van contra lo intuitivo, lo opuesto al sentido co­
mún. Estas técnicas son llam adas “Intervenciones paradójicas”, ya que pare­
ce paradójico que las fam ilias tengan que hacer cosas que van en aparente
oposición a los objetivos de la terapia con el fin de lograr los objetivos tera­
péuticos (F ran k l, 1960; H aley, 1973; H are-M u stin , 1978; W atzlaw ick ,
Weakland y Fisch, 1974).
Una de las técnicas m ás com unes de la paradoja es la “prescripción del
síntoma” , d o n d e se le in d ica a la fa m ilia que co n tin ú e o que se ex p an d a
el com portam iento del problem a. En algunos contextos, la prescripción se
realiza con el objetivo de que la fam ilia cum pla con ésta y se vea obligada a
revertir una p o sib le solución. Se pu ede o b serv ar que red efin ir o realizar
una conducta a través de la paradoja es muy im portante en este m odelo. Para
ello se utilizan diferentes connotaciones y lenguajes, ya sea para m axim i-
zar la confianza o para establecer un reto u orientación, dependiendo de los
objetivos del terapeuta. Este grupo tam bién prescribe paradojas cuando la fa­
milia se resiste a efectu ar un cam bio para m ejorar y cuando se presenta
ambivalencia.
Cuando el terapeuta estim ula a la fam ilia a realizar un cam bio y ésta res­
ponde con m ás resistencia y conductas de fracaso, los terapeutas del M RI uti­
lizan las “técnicas restringidas” , que consisten en cuestionar cuáles son las
consecuencias negativas o paradójicas del cam bio y prevenir a los m iem bros
de la familia para cuando la recaída de los cam bios se presente.
86 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 5)

MODELO ESTRATEGICO DE LA ESCUELA DE MILÁN

Las técnicas del modelo de Milán son difíciles de enumerar, por ser muchas y
muy variadas. Su modelo original fue el estratégico dentro del modelo
sistémico, pero sus aportaciones principales fueron: 1) las connotaciones po­
sitivas, 2) la contraparadoja, 3) la hipótesis sistémica, 4) el contexto referente
y 5) el cuestionamiento circular.
En este modelo se utilizan “rituales” con la intención de involucrar a toda
la familia en una serie de acciones, a fin de minimizar o exagerar su rigidez y
sus mitos; estas situaciones serán la manera como interactúe la familia en su
organización diaria. Boscolo, Cecchin, Hoffman y Penn (1987) utilizan estos
rituales para observar la rigidez y flexibilidad de la familia, con una connota­
ción positiva que consiste en que cada miembro de la familia exprese su gra­
titud al paciente identificado (PI) por tener su problema. Las connotaciones
positivas, así como los rituales, se convierten en interacciones provocativas y
fuertes, que pretenden romper la homeostasis del síntoma de la familia.
A finales del decenio de 1970-1979 y a principios de 1980, el grupo de
Milán definió la naturaleza de su trabajo. Selvini-Palazzoli y Prata dejaron
de utilizar la paradoja y experimentaron un nuevo modelo llamado “prescrip­
ción invariante”. Afirmaban que los pacientes con anorexia y problemas psi­
quiátricos eran atrapados en un “juego sucio”, retomaron el modelo original
de Milán incorporando las “preguntas circulares” para establecer su hipó­
tesis, pero en este caso las hipótesis y las preguntas se concentraban en el
“juego sucio de la familia” (Keeney y Ross, 1985).
Carlos Sluzki realizó también aportaciones de teoría y técnicas estratégi­
cas, indicando una serie de pautas paradójicas: si A y B concüerdan en definir
a A como víctima y a B como victimario, se debe encontrar una fórmula para
reforzar los roles, que A continúe como víctima, de acuerdo con sus sentimien­
tos; y que B continúe victimario como siempre, para hacer más difícil la tarea
de B. Este planteamiento sirve para el siguiente propósito:

1. Que B pueda ser auténticamente pesimista.


2. Que el genuino comportamiento victimario de B, se manifieste como
un deseo “bueno”, con una connotación positiva.
3. Que estas instrucciones lleven de manera rápida a una saturación que
los forzará a ver el lado positivo de ellos.
4 . Ninguno de ellos, sino el terapeuta, será el culpable de eliminar el rol
de víctima y victimario.
5. Será vista esta conducta con más relajamiento cuando se vuelva a pre­
sentar.

Con esta técnica, según Sluzki, se reducen de manera clara los conflictos y se
redefinen y aclaran los roles.
M o d e lo e stra té g ic o • 8 7

M O DELO ESTRATÉGICO DE HALEY Y M ADANES

Haley trab aja con el m odelo estratég ico, con los del M R I, así com o con los
m odelos de S alv ad o r M inuchin. C uando se asoció con este últim o, incorporó
el m odelo de terapia estru ctu ral y u tilizó las técnicas de paradoja. Sus o b jeti­
vos eran estructurales, con énfasis en la je ra rq u ía dentro de la fam ilia. É l creía
que la terapia que term in a bien debió h aberse iniciado bien, po r lo cual prestó
gran atención a los m ovim ientos in iciales de la terap ia y quién es presentado
como el pacien te id en tificad o (PI).
U tiliz a lo s p rim e ro s m in u to s de la sesió n p a ra re la ja r a la fa m ilia , a c ­
túa com o si fu era un anfitrión; con una conversación inicial, o b serv a cóm o
actúa y se co m p o rta cad a uno de los m iem bros de la fam ilia. Inicia sus in ­
tervenciones con el su b sistem a m ás alto (parental) y continúa con los dem ás
subsistemas.
H aley y M adanes se in teresan en m otivos. H aley, en el deseo de control y
las fuerzas de la in teracció n fam iliar; M adanes, en el deseo de am ar y ser
amado, siendo esto lo que m ueve a los individuos y a las fam ilias. Sus in ter­
venciones iniciales están bien d efinidas y siguen cuatro escenarios:

1. La escen a social.
2. La escen a del problem a.
3. La escen a de la interacción.
4. La escen a de los objetivos.

Después de establecer la escena social com o prim er paso, piden a cada m iem ­
bro de la fam ilia su o p in ió n resp ecto del p ro b lem a que los trae a terap ia,
dando c laras in d ic a c io n e s de q u ié n d eb e h a b la r p rim e ro y q u ién d esp u és.
Por ejem plo, si la m adre es m ás cen tral que el padre, ello s p id en que hab le
primero el p ad re p ara au m en tar su sen tid o de p reo cu p ació n y que se in v o lu ­
cre m ás. E sto es c a ra c te rís tic o d el m a n e jo de H a le y y M a d a n e s; en la
interacción se o b serv an las je ra rq u ía s y co alicio n es de la fa m ilia p ara e sta ­
blecer futuras estrateg ias. G en eralm en te a la fam ilia se le asignan tareas para
el hogar d esd e la p rim era sesió n , lo que ellos llam an “terap ia p ara reso lv er
problemas” .
E stos a u to re s o b s e rv a n q u é e s tra te g ia s se h an in te n ta d o en la fa m ilia
y por qué h an fracasad o . In v o lu c ran a to d a la fam ilia en la estra te g ia de so ­
lución y e v itan el se n tim ie n to de fra c a so de las e x p e rie n c ia s an te rio re s,
indicándoles p o r q u é no h an te n id o é x ito y có m o p u e d e n s u p e ra rse . El
modelo enfatiza que si han triunfado en el pasado solam ente tendrán que ex­
pandir sus éxitos (H aley, 1981).
8 8 • T e ra p ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (C a p ítu lo 5)

E x is te n g ra n d e s g ru p o s d e te ra p ia e s tra té g ic a . E l M R I, q u e e n su s o rí­
g e n e s in ic ió c o n e ste m o d e lo d e te ra p ia , in c o rp o ró el m o d e lo d e la c o m u ­
n ic a c ió n y e l d e lo s sistem as; ig u a lm e n te q u e H a le y y M a d a n e s, se tra ta de
g ru p o s e s tric ta m e n te in te ra c tiv o s a e fe c to d e d e te c ta r e in te rv e n ir en e l p ro ­
b le m a , sin in te rv e n ir e n lo s s e n tim ie n to s e in te n c io n e s. E l g ru p o d e M ilán
v islu m b ra los p o d e re s d e ca m b io d e n tro de lo s m ie m b ro s d e la fa m ilia , d e n o ­
m in á n d o lo s “fu e rz a d e in te rv e n c ió n ” , “c o n n o ta c ió n p o s itiv a ” y “ritu a le s ”
(K e e n e y y R o ss, 1985). ■
M O PELO ESTRUCTURAL

ANTECEDENTES

A 1 principio del decenio de 1960-1969, Salvador M inuchin trabajaba com o


psiquiatra en la co rreccio n al p ara niños de W iltw yck, N ueva Y ork. P erte ­
necía a un grupo de terapeutas dedicados a la investigación, que pretendían
hacer cam bios a las técnicas ya existentes en esta institución. En este grupo
se en co n trab a B ra u lio M o n talv o y ju n to s e la b o raro n e ste nuev o co n cep to
terapéutico que surgió debido a que los jóvenes atendidos en esta institución,
una vez re h a b ilita d o s y d ad o s de alta, re in c id ía n , d eb id o a los p ro b lem as
familiares. Ellos procedían de las m inorías urbanas, experim entaban pobre­
za, discrim inación, m iedos, tem ores, persecución y m arginación (M inuchin,
et al. 1967).
D ebido a esto y porque, en g eneral, estas m inorías p erten ecían a fam i­
lias de em igrados con lim itaciones de lenguaje, las intervenciones terapéuti­
cas debían ser co n cretas y con accio n es o rien tad as, en lu g ar de ab stractas y
verbales.
El grupo tom ó la alternativa denom inada “M ás acción y m enos habla”,
con técnicas de acción, técnicas de r o le -p la y in g , técnicas basadas eh accio­
nes para la casa o dom icilio, así com o otras com pletam ente innovadoras, las
que sirvieron para determ inar el diagnóstico y el tratam iento. E ste m odelo se
convirtió en sobresaliente para la terapia fam iliar en el decenio de 1970-1979.
Salvador M inuchin tam bién se especializó en el estudio de la estructura
familiar y la definió com o “una serie invisible de dem andas funcionales que
90 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

se organizan en la manera en que sus miembros interactúan”. La estructura


denota la configuración de la familia, ésta se produce cuando los miembros
de la familia adoptan una cierta aproximación o distancia entre unos y otros.
Respecto de las actividades de la familia, su estructura cambia de acuerdo con
su evolución, viendo que la patología no estaba en el paciente identificado
(PI) sino en la estructura familiar. Las familias disfuncionales parecen ser más
rígidas en el rango de su estructura, en comparación con las familias funcio­
nales.
Los terapeutas estructurales familiares reconocen explícitamente la tran­
sacción del ciclo de vida de la familia, como causante de la disfunción, estos
cambios son evolutivos y pueden desajustar la estabilidad familiar (Minuchin,
1974).
Todos los modelos de terapia familiar son sistémicos, debido a que están
basados en el principio general de los sistemas, en donde la familia es consi­
derada como un sistem a form ado por la agrupación de subsistem as que
interactúan como un todo.
Los modelos pueden diferir en el énfasis entre las construcciones intra-
psíquicas y su comportamiento externo; también en el tipo de intervención y
de los objetivos terapéuticos, pero todos utilizan el modelo sistémico.
M inuchin es conocido como el artista de la terapia familiar estructural y
su modelo se ha convertido en uno de los más aplicados debido a que sus téc­
nicas son tan sencillas y claras que pueden emplearse en cualquier contexto
familiar y social, además de brindar una organización y señalización a la es­
tructura de la familia para su tratamiento. Los conceptos de M inuchin son
relevantes para la estructura familiar y se manifiestan de manera nítida en la
interacción de la familia con el terapeuta.
Los teóricos de la terapia fam iliar estructural reconocen y aceptan la
interacción del terapeuta en el sistema familiar para motivar el cambio, para
convertir al sistema familiar en un sistema “familia-terapeuta” (Minuchin y
Fishman, 1981). La primera publicación del modelo de M inuchin fue en el
año de 1972, con el título de Structural fam ily therapy; en ella se presentaron
realidades en lugar de historias, delimitando la estructura familiar, lo cual
retomaron otros modelos de la terapia familiar. Posteriormente, con las cola­
boraciones de Haley y Montalvo, publicó Families and fam ily therapy (1974),
con el que se difundió aún más el modelo estructural.
Los terapeutas familiares estructurales enfatizan la distribución del poder
y la flexibilidad en las familias. Es un modelo que maneja la jerarquía, donde
los mayores tienen mayor estatus. Los miembros de la familia se agrupan en
subsistemas según su posición en la familia, pero cualquiera que sea la confi­
guración en un momento dado, deberán existir límites claros y bien definidos
entre los miembros de la familia. Alianzas y coaliciones se reconocen como
realidades de la familia.
El objetivo de la terapia familiar estructural es reestructurar el sistema en
la medida en que la familia lo permita o lo resista, para funcionar de manera
Modelo estructural • 91

más e fec tiv a o fu n cio n a l, c o m p eten te y co o p erativ a. T o d o esto tien e ta m b ién


una o rien tació n e stratég ic a ya que el te ra p eu ta ejerce y m o tiv a los cam b io s en
la estru ctu ra fam iliar. Sus m etas se estab lecen en fu n ció n de la acción, secu en ­
cia, co m p o rtam ien to , tratam ien to y activ id a d es q u e se en fo can co n el fin de
obtener esto s cam bios.
Se p o d ría d e fin ir al m o d elo estru ctu ral, co m o la acc ió n de “d e sv ia r y m i­
nim izar las fu n cio n e s de reto y alim en tació n de lo s sín to m as p re se n te s y la
necesidad de sacu d ir a la fa m ilia h acia afu e ra de e sta m a la in te ra c c ió n e s ta ­
blecida” (H aley , 1980). E l te ra p e u ta p u ed e d e c ir o h a c e r alg o p a ra e x p resar
su sentim iento, o p u ed e h a c e r am b as cosas. P o r e jem p lo , d u ran te la sesió n , el
terapeuta p u ed e e n fre n ta r lo s ataq u es de la fam ilia, p o d ría en to n ces cam b iar
de lugar y sen tarse en tre lo s m iem b ro s de la fam ilia, ap u n tar a su silla v a c ía y
decir: « q u é d ifícil fu e estar sen tad o ah í y ser atacad o p o r u sted es; esto m e
hacía sentirm e r e l e g a d o » . E l te ra p e u ta le in d icará a la fa m ilia que se sin tió
excluido p o r ello s y co m e n ta rá sus se n tim ie n to s, lo s cu ales p u ed en no ser
com prendidos p o r tod o s lo s m iem b ro s de la fam ilia, p ero sí lo será su em p leo
del lenguaje g estalt.

DESCRIPCIÓN DEL MODELO

Los com ponentes esen ciales de la te o ría de la te ra p ia fa m ilia r e stru ctu ral son
tres conceptos: la estru ctu ra, los su b sistem as y los lím ites.
La e stru c tu ra será la fo rm a de o rg a n iz a c ió n en la cu al in te ra c tú a n los
miembros de la fam ilia. E sta estru ctu ra d escrib e las secu en c ias que p u ed en
ser predecibles, e in v o lu crará y estab lecerá reg las que rijan sus tran saccio n es.
Está form ada en p arte p o r su p rin cip io u n iv e rsal y en p arte p o r las p au tas de
su propia id io sin crasia. P ara d isc e rn ir a c e rc a de la e stru ctu ra fa m ilia r es im ­
portante d ifere n ciar dos asp ecto s: uno sistém ico , que e x p liq u e la e stru ctu ra
familiar y el otro q ue o b serv e a la fam ilia en acción.
Las fam ilias son id e n tificad as p o r los su b sistem as. E n la u n ión co n ju n ta
de los m iem bros p ara d e sa rro lla r ciertas fu n cio n es, cad a in d iv id u o , o dos o
más form arán un su b sistem a, ésto s son d eterm in a d o s p o r g en era cio n es (pa-
rental, fraterno, fa m ilia ex ten sa). C ad a m iem b ro de la fam ilia d esarro lla d i­
ferentes ro les en d is tin to s su b g ru p o s. U n a p e rso n a p o d rá ser m a d re , h ija y
hermana, al m ism o tiem p o . C ad a in d iv id u o y su b siste m a , a sí co m o to d a la
familia, están in te rre la c io n a d o s a tra v é s d e lím ite s p e rs o n a le s, b a rre ra s in ­
visibles que id e n tific a n a in d iv id u o s y su b siste m a s, q u e re g u la n la re la c ió n
de uno con otro, y que fu n cio n an p ara d elim itar y d efin ir la au to n o m ía de cad a
uno de ellos. E stos lím ites p u ed en ser ríg id o s o d ifusos. Los ríg id o s serán m uy
restrictivos y p e rm itirá n p o c o c o n ta c to co n lo s s u b sis te m a s, p ro d u c ie n d o
personas y subsistem as m uy aislados e incom unicados; el aspecto positivo de es­
te tipo de lím ites es que p erm ite la in d ep en d en cia, crecim ien to y autonom ía.
92 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

Los lím ites difusos se caracterizan por tener alto grado de apoyo m utuo, pero
a costa de la independencia y la autonom ía; por lo general, los padres con este
tipo de lím ites son cariñosos y afectivos, pasan m ucho tiem po con sus hijos,
hacen m ucho po r ellos y tienen dificultad para socializar fuera de la familia,
fom entando la dependencia y la autoestim a.
Salvador M inuchin determ ina varias etapas p ara el desarrollo de la fam i­
lia, de acuerdo con el crecim iento de los hijos, donde la fam ilia tendrá que ir
ajustándose a estos cam bios:

1. L a form ació n de la fam ilia, etap a que se d esarro lla a trav és de la


interacción de la pareja, form ando una unidad o subsistem a con sus
propios lím ites.
2. L a fam ilia con hijos pequeños, estadio que se presenta con el naci­
m iento del prim er hijo y que form a un nuevo subsistem a (padre-hijo y
m adre-hijo).
3. Fam ilias con hijos de edad escolar y adolescentes, etapa que represen­
ta una nueva renegociación de los subsistem as respecto de sus activi­
dades, tiem po, ocupación y responsabilidad.
4. F am ilia con hijos m ayores, en este estadio la fam ilia sufre un desajus­
te, por lo general, los hijos dejan la casa parental. E ste es un nuevo
reajuste, un reencuentro de los cónyuges p ara vivir en pareja.

TÉCNICAS TERAPÉUTICAS

Salvador M inuchin afirm a que im plem entar las técnicas terapéuticas debe ser
un arte, el terapeuta deberá descubrir y aplicar técnicas que concuerden con
cada fam ilia en el aspecto transaccional y con la personalidad de él mismo.
Con la im itación de las técnicas de otro terapeuta, la terapia se puede conver­
tir en im personal e irrelevante porque no va de acuerdo con la personalidad
del terapeuta y, com o consecuencia, no será efectivo en el tratam iento. Por
tanto, los detalles de la terapia son tam bién personales.
M inuchin cree que el gran secreto de las técnicas estructurales debe ser
especificado y enseñado a cada terapeuta fam iliar. En su libro Fam ilies and
Fam ily Therapy, explica tres procesos estructurales que se deberán dar du­
rante la terapia y las técnicas a aplicarse:
1. A cercam iento o incorporarse a la fam ilia (joining).
a) Posición cercana.
b ) Posición media.
c) Posición alejada.
2. M apa de la estructura fam iliar o “fam iüogram a” .
3. T écnicas de intervención.
Modelo estructural • 93

■ ACERCAMIENTO (J O IN IN G )

En el prim er pro ceso del acercam iento (incorporarse a la fam ilia) el terapeuta
deberá recib ir a la fam ilia co n u na p o sición de experto y conocedor, con la
finalidad de q u e la fam ilia p e rc ib a al te ra p eu ta com o el in d icad o p ara re­
solver sus problem as. L a fam ilia p o r lo general es referid a a terap ia p o r un
problem a identificado o confuso con uno de sus m iem bros, llam ado paciente
identificado (PI), pero M inuchin co n sid era a to d a la fam ilia com o d isfu n cio ­
nal, ya que las fam ilias form an p atrones rígidos de hom eostasis patológica.
El tratam iento de la fam ilia rep resen ta un reto y una confrontación para
el terapeuta; p o r lo que deberá desp leg ar aceptación y com prensión. M uchas
veces, la fam ilia o uno de sus in teg ran tes no acepta o rech aza el tratam iento,
presentándose en fo rm a d efen siv a e ind ican d o que él no es el enferm o; el
objetivo terapéutico será integrarlo a las sesiones.
Com o lo vim os anteriorm ente, M in u ch in d eterm in a tres tipos de acerca­
miento a la fam ilia, la aplicación de cada técnica dependerá de la idiosincracia
y estructura fam iliar, y tam bién h asta qué punto perm ite ésta el acercam iento
del terapeuta.

a) Posición cercana o jo in in g (dirigiendo). En este nivel el terapeuta puede


llegar a afiliarse a los m iem bros de la fam ilia, inclusive h acer una coa­
lición con alguno de ellos.
b) Posición m edia o tracking (participando). El terap eu ta interviene a la
fam ilia en una p o sición neutral, escu ch án d o la y ayudándola a hablar,
entrando y saliendo del sistem a fam iliar.
c) Posición alejad a o d isen g a g ed (distanciándose). El terap eu ta no p arti­
cipa com o actor, únicam ente com o director.

La estructura de la fam ilia se p o d rá estu d iar únicam ente du ran te la in terac­


ción. Lo que im p o rta es la d in á m ica d e la acció n de ésta y no lo q u e dicen
que pasa o lo que el terap eu ta cree que sucede. La fam ilia tiene que hab lar de
ella para que em erja la dinám ica.
En la etapa en que el objetivo de la terap ia es el acercam iento, el terapeu­
ta trabaja con “técnicas de d an za” que consisten en o bservar a la fam ilia p la ­
ticando, en interacció n . El terap eu ta d eb erá seleccio n ar una co n d u cta que
considere m ás relevante, con el criterio de qué es lo que está m anteniendo el
síntoma. T am bién se trab aja con técnicas de secuencia espontánea. El tera­
peuta h ará q u e to d o s o p in e n y c o m e n te n e n tre e llo s p a ra p ro v o c a r la
interacción; descubrirá en la estructura fam iliar quién es el más central y quién
el más periférico, cuáles son los lím ites, las coaliciones, los territorios, las je ­
rarquías, la geografía de la fam ilia, etc. O tro recurso es la espontaneidad, que
permite ver de m anera m ás clara la estru ctu ra fam iliar.
94 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

L a e s tru c tu ra fa m ilia r p o d rá se r e v a lu a d a p o r lo s p a rá m e tro s d e d ia g n ó s­


tico de la te ra p ia e stru c tu ra l, ésto s so n las je ra rq u ía s , lo s lím ite s, las alianzas,
las co a lic io n e s, el te rrito rio , la g e o g ra fía y lo s su b sistem a s.

Jerarquías
Se re fie re n a la m a n e ra en q u e se e n c u e n tra d is trib u id o el p o d e r d e n tro de la
fam ilia. P a ra los estru ctu rales, el p o d e r d eb erá e n co n trarse en la d iad a parental.

Límites
D efin en el fu n c io n a m ie n to fa m ilia r, p e rm ite n a c a d a in te g ra n te y a la fam ilia
en tera, d e lim ita r sus fu n cio n e s y resp o n sab ilid ad es. L os lím ites p u ed en ser as­
cen d en tes, d escen d e n tes, ríg id o s o flex ib les. “F am ilia s fu n cio n a les, lím ites de­
fin id o s ” , sin lle g a r a lo s e x tre m o s de a m a lg a m a m ie n to -d e sv in c u la c ió n .

Alianzas
E l te ra p e u ta d e b e rá o b se rv a r las alia n z a s ex iste n te s e n tre d o s o m ás m iem ­
bro s d e la fam ilia. É sta s p u e d e n se r tra n sito ria s, fle x ib le s p a to ló g ic a s, rígidas
o p e rm a n e n te s, c o n tra uno o m ás in te g ra n te s d e la fam ilia.

Coaliciones
C u a n d o las alia n z a s se c o n v ie rte n en el o b je to de p e rju d ic a r a un tercero .

Territorio
C o rre sp o n d e al esp a c io q u e o c u p a cad a m ie m b ro d e la fam ilia, en tiem p o y
lugar. Se p u ed en p resen ta r dos p o la rizacio n es p ato ló g icas; una, cu an d o alguien
de la fa m ilia o c u p a d em a sia d o esp a c io y, la o tra, cu a n d o un m ie m b ro de la
fa m ilia se e n c u e n tra en la p erife ria.

Geografía
S e re fie re a la u b ic a c ió n de la fa m ilia en el h o g ar, có m o d u erm e n , có m o co­
m en, etc. E sto se re fle ja ta m b ié n en la m a n e ra de sen tarse en las sesio n es de
te ra p ia (térm in o ap o rta d o p o r el d o c to r R ay m u n d o M acías).

MAPA DE LA ESTRUCTURA FAMILIAR 0 “FAMILIOGRAMA”

El d ia g n ó stic o e stru c tu ra l d e la fa m ilia se p u e d e e s q u e m a tiz a r a trav és del


in stru m e n to co n o c id o co m o “ fa m ilio g ra m a ” . É ste es e s tá tic o y tie n e como
o b je tiv o re p re s e n ta r a la fa m ilia al m o m en to de in ic ia r la te ra p ia, es decir,
có m o p re se n ta su p ato lo g ía ; es un in stru m e n to ú til p a ra e s ta b le c e r los objeti­
M odelo e stru ctu ral • 95

vos terapéuticos y determ inar cuál deberá ser el fam iliogram a de la fam ilia de
acuerdo con el diagnóstico estructural.
M inuchin define al fam iliogram a com o una poderosa sim plificación, que
ayuda al terapeuta a organizar el com plejo m aterial que está obteniendo; tam ­
bién sirve com o d iag n ó stico y p ara d ete rm in a r y ev a lu a r los o b jetiv o s y
metas terapéuticos. E sta h erram ien ta ayuda a esquem atizar las jerarq u ías,
alianzas, coaliciones, pautas repetitivas generacionales, el territorio, los subsis­
temas y otros.
Sus principios están basados en una interpretación de la teoría fam iliar
sistémica, y son utilizados por otros m odelos de terapia fam iliar, así com o por
la física, la genética y la sociología. Es im portante rem arcar que el fam ilio­
grama es sólo una herram ienta para la terapia fam iliar. D ado que son única­
mente esquem áticos, no podrán detallarse en ellos todas las vicisitudes de la
familia (M cG oldrick y G erson, 1985).
El fam iliogram a se esquem atiza en form a de árbol genealógico de hasta
tres generaciones (figura 6 -1 ). Su form ulación vertical arrojará la inform a­
ción a través de las generaciones; la horizontal presentará los cam bios susci­
tados en una fam ilia durante su ciclo de vida.

Figura 6-1. Familiograma.


96 * Terapia familiar: Modelos y técnicas ( C a p í t u l o 6)

Construcción del familiograma


La construcción del familiograma se realiza con base en tres niveles:

1. M apeo de la estructura fam iliar. Aquí se describen las diferencias


biológicas, su relación legal, edad y psicopatología, utilizando para ello
cierta nomenclatura, que tendrá significado si los símbolos son uni­
formes y continuos para los profesionales de este campo (figura 6-2 y
figura 6-3).
2. Recoger inform ación fam iliar. Luego de definirlo, se pueden añadir
datos sobre la demografía, el funcionamiento y eventos críticos. La de­
mografía tiene que ver con las edades, fecha de nacimiento y muerte,
ocupación, educación. El funcionamiento se refiere a las conductas
de cada miembro de la familia, sus datos médicos y funcionales. Los
eventos críticos son las crisis de la familia, emigración, accidentes y
sucesos que pudieron afectarla. Estos datos se registran en el familio­
grama o en hojas por separado (figura 6—4).
3. D elinear las relaciones fam iliares. Éstas se determinan de acuerdo
con la observación directa del terapeuta y el reporte de la familia. Se
refieren a los límites, las coaliciones, el involucramiento, la desviación
y el sobreinvolucramiento (figuras 6-5, 6—6 y 6—7).

Femenino Masculino

®
Edad Edad de fallecimiento

O
Paciente identificado Paciente identificado
femenino masculino

EK)
Matrimonio
□#oDivorcio

D + O Q -O
Separación Unión libre

Figura 6-2. Símbolos y nomenclatura.


M odelo estructural • 97

m.

Familia nuclear intacta

Padre muerto

Padres divorciados, el padre se ha ido

Figura 6-3

Padre | Madre
Pareja divorciada
Hijo

Padrastro Madre
Madre vuelta a casar
Hijo \ Padre

Madre
Hijo que no acepta al padrastro = ,\^ P a d ra s tro
Hijo

(
© Embarazo Aborto espontáneo

( Aborto inducido Muerte al nacimiento

L_rz .y Hijo adoptivo — Hy Gemelos idénticos


□ dhb
Gemelos fraternos

Figura 6-4
98 9 Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

o o Relación sobreinvolucrada

□ ..o Relación muy distante

o o Relación unida

Relación en separación

CHO Relación después del divorcio

Q vO Relación conflictiva

HMD Relación sobreinvolucrada y conflictiva

Coalición

Figura 6-5. Nomenclatura de relaciones familiares de observación directa.

Q Unión por matrimonio

□ 0 Pareja en unión libre

— Pareja separada

Pareja divorciada
L~C1
- « 9

L - v ^ -
9 .9 9 *Marido con varias esposas

^ — ^ / / = r - /- /9 *Esposa con varios maridos


1— 1

*Dos cónyuges con múltiples esposos


3 —
p
f

Figura 6-6
Modelo estructural * 99

Subsistema parental

Subsistema fraterno

Mayor — Or den de nacimiento 4 ... Menor

Límites rígidos
Límites Límites claros
Límites difusos

Padre

*Coalición madre-hijo Madre Hijo*

*Fobia escolar = Padre Madre

Figura 6-7. Sistema familiar.

I TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN

Técnicas de diagnóstico

1. Dram atización. Se trata de la técnica por m edio de la cual el terap eu ­


ta pide a la fam ilia que interactúe en su presencia y así obtener infor­
mación que la fam ilia no considere im portante o relevante. Puede ser:
a) Espontánea. D espués del proceso de acercam iento el proceso de es­
pontaneidad se p resenta inevitablem ente en la prim era sesión.
100 • T erapia fa m ilia r: M o d elo s y técnicas (C a p ítu lo 6)

Cuadro 2-1. Cuadro sinóptico de las técnicas de terapia estructural

Incorporarse a Cercano
la familia Medio
{Joining) Lejano

Espontánea
Dramatización Interpretaciones provocadas
Interacciones alternativas

Técnicas de Focalización
diagnóstico Repetición del mensaje
Mensaje isomórfico
Intensidad Tiempo y ritmo
Distancia
Resistencia

Distancia psicológica
Límites
Tiempo

Afiliación
Desbalance Alternar afiliación
Ignorar
Técnicas de Coalición
reestructuración

Desafiando el problema
Complementariedad
Desafiando los eventos

Familia como sistema


autorregulador
Paradojas Síntoma como sistema
autorregulador
Intervenciones directas
Resistencia — Intervenciones paradójicas
Intervenciones reversibles

Construcciones

Técnicas de
apoyo
Símbolos universales
Realidades Verdades familiares
Consejos de especialistas
M odelo e s tru c tu ra l • 101

b) Interpretaciones provocadas. M inuchin provoca que las cosas pa­


sen, la técnica será establecer un nuevo escenario para cam biar las
secuencias de la interacción.
c) Interacciones alternativas. Técnicas que son variantes del m ism o
tema: 1) si las cosas no ocurren hay que hacer que ocurran; 2) el
terapeuta explora la posibilidad de desarrollar una transacción poco
común en la fam ilia; 3) m antener la distancia durante la interacción
de la familia.
2. Focalización. Por su observación de la fam ilia, el terapeuta recibe in­
formación, que deberá seleccionar y darle un significado. Se observan
los límites, las fuerzas, los problem as y se determ ina el fam iliogram a,
así como la estrategia terapéutica, seleccionando prim eram ente el foco
y, en segundo lugar, se desarrolla el tem a terapéutico de trabajo.
3, Intensidad. Es la técnica por m edio de la cual el terapeuta hace escu­
char el m ensaje a la fam ilia, m ás allá de las fuerzas defensivas de ésta.
Estas técnicas se pueden dar en:
a) Repetición del m ensaje. R eiterar el m ensaje las veces que sean ne­
cesarias para que se com prenda.
b) M ensaje isom órfico. M ensajes que superficialm ente parecen dife­
rentes, pero en su estructura profunda son sim ✓
ilares.
c) Cambio del tiem po o ritm o de la fam ilia. E sta desarrolla una es­
tructura con noción propia del tiem po y del m ovim iento. L a técni­
ca será m odificar esto.
d) Cambio de distancia. Las fam ilias desarrollan, a través del tiem po,
el sentido de distancia o aproxim ación de cada uno de sus m iem ­
bros. L a técnica será que el terapeuta se acerque o se aleje de la
fam ilia, para enfatizar o relajar la intensidad.
e) Resistencia a la presión de la fam ilia. L a técnica será establecer el
liderazgo ante la fam ilia y no hacer lo que la fam ilia quiera, sino lo
que el terapeuta haya planeado.

Técnicas de reestructuración
Estas técnicas cu estio n an la estru c tu ra fam iliar, los lím ites, la m an era en
que hace las cosas la fam ilia, sus interacciones y su form a de solucionar los
problemas.
1. L ím ites. D ar la perm eabilidad a los lím ites que separan los subsiste­
mas!. Éstos se pueden dividir en:
a) D istancia psicológica. G eneralm ente la m anera en que los m iem ­
bros de la fam ilia se sientan durante la sesión terapéutica, refle­
jan lo s ín d ices de sus afin id ad es, las diadas, tríad as y d istan cia
que existen entre ellos. El terapeuta deberá aplicar sus conocim ien­
tos y realizar m ovim ientos que establezcan nuevos lím ites en la
fam ilia.
102 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C ap ítu lo 6)

b) Tiem po de interacción. Extender o acortar el proceso es una técnica


para aum entar la intensidad y dem arcar o separar sistem as. Es más
im portante que ocurra la transacción, que el contenido del proceso.
2. D esb a la n ce- El objetivo terapéutico será cam biar la relación jerárq u i­
ca de los m iem bros de un subsistem a. E xisten dos problem as con esta
técnica: prim ero que es poco ética y por definición, injusta; segundo,
la necesidad de apoyo que tiene la fam ilia respecto del terapeuta. Esta
técnica podrá tener cuatro categorías de acuerdo a lo que la fam ilia
requiera:
a) A filiación con m iem bros de la fam ilia. La posición del terapeu­
ta, de experto y de confianza, le perm ite hacer intervenciones den­
tro de la fam ilia.
b) A lternando afiliaciones. A lternar afiliación con dos subsistem as en
conflicto es una técnica com plicada pero m uy eficaz.
c) Ignorar a m iem bros de la fam ilia. E sta técnica va contra algunos
principios terapéuticos, ya que consiste en hablar y actuar com o si
ciertos m iem bros de la fam ilia fueran invisibles, por lo que sólo se
utiliza en estructuras patológicas m uy rígidas.
d) C oalición contra m iem bros de la fam ilia. C uando un m iem bro de
la fam ilia está en desventaja en relación a los dem ás, el terapeuta
hará coalición con el prim ero para darle m ás fuerza.
3. C o m p lem en ta ried a d . El objetivo terapéutico será hacer ver y experi­
m entar a los m iem bros de la fam ilia que pertenecen a una entidad y
que ésta es tan grande com o su yo individual. Para facilitar este obje­
tivo, el terapeuta deberá retar a la fam ilia en dos aspectos:
a) D esafiando el problem a. P or lo general los síntom as fam iliares se
presentan en una persona, en el paciente identificado (PI); el pri­
m er reto será desafiar esta verdad.
b) D esafiar la puntuación de eventos. El terapeuta reta la epistem olo­
gía fam iliar, introduciendo el concepto de expansión tem poral.
4. P a ra d o ja s. El uso de las paradojas se basa en la com prensión de tres
conceptos: a) la fam ilia com o un sistem a autorregulador, b) los sínto­
m as com o función autorreguladora, y c) la resistencia de un sistem a al
cam bio, com o consecuencia de los dos anteriores. Las paradojas se
usan como:
• Intervenciones directas ( c o m p lia n c e -b a s e d ), referidas a consejos, ex­
plicaciones, sugerencias e interpretaciones y tareas a realizar.
• Intervención paradójica (d e fia n c e - b a s e d j, donde se dice lo opuesto
a lo que se quiere que se realice.
• Intervención reversible (d e fia n c e - c o m p lia n c e - b a s e d ) 9 una persona
cam bia de opinión respecto de algo, para que los dem ás lo com pren­
dan en form a de m ensaje paradójico.
Modelo estructural • 103

Técnicas de apoyo

1. C onstrucciones. L a fa m ilia tien e su o rg a n iz a c ió n c o g n itiv a y c o n s ti­


tuye su v isió n d el m u n d o . E l te ra p e u ta le o frece u n a re a lid a d d ife re n ­
te, u tiliz a las v erd ad es de la fa m ilia p a ra la re c o n stru c c ió n de u n a n u e ­
va re a lid a d de su m u n d o . C o n estas té c n ic a s el te ra p e u ta c u e stio n a la
c o n c e p c ió n d el m u n d o q u e tien e la fa m ilia y son: las c o n stru c c io n e s
c o g n itiv a s y la b ú sq u e d a de lo s lad o s fu erte s de la fam ilia.
2. R ealidades. L a fa m ilia no só lo tien e u n a e stru c tu ra , sin o un esq u em a
co g n itiv o le g ítim o p a ra la o rg a n iz a c ió n fam iliar. A l lle g a r la fa m ilia a
terap ia, d e s e a q u e el te ra p e u ta p u la y re p a re su o rg an iz ació n . E l te ra ­
p eu ta, c o m o c re a d o r de n u e v o s m u n d o s , o fre c e rá a la fa m ilia o tro
m undo, c o n o tra realid ad , p a ra lo cu al u tiliz a re a lid a d e s q u e son v e r­
dad p ara to d a s las fam ilias, co m o son:
a) S ím b o lo s u n iv e rsales. V erd ad es q u e so n del d o m in io u n iv e rsal.
b) V e rd ad es fam iliares. L a m a n era en q u e se d esa rro lla n las e s tru c ­
tu ras fa m ilia re s son an álo g as a co m o se d esa rro lla n lo s p ro ceso s
sociales.
c) C o n sejo de e sp ecialista. C o n sejo s d el te ra p e u ta co m o ex p erto en la
m ateria.

CASO CLÍNICO

A continuación se tra n sc rib e p a rte del tra ta m ie n to de la fa m ilia R am o s, q u ien


fue atendida b ajo el m arco te ó rico sistém ico e stru ctu ral; se tra n sc rib irá el d iá ­
logo, id en tifican d o co m o D an iel al te ra p e u ta y se in d ic a rá n en cu rsiv as las
técnicas y los o b je tiv o s te ra p é u tic o s d e la e s tru c tu ra fa m ilia r a sí co m o el
fam iliogram a d e e sta fam ilia, d esd e su in ic io h a s ta el fin al del tratam ien to .

La familia Ramos fue remitida a terapia por su médico familiar. La señora Ramos había
presentado una gran variedad de síntomas como trastornos digestivos, obesidad,
estrés, insomnio y depresión. Su médico, después de tratarla por un periodo de más
de 15 años, de haberle realizado una infinidad de exámenes médicos y prescrito una
innumerable cantidad de medicamentos, decidió remitirla a un tratamiento de terapia
familiar. La última recaída de la señora Ramos fue acompañada de aislamiento (en su
habitación por tres meses), de una hospitalización urgente debido a la ingestión de se­
dantes (5 en un día) y de falta de apetito; su médico familiar, después de este cuadro
depresivo y ante el peligro de que la señora Ramos atentara contra su integridad físi­
ca, decidió hospitalizarla. El esposo y los hijos se opusieron y optaron por ser atendi­
dos con un encuadre sistémico de terapia familiar.
La familia Ramos estaba formada de la siguiente manera: el señor Ramos, comer­
ciante en muebles, de 55 años de edad; la señora Ramos, maestra titulada en historia,
ejerció su profesión hasta el nacimiento de su tercer hijo, y desde esa fecha hasta el
104 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 6)

momento de acudir a terapia no ejercía; el primer hijo, Héctor de 25 años, ingeniero en


sistemas, casado hacía un año y divorciado, sin hijos, a los 8 meses regresó a la casa
paterna durante la última crisis de su madre; la segunda hija, Verónica, con 23 años,
estudiaba el último semestre de psicología y vivía en la casa paterna; el tercer hijo,
José, con 19 años, tenía problemas de deserción de estudios, y actualmente cursaba
la preparatoria abierta; y la abuela paterna de 82 años, vivía con la familia desde el
nacimiento de Verónica.
Los Ramos eran una familia de clase media, con poca solvencia económica. Asis­
tieron a la primera consulta los esposos y sus tres hijos.

Daniel: Qué gusto me da ver a toda la fam ilia reunida, para tratar de revisar su
problemática.
Sr. Ramos: Realmente tiene razón doctor, pocas veces nos reunimos toda la fa­
milia, pero esta ocasión así lo amerita, debido a la gravedad de mi esposa.
Daniel: Debido a la gravedad de la señora o a la preocupación de toda la familia
debido a un problema, a esto yo le llamo trabajo de equipo o cohesión. Conno­
ta ció n p o sitiv a d e l tera p eu ta h a cia la fa m ilia y se inicia la d isp ersió n d e l fo c o
d e l PI, h a cia to d a la e stru ctu ra fa m ilia r .
Sra. Ramos: Verá doctor, estamos aquí porque realmente no quedaba otra alter­
nativa: o me hospitalizaba o aceptaba venir con usted a tratamiento, no me
quedó otra alternativa.
Daniel: No le quedó o no les quedó otra alternativa. ¿De quién fue la idea de que
vinieran a terapia? E l te ra p eu ta c o n tin ú a a m p lia n d o e l fo c o , d e l P I h a cia la
e stru ctu ra fa m ilia r , reetiq u eta n d o , a tra vés d e una m etá fo ra , la p r o b le m á ti­
ca de la fa m ilia co m o un d o lo r d e m u ela que d eb e a te n d erse o se g u ir su frie n ­
d o e l dolor.
Cuando una pieza dental se caria hay que curarla, si no hay salvación de la
pieza, se tendrá que extraer, pero esta extracción provoca el desgaste de las
demás piezas de la boca. A tra vés d e la m etá fo ra e l te ra p eu ta tra ta d e que
to d o s visu a licen q u e e l p ro b le m a n o es d e l P I sin o d e to d a la fa m ilia ; la h o s­
p ita liza c ió n se eq u ip a ra co n la e xtra c ció n d e la m uela.
Sra, Ramos: Sí, pero estamos aquí no por una muela, estamos aquí porque me
querían hospitalizar y creo que ahora sí querrán librarse de mí.
Verónica: Te dije desde hace mucho tiempo que no debías tomar tantos medica­
mentos, que lo que tenías era emocional; siempre querías encontrar síntomas
para estar enferma, hasta que finalmente llegamos al límite, pero insistes en
seguir viendo a tu médico para todo.
Daniel: Llegamos al límite, muy bien dicho Verónica, lleguemos al límite y yo
también me incluyo en su problema; de hoy en adelante, considérenme como
alguien solidario de su problema. E l te ra p eu ta in icia e l a cerca m ie n to c o n la
fa m ilia (in serta rse e in teresa rse).
José: Doctor, dice usted que lo consideremos parte de la familia, ¡pero cómo! Si
ni siquiera sabemos quién es usted ni usted sabe a qué venimos, así nos va­
mos a quedar. E l te ra p eu ta d etecta lím ites ríg id o s en la e stru ctu ra fa m ilia r.
Daniel: ¿Qué, es muy difícil pertenecer a su familia o hacer amistad con ustedes?
E l te ra p eu ta co n tin ú a im p lem en ta n d o la té cn ica d e a cerca m ie n to m edio.
Modelo estructural • 105

José: Yo tengo am igos de m uchos años, que no pueden entrar a mi casa y que ni
mi papá ni m i m am á los conocen. Tengo que ir a verlos a su casa o en algún
otro lugar que no sea m i casa, nunca han aceptado a m is am igos. Y eso que
no todos son com o ellos creen.
Daniel: ¿Cómo creen que son tus am igos, o cóm o son? E l terapeuta continúa
ampliando el fo c o a s í com o recopilando inform ación respecto de la estruc­
tura fam iliar.
José: Bueno, mi m am á no tolera que lleve a nadie a la casa, siem pre está o en­
ferma o de m al hum or. M i papá nunca está en la casa, v iaja todo el tiem po.
Y mi abuelita es la que sí está siem pre despierta, pero si nos atiende se pelea
mi mamá con ella por desobedecerla, así es que lo que hago es pararm e lo
menos posible en la casa.
Daniel: A sí que tu abuelita vive con ustedes, ¿es m am á de quién?
José: De mi papá.
Daniel: ¿Y desde cuándo vive con ustedes?
José: Desde que yo m e acuerde. Siem pre.
Daniel: ¿Y cómo es tu abuelita?
José: A todo dar, pero siem pre discute con m i m am á, creo que no se quieren.
Daniel: Señor Ram os, ¿cóm o ve usted esta situación? E l terapeuta sigue am plian­
do el foco.
Sr. Ramos: Creo que m uy com plicada.
Daniel: ¿Por qué?
Sr. Ramos: Bueno, m uy difícil, ella no puede vivir sola y de alguna m anera nos
ayuda mucho en la casa y con mis hijos, cuando m i esposa no se siente bien.
Daniel: Y ¿cada cuándo pasa que no se siente bien señora Ram os?
Sra. Ramos: Bueno, últim am ente m uy seguido, pero cuando ella llegó, hace 23
años, yo me sentía m uy sana, fuerte. R ealm ente el haberla traído a vivir con
nosotros, creo que fue una ayuda para mí, pero con el tiem po todo cambió.
Daniel: ¿Por qué todo cam bió?
Sra. Ramos: Bueno, creo que era muy jo v en y que necesitaba alguien con expe­
riencia que me ayudara a criar a mis hijos.
Daniel: Pero si usted es u n a persona preparada y con estudios, con carrera univer­
sitaria, ¿en qué especialidad? E l terapeuta aplica la técnica de valores uni­
versales.
Sra. Ramos: En historia.
Daniel: ¿Titulada?
Sra. Ramos: Sí y con experiencia docente.
Daniel: ¿Y se creía incapaz p ara criar a sus hijos? Técnica de reencuadre , conno­
tación positiva.
Sra. Ramos: Sí, no sabía qué hacer yo sola con mis hijos, m e ponía m uy nervio­
sa, siem pre le hablaba a m i suegra a su casa, cuando tenía un problem a.
Daniel: ¿Qué problem a? Traking, inform ación , retroalim entación.
Sra. Ramos: Bueno, cuando nació V erónica, H éctor se me puso muy malo de dia­
rrea y no podíam os pararla, me parece que fue disentería. H éctor, mi esposo,
106 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

no estaba y me sentí desesperada, llamé a mi suegra y le pedí que viniera unos


días a estar en la casa.
Daniel: ¿Y Héctor, su esposo, dónde estaba?
Sra. Ramos: Viajando, siempre ha estado viajando desde que tiene este trabajo,
hace 25 años, no cuento con él.
Daniel; Cuénteme usted Héctor (padre) ¿por qué dice su esposa que no cuenta con
usted? Técnica de diagnóstico, intensidad, fo rza r el influjo del mensaje, así
como recibir retroalimentación del implicado directo (padre); no triangular
la información sino recibir información directa.
Sr. Ramos: Bueno, ella sabe que desde que tengo este trabajo tengo que salir cons­
tantemente, a ver a mis clientes. Pero cuando estoy en casa sí cuenta conmi­
go, o sabe que constantemente le hablo por teléfono cuando viajo.
Daniel: ¿Esta situación no le causa conflicto en el trabajo, como con su esposa?
El terapeuta cuestiona el subsistema parental.
Sr. Ramos: Bueno, en el trabajo al principio sí causaba conflicto; sentía a Verónica
(mi esposa) indefensa en la casa con mis hijos, pero cuando mi mamá se fue
a vivir con nosotros me sentí más tranquilo. Cuando estaba trabajando o via­
jando le hablaba a Verónica (esposa) hasta tres veces al día.
Daniel: Pero si su esposa es una persona que está muy bien preparada, ¿por qué
se preocupaba tanto? Reetiquetar al P1 como persona preparada o capaz-
Sr. Ramos: Bueno, realmente ella no me hablaba, yo era el que le hablaba, cuan­
do salía de viaje sentía que ella no iba a poder con la casa ni con los hijos.
Daniel: ¿Ella no podía o usted creía que ella no podía? Continúa ampliando el
fo c o del P l a la estructura fam iliar.
Sr. Ramos: Bueno, mi madre me indicaba que cuando yo salía, Verónica (espo­
sa) le hablaba constantemente para pedirle ayuda.
Daniel: Pero pedir ayuda no quería decir que no pudiera con su responsabilidad,
nadie es perfecto; todos, tarde o temprano, hemos pedido orientación. El te­
rapeuta cambia el escenario de la interacción de incapaz a pedir orientación;
interacción alternativa; técnica de diagnóstico variante del mismo tema.
Sr. Ramos: Bueno, yo me iba a mis viajes muy preocupado cuando dejaba a
Verónica (esposa) con mis hijos, sentía que podía pasar algo malo o que cuan­
do regresara algo estaría mal.
Daniel: ¿M al en qué sentido? Técnica de diagnóstico de intensidad para reforzar
el flu jo del mensaje y revisar el sistema parental en su eficacia.
Sr. Ramos: Bueno, usted sabe, todos los peligros que pueden tener los niños pe­
queños así como la gran preocupación que debe tener una madre sola con dos
pequeños.
Daniel: ¿Cuáles son esos peligros que usted refiere? Continúa la técnica de diag­
nóstico de intensidad en el subsistema parental retando la eficiencia de éste.
Sr. Ramos: Bueno, no sé, pero pueden pasar muchas cosas.
Daniel: ¿Cómo qué? Continúa la técnica de intensidad.
Sr. Ramos: Bueno, una vez Héctor, muy pequeño, se enfermó de vómito por la
leche o por la fórmula que le prescribió el pediatra, o por una infección y tuve
M odelo e stru ctu ral • 107

que re g re s a r a la c a s a d e e m e rg e n c ia y d e ja r m i tra b a jo p e n d ie n te ; to m é un
vuelo u rg en te .
Daniel: ¿Y qué le su ced ió a H écto r?, a q u í lo estoy v ien d o y se v e m uy sano y fuerte.
T écnica d e d esb a la n ce.
Sr. Ramos: B u e n o , c u a n d o lleg u é to d o e s ta b a b ie n y tu v e u n a g ran d isc u sió n con
V erónica (esp o sa).
Daniel: ¿P o r q u é fu e la d isc u sió n ?
Sra. Ramos: B u e n o c u a n d o lleg ó , y o le d ije q u e n o e ra n e c e sa rio q u e re g re sa ra ,
que ya le h a b ía h a b la d o al p e d ia tra y q u e m e h a b ía re c e ta d o un m e d ic a m e n to
y que to d o ib a a e s ta r b ie n en m e n o s d e 6 h o ra s, co m o su ced ió .
Daniel: ¿P o r q u é fu e la d isc u sió n ? E l te ra p eu ta c o n tin ú a co n la té cn ica d e in te n ­
sidad p a r a v e r la re so lu c ió n o la efic ie n c ia d e l s u b siste m a p a re n ta l.
Sr. Ramos: B u en o , f u e ...
Sra. Ramos: N o, d éjam e d e c irle al d o c to r p o r q u é fue. L a d isc u sió n fu e p o rq u e tú
me cu lp aste de no h a b e r e sta d o p re o c u p a d a , p e ro yo te d ije c la ra m e n te c u a n ­
do m e h a b la ste , y o no te h ab lé, tú fu iste el q u e m e h a b la ste tres o c u a tro v e ­
ces. T e d ije q u e no e stu v ie ra s p re o c u p a d o , q u e to d o ib a a salir b ie n , q u e no
vinieras; ya q u e e sta b a s a q u í m e c u lp aste d e p e rd e r a tu s c lie n te s y d e h a b e r
sido yo la q u e e s ta b a p re o c u p a d a , si re a lm e n te el p re o c u p a d o fu iste tú.
Sr. Ramos: B u en o , p ero te n ía ra z ó n d e estarlo .
Sra. Ramos: N o.
Daniel: E n to n c e s , ¿ q u ié n e ra e l m á s p r e o c u p a d o ? C u e s tio n a la v a lid e z d e l
etiq u eta m ien to d e l P I en la e stru c tu ra fa m ilia r , c u e stio n a el p la n te a m ie n to
de la r e a lid a d d e la fa m ilia .
Sra. Ramos: É l (H é c to r, el p a d re ) y su m am á, siem p re m e h a b la b a n p o r te lé fo n o ,
ella p o r lo m e n o s c in c o o seis v ece s al día, “ ¿có m o a m a n e c ie ro n ? ” , “ ¿ d u r­
m ieron b ie n los n iñ o s ? ” , “ ¿q u é d e sa y u n a ro n ? ” , “¿q u é v as a h a c e rle s d e c o m i­
da?” , “¿lo s vas a s a c a r a p a s e a r? ” , “ si los sacas al ja rd ín c ú b re lo s b ie n ” , “q u e
no les dé m u c h o el so l” , etc. C u a lq u ie r co sa la h a c ía co n ta n to cu id a d o y ta n ­
ta p reo cu p a ció n q u e lleg u é a se n tir q u e yo e ra la n an a, no la m am á.
Daniel: Se sen tía v ig ila d a u o b se rv a d a c a d a vez q u e e sta b a co n sus h ijo s. E l te r a ­
peuta o b serva q u e V erónica (e sp o sa ) no es el único p ro b lem a ; el p ro b lem a , a l
am pliar el fo c o y la in ten sid a d , lo e n c o n tra m o s en la e stru c tu ra fa m ilia r , en
el su b sistem a p a re n ta l, co n la in se rc ió n d e la a b u e la en la je r a r q u ía s u p r e ­
ma de este sistem a . D e sp u é s d e esta s p r im e r a s sesio n es, la e stru c tu ra f a m i ­
liar (fa m ilio g ra m a ) es la sig u ie n te, d e a c u e rd o co n la in fo rm a c ió n recib id a :

Abuela = Padre
Terapeuta
Madre

Hijos
108 * Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

E l o b jetivo tera p éu tico d e la p ró x im a sesió n será reu b ica r a V erónica en el


subsistem a p a ren ta l y retira r plen a m en te la je ra rq u ía que ha tom ado la abue­
la. E l fa m ilio g ra m a d el o b jetivo tera p éu tico será el siguiente:

i i
Abuela Padre J Madre Padre Madre
Terapeuta .............J............. . L

Hijos Hijos Abuela

E l p ro c e so tera p éu tico está en fo ca do a refo rza r m ás a V erónica (m adre) en


el su b sistem a p a re n ta l , co n el a p o yo d el terapeuta.

I
Padre j Madre = Terapeuta
......................L...................... .......................

Hijos Abuela

D urante las siguientes sesiones se trabajó con el planteam iento anterior, de


reforzar la posición de la m adre en el subsistem a parental y desvincular a la
abuela de este subsistem a, a través de técnicas de reestructuración, fijación
de lím ites, desbalance, com plem entariedad y paradojas. Se continuó amplian­
do el foco o el cuestionam iento inicial de la incapacidad o ineficiencia del PI
(V erónica, m adre), en el sistem a fam iliar y la interacción de la estructura.
N uevam ente, transcribo lo m ás trascendente de la intervención terapéutica.

Héctor: Pero no creo que mi abuelita sea la culpable de los problemas, al contra­
rio, ella nos ha cuidado y atendido cuando tú (madre) estabas enferma.
Daniel: ¿Y cuando Verónica (mamá) estaba enferma, quién la cuidaba?
Héctor: Verónica o yo, porque José nunca está en la casa.
Daniel: Y la abuelita ¿qué hacía?
Héctor: Nos hacía la comida o nos lavaba y planchaba.
Daniel: ¿Hacía lo que tu mamá no quería o lo que no le dejaban hacer, o lo que
ustedes debían hacer? T écn ica d e d eseq u ilib rio „ el tera p eu ta cu estio n a la
distribución de p o d e r en la fa m ilia , tem a de com plem entariedad, cuestionando
la in te r d e p e n d e n c ia d e la s p a r te s ; e l te r a p e u ta r e ta n u e v a m e n te la
etiq u eta ció n de m apas d e l PI. Silen cio de m ed io m in u to , m o m en to reflexivo
de la fa m ilia .
Daniel: (A la abuela.) Usted señora, ¿cuántos hijos tuvo? ¿Por qué tiene tanta ex­
periencia para criar niños? E l terapeuta in tervien e con la técnica de parado­
j a p a ra o bten er lo o p u esto a lo que p a rece p reg u n ta r , p la n tea n d o una técni­
ca d e d esa fío , p a ra q ue la abuela invierta la co n d u cta de experta con hijos y
M odelo estructural • 109

revertiría hacia V erónica (m a d re) p a ra se r m á s exp erta p o r h a b er ten id o m ás


hijos que la a b u ela .
Abuela: Sólo tuve a H éctor.
Daniel: ¿Sólo a H écto r? C o n tinúa la m ism a p o stu ra anterior.
Abuela: Bueno, sí, n o se m e lo g raro n d os al n acim ien to .
Daniel: ¿Por qué razó n ? E l tera p eu ta co n tin ú a en e l d esa fío de la e ficie n cia de la
abuela com o m a d re o p r o te c to ra d e h ijo s.
Abuela: Bueno y a sabe usted , en aq u ella ép o ca las co sas eran d iferen tes, no h ab ía
tanta atención n i co n o cim ien to s.
Daniel: ¿Qué edad tien e u sted señ o ra? E l tera p eu ta co n tin ú a a p lica n d o la té c n i­
ca de reestru ctu ra ció n , de d esb a la n ce, fo r m a n d o c o a lic ió n co n la m a d re
(Verónica) p a ra d esetiq u eta rla co m o PL
Abuela: 82 años.
Daniel: B ueno en e s a é p o c a h a b ía m u c h o s a v a n c e s y c u id a d o s p re n a ta le s y
perinatales. C o ntinúa con la p o sic ió n anterior.
Sr. Ramos: D octor, creo que e stá y en d o m ás allá de lo q u e se d eb e, creo q u e no
hay por qué cu lp ar a n ad ie y m en o s a e lla (un p o co alterad o él y sus h ijo s).
Daniel: No estam os cu lp an d o a n adie, estam o s am p lian d o e l d iag n ó stico .
Sr. Ramos: Pero esto p a ra qué es im p o rtan te, si el p ro b lem a está en V eró n ica (es­
posa).
Daniel: Eso es lo q u e d eb em o s d ia g n o sticar, si el p ro b lem a e stá realm en te en
V erónica (m a d re ). E l te r a p e u ta a m p lia e l f o c o d e l P I y c u e s tio n a la
interacción de la estru ctu ra fa m ilia r ; reta e l p la n te a m ie n to in icia l d e la f a ­
milia, respecto de la ca u sa d e la consulta.
José: El problem a co m o yo lo veo, no es d e m i m am á (V eró n ica). E s d e q u e n u n ­
ca se puede e sta r a g u sto o co m o si la casa estu v iera v acía o m o lesta.
Daniel: ¿La casa te m o le sta o es la fo rm a co m o e stá la fam ilia en la casa? E l te ra ­
peuta sigue su técn ica de d eseq u ilib rio a través de la p a ra d o ja p la n te a d a p o r
José, la cua l reto m a el tera p eu ta p a ra reetiq u eta r o red efin ir e l p ro b lem a .
José: ¿Cuál fam ilia?, yo d iría q u e es u n a casa sin fam ilia. J o s é p la n te a la m e tá ­
fora y redefine e l p ro b lem a de la estru ctu ra fa m ilia r.
Verónica: ¿C óm o u n a casa sin fam ilia, y n o so tro s qué?, no som os com o tú que
nunca estás.
José: No m e refie ro a n ad ie, es la sen sació n que a v eces m e da la casa cu an d o
llego.
Daniel: ¿Q ué es lo que sien tes cu an d o lleg as? E l tera p eu ta hace una co a lició n
con Jo sé p a ra d a rle m á s fu e r z a a su m etáfora, p a r a v e r si a través de él se da
el desequilib rio y la reetiq u eta ció n d el P I a la estru ctu ra fa m ilia r.
Sr. Ramos: B u en o , nos estam o s salien d o del tem a.
Daniel: N o; p e rm ita q u e Jo sé term in e su idea. E l tera p eu ta d esa fía a l sistem a
parental q u itá n d o le fu e r z a y p o d e r , p a ra d eleg a rlo a l su b sistem a fr a te rn o y
darle in ten sid a d a este fo c o de la in tervención. E l tera p eu ta sig u e en co a li­
ción con J o s é p a r a d a rle fu e r z a a l p la n te a m ie n to c en tra l d e l p ro b lem a de la
estructura fa m ilia r y no a l a d el PI.
Sr. Ramos: N o tien e caso.
110 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 6)

Daniel: Sí, es im portante, todos tienen que particip ar y yo digo cuándo y cómo.
E l terapeuta enfatiza su p o sició n de experto y de je ra rq u ía den tro d el siste­
m a fa m ilia r.
José: Y a se m e fue la idea.
Daniel: P lanteabas que ibas a d ecir la sensación que tienes cuando llegas a casa.
E l terapeuta en fa tiza la co a lició n con Jo sé contra el sistem a p a re n ta l y ade­
m ás hace la in dicación d el tiem po de la reflexión, “el a q u í y el ahora ”.
José: ¡Ah, sí!, b u en o cuando llego a casa siento que...
Daniel: Sientes.
José: Sí, siento que la casa está h u eca o vacía.
Sr. Ramos: ¡Oh!...
José: Sí, siento que es una casa de fa n ta sm a s...
Héctor: ¡Y a!...
Daniel: N o intervengan, dejen que exprese su idea. C ontinúa la coalición, ahora
contra todo el sistem a fa m ilia r.
José: B ueno lleg o y m i m am á, en su cuarto; mi papá, pues n u n ca está; y Héctor
y V erónica (herm ana), tam poco. N o m enciona a la abuela.
Héctor: N o exageres, ¿y qué quieres, que te recibam os con m ariachis?
Abuela: ¿Y yo, qué, no cuento?
José: Sí, pero siem pre m e regañas por no hab larte p o r teléfono o p o r no decir
dónde estoy o qué estoy haciendo. C reo que ya estoy b astan te grande para
seguir pid ién d o te perm iso p ara todo.

E l te ra p eu ta p e r c ib e en esta e stru c tu ra fa m ilia r que la a b u ela es m uy cen­


tra l y d e sa rro lla fu n c io n e s que c o rre sp o n d ía n a la m a d re o a l p a d re, ha
to m a d o una p o sició n m uy fu e r te en el subsistem a p arental. Se confirm a la
h ipótesis d el p r im e r p la n te a m ie n to de d ia g n ó stico ; el tera p eu ta ten d rá que
p la n te a r lím ites claros en el subsistem a parental, d a r fu e rz a a Verónica (ma­
dre) y a H écto r (padre) y b a ja r la je ra rq u ía de la abuela. E l planteam iento
terapéutico d esp u és de diez sesio n es sería la siguiente:

Terapeuta = Padre = Madre

Hijos Abuela

E l te ra p e u ta c o n tin ú a co n el p la n te a m ie n to a n te r io r a n te la fa m ilia ,
in v o lu c rá n d o se y d a n d o fu e r z a a l su b siste m a p a r e n ta l (=), tra ta n d o de
so b rein vo lu cra r ( = ) la je ra rq u ía y fu e rz a d el subsistem a p a re n ta l ante el
su b sistem a fr a te rn o , a d em á s p r e te n d e b a ja r la je ra r q u ía de la a b u ela con
lím ites m uy fle x ib le s ( -----) en el su b siste m a fr a te r n o y su b siste m a p a re n ­
tal, con lím ites m uy ríg id o s resp ecto de la a b u ela con esto s subsistem as.
P ara ello, el tera p eu ta u tiliza rá o a m p lia rá las técn ica s de a p o yo com o son
las realidades, construcciones, sím bolos universales, verdades fa m ilia re s y
M odelo estructural • 111

consejos especialistas, adem ás desta ca r u o b ten er los lados fu e rte s o la fu e r ­


za de la fa m ilia .

Después de 15 sesio n es, al a m p lia rse el en fo q u e o al re e tiq u e ta rse la e s tru c tu ­


ra fam iliar, com o la d el p ro b lem a, se c u estio n ó de tal fo rm a este p lan team ien to
que la fa m ilia d u d ó en c o n tin u a r o no, a h o ra la m ás m o tiv a d a e ra V e ró n ic a
(m adre) y Jo sé y V e ró n ic a (h ija); H é c to r, el p ad re, c o n tin u ó p ero co n v arias
ausencias h a s ta q u e fu e o b lig a d o p o r V e ró n ic a (h ija) a a sistir d e m al h u m o r.
La abuela s e g u ía sin asistir.
V eró n ica (m ad re , P I) c o n tin u ó m u y in te re s a d a y p u n tu a l a to d a s las se­
siones de tra b a jo te ra p é u tic o . P a re c ía q u e al q u ita rle la s e tiq u e ta s y al am p liar
el foco de la p ro b le m á tic a fa m ilia r, se le h u b ie ra q u ita d o u n p e so d e en cim a.
Ella ya no se c u lp a b a d e a lg u n a m a n e ra d e su s p ro b le m a s , sin o q u e a h o ra
sería ta m b ién la p ro b le m á tic a d e H é c to r (h ijo ) p o r su d iv o rc io ; de Jo sé p o r
sentirse solo; de la a b u e la p o r se n tirse n e c e sa ria ; y a n o sen tía, co m o lo m a n i­
festaba en alg u n as se sio n e s, c o ra je co n la su e g ra sin o lá stim a p o r e lla y se
sentía in c ap az de d e le g a rla . S e e sta b le c ió u n n u e v o p la n te a m ie n to an te ella
(V erónica, m adre) y H é cto r (p ad re) de q u é p o d ía n h a c e r co n la ab u ela; se p la n ­
tearon v aria s o p c io n e s, co m o b u sc a rle u n d e p a rta m e n to o asilo ; p ero la fa m i­
lia p lan teó la p o s ic ió n d e ella, en el sen tid o d e n o a ta c a rla o e x p u lsa rla sino
de pro teg erla. S e re p la n te ó el p ro b le m a o la e s tru c tu ra fa m ilia r y a h o ra n o se
veía a la a b u e la co m o p ro b le m a sin o co m o a lg u ie n d e s p ro te g id o , a q u ie n hay
que d ar a p o y o y ay u d ar; se re a liz ó u n a té c n ic a d e a p o y o co n u n a n u e v a c o n s ­
trucción o fu e rz a fa m ilia r, ¡ay u d ar a la ab u ela! N u e v a m e n te se tra n sc rib e aq u í
parte de la sesión.

Daniel: C reo yo que no es una solución adecuada el que ella viva sola (se dirige a
V erónica, m adre), si sigues com o lo hacías hasta ahora, enferm a y encerrada
en tu cuarto, la casa va a seguir siendo de fantasm as y la abuela tendrá que
encarnar en ti, com o si fuera una real casa de fantasm as. E l terapeuta utiliza
técnica de reestructuración p a ra confirm ar el d esbalance y el p la n team iento
de cam bio de la estructura fa m ilia r, utilizando la m etáfora que fu e dada p o r
José, m ism a que sigue reforzando el cam bio de la estructura fa m ilia r, a sí
com o no a ce p ta r e l rech a zo o la sa lid a de la a b u ela de la fa m ilia , sino
restructurar su posición, je ra rq u ía y lím ites ante la estructura de la misma.
Daniel: Si revisam os el “aq u í y ah o ra” p arecería que la abuela se está d eslin d an ­
do de las responsabilidades que no le correspondían en la fam ilia y que les
correspondían a ustedes dos (m adre y padre), las cuales tom ó durante m ucho
tiem po o las que le cedieron. E l terapeuta aplica técnicas de apoyo a la n u e­
va estructura, com o son sím bolos universales y verdades fa m ilia res.
Sr. Ramos: B ueno, nos fue y sigue siendo de m ucha ayuda.
Daniel: C reo que ella está p ara que le ayuden y no p ara ayudar. E l terapeuta
replantea o desafía la verdad de la fa m ilia p o r una verdad universal.
Sr. Ramos: P or su e d a d ... y a ...
112 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 6)

D aniel: Sí, por su edad debem os replantear su situación y la de ustedes. E l te r a ­


p e u ta e n fa tiz a n u e v a m e n te u n a té c n ic a d e r e e s tr u c tu r a c ió n , d e s a fia n d o la
v e r d a d f a m i l i a r p o r u n v a lo r u n iv e r s a l, y tr a ta d e b a ja r la je r a r q u ía q u e
a m b o s d ie r o n a la a b u e la y r e u b ic a r la p o r d e b a jo d e e llo s , e n e l s u b s is te m a
fr a te r n o y n o p a r e n ta l.
Sra. Ram os: ¿Y , usted qué cree que debam os hacer?
Daniel: C on una pobre anciana, ¿qué creen ustedes que se pueda hacer? T écn ica
d e a p o y o , v e r d a d u n iv e r s a l.
Sr. Ram os: N o lo h a ría m o s n u n c a así.
Sra. Ram os: C reo que no podríam os m andarla a vivir sola. T endríam os que re­
vertir lo que ha hecho por nosotros, cuidarla y protegerla.
Daniel: C reo que es una buena posición y ahora tienen m ucho que hacer.

F in a lm e n te el tra ta m ie n to co n c lu y ó d esp u és d e 30 se sio n e s; lu eg o d e 25 años


de rig id e z , a tra v é s de las té c n ic a s e s tru c tu ra le s , se lo g ró el in v o lu c ra m ie n -
to d el su b siste m a p a re n ta l (H é c to r-V e ró n ic a ) y se d e s v ió o se re e tiq u e tó el
e n fo q u e d el P I (m ad re en ferm a) p o r el de a g ra d e c im ie n to y a te n c ió n h acia la
ab u ela, sien d o e sta ú ltim a q u ie n re a lm e n te n e c e sita a te n c ió n y c u id ad o s. Era
p re c iso no u b ic a rla en el su b siste m a p are n ta l, sin o en el su b siste m a fratern o o
de m e n o r je ra rq u ía , de la q u e te n ía al in ic io d el p la n te a m ie n to terapéutico.
V e ró n ic a (m a d re) fin a liz ó las sesio n es co n o tro p la n te a m ie n to ex iste n c ia l y
b ajo o tro ró tu lo , de m e n o r p eso , y de n o ser ya q u ie n d a b a o m a n te n ía la ho-
m e o sta sis fa m ilia r a tra v é s de su sin to m a to lo g ía . ■
CAPÍTULO

T, EORÍA PE LA COMUNICACIÓN

ANTECEDENTES

E l modelo de la com unicación fue precursor en la terapia fam iliar, durante


los decenios de 1950-1979, los pioneros de este m odelo fueron los m iem bros
del estudio del m odelo de la com unicación de la esquizofrenia, desarrollada
por Don D. Jackson y Jay Haley en el M ental Research Institute (M RI).
Don D. Jackson se recibió de m édico psiquiatra en el año de 1943 por la
universidad de Stanford, donde las m ayores influencias teóricas fueron las de
Freud y S ullivan. R ealizó su resid en cia en la clín ica C h estnut L odge en
Rockville, en el año de 1951; durante ese periodo fue tam bién candidato al
Instituto Psicoanalítico de W ashington—B altim ore. En el año de 1952 cam bió
de residencia y se estableció en Palo A lto, C alifornia, donde realizó práctica
privada y trabajó com o Jefe del D epartam ento de P siquiatría de la C línica
Médica. Fue tam bién asociado del Instituto Psicoanalítico de San Francisco,
California, hasta 1954; tam bién, asociado del D epartam ento de Psiquiatría de
la universidad de Stanford, desde 1951 hasta 1960. A dem ás colaboró como
miembro co n su lto r en el H o sp ital de V eteran o s en P alo A lto, ju n to con
Bateson.
Jackson fundó el M R I en noviem bre de 1958, recibiendo su prim er pre­
supuesto en el año de 1959. El grupo estaba form ado originalm ente por Jules
Riskin y V irg in ia S atir. P o sterio rm en te se les u n iero n Jay H aley, John
Weakland y Paul W atzlaw ick. G regory B ateson fungía com o investigador
asociado y com o profesor.

%
114 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 7)

Jackson, entre otras aportaciones, descubrió la interacción de las parejas.


En su libro M irages o fM a rria g e, él expuso los tipos de parejas, de la mejor a
la peor: en la cumbre se encuentra un m atrimonio “estable-satisfactorio”, con
dos sub-grupos, los “gem elos-celestiales” y los “genios-colaboradores”. El
matrim onio “estable-insatisfactorio”, contiene a los “com batientes a ratos li­
bres” y a los “prestam istas” . El matrim onio “inestable-insatisfactorio” tiene
dos p arejas in felices: “los lu ch ad o res-fa tig a d o s” y los que evitan lo
“psicosom ático”. En la parte baja de la escala-se encuentran los matrimonios
de amor hecho en el infierno, la “pareja terrorífica” y los “predadores-para­
noicos” (Jackson, 1986).
Su nom enclatura de categorías no presume de un conjunto rígido de atri­
butos, sino que asigna a estas parejas una cosmovisión o paradigma. Jackson
puso en claro que ninguna pareja es una representación pura de alguna de estas
formas. En realidad, tuvo una gran capacidad para advertir elementos positi­
vos aún en los matrim onios infelices.
La técnica quid pro quo, término aportado por Jackson para la interacción
de pareja, se tom a como la piedra angular de este modelo en las relaciones
familiares. El concepto de quid pro quo se encuentra siempre en las relacio­
nes maritales, literalm ente significa “algo por algo” y se interpreta como “si
haces esto, yo también hago eso y lo dem ás” ; y se puede llam ar “punto” o
“contrapunto”, o “com portam iento recíproco”.
Cuando Don D. Jackson murió trágicam ente en 1968, a los 48 años de
edad, dejó un gran legado de documentos y la conducción del Family Process,
siendo sucedido por N athan Ackerman.
Por su parte, Jay Haley ingresó a este campo sin preparación clínica y sus
prim eras aproximaciones las realizó como crítico. El impacto inicial se susci­
tó por las críticas irónicas y sarcásticas del psicoanálisis en su artículo The
A rt o f Psychoanalysis (1963), donde definía al psicoanálisis no como la bús­
queda del self, sino como un juego de poder.
El proyecto de Gregory Bateson está com prendido en “Aprendiendo a
aprender” . Durante el decenio de 1950-1959, Bateson encabezaba un gran
proyecto, que intentaba clasificar la comunicación por niveles:
Niveles de significado y significante.
Niveles de tipo lógico, lineal y metafórico.
Niveles de aprendizaje-cognición.
Según Bateson, las personas dementes o esquizofrénicas tienen la capacidad
de utilizar las figuras de “dicción”, hablan en m etáfora sin reconocerlo.
Bateson y su grupo plantearon la hipótesis de que una persona con esqui­
zofrenia podría “aprender a aprender” . Si era posible entender este tipo de
aprendizaje, com o consecuencia tam bién se com prenderían los misterios
del habla del esquizofrénico. Bateson razonó que acaso la fam ilia del esqui­
zofrénico haya moldeado estas formas peculiares de comunicación, en el do­
ble vínculo.
Teoría de ta com unicación • 115

Psicoterapeutas que atendían a pacientes esquizofrénicos en el m arco de


la familia, observaron que si el paciente m ejoraba, otro m iem bro de la fam ilia
empeoraba. El grupo de B ateson no sólo encontró pruebas de esta suposición,
sino que quedó im presionado, porque la fam ilia fom entaba y aún exigía que
el paciente m ostrara un com portam iento irracional.
Jackson ap o rtó el térm in o de “h o m eo stasis fa m ilia r” y d esc rib ió la
interacción fam iliar com o “un sistem a de inform ación cerrada en que las va­
riaciones del producto o el com portam iento son alim entadas para corregir la
respuesta del sistem a” . O tra de sus aportaciones fue el concepto de “prescrip­
ción del síntom a”, es decir, aum entar el ángulo de desviación de los pacientes
ante el resto de la fam ilia, prescribiendo que increm ente el síntom a (prescrip­
ción paradójica) com o m edida terapéutica.
Según el m odelo del M RI, la patología de la fam ilia se determ ina a través
de la com unicación y tom a com o sinónim os el com portam iento patológico y
la comunicación patológica.
Los terapeutas de la com unicación del M R I adoptaron, de la cibernética
de Primer Orden, el concepto de “caja negra”, para el trabajo con las fam ilias.
Este modelo se concentra únicam ente en las entradas y salidas de la com uni­
cación, sin im portar lo que suceda dentro del individuo (esto no significa que
lo ignoren, sino que le dan poca im portancia).
Al trabajar con las fam ilias, aplicaban los conceptos de control de error y
objetivos dirigidos al sistem a y su interacción. Se analizaba aplicando los
conceptos de la cibernética de P rim er O rden y la de los sistem as y el análisis
de la com unicación hum ana, esta últim a a partir de tres conceptos de la gra­
mática: sintaxis, sem ántica y pragm ática.
Sintaxis. Se centra en el m odo en que se transm ite la inform ación y las
pautas de decodificación de ésta, adem ás en los canales utilizados en la co­
municación: capacidad verbal, ruido y la redundancia inherente a los patro­
nes de com unicación y lenguaje. Estos conceptos se tom an de la inform ación
recibida, com o características particulares de la com unicación. En las fam i­
lias se debe cuestionar: ¿quién habla?, ¿quién le habla a quién?, ¿cuánto tiempo
habla cada uno (dom inación de los canales de com unicación)?, así com o la
relación de inform ación y ruido en la inform ación.
Sem án tica. Es el significado de la com unicación. A quí la habilidad para
transmitir y recibir el m ensaje es de sum a im portancia para que el terapeuta
pueda observar la claridad de los m ensajes en la fam ilia, la existencia de inco­
herencia en la com unicación de alguno o de todos los m iem bros, la concordan­
cia versus confusión, así com o la posible existencia de coaliciones o bloqueos
de la com unicación, m ism os que en la terapia son de relevante interés.
P ragm ática. Se refiere al com portam iento com o consecuencia de la co­
municación. A m ejor com unicación, m ayor coherencia. L a pragm ática debe­
rá estar basada en contextos reales y específicos; si la com unicación no es clara
ni coherente, es m uy probable que se pueda presentar un concepto de doble
vínculo.
116 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 7)

El prim er decenio posterior al surgim iento del M RI se caracterizó por la


aceptación de fam ilias de pacientes esquizofrénicos, a la vez que se admitían
fam ilias de personas con otros problem as, por ejem plo, fam ilias de personas
delincuentes, individuos asm áticos, así com o parejas en conflicto, niños con
bajo aprovecham iento, neurosis, ansiedad, personalidades m últiples y colitis
nerviosa.

FORMULACIONES TEÓRICAS
ACTUALES Y TÉCNICAS TERAPÉUTICAS

Las principales form ulaciones teóricas incluyen:

a) H om eostasis en la fam ilia.


b ) R etroalim entación positiva o negativa.
c) H ipótesis basada en la id ea de que las personas som etidas a interac­
ciones constantes dentro de una relación (que se podrían llam ar redun­
dancias), gobiernan el sistem a fam iliar.
d) R eglas prescriptivas y descriptivas que ayudan a identificar patrones
irregulares dentro de una fam ilia.
e) D esarrollo de una serie de reglas que lleven a una fam ilia a cam biar en
sus relaciones e interacciones.
f) Puntuación vista com o una ayuda o rescate para parejas en conflicto.
g) C ausalidad circular (contra la causalidad lineal), o negación del com­
portam iento paradigm ático.

Todos estos principios teóricos llevaron a los fundadores del M R I a desarro­


llar el térm ino de “fam ilia norm al”. Jackson expresó su escepticism o en cuanto
a esta denom inación de la siguiente manera: “Hay algunos padres que apa­
rentan vivir en plena arm onía pero tienen hijos nerviosos y, por el contrario,
hay otros que viven separados pero que sus hijos parecen estar funcionando
bien” ; por lo que agrega que existen culturas y fam ilias m uy diferentes a lo
que se considera com o norm al y que, a p esar de eso, sus individuos son
creativos y productivo^, por lo que propone el uso de térm ino “fam ilias con­
vencionales”, en vez de usar el de “fam ilias norm ales” .
El punto de vista del M RI era que en una fam ilia que funcionaba adecua­
dam ente, los problem as persistían, pero no paralizarían la dinám ica familiar.
Es entonces cuando se desarrolló la idea de que estas fam ilias debían trabajar
en resolver sus problem as por m edio de discusiones bien argum entadas, en
las que los m iem bros procurasen m antener un balance entre la autonom ía y la
dependencia hacia los demás.
Teoría de la com unicación • 117

Una vez identificadas las características que posee una fam ilia conven­
cional, procedieron a delinear los rasgos de una “fam ilia d isfuncional” , tales
como:

1. Realizan interacciones com pletas, respuesta-pregunta.


2. Son hostiles.
3. No se ven a sí m ism os com o otros los ven.
4. Expresan las esperanzas, tem ores y expectativas de los m iem bros de
su fam ilia a personas extrañas.
5. Com entan con extraños cóm o es la dinám ica fam iliar.
6. Están en desacuerdo con alguno o todos los m iem bros de la fam ilia.
7. Llevan a cabo alteraciones en para la dinám ica fam iliar preestablecida.
8. A prenden de la práctica.
9. Expresan confusión.
10. Se sienten libres de los lazos que los unen con sus antepasados y de
las costum bres de éstos.
11. Son m uy directos, ya que hablan en prim era persona al criticar, eva­
luar, hacer observaciones, etc.
12. Hablan proporcionando características o defectos de alguno o todos
los integrantes de la fam ilia.
13. Son claros al usar preguntas directas para obtener órdenes o sugeren­
cias de otros m iem bros de la fam ilia.

Para identificar si una fam ilia era funcional o disfuncional, el M R I propuso la


observación de las interacciones que llevaban a cabo los m iem bros de ella
dentro de la valoración, se llevaron registros de quién o quiénes y en qué
momentos llevaban la b atuta de las interacciones fam iliares.
Por otra parte, R iskin y F au n ce estudiaron a las fam ilias desde varios
puntos de vista y las clasificaron en cinco grupos, desarrollados de acuerdo al
funcionamiento de la fam ilia en cuanto a problem as psiquiátricos, de pareja,
escolares y policiales. Estos grupos son los siguientes:
Grupo A . Fam ilias en las que todos los m iem bros tienen problem as m úl­
tiples; ya sea de neurosis, psico sis, enferm edades psicosom áticas o
hijos con bajo aprovecham iento escolar.
Grupo B. F am ilias con 2 o 3 m iem bros etiquetados con problem as; posi­
blem ente de un m iem bro con neurosis, otro con bajo rendim iento y de
pareja.
G rupo C . F am ilias con dificultades únicam ente con los hijos; delincuen­
cia, bajo aprovecham iento, etc.
G rupo D . F am ilias que no h an sid o e tiq u e ta d a s con p ro b lem as e sp e ­
cíficos pero que, tanto m aestros com o terapeutas, opinan que tienen
dificultades significativas.
Grupo E . F am ilias sin etiq u etar y que aparentem ente funcionan de m a­
nera adecuada.
118 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 7)

Posteriorm ente, W atzlaw ick, B eavin y Jackson postularon varios axiom as


pragm áticos con objeto de evitar patologías derivadas de una m ala interacción
com unicativa entre los m iem bros de la fam ilia, entre los que se encuentran:

1. Todos los m iem bros de la fam ilia deben com unicar sus ideas y pensa­
m ientos de m anera eficaz.
2. Cada interacción refleja un contenido y un aspecto característico de la
relación fam iliar, a lo que se llam a m etacom unicación.
3. La naturaleza de la interacción es contingente.
4. Los m iem bros de la fam ilia deben com unicarse analógica y digital­
m ente (con lenguaje verbal y no verbal).
5. Todos los intercam bios deben estar basados en la igualdad.

El M RI prom ueve que por m edio de las interacciones de calidad entre los
m iem bros de la fam ilia, es posible resolver los conflictos que existen entre
ellos, los que a su vez fueron creados debido a la persistencia de buscar una
solución o de encontrar una evidencia de resolver sus problem as, m ism a que
logra funcionar. Esta obsesión por buscar soluciones en m uchos casos se con­
vierte en el problem a m ism o, que posteriorm ente será más difícil de resolver
que la causa original. De la m ism a m anera, se encontró que tanto la anulación
com o la exageración de los problem as es una pésim a estrategia para resolver
los conflictos que aquejan a la fam ilia, por lo que se sugiere que deben en­
frentarse de m anera consciente y en busca de una solución viable y real.
Con el fin de resolver eficazm ente los problem as de una fam ilia, el MRI
establece algunos principios terapéuticos; tales como (Bateson y Ruesch, 1984):

1. Tom ar nota del contexto en el que se evaluó la problem ática fam iliar
y en el que se va a dirigir la terapia.
2. Poner atención en los aspectos tanto prom otores com o no promotores
de un buen funcionam iento fam iliar, en especial durante la valoración.
3. Basar la terapia en la rem oción o dism inución de los síntom as proble­
m áticos.
4. Brindar orientación a la persona que está conduciendo el tratamiento,
para m antener un balance entre los pacientes y el terapeuta mismo.

U na vez establecidos los principios del M RI, se sugieren algunos instru­


m entos de observación para determ inar cuál es la problem ática específica de
la fam ilia y el m étodo terapéutico m ás adecuado para ésta. B odin menciona
que es im portante observar a la fam ilia interactuar con todos sus miembros,
ya que si se trata a cada uno por separado, solam ente tendrá un punto de vista
individual de la problem ática y no una visión integral en la que pueda notar
quién establece los turnos, selecciona el tem a a discutir, etc. Al respecto, el
M RI propone la “Técnica de diferencias desconocidas”, en la que se requiere
que los integrantes de la fam ilia expresen su punto de vista particular de una
lista determ inada de aspectos a evaluar de los demás miembros.
Teoría de la comunicación • 119

Se estableció una entrevista que se realiza en una sesión de una hora, en


ella se graban en vídeo las interacciones de la familia a la que después se le
permite observar la cinta con el fin de llevar a cabo una exploración objetiva
de la calidad y cantidad de interacciones, lo que ayuda a hacer una análisis de
la dinámica familiar. A unado a estas técnicas, se desarrolla una entrevista
de toma de decisiones, un cuestionario de similitudes y diferencias entre cada
miembro de la fam ilia y un análisis de la calidad de las interacciones que rea­
lizan entre ellos.
En el MRI, la orientación a la fam ilia se separa del tratamiento cuando
los objetivos son sólo de evaluación. En el aspecto clínico, la orientación di­
recta se da a lo largo del tratamiento con el fin de concientizar a la fam ilia de
los problemas que aquejan en un comienzo y de los cambios que experim en­
tan después de recibir algunas terapias.
Además, se sugieren visitas al hogar con el fin de obtener datos im por­
tantes en cuanto a la dinámica fam iliar dentro del mismo, desde la ubicación
de los muebles hasta los lugares en la mesa que ocupan cada uno de ellos.

■ ESTABLECIMIENTO DE OBJETIVOS A CUBRIR

Una vez que se han identificado con claridad los problemas fam iliares, es
preciso establecer objetivos o metas a cubrir a lo largo del tratamiento. Es
importante que el terapeuta tome en cuenta no sólo los aspectos que observó
de manera directa durante la valoración para establecer los objetivos, sino que
también considere los datos pertinentes que obtuvo de manera inferencial de
las observaciones y de la visita al hogar, ya que en ocasiones éstos son más
problemáticos que la situación secundaria que los familiares reportan. El te­
rapeuta buscará prevenir por todos los medios posibles que algún miembro
de la familia se sienta culpable debido a los problemas que presentan, por lo
que debe poner énfasis en los beneficios que experimentarán en caso de que
la terapia funcione, de este modo aum entará sus esperanzas y reducirá sus
miedos.
Los especialistas del M RI no especificaron la universalidad del estable­
cimiento de objetivos a tratar, pero sí establecieron que deberían ayudar a
resolver problem as que, usualm ente, son situaciones o dificultades que se
presentan dentro de interacciones entre personas, tanto al interior de una fa­
milia como a nivel individual. También se precisó que la resolución de di­
chos problemas debía basarse en la interrupción de los patrones de conducta
que proveyeran un círculo vicioso en las conductas disfuncionales. Asim is­
mo, agregaron que el tratamiento debe enfocarse en qué ocurre en las inte­
racciones de las personas, en cómo se m antiene el funcionamiento de esas
interacciones y cómo se puede alterar de manera más efectiva.
De la misma manera, proponen que los objetivos deben ser razonables,
claros y a corto plazo para que el paciente experimente éxito cada vez que se
120 • T erap ia fa m ilia r: M o d e lo s y técn icas (C a p ítu lo 7)

lo g ra u n cam b io , p o r p eq u eñ o que sea, y a que si los objetivos son a largo pla-


. zo los p acien tes lleg an a fru strarse debido a que no v en logros de manera fre­
cu en te y reg u lar. P ara seleccio n ar el orden o la secu en cia con la que se van a
trab ajar las d iferen tes m etas a lo largo del tratam ien to , es factible guiarse por
la lín ea b ase qu e p ro p u siero n W atzlaw ick, W eak lan d y F isch para el segui­
m ien to de los o b jetiv o s a cu b rir en terapia. E sta lín ea b ase fue creada toman­
do com o fu n d am en to los p rin cip io s del M R I en cu an to a la satisfacción de los
p articip an tes, sen sib ilizació n del terap euta, d esp leg ar m o d estia para minimi­
zar la p o sib ilid ad de fracaso en el tratam iento, con el fin de que los pacientes
sean o b jetiv o s e n cu an to al m ism o.
L a terap ia fa m iliar d esarro llad a en el M R I p arte del trabajo clínico con
varios tip o s de fam ilias y parejas. L a característica de estas fam ilias es que
p resen tab an el “ sín d ro m e d e U to p ía” , q u e W atz la w ic k d escrib e como “un
extrem ism o en reso lv er p ro b lem as hum anos que, ap arentem ente, ocurren con
m ás frecu en cia co m o resu ltad o de la creencia de q u e uno de los involucrados
d eb ía en co n trar la resp u esta cu lm in an te acertad a” . Se trab aja con este tipo de
relacio n es p ara h acerles n o tar que el tratam iento d eb ía b asarse en la resolu­
ción de los p ro b lem as p o r m edio de d iscusiones d irectas entre la pareja o en­
tre la fam ilia, y no en b u sca de resp u estas constantes a las que es m uy difícil
llegar.
L a ap licació n del tratam ien to según el m odelo del M R I p o r lo general se
llev a a cab o en clín icas o co n su lto rio s, aunque tam bién se realiza en hospita­
les, casas, la escu ela, la calle, estab lecim ien to s p ú b lico s o cu alq u ier lugar en
el que o cu rra u n a crisis fam iliar.
L a estru ctu ració n del tratam ien to debe in clu ir u n a com binación de tera­
p ia in d iv id u al m ás terap ia fam iliar, siem pre que se co n sid ere necesario que
un in d iv id u o d esah o g u e sus co n flicto s y rencores h acia los m iem bros restan­
tes de la fam ilia, p o r tem or de qu e p u ed a d ificu ltar el pro ceso terapéutico fa­
m iliar. O tra in stan cia de la n ecesid ad de terap ia in d iv id u al es cuando uno de
los pad res o có n y u g es se en cu en tra en duda de seg u ir o no en terap ia debido
a las co n stan tes friccio n es a las que se ve som etido a lo largo del tratam iento,
de tal m an era qu e se le da la o rien tació n n ecesaria p a ra que ten g a los obje­
tivos b ien claro s y éstos se ju stifiq u e n con ex p erien cias a las que se h a en­
frentado.
E n e s te m é to d o se p ro p o n e e l s e g u im ie n to d e l c a s o p o r p a rte de
co terap eu tas, lo que rep resen taría v en tajas p ara lo g ra r un m ejo r aprovecha­
m iento, entre las que se en cu en tran p ro p o rcio n ar m étodos altern ativ o s para el
tratam ien to , ad em ás de p resen tar p erso nas de am bos gén ero s q uienes pueden
co rro b o rar o re ch azar las h ip ó tesis del terap eu ta b ase en cuanto a los estereo­
tipos de la to m a de roles sexuales; aunque esto tam bién rep resen ta algunas
desven tajas, sobre todo económ icas, ya que im p lica un gasto ex tra p ara los
pacientes.
A sí co m o ex iste flex ib ilid ad en cuanto al lu g ar en donde se puede d ar te­
rapia, ex iste fle x ib ilid ad en cu an to al tiem po de d u ració n del tratam iento; en
Teoría de la comunicación • 121

tratamientos externos, la terapia dura en prom edio 4 m eses. E n u n a de las


divisiones internas del M R I el tratam iento dura 10 sesiones com o m áxim o,
aunque el prom edio es de 6 o 7 sesiones, una vez a la sem ana. C uando existe
una crisis con carácter de urgencia, las sesiones se pueden realizar con más
frecuencia pero siem pre tratando de regresar al periodo de tiem po antes se­
ñalado. Las decisiones en cuanto a la estructura de la terapia son tom adas por
el terapeuta en la m ayoría de los casos, pero en fam ilias en las que una perso ­
na trabaja fuera de la ciu d ad o en las q ue alg ú n m iem b ro d esea h a b la r con
él a solas, el núm ero de sesiones puede alargarse o m odificarse el intervalo
entre ellas.
En el m odelo desarrollado por el M RI, el terapeuta controla la sesión en
su mayoría; probablem ente él decide quién perm anece pasivo, por lo com ún
debido a que ha aprendido que es tan im portante dejar algunos com entarios
sin responder, com o el “p escar” algunos otros que se presenten de m anera
espontánea.
Los terapeutas tienden a ser activos y directivos, usando varias técnicas
desarrolladas en el M R I, que van desde la sugestión más fina h asta la exposi­
ción directa de los com entarios de cada m iem bro de la fam ilia que asiste a
terapia.
Una de las técnicas m ás em pleadas en el tratam ien to de los pacientes
obsesivo-compulsivos y con otros que intelectualizan incesantem ente y pos­
ponen constantem ente cualquier posibilidad de cam bio, es dar al terapeuta una
“carta en blanco” en la que están de acuerdo en hacer cualquier cosa que se
les pida, sin rehusarse a ello.
Otra técnica usada am pliam ente en el M RI es “llam ar la atención” a ca­
racterísticas que enorgullece que otros noten, por lo que se elim inará el tem or
a responder preguntas que nadie es capaz de contestar.
“La prescripción del síntom a” es otra de las técnicas más usadas en el
modelo del M RI en donde se aplica una prescripción paradójica de un cam bio
que ocurrirá en un futuro. U na de las m ejores ocasiones para usar esta técnica
se presenta en las prim eras sesiones a las que asiste una pareja que se queja
mutuamente de críticas de los defectos y poca apreciación de los logros.
Otra de las técnicas usadas en el M R I es el “deshecho de conductas in ­
comprensibles” en las que se pretende evitar los térm inos que etiquetan al
paciente con el fin de lograr que la situación que lo rodea se norm alice en todos
los aspectos; esto evitaría interpretaciones que a veces son peores que el m is­
mo problem a. D e este m odo, los padres se distraen y m om entáneam ente des­
vían su atención del problem a principal que los aqueja.
Una intervención inm ejorable para aplicar otra de las técnicas del M RI
llamada “sabotaje ben ev o len te” , es la presencia de padres cansados de ser
agradables y contingentes. L a técnica consiste, esencialm ente, en sorprender
a la persona que presenta una conducta poco usual, m olesta o frustrante para
los demás, de m anera que se reclam a cualquier intención hacia una acción que
provoque m olestia hacia uno o todos los m iem bros de la fam ilia.
122 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C ap ítu lo 7)

CASO CLÍNICO

Elias y Carmen llegaron a consulta después de haber tomado la decisión de separarse


y divorciarse, pero no sin saber antes lo que había pasado con ellos. Durante los últi­
mos dos años de matrimonio, habían estado viviendo como dos extraños en su propia
casa, al grado de tener habitaciones independientes, cada uno en su bunker, e
ignorarse o verse como un objeto el uno al otro. Elias, un médico especialista joven, no
mayor de 40 años, con mucho éxito profesional y económico. Carmen, quimica de 33
años, también con mucho éxito profesional y como consecuencia, también económico.
Su hija Lucia, de 12 años, era el único medio por el cual la pareja se comunicaba
(triangulando la comunicación). En presencia de Lucía, era la única forma de comu­
nicarse el uno con el otro, pero a través de decirle: « L u c ía dile a tu madre que salgo
a un congreso y no regreso en dos s e m a n a s ...» , « L u c ía dile a tu padre que no ha
pagado la hipoteca de la casa y que ya llamaron dos v e c e s ...» , etc.

A lgunas interrogantes planteadas al inicio del tratam iento fueron: ¿E ran feli­
ces o no? ¿Por qué seguían viviendo así? ¿Q ué los llevó a tom ar la decisión
de separarse? ¿Q ué los condujo a pedir ayuda? ¿Por qué vieron su problema
únicam ente cuando Lucía em peoró, al no com prender la com unicación de sus
padres? ¿S olam ente a través de L ucía se percataron de su escasa com unica­
ción? ¿Se dieron cuenta que la relación no existía? ¿C om prendieron que el
com partir se había convertido en una guerra y no en form a de ayuda del uno
al otro? ¿Se percataron que si había com unicación, ésta era anticom unicación
o m etacom unicación? Finalm ente, ¿percibieron que no era posible vivir sin
com unicación positiva o retroalim entación positiva?
D urante la prim era sesión, am bos se quejaron de no saber qué había pasa­
do, de haber sido una pareja que era la envidia de otros y un ejem plo de unión,
arm onía y entendimiento, en el transcurso de unos cuantos años se habían con­
vertido com pletam ente en lo opuesto. En esta prim era entrevista m e di cuenta
que su com unicación tenía involucrados a los caballos del A pocalipsis, a sa­
ber: 1) yo estoy bien, tú estás m al; 2) com unicación defensiva, acusadora,
evasiva, lim itante y anulante; y 3) de ataque y crítica, « t ú s ie m p r e » , « t ú
nunca».
Elias y C arm en tam bién habían vivido con la com unicación del silencio o
la m etacom unicación, la cual involucra o m anda m ás m ensajes que la comu­
nicación verbal. Ellos no com prendieron ni superaron los contextos de la co­
m unicación: el m ensaje, lo que querían m anifestar uno al otro, lo dicho está
en las palabras, el contenido de las palabras o el m ensaje en su contenido
em ocional, lo literal, lo que se inform a o reporta, lo que uno quiere que se
entienda, lo que involucra al tono de voz, al lenguaje no verbal, al volumen de
voz, la velocidad para dar el m ensaje. N o es lo m ism o decir “te am o” , con la
vista puesta en la televisión y a toda velocidad verbal, a decir “te am o”, vien­
do a la pareja y abrazándola, usando un tono y ritm o de voz suave y pausado.
Com o consecuencia de esta deform ación o inm adurez de la comunicación
entre E lias y C arm en se inició una guerra de m etacom unicación.
Teoría de la comunicación * 123

La falta de comunicación entre Elias y Carmen estableció finalmente una


actitud defensiva, aislada, anulante de uno con el otro. Para que en una pareja
se pueda presentar una actitud de m adurez en su relación, primeramente ten­
dría que existir una madurez en su persona.
El “contexto”, es el aspecto de la comunicación que se determina por los
elementos culturales implicados al momento de comunicar.

Carmen, después de haber tenido un día muy pesado, con problemas en el trabajo,
con Lucía en la escuela y también en la casa; en uno de esos días eternos; a la hora
de ir a dormir, luego de darse una ducha y después de estar leyendo media hora en la
cama, apaga la luz, concillando finalmente un sueño relajante y necesario... Llega en
este momento Elias, después de haber tenido un día relajado, con varios logros pro­
fesionales y económicos, entra a la recámara, se pone su mejor pijama y se Introduce
en la cama, abraza a Carmen “ya casi dormida”, acariciándola. Ella se voltea brusca­
mente, le da la espalda y refunfuña. Ella quiso decir: « T u v e un día terrible, por favor
déjame dormir, no estoy dispuesta a hacer lo que quieres conmigo, ¿no te importa si
mejor me duerm o?»; pero Elias recibió el metamensaje de Carmen como un rechazo
de ella. La expresión verbal y no verbal y el tono de voz de Carmen provocaron una
reacción mayor con Elias, de manera que al otro día él se despertó con una sensación
de rechazo, enojo, coraje, frustración y venganza contra ella.

Esta y otras vivencias sim ilares o parecidas se dieron durante m uchos años
en la vida de Elias y Carmen. Como consecuencia, se comunicaban sin clari­
dad, sin interés, sin la verdad, sin olvidar al otro, ni saber si el mensaje fue
recibido como se quería comunicar, si el contexto deformó el mensaje, etc.
Finalmente, Elias y Carmen m ontaron en las cabalgaduras del Apocalipsis de
la comunicación.
Durante las primeras cuatro sesiones me dediqué a recopilar información,
ampliando el foco de manera sistémica, a través de preguntas circulares; y
confirmando nuevamente que Carmen (por quien llegaron a terapia), la pre­
ocupación, no era finalmente la paciente identificada, sino el sistema parental
así como la comunicación.
Durante estas sesiones se comentó con la pareja la importancia de la co­
municación y se analizaron los mensajes de algunas de sus vivencias, así como
la consecuencia de estos antimensajes o metacomunicación en su relación;
posteriormente les indiqué que íbamos a trabajar sobre la comunicación y que
no podían traer al consultorio rencores del pasado; si estaban dispuestos a
aceptarlo, podríamos continuar trabajando. Se enfatizó que lo que revisaría­
mos durante las sesiones de terapia sería material de la comunicación, que
dolería y que por tanto no se perm itiría utilizarlo o llevarlo (por lo pronto)
fuera del consultorio (por el grado de deterioro de la pareja), y si alguien lo
mencionaba o lo recriminaba al otro, éste permanecería callado y no retomaría
el tema, esto posteriormente lo revisaríamos en la sesión conjunta.
Después de establecer el marco conceptual del tratamiento y haber dado
el encuadre terapéutico, procedimos a la quinta sesión, en la cual indiqué las
preguntas que deberían hacerse uno al otro. Estas preguntas podrían ser con­
124 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 7)

testadas por Elias y Carmen únicamente con un sí o un no, para volver a con­
firmar la disposición de cada uno al compromiso terapéutico y d e cam bio. Las
preguntas fueron: “¿crees que te interese salvar nuestra relación?” y “¿crees
que valdrá la pena el salvar nuestro matrimonio?” Si la respuesta fuese posi­
tiva, como ocurrió con esta pareja, se continuaría con el proceso; si fuese ne­
gativa por alguno de los dos, se daría un receso de una semana para que re­
flexionaran y en sesión se trabajaría la resistencia o los efectos de quien plan­
tease la negativa.
También en esta quinta sesión se pidió a la pareja hacerse el siguiente
cuestionamiento: “¿cómo he contribuido a destruir el matrimonio?” Indiqué
que respondiera primero Carmen y luego Elias, y que al hacerlo evitaran cul­
par o involucrar al otro.
Se le dieron a Carmen 15 m inutos para contestar su propia pregunta.
Elias y yo permanecimos en silencio todo ese tiempo; si Carmen no podía
hablar o decir algo, nosotros también continuamos en silencio, éste se fue
haciendo muy pesado durante los primeros siete minutos, hasta que Carmen
mencionó que había utilizado a Lucía, valiéndose de ella para atacar a Elias
así como que nunca había estado dispuesta a hacer algo por él.
Cuando llegó el turno de Elias, él sí aprovechó los 15 minutos desde el
primer segundo. Me comentó que fue después del segundo mes de casados
cuando se estableció esa competencia entre ambos, a ver quién ganaba u ob­
tenía más del otro con la ley del mismo esfuerzo; cuando él perdía (que era la
mayoría de las veces), Carmen no lo complacía; también supo que si se enfer­
maba no tendría que hacer muchas cosas propias de su género, saliendo final­
mente ganador (en un q u id p ro quo destructivo o de competencia). Confesó,
después de muchos años, que su migraña había sido un artificio para poder
desligarse cuando convenía a sus intereses: « ¡ n o me hables que tengo mi­
graña!, ¡no puedo salir porque tengo ya sabes qu é...!, te ayudaría pero no
puedo, tú sabes.. . » , etc. Esta respuesta fue impactante para Carmen y para
mí, pero Elias tuvo el valor de confesarlo y de confrontar esa mentira que por
muchos años destrozó el poder involucrarse en una relación de reciprocidad,
así como su autodescalificación en la relación.
Después de estas verdades y revelaciones que se externaron como respues­
ta a la pregunta realizada en este proceso, sentí que se había quitado un gran
obstáculo en la relación de Elias y Carmen; con lo que fue posible percibir
los problemas subyacentes. El resultado de esta sesión fue importante, por­
que también se presentó la revelación del interés de cada uno por superar esta
situación y permitirse convivir en una relación más sana. Carmen, por varios
minutos, continuó llorando, impactada por la respuesta de Elias. Al aplicar
terapéuticamente una connotación positiva a esta revelación (el interés de
Elias por dar a la relación un giro de 180 grados), esta sesión tomó un sentido
importante aunque podría haber precipitado la relación hacia otros vértices,
como continuar con la agresión. La reflexión y el interés en el cambio serían
la madurez o los logros de esta etapa de la interacción terapéutica.
Teoría de la comunicación • 125

Con el fin de no dejar el desenlace final de la sesión con esta situación de


verdad revelada, de externalización, procedí en la segunda parte de la sesión,
a presentar la contraparte de cada uno a través de preguntarse “¿qué puedo
hacer para mejorar la relación?” Este cuestionamiento se realizó con el mis­
mo encuadre terapéutico que la pregunta anterior en cuanto al tiempo, y a que
el terapeuta y el otro cónyuge m antuvieran el silencio si el otro no hablaba
cuando era su turno para contestar. Este silencio sería muy pesado, como una
losa de mármol sobre su cabeza.
Esta vez le tocó a Elias preguntarse prim ero, a lo que respondió que
hablar con la verdad y tratar de involucrarse más con Carmen y luego de un
silencio de 4 minutos, expresó: « C r e o q u e__bueno... no es fácil contestar
a este p lan team ien to ...» . Se hizo un nuevo silencio de 2 minutos y conti-
• nuó: « a esto venimos, a que nos ayude a saber qué hacem os.. . » . Hubo un
silencio de 3 minutos y manifestó: « ¿ q u é puedo hacer para m ejorar la rela­
ción?.. . bueno... creo que... ya lo dije... no mentir como lo había hecho... o ... no
seguir marginando en la relación... involucrarme más con mi fam ilia.. . » .
Al término de 15 minutos, Carmen procedió a dar su respuesta: « c r e o
que debemos compartir más con é l... y lo que acabas de decir me hizo mucho
daño... no sé si pueda... (llanto, silencio de 7 minutos) bueno creo que no
mentir... tratar de conocerte... y como dijiste... sentías que vivíamos en una
lucha... de poder... (silencio de 5 minutos, llanto) creo que volver a conocer­
te, eso estaría dispuesta a h a c e r » .
El encuadre final de la sesión se hizo señalando que el material vertido en
ella no debería servir para restablecer rencores o rencillas anteriores, sino que
era parte del interés por el cambio y el crecimiento de la pareja; también se
señaló que el material recibido no serviría para enojarse ni para llevarse a casa,
sino que esto quedaba en el consultorio y de allí no saldría.
En la sexta sesión, se trabajó la comunicación, cómo escucharse uno al
otro, cómo aceptar indicaciones u órdenes sin conflicto ni reto o m enospre­
cio. Elias y Carmen debían aprender a dividir áreas de responsabilidad y obli­
gaciones, también a realizar actividades en común, y tomar esto como una
actitud de madurez y no de reto o poder. Esa actitud de coraje que hasta ahora
persistía en cada uno de ellos, en el sentido que ambos querían comerse el
heno en forma independiente, debía descartarse de la pareja, así como esa
actitud de q u id p r o q u o , viciada hasta ahora de « ¡ h a g o esto porque yo quie­
ro; no porque tú lo q u ie re s!» , o « ¡ e s t á bien, pero la próxima te toca a ti! » , o
«¡esto te corresponde a ti porque... y no puedo, es tarea de un h o m b re !» , etc.
Después de discutir o intercam biar experiencias y estereotipos sobre este
tópico, procedí a dar la siguiente prescripción: “vamos a tomar dos fines de
semana para ustedes dos únicamente, vamos a ver qué hacer con Lucía, dón­
de y con quién pueden dejarla. Deben estar ustedes dos solos. Deberán anotar
sus nombres en un papel y sacarlos al azar. A quien le toque primero, le co­
rresponderá plantear y organizar las actividades del fin de semana, así como
darlas órdenes. Al otro le corresponderá estar disponible incondicionalmente
126 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 7)

y aceptar lo que el otro le pida u ordene. Vam os a ver a quién le toca el primer
fin de sem ana. Esto involucra que quien tenga el m ando o control del fin de
sem ana, aprenda a planear u organizar actividades para los dos, así como a
sentirse com placido y atendido o apoyado por su contraparte. Tam bién sa­
bem os que si se establece una cúpula jerárq u ica e inquisidora, la dem ocra­
cia fracasará, y esta actitud de com unicación o de q u id p r o q u o , se convertirá
en una anarquía y no en una cooperación o ayuda para crecer. E sta prescrip­
ción podrá perm itir abrir nuevos horizontes dentro de la relación. Quien co­
m anda podrá planear o realizar actividades con creatividad o con actitudes que
enfaticen sus gustos, predilecciones e intereses, los que m uchas veces son
vagos o nulos para la contraparte. A dem ás podrá perm itir la competencia
positiva hacia el desafío de quién proporciona el fin de sem ana m ás intere­
sante u original. Es un reto a ser m ás genial y exitoso en las partes que cada
uno desconocía del otro” .
El poder jerárquico, im positivo, destructor y anárquico del q u id p r o quo ,
es una m edida radical, de “ahora por mí, m añana por ti” ; es decir, se puede
vislum brar que m uchas veces es m ejor dejarse llevar por el otro, siendo esto
m uchas veces más relajante, m enos conflictivo y confrontador; ya no tiene la
contraparte que planear, organizar o buscar las m ejores posibilidades. Todo
esto para conceptuar que el poder y el m ando, m uchas veces se convierten en
responsabilidad, tensión y culpa, así com o en desafío.
De acuerdo al azar, le tocó a Carm en plantear el fin de semana. Durante
la séptim a y últim a sesión, se señalaron las experiencias de Elias y Carmen,
en relación a la prescripción anterior. Después que am bos evaluaron con agra­
do las experiencias del fin de sem ana, prescribí la contraparte para el siguien­
te fin de sem ana así com o una nueva cita terapéutica para después de dos
m eses, com o seguim iento de esta fam ilia.

TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN DEL DOBLE VÍNCULO

É sta es una de las aportaciones m ás im portantes del M RI y es el concepto más


trascendente sobre la com unicación de los pacientes esquizofrénicos y sus
fam ilias, pues incorpora el aspecto em ocional de la com unicación, como pro­
ducto de una am plia variedad de conductas y com unicación humanas.
E sta teoría afirm a que toda com unicación im plica la utilización de clases
y categorías. Su interés se centra en la aparición de síntom as de clasificación
en la com unicación, que engendran una paradoja. Se da gran énfasis a la ma­
nera en que se transm iten dos o m ás m ensajes o m etam ensajes y su relación
recíproca, así com o la clasificación de éstos para la producción de paradojas
tipo russelliano.
La teoría del doble vínculo se concretó gracias a las aportaciones y de­
ducciones de G regory Bateson, form uladas a partir de las características déla
Teoría de la comunicación • 127

comunicación del paciente esquizofrénico quien presenta en su discurso una


confusión de mensaje y metamensaje.
Nunca existe un mensaje aislado, sino que siempre se encuentra asociado
a dos o más mensajes relacionados entre sí, en diferentes planos y, por lo ge­
neral, transmitidos por diferentes canales; cinestésicos, visuales, gestuales y,
por supuesto, verbales. Estos mensajes pueden ser ampliamente incoherentes
entre sí, crear grandes pugnas y desconcierto, es decir, dar un m ensaje
ambivalente.
La primera aproximación de este modelo fue realizada en 1956, cuando
aparecieron los prim eros trabajos hechos por Jackson, Haley, W eakland y
Bateson; Schizo p h ren ic d o u b le b in d T h eo ry (1956), seguidos de una serie de
publicaciones como: La com unicación del esquizofrénico y la naturaleza
de la esquizofrenia, donde se analiza la deformación de la comunicación; El
contexto de la fam ilia como un factor etiológico y como tema de estudio en sí
mismos, aquí se estudia la esquizofrenia y su etiología a partir de la com uni­
cación de la madre; Terapia, es un trabajo sobre el psicoanálisis en función de
la comunicación; La hipótesis en función de la comunicación, que expone la
interacción entre la hipnosis y el sujeto; y Estudio más amplio de la com uni­
cación y la organización, investigación de la comunicación en pacientes hos­
pitalizados.
El proyecto de Bateson y de estas investigaciones terminó el año de 1962,
después de 10 años de trabajo, por cesar su financiamiento. El grupo conclu­
yó lo siguiente con respecto al doble vínculo:

1. Es una clase de secuencia que aparece cuando se dan pautas contradic­


torias en la comunicación.
2. Es una condición necesaria para la esquizofrenia pero no suficiente
para explicar la etiología y, a la inversa, es un producto inevitable de
la comunicación esquizofrénica.
3. El estudio y el tratamiento de los individuos y la familia deberán enfa­
tizar la comunicación observable, la conducta y los contextos que los
relacionan, en lugar de sólo observar los estados afectivos y perceptivos
de los individuos.
4. La dinámica en que se presenta el doble vínculo no es la de un vic­
timario y el de una víctim a, sino que se trata de personas atrapadas
en un sistema en marcha que produce pugna en cuanto a las relaciones
y una consiguiente angustia subjetiva (Bateson, 1978).
Esta teoría se basa en los conceptos de la comunicación de los “tipos lógicos”
deRussell, cuya tesis central dice que existe una discontinuidad entre una clase
y sus miembros; la clase no puede ser miembro de sí mismo, ni uno de sus
miembros puede ser la clase, ante lo cual se debe esperar que se produzca una
patología en el organismo humano. Cuando se presentan ciertas pautas for­
males de fractura en la comunicación entre la madre y el hijo, se producirán
síntomas cuyo diagnóstico patológico será de esquizofrenia.
128 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 7)

Este término ya había sido abordado por Gralnick en 1942 con la expre­
sión F o lie á D e u x (locura de dos), la que involucra a dos personas que com­
parten las mismas alucinaciones paranoides de la esquizofrenia. Uno de ellos
es generalm ente el paranoico dominante que engaña. El otro suele ser un pa­
ranoico sugestible, dependiente, que acepta los engaños del dominante en
forma total. Gralnick, encontró que estas dos personas habitualmente viven
relaciones muy cercanas por mucho tiempo.
La relación dominante-dominado se presenta siempre en la F o lie á D eux ,
la persona dominante hará que el engañado se convierta en más dependiente,
ya que el dominado buscará en el dominante la relación objetal perdida, por
medio de la identificación. Esta identificación podrá ser con el dominante o
con el engañado. Las dos personas involucradas en la F o lie á D e u x vivirán
una relación muy cerrada, como si hubiera lazos perversos de unión entre
ambos.
Los ingredientes que determinan la posibilidad de que se presente el do­
ble vínculo, según el MRI, son los siguientes:
1. Dos o más personas, como la víctima, y otra como victimario. No se
supone que la causante sólo sea la madre, también pueden ser el padre
o los hermanos.
2. Experiencias repetitivas. Se supone que el doble vínculo es un elemento
recurrente en la experiencia de la víctima, hasta llegar a ser una ex­
pectativa habitual.
3. Un mandato negativo en primer plano que puede tener dos formas: “No
hagas tal o cual cosa, o te castigaré” y “Si haces tal o cual cosa, te
castigaré”. En estas dos órdenes o mensajes, encontramos el contexto
del aprendizaje en la evitación del castigo y no en una búsqueda de
recom pensa. El castigo puede ser el retiro del am or o la expresión
de odio o cólera y el desamparo.
4. Un mandato secundario que choca con el primero. Este es el mensaje
que se da en form a contradictoria o desconcertante.
5. Un mandato terciario, negativo, que prohíbe a la víctima escapar del
vínculo. L a fuga, por supuesto, resulta imposible ya que se mantienen
atrapados por promesas de cariño.
Los conceptos de doble vínculo son impuestos durante la infancia. Cuando el
paciente ha aprendido a percibir su universo en pautas de doble vínculo, cual­
quier secuencia puede ser suficiente para precipitar el pánico o la cólera. El
esquema del doble vínculo puede ser reemplazado por voces alucinantes.

CASO CLÍNICO
Acudieron al consultorio una madre soltera con una hija de 17 años. El reclamo de la
madre era no poder controlar las salidas nocturnas y constantes de la hija; el reclamo
de la hija era que su madre era muy controladora.
Teoría de la com unicación • 129

La m adre había asistido durante más de diez años a tratam iento individual; en
dicho periodo, su psicoanalista le había hecho algunas observaciones. El terapeuta,
diciéndole “sé tu misma”, le pedía que se hiciera responsable de sus propias dificul­
tades y que asumiera su espontaneidad. Al momento en que se sentía más aliviada y
deseaba terminar su tratamiento, se le indicaba que no había resuelto su verdadero
problema; cuando decía que no mejoraba, se le decía que eso se debía a su resis­
tencia. Cuando ella se comportaba al nivel de su hija, queriendo vestirse, comunicarse
y divertirse como ella, se le decía que estaba manejando residuos infantiles de su
personalidad.

Encontramos relaciones paradójicas en la interacción m édico-paciente, si el


tratam iento era eficaz, se d eb ía a la ev id en te superioridad del m édico; por
el contrario, si el tratam iento fracasaba, la posición se invertía y la causa co­
rrespondía al paciente, por su resistencia, inm adurez y poca voluntad.
La situ ació n te ra p e u ta -p a c ie n te se c o n v irtió en una re la c ió n de doble
vínculo, donde la paradoja es el tenor principal. El paciente m ejora si lo hace
bien el terapeuta, y si fracasa no es por causa del terapeuta, es por él m ism o.
En el tratam iento sistém ico de esta m adre y su hija, con el enfoque del
doble vínculo com o técnica terapéutica, se pueden visualizar varios aspectos
paradójicos en la secuencia de hechos, la hija puede asegurar que su m adre es
muy controladora y que ella se siente m ás libre al salir po r las noches. La
madre resp o n d e “ ... sería m enos co n tro la d o ra si e lla no sa lie ra to d as las
noches, ya que m e veo o b lig ad a a cu id ar de e lla ” , y añade que si no fuera
por ella, su h ija estaría perdida, ya que en esos lugares hay m uchos peligros.
La hija responde que si su m adre fuera m enos insegura, ella saldría m enos y
sin culpa, siendo estos tem ores de la m adre el factor que im pide el crecim ien­
to y la confianza de su hija. E sta interacción se podría convertir en un nudo
ciego para un terapeuta no experto en sistem as, com unicación y doble víncu­
lo, pues detrás de la fachada de descontento, frustración, enojo, dependencia,
control, seudoenojo, seudoprotección, se encuentra un q u id p r o q u o p erfecta­
mente establecido, donde la m adre es razonable, sensata, protectora y la hija
la incontrolable, irresponsable, infantil e indefensa.
Una de las prim eras m anifestaciones de la m adre, en el tratam iento, fue
la de sus rasgos paranoides, incluso llegó a seguir de lejos a su hija en varias
ocasiones, sin ser vista por ella. No hice una intervención psicodinám ica para
esta conducta paranoide, sino que al contrario, com o dice Jackson, es necesa­
rio enseñar al paciente a m anejar su paranoia. Le prescribí el síntom a (pres­
cripción paradójica), es decir, que reforzara los síntom as; todas las noches la
madre tenía que salir después de su hija, vestida de m anera tal que estando en
el mismo lugar no fuera reconocida p o r ella. Se asum ió el planteam iento pa­
radójico o de doble vínculo de una “m adre adecuadam ente preocupada” ; esta
posición colocó a la m adre en una dualidad de posibilidades, podía aceptar el
planteamiento de la vigilancia y el hostigam iento, o dejar a un lado la idea
paranoide. D espués de elegir la prim era opción y a m edida que la p ersecu­
ción, el disfraz y las desveladas se hacían m ás pesadas y rutinarias, la m adre
fue sintiéndose cada vez m enos segura de sus sospechas, a la vez que se fue
130 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 7)

alejando este cuadro paranoide, reduciendo su angustia y sobreprotección. Sin


em bargo, no quise dejar las cosas así, le insistí en que debería seguir a su hija
por las noches, al m enos los fines de semana, pero al confirm ar que sus cua­
dros paranoicos no estaban relacionados a algo real, optó por descartar esta
posición. De no haber hecho esta prescripción, se hubieran confirm ado los
cuadros paranoicos, persistiendo o reforzándose.
O tro de los dobles vínculos que prescribí a esta m adre e hija, fue pedirles
que salieran juntas por la noche, que la m adre se divirtiera más que la hija,
bailando, disfrutando y saliendo más tarde del salón de baile. La prescripción
de este desbalance de patrones de conducta o q u id p r o q u o , ya establecido por
m adre e hija, sería la pauta para realizar el cam bio. E sto se convertiría, pa­
ra la m adre, en una tarea que no podría realizar, el cuadro paranoide se des­
vanecería con la propia prescripción del síntom a. Al convertirse ambas en
perseguidas y descartando el papel de perseguidor de la madre, debería des­
aparecer el personaje paranoide; finalmente la hija podría ser quien persiguiese
a la m adre, convirtiéndose por desplazam iento en la responsable y preocu­
pada y, en consecuencia, confirm aría la prescripción paradójica madre/hija.
Finalm ente, el propósito terapéutico fue desvanecer la pauta paranoide de la
m adre y rom per el q u id p r o q u o que ella y la hija habían establecido.
En este caso clínico se puede observar la posición paradójica de pres­
cribir el síntom a, donde este últim o ha de ser el instrum ento que rom pa la
patología.

TERAPIA BREVE DEL MRI

En 1967, después de diez años de haberse establecido el M RI, algunos funda­


dores, desilu sio n ad o s de la terap ia fam iliar, se interesaron en la terapia
hipnótica breve de M ilton Erickson. Esto llevó a Don D. Jackson a constituir
el “P royecto de Terapias B reves” , bajo la dirección de Richard Fisch; sus
asociados fundadores fueron A rthur Bodin, Jay Haley, Paul W atzlawick y John
W eakland.
El p ro y ecto se encuentra ahora en su tercer decenio de trabajo cons­
tante. El M RI ha im partido cursos en varias partes del m undo, en Estados
U nidos, Europa y Sudam érica. El prim er libro que este proyecto editó fue
C h a n g e , P r in c ip ie s o f P r o b le m F o rm a tio n a n d P r o b le m R e s o lu tio n , (Watz­
law ick, W eakland y Fisch, 1974), que ha sido traducido a nueve idiomas.
A e s ta p rim e ra p u b lic a c ió n le c o n tin u ó H o w T o, (F isc h , W eak lan d y
Segal, 1982), libro que contiene “Tactics of Change: D oing Therapy Briefly”,
que tam bién ha sido traducido a varios idiom as. Los asociados del M RI han
editado hasta la fecha diez publicaciones más.
Teoría de la com unicación • 131

El proyecto de terapia breve, de diez sesiones, se inicia con tres objetivos:

1. Solucionar de m anera rápida y eficiente los problem as que presenten


las fam ilias.
2. Transform ar la terapia de un arte a un oficio que pueda ser com pren­
dido y aplicado por otros.
3. Estudiar los cam bios de los sistem as fam iliares.
La terapia breve puede aplicarse a individuos, parejas y a fam ilias, y está
basada en considerar las quejas de los clientes com o el problem a a tratar.
Trasciende al m odelo anterior según el cual los problem as se basan en la d i­
námica y la com unicación. Ahora, la terapia breve del M RI asum e que lo que
se trata en terapia es el com portam iento, específicam ente la problem ática
de los pacientes, la dinám ica de interacción con los demás, com o son la fam i­
lia, los am igos, los com pañeros de trabajo, etc.
Cuando los terapeutas del M RI reciben a un individuo o fam ilia en te ­
rapia, analizan los patro n es de con d u ctas d estru ctiv as y se form ulan las
preguntas: “¿qué es lo que hace persistir esta conducta?, ¿qué se necesita para
cambiar esta conducta?, ¿qué es un problem a?” El m odo en que los tera­
peutas del M RI conceptualizan el “problem a” es lo que determ ina el proceso
terapéutico. Se hacen preguntas como “¿a quién se está viendo?, ¿qué pregun­
tas se están haciendo?, ¿qué técnicas se están aplicando?”
La lite ra tu ra p sico terap éu tica, de alguna m anera, u tiliz a el térm ino
“problema” en form a abierta, com o si los lectores y escritores concordaran
con el término. Pero, ¿concuerdan? C uando los clínicos preguntan “¿cuál es
el problema?” , para m uchos es difícil conceptuar esta pregunta. Cada clínico
tendrá su propia dim ensión al respecto, ¿tiene que ver con el sufrim iento?,
o ¿será algo que la g en te q u iere cam b iar? O tros o frecerán ejem plos de
categorías del M anual diagnóstico y estadístico de los trastornos m entales
(DSM-IV), com o depresión, adicción, ansiedad y otros. Actualm ente la m a­
yoría de los terapeutas concuerdan en que la clínica tiene dos definiciones
generales que capturan el significado de este término: una, que el paciente
presente sus quejas; otra, que el paciente presente quejas de alguien más quien
le cause los problem as, por lo cual, las quejas se convertirán en síntom as.
Cuando el problem a del paciente es causado por sí m ism o o por otros indivi­
duos, éste es un problem a del sistem a familiar.
El problem a es visto desde dos puntos de referencia: a) psicopatológico
o b) de una deficiencia. En pocas palabras, algo está mal o algo falta. D e­
pendiendo de la visión del terapeuta acerca del problem a, los objetivos tera­
péuticos serán para reparar lo que está dañado o proporcionar lo fallante.
Los terapeutas del M RI utilizan algunos criterios para definir un proble­
ma, cuando los pacientes se presentan a tratam iento diciendo: •

• “Me encuentro con estrés y dolor.”


• “Yo atribuyo la causa de mi problem a a otros o a m í m ism o.”
132 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (C apítulo 7)

• “He tratado de cam biar este com portam iento, p e ro ...”


• “No he tenido éxito.”

Las im plicaciones terapéuticas serán:

1. Para que pueda iniciar el tratam iento alguien más, aparte del terapeu­
ta, deberá creer que el problem a existe.
2. Que el problem a del cliente se pueda relacionar al com portam iento de
alguien m ás de su familia.
3. La queja es el problem a, no un síntoma.
4. El com portam iento problem ático inexplicablem ente está ligado a la
conducta de solución del problem a y es la clave para com prender cómo
este últim o persiste.
5. La definición trasciende más allá o fuera del léxico y contexto psiquiá­
trico, ya que se aplica a una gran variedad de problem as.
6. Por definición, el terapeuta am plía el foco con cada paciente para com­
prender cada historia y cada problem a, de tal m anera que pueda desa­
rrollar los m étodos que cam bien el com portam iento, las verdades y los
sentim ientos de las personas.
7. La definición del problem a no es norm ativa, el estrés del paciente de­
fine la existencia del problem a, así com o su com portam iento. En los
demás m odelos terapéuticos, el terapeuta define el problema del cliente
y, si éste no lo acepta, se interpreta com o resistencia. En contraste, en
el m odelo de terapia breve del M RI alguien más, aparte del paciente y
el terapeuta deberá “sentir” o “creer” en el problem a.
8. El objetivo de la terapia breve será reducir o elim inar el estrés del pa­
ciente. Dos factores pueden proporcionar esto: prim ero, se cam bia el
com portam iento; segundo, el paciente ya no sentirá estrés por su con­
ducta. E ste segundo factor tam bién se considera un éxito terapéutico.

L os te rap eu tas del M R I siem pre acep tan los o b jetiv o s terap éu tico s del
cliente, sus valores y creencias. Por ejem plo: el cliente podrá pedir al tera­
peuta que le ayude a expresar coraje en sus relaciones sociales, para reducir
su estrés. Los terapeutas del M RI invariablem ente propondrán con el cliente
los objetivos terapéuticos, siem pre y cuando éstos no contradigan los valores
antes m encionados.
En este m odelo de terapia breve los objetivos terapéuticos son estableci­
dos por el terapeuta y el paciente, no por el m odelo, el cual entra en el con­
cepto cibernético de segundo orden, ya que no contiene norm atividad respec­
to de qué es lo correcto en el com portam iento de los pacientes. El paciente
junto con el terapeuta establecen los objetivos terapéuticos de acuerdo con la
realidad y narrativa del paciente, en contraste con el m odelo inicial de la pri­
m era cibernética y su concepto de c a ja n e g ra .
Teoría de la comunicación • 133

■ TÉCNICAS DE LA TERAPIA BREVE DEL MRI

La terapia breve estará constituida por una serie de actividades orientadas a:

• Identificar cuál miembro de la familia está motivado para el tratamien­


to y acordar con éste la primera entrevista.
• Recopilar la mayor y más clara información del problema y su posible
solución.
• Establecer objetivos específicos.
• Formular un plan para realizar cambios benévolos.
• Implantar intervenciones para interrumpir los intentos de solución.
• Valorar la eficacia del tratamiento.
• Terminar el tratamiento.

El tratamiento se inicia cuando el paciente llama por teléfono al terapeuta para


hacer una cita. De la manera en que el terapeuta maneje este primer contacto,
dependerá su relación posterior, con respecto a conceptos como los mencio­
nados por Fisch, Weakland y Segal (1982), que se describen a continuación.

Posición del cliente respecto a la terapia


El término “posición” denota un estado personal de acuerdo al cual una per­
sona piensa o siente sobre algo. El terapeuta deberá visualizar:
1. Si el cliente puede ser un paciente para tratamiento y si se trata de una
persona que dice « te n g o estrés por mi comportamiento y el de los
d e m á s » o « ¿ h a sido imposible cambiar e s to ? » y « ¿ e s to y pidien­
do a y u d a ? » Los pacientes se distinguen de los w in d o w -sh o p e rs
(“compradores de aparador”) porque estos últimos aparentan querer
ayuda, pero únicamente pierden el tiempo hasta que la persona, quien
les pide se traten, pierde interés, como ocurre con los alcohólicos. Estos
casos se pueden atender pero únicamente si alguien de la familia con­
lleva el tratamiento; en caso contrario, el terapeuta y el paciente sos­
tendrán una conversación que se convertiría en una pérdida de energía
y tiempo para ambos, debido a la falta de interés del paciente en el
tratamiento.
2. La posición del cliente respecto del problema, ¿qué es lo que el pa­
ciente considera como causa de éste? Por ejemplo, una madre podrá
creer que el problema de su hijo se debe a cuestiones de deficiencia
neurológica, a problemas de conducta o fallas de los padres en la edu­
cación de su hijo.
3. ¿Cuál es la posición del cliente en cuanto al tratamiento?, ¿qué espera el
cliente que el terapeuta haga? La actitud del cliente hacia el tratamiento
y el problema deberá verse como la directriz que indica al terapeuta
cuáles serán los lincamientos más apropiados para el tratamiento.
134 * Terapia fam iliar: M od elo s y técnicas (Capítulo 7)

Maniobrabilidad del terapeuta

E ste térm ino denota la libertad del terapeuta para aplicar su m ejor juicio, para
poder ver a d iferentes m iem bros de la fam ilia, realizar preguntas y determi­
nar el ritm o de la terapia, así com o el lugar para ésta. L a m aniobrabilidad del
terapeuta se reduce cuando el paciente contesta con preguntas en form a vaga
o contradictoria; com o cuando refiere al terapeuta: « c r e o que no me com­
p r e n d e » , o cuando asegura: « e s t o no es lo que realm ente quería decir, us­
ted no puede creer todo lo que le digo respecto al s e x o » . C on esta afirma­
ción, el p aciente está indicando al terapeuta que no quiere tom ar una posición
clara o coherente. F inalm ente, la m aniobrabilidad del terapeuta dependerá de
sus aptitudes y no del cúm ulo de técnica.

Posibles soluciones que se aplican


en la intervención terapéutica

En la intervención terapéutica del M RI se han determ inado cinco lincamientos


en la solución de los problem as (Fisch, W eakland y Segal, 1982), m ism os que
a continuación se describen.

1. P edir al paciente y a los dem ás que sean totalm ente espontáneos. El


terap eu ta podrá p ed ir al p aciente que clarifique sus quejas relaciona­
das a su solución para facilitar el diagnóstico. P or ejem plo, la eyacu-
lación precoz de un cliente fue resuelta, instruyendo tanto a él como a
su esposa a tom ar el tiem po de la eyaculación con un cronóm etro; la
actividad fue asig n ad a com o un m étodo de diagnóstico indicando al
p aciente que d esarro llara su síntom a y a la esposa que tom ara el tiem­
po en el cronóm etro, esto excluye su intento de solución.
2. N o im plem entar n ingún m étodo de riesgo cuando éste sea inevitable.
La estrateg ia que se usa para esta solución es exponer a los pacientes
a eventos intrépidos, al m ism o tiem po que se les restringe para com­
p letar el éxito. E sta estrategia parecerá poco ética, pero su finalidad
será m otivar a los pacientes a buscar el éxito por sí m ism os. P or ejem­
plo, a la pareja se le asigna discutir un tem a m uy delicado que haya
provocado grandes fricciones anteriorm ente, cuando están llegando al
éxito de su com prensión, se les detiene y se les pide que concluyan,
con la finalidad de que a través de la frustración, consigan una automo-
tivación de éxito y lo logren.
3. T ratar de avanzar de acuerdo con la posición del paciente. P or lo ge­
neral los c lie n te s q u e se v en p re sio n a d o s p o r o tra p e rso n a , como
puede ser la esposa, los hijos, los padres, la am ante y otros, piden al
terap eu ta que los trate con respeto, cuidado y deferencia. Esto pro­
porcio n ará una actitud de resistencia en el paciente y el terapeuta no
podrá ir m ás allá de ésta sin provocar angustia al paciente.
Teoría de la com unicación • 135

4. Confirmar las acusaciones o sospechas que presenta el paciente, defi­


niendo claram ente la posición del acusado. Este tipo de problem a se
podrá solucionar cuando se defina con claridad una posición. En el
MRI, se presentó el caso de una pareja con 20 años de m atrim onio;
tras ese tiempo, la esposa se quejaba de que su esposo no era sim páti­
co ni agradable. Este asistió a terapia con ella y en la sesión el esposo
indicó al terapeuta que él, con su profesión de sastre, había proporcio­
nado la carrera de abogado de su esposa, se le explicó a la señora que
el esposo era quien tenía el problem a y se le pidió a ella que no asis­
tiera a la siguiente sesión. En la tercera sesión, el esposo se presentó
solo, refiriendo que estaba dispuesto a realizar lo que fuera para que
terminara esa situación; para ello se tom aron las siguientes directri­
ces: esa noche le dijo a su esposa lo que había com prendido en la tera­
pia a) que ella tenía razón, ya que él no era sim pático, y b) que era
muy viejo para cam biar. Tom ando esta posición definida, algunas ve­
ces los ciclos que se form an entre el acusado y el ofendido, se podrán
romper con la intervención llam ada “atrapado” .

■ ¿POR QUÉ ES DIFÍCIL LA PRÁCTICA DE LA TERAPIA BREVE


DEL MRI?

La terapia breve se aparta de los m odelos tradicionales de tratam iento. El


modelo del M RI no etiqueta a los pacientes o fam ilias com o “enferm os” o
“sanos”, o como fam ilias “disfuncionales” o “funcionales” ; tam poco da a sus
clientes diagnósticos de acuerdo a m anuales m édicos de patología. El m odelo
rechaza el concepto de que el paciente tiene una enferm edad m ental cuyas
consecuencias son disfuncionales.
Los terapeutas que quieran practicar la terapia breve deberán suspender
su conceptuación tradicional para tratar casos clínicos. U na m ayoría de clíni­
cos, encuentran esto difícil, ya que son puristas y no eclécticos. D urante su
preparación profesional, aplican dos o tres m odelos de tratam iento; así, cuan­
do conocen el m odelo de terapia breve, por varias razones no hacen el intento
de integrarlo a su preparación anterior, com o sus conceptos de norm alidad y
psicopatología.
Muchos clínicos eclécticos tratan de aplicar la terapia breve, pero ésta
contradice su conceptuación anterior; desafortunadam ente, no se logran inte­
grar y esto provoca frustración. M uchos afirm an que no pueden olvidar lo
aprendido ni negar lo que están viendo, com o es “la realidad del paciente o de
la familia” . Las raíces de este problem a son epistem ológicas.
La terapia breve no puede integrarse a la terapia tradicional, porque ésta
prefiere un m odelo “lineal”, “new toniano” o “tradicional” . Los análisis ante­
riores a la terapia fam iliar, establecieron un diálogo entre dos epistem ologías:
136 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 7)

la lineal progresiva y la recurrente (llam ada también, sistémica, ecológica,


ecosistem a circular o cibernética). Ejemplo de epistem ología lineal progre­
siva tradicional es la “nostalgia psiquiátrica”, m odelo m édico clásico de la
patología; o los métodos bioquím icos, quirúrgicos y eléctricos de la terapia,
de cierta práctica clínica. Los terapeutas entienden que su labor consiste en
tratar de conseguir, disecar o exorcizar los elementos “m alos”, “enferm os” o
“locos” de sus clientes. Por el contrario, una epistem ología recurrente pone el
acento en lo ecológico, la relación y los sistemas totales; y en ella los tera­
peutas com prenden que su relación con los clientes form a parte del proceso
de cambio, aprendizaje y evolución.
“El lenguaje es un cuchillo epistemológico con el que cortam os al mundo
en fragm entos y les ponem os nom bres” (Fisch, W eakland y Segal, 1982).
Nombre de nombres y nombres de nombres y nombres. En la epistemología
lineal se diferencia la cultura del am biente y la del hombre, postulando que
ambos son entidades separadas. Esta conceptuación, en la clínica, toma múl­
tiples form as, como terapeuta y cliente, observador y observado, enfermo y
sano, locura y sensatez, etc. Cada una de estas distinciones presum en un “sí
m ism o” y al am biente como “otro”, es decir, una identidad aislada con la que
el “sí m ism o” interactúa. El hom bre actúa sobre el ambiente y el ambiente
interactúa sobre el hombre. Este planteamiento nos perm ite comprender de
dos modos diferentes, la relación del hombre con el “otro” . El prim ero es el
“modelo boxeador” , en donde dos actores luchan de m anera sim étrica para
alcanzar la victoria, en otras palabras, ambos se em peñan en maximizar o
m inim izar ciertas variables. En el segundo, “modelo de relación entre cole­
gas”, el hom bre y el am biente se consideran com plem entarios; el hombre tra­
ta de intercooperar con el ambiente, en lugar de luchar contra él.
El modelo del boxeador es ejem plificado por las teorías terapéuticas que
describen dichas relaciones como estrategias de dominio, tácticas de poder,
m anipulación y control. El m odelo de las relaciones entre colegas, por el
contrario, tiende a ver las relaciones de terapeuta y cliente como orientadas
hacia el crecim iento mutuo, como una evolución cooperativa (Duhl, 1981).
Por otra parte, el constructivism o, al igual que la epistem ología, se pre­
gunta: “¿qué podemos conocer?”, en lugar de asegurar que existe la realidad
y cómo podemos conocerla, “¿qué observamos (incluyéndose en los obser­
vadores) y qué conocim iento obtenemos de esto?” , lo cual representa un cam­
bio significativo entre la cibernética de Prim er Orden, que considera a los
org an ism o s o sistem as com o “organism os o b serv ad o res” , y aquella que
los considera como “organismos observantes” . M aturana indica que obser­
vantes son los seres humanos y los sistemas vivientes. Todo lo que se pueda
observar, se lo dirá un observador a otro observador, respecto de lo observa­
do. Los observantes se com unican consigo mismos y con los demás obser­
vadores acerca de sus experiencias (Hoffman, 1976). Cuando se dice que algo
tiene una existencia objetiva, se afirm a que esto existe en form a independien­
te. Pero, ¿cómo podemos decir que existe si no lo observam os? Los cientí­
Teoría de la com unicación • 137

ficos no son objetivistas, son consensúales. Realizan sus experim entos y una
vez verificados, los dan a conocer a la sociedad.
Como consecuencia de la variante de la terap ia breve con los dem ás
modelos tradicionales del tratam iento psiquiátrico, se posibilita que las per­
sonas suspendan o rompan su unión, a través de aum entar la intensidad de sus
problemas. Pero como vemos, la resistencia de cada persona tiene mucho que
ver con el posible cambio. El conocim iento representa un cúm ulo de verda­
des de la realidad. Por tanto, pedir a una persona que cam bie o suspenda su
forma de pensar, es como pedirle que renuncie a su verdad y en consecuencia
a su realidad. Para la solución de estas prem isas el constructivism o tiene la
solución, pues ofrece una alternativa a esta prerrogativa, donde el conocim ien­
to está acorde con la realidad y esta correspondencia sea la de dos gotas de
agua; el constructivism o afirm a que el conocim iento debe ser com patible con
la realidad (Von G laserfeld, 1984).
Cuando una llave abre una chapa, el concordar describe la capacidad de
la llave, no la chapa; gracias al vandalism o se sabe que hay diferentes llaves
para cada chapa. Esta m etáfora es cruda, pero nos sirve para brindar un ejem ­
plo. Desde un punto radical del constructivism o, todo organism o viviente se
enfrenta al ambiente como el ladrón ve la chapa que está abierta con el fin de
obtener el botín. El constructivism o indica que toda afirm ación de la realidad
es fundamentalmente una afirm ación del observador; estudia la relación en­
tre conocimiento y realidad; y postula que los organism os en evolución son
capaces de reconocer, describir o copiar la realidad y construir m odelos que
se ajusten a eliós, los cuales se desarrollan con la interacción del ambiente.

La manera en que el mundo es comprendido socialmente, es el resultado histórico de


las interacciones personales. Desde este punto de vista, el proceso de comprensión
es el resultado de la interrelación activa de las personas, en sus relaciones
interpersonaies con el ambiente (Gergen, 1985).

■ CASO CLÍNICO

Se presentó a terapia una familia constituida por el padre, Pedro, de 32 años, desem­
pleado (ayudaba a un amigo a vender artículos de cocina), quien casi no ponía límites
a su hijo y tenía problemas con su esposa por cuestiones de dinero; la madre, María,
de 28 años, ama de casa, de padres finados, no había definido el tipo de límites
que deseaba ponerle a su hijo ya que en ocasiones éstos eran rígidos, en otras, flexi­
bles y, en otras, no existían. El hijo de esta pareja, Juan, tenía 3 años de edad y pre­
sentaba pérdida auditiva profunda en ambos oídos; era muy manipulador y tenía un
vínculo muy estrecho con María. Los hermanos de ésta y de Pedro vivían fuera de
México.
María llamó y solicitó la entrevista porque últimamente había tenido muchos pro­
blemas con su esposo ya que él era desempleado y tenían muchas deudas. Esto esta­
ba afectando también la educación de su hijo, quien por tener problemas auditivos
serios, tomaba terapia de audición dos veces por semana y asistía a una terapia grupal
todas las mañanas. María pidió a su esposo que empezara a trabajar para que pudiera
138 # Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 7)

ayudarle a traer más dinero a la casa y no estar tan endeudados y poder seguir dando
la atención necesaria al problema de Juan. Ella comprendía la situación; sin embargo,
no quería trabajar por no tener con quién dejar al niño, además de carecer de prepara­
ción profesional; no quería dejar al niño con la suegra pues había ciertos conflictos con
ésta (de los cuales no podía hablar por teléfono).
Durante las primeras sesiones de terapia, fue posible obtener datos importantes.
La madre de Pedro recom endó a un amigo suyo como uno de los mejores
otorrinolaringólogos, para que tratara las frecuentes gripas que presentaba Juan. Este
médico le administró ototóxicos muy fuertes (medicamentos que producen sordera al
ser tomados por periodos muy largos), a pesar de saber que Juan era sensible a éstos,
lo que ocasionó que Juan quedara sordo. Por ser amigo muy íntimo de la familia de
Pedro, no fue posible demandarlo. Por su parte, la madre de Pedro negaba la sordera
de Juan.
Pedro llevaba más de tres meses con una promesa de empleo, la cual no se había
consolidado porque no habían podido arreglar que el seguro cubriera el problema de
su hijo.
María decía que los límites que le ponía a Juan dependían mucho del humor en
que se encontrara; por lo que en ocasiones lo regañaba por cosas que no lo ameritaban
y otras veces no lo regañaba por cosas que sí debería. María no quería trabajar para
poder estar el mayor tiempo posible con su hijo ya que ella se sentía culpable por no
haber investigado antes las medicinas, (ella trabajaba como secretaria en un laborato­
rio antes de dar a luz y pensó que debió estar enterada de que posiblemente los medi­
camentos serían peligrosos). Por tanto, la sordera de su hijo era también su culpa, pero
mayormente de la suegra quien no admitía su culpabilidad. María sólo llevaba una re­
lación de cortesía con su suegra ya que no quería causar problemas a su esposo.
Pedro también se sentía culpable por la pérdida de audición de su hijo, ya que fue
su madre quien les recomendó al doctor y no podía reclamarle por ser su madre, ade­
más de no querer tener problemas con ella. No le gustaba ver enojado o llorando a su
hijo por lo que casi no lo regañaba.
Juan pasaba la mayor parte del día con la madre por lo que era muy dependiente
de ella. Hasta hacía poco (tres meses aproximadamente) Juan había dejado los paña­
les y aún no sabía vestirse solo. Había tenido algunos problemas con sus compañeros
por ser un poco agresivo y por no querer compartir con ellos sus cosas.

El terapeuta agregó a M aría y a la m am á de Pedro como pacientes identifica­


dos. Para resolver el problem a o por lo m enos “sem brar la sem illa” para el
cam bio, se em pleó la terapia breve, el M odelo de M ilán y el post-M ilán utili­
zando las siguientes técnicas:

E logios: Para que tuvieran la voluntad de hacer el cambio y elevar un poco


su autoestim a.
In d icios: Sugerirles algunas soluciones y no im ponérselas, con la flexi­
bilidad de que pudieran opinar al respecto.
H ip otetización : U tilizarla pero con la flexibilidad de cam biarla en cada
sesión.
P regu n tas circu lares: Para observar el problem a desde diferentes pun­
tos de vista, tener más inform ación y un cam po más am plio para tra­
bajar.
N eu tralid ad : No es posible form ular preguntas circulares sin tener una
neutralidad.
Teoría de la com unicación • 139

Escribir un d iario o listas de sen tim ien to s: P a ra te n e r c ie rta s s itu a c io ­


nes p re se n te s e n la te ra p ia.

Además, se b rin d ó te ra p ia in d iv id u a l a c a d a u n o p a ra a u m e n ta r el au to e stim a ,


a la m adre de P e d ro p a ra q u e a c e p ta ra el p ro b le m a d e su n ie to y M a ría p u d ie ­
ra confiar en e lla p a ra d e ja rle e n c a rg a d o a Ju an .
A c o n tin u ació n se tra n s c rib e n a lg u n a s se sio n e s co m o u n e je m p lo d e la
dinámica de te ra p ia , in ic ia n d o c o n la p rim e ra sesió n .

Daniel: Buenas tardes, m i nom bre es D aniel y m e g ustaría, ju n to con ustedes, h a ­


cer que este pro b lem a que los trae a m í se solucione o que ya no sea un fa c to r
que im p id a q u e su re la c ió n sig a ad e la n te . M e g u s ta ría q u e p o r un m o m en ­
to olvidáram os la razó n por la que están aq u í y m e contaran un po co a qué se
dedican, qué es lo que les gusta h acer y en sí lo que quieran contarm e sobre
ustedes m ism os. M aría, ¿te g u staría em pezar? Preludio.
María: Bueno, yo lo que hago es cu id ar de Juan. M e g u sta m ucho ir al parque con
él y verlo ju g ar, m e gustan m ucho las telenovelas.
Daniel: ¿Pedro?
Pedro: Bueno, yo tengo 32 años, ah o rita estoy trabajando con un am igo m ío y le
estoy ayudando a v ender algunas cosas y estoy a punto de en trar a trab ajar en
una com pañía com o ad m in istrad o r. M e g u sta m ucho ver el fútbol los dom in ­
go, ju g ar con m i hijo.
Daniel: Por lo visto los dos llevan una v id a activa, lo cual p ienso que es m uy b u e­
no. T am bién se nota que son buenos padres ya que quieren m ucho a Juan y se
lo m anifiestan. A dem ás se n o ta que tienen ganas de superarse com o pareja.
Elogio. A hora que nos conocem os un poco m ás, m e gustaría que m e contaran
cuál es el problem a que los trae aquí; pero m e in teresaría que se trataran de
enfocar sólo hacia el p roblem a actual y no a problem as pasados. P edro, ¿cuál
es, según tu punto de vista, el problem a?
Pedro: B ueno, en sí el p roblem a es que M aría y yo h asta hace poco éram o s m uy
unidos com o p areja y a p artir de que Juan perdió la audición n u estra relación
se em pezó a ir p ara abajo, lentam ente, sin darnos cuenta. H oy en día nos p e ­
leamos po r cu alq u ier m otivo y la verdad es que M aría trata m uy m al a Juan
ya que lo reg añ a m ucho sin en ten d er que su hijo no oye y por eso es que se
com porta así y no p o r o tra razón.
María: Claro, tú “C h u ch o ” llegas a la casa y sólo lo consientes, ¿verdad?, qué fá­
cil, qué, ¿acaso quieres que sea un m alcriado com o este F rancisco?
Daniel: Perdón que in terru m p a M aría, m e in teresa m ucho tu punto de vista, pero
para tener m ás claro cuál es la o pinión de cada uno de ustedes sobre el p ro ­
blem a, m e gustaría que no com entaran, por ahora, acerca de lo que está d i­
ciendo el otro.
María: Perdón.
140 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 7)

Pedro: Bueno, además todo el tiempo me rezonga sobre el hecho de que no pre­
siono en el trabajo que me van a dar, para que me den el seguro y ya me acep­
ten en él.
Daniel: ¿Y cuál crees que es la principal razón de que su matrimonio se vea afec­
tado de tal manera? Hacer que se centre en un solo problema.
Pedro: Bueno, es difícil dar una sola razón... (se queda pensando) pero yo creo
que principalmente es nuestro desacuerdo sobre lo de mi trabajo y de cómo
educar a Juan.
Daniel: Muy bien. Y para ti María, ¿cuál es, según tu punto de vista, el problema?
Preguntas circulares.
María: Bueno, como ya dijo mi esposo, éramos muy unidos y ahora ya no lo so­
mos. Para él es muy fácil venir y decirme cómo educar a Juan, cuando lo único
que él hace es llegar a la casa cuando ya está dormido y jugar con él los fines
de semana. Además, él es el último que debería decirme cómo educarlo por­
que gracias a un amigo de su mamá y a su mamá es que Juan está sordo.
Pedro: ¿Y qué me dices tú que no checaste en el laboratorio si la medicina podía
hacerle un efecto secundario a Juan? Tú eras la que trabajaba en el laborato­
rio y tú deberías de haber sabido esto.
Daniel: Juan, me gustaría escuchar ahora la versión completa de María, por fa­
vor. Neutralidad.
Pedro: Sí, perdón.
María: (Comienza a llorar.) Bueno, le decía sobre lo de educar a Juan, yo creo
que Pedro no le pone ningún límite y, así, Juan va a ser un malcriado. Ade­
más, no es cierto que yo sea exigente con Juan, es más, un día una vecina me
dijo que en muchas ocasiones soy muy blanda con mi hijo... Además, Pedro
quiere que yo trabaje y no se pone a pensar que alguien tiene que cuidar de su
hijo.
Daniel: ¿Y cuál crees tú que es la razón principal del problem a? D efinir el
problema.
María: Lo que dijo Pedro, que no estamos de acuerdo con respecto a su trabajo y
en cómo educar a Juan.
Daniel: Según lo que entendí, el principal problema e s ... Ahora me gustaría saber
qué es lo que han hecho antes para resolver estos problemas.
María: Bueno, antes Pedro me decía cómo educar a Juan.
Pedro: Además antes discutíamos el problema y ahora, como es algo que sucede
todos los días, ya ni lo discutimos y siempre nos vamos a dormir enojados.
Daniel: Pauta. Quiero decirles que pienso que es un gran avance el hecho de que
hayan reconocido que existe un problema que está afectando su vida conyu­
gal y los felicito por ello. Pequeña pausa. Tanto tú, Pedro, como tú, María,
son personas responsables que les importa darle a su hijo lo mejor que pue­
dan, lo cual muestra su grandeza como personas. Pausa grande en espera de
ver las reacciones de ambos ante el elogio. Lo que me gustaría que hicieran
de aquí a un mes, que es la siguiente sesión, ya que al parecer esto les ayudó
en el pasado, es que hablen, cuando se despierten y antes de irse a dormir.
Teoría de la comunicación • 141

Pueden com entar lo que quieran, lo im portante es que expresen sus proble­
mas, que no discutan. Aunque sientan ustedes que no tienen por qué hablar,
hablen de “el gato de la vecina” . Tam bién quiero que escriban dos listas, una
de los sentim ientos que tuvieron antes, durante y después de la discusión y
otra de cuáles creen que serían los lím ites que deberían de ponerle a Juan, sin
criticar lo que hace el otro. Si tienen cualquier pregunta, no duden en llam ar­
me, ¿está bien?

La pareja elaboró las listas solicitad as y d u ran te la seg u n d a y te rc era sesión


hablaron en terap ia so b re lo s lím ites que d eb erían p o n erle a Juan, llegando a
un acuerdo sobre el tem a. C on la p rescrip ció n del p ro b lem a, se d iero n cu en ta
que discutir les h acía b ie n p ero que no ten ían q ue rep etirlo varias veces d u ­
rante el día, com o lo h acían antes. Sin em barg o to d av ía q u ed ab a p en d ien te lo
del trabajo y el p ro b lem a de qu ién era el culp ab le de la so rd era del niño, si la
madre de Pedro, éste o M aría. L leg aro n a la co n clu sió n de q u e si los dos tra­
bajaban y consegu ían q u e uno de los trab ajo s les su b sid iara p arte de las te ra ­
pias de Juan, se reso lv ería el p ro b lem a laboral. S in em b arg o , M aría no qu ería
dejar a Juan con su suegra, au n q u e fu era p o r dos ho ras (tiem p o que tard ab a
en llegar del trabajo ), y a que estab a m uy m o lesta co n ella p o rq u e no acep tab a
el problema de su nieto, y haber recom endado al d o cto r qu ien p rescribió a Juan
las medicinas que lo enso rd eciero n . A l final de la terapia, el terap eu ta les dijo:

Daniel: Quiero felicitarlos por el excelente trabajo que han hecho hasta ahora. Si
han mejorado en su relación, ha sido por el gran esfuerzo que han puesto para
este propósito. M e gustaría que para el próxim o mes hicieran una lista de
cuáles son los defectos y cualidades de cada uno; es decir, tú, M aría, vas a
hacer una lista de las cosas buenas y malas que tienes, al igual que tú, Pedro,
de las tuyas. Pausa p a ra observar la reacción de los dos. A sim ism o, pienso
que sería conveniente que com enzaran a ponerle a Juan los lím ites que sugi­
rieron en la terapia y escribieran qué fue lo que pasó al realizarlo, cómo creen
que se sintió Juan y cómo se sintieron ustedes. Por últim o, quisiera ver si tu
mamá, Pedro, está dispuesta a venir a una sesión conm igo, por favor, para
poder platicar con ella.

Además se les p id ió q u e em p ezaran a b u scar un trab ajo q u e les agradara.


D urante la cu arta sesión, luego de co m en tar las v irtu d es de cad a uno, se
dieron cuenta que m u ch o s de los d efecto s q ue ellos en co n trab an en sí m is­
mos, el otro no p en sab a que lo fueran, lo cual h izo crec er su autoestim a. T am ­
bién encontraron u n a m e jo ría en el cará cter de Juan, p o r lo s lím ites que em ­
pezaban a ponerle, p ero acep taro n que no les h ab ía sido fácil h acerlo.
De la q u in ta a la d écim a sesión, se les dio terap ia in d iv id u al a M aría y a
Pedro, para aum en tar su au to estim a; y tam b ién a la m ad re de P ed ro , p ara que
aceptara el pro b lem a de su nieto.
Al d arlo s de a lta , M a ría h a b ía e n c o n tra d o un tra b a jo co m o s e c re ta ria
de medio tiem po y P ed ro h ab ía firm ado co n trato com o ad m in istrad o r de la
142 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 7)

c o m p a ñ ía , la c u a l a c e p tó s u b s id ia r 25% de lo s g a sto s q u e g e n e ra ra la
atención al problem a de sordera de Juan, con la posibilidad de aum entar el
porcentaje hasta 50% . La m adre de Juan em pezó a aceptar el problem a de su
n ieto ; ello hizo que M aría em p ezara a ten erle co n fian za y d ejara a Juan a
su cuidado desde que él salía de la escuela hasta que ella llegaba de su traba­
jo . A unque no fue posible quitar el sentim iento de culpabilidad a M aría y a
Pedro*, al elevar su autoestim a se les proporcionaron las arm as suficientes
para enfrentar este sentim iento y aceptarlo en un futuro. ■

* N. del a u to r: Los padres de hijos discapacitados pasan por varias fases cíclicas y es
normal que éstas se presenten durante toda la vida. No existe padre que pase toda su vida
aceptando el problema de su hijo sin sentir culpabilidad u otro factor que haga que su
autoestima disminuya.
C A P ITU L O

U C Li Ü

TI EORIA SISTEM ICA DEL GRUPO DE MILAN

IE 1 desarrollo del modelo de M ilán ha sido un continuo: la aplicación de


nuevas técnicas según la retroalim entación de éstas por las familias, colegas
y estudiantes. Analizar el modelo de Milán es una tarea que llevaría un libro
completo pero, a grandes rasgos, se describirá su evolución en cinco etapas
primordiales o significativas.

NACIMIENTO DEL MODELO DE MILÁN

En el año de 1967, M ara Selvini-Palazzoli, terapeuta individual con prepa­


ración en psicoanálisis infantil y especialista en pacientes con anorexia ner­
viosa, fundó el Instituto de la Familia, en Milán, invitando para tal efecto a
otros psicoanalistas, entre los que se encontraban Luigi Boscolo, Gianfranco
Cecchin y Giuliana Prata. Durante los primeros años, se reunían una vez a la
semana sin recibir ningún salario, discutiendo los casos de las familias en te­
rapia y los trabajos de Don D. Jackson, Jay Haley, Paul W atzlawick y Gregory
Bateson, con la finalidad de establecer las raíces de un m odelo terapéuti­
co. Al principio, rechazaron muchas invitaciones de otros centros, hasta no
tener bien delineado y respaldado por casos clínicos su modelo terapéutico, y
fueron motivados a continuar con él por la visita de W atzlawick a Italia du­
rante este periodo.

143
144 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

Sus p rim eros trab ajo s fueron p ublicados en inglés, T h e T r e a tm e n t o f


C h ild re n T h r o u g h B r i e f T h e r a p y o f T h e ir P a r e n ts , ahí aportaron los princi­
pales lincam ientos de este m odelo, com o son: la im portancia de lo que refiere
el paciente, el uso del equipo terapéutico durante la terapia, las connotacio­
nes positivas y los rituales, tem as que fueron desarrollados en publicaciones
posteriores. Sólo cuatro años después apareció su libro clave P a r a d o x and
C o u n te r p a r a d o x (Selvini- Palazzoli, B oscolo, C ecchin y Prata, 1978), publi­
cado en inglés, ahí exponían sus trabajos com pletos con pacientes y familias
con problem as de anorexia y psicosis.
D e las aportaciones de la obra P r a g m a tic s o f H u m a n C o m m u n ica tio n s
de W atzlaw ick, B eavin y Jackson (1967) y de la visita al M RI, de Palo Alto,
el grupo de M ilán adoptó el concepto de que la fam ilia era un sistem a, donde
su com portam iento sintom ático se m antenía bajo los patrones de homeostasis.
D eterm inaron el equilibrio de un sistem a (fam ilia) entre la hom eostasis y su
propia capacidad de transform ación; y en este periodo describieron por pri­
m era vez, la estructura de sus sesiones de terapia fam iliar, consistente en cin­
co etapas (B oscolo et al., 1987).

1. P resesió n . A quí el terapeuta prepara la inform ación para trabajar en la


sesión.
2. S esión . D ura aproxim adam ente una hora y es interrum pida por el equi­
po de observadores (terapeutas) y por las preguntas del terapeuta.
3. D iscu sió n de la sesió n . D onde el terapeuta se retira de la fam ilia, con
los expertos, para determ inar sus conclusiones y prescripciones.
4. P r e sc r ip c ió n de la ta r e a p a ra la fa m ilia . El terapeuta dará las activi­
dades a seguir por la fam ilia en casa.
5. D iscu sió n de la r ea cció n de la fa m ilia resp e c to de los com entarios
y de la s p r e sc r ip c io n e s. L a realiza el equipo de expertos una vez que
la fam ilia se ha retirado.
O tra de las aportaciones del grupo de M ilán en este periodo son las “conno­
taciones positivas”, referidas a que el terapeuta no sólo trata de calificar el
com portam iento sintom ático, sino que se ve todo el com portam iento como
“positivo” o “bueno” . El objetivo es preservar la cohesión del grupo familiar,
lo cual p erm ite al terap eu ta ser aceptado por la fam ilia, pues no desafía o
cuestiona ninguna posición de conducta. Otro objetivo de las connotaciones
positivas es que la fam ilia se pregunte: « ¿ p o r qué, si según el terapeuta es­
tam os funcionando perfectam ente, tenem os un paciente identificado o una
s in to m a to lo g ía ? » A quí es donde la paradoja realiza su función de “detona­
dor” , por su capacidad de transform ación.
En P a r a d o x a n d C o u n te r p a r a d o x , el grupo de M ilán describe sus inter­
venciones, basadas en los patrones repetitivos de las interacciones de la familia.
Lo que el grupo refiere com o juegos sucios son las coaliciones de un miembro
de la fam ilia con su fam ilia de origen; por ejem plo, del com portam iento de
dos herm anas para excluir al cuñado de la fam ilia (S charff y Scharff, 1978).
Teoría sistémica det grupo de Milán * 145

L a m ayoría de las intervenciones se basa en los ritos fam iliares y no d e ­


berán fu n c io n a r co m o in te rp re ta c ió n p a ra p ro p o rc io n a r estru ctu ra. El gru­
po cree que el desarrollo de la estru ctura se presenta después de que ocurren
los cam bios. El grupo de M ilán utiliza los “ritos o ritu ales” en lugar de las
interpretaciones, p ara enfatizar una conducta patológica de la fam ilia con la
finalidad de m otivar su cam bio. P or ejem plo, a la fam ilia se le prescribe que
todas las noches le agradezca al paciente identificado, por ser el enferm o de
la fam ilia y por ser el que carga to d a la patología de la fam ilia. El pensam ien­
to del grupo de M ilán, sobre este periodo, se describe en la publicación A
R itu a liz e d P r e s c r ip tio n in F a m ily T h e r a p y : O d d d a y s a n d E v e n D a y s (Selvi-
ni-Palazzoli et al., 1978), donde clarifican la diferenciación entre un ritual y
una prescripción ritualizada; am bos form an aspectos específicos de la pres­
cripción, p ero se diferencian en su contenido. M ientras que el ritual es una
prescripción específica para cada fam ilia y no se podrá repetir en ninguna otra,
la prescripción ritu alizad a contiene una estructura form al que podrá utilizar­
se con cu alquier o tra fam ilia, en diferentes circunstancias. El ritual contiene
una poderosa prescripción; p o r ejem plo, en diferentes días de la sem ana y en
forma alterna, cada uno de los esposos tendrá que lidiar con el hijo p ro b le­
mático y el otro cónyuge actuará com o si no estuviera ahí; esto perm ite una
nueva form a de transacción entre los m iem bros de la p areja p ara bloquear la
forma de com portam iento estereo tipado de la fam ilia. Según Selvini-P ala-
zzoli, esto p o sib ilita que cada uno de los esposos haga su m ejor esfuerzo por
presentarse ante el terap eu ta co m o el (la) m ás ex ito so (a) y, en co n secu en ­
cia, resolverá el conflicto principal que puede ser los problem as del hijo o del
PI (Selvini-Palazzoli, B oscolo, C ecchin y Prata, 1983).
El segundo enfoque que le dio el grupo de M ilán a la paradoja y a la co n ­
traparadoja, durante este prim er periodo, fue presentar las intervenciones con
diferente persp ectiv a y nuevos cam pos de pensam iento. E l enfoque cam bió,
en relación a la fu n ció n del terap eu ta, de p rescrib ir la resisten cia al cam bio
y la hom eostasis de la fam ilia, ya que cuando ésta se resistía em pezaba a ver
un cambio y cuando éste se presentaba, la fam ilia continuaba la terapia. L a
familia y el terap eu ta trataban de m antener la hom eostasis, principio de la c i­
bernética de P rim er O rden. L a cibernética de Segundo O rden se basa en la
manera en que los sistem as cam bian su organización (m orgogénesis) (Selvini-
Palazzoli, B oscolo, C ecchin y Prata, 1980).

DESARROLLO DE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS

El equipo delineó los fundam entos para desarrollar la terapia, la cual podría
ser usada com o m etodología por el terapeuta. Los tres principios in d isp en sa­
bles de ésta fueron presentados en la publicación H y p o th e s iz in g - C ir c u la r ity -
146 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

N e u tra lity : T h ree G u id e lin e s f o r T he C o n d u c to r o f th e S e ssio n (Selvini-


Palazzoli et al., 1980).
La “hipótesis” es descrita como el elemento para organizar la informa­
ción que le servirá al terapeuta al delinear su trabajo; la inform ación del pa­
ciente podrá ser cierta o falsa, y podrá ser usada o no. La hipótesis servirá al
terapeuta para buscar más información, confirmar su planteamiento y estable­
cer los patrones de intervención sistémica para con la familia; como guía de
la intervención, establecerá información y estructura en el sistema familiar.
La hipotetización puede servir al terapeuta para trazar planteamientos de la
terapia así como el mapa familiar, la explicación acerca de la familia, el pro­
blema y su relación contextual.

Los propósitos de la hipótesis serán:


a) Relacionar el com portam iento fam iliar con el problema y su inte­
racción.
b) Ordenar el planteamiento de las preguntas sistémicas y circulares.
c) Introducir a la fam ilia en el encuadre sistémico de la terapia.

La hipótesis puede ser formulada:


a) Basándose en la información acerca de la familia, quién la refiere, la
entrevista telefónica y las entrevistas con la familia.
b) Basados en experiencias psicológicas del terapeuta con familias y pro­
blemas similares, tomando en cuenta la cultura, la religión, la posición
sociocultural y los patrones repetitivos.
c) Aplicando los conocimientos sistémicos del terapeuta.

Para que sirva como guía de la sesión terapéutica, la hipótesis deberá:


a) Relacionarse o enfocarse a la preocupación o al problema central déla
familia.
b) Ser útil; pero lo importante no es mantener la hipótesis sino encontrar
la verdad que la mantiene.
c) Configurar, analizar y confirmar la hipótesis de la familia y del tera­
peuta sobre la verdad problema.
d) Plantear nuevas hipótesis de acuerdo con los planteamientos y la evo­
lución de la interacción terapéutica. I
e) No se deberá indicar a la fam ilia la hipótesis del terapeuta. 1

Otro concepto aportado por el modelo de Milán es el de “circularidad”. Ésta I


“se comprende por la capacidad que tiene el terapeuta para conducir su ínter- 1
vención sobre las bases de retroalimentación de la familia, como respuesta a 1
la información que éste (terapeuta) solicita, respecto de las relaciones déla a
familia así como de sus diferencias y cambios” (Selvini-Palazzoli et al., 1980). m
Teoría sistémica del grupo de Milán * 147

A través de esto el terapeuta obtiene una visión sistém ica de la fam ilia y sus
relaciones, ya que el terapeuta plantea la m ism a pregunta a cada m ienbro de
la fam ilia, con respecto a cada problem a, con el fin de obtener la verdad
sistém ica de la fam ilia. El planteam iento de una hipótesis sistém ica y el uso
de la retroalim entación finalm ente caracterizan la circularidad del interroga­
torio circular.
U na vez que la teo ría y la técn ica del c u estio n a m ien to circu lar se ha
com prendido, se podrán instrum entar los planteam ientos sistém icos dentro de
la fam ilia. C ada m iem bro de ésta tendrá su propia concepción del problem a,
síntom a, etiología, solución e in teracciones; la función del terapeuta será
im plem entar el cuestionam iento circular en la fam ilia con el objeto de iniciar
la concepción sistém ica de la fam ilia en tratam iento, siendo este m enú de
preguntas circulares infinito.
D efinirem os la entrevista circular com o la capacidad que tiene el terapeu­
ta para visualizar el problem a fam iliar, así com o la posibilidad de am pliar el
enfoque del problem a presentado por el PI, a través de retroalim entación de
cada uno de los m iem bros de la fam ilia, de las percepciones individuales en
forma circular y sistém ica. El terapeuta plantea las preguntas para enriquecer
la com unicación y la com prensión tem poral del problem a. Los propósitos del
cuestionam iento circular serán:

a) In tro d u cir a cada uno de los m iem bros de la fam ilia, a una visión
sistém ica, dándoles nueva inform ación y retroalim entación acerca de
sus preocupaciones, creencias, com portam ientos, posición, relaciones
y pertenencias.
b) C onfirm ar o descartar la hipótesis del problem a.
c) P roponer la conducción de la terapia.
d) Com o una herram ienta para que el terapeuta se introduzca en el siste­
m a fam iliar, de una m anera precisa y organizada.
e) E laborar planteam ientos en la estructura sistém ica de la fam ilia, en
relación tem poral (pasado, presente, futuro) del problem a.
f) R ealizar únicam ente preguntas relacionadas al problem a y a la hipóte­
sis planteada.
g) C om prender las palabras clave o el léxico de la fam ilia, así com o la
posición estereo tip ad a de cada m iem bro en ésta, com o el flojo, el
preocupón, el regañón, el loco, el tonto, etc., y determ inar cuándo y
por qué se dio.
h) Cuando se observen lím ites m uy rígidos en la fam ilia y se dificulte la
interacción, hacer las preguntas en form a m enos incisiva respecto del
problem a; p or ejem plo, “¿quién responde en form a más agresiva, en
una discusión? o ¿cree alguno de ustedes que no sea necesaria la agre­
sión para discutir?”
i) R ealizar la m ism a pregunta a cada integrante de la fam ilia o a los que
se considere necesario para que se dé el planteam iento sistém ico.
148 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

En los diferentes m om entos de la intervención, el cuestionam iento circular


podrá proponerse por el terapeuta o por el equipo de observadores, con el fin
de darle un giro de tem poralidad a las preguntas circulares, com o presente,
pasado y futuro; por ejemplo:

P resen te: ¿Cuál creen que sea el problem a actual de la fam ilia?
¿Cuál es la razón por la que están aquí?
¿Cuál es la preocupación de la fam ilia, ahora?
¿Q ué creen que debe cam biar ahora en la fam ilia?
P asado: ¿Cuál creen que era el problem a entonces?
¿Cóm o era la relación de ustedes, antes del problem a?
¿Cóm o se sentía la fam ilia con el problem a en el pasado?
¿Si pudieran olvidar el pasado, qué olvidarían?
F u tu ro: ¿Q ué pasaría con la fam ilia si continuara el problem a?
¿Cóm o se podría ver en el futuro, una m ejora del problema?
¿Cóm o verían a la fam ilia en el futuro, sin el problem a?
¿Cuál sería su conducta en el futuro si el problem a ya no exis­
tiera?

El cuestionam iento de las preguntas circulares, durante la interacción terapéu­


tica, estará dirigido a cada m iem bro de la fam ilia en relación a quién hace qué,
cuándo, dónde, cóm o, tam bién sobre el encuadre, la hipótesis, el problema y
el síntom a. A continuación se presentan algunas sugerencias sobre este tipo
de preguntas, conocidas com o preguntas de interacción:

a) H acer preguntas relacionadas con la hipótesis planteada.


b) N o form ular la pregunta a las personas, en verbo “ser'’ sino de manera
m enos directa, en verbo “actuar” ; por ejem plo, en lugar de “¿cuándo
se convierte en anim al?” , preguntar “¿cuándo puede actuar como ani­
m al?” , y así.
c) C uando la fam ilia se com unica a través de adjetivos calificativos para
indicar el com portam iento de alguien, pedir ejem plos para calificar o
com prender dicha conducta.
d) Proponer diferencias espaciales sobre el problem a o la hipótesis.
En el pasado: ¿Qué sucede ahora, que nos indique una diferencia con
lo que ocurría anteriorm ente?
En el futuro: ¿Cóm o quedará la fam ilia cuando él ya no esté con us­
tedes?
Preguntas hipotéticas: ¿Que sucedería si él dejara de actuar como has­
ta ahora?
¿Q ué sucedería con ustedes si él regresara a casa?
¿Q ué sucedería con ustedes si él ya no regresa a casa?
Teoría sistémica del grupo de Milán •149

P lantear quién confirm a o descarta el problem a y la hipótesis, durante


el cuestionam iento de la intervención, a través de síntom as, actitudes,
co m p o rtam ien to , d isp o sició n , invo lu cram ien to , d istan ciam ien to y
otros.
e) A través del cuestionam iento circular durante la intervención, conocer
la rigidez o relajación de los lím ites, la ideología, los m itos, los valo­
res, la educación y la regla de la fam ilia.
f) H acer preguntas de interacción sobre la tem poralidad de la fam ilia,
entre presente, pasado, futuro o hipotetización, de diferenciación y
explicativas; éstas pueden ser infinitas, de acuerdo a cada planteam ien­
to, por ejem plo:

P resen te: ¿Qué es lo que están haciendo?


¿Q uién se encuentra más involucrado actualm ente?
¿Q uiénes están dispuestos a cam biar?
¿Q uién no quiere involucrarse en la solución?
P asado: ¿Qué ha intentado la fam ilia?
¿Q uién percibió el problem a prim ero?
¿Cuándo se dio el cam bio?
¿Q uién se enferm ó prim ero?
F u tu ro o h ip o tetiza ció n :
¿Q ué harían ustedes si él no lo hace?
D e d iferen cia ció n :
¿Cuando él no estaba, cóm o se sintieron?
¿Cuando llegó, qué sucedió?
¿Cuando él llegó, qué cam bió?
¿Cuando salen solos, quién se preocupa m ás?
E xp licativas: ¿Qué opinas al respecto?
¿Q ué significa esto para ti?
¿Por qué crees esto?
¿Q uién te lo confirm ó?
¿Q uién te lo indicó?

El grupo de M ilán se refiere a la neutralidad, com o el efecto pragm ático que


el terapeuta ejerce sobre la fam ilia. Tom m (1984), sobre la intervención del
terapeuta, dice: “U na de las m ayores dificultades en la terapia se presenta cuan­
do el terapeuta tiene el deseo de hacer cam biar a la fam ilia. O todavía peor,
cuando los terapeutas creen que su objetivo es realizar cam bios en la fam ilia.
El objetivo del terapeuta será conseguir un cam bio, pero éste será brindar a la
familia la capacidad de poder realizar sus propios cam bios sin conflicto en el
futuro” (Scharff y Scharff, 1978).
La familia deberá percibir al terapeuta com o neutral, sin que tom e prefe­
rencia o haga coalición con ningún m iem bro de la fam ilia, sin om itir ju icio s y
aceptando a cada uno de ellos, m inim izando o atom izando la problem ática del
150 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

PI. Las preguntas y la interacción del terapeuta deberán estar dirigidas a cada
integrante de la fam ilia, en form a circular y con tiempos iguales de interacción.
L a últim a ap o rtació n del grupo de M ilán durante este periodo fue la
im portancia que se le dio al paciente identificado y a su “proceso de referencia”.
En su publicación T he P r o b le m o f T he R e fe r r in g P e r s o n , Selvini-Palazzoli
(1980) indica que éste es quien m antiene la hom eostasis de la patología del
sistem a fam iliar.
Cuando los m iem bros de la fam ilia confirm an la problem ática de ésta, por
causa del PI, el enfoque del m odelo de M ilán se vería de la siguiente manera:

• Periodo 1967-1975: La intervención se m antendría en los patrones de


conducta que conservara la hom eostasis fam iliar.
• Periodo 1975-1979: El terapeuta introduciría verdades que transforma­
ran el sistem a fam iliar, a través de la hipotetización, circularidad y neu­
tralidad.

Com o resultado de las publicaciones H ip o th e sizin g -C ir c u la r ity -N e u tr a lity y


T he p r o b le m o f th e R e fe r rin g P e r s o n , el grupo de M ilán se dio a conocer a
nivel m undial por sus aportaciones, que fueron: el uso del equipo de terapeu­
tas, los rituales de la fam ilia com o intervención, las connotaciones positivas,
la hipotetización, la circularidad, la neutralidad, el paciente identificado (PI),
así com o un m étodo com pleto de cóm o conducir la terapia fam iliar, basado
en las teorías sistém icas (Scharff y Scharff, 1978).

DIVISIÓN DE LOS DOS EQUIPOS

¡El equipo no ha m uerto, se ha dividido en dos!; Selvini-Palazzoli y Prata;


Boscolo y Cecchin. Los prim eros continúan trabajando sobre la variable de la
fam ilia de acuerdo con las pautas terapéuticas de sus principios básicos, tam­
bién realizan investigaciones. El segundo equipo desarrolló sus trabajos como
consultores en diversos talleres alrededor del mundo y a través de la docencia.
Selvini-Palazzoli trabaja con prescripción variante, la cual incorporó en
sus investigaciones desde 1979; ésta consistía en que los padres de los niños
psicóticos se m antuvieran retirados de los hijos, por periodos más o menos
largos, sin que sus hijos supieran dónde se encontraban, regresando con ellos
al térm ino del tratam iento. Esta fuerte intervención terapéutica brindaba cam­
bios en la estructura fam iliar, haciendo que cada m iem bro aportara cambios
inevitables. Su m ayor aportación fue describir el proceso psicótico de la fa­
milia: el hijo se involucra en una confusión sim étrica de violencia entre los
padres y trata de hacer algo inusual, para tratar de retar o desbalancear el poder
del padre que parece ganar el com bate. El padre que pierde, parece no com­
prender el com portam iento del hijo y, por tanto, se convierte en hostil hacia
Teoría sistémica del grupo de Milán * 151

él y se pasa al lado del ganador. Pero el hijo, en lugar de dejar esta conducta,
continuará actuando com o incoherente y loco. La interacción de este proceso
es descrita por Selvini-Palazzoli en su libro F a m ily G o m e s (Selvini- Palazzoli,
Cirillo, Selvini y Sorrentino, 1990).
Boscolo y C ecchin, con el nom bre de M ilá n A s o c ia d o s , iniciaron el curso
para preparar terapeutas fam iliares, con una duración de tres años, en el cen­
tro m atter de M ilán, Italia, el año de 1977. Cuando el equipo se separó, ellos
continuaron su program a de enseñanza en diferentes lugares del m undo, pre­
sentando sus trabajos, cursos de preparación y talleres. T rabajaron con Helen
Stierlin’s, en H eidelberg; en Inglaterra, en la clínica de C harles B urns en
Birmingham; en el A c k e r m a n In s titu te de N ueva York; en la U niversidad de
Calgary, Canadá. A ctualm ente continúan im partiendo cursos en inglés y al­
gunos en italiano.
Es difícil sintetizar las aportaciones de B oscolo y C ecchin en el cam po de
la enseñanza de la terapia fam iliar. Pero com o refiere K eeney (1982), la m a­
nera en que aplican la epistem ología cibernética a través de la retroalim enta-
ción, es lo que define el contexto de sus acciones. Sus ideas se confirm an en
el libro escrito con las colaboraciones de Lynn H offm an y Peggy Penn, titu­
lado: S iste m ic F a m ily T h e r a p y , donde los dos últim os entrevistan a Boscolo
y Cecchin. El libro m uestra los principios de H ipotetización, C ircularidad y
Neutralidad en acción.
Sergio Pirrotta ha realizado un interesante estudio com parativo de los gru­
pos; a base de observar el trabajo clínico de cada uno de éstos, concluye:
“Boscolo y C ecchin se concentran en la enseñanza y la epistem ología donde
sus intervenciones terapéuticas son vistas con el propósito de introducir nue­
vas ideas y nuevos patrones de pensam iento, a los m iem bros de la fam ilia”
(Pirrotta, 1984). La m etáfora que describen B oscolo y Cecchin, según Pirrota,
es la siguiente: el terapeuta es la intersección entre dos sistem as, el equipo
del terapeuta y la fam ilia; la m utua influencia entre am bos es vista com o la
portadora de los cam bios dentro y fuera del sistem a.
El trabajo de la m etáfora de Selvini-Palazzoli, se caracteriza por el “de­
bate o juego” . El terapeuta tiene el poder para provocar que la fam ilia acepte
las prescripciones. Si ésta no las acepta, la sesión term ina, con el fin de dete­
ner el juego rígido que m antiene la fam ilia. El objetivo del terapeuta será “in­
terrumpir a la fam ilia” , para que ésta invente un juego m enos rígido.

CLARIFICACIÓN DEL MODELO Y SU DIFUSIÓN

Después del periodo de ruptura de la escuela M ilán, Selvini-Palazzoli y Prata


continuaron sus investigaciones y tam bién im partieron cursos en Europa; no
viajaron tanto com o B oscolo y Cecchin, quienes ofrecen cursos en todo el
mundo. Los trabajos de Boscolo y Cecchin fueron difundidos y aceptados por
152 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

la m ayoría de los modelos de terapia fam iliar, de ellos emanan tres principios
de suma importancia:
1. M uchos de los trabajos realizados por Keeney se refieren a las aproxi­
m aciones del m odelo de M ilán, com o el de la “Epistem ología
ecosistém ica”, donde se sugiere que el terapeuta deberá reconocer la
relación recursiva de la interacción, de acuerdo con todos los aspectos
de su perspectiva de pensam iento y de com portamiento. El plantea­
miento ecológico de Cecchin se afirma cuando dice: “Si uno piensa
que todas las intervenciones fam iliares deberán ser sistémicas, enton­
ces pierde sus oportunidades de hacer otra clase de intervenciones a
otros niveles, como las visitas a casa o visitas a los maestros, etc. To­
das estas técnicas son parte de los patrones ecológicos” (Boscolo,
Cecchin, Campbell y D raper 1985). El siguiente paso definitivo fue la
cibernética de Segundo Orden, por incluir al observante como parte
del sistem a en observación. Keeney (1982) brinda el término apropia­
do, “cibernética de la cibernética” .
2. Los trabajos del m odelo original se basan en que la m ayoría de las en­
ferm edades m entales se originan por la confusión de los diferentes
niveles de significado. El com portamiento de Dios en otro contexto
podría ser un m al com portam iento. D urante varios años, Tomm ha
tratado de estudiar los niveles de significado, por qué las creencias
afectan el com portam iento y cómo el significado en diferentes niveles
term ina en confusión.
3. Los conceptos de Ilya Prigogine de “retroalim entación evolutiva” se
basan en los conceptos de Boscolo y Cecchin, de que es posible con­
siderar a la fam ilia como un sistem a sujeto a cambios. Cuando un pe­
queño proceso de inestabilidad se desvía de la media, empuja al siste­
ma más allá de su presente organización a otro estadio, es cuando se
presenta la crisis. La retroalim entación evolutiva se refiere al proceso
natural de retroalim entación en los componentes de todo sistema, es a
través de este proceso cuando un evento inesperado puede crear la
inestabilidad. En térm inos de terapia familiar, la oscilación se puede
dar en un com portamiento que el terapeuta no haya vislumbrado y esto
puede ser el principio del cambio. Como dice Prigogine: “El terapeuta
es sólo un facilitador” (Prigogine, 1976).

APLICACIÓN DEL MODELO


A OTROS MODELOS TERAPÉUTICOS

C ecchin relata una interesante anécdota acerca de cóm o sus alumnos, al


año de haberse graduado y aplicado sus conocim ientos en su lugar de origen,
Teoría sistémica del grupo de Milán • 153

regresaban al Instituto de M ilán com entando que “se sentían m uy contentos


de su preparación pero que descubrieron que todo lo que aprendieron era
completamente inaplicable” (Boscolo, et al. 1985). Esta afirm ación paradóji­
ca contiene dos niveles de significado en la aplicación del m odelo de M ilán.
Primero, que lo aprendido en el p ro g ram a de entrenam iento nunca podrá
transferirse fuera de este contexto. Segundo, la preparación en el pensam ien­
to sistémico perm itirá que el terapeuta encuentre nuevas soluciones de acuer­
do con los problem as de su propia com unidad. A continuación se presentan
algunas de las soluciones y aplicaciones que han dado las nuevas generacio­
nes de egresados del Instituto de M ilán.
Por ejem plo, con el cierre de un instituto m ental en Italia, en 1978, los
terapeutas tuvieron que encontrar nuevos m étodos y modelos para el tratam ien­
to de los enferm os m entales. El grupo de B olonia estableció una clínica “ex­
perimental” para rehabilitar a 30 pacientes en su com unidad; la idea era que
los pacientes convivieran con la com unidad y la clínica. Para realizar esto
utilizaron las ideas de Prigogine, de inestabilidad y fluctuación, las cuales no
estaban incluidas en su entrenam iento de M ilán. C rearon la inestabilidad en
cada paciente, dándoles autorización para salir de la clínica por determ inado
tiempo. De esta m anera la inestabilidad sería el detonante de la fluctuación y
el grupo debería tener la capacidad de restablecer el balance al paciente. En
este caso la inestabilidad está representada por el respeto del tiem po de cada
paciente para m an ejar su tiem p o libre. E sta variante p erm itió ro m p er la
homeostasis de la estructura paciente-hospital. Con la m odalidad de propor­
cionar a los pacientes inestabilidad y soporte, el program a pudo continuar entre
los pacientes y el sistem a hospitalario.
En M asachusets, A lexander B lount usó diferentes principios para la o r­
ganización de una clínica de salud m ental. Tom ando com o referencia las m is­
mas bases, creó un contexto donde al paciente, con previo aprendizaje de
patrones de acusación (no soporte y confianza), se le perm itía experim entar
flexibilidad en su m anera de pensar. Esto representa un nuevo aprendizaje para
el paciente y, por tanto, un nuevo tipo de relación. B lount aplicó este m étodo
para que las dem andas lineales fueran una solución sistém ica. E stableció un
contrato de tratam iento con cada paciente, donde todos los m étodos tradicio­
nales se rompieran. El seguim iento a cada paciente fue escrito, m onitoreado
y entregado tanto a los pacientes com o a las autoridades del hospital, para
evaluar sus avances.
El modelo de M ilán clarificó los diferentes contextos donde trabaja el
terapeuta. S epararon las necesidades de ayuda del paciente en dos niveles:
el conocimiento del problem a y el reporte del paciente. Por ejem plo, si al pa­
ciente se le deben sum inistrar fárm acos para ayudarlo con su ansiedad, el
equipo le da una retroalim entación (F e e d b a c k ) llam ada “redefinición de lo
aceptado”, que acepta el contenido de la dem anda del paciente (fárm aco), pero
al mismo tiempo acepta la droga com o una parte parcial del tratam iento del
paciente, “te ayudará (el fárm aco) a sentirte un poco m ejor”, y delim itan su
154 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

fu n ció n resp ecto de la terap ia (“el fárm aco no te cam b iará’'). L a redefinición
del co n tex to terap éu tico se m an tien e constantem ente.

CA SO CLÍNICO
* •* s* * 'toKJfettS'iV e ' s -> t

La fam ilia Mendiolea llegó a terapia debido a que la hija menor, Sofía, de 24 años, había
muerto en un accidente hacía un año y medio. La conducta depresiva de la madre, Inés,
aum entó a los dos meses de la muerte de su hija, y se acompañaba de llanto cons­
ta n te e in stin to s d e stru ctivo s com o no com er, ve rb a liza cio n e s con la negación de
la muerte de Sofía, así como la sublimación asim ilativa entre esta última y la madre. La
queja de la fam ilia fue que Inés no aceptaba la muerte de Sofía y que lloraba cons­
tantemente, conducta que estaba llevando al resto de la fam ilia a una angustia y de­
presión incontrolable, en donde los miembros de la fam ilia lloraban, pero cada uno en
su cuarto, por separado, siendo hasta el último mes en que toda la familia lloraba cuan­
do interactuaban unos con otros. Como consecuencia, no habían podido convivir en
los últimos dos meses, evadiéndose uno a otro para que no se presentara el llanto.
Esta fam ilia estaba compuesta por Julio, el padre, de 58 años, ingeniero civil, ge­
rente de una com pañía propia de construcción civil; Inés, de 57, quím ica jubilada
hacía 3 años; Octavio, el hijo mayor, de 28 años, ingeniero, quien después de casado
continua ba vivie n d o en la casa paterna con su esposa G abriela y su hijo Pedro, de
3 años; Ana Laura de 26 años, sin estudios profesionales, quien vivía tam bién en es­
ta casa; Claudia, de 25 años, quien no ejercía su profesión de maestra y vivía en la
misma casa. Sofía tenía 22 años cuando murió en el accidente, y ejercía su profesión
(física) cuando murió.
La prim era llam ada telefónica la realizó Julio, quien a través de referencias solici­
tó la intervención de un especialista en terapia fam iliar ya que, desde su punto de vistal,
la fam ilia se encontraba deprimida y se aumentaba la evasión de uno con otro.

D esp u és de e sta p rim e ra e n tre v ista te le fó n ic a , qu e d u ró aproxim adam ente


40 m in u to s y de d o n d e se o b tuvo la in fo rm ació n su ficien te p ara realizar una
p rim era h ip ó tesis, se p lan teó la siguiente: “E strech a relació n fam iliar con ten­
d en cia a fu erza cen tríp eta, los m iem b ros de la fam ilia p o seen p o ca tolerancia
a la in d ep en d en cia p erso n al o al d esp ren d im ien to de sus h ijo s” . Si se analiza
la estru c tu ra fam iliar co n el m o d elo circu n p lejo , se o b serv ará a una familia
co n u n a co h esió n m uy alta (caó ticam en te am alg am ad a) y con una adaptabili­
dad (ríg id am en te am alg am ad a). A co n tin u ació n se tran scrib e p arte de la en­
tre v ista terap éu tica.

Daniel: ¿Qué preocupación los trae a terapia conm igo? E l te ra p e u ta aplica pre­
g u n ta s c irc u la r e s r e sp e c to d e la te m p o r a lid a d p r e s e n te .
Julio: Tenem os un problem a que no podem os resolver.
Daniel: ¿D esde cuándo tienen esta pena? E l te ra p e u ta a m p lía el fo c o y hace una
p r e g u n ta d e in te r a c c ió n a l p a sa d o .
Julio: H ace año y medio.
Daniel: ¿Q uién me puede explicar cuál es el problem a? E l te ra p e u ta p la n tea una
p r e g u n ta p a r a c o n fir m a r su h ip ó te s is d e l p r o b le m a .
Teoría sistémica del grupo de Milán * 155

Inés: El problema soy yo.


Daniel: ¿Por qué dice que usted es el problema? Se hace una p re g u n ta exp lica ti­
va referente a l presente.
Inés: Desde que murió mi hija Sofía.
Daniel: ¿Desde que murió su hija o se acentuó en ese momento? E l terapeuta p la n ­
tea abiertam ente la h ip ó tesis de la estru ctu ra fa m ilia r y la vierte a toda la
fam ilia, ya que ésta se fu n d a m e n ta en la rig id ez y en la co h esió n fa m ilia r ,
la que se p recip itó en el PI, con la m u erte de Sofía, que ha llo ra d o toda la
familia. F orm a m eta fó rica p a ra co m u n ica rse a tra vés d el llanto de la m adre.
Julio:No ha dejado de llorar y ahora nosotros tampoco estamos aceptando la
pérdida de mi hija. Se co n firm a la h ip ó tesis de la rig id ez o fu e r z a cen tríp eta
de la fam ilia, d o n d e no se p e rm ite n in g u n a in d ep en d en cia y m ucho m enos la
separación p o r m u erte de alg ú n m iem b ro d e la fa m ilia .
Daniel: ¿Quiénes de ustedes han aceptado o elaborado el duelo de Sofía? E l te ­
rapeuta realiza una p re g u n ta de d iferen cia ció n en el sistem a fa m ilia r, p a ra
corroborar o d esca rta r su hipótesis; estas p reg u n ta s de d iferen cia ció n se rea­
lizan con el fin de exp lo ra r la rigidez y co hesión d el sistem a fa m ilia r.
Octavio: Actualmente ninguno. O ctavio confirm a la rig id ez d el sistem a fa m ilia r,
la hipótesis se ra tifica y el o b je tivo te ra p éu tico será h a c e r ver, en fo r m a
sistémica, la rig id ez de la fa m ilia , tra ta r de b a ja rla a n iv eles m ás fu n c io n a ­
les y ayuda r a d ism in u ir la d ep resió n de Inés a una p o sic ió n m ás saludable.
Daniel: ¿Sofía era igual de unida a la familia que ustedes? E l tera p eu ta p la n tea
una p regun ta exp lica tiva esp era n d o q u e la resp u esta co n firm e aún m ás su
hipótesis.
Octavio: No, yo creo que era la más independiente.
Daniel: ¿Qué hacía que te hace pensar que era la más independiente? Se hace otra
pregunta explicativa, en tiem p o pa sa d o , p a ra in icia r el p la n tea m ien to o el
m ovim iento d el sistem a fa m ilia r a una p ercep c ió n de retro a lim en ta ció n de
¡a cohesión fa m ilia r.
Octavio: Bueno, ella desde chica mostró mucha independencia, era a la que más
castigaban en la casa por su forma de pensar y de ser.
Daniel: ¿Puedes ser más explicativo y decirme cómo era esa independencia que
ella mostraba? E l terapeuta, con esta p reg u n ta explicativa, trata de reco p i­
lar inform ación del p a sa d o sobre Sofía y la rigidez d el sistem a fa m ilia r. R e a ­
lizará la m ism a p reg u n ta (circu la rid a d y n eu tra lid a d ) con cada m iem bro de
la fam ilia. E n fo r m a sistém ica, se a n a liza rá el co n cep to de cohesión referido
a las fu e rz a s cen tríp eta s y cen trífu g a s d el sistem a fa m ilia r.
Octavio:Ella (Sofía) era muy bonita y extrovertida, desde chica lo supo. En se­
cundaria tenía muchos amigos y amigas, ella sufría porque no podía verlos ni
llamarlos por teléfono; mi padre no le permitía tener amistades de ninguna
clase; mi madre la llevaba y la recogía de la universidad. La h ip ó tesis se co n ­
firm a en un a m a lg a m ien to entre In és y Sofía, q u ienes fo r m a ro n una in terd e­
pendencia so m etid o /so m eted o r, cohesión/independencia, sana/insana, la que
seguram ente llegó a ser m uy co n flictiva y que desp u és de la m u erte de S ofía
dejó a la m a d re sin una p a rte de la dualidad, es d ecir la dejó sola, sin quien
156 • Terapia familiar: Modelos y técnicas ( C a p í t u lo 8)

cu id a r o vig ila r o p ro te g e r, a d em á s con un alto grado de incapacidad y de


fru stra ció n .
Daniel: ¿Nada más a ella (a Sofía) la sobreprotegía o también a los demás herma­
nos? Se realiza esta p reg u n ta de co m p a ra ció n y de d iferen cia ció n para con­
fir m a r o d esca rta r la h ip ó tesis a n te rio r de la so b rep ro tecció n de Inés.
A n a L a u r a : Yo creo que nada más a ella. Yo, como dejé de estudiar, siempre
estoy en casa y no tengo que salir para nada.
Daniel: ¿Por qué no sales para nada y por qué te sientes mejor en casa? El tera­
p eu ta trata de reafirm ar la p rim era hipótesis de la cohesión fa m ilia r, que llega
al grado de co n d u cir a sus m iem b ro s a la resig n a ció n y a la renuncia del
crecim ien to individual.
Ana Laura: No me quiero meter en problemas con mis padres, ni conmigo.
Daniel: ¿Por qué en problemas? Creo que dejaste los estudios, ¿por qué?
Ana Laura: Porque no había quién me llevara a la universidad y no podía ir sola.
S e verifica la co h esió n fa m ilia r de la p rim era hipótesis.
Daniel: ¿No has pensado continuar una carrera o prepararte para independizar­
te? E l terapeuta hace el p la n tea m ien to de una p reg u n ta explica tiva en el pre­
sen te, p a ra o b ten er inform ación so b re la fle x ib ilid a d d el sistem a familiar.
Ana Laura: No, estoy muy bien así. C onfirm a su p o sic ió n de co h esió n en la fa­
m ilia. E l terapeuta utiliza la n eu tra lid a d p reg u n ta n d o en tiem pos iguales a
cada uno.
Daniel: Julio, ¿que opina al respecto? E l tera p eu ta cu estio n a sistém icam ente la
rigidez y coh esió n de A n a L a u ra , ahora a Ju lio , y hará lo m ism o a cada uno
de los m iem b ro s de la fa m ilia , p a ra o b ten er la unión sistém ica del problema.
Julio: Bueno, somos una familia muy unida y creo que esto nos ha ayudado a so- ]
brellevar la pérdida de Sofía.
Daniel: ¿Crees que esto les ha ayudado? ¿En que forma? E l terapeuta realiza una
p reg u n ta explica tiva respecto d el p la n tea m ien to sistém ico d el problem a o de
la hipótesis p la n tea d a p o r el terapeuta.
Octavio: Nos mantiene más unidos en las dificultades.
Daniel: Creo yo que siempre han estado muy unidos, ¿esta unión nunca había
causado problemas anteriormente? E l tera p eu ta p la n te a nu eva m en te la hi­
p ó te sis de alta co h esió n en el sistem a fa m ilia r, esp era n d o que O ctavio y los
dem á s m iem b ro s de la fa m ilia corro b o ren la h ip ó tesis p la n tea d a en forma
sistém ica.
In é s : Al contrario, esta unión nos ha ayudado a sentirnos más seguros. Inés con­
fir m a la hipó tesis y se ad ela n ta a O ctavio en la respuesta.
Daniel: Quisiera que Octavio me contestara esta pregunta. E l terapeuta ratifica
la d irecció n de la p reg u n ta hacia O ctavio.
Octavio: Yo diría que estamos más unidos y que esta unión nos da más seguridad
en todos los aspectos.
Daniel: Esta unión te ha dado mucha seguridad dentro de la casa, pero afuera de
ella, ¿cómo te sientes de seguro? E l terapeuta p la n te a una p reg u n ta de ex­
p lic a c ió n so b re la fu e r z a cen trífu g a de la fa m ilia , la cu a l p a r e c e no estar
b a la n c ea d a con las fu e r z a s ce n tríp e ta s q ue so n m ás fu e r te s y d ifíciles de
Teoría sistémica del grupo de Milán • 157

alterar. E l te r a p e u ta p r e g u n ta ¿ p o r q u é O c ta v io v iv e en c a s a p a te r n a co n
su e sp o s a e h ijo y n o se h a in d e p e n d iz a d o p a r a fo r m a r un n u e v o siste m a
fa m ilia r ?
Octavio: ¿Por qué voy a vivir fuera de casa?, si aquí tengo todo lo que necesito,
seguridad, com odidad y cariño.
Daniel: ¿Y tu esp o sa...? ¿Cómo se llam a...? ¿Tam bién piensa lo mismo que tú?
E l te ra p e u ta a m p lía el fo c o sisté m ic o a h o ra a la e sp o sa d e O cta vio , p a r a v e ­
r ific a r la h ip ó te sis s is té m ic a .
Octavio: No muy a gusto, pero creo que hasta ahora no necesitamos independen­
cia y menos con nuestro hijo tan pequeño. E l te ra p eu ta c o n firm a la p o s ic ió n
d e l h ijo p a r e n ta l en O cta vio y su p e r te n e n c ia a l s u b siste m a p a re n ta l, q u e lo
in v o lu c ra ta n to a él co m o a la e sp o sa e hijo. L a fu e r z a d e la fa m ilia o d el
s u b siste m a p a r e n ta l c o n tin ú a e je rc ie n d o la fu e r z a c e n tríp e ta en lo s s u b s is ­
te m a s fr a te r n o s .
Daniel: ¿Y tú Claudia, tam bién te sientes segura y protegida dentro de casa? Sé
que eres profesora, ¿por qué no ejerces? E l te ra p eu ta a m p lía el fo c o sistém ico,
la p r e g u n ta c irc u la a ca d a in te g ra n te d e la fa m ilia so b re la c o h e sió n d e ésta.
C la u d ia : Sí, me siento segura en casa, y no ejerzo porque en el últim o trabajo
que tuve me enferm é de tanto trabajar. Tenía mucho trabajo, también en casa,
trabajaba toda la m añana y por la tarde y noche tenía que preparar material
para el otro día, revisar y calificar tareas, realm ente era muy desgastante y
cansado.
Daniel: En tu casa ¿qué haces, tienes alguna responsabilidad o actividad? E l te ­
ra p eu ta c o n firm a la fu e r z a c e n tríp eta , q u e a l no esta r en e q u ilib r io Con la
cen trífu g a , in v a lid a y a n u la la a c tiv id a d d e ja n d o a C la u d ia en u n a p o s ic ió n
sta tu s quo. S e ra tific a la c o h e sió n p a r e n ta l en e l su b siste m a fr a te r n o y la p o ­
sic ió n d e la fa m ilia en la q u e c u a lq u ie r m o v im ie n to q u e a m e n a c e ro m p e r esta
fu e r z a cen tríp e ta , p r o v o c a a n g u stia d esm esu ra d a , p o r eje m p lo la m u e rte de
S o fía q u e n o se ha p o d id o e la b o ra r o p e n s a r p o r la rig id e z d e la estru c tu ra
fa m ilia r .

La terap ia co n tin u ó en fo cad a en la rig idez de la fam ilia vinculada a la depen­


dencia de cada uno de los hijos, al grado que llegó a incapacitar a cada uno de
ellos en su ind iv id u alizació n y separación del sistem a parental. El terapeuta
preguntó a C lau d ia p o r qué no ejercía com o p rofesora y ella contestó que es
más fácil vivir en casa que ejercer o h acer un esfuerzo. P arecía que la m uerte
de S ofía de alg u n a form a fue una yuxtaposición a la cohesión fam iliar. Su
m uerte física rom pió la relació n de la rigidez im plícita o explícita de la fam i­
lia, de no p erm itir crecer, salir, m ad u rar o abandonar el sistem a fam iliar.
E n e sta fa m ilia el ju e g o su cio c o n s is tía en no p e rm itir que los h ijo s
crecieran y se independizaran, m anteniendo una relación caóticam ente am al­
gam ada, d onde el precio de la seguridad y el bienestar se pagaría m uy caro,
cualquier m ovim iento tendente a salir del sistem a se vería no com o una form a
de crecer sino com o una traición o com o una falta de m oral. A Inés y a la fa­
m ilia se les p ropuso una intervención terapéutica no m ayor a diez sesiones.
158 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 8)

Se trabajó con el m odelo post-M ilán, en la interacción de la estructura fami­


liar, com o fue la intervención en tres sesiones individuales, a Inés. A ella se
le prescribió una intervención bajo el m odelo teórico de la terapia breve, que
consistió en ordenar el síntom a en una paradoja: cada vez que quisiera sentir­
se deprim ida debía presentar el síntom a (llanto); se le indicó cóm o, dónde y
cuándo debería presentarlo. El principio paradójico de este m andato realizó
el objetivo terapéutico de bajar la depresión y el llanto de Inés. La prescrip­
ción fue que llorara todos los días, pero antes se le preguntó a qué hora del
día se sentía más deprim ida, ella contestó que durante la noche, antes de irse
a dorm ir; tam bién que se preparara para llorar con pañuelo y sin maquillaje,
por lo m enos durante 2 horas al día. Posteriorm ente se le fue señalando que
aum entara a 3 horas diarias. Esta prescripción paradójica finalm ente cumplió
con su sentido de am bigüedad, cuando se le pidió que llorara 3 horas al día,
dism inuyó a 20 m inutos diarios. Este principio finalm ente antepuso en Inés
la dialéctica de la paradoja. D espués de dos m eses, en el seguim iento de la
fam ilia, Inés había dejado de llorar por com pleto. ■
PARTE

N u e v o s m o d e l o s d e la t e r a p ia
FAMILIAR: POSMODERNISMO

C i_ L : l U i l o El Introducción al posmodemismo
e ¡ _ l :h .L L U ; t U l Modelo post-Milán

C u L -tu iL c v u Movimiento feminista


LTl. 1: l U '- l e H l Terapia familiar enfocada a soluciones
C a U tU iL ii ll£ l Narrativa
C c-L i l l c L 1 t^l Otros modelos
C A P ÍT U L O

LUÜY'LE

INTROPUCCIÓN AL POSMODERNISMO

E 1 p o sm o d e rn ism o es u n a n u e v a fo rm a d e p e rc ib ir la é tic a y la e sté tic a , cor


una in é d ita e c o lo g iz a c ió n q u e re to rn a h a c ia lo n a tu ra l. E ste n u e v o m u n d o se
hace p a te n te p o r la m a te ria y la m a n e ra de v e stir, a lim e n ta rse , c o n v iv ir, e d u ­
car, p e rc ib ir, d isfru ta r, p ro d u c ir y c o n su m ir. E n él, la n a tu ra le z a y el hom bre
ya no son o b je to d e e x p lo ta c ió n , sino q u e se re sp e ta n y so n c o m p a ñ e ro s. E s el
p arteag u as d e u n a c risis p ro fu n d a , a s í co m o el a b ra z o q u e o fre c e eí c a lo r de
nuevas o rie n ta c io n e s. E s el d e s p la z a m ie n to de la m o d e rn id a d , la p ro c la m a ­
ción d e “ lo d e a d e n tro ” y n o “ lo d e a rrib a ” .
Je a n -F ra n c o is L y o ta rd , a u to r d el té rm in o “p o s m o d e rn o ” en la filo so fía ,
en su lib ro L a c o n d i c ió n p o s m o d e r n a d ice: “es el e s ta d o en q u e se en cu e n tra
la cu ltu ra d e sp u é s d e las tra n sfo rm a c io n e s q u e h a n a fe c ta d o las re g la s de los
juegos de la c ie n c ia , d e la lite ra tu ra y d e la s artes a p a rtir d el fin d el sig lo x ix ”
(Lyotard, 1984). E n o tro te x to d e la m ism a é p o c a p u n tu a liz ó q u e “ las so c ie ­
dades m o d ern as a n c la n lo s d isc u rso s de v e rd a d y de ju s tic ia en lo s g ran d es
relatos h istó ric o s y c ie n tífic o s , en el p o s m o d e rn ism o es la le g itim a c ió n de lo
verdadero y d e lo ju s to lo q u e v ie n e a o b v ia r” (L y o ta rd , 1984). S u p ro p ó sito ,
al asir d ich o té rm in o e ra lla m a r la a te n c ió n de q u e a lg o no m a rc h a b a com o
hasta e n to n ces en la m o d e rn id a d ; e ra “p re p a ra r u n a le g itim id a d p a ra la so c ie ­
dad del fu tu ro ” (L y o ta rd , 1987).
Iñaki U rd a n ib ia , en su a rtíc u lo L o n a r r a t i v o d e la p o s m o d e r n i d a d , dice
resp ecto a la m o d e r n i d a d d e s d e e l p u n t o d e v is ta f i l o s ó f i c o : 'l a e v o l u c i ó n s e
dio de la s ig u ie n te m a n e r a , p r i m e r o s e d io u n e s ta d io ‘m í t i c o 9q u e s e f u n d ó e n
el ‘más a llá ’; p o ste rio rm e n te se d a ría el e sta d o m o d e rn o o ilu stra d o , en d o n ­
de el saber h u m an o u san d o la ra z ó n co m o tro p o s p riv ile g ia d o s, se c o n stitu ía

161
162 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 9)

com o un núcleo fu n dam entador en el ‘m ás a c á ’ el cual ju e g a el papel de lo


qu e antes se bu scab a en el ex terio r” (V attim o, 1994).
N o será necesario estab lecer un año y fecha para el m om ento del movi­
m iento posm oderno debido a la dificultad de interrelacionarla en diferentes
épocas, para ex p resarlo evocando a N ietzsche “el sol ya se ha puesto, pero
ilu m in a y calien ta to d av ía el cielo de nuestra vida, aunque ya no lo veamos
m ás” (N ietzsche, 1979). E ste cam bio se da del desplazam iento de la tradición
racio n alista (que siem pre busca tener la razón), hacia la tradición de lo razo­
nable (que se co n fo rm a p o r en ten d er sus contradicciones).
P ara G. V attim o, la reiv indicación del posm odernism o se da en el indivi­
duo “d éb il” , a d iferencia de un pensam iento m odernista que se observa en una
p erso n a “fu erte” , que cree conocer objetivam ente la realidad. El individuo
“fu erte” es correlativo al pensam iento de la objetividad y detrás de él se en­
cu en tra el fantasm a de la dom inación; este im perialism o objetivizante, encar­
nado en la cien cia-técn ica, tiene un dinam ism o expansivo, que no cesa de
m an ip u lar y co lo n izar cada vez m ás ám bitos. D esde la p o lítica hasta la edu­
cación, no tiene nada de extraño que la reacción posm oderna se manifieste
co n el fin de acabar con la tiran ía o bjetivante (V attim o, 1994).
L a crisis de la educación es p rofunda y se p ro lo n g a p o r las últim as etapas
de la m odernidad com o resultado de ciertos factores psicológicos; uno de ellos
es, sin duda, la falta de co n fian za del ed u can d o en el ed u cad o r (el sabio
in stitu cio n alizad o ) y tam bién en la institución; así com o tam bién de la in­
cuestionable sabiduría de la terap ia occidental, la cual es desafiada por la cre­
ciente popularidad de nuevas corrientes. E sto hace im posible que el arte siga
avanzando com o lo h acía en el pasado, es por eso que la posición posmoderna
p re fie ra la terap ia de grupo, en co n traste con el culto al p sico an álisis del
m odernism o.
A sí, es p o sib le c o m p re n d e r al p o s m o d e rn ism o c o m o una zo n a entre
tiem po-espacio, privado-colectivo, m oderno y prem oderno. N o es un periodo
histórico ni una tendencia cultural-política, con características bien definidas.
El “reciclaje” es otro m atiz igualm ente característico de la condición po­
lítica del posm odernism o (parasitaria de la m odernidad) com o intento de re­
cu p erar la h isto ria (poshistoria), de todas las sabidurías pasadas y al parecer
extintas; así com o todos los esfuerzos colectivos que ha reprim ido Europa,
com o una m adre posesiva, con su espíritu m odernista.
L a posm odernidad se puede ver com o filtro para aceptar o rechazar las
grandes narrativas, teniendo com o prem isa la aceptación de la pluralidad de
culturas y discursos. La caíd a de la “gran narrativ a” es una invitación directa
a la cohabitación entre varias narrativas pequeñas (locales, culturales, étnicas,
relig io sas e ideológicas); su coexistencia, sin em bargo, es capaz de adoptar
form as extrem adam ente distintas, puede llegar a ser el tercerm undism o de los
intelectu ales del prim er m undo o el hijo antieuropeo de Europa.
El posm odernism o cuestiona la verdad única en la búsqueda y la posición
social, a través del cuestio n am ien to de los textos; cuestiona la realidad ya
Introducción al posmodernismo • 163

establecida. P ostula la narrativa en contra del discurso; es el divorcio de lo


estructural, e intenta acabar con la prem isa del discurso del texto. Es la m uer­
te de la hegem onía de lo escrito y de la objetividad. El discurso posm odernista
parte de dos cam pos filosóficos, del russeliano (con autores com o Barthes,
Lacan y D errida), y del m odernista (con Foucault, Lyotard y D eleuze, cuya
inspiración es N ietzsche). Para la corriente fem inista, significa el fin del as­
fixiante significado de la envidia al falo y, para Jos estudiantes, el fin de los
profesores del texto.
Foucault, en sus obras Locura y civilización y El orden del caos, desarro­
lla un discurso nuevo y no recursivo que propone la resistencia contra el dis­
curso textual. A lo que K ant denom inó el establecim iento de la posibilidad y
la realización, Foucault le llam ó posm odernism o, es decir, el espacio de la
literatura no discursiva, donde el lenguaje tom a un nuevo tem a y un carism a
ontológico. E ste enfoque posm odernista fue postulado por filósofos com o
Nietzsche, B ataille y M allarm é, y persiste con los trabajos de F oucault y
Klossowski, quienes continúan con esta perspectiva posm odernista del dis­
curso, al cuestionar cóm o éste puede hablar de sí m ism o y del otro (la m uerte,
la enfermedad y la sexualidad) de una form a diferente a com o lo hacen los
discursos; de cóm o la fig u ra del “o tro ” puede in g re sar a un lenguaje no
discursivo y puede hablar de la inteligencia de Odiseo, del heroísm o de Héctor,
de la ternura de A ndróm aca y de la dignidad de N éstor.
Las luces del siglo xvn establecieron, a través de los enciclopedistas, una
nueva concepción de la locura, entre la palabra y la cosa, donde se excluía al
esfuerzo del ám bito del otro, lo cual perduró hasta la propuesta filosófica del
posmodernismo. Los actos de hablar serios funcionaban para hacer preservar
la vida, m anteniendo entretenida a la m ente y no al dem ente.
Foucault distingue la epistem ología de la herm enéutica para que no se
confunda con la sem iología. Este lenguaje discursivo abre una posibilidad al
sí mismo, en tre el sí m ism o y el otro, en el su frim iento y la m uerte. El
posmodernismo se ha presentado en la form a en que lo hizo A rtaud y ha lan­
zado la palabra contra la fundam ental ausencia del lenguaje. En el proceso
terapéutico, el sí m ism o debe diferenciarse del “otro” claram ente.
En este m odelo, el “otro” está habilitado por la muerte, la locura y la sexua­
lidad y se parece m ucho al inconsciente de Freud. El lenguaje no discursivo
entre el “sí m ism o” y el “otro” persisten en luchar contra la m uerte. Foucault
postula que las prácticas culturales, políticas y sociales, antes del posm o-
demismo, se fundaban en la locura, la sexualidad y el discurso del texto para
mantener su poder, pues “conocim iento es poder” . La objetividad de la cien­
cia critica el ám bito de la subjetividad del discurso, por lo que Foucault pro­
pone que el lenguaje escape de la m uerte o locura del “otro ” , p ara lo cual
tendrá que haber d iálogo y au to rreflex ión, hasta lleg ar a la in fin itu d del
constructivismo.
Durante los siglos xvi y xvu, la religión controlaba la m uerte; se conside­
raba a la literatura y a la filosofía com o lo oscuro, lo m alo y lo ateo, lo que no
164 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 9)

podría controlar la m uerte o la vida, hasta que se aceptó que el nacim iento del
lenguaje, la literatura y la filosofía no significaba m atar a Dios o a la religión.
Foucault llam a a esto “exceso”, pues no hay que nom brar valiéndose de trans­
gresiones y dice que la literatura se inicia donde la retórica term ina, es decir,
un lenguaje propio que consum e a los dem ás lenguajes. El posm odernism o es
un relám pago lum inoso que ha hecho nacer una figura oscura pero dominan­
te, donde se establece un nuevo rol de la locura, en un espejo hasta lo infinito
(Causillo, 1995).
L a terapia fam iliar se encuentra en un proceso de evolución con respec­
to a los m odelos originales de los decenios de 1970 a 1989. A partir de 1990,
el posm odernism o ha evolucionado los conceptos de las teorías estructural
y estratég ica, que d o m in aran las in terv en cio n es terap éu ticas. En ellas, el
terapeuta señalaba las pautas de acción para con la fam ilia, a la que se veía
com o un sistem a en observ ació n ; se basaban en la cib ern ética de Primer
O rden. A ctu alm en te, la terap ia fam iliar se d esarro lla con conceptos del
constructivism o y la herm enéutica; las fam ilias y el terapeuta sostienen una
participación más activa en la conversación y juntos encuentran sus propias
soluciones, donde el papel del terapeuta no es de experto, sino que éste acep­
ta la realidad de la fam ilia y sus historias, no tratará de cam biarla, juntos apor­
tarán una nueva percepción de la realidad, así com o las soluciones, dando a
las experiencias de la fam ilia un nuevo significado, de tal m anera que la te­
rapia es una aventura colaborativa, donde las soluciones se descubren mu­
tuam ente en la conversación, en lugar de ser prescritas o dirigidas.
De acuerdo con la cibernética de Segundo O rden, M aruyam a (1968) dice
que la supervivencia de cualquier entidad viviente dependerá de dos procesos
de sum a im portancia. El prim ero es la “m orfostasis” , lo que significa que
cualquier sistem a viviente deberá m antenerse ante los estím ulos del contexto
(am biente), m ediante el aprendizaje por error conocido com o retroalimenta-
ción negativa. El segundo proceso es la “m orfogénesis” , es decir, cuando un
sistem a debe m odificar su estructura básica, m ediante una retroalimentación
positiva o de desarrollo. Cuando un sistem a viviente realiza este proceso de
am plificación, es decir, un proceso de adaptación a un am biente modificado,
realiza una m utación de adaptabilidad.
El concepto dom inante de los m odelos científicos del siglo xx, está cam­
biando. El posm odernism o propone desplazar el concepto de “objetividad” de
todas las teorías de la salud m ental, hasta ahora dom inantes. Acerca del
posm odernism o, Lynn H offm an dice:

Durante el final del decenio de 1980-1989, inicié mis críticas respecto de todo el marco
conceptual de la terapia familiar. Mi artículo Constructing Reality: An Art of Lenses fue
el resultado de estas críticas, donde recibí todo el apoyo de Harlene Anderson y Harold
Goolishian. Harlene y Harold trabajan también con planteamiento del constructivismo.
Realmente ellos nunca utilizaron el modelo sistémico ni sus cuestionamientos.
Harold me indicó que sus planteamientos se basaban más en los principios esen­
ciales del conocimiento biológico. Pensé que tenía razón cuando me planteó sus fun- >

Introducción a! posmodernismo • 165

damentos, pensé que éstos tenían muy poco que ver con lo que se había sostenido en
la terapia familiar en las últimas décadas. Por mucho tiempo y con Harold Goolishian y
Lee Windermand, tratamos de analizar este punto de vista, así interpusimos el término
“social” frente a la palabra “constructivismo”; comprendimos la posición anacústica del
término aislado “constructivismo” donde se consideraba que el sistema nervioso cen­
tral era el marco del constructivismo como “una información cerrada” , aunque recibiera
información del ambiente. Esta primera concepción del constructivismo no considera­
ba al contexto social como el determinante de la realidad de los pacientes, sino que los
concebía en la construcción de su realidad, en un contexto únicamente familiar.
Posteriormente, conocí los trabajos del filósofo social Kenneth Gergen respecto
al constructivismo social (1984), quien nos dice que “lo que conocemos de nuestro
medio ambiente no sólo se recibe por el sistema nervioso central, sino que es en sí, el
lenguaje que recibimos y cómo lo expresamos entre las demás personas”.
Después, un artículo de la trabajadora social canadiense y sim patizante de la
corriente feminista, Gerald Erickson (1988), titulado Against the Grain; Decentering
Family Therapy, hizo cuestionar mi fundamentación teórica de tantos años de la teoría
de los sistemas. Esta autora presenta tres conceptos que concuerdan conmigo. El pri­
mero era el concepto fascista ecosistémico análogo a la vida humana, el cual señala
que si se aplica el principio ecosistémico a los valores humanos, este principio se debe
a que hay especies más privilegiadas que otras; llam ando a éstas únicam ente
“sistemas” , se reafirma la injusticia del hecho. El segundo indica que el origen de la
idea “estructura del sistema” ha influenciado a otras teorías científicas de este siglo,
explicando que la noción del sistema toma las conceptuaciones de lingüística en dos
modos de comprender el lenguaje hablado: el primero es diacrónico o histórico, está
referido a la manera en que el lenguaje hablado ha evolucionado a través del tiempo;
el segundo es sincrónico e inmediato, establece los principios fundamentales de todo
sistema idiosincrónico, factores constitutivos de todo tipo de lengua, todo lo que se lla­
ma gramática pertenece a la sincronía. Finalmente, usando el argumento feminista,
Erickson argumenta que la terapia familiar no debería tomar en cuenta conceptos como
poder y género, indicando que si sólo se ve al “sistema” como un mecanismo aislado
de autorregulación, fácilmente se evaden los conceptos sociales, políticos e históricos
que influyen en éste, ignorando estos conceptos en la conceptuación de la familia en
la terapia familiar.
El artículo de Erickson me replanteó la objeción del movimiento feminista hacia la
terapia familiar, donde el concepto sistémico de “circularidad y complementariedad”,
en caso de violencia intrafamiliar del hombre hacia la mujer, sugiere culpabilidad tanto
del hombre como de la mujer por tomar su papel de víctima. El concepto del modelo de
Milán de “neutralidad” , tiene un cuestionamiento más amplio, donde la actitud en caso
de violencia o abuso se discute muy poco, ya que tomar partido por algún miembro de
la familia durante el proceso terapéutico desemboca en desequilibrio de los demás
miembros o en la deserción de la familia del proceso terapéutico. En la mayoría de las
familias existe el concepto de lealtad, las más de las veces encubren o protegen al
golpeador, incluso si ellas mismas son golpeadas o maltratadas.
No tengo una respuesta para este dilema actual de abandonar no sólo la neutrali­
dad sino toda aspiración que contenga el concepto de “meta” y, francamente, admito
más la subjetividad como una posición más a tono que la objetividad con sus normas y
valores.
Otra posición terapéutica sería abandonar a la familia en caso de violencia o de
abuso como una decisión inherente a mi profesión. Si uno insiste en trabajar inmerso
en las relaciones intrafamiliares, se deberá trabajar con familias donde la violencia sea
la primera premisa.
Con estos conceptos en mi pensamiento le dije adiós a la cibernética de Primer
Orden y entré a una nueva terapéutica, “la construcción de realidades” . Este resultado
fue la realización de mi artículo Construyendo realidades.
(Hoffman, 1990). ■
CAPÍTULO

b i l í '

M ODELO P 0 5 T -M IL Á N

E l últim o estadio de la ev olución del grupo de M ilán ha sido delineado en


la práctica y en la enseñanza p o r B oscolo y C ecchin, diferenciándose clara­
mente de los dem ás y desarrollando sus propias variantes en la terapia fam i­
liar sistém ica, unidos por la intención de aplicar la cibernética de Segundo O r­
den. La prem isa básica de este prin cip io es que el observante sea parte de lo
que se está observando y com o co n secu encia el terapeuta sea tam bién parte
de este sistem a, de tal m anera que el círculo se cierra y no hay una realidad
fuera de éste. L a p regunta se presen ta inevitable: ¿cóm o conduce el terapeuta
la sesión? A quí las aportaciones de M aturana y V arela resultan elocuentes y
válidas.
En abril de 1983 T o m m o rg an izó u n a co n fe re n c ia en la que reu n ió a
Maturana, Y on F o erster y m uchas p ersonas integrantes del grupo de M ilán
que eran afines a las ideas de M aturana. E sta conferencia constituyó la m adu­
rez de las ideas del m odelo de M ilán, con autores com o B oscolo, C ecchin,
Prata y S elvini-P alazzoli. D esde entonces, este grupo ha viajado a E uropa y
América dictando conferencias y preparando terapeutas.
M uchas de las ideas del grupo de M ilán han sido adoptadas por terap eu ­
tas que aplican la cib ern ética de Segundo O rden. A portaron el térm ino de
“sistema estructural au todeterm inante” (S tr u c tu r e D e te r m in e d S y s te m ) y a fir­
man que no se debe cam biar la estructura de las fam ilias en la p ráctica tera­
péutica; el cam bio se define p o r el lenguaje o la narrativa de la fam ilia para
crear su nueva realidad.
Esta idea tiene m ucho que v er con la nueva corriente narrativa: “L a reali­
dad ya no es algo que ex ista allá afuera, el acto de crear la realidad, es el acto

167
168 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 10)

que cada persona realiza al observar, haciendo distinciones en esta observa­


ción y, finalm ente, com partiendo estas observaciones con otra persona a tra­
vés de lenguaje” (H offm an, 1991).
Dos colegas de M aturana en Chile, Carm en M éndez y Fernando Coddou,
han discutido la im plicación terapéutica de m antener el concepto de “rea­
lidad o b jetiv a” e indican que “lo que nosotros llam am os realidad no es la
com prensión de una realidad objetiva, es la aceptación de un cierto tipo de
evidencias com o criterio para validar nuestra propia realidad. Este criterio
para aceptar las evidencias está establecido de acuerdo con otras personas a
través del lenguaje. Cuando existe un desacuerdo en el criterio de validación
se presentará un argum ento donde cada una de las partes tratará de evidenciar
al otro que su criterio es el correcto. Si el desacuerdo persiste éste es el pri­
m er paso para catalogar al otro com o erróneo, inm oral, resistente, enfermo o
loco” (G ergen, 1985).
Es posible im aginar los efectos de este proceso en la sociedad, cuando
ciertos grupos controlan el poder del diagnóstico clínico y categorizan a pa­
cientes a través de su autoridad, aplicando sus conocim ientos objetivos.
Lynn H offm an, com o seguidora de los principios del grupo post-Milán,
ha llevado estas ideas más allá, las ha incorporado a otros m odelos postulan­
do el interés de que el terapeuta cam bie de “sistem a observado” a “sistema
observante” , lo que pone al terapeuta en la prem isa de com partir la nueva rea­
lidad con la fam ilia, si se está buscando la prem isa que explique la presencia
del problem a, tanto la fam ilia com o el terapeuta tienen que ser claramente no
objetivos (H offm an, 1991).
La introducción de la epistem ología de la cibernética de Segundo Or­
den y del constructivism o ha sido una de las m ayores aportaciones del grupo
post-M ilán.

PRINCIPIOS BÁSICOS
DE LA TERAPIA DEL MODELO POST-MILÁN

El principio básico de este m odelo es ayudar a la fam ilia a ver las opciones
que tiene y apoyarla en la prerrogativa que escoja. El elem ento fundamen­
tal que acom paña a este proceso, es el entendim iento. Al iniciar la terapia cada
fam iliar tiene una perspectiva de su propia realidad fam iliar. Tomando esto
en cuenta, la escuela post-M ilán trata de hacer ver cóm o funciona el núcleo
fam iliar, percibiendo los problem as principales de la fam ilia de una manera
diferente, al buscar una solución viable y hacer elecciones del tipo de cambio
que deseen. En este m odelo, el rol del terapeuta es de ser creativo y proveer
oportunidades para que la fam ilia tom e otra perspectiva en sus problemas. Este
m odelo tiene cuatro principios básicos: hipotetización, circularidad, neutrali­
dad y tiem po, los cuales fueron descritos en el capítulo 8.
Modelo post-Milán • 169

G RUPO DE TER APEU TA S

Otra ap o rtació n del g ru p o p o st-M ilán fue el uso del eq u ip o de terapeutas.


O riginalm ente, las fam ilias que asistían a te ra p ia con el grupo de M ilán, eran
tratadas p o r un terap eu ta d entro del salón de te ra p ia y o bservadas por un gru­
po tam bién de terap eu tas que se en co n trab an fu era de la v ista de la fam ilia y
quienes seguían cad a caso y se m an ejab an con los lin cam ien to s de la cib ern é­
tica de P rim er O rden, ya q u e in terru m p ían la sesión ú n icam en te p ara dar sus
comentarios al terap eu ta q u e se en co n trab a con la fam ilia. E l equipo de tera­
peutas o b serv ab a a la fam ilia a través de una c ám ara de G esell (espejo con
visión un ilateral), p o r tanto, no p artic ip a b a ni se in clu ía d entro de la realidad
de la fam ilia.
En la c ib ern ética de S egundo O rden o p o sm o d ern ism o , el grupo de M ilán
continuó con esta técn ica, pero la llam ó “eq u ip o refle c to r” , que fue m o d ifica­
do por T o m A n d e rse n , M a g n u s H ald , A n n a M a rg a re te F la m y o tro s, en
Tromso, N oruega, con el nom bre de “grupo de re fle x ió n ” . E ste equipo reflec­
tor consiste en que el eq u ip o de terap eu tas no sean ú n icam en te observadores,
sino que p articip an con la fam ilia y el terap eu ta, aq u í la fam ilia v eía y escu ­
chaba los com entarios que h acía el grupo de terapeutas, dando con ello un giro
más ético h acia la cib ern ética de S egundo O rden, es decir, el grupo de tera­
peutas, el terap eu ta y la fam ilia en tratam ien to se con v ierten en un solo siste­
ma en interacción. E sta p o d ero sa id ea h a am p liad o el m odelo convencional
de la te ra p ia lle v á n d o la h a c ia un d iá lo g o m e n o s je r á rq u ic o y re a lm e n te
recursivo.
El m odelo in icial de M ilán se m o d ificó p a ra que la fam ilia y el en tre­
vistador fu eran los o b serv ad o res y escu ch aran la co n v ersació n del equipo de
terapeutas so b re lo q u e v ie ro n en la se sió n , (e sto u s u a lm e n te d u ra de 2 a
15 m inutos), do n d e tam bién h ay reg las p ara seg u ir la discusión, ya que los
comentarios no son p lan tead o s p rev iam en te ni estratég icam en te d eterm in a­
dos. A este en fo q u e tam b ién se h a unid o un grupo form ado p o r W illiam Lax,
Dario L ussardi, Ju d y D av id so n y M arg aret R atheau, del F a m ily I n s titu te en
Vermont, V irginia.

RITUALES TE R A PÉU TIC O S

La técnica de ritu ales en la terap ia fam iliar fue in tro d u cid a por la escuela de
Milán, en esp ecial p o r la o b ra de M ara S elv in i-P alazzo li, quien con la co ­
laboración de P rata, C ecch in y B o sco lo , p u b licaro n Y O S ta r v a tio n en el de-
170 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capitulo 10)

cenio de 1970-1979; ah í d efin iero n los ritu ales com o “una acció n o u n a serie
de a c c io n e s a c o m p a ñ a d a s p o r fó rm u la s v e rb a le s , en lo s q u e in te rv ie n e la
fa m ilia en c o n ju n to ; co m o to d o ritu a l, d eb e c o n s is tir en u n a secu en c ia re­
g u lar de pasos dados en el m o m en to o p o rtu n o y en el lu g ar ad ecu ad o ” (Pi-
rro tta, 1984).
P ara el grupo de M ilán, el ritu al es u n a acció n que realiza la fam ilia de­
tallad am en te en tiem p o , lu g a r y o rd en p a ra q u e sea e je c u ta d o p o r ella, con
el fin de e jercer una fu erza co n ju n ta p ara ro m p er o fo rm ar estru ctu ras en la
d in á m ic a fa m ilia r, ésto s serán ú n ic o s p a ra cad a fa m ilia y se g en era rá n por
la m ism a.
D u ra n te el p e rio d o de d ifu sió n del m o d e lo de M ilá n , m u c h o s grupos
ad optaron las técn icas y los lin cam ien to s d e éste, com o fue el caso del grupo
fo rm a d o por Evan Im ber-B lack, PhD de la U n iv ersid ad A lbert Einstein de
M e d ic in a de B ro n x , en N u e v a Y o rk , J a n in e R o b e rts, P h D de la U niver­
sid a d de M a sa c h u se ts y R ic h a rd A. W h ittin g , P hD de la U n iv ersid ad de
S p rin g fie ld en M asach u sets. S us in te re se s en los ritu a le s y la im portancia
de éstos en la te ra p ia fam iliar, los llev ó a u n ir sus esfu erzo s en este campo
m ien tras aten d ían co n su ltas p riv ad as en el oeste de M asach u sets, en el año de
1970. E n co n traro n que los ritu ales ex p resan d u alid ad es y resu elv en contra­
d iccio n es, prin cip io s que fu ero n ap licad o s con gran éx ito a fam ilias y que se
d ifu n d iero n en ta llere s y co n feren c ias p o r d ifere n tes co n fin e s. E ste grupo
publicó el libro R itu a les tera p éu tico s y ritos fa m ilia r e s en el año de 1991. Para
ellos los ritu ales m an tien en , al m ism o tiem p o , los elem en to s de una contra­
d ic ció n y los co n cep to s del d o b le v ín c u lo de B ateso n (co m o vida/muerte,
c o n e x ió n /d ista n c ia , id e a l/re a l, b ie n /m al) d o n d e el ritu a l p u ed e incorporar
am bos conceptos de la co n trad icció n p arad ó jica, com o en el caso de un matri­
m onio, donde se llev a in trín seco el co n tex to p arad ó jico de pérdida/ganancia
(se p ierde una hija, pero se g an a un yerno). El ritu al p o d rá tam b ién facilitarla
co h esió n en tre in d iv id u o s, fam ilias y so cied a d en co n cep to s especiales de
presente, pasado y futuro. En su lib ro ellos p u n tu alizan que todas las familias
tienen d iferen tes tipos de ritu alizació n y lo s clasifican así: fam ilias con bajo
n iv e l de ritu a liz a c ió n , fa m ilia s co n r itu a liz a c io n e s ríg id a s , fam ilias con
ritu a liz a c io n e s sesg ad as, fa m ilia s co n ritu a liz a c io n e s v acías com o acon­
tecim iento y no com o proceso, fam ilias con p ro ceso ritu al interru m p id o o im­
posible de ser ex p erim en tad o ab iertam en te y fam ilias con flexibilidad para
a d o p ta r ritu ales. P ara ello s, los ritu a le s te ra p é u tic o s so n la fu e rz a que tiene
la fam ilia p ara m an ten er su id en tid ad o co stu m b res, así com o para modificar­
los a lo largo de su ciclo de vida. E stos p erm iten a las fam ilias la cohesión
para v iv ir m om entos especiales, p ara m a rc ar o d efin ir reg las y relaciones del
grupo fam iliar. La fam ilia, a m e d id a q u e crece, e x p erim en ta nuevos para­
digm as, unos m iem b ro s la dejan y otros n u ev o s se in co rp o ran a ella. Si la
fam ilia co n llev a sus ritu ales ad ecu ad am en te, se p o sib ilita rá la cohesión fami­
liar. Si bien las fam ilias no se van a cu rar a base de ritu ales, todas tienen sus
Modelo post-Milán • 171

propios ritu a le s “ sa lv a v id a s ” , y a q u e to d as las fa m ilia s y su in te ra c c ió n está n


form adas d e ritu a le s co m o lo s sig u ien tes:

1. C e le b ra c io n e s fa m ilia r e s , c o m o so n las c e le b r a c io n e s c o m u n e s de
la so cie d ad en q u e se v iv e (p. ej., lo s d ías fe stiv o s y c o stu m b re s d e la
so cied ad ).
2. L as tra d ic io n e s fam ilia re s, q u e se e sta b le c e n p o r la cu ltu ra , h isto ria y
re lig ió n de la fa m ilia ; co m o la m o ra l, las c o stu m b re s, el re sp e to , el
o rd en , etc.
3. R itu a le s del c ic lo de v id a de la fa m ilia , tales co m o las c e le b ra c io n e s
de lo s n ac im ie n to s, b a u tiz o s, g ra d u a c io n e s, b o d as y otro s.
4. R itu a le s de v id a c o tid ia n a , q u e c o n siste n en ritu a le s d e la fa m ilia a la
h o ra de co m er, fe ste ja r, d o rm ir, p asear, etc., las n o rm a s y re g la s c re a ­
das p o r la fam ilia.

Este g ru p o ta m b ié n to m a d el m o d e lo d e M ilá n , el c o n c e p to d e la s p re g u n ­
tas circu lares, in d ic a n d o ig u al q u e B a te so n , q u e la in fo rm a c ió n es d ife ren cia,
pero c o n n o tán d o las co m o “p re g u n ta s c irc u la re s ” o “p re g u n ta s re fle x iv a s ” . A l
realizar esta s p re g u n ta s se p u e d e e v a lu a r el n iv el d e ritu a liz a c ió n d e las fa ­
milias y de c a d a in te g ra n te , se m e jo ra la c a lid a d d e la in fo rm a c ió n , fo rm u ­
lándolas de m an era cru zad a a todos los m iem bros de la fam ilia para que todos
participen y ap o rten in fo rm ació n ; la p erso n a que no p artic ip e hab lan d o , lo h ará
escuchando.
P rim e ro se p re s e n ta n las p re g u n ta s “ o r ie n ta d o ra s ” , co m o p o d ría n ser:
“¿cuál fue el últim o acontecim iento fam iliar que celebraron?” , “¿qué tradiciones
les han tra n sm itid o sus p a d re s? ” , “¿q u ién p a rtic ip a m ás en las cele b ra c io n e s? ” ,
“¿quién no q u ie re e s ta r p re s e n te ? ” , etc. C o n las re sp u e s ta s a e sa s p re g u n ta s,
el terap eu ta p o d rá fo rm a rse u n a id e a d e l g ra d o d e ritu a liz a c ió n d e la fa m ilia
y sus m iem b ro s. L as p re g u n ta s se fo rm u la rá n d e a cu erd o al in te ré s y o b jetiv o
del terapeuta.
P o ste rio rm e n te , se c o n tin ú a c o n las p re g u n ta s de “ r e fle x ió n ” , p a ra d e ­
term inar si la fa m ilia p u e d e re a liz a r ritu a le s m ás a b ierto s o m ás fle x ib le s, con
el fin de o b se rv a r su g rad o de a d a p ta b ilid a d y la p o s ib ilid a d d e id e n tific a r
zonas de cam b io p a ra la terap ia. L as p re g u n ta s p o d ría n ser las sig u ien tes: “ si
ustedes se re u n ie ra n m ás fre c u e n te m e n te , ¿ q u é s u c e d e ría c o n la fa m ilia ? ” ;
“si tu v ieran q u e re u n irse p a ra cele b ra r, ¿q u é h a ría n ? ” ; “ ¿ q u ién es e sta ría n d is­
puestos a re a liz a r u n c a m b io ? ” ; “¿có m o p u ed e v o lv e rse m ás sig n ific a tiv o un
acontecim iento?” ; “ ¿có m o p o d ría h a c e r la fa m ilia eso s c a m b io s? ” , etc.
Con las re sp u e sta s a las p re g u n ta s d e re fle x ió n , p u e d e a d q u irirse la in fo r­
mación de la co h e sió n y p a rtic ip a c ió n de la fam ilia, y su c a p a c id a d p a ra e s ta ­
blecer los ritu a le s, las je ra rq u ía s , la c o m u n ic a c ió n y la re la c ió n de lo s ro les
sexuales de la fam ilia. L o s ritu a le s p u e d e n p ro v e e r e sta b ilid a d y cam b io s en
la fam ilia, ta m b ié n p o d rá n e s ta b le c e r lo s ritu a le s n o rm a tiv o s d e é s ta si se
han d esin teg rad o , in te rru m p id o , p e rd id o o a b an d o n ad o . C u an d o las fam ilias
172 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 10)

e x p e rim e n ta n e n fe rm e d a d e s c ró n ic a s, d iv o rc io , m ig ra c ió n y o tra s pérdidas


g ra v e s, e s ta b le c e r o fo rm a r n u e v o s ritu a le s e n la s m ism a s p e rm itirá la co n fir­
m a c ió n y c o h e s ió n d e a lg u n o s o d e to d o s sus m ie m b ro s.

CASO CLÍNICO

Se tra ta de una fa m ilia com puesta por seis m iem bros: el padre de 50 años, de profe­
sión ingeniero, quien viajaba constantem ente ai exterior de la R epública M exicana por
dem andas del trabajo, y cuyo carácter era introvertido, poco cariñoso, poco com pro­
m etido con sus hijos, dem andante, perfeccionista y sum am ente trabajador; la madre
de 45 años, am a de casa, sobreprotectora, directa, poco cariñosa, m uy estructurada,
independiente y dem asiado estricta, crítica y escrupulosa; el m ayor de los hijos, hom ­
bre de 26 años, estaba a punto de term inar la carrera de quím ico y era estudioso, inde­
pendiente, depresivo, orgulloso y reservado; le seguía una m ujer de 24 años, quien
estudiaba periodism o y era alegre, tierna, im pulsiva, independíente, agresiva y sufría
de frecuentes depresiones; el tercero de los hijos, m ujer de 17 años, estudiaba pre­
paratoria abierta y era reservada, agresiva, poco com unicativa, no le gustaba e stu ­
d ia r y era m uy d e pen diente de la m adre; el últim o hijo, varón de 14 años, tenía poca
tolerancia a la fru stra ció n y se n sib ilid a d extrem a, era cariñoso (antes de la ad o le s­
cencia), con m últiples personalidades, sufría de fuertes depresiones, aislam ientos, en­
cierros, y presentaba un serio problem a de adicción a drogas, lo cual provocó que
dejara la escuela.
La fam ilia llegó a terapia ya que la escuela a la que asistía el hijo menor reportó
que, desde el ingreso de éste a secundaria, había presentado inasistencias, falta de
interés hacia las clases y conductas com o aislam iento, indiferencia y poca com unica­
ción que en el pasado no se habían m anifestado con tanta seriedad, la escuela lo rem i­
tió con una terapeuta especializada en problem as psicológicos.
La m adre, al m om ento de llevarlo, se m ostraba ansiosa, tem erosa, triste y m uy
decepcionada. En privado com entó que notó el cam bio de su hijo al m om ento de ingre­
sar éste a la secundaria, ya que dejó de ser cariñoso, tierno y am able; m encionó que lo
adjudicó a problem as de la adolescencia, sin em bargo observó un cam bio drástico en
su arreglo personal.

U n o d e lo s g ra n d e s p ro b le m a s en e s te c aso es q u e se id e n tific ó a un p acien te


co n u n p ro b le m a a re so lv e r (el h ijo m e n o r), sin e m b arg o , la d in á m ic a fam iliar
n e c e s ita b a se r re e stru c tu ra d a , y a q u e el c o m p ro m iso d el p a d re an te su s hijos
h a b ía sid o d e le g a d o a la m ad re, p o r lo q u e é s ta te n ía u n a c a rg a m u y fu e rte de
re sp o n s a b ilid a d e s. D e ig u a l m a n e ra , el fa c to r de in d e p e n d e n c ia y la p o c a c o ­
m u n ic a c ió n fo rm a ro n en la fa m ilia có d ig o s d ife re n te s e n tre lo s m ie m b ro s del
siste m a , lo q u e p ro v o c ó b arre ra s d e c o m u n ic a c ió n . E s v ita l to m a r e n cu en ta
el p a p e l d el p ad re, y a q u e al e s ta r d e slig a d o d e c o m p ro m iso s, sus in te rv e n c io ­
n es fu e ro n m u y p e rifé ric a s y a u se n te s, re sp e c to d el n ú c le o fa m ilia r.
E n la p rim e ra sesió n , la m a d re in d icó q u e la p a re ja h a b ía sid o m u y u n id a
h a s ta q u e n a c ió el ú ltim o h ijo . F u e en e sa é p o c a c u a n d o el e sp o so in ic ió sus
v iajes d e tra b a jo al e x te rio r d el p aís. L o s h ijo s m a v o re s e x p re sa ro n a u e v a no
Modelo post-Milán • 173

cuando iba a v isitarlo s. L o s h ijo s m ay o res se m o lestab an m u ch o p o rq u e la


madre sólo h ab lab a d el p a sa d o , d e cu an d o la fa m ilia e sta b a u n id a y p asab an
juntos las celeb racio n es d e los cu m p leañ o s y las festiv id ad es, co m o a n iv e rsa ­
rios, g rad u acio n es, n av id ad , fie stas p atria s, etc. C u an d o los h ijo s tra ta b a n de
hablar de lo qu e o c u rría d ia ria m e n te en sus activ id a d e s, la m ad re re c u rría al
pasado; al u n íso n o , el d o lo r y p re o c u p a c ió n de los h ijo s m ay o re s se h a c ía
evidente cu an d o esto o c u rría . E n la a d e c u a c ió n de la fó rm u la m a d re -h ijo s,
la madre m antenía la ecu ació n fam ilia-pasado. A l final de esta sesión, se pidió
ala fam ilia (m adre e h ijo s) qu e p ara la sig u ien te c ita realizaran u n a lista de c e ­
lebraciones q u e h u b ie se n p asad o ju n to s m ad re-h ijo s y o tra de p ad re-m ad re-
hijos. H abrían de a n alizar qu é fie stas o c e le b ra c io n e s h ab ían sid o (d u ració n ,
lugar, asistentes) y e x p re sa r cu ál fue su c o n ten id o em o cio n al (g o zo , tristeza,
unión, risa, llan to).
En la sig u ien te sesió n , al a n a liz a r el c o n ten id o de sus c e le b ra c io n e s, la
madre se dio c u e n ta q u e la fa m ilia m ad re-h ijo s p o d ía p e rm a n e c e r en el p re ­
sente y d isfru tar su v id a actu al, tam b ién se p e rc a tó q u e el p re se n te les b rin d a ­
ba gozo y aleg ría. A l fin a l d e la sesió n , am bas e stru ctu ras fu ero n rea firm a d a s
por todos los m iem b ro s d e la fa m ilia p ad re -m a d re -h ijo s, y p o r la estru ctu ra
m adre-hijos-padre p e riférico . Se les d ijo q u e u n a v ez a la sem a n a la m ad re y
los hijos “co n taran h isto ria s ” , d o n d e la p rim e ra n arrara relato s de ella co n su
esposo y los h ijo s, d e sus q u e h aceres d iarios. E ste ritu a l de los re la to s se p ro ­
puso p ara im p ed ir el p a tró n de p re té rito de la m ad re y re c o n e c ta rla al p re se n ­
te y al futuro de sus h ijo s ad o lescen tes, así co m o p a ra p e rm itir u n a tra n sició n
temporal en tre un sistem a y otro. T an to a la m ad re co m o a los h ijo s, este ri­
tual les p erm itió in clu ir, d e m an era sim b ó lica, al p ad re en to d o s sus a c o n te c i­
mientos p resen tes, tam b ié n en fren tar el “cad a d ía ” con m ay o r seg u rid a d y sin
temor a la c o n d ició n d el p ad re p eriférico .
En la sig u ien te sesió n a la qu e a cu d iero n am b o s esp o so s y to d o s los h ijo s,
el padre in d icó su situ ació n , y a q u e p o r re q u e rim ie n to s e c o n ó m ico s (com o
único p ro v eed o r de la casa) se h ab ía v isto o b lig a d o a ace p ta r e ste em p leo . Se
reveló el secreto qu e h a b ía cau sad o to do e ste re se n tim ie n to h a c ia el p ad re,
tanto p or p arte de la e sp o sa com o de los h ijo s. E l p ad re m an ife stó q u e p o r
causas ju d ic ia le s tu v o q u e acep tar el em p leo e n el ex te rio r del p aís, d eb id o a
la firm a de u n c o n trato q u e él acep tó co m o resp o n sab le. D u ra n te la sesión,
sacar a la luz la c au sa de la a u sen cia d el p ad re de la fam ilia, p ro v o c ó en los
esposos u n a rea c c ió n am b iv alen te d e c o raje-tristeza.
El o b jetiv o te ra p é u tic o en este caso era re c o d ific a r la p o sic ió n del p adre-
periférico, a la de p ad re sacrificad o . E ste re la to de la v erd ad d el p ad re con
respecto a su a u sen cia p ro d u jo u n a p o sic ió n c la ra y d e fin itiv a en la fam ilia
m adre-hijos, la cu al los llev ó a p erd er to do tip o de esp ecu lació n , re n c o r y dis-
tanciam iento re sp ecto d e su p ad re, fin a lm e n te se acep tó la v erd ad del ú n ico y
verdadero sistem a fa m ilia r p ad re sacrificad o -m ad re-h ijo s.
C om o p rescrip ció n ritu a l, se p id ió a la m ad re y a los h ijo s q u e cu an d o el
padre e stu v iera au sen te, en su tra b ajo (p erio d o s altern ad o s de tre s m eses de
174 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 10)

ausencia por dos sem anas de estar con ellos), se m antuviera su lugar en la casa,
tam bién todas sus cosas personales, com o si estuviera presente. Se les indicó
que cada quien tuviera una libreta en la cual anotar lo que quisiera comentar
con él; cuando el padre regresara a casa se la entregarían y así no lo sentirían
tan ausente. Al padre se le pidió que hiciera lo m ism o cuando quisiera comen­
tar algo a su esposa e hijos.
E n la siguiente sesión se le solicitó al padre que explicara claram ente
cuáles fueron las causas ju d iciales por las que tuvo que tom ar un em pleo fue­
ra del país y estar lejos de su fam ilia; adem ás, qué efectos em ocionales causa­
ba esto en él y la posibilidad de integrarse a su fam ilia, en el futuro. El trabajo
terapéutico se centró en dar apoyo a todo el sistem a fam iliar de acuerdo con
su interacción actual, para que cada uno aceptara la situación presente de la
estructura fam iliar, se aceptara la verdad epifánica de ésta se trabajara más en
su presente y futuro, abandonando lo pretérito com o signo de felicidad o año­
ranza p o r p arte de la m adre. E sta h o n d a p en a de re p arac ió n o p érd id a de
m adre-hijos debía convertirse en una esperanza de conciliación padre-madre-
hijos, en el futuro.
Los rituales o la prescripción de rituales, com o se ha com entado, son úni­
cos para cada fam ilia. El ritual no necesariam ente funciona en todas las fa­
m ilias; si funciona, ayudará a identificar y reforzar la cohesión de la familia
p ara e la b o ra r p o sib les so lu cio n es em o cio n ales y de ru p tu ra de hom eosta-
sis. Para que el ritual funcione en una fam ilia, deberá ser oportuno, necesario
y único. Éste se convierte en terapéutico cuando su aplicación no conflictiva
c o n fro n ta a la fa m ilia , c u an d o le p e rm ite v e r n u e v a s p o s ib ilid a d e s de
interacción y solución. L a aplicación terapéutica de un ritual será útil si la
fam ilia com prende el significado de lo que está sucediendo y de lo que puede
suceder.

MÉTODO INVARIANTE DEL MODELO POST-MILÁN

El m étodo invariante se com enzó a usar por Selvini-Palazzoli y P rata cuando


el equipo de M ilán se separó. El trabajo de S elvini-P alazzoli consistía en la
investigación m ientras que ei. 11 equipo original de M ilán se daba el mismo
tipo de prescripciones a todas las fam ilias. Los térm inos “prescripción inva­
riante” , “acceso invariante” o “m étodo invariante” son los térm inos que dis­
tinguen este m odelo del planteam iento original, por lo que el m étodo inicial
em pezó a ser llam ado m étodo estándar o variante. B oscolo y C ecchin se en­
focaron al desarrollo de m étodos de entrenam iento, donde utilizaron muchas
de las técnicas del m étodo original de M ilán.
S elvini-P alazzoli y P rata estaban convencidos de que sólo dando a las
fam ilias prescripciones sim ilares acordes a un plan predeterm inado, podían
Modelo post-Milán • 175

confirm ar v ariab les terap éu ticas. L as sim ilitu d e s en el tra ta m ien to de fa m i­


lias con la m ism a p ro b le m á tica , era lo que p o d ía in d ic a r el p u n to de p artid a .
S elv in i-P alazzo li y P ra ta c re ía n q u e el tra ta m ie n to d e p e n d ía d el c o n o c i­
miento que tu v ie ra n los te ra p e u ta s ta n to de las fa m ilia s co m o de la te ra p ia
familiar.
Finalm ente el m o d elo in v a ria n te fu e ap lic a d o p o r el gru p o de M ilán y
mejorado al p resen tarse el c o n stru ctiv ism o social.

■ APLICACIÓN

Las bases p ara la ap licació n del m éto d o in v aria n te del m odelo p o st-M ilán son:

1. E n tr e v is ta te le fó n ic a . E s el p rim e r c o n tacto co n el p acien te.


2. S e sió n p r e v ia . E l eq u ip o de terap eu tas se reú n e p a ra p la n e a r e s tra te ­
gias de in terv en ció n .
3. S e sió n o e n c u e n tr o te r a p é u tic o . L a fa m ilia y el te ra p e u ta se ven po r
p rim era vez, se relacio n an , se co m u n ican , in terc am b ia n in fo rm ació n .
4. S e sió n p o s te r io r . D esp u és, lo s terap eu tas fo rm u lan la co n n o tació n y
d esig n an la p rescrip ció n .
5. P r e sc r ip c ió n . T an to la co n n o tació n co m o la p resc rip c ió n son d ad as a
conocer a la fam ilia.
6. T ie m p o e n tr e la s s e s io n e s . L o s cam b io s tien en lu g a r tan to en la fa m i­
lia co m o en el eq u ip o . L a fa m ilia tra b a ja rá so b re la p resc rip c ió n d ad a
y se an alizará su resu ltad o en la sig u ien te sesión.

DIEZ S E S IO N E S DE T E R A P IA D EL M O D ELO PO ST-M ILÁ N


> ^ ' ' - • • - ‘

En este m o d elo , el tra ta m ie n to in ic ia co n u n a llam ad a telefó n ica. D esp u és se


realiza una ju n ta co n el eq u ip o d o n d e se d e te rm in a la e stra te g ia de tra b ajo y
se decide que to d a la fa m ilia se in te g ra rá a la p rim e ra sesión, d esd e abuelos
o tíos, hasta u n a n an a o vecin o s.

B PRIMERA S E S IÓ N

Es el p rim er c o n ta c to físico con la fa m ilia y el eq u ip o . E sta p rim era sesión es


muy im p o rtan te y a q u e es la ú n ica o p o rtu n id ad que el eq u ip o tien e de o b te n e r
información m ás am p lia so b re la realid ad d e la fa m ilia y donde se d ará la re-
Modelo post-M ilán • 177

ft QUINTA SESIÓN

En esta sesió n , el tra b a jo se c e n tra rá en la s o b se rv a c io n e s d e lo s p a d re s y en


el re fo rz a m ie n to d e l ro l q u e é s to s tie n e n c o m o p a rte c u p u la r d e la fa m ilia .
A p artir d e e s ta se sió n , lo s ro le s d e lo s p a d re s y el te ra p e u ta c o m ie n z a n a
intercam biarse, es d e c ir, lo s p a d re s se v u e lv e n d e te c tiv e s b u s c a n d o in fo rm a ­
ción so b re in te ra c c io n e s q u e les a y u d a rá n a e n te n d e r a su fam ilia.

i SEXTA SESIÓN

Desde la te rc e ra se sió n se c o m e n z ó a tra b a ja r co n lo s p a d re s d e fo rm a s e p a ra ­


da, m a rc á n d o le s su ro l d e n tro d e la fam ilia. A p a rtir d e la s e x ta sesió n se les
ayuda a a n a liz a r lo s d ato s q u e h a n o b te n id o . L a h ip ó te sis h a sid o d e sa rro lla d a
para ser d is c u tid a a b ie rta m e n te c o n lo s p a d re s y el o b je tiv o d el e q u ip o es
em pezar a tra n s fe rirle s la h a b ilid a d y el c o n o c im ie n to d e lo q u e h a n esta d o
haciendo a tra v é s d e p re g u n ta s, m e tá fo ra s y re sú m e n e s.

■ DE LA SÉPTIMA A LA DÉCIMA SESIÓN

Estas sesio n es se m e n c io n a n ju n ta s y a q u e ta n to lo s o b je tiv o s co m o la e s tru c ­


tura son sim ilares, au n q u e eso no sig n ifica q u e no ex istan cam b io s. E sto s c a m ­
bios se p re s e n ta rá n c o n fo rm e lo s p a d re s c o n o z c a n p a u la tin a m e n te la m a n e ra
de c o n tro lar las situ a c io n e s y a e llo s m ism o s. E s a p a rtir d e la s é p tim a sesió n
cuando la re la c ió n e n tre p ad res y te ra p e u ta s c o m ie n z a a ser d e “c o la b o ra c ió n ”
y en d o n d e lo s p rim e ro s c o m ie n z a n a se r d e p e n d ie n te s d el se g u n d o , q u ie n
servirá co m o g u ía y d irig e n te . L o s o b je tiv o s d e esta s sesio n es so n fo rta le c e r
la unidad de p a re ja y q u e e sto sirv a p a ra la re so lu c ió n d e p ro b le m a s, y a y u d a r
a los p ad res a g e n e ra r u n p ro fu n d o e n te n d im ie n to de la p e rs o n a lid a d d e c a d a
uno de los m ie m b ro s co n q u ie n e s in te ra c tú a .

COMPARACIONES ENTRE LOS DOS MODELOS DE MILÁN

Cada m o d e lo d e te ra p ia fa m ilia r tie n e ra sg o s q u e lo d istin g u e n . E l m o d e lo de


Milán se c a ra c te riz a p o r te n e r un eq u ip o d e tra b a jo q u e u sa c o n n o ta c io n e s
positivas, p re g u n ta s c irc u la re s e in te rv a lo s g e n e ra lm e n te d e u n m es, e n tre las
sesiones de te ra p ia. E sta s té cn ica s so n e m p lead a s ta n to p o r el e q u ip o d e M ilá n
como p o r el p o st-M ilá n , a u n q u e ca b e m e n c io n a r q u e h ay a lg u n a s v a ria c io n e s
entre un m o d e lo y o tro , m ism a s q u e se d e sc rib e n a c o n tin u ació n .
176 * T erapia fam iliar: M od elo s y técnicas (C ap ítu lo 10)

la c ió n in ic ia l d e a m b o s e n la te ra p ia . E l o b je tiv o p r in c ip a l d e l te ra p e u ta es
e v a lu a r e l ju e g o * q u e tie n e la f a m ilia . E s ta p r im e r a s e s ió n s e g u ia r á y plan­
te a rá e n to rn o a la s s ig u ie n te s p re g u n ta s : ¿ c u á l e s e l p r o b le m a ? , ¿ c u á n to tiem ­
p o tie n e é s te ? , ¿ q u ié n e s s o n lo s p r o ta g o n is ta s p r in c ip a le s ? , ¿ c ó m o e s q u e los
m ie m b r o s d e la f a m ilia se c o m p a r a n c o n o tro s ? , ¿ q u é m ito s e x is te n e n la fa­
m ilia ? , ¿ c u á l e s la m o tiv a c ió n a l c a m b io ?

■ SEGUNDA SESIÓN

C o n tin ú a s o b re la m is m a lín e a q u e la p r im e r a , a u n q u e e l n ú m e ro d e p erso n as


e n e s ta s e s ió n e s m e n o r. S e d e b e p o n e r m u c h a a te n c ió n a la s p e r s p e c tiv a s que
la f a m ilia tie n e r e s p e c to d e lo s r e s u lta d o s q u e o b te n d r á d e la te ra p ia . H ab rá
m e n o s d is c u s ió n a c e r c a d e l p r o b le m a , p e r o s e rá p o s ib le p r o f u n d iz a r e n cosas
m á s ín tim a s y p e r s o n a le s d e la f a m ilia , y a q u e ta l v e z a lg u n o s in te g r a n te s de
e s ta s e s ió n n o a s is ta n a la s s ig u ie n te s .

TERCERA SESIÓN

E l o b je tiv o p r in c ip a l d e l te r a p e u ta s e rá o r ie n ta r a la p a r e ja (p a d r e s ) a te n e r el
lid e r a z g o d e la fa m ilia . A e s ta s e s ió n ú n ic a m e n te a c u d ir á la p a r e ja p a r a q ue
p u e d a h a b e r u n a m a y o r a m p litu d d e l p ro b le m a ; e s to n o s ig n if ic a q u e lo s a s u n ­
to s a tr a t a r o d is c u tir a q u í n o p u e d a n s e r tr a ta d o s c o n e l r e s to d e la f a m ilia . El
te ra p e u ta p e d irá a c a d a u n o d e lo s p a d r e s q u e lle v e u n d ia rio , d o n d e a n o te n
lo s c a m b io s im p o r ta n te s r e s p e c to d e l p ro b le m a .

CUARTA SESIÓN

S e tra b a ja r á n la s o b s e r v a c io n e s r e p o r ta d a s p o r lo s p a d r e s a s í c o m o la s p r e s ­
c r ip c io n e s d a d a s p o r el e q u ip o . E l o b je tiv o e n e s ta s e s ió n e s h a c e r q u e lo s
p a d re s tra b a je n c o m o u n e q u ip o , y a q u e s in e s to n o s e r ía p o s ib le o b te n e r m e ­
jo r í a s n i a v a n c e s e n el tr a ta m ie n to . S e p r o c u r a q u e lo s p a d r e s p u e d a n d irig ir
c o r r e c ta m e n te a su s h ijo s s in la n e c e s id a d d e a y u d a d e o tro s m ie m b r o s d e la
fa m ilia .

N.vdel Autor: Selvini-Palazzoli denom ina “juego sucio de la fam ilia” a la interacción
patológica de sus miembros. Aquí, m e referiré a él com o “juego de la fam ilia”.
178 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capítulo 10)

ENTREVISTA TELEFÓNICA Y PRIMERA SESIÓN

A m b o s m o d e lo s c o m ie n z a n c o n u n a e n tre v is ta te le fó n ic a in ic ia l, entre un
m ie m b ro d e la fa m ilia y u n o d e l eq u ip o . E n el m o d e lo d e M ilá n se analiza el
c a so p a ra re a liz a r la te ra p ia fa m ilia r, se p la n te a u n a h ip ó te s is y se considera
si es o n o c o n v e n ie n te in v ita r a c a d a u n o d e lo s m ie m b ro s a la p rim e ra sesión.
E n el m o d e lo p o s t-M ilá n , n o se p la n te a h ip ó te s is y se d e c id e q u e todos los
m ie m b ro s d e la fa m ilia a s ista n d e s d e la p rim e ra se sió n ; e s ta d ec isió n se man­
tie n e d u ra n te to d a la te ra p ia.

ESTRUCTURA DE LA SESIÓN

En a m b o s m o d e lo s se p re s e n ta la m ism a e s tru c tu ra , se in ic ia co n u n a reunión


p re v ia a la sesió n , en sí m ism a la sesió n , lu e g o u n a se sió n p o s te rio r y la entre­
g a de la p re s c rip c ió n . E l m o d e lo p o s t-M ilá n d ifie re en q u e el terap eu ta, en
c u a lq u ie r m o m e n to d e la sesió n , p u e d e tra n s m itir p re s c rip c io n e s paradójicas,
c o n n o ta c io n e s p o s itiv a s o re fo rz a d o re s. E l te ra p e u ta d e b e c o n o c e r perfecta­
m e n te b ie n la s té c n ic a s p ro p u e s ta s e n el m o d e lo d e M ilán .

AUTORIDAD DEL TERAPEUTA

E l p a p e l d el te ra p e u ta en am b o s m o d e lo s es m u y im p o rtan te, y a q u e es él quien


v a a fa c ilita r la sesió n , d a rá la a c e p ta c ió n d e l te m a y a n a liz a rá la inform ación
q u e se d é. E n el m o d e lo d e M ilá n , el te ra p e u ta d e s a rro lla la h ip ó te s is en­
fo c á n d o s e al p r o b le m a q u e lle v ó a la f a m ilia al tr a ta m ie n to ; m ie n tra s que
el m o d e lo p o s t-M ilá n re a liz a p re g u n ta s q u e e s tá n re la c io n a d a s n o só lo con el
p ro b le m a g lo b a l, sin o ta m b ié n a n iv e l in d iv id u a l y so cial.

DESARROLLO DEL TEMA

E n a m b o s m o d e lo s n o se re q u ie re q u e sea el te ra p e u ta q u ie n re a lic e esto. Cada


u n o de lo s m ie m b ro s h a b la so b re sus p ro b le m a s, u san d o d e sc rip c io n e s y ejem­
p lo s, e n ta n to el te ra p e u ta tie n e la fu n c ió n d e d a r la te m p o ra lid a d .

CONCLUSIÓN DE LA SESIÓN

U n a v e z q u e el te ra p e u ta h a tra b a ja d o c o m o g u ía d e la sesió n , é s ta se con­


c lu y e d e sp u é s d e u n a re u n ió n co n el e q u ip o . E l m o d e lo d e M ilá n tie n e dos
o b je tiv o s p rin c ip a le s , in y e c ta r u n a n u e v a c a rg a d e in fo rm a c ió n al sistem a
e p is té m ic o fa m ilia r y p ro v e e r u n p a n o ra m a e x h a u s tiv o d e to d o s lo s puntos
M odelo post-M ifán • 179

de v is ta y c o n tra d ic c io n e s d e la fa m ilia . E l m o d e lo p o s t-M ilá n d ifie re e n el


modo de c o n d u c ir y c o n c lu ir la sesió n . D u ra n te la en tre v ista , el te ra p e u ta p u e d e
com entar c o n la fa m ilia lo q u e e n c u e n tra y c u e s tio n a rla s o b re c u a lq u ie r te m a ,
am pliando en su s p re g u n ta s to d o lo q u e d e s e e , c o n e l fin d e u s a r lo q u e se
había a c o rd a d o c o n e l e q u ip o d e te ra p e u ta s re s p e c to d e lo s in te g ra n te s d e la
fam ilia y el p ro b le m a a tra ta r. E l te ra p e u ta v e rá d e s d e la p r im e r a se s ió n la s
reacciones q u e c a d a u n o d e lo s m ie m b ro s tie n e s o b re la p re s c rip c ió n . P u e d e
proporcionar in fo rm a c ió n en c u a lq u ie r m o m e n to y p u n to d e la s e s ió n q u e j u z ­
gue c o n v e n ie n te , y tie n e la lib e rta d d e d a r u n a o p in ió n q u e la f a m ilia p o d rá
aceptar o re c h a z a r. E s te m o d e lo c o n c lu y e la s e s ió n c o n la re p e tic ió n d e las
reglas g e n e ra le s d e l ju e g o , p o r a s í d e c irlo ; a m p lia n d o e l p r o b le m a d e la f a ­
milia (p a ra d o ja ) sin im p o rta r si e l te ra p e u ta tie n e o n o e x p e rie n c ia e n e l c a s o
planteado y re to m a n d o la n u e v a in fo rm a c ió n a p o rta d a p o r la f a m ilia d u ra n te
la sesión.

■ TIEMPO ENTRE SESIONES

Ambos m o d e lo s to m a n e l m is m o tie m p o e n tre se s io n e s , c o n in te rv a lo s g ra n ­


des (un m e s) e n tre u n a se s ió n y o tra . D u ra n te e s te tie m p o n o e x is te c o n ta c to
alguno e n tre la fa m ilia y e l e q u ip o .

■ EQUIPO

Se trab a ja en e q u ip o s e n a m b o s m é to d o s y e l n ú m e ro d e in te g ra n te s p u e d e
variar. L a p re s e n c ia o a u s e n c ia d e u n c o te ra p e u ta , a s í c o m o el n ú m e ro d e in ­
tegrantes d el e q u ip o , d e p e n d e rá de la e x p e rie n c ia q u e c a d a te ra p e u ta te n g a co n
el m o d elo y su p re fe re n c ia a c e rc a d e c ó m o d irig ir la se sió n .

1 PROCESO DE LA TERAPIA

El n ú m e ro m á x im o d e s e s io n e s es d e d ie z y el p ro c e s o d e tra ta m ie n to d ifie re
dependiendo d e l n ú m e ro d e m ie m b ro s d e la fa m ilia q u e a c u d a n a la se sió n . E l
m odelo d e M ilá n c o m ie n z a in v o lu c r a n d o al m a y o r n ú m e ro d e in te g ra n te s
posibles y g ra d u a lm e n te lo s v a e lim in a n d o . E n e l m o d e lo p o s t-M ilá n , e sto es
sig n ific a tiv a m e n te d ife re n te y a q u e to d o s lo s in te g ra n te s d e la f a m ilia so n
invitados d e s d e la p rim e ra a la ú ltim a se sió n .

■ FASES DE LA TERAPIA

El p ro ceso d e a m b o s m o d e lo s es m u y sim ila r, e in v o lu c ra d o s fa se s: a s e s o ra -


m iento y tra ta m ie n to .
180 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 10)

Asesoramiento
D e s d e q u e se tie n e c o n ta c to c o n la fa m ilia , h a s ta e l fin a l d e la te rc e r a sesión,
e l e n fo q u e d e a te n c ió n d e l e q u ip o e s v a lo r a r e l ju e g o d e la fa m ilia . E l o b je ti­
v o p rin c ip a l e s e v a lu a r si el e q u ip o p u e d e a y u d a r a la fa m ilia ; e s to sig n ifica
d e te rm in a r e l n ú m e ro d e p e rs o n a s in v o lu c ra d a s , d e lim ita r te rrito rio s , có m o se
re la c io n a n e n tre sí y q u é es lo q u e c a d a u n o h a c e p a r a p e rp e tu a r el ju e g o . T am ­
b ié n se a n a liz a e l tip o d e ju e g o q u e se tie n e , c u á n d o se in te n s if ic a y c u á n d o se
re la ja , c o n e l f in d e d e te r m in a r la p r o b a b ilid a d d e é x ito . O tro d e lo s o b je tiv o s
a q u í c o n s is te e n d e te r m in a r la m o tiv a c ió n q u e tie n e e l s is te m a f a m ilia r res­
p e c to d e la te r a p ia fa m ilia r. A la p r im e r a s e s ió n a s is te n to d o s lo s m ie m b ro s
d e la f a m ilia q u e p u e d a n a p o rta r in f o r m a c ió n d e l p ro b le m a .

Tratamiento

C o m ie n z a c o n la te rc e r a s e s ió n y c o n tin ú a a lo la rg o d e la s d e m á s se sio n e s,
a u n q u e se to m e u n e n f o q u e d ife re n te . E n la s s e s io n e s p o s te r io re s , lo q u e el
e q u ip o te ra p é u tic o b u s c a e s e s ta b le c e r y r e f o r z a r la a u to rid a d d e lo s p a d re s en
e l n ú c le o fa m ilia r.

INDICACIONES Y CONTRAINDICACIONES

S ie m p re se a p o y a a lo s p a d re s tra b a ja n d o c o m o u n a e s p e c ie d e te ra p ia m a ri­
ta l, e m p le a n d o la p r e s c r ip c ió n ; e s u n m é to d o m u y e s tr u c tu r a d o p o r lo q u e
p a re c e s im p le p e r o d e b e s e r a p lic a d o c u id a d o s a m e n te y el te ra p e u ta d e b e e s ­
ta r m u y c o n s c ie n te d e la s té c n ic a s q u e v a a u tiliz a r , y a q u e d e b e in te g ra rla s
p a ra a y u d a r a la f a m ilia a e n te n d e r s e a s í m is m a y a la s o p c io n e s d e c a m b io
q u e se le p re s e n te n . E l m o d e lo p o s t- M ilá n e s p a r tic u la r m e n te a d e c u a d o en
c a s o s q u e s e a n g e n e r a c io n a le s , e s d e c ir, p r o b le m a s q u e h a y a n tr a s c e n d id o a
la s g e n e ra c io n e s . E s te m é to d o se c o n tra in d ic a c u a n d o e x is te n g ra v e s p r o b le ­
m a s m a rita le s , d e d u e lo o d e a b u s o d e s u s ta n c ia s , y a q u e e s to s fa c to r e s p u e ­
d e n im p e d ir la a lia n z a m a rita l q u e se n e c e s ita p a r a lo g r a r e l é x ito d e l m é to d o .
A m b o s m o d e lo s tr a b a ja n b á s ic a m e n te a n iv e l in s titu c io n a l y c o n tra s to rn o s
c o m o la p s ic o s is y la n e u ro s is .

TÉCNICAS Y ESTRUCTURA DE LA ENTREVISTA

V ia ro y L e o n a rd i, e n 1 9 8 8 , a n a liz a ro n la p r o p u e s ta d e a m b o s m o d e lo s y e n ­
c o n tra ro n a lg u n a s s im ilitu d e s y d ife re n c ia s . P a r a lo s d o s , la e n tre v is ta te le ­
fó n ic a e s e s e n c ia l y d if ie r e d e u n a c o n v e r s a c ió n n o rm a l. C o m o p a r te d e la s
re g la s es e l te ra p e u ta q u ie n lle v a r á el c o n tro l d e la e n tr e v is ta y to m a r á la s d e ­
M odelo p o s t-M ilá n • 181

cision es. L a s re g la s se d iv id e n e n tre s c a te g o r ía s , a s a b e r: ro l d e l te ra p e u ta ,


estru c tu ra d e la e n tr e v is ta y c o n te n id o d e la s e s ió n .

Rol del terapeuta


Los d o s m o d e lo s r e c o n o c e n tr e s re g la s : 1) e l te r a p e u ta d e b e o b te n e r in f o r m a ­
ción d e c a d a u n o d e lo s m ie m b r o s a d if e r e n te s n iv e le s p a r a p o d e r c o m p r e n ­
der el p r o b le m a s is té m ic o ; 2 ) e l te ra p e u ta d e b e e s ta r a b ie r to a lo q u e d ig a la
fam ilia y a lo s c a m b io s d e o p in ió n q u e se s u s c ite n d u r a n te la s e s ió n , to m a n d o
en c u e n ta q u e a n te s y a se h a y a d ic h o a lg o s im ila r; y 3) e la b o r a r p u n to s d e v is ­
ta in d iv id u a le s , e s d e c i r , e l te r a p e u t a s e r á q u ie n o to r g u e a lo s in t e g r a n te s
la o p o rtu n id a d d e in te r c a m b ia r lo q u e e n tie n d e n d e c a d a u n o , e n r e la c ió n al
problem a.

Estructura de la entrevista
P ara lo g ra r é x ito e n e l tr a ta m ie n to se d e b e n to m a r e n c u e n ta d o s r e g la s . P r i­
m era, e l é x ito d e u n a s e s ió n s e r á q u e lo s m ie m b r o s d e l a f a m i li a te n g a n
igual o p o rtu n id a d d e p a r tic ip a r ta n to p o r p a r te d e l te r a p e u ta c o m o d e la f a m i­
lia; e ste b a la n c e q u e d a e l te r a p e u ta h a c e q u e e l tr a ta m ie n to s e a u n é x ito . S e ­
gunda re g la , e l t e r a p e u ta d e b e c o n t r o l a r q u e la s n o r m a s n o s e r o m p a n ; si
algún m ie m b ro in te r r u m p e a o tr o o h a b la m ie n tr a s a lg u ie n m á s lo h a c e , e l t e ­
rapeuta d e b e r á s e r q u ie n ju z g u e si in te r r u m p e la a c c ió n o si es b u e n o d e ja r
que el c o m e n ta rio c o n tin ú e .

Contenido de la sesión
Aquí el te ra p e u ta v a a d e te r m in a r lo s tu m o s p a r a h a b la r d u r a n te la s e s ió n , p a ra
obtener lo s d is tin to s p u n to s d e v is ta d e la f a m ilia v in c u la d o s al p r o b le m a y
las e s p e c u la c io n e s . E n e l m o d e lo d e M ilá n , e l te r a p e u ta p la n te a d ir e c ta m e n te
a cada m ie m b ro d e la f a m ilia , p r e g u n ta s c irc u la r e s s o b re e l p r o b le m a ; m ie n ­
tras q u e el m o d e lo p o s t- M ilá n u s a p a r a d o ja s y m e tá f o r a s q u e e n la in te r a c c ió n
le p ro p o rc io n e in f o r m a c ió n q u e a y u d e a r e s o lv e r e l p r o b le m a . L a s d if e r e n c ia s
entre a m b o s m o d e lo s c o n s is te n e n e l m o d o e n q u e lo s o b je tiv o s s e lo g ra n . P o r
ejem plo, e n e l m o d e lo d e M ilá n lo s p u n to s d e v is ta d e lo s te ra p e u ta s n o se
expresan d u ra n te la s e s ió n s in o h a s ta e l f in a l d e é s ta ; a q u í s e tr a ta d e q u e c a d a
m iem bro d e la fa m ilia , p o r la s p r e g u n ta s d e l te ra p e u ta , c a m b ie d e a c titu d a n te
el p ro b le m a , m a n te n ie n d o u n a d is ta n c ia e n tre te ra p e u ta y fa m ilia . E l m o d e lo
post-M ilán e m p le a la p r e s c r ip c ió n p a r a d ó jic a , e n la q u e se in v o lu c r a n ta n to el
terapeuta c o m o la fa m ilia , e s d e c ir, q u e a m b o s r e a liz a r á n p r e g u n ta s y d a rá n
o p o rtu n id ad d e in te r a c tu a r a lo s m ie m b r o s d e la fa m ilia . E s im p o r ta n te m e n ­
cio n ar q u e e l m o d e lo d e M ilá n l l e v a a c a b o e l tr a t a m i e n t o m e d ia n te h i­
pótesis, n e u tra lid a d , r itu a le s , p a r a d o ja y c o n tra p a r a d o ja ; d o n d e la s p r e g u n ta s
c irc u la re s s o n d e g r a n a y u d a . E n e l m o d e lo p o s t- M ilá n , lo s c o t e r a p e u ta s
182 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 10)

p a r ti c ip a n d e m a n e r a m á s a c tiv a , e n c u a l q u ie r m o m e n to , d e m o d o lib re,


in te r a c tu a n d o c o m o u n to d o j u n t o c o n la f a m ilia y e l te ra p e u ta ; lo c u a l es
d e n o m in a d o “e q u ip o r e f le c to r ” (v é a s e G ru p o d e te ra p e u ta s , a n te s ). E s ace p ­
ta d a la re c u r s iv id a d y se a p lic a n lo s d e m á s p r in c ip io s o r ig in a le s , e x c e p to la
h ip ó te s is y la d ir e c c io n a lid a d d e la te ra p ia . ■
CAPÍTULO

üi¿w=

M OVIMIENTO FEMINISTA

E l m ovim iento fem in ista, en el d ecen io de 1 9 80-1989, se o rig in ó co n la


ruptura en las técn icas trad icio n ales de la te ra p ia fam iliar, p o stu lan d o que en
la terap ia n o d e b e n e x is tir c o n c e p to s co m o la a g re s iv id a d , la s je ra r q u ía s
y los sistem as m ecan icistas. Se in clin an p o r el m o d elo p o st-M ilán , que es
colaborativo, resp etu o so e in teresad o en el significado y la eco lo g ía fam iliar.
Los terapeutas fam iliares de la co rrien te fem in ista se b asan en los valores de
neutralidad, postulando la idea de confiar en la fam ilia. E ste m odelo tom ó gran
relevancia a p artir de 1990, p o r sus conceptos de m o d ern ism o y a va n t-g a rd ,
ya que sus teorías y técn icas ev o lu cio n ab an los co n cep to s fu n d am en tales en
la terapia fam iliar, afirm ando que “es in con ceb ib le que las m adres hayam os
sido culpadas de todos los p ro b lem as ex isten tes en n u estro s h ijos, de acuerdo
con el subjetivism o del p sico an álisis y sus te o rías” (W alters et al., 1991).
La cibernética llevó a este m o vim iento a ver a la fam ilia en crisis com o
una “m áquina desco m p u esta” (sistem a fam iliar con pato lo g ía); según Ju d ith
Mayers, las le y e s d e lo s sis té m ic o s e stá n d iv o rc ia d a s d e la s re a lid a d e s
contextúales de lo histó rico , lo social, lo eco n ó m ico y lo p o lítico .
La m a y o ría de lo s te ra p e u ta s fa m ilia re s tie n d e n a u b ic a r la d is f u n ­
ción fam iliar en fo rm a in terp erso n al, ig n o ran d o patro n es claros de p ato lo g ía
que se estereotipan a través de la fam ilia y fallan al no co m p ren d er la rela­
ción que existe en tre éstos, el co ntexto social y la d isfu n ció n fam iliar.
El postulado fem in ista de “igual resp o n sab ilid ad p ara los p ro b lem as” se
asemeja sospecho sam en te a la h ip e rso fisticad a id ea de cu lp ar a la víctim a
racionalizando su status quo. E sta crítica es ev id en te en crím enes co n tra la
184 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 11)

m u jer, co m o el in c esto , la v io la c ió n y la ag re sió n , d o n d e te o ría s co m o el p si­


c o a n á lisis afirm a n q u e la m u jer, de m a n e ra in c o n sc ie n te , p ro v o c a lo s crím e­
n e s en su co n tra . P o r m u c h o s añ o s, lo s te ra p e u ta s p sic o d in á m ic o s cu lp aro n a
la m a d re p o r lo s p ro b le m a s de su s h ijo s. U n a p a re n te a v a n c e en la te ra p ia fa­
m ilia r era h a c e r v e r q u e el p a d re , p o r su fa lta d e co m p ro m iso , c o n trib u ía al
s o b re in v o lu c ra m ie n to d e la m a d re c o n e l h ijo . E l te ra p e u ta tra ta b a d e in clu ir
al p a d re al s is te m a fa m ilia r p a ra q u e la m a d re p e rd ie ra el s o b re in v o lu c ra ­
miento con el hijo y se c o m p ro m e tie ra m ás co n e l p ad re.
L o q u e el m o v im ie n to fe m in is ta en fa tiz a , y lo h a c e v er a sus p acien tes, es
q u e e l a rq u e tip o d el caso fa m ilia r d el p a d re p e rifé ric o y la m a d re involucrada
se c o m p re n d e m e jo r n o co m o u n p ro b le m a c lín ic o sin o co m o el resu ltad o de
un p ro c e so filo g e n é tic o fo rm a d o en c ie n to s d e añ o s. L o s te ra p e u ta s fam ilia­
re s fe m in is ta s a y u d a n a c o n c e p tu a r q u e n i el h o m b re n i la m u je r deberían
c o n tin u a r co n e sta p o s ic ió n h istó ric a . P o r ta n to , a y u d a n a la s fa m ilia s a exa­
m in a r y re o rg a n iz a r el ca m b io d e e stas re g la s q u e m a n tie n e n al h o m b re “arri­
b a ” d e la m u jer. D u ra n te el p ro c e s o te ra p é u tic o , lo s p a d re s so n e stim u la d o s a
in v o lu c ra rse m ás co n la p a te rn id a d , n o p o rq u e la m a d re sea in c ap az, sin o por
ser ta m b ié n u n a re sp o n s a b ilid a d su y a y p a ra a y u d a r a la m a d re a sa lir de esa
p o s ic ió n este re o tip a d a .
E ste m o d e lo n o só lo p o s tu la la se n sib iliz a c ió n d e la fu n c ió n p a te rn a , sino
q u e lo s v alo re s de g é n e ro d e b e ría n se r re o rg a n iz a d o s p o r lo s te ra p e u ta s fam i­
lia re s, en c o n g ru e n c ia co n las n u e v a s g en era cio n es.
L o s s e g u id o re s d e la c o rrie n te fe m in is ta c o n c u e rd a n c o n e l c o n s tru c ­
tiv ism o en q u e n o só lo p id e q u e se tra te n n u e v o s c o n c e p to s y té c n ic a s. Este
m o d e lo no es só lo te ó ric o o té c n ic o , es p e rso n a l, a y u d a a lo s te ra p e u ta s a ver
sus a c titu d e s en u n e sp e jo , a o b se rv a rse a sí m ism o s y a su s v id a s, fu e ra del
c o n te x to d el co n su lto rio ; p e rm ite re e x a m in a r los v a lo re s y la s estru c tu ra s de
la so cied a d , ta m b ié n a e v a lu a r c ó m o se p o d ría a y u d a r a p e rp e tu a r o a cam b iar
e sto s v a lo re s y e stru c tu ra s, sin e m p a ñ a r el h alo de lo s p io n e ro s d e la terap ia
fa m ilia r ni su ta len to p a ra fo rm u la r el m a rc o c o n c e p tu a l d e la te o ría de los
sistem as, m a rc o q u e n o d e b e rá se r o p a c a d o p o r e sto s co n ce p to s.
U n a de la s c rític a s al m o d e lo fe m in is ta fu e n o h a b e r a c e p ta d o to d o s los
c o n ce p to s estab lecid o s p o r este cam p o , lo cu al rep ercu tió en d iscu sio n e s y ten ­
sio n es d e este m o v im ie n to co n lo s d em ás m o d e lo s d e la te ra p ia fam iliar.
E l m o v im ie n to fe m in is ta de te ra p ia tie n e a sus p rin c ip a le s p re c u rso ra s en
P eg g y P ap p y O lg a S ilv e rste in , q u ie n e s ta m b ié n fu n d a ro n e l ce n tro d e terap ia
b rev e del In stitu to A ck erm an de N u ev a Y ork; actu alm en te, P ap p v ia ja p o r todo
el m u n d o d a n d o c o n fe re n c ia s y cu rso s d e te ra p ia fa m ilia r. O tras p io n e ra s de
e ste m o v im ie n to son B etty C á rte r, p rim e ra m u je r en E sta d o s U n id o s en fu n ­
d ar y d irig ir u n ce n tro de p re p a ra c ió n p a ra te ra p e u ta s fa m ilia re s, en W a sh in g ­
ton, D .C .; y M a ria n n e W alters, q u ie n tra b a ja b a en la c lín ic a de o rien tació n
in fa n til de F ila d elfia. E stas cu a tro p recu rso ras d el m o v im ie n to fe m in ista u n ie­
ro n sus in tereses y en el año de 1978 in iciaro n sus co n feren c ias, co n el tem a
“ L as m u je re s co m o te ra p e u ta s fa m ilia re s 44, co n las q u e tu v ie ro n u n re su lta d o
Movimiento feminista • 185

inesperado y continuaron ofreciéndolas en todo el país. Posteriorm ente, am ­


pliaron sus tem as a “M adres e hijas”, luego “Padres e hijas” y “M adres e hijos”,
culminando finalm ente con la publicación de sus trabajos y conferencias en el
libro The Invisible W eb (W alters et al., 1991). O tra aportación im portante a
este m ovim iento son los trabajos realizados por M ónica M cG oldrick, d irec­
tora del program a de terapia fam iliar de la E scuela de M edicina R obert W ood
Johnson, en Piscataway, N ueva Jersey. A dem ás, los realizados por Carol M. An-
derson, profesora de psiquiatría de la U niversidad de Pittsburgh, Pennsilvania,
y de Form a W alsh, profesora asociada de la U niversidad de C hicago, Illinois.
La aportación conjunta de estas tres personalidades de la terapia fam iliar dio
como resultado el libro publicado en el año 1991, Wornen in Fam ilies.
A m ediados del decenio de 1990 a 1999, la corriente fem inista se con v ir­
tió en significativa, varias de sus prem isas no sólo se debaten sino que son
aceptadas p o r m uchos m odelos.

MARCO TEÓRICO DE LA TERAPIA FAMILIAR FEMINISTA

La terapia fam iliar fem inista es la aplicación de conceptos y sus valores a la


terapia fam iliar, ten d ien tes a lo g rar un cam bio social, fam iliar e in d iv id u al
tanto para la m ujer com o para el hom bre; su m eta es liberar a los clientes m as­
culinos y fem eninos de lim itaciones destructivas e innecesarias que surgen de
una estructura social opresiva, para lo cual el terapeuta exam ina de qué m a­
nera los roles de género y los estereotipos afectan a;
a) Cada m iem bro de la fam ilia.
b) Las relaciones entre los m iem bros de la fam ilia.
c) Las relaciones entre la fam ilia y la sociedad.
d) Las relaciones de la fam ilia y el terapeuta.
Esto perm ite a la fam ilia considerar una am plia gam a de perspectivas, con­
ductas y soluciones, y una v aried ad m ás real y eq u ilib rad a de ro les, id en ­
tidad, p o sesió n y to m a del p o d er. L os seg u id o res de e sta c o rrie n te tom an
varios aspectos del pensam iento sistém ico fam iliar en su pro p u esta teórica,
para com plem entar los m odelos de terapia fam iliar existentes, incluyendo la
visión de género, a fin de validar la experiencia de las m ujeres dentro y fuera
de la estructura fam iliar.
Una cuestión im portante para este m odelo es la definición tradicional de
“familia norm al” , debido a la d iversidad de tipos de fam ilias en la sociedad
actual; con base en los cam bios dados a las norm as existentes, postulan sus
posiciones de la fam ilia:
Estructura fam iliar. Puede estar form ada por una p areja (heterosexual u
homosexual), por un padre (m adre) soltero(a), con la fam ilia extensa u h o g a­
res reconstruidos.
186 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 11)

Ig u a ld a d de r ec u r so s y r e sp o n sa b ilid a d e s. E s to im p lic a q u e las ta­


reas (no lo s ro les) d eb en ser ap ren d id as y c u m p lid as ta n to p o r el h o m b re como
p o r la m u je r, es d e c ir, am b o s d e b e n sa b e r có m o g a n a r d in e ro , to m a r decisio­
nes im p o rta n te s, tra b a ja r co n m á q u in as, co c in a r, la v ar, c ria r a lo s h ijo s, etc.,
lo cual brinda u n a m ay o r flex ib ilid ad al sistem a fam iliar e im p id e q u e u n a de las
p a rte s e sté s o b re c a rg a d a d e tra b a jo o re s p o n s a b ilid a d e s . L o im p o rta n te es
q u e e x ista un sen tid o m u tu o de re c ip ro c id a d , d e ta l fo rm a q u e c a d a u n o sien­
ta q u e c o m p a rte re sp o n sa b ilid a d e s y q u e su c o n trib u c ió n es v a lo ra d a y balan­
c e a d a to d o el tiem p o .
Jerarq u ía y salud. E ste m o d e lo su g ie re q u e las e stru c tu ra s jerárquicas,
ta n to d e n tro co m o fu e ra de la fa m ilia , co n fre c u e n c ia re s trin g e n a la mujer;
p o r lo q u e p ro p o n e n la e x iste n c ia d e u n a a d e c u a d a d ife re n c ia c ió n , separación
y e sta b le c im ie n to d e lím ite s g e n e ra c io n a le s en tre lo s in d iv id u o s y el subsis­
te m a fa m ilia r; p e ro la d is trib u c ió n y la lu c h a d e p o d e r q u e se d a en tre los
m ie m b ro s d e la m ism a g e n era ció n , d eb e ser m ín im a , p rin c ip a lm e n te co n base
en el g én ero .
Separar lo p erson al, lo in terp erson al y lo p olítico. E s c o m p re n d e r las
in f lu e n c ia s p o lític a s y s o c ia le s s o b re la v id a p e r s o n a l y la s rela c io n e s
in te rp e rso n a le s, a n a liz a n d o lo ap re n d id o so b re fe m e n in o y m a sc u lin o o am­
b o s, p a ra c o m p a ra rlo c o n lo s in te re se s, n e c e sid a d e s y h a b ilid a d e s actuales.
E l “estar b ien ” , in d ivid u al y fa m ilia r. P a ra el fe m in is m o es d e gran
im p o rta n c ia e l b ie n e s ta r in d iv id u a l y f a m ilia r , d e m a n e ra q u e c u a n d o las
n e c e sid a d e s in d iv id u a le s y fa m ilia re s e n tra n en c o n flic to , n o necesariam ente
se a p o y a la fa m ilia a ex p e n sa s d e lo in d iv id u a l sin o q u e el te ra p e u ta fam iliar
d eb e ap o y ar el cam b io de e stru ctu ra y la red istrib u ció n d e fu n cio n es (Goodrich
y R a m p a g e , 1989).
E x is te u n a se rie d e p u n to s q u e g u ía n el p ro c e s o de la te ra p ia fam iliar
fem in ista:

1. Id e n tific a r lo s m e n sa je s y c o n s tru c to s so c ia le s q u e c o n d ic io n a n las


c o n d u c ta s y lo s ro les, seg ú n el sexo.
2. R e c o n o c e r las lim ita c io n e s re a le s del a c c e so fe m e n in o a los recursos
so c ia le s y eco n ó m ic o s, d e m a n e ra q u e el te ra p e u ta se a b s te n g a de cul­
p a r a la v íc tim a o m u je r p o r c a u s a r o to le ra r a b u so s físic o s o psicoló­
g ic o s, y re n u n c ie a in c ita rla a e m p re n d e r p re c ip ita d a m e n te acciones
q u e la d e ja rá n so la y d e sam p a rad a.
3. D a rse c u e n ta d e la p re s e n c ia de p e n sa m ie n to s o id e as sex ista s q ue res­
trin g e n las o p cio n es de las m u je re s p a ra d irig ir su p ro p ia v id a , como
p o r eje m p lo la c re e n c ia d e q u e la m u je r n e c e sita de u n h o m b re que la
m a n te n g a , d irija y c o n v a lid e , te n ie n d o d e re c h o a d e c id ir so b re el con­
tro l d e su cu erp o .
4. R e c o n o c e r q u e la m u je r h a sid o so c ia liz a d a p a ra a su m ir la responsabi­
lid ad de m a n te n e r la e s ta b ilid a d e m o c io n a l d e la fa m ilia , lo cual se
e s p e ra y se e x ig e q u e re a lic e de m a n e ra im p líc ita o ex p lícita.
Movimiento feminista • 187

5. R eco n o c er el d ile m a y co n flicto q u e im p lic a p ara la m u jer, el te n er y


criar h ijo s en n u e stra so cied ad , d o n d e se le an tep o n e este ro l a cu al­
q u ier o tra asp iració n .
6. D arse cu en ta de aq u ello s p atro n es q u e d iv id en a la m u jer en la fam ilia,
al desear ad q u irir p o d er m ed ian te sus relacio n es con los hom bres, com o
co m p etir en tre ellas p o r d esa rro lla r el m e jo r ro l de p reserv ad o ras del
b ie n em o cio n al d e la fam ilia, o ale ja r los c o n flicto s de los h o m b res, a
m an era de p ro tecció n .
7. V alid ar las co n d u ctas y v alo res ca ra c te rístic o s d e las m u jeres com o
v in cu lació n , afec tiv id ad y em o cio n alid ad .
8. R eco n o c er y ap ro b ar las p o sib ilid ad e s de q u e la m u jer te n g a u n a red
de rela c io n e s, q ue sean ú tiles y ap rec iad as fu era d el m a trim o n io y la
fam ilia.
9. R eco n o c er q u e n in g u n a in te rv e n c ió n e s tá lib re d e g é n e ro y q u e te n ­
d rá u n s ig n ific a d o d ife re n te y e s p e c ífic o p a ra c a d a caso.

Asimismo, de acu erd o co n G o o d rich y R am p ag e (1 989), la te ra p ia fam iliar


fem inista e s ta b le c e lo s sig u ie n te s v a lo re s q u e so n fu n d a m e n ta le s p a ra su
modelo:

• T anto el h o m b re co m o la m u jer son re sp o n sab les d e la c a lid a d de vid a


co nyugal y fam iliar.
• Las b u en as rela cio n es no se c a ra cterizan p o r u n a d efin ició n ríg id a de
los ro les y p o r la d ife re n c ia sino p o r la m u tu alid ad , recip ro c id a d y la
interd ep en d en cia.
• Los p acien te s q u e son in fo rm ad o s so b re el o rig en y la sig n ificació n de
sus creen cias, ad q u ieren p au tas p a ra su reo rg an izació n .
• T odas las p erso n as resp o n sab les de fo m e n ta r el crec im ien to d e los h i­
jo s están en ca rg ad as tan to d e ed u carlo s co m o de ay u d arlo s a ser c o m ­
petentes en su m u n d o ex tern o .
• L a e stru ctu ra fam iliar no tien e p o r q u é ser je rá rq u ic a p ara lle v a r a cabo
las fu n cio n es fam iliares; en cam b io h a de ser d em o crática, sen sib le y
consensual.
• El re s p e to , el a m o r y la s e g u r id a d so n n e c e s a rio s p a r a el ó p tim o
d esarro llo y g o ce h u m an o , sien d o ig u a lm en te p o sib le s en d ifere n tes
constelacio n es: h ijo s ad o p tiv o s, m ad res so lteras, p arejas d e p ro fe sio ­
nales, etc.
• T ienen qu e b u sc a r p o r ig u al la c o n ex ió n y la au to n o m ía, sien d o cad a
una de ellas u n a c o n d ició n n ece sa ria p ara la otra.

Este m ovim iento p la n te a q u e el p o d e r h asta ah o ra ejercid o p o r los hom bres,


padres y m aridos, y a no será ig u al, sino q u e re to m a rá v alo res y será reem ­
plazado por otras actitu d e s te n d ien te s a d esa rro lla r la cap a cid ad e in flu en cia
188 # Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C a p ítu lo 11)

p r o p ia s p a r a lo g r a r e l b ie n e s ta r d e lo s d e m á s , d e l m is m o m o d o q u e s e h a c e
p a r a lo g r a r e l b ie n e s ta r p ro p io .
E s im p o r ta n te m e n c io n a r q u e la te r a p ia f a m ilia r f e m in is ta n o e s u n c o n ­
j u n t o d e té c n ic a s , s in o u n p u n to d e v is ta f ilo s ó f ic o q u e p r o d u c e u n a m e to ­
d o lo g ía t e r a p é u ti c a a l in s p ir a r la s p r e g u n ta s q u e e l te r a p e u ta r e a l iz a r á y el
c o n c e p to q u e é s te d e s a rro lla . A d e m á s , n o tie n e q u e v e r c o n c u lp a s o re s c a te s ,
y a q u e e s ta s t é c n ic a s s o n s im p l e m e n te i n d i c a ti v a s d e te r a p ia s in a d e c u a d a s
y n o p u e d e n s e r n u n c a ju s ti f ic a d a s s o b r e la b a s e d e su s u p u e s ta c o r r e c c ió n
p o lític a .
L a p r á c tic a f e m in is ta c o m ie n z a a d e s a r r o lla r s e c u a n d o lo s te ra p e u ta s to ­
m a n c o n s c ie n c ia d é su s p r o p io s v a lo re s r e s p e c to d e l g é n e r o y e x a m in a n en
q u é g r a d o su s id e a s s o b re la s d if e r e n c ia s e n tre e l h o m b r e y la m u je r e stá n
b a s a d a s e n e s te r e o tip o s s e x is ta s . A s í p u e s e v a lú a n u e v a m e n te la s id e a s so b re
la f a m ilia y s o b re la m a n e r a d e re la c io n a r s e . E s te p r o c e s o te rm in a p o r h a c e r
q u e lo s te ra p e u ta s r e f o r m e n ta n to s u s te o ría s c o m o su p r á c tic a , re c h a z a n d o
a lg u n o s c o n c e p to s , m o d if ic a n d o o tro s y c r e a n d o a lg u n o s n u e v o s .
E l te ra p e u ta f e m in is ta c o n v ie r te el g é n e r o e n u n te m a ( s itu a c ió n n u n c a
a n te s tr a b a ja d a e n lo s o tro s m o d e lo s , e n lo s q u e e s to n o e r a c o n s id e r a d o p a rte
d e l p ro b le m a ), a m p lía y tr a n s f o r m a el c o n te x to d e lo s p r o b le m a s p re s e n ta d o s
p o r la f a m ilia , f o r m u la n d o p r e g u n ta s q u e h a c e n e x p líc ita s c u e s tio n e s , d e c i­
s io n e s y c o n d u c ta s q u e d e m u e s tr a n e n q u é g r a d o e x is te u n a ig u a ld a d y r e c i­
p r o c id a d e n la f a m ilia . E l te r a p e u ta tr a b a ja d e m a n e r a c o n s c ie n te c o n la id e a
d e q u e e l u s o d e su s í-m is m o d e n tro d e la s e s ió n , im p lic a la u tiliz a c ió n d e un
s í-m is m o c o n g é n e ro , p o r lo q u e u n o d e su s o b je tiv o s f u n d a m e n ta le s es in c o r­
p o r a r a lte r n a tiv a s a la s d e f in ic io n e s d e m u je r y h o m b r e , es d e c ir, e n la te ra p ia
la f a m ilia v e r á e n e l te ra p e u ta f e m in is ta u n a m u je r o u n h o m b r e e n q u ie n se
c o m b in e n a p titu d e s q u e p o r lo g e n e ra l se c o n s id e r a n m u tu a m e n te e x c lu y e n te s
y p e r te n e c ie n te s a u n s e x o . P o r ta n to , la f a m ilia te n d r á u n te r a p e u ta q u e e je r ­
z a a u to r id a d , m a n if ie s te c o m p e te n c ia y f ije lím ite s , a d e m á s d e d e m o s tr a r
e m p a tia , s e n s ib ilid a d , r e s p e to , p r o te c c ió n y q u e e s c u c h e c o n a te n c ió n . E l tip o
d e r e la c ió n q u e e l te r a p e u ta d e s e a c r e a r c o n lo s p a c ie n te s e s a q u é lla e n la que
é s to s lo v e a n c o m o u n a p e r s o n a h o n e s ta , e x p r e s iv a , c u e s tio n a d o r a , s e g u ra ,
a m a b le , d ig n a d e c o n fia n z a , b e n e v o le n te , s e re n a , c o la b o r a d o r a , im p e r tu r b a ­
b le y sin p r e ju ic io s , lo c u a l se p o n e d e m a n if ie s to e n la te r a p ia a m e d id a que
lo s p a c ie n te s e x p o n e n lo q u e p ie n s a n s o b re s í m is m o s e n e l m u n d o , y e l te ra ­
p e u ta c u e s tio n a e s e p e n s a m ie n to s o b re la b a s e d e su e x a c titu d , in te g r id a d y
u tilid a d . S in la e x p e r ie n c ia d e u n a r e la c ió n c o n f ia b le y re s p e tu o s a , lo s p a c ie n ­
te s n o to le ra ría n e s to s c u e s tio n a m ie n to s , e l te ra p e u ta n o c o n ta r ía c o n la c r e d i­
b ilid a d d e lo s p a c ie n te s p a r a o f r e c e r le s a lte r n a tiv a s , te r m in a r c o n p a u ta s fa ­
m ilia r e s y s u g e r ir s o lu c io n e s re a le s .
D u r a n te la s e s ió n e l te r a p e u ta r e a l i z a r á u n a s e r ie d e p r e g u n ta s y d e ­
p e n d ie n d o d e la s r e s p u e s ta s , a n a liz a r á e l s ig n if ic a d o q u e tie n e e l g é n e ro p a ra
su s p a c ie n te s , la s c u a le s g u ia rá n a lo s m ie m b r o s d e la f a m ilia a c u e s tio n a r sus
p r o p ia s d e f in ic io n e s s o b r e lo m a s c u lin o y lo f e m e n in o , p r o c u r a n d o q u e se li-
M ovim iento fem inista • 189

beren d e e lla s. A l in te ra c tu a r c o n lo s p a c ie n te s se les b rin d a la c a p a c id a d p a ra


actuar, le g itim a r y d e s m itific a r, a y u d á n d o le s a g e n e ra r c o n d u c ta s , v a lo re s y
sen tim ien to s a lte rn a tiv o s . E s to s c a m b io s p u e d e n d a rs e rá p id a m e n te o c o m o
sim ples m o d ific a c io n e s q u e se v a n s u sc ita n d o p o c o a p o c o . E l te ra p e u ta u tili­
za d iv e rsa s té c n ic a s d e las d is tin ta s e s c u e la s d e te ra p ia fa m ilia r, p e ro s ie n d o
sensible p a ra n o a p lic a r a lg u n a q u e sea se x ista u o p re siv a , y to m a n d o e n c u e n ta
las p re o c u p a c io n e s d e la m u je r, lo q u e lo lle v a a a d o p ta r m e d id a s q u e te n g a n
un m a rc o y re s p a ld o d ife re n te s d e lo s a p lic a d o s p o r el te ra p e u ta je rá rq u ic o .

TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA

Como se a p u n tó a n te rio rm e n te , la te ra p ia fa m ilia r fe m in is ta u tiliz a d iv e rs a s


técnicas to m a d a s d e las d ife re n te s e s c u e la s d e te ra p ia fa m ilia r, in te n ta n d o
corregirlas y a d a p ta rla s d e fo rm a ta l q u e in c lu y a n u n a v isió n d e g é n e ro y e v i­
tando u s a r a q u e lla q u e s e a s e x is ta u o p r e s iv a . E l m o d e lo e s tr u c tu r a l d e
M inuchin p e rm ite al te ra p e u ta f e m in is ta u tiliz a r m u c h a s h e rra m ie n ta s p a ra
trabajar, c o m o la n o c ió n d e lím ite s y s u b sis te m a s, q u e a y u d a n a c o n c e p tu a r la
p o sició n in d iv id u a lis ta y c o m p e titiv a d e lo s h o m b r e s e n la s o c ie d a d y en
la fam ilia, c o m o p a rte d e u n a d ia d a m a rita l e in d iv id u a l; ta m b ié n p a ra c la r if i­
car los lím ite s p e rs o n a le s y e n fre n ta r u n n u e v o tip o d e c o n e x ió n e n el s is te m a
parental. U n te ra p e u ta fe m in is ta fa c ilita rá u n a re s p o n s a b ilid a d p a re n ta l c o m ­
partida; en lu g a r d e p o n e r al p a d re e n u n a p o sic ió n d e e s ta r a ca rg o d e las reg la s
fam iliares y a la m u je r e n u n a p o s ic ió n s u b o rd in a d a , in v ita al p a d re a in c re ­
mentar sus a c tiv id a d e s y re s p o n s a b ilid a d e s d e n tro d el s is te m a fa m ilia r, a la
vez que lo g ra u n a m in im iz a c ió n d e la je ra r q u ía e n tre p a d re y m a d re . A s im is ­
mo, ay u d a a la p a r e ja a d is tin g u ir e n tre la s re s p o n s a b ilid a d e s y c o n d u c ta s
parentales y m a rita le s , c o n el o b je to d e q u e re v is e n su s d ife re n te s ro le s en la
familia, y e x p lo re n c o n é sta , la fu n c io n a lid a d y el b e n e fic io d e ro le s, re g la s y
jerarquías e s ta b le c id a s e n e l s iste m a ; to d o lo a n te rio r p a ra d e lin e a r ro le s, r e ­
glas y je ra rq u ía s a lte rn a tiv a s .
P or o tro la d o , el m o d e lo s is té m ic o d e M ilá n c u e n ta co n v a rio s in s tru m e n ­
tos que re s u lta n ú tile s p a ra el te ra p e u ta fe m in is ta . E l p ro c e s o d e in te rv e n c ió n
de B oscolo, C e c c h in , H o ffm a n y P e n n (1 9 8 7 ) p ro m u e v e la fa c ilita c ió n d el
cambio d u ran te el c u rso d el tra ta m ie n to . E l c u e stio n a m ie n to c irc u la r y re fle x i­
vo puede se r u sa d o p a ra in tro d u c ir in fo rm a c ió n n u e v a , a s í c o m o p a ra c a m b ia r
actitudes y c re e n c ia s e s te re o tip a d a s; a d e m á s p e rm ite e x p lo ra r las c re e n c ia s de
la gente en to rn o al g é n e ro , sin s e r a m e n a z a n te , in v e s tig a n d o so b re a q u e llo
que inhibe el c a m b io y lo q u e p a s a ría si se lo g ra d ic h o c a m b io . L as p re g u n ta s
circulares so n u n a fo rm a d e p ro c e s a r s u p o sic io n e s b á s ic a s, es d e c ir, im p u lsa n
a hom bres y m u je re s a d e fin ir su s n o rm a s d e g é n e ro d e u n a fo rm a m á s flu id a
y menos ríg id a , re fle ja n la m a n e ra e n q u e las p e rs o n a s v e n el m u n d o , c ó m o se
190 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 11)

in te rre la c io n a n co n o tro s y có m o es in h ib id a su c o n d u c ta o m o d o de e s ta r de
acu e rd o co n d e te rm in a d a s d e fin ic io n e s d e g énero.
S h ein b e rg y P en n (P ap p , 1977) e sta b le c e n el u so de p re g u n ta s de género
en b a se a tres categ o rías:

a) C onstrucción de norm as ind ividu ales. Se in v e stig a n las id e as q u e el


h o m b re y la m u je r te n g an so b re m a sc u lin id a d y fe m in e id a d y si esas
n o rm as ace p tan o tras c o n d u ctas de gén ero : “¿q u é p ie n sa s a c e rc a de la
m a sc u lin id a d ? ” , “ ¿crees q u e lo s h o m b res sien ten triste z a , tem o r, pre­
o cupación , n ece sid ad de ap ro b ac ió n ?” D ich as p reg u n tas p u ed en ser se­
g u id as p o r o tras q u e h ip o te tic e n las c o n secu e n cias re la c io n a d a s p o r el
cam b io de d ich as n o rm as: “ si tú m o stra ra s tu s sen tim ie n to s d e enojo,
¿có m o p ie n sa s q u e se se n tiría y re a c c io n a ría tu e s p o s o ? ” ; “ si tú cam ­
biaras las ideas q u e tien es sobre lo q u e rep resen ta ser v aró n o ser m ujer,
¿p ien sa s q u e a fe c ta ría tu fu n c io n a m ie n to se x u a l? ”
b) C on stru cción de norm as p aren tales. S e in te n ta d e te rm in a r la p er­
c e p c ió n q u e la p a re ja p o see a ce rca de las n o rm as p a re n ta le s, el efecto
q u e tien en éstas so b re sus h ijo s y có m o las rep resen tan : “ ¿tu v iero n sus
p ad res d ific u lta d e s p a ra e sta b le c e r sus e x p ec tativ as a ce rca d e su fem i­
n eid a d y m a sc u lin id a d ? ” , “¿sien ten q u e esas e x p e c ta tiv a s h an tenido
alg ú n efec to so b re su in te ra c c ió n co m o p a re ja ? ” .
c) C onstrucción de norm as futuras. E sta ca te g o ría p ro y e c ta sus d ile­
m as d e g én ero en el fu tu ro y o frece a la p a re ja u n c o n te x to seg u ro para
e n sa y a r el c a m b io d e éstas. U n a v ez q u e la fa m ilia c o n sid e ra d ifere n ­
tes p o sib ilid a d e s d e co n d u c ta de g én ero , las p re g u n ta s h a c ia el futuro
d irig en el p o te n c ia l tan to al esta b le c im ie n to de n u e v a s n o rm as com o a
la alte ra c ió n d e la fo rm a en q u e lo s p ro b lem as se m a n ifieste n : “si tu ­
v ie ra s u n h ijo o h ija, ¿te g u sta ría q u e él o e lla se s in tie ra d ifere n te a ti
en cu an to a su fe m in e id a d o m a sc u lin id a d ? ”

A d em ás d e las p re g u n ta s, u tiliz an la p re sc rip c ió n de sín to m as, la connotación


p o sitiv a y la p re sc rip c ió n de “no c a m b io ” ; el u so de ritu a le s y ta re as puede
re s u lta r e fec tiv o p a ra a y u d a r a lo s c lien te s a d ar un p aso fu e ra d e las co n d u c­
tas trad icio n a les.

CASO CLÍNICO

Se presentaron a terapia familiar los miembros de la familia Luna y los abuelos mater­
nos, debido a que la madre (Perla) consideraba que su hijo (José) tenía problemas de
autoestima por la falta de figura paterna. José, de 10 años de edad, mostraba proble­
mas con su rendimiento académico así como de autoestima y timidez; vivían con los
M ovim iento fem inista • 191

abuelos maternos, pues cuando José tenía 1 año 9 meses, su padre falleció. Perla,
de 43 años, no se había vuelto a casar, y no trabajaba, por lo que había tomado
de nuevo el lugar de hija y sus padres se encargaban económicamente del niño. Es
importante mencionar que la relación entre el José y Perla era buena, existiendo un
vínculo adecuado entre ellos, aunque la madre presentaba en ocasiones límites de­
masiado flexibles con el niño y en otras, demasiado rígidos, lo cual causaba gran con­
fusión a José.
El abuelo tenía una educación militar y presentaba límites muy rígidos con la fami­
lia, sobre todo con José, al cual presionaba mucho y lo trataba duramente. La abuela,
a su vez, mostraba límites muy rígidos con José, y tenía problemas con la madre (su
hija) debido a que no llegaban a un acuerdo en la educación y el manejo del niño.
En la primera entrevista se presentó José como el Pl, debido a los problemas de
aprendizaje y emocionales (de autoestima), aunque por los datos observados, se con­
sideró que la madre también tenía problemas.

El p ro b le m a p r in c ip a l, p o r e l q u e P e r la lle v ó a J o s é a te ra p ia , fu e su b a jo
ren d im ien to e s c o la r. E n la p rim e ra se sió n , D a n ie l tu v o la s e n s a c ió n d e q u e la
m adre e ra m á s in s e g u r a q u e e l h ijo ; e lla h a b la b a c o n s ta n te m e n te tra ta n d o
de ju s tif ic a r su p o s ic ió n d e p r e o c u p a c ió n h a c ia J o s é , en ta n to él h a b la b a a
través d e la m a d re . L a p r e o c u p a c ió n d e P e r la d e l b a jo re n d im ie n to e s c o la r
de su h ijo s e p e r c i b í a c o m o u n a s o b r e p r o t e c c i ó n y u n a s e n s a c i ó n d e
d esv alid ez, la s c u a le s fu e ro n tra n s m itid a s p o r P e rla a to d a la fa m ilia (a b u e lo s
de Jo sé) y a su s p ro fe so re s, q u ie n e s v iv ía n b a jo u n a g ra n p re o c u p a c ió n p o r la
falta de la fig u ra p a te r n a e n J o sé . T a n to lo s p s ic ó lo g o s e s c o la re s , c o m o el
abuelo y P e rla a trib u ía n su in s e g u r id a d , tim id e z y b a ja a u to e s tim a , a la f a lta
de la fig u ra p a te rn a .
D u ra n te la s s ig u ie n te s se s io n e s , a la s q u e a c u d ie ro n ju n to s P e rla y J o sé ,
se trab ajó c o n e l n iñ o s o b re la fig u ra p a te rn a ; e s to d e a lg u n a m a n e ra d e s ilu ­
sionó a P e rla , y a q u e el te m a n o e ra re a lm e n te ta n im p o rta n te p a ra el h ijo c o m o
lo era p a ra la m a d re . E s ta y u x ta p o s ic ió n d e p e rc e p c ió n e n tre J o sé y P e rla , la
im pactó fu e rte m e n te , d e b id o a su a lta d e p e n d e n c ia c o n su p a d re . D e s p u é s de
las dos p rim e ra s se sio n e s se d io u n g ra n p a so e n el p ro b le m a d e l p a c ie n te id e n ­
tificado, c a m b ia n d o e l e n fo q u e a l p ro b le m a d e la fig u ra p a te rn a d e P e rla . L a
relación d e é s ta c o n su p a d re , re s p e c to d el c o n c e p to g e n é ric o d e m a s c u lin o -
superior y fe m e n in o - in f e r io r , h a m a n te n id o e l m is m o d is c u r s o d e m u c h a s
m adres so lte ra s, q u ie n e s a c a u s a d e e s te te n o r se m a n tie n e n en u n a p o s ic ió n
pasiva, d e p e n d ie n te , n e u tra l, ín fim a , im p o te n te , o b je tiv a e in s tru m e n ta l. E sta
posición n o e ra la m ism a d e J o sé , p e ro su m a d re le e s ta b a re fo rz a n d o , a tra v é s
del g én ero , to d o s e s to s c o n c e p to s q u e so n d e a lg u n a fo rm a e l te x to d e la so ­
ciedad, d e la sa lu d m e n ta l y d el c o n te x to . Si se c re e q u e e s ta d e p e n d e n c ia d u a l
padre-m adre es in d is p e n s a b le p a ra la s a lu d m e n ta l d e J o sé , se p a rtiría d e un
texto d ife re n te y, p o r ta n to , se le e s ta ría lim ita n d o el d e s a rro llo s a n o y n o r­
mal, m u tilá n d o lo y a n u lá n d o lo d e la m is m a fo rm a q u e lim ita ro n a P e rla p o r
sus c o n c e p to s d e g é n e ro . E lla d e b ía s e r a m a d e c a sa , d e d ic a d a e x c lu s iv a m e n ­
te al c u id a d o d e su e s p o s o y su s h ijo s, s u m isa , d e p e n d ie n te , p a s iv a , sin in i­
ciativa p ro p ia , ú n ic a m e n te p r e o c u p a d a p o r lo e m o c io n a l y p o r la p a s iv id a d
del p la c e r d e l c lito r ís . P e r la c o n tin u a b a m a n te n ie n d o e l c o n c e p to d e q u e el
192 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 11)

h o m b re (esp o so y p ad re) e ra el ú n ico que p o d ía m a n te n e r el e q u ilib rio , la sa­


lu d , la m o ral y la e co n o m ía d e u n a fam ilia; en ta n to la m u jer (esp o sa y m adre)
d eb erían se r la p a rte afe c tiv a y pasiv a.
E sto s co n ce p to s d e la m u jer y su p o sic ió n re sp e c to d el te x to del psico­
an álisis, lo s m e n cio n a Jacq u es D errid a, en su lib ro E sp o lo n e s (1 9 9 7 ), al ana­
liz a r la o b ra de N ietzsc h e, q u ie n era c o n sid e ra d o co m o un o de los filósofos
de la c o rrie n te a lem an a o “tie rn a ” , en co m p a ra c ió n a la co rrie n te inglesa o
“d u ra ” d e riv a d a d el p ra g m a tism o d e W illia m Jam es. N ie tz sc h e (citado en
D errid a, 1997) fu e un e n ca rn izad o an tife m in ista q u ien afirm ó : “L a m ujer es
el e sc e p tic ism o y el v elad o d isim u lo ; ellas c re e n en la su p erficialid ad de la
e x iste n c ia co m o si fu era su e sen cia y to d a su v irtu d , to d a p ro fu n d id ad no es
p a ra ellas m ás q u e v elam ie n to de c o n v e n c io n a lism o y p u d o r” .
E l fem in ism o c u e stio n a la re la c ió n o v erd ad su sp e n d id a en la castración,
en la cu al la m u jer no cree. L a v erd ad -ca stració n es p re c isa m e n te el problem a
del h o m b re, ésta n o es lo b astan te an tig u a, e s c é p tic a ni d isim u la d a y en su
c red u lid ad , su estu p id ez, el h o m b re la a ce p ta p o r su d istin ció n fálica, siempre
sex u al y q u e o c asio n a lm e n te se p re se n ta co m o te x to ú n ico . A la m u jer se le
ha p u esto en la p o sició n d e n e c e sita r el efec to de la castra ció n , sin la cual no
sa b ría re c ib ir n i su sc ita r el deseo , p ero e lla ev id e n te m e n te no cree en esto. La
m u je r se h a co n sid era d o c o n tra d ic to ria d o s v eces, se le alab a y co n d en a al
m ism o tiem po: el b u en m o d elo d e m u jer re p re se n ta ría el d isim u lo , el adorno,
la m e n tira, el arte, la v id a y la creació n . U n m al m o m en to se ría cuando se
n e g a ra este p o d er in n ato , d esd e el p u n to d e v ista d el h o m b re. L a m u jer sería,
d esd e el p u n to de v ista de H eid eg g er, “lo que p erm ite v e r sin leer, o leer sin
v e r” (P app, 1977).
L o q u e se c o n v ierte en m u je r es la id e a, el co n ce p to de m ujer-proceso
h istó rico , y la id ea q u e n ace de este p ro ceso . L a id e a es la fo rm a de represen­
tar la verd ad , p o r ta n to la v erd ad no h a sid o siem p re la m ism a m u jer, una y
o tra fo rm a n u n a h isto ria . E l te x to so c ia l, p o lític o y re lig io s o , c o n firm a la
c astra ció n de la m u jer, la ex tra c c ió n de u n d ie n te, la e x tirp a c ió n de un órga­
no; son los m ism o s p rin cip io s de la m o ral “m a ta r las p asio n es; si tu ojo te es­
c a n d a liz a, a rrá n c a lo ” . E ste es un tex to d e la sex u alid ad , d o n d e no se acepta
an iq u ilar las p asio n es o los ap etito s sexuales a trav és de la castració n , así como
no se a d m ira a los d en tistas p o r e x tra e r lo s d ie n tes sin o p o r c u rarlo s; p o r tan­
to, la m u je r es la vida. L a c astra ció n es u n a o p erac ió n d e la m u je r co n tra la
m u jer, no m eno s q u e de ca d a sexo co n tra sí m ism o y co n tra el otro. L a pa­
siv id ad o ca stra c ió n se am an co m o p o sib ilid ad d e un o m ism o en el o tro ; en
un d e se o p a sio n a l n a rc isista ; co m o “id e a l” d e u n a m u je r q u e re n u n c ia a su
p ro p ia a c tiv id a d re n u n c ia n d o a te m e r d e l o tro . E n la p o s ic ió n activ id a d /
p asiv id ad , el h o m b re b u sca ser d o tad o d e p ro fu n d id ad y alm a, a s í co m o las
m u jeres, a un ser b rilla n te d o tad o de p re se n c ia y en te re z a de esp íritu . Se ve
q u e en el fo n d o el h o m b re b u sca al h o m b re id eal y la m u je r a la m u jer ideal,
es d ecir, n o b u scan su co m p lem e n to , sino el p erfe c c io n a m ie n to de sus pro­
p ias cu alid ad es.
Movimiento feminista • 193

L os o b je tiv o s fo rm u la d o s p a ra este caso c lín ic o fu ero n :

• D a r a P e rla el ro l de m a d re y p rin c ip a l re s p o n sa b le d el b ie n e sta r e c o n ó ­


m ico , em o c io n a l y a fec tiv o d e Jo sé.
• E le v a r la a u to e stim a de P erla, n o co m o h ija sin o co m o m a d re y m u jer
in d e p en d ien te.
• C re a r un s o b re -in v o lu c ra m ie n to d e P e rla c o n Jo sé , co n el fin de h a c e r­
los m ás in d e p e n d ie n te s y seg u ro s co m o fam ilia.
• C o n v e rtir el g én ero en u n te m a te ra p é u tic o p a ra tra n s fo rm a r esto s c o n ­
ceptos.
• In c o rp o ra r a lte rn a tiv a s a la lim ita d a d e fin ic ió n de m u je r y m a d re que
te n ía P e rla y su in seg u rid ad .
• L o g ra r u n a in d e p e n d e n c ia in d iv id u a l y fa m ilia r, a p e s a r de c o n v iv ir en
la c a sa p atern a.
• L o g ra r q u e P e rla p e rc ib ie ra a su fa m ilia (m a d re -h ijo ) co m o n o rm al y
fu n cio n al.

Debido al tip o d e d in á m ic a fa m ilia r se c o n sid e ró o p o rtu n o h a c e r u so d e la


filosofía fe m in ista ; y a q u e é sta p e rm ite la u tiliz a c ió n y m a n ejo d e d iv e rsas
m etodologías te ra p é u tic a s, em p le a n d o alg u n as h e rra m ie n ta s te ra p é u tic a s de
otros m o d elo s te ó rico s.
D el m o d elo M ilá n y p o st-M ilá n se u tiliz a ro n p re g u n ta s circ u lares co n una
visión p re se n te y fu tu ra, p a ra o b te n e r in fo rm a c ió n so b re las d ife re n c ia s y si­
m ilitudes de la v isió n d e cad a u n o d e lo s p a rtic ip a n te s re sp e c to de la situ a ­
ción actual y fu tu ra, co n el fin de q u e ello s so lo s c o m e n z a ra n a d a rse c u en ta
del p ro b lem a y de las im p lic a c io n e s de éste so b re los d em ás m iem b ro s de la
familia. T am b ién se u só la c o n n o ta c ió n p o s itiv a p a ra m o stra r q u e la actitu d
de José e ra la m a n e ra de m a n ife sta r su in c o n fo rm id a d o c o n tra rie d a d con el
sistema fam iliar; a la v ez h a c e r v er a los ab u elo s y a P e rla q u e la rig id ez con
laque se tra ta b a al n iñ o , lejo s de a y u d arlo p o d ía m a rc a r m ás su p ro b lem ática.
D el m o d e lo e stru c tu ra l se em p leó la d ra m a tiz a c ió n o e s c e n ific a c ió n de
interacciones p ro v o c a d a s, la cu al se re la c io n a co n el ro le -p la y in g (m an ejad o
en el m odelo co g n itiv o ), a efecto s de an aliza r aq u ellas p ro b lem áticas q u e afec­
taran a la fam ilia ; p o r e je m p lo , u n a d isc u sió n e n tre la a b u e la y la m a d re p o r
un castigo o p erm iso p a ra Jo sé, co n el fin de c re a r u n a m b ie n te d ife re n te d o n ­
de los m iem b ro s v ie ra n las co sas b u en as de c a d a u n o y se crea ra n p o sib le s
soluciones. T a m b ié n se u tiliz ó la fo c a liz a c ió n y p re sc rip c ió n p a ra qu e, u na
vez detectados o d eterm in a d o s aq u ello s ele m e n to s co n sid era d o s co m o im p o r­
tantes p a ra el c a m b io , ésto s se in c lu y e ra n d e n tro de u n a m b ie n te d ife re n te
que p erm itiera a los m iem b ro s a p re c ia r de m a n e ra d istin ta el m ism o y se p o ­
sibilitara el cam b io . Se p re s c rib iría a la a b u e la d e ja r a P e rla d irig ir a su h ijo y
educarlo de ac u e rd o co n sus lin e a m ie n to s y la a b u e la sólo sería u n a g u ía p a ­
siva dentro d el cu id ad o y m a n ejo de Jo sé. A sim ism o , se in ten tó c re a r el d e s ­
equilibrio del siste m a p a ra e le v a r la a u to e stim a d e P e rla d en tro d el sistem a
194 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas ( C a p í t u lo 11)

fa m ilia r; q u ita r la rig id e z e n lo s lím ite s p o r p a rte d e lo s a b u e lo s, p ara crear un


in v o lu c ra m ie n to d e J o s é c o n é s to s, a d e m á s d e e le v a r su a u to e stim a , al sentir­
se m ie m b ro d el s is te m a fa m ilia r y a c e p ta d o p o r él m ism o . U n a vez que se
h u b ie ra lo g r a d o q u e P e r la in c re m e n ta r á su a u to e s tim a d e n tro d el sistema,
se p ro m o v e ría la c o m p le m e n ta rie d a d , p a ra c re a r u n a m b ie n te en el que no sólo
m a n d a ra u n o sin o q u e to d o s tu v ie ra n d e re c h o a o p in a r, c re a n d o a s í una diná­
m ic a fa m ilia r m á s c o n s e n s u a l y fle x ib le , u n a m b ie n te d e c o rd ia lid a d y armo­
n ía e n tre su s in te g ra n te s.
T o d o lo a n te s m e n c io n a d o se tra b a jó d e s d e u n a p e rs p e c tiv a fem in ista que
h ic ie ra p o s ib le el m a n e jo d el g é n e ro d e n tro d el tra b a jo te ra p é u tic o y tomando
c o m o b a s e p rin c ip a l e l lo g ro d e u n a ig u a ld a d , c o m p le m e n ta rie d a d y flexibili­
d a d e n lo s lím ite s d e la fa m ilia , c o n el o b je to d e b rin d a rle u n p o s ib le cambio,
p e ro d e m a n e ra s u til y n o c o m o u n a o rd en .
S in e m b a rg o , se d e b e m e n c io n a r q u e d e s p u é s d e e s te tra ta m ie n to se apli­
có el m o d e lo c o n s tru c tiv is ta ju n to c o n el n a rra tiv o , d e b id o a q u e la familia
n e c e s ita b a u n re a c o m o d o n o só lo e s tru c tu ra l sin o d e c o n te x to . In d ic a r direc­
ta m e n te q u é h a c e r p u e d e s e rv ir p a r a a g ra v a r la s itu a c ió n d e lo s m iem bros en
re la c ió n a u n p ro b le m a g e n e ra c io n a l; sin e m b a rg o e s ta fa m ilia n ece sitó des­
p u é s d e la s o lu c ió n d e l p ro b le m a , u n a p e rs p e c tiv a o p tim is ta y fu tu rista de su
p ro p io siste m a . E s d e s u m a im p o rta n c ia q u e la fa m ilia , d u ra n te la solución
d e l p ro b le m a , p ie n s e e n su s p la n e s fu tu ro s , c re a n d o h is to ria s a lte rn a tiv a s a las
q u e h a b ía a n te s d e l p ro b le m a , y a q u e la v id a d e la fa m ilia c o n tin ú a y no debe
tru n c a rs e p o r u n fa c to r, q u e a u n q u e se a d e g ra n ín d o le , s ig u e s ie n d o un pro­
b le m a y é s te n o d e b e a c a b a r c o n e l siste m a .

CRÍTICAS DE LA CORRIENTE FEMINISTA


A LOS DIFERENTES MODELOS TERAPÉUTICOS

E l fe m in is m o p o s tu la q u e la te ra p ia fa m ilia r d e b e ría to m a r u n a p o s ic ió n más


c rític a d e la in s titu c ió n fa m ilia r y d e su s e n fo q u e s te ra p é u tic o s . S e r terapeuta
fa m ilia r fe m in is ta s ig n ific a re a liz a r u n m in u c io so a n á lisis d e las te o ría s y prác­
tic a s im p le m e n ta d a s e n u n c a m p o q u e h a b ía sid o d e s a rro lla d o p rin cip alm en te
p o r g e n é ro s . A c o n tin u a c ió n se e x p o n e lo q u e e s te m o v im ie n to o b je ta a las
d ife re n te s c o rrie n te s o m o d e lo s.

TEORÍA FAMILIAR SISTÉMICA


L a te ra p ia tra d ic io n a l se c e n tra e n e l fu n c io n a m ie n to in te rn o d el n ú c le o fam i­
lia r y n o to m a en c u e n ta e l c o n te x to h is tó ric o , so c ia l o e c o n ó m ic o , a s í com o
M o v im ien to fe m in ista • 195

tampoco ve la relació n ex isten te en tre sus propios problem as y los e ste reo ti­
pos culturales de los géneros y las relaciones de poder. El objetivo de la tera­
pia fem inista es el cam bio fam iliar, individual, social y no la ad ap tació n ; su
intención es tran sfo rm ar las relacio n es sociales que definen la ex isten cia de
los hom bres y las m ujeres. M cG o ld rick (1991) afirm a que la terapia tra d ic io ­
nal no ha hecho nada p ara in stru ir a las fam ilias sobre la conexión existente
entre sus propios problem as, los estereotipos culturales de género y las rela­
ciones de poder; p uesto que h a aceptado los roles de géneros vigentes, que
implica resp etar los roles im puestos p o r la sociedad sin criticarlos ni evaluar
sus efectos, es decir, seg u ir aceptándolos sin v er los dilem as que éstos p ro v o ­
can y que, en ocasiones, son la base de lo que se escu ch a frecuentem ente en
el cubículo de terapia. T am poco to m a en cu en ta cóm o estos roles afectan las
relaciones entre los diferentes m iem bros de la fam ilia.
La aceptación de los roles p o r parte del terapeuta fam iliar va lig ad a a la
aceptación del m odelo fam iliar, “ sostén económ ico del hogar/am a de casa” ,
es decir, se sigue creyendo que la resp o n sab ilid ad prim ordial de la m u jer es
cuidar a sus hijos y su casa, m ientras que su carrera y sus necesidades p erso ­
nales ocupan un segundo lugar, se con tinúa aceptando que el je fe de la fam i­
lia es el hom bre, sin h acer caso de la opresión que esto supone p ara la m ujer.
Afirman que la fam ilia es donde se aprende po r vez prim era lo que significa
“m asculino” y “fem en in o ” , donde se d esarro lla claram ente la opresión de las
mujeres y el p o d er de los hom bres con el establecim iento de la ru tin a d iaria
de la vida fam iliar: la m ujer se en carg a de cu id ar a los niños, de satisfacer sus
necesidades físicas y em ocionales, así com o tam bién del hogar; el hom bre es
el responsable del b ie n e sta r eco n ó m ico y de la to m a de d ecisio n e s im p o r­
tantes, etc.
Por lo anterior, el fem inism o critica la falta de consideración ante la con­
dición de la m u jer en la fam ilia, debido a que los profesionales y técnicos del
campo han p erm itid o que la opresión sea borrada de la consciencia de todos,
terapeutas, profesores y sobre todo de las víctim as. A lo anterior H are-M ustin
(1988) dice: “C uando alteram os el fu n cionam iento interno de las fam ilias sin
preocuparnos del contexto social, económ ico y político, som os cóm plices de
la sociedad en lo que se refiere a m antener a la fam ilia en el m ism o estado.
Además, cuando nos interesam os en el funcionam iento interno de las fam i­
lias sin m o d ificar las diferencias de poder, som os cóm plices de la sociedad
pues las m ujeres continuarán siendo o p rim id as” .

■ GRUPO DE MILÁN

Este m odelo, desarro llad o p o r S elv in i-P alazzoli, B oscolo, C ecchin y P rata
(1980), ad o p tó un m o d o e s tra té g ic o de in te rv e n c ió n y ela b o ró su p ro p io
método de connotar p o sitiv am en te; adem ás, desarrollaron una nueva m anera
de entrevistar, en fatizan d o la im p o rtan cia de e lab o rar p reg u n tas circu lares,
196 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C ap ítu lo 11)

fo rm u la r h ip ó te s is s is té m ic a s y m a n te n e r la n e u tra lid a d te ra p é u tic a , b rin d a n ­


d o g ra n a te n c ió n al s is te m a d e c re e n c ia s d e la f a m ilia (m ito s , v a lo re s , etc.).
S in e m b a rg o , ig n o r a r o n la s p re m is a s r e la c io n a d a s a lo s a s u n to s d e g é n e ro y
su s im p lic a c io n e s p a r a la m u je r.
E l m o d e lo fe m in is ta h a d e m o s tra d o la o m is ió n d e l g é n e ro e n la te o ría y
p rá c tic a d e la te r a p ia f a m ilia r y d e b id o a q u e é s te e s u n f a c to r q u e o rg a n iz a la
d e fin ic ió n d e lo s ro le s y a su im p o r ta n c ia e n el c ic lo v ita l d e la fa m ilia , com o
lo so n e l c o n c e p to d e g e n e r a c ió n y je ra r q u ía , lo s te ra p e u ta s d e l m o d e lo fem i­
n is ta se p r o p u s ie r o n m o d if ic a r la te o ría y p r á c tic a d e la te r a p ia fa m ilia r para
in c o rp o ra r id e a s y e s tr a te g ia s q u e r e d u z c a n lo s p r e ju ic io s d e g é n e ro y fo rta­
le z c a n a la m u je r; y c u e s tio n a n lo s p rin c ip io s te ó ric o s d e la te ra p ia fam iliar,
e s p e c ia lm e n te la n o c ió n d e c o m p le m e n ta rie d a d , c irc u la rid a d y n e u tra lid a d del
G ru p o d e M ilá n .

a) C o m p lem en ta ried a d . C o n c e p to a p lic a d o a la d e s ig u a ld a d o b serv ad a


e n tre la s p a r te s d e u n a in te ra c c ió n . P a r a la te ra p ia f a m ilia r fem in ista
e s e l c o n c e p to d e “ro le s s e x u a le s ” lo s c u a le s , e n la s o c ie d a d , h a n ser­
v id o p a r a o c u lta r a s p e c to s d e p o d e r y d o m in io , a s í c o m o p a r a m an te­
n e r la o r g a n iz a c ió n f a m ilia r p a tria rc a l, d o n d e e l p o d e r e s tá fu n d a m e n ­
ta d o e n la je r a r q u ía m a s c u lin a y e l e s tá n d a r d e v id a ; m ie n tra s q u e el
s ta tu s s o c ia l d e la m u je r se b a s a e n su re la c ió n c o n el h o m b re (lo cual
e s r e fo rz a d o p o r lo s te ra p e u ta s fa m ilia re s ). A d e m á s , p r e te n d e ver al
h o m b re y a la m u je r c o m o e le m e n to s c a re n te s d e g é n e ro e ig n o ra las
d ife re n c ia s d e p o d e r, re c u rs o s , n e c e s id a d e s e in te re s e s q u e conlleva,
es d e c ir, la m u je r es m á s re s p o n s a b le q u e e l h o m b re d e lo g r a r que la
v id a f a m ilia r v a y a b ie n y la s ta re a s a s ig n a d a s a é s ta so n a q u e lla s que
e l h o m b re n o d e s e a h a c e r.
b) C ir cu la rid a d . S e r e la c io n a c o n la n o c ió n a n te r io r y se re f ie r e a que
lo s e le m e n to s d e n tro d e l s is te m a f a m ilia r se in f lu y e n d e m a n e ra recí­
p ro c a ; lo f u n d a m e n ta l n o e s d e s c u b r ir d ó n d e o p o r q u é e m p e z ó un
d e te r m in a d o c ic lo c o n d u c tu a l, s in o r e c o n o c e r q u e é s te se sostiene
m u tu a m e n te ; p o r e je m p lo , e l a b u s o fís ic o o s e x u a l e s p ro p o rc io n a d o y
re q u e rid o p o r la v íc tim a ( g e n e ra lm e n te m u je re s y n iñ o s ). A sim ism o,
a c e p ta la id e a d e q u e la g e n te in c u rre e n p a u ta s d e c o n d u c ta recurren­
te s, p ro m o v id a s p o r re a c c io n e s re f o r z a d a s m u tu a m e n te , d a n d o como
r e s u lta d o q u e to d o s s e a n p o r ig u a l r e s p o n s a b le s d e to d o o q u e nadie
s e a r e s p o n s a b le d e n a d a , lo c u a l n o se a p lic a a la m u je r y a q u e ella no
tie n e p o d e r p a r a e je r c e r lo s o b re s itu a c io n e s d e la v id a fa m ilia r, sin
e m b a rg o se le c o n s id e r a ig u a lm e n te re s p o n s a b le d e la s consecuencias.
c) N e u tr a lid a d o p a r c ia lid a d m u ltila tera l. E s la p o s tu r a q u e d e b e adop­
ta r el te ra p e u ta a n te lo s m ie m b ro s d e la fa m ilia , e v ita n d o to m a r una
p o s ic ió n q u e p ro m u e v a c a m b io s c o n d u c tu a le s o v a lid e la s creencias
in d iv id u a le s d e é sto s. P a r a lo s te ra p e u ta s f e m in is ta s , e s to es u n mito,
y a q u e n o e x is te u n a te ra p ia lib re d e v a lo re s ; ta n to la m a n e r a en que el
M o v im ie n to fe m in is ta • 197

te r a p e u ta c o n c e p tú a e l p r o b le m a p r e s e n ta d o p o r la f a m ilia , c o m o e l
m o d o d e m a n e ja r lo , r e f le ja n su s is te m a d e c r e e n c ia s e id e o lo g ía s ,
p r o d u c to d e su m e d io s o c ia l, p o lític o y e c o n ó m ic o . A d e m á s , p o r la p o ­
s ic ió n d e p o d e r q u e p o s e e d e n t r o d e l a t e r a p ia , ti e n e g r a n i n f l u e n c i a
e n e l d e s a r r o llo d e la m i s m a y e n la f a m ilia , p a r a q u ie n e s e s d e g r a n
im p o r ta n c ia lo q u e d ic e , ta n to d e m a n e r a v e r b a l c o m o e n g e s to s y a c ­
titu d e s . E s im p o r ta n te m e n c io n a r q u e c o n s id e r a n q u e c a d a v e z q u e e l
te m a d e te r a p ia s e a e v i d e n te m e n te s e x is ta , e l te r a p e u ta h a c e c l a r a la
d e s ig u a ld a d c o n su in c a p a c i d a d ( P a p p , 1 9 7 7 ).

MODELO DE TERAPIA BREVE DEL MRI

El e q u ip o d e l M R I ( 1 9 8 2 ) d e s a r r o lló u n m o d e lo d e tr a b a jo e s tr a té g ic o , b a s a ­
do e n la in te g r a c ió n d e la s id e a s s is té m ic o - c o m u n ic a c io n a l e s d e W a tz la w ic k
y c o la b o r a d o r e s y e n e l tr a b a jo d e M ilto n E r ic k s o n . E s te m o d e lo s e c e n t r a e n
la f o rm a e n q u e s u r g e n y s e r e s u e lv e n lo s p r o b le m a s , a s í c o m o e n la e l a b o r a ­
ció n d e u n m a p a d e lo s m o d e lo s d e in t e r a c c i ó n q u e m a n tie n e n o in te n s if ic a n
los p r o b le m a s , y la s in t e r v e n c io n e s q u e r o m p e n e s e p r o c e s o d is f u n c io n a l, in ­
te n ta n d o m a n te n e r la n e u tr a lid a d s in i n t e r f e r ir c o n e l s is te m a d e c r e e n c ia s y
v a lo re s d e la f a m ilia . S in e m b a r g o , p a r a la c o r r ie n te f e m in is ta , e s te e n f o q u e
es in c o m p le to p o r q u e o m ite e l c o n te x to s o c ia l d e la s s o lu c io n e s in te n ta d a s , o
a lte rn a tiv a s a d e c u a d a s , o a m b a s ; a d e m á s d e ig n o r a r q u e la s d if e r e n c ia s d e
g é n e ro y e l m o d o e n q u e e l te r a p e u ta m a n e ja la s itu a c ió n p la n te a d a , g u ía n la
m e ta te r a p é u ti c a y d e u n a u o tr a m a n e r a é s te in c lu y e s u s p r o p io s v a lo r e s .

MODELO ESTRUCTURAL DE MINUCHIN

A q u í s e v e a la f a m i li a c o m o u n s is te m a s o c ia l a b ie r to , e l c u a l f u n c io n a e n u n
c o n te x to c u ltu r a l e s p e c íf ic o q u e r e g u la s u o r g a n iz a c ió n m e d ia n te u n c o n ju n to
de r e g la s u n iv e r s a le s y p a r tic u la r e s . S in e m b a r g o , a u n q u e s e f o c a l iz a e n la
d is tin c ió n g e n e r a c io n a l, c o n c e p tu a n d o a l e s p o s o y e s p o s a c o m o u n a u n id a d
p a re n ta l, c o n ig u a ld a d d e p o d e r a n te lo s h ijo s , e v ita c a e r e n la d is ti n c ió n d e
g é n e ro s a l h a b l a r d e l a f o r m a c i ó n d e lo s s u b s i s t e m a s , e l e s t a b l e c i m i e n t o
de lím ite s y je r a r q u ía s . A d e m á s s e c e n t r a e n la r e e s tr u c tu r a c i ó n d e l s is te m a
fa m ilia r, c a y e n d o p o r lo g e n e r a l e n u n a t r i a n g u l a c i ó n d i s f u n c i o n a l e n t r e la
m ad re s o b r e in v o lu c r a d a c o n e l h ijo y u n p a d r e p e r if é r ic o . P o r o tr o la d o , s e tr a ­
ta d e ll e n a r e l lu g a r d e ja d o p o r u n p a d r e a u s e n te , d a n d o a e n t e n d e r ( d e m a ­
n era im p líc ita ) q u e la m u j e r e s tá in c o m p le t a s in la p r e s e n c i a d e u n h o m b r e a
su la d o . ■
C A P ÍT U L O j

Lictrlf

T E R A P IA FAMILIAR ENFOCAPA A SOLUCIONES

C o m o se h a v isto en cap ítu lo s an terio res, la terap ia fam iliar h a p asad o d ife ­
rentes etap as de ev o lu ció n . P artió d e la terap ia ce n tra d a en el p asad o o el o ri­
gen de los p ro b lem as y la e tio lo g ía de éstos; en las d écad as de 1970 a 1989 se
enfocó en el aq u í y el a h o ra y, fin alm en te, a p a rtir de 1990 h asta la actu a li­
dad, se c en tra tam b ién en la so lu ció n h acia el fu tu ro . L a p ro p u esta de la te ra ­
pia enfocada a so lu cio n es será o b ten er im ágenes de la fam ilia en el tiem po, es
decir, antes d e que se p rese n ta ra el p ro b lem a y desp u és de solu cio n ad o el m is­
mo.
Los trab ajo s de M ilto n E rick so n fu ero n fu n d am en tales p ara e sta b le cer los
modelos teó ric o s d e d ife ren tes en fo q u es terap éu tico s, com o son el m odelo
estratégico, el m o d elo de te ra p ia b rev e y el m o d elo en fo cad o a soluciones.
Desde sus o rígenes com o terap eu ta y con una experiencia de m ás de cincuenta
años, siem p re fu e u n a n tag o n ista de los m o d elo s o rto d o x o s de la terap ia, p ara
él lo im p o rtan te no era la m an era en q u e se p resen tab an los p ro b lem as o los
errores sino có m o so lu cio n arlo s; p o r tanto, p a ra él no eran im p o rtan tes las
clasificacio n es o lo s n o m b re s de las p a to lo g ía s. É l c o n sid e ra b a q u e lo que
buscan lo s p a c ie n te s so n so lu c io n e s y no e n c o n tra r la n o m e n c la tu ra de sus
problem as; d e c ía q u e g ra n p a rte d e los m o d elo s tie n e n m u ch as p a to lo g ía s
pero pocas so lu cio n es. E rick so n c o n sid e rab a q u e lo s p acien tes tien en en su
propia e s tru c tu ra p s íq u ic a y so cia l la c a p a c id a d d e so lu ció n ; p o r ta n to , el
terapeuta d eb e rá u tiliz a r co m o o b jetiv o terap éu tico lo s recu rso s y so luciones
de sus p acien tes. P ara él, e ra m ás im p o rtan te la so lu ció n que p lan tearan sus
200 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 12)

pacientes que las que él pudiera proponer, observando cuáles estrategias han
em pleado respecto del problem a y qué les ha funcionado y qué no.
Erickson afirm ó que la terapia podía ser breve, ya que si la enfermedad
puede surgir de repente, la terapia puede ser igual de breve (Rossi, Ryan y
Sharp, 1983). Él fue el prim er terapeuta en utilizar las técnicas enfocadas a
soluciones, a través de la hipnosis, técnica que llam ó “pseudo-orientación en
el tiem po” (Rossi, 1980), y que más tarde Steve de Shazer denom inó “técnica
de la bola de cristal”. Con sus técnicas de hipnosis, E rickson llevaba a sus
pacientes hacia el futuro y al pasado cuando no existía el problem a (lo que
más tarde se convirtió en la “pregunta m ilagrosa” y la “pregunta de excep­
ción”); cuando los dirigía hacia el futuro donde se veían sin el problem a, les
preguntaba cóm o se observaban sin él y cóm o lo habían resuelto. Él no actua­
ba com o un fiscal enjuiciando a sus pacientes, sino com o el abogado defensor
tratando de buscar el lado bueno y positivo del paciente, con el fin de salvarlo
de la sentencia final de “psicopatología”.
Este m odelo se desarrolló a partir de la terapia estratégica, particularmente
del M RI. Se basa en la terapia breve y no se revisa el aspecto histórico en el
cuadro patológico. En el m odelo enfocado a soluciones, el terapeuta plantea
que la m ism a fam ilia debe resolver el problem a específico que la trae a tera­
pia, utilizando sus propios recursos en la m ism a form a que resolviera proble­
mas anteriores. El terapeuta no ejerce coerción alguna en la fam ilia, su obje­
tivo es trabajar conjuntam ente con ésta en una solución específica.
Este m ovim iento continuó en el instituto de terapia breve de M ilwaukee.
El grupo inicial de fundadores incluía a Steve de Shazer, quien había trabaja­
do anteriorm ente en el M RI y dedicaba todo su tiem po a la investigación y a
la teoría, así com o a Insoo B erg, quien enfatizó sus esfuerzos en preparar
terapeutas. Otro m iem bro de este centro destacado en el cam po de la clínica y
la teoría, es Eve L ipchik quien canalizó la m ayoría de sus intereses en desa­
rrollar cuestionarios terapéuticos. M ichele W einer-D avis m iem bro del Insti­
tuto de M ilw aukee, se separó posteriorm ente para fundar su propia institución
en W oodstock, N ueva Y ork, tam bién enfocado a la terapia breve. Todos los
terapeutas anteriorm ente m encionados difundieron en EUA, a través de con­
ferencias, los conceptos de la terapia breve.
En la terapia enfocada a soluciones se afirm a que la fam ilia está constre­
ñida por la visión corta y pesim ista de sus problem as y sus vidas, lo que pro­
voca una serie de secuencias rígidas.
W illiam H udson O ’H anlon, quien rad ica en O m aha, N ebraska, nunca
se asoció al centro de M ilw aukee, pero fue preparado por M ilton Erickson.
Él, ju n to con W einer-D avis, en relación con la terapia enfocada a solucio­
nes, apuntaron: “Los lím ites que las personas atribuyen a su com portam iento
restringen la posibilidad de aplicar alternativas para solucionar sus p ro b le­
mas. Si los m étodos no llegan a ofrecer soluciones satisfactorias, el significa­
do de su com portam iento no es cuestionado, buscándose nuevas soluciones
hasta resolver éstos” (O ’H anlon, 1994).
Terapia fa m ilia r enfocada a soluciones • 201

L a te ra p ia o rie n ta d a a s o lu c io n e s to m a ta m b ié n u n a fu e rte p o s ic ió n c o n ­
tra la id e a d e q u e la g e n te e s a m b iv a le n te c o n su s p ro b le m a s ; e llo s a s u m e n
que el c lie n te q u ie re c a m b ia r. A d e m á s , d e S h a z e r a firm ó : “ S e h a m u e rto el
concepto d e re s is te n c ia ... c u a n d o la f a m ilia n o s ig u e lo s lin c a m ie n to s d e l te ­
rapeuta p a r a c o o p e ra r, la f a m ilia le in d ic a r á al te ra p e u ta la m e jo r f o r m a d e
ayudarlos. L a m a y o ría d e lo s e s fu e rz o s d e l te ra p e u ta s e rá tr a b a ja r s o b re la s o ­
lución d e l p ro b le m a o p ro b le m a s , lo s q u e se to m a n sin a n a liz a r la e tio lo g ía d e
éstos” (O ’H a n lo n y W e in e r-D a v is , 1 9 8 9 ).
E n e s te tip o d e te ra p ia n o e x is te u n m o d e lo d e f a m ilia n o rm a l s in o q u e se
acepta c u a lq u ie r tip o d e e s tru c tu ra . L a te ra p ia e n fo c a d a a s o lu c io n e s to m a d e l
c o n stru c tiv ism o la id e a d e q u e n o h a y u n a r e a lid a d ú n ic a , p o r ta n to e l te r a ­
peuta n o d e b e rá im p o n e r lo q u e c re e q u e e s n o rm a l a su s c lie n te s . A l c o n tr a ­
rio, el te ra p e u ta só lo d e b e r á p re o c u p a rs e p o r s o lu c io n a r las q u e ja s q u e p r e ­
sentan sus c lie n te s y n o d e b e rá c re e r q u e e x iste só lo u n a c o rre c ta y v á lid a fo rm a
de v iv ir la v id a ( O ’H a n lo n y W e in e r-D a v is , 1 9 8 9 ). D e b e c o m p re n d e rs e q u e
lo que es u n a fo rm a d e v id a a c e p ta b le p a r a u n a f a m ilia o p a r a u n a p e rs o n a , n o
es un c o m p o rta m ie n to a c e p ta b le p a ra o tra . P o r ta n to e l c lie n te , y n o e l te r a ­
peuta, id e n tific a lo s o b je tiv o s q u e d e b e rá a lc a n z a r la te ra p ia .
T a n to d e S h a z e r c o m o su s c o le g a s d a n a su s c lie n te s la s m is m a s in d i­
caciones lla m a d a s “fó rm u la p a r a la ta re a ” , e n c o n tra n d o q u e a lg u n o s d e e s to s
señ ala m ie n to s c o rre s p o n d e n a p r in c ip io s u n iv e rs a le s ; p o r e je m p lo , e n la p r i­
m era s e s ió n , se p id e a la f a m ilia q u e o b s e rv e q u é e s lo q u e s u c e d e e n su v id a
o en sus re la c io n e s q u e q u ie ra n q u e c a m b ie ; e n c o n tr a r o n q u e al n o c o m p a r a r ­
los co n p a rá m e tro s n o rm a le s d e f a m ilia le s a y u d a a r e o r ie n ta r la s c o n d u c ta s
de sus p a c ie n te s y a c e p ta rla s p o s itiv a m e n te , ta m b ié n e n c o n tra ro n q u e el c a m ­
bio d e p e rs p e c tiv a p a r e c e c r e a r u n a m e jo r y p o s itiv a im a g e n q u e se r e f le ja en
una c o n d u c ta m á s e x ito s a p a r a e n f r e n ta r e l m u n d o e x te rio r. C o m o re s u lta d o
de e sta “fó rm u la p a r a la ta re a ” d e S h a z e r y su e q u ip o lle g a ro n a la c o n c lu s ió n
de que el p ro c e s o p a r a in ic ia r e l c a m b io se p o d r á d a r sin c o n o c e r e l o rig e n d e l
p ro b lem a d e la fa m ilia n i la s p e rs o n a lid a d e s d e c a d a u n o d e e llo s . S e e n fo c a
ú n ic am en te e n c ó m o r e s o lv e r e l o lo s p ro b le m a s d e la fa m ilia , p o r lo s c u a le s
llegaron a te ra p ia . E s te p e n s a m ie n to lo s lle v ó a d e s a rro lla r d o s p o s tu la d o s p a ra
la te ra p ia e n f o c a d a a s o lu c io n e s q u e so n la “p r e g u n ta m ila g r o s a ” y la “p r e ­
gunta d e e x c e p c ió n ” .
L a “p re g u n ta m ila g ro s a ” se p la n te a d e la s ig u ie n te m a n e ra : “ S u p o n g a m o s
que u n a n o c h e , m ie n tra s e s tá s d o rm id o , se d a u n m ila g ro y tu s p ro b le m a s e s ­
tán re s u e lto s , ¿ c ó m o te d a ría s c u e n ta ? , ¿ c u á l s e ría la d if e r e n c ia ? ” E s ta s p r e ­
guntas p a re c e n a c tiv a r e l p ro c e s o p a r a r e s o lv e r lo s p ro b le m a s e n la s p e rs o n a s
dándoles u n a v is ió n m á s c la ra d e su s o b je tiv o s .
L a “p r e g u n ta e x c e p c io n a l” n o s p la n te a q u e se d e b e r á a m in o ra r e l p r o ­
blem a d e l c lie n te y su o rig e n , d irig ie n d o la a te n c ió n ú n ic a m e n te h a c ia lo n e ­
g ativo d e la im a g e n d e é s te p o r c a u s a d e l p r o b le m a . S e s itú a a l p a c ie n te
en el p a s a d o y e n e l p re s e n te , c u a n d o é s te n o p r e s e n ta b a e l p ro b le m a y se h a c e
una c o m p a ra c ió n d e c o n d u c ta s y a c titu d e s a n te s y d e s p u é s d e l p ro b le m a ; p o r
202 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 12)

ejem plo, “ ¿cóm o era tu co m p o rtam ien to antes de ten er el pro b lem a?, ¿cóm o
te darías cu en ta q u e el p ro b lem a ya no ex iste?”
En este m odelo, terapeuta y pacientes reorientan sus esfuerzos hacia la d i­
rección de las soluciones, p lan tean d o o b jetivos y estrateg ias a seguir. L a te ra­
pia será de diez sesio n es. E sto tam b ién p la n tea realizar cam b io s ráp id o s y
contundentes.
D os c o n c e p to s ju s tific a n e s ta te o ría . E l p rim e ro se b a sa en la te o ría
c o n stru ctiv ista y e n la ex p ectativ a de la nu ev a realid ad de cad a g rupo fam i­
liar, ya que la fam ilia in flu irá en lo que se o b ten d rá con la co o p eració n si­
m ultánea, tan to d e la fa m ilia com o d el te ra p eu ta. E l seg u n d o se b asa en el
p o stu lad o de que sólo se n ecesita un p eq u eñ o cam bio, el cual fu n cio n a com o
d eto n ad o r o av alan ch a p ara p ro v o car cam b io s m ayores (O ’H an lo n y W einer-
D avis, 1989).
C uando en el co n tex to terap éu tico se p resen ta u n a actitu d positiv a, la fa­
m ilia y sus m iem b ro s se sien ten m ás op tim istas p ara p o d er realizar futuros
cam bios.
En la base de estas dos pro p u estas de la terap ia en fo cad a a soluciones, se
h an diseñado una serie de p au tas y tareas ten d ien tes a crear una realid ad más
o p tim ista de la fam ilia y a in iciar la av alan ch a de los cam bios. E stas técnicas
re fle ja n la e v o lu c ió n q u e h a te n id o el cam p o de la te ra p ia fa m ilia r, para
co n fiar cada vez m ás en la h ab ilid ad de la fam ilia p ara reso lv er sus propios
problem as.
E ste m odelo to m a tam b ién lin cam ien to s del m odelo de M ilán y las ideas
de M ichael W hite, siendo una extensión ideológica del m odelo constructivista,
donde se fu n d am en ta q ue las fam ilias, así com o las p ersonas, form an su pro­
p ia realid ad y no la d el terap eu ta. Si to d as las realid ad es son construcciones
perso n ales, ¿por q u é no ay u d ar a las p erso nas a co n stru ir u na n u ev a realidad,
donde se vea que sus p ro b lem as no son tan m alos y ten g an una solución?
T erap eu tas b asad o s en este m odelo, com o O ’H an lo n y W einer-D avis, no
tom an en cu en ta los preju icio s que se p resen tan en la h isto ria clín ica de los
p acientes. E stos p o d rían p red isp o n er la p o stu ra del terap eu ta y de los pacien­
tes quienes, con frecu en cia, lleg an al co n su lto rio y co m en tan « D o c t o r , mi
esposo es un n e u r ó ti c o » , « m i esp o sa es h i s t é r i c a » etc. E sta nom enclatura
p o d ría p red isp o n er a un terap eu ta no p rep arad o en una p o stu ra constructivis­
ta. Si a sí fuera, tan to el p acien te com o el terap eu ta lu ch arán ; el prim ero, en
co n firm ar su co n d u cta de h istérico ap ren d id a p o r tantos años, ya que conoce
todas las c a ra c te rístic a s de este p erfil. Y el te ra p e u ta c o n firm a rá d icho per­
fil p ato ló g ico p o r las cara cterísticas que p resen ta, y a que los sín to m as apren­
didos en la h is to r ia d el p a c ie n te le h a n e n s e ñ a d o a c o m p o rta rs e así. Los
terap eu tas q u e no m an ejan el m o d elo en fo cad o a so luciones, trab ajarán en el
pasado del p acien te p ara en co n trar la cau sa del orig en de la h isteria enfren­
tándose, tanto el terap eu ta com o el pacien te, a la bú sq u ed a de la aguja en el
pajar, lo cual d u rará años y años, afirm an do q ue los v erdaderos cam bios re­
quieren de m ucho tiem po.
Terapia fa m ilia r en fo cad a a s o lu cio n e s • 203

L o s te ra p e u ta s q u e tr a b a ja n c o n e l m o d e lo d e s o lu c io n e s n o n e c e s ita n
conocer la c a u s a d e l p r o b le m a p a r a r e s o lv e r lo y a f ir m a n q u e e l s is te m a n o
m antiene la h o m e o s ta s is d e l p r o b le m a , s in o q u e lo s p a c ie n te s se h a n c o n v e r ­
tido e n e s tá tic o s y e s te r e o tip a d o s . L o im p o r ta n te d e e s te m o d e lo e s v e r q u é
han h e c h o c o m o in te n to d e s o lu c ió n y si le s h a d a d o b u e n o s r e s u lta d o s . E n
suma, se b u s c a n la s E X C E P C I O N E S d e la c o n d u c ta r íg id a d e l p a c ie n te .
E ste m o d e lo r e c a e e n la c ib e r n é tic a d e S e g u n d o O rd e n , y a q u e e l p a c ie n ­
te es q u ie n d e t e r m i n a lo s o b je tiv o s a s e g u ir e n la te r a p ia . G e n e r a l m e n te ,
en m u c h o s e n c u a d r e s te r a p é u tic o s e l te r a p e u ta e s e l e x p e r to y , p o r ta n to , él
sabe lo q u e e l p a c ie n te n e c e s ita y p o r q u é v ie n e a v e rlo . E s a q u í d o n d e g e n e ­
ralm en te f r a c a s a n m u c h o s te r a p e u ta s e n su p r á c tic a , p o r q u e a d e m á s d e q u e el
p acien te c o n tin ú a c o n e l p r o b le m a q u e lo lle v ó a te ra p ia , se le a trib u y e n o tro
tipo d e p a to lo g ía s o e tiq u e ta s . E n e l m o d e lo e n f o c a d o a s o lu c io n e s , e l te r a ­
peuta e s tá p re p a r a d o p a r a n o e tiq u e ta r p a to lo g ía s . E r ic k s o n p o s tu ló : “ N o h a y
que e n c a s illa r al in d iv id u o e n u n p e rfil p a to ló g ic o , p o r q u e m u c h a s d e la s v e ­
ces se lim ita n p o s ib ilid a d e s d e lib e r ta d y s a lu d ” (Z e ig , 1 9 8 2 ), y a q u e n o h a y
una f o rm a ú n ic a d e c o n c e b ir lo s p ro b le m a s .
E s te m o d e lo p o s tu la q u e e l c a m b io e n lo s p a c ie n te s p o d r ía p r e s e n ta r s e
en p o c a s s e s io n e s , n o m á s d e d ie z ; q u e m á s tie m p o e n te r a p ia n o e s n e c e s a ­
ria m e n te s in ó n im o d e s a lu d . L o s te r a p e u ta s q u e m a n e ja n e s te e n f o q u e c re e n
en la c a p a c id a d d e su s p a c ie n te s , a s í c o m o e n la n e c e s id a d q u e tie n e n d e s u ­
p erar e l p ro b le m a o p r o b le m a s q u e lo s tra e a te ra p ia . E l c a m b io se p r o d u c ir á
a tra v é s d e p e q u e ñ a s m o d if ic a c io n e s , e n la e x c e p c ió n d e la c o n d u c ta r íg id a d e
los p a c ie n te s , r o m p ie n d o lo s c írc u lo s v ic io s o s e n q u e se e n c u e n tr e n s u m e r g i­
dos. E l te ra p e u ta b u s c a r á la s p o s ib ilid a d e s y n o la s lim ita c io n e s d e su s p a c ie n ­
tes. C u a n d o e l p a c ie n te d a e l p r im e r p a s o o u n p e q u e ñ o c a m b io p o s itiv o , se
se n tirá m á s s e g u ro y o p tim is ta p a r a s e g u ir a v a n z a n d o a c a m b io s p o s te r io re s .
Se le d e b e r á b r in d a r c o n f ia n z a y p o s ib ilid a d e s y n o a c u s a c io n e s o r e s tr ic ­
cio n es. E s to s c a m b io s d e c o n d u c ta s o n e s tim u la n te s p a r a e l p a c ie n te y su
e n to rn o fa m ilia r ; a su v e z , s o n e s tim u la d o s p o r la r e tr o a lim e n ta c ió n p o s itiv a
de su a m b ie n te , f a m ilia , tr a b a jo , e tc . U n a s p e c to m u y im p o r ta n te e n e s te m o ­
delo e s e l le n g u a je q u e u tiliz a e l te ra p e u ta , e l c u a l v a lig a d o a la n e u tra lid a d
c o n s tru c tiv is ta , d o n d e e l te r a p e u ta n o im p o n e o m a n e ja u n le n g u a je m e ta f ó ­
rico, s in o q u e u tiliz a e l le n g u a je d e l p a c ie n te o u n a r e tó r ic a lib r e d e te c n ic is ­
m os, d a n d o a su s p a c ie n te s m a y o r c o n f ia n z a y s e g u rid a d .
O tr a d e la s c a r a c te r í s t ic a s d e e s te m o d e lo e s la u tiliz a c ió n d e la s e x ­
c e p c io n e s d e la c o n d u c ta p a to ló g ic a e n lo s p a c ie n te s . S e p la n te a n la s d if e r e n ­
cias e n tre lo s m o m e n to s p r o b le m á tic o s y lo s n o p r o b le m á tic o s ; se b u s c a lo
m e jo r e n tre lo m a lo . L o s c a m b io s d e b e r á n p r o d u c ir s e e n la p e r c e p c ió n y c o n ­
d u c ta d e l p a c ie n te ; si e l te r a p e u ta le p r e g u n ta r a « ¿ c u á n d o n o te c o m p o rta s
co m o h i s t é r i c o ? » , e l te r a p e u ta e s ta r ía a c e p ta n d o la p a to lo g ía d e l p a c ie n te ,
a d e m á s la p r e g u n ta im p lic a q u e s ie m p re se c o m p o rta c o m o h is té r ic o , d á n d o le
p o c a s p o s ib ilid a d e s d e n o s e rlo . C o n e s te m o d e lo e l te r a p e u ta p r e g u n t a r í a ,
p a ra e l m i s m o c a s o a n t e r i o r , « ¿ q u é te h a r í a v e r la s c o s a s d i f e r e n t e s ? » ,
204 * Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 12)

en este cuestionam iento, al paciente se le está quitando la etiq u eta de h istéri­


co y se le brinda una p osibilidad positiva h acia el cam bio.
C uando el paciente describe u n a conducta de excepción, el terapeuta la
encauzará precisam ente h acia la excepción, dándole la p o sib ilid ad de “saber
cóm o h acer” (O ’H anlon, W einer-D avis, 1989), guiando la orientación siem ­
pre hacia el futuro. Si se reg resara hacia el pasado en las vidas de los p acien ­
tes, paciente y terapeuta quedarían com o en el pasaje bíblico de Sodom a y
G om orra en el que al v oltear la esposa de L o t se convierte en estatua de sal.
El terapeuta enfocado a soluciones p reguntaría a sus pacientes cuál sería una
pequeña señal de cam bio. C on esta p reg u n ta, al p acien te se le está dando la
in ic ia tiv a p a ra que d eterm in e cuál es la m o d ificac ió n q u e d esea lo g ra r o
encontrar a través de la terapia, y no la transform ación que el terapeuta crea
que el paciente debe realizar; tam bién se le brinda de m anera im plícita la po­
sibilidad de cam biar o superarse.
Todos los pequeños cam bios en el paciente se reforzarán a través de con­
notaciones positivas o elogios (O ’H anlon y W einer-D avis, 1989).
En el proceso terapéutico se deberá alterar la “form a de actu ar” y la “for­
m a de ver” el problem a, p ara lo cual se deberán realizar tres cosas (O ’Hanlon
y W einer-D avis, 1989):

1. C am biar la m anera de actuar en la situación que se percibe com o pro­


blem ática. P or lo general, todo síntom a se acom paña de una o varias
rutinas: el fum ador acom paña su cigarro con un café m atutino, el al­
cohólico acom paña su socialización con la bebida, etc. El objetivo es
cam biar las acciones e interacciones que intervienen en el problem a;
los pacientes tratarán de rom per estas pautas repetitivas que lo acom ­
pañan; cam biar esta form a de actuar hará desplazar conjuntam ente al
problem a.
2. C am biar la percepción del paciente respecto del problem a. Erickson
consideraba a la p sicopatología com o habilidades y las llam ó “meca­
nism os m entales”, los que podían usarse tanto p ara curar com o para
producir problem as, de tal m odo convertía en ventaja lo que parecía
desventaja. C om entaba que lo interesante de sus pacientes era cómo
habían tratado de corregir sus problem as no cóm o los habían causado.
C uando los pacientes llegan a consulta, con frecu en cia sienten que
están cargando en sus espaldas una lo sa que pesa toneladas; si el tera­
peuta percibiera la losa com o una m inúscula piedra, los pacientes se
sentirían m ás ligeros y podrían in teractuar con m enor peso.
3. E vocar recursos, soluciones y capacidades que pueden aplicarse a la
situación percibida com o problem ática; creer que las personas poseen
los recursos para solucionar sus problem as, recordando que en el mis­
m o problem a está la solución.
Terapia fam iliar enfocada a soluciones • 205

CASO CLÍNICO

Se presentó a consulta una familia formada por Mario, padre de 39 años y Pl, quien
trabajaba en un hospital como bioquímico del departamento de análisis desde hacía 9
años; la esposa, María, dedicada al hogar, de 29 años de edad, y dos hijos, de 10 y de
12 años, respectivamente. Mario atribuyó el inicio de su conducta impulsiva de lavarse
las manos al manejo de las muestras obtenidas de los pacientes, se obsesionó con un
miedo irracional de que pudieran contaminarse él y su familia, e incluso causar la muer­
te a uno de ellos. El único modo de aliviar la tensión era lavarse las manos, por lo que
cada vez que se sentía contaminado o que podía contaminar a algún miembro de su
familia se lavaba las manos en forma vigorosa. Comenzó usando jabón de tocador en
casa, pero posteriormente lo cambió por jabones más fuertes, hasta que los últimos
meses agregó fenol y cloro, hasta llegar a ulcerarse manos y antebrazos, producién­
dole una dermatitis dolorosa. Si Mario no se lavaba, sufría ataques de ansiedad en los
cuales involucraba a toda la familia, a quienes exigía se lavaran manos y brazos cada
vez que lo tocaran; además sufría taquicardia, pánico y sudoración, en un cuadro clá­
sico de trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad.
Esta reacción fue creciendo hasta que Mario sintió que contaminaba todo lo que
tocaba (toallas, ropa, sillones, cubiertos, peines, etc.); así se ocultaba un sentido de
omnipotencia de su infancia.

ario y su fa m ilia fu ero n tratad o s co n la te ra p ia en fo c a d a a so lu cio n es, si-


iendo los o ch o p aso s de este m o d elo p ro p u esto s p o r O ’H an lo n y W ein er-
ivis (1989):

1. C am biar la frecuencia o causa de la queja. D u ran te lo s p erio d o s de


crisis de M ario , se p id ió a la e sp o sa q u e le p re g u n ta ra q u é am in o rab a
su an g u stia, él co n testó q u e la v arse las m an o s an tes de to c a r a su e s ­
p o sa e h ijo s, p o r lo q u e se les in d icó q u e ello s lo tocaran.
2. C am biar el tiem po de ejecución de la queja. L a esp o sa p id ió a M ario
que antes de q u e se p re se n ta ra la “an g u stia de la co n ta m in a c ió n ” , se
a s e g u ra ra d el m a n e jo a d e c u a d o d e l e q u ip o de la b o ra to rio y de las
m u estras c lín ica s (la so lu ció n está en el p ro b lem a), así co m o to m ar
to d as las p re c a u c io n e s en su eq u ip o d e tra b a jo (g u an te s, tap ab o ca,
gorro, b a ta y h e rra m ie n ta e ste riliz a d a ); la q u eja tien e un fu n d am en to
así com o u n a solu ció n .
3. C am biar la duración de la queja. M ario co n tam in a b a p o rq u e él esta ­
b a c o n tam in a d o en u n a fijació n sád ico -an al; q u e ría lim p ieza p o rq u e
estab a sucio o c o n tam in a d o , p o r tanto, b u scab a u n a salid a a esta c o n ­
ta m in ac ió n o lo o p u esto a su fija c ió n de su cied ad ; lav arse las m an o s
e ra el sín to m a m a n ifie sto del p ro b lem a. L a e sp o sa le p reg u n tó cu án d o
sen tía m ás d eseo de lav arse las m an o s y co n testó q u e antes de com er,
así que se le p id ió q u e la v ara su lo z a an tes y d esp u és de com er.
4. C am biar el lugar donde se presenta la queja. Su e sp o sa le su g irió
q ue c o m ie ra en el ja rd ín ; d esp u és de ap ro x im ad am en te tres sesio n es,
206 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capítulo 12)

M a rio m a n ife stó e sta r m u y m o le sto p o r c o m e r so lo , en u n a situ ació n


m u y in c ó m o d a , y re g re só v o lu n ta ria m e n te a c o m e r c o n su fa m ilia en
el c o m e d o r d e la casa.
5. A ñ ad ir (al m enos) un elem en to nu evo al patrón de la queja. E l aña­
d ir u n n u e v o e le m e n to sig n ific ó p a ra M a rio re a liz a r u n e s fu e rz o ad i­
c io n a l q u e co n el tiem p o se v o lv ie ra o n ero so , ru tin a rio y te d io so , para
lo c u a l se in c lu y ó al p e rro d e la c a s a en e s ta s ru tin a s d e la v a d o de
m a n o s. C u a n d o lle g a ra M a rio a casa, a p ro v e c h a ría la v a rse la s m anos
al b a ñ a r al p erro .
6. C am biar la secu en cia de los elem en tos/even tos en el patrón de la
qu eja. L a fa m ilia su g irió q u e lo s fin es d e se m a n a sa lie ra n a cam inar
al c a m p o y q u e e s tu v ie ra n en c o n ta c to c o n la n a tu ra le z a , q u e M ario
to c a ra to d o lo q u e p u d ie ra (á rb o le s, fru ta s fre sc a s, e tc .) c o n el fin de
e s ta r en c o n ta c to co n el o rig e n d e la v id a ; al p o c o tie m p o , e sto em pe­
zó a te n e r m a g n ífic o s re su lta d o s.
7. D escom p on er el patrón de la q u eja en p ieza s o elem en tos m ás pe­
q u eñ os. D e sp u é s d e q u e su e s p o s a h a b ló co n el c o o rd in a d o r m édico
d el h o sp ita l d o n d e la b o ra b a M ario , se le o fre c ió u n tra b a jo m ás adm i­
n is tra tiv o q u e té cn ico , co n lo q u e d e sp u é s d e u n o s m e se s, b ajó la an­
g u s tia d e M ario .
$. U n ir la realización de la qu eja a la de algun a activid ad gravosa. Se
su g irió c o n tin u a r co n las ta re a s g ra v o sa s q u e se le h a b ía n asig n ad o y
esto , ju n to co n el c a m b io d e tra b a jo d e M a rio , c o n trib u y ó a dism inuir
su c o n d u c ta o b se siv o -c o m p u lsiv a d e la v a rse las m a n o s, h a s ta q u e ésta
se e x tin g u ió p o r co m p leto .

L a c rític a a e ste m o d e lo se b a sa en la c re d ib ilid a d d e las d e m a n d a s d e la fami­


lia y en la b re v e d a d d el tra ta m ie n to (W h ite, 1990).
C o m o c o n c lu s ió n , e s te m o d e lo h a c o n trib u id o a r e o rie n ta r e l cam p o de
la te ra p ia f a m ilia r y a v is u a liz a r lo s p ro b le m a s d e s d e o tr a p e rs p e c tiv a , la
d e la fa m ilia y n o d el te ra p e u ta , e n riq u e c ie n d o el p o sm o d e rn ism o d e la pre­
sen te d é ca d a. ■
C A P ÍT U L O

vn.i=ei=

N arrativa

A las fa m ilia s q u e a s is tía n a te ra p ia e n lo s d e c e n io s d e 1 9 7 0 -1 9 8 9 , b a jo la


corriente d e la te ra p ia e s tra té g ic a y p o s te rio rm e n te d e la e s tru c tu ra l, se les
había p e d id o q u e re a liz a ra n u n a serie d e ta re a s d e a c u e rd o c o n la p re sc rip c ió n
del tera p e u ta , c o m o e ra n to m a r d is ta n c ia o a c e rc a rs e m á s, o re a liz a r c a m b io s
de je r a r q u í a , d e a f i li a c io n e s , d e s u b s is te m a s , e tc . D e n tr o d e l e s p ír itu
posm o d ern ista, a p a rtir d e 1990, las fa m ilia s se e n c u e n tra n p a rtic ip a n d o en
una fo rm a m e n o s c o h e s iv a p o r p a rte d e l te ra p e u ta , d o n d e lo s m ie m b ro s d e la
fam ilia e x p e rim e n ta n el p ro c e s o te ra p é u tic o c o m o u n a c o n v e rsa c ió n . E l d e s ­
pertar de lo q u e se lla m a n a rra tiv a , es v e r a la te ra p ia c o m o u n p ro c e so a tra ­
vés de lo c a liz a r h is to ria s a lte rn a tiv a s.
T o d o el m a rc o d e la n a rra tiv a es c o la b o ra tiv o , n o im p o s itiv o y p a ra le lo ,
según c o m e n ta r io s d e l c o n s tr u c t i v i s t a E f r a n L u k e n s ( 1 9 8 8 , c ita d o en
Z im m erm an y D ic k e rso n , 1 9 9 4 ), q u ie n c o m p a ra la n a rra tiv a c o n la te o ría e s ­
tratégica in d ic a n d o q u e e s ta ú ltim a u tiliz a el le n g u a je en fo rm a rá p id a y c o n ­
fusa p a ra a p lic a r té c n ic a s d e re a ju ste .
P ara h a b la r d e la n a rra tiv a d e b e m e n c io n a rse a u n o d e lo s in ic ia d o re s del
m ovim iento, H a ro ld G o o lish ia n (1 9 2 4 -1 9 9 1 ) fu n d a d o r d e la te ra p ia d e im p a c ­
to del g ru p o d e G a lv e s to n , T e x a s, en lo s d e c e n io s d e 1 9 5 0 -1 9 6 9 . E l m o d e lo
de te ra p ia d e im p a c to c o n s is tía en s e sio n e s m a ra tó n ic a s d e d o s d ía s c o n ti­
nuos de tra b a jo c o n fa m ilia s , las q u e se re u n ía n a s í p o r la d is ta n c ia q u e e x is ­
tía entre su lu g a r d e re s id e n c ia y la c lín ic a . E s ta s fa m ilia s e ra n a te n d id a s p o r
un g ru p o m u ltid is c ip lin a rio y se les v e ía e n s e sio n e s d e 8 h o ra s c o n tin u a s.

2 0 7
208 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas ( C a p í t u lo 13)

G o o lis h ia n g a n ó la re p u ta c ió n d e se r el fo rm a d o r d e l d iá lo g o en terapia;
su s id e a s su rg ie ro n d e la lin g ü ís tic a , d e p e rs o n a lid a d e s c o m o Ferdinand de
S a u s s u re , d e la c rític a lite r a r ia y f ilo s ó f ic a d e F o u c a u lt, Ily a Prigogine y
H u m b e rto M a tu ra n a . S u in te ré s c e n tra l p o r la n a rra tiv a lo lle v ó a afirm ar que
la “ v e rd a d ” y la “ o b je tiv id a d ” d e la c ie n c ia es re la tiv a . A fin a le s del decenio
d e 1 9 8 0 -1 9 8 9 , e n c a u z ó su s o b je tiv o s te ra p é u tic o s al e s tu d io d e la hermenéu­
tic a (e s tu d io o in te rp re ta c ió n d e lo s te x to s ) y el c o n s tru c tiv is m o . E sto lo llevó
a p o s tu la r q u e el c o n te x to n o e s tá d e fin id o p o r la fa m ilia , sin o p o r el proble­
m a e n sí. C o n su c o la b o ra d o ra H a rle n e A n d e rs o n , d e s a rro lló lo s conceptos
“ d e fin ic ió n ” u “ o rg a n iz a c ió n d el p ro b le m a ” y “d iso lu c ió n d e l p ro b lem a”, afir­
m a n d o q u e el p ro b le m a n o es u n a e n tid a d p o r sí m ism a , sin o u n a realidad psi­
c o ló g ic a en la fa m ilia q u e se d e c o n s tru y e a trav é s d e l le n g u a je . P a ra él, el pro­
c e so te ra p é u tic o es “u n sis te m a g e n e ra d o r d e s ig n ific a d o s d o n d e el terapeuta
es el p a rtic ip a n te c o -c re a d o r y fa c ilita d o r” (G o o lis h ia n , 1992).
S e in te re s ó en a v e rig u a r có m o e l p ro c e s o lin g ü ís tic o c re a significados; él
vio la te ra p ia c o m o u n a p o s ib ilid a d p a ra c re a r n u e v a s h is to ria s , d o n d e la fun­
ció n d el te ra p e u ta e ra p ro p o rc io n a r u n a a tm ó sfera ad e c u a d a p a ra q ue los miem­
b ro s d e la fa m ilia p u d ie ra n c re a r u n a n u e v a n a rra tiv a d e su s p roblem as. Su
m o d e lo se b a s a b a en u n fin a l a b ie rto sin c o h e sió n , b a s a d o e n la conversación.
E l p ro b lem a no se resu elv e h asta q u e la fam ilia cam b ie su d efin ició n del mismo.
G o o lis h ia n fu e u n te ra p e u ta d e la c o n v e rs a c ió n y fa c ilita d o r d el diálogo, él
a firm a b a q u e “e n lu g a r d e q u e el te ra p e u ta se e n fo q u e e n p a tro n e s del com­
p o rta m ie n to y te o rías d el p ro b le m a p re se n ta d o , las n o cio n es p reco n ceb id as del
p ro b le m a se d e b e ría n q u e d a r fu e ra d e l p ro c e s o te ra p é u tic o ” . G o o lish ian fue
u n e je m p lo d e l te ra p e u ta p o s m o d e rn ista , él se d e fin ía “c o n la cap acid ad de
c r e e r e n to d o , p e ro n o a c e p ta r e l f u n d a m e n ta lis m o d e u n a ú n ic a verdad”
(G o o lis h ia n , 1992).
L o s te ra p e u ta s n a rra tiv o s a firm a n q u e e llo s tra ta n d e s im p lific a r y mini­
m iz a r lo s p ro b le m a s d e la v id a , sin a d ic io n a r s u p o sic io n e s o re a lid a d e s im­
p u e s ta s p o r u n ex p e rto . N o es d e s o rp re n d e r q u e lo s p io n e ro s p rag m á tic o s de
la te ra p ia fa m ilia r h a y a n te n id o u n a re s p u e s ta a e ste ca m b io . P o r ejemplo,
M in u c h in (1 9 8 1 ) in d ic a q u e a p e s a r d e lo m u c h o q u e se h a e s c rito d e la teoría
c o n s tru c tiv is ta , se h a p ro d u c id o m u y p o c o e n la p rá c tic a , c u e stio n á n d o la por
e n c o n tra rla d e m a sia d o d é b il en d ire c c ió n y re s p o n s a b ilid a d h a c ia el terapeuta
(G e rg e n , 1995).
E ro n J. in d ic a q u e c u a n d o v e m o s lo s fu n d a m e n to s d e la n a rra tiv a nos
c u e s tio n a m o s si re a lm e n te so n n u e v a s a p o rta c io n e s o so n re e tiq u e ta c io n e s de
o tro s m o d e lo s. C ita las c o n trib u c io n e s re a liz a d a s p o r P a u l W a tz la w ic k en el
c o n s tru c tiv is m o y las té c n ic a s d e re e n c u a d re (E ro n y L u n d , 1993).
L a n a rra tiv a p e rs o n a l es p a rte d e o tra s n a rra tiv a s y c ó d ig o s p a re c id o s y
c u y o o rig e n es h is to ria . L a o b je tiv id a d y su b je tiv id a d so n p a rte d e la narrati­
v a; la p rim e ra es la p e rc e p c ió n p e rs o n a l d e la c u a l se fo rm a la n a rra tiv a , pero
su im a g e n es la su m a d e lo s u b je tiv o q u e la c o n s titu y e . A sí, la su b jetiv id ad
tie n e fin a lm e n te el g e rm e n d e lo s e s te r e o tip o s e n la n a rra tiv a . L a o b jetivi-
N a rra tiv a * 209

dad sirv e p a ra fu n d a m e n ta r la n a rra tiv a o a s ig n a rle c a te g o ría s y ju ic io s de


moral o v e rd a d , u n a s v ec e s la x a y o tra s a sc é tic a , q u e fin a lm e n te a b so rb e a la
subjetividad e n cla se s y g ru p o s.
E l te ra p e u ta , en la n a rra tiv a , d e s a rro lla u n tra b a jo to p o ló g ic o , es decir,
d escubre a la f a m ilia q u e se e n c u e n tra o c u lta en la h is to ria , v a lid a n d o e
in te rc o n e c ta n d o la s h is to r ia s , sin q u e se d e te n g a n en el te r a p e u ta o p e r a ­
tivam ente, n i q u e ta m p o c o se a n v a lid a d a s o a c e p ta d a s p o r él sin o p o r la fa ­
milia. E l se n tid o d e la h isto ria n o se rá c o m p ro b a d o p o r el te ra p e u ta sin o p o r
una m a rc a sis té m ic a d e la fa m ilia , b u s c a n d o o tra s h is to ria s , o tra s p a la b ra s,
asignándoles o tro s n o m b re s, lo s c u a le s se llam an , se re ú n e n y se a g ru p an .
¿C uál es el re su lta d o d e la n u e v a h isto ria de la fa m ilia ? L a n u ev a n arrativ a
es p ara a c a b a r co n la c o n tin u id a d d e la h is to ria c e n tra l, h a c e r u n a re c o n s tru c ­
ción o d e te rm in a r u n a n u e v a v e rd a d o re a lid a d d el te x to (B arth es, 1980). Se
p resentan h isto ria s a lte rn a tiv a s a tra v é s de a n títe sis b u e n o -m a lo , a lto -b a jo ,
en ferm o -san o , d e n tro -fu e ra , etc., p ro p o rc io n a n d o la n u e v a p e rc e p c ió n de la
historia c e n tra l, la cu a l n o tie n e u n c a rism a d e triv ia lid a d , tra n sg re sió n o iro ­
nía, sino d e la a m a b ilid a d retó ric a .

Cuadro 13-1

Terapeuta / Mediador / Elemento de más / Decodifica la historia familiar

Historia central

i
Bueno < — — > Malo
Alto < — — > Bajo
Enfermo < — Antítesis — > Sano
Dentro <— — > Fuera
Pregunta <— — > Respuesta

Narrativa

i
Nueva alternativa

i
Historia alternativa

i
Nueva verdad
210 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 13)

C uando se agrega el elem ento del terapeuta a la fam ilia, éste se convierte
en el m ediador, pues decodifica la posición del narrador y su historia; usando
el paradigm a de la retórica, no de lim itación sino de exceso, se presenta un
elem ento m ás en la historia (el terapeuta).
De esta m anera el proceso terapéutico se convierte en la interacción =
fam ilia = terapeuta = verdad. E sta verdad será aquella que está al final del
proceso, un cam ino de espera del desorden al orden, lleno de dilem as, desilu­
siones e ilusiones, altas y bajas, reflexiones y cuestionam ientos, etc. El final
del proceso será el com plem ento, lo que llena, lo que satura, lo que satisface.
La nueva verdad fam iliar será el fin del tratam iento, lo que cierra. La nueva
verdad tiene un concepto polisém ico, con sentido contextual, y por tal motivo
esta verdad se da en función de un espacio de referencia, la cual tiene una va­
lidez propia. Estos contextos se relacionan unos con otros, en una perspectiva
de verdades intratextuales de percepción particular, es decir, la percepción
fam ilia-terapeuta.
Es posible afirm ar que la nueva realidad puede ser construida de diversas
m aneras. Esto es, de acuerdo a la discursiva de los diferentes sistem as de co­
m unicación. A cada uno de estos m odelos le corresponderá un sistem a de
construcción, deconstrucción y reconstrucción de la realidad, éstos serán los
siguientes:

1) V erdad epifánica (narrativa).


2) V erdad argum entativa (sem iótica).
3) V erdad contextual (retórica).
4) V erdad herm enéutica (generativa).

El prin cip io co n stru ctiv ista parte de las aportaciones de Paul W atzlaw ick
(1976), quien sostiene que toda realidad tiene su narrativa de validación en
un contexto particular. Las form as de construcción de lo que conocem os como
lo real, deberán partir de la distinción entre los conceptos de lo verdadero y lo
ficticio; si lo ficticio está en oposición a lo verdadero, no puede haber ficción
que sea ficticia, ya que toda verdad es una construcción ficcional que im plica
autorreferencia en sus propias condiciones de posibilidad.
1. V erd a d e p ifá n ic a (n a rra tiv a ). La narrativa es la revelación de una
verdad; es posible, por tanto, llam ar narrativa a un m odelo de estructura lógi­
ca de la com unicación donde transcurren varias acciones que tienen como
subtexto una lógica, a la vez, verdad epifánica es aquella donde la verdad es
objeto de una revelación. En la terapia fam iliar, la fam ilia es un sistem a na­
rrativo, con su verdad, la cual se revela en el m om ento de la interacción tera­
péutica; donde su estructura estará necesariam ente organizada en su propia
verdad. E sta verdad tendrá tam bién vacíos narrativos por cada uno de los
m iem bros de la fam ilia, es decir, cada uno tendrá su propia verdad epifánica.
A quí es donde se generan varias posibles interpretaciones y varios posibles
desenlaces, todo esto im plícito en el relato o narrativa. En la m anera en que la
Narrativa * 211

familia cuente su historia, se podrá encontrar una m ultiplicidad de narrativas


alternas, con posibles desenlaces. Ello perm itirá varias interpretaciones a lo
largo del relato mismo. En la narrativa, el relato precede el resultado de la
interpretación, estas posibilidades de interpretación textual no tienen límite
definido, precisam ente por la naturaleza infinita del texto, objeto de interpre­
tación (Roso y Eco, 1991).
2. V erd ad a rgu m en tativa (sem ió tica ). Los fundam entos de la terapia
familiar, en el posmodernism o, parten de la percepción de la verdad abductiva,
de la sem iótica de Hum berto Eco y Thom as Sebeok (1989), de la lógica de la
investigación científica deductiva, inductiva y abductiva; esta últim a será el
objetivo de los resultados que se obtendrán en la terapia a través de la historia
alternativa. Ésta es una form a de investigación estética y posm odernista de la
terapia familiar. Esta verdad puede ser reconstruida (constructivism o) por tres
tipos de elem entos: indicios, huellas y síntom as. Los indicios establecen rela­
ciones de contigüidad, las huellas perm iten construir injerencias a partir de
sus elem entos sinecdóticos (elem entos parciales en relación con una totali­
dad lógica) y los síntom as establecen la relación de contigüidad entre posi­
bles efectos y causas. La diferencia principal en este tipo de construcciones
de la verdad se da en la capacidad de escuchar (Eco y Sebeok, 1989).
El constructivism o analiza filosóficam ente los tipos de verdad, la latina
(■veritas ) y la griega (a le th e ia ). Cada una de estas formas de verdad se inscriben
respectivam ente en la tradición racionalista o en la tradición de lo razonable.
V erita s se refiere a la verdad dialéctica en la raíz del pensam iento nega­
tivo (morfóstasis), que se funda en descubrir lo que no es verdadero (tradicio-
nalista).
A le th e ia literalm ente significa “aludir al aludido”, se refiere al tipo de
verdad dialógica que está en la raíz del posm odernism o en la terapia fam iliar,
su finalidad es el reconocim iento de cuantas verdades sean posibles (“lo ra­
zonable” o m orfogénesis). Esta verdad es la que está más cerca a la abduc­
ción y por tanto al constructivism o.
3. V erd ad con textu al (retórica). L a terapia fam iliar, así como la m ayo­
ría de sus preceptos y sus principales exponentes, han dado un gran giro hacia
el posm odernism o, éste se fundam enta en la percepción contextual o retórica
que consiste en las diferen cias entre un m étodo de expresión elocuente y
otro que no lo es, esto se desprende de los elem entos retóricos de cada estra­
tegia o construcción textual (Brown, 1992).
Los principales elem entos en el m étodo de investigación del construc­
tivismo son: el sistem a de m etáforas que se utilizan, las figuras del lenguaje
en que se apoya el método y las estrategias deíticas con las que se organiza el
discurso (referentes de tiem po, espacio, persona gram atical, de dónde y hacia
dónde se dirige el texto).
El conocim iento y el lenguaje son el alm a de toda expresión apreciable.
La retórica sirve para clarificar el discurso; es hacer ju sticia a la form a de
212 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 13)

pensar. L a v erd ad re tó ric a y la sana ló g ica están estrech am en te ligadas a


la m anera de coordinar y expresar nuestro pensam iento; enseñan a la persona
a pensar con la m ism a exactitud con la cual procura hablar, poniendo en pa­
labras los sentim ientos propios que concibe siem pre con m ayor distinción.

4. V erd a d h e rm en éu tica (g en era tiv a ). La verdad puede ser susceptible


a estar inm ersa en relaciones de poder y esto lleva consigo m ism o la creación
de un sistem a de secretos; a cada uno de éstos lo podem os llam ar el “secreto
generativo” de la narrativa, ya que genera m ás secretos de lo m ism o, sin los
cuales se derrum barían las relaciones de la estructura del poder. El principio
del secreto generativo se fundam enta en estructuras sistém icas com o son:

El secreto se apoya en otros secretos (sistém icos).


Un secreto es m ás im portante que otro (jerarquía).
U n secreto es una verdad oculta para alguien m ás (coalición).
U n secreto establece una red de com plicidad (alianza).

L a herm enéutica se encuentra en la verdad funcional, es decir, en la narrati­


va, en frases h erm en éu ticas que so stien en y o rg an izan u n a ló g ica p ara el
narrador.
La herencia del estructuralism o (Cham bers, 1984) es la de propiciar el
reconocim iento de la distinción entre lo narrado (qué se cuenta) y la narrativa
(cóm o se cuenta). D e esta distinción se desprenderá la estrategia terapéutica
de la verdad que se m antiene a lo largo del relato.
D entro del constructivism o, el paradigm a del observador (terapeuta) con­
siste en reconocer que éste m odifica lo que observa por el sólo hecho de ob­
servar, por su m era presencia en el sistem a fam iliar.
L a terapia fam iliar en el posm odernism o desplaza la realidad tradicional
de las creencias de la salud, en la tradición racionalista (que siem pre busca
tener razón) por la nueva verdad “razonable” , que se plantea solam ente el
com prender sus contradicciones (C ausillo, 1995).
La evolución que ha tenido la terapia fam iliar en la aplicación de la na­
rrativa nos perm ite un entendim iento sim ilar a una terapia de apoyo, con una
clara diferencia, en la narrativa se ve a la fam ilia com o la organizadora de sus
propias experiencias en form a de historia. Por supuesto, las historias perso­
nales no siem pre tienen un orden cronológico o secuencia, pero se tienen a
flor de piel. Hay unas que no concuerdan o no tienen sentido con las dem ás,
aparecen en reposo, una atrás de otras; es aquí donde a las historias se les da
un c o n te x to p a ra q u e c o n c u erd en u n a con o tra . C on u n a in te rv e n c ió n
colaborativa por parte del terapeuta se hace destacar directam ente las histo­
rias alternas a la historia central del problem a.
Para extem alizar en narrativa el terapeuta buscará experiencias que no sean
actuales o com unes a la fam ilia, que no concuerden con el problem a dom i­
nante de la historia central (W hite, 1988/1989). Se realizan propuestas por
N a rra tiv a • 2 1 3

parte d el te ra p e u ta c o n el fin d e “in v ita r” a la fa m ilia a e n c o n tra r u n a n u e v a


h isto ria cen tral. E l sig n ific a d o p o te n c ia l q u e se le d a a é sta es lo q u e im p o rta
(W hite, 19 8 8 /1 9 8 9 ).
E x isten d istin ta s v en tajas en la a p lic a c ió n d e la n arrativ a:

1. L a m e tá fo ra n a rra tiv a se in v o lu c ra en el tie m p o y es flu id a p o r se r d i­


n ám ica, en c o n tra ste c o n la m e tá fo ra e s tá tic a de B ateso n . E l fo c o se
ce n tra en lo s e fe c to s y no en las cau sas.
2. E n lu g a r d e u n a m e tá fo ra d e la c ib e r n é tic a d e P rim e r O rd e n q u e
in v o lu cra la in fo rm ació n co m o p rim e ra v a riab le, la m e tá fo ra n a rra tiv a
u tiliz a la e x p e rie n c ia co m o p rim e ra v aria b le , la e x p e rie n c ia es p o r sí
m ism a la q u e d o m in a lo s sistem as v iv ie n te s d á n d o le m ás im p o rta n c ia
a la v e rd ad g rie g a A l e th e i a .
3. L a a firm ació n de q u e la fa m ilia d eb e se r m ás fu e rte y c o n tu n d e n te que
el p ro b le m a , in v ita a los p a c ie n te s a d a r u n sig n ific a d o a lo s asp ecto s
de sus e x p e rie n c ia s, crean d o u n c o n te x to d o n d e los p ro p io s p ac ie n te s
in terv e n g an c o n tra el p ro b lem a.
Hoffm an y W h ite d e sc rib e n e ste cam b io e n las sig u ien tes p alab ras: “L a s p e r­
sonas se p o d rá n d a r c u e n ta d e e sta r p a rtic ip a n d o en u n a h isto ria altern ativ a ,
en el co n tex to te ra p é u tic o , al e sta r c o n stru y e n d o y v a lid a n d o esta s e x p e rie n ­
cias” (H o ffm an , 1991).
T odas las h isto ria s in v o lu c ra n c o n cep to s c u ltu ra le s, se b asan en un e n fo ­
que n o rm ativ o y c o n stru c tiv ista (B ru n er, 1990). G en e ra lm e n te re fle ja n la c u l­
tura m ás d o m in a n te c o n resp e c to d e esto s v alo res, d o n d e las p erso n a s fo rm an
sus im ágenes c o n tra lo q u e se co m p aran . A sí co m o W h ite, creo que esto es de
suma im p o rta n c ia , ta l v ez re sp o n s a b le d e a n te p o n e r los v a lo re s d el c o n s ­
tructivism o p a ra p e rm itir a los p a c ie n te s d e c id ir su p ro p io d estino.
U n ejem p lo d e có m o el cam p o d e la te ra p ia fa m ilia r h a d ad o én fasis a
considerar los e fe c to s c u ltu ra le s y p o lític o s del c o n stru c tiv ism o , p e rm ite un
trabajo tera p é u tic o m ás re a l y eficien te, lo q u e p e rm ite al p a c ie n te p re se n ta r
una gran c a n tid a d de p u n to s d e v ista e n o p o sic ió n a la v isió n n o rm a tiv a del
terapeuta co m o e x p e rto de la c ib e rn é tic a d e P rim e r O rd en . E l te ra p e u ta re s ­
petará el len g u aje d e sus p ac ie n te s y no le im p o rta rá el suyo.
L os p a c ie n te s d eb erán in d ic a r có m o y d ó n d e d e se a n ir, d ó n d e d e se a n si­
tuar sus v id as, b u sc a n d o en sus in te n c io n e s y p re fe re n c ia s p e rso n a le s valores
de intención, en u n a v isió n al fu tu ro .
L a fam ilia, en la fo rm a d e e sta b le c e r sus c o n c e p to s y sus p u n to s d e vista,
está su jeta al d isc u rso d e la n arra tiv a , el cu al su g iere q u e ésto s ta m b ié n son
construcciones c u ltu ra le s p o r la fo rm a co m o u b ic a n lo s asp e c to s co m u n es de
organización, d eb ie n d o co m p re n d e rse la fo rm a d e la re la c ió n que e x iste en tre
uno y su m u n d o in terp e rso n a l.
L a n a rra tiv a p e rso n a l no p o d rá se r n eu tral. U su a lm e n te e s tá b a sa d a en la
posición d el “Y o n a rra d o r” , el “ Y o p ro ta g o n is ta ” , d an d o u n a fo rm a co n v en -
214 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Capítulo 13)

cional a su narrativa. Cuando se están construyendo las historias y cuando se


evoca el pasado, la historia se presenta en form a de im ágenes pasadas, m e­
morias que soportan la historia dominante, y estos pequeños recuerdos se traen
al presente.
Por lo general la narrativa es creada por las personas para darle un signi­
ficado válido a sus vidas, aun si su com portam iento es patológico (Bruner,
1990); la m ayor parte de las personas juzgan sus experiencias como buenas,
entonces su narrativa se encarga de justificar su com portam iento como no lo
haría nadie más.
Tam bién se cree que una persona podría tener malas intenciones, com o el
deseo de lastim ar a otro, pero sus experiencias de integridad cultural no le
perm itirán llevar a cabo esos deseos, ya que no concuerdan con su historia.
Como consecuencia, el proceso histórico es el significado del com portam ien­
to de uno con respecto de otros.
Si una experiencia es internalizada como buena conducta, es vista con la
intención que hay detrás de ésta. Por eso es que los individuos tratan de expli­
carse qué es lo que está haciendo el otro para interpretar la intención del com ­
portam iento. Las acciones de otros y su intención buena o mala, se convier­
ten en la acción m itigante que justifica nuestras propias acciones a pesar de
saber que la conducta de algunas personas no necesariam ente se ajusta a lo
que es cultural y socialm ente aceptado.
Cuando se construye lo que se llam a un “problem a” se construye también
un m onólogo interno que es llam ado “la voz acusadora” que dice: “eres inca­
paz”, “eres un perdedor”, “eres un incom petente” y así por el estilo. Si uno se
da la oportunidad de escucharse a sí mismo, se podría crear un balance de
poderes, en una form a más positiva, confidencial y estética. Esto contrarresta
el m onólogo negativo, cam biando la conversación con uno m ism o y con los
demás. Si todas las voces pudieran coexistir al m ism o tiempo, entonces ellas
serían representativas de cómo realm ente es el Yo integrado (Gergen, 1991).
En la terapia se aprovechará la coexistencia de los Yoes provenientes de
tantos contextos y voces históricas acumuladas que cam bian el diálogo exter­
no en diálogos internos. La acción de estos diálogos conceptúa por adelanta­
do la recepción del discurso. Si se sabe cuál es la voz negativa, ésta podría
entonces ser transform ada para producir otro d iscu rso co n otras vo ces, c a m ­
b ia n d o la conversación para con uno mismo. La expansión de este discurso
cam biará el cuestionamiento fundamental de identidad. La pregunta ya no será
“¿quién soy yo?”, será “¿cómo quiero ser con los dem ás?”, o “¿cómo quiero
que los demás sean conm igo?” Ésta es la naturaleza del diálogo lógico, cam ­
biar el discurso para con uno y para con los demás.
Las historias que cada quien se cuenta a sí m ism o son una m anera de
autoinventarse para los demás. Roy Schafer (1992) escribió, “el Yo es para
hablarle y si no tenemos Yo para form ar historias, las inventam os” . Como
consecuencia, se inventa más de un yo con múltiples características que im ­
plican m ultitud de voces, inventando tantos yoes como sea necesario para
N arrativa • 215

poder acom odarlos a los m últiples contextos de la vida. E sta experiencia es


designada com o m u ltiplicidad n arrativ a (G ergen, 1995).
Si d u ran te la terap ia ésta se co m p lem en ta escrib ien d o la co nversación,
el descu b rim ien to de las p ro p ias v o ces se ap resu ra y por tan to la creación
de una n u ev a n arrativ a. M uchos terap eu tas com o W hite, E pston, B ow en,
Selvini-Palazzoli y Penn utilizan la escritura durante el proceso terapéutico
en form a m uy eficaz. Los terapeutas no sólo tom an notas durante la sesión
sino que, com o en el caso de W hite y E pston, tienen una gran variedad de
modos para escrib ir la narrativa. E n todas estas form as de escritura, los clien­
tes llegan a escuchar sus “voces in tern as” , las que han sido descubiertas du­
rante el proceso terapéutico con el p ro pósito de determ inar cuál es la más
apropiada para las relaciones que q u iera cam biar. E stas dos m odalidades de
hablar y escribir establecen un proceso reflexivo, donde cada uno influye en
el otro. D espués de un tiem po de rep etirse el proceso se crea una nueva h isto ­
ria y una nueva n arrativ a terapéutica, lo que se llam a el “texto particip an te” ,
que está tanto fuera com o adentro de las sesiones y que acom paña al paciente
“de u n a p a rte a o tra ” , co m p a rtie n d o re fle x io n e s con el te ra p e u ta d u ran te
las sesiones así com o con las ideas generales durante la escritura, fuera de las
sesiones. C uando los pacientes llegan a estar involucrados en su participación,
la actividad recu rsiv a y la escritu ra llegan a ser objeto de reflexión y conver­
sación durante las sesiones, ubicando al terapeuta com o testigo y al paciente
como in te rlo c u to r (W h ite, 1 9 8 8 /1 9 8 9 ). L os p ro ceso s de e sc ritu ra se c o n ­
vierten en un objeto tan g ib le, sirv ien d o com o in term ed iario de la relació n
del p acien te con el terap eu ta, sim b o lizando la voz de éste y las voces del
paciente.
La fusión de voces durante el proceso del texto participante, es llevada
por los clientes del contexto terap éu tico (de las sesiones) a sus relaciones
interpersonales y a la autorreflexión de su vida personal, evocando un nuevo
conocim iento o una nueva narrativa, la cual se logra con el uso del significa­
do m últiple, que se p resen ta durante el proceso de la escritura y el texto p ar­
ticipante, p a ra p re v e n ir el p ro ceso re d u c c io n ista y h o m o g e n e iz a n te que
sim plem ente reem plazaría una histo ria por otra sim plista. El terapeuta m oti­
vará al paciente a m antener las voces en estado de coexistencia “las voces se
conservan com o una tensión, una al lado de las otras, creando un cam po de
fuerza” (E pston, 1994).
Peggy Penn, del Instituto A ckerm an de N ueva Y ork, pionera de la terapia
familiar, co n structivista y tam bién precursora de la narrativa y la herm enéuti­
ca, ha encontrado en sus trabajos que el hecho de escribir cartas es en sí un
proceso terapéutico, no n ecesariam ente que éstas sean escritas por el terapeu­
ta sino p or el paciente, a fam iliares o personas con las que el paciente tenga
conflictos no resueltos. E n el contexto terapéutico de Penn, estas cartas no
necesariam ente serán leídas p or la persona a las que se rem iten, sino que la
mayoría de las veces son leídas o d irigidas a Penn por sus pacientes. B ow en
llamaba a esto, “cuentas pendientes con la fam ilia de origen” . P ara Penn estas
2 1 6 • T erapia fa m ilia r: M o d e lo s y técn icas (C a p ítu lo 13)

cartas p u ed en ser d irig id as a p erso n as ausentes o y a fallecid as; en ellas sus


pacien tes p o d rán re so lv e r co n flicto s.
C u an d o el d iálo g o o la n arrativ a en el p ro ceso terap éu tico no facilita el
cam b io o la e x p resió n de h isto rias alternas, el p ro ceso de escrib ir fu n cio n ará
com o u n a alte rn a tiv a p ara ab rir el d iálo g o o texto o cu lto de los pacien tes;
m uch o s de ellos p resen tan h isto rias in conclusas, co n flictiv as, confusas, etc.,
resp ecto de ellos m ism o s o con p erso nas m uy sig n ificativ as en sus vidas y
relacio n es. E l p ro ceso de e scrib ir p erm ite al p acien te rem o n tarse d en tro de la
dim en sió n tem p o ral, al ig u al que la narrativa.

CASO CLÍNICO

Se presentó a terapia Margarita, quien presentaba temores desde su infancia; había


sido la menor de tres hermanos que quedaron huérfanos de madre, cuando Margarita
tenía un año de edad. Pasó su infancia con una tía paterna que tenía dos hijas; ella
recordaba ese periodo vacío de cariño y afecto. A su padre lo veía sólo ocasional­
mente y lo recordaba como distante y poco amoroso. Este sentimiento de rechazo y
distancia fue constante en todas las relaciones que había emprendido durante su vida,
sentimiento que nunca fue capaz de expresar abiertamente y con el cual convivía. Su
padre había fallecido años atrás y pensaba que nunca pudo manifestarle ese sentimien­
to de abandono y frustración.

El p ro ceso de esc rib ir ayudó a M arg arita a estab lecer el diálogo co n su padre
ya fallecido, y le p erm itió cam b iar este texto que en la n arrativ a h ab ía p resen ­
tado re siste n cia al cam bio. E sto le p erm itió escu ch ar ese diálogo que siem pre
q u iso escu ch ar, el de ser am ada y q u erid a p o r el padre; es decir, las voces que
habían p erm an ecid o ocu ltas y p asiv as entre am bos, to m aro n vida y d ialo g a­
ron u n a co n la otra.
D esp u és de v arias sesiones de u n a n arrativ a co n streñ id a, el au to r p id ió a
M arg arita qu e escrib iera u n a carta a su padre, ex p resán d o le sus sentim ientos.
E lla escrib ió lo siguiente:

Querido Papi:

Después de mucho tiempo, he decidido hablarte de algo que siento debía


haberte dicho antes que pasaran tantos años, pero todavía me resulta difícil
comunicarme contigo. Tal vez porque nunca me atreví a hablarte de mis sen­
timientos, no sé si fu e por miedo o por no saber si yo te importaba. Este senti­
miento lo he tenido no sólo contigo, sino en todas las relaciones sentimentales
que he tratado de establecer en mi vida.
N arrativa • 2 1 7

Como ya sabes, acabo de cumplir cincuenta años el mes pasado, y siento


que ya nunca me casaré, menos tener hijos. Pero cómo podría yo casarme y
dar cariño a alguien más, si yo misma no me quiero. Espero que esto sea para
que me entiendas o por lo menos que sepas lo que siento, mas no es mi inten­
ción reprocharte todo lo que me pasa.
Yo sé que con la muerte de mi madre tú sufriste mucho —porque sé que
la quenas muchísimo— yo también la hubiera querido mucho, igual que tú.
También sé que con su muerte, no supiste qué hacer con tres hijos pequeños y
que lo que hiciste fue lo mejor para nosotros, ya que nunca te volviste a casar.
El abandono que sentimos mis hermanos y yo, siento que fue por tu alto grado
de responsabilidad hacia el trabajo y nuestra atención económica, ya que nun­
ca nos faltó lo necesario para vivir o educarnos. Esto te lo agradeceré por siem­
pre, gracias por todo eso que nos pudiste dar, papá.
Los sentimientos que te quiero expresar no sé si sean por culpa tuya o por
causa del destino; te quiero decir que siempre pensé que había sido tu culpa,
pero ahora que veo mi vida hacia atrás, creo que siempre viví acusándote de
algo que no fue culpa tuya; creo que fue un designio de Dios. Algo para hacer­
nos más fuertes, pero nunca lo logré, al contrario, en lugar de haberme hecho
una persona fuerte y valorarme, me convertí en un ser tímido, rencoroso, lleno
de odio y siempre culpándote de todos mis problemas.
Yo sé que hay muchas personas que han pasado por esto o han tenido pro­
blemas mayores pero, sin embargo, han salido adelante. Quiero que sepas que
te culpé durante toda mi vida de no haberte acercado más a m í o de haber­
me dado tu cariño —me sentía tan sola y desamparada ante todo que tenía que
encontrar un culpable, ése eras tú. Perdóname por culparte; sé que lo harás,
estés donde estés.
Ahora que no estás, te quiero abrazar y contarte todos mis temores —espe­
ro que no sea muy tarde, papá. No sabes cómo lamento el tiempo perdido por
mis resentimientos, ese hermoso tiempo que perdí, de haber estado cerca de ti;
ahora quiero encontrar alguien al que le pueda dar todo ese amor y cariño que
no pude darte a ti, espero encontrarlo y sentir por primera vez amor y no odio
y resentimiento. Sé que gracias a ti lo podré encontrar —gracias papá por lo
que no vi a tiempo en ti.

Te amaré siempre,
Margarita, tu pequeña.

El proceso de escribir la carta perm itió a M argarita establecer el diálogo en ­


tre ella y su padre, en un proceso que se convirtió de histórico (pasado) a na­
rrativo (presente) y terapéutico (futuro). E vocar un diálogo y vivencias de su
infancia, sus carencias, sentim ientos y deseos, le perm itió ver aspectos de ella
y su padre que estaban ocultos en o tra narrativa. M argarita percibió, en el
proceso de escribir la carta a su padre, que el sentim iento de enojo y rencor
hacia él fue perdiendo fuerza por prim era vez en ella; este diálogo fue posible
únicamente a través de la escritura, de otra m anera hubiera parecido latente.
218 • T e rap ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (C a p ítu lo 13)

P a ra q u e el d iá lo g o M a rg a rita -p a p á fu e ra b ila te ra l y tu v ie ra u n p ro ce­


so m ás te ra p é u tic o , el a u to r p ed ió a M a rg a rita q u e p e n s a ra cu ál p o d ía ser la
p o sib le co n testació n de su p ad re a la carta que ella le h ab ía escrito. E ste proce­
so h erm en éu tico es to d a v ía m ás d ifícil que el p rim ero , ya q u e se d eb erá quitar
el co n cep to de o b jetiv id a d y e sc rib ir la carta p riv ile g ia n d o la subjetividad.
M a rg a rita p resen tó re siste n c ia al ela b o ra r la c o n testa ció n , p ero después
d e le e r su ca rta v arias v eces, fin a lm en te lo g ró h acerla, e sc rib ien d o una carta
q u e la co n m o v ió h a sta las lág rim as, p u es lleg ó a sen tir la p re se n c ia de su pa­
d re a trav és de la m ism a:

Mi chiquita, Margarita:

Creo que es la prim era vez que te escribo una carta —que ironía, ahora que
ya no estoy contigo— creo que así es el destino, si no lo aprovechamos a tiem­
po pasa y no vuelve, ¿no crees?, creo que esto fu e precisamente lo que nos pasó.
Creo que me perdí o no me di la oportunidad de disfrutarlos y conocerlos, cuan­
do tu madre murió —y claro que la quise muchísimo— sentí que se me cerraba
el mundo, no vi nada más que mi pena y mi dolor, creo que fu i muy egoísta
porque no vi que ustedes estaban ahí para darme lo que me faltó de repente, el
amor y cariño.
Qué bueno que pudiste expresar tus sentimientos hacia mí, es algo que me
has enseñado porque yo nunca lo pude hacer. Cómo crees que pudiera hacer­
lo, si pasé veinte años de mi vida (y la de ustedes) viajando por todo el país
para llevarles un poco de sustento —sí, mi hijita, la vida te exige trabajar—,
esto fu e mi vida, trabajar y más trabajar, viajando y vendiendo. Esto es lo úni­
co que aprendí a hacer. Ahora lo lamento, no haber estado más tiempo contigo
y tus hermanos; pero quiero que sepas que todo lo hice por ustedes no por mí,
tal vez me fa ltó poder expresar mis sentimientos hacia ustedes, pero creo que
no es tarde todavía y quiero decirte lo mucho que los quiero, en especial a ti
por ser la más pequeña y dulce.
Quiero que sepas que no te guardo rencor p or lo que sientes; al contrario,
siento que me tienes confianza y que por eso me lo cuentas —qué hermoso que
te pueda escuchar y comprender— más que nada lo siento como un privilegio
y quiero que sepas que siempre estaré a tu lado para escucharte y apoyarte en
lo que necesites.
Chiquita, realmente deseo que encuentres a alguien tan cariñoso como tú,
con el que puedas casarte y form ar un hogar —sé que muy pronto me darás
esa noticia. — Y recuerda que siempre contarás conmigo.

Papá

L a re la c ió n qu e ex iste e n tre el Y o y la n a rra tiv a es de sum a im p o rta n c ia en la


e sc ritu ra y a q u e, en el p ro ceso de escrib ir, las o tras v o ces to m an p arte del Yo
in v en tad o o fic ticio (O ng, 1987); M ik ail B ah k tin (1981) ilu stra e sta relación
N a rra tiv a • 2 19

a través de un co n cep to que él llam a “d ialo g ism o ” o “p ro ceso de in tern a an i­


m ación” , donde el Y o y el len g u aje son coautores de n u estra conversación,
donde no p uede h ab er un Y o sin las otras voces ni voces sin el Yo. P ara él,
cada p alab ra tiene esta con n o tació n de doble voz; por eso, “todo lo que se dice
es escuch ad o p o r la o tra” (S ch w artz, 1987).
T o m an d o este p u n to de v ista, la n arrativ a p o d rá m ejo rarse lo calizan d o
todos los aspectos de las voces internas. L a fo rm a de obten er el éxito terap éu ­
tico será cu an d o se logre d esarro llar y acep tar su stan cialm en te todos los te x ­
tos, ord en án d o lo s bajo un m ism o diálogo.
L a m u ltip lic id a d de n arra tiv a s se c o n v ie rte en u n a h e rra m ie n ta con in ­
num erables p ersp ectiv as de trab ajo y p o sib ilid ad es de cam bio; dichas n arrati­
vas actú an com o un e lem en to fo rm a tiv o en la c o n v e rsa c ió n so ste n id a en tre
el Y o y e lla s, v o ces a n te rio re s , n u ev as v o c e s, v o c e s d ife re n te s p a ra c a d a
contexto. Ju n ta s p u e d e n e v o c a r un c a m b io y to d a s p u e d e n tra n s fo rm a r el
significado de los ev en to s y a que, co m o afirm a S h o tter (1993): “la fo rm a
discursiva lleva consigo acciones en form a inseparable, las dos se constituyen
en un len g u aje y la m ay o r co n stru cció n g en erativ a social im p lica las voces
donde se in vita al otro, en lo que llam a un “espacio para el diálo g o ” (Schw artz,
1988).
Para que las conversaciones m antengan y produzcan un espacio p ara el d iá­
logo, cada hablante deberá aceptar al otro. E sto es lo que se llam a “em patia” y
consiste en una p reten sió n de ser com o el otro p ara p o d er com prenderlo. E ste
proceso se in icia cu an d o en su p articip ació n el terap eu ta escucha, testifica,
confirm a y apoya d ilem as de sus pacien tes, en ten d ien d o sus intenciones, d e s­
cripciones, d esco n cierto s, su có lera y am or h acia otras p erso n as p resen tes o
ausentes.
E sta p o sició n d en tro /fu era realiza u n a tra n sferen c ia en los p acien tes p ara
la com prensión de su p ro p ia p erso n a y la de su fam ilia.
C uando los p acien tes co m ien zan a ad o p tar los encuadres sem ánticos para
ubicarse en el lu g ar de los dem ás, au m en ta la em p atia del p acien te p ara con
su fam ilia y los dem ás. Las cartas q u e escrib en los pacientes y las versiones
de éstas son, sabiam ente, la co m p ren sió n de varias voces, p ero en la lectura,
finalmente será escu ch ad a p o r el lecto r (O ’H anlon, 1994).
F recuentem ente los p acien tes, al in iciar la terapia, p resen tan una n arrati­
va constreñida y estereo tip ad a que no les p erm ite ten er una co n cep ció n clara
de sí m ism os y del m undo. R elatan sus p rim eras h isto rias com o un m onólogo
muy bien conocido, co n voces abso lu tas m uy b ien aprendidas. E ste m o n ó lo ­
go constreñ id o c o n tien e v erd ad es, tam b ién p riv ile g io s y rep re se n ta c io n e s
personales, que h ab lan de sí m ism os y con los dem ás. B ah k tin (1981) sugiere
que para q u e un m o n ó lo g o se lleg u e a d ialo g u izar d eb erá relativ izarse, q u i­
tarle privilegios y en to n ces agregarle, en fo rm a am igable, o tra connotación y
posibilidades. A sí, el m o n ó lo g o se co n v ierte en co n v ersació n de varias v o ­
ces; escucha a otros y está abierto; in v ita y es infinito por ser dinám ico; “e s ­
pera y co n testa” .
220 * T erapia fam iliar: M o d elo s y técnicas (C a p ítu lo 13)

El diálogo de la con v ersació n p resu p one una relación interpersonal entre


los conversantes, un sentido de privilegio de uno p ara el otro (Penn y Frankfurt,
1994). U na co n v ersació n acaba en el m onólogo, cuando uno de los conver­
santes afirm a “m i diálo g o es m ás im po rtante que el tu y o ”.
F recu en tem en te, durante las sesiones, el m onólogo del contexto terapéu­
tico in d ica que hay una co nnotación em ocional que encubre otra versión de la
h isto ria del p acien te d iciendo, p o r ejem plo, “¿tengo que h acer esto yo solo?,
¿que n adie m e ayu d e?” L a in sisten cia em ocional del m onólogo interno da la
certeza de que se h a encontrado en la m em oria lejana, una ex p erien cia que
p o d ría p erm itir u n a interpretación. A dem ás, el paciente ex p erim en ta el mo­
nólogo in tern o o su h isto ria en voz sim ple, pero contiene las voces calladas
de otros, ya que el lenguaje copia la realidad.
El p ro ceso del diálogo se p o d rá in iciar cuando el terap eu ta ayude al pa­
ciente a lo calizar sus otras voces. P o r ejem plo, el paciente dice: « ¿ y o no
sobreviviré sin m i e s p o s a ? » L a voz de la esposa, esco n d id a en la voz del
paciente dice: « ¿ n e c e s ito que seas com o yo p ara que nunca m e d e j e s ? » Esta
silen cio sa voz, que p ro v ee las b ases p ara esta relación, se en cu en tra en forma
in teg rad a al paciente, en estado latente. Si estas dos voces, la del paciente y
su esposa, se p u sieran en “co n v ersació n ” una con otra, la dependencia del
p acien te y la esp o sa se p o d ría resolver; de lo contrario, estas voces se callan
y se in h ib en con el m onólogo. El m onólogo del paciente es realm ente un diá­
logo pero su o tra voz silen cio sa no le perm ite hablar. C uando el p aciente pue­
da sacar esta voz oculta, entonces el m onólogo « n o sobreviviría sin m i es­
p o s a » , p erd erá su contenido em ocional (E ron y L und, 1993).
C uando la n arrativ a se ap lica en fo rm a esp ecífica a la conversación tera­
péutica, p o d rá ser terap éu tica si en su proceso ocurre una transform ación del
escenario de la fam ilia y su h isto ria dom inante, si se p resen tan nuevas expe­
riencias, significados e in terco n ex io n es de éstas para que pierdan el escena­
rio de sus viejas y dram áticas h istorias, o sus “rep etitiv o s” com portam ientos
sintom áticos.
E l objetivo del terap eu ta será facilitar o prom over el cam bio y su relación
con éste, en sus ju ic io s, eventos y ex p eriencias, guía estos principios para
facilitar un am biente de conversación con una posición abierta de apoyo, con­
fian za e in terés en las h isto rias de los pacientes y dándoles connotaciones
positivas.
¿C óm o in icia el terap eu ta el p ro ceso? P ara u bicarse con la h isto ria (es­
tructu ra de la narrativa) ésta será autorregulada p o r los principios semánticos,
los que con tien en un qué, un cóm o y un dónde. E stos com ponentes de la na­
rrativ a se presen tan en fo rm a con ju n ta en la estru ctu ra de cada historia.
El contenido m oral de la h isto ria se p resen ta en una interp retació n subje­
tiva (G ergen, 1991). C ada h isto ria que se cu en ta rep resen ta un afluente de
narrativ as recíp ro cas de indiv id u o s, fam ilias y grupos. E n la conversación
terapéu tica se b u scará la org an izació n de cóm o se form ó la sem ántica de la
historia co lectiv a del grupo o fam ilia, favoreciendo un cierto grado de trans­
N arrativa • 221

form ación en la n atu raleza de la fo rm a de co n tar la h isto ria y la naturaleza


de esta ultim a. U tilizando los recursos sistém icos de recursiva y neutralidad,
únicamente se realizan cuestionam ientos sem ánticos de qué, cóm o y cuándo,
los que a fe c ta n en fo rm a d ire c ta los p rin c ip io s de m o ra l y e s tru c tu ra de
la historia, esto p e rm itirá a la fam ilia diversificar su h isto ria do m in an te con
otras que c o n stitu y a n la e c o lo g ía d o m in an te de la fam ilia. E sta b ifu rc a ­
ción p e rm itirá un acceso a n u ev as so lu cio n es o a un a p o sic ió n co n cep tu al
del problem a.
C ada en cu en tro terap éu tico está b asad o en la id io sin c ra c ia ya que la
elaboración de los procesos y contenidos de la conversación es la contribu­
ción de todos los participantes.
C uando se analizan los m om entos o tiem pos que caracterizan la secuen­
cia de la historia en la sesión, los terapeutas narrativos aplican los siguientes
elementos en sus intervenciones (Sluzki, 1992).

1. C o n str u ir el e n c u e n tr o . El terapeuta deberá preparar el encuentro, en


un escenario donde la fam ilia tenga el derecho a definir la naturaleza
del problem a y los objetivos de la consulta. Estos conceptos podrán
ser explícitos, pero por lo general son im plícitos en la idiosincrasia de
los pacientes y se m anifiestan en la sesión con los valores m orales, so­
ciales y culturales de la fam ilia, a través del diálogo.
2. V a lo r a r y a c r e d ita r la h isto r ia . A través de la narrativa, el terapeuta
deberá dar validez y contexto al problem a, asociando conceptos com o
secuencia, caracteres lógico-éticos y conductuales.
3. F a v o r e c e r h isto r ia s a lte r n a tiv a s. C uando el terapeuta conceptúe o
visualice el p ie de una h istoria viable tratará de validarla.
4. M ejo ra r o a c re d ita r la n u ev a h isto r ia . E l terapeuta enfatizará la nue­
va historia y su relación alternativa, favoreciendo una nueva distribu­
ción de roles, lógica y m oral de la naturaleza central del problem a y
su relación para reem plazarla.
5. A se g u r a r la n u ev a h isto r ia . El terapeuta asegurará la nueva historia
p o r m edio de las recom endaciones de rituales posterapia y actividad
destinadas especialm ente a reconstruir y afirm ar la nueva narrativa.

Respecto de la narrativa, C arlos Sluzki propone varias dim ensiones con las
que el terapeuta deberá trabajar en el proceso de la historia; esto facilitará la
estructura de lo narrado y perm itirá establecer narrativas alternas. Este proce­
so por parte del terapeuta y la fam ilia será reconstructivo, m as no prescriptivo.
Un pequeño cam bio en alguna de estas dim ensiones, consecuentem ente hará
el papel de detonador en la h istoria central de la fam ilia. C ada m iem bro de la
fam ilia podrá contar las historias de tal m anera que al hacerlo, relate su pro- ^
pia historia describiendo eventos y hechos percibidos por él en form a que no
necesariam ente concuerde con la historia de la fam ilia y sus dem ás m iem bros.
222 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Capítulo 13)

Para este dilema, Sluzki (1992) nos ofrece las siguientes dimensiones que
permitirán a la familia y al terapeuta hacer un cambio de lo histórico (estático)
a lo narrado (presente) con respecto al texto de la familia y el de cada uno de
sus miembros:

1. Establecer la dimensión del tiempo en la historia; el terapeuta podrá


cuestionar esta últim a en el concepto tem poral, dando un giro del
pretérito al presente, dando un cambio de la definición estática de la
sustantividad calificativa, a la sustentación verbal más dinámica; esto ha­
rá que la descripción de la historia cam bie los atributos inm utables a
niveles de acción y tiempo; el terapeuta podrá preguntar “¿bajo qué
circunstancias?”, “¿cuándo se presenta?”, “¿cuándo es más intenso?”,
etc. Toda historia deberá estar estructurada en un sentido cronológico, en
origen, escenario y evolución; el terapeuta tendrá que hacer un cambio
de lo no-histórico a lo histórico, estructurando la historia, quitando la
responsabilidad al pasado y confrontándola en el presente.
2. Establecer la dim ensión del espacio; se deberá realizar un cambio en
la historia de lo no-contextual a lo contextual.
3. D eterm inar la dimensión de causalidad; cambiar una historia centrada
en la causa del origen del síntom a del problema, a otra donde se inclu­
yan los efectos del síntoma en el narrador.
4. Determinar la dimensión de interacción; el terapeuta deberá promover
el diálogo a través de cuestionamientos de la historia, de un contexto
intrapersonal o uno interpersonal del narrador, ubicarlo como actor,
analizando los efectos y la consecuencia de éstos en determ inada con­
ducta descrita en la narración del paciente.
5. Realizar cambios en la dim ensión de valores; representa un cambio
axiológico, es decir, en los conceptos morales descritos en la historia,
como son los valores o atributos de eventos y personas (bueno-malo,
generoso-egoísta, sano-enfermo, hermosa-fea, etc.). En esta dimensión, el
terapeuta tratará de cam biar la percepción de los atributos persona­
les de negativos a positivos, prom oviendo cam bios de lo irracional
a lo racional y de lo ilógico a lo lógico, en la narrativa del texto del
paciente.
6. C am biar la ubicación del interlocutor de una postura pasiva a una
activa, involucrando al narrador en una posición actor-agente, al
cambiarlo de una interacción de víctim a (pasiva) a la de agente (acti­
va). El narrador deberá dar un significado a los eventos evaluándolos,
descartando atribuciones y suposiciones. El terapeuta podrá preguntar
“¿me podrías describir el hecho como si hubieras sido testigo de esto?”,
“no quiero que lo interpretes o des un juicio al respecto, sino que me
digas cómo sucedió”, etc.
N arrativa • 223

NARRATIVA DE MICHAEL WHITE Y DAVID EPSTON

Los trabajos de W hite tienen elem entos sim ilares a los de la terapia enfocada
a soluciones y al m odelo psicoeducativo, con relación a que la fam ilia se siente
oprim ida p or un problem a, al cual no le encuentra solución, postulando una
relación terapéutica colaborativa. W hite, com o la corriente psicoeducacional,
se centra en los efectos que los problem as tienen en la fam ilia; él al igual que
O’H anlon y D avis, exploran el tiem po y el espacio de la fam ilia, cuando este
problem a no existía y el resultado patológico que la fam ilia ha tenido por causa
de su(s) problem a(s). A lo que de Shazer llam a “fórm ula para la tarea” , W hite
lo denom ina “resultado único” o “evento excepcional” .
W h ite, te ra p e u ta fa m ilia r ra d ic a d o en A d elaid a, A u stra lia , ha d ad o a
conocer sus trabajos en A ustralia, N ueva Z elanda, E uropa y A m érica y ha
colab o rad o con D av id E p sto n , de N u ev a Z elan d a. R e c ie n te m e n te , K arl
Tomm, devoto seguidor del m odelo de M ilán, ha divulgado los trabajos desa­
rrollados por W hite, com o es la percepción que éste tiene de las personas y
sus problem as. E sta filosofía es tom ada de M ichel Foucault y m ás reciente­
mente de sus trabajos con el constructivism o social, m ism os que han tenido
un im pacto definitivo en el cam po de la terapia fam iliar. W hite diseñó un
modelo para ayudar a liberar a las personas de la opresión de sus problem as;
para realizar esto, las personas d eberán verse a sí m ism as y a sus p ro b le­
mas en form a diferente. En consecuencia, el significado de la historia que los
individuos tienen de sí m ism os, su form a de ver el m undo y el uso del lengua­
je para construir estas historias, son los factores centrales en las ideas de W hite
y de sus técnicas terapéuticas, que incluyen el constructivism o social y la
nueva narrativa.
W hite no está interesado en la etiología del problem a, pero sí en los efec­
tos de éste en la estructura fam iliar. Su terapia se basa en que, a través de la
interpretación de los eventos en la vida, las personas con problem as por lo
general desarrollan lo que se llam a “descripción de la saturación del proble­
ma”. Las personas con historias llenas de problem as se saturan de aspectos
negativos en sus vidas y en su personalidad, los cuales son constantes e inevi­
tables, y les hace sentir débiles y, en consecuencia, presas de todo tipo de pro­
blemas, haciendo de ésta la historia dom inante de su vida. La terapia ayudará a
esta últim a a localizar y generar historias alternativas, esto le ofrecerá un con­
cepto diferente de sí m ism os y de sus problem as.
Una de las teorías de W hite, es la m anera en que utiliza el lenguaje con la
familia, m ism o que tiene la capacidad para cam biar la historia central de ésta
haciéndoles ver otra realidad sobre sus problem as, a diferencia de la escuela
post-M ilán, donde ellos esperan que surja espontáneam ente una nueva y m e­
jor historia. La intención de W hite es que la nueva historia rem onte a la fam i­
lia al pasado, al presente y al futuro, en relación con el curso de sus vidas y
sus problem as, trabajando con las historias y no con los problem as.
2 24 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C a p ítu lo 13)

El p rim er paso p ara o b ten er u n a n ueva historia, según W hite, es que la


fam ilia tom e d istan cia de la h isto ria central y separar a las personas de la des­
c rip c ió n saturada del problem a. El refiere a este últim o com o si fuera una enti­
dad externa e independiente de la fam ilia, y a sus m iem bros com o una entidad
con v o lu n tad p ro p ia para d o m in ar a las personas y a la fam ilia. E sta exter-
n alizació n ayuda a los integ ran tes a ver que no son las personas ni la familia
los cau san tes del p ro b lem a, sino que es la relación que se tiene con éste. El
cau san te es el m ism o p ro b lem a y la relació n de las personas con el mismo.
D espués de ex tern alizar el p ro b lem a, iden tificán d o lo claram ente, White
rea liz a u n a serie de p reg u n tas vin cu ladas a la relación que existe entre las
perso n as y el problem a. C uando las personas pueden co n cep tu ar el problema
com o u n a en tid ad in d ep en d ien te, se ex am ina esa relación, a lo que W hite lla­
m a “resu ltad o ú n ico ” ; y cu an d o el p ro b lem a se po sesio n ó de la fam ilia le
d en o m in a “ saturación del p ro b lem a” .
F recu en tem en te sucede que algún m iem bro de la fam ilia culpa a otro o a
sí m ism o por ser la cau sa del problem a. E sto se p o d rá afro n tar en el proceso
terap éu tico ; es cuando W h ite se co n v ierte en un exorcista, que lanza la mal­
dad del p ro b lem a fu era de los cuerpos y de la m ente de los m iem bros de la
fam ilia y los ayuda a ex p u lsarlo de sus vidas. W hite (1988/1989) indica que
la extern alizació n tiene los siguientes beneficios:

1. D escartar los co n flicto s im pro d uctivos entre los m iem bros de la fami­
lia, in cluyendo aquellas discu siones de quién es el culpable del pro­
blem a.
2. D eb ilitar el con cep to de fru stració n que se d esarro lla en m uchas per­
sonas por afro n tar co n tin u am en te problem as.
3. F acilitar el cam ino para que las personas cooperen entre sí, se unan y
lu ch en c o n tra el p ro b le m a y e sc a p e n de su in flu e n c ia en sus vidas
y relaciones.
4. O perar con u n a n ueva visión, para que las personas realicen acciones y
recu p eren sus vidas de la in flu en cia de los problem as.
5. P erm itir a las personas tom ar los problem as en form a m ás ligera, efec­
tiv a y con m enor tensión.
6. P resen tar opciones para d ialogar, en lugar del m onólogo acerca del
problem a.
L a te ra p ia se c o n v ie rte en u n a serie de in te rro g a n te s, en un e sc e n a rio pa­
ra ex am in ar la in flu en cia que el p ro b lem a ha tenido en sus vidas. También
fu n cio n a com o un an álisis de las consecuencias del p ro b lem a en los miem­
bros de la fam ilia. El cu estio n am ien to terapéutico tam bién ayuda a reforzar el
proceso de ex tern alizació n , ya que com o respuesta, los m iem bros de la fami­
lia d e b e rá n h a b la r d el p ro b le m a co m o si fu e ra u n a e n tid a d independiente
a ellos.
L a aplicación de in terro g an tes de W hite en la terapia, se b asa en los fun­
dam en to s de la e s c u e la p o st-M ilá n , to m a n d o de é s ta las p re g u n ta s circu-
Narrativa • 225

lares, que se usan para evitar discusiones fam iliares y perm itirles un enfoque
sintomático que les ayude a exam inarse a sí m ism os y su relación con el pro­
blema. El cuestionam iento de W hite está diseñado para facilitar respuestas
específicas, que perm itirán a los m iem bros de la fam ilia separarse de los pro­
blemas, tener más fuerza que éstos y no ser lo que ellos pensaron que eran.
Estos planteam ientos llevarán a los pacientes a ciertas conclusiones, con la
confianza de sentirse m enos afligidos por sus problem as iniciales, así como
permitirles tener más alternativas de soluciones.
W hite ha aplicado sus técnicas a casos tan com plicados com o la anorexia
nerviosa, la esquizofrenia en niños, adolescentes incontrolables, y obvia­
mente con fam ilias que presentan todo tipo de problemas. En cada uno de estos
casos ha d esarro llad o in n ovaciones en sus técnicas, con resu ltad o s m uy
positivos. Al com parar la aplicación de las técnicas de W hite con pacientes
esquizofrénicos y la co rrie n te p sico e d u c a c io n a l de A n d erso n , R e is s y
Hogarty, p a re c ie ra que ex isten c o n trad iccio n es en tre los m odelos, inclu­
yendo el resultado esperado por los m iem bros de la fam ilia. Sin embargo,
son muy similares en sus técnicas y resultados terapéuticos; la única diferencia
de estos m odelos, es que A nderson acepta la definición de esquizofrenia del
modelo psiquiátrico y W hite no, argum entando que esta definición lim ita la
habilidad de las personas para superar la enferm edad.
W hite h a cread o un m o d elo que tien e m ucho en com ún con el p o s ­
modernismo y los dem ás modelos de la presente década. Presenta un concepto
único y poderoso del lenguaje terapéutico y sus cuestionam ientos. U tiliza
el constru ctiv ism o p ara in d icar cóm o los p acien tes pueden ser forjadores
de sus propias historias. R eafirm a los valores de sus pacientes para ayudar­
los a escapar de la opresión de sus problem as, para lo cual utiliza técnicas
muy específicas, form adas por cuestionam ientos y objetivos m uy claros y
definidos.
El concepto más im portante y dom inante de W hite es la “externalización
del problem a” ; según este concepto, cuando se distingue o separa el p ro ­
blema de la persona, éste se hace más claro. W hite se planteó la interrogante
“¿es el problem a dom inante o superior a la persona, o es ésta más fuerte que
el problem a?” (Epston, 1994.) L a exploración de este planteam iento es cru­
cial en la opresión que causan los problem as y su significado; sus efectos
subyugan a las personas, quienes form an la epistem ología y ontología de sus
vidas alrededor de éste.
Esta concepción parecerá rem ota o exagerada pero, de alguna form a, se
encuentra im plícita en todas nuestras actividades. La identidad personal esta­
rá form ada por lo que cada quien conoce de sí m ism os y cóm o se describe.
Pero lo que cada uno conoce de sí m ism o con frecuencia es definido por el
contexto cultural, social y político en el que se desenvuelve.
Otra aportación significativa de los trabajos de W hite y Epston, funda­
mentada en su libro N a r r a tiv e M e a n s to T h e r a p e u tic E n d s , fue la cantidad de
formas de escritura que se pueden aplicar en la terapia para enriquecerla, como
226 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 13)

son las cartas, inv itacio n es, pred iccio nes, d eclaraciones, los resúm enes de
sesiones, el diario, certificados, agradecim ientos y otros.
D avid E pston en fatiza la gran aportación que ofrecen los resúm enes de
cada sesión al contexto de la terapia; él tiene la disciplina de escrib ir un resu­
m en después de cada sesión dándole una copia a la fam ilia, ello constituye el
expediente terapéutico de ésta. L o m ás im portante de las cartas de W hite y
E pston es su fascinante estilo ya que no son “objetivas” ; el contenido es fina­
m ente seleccionado p ara que tengan un contenido “heurístico” ; en las historias
se p ro m u ev e el m odo su b ju n tiv o en p rim era perso n a. L as p alab ras y frases
son usadas en form a poco com ún, generando un a redacción que m otiva al lec­
to r a u sar su im aginación y a particip ar en el texto. P or ejem plo la yuxtaposi­
ción (poner una cosa ju n to o inm ediatam ente a otra) de “m eterse en problemas
y m ás problem as...a... salirse de los problem as y convertirse en no problemáti­
co ” (R oss, 1980), lo que podrá perm itir la experiencia de conceptuar el pro­
blem a en el contexto social, con el fin de aportar un m arco conceptual de la
e x p lo ra c ió n d el s ig n ific a d o de la n a rra tiv a . W h ite y E p s to n h an descrito
la n o c ió n del tex to de la n a rra tiv a , p ro p o n en la te ra p ia co m o analogía de
una historia y rehistoria de las vidas y las experiencias de las personas con pro­
blem as. E scribiendo y seleccionando los eventos y significados en el papel,
las cartas terapéuticas podrán contribuir de m anera m uy concreta a co-crear una
nueva narrativa. L as analogías tienen m ucho de toque intuitivo y sirven para
prop o rcio n ar v ivencias y dram as a las vidas de las personas en la narrativa.
L a a n a lo g ía , en el te x to de la n a rra tiv a , p e rm ite e s ta b le c e r una co-
relació n entre el territo rio del significado de la narrativa y el territorio del co­
nocim iento y el poder. Todos los hum anos no sólo otorgan significado a sus
experiencias, form ando la h isto ria de sus vidas, sino que tam bién empobre­
cen la actuación del conocim iento de ésta. Las historias podrán contener sim­
plicidad o cualidades. L a gran m ultiplicidad de historias de cada uno para con
los dem ás y p ara consigo m ism o, algunas veces prom ueve com petencia y es­
tabilidad y otras, sirve para p rom over problem as, preocupaciones y descalifi­
car, patologizando a todos y a sus relaciones. O tras historias podrán surgir para
lib e ra r, r e v ita liz a r o c u rar. L a h is to ria p a rtic u la r qu e d o m in a y da senti­
do a los eventos de la vida, determ ina el contexto, la naturaleza y los patrones
de acción. C uando u n a h istoria saturada de problem as es dom inante, es muy
d ifíc il p a ra lo s in d iv id u o s y las p e rso n a s lib e ra rs e de e s ta estructura
estereo tip ad a de sus vidas. E sto es lo que prom ueven W hite y Epston, escri­
b ir la h istoria fam iliar y personal para cam biar de una narrativa saturada de
problem as a o tra m ás sana.

IN TE R VE N C IÓ N TE R A P É U TIC A

L a terap ia del contexto narrativo tom a las siguientes pautas:


1. P riv ileg iar las historias de las personas.
Narrativa • 227

2. Fom entar la percepción de un mundo cambiante, a través del argumento


del eslabón de las experiencias en la dim ensión tem poral.
3. Prom over el m odo subjuntivo en tiem po perfecto y pluscuam perfecto
de la prim era persona singular y plural, com o disparador del signifi­
cado im plícito y com o generador de m últiples perspectivas.
4. F om entar la orientación p o lisém ica (C ecchin, 1987) en la terapia
sistém ica, pues estim u la la m u ltip licid ad y el uso de un lenguaje
ordinario, poético y descriptivo p ara relatar experiencias y nuevas
construcciones.
5. Invitar a una postura de reflexión e im pulsar la participación del inter­
locutor.
6. Prom over el sentido de “autocrear” y “reautocrear” la vida de alguien
y sus relaciones, en el m odo de contar y recontar la historia del autor.
7. D esarrollar el conocim iento de que las historias son “co-producidas”
y establecer “fuerzas” para que el sujeto sea el autor privilegiado.
8. Introducir constantem ente pronom bres personales de “Y o” y “T ú” en
la descripción de los eventos (W hite y Epston, 1992).

■ ESCRITURA DE LA HERM ENÉUTICA G E N E R ATIVA

Como anteriorm ente se apuntó y de acuerdo con W hite y Epston (1992), exis­
ten varias form as de escritura para la narrativa:

1. Cartas de invitación.
2. Cartas redundantes.
3. C artas de predicción.
4. Cartas de referencia.
5. Cartas de ocasiones especiales.
6. Cartas breves:
a) D iario del paciente.
b ) Pensam ientos postsesión.
c) El terapeuta necesita inform ación.
d) Personas que no asisten a terapia.
e ) R eclutando otras personas.
f) R etando los conceptos de poder.
g ) R etando conceptos de la personalidad y sus relaciones.
h) Cam biando las citas.
7. C artas de narrativa:
a) Ser ju sto y revivir lo justo.
b ) H acer un seguim iento de los problem as.
c) “No m e hagas llam ar a la policía” .
d) ‘‘C onsúltate a ti m ism o” .
228 * T erap ia fa m ilia r: M o d e lo s y técn icas (C a p ítu lo 13)

Se hace u n a selecció n del sig n ificad o de la escritu ra a través de la conversa­


ción co n el terap eu ta. E l p ro ceso co n siste en o rd en ar y reo rd en ar estos signi­
ficad o s h asta en co n trar varias d escrip cio n es y una b ase em ocional, hasta que
am bos se sien tan lig ad o s a u n todo, de m an era co n stan te, donde p u ed an caber
y ten er sen tid o com o ú ltim o fin.
A la escritu ra de las cartas se le d eb erá d ar u n a v ersió n p ara cad a proceso
de la terapia. D u ran te las sesiones, se escu ch a cóm o el p acien te describe sus
sen tim ien to s g en erad o s p o r cad a v ersió n; las versio n es que el p acien te emita
fo rm an la ev id en cia p ro g resiv a del cam bio.
D e acu erd o a B ru n er, la escritu ra g en erativ a co n siste en el desenvolvi­
m ien to -secu en cia a trav és del tiem po. L os eventos que suced iero n en un mo­
m ento se n arran en otro tiem p o y se escrib en en un tercero. E n cada uno de
estos m o m en to s, los esq u em as se escrib en reex p erim en tan d o y se reconstru­
yen lo s ev en to s en el m o m en to que se en cu en tra escrito en el papel, esto es
p o r sí m ism o u n a n arrativ a “h eu rística” . P aul R ico eu r (1971) indica: “escribir
el tiem p o en fo rm a cro n o ló g ica, lo que u n a vez se dijo, es iluso; esto es cons­
tru ir” (S pence, 1982). E l p ro ceso de escrib ir la n arrativ a de d iferentes épocas
p erm ite a este d iscu rso co n tin u ar m u ltip licán d o se y expandiéndose.
Se h a o b serv ad o de m an era rep etid a que p en sam ien to s que estaban olvi­
dados o esco n d id o s, flo recen en este p roceso de escrib ir a través de la expe­
rie n cia del habla, visual y auditiva. P or ejem plo, un esposo que estaba tratando
de re sta b le c e r la relació n sexual con su esposa, decidió escrib ir en su diario,
que d eb ía p rim ero co n ceb ir el am o r h acia él m ism o, ya que en su infancia
nu n ca lo h ab ía recib id o de nadie. Su esp o sa lo apoyó p reten d ien d o ser en for­
m a altern ativ a, el niño y el am or, h asta que él ap ren d iera p o r p rim era vez que
lo que im p o rta es la resp u esta de em p atia de los otros, que finalm ente es él.
E sta ex p erien cia le p erm itió ten er m ás em p atia con su esp o sa (E pston, 1994).
L as cartas en p ro sa que D av id E p sto n escrib e a sus p acien tes, son de una
alta sen sib ilid ad , d en o tan su g ran sen tid o de co m p ren sió n y em p atia para con
sus p acien tes, lo que es llam ad o la escritu ra de la narrativa.

C A S O C LÍN IC O

Silvia y Thomas son una pareja de jóvenes, ambos de 25 años, quienes estudiaron en
la misma universidad la carrera de Contador Público; eran vecinos desde su infancia;
tienen una hija (Sandra) de 2 años y parecían ser una pareja ideal. Silvia solicitó por
teléfono una primera cita a la cual se presentaron los dos con su hija. La primera queja
de Silvia fue que desde el nacimiento de Sandra se había desencadenado una gran
angustia y depresión en ella. Además no se podía quejar de su marido Thomas para
nada; por el contrario, ella sentía que era como un adivino de sus deseos y necesida­
des, recibía todo su apoyo; sin embargo, no sabía qué estaba mal con ella. Manifestó
también sentirse frustrada por no poder estar más tiempo con Sandra, sabiendo que
ella la necesitaba más tiempo. Simultáneamente, su sentido de responsabilidad y el
éxito en su trabajo demandaban cada día más tiempo y atención en labores fuera del
N arrativa • 229

hogar. En este punto intervino Thomas, diciendo que aunque él también era un exitoso
profesionista, aunque muy ocupado, su poco tiempo libre se lo dedicaba a Sandra; esto
desencadenaba una angustia todavía mayor en Silvia, ya que ella sentía que era su
deber estar más cerca y más tiempo con la niña. Silvia comentó que dos fuerzas la
oprimían, por un lado dar más atención a Sandra (como lo exigía su rol de madre) y,
por otro, su propia superación profesional (como nueva historia alternativa).

Esta p o sición, que p arecerá a m uchos terapeutas una am bivalencia de as­


pectos psicodinám icos no es, sin em bargo, m ás que un conflicto de narrativa.
El papel que desem peñan los textos convencionales en la m ujer, originan que
se encuentre colocada en una situación tal que favorece en ella ese rechazo a
su narrativa, algo que A dler ha descrito com o “protesta viril” . El aspecto po­
sitivo de la psicología individual de A dler, postula que la m ujer puede casi
siempre explotar al m áxim o sus dotes naturales, lo esencial es el valor con
que se enfrenta a su inferioridad convencional.
¿Por qué un conflicto de narrativa? L a relación entre Silvia y Thom as es
una relación perfecta basada en la com prensión, el apoyo m utuo, la m adurez
de dos personas adultas. Por un lado están la angustia y am bivalencia de Silvia,
el texto aprendido a través de la fam ilia (es decir, que la m adre deberá estar
siempre con sus hijos, cuidándolos, disfrutándolos, protegiéndolos y enseñán­
doles); y por otro lado está la concepción del texto de más reciente aprendiza­
je (que la m ujer habrá de superarse profesionalm ente, ser independiente en lo
económ ico y responsable en su vida profesional). En el caso de las m ujeres,
una de las narrativas todavía m uy repetidas y contradictorias a los intereses
políticos, económ icos y sociales de nuestra época, es poner los intereses de la
única historia, por delante de la responsabilidad y el orden generacional. Cuan­
do Dios ordenó a A braham subir a la m ontaña y sacrificar a su hijo, sin darle
ninguna otra explicación, el m ensaje es “obedece y no hagas ninguna pre­
gunta” y com o com pensación a esta obediencia jerárq u ica, al hom bre se le
permitió reg ir sobre su m ujer, sus hijos y su naturaleza, ordenándoles ser
sumisos. Por tanto, ¡el hom bre y la m ujer viven en dos m undos com pleta­
mente diferentes, con dos tipos distintos de valores! El hom bre espera que
el mundo lo valore por “sí m ism o” por el sim ple hecho de ser hom bre, no por
su esencia. En la actualidad esta situación se ha cuestionado, con la m ayoría
de las m ujeres trabajando fuera del hogar así com o dentro de éste, como es­
posas y m adres, el texto de A braham se encuentra desde hace tiem po en tran­
sición. M ientras que el hom bre aplica los principios de com petencia y de
éxito a las relaciones dentro y fuera del m atrim onio, las m ujeres se pregun­
tan si tam bién usar el traje de ejecutivas y, en consecuencia, crear una nueva
narrativa.
El peso de la sociedad define constantem ente los textos de género, aun­
que la m ujer y el hom bre tengan diferentes “culturas” basadas en las diferen­
cias biológicas y en el m aterialism o histórico de cada género, las cuales son
definidas com o “naturales” o com o consecuencia biológica. Pero estas dim en­
siones adem ás de biológicas, son dos tradiciones históricas diferentes y en
230 • T erapia fa m ilia r: M o d elo s y técnicas (C a p ítu lo 13)

con stan te ev o lu ció n que se d efin iero n después de la m o rfo sin ta x is d el m a­


tria rc a d o a la p ro p ie d a d p riv a d a y al p a tria rc a d o o a la cu ltu ra del hom bre
desde ap ro x im ad am en te tres m il años antes de C risto. E n la E dad Antigua,
antes de la d estru cció n del Im perio R om ano, estas dos culturas estaban en
c o n flic to , a h o ra eso s c o n flic to s a fe c ta n la id io s in c r a s ia y lo s valores
gen eracio n ales de la sociedad actual. El m odo en que esta transform ación de
los tex to s de cada género se lleve a cabo será la p reg u n ta de este tiem po.
D espués de an alizar la h isto ria central en la am bivalencia de Silvia por
no p o d er d em o strar su coraje y fru stración, debido a esta yuxtaposición de
intereses, ella d eb ería aprender a m anejar y controlar am bos, sin que se pre­
sente co n flicto o angustia interna. El texto de sus padres fue “no te em baraces
si no estás to talm en te d ecid id a a sacrificarte las 24 horas po r tus hijos, hasta
que ellos sean capaces de valerse p o r sí m ism os” . Su m adre la enseñó real­
m ente a no ser ruda ni fuerte, sino fem enina, ser respetuosa, receptiva, depen­
diente; a asu m ir que todos tienen razón, m enos ella; a poner las necesidades
de los dem ás delante de las suyas, siendo su ú n ica resp o n sab ilid ad ser lo más
herm o sa posible. É stos fueron los textos con los que se form ó y creció Silvia,
que se anteponen a su nueva n arrativ a entre su realidad actual, sus p ad res, las
d em a n d a s so c ia le s, e c o n ó m ic a s y c u ltu ra le s de este tiem p o , y sus valores
genéricos.
El objetiv o terap éu tico fue co n ceptuar o rev isar estos valores de género
con los que creció Silvia, causantes de esta am bivalencia o conflicto. D e acuer­
do a la terap ia con stru ctiv ista, S ilvia cam bió lo que era un “p ro b lem a” , en su
tex to interno negativo, u n a voz acu sadora (“eres una m ala m ad re” , “eres una
p erd ed o ra” , “no d ebiste tener hijos si no puedes atenderlos” , etc.). E n el pro­
ceso terap éu tico se d eb ería b u scar o encontrar una h isto ria altern ativ a al mo­
nólogo de S ilvia, en co n trar otro diálogo que ecológicam ente supla el m onó­
logo h istó rico y en co n trar un b alance a este diálogo; es decir, encontrar una
n arrativ a p o sitiv a y actual que form ase una n ueva h isto ria acorde a la reali­
dad actual de S ilvia y desech ase poco a poco la h isto ria aprendida o transm i­
tid a p o r la vía generacional. D e acuerdo con el constructivism o social, fue
pertin en te ay ud arla a co m p ren d er sus experiencias pasadas y la realidad ac­
tu al de su entorno social, p o lítico, cultural y económ ico, donde pudieran co­
ex istir las d iferen cias o co nceptuaciones de su realidad. L a h isto ria contada
p o r S ilvia era la form a com o la enseñaron a co n v iv ir con la m aternidad.
L a terapia narrativa consistiría en ir desenvolviendo, de m anera secuencial,
eventos ocurridos en el p asado pero narrados en tiem po presente. E sto perm i­
tiría, d esd e el en fo q u e n arrativ o , ap o rtar a la terap ia nuevas realidades de
género, po líticas y cu ltu rales, y co n ceptuar nuevas realidades a su diálogo
h istó rico y único. A sí sería p o sib le, ju n to con S ilvia, o b serv ar los efectos de
las nuevas co n stru ccio n es y b rin d ar m últiples y nuevos puntos de vista de la
m atern id ad com o co n trap o sició n de la norm atividad terapéutica ortodoxa.
. D espués de varias sesiones, Silvia decidió cóm o y dónde ubicarse respecto
de su m aternidad, b asándose en sus propios valores e intenciones, manifes-
N arrativa • 231

tando claram ente sus argum entos y puntos de vista personales, descartando el
texto histórico aprendido antes de su m aternidad. Después de diez sesiones,
Silvia com prendió la relación entre su m aternidad, su trabajo y su pareja; su
angustia dism inuyó, viviendo sin conflicto y sin dualidad su doble responsa­
bilidad de m adre y profesionista. Ella construyó o realizó una nueva narrativa
en su vida, ahora sí acorde a su realidad social, cultural, política, económ ica
y de género.
W hite y Epston concluyen que no es posible tener un conocim iento direc­
to del m undo; proponen que las ciencias sociales y lo que las personas cono­
cen del m undo es a través de “la experiencia de la vida” (positivism o). Esta
propuesta generará otro tipo de cuestionam iento: ¿cóm o organizan las perso­
nas su trasfondo cultural?, ¿qué hacen las personas con sus experiencias para
darle significado y sensatez a sus vidas?, ¿cóm o se le da expresión a las expe­
riencias de la vida? Para que la vida propia cobre sentido, las personas ten­
drán el reto de reacom odar sus experiencias y sus eventos en una secuencia
espacial y tem poral, para que sean coherentes y concuerden con el m undo que
les rodea. E xperiencias específicas de eventos del pasado y del presente y
aquellas que puedan ocurrir en el futuro, deberían estar conectadas en una
secuencia lineal, para presentarse posteriorm ente. Este trasfondo de experien­
cias podría ser com parado con la capacidad de la narrativa del yo, de ser ca­
paz de ordenar la vida y las experiencias diarias, para interpretar experiencias
futuras.
Ya que todas las historias tienen un origen (pasado), un texto (presente) y
un final (futuro), la interpretación de los eventos presentes, por tanto, tiene su
tendencia hacia el futuro, pero a la vez está determ inada por el pasado. Por
ejemplo, la m ayoría de las culturas determ inan su presente evocando su pasa­
do histórico en form a gloriosa.
Todas las h isto rias están llenas de lagunas que la persona ten d rá que
llenar para que puedan tener sentido o puedan ser contadas. Estas lagunas
se llenan evocando las experiencias vividas en la im aginación de las perso­
nas. En cada narración, rehacen la historia de sus vidas. La evolución en su
vida es una nueva historia, este proceso hace propia su narrativa. Si se vive
con la analogía del texto, se vive en un mundo dentro del texto. En la narrativa
cada historia y rehistoria es un nuevo texto que abarca y expande la historia
primaria.

CONSTRUCTIVISMO SOCIAL

El constructivism o social es la escuela del pensam iento que estudia la re­


lación entre el conocim iento y la realidad. En el origen de sus aproxim acio­
nes a la terapia fam iliar, H offm an se acercó a la teoría de los sistem as y la
cibernética donde se hablaba de hom eostasis, retroalim entación y control; el
232 • T erapia fa m ilia r: M o d elo s y técnicas (C a p ítu lo 13)

terap eu ta era u n a p erso n a que d esb alan ceab a la estru ctu ra fam iliar p ara esta­
b lecer nuevas jerarq u ías, lím ites y estructuras.
D u ra n te la p re se n te d é c a d a , lo s te ra p e u ta s fa m ilia re s a b ra z a ro n del
constru ctiv ism o conceptos aportados p o r el biólogo H um berto M aturana, el
científico cog n itiv o F ran cisco V arela, el lin g ü ista E rnest V on G lasersfeld y
los teó rico s de la fam ilia com o W atzlaw ick, B rad K eeney y Paul D ell. Para
M aturan a y V arela, la cien cia es una po sibilidad para p o n em o s de acuerdo,
porque ésta tiene un argum ento que convence.
E l c o n s tru c tiv ism o se d e riv a de la tra d ic ió n e u ro p e a que in c lu y e los
pensam ien to s de K ant, V ico, W ittg en stein y P iaget, los que indican que el
constru ccio n ism o se establece p o r el m odo en que el organism o se adapta y
ajusta al am b ien te y co n stru y e el p en sam ien to respecto del m undo, que se
percib e en el sistem a nervioso p eriférico y central.
P or m ucho tiem po se creyó que el construccionism o y constructivism o
social eran sinónim os. En am bos casos el conocim iento y su objetividad pa­
re c ía n d is fra z a d o s , h a s ta q u e K ay e G e rg e n a p o rtó su s c o n c e p to s del
co nstru ctiv ism o social dándole m ay o r énfasis a la interpretación social y cul­
tural y restán d o le im p o rtan cia a las funciones del sistem a nervioso central
(G ergen, 1985).
L a teo ría del co n stru ctiv ism o social establece sus fundam entos teóricos
en que el cono cim ien to de nu estro m undo es un evento social. S egún Gergen,
“el m apa no es el territo rio ” , sino que conform e uno se m ueve en el mundo,
construye sus ideas resp ecto de éste, en la conversación con otras personas,
ya que con el lenguaje se co n stru y e el m undo.
G ergen tom a parte de su teoría, de las teorías cognitivas de K urt Lewis,
del idealism o europeo (donde el cono cim iento es visto com o construcciones
internas) y del po sitiv ism o (que p o stu la que el conocim iento se da únicam en­
te de hechos realizad o s y v ividos en un m undo real). P artiendo de esta unión
el con stru ctiv ism o establece q u e el d esarrollo del conocim iento se da como
un fenóm eno social y que la p ercep ció n se da a través de la com unicación.
L a teoría del constructivism o social em erge de la interacción entre las per­
sonas, com o el constante in tercam b io de narrativa. El terap eu ta d eberá pen­
sar en los p roblem as com o h isto rias que las personas han hecho de sus vidas,
el Y o debe ser una histo ria, la m etáfo ra co n stru ctiv ista es que la hum anidad
es una historia.
L a teo ría del co n stru ctiv ism o , según H offm an, “es únicam ente una parte
de la gran ev o lu ció n id eo ló g ica que se m antiene en el cam po de la terapia
fam iliar, así com o en las dem ás ciencias h u m an ísticas” . Según ella se le po­
dían h ab er dado otros calificativos a esta teoría: “teoría de la crítica” , “ semán­
tic a p o s m o d e rn a ” o “ d e c o n s tru c c io n is m o ” ; sin e m b a rg o , el térm ino
“ c o n s tru c tiv ism o s o c ia l” tie n e su h e re n c ia y la p o sic ió n c ie n tífic a para
nom inarlo de esta m anera (H offm an, 1991). En la práctica, el proceso tera­
péutico to m a la fo rm a de co n v ersació n entre las personas y el resultado de
esta co n v ersació n to m a la fo rm a de “realid ad ” .
N arrativa • 233

DECONSTRUCTIVISMO SOCIAL

El deconstructivism o social parte de las construcciones sociales; su objetivo


será deconstruir el m undo com o se le percibe y convertirlo en una nueva ex­
periencia de vida; se investigará cóm o es que la fam ilia form a su realidad, su
conceptuación y su aprendizaje. E sta deconstrucción no se propone reem pla­
zar la verdad antigua del m undo por una nueva, únicam ente se trata de ver
diferencias contra los m arcos de referencia rígidos o preestablecidos, cues­
tionando lo que se cree, así com o los hechos estructurados del pensam iento
social. L as fam ilias, en el proceso terapéutico, deberán incluir nuevos ele­
mentos a su realidad, form ando una deconstrucción de esta realidad científica,
social y tecnológica, siendo esta últim a la que m arca conceptos de producti­
vidad, eficacia y eficiencia. D econstruir para construir. El terapeuta tendrá que
m odificar, redefinir, deconstruir, desenm arañar prejuicios y finalm ente cons­
truir. Las historias de los pacientes deberán perder rigidez, se deberán pre­
sentar nuevas posibilidades, com binar las em ociones respecto de estas ú lti­
mas y reordenarlas nuevam ente (D errida, 1995).
M ichael W hite va m ás allá de las técnicas narrativas de la terapia fam iliar
y aporta el térm ino de “d econstrucción” a los procesos de su práctica, defi­
niéndola com o la realidad de la narrativa del Yo y la cultura, las cuales dom i­
nan el conocim iento con el que viven las personas. Para él, la deconstrucción
es una prem isa que se refiere al “construccionism o crítico ” o com o una pers­
pectiva del m undo “constitucional” , propone que la vida de las personas está
determ inada por el significado que ellas dan a sus experiencias, por su situa­
ción en la estructura social, por el lenguaje y la práctica cultural de su Yo y
de sus relaciones interpersonales. E sta p erspectiva es una yuxtaposición de la
teoría estructuralista (el com portam iento refleja la estructura de la m ente) y
de la teo ría fu ndam entalista (el com portam iento está fundam entado por el
sistem a) de los m odelos psicoterapéuticos dom inantes en la salud m ental de
los últim os decenios.
P ara W hite el significado, la estructura y la praxis son inseparables, con­
cuerda con F oucault al afirm ar que el dom inio del conocim iento es un dom i­
nio del poder y que éste a su vez es uto dom inio del conocim iento. En palabras
de B ateson, “la inform ación es diferencia” .
P ara la deconstrucción, se propone que hay que objetar el problem a que
trae a la fam ilia a terapia. E sta objeción se realiza con la “conversación de
externalización” de lo que ellos afirm an que es problem ático, en lugar de in ­
ternalizar la conversación. Esto generará un “lenguaje contradictorio” o lo que
David Epston llam a “antilenguaje” ; en este proceso se “exorciza lo interior”
y perm ite que las personas identifiquen su propia historia y su conocim iento
cultural pasado. Los conocim ientos y las historias que guían la vida de los
hom bres, hablan de ellos y de su identidad. T am bién posibilita que se aclare,
234 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (Capítulo 13)

a través del tiem po, la construcción de sus vidas y de sus relaciones; que las
personas evalúen los efectos de sus problem as en sus vidas en lo emocional,
familiar, laboral y social, enfatizando prim ordialmente cómo el problem a afec­
ta la visión de ellos m ism os y sus relaciones. En este proceso la persona rea­
lizará una proyección de la influencia del problem a en su propia vida y en sus
relaciones con los dem ás. Esto, por lo general, se realiza después de analizar
cómo llegaron a percibir el problem a.
A través de la externalización en la conversación, las historias de las per­
sonas con problem as cesan de hablar; en consecuencia, estas historias ya no
afectan su vida. Los individuos experim entan una separación, una nueva iden­
tidad, con las nuevas historias de su vida; en este espacio, donde se establece
la separación, se sentirán libres de lograr un nuevo conocim iento de cómo
quisieran ser ellos realm ente, para poder entrar a un nuevo paradigm a en sus
vidas. ¿Cóm o se genera u ocurre este conocim iento alternativo? Para que las
personas puedan llegar a cam biar, la historia dom inante de su vida deberá
suplirse por historias alternas con propia narrativa.
Se plantean una serie de preguntas para am pliar el paisaje de la narrativa
central de los pacientes, lo que llevará a las personas al pasado, presente y
futuro; esto les perm ite tener una visión de la narrativa de sus vidas. P regun­
tas que perm itirán ubicar aquello que les posibilitó identificar la historia de
su “respuesta única” y cuáles fueron los eventos que la causaron, cuál fue el
com plot de su “historia dom inante” , todo lo cual proporcionará la oportuni­
dad de establecer una nueva realidad.
Las preguntas de acción, cuestionan el planteam iento o fundam ento de la
historia central, éstas podrían ser:

• ¿Q ué hiciste para lograr este cam bio?


• ¿M e podrías dar los antecedentes, qué te hizo realizar esto?
• ¿Q ué pensabas en ese m om ento?, etc.

El terapeuta podrá determ inar la participación de otras personas en la genera­


ción de conductas del paciente y en la negación o form ación de su historia
dominante.
W hite habla tam bién de la deconstrucción del poder, él afirm a que en la
terapia la objetivación y la práctica fam iliar de género contribuyen altam ente
para la deconstrucción del poder; adem ás señala que la terapia fam iliar con­
tribuirá a la deconstrucción del conocim iento del experto, al considerarlo como
“coautor” del conocim iento alternativo y al aportar únicam ente el contexto
para que sea el paciente el “autor” de sus conocim ientos.
El terapeuta lim itará sus intervenciones para que no sólo él tenga acceso
a la verdad y estim ulará al paciente únicam ente a través de una retroalim enta-
ción de su experiencia en terapia. E l aprendizaje que experim enta el paciente
en la terapia será su guía para trabajar en ella, el terapeuta, a través de éste,
sabrá qué es lo que está funcionando y qué no, en la terapia (W hite, 1991).
N a rrativ a • 235

Un
verso...
y
otro verso...
y
otro verso...
M uchos
versos
cad a vez
m ás perfectos...
U na escala
de versos
que se alce
desde la tierra al cielo
y se prenda
en la luz de los luceros.
Y luego
ya subiendo...

S ubiendo...

S ubiendo...

Subiendo...
D esde la tierra
al cielo.
De
lucero
en
lucero
h asta llegar
a la suprem a clarid ad del verbo.
H asta llegar
a la b elleza ú n ica del verbo.
H asta llegar
al co razó n del verbo.
L e ó n F e lip e (1985) ■
1 I *

O tros modelos

E n este capítulo se incluyen de m anera breve tres m odelos de la terapia fa­


miliar que es im portante m encionar pues representan nuevas perspectivas de
intervención terapéutica. E stos enfoques son el m odelo psicoeducacional, el
modelo del Sistem a F am iliar Interno y los equipos de reflexión.
El m odelo psicoeducacional dirige sus objetivos únicam ente al tratam iento
de fam ilias con un paciente esquizofrénico, quien es visto desde el enfoque
psiquiátrico, aceptando el punto de vista m édico; y se atiende únicam ente a la
familia para am inorar su angustia, frustración, preocupación y culpabilidad,
respecto a la patología del paciente.
Por otra parte, el m odelo del Sistem a F am iliar Interno (SFI) retom a los
procesos psicodinám icos, para lo cual Schw artz utiliza un lenguaje claro y de
colaboración entre paciente y terapeuta; al prim ero, le ayuda a identificar su
Yo para form ar un liderazgo de éste con respecto a su estructura psíquica.
Los equipos de reflexión fueron creados por la escuela de M ilán y difun­
didos por el Instituto A ckerm an de N ueva Y ork, el Instituto de la F am ilia de
Galveston, Texas y p o r Tom A ndersen en N oruega, quien los divulgó de m a­
nera m ás am plia. Los p rin cip io s básicos de este m odelo fueron e sta b le ci­
dos por S elvini-Palazzoli, B oscolo, C ecchin y Prata; aunque A ndersen les da
un matiz de posm odernidad donde la hipotetización y dirección quedan fuera
del equipo de reflexión.

237
2 3 8 • T erapia fam iliar: M o d elo s y técnicas (C a p ítu lo 14)

TERAPIA PSICOEDUCACIONAL

E sta corrien te nace de la relació n q u e existe entre los diferentes conceptos de


la terap ia fam iliar y los tratam ien to s psiq u iátrico s con que se abordaban los
p ro b lem as de esq u izo fren ia; sus fu n d ad o res son C arol A nderson, D ouglas
R eiss y G erald H ogarty. E ste m o d elo com parte los lin cam ien to s de los ini­
cios del m o v im ie n to p o s m o d e rn ista ; no a c e p ta c u lp a r a lo s fa m ilia re s del
p acie n te y esta b le ce el co m p ro m iso de co la b o ra r con ésto s p a ra v en cer las
co nsecu en cias de dicha enferm edad.
D ifiere de los dem ás m odelos, p rim eram en te p o r sus am biciones, pues en
lu g ar de estab lecer com o objetivo p rim ordial la curación, este m odelo única­
m ente d esea dism in u ir la an g u stia d e los fam iliares y fo rtalecer sus habilida­
des p ara conllevar, de m anera m enos angustiante, la p ro b lem ática de estos
pacien tes, así com o p rev en ir recaíd as posteriores, m arcando la d iferen cia en
sus o b jetiv o s y m etas. E n co m p aració n con los dem ás en fo q u es revisados
en este libro, este m odelo no in ten ta enco n trar la etiología.
E n general, los terapeutas fam iliares y clínicos, en su intención de reali­
zar u n a interv en ció n h o n ro sa ante los m iem bros de la fam ilia y de los pacien ­
tes, se involucran en sesiones que se convierten en un torbellino de acusacio­
nes y quejas de unos hacia los otros, en una conversación de “ping po n g ” , que
la m ay o ría de las veces term in ará en situaciones de resisten cia y culpas, don­
de se acrecentarán los síntom as de ansiedad del paciente y la fam ilia. Anderson
y sus colegas se cuestio n aro n si esa terap ia fuese tal vez “an titera p ia” (A n­
derson, H ogarty y R eiss, 1980).
P or otra parte, los tratam ientos m ás com unes de la esquizofrenia casi siem ­
pre se centran en ap licar fárm acos y h o sp italizar al paciente. E n los estudios
acerca de las recaídas de los p acien tes em ergió la certeza de que el régim en
de m ed icam en to s no prev en ía la recaída, sino que únicam ente la retardaba
m ediante interm in ab les dosis de éstos. A lgunos estudios m ostraron que los
pacien tes presen tab an alguna m ejo ría después de ser h o spitalizados, ya que
eran separados de su entorno fam iliar. A nderson confirm ó que los pacientes
e x p e rim e n ta b a n u n a re c a íd a c u a n d o re g re sa b a n a sus h o g a re s, p o r lo que
d eterm in ó que los desórdenes esq u izo frénicos se debían a la vulnerabilidad
b io ló g ica de dichos pacien tes y a los conflictos fam iliares, h aciéndolos reac­
cio n ar de m an era reactiv a y con m ucho estrés a su am biente. E sta id ea confir­
m a la tesis de que cuando los dem ás m iem bros de la fam ilia son intrusivos y
altam en te críticos, los individuos esq uizofrénicos no son capaces de proce­
sar ad ecu ad am en te esta co m u n icació n ni su am biente, esto los lleva a una
desco m p en sació n o recaída.
C on estos co n cep to s, tres d iferen tes grupos in iciaro n sus trab ajo s con
esquizofrénicos, a finales del decenio de 1980-1989. M ichael G oldstein, quien
trab aja con el grupo de la U n iv ersid ad de C alifornia en Los A ngeles (UCLA)
O tros m odelos • 239

en el program a de terapia, inclu ía la aplicación de m edicam entos y el trabajo


con la fam ilia del p acien te esq u izo frén ico ; el grupo de Ian F alloon, de la
U n iv e rsid a d d el S u r de C a lifo rn ia (U S C ), co n un m o d e lo a lta m e n te
conductual; y Carol A nderson, quien trabaja en la clínica del Instituto P siquiá­
trico del oeste de Pittsburgh, y fundó el m odelo “psicoeducacional” .
A nderson y sus colegas centran su atención en el im pacto devastador que
este p ro b lem a pro v o ca en las fam ilias de las personas esquizofrénicas y no en
las causas d el m ism o; se in tere sa en las c aracterísticas de los fam iliares o
en el escenario p ara p roducir o m antener la patología. Su interés consiste en
enfocar la desolación y desesperación de los fam iliares del paciente esq u i­
zofrénico com o una consecuencia inevitable que los rodea de frustración y
preocupación. Sin em bargo, A nderson afirm a que la fam ilia está involucrada
en la form ación de esta patología, no porque el sistem a fam iliar fom ente el
síntoma, sino debido a que la enferm edad ha agotado las fuerzas de este siste­
ma, form ándose patrones disfuncionales entre los m iem bros de la fam ilia y
en aquellos quienes tratan de ayudarlos.
L a c o rrie n te p sic o e d u c a c io n a l no sólo tra ta de ca m b ia r las id eas de
interacción de la fam ilia y los pacientes, sino que tam bién tom a consciencia
del daño que los profesionales insensibles a este p roblem a han causado a los
fam iliares, aquellos que confrontan en lugar de proveer inform ación, apoyo,
estructura y el sentido de control que los fam iliares necesitan para salir de una
crisis; este m odelo trabaja por lo reg u lar a nivel institucional y proporciona a
la fam ilia inform ación acerca del avance del paciente y de los alcances de la
enfermedad.
Estos planteam ientos, unidos al concepto de culpa, pena y confusión que
tiene la fam ilia, son la causa de que abandonen el tratam iento o se den por
vencidos. El enfoque psicoeducacional establece una relación de cooperación,
apoyo y orientación a la fam ilia del paciente esquizofrénico, dándoles toda la
inform ación posib le sobre la esquizofrenia para que sientan que no están so­
los; com partir la inform ación es lo que conceptúa el m odelo psicoeducacional
(Anderson et al., 1981).
A nderson y sus colegas agrupan a fam iliares de esquizofrénicos en talle­
res que denom inan “habilidades de su pervivencia” , éstos tienen una duración
de ocho horas continuas, una vez a la sem ana. A hí se discuten las lim itacio­
nes de la enferm edad, su etiología, las crisis que la caracterizan, su tratam ien­
to, los avances científicos, la inform ación relacionada, la problem ática del
ambiente y la reorganización de la fam ilia. El objetivo de estos talleres es dar
a conocer, en form a clara y sencilla, todos los avances y lim itaciones que
existen en este cam po, sin hacer sentir culpables a los pacientes, a la fam ilia,
o a los terapeutas por las lim itaciones de la enferm edad.
A las fam ilias se les b rin d a esperanza de que la vida puede continuar y
que inclusive puede ser m ejor, pero con la debida cautela para no crearles
falsas expectativas de una cura total (A nderson et al., 1981). T am bién se les
proporciona una atm ósfera de p erspectivas reales y sin falsas suposiciones.
240 * Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C a p ítu lo 14)

con estru ctu ra y lím ites claros que deberán establecer en su hogar p ara que el
paciente form e sus estru ctu ras funcionales.
U no de los fu n d am en to s de la in terv en ció n p sico e d u cacio n al es d ism i­
nuir las ex p ectativas y la p resió n hacia el paciente p ara que éste se com porte
com o una p erso n a “n o rm al” . L a fam ilia deberá verlo com o un individuo que
tiene un p roblem a p sicodinám ico y que necesita una recuperación m uy larga.
L os p a c ie n te s re q u ie re n lap so s m uy p ro lo n g a d o s de sueño, so lid a rid a d y
lím ites en sus actividades después de una recaída, con el fin de ev itar conflic­
tos entre ellos y sus fam ilias. Estas recom endaciones son m uy contrastantes
con las de otros enfoques terapéuticos de la terap ia fam iliar com o el tratar a
los pacientes com o norm ales y que puedan llegar a la recuperación total.
E n su libro L e a v in g H o m e (1980), Jay H aley propone tratar a estos pa­
cientes com o “norm ales” . Los asociados de M ilán, Selvini-Palazzoli, Cecchin,
P rata y B oscolo afirm an que la esquizofrenia puede controlarse después de
com prender y rom per el “ju eg o su cio ” de la fam ilia y el paciente. M ichael
W hite propone al pacien te esquizofrénico y a la fam ilia, luchar contra la en­
ferm ed ad en lu g ar de d ejar al p rim ero “abandonado en un rin c ó n ” (in the
c o m e r life s ty le ; W hite, 1988/1989).
Los resultados de A nderson y sus talleres han sido im presionantes: hay
una d ism inución en la polarización, tensión y resistencia de los m iem bros de
la fa m ilia , a s í co m o u n a m a y o r c o o p e ra c ió n , y a q u e sus m é to d o s son
posm odernistas, com o la com prensión y el entendim iento de las consecuen­
cias en la fam ilia. El m ensaje continuo es que la fam ilia no es responsable de
la enferm edad de su paciente, con el constante apoyo y em patia a los fam ilia­
res (A nderson et al., 1981).
A nderson y sus colegas afirm an que el m odelo psicoeducacional no sólo
puede ap licarse a pacien tes esq u izo frénicos sino a todo tipo de problem as
psicodinám icos, com o son los trastornos crónicos y las adicciones.
En resum en, el m odelo psico ed u cacional es el resultado de nuevas apro­
xim aciones terapéuticas y una intervención única en las relaciones familia-
paciente. El m odelo se enfoca en la tensión que tienen la fam ilia y el paciente, y
no en v e r sus d e fic ie n c ia s sin o sus re c u rs o s , c re a n d o u n a a tm ó sfe ra de
colaboración.

MODELO DEL SISTEMA FAMILIAR INTERNO

En sus inicios, la terap ia fam iliar enfatizó el concepto de hom eostasis del sis­
tem a, donde los terapeutas se centraban m ás en la estructura, lím ites y jerar­
quías de la fam ilia, usando prin cip io s y técnicas sistém icas. Sin em bargo, el
cam po de la terap ia fam iliar se h abía alejado de la concepción intrapsíquica.
En la década de 1980-1989, R ichard S chw artz inició la exploración de los
procesos psicodinám icos de la fam ilia en el Instituto de E studios Juveniles de
C hicago, Illinois, trabajos que han continuado hasta la fecha. Schw artz, doc­
O tros m od elo s • 241

torado en terapia fam iliar, trabajó en varios casos en los que parecía que el
terapeuta vivía frustrado por los lím ites de los procesos internos. P reguntó a
sus pacientes qué sucedía en sus m entes antes, durante y después del proceso
terapéutico, d escubrió que cada paciente describ ía la m ism a secu en cia de
in te ra c c io n e s, a lo q u e lla m ó “ v o ces in te rn a s ” de los p a c ie n te s , q u ien es
decían: “ una parte de m í m e ataca por estar tan gordo y la otra parte se sien ­
te herida y so litaria; así, u n a y o tra parte tom an posicio n es y m e hacen sen­
tir m al” (Schw artz, 1987). L a descripción de la interacción de tales partes o
voces le hicieron pensar que éstas eran habituales en los patrones o sentim ien­
tos de sus pacientes, com o un elem ento autónom o de la personalidad. No sólo
encontró que los principios sistém icos se aplican a los procesos internos, sino
que cuando se aplican a los m iem bros de la fam ilia, ellos se com prenden uno al
otro con m ás facilidad, y les perm ite realizar fácilm ente los cam bios necesa­
rios en las conductas referidas a sus relaciones intrapersonales, que son las
causantes del problem a. E ncontró que este m odelo, con su form a novedosa
del lenguaje, contribuye a la com prensión; es m ás fácil cam biar una pequeña
parte de cada uno de los m iem bros de la fam ilia que cam biar la personalidad
de todos (Schw artz, 1988).
E ste m odelo inició la exploración de los procesos internos psicodinám i-
cos; al igual que los m odelos vanguardistas de 1990 hasta la actualidad, se
concentra en la colaboración paciente-terapeuta y en la atm ósfera libre de cul­
pabilidad durante el proceso terapéutico. E sta aproxim ación está enriquecida
por el entendim iento de las personas y sus problem as y perm ite al terapeuta
un m ovim iento fluido entre los niveles internos y externos de la p erso n ali­
dad. P artiendo de la com prensión y la inform ación de estos dos niveles, el
modelo S istem a F am iliar Interno (SFI) descansa en principios m uy sim ples
que tam bién p o sibilitan la independencia de la fam ilia y el terapeuta.
El prim er principio se basa en que la m ente está form ada por una m ulti­
tud de subpartes del Yo, cada una de éstas tiene un talento e intenciones úni­
cas y cierto rango de expresiones y em ociones. Estas subpartes interactúan
internam ente com o m iem bros de una tribu o de una gran fam ilia, quienes se
organizan para form ar alianzas, p ara controlar y algunas veces para p elear en
contra de otros. T al p rem isa q u izá se aclare si se considera una situación
com plicada, tal vez una serie de debates internos vinculados con la decisión
más correcta a tom ar; por ejem plo, en la decisión de casarse, una parte dirá sí,
pero otra dirá no.
R especto de la fam ilia, Schw artz (1987) afirm a que estas subpartes del
Yo frecuentem ente se p ro teg en o se d istraen cuando se presenta el estrés.
También encontró que m uchas personas, algunas veces, favorecen o escuchan
una de estas partes m ientras que distraen o lim itan a las otras.
D esde este p u n to de v ista se interesó en el p aralelism o del sistem a in ­
terno de las p erso n as y el sistem a externo fam iliar, tratan d o de g u iar a sus
pacientes a iden tificar no sólo una, sino todas las subpartes que pudieran lo­
calizar. D escu b rió que sus p acien tes d escrib ían con fre c u e n c ia la m ism a
2 4 2 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (C apítulo 14)

experiencia al identificar sus subpartes; expresaban sentir calm a, com o qui­


tarse un peso de encim a, se sentían “en el p resen te” . C om o consecuencia, los
pacientes podían realizar cam bios en sus relaciones con los dem ás, lo que él
denom inó “identificación con el Y o” (S chw artz, 1987).
Según Schw artz, una vez que se ayuda al paciente a identificar las demás
su b p a rte s d el Y o, se p o d rá n re a liz a r g ra n d e s av a n c e s en su perso n alid ad
duran te las sesiones. C on este m odelo las p ersonas desarrollan m ayor au-
tocon fian za p ara en fren tar sus problem as, sin necesidad de haber recibido
interpretaciones terapéuticas o psicodinám icas. El terapeuta del m odelo SFI
debe co nstruir y ofrecer al paciente nuevas realidades de sus problem as; este
m odelo, ju n to con el am biente del terapeuta, perm ite que los pacientes cam­
bien por sí m ism os y, com o consecuencia, se sientan m enos dependientes del
terapeuta, de tal m anera que puedan crear y confiar en sus propios recursos.
U no de los objetivos del SFI es ayudar a los pacientes a crear un liderazgo
de su Yo, al im plem entar la m etáfora de la orquesta, en la que todas las partes
que la integran son análogas; “así com o el buen director valora el talento y
las lim itaciones de cada uno de sus m úsicos, deberá tener el ingenio para unir­
los en la conjunción sinfónica, con ritm o, intensidad y silencio” (Schwartz,
1988).
C uando el Yo de las personas pueda integrar las subpartes, se elevará a
una posició n en la cual la persona p o d rá desarrollar una relación ju sta, fuerte,
equilibrada y de autosuficiencia, con lo que existirá la arm onía en el sistema
interno y, por ende, en las relaciones externas.
C uando se trabaja el m odelo SFI con las fam ilias, el objetivo será desa­
rrollar el Yo de cada uno de sus m iem bros y la interacción de éstos con los
dem ás. C uando en la fam ilia alguien tiene un problem a que genera frustra­
ción en los otros m iem bros, se m otivan los cam bios en la persona que presen­
ta la patología, a través de una retroalim entación positiva (m orfostasis) de
intercam bio de subpartes, que involucra a todos los m iem bros.
P or ejem plo, Juan ha estado peleando en la escuela y rebelándose contra
la disciplina de la casa. El terapeuta preguntará “¿cuáles son tus subpartes que
hacen que te com portes así?” Juan tal vez describa un conflicto entre una
subparte que se rebela y otra que se preocupa por incom odar a sus padres y
que lo critica a él por su rebeldía; quizá piense que sus problem as se resolve­
rían si se solucionaran sus conflictos internos, pero no sabe cóm o. El terapeu­
ta preguntará al padre “¿qué subparte de usted se ha activado por la rebeldía
de Ju an ?” El padre tal vez resp o n d a que son las subpartes de coraje, frustra­
ción e im potencia, y quizá acepte que las cosas no m ejoran, al contrario, se
agravan cuando activa estas subpartes; tal vez se sienta apenado por no poder
controlar su tem peram ento. L a m adre d irá que el com portam iento del padre
d e s e n c a d e n a en e lla m ied o y el im p u lso de p ro te g e r a Ju a n de su padre.
A continuación, el terapeuta pedirá a la fam ilia que describan las subpartes
de cada uno que se encuentren involucradas en este problem a y preguntará
“¿qué tan difícil es p ara ustedes co n tro lar sus subpartes?” O “¿cóm o podrán
O tros m odelos • 2 43

cam biar las relacio n es con sus subpartes, p ara que no interfieran y co m p li­
quen sus v id as?” (S chw artz, 1988.)
E l terap eu ta in d icará a los p acien tes que es sólo una parte de ellos la que
está in v o lu crad a con el problem a, así se sentirán m enos culpables que si e stu ­
viera in v o lu crad a to d a su personalidad. E l lenguaje de este m odelo les perm i­
te verse a sí m ism o s y a los dem ás; en lu g ar de h acer v er a la fam ilia que tiene
un hijo reb e ld e e irresp etu o so , les m u e stra que tien en un h ijo con un p ro ­
blem a en u n a de sus subpartes, p ero que éste tam bién tiene un Y o con in ten ­
ciones de m ejorar. El p ad re se tran sfo rm a de un tirano pelig ro so a un buen
hom bre, p reo cu p ad o p o r sus subpartes de fru stració n , im p o ten cia y coraje.
L os o b jetiv o s de la terap ia co n sistirán en h acer que todos los m iem bros
de la fam ilia y sus Y oes trab ajen ju n to s p ara ayudar a m ejo rar sus subpartes y
las de los que in terfieran en la arm o n ía de la v id a fam iliar, con v irtién d o se la
reunión en una atm ó sfera libre de co erción y sin restricciones, llena de fuerza
y esperanza, donde los recursos de la fam ilia superen a los conflictos.
El m o d elo SFI p ro v ee un en ten d im iento eco ló g ico de la fam ilia que p er­
mite a los terap eu tas ser m ás sensitivos al im pacto de sus intervenciones en
los niveles internos y externos de la fam ilia; estas técnicas se han difundido du­
rante los últim os años gracias a las ap ortaciones de S chw artz y sus colegas.
E n general, este m odelo puede ap licarse a todo tipo de problem as. Im ple-
m entando sus co n cep to s y lenguaje, el terap eu ta p o d rá p reg u n tar a la fam ilia
sobre sus pro b lem as, cu estio n an d o a cada m iem bro de la siguiente m anera:
“¿qué su b p arte está in v o lu crad a en el p ro b le m a ?” , o “¿qué es lo que sienten
esas su b p artes?” , o “¿cu án tas subpartes no están inv o lu crad as en el p ro b le­
m a?” , o “¿cu án d o se rev elan esas su b p artes?” (S chw artz, 1987.) A través de
este p ro ceso las p erso n as observ arán con clarid ad cuáles de sus partes in ter­
fieren en el pro b lem a, lo qu e les p erm itirá fo rtalecer el concepto de Yo. C on
este m o d elo los m iem bros de la fam ilia id en tificarán sus sentim ientos en vez
de co n tin u ar con fu so s y rígidos resp ecto a su Yo. C uando una p erso n a es ca ­
paz de d e sta c a r y m a n te n e r su Y o co n re la c ió n a sus d em ás su b p artes, el Y o
de las d em ás p erso n as em erg e grad u alm ente, orig in an d o una in teracció n m ás
productiva.
F in alm en te, el m odelo SFI se b asa en conceptos psicodinám icos pero con
otro len g u aje y se nu tre m ucho del en cuadre terapéutico de B ow en, así com o
de otros m od elo s rev isad o s en esta obra.

EQUIPOS DE REFLEXIÓN

Los an teced en tes de este m odelo se en cuentran en la escu ela de M ilán, en las
aportacio n es de G regory B ateson y en las ideas de H um berto M aturana sobre
la relació n p acien te-terap eu ta, d o n d e este ú ltim o in d ica que es el p acien te
q u ie n fo rm a su re a lid a d , re a liz a n d o u n c u a d ro de lo q u e c o n o c e de é s ta y
2 4 4 • T e ra p ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (C a p ítu lo 14)

d e su a c titu d a n te el m u n d o . S e g ú n M a tu ra n a , c u a n d o las p e rs o n a s in te ra c ­
tú a n en el m u n d o e x te rio r, p e rc ib e n d e é ste d ife re n te s c u a d ro s o re a lid a d e s,
se g ú n la p e rs o n a y el p ro b le m a . E l p a ra d ig m a s e rá e s ta b le c e r q u é c u a d ro o
r e a lid a d es m e jo r re s p e c to d e l m u n d o e x te rio r d e las p e rs o n a s , “el tu y o o el
m ío ” . M a tu r a n a a f irm a q u e n o h a y q u e h a b la r d e l u n iv e r s o s in o d e l m ul-
tiu n iv e rs o y d e la g ra n p o s ib ilid a d d e s ig n ific a d o s q u e c o n tie n e n u e s tro m u n ­
do. E s p o r e s to q u e e s c rib e la p a la b ra “o b je tiv id a d ” e n tre c o m illa s, y a q u e la
re a lid a d , el m u n d o , “e l tu y o y el m ío ” , e s tá fo rm a d o p o r la p e rc e p c ió n y rea­
lid a d d e c a d a u n o , sin a f irm a r q u e “ m i” r e a lid a d o “ tu ” r e a lid a d s e a la ú n ic a
o la V erd ad era, c o m o e s ta b le c e e l p e n s a m ie n to lin e a l o a n a lític o , en co n traste
a la c o m u n ic a c ió n s e m á n tic a d e l p e n s a m ie n to c ir c u la r o c o n s tr u c tiv is ta .
M a tu ra n a in d ic a q u e en e l p ro c e so te ra p é u tic o h a y q u e d e ja r fu e ra lo s tie m ­
p o s v e rb a le s d e y o o é l, o d e c u a lq u ie ra d e lo s d o s y c a m b ia rlo s p o r térm in o s
lin g ü ís tic o s d e a m b o s o n in g u n o d e lo s dos.
C a d a p e rs o n a c o n s tru y e su p ro p ia v e rd a d e p ifá n ic a , la p e rc e p c ió n única
d e la r e a lid a d q u e le d a al in d iv id u o su id e n tid a d y p e rte n e n c ia , d e m o d o que
e x is te u n a v e rd a d p a ra c a d a u n o d e n o s o tro s , p o r lo q u e n o es p o s ib le afirm ar
q u e u n a v e rd a d se a m á s v e rd a d e ra q u e las o tra s.
U n s is te m a fa m ilia r e s tá fo rm a d o p o r d o s o m ás p e rs o n a s c o n la p o s ib ili­
d a d d e in te rc a m b ia r e x p e rie n c ia y p e rc e p c io n e s. C u a n d o d o s o m ás p erso n as
c o m p a rte n su s p u n to s d e v ista , c a d a u n o re c ib e d e l o tro d ife re n te s v ersio n e s
d e l m u n d o , e s ta s d ife re n c ia s p e rm itirá n a c a d a u n o a m p lia r su s p e rsp e c tiv a s
d e la re a lid a d , e n riq u e c ié n d o la s. M a tu ra n a d e n o m in a a esto “e s tru c tu ra d eter­
m in a n te ” , es d e c ir, lo s o rg a n ism o s v iv ie n te s o p e ra n se g ú n la fo rm a en que
fu e ro n c o n s tru id o s en su p ro c e s o filo g e n é tic o . C a d a s e r v iv ie n te es u n o rg a­
n ism o p e rfe c ta m e n te d e lim ita d o y e s tru c tu ra d o p a ra so b re v iv ir, é s te sab e por
sí m ism o c u á n d o e s tá p re p a ra d o p a ra re a liz a r u n c a m b io en su e s tru c tu ra . Si
su a m b ie n te y su in te rio r m o rfo g é n ic o se p re s e n ta n se g u ro s y estim u la n te s,
r e a liz a rá el in te rc a m b io m u tu o q u e c o n lle v a n u e v a s id e a s y fo rm a s d e d esa­
rro llo q u e p e rm ita n u n a n u e v a m a n e ra d e c o rre la c ió n .
D e a c u e rd o a M a tu ra n a y V a re la (1 9 7 8 ) e x is te n tre s fo rm a s d e realizar
e s to s c a m b io s: p rim e ra , a tra v é s d e la e m p a tia y el am o r; s e g u n d a , el d e co n ­
v e rtirs e e n u n “ e x tra ñ o ” d e b id o a sus d ife re n c ia s h is tó ric a s , al q u e se le pue­
d e n a ñ a d ir n u e v a s y e x c ita n te s v e rs io n e s d el m u n d o d e o tro ; te rc e ra , escap ar
o r e tro c e d e r en su d e s a rro llo y m o rir. T a m b ié n in d ic a n q u e lo s p a so s d el pro­
c e so te ra p é u tic o — a s e g u ir p o r e l te ra p e u ta , e l g ru p o d e re fle x ió n y la fam i­
lia — so n se n tir, c o n o c e r y actu ar.
G re g o ry B a te s o n (1 9 7 7 ) e n fa tiz a q u e c o m p a rtir d ife re n te s p u n to s d e vista
d el m u n d o in flu y e e n la p e rc e p c ió n q u e se te n ía a n te rio rm e n te d e u n o m ism o;
“ in fo rm a c ió n es d ife re n c ia ” o “es la d ife re n c ia lo q u e h a c e la d ife re n c ia ” .
T o m A n d e rse n , p ro fe s o r d e p s iq u ia tría so c ia l d e la U n iv e rs id a d T rom so,
N o ru e g a y fu n d a d o r d e lo s e q u ip o s d e re fle x ió n e n d ic h o p a ís , in d ic a q u e en
la p e rc e p c ió n d e lo s p ro b le m a s h a y tre s tip o s d e d ife re n c ia s : p rim e ra , la dife­
re n c ia es ta n p e q u e ñ a q u e n o se p e rc ib e ; s e g u n d a , es ta n g ra n d e q u e no es
O tro s m o d e lo s • 245

p e rc e p tib le y, te rc e ra , es u n a p e rc e p c ió n ta n s ig n ific a n te q u e p u e d e c a u s a r
d e s o rg a n iz a c ió n e n e l s is te m a . A n d e rs e n n o s d e s c r ib e e n su a r tíc u lo T h e
R e f l e c t i n g T e a m : D i a l o g u e a n d M e t a - D i a l o g u e in C li n ic a l W o r k (1 9 8 7 ), có m o
su rg ie ro n lo s e q u ip o s d e re fle x ió n :

M e en co n trab a su p erv isan d o u n a terap ia con dos colegas en la cám ara de


G esell; el terap eu ta esta b a su m erg id o en el p esim ism o de la fam ilia y
h ab ía salid o a que le diéram os su p ervisión en tres ocasiones; se le sugi­
rió u n a p o sició n m ás o p tim ista ante el p ro b lem a de la fam ilia, pero caía
nuev am en te en el pesim ism o. A m bos cuartos estaban acondicionados con
luces y m icró fo n o s, así que p reg u n té si la fam ilia q u ería escu ch ar n u e s­
tros com entarios sobre ellos, a lo cual respondieron afirm ativam ente; p ro ­
ced im o s en to n ces a ap ag ar las luces del salón de terap ia y p rendim os las
de la cám ara de G esell. A sí, la fam ilia y el terap eu ta nos vieron y esc u ­
ch aro n n u estro s co m en tario s a trav és de los m icró fo n o s, recib ien d o una
retro alim en tació n m ás p o s itiv a d e su s p ro b le m a s . P o s te r io rm e n te c o ­
m e n ta m o s n u e s tr a in n o v ació n , la que fue acep tad a m uy bien por la fa ­
m ilia, p o r el terap eu ta y p o r todos n uestros co leg as de la clínica. A sí es
com o se in iciaro n los gru p o s de reflex ió n (A ndersen, 1987).

A n d e rse n ta m b ié n to m ó a lg u n a s p a u ta s p a ra lo s g ru p o s d e re fle x ió n d e los


tra b a jo s re a liz a d o s e n el In s titu to A c k e rm a n d e N u e v a Y o rk y d e l In s titu to d e
la F a m ilia d e G a lv e s to n , T e x a s, e n e s p e c ia l lo s re fe rid o s al c u id a d o , re s p e to e
in te g rid a d q u e tie n e n p a ra c o n las fa m ilia s.
A n d e rs e n p o s tu la q u e lo s siste m a s v iv ie n te s tie n e n d e m a s ia d a “re p e tic ió n
de s e m e ja n z a s ” y “m u y p o c a s d ife re n c ia s n u e v a s ” ; b a s a d o en e sto s p rin c ip io s ,
sus e q u ip o s d e re fle x ió n d e b e rá n e n c o n tra r la m a n e ra d e c o m u n ic a rs e c o n el
siste m a fa m ilia r a m o d o d e s e m e ja n z a y a la v e z d e no se m e ja n z a , c o n u n a
n u ev a d ife re n c ia p e ro al m ism o tie m p o u n a d ife re n c ia no m u y n u e v a y a q u e
p ara él es d e s u m a im p o rta n c ia “re s p e ta r ” la e s tru c tu ra y la a u to rre g u la c ió n
del s is te m a fa m ilia r, a s í c o m o la s e n s ib ilid a d a la re s p u e s ta d e l siste m a .
L a e s tru c tu ra d u ra n te la in te rv e n c ió n o s c ila e n tre tre s n iv e le s.

FAMILIA-TERAPEUTA-EQUIPO DE REFLEXION

S egún A n d e rs e n (1 9 8 7 ), el e q u ip o d e re fle x ió n p u e d e e s ta r fo rm a d o p o r u n a
o m ás p e rso n a s q u e se e n c u e n tra n e n la c á m a ra d e G e s e ll o en el c u b íc u lo d e
terapia, c o n la fa m ilia y el te ra p e u ta , o b ie n e s to s ú ltim o s p u e d e n e s ta r e n la
cám ara d e G e s e ll. E s ta f le x ib ilid a d se d a rá d e a c u e rd o a la s c o n d ic io n e s d e
la f a m ilia y la te ra p ia . L a f a m ilia s ie m p re s e rá a te n d id a p o r u n te r a p e u ta
246 • T e rap ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (C a p ítu lo 14)

q u ien te n d rá la lib ertad de ex p o n er su p lan team ien to en fo rm a in d iv id u al, sin


co erció n ni c o n tam in ació n del g ru p o de reflex ió n , es d ecir, tien e toda la in i­
c ia tiv a resp ecto a su in terv en ció n .
E n el eq u ip o de reflex ió n , el o b jetiv o terap éu tico será esta b le c e r un d iá ­
logo p ara c o m p ren d er la fo rm a en q u e las p erso n as cre a ro n sus d escrip cio n es
y e x p licacio n es; a tra v és del in terc am b io de ideas y de las p reg u n tas fo rm u la ­
d as p o r el te ra p e u ta o el e q u ip o d e re fle x ió n , se a b re la p o s ib ilid a d d e que
el p a c ie n te v ea o tras a ltern ativ a s de e x p licació n q u e no h ay a p ercib id o antes.
A l in icio , las p reg u n tas e sta rán ú n icam en te en la m en te y, p a u latin am en te, se
irán co n fig u ran d o , d escartan d o o im p ro v isan d o de acu erd o al p ro ceso de la
e n tre v ista y la terap ia. D ich as p reg u n tas siem p re se en cu ad ran en u n m arco
de resp eto , c o rd ialid a d y refle x ió n , en un ten o r de p o sm o d ern ism o que d e s­
carta la v ertic alid a d y la o b jetiv id ad ; d eb erán ser p lan tead as de acu erd o a una
re sp u e sta ab ierta y sin c o erció n (“ ¿de qué q u ie re n que h a b lem o s?” , “ ¿a q uién
le g u sta ría in ic ia r el d iá lo g o ? ” , etc.).
E l eq u ip o d e re fle x ió n será au tó n o m o , no d ará in stru ccio n es al terap eu ta
so b re q u é d ecir, ni co m en tarán en tre ello s sus c o n clu sio n e s u o b serv acio n es
a c erca d el te ra p e u ta y la fam ilia, a m enos que esta ú ltim a lo so licite durante
la sesió n ; en este caso , d esp u és de e scu ch ar al eq u ip o , la fa m ilia y el te ra p e u ­
ta en trarán en un p ro ceso de reflex ió n resp ecto a d ichas o b serv acio n es, lo cual
les p e rm itirá u n a v isió n m ás am p lia de su p ro b lem ática. C ad a m iem b ro del
eq u ip o d e re fle x ió n d ará su o p in ió n d e m an era in d iv id u al y n eu tral (n u n ca de
m o d o im p o sitiv o ), de tal m an era q u e se im p id a la c o n tam in ació n y sea p o si­
b le la a p e rtu ra a d ife ren tes p u n to s d e vista, en riq u ecien d o la reflex ió n .
E sta m o d a lid a d de te ra p ia p erm ite e sta r en u n a d im en sió n d entro-fuera,
e s c u c h a r y s e r e s c u c h a d o s , e n r iq u e c e r la d im e n s ió n c o m u n ic a tiv a de
se n tir-c o n o c e r-a c tu a r. L o s ele m e n to s fa m ilia -te ra p e u ta -g ru p o de reflex ió n
in te ra c tú a n y fu n c io n a n co m o u n a unidad.
P ara A n d ersen (1987) los co n cep to s b ásico s de la terap ia de reflex ió n son
la id ea (p ercep c ió n de alg o ), la d escrip ció n (co n cep ció n m ás am p lia y firm e
que in v o lu c ra el c o n cep to tem p o ral y e sp acial y las d escrip cio n es de cantidad
y calid ad ), la ex p licació n (que a m p lía y co n fo rm a a la d escrip ció n ), el signi­
fic ad o (p arte e m o tiv a que in v o lu c ra a la p erso n a o p erso n as en el p roblem a) y
la co m p ren sió n (reflex ió n del acto o tem a a tratar).

PRIMER CONTACTO: ESTABLECIMIENTO DEL ENCUADRE


DE TRABAJO

P o r lo g en eral, el p rim e r co n tacto se esta b le ce a través de la llam ad a telefóni­


ca. T o m an d o el en cu ad re del m o d elo p o st-M ilán , en este m o m en to se esta­
b lecerá el lin cam ien to d e tra b ajo del g ru p o , d escartan d o la h ip ó tesis y postu­
lan d o la n eu tralid ad .
O tros m o d elo s • 247

D esde el p rim er co ntacto, el terap eu ta tra ta rá de estab lecer el encuadre


terap éu tico y sistém ico p ara que todos los m iem b ro s de la fam ilia que estén
relacio n ad o s con el p ro b lem a asistan a la p rim era sesión. E l terap eu ta les co ­
m entará la fo rm a de trab ajo que in clu irá a un grupo de expertos situados en
otro espacio, q uienes o b serv arán el d esarro llo de la terapia. L a fam ilia p o d rá
ver a este g rupo y tanto ella com o el terap eu ta p odrán p ed irle su opinión re s­
pecto a lo o b serv ad o d u ran te la sesión. Si la fam ilia no d esea lo anterior, se
tra b a ja rá c o n u n so lo te r a p e u ta q u ie n c o n s u lta r á al g ru p o d e sp u é s d e la
sesión, ex p resan d o la situación de la p ro b le m á tica fam iliar, con el fin de o b ­
tener la reflex ió n de ésta.

FAMILIA-TERAPEUTA-GRUPO DE REFLEXIÓN

El te ra p e u ta y el g rupo de re fle x ió n to m ará n los p o stu lad o s de la c ib e rn é ­


tica de S eg u n d o O rden, así co m o u n a p o s tu ra c o n stru c tiv ista resp ecto a la
ética d el tra b a jo co n la fa m ilia , d e s c a rta n d o de a n tem an o c u a lq u ie r idea
p reestab lecid a resp ecto del p roblem a, pues esta situación los llev aría a tra b a ­
ja r com o “ex p erto s” , lim itan d o y g en erando fricció n entre el terap eu ta y el
grupo de reflexió n , lo cual se co n v ertiría en antiterapia.
Es m uy im p o rtan te que d u ran te la sesión los pro fesio n ales m ás expertos
no to m en la p o sició n de líderes, ya que esto inhibe a los terapeutas m enos
experim entados y al p ro ceso de la terapia. D e acuerdo con la cib ern ética de
Segundo O rden, es necesario ev itar la v erticalid ad y la situación “enferm o-
sano” ; tam p o co se d eb erá h acer reflex io n ar “ a” la fam ilia, sino reflexionar
“con” ella. L os terap eu tas p rin cip ian tes p o d rán aportar ideas novedosas y ú ti­
les en el p ro ceso terap éu tico y éstas d eberán resp etarse tanto com o las de los
expertos. P ero fin alm en te, lo relev an te en este m odelo serán las propias ideas
y lin cam ien to s que p ro p o n g a la fam ilia, en cu an to al problem a, el cam ino a
seguir, la m an era de trab ajar rep ecto a éste, así com o el ritm o y el tiem po.
P o r tanto, el p ro b lem a d eb erá p lan tearse p o r la fam ilia y no por el tera­
peuta o p o r el g rupo de reflex ió n , y el ob jetiv o de la terap ia será p roporcionar
puntos de v ista d iferen tes que p erm itan a la fam ilia una percepción m ás re ­
flex iv a y u n a v isión del p ro b lem a com o m ás distante que cercano.
E n el p ro ceso de co n v ersació n y reflex ió n el concepto inicial de la p e r­
cepción del p ro b lem a tom a, p au latin am ente, o tra m orfología; se podrá ver-
oír-o ler-sen tir d esde d iferen tes d istan cias, se p odrá d eg u star no sólo por la
fam ilia sino p o r todos los co m en sales (terap eu ta-g ru p o de reflex ió n ), todos
podrán co m p artir las v iandas in v o lu crando todos sus sentidos, sin que alguno
quede con apetito o vacío. E sta m etáfo ra p o stu la el cam bio de la ap arien cia a
la realid ad del p roblem a, entre lo qu e no se v e-o y e-o lfatea-sien te y lo que sí.
Este p ro ceso se co m p arte p or el terap euta, el grupo de reflexión y la fam ilia,
siendo ésta la que dé un g r a n f i n a l e a cad a sesión al co m en tar las reflexiones
2 4 8 • T e ra p ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (C a p ítu lo 14)

ap o rtad as p o r el grupo. A sí, este ú ltim o sabrá si sus reflex io n es h an sido las
co rrectas, si h an sid o d ig erid as o rech azad as p o r la fam ilia, si se situ aro n el
co n tex to de la p ro b le m á tic a fam ilia r o con el e stig m a de ex p erto . E n tre m ás
cercan o s p e rc ib a la fam ilia al g ru p o y al terap eu ta resp ecto de su realid ad o
v erdad , m ás rá p id am en te se d ará el p ro ceso de co n stru cció n y d eco n stru cció n
del p ro b lem a. ■
LElitLot: c

^ ✓ a d a u n o d e lo s m o d elo s de te ra p ia fa m ilia r p rese n ta d o s en e ste lib ro con


sus d istin to s en fo q u es teó ric o s y técn ico s, re p re se n ta n la n a tu ra le z a h u m an a
en to d a su v aried ad .
S e le c c io n a r un m o d elo te ra p é u tic o y d e te rm in a r cu ál es el m e jo r p a ra la
praxis no es tan sen cillo , p u es aú n no se e sta b le c e cuál es el ó p tim o p a ra el
tra ta m ien to de las fam ilias. P a ra p re c isa rlo se d eb e rá n te n e r en c u e n ta fa c to ­
res co m o el p e rfil del te rap eu ta, el p ro b le m a qu e p re se n ta la fam ilia, el tie m ­
po de q u e d isp o n e n los p acien tes, los m o d elo s q u e el te ra p e u ta h a ap licad o
con m ay o r éx ito y con cu ál de ello s se id e n tific a m ás la p re p a ra c ió n y a c tu a ­
lizació n d el terap eu ta, el n iv el so cio c u ltu ra l d e la fam ilia, la d isp o n ib ilid a d
del te ra p e u ta p a ra tra ta r a la fam ilia, c irc u n sta n c ia s en las q u e se p re se n ta el
tra ta m ien to , etc.
C a d a te r a p e u ta te n d rá su s e llo p a r tic u la r según su p erso n alid ad y el m o ­
delo al q u e m ás se ad ecú e; sin e m b arg o , lle g a r a te n e r e sta g ran v isió n c o n ­
cep tu al y te ó r ic a , r e p r e s e n ta u n a lto g ra d o d e p r e p a r a c ió n y tie m p o . E l
concepto ecléctico es un p rin cip io p ráctico y ex ito so en el trab ajo terapéutico.
S i la f a m ilia p r e s e n ta d e f ic ie n c ia s e n su e s tr u c tu r a , e l te r a p e u ta p o ­
drá e m p le a r lo s p rin c ip io s del m o d elo estru c tu ra l. Si la fa m ilia se carac te riz a
p o r e m o c io n e s irra c io n a le s , el te r a p e u ta u tiliz a r á la te o r ía s is té m ic a y el
m od elo e stra té g ic o , o el m o d e lo fa m ilia r in tern o . Si la fa m ilia e stá lim itad a
p o r sus p ro p io s m ied o s, el te ra p e u ta p ro p o rc io n a rá la fu e rz a n e cesaria p ara
enfren tarlo s.
E n el p asad o , cad a u no de lo s m o d elo s y sus escu e la s p ro c la m a b a n a é s­
tos co m o el ú n ic o en fo q u e p a ra c o m p re n d e r y e n te n d e r a las fam ilias. Sin
em b arg o , el éx ito d e lo s n u ev o s m o d elo s es a c e p ta r a los o tro s co m o a lte rn a ­
tivas, lo cu al es co n firm ad o p o r lo s tra b ajo s m ás re cien tes d e teó ric o s com o
S alv ad o r M in u ch in , L u ig i B o sco lo , G ia n fran co C ecch in , C aro l A n d erso n y
M ichael W h ite.

9
2 5 0 • T erap ia fa m ilia r: M o d e lo s y téc n ic a s (E p ílo g o )

L os m odelos m ás exitosos tratan a la fam ilia con los conceptos sistém icos,
que d escrib en las fu erzas de cam bio y reg u lació n , m an ejan la com unicación
com o un co n cep to co m p lejo , pero p rim o rd ial; reco n o cen el p ro ceso p o r m e­
dio d el cu al se d esa rro lla la p o lém ica fam iliar y p ercib en el sistem a fam iliar
d en tro de un co n tex to so ciocultural.
C o n el o b jetiv o de to m ar aquellos co n cep to s que le sean útiles p a ra ser
ap licad o s a cad a fam ilia, d ep en d ien d o de sus características y del p roblem a
que p resen te, es im p o rtan te que el terap eu ta fam iliar ten g a un conocim iento
de las ap o rtacio n es de los d iferen tes m odelos, com o el en fo q u e de S alvador
M in u ch in y su sistem a ab ierto tra n saccio n al; la T eo ría de la C om u n icació n y
sus m o d elo s d irecto s, esp ecífico s y h o n esto s de co m u n icació n en la fam ilia,
con reg las su ficien tem en te claras p a ra p erm itir el cam b io y la estab ilid ad ; el
m odelo co n d u ctu al, co n su clara d efin ic ió n de costos y ben eficio s; el m odelo
estratég ico , que p erm ite en co n trar n uevas soluciones cuando las anteriores no
fu n cio n an ; el en fo q u e p sico an alítico , que p erm ite la su p eració n del Y o, para
ser in d ep en d ien te; la n arrativ a, p a ra en co n trar h isto rias altern as resp ecto a la
fam ilia.
C ad a m o d elo ofrece un linaje intelectual diferente y un panoram a de aque­
llo que va b ien o m al de m an era sig n ificativ a en las relacio n es h um anas de la
fam ilia. E sto s d iferen tes en fo q u es, ad o ptados p o r la terap ia fam iliar, perm i­
ten v er el p ro b le m a d esd e d iferen tes p u n to s de vista, pero co m p artien d o con­
cep to s y o b jetiv o s p red o m in an tes, ya que el fin terap éu tico será reso lv er el
p ro b le m a p resen tad o p o r la fam ilia y su reo rg an izac ió n funcional.
E n este cam po, los in v estig ad o res co n tin ú an ap o rtan d o cam bios signifi­
cativ o s y v an g u ard istas resp ecto de los m odelos existen tes, pues presentan
en fo q u es in n o v ad o res que o frecen so luciones m ás eficaces a los problem as
fam iliares.
A l an alizar los datos estad ístico s de los últim os d ecenios se en cu en tra que
es alarm an te el in crem en to de las fam ilias que o p tan p o r la desintegración.
N o o b stan te, el terap eu ta d eb erá ay u d ar a la fam ilia a en co n tra r soluciones a
los p ro b lem as q u e p resen te, p ro m o v ien d o la so lu ció n y no la disolución.
L a fam ilia v alo ra sus pro y ecto s, esperanzas, tem ores, anhelos y objetivos.
N o o b stan te, cen trarse dem asiad o en p ro y ecto s se co n v ierte en un a desvalori­
zació n del p resen te; v iv ir to talm en te en el futuro es, en cierto sentido, la ne­
g ació n del m o m en to actual.
L a sistem atizació n de la terap ia fam iliar es, en p rim er lugar, m etodolo­
gía; en seg u n d o lu g ar, teoría. Los h ech o s de la p ráctica y observ ació n clínica
se p resen tan p rim ero que las h ip ó tesis y la esp ecu lació n teórica.
E n los o ríg en es de la terap ia fam iliar, las teo rías eran com o m apas traza­
dos p o r los ex p lo rad o res en u n territo rio virgen, pero p ara aquellos qu e llega­
ron d esp u és, estu d ian tes y p ro fesio n ales, la teo ría les o freció un punto de vis­
ta m ás am p lio del territo rio co n q u istad o, al b rin d a r un a fo rm a de observar el
fen ó m en o clínico. E n la p ráctica clín ica, en los p rim ero s d ecenios de la psi­
co lo g ía h u m an ística, la p alab ra clave era “ sen tim ien to s” . M ás recientem ente,
Epílogo • 251

en el m odelo cognitivo, la palabra es “observar” . En el futuro, el interés será


la “m etáfora de hablar”, apuntando la diferencia de “escuchar” .
Las teorías otorgan un lente por el cual se observan los problem as. Las
teorías ofrecen a los estudiantes lo que están preparados a ver, una perspecti­
va de observación, una form a creativa de pensar y de ordenar las ideas, obte­
niendo conceptos de cómo está actuando la fam ilia, en lugar de observar una
dinám ica co n fu sa en la in te ra c c ió n fam iliar. Se p re se n ta n p atro n es de
interacción organizados en categorías conceptuales, las que son de gran rele­
vancia en la intervención terapéutica.
La práctica es una consecuencia de la teoría, pero no siem pre funciona de
esta m anera. La teoría se m odela bajo requerim iento de secuencia lógica y
frecuentem ente refleja el deseo de hacerla ver como única y relevante. Por su
parte, la m etodología se m odela en el área pragm ática de la clínica, con la
confrontación de personas reales y con una o varias problem áticas, que m u­
chas de las veces son más com plicadas que la teoría.
Los terapeutas centrados en un solo modelo frecuentem ente se ven obli­
gados a incorporar otros m odelos y teorías, por la com plejidad de las fam ilias
y su patología.
La fam ilia no deberá adecuarse a un m odelo terapéutico, al hacer esto se
limitan las posibilidades de com prensión y, en consecuencia, de ayuda a la
familia; el terapeuta deberá adecuar uno o más m odelos a las necesidades
específicas de la fam ilia y no a la inversa.
El concepto holístico o ecléctico dentro del consultorio de terapia fam i­
liar, será una necesidad im periosa para un buen terapeuta fam iliar, le perm i­
tirá tener un repertorio más am plio de técnicas y recursos de ayuda, como se
ha visto. En m uchos casos clínicos el purism o de las técnicas de un modelo
en su aplicación no es sinónim o de fidelidad o sabiduría, sino que denota rigi­
dez y lim itación del terapeuta y, com o consecuencia, hacia la fam ilia que pide
ayuda (y que generalmente llega al consultorio por su rigidez y su estereotipada
comunicación o actitud). No debe existir esta inflexibilidad, ejem plo de ello
es la terapeuta Lynn H offm an, quien es vanguardista de todo cambio.
A sí com o el terapeuta fam iliar tiene una percepción de la fam ilia, ésta a
su vez percibe la posición del terapeuta, quien deberá estar preparado para la
frustración, la deserción y el abandono de la fam ilia. H abrá que enfrentarse
muchas veces a la desilusión de que la familia no regrese al consultorio, cuando
todo iba m uy bien, desconociendo qué sucedió y si continuarán o no. El tera­
peuta fam iliar deberá aceptar y m anejar la deserción de la fam ilia con m adu­
rez y com o parte del proceso terapéutico. M uchas fam ilias no consultan para
mejorar sino para confirm ar la posición de uno u otro de sus m iem bros, o
para desafiar con el reto de “no nos puede ayudar”, como últim o recurso y así
continuar su posición patológica.
El conocim iento del devenir histórico de la terapia fam iliar perm itirá que
los iniciados o interesados se asom en a este campo, realicen un som ero reco­
rrido por las brechas de la fundam entación, los antecedentes, los m odelos y la
2 5 2 • T e ra p ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (E p ílo g o )

c o n c e p c ió n filo s ó fic a y te ó ric a de la te ra p ia fam iliar. C o n o c e r los d ife re n te s


m o d elo s te ra p é u tic o s d e la te ra p ia fa m ilia r p re se n ta d o s en e ste lib ro , p e rm iti­
rá a los e stu d io so s d el tem a a n a liz a r c a d a uno de ello s. A sim ism o , se rá p o s i­
ble c o m p re n d e r la e v o lu c ió n c o n c e p tu a l de “p a to lo g ía ” q u e se h a ten id o con
re sp e c to a las fa m ilia s. E n lo s in icio s del d e c e n io de 1 9 7 0 -1 9 7 9 , p re v a le c ía la
opinión de co n sid erar la o b jetiv id ad del terap eu ta com o ju ic io del en ten d im ien ­
to in d iv id u a l de la p a to lo g ía , h a sta lle v a rlo a u n a c o n c e p c ió n m ás c o h eren te
de la v e rd a d te ra p é u tic a , en d o n d e el acto p sic o ló g ic o de ju z g a r es d escartad o
ya q u e é ste no só lo lim ita a la fa m ilia sin o q u e no p e rm ite la in te ra c c ió n te ra ­
p é u tic a y lin g ü ística.
P o r ú ltim o , este lib ro , co m o todos los trab ajo s q u e se realizan en cu alq u ier
área d el co n o c im ie n to , re p re se n ta u n a b re v e se m b la n z a d e n tro del ca m p o de
la re c o p ila c ió n de in fo rm a c ió n de la te ra p ia fam iliar. ■
b d u c tiv a . M o d elo d e in v estig ació n cien tífic a que p o stu la el estu d io de los
resu ltad o s.
A c o m o d a c ió n . C u an d o los elem e n to s del siste m a se ad ecú an o a ju stan de
a cu erd o co n su fu n ció n .
A lia n z a . T érm in o ap o rtad o p o r W y n n e (1961) p a ra d eterm in ar la u n ión de dos
o m ás p erso n as d e u n a fa m ilia o g ru p o , en u n a em p resa, in terés, a ctitu d o
c o n ju n to de v alo res co m u n es, co n tra uno o v arios m iem b ro s del m ism o
g ru p o , co n el o b je tiv o d e o p o n erse a la alien ació n y p ro m o v e r la se p a ra ­
ció n y el alejam ien to .
A m a lg a m a m ie n to . T é rm in o em p lead o p o r M in u c h in en la teo ría estru ctu ral
p a ra n o m b ra r la p é rd id a de au to n o m ía d el sistem a fa m ilia r a trav és de sus
lím ites.
A n o r e x ia n e r v io s a . T r a s to r n o d e la c o n d u c ta a lim e n ta ria , d e o rig e n
p sico so m ático , c a ra c te riz a d o p o r fa lta d e ap etito , p é rd id a su p erio r a 15%
d el p eso n o rm al d el cu erp o p a ra su ed ad y talla, h ip eractiv id a d , h ip o te r­
m ia o am e n o rre a (en m u jeres).
A n títe sis. F o rm a g ram atical q u e d escribe los opuestos, p o r ejem plo, enferm o-
san o , lo co -cu erd o , etc.
A u to o r g a n iz a c ió n . C ap a cid ad de los sistem as ab ierto s p ara au to rreg u larse de
a cu erd o co n la e c o lo g ía q u e los rad ica y p a ra h a c e r re a ju ste s que les p e r­
m itan a d ap tarse a los cam b io s ex tern o s, lo g ra n d o a sí su su p erv iv en cia y
m ad u rez.
A u to p o e is is . T é rm in o ap o rtad o p o r M a tu ran a y V a re la p a ra d escrib ir el m a n ­
te n im ie n to y ev o lu c ió n de los sistem as v iv ien tes en su cap acid ad de c a m ­
bio, p a ra re p ro d u c ir sus p ro p io s elem en to s, m an ten ien d o la u n id ad y c o ­
h eren cia en fo rm a recu rren te. C ap acidad q ue tien en los sistem as vivos p ara
m o d ific a r su e stru c tu ra cu an d o los estím u lo s del am b ien te así lo re q u ie ­
ren. Es un av an ce a u n a e stru c tu ra m ás co m p leja, con el fin de lo g ra r u n a
m e jo r a d ap tab ilid ad .

253
254 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (G losario)

C a ja n e g r a . T érm ino descrito p o r el m odelo de la com unicación del MRI


donde no se tom a en cuenta lo que sucede en la m ente, sólo se estudian
las entradas y salidas de la com unicación.
C a u sa lid a d lin ea l. C oncepto del m odelo no sistém ico, donde la conducta es
resultado de causas biológicas; psicodinám ica en relación directa a una
causa o efecto.
C erco d e g o m a . T érm ino aportado a la terap ia fam iliar por W ynne y colabo­
radores (1958), que describe la rigidez en los lím ites del sistem a fam iliar
con el exterior; esto es, cuando la fam ilia se cierra al m undo exterior para
am inorar las am enazas de éste, en un estatus de seudom utualidad, no per­
m itiendo la exclusión de cualquiera de sus m iem bros o la inclusión de
alguna persona externa, en un m ito fam iliar de autosuficiencia.
C h iv o e x p ia to r io . M iem bro de la fam ilia, usualm ente el paciente identifica­
do, en el que recae la culpa o la crítica de los dem ás.
C ib e r n é tic a . D el griego k y b e r n e te s = piloto, tim onel. T érm ino acuñado por
el m atem ático N orbert W iener en 1948, quien la definió com o la ciencia
de la com unicación y el control en el ser hum ano y la m áquina. M cCulloch
(1965) la describió com o la epistem ología experim ental centrada en la co­
m unicación dentro del observador y entre éste y el m edio. B ateson (1972),
la describió com o la nueva ciencia de la form a y los patrones de orga­
nización.
C ib e r n é tic a d e P r im e r O r d e n . T érm ino aportado p o r las m atem áticas y
retom ado por la terapia fam iliar, p ara determ inar la pauta y la organiza­
ción de la relación p aciente-terapeuta (W iener, 1948), en donde ésta se
da en un nivel vertical (sano-enferm o, arriba-abajo, observador-observa­
do, etc.). A quí el paciente espera que el terapeuta le indique qué es lo que
debe hacer y si el prim ero no m ejora es por su resistencia; si el paciente
rech aza la interpretación del terapeuta, será algo que no podrá com pren­
der pues se trata de un proceso inconsciente.
C ib e r n é tic a d e S e g u n d o O rd en . A d iferencia de la cibernética de Prim er
O rden, aquí se postula una posición paralela, recurrente, ecológica y con
tendencias posm odernistas. El terapeuta tiene una posición de no experto
y no poseedor de la verdad única y es parte de la realidad observada a tra­
vés de la reflexión, la recursividad y la neutralidad (V on F oerster, 1984).
C ic lo d e v id a fa m ilia r . D e scrip ció n de las d ife ren tes etap as qu e experi­
m enta la fam ilia.
C ir cu la rid a d . R epetición de las pautas de interacción de un sistem a vivo que
actúa com o un todo.
C o a lic ió n g e n e r a c io n a l. A lianza inapropiada entre alguno o am bos padres y
los hijos contra una tercera persona (padre o hijo).
C o n n o ta c ió n p o s itiv a . T é c n ic a o rig in al d el m odelo e stra té g ic o , aportada
a la terapia fam iliar por la escuela de M ilán (Selvini-Palazzoli et al., 1980),
la cual p o stu la que el terap eu ta deberá b rin d ar una conn o tació n positiva
a una conducta que es vista com o m ala o negativa (respecto al paciente
G losario • 255

identificado o a la fam ilia), con el fin de prom over la cohesión, el cam bio
y la participación, así com o dar otra percepción del problem a y dism inuir
la resisten cia de la fam ilia al tratam iento.
C o n str u c cio n ism o . Estudio del aprendizaje de afuera hacia adentro del in d i­
viduo o del organism o. Interacción donde se involucra la inform ación o
instrucción com o prim era variante (lo que M aturana llam a “inform ación
cerrada”)» que influye en el individuo sólo a nivel del sistem a nervioso,
para que el organism o se adapte y evolucione con su am biente.
C o n stru ctiv ism o . M odelo del p en sam ien to que cu estio n a el conocim iento
y la realidad. Se cuestiona la verdad de la realidad social, por tanto, es
im p o sib le saber la verdad y a que ésta se encuentra co n fo rm ad a por el
contexto, la educación, la cultura, así com o las experiencias cualitivas y
propias. L a m etáfora constructivista es que “som os una histo ria” .
C o n ten id o y p r o c eso . T érm inos del m odelo sistém ico para determ inar o d i­
ferenciar entre el m odo en que está form ada la fam ilia y cóm o se relacio­
na uno con otro en el grupo fam iliar, respecto al problem a presentado.
C o n tr a tr a n sfe r en cia . C onjunto de las reacciones inconscientes del analista
frente a la persona del analizado y, especialm ente, frente a la transferen­
cia de éste. Influencia del paciente sobre los sentim ientos inconscientes
del terapeuta.
C o n trol d e E rr o r . En el M RI, se denom ina así cuando no se perm ite la des­
viación de la m edia.
C o rrien te e n c ic lo p e d ista . T am bién llam ada “F ilosofía de las L uces”, esta
corriente otorgaba un conocim iento casi exclusivo y lim itado de la razón
abstracta; consistía en sim plificar dem asiado el conocim iento de las cien­
cias del hom bre (m atem áticas, física, quím ica, botánica, m inerología, as­
tronom ía y biología). El p rim er volum en de la en ciclo p ed ia apareció el
1 de ju lio de 1751, por D ’A lem bert.
C o sto s y B e n eficio s. En la teoría de la com unicación de la fam ilia (M RI),
intercam bio de com portam iento en una pareja, en el cuál uno de los m iem ­
bros obtiene los beneficios y otro lleva el peso de los costos a nivel em o­
cional o afectivo.
D e c o n str u c c ió n . C am bio en las em ociones y las conductas respecto de és­
tas y reconstrucción de las m ism as. C uando las historias de los pacientes
pierd en rigidez, se p resen tan nuevas em ociones, com o dolor, enojo y
otras.
D eítica . O rganización del discurso en tiem po, persona, espacio y lugar.
D ia g n ó stico . D istinguir con el fin de identificar con precisión o conocer real­
m ente. A rte de interpretar los signos de una enferm edad.
D ia lo g ism o . T érm ino aportado p o r M ikail B ahktin (1981) del m odelo fa ­
m iliar interno, que describe el diálogo entre el Yo y las dem ás voces in ­
ternas.
D ife r en cia c ió n . S eparación p sicológica del intelecto y las em ociones, y la
independencia del Yo de otros; yuxtaposición de estas dos funciones.
256 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (G losario)

D in á m ica d e g r u p o . Interacción de los m iem bros de un sistem a (fam iliar,


laboral, social, etc.) que em erge de los propósitos del objetivo del grupo,
en lugar de las personalidades individuales.
D o b le v ín c u lo . T érm ino aportado por el M R I que describe el conflicto que se
presenta cuando la persona recibe m ensajes contradictorios, en diferentes
niveles de abstracción, los que se convierten en confusos e incoherentes.
E c lé c tic o . Q ue tom a elem entos de diferentes teorías o pensam ientos sin per­
sistir en uno específico.
E co lo g ía . D el griego o ik o s — casa. Parte de la biología que estudia las rela­
ciones del organism o con su m edio, com o un am biente ecológico. T érm i­
no retom ado p o r la terapia fam iliar para definir una relación respetuosa y
congruente con el contexto filosófico, social, cultural y fam iliar del pa­
ciente o la fam ilia.
E m p atia. M antener un espacio para el diálogo, para que cada hablante acierte
uno al otro en su discurso; pensar com o el otro para poder com prenderlo.
E n a c m e n t . Del inglés e n a c t = hacer el papel de. T écnica del m odelo estruc­
tural en la cual el terapeuta realiza el diagnóstico de la patología de la
fam ilia a través de verla en interacción durante el proceso terapéutico.
E n te le q u ia . H abilidad propia de los sistem as abiertos para desarrollarse ha­
cia una etapa final específica.
E n tr o p ía . T érm ino de la term odinám ica que afirm a que la antropía de un sis­
tem a cerrado aum entará al m áxim o cuando logre su equilibrio. En la tera­
pia fam iliar se utiliza este térm ino com o una m edida aproxim ada de la
desorganización y el desorden. La entropía negativa o “negentropía” se
refiere al grado de orden u organización de un sistem a cerrado. En la teo­
ría de la com unicación se em plea el térm ino “negentropía” para describir
la can tid ad de in form ación coherente que tiene un m ensaje codificado
(Shannon y W eaver, 1981).
E p iste m o lo g ía . T ratado de los m étodos del conocim iento científico, en ge­
neral o de determ inada ciencia.
E q u ifin id a d . Según V on B ertalanffy, se denom ina así cuando, en un sistem a
abierto, orígenes diferentes pueden tener resultados idénticos.
E sq u im o g é n e sis. D el griego s c h im a — división y g é n e s is = origen. Térm ino
aportado por G regory B ateson (1972) en el cam po de la antropología so­
cial (etn o lo g ía), p ara d e sc rib ir la d ife ren ciació n de las norm as de la
conducta personal com o resultado de la interacción acum ulativa de los in­
dividuos, dividiéndola en sim étrica y com plem entaria.
E str u c tu r a d iá d ic a . E n el m odelo estructural, relación de dos personas que
tom a dem asiada fuerza, con el fin de fortalecerse ante un tercero.
E str u c tu r a d o m in a n te. T érm ino aportado por M aturana para indicar que los
organism os vivientes actúan de acuerdo a su evolución filogenética.
E stru ctu r a fa m ilia r . T érm ino aportado por Salvador M inuchin (1984) que
fundam enta la teo ría estructural y que se basa en la organización ideal de
la fam ilia de acuerdo a un sistem a (incluyendo subsistem as y la delimita-
G lo s a rio • 257

ció n de las je ra rq u ía s y lo s lím ites). L a e stru c tu ra fa m ilia r d eterm in a la


o rg a n iz a c ió n d e la fa m ilia y có m o in te ra c tú a n lo s in d iv id u o s en ésta.
E str u c tu r a je r á r q u ic a . T érm in o de la teo ría estru ctu ral de S alv ad o r M inuchin
(1 9 8 4 ), q u e d e sig n a las fro n te ra s d e lo s su b siste m a s fa m ilia re s d e a c u e r­
do a su je r a rq u ía y lím ites.
E x te r n a liz a c ió n . T é c n ic a u tiliz a d a p o r M ic h a e l W h ite (1 9 9 1 ), en la cu al las
p e rso n a s e x te rio riz a n sus p ro b le m a s a tra v é s de la d e c o n stru c c ió n y re ­
c o n stru c c ió n de la n arrativ a.
E x tin c ió n . T é rm in o ap o rtad o p o r la te o ría c o n d u c tu a l p a ra d e te rm in a r el fin
de u n a co n d u cta, g en eralm en te a trav és del refo rzam ien to av ersiv o d e ésta.
F a m ilia d e o r ig e n . D e n o m in a c ió n de M in u c h in a la fa m ilia n u c le a r d e un
ad u lto (p ad res y h erm a n o s de la p erso n a).
F a m ilia e x te n s a . D e sig n a c ió n de M in u c h in p a ra los p a rie n te s asce n d e n te s de
la fa m ilia a s í co m o los p a rie n te s de p rim e r grado.
F a m ilio g r a m a . T a m b ié n c o n o c id o c o m o “g e n o g ra m a ” y a p o rta d o p o r el
m o d e lo e s tru c tu ra l (to m ad o d e la so cio lo g ía , q u ím ic a y b io lo g ía ), es la
re p re se n ta c ió n e sq u e m á tic a de la fa m ilia e n fo rm a de árb o l g en ealó g ico .
E n él se re g istra la in fo rm a c ió n rá p id a y e sq u e m á tic a d e la fa m ilia (situ a ­
ció n , c o n fig u ra c ió n , re la c io n e s, etc.) d u ra n te al m en o s tres g en eracio n es.
Se u tiliz a co m o h e rra m ie n ta de d ia g n ó stic o y o b je tiv o s de tra ta m ien to .
F a s t P a c e d . T é c n ic a d e s a rro lla d a en G a lv e s to n , T e x a s, p o r M a c G re g o r y
R ich ie, d o n d e re a liz a b a n sesio n es de d o s días c o n tin u o s, con la fam ilia
de lo s d e lin c u e n te s.
F ilo g en ética . E studio del origen y ev o lución de los genes en los sistem as vivos.
F o b ia. F ijació n m ó rb id a p ro y ectad a en un o b jeto o en un a situ ació n específica.
F o lie á d e u x . D el fran cés, “ju e g o d e d o s ” . R e la c ió n d e d o s p erso n as en la cual
hay u n a p a to lo g ía d e d e p e n d e n c ia y so m e tim ie n to d o n d e u n a u o tra p e r­
so n a no p u e d e sep a ra rse , re su lta n d o en u n a re la c ió n p sicó tica.
F u sió n . F lu c tu a c ió n p s ic o ló g ic a q u e e lim in a lo s lím ite s en tre u n in d iv id u o y
o tro (s), p re se n tá n d o se c o n ta m in a c ió n in te le c tu a l y e m o cio n al; o p u esto a
la d ife re n c ia c ió n .
G a n a n c ia s e c u n d a r ia . T é rm in o p s ic o a n a lític o p a ra d e te rm in a r las ven tajas
qu e o b tie n e el n e u ró tic o a tra v és de su p a to lo g ía , co m o aten ció n , c u id a ­
dos, p ro te c c ió n , etc.
G ru p o d e r e f le x ió n . T é c n ic a a p o rta d a p o r el g ru p o d e M ilán , p e rfe c c io n a d a
en N o ru e g a p o r A n d ersen , H ald y F lam , d o n d e la fa m ilia o b se rv a a los
te ra p e u ta s q u e se e n c u e n tra n fu e ra d el sa ló n de terap ia, q u ien es h acen
c o m en tario s re sp e c to de ellos.
H e r m e n é u tic a . A n á lisis de lo s tex to s.
H ijo p a r e n ta l. H ijo q u e re a liz a fu n c io n e s del su b siste m a p a ren tal, co m o el
cu id a d o de lo s h e rm a n o s m e n o re s; fu n c io n a l c u a n d o es u n a n e c e sid a d
ad a p ta tiv a en el sistem a fa m ilia r y p a to ló g ic o cu a n d o re su lta d e u n a irre s ­
p o n sa b ilid a d p aren tal.
258 * Terap ia fam iliar: M o d elo s y técnicas (G lo s ario )

H ip ó te sis. T érm in o del m odelo cien tífico de investigación y retom ado por la
escu ela de M ilán, p ara d eterm inar, a través de los signos patológicos, el
po sib le diag n ó stico y los lincam ientos de tratam iento de la fam ilia, m e­
dian te la ex p erien cia y la so lución de conflictos anteriores.
H ip ó te sis d e la e sq u iz o fr e n ia d e tr e s g e n e r a c io n e s. T eoría desarro llad a por
B ow en, donde la esquizofrenia se presenta, en la tercera generación, como
resu ltad o de los bajos n iveles de diferenciación, los cuales se transm iten
y am plifican a través d e las generaciones.
H o lístic o . P en sam ien to filo só fico que tom a todos los aspectos de la realidad,
fo rm an d o u n a unidad.
H o m e o s ta s is. D el griego h o rn o s — igual y s ta s is ~ p erm an ecer quieto. T en­
d en cia de todos los o rganism os a ev itar los cam bios en sus condiciones
de vida, co nservando o restab leciendo el equilibrio alcanzado. Sistem as
que m an tien en su eq u ilib rio p o r la retroalim entación.
Id e n tific a c ió n p r o y e ctiv a . M ecanism o de defensa del m odelo psicodinám ico,
que fu n cio n a a nivel inconsciente, donde los aspectos faltantes del Yo se
tom an de o tra persona, y se p ien sa y actúa com o la o tra persona.
I n te n sid a d . T écn ica terap éu tica de M inuchin, en el m odelo estructural, para
d esb alan cear la rig id ez de la fam ilia.
J e r a r q u ía . T érm ino aportado p or H aley, M adanes y M inuchin, del m odelo
estru ctu ral, que d eterm in a el po d er que debe ten er el subsistem a parental.
J o i n i n g . T écn ica del m odelo estru ctu ral desarro llad a por M inuchin p ara que
el terap eu ta se in v o lu cre o ingrese al sistem a fam iliar.
J u e g o fa m ilia r . T érm ino aportado p o r la escu ela de M ilán p ara analizar la
in teracció n de la estru ctu ra fam iliar en el llam ado “ju e g o su cio ” .
J u e g o su c io . T é rm in o a p o rta d o p o r la e sc u e la de M ilán p a ra d eterm in ar la
p a to lo g ía y la fo rm a en que ésta m an tien e la h o m eo stasis de la fam ilia,
a tra v é s de la re s is te n c ia d e e s ta ú ltim a p a ra re a liz a r un cam b io hacia
la solu ció n de los problem as. E x isten fam ilias que m antienen la patolo­
g ía d u ran te larg o s p erio d o s y, p o r tanto, les re su lta m uy d ifíc il cam biar
su estru ctu ra y sus relacio n es interpersonales.
L e n g u a je d ia c r ó n ic o . D e acuerdo con Saussure, evolución del lenguaje a tra­
vés del tiem po.
L e n g u a je s in c r ó n ic o . S egún Saussure, gram ática de cada idiom a.
L e x ia s. F rag m en to s cortos de la h isto ria o narrativa de cad a fam ilia.
L ím ite s. C oncepto del m odelo estru ctural, aportado por H aley, M adanes y
M in u c h in , q u e d e s c rib e las fro n te ra s in v is ib le s q u e m a n tie n e n la
in teracció n de los subsistem as e individuos; pueden ser rígidos, flexibles
o nulos.
M e ta . P refijo que sig n ifica “m ás arrib a” , “m ás allá” , “sup erio r” , etc.; se uti­
liza p ara en fatizar el conjunto de conocim ientos de una ciencia.
M e ta c o m u n ic a c ió n . C o m u n icació n sobre la co m u n icació n . S ig n ifica que
c u a lq u ie r co n d u cta de com unicación (lenguaje, gestos, facial, etc.) tiene
la c a p a c id a d de d ife re n c ia r la in fo rm a c ió n q u e se e stá tran sm itien d o .
Glosario • 259

Todos los modelos de comunicación existentes pueden utilizarse como


modalidades de metacomunicación.
M etáfora. Traslación de un sentido de la palabra hacia otro figurado, en vir­
tud de una comparación tácita, como decir de una persona robusta “es un
roble”.
M itos fam iliares. Creencias de la familia basadas en la realidad histórica y
compartidas por los miembros; ayudan a formar las reglas que gobiernan
a la familia.
M odelo estratégico. Teoría y técnica terapéutica que se basa en establecer
pautas de interacción específicas, para atacar únicamente al problema plan­
teado por la familia.
M orfogénesis. Término aportado por Maruyama (1968) que describe la ca­
pacidad de los sistemas vivos (familia) para combinar o modificarse a
partir de estímulos positivos.
M orfostasis. Capacidad de los sistemas abiertos para mantener su organiza­
ción ante los estímulos negativos externos e internos.
M orfostasis Consensual (M C). Equilibrio entre los objetivos individuales y
los familiares.
M orfostasis Forzada (M F). Cuando la familia incorpora los recursos de la
sociedad (amigos, ministros, médicos, etc.), para cambiar o realizar un
cambio solicitado afuera de la estructura familiar.
M utualidad. Término aportado por Stierlin (1969) para definir el reconoci­
miento mutuo de las partes en interacción.
Narrativa. Revelación de una verdad con una lógica estructural de la comu­
nicación.
N eutralidad. Posición terapéutica de equidad para cada uno de los miembros
de la familia en el proceso terapéutico, postulado por Selvini-Palazzoli.
Núcleo Fam iliar. Término aportado por el modelo estructural (Minuchin y
Fishman, 1984) para designar la estructura de la familia respecto al pa­
rentesco en primer grado (padres y sus hijos).
Objetivos dirigidos. En el MRI, técnica de interacción dirigida a mantener la
media en el sistema y su interacción.
O n h iñ e . Programa de entrenamiento desarrollado por Minuchin, Rosman y
Haley para supervisar a través de la cámara de Gesell.
Paciente identificado (PI). Persona que presenta la sintomatología disfun­
cional del sistema familiar.
Paradigm a. Concepto global de Kuhn (1962), para describir los logros cien­
tíficos reconocidos universalmente, que durante un tiempo proporcionan
problemas y soluciones a una comunidad de profesionistas. Según Kuhn,
los modelos se originan en tradiciones coherentes a la investigación den­
tro de un paradigma dado. En la terapia familiar, el paradigma se basa en
la cibernética, la ecología y la teoría de los sistemas.
260 • Terapia fam iliar: M odelos y técnicas (G lo s ario )

P a r a d o ja . T écnica d etonadora para pro m over el cam bio, aportada por el gru­
po de M ilán; p rescrip ció n que contiene una contradicción, pues se p res­
cribe au m en tar el síntom a.
P e n s a m ie n to c o n te x tu a l. A nálisis del com portam iento de los organism os
vivos y sus relaciones con el am biente.
P e n sa m ie n to lin e a l. D onde la p erso n a y su com portam iento patológico de­
berán en trar en un a categoría o p ato lo g ía del D SM IV.
P e n s a m ie n to s is té m ic o . É ste en fatiza que p a ra p o d er d eterm in a r una co n ­
ducta debe conocerse el contexto fam iliar, social, educativo y político del
individuo.
P le r o m a . L a nada y la plenitud, según Jung.
P o lise m ia . F enóm eno consistente en la reunión de varios significados en una
m ism a palabra.
P o sitiv ism o . E scu ela filosófica que en fatiza la m ateria a favor de los hechos
de la experiencia, repudiando las especulaciones m etafísicas y racio n a­
les; abre la pu erta de la psico lo g ía a la ciudadanía, del m undo científico
al m ism o títu lo de la q u ím ica y la biología. T ran sició n de la filosofía
po sk an tian a y el descrédito de la m etafísica, h acia la realid ad política y
social.
P o sm o d e r n ism o . C oncepto filosófico que po d ría denom inarse “la revuelta
contra los padres del pensam iento m oderno” (D escartes, Locke, K ant y
M arx). P ensam iento que po stu la lo reciclable y las subculturas de nuestro
tiem po (V attim o et al., 1994) y descarta las grandes propuestas que están
perd ien d o peso con la antropía de la m odernidad (com o la verdad, liber­
tad, igualdad, ju stic ia y objetividad), por el desencanto de nociones m o­
dernas (com o el p rogreso y la em ancipación), postulando epístom es más
p lá stic a s, eco ló g icas y fle x ib les (com o la d ife re n c ia , d isco n tin u id ad ,
d eco n stru cció n y disem inación).
P r a g m á tic a . D el griego p r a g m a = acción, hacer. T eoría que fundam enta la
v alid ez de cu alq u ier d o ctrin a filo só fica, m oral o p o lítica y sus efectos
prácticos.
P r e sc r ip c ió n d el sín to m a . T écnica paradójica del m odelo estratégico en don­
de, a través de refo rzar el síntom a, se le atom iza o extingue.
P r e s c r ip c ió n in v a r ia n te . T é cn ica d esarro llad a p o r S elv in i-P alazzo li para
ro m p e r la relació n co n flic tiv a de p acien tes p sicó tico s con sus padres
(térm ino que se descartó en el posm odernism o).
P r e sc r ip c ió n p a ra d ó jica . T écnica utilizada en el m odelo estratégico, donde el
terapeuta enfatiza que se m antenga o que aum ente la conducta patológica.
P r in c ip io d e u n icid a d . Principio que postula que todos los seres hum anos son
diferentes, no hay ningún individuo igual a otro.
P r in c ip io d e u n iv e r sa lid a d . P rincipio que designa la igualdad de la especie
hum ana.
P r o te s ta v ir il. T érm ino aportado p o r A dler, p ara in d icar que en cada mujer
existe un “D on Ju an ” fem enino, cuyo com portam iento tiene la intención
G lo s a rio • 261

d e d o m in a r y h u m illa r al h o m b re. L a n e c e sid a d de d o m in a r co n el fin de


e je rc e r la c o m p a sió n y d e d ic a c ió n lle v a a alg u n as m u jere s a am ar a un ser
d éb il o en ferm o .
P s ic o s o m á tic o . S in to m ato lo g ía físic a de o rig e n p síq u ico , m en tal o em ocional.
Q u i d p r o q u o . T é c n ic a del m o d e lo d e la c o m u n ic a c ió n d e s a rro lla d a p o r el
M R I, q u e sig n ific a lite ra lm e n te “alg o p o r a lg o ” y q u e se u sa en el tra ta ­
m ie n to d e p arejas.
R e e n c u a d r e . T é c n ic a u tiliz a d a p o r el m o d e lo e stra té g ic o , d o n d e se le d a o tra
c o n n o ta c ió n a la c o n d u c ta , p o r e je m p lo , “re s p o n s a b le ” en lu g a r d e “p re ­
ocupado” .
R e la c io n e s o b jé ta le s . T é rm in o u tiliz a d o p o r el p sic o a n á lisis p a ra d e sig n a r las
re la c io n e s d el in d iv id u o c o n su m u n d o , co m o re su lta d o c o m p le jo y to tal
d e u n a d e te rm in a d a o rg a n iz a c ió n de la p e rso n a lid a d .
R e s is te n c ia . C o n d u c ta in c o n sc ie n te d e lo s p a c ie n te s o fa m ilia p a ra c o n la te ­
ra p ia , o p o n ié n d o se , fa lta n d o o re ta rd a n d o el p ro c e so tera p é u tic o .
R e s p u e s ta ú n ic a . T é rm in o e m p le a d o p o r E p s to n y W h ite , p a ra d e s ig n a r a
la h isto ria cen tral de la n a rra tiv a d e c a d a fam ilia.
R e tó r ic a . A rte d el b ie n d ecir.
R e tr o a lim e n ta c ió n . M e c a n ism o de la c o m u n ic a c ió n p o r m e d io del cu al se
c o n firm a o se a m p lía la in fo rm a c ió n re c ib id a . E s la in fo rm a c ió n so b re sí
m ism o y p u e d e d a rse d e m a n e ra in d iv id u a l, fa m ilia r y g rupal.
R itu a le s te r a p é u tic o s . T é c n ic a a p o rta d a p o r la e sc u e la de M ilán en la cu al se
p re sc rib e n ta re a s a los p a c ie n te s, co n el fin d e c a m b ia r la p e rsp e c tiv a del
p ro b le m a y d e l p a c ie n te id e n tific a d o .
R o l e - p l a y i n g . A c tu a r las c o n d u c ta s im p o rta n te s, d ra m a tiz a r los sen tim ien to s
o p ra c tic a r n u ev as fo rm as de re la c io n a rse .
R o le s . C o n c e p to ap o rta d o p o r la so c io lo g ía y re to m a d o p o r la te ra p ia fa m ilia r
y la p sic o lo g ía so cial, q u e d e sig n a las e x p e c ta tiv a s y no rm as que tien e u n a
p e rso n a d e a c u e rd o a su g én ero , p o sic ió n , fu n c ió n y situ a c ió n en la e s­
tru c tu ra fa m ilia r y so cial.
S a d o m a s o q u is m o . F ija c ió n sex u al d e la p e rso n a lid a d d o n d e el p la c e r se o b ­
tie n e p o r el su frim ie n to físic o o m o ral.
S e m á n tic a . D el g rie g o s e m a — sig n o . C ie n c ia d e la lin g ü ístic a q u e se o cu p a
d e lo s sig n ific a d o s de la c o m u n ic a c ió n ; es el in te rc a m b io de sig n o s v e r­
b a le s y n o v e rb a le s; re la c ió n e n tre el sig n ific a d o y el sig n ifican te.
S e m ió t ic a . T e o ría g e n e ra l d e los sig n os.
S e p a r a c ió n -in d iv id u a c ió n . P ro c e so q u e se p re se n ta en in fa n te s, a p ro x im a ­
d a m e n te a lo s d o s añ o s d e v id a, p a ra d e lim ita r su Y o de la m ad re y su
re la c ió n sim b ió tic a , a e fe c to s d e d e s a rro lla r su p ro p ia a u to n o m ía o e le c ­
c ió n d e o b jeto .
S e u d o h o stilid a d . T érm ino em pleado p o r W ynne para describir la disputa en las
fam ilias esq u izo frén icas, co n el fin d e d isfrazar las relacio n es p ato ló g icas.
S e u d o m u t u a lid a d . T é rm in o u sa d o p o r W y n n e p a ra d e s c rib ir la fase de ar­
m o n ía d e las fa m ilia s e sq u iz o fré n ic a s.
2 6 2 • T erap ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (G lo s a rio )

S e u d o m u tu a lid a d -h o s tilid a d . D esig n ació n de W y n n e p ara las estru ctu ras


ríg id as de la fam ilia esq u izo frén ica, en las cu ales cu alq u ier ten d en cia a la
d esv ia ció n en la m ed ia de la co n d u cta p ro v o ca an sied ad y am enazas.
S im é tr ic a . E n las relacio n es, d eterm in a la sim ilitu d o ig u ald ad de las partes.
S in e c d ó tic o . T ropo que consiste en extender, restringir o alterar de algún m odo
el sig n ificad o de las p alab ras p ara d esig n ar un todo con el n o m b re de sus
p artes o v iceversa.
S in e r g é tic a . D el g rieg o s y n — ju n to s y e r g o n = obra. F o rm a en q u e se d e sa ­
rro lla n u o rg an izan las u n id ad es de un co n ju n to y la m an era en que las
p artes fu n cio n an ju n ta s. E s la cie n c ia de las co n d u ctas co lectiv as. E n te ­
ra p ia fam iliar, m an era en q u e se o rg an izan los in d iv id u o s en la fam ilia.
S in ta x is . D el g rieg o s y n ta x is = d isp o n er co n ju n tam en te. E stru c tu ra del sis­
tem a de signos de un len g u aje, relativ o a la sem ió tica (te o ría g en eral de
los sig n o s y len g u ajes). R elativ o a la m an era en que se tran sm ite la c o ­
m u n icació n ; p o r ende, co n stitu y e el cam po b ásico de la teo ría de la co m u ­
nicació n .
S is te m a a b ie r to . S istem a q u e in tercam b ia m ateria con el am biente, que ex h i­
be im p o rtació n y ex p o rtació n , co n stitu ció n y d eg rad ació n de sus co m p o ­
n en tes m ateriales. L os sistem as v iv ien tes son, p o r d efin ic ió n , sistem as
abiertos.
S is te m a c e r r a d o . S istem a no b io ló g ico ; no tien e cam b io s ni v id a propia.
S u b s is te m a s . U n id ad es o su b p artes del sistem a fam ilia r que d elim itan su es­
tru c tu ra con los lím ites.
T é c n ic a d e c o n o c im ie n to . T écn ica u tiliz a d a p o r W h ite en la narrativ a, que
co n siste en ad ap tar el p ro b lem a q u e p resen tan las personas.
T é c n ic a d e r e p r e s e n ta r el s iste m a . T é cn ica p a ra d ó jic a d e sa rro lla d a en el
m o d elo estratég ico de M adanes, d o n d e al p acien te se le p id e que p reten ­
da te n e r el sín to m a, con el fin de re c ib ir g an an cias secundarias.
T é c n ic a r e s tr in g id a . T é cn ica u sad a en el m od elo estratég ico , q u e consiste
en c u estio n a r a la fam ilia sobre las co n secu en cias neg ativ as de un cam bio
y p rev en irlo s.
T e o r ía d e la c o m u n ic a c ió n . T e o ría fu n d a d a en el M R I de P alo A lto por
B ateso n , Jack so n y H aley, en tre otros; p o stu la las p autas de co m u n ica­
ció n , la m etaco m u n icació n , el d o ble vín cu lo y la técn ica Q u id p r o q u o ,
con en fo q u e sistém ico.
T e o r ía d e la s r e la c io n e s o b jé ta le s . T e o ría p s ic o d in á m ic a d e sa rro lla d a por
M . K lein, en el m o d elo in g lés, la cual en fatiza el objeto tra n saccio n al en
el infante, en lugar de enfocarse exclusivam ente en los im pulsos libidinales
o ag resiv o s.
T e o r ía d e lo s s is te m a s . T érm in o g en érico u tilizad o p ara el estu d io de los
g ru p o s y sus elem en to s relacio n ad o s que in teractú an com o un todo.
T e o r ía d e lo s tip o s ló g ic o s . T eo ría p ro p u esta p o r B. R ussell, p ara la investi­
g ació n de la c o m u n icació n h u m an a, d o n d e un e n u n ciad o de u n a clase
p u ed e ser v álid o p a ra cu alq u ier elem en to in d iv id u al de la m ism a.
G lo s a rio • 2 63

T e o r ía g e n e r a l d e lo s s is t e m a s . T e o ría d e s a rro lla d a p o r L u d w in g V on


B ertalan ffy , la cu al p lan tea qu e todo o rg an ism o es un sistem a con un o r­
den d in ám ico de p artes y p ro ceso s de in teracció n m utua. E ste térm ino se
ap lica a la b io lo g ía, in g en iería, g en ética, sociología, ad m in istració n y, en
gen eral, a to d as las cien cias y a la in teracció n hum ana, b io ló g ica y m e c á ­
nica. E n la terap ia fam iliar, se reto m ó p a ra fu n d ar la teo ría estru ctu ral y
la cib ern ética, d o n d e la su m a de las p artes que son in d ep en d ien tes form a
un todo.
T e r a p ia b r e v e . T é c n ic a d e te r a p ia d e s a r r o lla d a e n el M R I p o r F isc h ,
W atzlaw ick , B o d in y W eak lan d , d o nde el tra ta m ien to de la fa m ilia no
ex ced e a d iez sesiones.
T e r a p ia c o n c u r r e n te . U n solo terap eu ta trata a cad a in teg ran te de la fam ilia
p ero en fo rm a separada.
T e r a p ia c o n ju n ta . T ratam ien to de dos o m ás p erso n as en u n a sesión, p o r el
m ism o terapeuta.
T e r a p ia c o n te x tu a l. T e o ría y técn ica ap o rtad a p o r B o zo rm en y i-N ag y e n fo ­
cad a en las relacio n es in terp erso n ales o m u ltig en eracio n ales. P ro p o rcio ­
na co n fian za y co m p ren sió n en tre la fam ilia y el terapeuta.
T e r a p ia d e c o la b o r a c ió n . T ratam ien to de la fam ilia po r varios terap eu tas,
qu ien es se co m u n ican en tre sí.
T e r a p ia d e im p a c to m ú ltip le . T erap ia d esarro llad a p o r M acG reg o r y R ich ie
p a ra tr a ta r a d e lin c u e n te s y su s fa m ilia s a tra v é s d e un c u e rp o
m u ltid iscip lin ario (p sicó lo g o , tra b ajad o ra social, p siq u iatra y estu d ian tes
avan zad o s de d iferen tes áreas), en un nivel institucional. E ste tratam iento
d u rab a dos d ías co n tin u o s, en sesiones in d iv id u ales y fam iliares.
T e r a p ia d e r e d . T érm in o d el o rig in al en in g lés n e t w o r k th e r a p y , que d e sig ­
n a la terap ia b asad a en u n a ep istem o lo g ía eco ló g ica (relació n recíp ro ca
en tre los fen ó m en o s n atu rales y sociales).
T e r a p ia e n fo c a d a a s o lu c io n e s . T é c n ic a u tiliz a d a p o r de S hazer, p ara d e­
term in ar las estrateg ias y a u tilizad as p o r la fam ilia en la solución de sus
p ro b lem as.
T e r a p ia fa m ilia r c o n ju n ta . T érm in o ap ortado p o r Jack so n p ara tra b ajar con
to d a la fam ilia del p acien te esq u izo frén ico .
T e r a p ia fa m ilia r d e g r u p o . T ratam ien to de la fam ilia que se basa en el m o ­
d elo sistém ico.
T e r a p ia f a m ilia r f u n c io n a l. M o d e lo te ra p é u tic o c re a d o p o r B a te s o n y
A lex an d er (1981), el cual p ro v ee a la fam ilia de in fo rm ació n n u ev a p ara
ay u d arla a c am b iar sus estereo tip o s.
T e r a p ia p s ic o e d u c a c io n a l. T écn ica d esarro llad a p o r C.M . A n d erso n y W .R .
M cF arlan e, p ara tra b ajar co n p ad res de p acien tes esq u izo frén ico s y a y u ­
darlo s a co m p ren d er esta p ato lo g ía, sin p reten d er cu rar a los pacientes.
T e r a p ia r a c io n a l e m o tiv a . T écn ica del m odelo cognitivo, postulada por E llis,
la cu al ev alú a cad a ev en to de in teracció n en la fam ilia.
264 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Glosario)

Texto participante. Término aportado por White y Epston en la narrativa para


designar la historia central de la familia.
T ipografía de fam ilias norm ales. Término aportado por Kanton y Lehr
(1975) para determinar las diferentes estructuras de las familias: abiertas
(democráticas y flexibles), cerradas (autoritarias, sobreestructuradas, je ­
rárquicas y con muchas reglas) y aleatorias (se valora la individualización,
“haz lo tuyo”, hay pocas reglas y pocos límites).
Transferencia. Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los
deseos inconscientes se actualizan sobre cierto objeto, dentro de un de­
terminado tipo de relación establecida con ellos.
Triángulo perverso. Término aportado por Haley para indicar que una tríada
siempre causa problemas en el sistema social. Caplow la llama “la coali­
ción impropia” .
Verdad argum entativa. Parte de una norma establecida de antemano, la cual
se aplica a un caso particular con el fin de obtener un resultado concreto;
es normativa, canónica y se apoya en verdades establecidas con anteriori­
dad al razonamiento mismo.
V erdad contextual. De acuerdo con las ciencias naturales y sociales de las
últimas décadas, autoconocimiento de que las diferencias específicas en­
tre un método de conocimiento y otro dependen en gran medida de los
elementos retóricos de cada estrategia de construcción.
V erdad epifánica. La verdad que se revela en la relación terapéutica sobre
un texto del paciente, la verdad de la familia, su historia central. Sustento
de la narrativa más convencional donde su estructura está organizada en
una sola verdad necesaria, la verdad que se revela en el momento de la
conclusión.
Verdad herm enéutica. Interpretación de la historia central, por cada uno de
los miembros de la familia.
V erdad m onista. Idea de que la verdad y la realidad son una. ■
Zailü¿j¿ i

Evolución de la terapia familiar

Modelo Modelo Modelo Modelo


Psicoanalftico Estratégico Cognitivo Estructural

P: Propone la P: La fam ilia debe P: Se enfoca en P: Se basa en el


existencia de determinar lo que las experiencias hecho de desviar y
procesos ocurre en la sesión cognitivas minimizar las
inconscientes que terapéutica. negativas y en el funciones de reto y
influencian la Se basa en la escaso alimentación de los
conducta humana. idiosincrasia de la reforzamiento de síntomas
Se centra en familia, no en experiencias presentes, y la
motivaciones de etiquetarla. positivas, siendo necesidad de
defensa. Establece Le interesa la éstas la causa de sacudir a la familia
una teoría del personalidad pero la falta de hacia afuera de la
desarrollo humano. no su desarrollo. interacción social mala interacción
Es individual o dentro de la establecida.
grupal. PPA: Existe un familia.
paciente PPA: Toda la
PPA: Existe un identificado. PPA: Toda la familia se modifica
paciente familia se modifica al cambiar los
identificado.
TEM: Presente. a causa del roles y jerarquías.
T: Es activo, cambio en el
TEM: Pasado. esquema. TEM: Presente.
propone, dirige y
T: Es observador y participa; hay T: Es observador,
TEM: Presente.
no participa; hay jerarquías. analizador,
jerarquías y T: Es afectivo, hipotetizador,
estructura. comprensivo, directivo y activo
jerárquico, dentro del núcleo
directivo y se familiar; señala
involucra. limitantes. Modelo
sistémico.

265
266 * T erap ia fa m ilia r: M o d e lo s y té c n ic a s (A n e x o 1)

Evolución de la terapia familiar (continuación)

M o d e lo B re ve M o d e lo d e la M o d e lo M avI mI a
WOCMIO 1
E s c u e la d e M ilá n p o s t-M llá n C o n s tn ic tfv ls ta

P: El objetivo es P: Se deriva de las P: Se deriva de las P: Escuela


solucionar el teorías de teorías de pragm ática de
problem a en el sistemas, sistemas, tradición
m enor tiem po cibernética y cibernética y posmoderna, que
posible (máxim o com unicación. comunicación. parte del hecho de
diez sesiones), Percibe al mundo Percibe al mundo que existen
concentrando la com o un sistem a como un sistema percepciones
atención en el de patrones e de patrones e diferentes. Su meta
problem a información. información. es resolver los
principal actual Considera que el Considera que el problem as de la
y buscando cuál proceso mental proceso mental fam ilia y es ésta
es el mínimo requiere de requiere de quien debe luchar
cam bio cadenas circulares cadenas circulares contra ellos. La
necesario para y no de causa- y no de causa- observación del
dicha solución. efecto. efecto. Valora el terapeuta no es
PPA: Toda la Su valoración nivel social e 100% objetiva.
em pieza desde el individual. Realiza un gran
familia.
mom ento de la énfasis en el
TEM: Presente. PPA: Toda la
llamada. significado. La meta de
fam ilia; 1a sesión.
T: Es oportuno, la terapia es pasar
PPA: Algunos de TEM: Presente.
flexible, la fam ilia. de com portam ientos
mediador, da T: Es afectivo, a significados. Tiene
tiem pos, se
TEM: Presente. una connotación
neutral,
adapta a la T: Es afectivo, com prensivo; positiva y analiza Ja
fam ilia; no hay reactivo, utiliza paradojas y com unicación. No
jerarquías. com prensivo; preguntas etiqueta ni tiene
Puede ser uno utiliza paradojas y circulares, clarifica niveles.
o más. preguntas la información, PPA: Toda la familia.
circulares, clarifica connota
la inform ación, positivam ente y TEM: Presente y
connota observa con un futuro.
positivam ente, grupo de T: Es respetuoso,
hipotetiza y coterapeutas que oyente, amigo y
observa. Se intervienen cuando consejero, no
trabaja con un lo desean. jerárquico, ni experto;
grupo de no tiene una realidad
observadores objetiva y actúa de
neutrales, tienen acuerdo a su
tiem pos definidos consciencia.
de intervención.

Código:
P: Principios.
PPA: Posible paciente identificado.
TEM: Tem poralidad.
T: Papel del terapeuta.
Zuitíwv:

L a s gráficas que se presentan en este anexo representan la búsqueda y la


evolución, así como la epistem ología de los distintos modelos para la terapia
familiar, incluidos en este libro. Se resaltan sus diferencias y similitudes, siem­
pre de m anera incluyente.
Las diferencias que se resaltan en estos cuadros siguen el lincam iento glo­
bal de cada m odelo indicando con esto que podrán tener la flexibilidad, así
com o el criterio personal de cada terapeuta en su aplicación. Dicho criterio
podrá dar a los futuros terapeutas una visión más am plia de la terapia fam i­
liar, donde la aplicación de las técnicas no necesariam ente será rígida en su
conceptualización. Esto significa que un buen terapeuta aplicará todos los m o­
delos y técnicas en su repertorio con el fin de adecuar las técnicas a sus pa­
cientes y no los pacientes a su técnica.
La preparación de futuros terapeutas, así como la evaluación y supervi­
sión de su práctica, representa un cam po de sum a im portancia en el presente
y el futuro para la terapia fam iliar. Para esto es necesario saber qué m odelo y
técnica es efectiva para cada fam ilia y por qué es posible aplicarla, el tera­
peuta ortodoxo está cam biando cada día más la posición holística, donde las
técnicas van tom ando lo m ejor de cada m odelo de acuerdo a la situación a
tratar. A ferrarse al pasado será negar la evolución propia que tiene y tendrá
cada fam ilia en su ciclo norm al de vida.
M étodos y criterios novedosos están siem pre siendo aplicados dentro de
este excitante y evolutivo cam po de la terapia fam iliar. Este creciente desa­
rrollo está acom pañado de un sinfín de autores, filosofías y publicaciones que
enriquecen cada día más esta profesión.
Existe tam bién una gran relación entre supervisión y curación: es hora de
em pezar a entender e integrarse con la terapia como un todo; estas gráficas
perm iten hacer una com paración de sim ilitudes y diferencias. Sin embargo,
éstas son indispensables para el cam po de la supervisión, así como en la posi-

267
268 • Terapia fam iliar: Modelos y técnicas (Anexo 2)

bilidad de curación de las fam ilias que asisten a terapia. Perm iten al supervi­
sor y al terapeuta definir, identificar o identificarse con algunas o todas las
posturas de los diferentes m odelos vistos en esta obra.

Algunos de ellos son:


1. Posición de interacción del terapeuta con la familia.
2. Posición verbal del terapeuta con la familia.
3. Posición del terapeuta con respecto a la estructura fam iliar y su orga­
nización.
4. Posición del terapeuta con respecto a la duración y lugar del tratamiento.
5. Posición de interacción del terapeuta con el problema.
6 . O bjetivos finales del tratam iento o la terapia.
C u a d ro 1. P osición d e in tera c ció n del te ra p e u ta con la fam ilia
Modelos de terapia familiar

SISTEMA FAMILIAR INTERNO

MOVIMIENTO FEMINISTA
(MRI) COMUNICACIÓN

PSICOEDUCACIONAL
TERAPIA ENFOCADA

EXTERNALIZACIÓN
PSICO ANALÍTICO

A SOLUCIONES
ESTRUCTURAL
ESTRATÉGICO

POST-MILÁN

NARRATIVA
O
O
O
z
H
<
O

1. Liderazgo ante la familia. no SÍ sí sí no sí no no sí no no no

2. Apoyo y consejo. no sí sí sí no sí sí no sí no no no

3. Interpreta el comportamiento pasado. sí no no no no no no sí sí sí sí no

Anexo
4. Manipula el medio ambiente. no SÍ sí sí no sí sí no sí no no no


269
5. Establece objetivos claros. no sí sí sí no sí sí sí sí no sí no
i i i
270 • Terapia familiar: Modelos y técnicas (Anexo 2)

C0 CO
■o O T3
NARRATIVA CO CO
c CO c

co CO
4—o*
■O "O
MOVIMIENTO FEMINISTA CO co
c c CO

co CO
SISTEMA FAMILIAR INTERNO ■O o ■o
(0 CO
c co c

co co
PSICOEDUCACIONAL o ■O "O
CO CO
CO c c

CO
!r ■O o o
EXTERN ALIZACIÓN CO 4-^ 4-^
Cuadro 2. Posición verbal del terapeuta con la familia

g
c CO CO

med.
CO
í TERAPIA ENFOCADA •D o
co
A SOLUCIONES c "co
i
&
CO CO
■3 ESTRUCTURAL o
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5 POST-MILÁN CO ^ CO
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(MRI) COMUNICACIÓN o *D *D
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CN¡ CO
C u a d ro 3. P o sic ió n del te ra p e u ta con res p e c to a la 'e s tru c tu ra fa m ilia r y su o rg a n iz a c ió n

Modelos de terapia familiar

SISTEMA FAMILIAR INTERNO

MOVIMIENTO FEMINISTA
(MRI) COMUNICACIÓN

TERAPIA ENFOCADA

PSICOEDUCACIONAL
EXTERNALIZACIÓN
PSICOANALÍTICO

A SOLUCIONES
ESTRUCTURAL
ESTRATÉGICO

POST-MILÁN

NARRATIVA
1. Ordenado. nada COGNITIVO
alto alto alto nada alto alto alto alto nada nada alto
2. Relajante. alto nada med. alto alto nada alto alto alto alto alto alto
3. Cercana flexible. alto nada nada med. alto alto alto alto alto alto alto alto
4. Com parte roles. nada nada nada nada nada alto nada nada nada nada alto alto
5. Claro liderazgo. nada alto alto alto nada alto nada nada alto nada nada nada
6. Claridad en tareas y roles. nada alto alto alto alto alto alto alto alto alto alto nada
7. Maneja los límites. alto med. alto alto nada alto nada nada alto nada nada nada
8. Maneja jerarquías. alto med. alto alto nada alto nada nada alto nada nada nada

Anexo •2 7 1
9. Com parte decisiones de la familia. alto nada nada med. alto alto alto alto alto alto alto alto
10. Modifica la estructura familiar. nada alto alto med. nada alto nada med. alto nada alto nada
11. Define la estructura. nada alto alto med. nada alto nada alto alto nada alto nada
12. Analiza la estructura. alto alto alto alto nada alto alto nada alto nada alto med.
13. Modelo de fam ilia normal (existe). alto alto alto alto nada alto nada nada nada nada nada nada
272
C u a d ro 4. P o sició n del te ra p e u ta con re s p e c to a la d u ra c ió n y lu gar del tra ta m ie n to
Modelos de terapia familiar


Terapia fam iliar: Modelos y técnicas
SISTEMA FAMILIAR INTERNO

MOVIMIENTO FEMINISTA
(MRI) COMUNICACIÓN

PSICOEDUCACIONAL
TERAPIA ENFOCADA

EXTERNALIZACIÓN
PSICOANALÍTICO

A SOLUCIONES
ESTRUCTURAL
ESTRATÉGICO

POST-MILÁN

NARRATIVA
8
O
z
-1
<
o

1. Tiempo breve y se determina


el número de sesiones. nada alto alto alto alto alto alto alto nada nada alto alto

2. Tratam iento en consultorio. alto med. bajo* alto bajo* alto alto alto bajo* alto alto alto

3. Tratamiento en casa de la familia. nada alto alto alto nada alto nada nada alto nada nada nada

4. Un terapeuta. alto alto alto alto alto alto alto alto nada alto alto alto

5. Varios terapeutas. alto* nada alto* alto alto* alto nada nada alto* nada nada nada

(Anexo 2)
6. Tarea para el hogar. nada alto alto alto nada alto nada nada alto alto ! nada alto

* S e tr a b a ja g e n e r a lm e n te a nivel in stitu c io n a l,
t Im plica la p a rtic ip a c ió n d e un c o te r a p e u ta .
t In v o lu c ra a u n g ru p o d e te r a p e u ta s .
Cuadro 5. Posición de interacción del terapeuta con el problem a
Modelos de terapia familiar

SISTEMA FAMILIAR INTERNO

MOVIMIENTO FEMINISTA
(MRI) COMUNICACIÓN

PSICOEDUCACIONAL
TERAPIA ENFOCADA

EXTERNALIZACIÓN
PSICOANALÍTICO

A SOLUCIONES
ESTRUCTURAL
ESTRATÉGICO

POST-MILÁN

NARRATIVA
o
o
o
z
H
<
O

1. Formar una nueva realidad


a la familia. nada alto alto alto alto alto alto nada alto alto alto alto

2. Se busca la causa del problema. alto nada nada nada nada nada nada alto nada alto nada nada

3. Importancia del problema en


el pasado. alto nada nada alto nada nada alto alto alto alto nada ; nada

4. Redefinir el problema. alto alto alto alto alto alto alto alto nada alto alto alto

Anexo
5. Cambiar la secuencia que mantiene
el problema. nada alto alto alto alto alto alto alto alto nada alto alto


273
6. Enfocarse en la solución, no en la
causa del problema. nada alto alto alto alto alto alto alto nada nada alto alto
274 • Terapia familiar: Modelos y técnicas
C u ad ro 6. O bjetivos fin ales del tra ta m ie n to o la terapia
Modelos de terapia familiar

SISTEMA FAMILIAR INTERNO

MOVIMIENTO FEMINISTA
(MRI) COMUNICACIÓN

PSICOEDUCACIONAL
TERAPIA ENFOCADA

EXTERNALIZACIÓN
PSICOANALÍTICO

A SOLUCIONES
ESTRUCTURAL
ESTRATÉGICO

POST-MILÁN

NARRATIVA
COGNITIVO
1. Solución a problemas pasados. alto nada nada nada nada nada nada alto nada alto nada alto
2. Aumentar la autoestima. med. nada nada nada alto nada alto nada nada alto alto alto
3. Clarificar la comunicación. nada nada nada alto alto alto alto alto alto alto alto alto
4. Modificar la estructura del sistema
familiar. nada alto alto alto nada alto nada nada alto nada alto nada
5. Aceptar la realidad familiar. alto nada nada alto alto nada alto alto nada alto nada alto
6. Modificar la realidad de la familia. med. alto alto nada nada alto nada nada nada nada alto nada

(Anexo 2)
7. Modificar el contorno físico de la
familia. nada alto alto nada nada alto nada nada alto alto nada nada
8. Analiza la personalidad de los
miembros de la familia. alto nada alto nada nada nada nada nada nada nada nada nada
litL L u iia tL Ítti

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Esta obra ha sido publicada por
Editorial El Manual Moderno, S.A. de C. V.,
y se han terminado los trabajos de esta
cuarta reimpresión de la primera edición el
1 de abril del 2005
en los talleres de
Litzoe, S.A. de C.V.,
Escuela Naval Militar núm. 24A, int. 103,
Col. San Francisco Culhuacán
México, D.F.

4a. reimpresión, 2005

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