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político sea insusceptible de control jurisdiccional, carácter sólo concebible en los actos

institucionales. Esta falla de sistemática jurídica ha influido considerablemente en la noción

conceptual y en el régimen aplicable al acto de gobierno o político.

Las dificultades para establecer cuáles actos son de "gobierno" o "políticos" y cuáles son

actos "administrativos", obedecen a que el acto político o de gobierno contemplado por el

derecho administrativo, y el "acto administrativo", son expresiones de voluntad

provenientes del mismo órgano estatal: el Ejecutivo. Esa identidad orgánica en lo que

respecta al origen del acto, obliga a centrar la distinción prescindiendo de ese punto de

vista.

Desde que surgió la noción de acto de "gobierno" o "político" fueron sucediéndose

diferentes criterios para expresar el concepto del mismo.

En un primer momento, para dar la noción de acto de gobierno, y explicar su existencia, se

recurrió a la llamada "teoría del móvil político". De acuerdo a ella, acto de gobierno es el

que se inspira en un móvil político. Implicaba un criterio harto peligroso, pues basábase en

la arbitrariedad: bastaba que el emisor del acto invocase que tal emisión obedecía a un

móvil político para que el acto fuese tenido como de "gobierno", con la consecuencia de no

admitirse su enjuiciamiento ante el órgano jurisdiccional. Ello contrariaba los postulados

del Estado de Derecho, que, por principio general, exige juridicidad y excluye la

arbitrariedad. Un acto "administrativo" no perderá su carácter de tal por el simple hecho de

que su emisión haya obedecido a consideraciones de orden político (1288) . Esta

concepción fue abandonada por el Consejo de Estado de Francia en el lapso 1872-1875,

resultando ajena al derecho administrativo actual (1289) . La doctrina contemporánea

rechaza unánimemente la teoría del "móvil político" como característica del acto de

gobierno, pues, como dijo un autor, eso "es erigir la razón de Estado en teoría jurídica. No

hay abuso de poder que no pueda así defenderse" (1290) .

Rechazada la teoría del móvil político, se trató de caracterizar el acto de gobierno

recurriendo a otros conceptos.


Algunos autores consideran actos de gobierno ciertas decisiones del Poder Ejecutivo que,

sin subordinarse en principio y a ley alguna, son dictadas en defensa de la seguridad o

defensa del Estado, de sus instituciones y de la Constitución. Trataríase de medidas de alta

policía (1291) . Esta noción se basa en la "naturaleza" del acto y en lo esencial de la

actividad a que el mismo se refiere. Habría ahí función de dirección y no precisamente de

ejecución, ya que esta última función no sería de "gobierno", sino de "administración". Se

ha dicho que esta doctrina no ofrece una base suficientemente firme y clara para explicar la

naturaleza de los actos de gobierno, dado que no es fácil deslindar con precisión dónde

termina el "gobierno" y dónde principia la "administración" (1292) . Sólo frente al caso

particular podría darse una solución concreta.

Se ha negado que el acto de gobierno derive automáticamente de la "naturaleza" de las

cosas, por cuanto la existencia de una función gubernamental, distinta de la administrativa,

Desde antaño expusiéronse criterios tendientes a demostrar cuándo hay función

gubernamental y cuándo función administrativa; así, Ducrocq fundó tal diferencia

sosteniendo que la función gubernamental es la que deriva directamente de la ejecución de

la Constitución, en tanto que la función administrativa es la que deriva de la ejecución, no

de la Constitución, sino de la legislación (1294) . Pero este criterio, aunque aceptado por un

reducido sector de autores, es rechazado por la doctrina prevaleciente, pues, de acuerdo al

mismo, todos los "actos administrativos" que, en ejecución directa de sus potestades

constitucionales, emita el Presidente de la República serían "actos de gobierno", lo que es

inaceptable (1295) .

Para otros autores lo que caracteriza al acto de gobierno y lo distingue del acto

administrativo es su "finalidad" (que no debe confundirse con la vieja y arbitraria teoría del

"móvil político") (1296) , diferencia que implica un reflejo de los conceptos de "gobierno"

y "administración": el primero es dirección, impulso; la segunda es "acción

complementaria", "acción subordinada". Gobierno es, entonces, la alta dirección, la

impulsiónque parte del centro para activar los negocios en el sentido de una buena política
y del interés general. La acción complementaria de "gobierno", subordinada al mismo, es

"administración" (véase el tomo 1º de la presente obra, nº 4 y nº 6, in fine). Pero si es fácil

dar una noción general de "gobierno" que lo distinga de "administración ", las cosas no

resultan tan fáciles cuando en el caso concreto deba determinarse si el acto en cuestión es

político o administrativo (1297) .

No faltó quienes pretendieron distinguir el acto político o de gobierno del acto

administrativo, sosteniendo el carácter "discrecional" del primero. Este criterio fue

objetado, pues no es posible considerar como actividad de gobierno toda la actividad

administrativa discrecional, y confundir los actos de gobierno con los actos discrecionales

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