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China normalizó la Jornada de la Bestia, 996, para incrementar la

productividad y minimizar el tiempo «libre». Por cuenta de la


informalidad, la virtualidad y el acoso laboral estructural, esa inhumana
tendencia es global; y, mientras la Comisión Permanente de
Concertación de Políticas Laborales acaso atiende al conflicto detonado
por el Mínimo, la OIT reporta que mueren más personas por «culpa» del
trabajo que las guerras.

La mayoría debe salir de casa antes del amanecer, y regresa tras el


anochecer; las fábricas y oficinas ocultan la luz solar, y la humanidad se
marchita atestiguando cómo se «gana la vida», pues el costo-beneficio
del esfuerzo individual está corrompido, y la responsabilidad social refleja
pérdidas.

Una versión de esa distopía puede distinguirla en Bullshit Jobs (2018),


donde etiquetan nuestros trabajos como: «Lacayos», porque sólo existen
para que otros parezcan importantes; «Esbirros»; «Kafkianos», reducidos
al absurdo; «Mitológicos», cuyas habilidades y méritos son ficticios; y
«Burocráticos», que dirigen o reproducen a los antedichos.

Disfuncional, esa división del trabajo sobrevivió a la administración


científica. Además, cómplices de semejante mediocridad, preferimos ser
parte de la estafa para no parecer vagos y, cuanto menos, ser parte de la
desvirtuada clase media.

Cualquiera con experiencia en valoración de cargos podría reconocer que


las diferencias salariales y entre jornadas laborales son arbitrarias, y
sustentan una falsa superioridad moral, intelectual o contributiva. Así
mismo, quien entienda lo que promete la Cuarta Revolución Industrial,
debería promover la Tasa Plena de Desempleo.

Si su Ego se incomoda, recomiendo que en Utopías para Realistas lea


“Por qué no compensa ser banquero” (Bregman, 2014), donde exponen
las vergüenzas del sector financiero, absolutamente prescindible,
mientras que una huelga de recolectores de basura trastornaría todo.

Tras la aparente pulcritud del traje o uniforme, los Maquiavélicos


encartan a los demás con créditos, consumos y sabotajes innecesarios.
Deshumanizados, sin vocación de servicio, renuncian a la oportunidad de
conocer Historias de Usuarios, cuya experiencia usualmente revela más
cercanía de la que presupone tener ocupaciones diferentes, o vivir en
estratos distantes.
Esas narrativas permitirían reconectarnos y desarrollar habilidades
blandas, tan necesarias como despreciadas en cada época. Desarchive a
sus colaboradores, y motívelos a seguir las pautas que desde el año 2000
propuso Dinamarca mediante las Bibliotecas Humanas, voluntarias y
gratuitas (http://humanlibrary.org/).

Tal como sucede con las donaciones de sangre, pueden ofrecer


refrigerios mientras canalizan emociones, intercambian percepciones y
extraen reflexiones, para revitalizar su gestión. Esta iniciativa de diálogo,
para cultivar empatía y solidaridad, también se estableció en Canadá,
Islandia y Noruega, entre otros países que están mejor que Colombia en
cada escalafón socioeconómico, como el World Happiness Report.

Termino recomendando, especialmente a quienes se sienten mal con su


trabajo, la investigación Boring People (Personality and Social
Psychology Bulletin, 2022): las personas menos interesantes y los trabajos
más aburridos «pertenecen» al Gremio Financiero: analistas de datos,
contables y oficinistas.

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