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INTRODUCCION.

DISCURSO SOCIAL Y SU ANÁLISIS


BAUMAN, Z. (2011) Vida de consumo.

Bauman toma tres casos al azar para analizar hábitos de una sociedad cada vez más inalambrica.
caso 1: un artículo del diario The Guardian publicaba que “en los últimos doce meses, las ‘redes
sociales’ de Internet han pasado de ser el boom del futuro a ser el boom del presente”.
“al menos el 40% de los que encabezan los ranking de este año habrán desaparecido a esta misma
altura del año que viene”.
Este gran boom de las redes sociales hacen que “El lanzamiento de un nuevo sitio web de redes
sociales sea como la inauguración de un bar en un barrio de la ciudad” y eso se convierte en una
interminable carrera de postas en busca del lugar “más de onda”, del que “habla toda la ciudad”, el
lugar en donde “todos los que son alguien tienen que estar”.
Los sitios de “redes sociales” se esparcen con mucha velocidad. De la noche a la mañana, han dejado
de ser una opción entre tantas otras para convertirse en el destino obligado de jóvenes. Pueden
jactarse, y con razón, de haber satisfecho una necesidad real, urgente y muy extendida. ¿Y de qué
necesidad se trata? “En el corazón de las redes sociales está el intercambio de información personal.”
Los usuarios están felices de poder “revelar detalles íntimos de sus vidas íntimas”, “de dejar asentada
información verdadera” e “intercambiar fotografías”.
Sólo la “muerte social” aguarda a esos pocos que todavía no han logrado subirse a Cyworld, líder de
la cultura del “mostrar y decir”.
Esta nueva afición por la confesión pública no puede ser explicada meramente y en ningún plano por
factores “propios de la edad”. Eugène Enriquez ha resumido recientemente el mensaje que debe
extraerse de la abrumadora y creciente evidencia proveniente de todos los estratos del moderno
mundo líquido de los consumidores:
Siempre y cuando uno no olvide que lo que antes era invisible -la cuota de intimidad de cada uno, la vida
interior de todos– ahora es expuesto en la escena pública (sobre todo en la televisión, pero también en la
escena literaria), uno comprenderá que quienes procuran la invisibilidad están condenados al rechazo, a la
exclusión, condenados a ser sospechosos de algún crimen. La desnudez física, social y psíquica está a la orden
del día.
Las artes de una sociedad confesional (una sociedad que se destaca por haber borrado los límites que
separaban lo privado de lo público, por haber convertido en virtudes y obligaciones públicas el hecho de
exponer abiertamente lo privado).

Caso 2: Otro artículo de The Guardian dice que “las empresas utilizan sistemas informáticos para maltratar
más eficientemente al cliente de acuerdo con el valor que ese cliente tenga para la compañía”.
Los ejecutivos que ya tenían la desesperante necesidad de clasificar la creciente horda de usuarios que llaman
por teléfono y de hacer más expeditiva la aplicación de tácticas divisivas y exclusivistas que ya existían,
encontraron otro camino. “en realidad la tecnología sólo toma los procesos que ya están en marcha y los hace
más eficientes”, o sea instantáneos y automáticos, para ahorrarles a los empleados de la compañía la
engorrosa tarea de recopilar la información, examinar los registros, evaluar y decidir individualmente ante cada
llamada, así como la responsabilidad por las posibles consecuencias.
Un dispositivo-tamiz cuya función primordial sería la de eliminar a los indeseables y conservar a los de siempre.
Para eliminar a los “consumidores fallados”, gente con poco efectivo, poco crédito o poco entusiasmo por
comprar, y de todas formas inmune a los encantos del marketing. Como resultado de esta selección negativa,
sólo los jugadores con recursos y ambición son bien recibidos en el juego del consumismo.
Caso 3: Charles Clarke, ministro del Interior británico, había anunciado un nuevo sistema de inmigración
“basado en puntaje”, destinado a “atraer a los más brillantes y mejores” y, por supuesto, a repeler y mantener
a distancia a todos los demás. Con respecto afirmaba el mandatario “Nos permitirá garantizar que vengan al
Reino Unido sólo aquellos con las habilidades que el país necesita, y a la vez impedir que se presenten quienes
carecen de ellas”.

Tres casos tomados de secciones diferentes de los diarios y en principio pertenecientes a diferentes ámbitos de
la vida, cada uno regido por su propio sistema de normas. Casos en apariencia tan disímiles, que afectan a
personas de tan diversa edad e intereses, sin embargo, existe un motivo que los conecta, y uno de los más
poderosos.
Los colegiales y colegialas que exponen con avidez y entusiasmo sus atributos con la esperanza de llamar la
atención y quizás ganar algo de ese reconocimiento y esa aprobación que les permitiría seguir en el juego de la
socialización; los clientes potenciales que necesitan expandir su nivel de gastos y límite crediticio para ganarse
el derecho a un mejor servicio; los futuros inmigrantes que se esmeran en conseguir pruebas de que son útiles
y necesarios para que sus postulaciones sean consideradas: estas tres categorías de personas, en apariencia
tan distintas, son instadas, empujadas u obligadas a promocionar un producto deseable y atractivo, y por lo
tanto hacen todo lo que pueden, empleando todas las armas que encuentran a su alcance, para acrecentar el
valor de mercado de lo que tienen para vender. Y el producto que están dispuestos a promocionar y poner en
venta en el mercado no es otra cosa que ellos mismos.
Ellos son, simultáneamente, los promotores del producto y el producto que promueven. Son, al mismo tiempo,
encargados de marketing y mercadería, vendedor ambulante y artículos en venta.
El examen que deben aprobar para acceder a los tan codiciados premios sociales les exige reciclarse bajo la
forma de bienes de cambio, vale decir, como productos capaces de captar la atención, atraer clientes y generar
demanda.

Kracauer un pensador de la década de 1920 señalaba que:


El éxito de los salones de belleza surge en parte de preocupaciones existenciales, y el uso de productos de
belleza no siempre es un lujo. Por temor a ser descartados por obsoletos, tanto las damas como los caballeros
tiñen su cabello, mientras que los cuarentones se dedican a hacer deporte para mantenerse delgados.

Por otro lado Habermas, con el beneficio que implica escribir retrospectivamente en el momento en que la
sociedad de productores ya tocaba a su fin, expuso que la función principal, de hecho la razón de ser del
capitalismo, era la “transformación del capital y del trabajo en mercancía, en bienes de cambio”. Señaló que la
reproducción de la sociedad capitalista se consuma en la repetición de infinitos encuentros transaccionales
entre el capital en el rol de comprador y el trabajo en el rol de producto.
La mayoría de los Estados nación hoy abocados a la transformación del capital y el trabajo en mercancía se
encuentran en déficit de energía y de recursos, déficit resultante de la exposición de los capitales locales a la
durísima competencia generada por la globalización del capital, el trabajo y los mercados de materias primas, y
por la difusión a escala planetaria de nuevas formas de producción y comercialización.
El Estado se empecina en socavar la capacidad y voluntad del capital de comprar trabajo, haciendo lo imposible
por mantener bajos los “costos laborales”, desmantelando los mecanismos de negociación colectiva y de
estabilidad laboral e imponiendo barreras legales a las acciones defensivas de los sindicatos. Es un Estado que
la mayoría de las veces financia la insolvencia de las empresas con gravámenes a las importaciones y subsidios
que garantizan los dividendos de los accionistas a través del pago de comisiones gubernamentales con fondos
públicos. “Subsidiar a empresas con dinero del gobierno cuando los precios del petróleo y el gas están por las
nubes es totalmente indefendible.”
Es sobre todo la retransformación del trabajo en producto la que más ha sido afectada hasta ahora por los
procesos gemelos de desregulación y privatización. Esta tarea ha sido exonerada de toda responsabilidad
gubernamental directa debido, totalmente o en parte, a la tercerización a manos de empresas privadas del
marco institucional imprescindible para la provisión de los servicios esenciales que permiten que el trabajo sea
vendible.
Así que la tarea general de preservar en masse las cualidades que hacen del trabajo algo vendible se convierte
en preocupación y responsabilidad de individuos, a quienes hoy por hoy tanto políticos como publicistas
alientan y arrastran a hacer uso de sus mejores cualidades y recursos para mantenerse en el mercado.

Un nuevo término, “lastre cero” para referirse a los empleados que, sin importar los incentivos económicos,
cambiaban de empleo con total facilidad. En la actualidad se ha convertido en sinónimo de “sin compromisos u
obligaciones”.
El empleado ideal sería una persona que no tenga lazos, compromisos ni ataduras emocionales preexistentes y
que además las rehúya a futuro. Una persona dispuesta a aceptar cualquier tarea y preparada para reajustar y
reenfocar instantáneamente sus inclinaciones, abrazar nuevas prioridades y abandonar las ya adquiridas lo
antes posible.
El mercado de trabajo es tan sólo uno de los mercados de bienes de cambio en los que están inscritas las vidas
individuales. El precio de mercado de la mano de obra es apenas uno de los muchos mercados de precios que
hay que atender, controlar y sopesar para la consecución de los objetivos individuales. Todos estos mercados,
sin embargo, se rigen por las mismas reglas.
Primero, el destino final de todos los productos en venta es el de ser consumidos por compradores. Segundo,
los compradores desearán comprar bienes de consumo si y sólo si ese consumo promete la gratificación de sus
deseos. Tercero, el precio que el cliente potencial en busca de gratificación está dispuesto a pagar por los
productos en oferta dependerá de la credibilidad de esa promesa y de la intensidad de esos deseos.

Es evidente que la pretendida soberanía que se adjudica habitualmente al sujeto que ejerce su actividad de
consumo está en cuestión y es puesta en duda permanentemente.
En un extremo, los consumidores son tratados como cualquier cosa salvo como entes soberanos: son
seducidos, arrastrados y manipulados por fuerzas, pero siempre e invariablemente externas y ajenas. En el otro
extremo, la apariencia del consumidor parece englobar la suma de las virtudes que la modernidad apaña:
racionalidad, sólida autonomía, inquebrantable capacidad de decisión y autoafirmación.
Los consumidores son aislados y considerados aparte del universo de sus potenciales objetos de consumo. En
la mayoría de estas descripciones, el mundo creado y sostenido por la sociedad de consumidores está
netamente dividido entre cosas elegibles y electores, los productos y sus consumidores: cosas a ser
consumidas y humanos consumidores. Sin embargo, la sociedad de consumidores es lo que es precisamente
porque no es así en absoluto. Lo que la singulariza y distingue de otros tipos de sociedad es justamente que las
divisiones antes mencionadas son borrosas, y finalmente terminan por borrarse.
En la sociedad de consumidores nadie puede convertirse en sujeto sin antes convertirse en producto, y nadie
puede preservar su carácter de sujeto si no se ocupa de resucitar, revivir y realimentar a perpetuidad en sí
mismo las cualidades y habilidades que se exigen en todo producto de consumo. La “subjetividad” del “sujeto”,
o sea su carácter de tal y todo aquello que esa subjetividad le permite lograr, está abocada plenamente a la
interminable tarea de ser y seguir siendo un artículo vendible. La característica más prominente de la sociedad
de consumidores es su capacidad de transformar a los consumidores en productos consumibles, o más bien de
disolverlos en un mar de productos.
“ser famoso” no es más, ni menos que ser exhibido en la portada de miles de revistas y en millones de
pantallas, ser visto, mirado, ser tema de conversación, y por lo tanto, presuntamente deseado por muchos.
“Los medios no son todo en la vida”, observa Germaine Greer, “pero casi… En la era de la información, la
invisibilidad es sinónimo de muerte”.
Debajo de esa fantasía de fama hay otro sueño, el sueño de convertirse en un producto admirado, deseado y
codiciado, un producto muy comentado.
La impresión de que la mano de obra era lisa y llanamente una mercancía sólo podía ser una grosera
tergiversación del verdadero estado de las cosas, a saber, que la “fuerza de trabajo” no puede ser comprada o
vendida por separado de sus poseedores. A diferencia de otras mercancías, los compradores no pueden
“llevarse a casa” su adquisición.
compromete inevitablemente a poseedores y a compradores de fuerza de trabajo en un vínculo mutuo de
cerrada interdependencia. En el mercado laboral, de cada transacción comercial nace una relación humana,
cada contrato de trabajo es una nueva refutación del fetichismo de la mercancía, y en el balance final de cada
transacción abundan las pruebas de la falsedad de este concepto y de la decepción y frustración a las que
conduce.
Y si fue el fetichismo de la mercancía el encargado de ocultar la esencia tan humana de la sociedad de
productores, es ahora el turno del fetichismo de la subjetividad, que se ocupa de ocultar esta realidad
transformada en mercancía tan característica de la sociedad de consumidores.
La “subjetividad” de los consumidores está hecha de elecciones de consumo, elecciones tanto del sujeto como
de potenciales compradores del sujeto en cuestión: su descripción se parece a una lista de supermercado. Lo
que supuestamente es la materialización de la verdad interior del yo no es otra cosa que una idealización de las
huellas materiales –cosificadas– de sus elecciones a la hora de consumir.

Citas en línea
Está claro que quienes recurren a las agencias de Internet en busca de ayuda han sido malcriados por el
facilismo del mercado de consumo, que promete hacer de cada elección una transacción segura y única, que
no genera obligaciones a futuro; un acto “sin imprevistos”, “sin ulteriores gastos”, un gesto “no vinculante” por
el que “nunca nadie lo llamará”.
Los clientes habituales de las agencias de citas por Internet, engolosinados por las prácticas del mercado, no se
sienten nada cómodos en compañía de seres humanos de carne y hueso.
Al representar el papel de objetos con suficiente realismo como para ser creíbles, los productos de mercado
proporcionan y renuevan eternamente el terreno epistemológico y praxiológico para el “fetichismo de la
subjetividad”.
Una actuación interpretada como “vida real”, pero en la cual el paso del tiempo desplaza a la vida real hasta
hacerla desaparecer sin la menor posibilidad de reaparición. Y así, a medida que esas necesidades de la vida
que alguna vez sólo se obtenían con esfuerzo y sin el lujo de la intermediación de las redes comerciales se
fueron convirtiendo en productos también los cimientos del “fetichismo de la subjetividad” se fueron
ensanchando y asentando. “Compro, luego existo…”.
Al igual que el fetichismo de la mercancía que asolaba a la sociedad de productores, el fetichismo de la
subjetividad propio de la sociedad de consumidores también está basado en una ilusión.
La sociedad de consumidores desvaloriza la durabilidad, equiparando lo “viejo” con lo “anticuado”, lo inútil y
condenado a la basura. El fetichismo de la subjetividad se mantiene vivo y sigue siendo creíble, a pesar de la
interminable serie de desengaños que produce, gracias a la alta tasa de residuos que genera y al acortamiento
del lapso entre el surgimiento del deseo y su desaparición. La sociedad de consumidores es impensable sin una
pujante industria de eliminación de residuos.
El amor exige acción, vale decir, actividades y comportamientos no rutinarios, así como atención permanente a
la naturaleza intrínseca del compañero, un esfuerzo por comprender su individualidad, y respeto. Y finalmente
tolerancia, se necesita tolerancia, conciencia de que uno no debe imponer su propia visión o ideales en su
compañero o compañera, ni interponerse en el camino de su felicidad.
El amor, podríamos decir, se abstiene de prometer un fácil tránsito a la felicidad y el sentido de la vida. Una
“pura relación” inspirada en prácticas consumistas promete que ese pasaje será fácil y directo.
Hay tres “tipos ideales”: de consumismo, de sociedad de consumidores y de cultura consumista.
Los tipos ideales no son descripciones de la realidad social, sino herramientas para su análisis y, con suerte,
para su comprensión. Su propósito es “dar sentido” a nuestra imagen de la sociedad en que vivimos. En ese
sentido, los tipos postulan que en el mundo social empírico existe mucha más homogeneidad, consistencia y
lógica que lo que nuestras experiencias diarias nos dejan entrever. Sus raíces remiten a los usos y costumbres
humanos más rutinarios, pero para lograr una visión más clara de dichas prácticas, de sus causas y razones, se
necesita una distancia que permita abarcar el conjunto, que permita que las costumbres humanas resulten más
comprensibles a los ojos de los analistas. Intento registrar el impacto del modelo consumista de interacción y
evaluación sobre varios aspectos del escenario social aparentemente inconexos, como la política y la
democracia, las divisiones sociales y la estratificación, las comunidades y sociedades, la construcción
identitaria, la producción y el uso del conocimiento, o la preferencia por diferentes sistemas de valores.

Resumen
La introduccion de "Vida líquida", aborda la noción de que en la sociedad contemporánea, la vida se ha
convertido en una experiencia caracterizada por la fluidez y la incertidumbre. Vivimos en una época en la que
las estructuras sociales y las instituciones tradicionales han perdido solidez y estabilidad, y en su lugar, hemos
presenciado la emergencia de una sociedad líquida, en la cual los lazos sociales se debilitan y la incertidumbre
se convierte en una constante .

En este contexto fluido, el consumo juega un papel central. La sociedad de consumo se caracteriza por la
promesa de satisfacción y la búsqueda perpetua de la felicidad a través de la adquisición de bienes y
experiencias. Sin embargo, el consumismo contemporáneo ha evolucionado hacia una forma más líquida y
efímera. Los objetos y productos ya no representan una posesión duradera, sino que se configurarán en meros
accesorios de un estilo de vida transitorio.

La introducción de "Vida líquida" explora cómo esta cultura de consumo se entrelaza con la vida cotidiana y
cómo afecta nuestras identidades y relaciones sociales. A medida que la sociedad de consumo evoluciona, las
personas se ven presionadas a adaptarse y mantenerse al día con los constantes cambios en las tendencias y
modas. Esto genera una constante insatisfacción y ansiedad, ya que los individuos se esfuerzan por alcanzar los
ideales de éxito y felicidad promovidos por la cultura de consumo.

Además, el consumo también desempeña un papel en la construcción de identidades. En lugar de basar


nuestra identidad en relaciones y compromisos duraderos, nos volvemos consumidores ávidos de productos y
experiencias que nos permiten expresar quiénes somos y cómo queremos ser percibidos por los demás. Sin
embargo, esta búsqueda de identidad a través del consumo es frágil y superficial, ya que está sujeta a cambios
constantes ya la insatisfacción inherente de la sociedad líquida.

DALMASSO Y FATALÁ (2010) Presentación En: El discurso social. Los límites de lo pensable y lo
decible.

La teoría del discurso social presenta algunas coincidencias con el trabajo de Eliseo Veron, ambos consideran
los discursos como hechos sociales, es decir, como lugar de la producción social del sentido.
A diferencia de Verón, sin embargo, Angenot postula la posibilidad de identificar un "conjunto de mecanismos
unificadores y reguladores que aseguran a la vez la división del trabajo discursivo y un grado de
homogeneización de las retóricas, las tópicas y las doxas transdiscursivas" al cual llama, siguiendo a Gramsci,
hegemonía discursiva.
La hegemonía establece los límites de lo decible y lo pensable en unas coordenadas sociohistóricas, por cuanto
es imposible comprender la significación de cualquier objeto si no es a la luz de la interacción simbólica global.
La historicidad de la producción de los campos discursivos que componen la topología global sólo puede
pensarse en términos de una sincronía en tiempo real, de un estado de discurso que los excede y que impone,
en términos analíticos, su desclausuramiento. Este "giro discursivo" impone a los estudios del discurso un
abandono definitivo de la inmanencia.
Así como la sociosemiótica de Verón (su teoría de los discursos sociales) se reivindica translingüística, la
pragmática sociohistórica concebida por Angenot es de vocación transdisciplinar (como dice a menudo el
autor, el analista del discurso debe ser un poco sociólogo y un poco historiador).

DALMASSO (2010) Prólogo a la edición de 1998”. En: Interdiscursividades. De hegemonías y


disidencias”

Angenot, como Bajtín, sólo concibe la aproximación al discurso desde la interdisciplinariedad, o quizá sería más
ajustado decir desde la transdisciplinariedad.
La transdisciplinariedad es el marco global en que se inscribe su pensamiento, es decir, las redes
interdiscursivas donde se nutre y a las que al mismo tiempo sirve de alimento. La aceptabilidad de su propio
discurso delata el lazo con esas raíces que, diseñan tejido que no reconoce origen, cubren el vasto campo social
y delinean su fisonomía.
El discurso social es para Angenot todo lo que se inscribe y se difunde en lugares particulares.
En la actualidad, cuando el discurso se ha constituido en objeto insoslayable de las diversas disciplinas sociales,
el análisis del discurso impone una aproximación interdisciplinaria. El enfoque sociodiscursivo, tal como lo
diseña Angenot, es el fruto de esa movilización generalizada en el campo de las ciencias sociales.
Una teoría del discurso social es una ciencia histórica y social de las maneras de conocer y de representar lo
conocido, y que esas maneras de conocer están ligadas a una función a una praxis.
Es decir, está orientada a dar cuenta de la particular construcción del mundo que opera cada sociedad y su
consecuente configuración de subjetividades. Dentro de este marco conceptual, deviene imposible
comprender la significación de cualquier objeto si no es a la luz de la interacción simbólica global.
Angenot no ignora el influjo que -mediante la imposición de modelos cognitivos y de una tópica particular-
ejerce en el discurso social de nuestros días la dinámica comunicativa a escala planetaria, posibilitada por los
prodigiosos avances tecnológicos y favorecida por el implacable juego de los poderes político- económicos.
Si bien la definición del discurso social pasa por la noción de hegemonía, no adquiere el carácter de un todo
homogéneo inalterable, sino que es concebido como una entidad compleja en la que actúan fuerzas
centrípetas pero también centrífugas que permiten su movilidad y cuyo equilibrio está asegurado por su propia
capacidad autorreguladora. Esta hegemonía discursiva no es ajena a la hegemonía cultural englobante sino que
revela uno de sus aspectos.
El discurso social tiene una triple función: óntica, axiológica y pragmática.
Angenot también se sirve de las nociones de hegemonía e ideología para dar fundamento a su posición
transdisciplinar. Pues, los discursos lingüísticos, tienen relación con discursos propios de otros lenguajes.
En la heteronomía los márgenes del sistema discursivo de una época cumplen un papel esencial, es decir la
periferia de los sectores reconocidos como legítimos. Esto expone la relación necesaria entre heteronomía y
aceptabilidad.
Angenot considera al igual que bajtin que las ideologías no son sistemas, y a través de esto revela el carácter
ideológico de los fenómenos semióticos. Althusser es uno de los que cuestiona la concepción de la ideología
como sistema resalta su carácter heterónomo e interdiscursivo, donde conviven aporías y antinomias y
germinan enfrentamientos y rupturas.
Angenot elimina la noción de ideología como sistema, y esto le permite dar cuenta de la movilidad discursiva
pues, por medio de la contrastación de los discursos salen a la luz una serie de topoï (relatos recurrentes) que
en un juego de estabilidad y movimiento, se reiteran, se renuevan, se actualizan o se adaptan.
Estrategias por las que el discurso cumple sus funciones: legitimación, persuasión, construcción de identidad,
activación del pathos y movilización.
Los topoï a su vez, construyen la argumentación-narración de los diferentes discursos, creando un sistema
explicativo global. Hilvanando razonamientos, recurriendo al sentimiento (instalado anteriormente por la
argumentación- narración) derivan en la praxis. Esa construcción de un sistema explicativo global se inscribe en
una doxa que, naturalizando sus enunciados, los dota de aceptabilidad.
Como lo afirma Angenot, ni siquiera los cursos de la periferia pueden escapar al saber hegemónico.
La labor del análisis del discurso parte de interrogarse "cómo una sociedad se conoce a sí misma y cómo
objetiva en lenguaje ese conocimiento". El análisis del discurso es una manera de conocer cómo se conoce la
sociedad, y por eso mismo, al igual que el conocimiento primero, no pueden eludir el juego de intereses. Sin
embargo, la diferencia radica en que este segundo conocimiento tiene la capacidad de observarse críticamente
a sí mismo.

VAN DIJCK (2019) La cultura de la conectividad: una crítica de las redes sociales.

Uno de los aspectos fundamentales que analiza es cómo esta cultura de la conectividad ha transformado la
producción de la socialidad en nuestra sociedad.

En el marco de esta cultura, la producción de la socialidad se ha vuelto cada vez más mediada por las
tecnologías de la comunicación. Las redes sociales y otras plataformas en línea nos brindan herramientas para
interactuar y conectarnos con otros individuos, tanto a nivel local como global. Estas tecnologías han ampliado
nuestros horizontes sociales y han facilitado la creación y mantenimiento de relaciones a distancia.

La producción de la socialidad en la cultura de la conectividad se caracteriza por una mayor visibilidad y


accesibilidad. A través de las redes sociales, podemos compartir nuestras vidas, pensamientos y experiencias
con un público más amplio. Esto ha llevado a la construcción de identidades digitales, en las cuales mostramos
selectivamente aspectos de nosotros mismos para ser reconocidos y validados por otros.

Además, la cultura de la conectividad ha generado una nueva forma de participación social y política. Las redes
sociales y las plataformas en línea han sido utilizadas para la organización de movimientos sociales, la difusión
de información y la movilización ciudadana. Esto ha democratizado en cierta medida el acceso a la esfera
pública y ha permitido que grupos marginados encuentren una voz y se organicen en torno a causas comunes.

Sin embargo, es importante destacar que la producción de la socialidad en la cultura de la conectividad


también plantea problemas y problemas. Por un lado, existe una sobreexposición y una falta de privacidad en
la esfera digital, lo que puede generar riesgos para la seguridad y la autonomía individual. Por otro lado, la
cultura de la conectividad puede fomentar la superficialidad y la efímera atención, ya que las interacciones en
línea suelen ser breves y centradas en la gratificación inmediata.

En resumen, en "La producción de la socialidad en el marco de una cultura de la conectividad" exploro cómo
las tecnologías de la comunicación han transformado la forma en que producimos y experimentamos la
socialidad. Las redes sociales y las plataformas en línea han ampliado nuestras posibilidades de conexión y
participación social, al tiempo que plantean.

HAN (2014) En el enjambre

El autor hace un examen de la condición social y cultural en la era de la hiperconectividad y la hipertecnología.


En este libro, argumenta que nuestra sociedad se ha transformado en un "enjambre" en el cual los individuos
están constantemente interconectados y sobreexpuestos a la información y la comunicación.
En el enjambre, los individuos están inmersos en una red de relaciones digitales y virtuales. La tecnología de la
información y la comunicación ha permitido la creación de una red global en la cual la comunicación y la
interacción son instantáneas y ubicuas. Sin embargo, esta hiperconectividad también ha llevado a la
eliminación de los límites espaciales y temporales, creando una sensación de falta de intimidad y de estar
constantemente vigilados.

En este enjambre, el individuo se convierte en un "yo conectado" que siempre está disponible y expuesto. La
comunicación se ha vuelto bidireccional, lo que significa que cada individuo es al mismo tiempo emisor y
receptor de información. Esta hiperconexión y exposición constante han generado una sociedad del
rendimiento, en la cual los individuos se ven presionados a producir constantemente ya mostrar una imagen
exitosa de sí mismos en las redes sociales y otras plataformas en línea.

Además, en el enjambre se ha producido un cambio en el modo de producción de la información. La tecnología


digital ha generado una explosión de datos y una sobreabundancia de información. Sin embargo, esta
sobreabundancia también ha llevado a una superficialidad ya una falta de reflexión crítica. La atención se ha
convertido en un recurso escaso, y la capacidad de atención sostenida se ha visto erosionada por la
fragmentación y la distracción constante.

En "En el enjambre", también se examinan los aspectos negativos de esta hiperconectividad, como el
aislamiento y la soledad. A pesar de estar constantemente concentrado, los individuos pueden experimentar
una sensación de aislamiento y alienación. Además, la cultura del enjambre ha generado una nueva forma de
control social y de vigilancia, donde los individuos son vigilados y controlados no solo por las instituciones, sino
también por sus pares.

En resumen, en "En el enjambre", analizo la condición social en la era de la hiperconectividad y la


hipertecnología. El enjambre se refiere a una sociedad donde los individuos están constantemente
interconectados y expuestos a la comunicación y la información. Esta hiperconexión y exposición constante han
generado presiones de rendimiento, una sobreabundancia de información y cambios en el modo de
producción de la información. Sin embargo, también ha dado lugar a problemas como el aislamiento, la falta de
intimidad y el control social.

PEIRCE (1988) La fijación de las creencias

"La fijación de las creencias" es un ensayo escrito por el filósofo y lógico estadounidense Charles Sanders
Peirce. En este ensayo, Peirce examina cómo las personas forman y mantienen sus creencias, y propone un
método para llegar a creencias más racionales y confiables.

Peirce argumenta que nuestras creencias se forman a través de diferentes métodos, como la autoridad, la
tradición, la intuición y la experiencia. Sin embargo, señala que ninguno de estos métodos es infalible, y
nuestras creencias pueden ser influenciadas por prejuicios, emociones y falacias. Para superar estas
limitaciones, Peirce aboga por la adopción de un enfoque científico y pragmático para la formación de
creencias.

Según Peirce, la forma más efectiva de fijar nuestras creencias es mediante un proceso de investigación y
experimentación. Él defiende la aplicación del método científico, que implica la observación, la formulación de
hipótesis, la experimentación y la revisión continua de nuestras creencias en base a la evidencia y la
experiencia.
Peirce también destaca la importancia de la duda metódica y la voluntad de considerar múltiples perspectivas
antes de llegar a una conclusión. Él enfatiza que nuestras creencias deben estar sujetas a la crítica y ser
modificadas si la evidencia lo requiere. La búsqueda de la verdad debe basarse en la evidencia objetiva y en el
razonamiento lógico, en lugar de ser impulsada por deseos personales o sesgos cognitivos.

En resumen, "La fijación de las creencias" de Charles Sanders Peirce aboga por un enfoque científico y
pragmático para la formación de creencias. Peirce propone que nuestras creencias deben basarse en la
evidencia y la experiencia, y deben ser sujetas a la crítica y revisión continua. Al adoptar un método riguroso y
abierto, podemos lograr creencias más racionales y confiables.

Peirce afirma que existen dos estados mentales: la creencia y la duda. La creencia es el establecimiento de un
hábito que determina nuestras acciones y brinda tranquilidad. La duda es un estado de inquietud del que
queremos librarnos para pasar a un estado de creencias. Nos impulsa a indagar.
Existen 4 métodos para fijar creencias: método de la tenacidad, de autoridad, de la metafísica y de la ciencia.
El método de la tenacidad implica que el sujeto no quiere influenciarse por opiniones que puedan hacer que
cambie su postura ya que no quiere volver al estado de la duda. En la práctica no puede mantener sus bases.
Por ejemplo: el pecado en la religión católica actúa como método de tenacidad, obliga a actuar de una
determinada manera sin cuestionar, a través de la culpa y el miedo al infierno que imprime en los creyentes.
El método de la autoridad se da cuando la voluntad del estado actúa en lugar de la del individuo. Se los
mantiene ignorantes para que no aprendan a pensar distintos y se reduce al silencio a quienes rechazan la
creencia establecida.
En esta publicidad de pan se utiliza claramente, el método de la autoridad que sería “Messi”, se hace hincapié
en el hecho de que si tus hijos comen de ese producto es posible que se desarrollen y crezcan y puedan llegar a
ser como Messi.
El método de la metafísica pone en duda las creencias impuestas ya que no quiere adherirse por entusiasmo a
una creencia. La creencia es establecida por hombres que conversan y ponen en juego distintos puntos de vista
para desarrollar una creencia en armonía con las causas naturales.
Por ejemplo: el dióxido de cloro es un producto que lleva años publicitándose como un remedio para muchas
afecciones y enfermedades que van desde malaria, a la diabetes y asma, el autismo o incluso el cáncer. Sin
embargo, son varias las sociedades científicas que salieron a aclarar que el dióxido de cloro no sólo no es
efectivo contra el COVID-19 sino que también genera graves efectos en el organismo infantil y adulto. Aun así,
hasta antes de la muerte de un niño en Neuquén por el consumo de este químico, mucha gente lo consumía y
hasta la conductora Viviana Canosa promovía su consumo, vemos aquí como actúan dos métodos, junto al
método de la metafísica el método de la autoridad que representa Viviana Canosa y el medio televisivo.
El método de la ciencia parte de hechos conocidos y observables para avanzar sobre lo desconocido. Contrasta
y verifica resultado. Establece creencias determinadas por lo externo, cosas reales independientes de nuestras
opiniones. Se define por medio de la experiencia y busca descubrir cómo son las cosas por medio del razonar.
Por ejemplo: todo el proceso por el que pasa una vacuna para ser aprobada utiliza el método de la ciencia,
pues, tiene que superar una serie de pasos en los cuales se verifican y contrastan los resultados. Y, por último,
su aprobación o no se define por medio de la experimentación en animales y/o personas.

VERÓN (2013) La revolución del acceso.

El crecimiento a gran escala del fenómeno internet, influyó en los movimientos que atraviesan los
campos económico, político, tecnológico, social y cultural de nuestros viejos estados-naciones
resonando simultáneamente a nivel global.
El concepto de red muy relacionado con el surgimiento de internet se remonta a los orígenes del
pensamiento geométrico. Su materialización biológica más importante es el propio cerebro que
estructuralmente hablando es una red neuronal. Este surgimiento de internet tiene que ver con la
triple W que en realidad las más importantes en realidad las más importantes son las dos primeras,
world wide en donde se hace visible el alcance y el campo de aplicación. Si no focalizamos en la red
como configuración de trayectorias, llegamos a la inevitable noción de hipertexto, que no es muy
diferente del concepto de intertextualidad propuesto por la semiología unas dos décadas antes. La
red está produciendo una transformación profunda de la relación de los actores individuales con los
fenómenos mediáticos. El protocolo de Internet ha permitido introducir los resultados discursivos de
las operaciones cognitivas de la primeridad, la secundariedad y la terceridad en el ciberespacio a
través de la digitalización de todos los productos mediáticos existentes.
Lo interesante de la red es el fenómeno de los millones de cerebros biológicos conectados a internet.
Desde el punto de vista de la historia de la mediatización, lo que interesa es que la WWW comporta
una mutación en las condiciones de acceso de los actores individuales a la discursividad mediática,
produciendo transformaciones inéditas en las condiciones de circulación. Esta mutación tiene
múltiples consecuencias y afecta progresivamente a muchos otros aspectos de las sociedades
mediatizadas. Una de esas consecuencias es la transformación de los mecanismos de creación de
valor en el mercado de los medios. En el caso de los medios más clásicos portadores de escritura, la
digitalización altera profundamente las condiciones de circulación. En el caso de los medios
audiovisuales, la crisis del broadcasting modifica de manera probablemente definitiva los procesos
de creación de valor. Esos tres grandes tipos de usos ya estabilizados plantean respectivamente tres
cuestiones cruciales, profundamente políticas, el acceso al conocimiento y a la cultura, la relación
con el otro y el vínculo del actor social con las instituciones. El intenso, el inmenso tema de relación
de los actores individuales con el conjunto de la medida en que el dispositivo de la red permite a los
usuarios producir contenidos, podemos empezar a hacernos una idea de la complejidad y la
profundidad de los cambios en curso. Los procesos de la circulación son el nuevo gran campo de la
paz. Las visiones de la sociedad y la información que prevalecen derivan en parte de diferentes
maneras de comprender o teorizar el cambio de la sociedad. En el caso de la visión dominante, esta
resulta de la pretensión según la cual el modo apropiado de estudiar la dinámica del cambio es no
comprometerse con una posición normativa con respecto a valores. La relación entre el sistema de
comunicación y nuestra capacidad para estar en el mundo es claramente importante para la vida de
las personas en todas partes.
La revolución del acceso producida por la emergencia de la red ha perturbado profundamente todos
los aspectos del mercado tradicional. Por eso es necesario distinguir lo más cuidadosamente posible
los procesos que tienen lugar en uno y otro polo de la circulación, es decir, en la producción y en la
recepción. Lo que ocurre detrás de la pantalla por un lado y frente a la pantalla por el otro. Está claro
que lo que sucede detrás de la pantalla es en su mayor parte invisible y desconocido para el
internauta. En verdad los procesos de producción del funcionamiento de la red son hoy
extremadamente complejos y en buena medida confusos tanto para los especialistas como para los
propios actores que se enfrentan en los nuevos mercados potenciales del ciberespacio.
Dos grandes paradojas se plantean en la sociedad de la información en la era internet. En primer
lugar, la paradoja de la escasez de la información. Los costos para producir inicialmente la
información son altos, mientras que los costos para reproducirla son prácticamente nulos. De ahí la
lucha por la defensa de los derechos de la propiedad intelectual y aquella según la cual la
información debe circular libremente y sin restricciones.
La segunda es la paradoja de la complejidad cuya dinámica opera también entre dos perspectivas
contradictorias. Por un lado la que sostiene que el carácter benéfico de la complejidad emergente en
la sociedad de la información consiste en que vamos hacia una automatización de los sistemas
intrínsecamente cada vez más inteligentes y auto organizantes y a la pérdida del control humano. Por
otro lado, la perspectiva según la cual el carácter positivo de la complejidad emergente se traducirá
en un mayor control a través de la programación en el contexto de un sistema descentralizado.
Contradicciones ambas que atraviesan las prácticas sociales detrás de la pantalla. Es decir,
contradicciones que forman parte de las condiciones de producción a la red.
La perspectiva de una difusión libre aparece tanto detrás de la pantalla como frente a la pantalla, es
decir, como ideología predominante tanto de muchos operadores, cuanto de los internautas.
Wikipedia es el mejor ejemplo posible de la transformación de lo que durante mucho tiempo fue
bajo la forma del códice la enciclopedia, dispositivo comercial de creación de valor con los
contenidos de la ciencia, en un proceso de construcción cooperativa que rechaza la lógica comercial.
Detrás de la pantalla nos encontramos con una multitud de colectivos, las corporaciones que se
disputan el liderazgo en los distintos sectores del mercado potencial de internet.
frente a la pantalla tenemos a la inmensa población de los internautas profundamente
heterogéneos en razon de su tamaño y de su dispersion planetaria. los actores colectivos que estan
detras someten a esa poblacion a un escrutinio permanente. intentando recortar colectivos que
puedan transformar en instrumentos segun sus usos objetivos ideologicos, profesionales, politicos,
comerciales.

En la teoría de la semiosis social, desarrollada por Eliseo Verón, la comunicación se entiende como un proceso
social y simbólico en el que se producen intercambios de significados. La semiosis social se refiere al estudio de
los sistemas de signos y los procesos de significación en el ámbito de las interacciones sociales.

La noción de "revolución del acceso" se refiere a los cambios significativos en la forma en que accedemos a la
información y nos comunicamos en la era digital. Con el avance de las tecnologías de la información y la
comunicación, como internet y las redes sociales, hemos experimentado una transformación en la forma en
que obtenemos y compartimos información.

La "revolución del acceso" implica que ahora tenemos acceso a una enorme cantidad de información y
recursos que antes eran inaccesibles o limitados. Las barreras físicas y geográficas se han superado, y podemos
acceder a contenido digital de todo el mundo con solo unos cuantos clics.

Esta revolución también ha tenido un impacto en nuestras interacciones sociales y en la forma en que nos
relacionamos con los demás. La comunicación en línea nos permite conectarnos con personas de diferentes
culturas y contextos, ampliando nuestras redes sociales y facilitando la difusión de ideas y opiniones.

Sin embargo, esta revolución también ha planteado desafíos, como la sobreabundancia de información, la falta
de privacidad y la difusión de información no verificada o falsa. La capacidad de acceder a una amplia gama de
información también implica la necesidad de desarrollar habilidades críticas para evaluar y seleccionar la
información relevante y confiable.

En resumen, "La revolución del acceso" en el contexto de la semiosis social se refiere a los cambios
significativos en la forma en que accedemos a la información y nos comunicamos en la era digital. Esta
revolución ha transformado la forma en que obtenemos y compartimos información, pero también plantea
desafíos en términos de selección, evaluación y privacidad de la información.
UNIDAD I. TEORÍA DEL DISCURSO SOCIAL
ALTHUSSER (1970) Acerca de la producción de las condiciones de reproducción.

Althusser sostiene que, para que el sistema capitalista se mantenga y se reproduzca, es necesario no solo el
funcionamiento de los medios de producción, sino también la reproducción de las condiciones que permiten su
existencia y perpetuación. Estas condiciones incluyen las relaciones sociales, las formas de propiedad, las
instituciones jurídicas y políticas, entre otros elementos.

El autor argumenta que la reproducción de las condiciones de producción no es un proceso automático, sino
que requiere mecanismos ideológicos que legitimen y perpetúen las relaciones de poder existentes. Althusser
introduce el concepto de los "aparatos ideológicos de Estado" (AIE) como los instrumentos mediante los cuales
la ideología se reproduce dominante y se inculca en la sociedad.

Los AIE son instituciones y prácticas sociales que transmiten y refuerzan las ideologías dominantes, como la
escuela, la iglesia, los medios de comunicación, la familia, entre otros. Estos aparatos ideológicos operan a
través de la persuasión, la educación y la socialización, moldeando las mentalidades y creando sujetos acordes
con los intereses del sistema dominante.

Althusser destaca que los AIE no solo imponen la ideología, sino que también funcionan como mecanismos de
reproducción de las relaciones de producción. A través de la educación, por ejemplo, se transmiten las
habilidades y competencias necesarias para la reproducción de la fuerza de trabajo en el sistema capitalista.

Sin embargo, el autor reconoce que los AIE no son omnipotentes ni determinantes. Existe una lucha constante
entre las diferentes ideologías y fuerzas sociales dentro de la sociedad, y los sujetos no son meros receptores
pasivos dominantes de la ideología. Althusser plantea la posibilidad de una "interpelación" ideológica exitosa,
donde los individuos internalizan y adoptan las normas y valores dominantes, pero también señala la existencia
de resistencias y contradicciones que pueden abrir brechas en la dominación ideológica.

En resumen, en "Acerca de la reproducción de las condiciones de producción" en "Ideología y aparatos


ideológicos de Estado", Louis Althusser examina la importancia de la reproducción de las condiciones de
producción en el sistema capitalista. Destaca el papel de los aparatos ideológicos de Estado en la perpetuación
de la ideología dominante y la reproducción de las relaciones de producción. Sin embargo, reconoce también la
existencia de luchas y resistencias en la sociedad que pueden cuestionar y transformar estas estructuras de
dominación.

ANGENOT (2010) El discurso social: problemática del conjunto. Retorno al método. Funciones del
discurso social.

1- El discurso social
El discurso social es todo lo que se dice y se escribe en un estado de sociedad, todo lo que se imprime, todo lo
que se habla públicamente o se representa hoy en los medios electrónicos. Es por ende, todo lo que se narra y
argumenta, considerando que narrar y argumentar son los dos grandes modos de puesta en discurso.
Podemos llamar "discurso social" a los sistemas genéricos, los repertorios tópicos, las reglas de
encadenamiento de enunciados que, en una sociedad dada, organizan lo decible-lo narrable y opinable.
Lo que propone Angenot es tomar en su totalidad la producción social del sentido y de la representación del
mundo, producción que presupone el "sistema completo de los intereses de los cuales una sociedad es
cargada" (Fossaert)
Hablar de discurso social es abordar los discursos como hechos sociales, es decir, como lugar de la producción
social del sentido y, a partir de allí, como hechos históricos. También es ver, en aquello que se escribe y se dice
en una sociedad, hechos que "funcionan independientemente" de los usos que cada individuo les atribuye,
que existen "fuera de las conciencias individuales" y que tienen una "potencia" en virtud de la cual se imponen.
Funciona fuera de las "manifestaciones individuales" es decir, es funcional a "relaciones sociales", es lo que se
pone en juego en la sociedad y es vector de "fuerzas sociales" y en el plano de la observación, se identifica por
la aparición de regularidades. se lo considera también como práctica social y producto que se genera en ciertas
esferas culturales y en determinadas condiciones socio-históricas.
Si bien la definición del discurso social pasa por la noción de hegemonía, no adquiere el carácter de un todo
homogéneo inalterable, sino que es concebido como una entidad compleja en la que actúan fuerzas
centrípetas pero también centrífugas que permiten su movilidad y cuyo equilibrio está asegurado por su propia
capacidad autorreguladora. Esta hegemonía discursiva no es ajena a la hegemonía cultural englobante sino que
revela uno de sus aspectos.
El discurso social tiene una triple función: óntica, axiológica y pragmática.
Si bien el discurso social es la mediación necesaria para que el código lingüístico se concrete en enunciados
aceptables e inteligibles, la perspectiva sociodiscursiva permanece alejada del ámbito de la lingüística. Ambas
perspectivas parecen irreconciliables, y el análisis de los lenguajes sociales es antagonista.
El discurso social, al igual que el "código" lingüístico, es aquello que ya está allí, aquello que informa el
enunciado particular y le confiere un estatus inteligible.

Una interacción generalizada


A primera vista, el vasto rumor de los discursos sociales da la impresión de barullo, de cacofonía, de una
extrema diversidad de
temas, opiniones, lenguajes, jergas y estilos; sin embargo, Angenot expone las contradicciones y las funciones
en el discurso social, a eso llamó hegemonía, entendida como un conjunto complejo de reglas prescriptivas de
diversificación de lo decible y de cohesión, de coalescencia, de integración. Las diversas tematizaciones del
discurso social no se producen de manera aleatoria. hablar del discurso social será describir un objeto
compuesto, donde operan tendencias hegemónicas y leyes tácitas.
Lo que se enuncia en la vida social acusa estrategias por las que el enunciado "reconoce" su posicionamiento
en la economía discursiva y opera según este reconocimiento; el discurso social, como unidad global, es la
resultante de esas estrategias múltiples, aunque no aleatorias.

Alegoresis, interlegibilidad
Alegoresis: define un procedimiento interpretativo tendiente a descifrar el sentido profundo detrás del sentido
literal.
La interlegibilidad asegura una entropía hermenéutica que hace leer los textos de una época (y los de la
memoria cultural) con cierta estrechez monosémica, que escotomiza la naturaleza heterológica de ciertos
escritos, anula lo inesperado y reduce lo nuevo a lo previsible. Las "nuevas ideas" corren el riesgo de pasar
inadvertidas porque se abordan en un marco preconstruido que desdibuja aquello que se presta a una lectura
"diferente".

Formas y contenidos
La primera consecuencia de nuestro enfoque es no disociar jamás el "contenido" de la "forma", lo que se dice y
la manera adecuada de decirlo. El discurso social une "ideas" y "formas de hablar" de manera que a menudo
basta Aon abandonarse a una fraseología para dejarse absorber por la ideología que le es inmanente.
Los rasgos específicos de un enunciado son
marcas de una condición de producción, de un efecto y de una función. El uso para el cual un texto fue
elaborado puede ser reconocido en su organización y en sus elecciones lingüísticas.
Todo es ideología
La ideología está en todas partes, en todo lugar. Según Bajtin “la palabra” es el signo ideológico por excelencia,
por lo tanto, todo lenguaje es ideológico, todo lo que significa hace signo en la ideología.
Todo lo que se analiza como signo, lenguaje y discurso es ideológico. Eso lleva la marca de maneras de conocer
y de re-presentar lo conocido que no van de suyo, que no son necesarias ni universales, y que conllevan
apuestas sociales, manifiestan intereses sociales y ocupan una posición (dominante o dominada).
Toda paradoja se inscribe en la esfera de influencia de una doxa. Un debate sólo se desarrolla apoyándose en
una tópica común a los argumentos opuestos.

Hegemonía
El solo hecho de hablar del discurso social en singular (y no evocar simplemente el conjunto contingente de los
discursos sociales) implica que, más allá de la diversidad de los lenguajes, de la variedad de las prácticas
significantes,de los estilos y de las opiniones, el investigador puede identificar las dominancias interdiscursivas,
las maneras de conocer y de significar lo conocido que son lo propio de una sociedad, y que regulan y
trascienden la división de los discursos sociales: aquello que, siguiendo a Antonio Gramsci, se llama
Hegemonía. Es la manera en que una sociedad dada se objetiva en textos, en escritos (y también en géneros
orales). La hegemonía discursiva sólo es un elemento de una hegemonía cultural más abarcadora, que
establece la legitimidad y el sentido de los diversos "estilos de vida", de las costumbres, actitudes y
"mentalidades" que parecen manifestar. Sin embargo, decir que tal entidad cognitiva o discursiva es dominante
en una época dada no implica negar que está inserta en un juego en el que existen múltiples estrategias que la
cuestionan y se oponen a ella, alterando sus elementos.

Hegemonia, legitimación y aceptabilidad


La hegemonía se compone de reglas canónicas de los géneros y los discursos (incluido el margen de variaciones
y desviaciones aceptables). Es el conjunto complejo de las diversas normas e imposiciones que operan contra
lo aleatorio, y lo marginal, indican los temas aceptables e, indisociablemente, las maneras tolerables de
tratarlos, e instituyen la jerarquía de las legitimidades sobre un fondo de relativa homogeneidad. La hegemonía
debe describirse formalmente como un "canon de reglas" y de imposiciones legitimadoras y, socialmente,
como un instrumento de control social, como restricciones y medios de exclusión ligados a arbitrarios formales
y temáticos.
Inscrita en el tiempo, la hegemonía discursiva propia de una coyuntura dada se compone de mecanismos
reguladores que se han establecido en duraciones diferentes: de lenta elaboración como la lengua "nacional" o
de aparición y obsolescencia rápida como temas e ideas "de moda" y relatos de actualidad, interpretados
según los signos de los tiempos.
la hegemonía engendra hegemonía: de las rutinas a las convergencias, se refuerza con el solo efecto de masa.

Hegemonía, estado, clase dominante


La hegemonía discursiva no es algo que exista "con el aire". Su base es el Estado-nación. Hay una relación
directa entre la realidad "inmaterial" de una hegemonía sociodiscursiva y los aparatos del Estado, las
instituciones coordinadas de la sociedad civil, el comercio del libro y del periódico, y el mercado "nacional"
que se crea. La hegemonía es aquello que produce lo social como discurso, es decir, establece entre las clases
la dominación de un orden de lo decible que mantiene un estrecho contacto con la clase dominante. La
hegemonía forma un dispositivo favorable a la clase dominante, a la imposición de su dominación, de allí que
los discursos más legítimos encuentren en los miembros de la clase dominante sus destinatarios "naturales". La
hegemonía no es propiedad de una clase, pero como instituye preeminencias, legitimidades, intereses y
valores, naturalmente favorece a quienes están mejor situados para reconocerse en ella y sacar provecho.
Componentes de la hegemonía: lengua legitima, topica gnoseología, fetiches y tabues, egocentrismo y
etnocentrismo, visión de mundo, dominantes de pathos, sistemas topológicos.

Lengua legítima: como decía Bajtin no podemos considerar a la lengua como un sistema de categorías
gramaticales abstractas, sino que debemos considerarla como un lenguaje ideológicamente saturado, como
una concepción del mundo, incluso como una opinión concreta. La lengua legítima determina, sin discriminar
directamente, al enunciador aceptable, sobre todo "imprimible". Ej: el caso del inglés en el ámbito global. El
inglés ha alcanzado un estatus de hegemonía lingüística, ya que se ha convertido en la lengua franca de los
negocios internacionales, la ciencia, la tecnología y la cultura popular. Esta posición dominante del inglés
implica que se privilegia y se considera como la lengua principal de comunicación en muchas áreas de la vida.

Tópica y gnoseología: La tópica produce lo opinable, lo plausible. Esta tópica implica "lugares" transhistóricos,
cuasi universales, a lo que llamaríamos “doxa”. Si todo acto de discurso es también, necesariamente, un acto
de conocimiento, hay que ir más allá de un repertorio tópico para abordar una gnoseología, es decir, un
conjunto de reglas que determinan la función cognitiva de los discursos, que modelan los discursos como
operaciones cognitivas. Esta gnoseología corresponde a las maneras en que el "mundo" puede ser
esquematizado sobre un soporte de lenguaje. Esta gnoseología como un hecho de discurso indisociable de la
tópica es lo que Angenot llama más vagamente “pensamientos”. Ej: En muchas sociedades contemporáneas, el
enfoque científico basado en la evidencia empírica se ha convertido en la tópica dominante y la gnoseología
hegemónica. La tópica dominante es la que privilegia la ciencia como el principal método para obtener
conocimiento válido y confiable sobre el mundo. Se considera que la investigación científica, con su enfoque
sistemático y objetivo, es la forma más efectiva de comprender y explicar fenómenos naturales y sociales. Esto
implica que los enfoques científicos y las conclusiones derivadas de ellos tienen una autoridad y legitimidad
especiales en la sociedad. Esto puede generar una marginación de otras formas de conocimiento, como los
saberes tradicionales, las cosmovisiones indígenas o los enfoques filosóficos y humanísticos.

Fetiches y tabúes: La configuración de los discursos sociales está marcada por la presencia particularmente
identificable de objetos temáticos representados como lo intocable: los fetiches y los tabúes. Es importante
analizarlos porque no sólo están representados en el discurso social, sino que son esencialmente producidos
por él. Ej: La hegemonía de los fetiches y tabúes sexuales en una sociedad puede influir en la forma en que se
perciben y se comportan las personas en relación con su sexualidad y su cuerpo. En la cultura musulmana
pueden existir normas y valores que consideran tabú ciertos temas relacionados con la sexualidad. Las
prácticas sexuales fuera del matrimonio y la pornografía, por ejemplo, suelen ser consideradas tabú.

Etnocentrismo y egocentrismo: la hegemonía engendra ese Yo y ese Nosotros que se atribuyen el "derecho de
ciudadanía", alrededor de la confirmación permanente de un sujeto-norma que juzga, clasifica y asume sus
derechos. Toda doxa señala y rechaza como extraños, a-normales e inferiores a ciertos seres y grupos. Ej: En
Argentina, debido a su diversidad cultural y a la presencia de distintos grupos étnicos, puede manifestarse en
actitudes de discriminación o prejuicio hacia comunidades o culturas indígenas ya que desde la época de la
conquista se creó una “identidad argentina” teniendo en cuenta sobre todo modelos europeos, viendo al
extranjero como “civilizado” y a los originarios como “salvajes”. Esto lleva a la percepción de que una cultura en
particular es superior o más valiosa que otras, lo que puede resultar en exclusiones o estereotipos negativos
hacia aquellos que no pertenecen a esa cultura específica.

Temáticas y visión de mundo: Lo que habitualmente se llama "cultura" se compone de contraseñas y temas
apropiados, temas que permiten disertar, sobre los que hay que informarse, y que se ofrecen a la literatura y a
las ciencias como dignos de meditación y análisis. La hegemonía se presenta entonces como una temática, con
conocimientos de aparatos, "problemas" parcialmente preconstruidos, intereses ligados a objetos cuya
existencia y consistencia no parecen ofrecer dudas, ya que el mundo entero habla de ellos. De estas temáticas
se desprende una visión de mundo. Ej: en la cultura argentina es la dominancia del fútbol como un tema
central y la cosmovisión asociada a este deporte. El fútbol es ampliamente considerado como más que un
deporte, sino como una pasión y un fenómeno cultural de gran relevancia. La temática del fútbol se extiende a
lo largo de la sociedad y se encuentra presente en diversos aspectos de la vida cotidiana, como conversaciones
informales, medios de comunicación, publicidad y celebraciones nacionales. Esta hegemonía del fútbol como
temática central implica que otros temas o intereses pueden quedar en segundo plano o ser menos destacados
en la agenda pública.

Dominantes de pathos: La historia de las ideas tradicionales tiende a transformar el pathos dominante de los
discursos de una época en "temperamentos" y "estados de ánimo". Ej: La película 1985 estrenada en el año
2022 incorpora elementos patéticos para explorar temas como la injusticia social, la opresión política que
sufrió la Argentina en el año 1976 a causa de la dictadura cívico militar. Estos elementos patéticos pueden
generar una conexión emocional con los espectadores y provocar reflexiones sobre las realidades sociales y
políticas del país.

Sistema topológico: En contra de esos aspectos unificadores, la hegemonía se aprehende finalmente, por
disimilación, como un sistema de división de las tareas discursivas. En efecto, es necesario pensar la hegemonía
como convergencia de mecanismos unificadores y a la vez como diferenciación regulada, no anárquica; como
otra forma de armonía cultural.

2- Retorno al método

El estudio en corte sincrónico


Angenot propone un estudio en corte sincrónico. Parte de una lógica de una historia de las simultaneidades en
un corte sincrónico corto. Ya que en el momento sincrónico se inscribe la evolución misma de las normas del
lenguaje, de las tradiciones discursivas, de los temas colectivos. El estudio sincrónico permite aislar, llegado el
caso, disidencias, cuestionamientos o desplazamientos que, simplemente, no han tenido continuación ni
desarrollo.
El estudio del discurso social total hace aparecer la imposición masiva de regulaciones, restricciones,
presupuestos, la poderosa entropía del ya-allí, el débil margen de maniobra de la innovación y la ambigüedad
de las novedades ostentadoras.

3- Funciones del discurso social

Saturacion y expansión: El discurso social es el medio obligado de la comunicación y de la racionalidad


histórica. En él se formulan y difunden todos los "temas impuestos" de una época dada. por eso se puede decir
que, nadie puede hablar en un vacío sino que siempre en respuesta a algo. Al estar tan condicionado por las
leyes hegemónicas, es difícil hacer o reconocer la innovación u originalidad en los discursos sociales. Puedo
decir entonces que la famosa frase “los clásicos nunca mueren” es un claro ejemplo de que por lo general cada
novela, cuento, etc. es una reinvención constante de los modelos clásicos y por eso tiene la capacidad de no
pasar de moda
Para poder identificar una verdadera o falsa ruptura al sistema hegemónico del discurso, dice Angenot, que
solo será posible por medio de un análisis global sociodiscursivo, ya que, podrían no ser rupturas verdaderas
sino una revitalización de arcaísmos con la intención de dar la impresión de innovación. O de manera inversa
puede suceder que al aparecer una novedad corra el riesgo de ser interpretada por el corpus disponible y por
lo tanto no ser percibida en lo absoluto. El discurso social tiene "respuesta para todo", parece permitir hablar
de todo pero por eso mismo lo no decible se transforma en impensable.
Representar el mundo: el discurso social tiene el monopolio de la representación de la realidad representación
de la realidad que contribuye en buena medida a hacerla realidad. Y, justamente porque se trata de un
monopolio, el discurso social parece adecuado como reflejo de lo real puesto que "todo el mundo" ve lo real, y
a través de él el momento histórico, más o menos de la misma manera. Representar lo real es ordenarlo y
homogeneizarlo. Hay que tener en cuenta que representación no equivale a realidad, y que esa representación
implica ignorar, dejar en la sombra muchos otros discursos.

Memorial y la conjuración del olvido: Frente a la realidad del olvido, que hace que del pasado no quede casi
nada todo el discurso social se presenta como conjuración ficcional de ese olvido.

Legitimar y controlar: siendo la función mas importante de los discursos la de “representacion” eso se vincula
con la producción y validación de gustos, opiniones e informaciones a través mayormente de lo impreso que
funciona como instrumento de legitimación en una época donde creemos sin medida en lo que está escrito en
libros o en diarios. No se tiene en cuenta que todo discurso social está bajo sistema hegemónico que funciona
como censura, diciendo quién puede hablar, de qué y cómo. Los discursos sociales, más allá de la multiplicidad
de sus funciones, construyenel mundo social, lo objetivan.

Sugerir y hacer hacer: los discursos contribuyen ampliamente a "hacer la historia", haciéndola conocer de un
modo determinado. De esta manera, el discurso social puede abordarse como óntico (representar e
identificar), axiológico (valorizary legitimar) y pragmático (sugerir, producir reacción). La ideología no sólo
produce representaciones, sino también modelos de prácticas y comportamientos.

Producir la sociedad y sus identidades: El discurso social y las grandes "ideologías" que abriga son dispositivos
de integración. Esta producción de la sociedad como un todo visible sigue siendo dialécticamente compatible
con las identidades, las distinciones, las jerarquías, los prestigios que los diferentes discursos legitiman.

Bloquear lo indecible: La hegemonía impone temas y estrategias cognitivas, al mismo tiempo que rechaza y
escotomiza la emergencia de los otros.
1- Marc Angenot examina el concepto de discurso social y su importancia en el análisis crítico de la
comunicación y la sociedad. Angenot sostiene que el discurso social es una forma de producción simbólica que
refleja y configura las estructuras de poder y las dinámicas sociales.

El autor argumenta que el discurso social es un fenómeno complejo que abarca diversas prácticas discursivas,
como el lenguaje verbal, los medios de comunicación, las instituciones y los sistemas de representación. Estas
prácticas discursivas se entrelazan y se relacionan entre sí, formando una red de significados y poder que
influye en la construcción de la realidad social.

Angenot destaca que el discurso social no es solo una cuestión de palabras o textos, sino que también implica
las condiciones materiales y sociales en las que se producen y circulan. Examina cómo el discurso social refleja
y reproduce las relaciones de poder y las ideologías dominantes en una sociedad determinada.

En su análisis, Angenot se interesa por la dimensión histórica y cultural del discurso social, considerando cómo
los discursos cambian y evolucionan a lo largo del tiempo y cómo son influenciados por contextos
sociohistóricos específicos.

Además, el autor examina la relación entre el discurso social y las luchas políticas y sociales. Destaca cómo el
discurso puede ser utilizado como una herramienta de resistencia y transformación, permitiendo la articulación
de nuevas narrativas y la subversión de las estructuras de poder establecidas.

En resumen, en "El discurso social: problemática de conjunto", Marc Angenot abordó la complejidad del
discurso social y su relación con las estructuras de poder y las dinámicas sociales. Examina cómo el discurso se
manifiesta en diferentes prácticas discursivas y cómo refleja y configura la realidad social. También analiza la
dimensión histórica y política del discurso social, considerando su potencial para la resistencia y la
transformación.

2- Angenot utiliza en su obra "El discurso social". Angenot es conocido por su enfoque interdisciplinario y
crítico del análisis del discurso, y su trabajo se basa en el estudio de las prácticas discursivas y su relación con
las estructuras sociales y las dinámicas de poder.

En "Retorno al método" es posible que Angenot aborde la importancia de tener un enfoque riguroso y
sistemático al analizar el discurso social. Podría explorar las diferentes herramientas y técnicas metodológicas
que utilizan en su trabajo, como el análisis del discurso, la semiótica, la historia social y cultural, entre otras.

Es probable que Angenot destaque la necesidad de considerar el contexto sociohistórico en el que se produce
el discurso, así como los aspectos ideológicos y las relaciones de poder presentes en él. Es posible que también
discuta la importancia de la interpretación crítica y reflexiva al analizar el discurso social, evitando caer en
interpretaciones superficiales o simplistas.
En resumen, aunque no puedo proporcionar un resumen específico del capítulo "Retorno al método" en "El
discurso social", puedo destacar que Marc Angenot emplea un enfoque interdisciplinario y crítico para analizar
el discurso social. Su trabajo se basa en herramientas y técnicas metodológicas variadas y enfatiza la
importancia de considerar el contexto sociohistórico, las relaciones de poder y las dimensiones ideológicas al
estudiar el discurso.

3-

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