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TALLER: UNA MIRADA A LOS ENCIERROS

Las expectativas depositadasen el taller, en una primera instancia,están enfocadas en:


poderdejar de lado -aunque sea en este momento- el escribir historia desde la
perspectiva academicista estructurada por la facultad y el mundo historiográfico. Me
cautivóel concepto de poder trasmitir mis reflexiones o pensamientos, desde una
perspectiva emocional, desde lo sentido, de looriginado a travésdelas memorias y/o
experiencias de otro, sobre lo vivenciado en la situación de autoritarismo sucedido en el
Uruguay. Además, me parecía una práctica de intercambio enriquecedora, en lo
personal, ya que, permite el acercamiento al uso del métodooral en historia, rescatando
la importancia de la memoria. Al ser temas tan delicados para la sociedad, nos cuestiona
cual es el límite del espacio privado- individual, más allá de los hechos en sí.El taller lo
entendí como un espacio de aprendizaje, de escucha, de romper barreras y de
reflexionar, sobre todo, cuestionando el pensamiento sobre conceptos que:” uno cree
laudados” y aferrarse a otros, que no tenía claros; en fin, por este camino traté de
navegar y escribir la bitácora.

La primera experiencia fue el recibimiento de:” invitados”, impactante; tanto, por los
afectos y afectuosos que resultaron, como lo permisivos que fueron a la hora de
intercambiar sus experiencias. Quizás, en el imaginario colectivo que hemos construido
o nos impusieron, las víctimas del Terrorismo de Estado, hay un deber ser, compañeros
fuertes físicamente al estilo del “Che”. Desde el idealismo utópico con el que pensamos
sobre aquellos: “que lucharon contra el autoritarismo”, y “la violencia desatada por los
organismos coercitivos del estado”, surge en el “discurso sanador inventado” el creer
en“los héroes impolutos, todo lo vencen”. Esa creencia heredada de la civilización
grecorromana, de posicionar a los sujetos que vencen el dolor semejante a semidioses y
capaces de avanzar por caminos tortuosos de reyes egoístas. La primera que toma la
palabra es: la queridísima Chola. Enseguida se describió como: una revolucionaria;
formó parte del sindicato de cañeros (UTAA) para posteriormente entrar en el MLN-T.
Sus palabras iníciales, me llenaron de una profunda admiración; era una evocación de
convencimiento a una causa regida por la justicia social, en la búsqueda de una
igualdad, que el sistema los privó y los marginó. Ese convencimiento que trasmitían sus
palabras- el dinamo que irradiaba rabia-,a su vez generó que mi razonamiento se entre
mezclara con una sensación amarga, tanto por su experiencia de vida, la miseria, cómo,
por la falta de oportunidades. En cierto sentido, me sentí avergonzado por la injusticia
del sistema. Rápidamente pienso, en el esfuerzo agotador que implicaba la lucha, desde
la toma de conciencia, el ser consecuente, el seguir y convencer a otros para las marchas
cañeras, la organización sindical y política. Todo esto, en un clima político adverso, de
violencia sistemática, de odio despertado por otro que te teme, que no dialoga, que solo
conoce el golpe y el insulto, de los que desconocen el dolor de la miseria, el hambre. Su
experiencia mata sin duda el discurso hegemónico difundido del Uruguay de clase
media, donde la mayor parte de los revolucionarios jóvenes pertenecen a ese sector
social con escasos elementos en el pueblo trabajador .En el relato, saltan abruptamente,
todos los sitios en que estuvo detenida: pasaron de estar encerradas en un convento-
estilo reformatorio- dirigidas por Monjas; a ser trasladadas al penal de Punta Rieles, a
rotar por los distintos cuarteles del país. En cada lugar describe su situación y la
experiencia atravesada; razona sobre la mentalidad de los dirigentes políticos de la
derecha de ese periodo, sobre la construcción de lógicas deterministas del espacio que
ocupa cada género. La concepción profundamente patriarcal,los llevaba a querer
domesticar a“las sediciosas“(como las denominaban) situándolas en el arduo
aprendizaje de ser chicas normales, mujeres apolíticas en la esfera pública, sumisas al
orden natural de la religión cristiana. Ese encierro, se proyecta en mi imaginación como
sinónimo de reflexión, castidad, ayuno y bordado, estereotipo de mujer católica del
siglo XIX; este fue diluyéndose a medida que continúa en el relato, en un encierro
decidido por el ejecutivo, en cárcel de Punta de Rieles. El relato gira en torno a la brutal
violencia ejercida hacia la mujer, por el simple hecho de ser mujer; lo que hoy
consideran las ciencias humanistas en la categoría analítica de: violencia de género. Me
desespera el relato de la tortura, me genera a no saber detalladamente, me incomoda y
daña mi sensibilidad; él pensar en la capucha, la desnudes, ser el revisado, genera una
acción pudorosa en relación con el cuerpo, el sólo estar en esa situación de
vulnerabilidad. Al escarbar en su memoria sale: el plantón, la soledad, la fatiga, los
golpes que hacen sangrar hasta derrumbarse. Mientras rememora el dolor, me imagino
los lugares de encierro donde: la humedad gobierna, el tiempo detenido, el espacio
limitado, todo llevaa: encerrar el tiempo, detener los cambios. Pero, siempre rescata del
fondo de la oscuridad, del desamparo, la unión de las compañeras que están en la misma
situación nefasta, violatoria de cualquier empatía hacia el otro. La contra cara de la
crueldad, estaba en el abrazo, en el beso de las compañeras, tejiendo amplias uniones
fraternales. Otro elemento a destacar, es que, la compañera era políticamente
revolucionaria en su concepción,con los elementos aportado por la empatía que le
generaba la vida misma. Esa práctica solidaria y fraterna, frente a otro distinto, que
sufre, me rememora las experiencias vividas a través del trabajo sistemático que tuve
con la Brigada de trabajo solidario José Artigas, en los barrios periféricos de
Montevideo. Allí la solidaridad se recrea diariamente, aprendiendo a compartir el dolor
ajeno. El esfuerzo no es comparable siquiera, al momento histórico que Chola tuvo que
vivir, pero si, la toma de conciencia de clase, lacerteza de cambiar, de moverse,de
continuar luchando. Al continuar su narrativa, resulta interesante su definición de:
saberse y sentirse-en aquel momento- analfabeta; apenas cursó algunos años en la
escuela primaria. A pesar de esto, forma parte de las marchas cañeras por justicia,
entendiendo que, en el movimiento,está la trasformación. En lo emocional, me surge
rabia, impotencia. Desde el pensamiento, reflexiono sobre la imposición que ejercieron
sobre gran parte del pueblo, a través del poder, excluyendo de la cultura escrita, a gran
parte de nuestra gente.En contradicción, se plantea la dificultad de esaizquierda
revolucionaria, que tomó la decisión de cambiar la sociedad a través de la violencia, en
la década de los sesenta – setenta, y el tema de los derechos humanos. Enseguida
pienso, como permitimos que sigan existiendo esos regímenes de producción
semiesclavistas en un Uruguay que sigue entre muros; todo esto silenciado, oculto en la
lejanía,vistodesde una mirada ego centrista montevideana,pero que nos transporta a un
mundo desconocido. Este mundo “lejano” lo conocí mediante el trabajo voluntario
compartido con los peones rurales y asalariados; generamosallí un espacio social y
político para poder pensar y generar mínimas mejoras en sus condiciones de vida; de
igual modo, me siento deudor, por las pocas trasformaciones que se lograron con el
gobierno progresista; esto es para crear otro espacio y establecer una larga discusión.

El compañero Gastón, actual presidente de Crysol, también nos expresa su actividad


combativa contra el autoritarismo; utilizando otras vías, pensando distintas
metodologías para alcanzar la revolución. La idea que persiste, a pesar de ser de
partidos o movimientos distintos, es la búsqueda de la libertad, asociada a la justicia
social. Mientras relata su experiencia de detención, me sorprende el grado de
persecución sistemática de patrullas cazando personas. El período de detención coincide
con el denominado por la historiografía tradicional como: Estado Policial 1973-
1976.Los relatos de la experiencia tienen un impacto emocional fuerte, sacuden
golpeando el ego-racional. Lo interesante desde el discurso es: la desmitificación o toma
de conciencia de la dimensión que adquiere, cierta terminología que encuadra dentro de
los conceptos usados habitualmente, en la academia como las condenas dictadas por los
juicios del tribunal militar. Imaginariamente se asocia a las películas norteamericanas,
donde el enjuiciado cuenta con las garantías de la ley, aunque sea un juicio autoritario;
nada más lejos de la realidad. Nos narra que, después de la detención, lo envían a estos
actos de condena, donde, después de pasar días encapuchado, parado, sin comer,
sediento, sufre continuos interrogatorios. En los interrogatorios sufre la cruel tortura.
Dice:” tu cuerpo no te pertenece”, “tu identidad tampoco”,” tu situación es inexistente,
porque siempre estas a merced de otroque goza irracionalmente con tu sufrimiento”, que
te odia, por ser ese otro que no quiere adaptarse a las buenas costumbres o valores
patrióticos. Ese enemigo externo que enfermó a la gente de nuestro país, es ahora un
número que pasa de un lado a otro de los centros de detención, hasta llegar a una
situación legal, que es: la cárcel de Libertad. Ahora”sos un número, no tenés nombre ni
apellido; tu historia, tu memoria, se reduce a un trámite burocrático, a la deriva de
quienes deciden si vas a vivir o no, si vas a comer o no, si podés hablar o no, y así
sucesivamente, durante miles de noche. Detrás del encierro, los compañeros se tornan
un refugio, una salvación a la demencia estructural del lugar, un espacio que permite
tener esperanzas, en la complicidad, en la hermandad. Cuando relata, uno trata de
pensar, cómo es ese espacio de libertad, frente a la feroz represión racional, estudiada y
calculada; cómo ese impulso de vivir, tironea y te hace desear estar vivo, y luchar contra
la adversidad de una realidad sumergida en la mierda, impuesta. ¿Cómo es el
colectivode ese grupo de personas que no elegiste, pero que está atrapado en el mismo
tiempo y espacio muerto, y, sin embargo, sueñan con un Uruguay, menos autoritario,
más libre? Surge en mí, la contradicción al pensar como sociedad, lo que nos cuesta
generar un espacio de diálogo y asumir lo que ocurrió en los gobiernos autoritarios de
derecha. Pensemos que la organización en la que ellos militan, recién fue fundada en el
2000.

La compañera hija de detenidos, rescató el esfuerzo que tuvo que hacer, para guardar
silencio, para no llorar en momentos de tanta furia e injusticia que se cometía sobre su
familia, por pensar distinto. Duele ver todas las secuelas y traumas que generaron por la
falta de los padres y madres. Podemos rescatar, a las organizaciones sociales y
sindicales, que acompañaron ese proceso de reclusión. Ella planteaba que, la libertad
estaba con los hijos de los compañeros; ellos comprendían y padecían el dolor; con ellos
no se tiene que fingir; en otros ámbitos había que contar historias imaginariasde deseos
truncos a la temprana edad, todo para no ser juzgada, por una gran parte de la sociedad
uruguaya, cómplice del autoritarismo. La vergüenza sentida e impuesta por la sociedad,
era una sensación de pudor expresada en el cuerpo, frente a cada mirada, que juzgaba
con su moral, la vida de tus padres, haciéndote sentir que estuvieron mal, que hay que se
debe erradicar su pensamiento y, en definitiva, su ser.

El miedo, siempre jugando en cada paso y acción, la libertad, sólo se manifiesta con el
círculo de compañeros. Rememora momentos de visitas en la cárcel, sus madres, la
cantidad de estrategias desplegadas para trasformar esos espacios represivos y
dolorosos, en lugares donde el juego, el abrazo y el amor crecieran, tras los muros de
concreto gris. Pensaba en lo difícil que es crecer en situaciones tan adversas,tratar de
construir lazos afectivos estables; en esas situaciones, lo primero que aprendes -
presiento yo- es a desconfiar, a pensar lo peor del otro.En el recorrido de su narración
cuenta, lo difícil que fue el rencuentro con su madre; madre que, como toda persona que
vive en encierro,intramuros, se mantuvo detenida en el tiempo, encapsulada con
modismos que no habían cambiado desde su detención; el único cambio fue, la
incursión en el programa del miedo, y la búsqueda del arrepentimiento y la culpa, por la
militancia política. Contaba lo difícil que era para todo el grupo de mujeres, compañeras
de su madre, poner en palabras lo vivido, solo se expresaban sobre las discrepancias
frente a la militancia de sus hijos, por el miedo que le producía el padecimiento que
ellas habían sufrido. Ese temor, a que no sufran lo que ellas han sufrido, produce
parálisis, inmovilidad, entiendo yo; sin embargo, ella relata:” poco caso se les hace a las
generaciones anteriores, menos a los padres,así que, milito por: el voto verde, y en el
liceo, formo el movimiento anti razia. Enseguida me vienen a la cabeza, los temas de la
banda:” los estómagos”, en ese tremendo disco:“tango que me hiciste mal” o en el caso
de los Traidores: “Montevideo Agoniza”. La desesperanza que manifiestan en las letras,
en el fondo, sólo invitan a cambiar todo.

Los tres relatos me llevaron a reflexionar muchísimo sobre: el poder. Fue así que releí el
libro de“vigilar y castigar” de Foucault.También conecté con las experiencias de
militancia social, con los presos en la cárcel de Punta Rieles, en jornadas,
encuentros,talleres. Estas diferentes modalidades de participación te van marcando tu
forma de entender el mundo, cuando ves a personas conocidas de tu barrio encerrada,
compañeros de escuela con quienes compartías las tardes jugando al fútbol. Ahí ves, las
marcas del encierro en la piel, la locura que sufren y la ignorancia que encierra, fruto de
un sistema capitalista que priva y diferencia a las personas.

La clase siguiente expuso su experiencia: la compañera Lucia. Su narrativa versó sobre


su militancia durante la dictadura, perteneciente al partido comunista. sus actividades de
propaganda a favor de la abolición del régimen, hizo que pasara a la clandestinidad. Al
escucharla resulta emocionante el tema de la clandestinidad, siempre pensando, desde el
ladoromántico. Pero en el hecho narrado, nos deja ver la precariedad de la vida, el
esfuerzo de mantenerse oculta, de circular por la ciudad siendo otra persona, tener que
rechazar a tus amigos yfamiliares por el temor de pensar: ¿qué les podría pasar si me
acercara? Por otra parte, ella estima que, esa fue la mejor parte de su vida, en relación al
amor y en el hecho de, compartir ese espacio de lucha clandestina, con su pareja. Todo
esto, antes de la detención. Pero la realidad golpea fuerte, ya que, nos plantea la
detención por los aparatos de inteligencia. Describe, desde su recuerdo, como dos
sujetos, vestidos de civil la esperan en la entrada del hall del apartamento, en el cual se
mantenía refugiada. Es atacada y sujetada del cabello, al perder estabilidad, cae al suelo.
Esta violenta situación es observada desde el bar de la esquina de su vivienda.Se acerca
un mozo, que la conocía del barrio, y estos animales le apuntan con un arma diciendo:
“…es la policía, no te metas que si no va un tiro pa’ vos”.¡Cómo me molesta esa actitud
impune y desafiante!Cada palabra, más furia, me enoja y me dan ganas de estar en la
situación, detener ese operativo y devolver con palabras, esa violencia ejercida sobre
ella.Te indigna ver sujetos financiados por la sociedad, que actúen de esa manera,
utilizando los recursos en construir dispositivos represivos, destructivos, en el fondo.
Toda la detención es dolor, golpes, insultos, patadas; detenciones eternas en jefatura, o
un cuartel, realizado por seres,que pareceninhumanos. Pero, con cada palabra, nos
damos cuenta que, el hacer padecer al otro, es una: condiciónhumana. ¡Qué terrible fue
todo!En la detención, no reconoció a su pareja (compañero de militancia), ya que lo
habían deformado a golpes, en el año 1983. Su vivencia rompe los esquemas generales
de la historiografía tradicional, que hablan de cierta apertura del régimen, de
disminución de los dispositivos policiales y de la represión política. Frente a su
narración, yo pienso: ¿cómo puede ser que todos los detenidos por los aparatos
represivos, que sufrieron dolores imaginables, tengan luego, sensibilidad frente a otro?
Por ejemplo, siempre piensan en un ser querido, familiar o compañero, siempre piensan
como estarán aquellos, cuando en el fondo, ellos están en una situación impensable, de
inestabilidad e incertidumbre. ¿Cómo hay lugar para el otro? ¿Cómo se puede preservar
la sensibilidad y la empatía? Resulta interesante su lucha con ella misma, constante, de
tratar de contar lo que pasó en la situación de cautiverio, de encierro, la tortura.Una
sociedad poco dispuesta a escuchar y aceptar, lo que realmente pasó. Un pueblo que no
quiere rememorar todo el dolor, para no sentirse cómplice. Nos cuenta sobre las
discusiones que llevaba adelante entre, la primera generación de presas y ella recién
ingresada. No podían creer, que existieran grupos de resistencia en contra la dictadura, y
que, como en su caso reivindicara la vuelta a la constitución de 1967.Su eterna lucha
para generar espacios de reflexión de lo que ocurrió en este país, su búsqueda por la
justicia y memoria, hasta que llega el año 2012. Con un grupo de compañeras,ex -
presas políticas, declaran en la causa contra los torturadores estatales, las violaciones
sexuales a las que fueron sometidas. ¡Qué tema tan difícil de hablar: el abuso sexual! En
esta cultura machista, esa expresión de “erizar la piel”, racionalmente el pudor que
experimento al oír relatar su padecimiento. Me cuesta incluso a mí- un individuo de otra
generación y otra mentalidad- el dialogar sobre este pasado terrible, con las que fueron
sistemáticamente sometidas, las compañeras detenidas. Cavilo en todas las mujeres
asesinadas este año, por la violencia de género, a pesar de que guarde, poca relación con
lo anterior. Que valientes cuando deciden reconstruir y continuar la vida. Las veces que
uno se frustra por pequeñas imposiciones autoritarias de la sociedad, o te desilusionas
sobre lo que podía ser y no fue. Son personas con carácter y convicción, que realmente
inspiran y dan ganas de vivir. Los relatos de su memoria me trasladan, y se sobreponen
con cierta imagen de la juventud de mi madre,que coincide con su generación; su
compromiso barrial con las organizaciones de abajo, interesada por las problemáticas de
su gente y en querer trasformar la realidad. Sentí la misma trasmisión de compromiso
frente a causas que resultan justas, las movilizaciones gremiales estudiantiles y
sindicales -postura que yo adopté posteriormente- que fueron trasmitidas por esa
generación, harta del autoritarismo y que sólo veía una manera, de entender la realidad.
Recuerdo las marchas, las huelgas peleando contra el sistema neoliberal, que
continuaron en democracia en los siguientes gobiernos. Me retrotrae a recuerdos de
mucha tristeza de mis horas de niño, pensando en mis compañeros de la escuela, de los
comedores escolares, la falta de medicamentos y atención, el asentamiento sobre el
arroyo (Malvin Norte). Pero contrariamente, me viene el impulso de pensar, que formé
parte de la coordinadora de realojo de Montevideo, que hice trabajo voluntario: tanto en
el plan juntos, como en organizaciones de FUCVAN; creo yo, que eso forma parte de la
continuidad de mis padres, por querer pensar y soñar en un mundo distinto, donde la
responsabilidad que me trasmitieron, es de todos y la importancia del compromiso
frente a otros, totalmente distintos, sin opción.

La cuarta clase fue con: Raúl Castro. Por suerte, pensaba para mis adentros; fue
distendida comparándola, claro está, con el resto. Rescato de su experiencia, la
capacidad y genialidad del uso de las palabras, y las formas ocultas para crear y
construir en complicidad, con otro. La creatividad de armar espacios de encuentro,en
una sociedad aterrada, silenciada, en blanco y negro. El carnaval fue un espacio, por lo
que trasmitía Raúl, de color, alegría y picardía desafiante al régimen. Me retrotrajo a
infinidad de recuerdos con mis viejos, reflexionando las letras de las murgas y las
explicaciones de mi padre, sobre determinadas metáforas. Pensar en la necesidad que la
música, sea comprometida en el cambio social. La diferencia a mi generación, que nos
gusta la música por lo que genera, no solo racionalmente, sino emocional para mover el
cuerpo (bailar). Las discusiones de adolecente con mis viejos sobre ser
prudente.Siempre me hicieron pensar que ellos fueron condicionados por la cultura del
terror, la prudencia y el dialogar medido, formó parte de una idiosincrasiadel miedo, del
terror subjetivo, sobre lo que pensará o hará, el otro.

La compañera de CESO, no recuerdo el nombre (no querer recordar, simbólicamente


representa en mí, una proyección sobre la importancia subjetiva que adquiere la palabra
“compañero”). Su experiencia me retrae a mis vivencias de militancia, de las horas de
discusión en el espacio barrial y sindical, para convencer sobre las diferentes
estrategiaspara: pelear por verdad y justicia. Todo basado en la necesidad de poder
restablecer la verdadera república y no un sistema desdibujado. Lo difícil que fue,
organizar “la coordinadora de derogación de la ley”, ya que, la estructura política estaba
centrada en la campaña política y la continuación del proceso progresista. Esto implicó
en mí, una la triple militancia: política, social y otros compromisos. Recuerdo las largas
charlas con los vecinos, la puerta a puerta, las pintadas en los muros, los actos
improvisados, el juntarse con diversos colectivos gremiales, universitarios para dar
fuerzas. La violencia ejercida por ciertos colectivos fascistoide en la calle.
Principalmente recuerdo, un enfrentamiento, con algún golpe e insulto con la brigada
palo y palo, liderada por García Pintos; fiel a su política comprometida con los
represores y los grupos más conservadores de la sociedad uruguaya. La derrota y la
alegría. Todo fue muy complicado, con contradicciones, con sabor agridulce. Continuar
la lucha con movilización, ocupando el espacio público del orden operante y
empatizando en la marcha del silencio, con un regocijo mínimo, porque alguno de los
represores está judicializado. Pero la bronca está y brota la molestia, el enfado de ese
tiempo de militancia del referéndum, como compartía la compañera: el saber que la
sociedad estaba ocupada,mirando otros intereses; que no les interesó la tortura, el
secuestro y la desaparición, perpetuada por el estado terrorista. Esto muestra que la
lucha es cíclica y permanente.

En conclusión, reconfortado por haber cursado el taller. Movilizado al presenciar


experiencias y testimonios tan dispares de todos y todos los participantes invitados.
Conmovido por las vivencias expresadas por mis compañeros, sobre como vieron y
sintieron la experiencia. Me resultó difícil expresar a nivel grupal, sobre mi elaboración
final. Toca fibras muy íntimas de mi pensamiento, mi forma de ser y percibir
emocionalmente: el autoritarismo, la tortura, la desaparición, en definitiva, la violencia.
Pero a pesar de los pesares, me siento con la necesidad de reivindicar que: la lucha vale,
que el otro vale (me viene la canción de Silvio Rodríguez “el necio” mientras escribo) y
que la construcción desde lo colectivo, es la única forma de resistir un mundo hostil,
negado a cualquier cambio. ¡Qué necesarias resultan estas instancias de diálogo, hablar
con sinceridad y enfrentarse a lo desconocido desde una postura abierta, incluso
sabiendo, que hay prejuicios, imposiciones que conforman nuestra subjetividad, a la
hora de operar racionalmente! Qué hay miles de personas marginadas por el sistema
capitalista, que padecen condiciones de trabajo precarios, enajenados, que también eso
es una forma de encierro, de secuestro de tu ser. Otros que viven encerrados en la
ignorancia, la miseria y recortando sus perspectivas y deseos. Otros, conscientes,
reprimidos por el poder, encerrados por los contextos, pero, como dijo la Chola:
seguiremos “peleando por un mundo más fraterno y justo…”

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