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Es un documento institucional elaborado por el Cabildo de Guatemala en 1543.

El
escrito es una respuesta contraria a la implementación de las Leyes Nuevas por
parte del grupo colonizador de las nuevas tierras de la corona Española. Presenta un
conjunto de argumentos al Rey Carlos V sobre el impacto negativo desde su
perspectiva e intereses sobre estas medidas decretadas, ya que “se referían, en
particular, a la encomienda, la esclavitud y la administración.”(C. M. MacLachlan,
1999, Pág. 704) .La ley se “opone directamente a la encomienda, prohibiendo
cualquier concesión futura de indios tributarios.” (C. M. MacLachlan, 1999, Pág.
705)

En consecuencia se produce una modificación sustancial de la situación económica


de privilegio, dicha fracción, el documento busca ser contemplado por una
autoridad tradicional de carácter “paternalismo benévolo” (C. M. MacLachlan,
1999, Pág. 693). Hay un rechazo al artículo 35 que “estipula que al morir el titular
de una encomienda la concesión pasaba a la corona.” (C. M. MacLachlan, 1999,
Pág. 705). Hay una preocupación acuciante entorno a los derechos de perpetuidad
de la encomienda y mantenimiento del linaje, “alejando que les correspondía por
derecho de la conquista, adquirido por sus padres y por sus transmisión de su
parentela indígena…” (Garavaglia, Pag.230)

Esto se explicaría, en los inicios de proceso de la conquista, ya que presenta cierta


característica que permite entender la conciencia colectiva del grupo o facción
reclamante frente a la Corona.

La peculiaridad estaría dada por la extrapolación de conceptos pertenecientes a la


Reconquista Española y su empresa casi mesiánica (la denominada Cruzada) con
finalidad evangelizadora que fueron realizadas en los siglos XIV en la península y
que fueron reproducidas sus lógicas a la Conquista de la nueva tierras Americanas.

Por lo tanto, “los conquistadores creyeron merecer la misma recompensa que los
guerreros medievales obtuvieron luchando en la frontera musulmana.” (G.
Céspedes, 1985, Pag.352) ya que había sido ganada en la denominada “guerra
justa” por lo tanto se debía conceder las “prebendas y privilegios que poseían eran
inalienables según el viejo derecho castellano…” (J. Garavaglia, 2005, Pag.225).
Una vez conquistado el territorio comenzaría el proceso de ocupación y
establecimiento de territorios pacificados bajo la lógica de “poblar a la Castellana,
según la tradición de la frontera Medieval: fijarse en la tierra y apelmazarse sobre
ella una mano de obra…” (J. Garavaglia, 2005, Pag.225). Lo interesante es ver
como reestructuraron las bases económicas vigente en la América Prehispánica y
como resolvieron los “problemas en relación con la tierras y la mano de obra.” (C.
M. MacLachlan, 1999, Pág. 696).

Los gobernadores utilizarían el modelo de la encomienda, con la finalidad de


procurar reproducir el sistema de señorío y vasallaje por lo tanto se asignaba “un
buen número de indios, con autoridad para gobernarlos y recibir de ellos un tributo
en servicios y mercancías” (G. Céspedes, 1985, Pag.353).
Es decir, la mentalidad dominante por parte del encomenderos se caracterizaba por
el ideario político de “una sociedad cuasi-feudal en la que ellos y sus descendientes
se perpetuarían casi como una aristocracia dominante militar y hereditaria” (G.
Céspedes, 1985,Pag.353).

Intentando reproducir “el ideal de la Casa Poblada (…) establecimiento de un vasto


conjunto de relaciones familiares personales de fidelidades y aun de
Clientelismo…” (J. Garavaglia, 2005, Pag.225).En el proceso de nombramiento de
los Encomenderos, también es necesario tener en cuenta la procedencia ya que
pertenecen por lo general a la baja nobleza de la Corona, denominada Hidalgo que
tenia de aspiración o ideal obtener los privilegios que si ostentaba la alta nobleza
Castellana.

Por su parte, hay que contextualizar las intenciones de la monarquía al decretan las
Leyes Nuevas y su finalidad. En el Siglo XVI, la monarquía estaba en un proceso
de profunda transformación “por crear un estado Moderno y centralizado,
demoliendo para lograrlo el poder político de la nobleza…” (G. Céspedes del
Castillos, 1985, Pag.354) con la finalidad de la construcción de un Estado
Monárquico Absolutista. Por lo tanto no iba a permitir la construcción de “una
aristocracia señorial con ribetes de feudal…” (G. Céspedes, 1985, Pag.354,) en
otras palabras quería restringir a “los viejos Señores Medievales que querían valer
más por su propio poder que por la delegación del de la Corona.” (J. Garavaglia,
2005, Pag.225)

El proyecto político que se estaba gestando en la metrópolis era la de burocracia


centralizadora y vertical de mando. La monarquía fue consolidando plan progresivo
de restricciones de los privilegios autónomos de los encomendadores a través de
sutiles reestructuras por ejemplo enviando y creando nuevos cargos de la
administración del Estado en Ultramar, con la intención de que “gradualmente
asumirían la autoridad judicial y gubernativa…” (G. Céspedes del Castillos, 1985,
pag.354) eliminado en el proceso los privilegios políticos hereditarios del derecho
del señorío. Tratando de crear una burocracia profesional, con una modalidad de
movilidad ya que “se sustituyeron con frecuencia y se ascendieron en función de su
disciplina y lealtad al monarca…” (G. Céspedes, 1985, pag.354). A su vez,
destruyendo la vieja “fórmula legal de {obedezco, pero no cumplo}” (C. M.
MacLachlan, 1999, Pág. 693).

Por otro lado, hay que resaltar lazos que mantenía la Corona Española con el
Papado dado por la “tradición de los estados cristianos Medievales, donde el
monarca debe proteger y defender a la Iglesia…” (G. Céspedes, 1985, Pag.317)
determinado su fundamento ético y filosófico de su existencia de la Monarquía.

El Papa es la máxima autoridad para la resolución de los conflictos de los estados


cristianos el pontífice determina concesiones. En marco a esta situación en 1508 se
establece la bula papa denominada “Universalis Eclessiare” en donde se determina
de forma perpetua la concesión para “establecer y organizar la Iglesia de
ultramar…” (G. Céspedes, 1985, Pag.317) por lo tanto la importancia de las
consideraciones de los miembros de la Iglesia no debería ser ignorada por la
Corona. En la comunidad eclesiástica, se generó una discusión filosófica, teológica
y judicial que conformaron dos facciones opuestas, los que consideraban “a los
indios hombres libres y la presencia europea en América licita…” (G. Céspedes,
1985, Pag.318) siempre que tuviera un centrado en “la prédica del Evangelio entre
los paganos” (G. Céspedes, 1985, Pag.318). Y por el lado la fracción contraria,
estaría comprendida en los que consideran teológicamente que Dios había otorgado
esas tierras a la Corona “como en otro tiempo diera a los judíos la Tierra
prometida…” (G. Céspedes, 1985, Pag.318) permitiendo “reclamar sus tierras,
atacar, matar y esclavizar a sus habitantes…” (G. Céspedes, 1985, Pag.318).

El grupo demandante del documento del Cabildo se afilia a esta concepción


filosófica con la finalidad de mejor su condición social ya que esta modalidad
permitía alcanzar una distinción en la jerarquización social al costo de que el. Otro
elemento filosófico, sería el concepto de San Agustín donde plantea que “la
naturaleza no es capaz de ningún bien” (C. M. MacLachlan, 1999, Pág. 698).

Una vez establecidas las Leyes de Burgo aunque las facciones parecieran
extremistas en su planteo las reales diferencias se dieron en torno al método, no al
enfoque, ya que no se cuestionaba legitimidad de la Corona en tierras Americanas.

Las facciones opositoras de la encomienda continuaron con la denuncia de “toda la


forma de malos tratos infligida a la población aborigen… “(C. M. MacLachlan,
1999, Pág. 698). Es en base a este concepto “el monarca hallo en un sector del
clero…” (G. Céspedes, 1985, Pag.317) los dominicos su apoyo, ya que venía
denunciando “los excesos de crueldad y explotación se había convertido en norma
en la sociedad Colonial…” (C. M. MacLachlan, 1999, Pág. 704). La intención de la
Monarquía era delimitar el “sistema de encomiendas, convirtió en el símbolo
primordial de la intención de los colonizadores de repartir las riquezas…” (C. M.
MacLachlan, 1999, Pag. 698).

Es en este escenario que actúa el Fraile Bartolomé de la Casas publicando


“brevísimos relación de la destrucción de las indias, texto violento y bien articulado
donde en él se exageraba deliberadamente la explotación y los tratamientos crueles
en que era victimas la población indígena” (C. M. MacLachlan, 1999, Pag.704).

El mencionado texto se presentó en la Corte de Carlos V, se caracterizaba por ser


un detallado “cuadro de una Conquista injusta seguida por una utilización cruel e
inmoral de la mano de obra” con la intención de mostrar a través de relatos la
situación general, en la que era sometidos la mano de Obra Indígena mostrando que
“el régimen colonial había perdido su legitimidad moral y política.”(C. M.
MacLachlan, 1999, Pag.704).

En definitiva, fue la Corona la que salió triunfadora “libre para escoger el


argumento que se adaptara a sus necesidades” (C. M. MacLachlan, 1999, Pag.706)
justificándose a través de que la Monarquía, siempre busca el bien común utilizó
los argumentos de Bartolomé de la Casa para decretar las Leyes Nuevas con la
única finalidad de alcanzar su reestructura que conduciría a una Monarquía
Absolutista.
Bibliografía

Carrasco P. y Céspedes G.: “Historia de América Latina”, 1985, Madrid, Alianza


Editorial S.A

Colin M.Mac Lachlan: “Historia General de América Latina” Tomo 2, 1999,

Gravagalia J. y Marchena J.: “América Latina desde los orígenes a la


Independencia”,2005, Barcelona, Ed. Critica.

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