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No es que haya recorrido un camino fácil ni aplaudido por todos… Pero siempre fue fiel a sí

misma. Eligió desde pequeña su ropa, su maquillaje, su nombre, su cuerpo, su lucha. Se eligió.
Su vida y su lucha, desde su Carta Natal.
- ¿Qué significa para vos ser militante por los derechos de tu comunidad?
-Para mí significa mucho, creo que es un equilibrio constante entre el poder sustentar mi amor
propio con el amor a mi comunidad, comprende la reparación luego de tanto odio sufrido y el
olvido desmedido. Significa luchar por la condición humana toda y dejar un contexto
transformado para que cada niña y niño nazca en una Argentina, una Latinoamérica y un mundo
mejor que este en el que nacimos nosotras, que resguarde su derecho a la dignidad que
pregonamos y que tan negada tenemos muchas personas por razones distintas, derecho al
desarrollo libre de todo nuestro potencial y a crecer en contextos amorosos.

- ¿Cuál dirías que es tu máxima aspiración, en este sentido?


-Que reflexionemos como sociedad sobre la tremenda responsabilidad de ser productores de
subjetividad, nuestra primera producción y la más importante. Que las funciones paternas y
maternas sean entendidas como funciones subjetivas de cada quien y también como funciones
sociales, comunicar con ese sentido para educar en el amor y el respeto a transitar la experiencia
humana de vida como cada quien desee, librarnos de los fundamentalismos, ser conscientes de
nuestro ser cultural y la necesidad de arte y solidaridad para con nuestra infancia.

SOBRE EL TEJE:
Nosotras proponemos Otra Comunicación, que maduró a partir de una comunidad que decidió
ponerse en acción ante el abuso de poder, el dolor de verse presa de un escandaloso sistema de
connivencia entre los sectores corporativos, y la concentración de riqueza, de poder, que era
arrojada en masa por debajo de las líneas de pobreza e indigencia sin pudor por estos sectores y
el horror y la impotencia de no tener voz -y si alzamos la voz, una respuesta violenta que además
nos criminalizaba-.

SOBRE EL LIBRO:

Éste no es un libro (si es que aún se escriben libros). Travesti. Una teoría lo suficientemente
buena es un teje. Es una teoría. Es el crack de la risa contagiada que resquebraja una idea passée
y te invade de una lucidez todavía inclasificable. Es años de lucha en las calles, en comisarías, en
rondas de mate, en baños, en viajes, en la Legislatura de Buenos Aires, detrás de escena y en el
escenario. Es una inteligencia colectiva articulada por una intelectual pública trava tejedora de
teoría. Es la puesta en marcha de todos los abrazos que fueron negados. Es todas las muertas de
Marlene Wayar que hablan todavía desde el pasado que no es menos real por ser inactual (para
usar la expresión de Bergson, aunque a él no se le invadían de muertos los libros). Es Nadia
Echazú, Lohana Berkins, Diana Sacayán e incontables muertas más. Es también las vivas de
Wayar: Susy Shock, Claudia Rodríguez, Claudia Acuña—algunos de los nombres de quienes
tejen con Marlene en las secciones que registran diálogos. Es el emergente de un movimiento
travesti diverso, unido pero rico en desacuerdos, que está cambiando las políticas públicas en
Argentina —y más allá— desde los años noventa. Es registro oral. Es conversaciones con
amigues que también tejen el hilo de una crítica que no olvida mientras imagina un futuro
completamente otro. Es una radical transformación del concepto de lo político.

La vida —otrora una categoría despreciada por los detractores posmo de un viejo vitalismo— es
hoy una última trinchera bajo ataque en el contexto neoliberal de negligencia y violencia de
Estado. Los cuerpos, arrasados por la amenaza del desempleo, por la criminalización de la
pobreza, por la fragmentación de un individualismo nacido de ese terror, en un sur sembrado de
gobiernos de derecha. La histórica negligencia y violencia de Estado contra las travestis que
arrinconó y arrincona en la precariedad a generaciones de travas. Esa herida política que no es
sólo institución sino también trauma y subjetivación hecha pedazos. Una vida que apenas
sobrevive. Para esa forma precaria de sujeción Marlene Wayar ofrece una teoría que es un abrazo
y risitas cómplices y un plan de acción. No un plan para sobrevivir sino un ambicioso proyecto
para reimaginar la vida comunitariamente.

Wayar, a partir de su militancia/activismo, piensa una forma política lo suficientemente buena


como para ofrecerle un espacio al sujeto donde ser también su propia infancia, donde ser la
ilusión de una comunidad sin individuación y llevarlo, tiernamente, a una individuación
progresiva pero menos violenta que la propuesta neoliberal, donde todavía quede una
responsabilidad por el cuidado del otro y un lugarcito de nostredad sin abandonos.

SOBRE DICCIONARIO TRAVESTI:

-El Diccionario Travesti de la T a la T empieza con una pregunta: “¿Quieren saber qué es


ser travesti? ¿Todavía no lo saben?”. ¿Qué importancia tiene esta pregunta?
El mundo cisheterosexual es muy cínico, sinvergüenza, asesino, maltratador, discriminador,
genocida; se vende limpio, cristiano, puro, maternal, pero en las prácticas concretas son de una
terrible violencia. En un país que a las travestis nos ha cogido a todas, millones de veces, ahora
parece que hay una preocupación avanzada: ¿qué es una travesti? Lo saben a la perfección, lo
que no están sabiendo es qué son las personas cisheterosexuales.
-“Todas las travestis tenemos un cementerio en la cabeza. Han muerto amigas de mi misma
edad y más jóvenes a lo largo de toda mi vida, y todas por causas evitables. A las personas
cisheterosexuales no les pasa eso de tener mil quinientas muertes en la historia”, afirmás en
el libro. ¿Cómo afecta esta especie de cementerio con el que cargan las travestis?
-Tenemos un cementerio en la cabeza; esto viene desde siempre y no está estudiado cómo nos
afecta. La pobreza estructural hace que no podamos investigarnos a nosotras mismas, que no
podamos pasarnos las unas a las otras un montón de saberes que tienen que ver con la
subsistencia. Esto no está investigado y tenemos que investigarlo, pero con quién lo vamos a
investigar si a quienes podemos preguntarles se van muriendo… Nos hace falta institutos de
memoria, nos hace falta tiempo de paz para poder juntarnos a conversar entre nosotras mismas,
saber cuáles son los puntos importantes de nuestra agenda, poder hacer un trabajo concienzudo
con nosotras mismas. Todas vamos caminando por la vida sabiendo que tenemos una espada de
Damocles y que a la vuelta de cualquier esquina, por cualquier absurda razón, podés terminar
torturada, mancillada, golpeada, hasta que te asesinan. Nada te garantiza que -hagas lo mejor que
hagas- vas a superar los 35 años de vida. Además tenemos que partir de los estudios de la
subjetividad, que son cisheterosexuales, y entonces debemos desarmar a Freud, a Lacan, a
Saussure, a Judith Butler, con todo lo importante que puedan haber aportado, pero desde un
pensamiento cisheterosexual. Es la persona cisheteropensante la que ha producido conocimiento
y lo ha impuesto como norma, y no nos dejan pensar con quién es nuestro Edipo o nuestro
complejo de Electra, si es que los tenemos o no los tenemos. Yo no puedo decirte cómo impactan
estas muertes; es una pregunta muy ambiciosa. Pero tenemos la convicción de que en cualquier
momento, en la mejor de las fiestas, con nuestros mejores vestidos, con nuestras mejores luces y
acompañadas de nuestras mejores amigas, nos puede suceder la desgracia de la muerte de
manera terrorífica en manos de cisheterosexuales.

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