Publicaciones Libres /Retazos Feministas

Nº2 / Julio / Año 2021

“Viaje en el tiempo”
Invitación del programa Archivos Feministas
María Elena Abarca Salinas
Escrito el: 23 de enero 2021

Mi nombre es María Elena Abarca Salinas, me acojo a las corrientes del

feminismo radical y de la diferencia sexual, repensando sus vacíos, sus tensiones,
debates y necesarias actualizaciones…me muevo en las veredas de la historia, de la
educación y ensayo una actuancia política en Casa de la Mujer Margarita Pisano,
Retazos Feministas y en la Revista Historia y Memoria Feminista. Para una genealogía
e historia propia.

En este viaje en el tiempo al que he sido convocada quisiera viajar a 1970, en

un intento por recuperar pistas necesarias desde nuestra historia, rescatando a una
mujer y sus ensayos en medio de un contexto que para algunas será la segunda
ola…una categoría que, yo creo, debemos repensar y tensionar.

Viajo a encontrarme/nos con Carla Lonzi, feminista italiana de la diferencia,

nacida en 1931 y cofundadora de Rivolta Femminile o Revuelta Femenina, uno de los
primeros grupos radicales y autónomos italianos, quienes además levantaron una
editorial y revista con el mismo nombre. Lonzi fue además de activista, una artista,
crítica de arte y ensayista que en el intento de recuperar nuestras genealogías tiene
mucho que decirnos hoy, dado que nos invita a reconocer nuestras propias
complicidades con la estructura triunfante de la masculinidad, en todos los anclajes que
ésta sostiene, desde lo íntimo a lo público.

Ella dice “Escupamos sobre Hegel y otros escritos”: Estos escritos son para mí
un primer paso hacia esa experiencia: una premisa y una profecía”, no endiosa la propia
propuesta, ni el propio camino.

Para mí volver y encontrarme con ella y con las mujeres de Rivolta es volver a
la historia, es recuperar la estrategia de la denuncia y renuncia a esta civilización de la
que podemos salirnos, es replantarnos la necesidad y potencialidad de pensar/sentir
juntas como práctica política inacabada, es proponernos el ejercicio de la
autoconciencia entre nosotras como una fisura, con un afuera que haga posible
imaginarnos en el mundo desde/para nosotras.

Recuperarla implica remirar las especializaciones disciplinares en que nos

hemos estancado y abrir el campo a preguntarnos donde y cómo circulan nuestras
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experiencias y nuestros saberes, es retomar la discusión sobre la autonomía, en un

contexto donde siempre está la posibilidad de negociación/negación dentro de “los
feminismos”.

Viajar a su tiempo es recordar que la categoría de diferencia ha de ser

recuperada y actualizada como un espacio político desde la que podemos encontrarnos
expresadas, es revisar lo cotidiano, la amistad política entre nosotras, nuestras
relaciones y sobre todo nuestra relación con nosotras mismas y esas ideas que creemos
y sostenemos como revolucionarias. Es volver a habitar la duda y la pregunta en su
potencia transformadora y civilizatoria para habitar y construir otro universo posible…es
volver a sentarnos juntas a sociabilizar nuestra vida, a conversarnos y descubrir aquello
que la feminidad ha diseñado para nosotras y que hemos dado por pasado.

Han pasado 50 años de la publicación de “Escupamos sobre Hegel y otros

ensayos”, libro que rescato en este viaje y que les invito a releer, porque aún cuando
hemos avanzado, tenemos mucha teoría, menjunje, historia, política, sociología,
filosofía, epistemología y metodologías patriarcales, heroicas y oficiales acumuladas
que escupir, aquella clásica y aquella que se ha revestido de nuestros ropajes
revolucionarios que nos siguen limitando al estanco de diversas opresiones más o
menos sutiles.

Necesitamos seguir pensando lo femenino, la familia, las instituciones

patriarcales, la guerra, para subvertirla y desmentir ese supuesto instalado del espíritu
de “La historia” (con mayúscula) que conocemos…

Estar atentas, impugnar y desmantelar los textos y propuestas revolucionarias

que consideran las nuestras luchas secundarias que pueden esperar y que son de
segundo, tercer o x orden…para desplazarnos a un plano donde si existimos no desde
el lugar de oprimidas, tampoco de dominadoras, sino que romper lo que Lonzi llamaba
la “mediación patriarcal” que sostiene las lógicas jerárquicas en que hemos sido
socializadas y en que hemos entendido el mundo.

Desarmar la racionalidad del poder como dominio, repensar las esclavitudes de

este tiempo, desde una insolencia y una irreverencia que requiere pensar en los sujetos
del feminismo, encontrar un lugar donde podemos mirar y vivir el mundo que deseamos
ver y vivir desde el cuestionamiento, pero también desde una complicidad que nos
permita refugiarnos y encontrarnos también, sin culpas, sin el feministómetro constante,
sino también desde una honestidad afectiva, aprendiendo de lo que otras también
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pensaron y tensionaron ya antes de nosotras y así no sentir que comenzamos siempre

desde el vacío histórico.

La propia teoría feminista es un campo abierto que debemos seguir discutiendo,

desanudando y construyendo, no han de ser el nuevo canon incondicional, sino la duda.
Siempre es necesaria la memoria como gesto político, para revisar nuestras ilusiones
actuales, siempre es necesario recordar “El deseo de expresarnos ha sido para
nosotras sinónimo de liberación”.