Está en la página 1de 7

Material de lectura

adicional del Módulo 1


(E-BOOK DESCARGABLE)

www.confianza-total.com
Cada persona es un mundo, y cada historia es intransferible y se es-
cribe diferente. Algunas comienzan a fraguarse en los primeros años
de nuestra infancia.
Durante los años de la escuela primaria, yo, Verónica, me sentía poco
inteligente. El colegio era para mí una tortura: las matemáticas me
parecían incomprensibles, el análisis sintáctico era una ciencia ines-
crutable y estudiar geografía era lo más aburrido del mundo. Ponía
mucho empeño en hacer las cosas bien, pero no había caso: tarde o
temprano me bloqueaba. Volver a mi casa con malas calificaciones
era lo peor, pues quien supervisaba mis estudios era mi madre. Ella,
medalla de honor en Medicina, no podía entender cómo le había
salido una hija así. En su desesperación, me exigía cada vez más… ¡y
yo me cerraba cada vez más!
En séptimo grado mi vida dio un vuelco. Para peor. Una tarde, al
regresar de la escuela, me anunciaron que mi padre había muerto. Mi
papá, la persona que más me hacía sentir querida y valorada, la persona
a la que yo más adoraba en el mundo, de un día para el otro no estaba

Verónica de Andrés | Florencia Andrés 131

ANDRES-Desafiando imposibles.indd 131 3/11/13 12:16 PM


más. Aunque yo tenía sólo once años, aún recuerdo vívidamente la
sensación física del dolor en cada órgano de mi cuerpo y las lágrimas
que estallaron durante horas. Alguien entró en mi habitación y me dijo:
«No llores, la vida continúa». Pero yo sentí que la mía había terminado.
Volví a la escuela y me senté al fondo del aula. No quería hablar
con nadie, ni levantar siquiera la mirada. Entró una profesora nueva
a dar clase. Ni la miré. No podía dejar de pensar en mi papá. Pero
ella sí me miró. Me miró, me vio y, al cabo de unos días, me llamó
delante de todos y me dijo: «Traiga su libreta». «Aquí vamos de nuevo
con una mala nota que…», pensé resignada. Y ella tomó mi libreta y
escribió algo allí, luego me miró a los ojos y me dijo: «Felicitaciones».
Me sorprendió muchísimo eso. ¿Felicitaciones? Entonces leí lo que
había escrito. ¡No era una mala nota! Era una felicitación, porque la
maestra había valorado mi concentración durante la clase de ese día.
Y empezaron a pasar los días y el ritual de la libretita y la felicitación
se repetía no sólo conmigo, sino también con todos mis compañeros:
al terminar la clase, ella llamaba a algunos al frente para escribir en
sus libretas diferentes reconocimientos: «sobresaliente por tu con-
ducta», «sobresaliente por tu colaboración», «sobresaliente por haber
ayudado a tu compañero de banco». ¡«Sobresaliente» por todo lo que
habíamos estado haciendo bien!
Gracias a ella empecé a sospechar que yo también podía ser so-
bresaliente. Gracias a ella fui descubriendo que, aunque las tablas de
multiplicar no eran mi fuerte, había cosas en las que sí era buena.
Gracias a ella empecé a sentirme orgullosa de algunos de mis logros
relacionados con el estudio. Gracias a ella recuperé mi autoestima y
mi historia cambió. De esa niña poco inteligente, distraída e incapaz
de destacarse en la escuela, pasé a graduarme con distinción en la
Universidad de Oxford, a dominar varios idiomas, a dar conferencias
en cinco continentes, a enseñar en trece universidades del mundo, a
protagonizar una película y a escribir libros.

132 Desafiando imposibles

ANDRES-Desafiando imposibles.indd 132 3/11/13 12:16 PM


Desde entonces la autoestima, el pilar de la confianza, se trans-
formó en la pasión de mi vida. Una pasión que hoy Florencia y yo
compartimos. Guiadas por el respeto hacia la diversidad y la comple-
jidad propias del ser humano, hace más de veinticinco años que nos
hemos embarcado con pasión en descubrir cuáles son las estrategias
que más resultados dan para fortalecer la autoestima. Los invitamos
a explorarlas.

—¡Pero no hay a quien juzgar!— exclamó el principito.


—Te juzgarás a ti mismo —le respondió el Rey—. Es lo
más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo
que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres
un verdadero sabio.
Antoine de Saint-Exupéry

¿Qué es la autoestima ?

Las personas con autoestima alta son más felices, se frustran menos
frente a sus errores, se recuperan más rápido de los reveses de la vida y
establecen mejores relaciones sociales. La autoestima es también una
fuente de motivación interna: quienes se valoran a sí mismos están
automotivados, confían en su capacidad para resolver problemas y
tomar decisiones y no se sienten culpables cuando los demás no los
aprueban. Son personas que no pierden tiempo preocupándose en
exceso por el pasado, saben mirar hacia atrás y aprender de él. Al mi-
rar a los demás, no se sienten ni superiores ni inferiores; se reconocen
como personas únicas e irrepetibles, con talentos y áreas de mejora.
La autoestima tiene que ver con lo que sentimos por nosotros
mismos. Cuando miramos hacia adentro, todos tenemos una imagen

Verónica de Andrés | Florencia Andrés 133

ANDRES-Desafiando imposibles.indd 133 3/11/13 12:16 PM


de nosotros mismos; el modo como nos sentimos con respecto a esa
imagen, eso es nuestra autoestima. En otras palabras: es un juicio que
hacemos de nuestra persona; es lo que sentimos por nosotros mismos
cuando nadie nos ve, cuando nos hemos sacado todos los maquillajes
y despojado de todos los roles. Por eso decimos que la autoestima es
esa confianza que no se puede fingir. Puedes ser querido y admirado
por otros, pero si tú no te quieres y valoras, nadie lo puede hacer por
ti, y ningún halago externo será suficiente.
En la vida recibes muchas opiniones de los demás: de tus padres,
tus hermanos, tus maestros, tus amigos, tus colegas… Sin embargo,
de todas las opiniones que escuchas a lo largo de tu existencia, la más
importante de todas es la que tú tengas sobre ti mismo. Porque esa
opinión será el motor o el ancla de tu destino. Esa opinión hará que
te destaques o que te escondas. Esa opinión se reflejará en todas tus
elecciones: qué estudiar, con quién casarte, qué talentos desarrollar,
qué clase de trabajo tener, qué amigos frecuentar, qué experiencias
vivir. Por eso afirmamos que fortalecer la autoestima puede transfor-
mar no uno, sino muchos aspectos de la vida de una persona.
Según nuestro amigo y colega Nathaniel Branden, una de las ma-
yores autoridades en el tema, la autoestima es la experiencia de sentir
que estamos preparados para enfrentar los desafíos básicos que nos
presente la vida y sentir que somos merecedores de tener éxito y ser
felices. Hace un tiempo estábamos siendo entrevistadas por Andy
Kusnetzoff, un reconocido periodista argentino, y él nos dijo: «Yo
siento que puedo caer bien parado en cualquier lado. Si me dejás solo
en la China, en el Congo o en cualquier otra parte del mundo que no
conozca, de alguna manera me las arreglaré para sobrevivir. Ésa es mi
manera de entender la autoestima». Claro, la autoestima es justamente
eso: la suma de la confianza personal y el respeto por uno mismo.
Virginia Satir, reconocida psicoterapeuta estadounidense, pionera
de las terapias familiares, define la autoestima como la habilidad para

134 Desafiando imposibles

ANDRES-Desafiando imposibles.indd 134 3/11/13 12:16 PM


valorarse a uno mismo y tratarse con respeto, amor y realidad. Por el
contrario, cuando las personas no creen en su propia capacidad o en
su propio valor, suelen alejar a los demás, porque muestran conductas
cargadas de negatividad y actitudes defensivas —«yo no fui», «la culpa
es de otro»— o de aislamiento —«no me importan los demás», «me
recluyo»—. También puede darse lo contrario: la actitud de pegoteo, que
ocurre cuando las personas se muestran excesivamente necesitadas del
otro, pues ponen su valor en la mirada o en la aprobación del otro. A su
vez, como en lo profundo no creen merecer que les vaya bien, silencio-
samente «esperan» que otros las defrauden, las engañen, las dejen. Satir
dice que, «esperando lo peor, generalmente invitan a que eso suceda».
Si tenemos una imagen negativa y desvalorizada de nosotros mis-
mos, eso va a influir en todas las elecciones que hagamos. La imagen
que tenemos de nosotros mismos es tan fuerte que consciente o in-
conscientemente vamos a salir al mundo a buscar la confirmación
de esa imagen. Por ejemplo, si en lo profundo yo creo que no valgo
demasiado, voy a elegir parejas que tarde o temprano me dejen, me
engañen y hasta me maltraten.
«Siempre me enredo en relaciones en las que termino perdiendo,
¿por qué será?», nos dijo Paula, una participante del curso Confianza
total. Escuchando su relato fuimos descubriendo un patrón de con-
ducta: Paula parecía sentirse atraída por hombres que no la valora-
ban; muchos eran casados, otros eran demasiado viejos o demasiado
jóvenes para ella. No importaba con quién se relacionara, a la larga el
resultado era siempre el mismo: un desastre.
Cuando le preguntamos qué pensaba sobre lo que le sucedía, nos
dijo: «Cuando alguien me quiere de verdad, yo me enfrío; en cambio,
cuando me tratan mal, ahí me engancho… Es como si buscara el
maltrato». Al indagar en su historia, descubrimos que su padre jamás
la había elogiado; todo lo contrario, sus palabras siempre habían sido
muy duras con ella: «Eres un desastre», «Estás muy gorda», «Nunca

Verónica de Andrés | Florencia Andrés 135

ANDRES-Desafiando imposibles.indd 135 3/11/13 12:16 PM


ganas una competencia en el colegio», «¿Por qué no haces las cosas
como tu hermana? Me pregunto a quién habrás salido…» Paula no
podía recordar una sola palabra de aliento, de estímulo, de cariño.
Era claro que ella había internalizado una imagen de sí misma, un
autoconcepto totalmente desfavorable. Aunque era hermosa, se veía
fea; aunque tenía muy buena figura, se sentía gorda y, sobre todo, no
se sentía valiosa ni merecedora de amor y, en consecuencia, no lo
recibía. ¿Quién era ella, para ser querida, valorada y respetada?
Si bien es cierto que en primer lugar los padres, los educado-
res luego y finalmente nuestros pares tienen un impacto muy alto
en la formación de la imagen que tenemos de nosotros mismos, ya
que pueden alimentar o disminuir nuestra confianza, de adultos son
nuestras propias respuestas las que impactarán mucho en el nivel de
autoestima que tengamos. Esto es una gran noticia porque, de lo con-
trario, estaríamos fatalmente condicionados por la forma en que los
otros nos hayan tratado. En este sentido, Branden dice que «estamos
lejos de ser meros receptáculos pasivos de las opiniones que los de-
más tengan de nosotros. Y de todos modos, cualquiera que haya sido
nuestra educación, como adultos la cuestión está en nuestras manos».
Para empezar esa transformación, le dimos a Paula algunos
fragmentos de un texto emblemático de Virgina Satir, titulado «Mi
declaración de autoestima». Le indicamos que, mientras lo leyera,
marcara las partes que más le sirvieran y, en particular, las que la
hicieran sentir bien.

136 Desafiando imposibles

ANDRES-Desafiando imposibles.indd 136 3/11/13 12:16 PM

También podría gustarte