La amortización es un término económico y contable, referido al proceso de distribución en
el tiempo de un valor duradero. Adicionalmente se utiliza como sinónimo de depreciación en cualquiera de sus métodos. Se emplea referido a dos ámbitos diferentes casi opuestos: la amortización de un activo y la amortización de un pasivo. En ambos casos se trata de un valor, con una duración que se extiende a varios periodos o ejercicios, para cada uno de los cuales se calcula una amortización, de modo que se reparte ese valor entre todos los periodos en los que permanece. En las amortizaciones de una deuda, cada pago o cuota que se entrega sirve para pagar los intereses y reducir el importe de la deuda. Un crédito es un préstamo que alguien otorga a una tercera persona para algún asunto personal. Quien lo recibe devolverá dicho préstamo en forma de pagos o en un pago dependiendo como sea el crédito. Como todo el crédito es una responsabilidad que uno obtiene al momento de recibir el dinero, y por consecuencia deberá pagar en la fecha pactada o dar los pagos en las fechas establecidas en el convenio, por lo contrario recibiría algún castigo o una penalización o se metería en problemas legales. Un ejemplo seria la tasa de interés, cuando alguien recibe un crédito siempre tendrán que pagar una cantidad mayor a la solicitada y ahí es donde entra la tasa de interés. Además de que si no cumples con las fechas pactadas para dar los pagos esa tasa podría incrementar. El sistema amortizar se utiliza para denominar un proceso financiero mediante el cual se extingue, gradualmente, una deuda por medio de pagos periódicos, que pueden ser iguales o diferentes. Por otra parte, en las amortizaciones de una deuda, cada pago o cuota que se entrega sirve para pagar los intereses y reducir el importe de la deuda.
Los tres factores más relevantes para un proceso de amortización son:
El importe del préstamo o deuda
El tipo de interés El plazo establecido para pagar la deuda Dado que los tres elementos están relacionados, al contemplar un préstamo debes tomar en cuenta que, a mayor plazo de amortización, más intereses pagarás por la deuda. Sin embargo, a mayor plazo de amortización, menor será la cuota periódica que debes asumir. Así pues, el plazo estará determinado en gran medida por la cantidad de dinero que estés dispuesto a destinar al pago de tu deuda cada mes. También es necesario considerar que los plazos de amortización varían de acuerdo con el tipo de interés: las operaciones con interés fijo suelen tener plazos de amortización más cortos que las de interés de tipo variable.
Tomando en cuenta los tres factores antes mencionados, las amortizaciones pueden clasificarse en:
Amortización de cuota constante:
Es la forma más frecuente de amortización de préstamos. En ella se paga siempre la misma cuota. El dinero se distribuye por periodos entre los intereses y capital amortizado. Es decir, aunque la cuota siempre es la misma, los intereses se calculan sobre el valor pendiente a amortizar. Así pues, la parte de tu abono que va a los intereses se va reduciendo en proporción a la amortización del capital, ya que el capital pendiente de amortización será menor. El resultado de este sistema es que, durante la primera fase, el abono va dirigido principalmente a los intereses, pero a medida que se van pagando cuotas, la parte de éstas que corresponde a capital amortizado aumenta, lo cual deriva en una disminución gradual de la parte que se destina a intereses. Amortización de cuota creciente: En esta clase de amortizaciones la cuota va aumentando con el paso del tiempo. Los primeros pagos son pequeños, lo cual resulta ventajoso para los deudores que esperan un aumento en sus ingresos. Sin embargo, como consecuencia lógica, los últimos pagos serán bastante más elevados. Amortización de cuota decreciente: Con este método la cantidad amortizada de la deuda es siempre la misma, de suerte que el pasivo va disminuyendo de forma acelerada mes con mes y de esta manera de forma rápida se reduce la porción que se paga de intereses. Elegir un tipo de amortización adecuado a tus necesidades te ayudará a administrar mejor los recursos y a optimizar el pago de tus deudas. Debes evaluar tus ingresos pasados, actuales y esperados. Las entidades financieras sugieren que las cuotas mensuales no sean mayores al 40% del ingreso neto de cada cliente puesto que, de otra forma, el pago puede verse comprometido. Así mismo, como sucede con todos los planes a futuro, para planear el tipo de amortización más conveniente debes tener en cuenta el propósito de tu deuda. El fin de la amortización es poder acceder a un crédito en el cual puedas pagar las cuotas y sea más viable para tu economía.
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