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Revista de Ciencias Sociales (Ve)

ISSN: 1315-9518
cclemenz@luz.ve
Universidad del Zulia
Venezuela

Martínez Andrade, Luis


Rebelión, descolonización del poder y movimientos anti-sistémicos en América Latina
Revista de Ciencias Sociales (Ve), vol. XVII, núm. 1, enero-marzo, 2011, pp. 167-175
Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=28022755014

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Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XVII, No. 1, Enero - Marzo 2011, pp. 167 - 175
FACES - LUZ · ISSN 1315-9518

Rebelión, descolonización del poder y movimientos


anti-sistémicos en América Latina
Martínez Andrade, Luis*

Resumen
La dominación en el espacio latinoamericano y caribeño puede ser analizada bajo la perspectiva pro-
puesta por Aníbal Quijano, que refiere a una colonialidad del poder sustentada en las categorías de raza, trabajo
y género. La presencia de movimientos anti-sistémicos animados principalmente por sujetos que han estado “no
solo fuera de la historia” sino de las “teorías revolucionarias occidentales” muestra las debilidades de una cien-
cia social eurocentrada. El movimiento de los trabajadores rurales sin tierra en Brasil (campesinos) y el movi-
miento neo-zapatismo (indígenas) del sureste mexicano serán nuestro eje de reflexión. Es por ello que desde una
perspectiva crítica trataremos de llevar hasta sus últimas consecuencias la propuesta de “un giro des-coloniza-
dor” en las ciencias sociales.
Palabras clave: Rebelión, emancipación, sistema-mundo.

Rebellion, the Decolonizing of Power and


Anti-Systemic Movements in Latin America
Abstract
The domination of Latin American and Caribbean space can be analyzed from the perspective proposed
by Aníbal Quijano, who refers to a “colonialism of power” supported by categories of race, work and gender.
The presence of anti-systemic movements, mainly animated by subjects who have been “not only outside
history” but also on the fringes of “western revolutionary theories” show the weaknesses of Euro-centered
social sciences. The Landless Workers’ Movement in Brazil (MST), composed of peasants and farmers, as well
as the Neo-Zapatista Movement in Mexico (EZLN), formed by indigenous people, will be reflection points.
From a critical perspective, the study will attempt to carry the proposal for a “decolonizing turn” in the social
sciences to its final consequences.
Key words: Rebellion, emancipation, system-world..

* Sociólogo por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla donde recibió la distinción Cum Laude.
Actualmente estudia el Doctorado en la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París. En 2009
recibió el Primer Premio del Concurso Internacional de Ensayo “Pensar a Contracorriente”.
E-mail: luisma_andrade@hotmail.com
Agradezco los valiosos comentarios y observaciones del Sociólogo Rolando Hernández Alducin,
indudablemente los errores y debilidades del texto son responsabilidad del Autor.

Recibido: 09-11-25 · Aceptado: 10-09-10

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Martínez Andrade, Luis__________________________ _______________________________

A manera de introducción y establecido sobre la base de la idea de


“raza”. Las implicaciones de esa clasificación
Los procesos sociales e históricos del si- fue el despojo no sólo de sus tierras sino de sus
glo XVI siguen participando, en pleno siglo identidades, es decir, aztecas, incas, mayas,
XXI, dentro de la configuración política, eco- araucanos, aymaras, etc., pasaron a ser sim-
nómica y cultural de América Latina y el Cari- plemente “indios”. La idea de raza -nos men-
be. La emergencia de un sistema-mundo como ciona Quijano (2001)- venía formándose du-
propone Immanuel Wallerstein (1999) generó rante las guerras de “Reconquista” del mundo
una articulación entre mercados-mundos que ibérico, ya que en esas guerras los cristianos
hasta ese momento se encontraban esparcidos; de la Contrarreforma amalgamaron en su per-
sin embargo, como sugiere Quijano (2000), di- cepción las diferencias religiosas con las fe-
cha articulación creó un patrón especifico de notípicas. O de qué otro modo se puede expli-
dominación en las Indias Occidentales, este car la exigencia de “certificados de limpieza
fue, la “colonialidad del poder”. Por “coloniali- de sangre” que los vencedores establecieron
dad del poder” referimos a los mecanismos de contra musulmanes y judíos; sin embargo, en
explotación y dominación sustentados básica- América Latina la idea de raza tuvo como sede
mente en tres nociones: raza, trabajo y género. y fuente de relaciones sociales y culturales,
Immanuel Wallerstein (1999) acuñó el puesto que dicha idea se fundó en diferencias
concepto de sistema-mundo moderno para de- fenotípicas que diferenciaban a los conquista-
signar la formación, composición y dinámica dores (hispano-lusitanos) de los conquista-
del capitalismo a escala global. Empleando dos.
una perspectiva transatlántica (1) y, sobre Al curso de estas clasificaciones racia-
todo, bajo la influencia de la teoría de la de- les se estaban desarrollando prácticas sociales
pendencia (2), Wallerstein pudo desarrollar de dominación, control y explotación étnico-
categorías analíticas propias que le permitie- sociales. Las aciagas condiciones de trabajo y
ron comprender y explicar la lógica y expan- la esclavitud exterminaron por completo a los
sión del capitalismo. Empero, la emergencia indígenas del Caribe y estaban minando con-
del sistema-mundo moderno representó, a su siderablemente la oriunda población de Amé-
vez, para América Latina y el Caribe el adve- rica. Por ello, la Corona de Castilla decidió pa-
nimiento del primer horizonte colonial. El do- sar de la esclavitud a la servidumbre –por lo
minio hispano-lusitano creó las condiciones menos en el caso de los pueblos indígenas–
necesarias de la colonialidad del poder y de puesto que una de sus posesiones más valiosas
los saberes. De hecho sistema-mundo moder- estaba en peligro, la mano de obra indígena
no y colonialidad del poder son colateralmen- (3). Los españoles establecieron nuevas for-
te sincrónicos. mas de trabajo forzado como la encomienda
que significó un modo particular de produc-
1. Colonialidad del poder ción articulado al capitalismo. De hecho, “de
y sistema-mundo ese modo se impuso una sistemática división
racial del trabajo” (Quijano, 2000: 204).
Para Quijano (2001), sociólogo de ori- La organización racial del trabajo esta-
gen peruano, el patrón de dominación entre ba siendo articulada a la dinámica del capital.
colonizadores y colonizados fue organizado El índice de mortalidad indígena orilló a los

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europeos a la importación de fuerza de trabajo libertad incondicionada, revolucionaria, in-


por medio del comercio de esclavos (4). La novadora”.
fuerza de trabajo (de la población indígena y
negra) objetivada en los productos que se ex- 2. Conflicto permanente,
portaran al mercado europeo y, por lo tanto, luchas de emancipación
inscrita en la lógica del sistema-mundo, no re- y el inexpugnable recurso
percutían en la economía de sus productores, a la violencia
pues al ser considerados no-humanos –en el
sentido renacentista del término–, éstos no po- Es un lugar común en la historia de la
dían gozar de un salario, ni mucho menos de sociología, la frustración epistémica y política
una posición privilegiada en la estructura co- de Talcott Parsons (Wallerstein, 1999) no po-
lonial. Sin embargo es sabido que tanto los es- der establecer, en la teoría sociológica, el
pañoles como los portugueses (razas domi- triunvirato: Durkheim, Weber y Pareto, pues-
nantes) eran mecedoras de ese derecho. Nacía to que la intención de Parsons era dejar “fuera
una pirámide social racialmente diferenciada de juego” a Karl Marx. Al respecto, tanto
que a la postre condicionará el destino y las Immanuel Wallerstein (1999) como Braga
posibilidades de los grupos indígenas y afro- (2008) sostienen que dentro de los muchos
caribeños en Latinoamérica. aportes que Marx ofreció a la teoría social fue
La dinámica del capital debe ser anali- su reflexión y referencia al conflicto.
zada, por lo menos en el espacio latinoameri- Si bien Marx (1989) analizó la inci-
cano, en relación al fenómeno del colonialis- piente sociedad industrial en la Inglaterra del
mo y sus diversas manifestaciones culturales siglo XIX, su referente socio-histórico era la
y políticas. Por tanto, desde una perspectiva génesis y desarrollo del capitalismo. No debe-
crítica, nuestro objetivo es mostrar la presen- mos olvidar que en su Crítica a la economía
cia constante del conflicto (no sólo económi- política cifró el origen de la biografía moder-
co sino ontológico) y sus distintas manifesta- na del capital en el siglo XVI. De esa manera,
ciones analécticas (no sólo políticas sino cul- Marx reconoció que través de la plata y el oro
turales) en los movimientos anti-sistémicos expoliados de América Latina se crearon las
con carácter emancipatorio. Para Dussel condiciones estructurales para el surgimiento
(2001: 187): “El momento analéctico es la de lo que posteriormente Wallerstein denomi-
afirmación de la exterioridad: no sólo nega- nará como World-System.
ción de la negación del sistema desde la afir- Para el filósofo de Tréveris la realidad
mación de la totalidad. Es superación de la to- social está mediada por conflictos. La lucha
talidad pero no sólo como actualidad de lo que entre grupos (o clases) dominantes y grupos (o
está en potencia en el sistema. Es superación clases) subalternas, en todos los planos de la
de la totalidad desde la trascendentalidad in- realidad, es constante. Probablemente en al-
terna o la exterioridad, el que nunca ha estado gunos momentos se expresa de manera más
dentro. Afirmar la exterioridad es realizar lo nítida (procesos revolucionarios, boicots, mo-
imposible para el sistema (no había potencia- tines, entre otros) pero siempre está presente.
lidad para ello); es realizar lo nuevo, lo impre- En ese sentido, una sociedad que esté asimé-
visible para la totalidad, lo que surge desde la tricamente ordenada no estará exenta de ten-
siones y rupturas.

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En la historia latinoamericana y caribe- lenta pasión momentánea en contra de los colo-


ña, el sistema hegemónico (capitalismo mo- nizadores pero que se extinguió rápidamente
derno y colonial) ha diseñado diferentes me- puesto que su encono no tenía por objeto perpe-
canismos de represión no sólo política-econó- tuar la injusticia sino, al contrario, destruir di-
mica sino también cultural en beneficio de las cho sistema de dominación.
élites. Por tanto, el fenómeno de la violencia Las luchas de liberación de la periferia
como componente estructural del capitalismo latinoamericana y caribeña han sido no sólo
es insoslayable. La violencia no es resultado contra el imperialismo y el capitalismo colo-
sino elemento activo del capital. nial sino contra la “des-colonización del po-
De acuerdo con el pensador brasileño der”, en el amplio sentido del término. Por
Freire (1973:49), sostenemos que no existi- ejemplo, la demanda ¡Ya basta! del Ejército
rían oprimidos si no existiera una relación de Zapatista de Liberación Nacional del suroeste
violencia que los conforme como violentados mexicano intenta no sólo curar algunas venas
en una situación objetiva de opresión. Por tan- abiertas del espacio latinoamericano sin tam-
to, son los que oprimen quienes instauran la bién destruir el sistema capitalista y la des-fe-
violencia puesto quienes instauran el terror y tichización de la política. El neo-zapatismo li-
la violencia estructural no son los débiles sino bra una batalla por diversos frentes, lucha
las élites dominantes. De ahí que la “violencia contra el capitalismo salvaje llevado a sus má-
impositiva” sea un mecanismo por el que las ximas consecuencias (globalización neolibe-
clases dominantes instauran su propia visión ral), contra el proceso civilizador en un estado
de mundo. Por otra parte, aunque es evidente superlativo (occidentalización), contra la co-
que el “consenso” por parte de los dominados lonialidad en grados elevados (imperialismo
juega un papel muy importante en el proceso cultural) y contra la ideología del poder en ni-
de consolidación de una hegemonía no parece veles extremos (pensamiento único). Pero so-
fundamental analizar la relación entre la “vio- bre todo, también se opone a las ontologías
lencia estructural o impositiva” y la “violen- coloniales que desarrollo la modernidad hege-
cia creadora o subversiva” en la dinámica so- mónica: “Esa ontología eurocéntrica no surge
cio-cultural de Latinoamérica. de la nada. Surge de la experiencia práctica de
No obstante a la imposición de distintos dominación sobre otros pueblos, de la opre-
mecanismos de represión para mantener la do- sión cultural sobre otros mundos. Antes que el
minación, los grupos subalternos se rebelan re- ego cogito hay un ego conquiro (el “yo con-
curriendo a un tipo de “violencia creadora”. Al quisto” es el fundamento práctico del “yo
respecto, Fanon (1991) analizó el proceso sub- pienso”). El centro se impuso sobre la perife-
jetivo experimentado por los colonos argelinos ria desde hace cinco siglos. Pero ¿hasta cuán-
en su lucha por liberación, mostrando que, la do? ¿No habrá llegado a su fin la preponderan-
“violencia creadora” forma parte en la recons- cia geopolítica del centro? ¿Podemos vislum-
titución de los sujetos y pueblos dominados. En brar un proceso de liberación creciente del
ese sentido, Fanon reivindica los efectos catár- mundo de la periferia? Para ello deberíamos ir
ticos que produce dicha “violencia creadora” más allá de la modernidad, pero no como el
en su afirmación ontológica. Del mismo modo, postmodernismo nihilista. Nuestro camino es
James (2003: 94) señala que la “violencia” otro, porque hemos sido y somos la “otra-ca-
emanada de los jacobinos negros fue una viru- ra” de la modernidad” (Dussel, 2001:14-15).

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3. Des-colonizando el poder El uruguayo Zibechi (2008: 85) sostie-


y des-fetichizando las ne que existen en los movimientos sociales de
relaciones sociales América Latina formas organizativas caracte-
rizadas por cuatro elementos: a) la politiza-
La construcción del Estado-nacional ción de sus diferencias sociales y culturales,
en el espacio latinoamericano no representó en otras palabras, de sus modos de vida; b) la
para los grupos indígenas y afro-caribeños crisis de representación expresada en la des-
una verdadera independencia. Desgraciada- confianza de las formas clientelares y buro-
mente, la creación de los Estados se articuló a cráticas de lo político; c) la no-estatalidad, o
la transfiguración del sistema-mundo moder- bien, la trascendencia del horizonte Estado-
no teniendo como eje: Francia, Alemania e In- centrista; y d) la diversidad de formas de lucha
glaterra. El siglo XIX y los procesos de inde- o momentos de insubordinación social, desta-
pendencia siguieron en deuda con los grupos cando indudablemente los cortes de ruta y las
más vulnerables del continente americano (5). comunidades en resistencia. Desde la forma
A lo largo del siglo XIX y XX, las élites de producción de una empresa recuperada en
criollas administraron Estados dependientes el sur de Argentina hasta la sublevación indí-
y, por tanto, perpetuaron las bases de un deter- gena en Ecuador, pasando por la resistencia
minado “colonialismo interno”. La coloniali- del pueblo mapuche, la “otra campaña” zapa-
dad interna, ya interiorizada por el conjunto tista, la experiencia de las agrovilas del Movi-
de la sociedad, despreció profundamente la mento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra y
cultura popular. En ese sentido debemos en- de su pedagogía critica, por citar unos ejem-
tender a Fanon (1991) cuando postuló que en plos. Además, Zibechi (2008) subraya la des-
los países subdesarrollados no existe una ver- confianza que muestran los movimientos so-
dadera burguesía sino una especie de pequeña ciales a las formas tradicionales de “hacer po-
casta con dientes afilados, ávida y voraz, do- lítica”, puesto que en algunas ocasiones la iz-
minada por el espíritu usurero y que se conten- quierda ha traicionado los intereses populares.
ta con los dividendos que les asegura la poten- Léase el Partido de la Revolución Democráti-
cia colonial; por tanto, dichas élites son cari- ca (PRD) de México al rechazar la ley de De-
caturas de Europa. rechos y Cultura Indígena en 2001 o la coopta-
La des-colonización seguiría siendo ta- ción de algunos dirigentes del Partido de los
rea pendiente para las sociedades latinoameri- Trabajadores bajo el mandato de Luiz Inazio
canas. Los olvidados de la historia, a través de “Lula” da Silva, de ahí que, no está por demás
derrotas y fracasos, siguieron aprendiendo y recordar la dimisión de Frei Betto, reconocido
ensayando métodos de organización por la teólogo de la liberación, quien estuvo al frente
transformación política, económica, social y del programa “Hambre Cero” y decidió tomar
cultural en América Latina. Por ello, no es for- distancia del gabinete de “Lula” (Aguirre,
tuito que sean campesinos (Movimiento de 2008: 49).
Trabajadores rurales sin Tierra) e indígenas Otro de los rasgos interesantes en los
(Movimiento neo-zapatista) los principales movimientos sociales de América Latina, es-
protagonistas de las luchas sociales, estos últi- pecialmente el del Movimiento de los sin Tie-
mos veinte años. rra en Brasil y el neo-zapatista en México está
relacionado con el papel de las mujeres. En

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este sentido la feminización de la lucha social Galeano (2008: 337) cuando escribe sobre el
impregna no sólo los entramados espacio- Movimiento de los Trabajadores Rurales sin
temporales de los movimientos sino la lógica Tierra de Brasil que: “una tarde de 1996, die-
performativa de sus demandas, dando como cinueve campesinos fueron acribillados, a
resultado “otra forma” de concretizar las prác- sangre fría, por miembros de la Policía Militar
ticas emancipatorias. Superando la superficial del estado de Pará, en la Amazonia brasileña.
perspectiva del enfoque multicultural, Zibe- En Pará, y en buena parte de Brasil, los amos
chi (2008: 269) da cuenta de las repercusiones de la tierra reinan, por robo robado o por robo
del papel de la mujer-madre en la lógica con- heredado, sobre inmensidades vacías. Su de-
tra-sistémica y menciona que: “con ellas, recho de propiedad es derecho de impunidad.
irrumpe otra racionalidad, otra cultura, una Diez a años después de la matanza, nadie esta-
episteme relacional”. Es por ello que como ba preso. Ni los amos, ni sus instrumentos ar-
apunta Dussel (2001: 112): “La cultura de los mados. Pero la tragedia no había asustado ni
grupos y clases oprimidas de nuestros tres desalentado a los campesinos del movimiento
continentes, la cultura popular, es la que guar- Sin Tierra. Los había multiplicado, y les había
da lo mejor de nuestro mundo y de donde sur- multiplicado las ganas de trabajar, y de traba-
girán las alternativas nuevas de la cultura jar la tierra, aunque en este mundo sea imper-
mundial futura, que no será un mera repeti- donable delito o incomprensible locura”.
ción de las estructuras de la cultura del centro.
La exterioridad de la cultura popular es la me- 4. Movimientos anti-sistémicos
jor garantía y el núcleo más incontaminado y proyectos socio-políticos
del ser humano nuevo. Sus valores, hoy des-
preciados y hasta no reconocidos por el mis- Analizando el movimiento neo-zapa-
mo pueblo, deben ser estudiados cuidadosa- tista en México y el movimiento de los traba-
mente, deben ser incrementados desde una pe- jadores rurales sin Tierra de Brasil, Zibechi
dagogía de los oprimidos para que desarrollen (2008: 24) encuentra siete “rasgos comunes”
sus posibilidades. Es en la cultura popular, o características ético-políticas que subyacen
aún tradicional, que la revolución cultural en- en su dinámica: a) el arraigo territorial de los
contrará su contenido más auténtico”. movimientos, es decir, el espacio en el que se
Las luchas populares en América lati- reproduce ontológica y materialmente la co-
na no pueden ser simplemente analizadas munidad; b) la autonomía como forma de or-
bajo una perspectiva eurocéntrica, esto vale, ganización que implica la desconfianza de las
tanto para los enfoques de la sociología tradi- prácticas clientelares del Estado y de los parti-
cional y positivista como para la teoría mar- dos políticos; c) la revalorización cultural de
xista clásica o las mal-logradas teorías post- sus identidades, esto es, el desbordamiento de
modernas de la cultura, ya que la dinámica la categoría eurocentrada de ciudadanía; d) la
endógena de los procesos latinoamericanos apropiación y descolonización de saberes re-
merece el uso de conceptos y categorías que presentada en la formación de sus propios
estén más próximos no sólo de nuestro luga- cuadros y corrientes intelectuales; e) el papel
res de enunciación sino también de nuestra de las mujeres en la re-creación de otras lógi-
posición en la producción material y simbóli- cas organizacionales; f) la relación con la na-
ca. Al respecto debemos entender a Eduardo turaleza y, finalmente, g) las formas autoafir-

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mativas de reapropiación de espacios públi- 5. Conclusión


cos representadas en la toma de ciudades,
asentamientos (Movimento Sem Terra) y lu- Barros y Betto (2009: 93-94), quienes
gares de memoria. cuentan que a principios de los años ochenta
La reforma agraria juega un papel im- los peruanos esperaban ansiosos la visita del
portante en los conflictos sociales que subya- papa Juan Pablo II en tierra latinoamericana.
cen en la realidad latinoamericana; en este sen- En aquella ocasión, en la vieja ciudad de Cuz-
tido, Zibechi (2008) recupera no sólo la tras- co, el papa Juan Pablo II se reunió con algunos
cendencia de la cuestión material y subjetiva de indígenas, dentro de ellos se encontraba un vie-
la tierra en el imaginario social. No es fortuito jo iatari de los Andes, quien acercándose al
que en la trilogía (territorio-autogobierno-au- sumo pontífice, le dijo –palabras más palabras
tonomía) que formula el autor para destacar la menos–: “Santo padre, yo y mi pueblo agrade-
dinámica de la emancipación, la tierra sea cen- cemos mucho su visita. Nunca pensé que un día
tral. Al respecto, en una entrevista el subco- fuera a ver al papa de Roma. Sabemos que us-
mandante insurgente Marcos (Castellanos, ted vino a hablar de Dios y compartirnos sus
2008: 56) mencionó que un pueblo indio sin te- palabras de sabiduría. Nosotros la recibimos
rritorio no es un pueblo indio, la lengua y todo gustosos. Pero queremos decirle que sus ante-
eso se desbarata, pero si se destruye la tierra ya pasados, los europeos que llegaron hace qui-
no se tiene raíz, es como si mataran a la familia. nientos años y nos trajeron esta Biblia. Noso-
Por su parte, Stedile y Mançano (2005: 55) de- tros la recibimos de buena voluntad pero no sa-
clararon que la lucha del MST por la reforma bíamos que ellos nos daban la Biblia a cambio
agraria era una lucha de todos pues es una lucha tomaban la tierra. Ahora, yo he venido en nom-
contra el neoliberalismo. bre de mi pueblo a devolverle la Biblia y pedir-
Los zapatistas reclaman y ponen en le que el señor exija a los descendientes de los
marcha una sociedad donde la democracia di- europeos que nos devuelvan nuestra tierra”.
recta es pilar en las decisiones colectivas. En Por su parte, también en la década de los
el plano de producción material, también abo- ochenta, Abdelkebir Khatibi (1983), continuaba
gan por el respeto a la naturaleza y el medio el proyecto teórico de Frantz Fanon, y proponía
ambiente. Por ello, la autonomía ante el Esta- un “pensamiento otro” (pensé-autre) que em-
do y el mercado es fundamental. Por su parte, prendiera una doble critica, por un lado, contra
el movimiento de los Trabajadores Rurales el logocentrismo occidental y, por el otro, contra
sin Tierra de Brasil, algunos de los puntos en el etnocentrismo particularista. En ese sentido,
que su organización está basada son: la direc- Khatibi (1983) sostenía que un “pensamiento-o-
ción colectiva, la división de tareas, la disci- tro” no debía ser totalizador, por tanto, el “pen-
plina, el estudio, la formación de cuadros, la samiento-otro” no era ni marxista en el sentido
lucha por la tierra (reforma agraria) y la vincu- estricto, ni mucho menos era anti-marxista en
lación con las bases. En ese sentido, el proyec- sentido “derechista” del término sino que se en-
to político y social del MST tiende a una de- contraba en los límites de dichas posibilidades,
mocratización radical de la sociedad y una re- puesto que si se quiere descentralizar en noso-
lación no-mercantil con la naturaleza. tros mismos el saber occidental, debemos des-

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centralizarnos de dicho eje. Por ello, el “pen- Barros, Marcelo y Betto, Frei (2009). O amor fe-
samiento-otro” tiene que ser plural, es decir, cunda o universo. Ecologia e espiri-
abierto a todas las culturas que tengan como tualidade, Agir Editora, Rio de Janeiro.
horizonte la liberación política, social, y epis- Braga, Ruy y Burawoy, Michael (2008). Pour
témica de la periferia. uma sociologia pública, Alameda, São
Paulo.
Notas Castellanos, Laura (2008). Corte de Caja: En-
trevista al subcomandante Marcos,
1. Walter Mignolo (2001: 12) menciona que Edira, México.
cuando Wallerstein tomó al Atlántico como Dussel, Enrique (2001). Filosofía de la libera-
foco de análisis desplazó la importancia que ción, Primero Editores, México.
otrora Braudel le hubiera dado al Mediterráneo
Dussel, Enrique (1996). The underside of mo-
y, con ello, la estrecha perspectiva europea se
dernity: Apel, Ricoeur, Rorty,
nutrió de valiosos aportes.
Taylor, and the philosophy libera-
2. La teoría de la dependencia le permitió obser-
tion, Humanities Press International,
var las relaciones asimétricas entre un capita-
lismo central y un capitalismo dependiente, por New Jersey.
tanto, periférico. Dussel, Enrique (2007). Política de la libera-
3. La importancia de Bartolomé de las Casas, ción, Trotta, Madrid.
como primer anti-discurso filosófico de la mo- Fanon, Frantz (1991). Les damnés de la terre,
dernidad, ha sido analizada por Enrique Dussel Gallimard, Paris.
(2007: 1999). Aunque James (2003: 21) men-
ciona que, por sugerencia de Las Casas, el rey Freire, Paulo (1973). Pedagogía del oprimido,
Carlos V autorizó la exportación de 15.000 es- Siglo XXI, México.
clavos a Santo Domingo y, de esta manera, Galeano, Eduardo (2002). Las venas abiertas de
inauguraron el comercio de esclavo en las In- América Latina, Siglo XXI, México.
dias occidentales, James no menciona que en Galeano, Eduardo (2008). Espejos. Una histo-
1547 el mismo fraile criticara las injusticas de
ria casi universal, Siglo XXI, Madrid.
que padecían los negros.
4. C.L.R. James (2003) demostró la importancia James, C.L.R (2003). Los jacobinos negros,
no sólo del trabajo esclavo sino de su comercio Turner/F.C.E., Madrid/México.
en el desarrollo de la economía europea. Khatibi, Abdelkebir (1983). Maghreb Pluriel,
5. En otro trabajo hemos analizado ese tema. Cfr. Editions Denoël, Paris.
“La reconfiguración de la colonialidad del po- Martínez Andrade, Luis (2008). “La reconfigu-
der y la construcción del Estado-Nación en
ración de la colonialidad del poder y la
América Latina”, in Les Cahiers Amérique La-
construcción del Estado-Nación en
tine Histoire et Mémoire (ALHIM), Núm. 15,
América Latina”, in Les Cahiers Amé-
Université Paris 8, 2008, p.15-28.
rique Latine Histoire et Mémoire
(ALHIM), Núm. 15, Université Paris
Bibliografía citada 8, France, pp.15-28.
Marx, Carlos (1989): El capital. Crítica a la
Aguirre Rojas, Carlos Antonio (2008). L’Améri-
economía política, Tomo I, FCE, Mé-
que Latine en rébellion. Mouvements
xico.
antisystémiques et mort de la politi-
que moderne, L’Harmattan, Paris.

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