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Introducción
La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (iasp) define al dolor
como una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño
tisular real o potencial o descripta en los términos de dicho daño.
Esta definición se ajusta bien cuando hablamos del dolor agudo síntoma,
alarma, y transmite como el dolor no implica solo la nocicepción, sino que entran
en juego factores muy diversos como las emociones, las experiencias previas, la
cultura, la motivación y el medio ambiente entre otras. Hay tantos dolores como
personas y hay muchos dolores para cada persona. Pero cuando nos referimos al
dolor humano, no alcanza solo con esta definición.
El síntoma es expresión de una determinada lesión o alteración orgánica
producida por un determinado agente etiológico. Este es el paradigma biomédi-
co que ha contribuido al desarrollo del conocimiento y al control y tratamiento
de muchas enfermedades. Pero esto es insuficiente para explicar muchas enfer-
medades, así como sus distintas formas de expresión, la respuesta a los trata-
mientos y evolución. Hay que considerar el factor «terreno» como importante, es
decir el individuo sobre el que asienta la enfermedad como determinante de la
expresividad de una misma patología, así como de la respuesta a los tratamientos
y su evolución.
Una visión puramente biológica y mecanicista nos llevará falsamente a creer
que el uso de fármacos, infiltraciones, tratamientos fisiátricos y tantos otros pro-
cedimientos terapéuticos que la medicina adquirió en los últimos años, son sufi-
cientes para aliviar el dolor. Más importante aún, podemos creer que si el alivio
no se produce, será porque el dolor no existe. Nada más lejos de la realidad.
Aspectos psicológicos
Incluyen la valoración del estado cognitivo, la evaluación de los rasgos de
personalidad del paciente y las estrategias de afrontamiento.
No existe un tipo específico de personalidad que se vincule al dolor cró-
nico. Existen personas más expresivas y otras no tanto, pero ello no es factor
de riesgo para desarrollar un dolor crónico ni sella la mala evolución de los
tratamientos instituidos.
Los rasgos de personalidad están en relación directa con las estrategias de
afrontamiento y por lo tanto en el nivel de adaptación a la situación que se vive.
Entendemos por afrontamiento el esfuerzo (físico y psíquico) que el paciente
realiza para enfrentar y superar una situación estresante. Cada persona tiene sus
mecanismos propios y tiende a repetirlos frente a cada nueva situación.
Las estrategias activas, que ponen énfasis en las capacidades y recursos pro-
pios para superar la situación, están relacionadas con una menor discapacidad y
menor dolor, mientras que otras estrategias más pasivas, tendientes a depositar
en otro el problema o el control de la situación, están asociadas a un mayor nivel
de dolor y discapacidad.
Otro hecho importante a destacar, que vemos con frecuencia en nuestra
actividad, es la presencia de sucesos traumáticos en la vida de los pacientes con
dolor crónico. Ocurren la mayor parte de las veces en la niñez o adolescencia,
donde se destacan el abandono, la ausencia de figuras parentales, el maltrato
físico o psíquico, la historia de abuso sexual.
Green y colaboradores en un estudio donde se entrevistó a noventa mujeres
con dolor crónico, pudieron comprobar que aquellas que presentaban una histo-
ria más larga de abusos sexuales eran las que sufrían mayor ansiedad y más dolor.
En la misma línea, Goldberg y Goldstein, comparando un grupo de pacientes
con dolor crónico con un grupo control, constataron que un 54 % de los pacien-
tes con dolor crónico manifestaban haber vivido abusos sexuales o verbales en su
niñez, mientras en el grupo control este porcentaje se reducía al 21,4 %.
En cuanto a las psicopatologías asociadas, no existen dudas sobra la vin-
culación de la ansiedad y la depresión con el dolor crónico. Los pacientes con
dolor crónico experimentan más ansiedad que la población general. Existe una
relación significativa entre el trastorno de pánico y trastorno de ansiedad gene-
ralizada y dolor crónico
La depresión es más frecuente que en la población general, y mayor que en
otras enfermedades crónicas médicas. Los síntomas de dolor crónico muchas
veces se solapan con los de la depresión, ya que es frecuente que los pacientes
Gabriela Bruno1
Las ideas que se exponen en este texto son producto del trabajo de cam-
po realizado en un Centro de Salud Mental en el marco de la Pasantía de la
Maestría en Psicología Clínica de la Facultad de Psicología de la Udelar como
parte de la ejecución del proyecto de tesis Significación del motivo de consulta en
padres con hijos al inicio de la atención psicoterapéutica.
En el período comprendido de marzo a noviembre de 2012 participé se-
manalmente del Comité de recepción de niños, donde el equipo constituido por
psiquiatra infantil, psicóloga y asistente social recibe a madres, padres y adultos
referentes que solicitan atención psicológica para niños. Paralelamente fui reali-
zando entrevistas de investigación a padres y madres seleccionados en conjunto
con el equipo de atención a niños en las que se indagó especialmente: la toma de
decisión de consultar, las expectativas respecto del tratamiento y las significa-
ciones que atribuyen a lo que motiva la consulta por el hijo.
La concepción sobre el lugar de los padres en la psicoterapia psicoanalítica
de niños ha dado forma a distintas intervenciones que van desde la exclusión del
tratamiento, la indicación de análisis a los padres a realizarse en forma simultá-
nea al del niño pero con otro analista, las entrevistas puntuales con ellos para
recabar y aportar información, la inclusión en las sesiones con el hijo e incluso el
trabajo con los padres sin abordar al niño.
Aun cuando la presencia de los padres en la psicoterapia psicoanalítica de
niños sigue precipitando distintos abordajes y generando discusión, el tiempo de
las entrevistas iniciales con los padres es un momento de encuentro inevitable,
incluso para aquellos que solo esperen de ellos la anamnesis exhaustiva de la vida
del niño y opten por excluirlos del proceso.
Las entrevistas preliminares son tiempos de apertura, donde en el escenario
del consultorio (privado u hospitalario) se suceden los movimientos transferen-
ciales entre los padres que realizan la consulta y quien tomará o no —de acuerdo
a esos primeros movimientos— en análisis al hijo.
Ese tiempo inaugural es donde comienza a desplegarse el discurso sobre la
problemática que motiva la consulta, la percepción de los padres sobre lo que le
ocurre al hijo que incluye los motivos que desencadenaron la decisión de consul-
tar, sus expectativas sobre el tratamiento y las explicaciones causales que ellos
formulan sobre lo que está sucediendo.