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Esc. de com. 17: SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES.

DERECHO: Texto 2
5to 1ra Turno tarde

COMIENZO Y FIN DE LA EXISTENCIA DE LA PERSONA HUMANA EN HISTORIA DEL DERECHO OCCIDENTAL

En occidente en el mundo romano, en el siglo I de nuestra era, si nos remitimos a la historia del
derecho, podemos conocer las costumbres de entonces. En Roma, la mujer no era sujeto de derecho.
Su condición personal, la relación de la mujer con sus padres o con su marido son competencia de la
Domus1, de la que el padre, el suegro o el marido, son jefes todopoderosos. La mujer es considerada
como un objeto. La idea que prevalece entre los juristas del imperio es la de una inferioridad natural de
la mujer. La mujer no ejerce ninguna función oficial en la vida política y no puede cumplir ninguna
función administrativa: ni en la asamblea de los ciudadanos, ni en la magistratura, ni en los tribunales.
Sin embargo, no está confinada en el gineceo2 como lo estaba la griega, ni enclaustrada en el harem3
como en el Islam. La mujer romana puede participar de fiestas, espectáculos, banquetes, teniendo el
derecho de permanecer sentada. En los hechos, prevalece intacto el poder del padre en cuanto al
derecho de vida o muerte sobre sus hijos, la voluntad de éste, en lo que se refiere al matrimonio de
su hija, se impone. En caso de adulterio, es el único que tiene derecho a matar a su hija infiel. El
marido sólo tiene derecho de matar a su cómplice. Durante el bajo imperio4 el adulterio del hijo es
sancionado exclusivamente con la restitución de la dote5 de la mujer. En este período, si el legislador
se ocupa de la suerte de la mujer, lo hace a propósito de la devolución o administración de sus bienes:
establece la parte que le corresponde de la herencia paterna, le prohíbe heredar grandes fortunas de
acuerdo a la ley Voconia del año 169 antes de Cristo. Hacia el siglo III después de Cristo, toma
algunas medidas para impedir que esa dote se confunda por completo con los bienes del marido que
administra la totalidad. Las mejorías en la condición femenina tienen lugar tardíamente, bajo el
Imperio6, y el Bajo Imperio. Es en éste último período cuando se prevé alguna sanción en caso de que
la mujer sea víctima de rapto o violación.
Esa protección a la mujer a la que da lugar poco a poco el aparato legislativo, se produce en el destino
de las mujeres sólo después de Cristo, con la prédica de las palabras de quienes en Roma y en
muchas otras partes del Imperio, enunciaban la igualdad esencial entre el varón y la mujer.
En el Petit Larousse7, entre los nombres que se mencionan de los siglos II y III después de Cristo, se
encuentran en su lista muchos más nombres de mujeres que de varones. Menciona a 21 mujeres,
entre ellas Zenobia, reina de Palmira, y Faustina, la mujer del emperador Antonino. Esta abundancia
de nombres femeninos que subsisten para el gran público, indica la importancia de estas (casi todas)
mujeres jóvenes, muchachas que murieron por afirmar su ideal: Ágata, Inés, Cecilia, Lucía, Catalina,
Margarita, Eulalia. Fueron 300 años de persecución religiosa, de vida subterránea y de enraizamiento
de las nuevas costumbres que estas mujeres querían instalar a través de las ideas.
En las actas de Lyon, año 177 después de Cristo, aparece Blandina; en los medios paganos debió de
resultar muy chocante el hecho de que se prestara tanta atención a una muchacha que era sólo una
esclava, y que hubiera podido ser condenada a muerte por orden de su amo. Sorprendente debió

1
Domus en latín significa hogar, representa el lugar de cada núcleo familiar. Era la casa unifamiliar romana de familias
cuyo cabeza de familia llevaba el nombre de dominus. Variaba dependiendo del poder económico del propietario, el cual se
mostraba en el tamaño de la vivienda, en su decoración, sus gustos e intereses.
2
Gineceo proviene de gyne, mujer en griego. Parte de la casa destinada a las habitaciones de la esposa o de las mujeres.
3
Harem viene del árabe ḥarīm, mujeres; lo vedado. Zona en que viven las mujeres entre los musulmanes. Conjunto de
mujeres que viven bajo la dependencia de un jefe de familia: familiares, concubinas o personal del servicio doméstico.
4
Bajo Imperio romano: Desde el ascenso de Diocleciano en 284 hasta el fin del Imperio romano de Occidente en 476.
5
Dote: Conjunto de bienes y derechos aportados por la mujer al matrimonio, que tiene como finalidad atender al
levantamiento de las cargas comunes y que le deberá ser devuelto una vez disuelto aquel.
6
Imperio romano: Fue fundado por el emperador Augusto, en el año 27 a. C., perduró hasta el 476 d. C.
7
Pequeño Larousse: Diccionario general, con 2 partes diferenciadas: lingüística y enciclopédica, más ilustraciones.

1
ser la reivindicación de muchachas como Inés, salida de una familia patricia8, o Cecilia, o Lucía. De
quienes sabemos con certeza que en su mundo y en su medio fueron contestatarias: Pretendían
rechazar al marido que les asignaba su padre y conservar la virginidad por su ideal.
En Roma la patria potestad, el poder del padre sobre la familia, y en especial sobre los hijos una
vez nacidos, era absoluto, se realizaba la desaparición forzada de las hijas menores. El padre,
por lo general, conservaba una sola hija, la primogénita; la hija, la mayor, lleva como único nombre el
de la familia paterna; ejemplo: en la gens9 Cornelia la hija se llama Cornelia, la hija no tiene un
nombre personal, sino sólo el de su padre. Estas muchachas desobedecían sus órdenes, se negaban
al matrimonio, en vistas al cual se les había conservado la vida, afirmaban con arrogancia una
voluntad propia, que toda la sociedad les negaba. Entraban en contradicción con las estructuras de la
civilización, las leyes, y las costumbres del mundo romano. En Roma y en el Imperio Romano, el
carácter innovador de la actitud de estas muchachas, era radical. Negar la autoridad del padre de
familia, en su hogar como en la ciudad, a quien era el único ciudadano cabal, propietario, jefe militar y
gran sacerdote, era sacudir los cimientos de toda una sociedad. Teniendo en consideración esa
situación legal, y ante una pretensión tan exorbitante, el padre aplicaba su poder sobre la vida o
muerte de sus hijos, derecho que la ley seguía otorgándole. Sólo hacia el año 390 después de
Cristo, la ley civil retira al padre el derecho de vida o muerte sobre sus hijos. Como consecuencia
de la difusión de las ideas predicadas y puestas en práctica, desaparecía la primera y más decisiva de
las discriminaciones entre los sexos: el derecho a la vida correspondía ahora tanto a las niñas
como a los varones10.
A partir de ese momento, la visión cristiana del hombre, y el respeto a la vida que proclamaban, se
introduce en las costumbres, lo suficiente como para que se implante gradualmente el respeto hacia
la persona; para los cristianos este respeto se extiende a todas las vidas, incluida a la del niño
próximo a nacer o ya nacido.
En la legislación romana antigua, el derecho al infanticidio es uno de los atributos de la patria
potestad: Un padre puede rechazar al hijo que la mujer acaba de dar a luz, se le reconocen
derechos sobre un embrión, embrión que no tiene ninguna condición jurídica, a quien no se
considera siquiera humano.
Contemplemos la mentalidad de la época anterior al cristianismo respecto a este aspecto: Hipócrates
plantea como natural el problema de saber “a cuáles niños criar”. Cicerón pensaba que la muerte de
un niño se soporta “con el alma serena”. Séneca consideraba que era razonable ahogar a los niños
débiles.
Justino11 evoca el respeto de los cristianos hacia la vida del niño: “incluso cuando es un recién
nacido”. Esas ideas se basan sobre la total igualdad entre el varón y la mujer en sus relaciones
recíprocas. Las mujeres comprendieron, a partir de esas ideas, que les era otorgada la libertad de
elección. Se les daba una libertad que ellas no habían gozado nunca: no prevista en ninguna de las
leyes del aparato legislativo de la República12, ni del Imperio. Ahora tenían derecho a elegir sobre
su existencia. Comprendieron que valía la pena conquistar esa libertad, aún al precio de su vida.
¿Midieron éstas contestatarias el valor de su reivindicación? Su reivindicación de libertad llevaba

8
Patricios: El nombre viene de pater, en referencia a los fundadores, los primeros padres de Roma. En la Antigua Roma,
el orden social de los patricios estaba compuesto por los descendientes de las treinta curias primitivas.
9
La gens era la familia. Podía comprender una línea o producir ramas numerosas; pero siempre era una familia.
10
Para comparar con la actualidad podemos tomar como ejemplos, estos datos de febrero de 1.980: En muchas
sociedades se valoriza el nacimiento de los varones y se desvaloriza el de las niñas. En los países cristianos, los niños de
ambos sexos son bautizados y registrados sin discriminación. Hay civilizaciones donde las niñas son parcialmente omitidas
en las declaraciones a la autoridad religiosa o civil: países de África, del subcontinente indio, y de la mayoría de los países
islámicos. Hay países donde la mortalidad de las niñas es superior a la de los varones, debido a la menor importancia que
se les otorga, y a una atención inferior. En la India la expectativa de vida de las mujeres es menor que la de los varones. En
Argelia, país musulmán, la mortalidad femenina es mayor desde los 6 meses de nacimiento hasta los 35 años.
11
San Justino Mártir: Nació en Flavia Neapolis, cerca del año 100 d.C., se convirtió al cristianismo alrededor del año 130
d.C., enseñó y defendió la religión cristiana en Asia Menor y en Roma, donde sufrió el martirio cerca del año 165 d.C.
12
República romana: Desde 509 a.C., cuando se puso fin a la monarquía con la expulsión del último rey, Lucio Tarquinio
el Soberbio, y duró más de 450 años, hasta el 27 a. C., luego de las Guerras Púnicas, desembocando en el Imperio.

2
implícitas todas las demás: pronunciar libremente el voto de virginidad, significaba proclamar la
libertad de la persona y su autonomía en la decisión. Estas jóvenes, estas muchachas que
mueren porque han hecho una libre opción y se han entregado a un esposo que no es aquél a
quien estaban destinadas, fundan la autonomía de la persona. Lo que en adelante cuenta es la
persona.
Hasta aquella época, persona era la máscara que se usaba en el teatro, e identificaba al personaje. A
partir de entonces, el término se carga con una significación nueva que responde a una realidad
nueva: es que los cristianos tuvieron que forjarse un vocabulario para predicar; y así para difundir las
ideas se conciben los términos: salvación, gracia, caridad, eucaristía, o se renuevan en su significado;
así también aparece este concepto y este término de persona. En adelante, la mujer, el niño, y el
esclavo, serían personas. La primera en beneficiarse será la mujer.
La posición de las vírgenes y las viudas, eran dos formas de soledad, que en el mundo antiguo, fuera
judío o pagano, implicaba una especie de maldición. Sin llegar a los extremos de ciertos cultos
asiáticos donde se procede a la inmolación13 de la viuda en la pira14 de su marido. Sólo algunas
viudas ricas escapaban al desamparo que era el destino normal de la mujer que ha perdido el marido.
En la comunidad cristiana las viudas son las primeras en recibir asistencia. Con el tiempo, se pasará
de la asistencia a la devolución de una verdadera función a las viudas y vírgenes, hasta llegar a
desempeñar ellas un papel activo.
En cuanto a la virginidad, en la Roma pagana era objeto de cierto respeto, conocemos la historia del
verdugo que, como estaba prohibido matar a una virgen, violó a la hija de Sejano, que era una niña,
antes de degollarla: El emperador Tiberio Julio César (42 a. C. - 37 d. C.) ordenó la muerte de
Junilla, hija de su enemigo Sejano, unos de sus ministros, también ejecutado. Tiberio mandó matarlo
a él y a su familia. Como era inaudito que una virgen fuera ejecutada, Tiberio ordenó al verdugo
violarla antes. La hija de Sejano tenía 11 años, por lo que se encontraba protegida por la ley que
impedía que se sacrificaran vírgenes. Ante esta contrariedad, Tiberio manda al verdugo a que primero
viole a la niña para luego matarla. Murió en manos de Macron, un capitán de la guardia.
Las vírgenes vestales eran un conjunto de sacerdotisas de la diosa Vesta de Roma, conocida como
Hestia en Grecia, era la diosa del fuego y del hogar familiar. Desde cuando Roma era una monarquía
dominada por los reyes etruscos, las vestales vivían en palacios lujosos y con comodidades, eran
consideradas mujeres sagradas y tenían beneficios. Debían mantenerse vírgenes 30 años y mantener
la llama ardiendo. Las vestales, custodias del fuego sagrado de la ciudad, eran destinatarias de
honores, pero si alguna de ellas transgredía su voto de castidad, era enterrada viva. El padre las
designaba y las conducía al templo desde la primera infancia, allí permanecían 30 años; su condición
llevaba el sello de la patria potestas, del poder del padre.
Mientras que el voto de virginidad que profesaban los cristianos, tanto varones como mujeres, de
hecho estableció el valor de la persona frente a la pareja. Para la mujer es de una importancia
radical, de allí su función determinante en la difusión de esas ideas.

Fuente: Régine Pernoud, La Femme au temps des cathédrales, Stock, 1981

13
Inmolar: Sacrificar una víctima. Ofrecer algo en reconocimiento de la divinidad. Dar la vida, la hacienda, el reposo, etc.,
en provecho u honor de alguien o algo.
14
Pira: Hoguera en que antiguamente se quemaban los cuerpos de los difuntos y las víctimas de los sacrificios.

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