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El acto recordatorio (Avenir) por medio del cual debe un Abogado llamar a otro

a discutir un asunto ante los Tribunales, no será válido ni producirá efecto


alguno si no ha sido notificado, por lo menos, dos días francos antes de la fecha
en que debe tener lugar la audiencia a que se refiere.

La Constitución de la República garantiza el debido proceso de


ley, conforme al cual debe salvaguardarse el derecho de
defensa y el principio de contradicción procesal, este último,
protege a las partes litigantes de cualquier efecto sorpresivo
que pudiera impedirles el buen ejercicio de sus derechos.
Como principio regulador de primer orden, se impone tanto a
las partes como al propio juez, en su misión de árbitro de la
regularidad y legalidad del proceso y en interés de garantizar
un juicio justo e imparcial.
Resaltamos lo anterior, en vista de que no puede celebrarse
válidamente una audiencia sin que se haya dado regularmente
el “avenir”, que es el acto mediante el cual, de conformidad con
la Ley 632 de 1932, en su único artículo, debe
un abogado llamar a otro a discutir un asunto en los
tribunales, el cual no será válido ni producirá efecto alguno
si no ha sido notificado, por lo menos, dos días francos
antes de la fecha en que debe tener lugar la audiencia a
que se refiere. El Avenir a audiencia es una actuación
procesal que no compete a la secretaria del tribunal que
conoce el asunto, sino, al abogado.
El avenir, también se le conoce como acto recordatorio, no se
beneficia del aumento del plazo en razón de la distancia
previsto en el artículo 1033 del Código de Procedimiento Civil,
pues dicha disposición solo se refiere a plazos que se tiene
para hacer un acto cualquiera a partir de un acto notificado a
persona o domicilio y no a los plazos que median en los actos
notificados de abogado a abogado. El emplazamiento y el
avenir tienen plazos y objetos diferentes, al igual que son
regidos por disposiciones distintas.
El avenir debe ser notificado a los abogados de la parte, no a la
parte misma (1ra. Sala, 24 de octubre de 2012, No. 81, B. J.
1223). Sin embargo, en virtud del principio “no hay nulidad
sin agravio”, ha sido juzgado por la Suprema Corte de
Justicia, que los actos de avenir se notifican de abogado a
abogado, pero si se notifican en el domicilio de una de las
partes, y ésta ejerce su derecho de defensa, sin probar que se
le haya causado ningún agravio que le impidiese el ejercicio del
mismo, es válido el acto (No. 20, Pr., Feb. 2012, B.J.1215).
Continuando con el principio “no hay nulidad sin agravio”, no
es nulo el acto recordatorio notificado por un alguacil un día de
fiesta si la irregularidad no causa ningún agravio. Tampoco es
nulo el avenir que carece de la firma del abogado si la parte
notificada no demuestra ante el tribunal el agravio sufrido,
máxime si ha tenido la oportunidad de defenderse en la
audiencia conocida al efecto.     
Sin embargo, es considerado nulo el avenir cuyo requerido es
una persona que ha fallecido, lo que implica que este no llegó a
las manos de quien debió llegar (1ra. Sala., 25 de abril de
2012, núm. 87, B. J. 1217).
El hecho de que una formalidad de un acto de procedimiento
esté consagrado en un texto legal, inclusive a pena de nulidad,
no implica que no se le puede aplicar el principio de que “no
hay nulidad sin agravio”, establecido en el párrafo
segundo del artículo 37 de la Ley 834 de 1978.
Asimismo, el abogado puede, sin incurrir en nulidad alguna,
notificar por un mismo acto su constitución de abogado de la
parte demandada y dar avenir a audiencia.
En ocasiones ocurre, que no habiendo el demandado
comparecido, o lo que es mejor, no habiendo dicha parte
constituido abogado para que postule por ella ante el órgano
jurisdiccional correspondiente, el abogado de la intimante que
ha perseguido la audiencia, cursa de todos modos una
notificación tipo acto recordatorio o avenir, no a un profesional
del derecho, porque no lo hay, sino, más bien, directamente al
domicilio o a la persona de la parte demandada que no ha
hecho tal constitución. Esto es lo que algunos doctrinarios han
denominado “avenir de cortesía”, no porque en el proceso
realmente exista una actuación que se llame así, sino como
una manera jocosa de asignarle una denominación a una
notificación de la cual no tenía la obligación de realizar el
abogado que representa los intereses de la
demandante. Recordemos, que cuando no se ha constituido
abogado no es posible, ni obligatoria la notificación de un
acto recordatorio.
Es importante saber, que la mera comparecencia de la parte
para solicitar la nulidad del avenir por alguna irregularidad de
forma deja cubierta esa nulidad, sobre todo cuando el acto ha
llegado a su destinatario, y pudo presentarse a la audiencia y
proponer las medidas que consideró pertinentes. Lo que ha
querido el legislador al instaurar el avenir ha sido,
precisamente, garantizar que la parte en causa tenga derecho
a defenderse. Ahora bien, y contrario a lo decidido en una
ocasión por la Suprema Corte de Justicia mediante sentencia
de fecha 21 noviembre 2007, consideramos que lo anterior no
puede abarcar o pretender cubrir, que el plazo dado en el acto
de avenir (menor a los dos días francos), no sea suficiente para
preparar los medios de defensa, ya que precisamente, lo que
ha pretendido el legislador es evitar que se lesione el derecho
de defensa, por lo que entendemos, que en estos casos
resulta intrascendente o innecesario tener que probar agravio
alguno.
Admitir lo contrario –plazo menor a dos días francos- nos haría
caer en un absurdo. No solamente al plazo del avenir, sino
todos los plazos mínimos legalmente establecidos para
preservar el derecho de defensa –los plazos de
comparecencia, por ejemplo– serían letra muerta y los litigantes
de mala fe notificarían siempre sus actos en plazos irregulares
y cortísimos a sabiendas de que, al hacerlo, no sólo no sufrirían
ninguna sanción sino que al mismo tiempo pondrían a su
contraparte en franca desventaja y en la angustiosa condición
de tener que elegir entre dos males: o dejarse tomar el defecto
o subir a audiencia sin la debida preparación.
En definitiva, de ahí que, ante un avenir notificado sin respetar
el plazo mínimo legal, el juez debe declarar que la causa ha
sido mal perseguida y ordenar la cancelación del rol de
audiencia. De no suceder así, el avenir perdería todo su valor,
puesto que resultaría válido incluso cuando fuere notificado
minutos antes de la audiencia.

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