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EL INDÍGENA EN LA HISTORIA MEXICANA DEL SIGLO XIX propios, y de nuestros sucesores”.

3 La de los indios es más larga, pero divi-


dida por el antes y el después de las guerras de conquista.
Parte I
La representación de los indios, en las juntas para elegir gobierno du-
“La verdad se va definiendo, buscadla...”
rante el interregno de 1808, estuvo determinada por la necesidad de su
Justo sierra apoyo y el rechazo moral; Primo de Verdad, por ejemplo, aspiraba a la
unión entre americanos para evitar la rivalidad y los celos: “Entónces se
olvidarían los odiosos nombres de indios, mestizos, ladinos, que nos son
tan funestos”.4 Esta unión ansiada por los intelectuales independentistas

L
as élites bien enriquecidas y educadas del territorio de la Nueva fue poco aplicable a la realidad. La existencia de los indios era innegable,
España, sin menoscabo de ningún tipo, se veían herederos de los pero al pretender borrar la diferencia política con un decreto, los criollos no
conquistadores, pues sujetos a las creencias sobre los derechos de veían la interioridad del escollo planteada en las identidades. José Morelos
nacimiento, encontraron las justificaciones y disidencias para el estable- y Pavón lanza su manifiesto unos años después:
Divagaciones Eruditas

cimiento económico-político que los regía, y el motivo para sus tertulias


intelectuales, que se extenderían allende de los límites virreinales; nació, […] que no hay motivo para que las que se llaman castas quieran destruirse unos
también en este periodo colonial, los enfrentamientos de castas, que lejos con otros, los blancos contra los negros, o éstos contra los naturales […] porque
sería la causa de nuestra total perdición espiritual y temporal.
se aminorar con la Independencia, se ocultaron tras el velo libertario.
Que siendo los blancos […] los que primero tomaron las armas en defensa de los
En Perú, Juan Pablo Viscardo y Guzmán señaló que la rebelión de Tú- naturales de los pueblos y demás castas […] deben ser los blancos, por este mérito,
pac Amaru dejó una herida en el pundonor criollo: “ofendía el orgullo de el objeto de nuestra gratitud y no del odio que se quiere formar contra ellos5
los criollos que despreciando soberanamente a los indios, no estaban dis-
puestos a aceptar a uno de ellos por amo”,1 más, porque mataron a varios
criollos, sin embargo, también dejó relucir el fracaso de los indios contra ¿Acaso un decreto puede hacer olvidar las diferencias? ¿La palabra le-
sus opresores, la falta de apoyo del resto de la nobleza india y –añado–, de gal es capaz de semejante transformación? ¿Cuál es el problema para la
los pueblos indios: “El resultado fue que los jefes militares criollos lograron conformación de una nación tan diversa? ¿Es un problema de identidad
contar con un considerable respaldo indio para combatir los rebeldes. En cultural la integración? ¿Se puede condicionar todo el problema a esta idea
efecto, Viscardo admitía abiertamente que el ‘recíproco celo’ de las razas tan endeble? Morelos sentencia en Los Sentimientos de la Nación: “15°
que poblaban Perú había destruido la posibilidad de emprender una acción Que la esclavitud se prescriba para siempre, y lo mismo la distinción de
conjunta en contra del régimen colonial”.2 Incluso toda rebelión hecha por castas, quedando todos iguales […]”.6 Lejos de una liberación, fue un ocul-
mestizos fue sofocada del mismo modo. Finalmente, la necesidad de los tamiento.
criollos por erradicar a los españoles de las colonias americanas, los forzó Lorenzo de Zavala menciona que la conquista redujo a los indios a la
a respaldarse de la hybris que tanto despreciaban. Esto, no estaba alejado esclavitud, sirviéndose los españoles de ellos, “sin que éstos tuviesen ni
del caso mexicano; pues ambos territorios pertenecían al Virreinato y, por valor para oponerse, ni aun la capacidad de explicar algún derecho”.7 Pero
tanto, pocas diferencias eran esenciales. después de la independencia ¿fue distinto? Bustamante dice a Morelos,
El español-americano tenía su propia historia de tres siglos, así lo ex-
presó Viscardo: “El Nuevo Mundo es nuestra patria, su historia es la nues- 3 Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Carta dirigida a los españoles americanos, p. 73.
tra […] tomar el partido necesario a la conservación de nuestros derechos 4 Francisco Primo de Verdad y Ramos, “Memoria póstuma del síndico del Ayuntamiento de México” en Carmen Rovira
(Compiladora), Pensamiento Filosófico Mexicano. Del siglo XIX y primeros años del XX, p. 157.
5 Fuente: Documentos de la guerra…, pp. 29-31 Apud Ernesto de la Torre Villar, “Morelos. Documento 9. Decreto de
Morelos que contiene varias medidas, particularmente sobre la guerra de castas (13 de octubre de 1811)” en La inde-
1 Viscardo, Obra completa, I, pp. 259-261 Apud Juan Pablo Viscardo y Guzmán, “Introducción” en Carta dirigida a los pendencia de México, p. 221.
españoles americanos, p. 22. 6 Ernesto de la Torre Villar, “Documento 20. Morelos. Sentimientos de la Nación (1813)” en op. cit., p. 251
2 David A. Brading, “Introducción” en Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Carta dirigida…, p. 22. 7 Lorenzo de Zavala, Ensayo histórico de las revoluciones de México. Desde 1808 hasta 1830, Tomo I, p. 11.

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“nuestras localidades marítimas nos proporcionarán un comercio directo La desigualdad no sólo de razas sino de clase social no deja mentir en el
con la Europa a cambio de efectos indígenas, con los que conseguiremos lo prototipo que se tenía de los indios –y negros–, había incluso un Hospital
necesario para conservar la vida, y lo que es más, armas y tropas auxiliares General de Indios.13 No se quería siquiera tener la menor relación que no
para acabar de sojuzgar a nuestros enemigos”.8 Tres siglos después de la hubiera sido estrictamente la de amo-siervo, y cuando se les describía se
conquista y ¿no hubo indios qué entendiesen esto? O ¿el problema es otro? usaban adjetivos peyorativos: borrachos, ignorantes y supersticiosos. En
En efecto, el conflicto es otro. Tampoco parece ser un asunto de identidad. un anuncio de la misma época se declara: “Se hace una caracterización de
las facultades de los salvajes en base a sus necesidades: como únicamente
Zavala ensarta el aguijón sobre un tema de preocupación actual, las
se procuran el alimento y no tienen dificultad en conseguirlo, no tienen
Leyes de Indias como “método prescrito de dominación sobre los indios”.9
necesidad de pensar; para defenderse de los animales han desarrollado su
Las leyes para los indios son vistas como leyes especiales por su incapaci-
cuerpo, en cambio en los civilizados se desarrolla el alma”.14
dad antes que ser una normalización que los respeta. Durante el siglo XIX
se escribe sin tapujos ni consideraciones –a diferencia del XX–, no hay por Las jerarquías en la Colonia estaban bien diseñadas para no dejar du-
qué ocultar su opinión con respecto a los indios. El mismo autor, señala que das del lugar que se ocupaba, sin embargo, la Independencia no resolvió el
la lengua india “es pobre y carece de voces para espresar ideas abstractas”. conflicto. Melchor de Talamantes –como Viscardo, Mora, Lucas Alamán,
Aparte de creerse el embrutecimiento en que vivían los indios argumenta Mier y Terán– expresa el sentir de los criollos en el concepto de ‘honor na-
sobre las mujeres indias: “sus mugeres ó hijas […] no conocen esa incli- cional’ como el ‘honor español’, en contraposición a los mestizos que bus-
nación tan natural á su secso de parecer bien delante de los demás”.10 A carán una reconciliación e identidad con el pasado prehispánico y la cultura
pesar de su gran instrucción y experiencia del mundo, desconoce que los española. Estos mundos (indios, criollos, españoles, negros y mestizos de
conceptos como belleza y fealdad tienen una carga histórica y cultural, lo todo tipo) que compartieron el mismo territorio tuvieron una fractura ma-
cual es herencia de las ideas generalizadas de la Nueva España y que no yor cuando “la independencia aceleró movimientos migratorios que, hasta
desaparecieron cuando se cambió de forma de gobierno –o de manos. entonces, habían avanzado con una considerable lentitud”15 e hizo que la
Otros, como José María Luis Mora, califican a los indios por la falta desigualdad fuera más tangible.
de trabajo constante, el derroche en fiestas de lo poco ganado, el tiempo Los indígenas luego de la independencia “perseveraron en su empeño
que pasan en ociosidades y embriagados; hubiera sido bueno preguntarle, por defender su peculiar mundo institucional”,16 así poco tiempo después,
¿cómo fue que estos indios con tanto tiempo de ocio y borracheras lograron estaban envueltos en su propia independencia: la guerra de castas. El in-
enriquecer sus arcas? Zavala también criticó a sus conciudadanos españo- dígena que en 1810 se vio enfrentado a la necesidad de tomar partido por
les como incultos, polizones, fanáticos y con aires de grandeza, y descolló uno y otro bando, era diferente al de la conquista. Los mayos, los yaquis,
en elogios a Morelos. Cabe añadir, que él entrevió el problema de juzgar los mayas... luchaban, no por una sola consigna, sino por justicias agrarias
a una cultura por la impresión de unos cuantos: “[…] los españoles eran y sociales; la forma fue, tal vez, violenta, pues cometían depredaciones,
detestados, y como el pueblo juzga por las masas, y no por los individuos, secuestro, robo, asesinatos –pero qué no conocieron esto mismo de los co-
un español cualquiera, y enemigo, eran sinónimos”.11 lonizadores.
En el Diario de México, el día 18 de noviembre de 1805: “se publica Los ciudadanos mexicanos pedían apoyo al gobierno en turno para la
un aviso de venta de una esclava de 20 años que sabe coser y lavar”,12 si guerra en contra de los indios; sus peticiones no siempre fueron escuchadas.
era india o negra no parece haber diferencia, porque ambas eran inferiores. Los odios crecían. Los ciudadanos se defendían con sus propios recursos,
en 1849, en Durango, por ejemplo, se ofrecía 200 pesos por cada indio –ex-
tranjero o nacional, pues llegaban indios norteamericanos– que mataran o
8 E. Torre, “Documento 16. Bustamante a Morelos” en op. cit., p. 238.
9 L. Zavala, op. cit., Tomo I, p. 12.
10 Ibid., p. 14. 13 Cf. Diario de México, 25-IX-1806, T. Rojas, op. cit., p. 4.
11 Ibid., p. 62. 14 Diario de México, 24-III-1809, en T. Rojas, op. cit., tomo I, p 9.
12 Diario de México, 18-X-1805, en Teresa Rojas Rabiela (coord.), El indio en la prensa nacional mexicana del siglo 15 Manuel Ferrer Muñoz y María Bono López, Pueblos Indígenas y estado Nacional en México en el siglo XIX, p. 621.
XIX, tomo I, p. 3. 16 Ibid., p. 620.

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apresaran, aunque para 1855 bajó el costo a 50 pesos por prisionero, se les
seguía tratando como piezas de comercio.
La preocupación intelectual, política y ciudadana es, después de la In-
dependencia y sin el yugo español, cómo someter a los indígenas, “[…] ta que la raza indígena no olvide el odio contra los no indios, a pesar de
sobre cuáles serían las mejores maneras de la colonización, disminuir la los esfuerzos que se han hecho para civilizarlos”,23 así se pretende que las
preponderancia de la raza indígena en México, entre las que se encuentran vejaciones sean olvidadas. Chihuahua declara: “La desconsoladora verdad
la colonización como una manera de aumentar la raza blanca, hacer fuerte es que los indios tienen un instinto indomable de sangre y robo y como no
a la nación y crear una nación industriosa”.17 ha funcionado la civilización, no queda más recurso que su exterminación
o dispersarlos a grandes distancias”.24 La desconsoladora verdad es que el
Llegó la respuesta: la “educación”. Crear escuelas con maestros religio- indio es un eterno reproche a la civilización, ¿y los negros?
sos: “Se analizan la potestad que ejerce el clero sobre los indios, como algo
natural, y el papel que debe jugar el clero en la civilización de los indios. El indio, en las batallas, no tiene ni nombre, sólo los hombres blancos
Se propone que en la educación de los indios, éstos entiendan como ley de son valientes y tienen derecho a uno, y a su indemnización. Los indígenas
Dios el que se sujeten y respeten a las autoridades. Se debe usar el método con nombre son de dos clases; el jefe de una rebelión: Cajeme, Gerónimo,
de la persuasión”.18 La educación no presentó formación, sino unificación. Victorio; y el que demuestra que tiene capacidad para integrarse, Juárez y
El término ‘educativo’ sustituirá al de ‘civilizar’, casi como acto deses- Altamirano. Queda claro, mezclarse o exterminarse.
perado para la integración. Benito Juárez expresaba que: “Entretanto, los
ciudadanos gemían en la opresión y en la miseria, porque el fruto de su tra-
bajo, su tiempo y su servicio personal todo estaba consagrado a satisfacer
la insaciable codicia de sus llamados pastores. Sí ocurrían a pedir justicia
muy raras veces se les oía y comúnmente recibían por única contestación BIBLIOGRAFÍA
el desprecio, o la prisión.”19 Annino, Antonio y Rojas, Rafael. La independencia. Los libros de la Patria. México, CIDE y CCE, 2008, 238pp.
Ferrer, Manuel y Bono, María. Pueblos indígenas y Estado nacional en México en el siglo XIX. México, UNAM, 1998,
La constitución política de Yucatán en su 6° artículo indicaba: “se sus- 624pp.
pende el derecho a ser ciudadanos de Yucatán, a los indígenas que no sepan Juárez, Benito. Cartas y escritos. México, Libros de México, 1972 (2ª edición), 279pp.
leer y escribir.”20 Este estado, con razón, sufrió los embates más duros por Mier, Fray Servando Teresa de. Ideario político, Prólogo, notas y cronología de Edmundo O` Gorman, Venezuela, Bi-
blioteca Ayacucho, 1978, 16-73 y 191-235pp
parte de los mayas: “Se comenta la venta que se está haciendo de “huérfa- Mora, José María Luis. México y sus revoluciones, México, Instituto Cultural Helénico, FCE, 1986, [vol. 1], 59-91 y
nos” indígenas al exterior, considerando si no será ésta una de las causas
314-344pp
___________________México y sus revoluciones, México, Instituto Cultural Helénico, FCE, 1986 [vol. 2], 337-376pp.
del porqué los indios continúan haciendo una guerra de muerte a los blan- Ramos, Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México. México, Austral, 1986 (14ª edición), 145pp.
cos”.21 Rojas Rabiela, Teresa (coord.). El indio en la prensa nacional mexicana del siglo XIX: Catálogo de noticias. México,
1987 (Tomo I, Tomo II y Tomo III).
Rovira, Ma. Del Carmen (coord.). Pensamiento Filosófico Mexicano del siglo XIX y primeros años del XX. México, Ed.
La sociedad mexicana a través de “El periódico propone que se exter- UNAM, 1998, Tomo I.
mine a estas ‘hordas salvajes’ para que los pobladores sientan que pueden Staples, Anne. Historia de la vida cotidiana en México. Bienes y vivencias. El siglo XIX, Tomo IV, México, Colegio de
México CFE, 2005, 307-331pp
dominar a los indios.”22 El sistema desea el dominio de los bárbaros, para Torre Villar, Ernesto de la, La independencia de México, México, Ed. FCE MAPFRE, 2010 (2ª ed., 5ª reimpresión),
que no causen un retroceso, pero la guerra de castas está latente como un 212-281pp.
Villoro, Luis. Los grandes momentos del indigenismo en México. México, CM y FCE, 1996, 303pp.
signo de que la dominación no será fácil; Chiapas, por su lado: “Se lamen- Viscardo y Guzmán, Juan Pablo, Carta dirigida a los españoles americanos, Introducción David Brading, México,
Fondo de Cultura Económica, 2004, 115pp.
Zavala, Lorenzo de. Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830, México, FCE, 1985, 3-21
17 Monitor Republicano, 09-VII-1848, en T. Rojas, op. cit., tomo I, p. 43. y 51-99pp.
18 Monitor Republicano, 01-VII- 1849, en T. Rojas, op. cit., tomo I, p. 77
19 Benito Juárez, Cartas y Escritos, Foja 45-46, pp. 120-121.
20 Monitor Republicano, 01-XII-1850, en T. Rojas, op. cit., tomo I, p. 107.
21 El Universal, 12-IV-1851, en T. Rojas, op. cit., tomo III, p. 65. 23 Monitor Republicano, 01-III-1881, en T. Rojas, op. cit., tomo II, p. 5.
22 El Universal, ¿?-IX-1853, en T. Rojas, op. cit., tomo III, p. 141. 24 Monitor Republicano, 28-XII-1881, en T. Rojas, op. cit., tomo II, p. 26.

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país á la gran familia nacional?”.2 Y más adelante, en una crítica mordaz a su
EL INDÍGENA EN LA HISTORIA MEXICANA propio quehacer revolucionario, afirma: “Hay pues un choque continuo entre
las doctrinas que se profesan, las instituciones que se adoptan, los principios
DEL SIGLO XIX que se establecen; y entre los abusos que se santifican, las costumbres que do-
Parte II minan, derechos semifeudales que se respetan”.3 Hay fueros militares y ecle-
siásticos, clases privilegiadas, “la ausencia de todas las garantías sociales, no
Ana Matías Rendón pueden dejar de producir una guerra perpetua entre partes tan heterogéneas,
y tan opuestos intereses. Hágase desaparecer ese conjunto de anomalías que
se repelen mutuamente”.4 Los indios, negros y los mestizos menos favorecidos
a la voz de “Mueran los gachupines; viva nuestra Señora de Guadalupe” se
lanzaron a la guerra, pero la independencia de México terminó por ser nomi-

E
n esas épocas de guerra, aún los indios acuden a pedir auxilio por
nalmente de otros, menos del pueblo.
injusticias cometidas contra ellos por los mexicanos y por otros de su
misma raza, tal es el caso del jefe Cajeme, cuando algunos rebeldes Teresa de Mier, con el fervor que lo caracterizaba, retomó el derecho de
atacan a su familia. ¿Pero es qué hay alguna contradicción por luchar contra origen. Los españoles americanos o criollos se enfrentaron contra los espa-
una sociedad a la que le piden justicia? ¿Admitían al mexicano como perso- ñoles peninsulares por un derecho que se habían construido tras el despojo
nas para compartir el territorio y exigían un respeto semejante? La historia de las posesiones de sus progenitores conquistadores: “La América es nuestra,
que se va formando es la que niega la razón al indio, sus actos de lucha son porque nuestros padres la ganaron si para ello hubo un derecho; porque era de
barbarie, las guerras de los no-indios, son actos de razón. Así los criollos nuestras madres, y porque hemos nacido en ella”.5 La República Anahuacense6
y mexicanos, y el no-indio en general, son llamados nacionales; los indios, de Fray Servando tiene dueños, ¿existe el derecho de los vencidos? La posición
enemigos naturales de la razón y la nación. Una consigna que se impregna- de los habitantes de la Colonia no es la misma, entonces, tampoco es la misma
rá en la conciencia general, y que se ha heredado de la Colonia. Francisco búsqueda de independencia.
Pimentel en 1864 declaró: “hay dos pueblos diferentes en el mismo terreno Las insurrecciones de los diferentes grupos indígenas dispersadas, que se
pero lo que es peor, dos pueblos hasta cierto punto enemigos”.1 sostuvieron antes del siglo XIX y que se intensificaron en éste, no tuvieron el
Lorenzo de Zavala, se pregunta sin contestarse, al respecto: “¿qué deberán alcance de formación general sino el de sobrevivencia particular. Si bien, algu-
hacer las familias conquistadas, sobre las que se han ejercido vejaciones de nos destacaron como los mayas, al sur, y yaquis, al norte del país, que repre-
todos géneros por tres siglos, al verse incorporadas por las constituciones del
2 L. Zavala, Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830, Tomo I, p. 18.
3 Ibid., p. 21.
4 Ibid., p. 22.
5 Fray Servando Teresa de Mier, Ideario político, p. 231.
1 L. Villoro, Los grandes momentos del indigenismo en México, p. 209. 6 Ibid., p. 234.

66 Sketch por Marie Le Glatin-Keis 67


sentaron un peligro a nivel nacional. No obstante, sin importar a qué grupo sin la llegada de los españoles –dice Mora– sería peor. ¿Puede una raza cam-
étnico pertenecieran y el gobierno que rigiera, eran vistos como desestabiliza- biar de espíritu de manera tan radical? ¿Es la terquedad el más grande obstá-
dores y enemigos naturales. culo sobre la condición, social-económica, indígena? Aún más ¿qué esconde
El Estado tiene el deber de desarticular toda rebelión que ponga en peligro esta necedad de evitar todo cambio? Existen, por supuesto otras explicaciones
la estabilidad, a favor de sus ciudadanos, sin embargo, de ningún modo tiene que no fueron alcanzadas durante este periodo, pero han dado pie para su
la facultad de quitar derechos a quien nunca le ha otorgado la ciudadanía. Por próxima reflexión. Mora agrega:
La revolucion, bajo este aspecto, no ha dejado de perjudicarles, porque han pretendido
ello, he aquí el conflicto: ¿los indios a qué Estado pertenecían? A un Estado de serlo todo de un golpe antes de tener disposiciones para nada, y las pretensiones de
retóricas. ¿Pertenecían al Estado sólo porque estaban dentro del territorio na- algunos de ellos han llegado hasta proyectar la formacion de un sistema puramente
indio, en que ellos lo fuesen esclusivamente todo; este proyecto irrealizable en todos
cional? ¿O porque en la conquista la posesión del indio se heredó a la Colonia los tiempos lo es mucho mas en la situacion actual de la Republica .9

y luego al Estado independentista?

Los calificativos, o ya si se quiere, el análisis que derrama la clase intelec- ¿Ha faltado encausar el destino? Si es así, cabe cuestionarse, ¿la imposibi-
tual del país, a los indios, es desfavorable, y en algunos puntos, es escalofriante lidad de un gobierno indio se debe a los efectos que pueden causar a los in-
hacer notar puntos cuestionables: “estos cortos y envilecidos restos de la anti- tereses de los mexicanos o realmente tiene una base sólida? ¿O es porque los
gua poblacion mejicana, pues la opresion en que han vivido tanto tiempo ha mexicanos no lograrían mucho de lo que imaginan sin éstos? Puede que ellos
escitado en su favor la compasion de todo el orbe civilizado, y aun ha estravia- pensaran que los indígenas eran su obstáculo para el progreso ¿pero no fueron
do el juicio hasta atribuir esclusivamente al gobierno español y a la dureza de su plataforma? Para Mora, después de la independencia, la situación de los in-
sus ajentes lo que en mucha parte depende del aislamiento de la raza de que dígenas cambió, y mientras existiera ese cambio no podía haber quejas. ¡Vaya
descienden”.7 ¿Qué representó el indio para los mexicanos en el siglo XIX? ilusiones de intelectuales! ¡Cómo les gusta construir imágenes discordes a la
[…] su aspecto es grave, melancolico y silencioso […] a pesar de esta seriedad, sus realidad! Ese afán de ocultar tras su razón los defectos de sí mismos y sus limi-
maneras y modales son suaves, dulces y complacientes: acostumbrado a disimular
y hacer un misterio de sus acciones a causa de la larga opresion en que ha vivido, su tantes, con sus discursos de libertad y progreso ¿no ocultaron los problemas
semblante es siempre uniforme, y jamas se pintan en su fisonomía las pasiones que lo
ajitan por violentas que lleguen a ser. Tenazmente adicto a sus opiniones, usos y cos- de un territorio en ciernes de nación y, ante su falta de patriotismo, culparon a
tumbres, jamas se consigue hacerlo variar; y esta inflexible terquedad es un obstaculo los indios y al pueblo mexicano de sus errores? Se necesitaba ganar una guerra
insuperable a los progresos que podria hacer. 8
y encontraron el recurso infalible:
Ya no se trató de una revolucion ordenada, ni se deseó la independencia por los bie-
nes que debia producir, el furor, la venganza, y el odio a sus opresores, fueron los
Esta invariabilidad de las costumbres en el tiempo –que en el siglo XX será sentimientos que ocuparon a los vencidos. Desde entonces en nada se pensó, sino en
la base para el respeto a los pueblos originarios– que tanta perplejidad causa, generalizar este sentimiento, y convertirlo en una pasion popular.10

7 José Ma. Luis Mora, México y sus revoluciones, Vol. 1, p. 62. 9 Ibid., p. 67.
8 Ibíd., p. 63-64. 10 José Ma. Luis Mora, México y sus revoluciones, Vol. 2, p. 354.
Richard Keis
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de una república afirmaban un problema mayor de fondo. Al decreto jurídico
El rencor de dos pueblos fue el recurso. El pensamiento de estos intelec- le contradecían los hechos. Zavala declaraba su afición a las reuniones de café,
tuales independentistas “muestra justamente cómo deseaban estos pensado- porque sólo en esos lugares estaba a gusto al tratar con gente civilizada.15 Los
res que fuera la sociedad”.11 Cuando leemos los textos de los dirigentes asoma independentistas tenían que creer en sus discursos: “No creerlo deslegitimi-
una guerra de ideas en el que “importaba más el impacto del discurso que su zaba los proyectos políticos y sociales tan caros para los forjadores del Estado
aprobación”,12 mientras en el resto del país se libraban las luchas de las socie- moderno”.16 Y el indio reacio a entender el progreso: “[…] no puede cubrir su
dades, de criollos atacados, de mestizos, de indios y negros en una anarquía cuerpo sino con harapos, en el orden común y regular, jamás será visto de los
que poco se reflejaba en los discursos. demás con aprecio y consideración…Nadie que no sea apreciado pude esti-
Su optimismo, sin embargo, se tropezó con una realidad compleja de pobreza, ais- marse en algo”.17 Según Mora, “cuanto más se asemejaba la vestimenta mexi-
lamiento geográfico y divisiones sociales que pocos individuos estaban dispuestos a
reconocer. Se convirtió en artículo de fe la idea en todos los aspectos era mejor bajo
cana a la europea, más civilizado estaba el pueblo”.18 Y ¿a esto le llamaron
los distintos gobiernos independientes de lo que había sido bajo la corona de España. civilización?
Los siguientes testimonios ilustran su incapacidad de proyectarse más allá del entorno
de una reducida élite.13 Antes de morir el siglo XIX nos hereda, una nueva imagen. El indígena co-
mienza agonizar como individuo existente para el país, ahora se busca que sea
La falta de rigor con el pensamiento propio, nos asoma al problema de la un objeto de estudio histórico, se ha visto la necesidad de convertirlo en algo
identidad cultural y la conformación de una nación. Cuanto pensaban las cla- exótico para usarlo como adorno: “Se desconoce la situación en que quedó la
ses dominantes era a partir de los textos y costumbres europeas, poco miraron diosa del agua; es una grosería que ande rodando una diosa de tan alta alcur-
a su patria como se debía y a su nación con distintas culturas, ¿cómo podría nia”,19 es evidente el sarcasmo en la nota periodística, pero nos habla del nuevo
repensarse a esta nación con los distintos grupos indígenas, con la diversi- papel que jugará la historia del indígena. El presidente Porfirio Díaz, con su
dad –también de culturas– llegada de África, con los diferentes mestizajes, los afición por la cultura afrancesada, mira al indio como objeto arqueológico y
criollos y los mismos españoles? como una manera de resaltar en las exposiciones mundiales, en donde tiene
la oportunidad de legitimar la historia de México como victoriosa; así, con el
El modo de vida de los independentistas dice más que sus discursos: “El
renacimiento de un pasado tan lejano niega la existencia real del indio en las
desprendimiento de los indígenas por los bienes materiales confirmaba la
haciendas, endeudado en las tiendas de raya, a los indígenas vivos que exhibe
poca estima en que los tenía Lorenzo de Zavala, que no les encontraba signos
son el espectáculo principal en las exposiciones francesas.
de mejoría en la ropa, los muebles ni en el trato”.14 De este modo, las ilusiones
que se habían ganado con la independencia y los intentos por la construcción La Filosofía de la Historia ya estaba bien establecida, Kant y Hegel habían

11 Anne Staples, “Una sociedad superior para una nueva nación” en Historia de la vida cotidiana en México. Bienes y vi- 15 Cf. A. Staples, “Una sociedad superior para una nueva nación” en op. cit., Tomo IV, p. 319-320.
vencias. El siglo XIX, Tomo IV, p. 307. 16 Ibid., p. 326.
12 Ibid., p. 308. 17 Mora, 1987, p. 106 Apud Ibid., p. 313.
13 Ibid., p. 307. 18 Ibid., p. 314.
14 Ibid., p. 315. 19 Monitor Republicano, 10-V-1890, en T. Rojas, op. cit., tomo II, p. 251.
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legitimado los pueblos con Historia. Por lo tanto, “no se podía imaginar un patriota para su raza, pero no para la que lo ha oprimido; defiende con heroi-
pueblo que luchara por su emancipación y que no legitimara esta lucha con cidad no el territorio nacional, sabe que no es suyo, pero defiende lo que le
un pasado de agravios, de héroes, de memorias colectivas”.20 Lo “mexicano” han dejado en las montañas y en los territorios lejanos”.25 El siglo XX, traerá
se estaba construyendo y el indígena estaba siendo diseminado en el camino. nuevos asuntos que tratar…
En el discurso de 1891 en honor a Cuauhtémoc se declara: “[…] se celebra un
homenaje al caudillo de los vencidos, sobre todo por muchos herederos de la
sangre y cultura de los vencedores”.21 Había un doble discurso para la historia
que se estaba construyendo. Entre el mexicano y el indio se abría una brecha, BIBLIOGRAFÍA
que será delicado subsanar: lo indígena es lo más diverso a occidente, por lo Annino, Antonio y Rojas, Rafael. La independencia. Los libros de la Patria. México, CIDE y CCE, 2008,
238pp.
que le da un sentido propio a la nación, pero está tan distante a ésta que, a su
Ferrer, Manuel y Bono, María. Pueblos indígenas y Estado nacional en México en el siglo XIX. México,
vez, no puede formar parte de ella. UNAM, 1998, 624pp.
Juárez, Benito. Cartas y escritos. México, Libros de México, 1972 (2ª edición), 279pp.
Manuel Orozco Berra expresará entonces: “Por primera vez sentimos que
Mier, Fray Servando Teresa de. Ideario político, Prólogo, notas y cronología de Edmundo O` Gorman,
el indio no está presente, que el nahua ha muerto. El pueblo azteca será –des- Venezuela, Biblioteca Ayacucho, 1978, 16-73 y 191-235pp

de ahora– un bello tema arqueológico”.22 El individuo existente choca contra Mora, José María Luis. México y sus revoluciones, México, Instituto Cultural Helénico, FCE, 1986, [vol.
1], 59-91 y 314-344pp
el pueblo trágico, casi héroe, quedando eliminado, y al morirse le da vida al ___________________México y sus revoluciones, México, Instituto Cultural Helénico, FCE, 1986 [vol.
2], 337-376pp.
mexicano –los criollos también tiene que irse diseminando, al igual que los
Ramos, Samuel. El perfil del hombre y la cultura en México. México, Austral, 1986 (14ª edición), 145pp.
negros–. Así como un sujeto impersonal, el indio se legitima como objeto
Rojas Rabiela, Teresa (coord.). El indio en la prensa nacional mexicana del siglo XIX: Catálogo de noti-
digno de estudio: “Toda trascendencia o significación propia ha quedado eli- cias. México, 1987 (Tomo I, Tomo II y Tomo III).
minada”.23 Toda significación ha quedado entre las líneas del historiador, su Rovira, Ma. Del Carmen (coord.). Pensamiento Filosófico Mexicano del siglo XIX y primeros años del
XX. México, Ed. UNAM, 1998, Tomo I.
valor es la utilidad: “Lo indígena se ha convertido, por su muerte, en maneja-
Staples, Anne. Historia de la vida cotidiana en México. Bienes y vivencias. El siglo XIX, Tomo IV, Méxi-
ble instrumento”,24 se convierte en el ser de la historia mexicana, y lo que pudo co, Colegio de México CFE, 2005, 307-331pp

ser una forma de unirse durante la lucha conjunta de independencia, siguió Torre Villar, Ernesto de la, La independencia de México, México, Ed. FCE MAPFRE, 2010 (2ª ed., 5ª
reimpresión), 212-281pp.
siendo una confrontación entre los indios y no-indígenas. Pero también deja Villoro, Luis. Los grandes momentos del indigenismo en México. México, CM y FCE, 1996, 303pp.
nuevas reflexiones históricas, quizá como dijo Francisco Bulnes: “el indio es Viscardo y Guzmán, Juan Pablo, Carta dirigida a los españoles americanos, Introducción David Brading,
México, Fondo de Cultura Económica, 2004, 115pp.
Zavala, Lorenzo de. Ensayo histórico de las revoluciones de México desde 1808 hasta 1830, México,
20 Antonio Annino y Rafael Rojas, La independencia. Los Libros de la patria, p. 12.
CFE, 1985.
21 Monitor Republicano, 25-VIII-1891, en T. Rojas, op. cit., tomo II, p. 346.
22 Luis Villoro, op. cit., p. 192.
23 Ibid., p. 203.
24 Ibid., p. 204. 25 Ibid., p. 211.

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