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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO

(UTESA)

RECINTO PUERTO PLATA


ASIGNATURA:
PSICOPATOLOGÍA INFANTIL
DOCENTE:
LICDA. LOURDES PEÑA
PRESENTADO POR:
ELIT CHANTAL MARMOLEJOS PEÑA
2-17-8491
TEMA:
ANÁLISIS CAPITULO 1-2 DEL LIBRO: ´´ PSICOPATOLOGÍA INFANTIL:
ORIENTACIONES PARA EL TRABAJO CLÍNICO CON LOS NIÑOS

FECHA DE ENTREGA:
15 DICIEMBRE 2022
CAPÍTULO 1 CÓMO SE FORMA UN TERAPEUTA INFANTIL

EL PROCESO DE FORMACIÓN

Estudiar psicología nos garantiza un título profesional, y, dentro de ello, una manera de ver,
comprender y entender al ser humano, pero el nivel de especialización se va alcanzando
con el tiempo.

Ser terapeuta infantil implica un largo camino de aprendizajes, reflexiones y experiencias


que te llevan a entender y visualizar la infancia desde otra perspectiva.

Un niño/a no es solo un niño, es una persona con un mundo de complejidades, necesidades


y derechos. Es un ser significativo y válido que merece nuestro más profundo respeto y
admiración. Es una riqueza, y tras ellos hay un mundo de personas que lo acompañan,
guían, contienen y a veces lamentablemente olvidan. Por esta razón, ser terapeuta infantil
implica conocer y entender no solo el funcionamiento del niño consultante, sino también de
los distintos subsistemas que lo rodean.

Esta parte del capítulo aclara que más que tener una carrera profesional se necesita
compromiso y vocación al elegir con responsabilidad ser terapeuta infantil.

EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES TERAPÉUTICAS

Destacan las variables inespecíficas o factores comunes, y dentro de estas se encuentran la


alianza, las variables del terapeuta, del consultante y de la relación. Por lo tanto, el
desarrollo de las habilidades terapéuticas está al servicio de facilitar el cambio por el cual el
sistema consultante nos visita. En este sentido las características personales del terapeuta,
así como su capacidad para desarrollar la alianza con el sistema consultante, son aspectos
centrales en la psicoterapia.

El rapport, la escucha activa, atención, Escucha Activa, Empatía, genuidad, Concreción,


Asertividad y Confrontación son habilidades que los autores destacan como necesarias y
características del psicólogo y que si se cumplen de manera correcta (desarrolladas y
entrenadas en la práctica clínica) su etiología responde a variables personales que posee el
terapeuta.
Amor por los niños/as, Capacidad para mirar e intervenir de forma integral, Capacidad para
adaptarse a las distintas épocas del desarrollo del niño, Capacidad para contactarse con el
niño interior entre otras capacidades son señaladas como habilidades que desarrollar para
ejecutar un rol efectivamente.

LOS PRIMEROS PACIENTES

A pesar de que pasen los años y la experiencia profesional que se tenga, siempre nos
sentiremos estresados, con inquietudes y preocupados por los pacientes nuevos, como si
fuera el primer paciente. Con el que tuviste miedo de equivocarte, fallar o no saber cómo
actuar.

Cuando un paciente llega a nuestra consulta, puede saber o no a que viene, tener claridad
que algo ocurre o responder a la necesidad de otro que le indicó que sería «bueno asistir»,
independiente de la motivación de la asistencia. Lo que sí está claro, es que cada sujeto
asiste «con un motivo de consulta» que pese a ser confuso o poco propio, indica que algo
pasa.

Si nos focalizamos en la infancia, este «motivo de consulta» en cuanto a claridad y


genuidad, se complejiza aún más ya que son los adultos quienes deciden traer al niño. Es el
adulto quien considera que algo está pasando y es necesario que un «especialista» lo vea.
Frases como: «no sé qué le pasa, me lo cambiaron...», «se está portando pésimo...», «el
colegio necesita un informe para ver cómo tratarlo», «no hace nada, nada lo motiva», «no
tolera la frustración...», llenan nuestras consultas en las primeras reuniones. La imagen de
un pequeño sentado frente a nosotros sin saber a qué viene o dónde está, no es una
anécdota, lamentablemente es una realidad de una cultura adultista que invisibiliza la
infancia.

TEMORES, ANSIEDADES Y PUNTOS CIEGOS

Es de entenderse que la tarea de ser psicoterapeuta no es nada fácil, hay que enfrentarse con
muchas inseguridades, miedo, con la ansiedad de saber que te evaluarán como profesional,
de que tienes que batallar con miedos personajes, son puntos que van con el avance del
profesional dado a que le recuerda que más que profesional de la conducta también es un
ser humano.
Los temores de iniciar un proceso son normales. Lo importante es estar atento a aquello que
nos causa miedo; ponerle nombre a los fantasmas ayuda a espantarlos.

Un «punto muerto» hace referencia un momento en terapia donde no se avanza, donde no


aparece más material y no se logran movilizar los objetivos para llegar a las metas, por
ende, el proceso psicoterapéutico se ve entrampado, atrapado, estancado. En esta instancia,
es posible encontrarse muchas veces dando vueltas, conversando lo mismo durante varias
sesiones; también puede expresarse desde silencios donde ambos implicados ya no saben
que decir, y puede también observarse una especie de resignación del consultante o
retroceso en la alianza.

Independiente de su manifestación, el punto es que tanto el consultante como el terapeuta


consideran que no se logra avanzar hacia la meta deseada, ni al proceso de «ayuda al
cambio»

Capítulo 2 El proceso diagnóstico: aprender a mirar

Al elegir esta carrera,como psicólogos, nos vemos enfrentados a un proceso de cambios y


contrastes del pensamiento del sentido común que traemos, versus el que vamos
aprendiendo de ,forma más especializada y que cruza a la ciencia, hasta que llegamos a
nuevas conclusiones sobre como vemos el mundo y las personas.

Al comenzar el camino como psicólogos clínicos, la experiencia al pasar de los años, en


estos marcos de referencia, permiten abordar el tratamiento psicológico con las personas
insertos ya en una lógica psicológica donde sostenemos una mirada del ser humano
respecto a cómo se configura, cómo se explica, cómo funcionamos. Después, pasamos a la
lógica de la psicología clínica, donde aprendemos de las fases de la psicoterapia, sus
fundamentos, los tipos de intervenciones, el diagnóstico, entre otros. Con esa base, pasamos
a la lógica de la psicoterapia infanto-juvenil. Por ende, para partir cualquier proceso,
requerimos de un marco conceptual amplio y de inmediato pasamos a los aspectos más
específicos de la intervención.

¿CÓMO MIRAR A MI PACIENTE?:

ENTENDERLO DE MANERA INTEGRAL

Para la realización de una psicoterapia no basta solo con conocerse a sí mismo, sino que
también se requiere el desarrollo de un nivel de comprensión o lógica clínica que permita
acercarse a un sistema consultante determinado. Esa lógica se origina desde la formación
profesional, y se enmarca en miradas teóricas asociadas al ser humano.

En este sentido, un primer elemento a tener en consideración es desde cuál sistema de


creencias me acerco a mi(s) consultante(s). Estos marcos e ideas que surgen desde los
contextos en los que vivimos marcan la forma en que abordamos a las personas en
psicoterapia. En una mirada que abarca de lo macro a lo micro debemos considerar:

 La cultura y la época sociohistórica que nos toca vivir.


 El marco legal y ético, los límites y las libertades, el contexto político y económico
de nuestro país y/o comunidad.
 El sistema laboral, educacional y los derechos contemplados del ser humano en el
que nos movemos.
 Las creencias sostenidas desde nuestra idiosincracia sobre los niños, la
adolescencia, la familia, el colegio, las amistades, el amor, las relaciones, la
tecnología, etc.
 Nuestras creencias sobre lo bueno, lo malo, entre otras.

Estos serán nuestros lentes para mirar, y a su vez serán los lentes con los que mirarán
nuestros consultantes. Si bien podemos compartir contextos globales culturales, en los
sistemas de creencias individuales y familiares las diferencias se notan más, y si bien esto
que señalamos es de igual consideración con los adultos, en relación al segmento infantil
cobra un valor especial, ya que la brecha entre el terapeuta y el niño/a es significante. Las
diferencias pueden ser aún más abismantes de lo que pensamos por las variables del ciclo
vital.

Dentro de los aspectos concretos que debemos considerar en relación a los niños al
momento de comenzar un trabajo conjunto están: Etapa del ciclo vital y sus características,
considerando lo normativo y no-normativo. Aquí incluye:

 Las variables propias del desarrollo (hitos del crecimiento).


 Variables madurativas, biológicas y de herencia.
 Variables cognitivas del desarrollo.
 Variables del desarrollo afectivo.
 Variables familiares: Asociadas a estructura familiar, clima emocional de la familia,
límites, grado de diferenciación, etc.
 Variables sociales: Asociadas a la capacidad de relacionarse, jugar y explorar en
determinados momentos.

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