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Metas:
Las metas que conseguir durante la adolescencia son: adaptarse a los cambios corporales, afrontar el desarrollo
sexual y los impulsos psicosexuales, establecer y confirmar el sentido de identidad, sintetizar la personalidad,
independizarse y emanciparse de la familia, y adquirir un sistema de valores respetuoso con los derechos propios y
ajenos. Para alcanzar estas metas el adolescente tiene que afrontar cuatro duelos o perdidas:
El duelo por el cuerpo infantil perdido. En no pocas ocasiones el adolescente contempla sus cambios
como algo externo a lo cual él es un espectador impotente de lo que le ocurre a su cuerpo. De ahí las
muchas horas en el espejo.
El duelo por el rol y la identidad infantil. Debe renunciar a la dependencia de sus padres y asumir
responsabilidades que muchas veces desconoce.
El duelo por los padres de la infancia. Tiene que despedirse de la imagen idealizada y protectora de
sus padres para obtener autonomía.
El duelo por la bisexualidad infantil perdida.
Según Bowlby para superar los duelos el adolescente debe atravesar para cada uno de ellos las siguientes fases:
Protesta: Se rechaza la idea de perdida, lo que trae consigo una ruptura con la realidad de carácter
defensivo, que implica irritación y decepción.
Desesperación: Se admite la perdida, con la consiguiente nostalgia y anhelo de lo que se ha perdido.
Es una fase caracterizada por la desorientación.
Desapego: Se logra la renuncia al objeto y la adaptación a la vida sin él, lo que posibilita el apego a
nuevos objetos.
En el desarrollo cognitivo cabe distinguir distintas dimensiones: la inteligencia, la capacidad crítica, la
imaginación, el aspecto afectivo y la personalidad.
María Paula Preve: Un bolsillo lleno de magia: ¿Cómo podemos hacer un buen diseño?
Cuando un psicoterapeuta se encuentra con el pedido de ayuda de un niño, son múltiples las variables que
participan y numerosos los interrogantes que surgen. Si pensamos en los principios de caso de la psicoterapia, nos
encontramos con la necesidad de elegir entre diversos dispositivos y técnicas para ver cuáles son los que se adecuan
mejor a cada situación en particular.
Para poder definir el diseño de tratamiento, primero necesitamos conocer cómo define el problema la persona
que nos consulta, como enuncia lo que le pasa, lo que piensa al respecto, cuáles son sus ideas acerca de las causas
de su malestar. Queremos conocer su perspectiva, cuáles son sus expectativas respecto del pedido de ayuda que
está realizando. Es importante conocer si se trata de un motivo de consulta ligado a síntomas focalizados o a
aspectos relacionales. También es importante conocer en que contextos de la vida del niño se manifiesta su
malestar. Quizá sea solo en su familia, tal vez cuando se relaciona con sus amigos, o puede ser también en la escuela.
El pedido de ayuda se organiza en torno al malestar psicológico ligado a síntomas en el niño y a dificultades en la
relación interpersonal con los padres. Este malestar además se manifiesta en el ámbito escolar, afectando el
desarrollo del niño con sus pares y docentes.
Es de suma importancia explorar quienes de los distintos involucrados si están dispuestos a participar de un
proceso psicoterapéutico antes de realizar el diseño.
Con respecto a la participación de la familia, siempre es indicada en el trabajo con niños, aunque no siempre del
mismo modo y con los mismos objetivos. Hay situaciones en las que es suficiente con brindar información pertinente
al desarrollo de la psicoterapia con el niño, realizando intervenciones de piscoeducación que acompañen el proceso
del niño. En otras ocasiones consideramos pertinente modificar los patrones de comunicación disfuncionales y
realizamos intervenciones psicoterapéuticas con la familia.
Todo proceso psicoterapéutico requiere de la puesta en marcha de recursos, no solo por parte del equipo
terapéutico, sino también por parte del niño y su familia.
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Por otra parte, es importante no exponer a los niños a procesos más prolongados de lo necesario para no
vulnerar sus procesos espontáneos de desarrollo en su ámbito natural.
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Otro aspecto a tener en cuenta es que el tiempo de atención de los pequeños no es como el de los adultos,
debemos “cautivar” su atención para mantener su interés en la sesión/tratamiento. Esto lo lograremos teniendo
conocimientos sobre su mundo infantil en general, también con nuestro sentido del humor, hacerlo reír
favorecerá el vínculo entre ambos.
Una habilidad no menos importante es la capacidad de poder relacionarnos con el entorno del niño, tanto su
familia como con el ambiente escolar, ya que necesitaremos de ellos para formarnos una idea global de los
aspectos y consecuencias que se relacionan con el problema o con el motivo que los ha traído a terapia. Esto a
su vez englobará más habilidades terapéuticas ya que tenemos que saber tratar con esas personas y no
relacionarnos con ellas como si del niño se tratara.
Habilidades terapéuticas del psicólogo con los padres:
El padre y la madre son dos elementos fundamentales en la terapia infantil, principalmente van a ser ellos los que
soliciten la terapia. Esto implica que no solo tengamos que ganarnos la confianza del niño sino también de sus
padres.
Es importante entender que el hecho de ganarse la confianza del niño o niña ayuda a ganarse la confianza del
adulto, y como antes mencione esto lo lograremos teniendo conocimientos sobre la cultura y psicología infantil y
mostrando un interés genuino por los problemas que les afectan y por aquellas cosas que sean de su interés. Esta
será una de las habilidades fundamentales para conseguir entrar en el sistema familiar.
Unidad 2
Los padres en la psicoterapia de los niños
La interacción entre los padres y el hijo es continua. A partir de ellos y de la información que estos le brindan, el
niño construye ideas acerca de quién es y cómo debe ser. Las posibilidades de relación del terapeuta con los padres
del niño son varias:
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Primera posibilidad: Excluir a los padres del tratamiento: Esta posición enfatiza la realidad psíquica interna del
niño como el objeto especifico de intervención. Se considera que los cambios que se producen en este nivel
afectaran directamente los otros factores, y se puede conseguir cambios en el entorno y en la relación del niño con
sus padres. Se considera que la relación con los padres es más un obstáculo que una herramienta para la
intervención. Se piensa que la mirada de los padres esta sesgada por sus propias interpretaciones.
Segunda posibilidad: Mantener a los padres informados: Es una manera de incluir a los padres y aliviar sus dudas
y ansiedades. El brindar información les da la sensación de que tienen el control sobre la situación. Se les da
información muy general sin revelar datos particulares sobre la intimidad del niño y del tratamiento.
Tercera posibilidad: Permitir a los padres participar en las sesiones: Incluir a los padres en las sesiones con el niño
puede ser una opción para abordar las dificultades de la relación, que se considera que juegan un papel fundamental
en la sintomatología del niño. Se busca abrir un espacio para pensar en la dinámica de la relación, para que las partes
puedan buscar recursos para favorecer su relación. Esto es posible gracias al papel del terapeuta que actúa como
interlocutor. En este tipo de intervención el foco no está solo en los padres, tampoco en el niño, sino en la relación,
la manera en la que interactúan, los roles y lo que sucede entre ellos.
Cuarta posibilidad: Tratarlos de modo simultaneo, pero por separado: Cuando se considera que las características
de los padres son determinantes en la manifestación de la problemática del niño. Lo ideal es la derivación de los
padres, no es recomendable que el mismo terapeuta trate o lleve ambos tratamientos al mismo tiempo debido a la
doble transferencia.
Quinta posibilidad: tratar a los padres por los trastornos del hijo en lugar de trabajar con el niño: Esta es una
opción para tener en cuenta como propuesta de intervención cuando se considera que, en las dificultades del niño,
juegan un papel más importante las presiones externas que las presiones de una situación conflictiva en el niño,
como base del problema.
Unidad 3:
Introducción a los trastornos del neurodesarrollo
Neurodesarrollo: proceso que se da en la relación del sistema nervioso con el entorno. Es la interacción entre
genes y ambiente la que permite su crecimiento y capacitación. Sucede a lo largo de los veinte años.
Trastorno: Si el neurodesarrollo sufre interferencias, la autonomía y el futuro del niño quedan comprometidos. Es
imprescindible detectarlas enseguida para tratarlas y procurar que el niño pueda desarrollar todas sus capacidades al
máximo.
El programa del seguimiento de salud del niño sano en Atención Primaria tiene como principal objetivo la
prevención. No solo la prevención primaria, como por ejemplo la administración de vacunas, sino también la
secundaria, la detección precoz de patología para poner remedio cuanto antes. A pesar de la amplia y ya consolidada
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implantación de este programa del niño sano, la detección de los trastornos del neurodesarrollo sigue resultando
difícil y a menudo se hace tarde.
Como las consecuencias de los trastornos del neurodesarrollo perduran toda la vida, la intervención precoz es
decisiva para aprovechar la mayor plasticidad del sistema nervioso a una edad en que las habilidades afectadas se
están adquiriendo y no están aún consolidadas. Pero esta intervención precoz solo se logra si el pediatra que está en
primera línea posee los conocimientos, las habilidades y las herramientas adecuadas que le permitan detectar las
dificultades cuanto antes. El pediatra debe tener un buen conocimiento de las etapas del neurodesarrollo para poder
reconocer las situaciones en las que un niño se desvía de lo esperado. También debe disponer del tiempo adecuado
para llevar a cabo una valoración lo más precisa posible de los síntomas y signos que permiten detectar los
trastornos del neurodesarrollo.
TDAH: ADHD (siglas en inglés para TDAH) y Síndrome de las piernas inquietas.
Respecto de las teorías nutricionales en el ADHD, se ha señalado la asociación del SPI con deficiencia de hierro en
niños con ADHD. En 53 niños con ADHD comparados con 27 controles sin ADHD, los niveles de ferritina fueron
significativamente inferiores, y además los niveles más bajos estaban correlacionados con los síntomas más severos
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de ADHD (Konofal y cols., 2004). De acuerdo a estas experiencias será interesante tratar de detectar la deficiencia de
hierro en los niños con ADHD, pues la adición de hierro podría reducir la necesidad de usar estimulantes.
El balance entre el control hipodopaminérgico e hipernoradrenérgico de las funciones de la corteza prefrontal
parece ser un factor crítico en la determinación de la sintomatología del TDA/H
Síndromes particulares que incluyen TDA:
Síndrome del hemisferio derecho: Dificultades emocionales, timidez y fracaso social, trastornos viso-
espaciales, déficit en comunicación paralingüística, déficit de atención.
Síndrome del niño sobreenfocado: TDA sin hiperactividad, timidez y retraimiento ante extraños,
perseverativo, no soporta cambios en su rutina, intereses puntuales.
Síndrome de déficit de atención en control motor y en percepción (DAMP): Una evaluación de 409
niños de 7 años de edad en una ciudad de Suecia mostró que la tasa de problemas severos en niños con
ADHD, trastorno en habilidades motoras (THM) y “DAMP” alcanzaba al 6,1 % de dicha población y que los
niños con “DAMP” tenían muchas más dificultades en clase que aquellos que sólo tenían ADHD o THM.
Pueden tener además en un 50% de los niños trastornos del desarrollo del lenguaje, en 65 a 80 % se
encuentran trastornos en la lectoescritura y en 66 % conductas autistas (Gillberg 2003).
Trastorno de la coordinación motora (TCM): Los títulos utilizados en la práctica como sinónimos
fueron: Torpeza motora y dispraxia del desarrollo.
o Manifestaciones clínicas y semiología del TCM: ¿Cuál es la secuencia de manifestaciones que
presenta un niño con TCM? Existe un leve retraso en la adquisición de las pautas motoras simples (sostén
cefálico, sedestación, marcha, trepar escaleras, saltar). Tiene una gran dificultad en aprender a usar sus
manos para las praxias complejas y en reproducir movimientos al mostrárselos (torpeza para vestirse,
abotonarse las prendas, atar los lazos de sus zapatos, imitación de gestos). La inhabilidad motora puede
afectar a todo tipo de movimientos, desde las praxias faciales (guiñar un ojo, soplar, silbar) hasta las praxias
más complejas (pedalear en triciclo, andar en bicicleta, deportes como fútbol, básquetbol, tenis, y otras
actividades motrices como el baile).
Evaluaciones:
Recientemente se ha desarrollado y estandarizado una prueba para evaluar TCM en adultos. Entre las
preguntas que formulan a los adultos sobre si tienen dificultades con los ítems están:
¿Afeitarse o maquillarse? ¿Jugar deportes en equipo, tales como
¿Hobbies que requieren buena fútbol, voleibol, etc.?
coordinación? ¿Tocar instrumentos musicales?
¿Escribir con claridad cuando lo tiene ¿Evita ir a bailar?
que hacer rápidamente? ¿Tiene dificultad para estacionar su
¿Leer su propia escritura? auto?
¿Alguien lo ha llamado torpe?
Diagnósticos diferenciales:
El TCM se puede diagnosticar desde el primer año de vida. Patologías crónicas no progresivas con trastornos en
funciones motoras: a) enfermedad motriz cerebral. b) enfermedad motriz cerebelosa. c) enfermedad motriz
periférica.
Ejemplos particulares: 1) Errores congénitos del metabolismo. 2) Miopatía congénita. 3) Polimicrogiria
perisilviana bilateral
¿Cuándo se justifican estudios como resonancia magnética cerebral, neuro metabólicos, cariotipos,
electroencefalograma, electromiograma?
Trastorno del espectro autista (TEA)
Autismo infantil.
Síndrome de Asperger.
TGD No Especificado.
Síndrome de Rett.
Trastorno desintegrativo de la niñez.
Criterios diagnósticos según el DSM-V:
A. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social.
1. Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social.
2. Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales.
3. Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones.
B. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetidos.
2. Insistencia en la monotonía, excesiva inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de
comportamiento verbal o no verbal.
3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad.
4. Hiper o hipo reactividad a los estímulos sensoriales o interés inhabitual por aspectos sensoriales del
entorno.
C. Especificar si el TEA se presenta:
a. Con o sin déficit intelectual acompañante.
b. Con o sin deterioro del lenguaje acompañante.
c. Asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocidos.
d. Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento.
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hiperactividad. Trastornos psiquiátricos.
Intoxicaciones.
Ausencias epilépticas.
Trastornos específicos del aprendizaje. Deficiencia intelectual.
Trastornos neurológicos o sensoriales
(ej: lesión cerebral, déficit visual).
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o afección médica o neurológica
o baja capacidad en los dominios de la morfología y pragmática
o trastorno del espectro del autismo
o discapacidad intelectual
o retraso global del desarrollo
o otro trastorno mental.
Trastorno de la comunicación no especificado:
No cumplen todos los criterios del trastorno de comunicación o de ninguno de los trastornos de la
categoría diagnóstica de los trastornos del desarrollo neurológico.
Se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no especificar el motivo del incumplimiento de
los criterios de trastorno de la comunicación o de un trastorno de desarrollo neurológico específico, e
incluye presentaciones en las que no existe suficiente información para hacer un diagnóstico más específico.
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Tiene dificultad para mantener la Evita o le disgustan las tareas que
atención. requieren un esfuerzo mental sostenido.
Parece no escuchar. Pierde las cosas.
Tiene dificultad para seguir las Se distrae con facilidad.
instrucciones hasta el final. Es olvidadizo para las tareas diarias.
Tiene dificultad con la organización.
2. Hiperactividad e Impulsividad: Seis (o más) de los síntomas se han mantenido durante al menos 6
meses, afectando directamente las actividades sociales y académicas/laborales:
Mueve o retuerce nerviosamente las Actúa como si estuviera motorizado;
manos o los pies, o no se puede quedar el adulto frecuentemente se siente impulsado
quieto en una silla. por un motor interno.
Tiene dificultad para permanecer Habla en exceso.
sentado. Responde antes de que se haya
Corre o se trepa de manera excesiva; terminado de formular las preguntas.
agitación extrema en los adultos. Dificultad para esperar o tomar
Dificultad para realizar actividades turnos.
tranquilamente. Interrumpe o importuna a los demás
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Ejemplos presentación clínica inatento:
Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (ej: materiales y pertenencias en
orden; descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo, no cumple los plazos).
Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (ej: materiales escolares, libros,
instrumentos, billetero, llaves, papeles del trabajo, gafas, móvil).
Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (ej: hacer las tareas, en adolescentes, mayores y
adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas, acudir a las citas).
Ejemplos presentación clínica hiperactividad e impulsividad:
Con frecuencia se levante en situaciones en que se espera que permanezca sentado (ej: en clase, en
la oficina o en otro lugar de trabajo, o en otras situaciones que requieren mantenerse en su lugar).
Con frecuencia corretea o trapa en situaciones en las que no resulta apropiado. NOTA: en
adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto).
Con frecuencia le es difícil esperar su turno (ej: mientras espera una cola).
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Trastornos del aprendizaje:
Trastorno específico del aprendizaje
A. Dificultad en el aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas, evidenciado por la presencia de
alguno de los síntomas, al menos durante 6 meses:
1. Lectura de palabras imprecisa o lenta y con esfuerzo.
2. Dificultad para comprender el significado de lo que se lee.
3. Dificultades ortográficas.
4. Dificultades con la expresión escrita.
5. Dificultades para dominar el sentido numérico, datos numéricos y el cálculo.
6. Dificultades para el razonamiento matemático.
B. Las aptitudes académicas afectadas están por debajo de lo esperado para la edad cronológica e interfieren
significativamente con el rendimiento académico o laboral, o con actividades de la vida cotidiana, que se
confirman con medidas (pruebas) estandarizadas administradas individualmente y una evaluación clínica integral.
C. Las dificultades de aprendizaje comienzan en la edad escolar pero pueden no manifestarse totalmente hasta
que las demandas de las aptitudes académicas afectadas superan las capacidades limitadas del alumno.
D. Las dificultades de aprendizaje no se explican mejor por discapacidades intelectuales, trastornos visuales o
auditivos no corregidos, otros trastornos mentales o neurológicos, adversidad psicosocial, falta de dominio en el
lenguaje de instrucción académica o directrices educativas inadecuadas.
Se han de cumplir los 4 criterios diagnósticos basándose en una síntesis clínica de la historia del individuo (del
desarrollo, médica, familiar, educativa), informes escolares y evaluación psicoeducativa.
Con dificultades en la lectura:
- Precisión en la lectura de palabras.
- Velocidad o fluidez de la lectura
- Comprensión de la lectura.
Con dificultades en expresión escrita:
- Corrección ortográfica.
- Corrección gramatical y de la puntuación.
- Claridad u organización de la expresión escrita.
Con dificultad matemática:
- Sentido de los números.
- Memorización de operaciones aritméticas.
- Cálculo correcto o fluido
- Razonamiento matemático correcto.
Gravedad actual:
Leve: algunas dificultades con las aptitudes de aprendizaje en una o dos áreas académicas, pero suficientemente
leves para que el individuo pueda compensarlas o funcionar bien cuando recibe una adaptación adecuada o servicios
de ayuda, especialmente durante la edad escolar.
Moderado: Dificultades notables con las aptitudes de aprendizaje en una o más áreas académicas, de manera que
el individuo tiene pocas probabilidades de llegar a ser competente sin algunos períodos de enseñanza intensiva y
especializada durante la edad escolar. Se puede necesitar alguna adaptación o servicios de ayuda al menos durante
una parte del horario en la escuela, en el lugar de trabajo o en casa para realizar las actividades de forma correcta y
eficaz.
Grave: Dificultades graves que afectan a varias áreas académicas, de manera que el individuo tiene pocas
probabilidades de aprender esas aptitudes sin enseñanza constante e intensiva individualizada y especializada
durante la mayor parte de los años escolares. Incluso con diversos métodos de adaptación y servicios adecuados en
casa, en la escuela o en el lugar de trabajo, el individuo puede no ser capaz de realizar con eficacia todas las
actividades.
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ejemplo, coger un objeto, utilizar las tijeras o cubiertos, escribir a mano, montar en bicicleta o participar en
deportes).
B. El déficit interfiere de forma significativa y persistente con las actividades de la vida cotidiana apropiadas para
la edad cronológica (por ejemplo, el cuidado y mantenimiento de uno mismo) y afecta a la productividad
académica/escolar, las actividades prevocacionales y vocacionales, el ocio y el juego.
C. Los síntomas empiezan en las primeras fases del periodo de desarrollo. D. Las deficiencias no se explican mejor
por discapacidad intelectual o deterioros visuales, y no es atribuible a una afección neurológica que altera el
movimiento (por ejemplo, parálisis cerebral, distrofia muscular, trastorno degenerativo).
Estas categorías se aplican a presentaciones en las que predominan los síntomas característicos de un trastorno
de tics pero que no cumplen todos los criterios de un trastorno de tics o de ninguno de los trastornos de la categoría
diagnóstica de los trastornos del desarrollo neurológico.
Otro trastorno de tics especificado
Se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo específico por el que la presentación
no cumple los criterios de un trastorno de tics o de un trastorno del desarrollo neurológico específico. Esto se hace
registrando «otro trastorno de tics especificado» y a continuación el motivo específico (por ejemplo, «inicio después
de los 18 años).
Trastorno de tics no especificado
Esta categoría se utiliza en situaciones en las que el clínico opta por no especificar el motivo del incumplimiento
de los criterios de un trastorno de tics o un trastorno del desarrollo neurológico específico, e incluye presentaciones
en las que no existe suficiente información para un trastorno más específico.
Texto: introducción a los trastornos del espectro autista:
Los trastornos del espectro autista (TEA) están incluidos en los del neurodesarrollo. Dentro de las
manifestaciones clínicas de los TEA podemos encontrar una gran variabilidad. Sin embargo, todas las personas con
TEA comparten déficits en comunicación e interacción social y patrones repetitivos y restringidos de conductas,
actividades e intereses. El diagnóstico de estos trastornos se realiza a través de la observación de los criterios clínicos
que se recogen en los manuales diagnósticos DSM-V o ICD-10, no existiendo una prueba médica para confirmar el
diagnóstico.
Según los manuales, para un diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA), los síntomas deben estar
presentes en el periodo de desarrollo temprano. Mientras que la mayoría de niños con TEA muestra síntomas a los
tres años de edad, las investigaciones actuales sugieren que los síntomas aparecen siguiendo tres patrones
diferentes: La manera más común de presentar síntomas es en el primer año de vida, tal y como fue descrito por
Kanner. El segundo modo de aparición, llamado regresión en el desarrollo o regresión autística, se manifiesta por
una pérdida en habilidades previamente adquiridas. La regresión entre niños con TEA puede ser definida
generalmente como una pérdida de habilidades sociales, de comunicación y/o motoras antes de los 36 meses.
Un creciente número de investigaciones sugieren que la regresión puede afectar a una o a varias áreas del
desarrollo. Las áreas donde normalmente se da la pérdida son la social, la del lenguaje y la motora; la pérdida
cognitiva está todavía en discusión. La regresión raramente ocurre antes de los 12 meses, sucediendo normalmente
entre el primer y segundo año de vida y en menor proporción entre el segundo y tercer año de vida.
En el último modo de aparición, el niño consigue avanzar a través de los diferentes hitos del desarrollo seguido de
un parón en el mismo. Este patrón fue descrito por primera vez por Siperstein y Volkmar, los niños de este grupo
normalmente muestran retrasos ligeros en el desarrollo hasta aproximadamente los dos años, es entonces cuando
experimentan un parón gradual y/o brusco en el desarrollo que restringe la adquisición de futuras habilidades. Estos
niños pueden adquirir las habilidades de comunicación social más básicas; sin embargo, estas habilidades
emergentes no se llegan a desarrollar en habilidades más avanzadas. Se conoce poco sobre este último tipo.
Señales de alerta:
Inmediatas: Antes de los 12 meses:
■ No balbucea, no hace gestos (señalar, decir adiós con ■ Poca frecuencia del uso de la mirada dirigida a
la mano) a los 12 meses personas
■ No dice palabras sencillas a los 18 meses ■ No muestra anticipación cuando va a ser cogido
■ No dice frases espontáneas de dos palabras (no ■ Falta de interés en juegos interactivos simples como el
ecolálicas) a los 24 meses “cucú-tras”
■ Cualquier pérdida de habilidades del lenguaje o a nivel ■ Falta de sonrisa social
social a cualquier edad ■ Falta de ansiedad ante los extraños sobre los 9 meses
Después de los 12 meses ■ Falta de interés en juegos interactivos simples como el
■ Menor contacto ocular “cucú-tras”
■ No responde a su nombre ■ No mira hacia donde otros señalan
■ No señala para pedir algo (protoimperativo) ■ Ausencia de imitación espontánea
■ No muestra objetos ■ Ausencia de balbuceo social/comunicativo como si
■ Respuesta inusual ante estímulos auditivos conversara con el adulto
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■ Falta de juego funcional con juguetes o presencia de formas
repetitivas de juego con objetos
■ Ausencia de juego simbólico
Entre los 18-24 meses ■ Falta de interés en otros niños o hermanos
■ No señala con el dedo para compartir un interés ■ No suele mostrar objetos
(protodeclarativo) ■ No responde cuando se le llama
■ Dificultades para seguir la mirada del adulto. ■ No imita ni repite gestos o acciones que otros hacen
■ No mirar hacia donde otros señalan ■ Pocas expresiones para compartir afecto positivo
■ Retraso en el desarrollo del lenguaje comprensivo y/o ■ Antes usaba palabras, pero ahora no
expresivo
Power: TEA
Criterios DSM V:
A. Déficits persistentes en comunicación social e interacción social en diversos contextos.
B. Patrones restringidos y repetitivos de conducta, intereses o actividades.
C. Síntomas deben estar presentes en la niñez.
D. Síntomas limitan e interfieren en el funcionamiento diario.
Criterio A:
• Reciprocidad socio-emocional (por ej.: conversación, atención conjunta).
• Conductas de comunicación no verbal (por ej.: contacto visual, lenguaje corporal, expresiones faciales, gestos).
• Desarrollo y mantenimiento de relaciones (por ej.: juego imaginativo, amistades).
Criterio B:
• Lenguaje, movimientos o uso de objetos de manera estereotipada/repetitiva.
• Adherencia excesiva a rutinas/rituales o excesiva resistencia al cambio.
• Interés fijo altamente restrictivo, anormal en intensidad o en foco.
• Híper/hipo reactividad a input sensorial o interés inusual en aspectos sensoriales del ambiente.
Se torna imprescindible hacer hincapié en las Teorías neuropsicológicas que intentan dar una explicación acerca
del autismo, ya que nos proporcionarán herramientas para manejarnos eficazmente frente a las alteraciones
conductuales y nos ayudarán a formar bases para comprender sus dificultades:
TEORÍA DE LA MENTE: es una alteración en la capacidad de atribuir mente a otros y de inferir (sus
creencias y deseos, anticipar en función de ello las conductas ajenas) sus estados mentales, es lo que nos
permitiría modular la conducta social. La noción de que las otras personas tienen mente, parece ser
especialmente difícil de alcanzar para las personas con autismo.
TRASTORNO DE LA FUNCIÓN EJECUTIVA: Martos (2001) cita un concepto de Ozonoff, el que define al
control ejecutivo como «el constructo cognitivo usado para describir comportamientos orientados a futuro
dirigidos hacia metas, que se piensa son mediados por los lóbulos frontales (...) incluyendo planificación,
inhibición de respuestas predominantes, flexibilidad, búsqueda organizada y memoria de trabajo».
COHERENCIA CENTRAL: Aspecto nuclear del autismo. Las personas tienden a interpretar los
estímulos de forma global, teniendo en cuenta el contexto. De esta forma, la información adquiere un
significado. Esto permite adquirir un recuerdo integrado de lo esencial en lugar de los detalles. El constante
esfuerzo que se suele realizar en busca de un sentido y un significado a los acontecimientos, no estaría
presente en el autismo.
Texto Dr. Daniel Valdéz:
El autismo es plural y diverso.
Desafía los manuales y las nomenclaturas.
Se acerca y se aleja de los prototipos, según cada caso, cada persona, cada subjetividad.
Hay personas diversas en las que el autismo se manifiesta de forma diferente y su evolución sigue
diversas trayectorias y caminos.
Una persona tiene autismo…es una condición, no que es autista
Desafíos en TEA:
Desafíos motores:
• Puede haber dificultades en la coordinación, torpeza fina y gruesa
• Rechazo en ocasiones a actividades deportivas
Dificultades de aprendizaje:
• Demoras en la adquisición de la lectura, poca fluidez, errores al leer.
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• Impacto motor en la escritura
Particularidades sensoriales:
• Procesamiento atípico de estímulos sensoriales (hipo o hipersensibilidad).
• Entre el 76 y 85% de las personas con TEA presentan respuestas inusuales al input sensorial.
Desafíos cognitivos:
• Variabilidad de los niveles intelectuales. Dificultades en la abstracción, comprensión literal que impacta en su
socialización.
• Distractibilidad. Falta de organización y planificación.
• Dificultades para procesar la entrada simultánea de información por los canales de audio y visuales, para
integrar la información simultánea de sus ojos y de sus oídos.
Desafíos emocionales:
• Dificultades para expresar emociones propias y reconocer las ajenas.
• Ansiedad y angustia ante cambios
• Pueden aparecer temores, fobias y síntomas obsesivos compulsivos.
¿QUÉ HACER?
Se necesita de una mirada interdisciplinaria. La intervención clínica encuentra su marco en la
psicología cognitiva y se basa en el desarrollo, las interacciones familiares, la intersubjetividad, la
comunicación y el lenguaje y los aprendizajes funcionales en los distintos contextos.
Los diversos dispositivos de apoyo deben apuntar siempre a la autonomía, la autodeterminación y la
inclusión educativa y social. Además, es fundamental compartir los objetivos de tratamiento, las
orientaciones y las inquietudes con las familias.
Por otra parte, la intervención psicoeducativa no debe centrarse en las “etiquetas diagnósticas” sino
en las personas y su singularidad, privilegiando la planificación centrada en la persona y sus posibilidades de
aprendizaje y desarrollo.
Claves para pensar la educación de las personas con TEA.
Planes de estudio significativos con sentido para la persona.
Diferentes estrategias de enseñanza.
Individualización.
Ayudas de aprendizaje específicas, consensuadas con equipo de apoyo (también el externo).
Proporcionar apoyos necesarios.
Utilizar un enfoque de apoyo conductual positivo.
El dispositivo de apoyo, reflejo del trabajo en equipo, incluye la participación genuina de la familia y
la perspectiva del alumno.
Ayudas para aprender: Trastornos del desarrollo y prácticas inclusivas
Todos necesitamos ayudas
Las ayudas son personas que nos guían en el aprendizaje;
Son estrategias didácticas para crear entornos educativos significativos y comprensiones
compartidas,
Son andamiajes para favorecer la autonomía, el autocontrol y los procesos de autorregulación.
Son herramientas para disminuir barreras al aprendizaje y la participación.
Son instrumentos para mejorar nuestra calidad de vida y contribuir a la construcción de una escuela
inclusiva
Historias sociales:
Su metodología parte de la necesidad de tener información explícita respecto de la conducta social
adecuada.
Este tipo de historias pueden construirse de diferentes modos y con distintos objetivos; describir a
una persona, secuenciar un acontecimiento y explicar un evento, concepto o una situación social.
El contenido incluye información relevante acerca del tema y también claves específicas sociales.
La historia social viene a ser un cuento corto ajustado a un formato breve y con un lenguaje
adaptado.
Los temas tienen que ser significativos para el alumno/a con TEA y lo más ligados a su experiencia
personal.
Excelente actividad para trabajar lenguaje y comunicación, secuenciación y lectoescritura.
Las ventajas de las TICS son:
Presentan estímulos preferentemente visuales, son predecibles y controlables.
Facilitan la decodificación de la información de manera concreta y visual, situada en un espacio, a
diferencia del lenguaje (que es abstracto, temporal e invisible).
Admiten un cierto grado de error o, por el contrario, presentan funciones de autocorrección.
Agilizan los tiempos de escritura y proporcionan resultados más gratificantes.
Otorgan refuerzos inmediatos que favorecen la motivación y la organización de la conducta.
Principios de la enseñanza (Howlin, Baron-Cohen y Hadwin):
La enseñanza precisa debe ser fragmentada en pequeños pasos;
Contextualizar las prácticas, que tengan relación con su ambiente cercano;
Las conductas reforzadas se adquieren más rápidamente;
Asegurar aprendizajes sin error;
Planificar estrategias para la generalización y transferencia del aprendizaje.
Conducta no ajustada o desafiante:
Conductas desafiantes o no desajustadas que de acuerdo a su frecuencia o intensidad puede correr riesgos o
daños físicos el o alguien de su entorno.
La intervención ante las conductas desafiantes debería tener en cuenta los siguientes principios:
1) La conducta es propositiva o intencional.
2) Debe haber una evaluación funcional para identificar la finalidad de la conducta.
3) La intervención en la conducta desafiante debe centrarse en la educación, no simplemente en la supresión de
la conducta.
4) Los problemas de comportamiento generalmente tienen muchas finalidades y, por lo tanto, requieren muchas
intervenciones.
5) La intervención implica cambiar el modo en el que interactúan las personas con o sin discapacidad y, por lo
tanto, la intervención implica cambiar sistemas sociales.
6) El objetivo último de la intervención, es el cambio en el estilo de vida, en lugar de la eliminación de los
problemas de comportamiento.
Análisis de la conducta en el aula:
¿En qué momento ocurrió, qué pasó antes de la conducta desafiante?
¿Con quién estaba?
¿Qué tipo de actividad realizaba?
¿Qué contenidos curriculares se estaban trabajando?
¿Contaba con apoyos suficientes?
¿Con quién o quiénes interactuaba?
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¿Se habían anticipado los contenidos?
¿Qué hubiera pasado si, por ejemplo, le hubiera anticipado y secuenciado los contenidos?
¿Cómo se resolvió la situación?
¿Qué ocurrió después de la conducta?
Intereses:
Son puntapié ideal para presentar los contenidos y generar motivación para nuevos aprendizajes.
Son una base segura para ampliar a otros intereses.
Generar momentos para poder hablar de ellos, pautados en la rutina del día.
Usar apoyo conductual positivo para resaltar y favorecer la aparición y sostén de la conducta
apropiada.
Equilibrar momentos de trabajo agradables con otros más desafiantes, pero ser consistentes en que
ambos son importantes terminarlos.
Fomentar su participación en actividades extracurriculares relacionadas con sus puntos fuertes
Estrategias pedagógicas y ambientales:
El ambiente escolar debe ser:
Organizado: que haya un lugar y un momento para cada cosa, evitando los contextos caóticos.
Estructurado: donde el niño sabe y conoce las pautas básicas de comportamiento, donde tenga seguridad sobre
lo que se espera de él, donde el adulto dirige y organiza las situaciones.
Predecible: sabe cómo van a suceder las cosas y qué esperan los adultos de él. Igualmente, cómo responden los
adultos frente a sus comportamientos. La falta de anticipación y de estructura crea grandes dificultades para
organizar el mundo del niño o joven con TEA.
Facilitador de aprendizajes: el adulto aprovecha aquellos momentos cotidianos y naturales en los cuales se le
puede enseñar aprendizajes no programados, allí está la oportunidad para dar sentido a una palabra, acción o
situación.
Estratégico: facilitando contextos, contemplando el modo de procesar la información, así como también la
incidencia de estímulos sensoriales, que según las dificultades del estudiante pueden funcionar como distractores,
por ejemplo, colocar tapas de goma en las patas de sillas y mesas para disminuir el ruido al moverlas, como
estrategia preventiva para minimizar el ruido dentro del aula, en situaciones o períodos críticos de la jornada.
La construcción de un entorno facilitador para el aprendizaje social, comunicativo y funcional resulta esencial
para los estudiantes con tea.
Los estudiantes con TEA, su conducta mejora cuando:
Se favorece un ambiente predecible y estructurado, evitando los cambios de rutinas.
Se evita la sobrecarga sensorial en el ambiente.
Se aprovechan sus habilidades visuales para la organización de tareas.
Se le permite cambiar de actividad o salir de la clase si se muestra ansioso.
Se observan sus conductas como un modo de comunicación.
Se lo ayuda explicitando las reglas sociales y escolares de manera clara y concreta.
Se minimiza la frustración causada por su ritmo de trabajo lento, permitiendo el uso de dispositivos
para la escritura.
Se anticipan cambios y novedades.
Se evitan castigos tales como reducir tiempo de recreo para completar tareas.
Aprende mejor cuando:
Se comprende su perfil de aprendizaje y se aceptan sus limitaciones aprovechando sus áreas de
fortaleza.
El entorno es tranquilo, estructurado y el estilo, didáctico, directivo y organizado.
Se utilizan apoyos visuales.
Se utilizan sus propios intereses para motivarlo e incentivarlo a nuevos aprendizajes.
Se relaciona mejor si:
Se les explica a sus compañeros las dificultades que posee en la interacción.
Se lo acompaña mediante un aprendizaje deliberado a comprender el comportamiento y las
reacciones de los otros.
Se le proporciona un/unos alumno/s guía/s.
Trabaja en grupos pequeños.
En las actividades grupales cuenta con la mediación de un adulto.
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Cuenta con apoyos en momentos o actividades menos estructuradas (recreos, clases de música,
plástica, educación física, campamentos).
Se chequea que haya comprendido la consigna
Se evitan preguntas a desarrollar.
Se le provee el tiempo extra necesario para completar una actividad.
Se hacen explícitas reglas tácitas.
Las tareas son cortas y concretas.
Se anticipan debidamente actividades novedosas (excursiones, actos, clases abiertas, festejos, etc.)
Se utiliza el aprendizaje sin error, minimizándolo para favorecer las oportunidades de éxito.
Se permiten apoyos tales como la copia por terceros, material impreso, grabación o el uso de
dispositivos para la escritura.
Se lo motiva con elogios o incentivos concretos.
Se habilitan tiempos y espacios para regularse.
Procesos de evaluación de los aprendizajes:
Los procesos de evaluación deberán contemplar las mismas adecuaciones y estrategias de
accesibilidad planteadas para los procesos de enseñanza y aprendizaje, consignadas en el PPI del estudiante.
Consisten en evaluar el grado de aprendizaje y determinar si los ajustes y apoyos fueron adecuados
para el proceso de aprendizaje del alumno con TEA. Asimismo, requieren diseñar y definir las metas a
alcanzar propuestas en el PPI y las metodologías de evaluación a utilizar.
Los estudiantes con TEA necesitan formas e instrumentos diferentes de evaluación que tengan en
cuenta sus potencialidades y dificultades.
Por ejemplo, su dificultad para la comprensión del mundo social dificulta la administración de
pruebas y cuestionarios estandarizados, y orienta hacia el uso de procedimientos variados de evaluación que
permitan recoger información sobre su aprendizaje.
Asimismo, si se presentan dificultades en cuanto a la escritura, se podrá facilitar la realización de
pruebas orales, disponibilidad de más tiempo o de ayudas visuales y cualquier otro formato que facilite la
comprensión y la expresión oral y escrita.
En este sentido, se deberán propiciar instancias de revisión de la propia práctica docente e
institucional para analizar si los diferentes contextos educativos, apoyos, ajustes y formación favorecen la
respuesta educativa más adecuada para los alumnos con TEA. Se deberán propiciar instancias de revisión de
la propia práctica docente e institucional para analizar si se está brindando una propuesta adecuada a los
alumnos con TEA.
UNIDAD 4: DEFICIT INTELECTUAL Y MINDFULNESS. Está en las clases.
Unidad 5:
Encopresis
Definición y concepto:
La encopresis se define como la evacuación de heces, de consistencia normal o anormal, de forma repetida,
involuntaria o voluntaria, en lugares no apropiados para este propósito (incluida la ropa interior), no debida a
trastornos somáticos. Se considera primaria cuando aparece después de que el niño haya cumplido los 4 años, sin
haber tenido control fecal de por lo menos un año; secundaria cuando ha sido precedida de un período de
continencia fecal al menos de un año. Si la salida de heces es involuntaria, a menudo está relacionada con
estreñimiento, impactación o retención de heces. La edad de comienzo para la encopresis primaria es, por
definición, hacia los 4 años, mientras que la secundaria empieza entre los 4 y 8 años. El curso raramente es crónico.
La asociación con otros síntomas psicopatológicos (p. ej. retraimiento y comportamiento antisocial) es frecuente.
La enuresis concurre en el 25% de los pacientes. La forma más frecuente de enuresis es la primaria y nocturna,
mientras en el caso de la encopresis la más frecuente es secundaria y diurna.
Epidemiología:
La encopresis es menos común que la enuresis. En torno a los 3 años, el 16% de los niños muestran todavía signos
de incontinencia fecal una vez a la semana o más, pero en torno a los 4 años sólo el 3%. A los 7 años sólo el 1,5% de
los niños todavía no han conseguido la continencia, y a los 10-11 años esta cifra desciende al 0.8%. La mayor parte
de los niños identificados en las encuestas muestran más probablemente el fenómeno de marcado secundario a
estreñimiento, y sólo una minoría verdadera encopresis. Esta se produce raramente en adolescentes. Existe un
predominio masculino de 3-4:1. Se da una aparición familiar de la encopresis, con el 15% de los padres que han
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sufrido encopresis en la niñez. No existen diferencias consistentes en función de la clase social. Se han observado
tasas más altas en individuos con retraso mental, especialmente en los casos moderados y graves. Como factores
predisponentes destacan el aprendizaje inadecuado de los hábitos higiénicos y el estrés psicosocial, como la entrada
a la escuela y el nacimiento de un hermano.
Necesidad de unidad de criterios:
La dicotomía entre involuntaria o intencional tiene importantes implicaciones clínicas. En los casos en los que la
encopresis es intencionada, el niño ha adquirido un control esfinteriano adecuado, pero depone las heces en lugares
inapropiados en respuesta a tensiones familiares o de forma totalmente intencionada. El episodio puede aparecer
como consecuencia de un proceso de desorganización o regresión secundario a una situación de importante tensión
emocional o puede producirse en el marco de una actitud de represalia contra los cuidadores. En los casos en los que
el niño no ha logrado un control esfinteriano adecuado puede no ser consciente del episodio eccoprótico o puede
ser consciente pero incapaz de controlarlo.
De igual forma, el carácter retentivo o no retentivo tiene utilidad clínica. El estreñimiento crónico y por tanto la
retención de heces pueden ser consecuencia de la combinación de diversos factores, como son la evitación del dolor
que produce la defecación en el caso de que exista una fisura anal, la lucha entre los padres y el niño en el proceso
de entrenamiento del control esfinteriano, o la evitación fóbica de la defecación en base a una experiencia negativa
real o imaginaria. El estreñimiento provoca impactación fecal, y las heces líquidas tienden a rebosar en torno a la
impactación. Los esfuerzos del niño mediante la contracción anal para evitar el paso involuntario de las heces
pueden incrementar la cantidad de heces retenidas.
Con la distensión rectal, el esfínter anal interno se vuele débil y arreactivo, y la sensación de paso de las heces a
través del recto disminuye. El niño puede perder conciencia del paso de las heces, y su olfato puede llegar a
habituarse al olor.
En definitiva, la categorización más comprehensiva contiene las siguientes categorías:
1) intencional - no retentiva: niños que tienen control esfinteriano, pero de forma intencionada deponen en
lugares inapropiados por razones psicológicas.
2) involuntaria - no retentiva: debida a incapacidad para controlar adecuadamente el esfínter o por una falta de
conciencia del proceso.
3) involuntaria - retentiva: heces demasiado fluidas debido a un desbordamiento retentivo pero que también
podría ser secundario a diarrea, o a ansiedad.
También resulta de utilidad clínica la diferenciación entre encopresis primaria y secundaria. Los niños con
encopresis primaria presentan con más frecuencia retrasos en el desarrollo. En las formas de encopresis primaria es
también frecuente encontrar que el estreñimiento se establece antes de que el niño domine las habilidades que
requiere el control esfinteriano.
Signos y sintomas de detección y/o derivación
A.- Detección:
1.- A pesar de su alta prevalencia puede pasar desapercibida a no ser que los profesionales de la salud
interroguen de forma específica sobre aspectos relacionados con el control esfinteriano.
• Control evolutivo en programa de niño sano:
a) deposiciones en lugares inapropiados (incluida ropa interior).
b) prestar atención a posibles marcados secundarios a estreñimiento.
c) condiciones de la defecación: aislamiento y concentración que no puede diferenciarse de la habitual en un niño
que va normalmente al retrete; otros evacuan sus heces sin cesar en sus actividades; otros dejan que las heces se les
escapen por el camino, mientras corren hacia el retrete.
d) actitud del niño hacia sus heces variable: indiferencia a su síntoma; conductas de disimulo y de acumulación;
muy raramente, intenta disimular lavando la prenda; también muy raramente se encuentra al niño provocador, que
exhibe su ropa sucia, indiferente a reproches y regañinas.
2.- Dolores abdominales, aumento del volumen de las heces y estreñimiento crónico.
3.- En las chicas son frecuentes las infecciones de la vía urinaria e incluso la pielonefritis crónica.
4.- Síntomas neuro evolutivos: falta de atención, hiperactividad, impulsividad, baja tolerancia a la frustración e
incoordinación.
B.- Derivación:
1.- El Pediatra de Atención Primaria o en su defecto el Médico de Cabecera son los primeros en identificar el
problema y plantear una intervención de primera línea.
2.- Si el niño es negativista u oposicionista respecto a las instrucciones del adulto derivar a Equipo de Salud
Mental Infanto-Juvenil.
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Diagnóstico
A. Evacuación repetida de heces en lugares inadecuados (p. ej., vestidos o suelos), sea involuntaria o
intencionada.
B. Por lo menos un episodio al mes durante un mínimo de 3 meses.
C. La edad cronológica o mental es por lo menos de 4 años.
D. El comportamiento no se debe exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej.,
laxantes) ni a una enfermedad médica excepto a través de un mecanismo que implique estreñimiento.
De acuerdo con el DSM-IV existen dos subtipos, con estreñimiento e incontinencia por desbordamiento, y sin
estreñimiento ni incontinencia por desbordamiento.
Diagnóstico diferencial:
La principal dificultad reside en que la encopresis puede ser un síntoma de otros procesos o puede ser un
síndrome en sí mismo.
En un primer paso es importante identificar patología potencial, ya sea médica, evolutiva o conductual:
• Para descartar PATOLOGÍA MÉDICA, se hace imprescindible llevar a cabo una anamnesis y una exploración
física, pues constituyen las herramientas diagnósticas necesarias para identificar los casos de encopresis retentiva y
factores orgánicos relacionados. La patología médica que causa estreñimiento permite el diagnóstico concurrente de
encopresis, pero no es así en los casos en los que la incontinencia fecal se relaciona con procesos que no producen
estreñimiento (tal es el caso de la diarrea crónica).
• Descartar PATOLOGÍA EVOLUTIVA tipo retraso mental y trastornos generalizados del desarrollo. También se han
descrito este tipo de conductas en niños con trastornos del control de los impulsos o con TDAH, donde los episodios
estarían relacionados con la falta de atención.
• Descartar la posibilidad de que exista PATOLOGÍA CONDUCTUAL, como agresión, oposicionismo, negativismo
y/o rabietas.
Los factores psicodinámicos generalmente se centran en la relación madre-hijo o en la fijación en la auto
estimulación anal como una fuente de placer. En este sentido hay que tener presente que han sido descritos casos
de encopresis postraumática con agresión sexual anal.
Intervención terapéutica:
En la mayoría de los casos (78%) es sensible a intervenciones conductuales relativamente sencillas que incluyan
componentes educativos, conductuales y fisiológicos.
Principios generales:
Tranquilizar al niño, decirle que no es el único en sufrir este problema, que les ocurre a otros muchos
otros niños.
Explicarle de forma apropiada a su edad los mecanismos de la defecación.
Indicar a los padres que deben ignorar el marcado de la ropa interior salvo cuando se les implique en
algún programa de modificación de conducta.
Disuadir a los padres para que no adopten actitudes punitivas cuando el niño ensucia la ropa interior.
Esfuerzo en promover actividades que permitan que las relaciones paternofiliales se desarrollen de
forma más positiva.
En caso de abordaje psicológico supervisar el desarrollo de estreñimiento. En caso de que tenga
lugar aplicar el tratamiento médico adecuado.
Enuresis.
Definición.
Se entiende por enuresis la emisión involuntaria de orina. La enuresis nocturna es la micción involuntaria durante
el sueño, después de la edad en que se considera normal para el control de esfínteres. La enuresis diurna hace
referencia a la pérdida involuntaria de orina mientras se está despierto, y es más probable que se encuentre un
problema anatómico o biológico de fondo. El término enuresis primaria se utiliza cuando no se ha alcanzado la
continencia por periodos prolongados, y secundaria cuando los episodios de enuresis se producen después de un
periodo de por lo menos seis meses de un control completo.
La habilidad para orinar o inhibir la micción es un proceso evolutivo que está condicionado por múltiples factores
genéticos, orgánicos o funcionales. Entre el año y los dos años de edad, los niños adquieren la sensación consciente
de la plenitud vesical y, durante el segundo o tercer año logran la habilidad para orinar o inhibir la micción. Hacia los
cuatro años, casi todos los niños tienen el patrón miccional del adulto.
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A medida que la capacidad vesical aumenta durante el entrenamiento del control de esfínteres, se comienza a
retener orina por períodos más prolongados y se aprenden maniobras de retención para inhibir el deseo de orinar.
En algunos casos, estas prácticas de retención de orina, en niños predispuestos, pueden originar un vaciado
incompleto de la vejiga o disfunción miccional. Es frecuente que la disfunción miccional (Tabla I), vaya asociada con
estreñimiento y/o encopresis y entonces se denomina síndrome de eliminación disfuncional. Cuando hay una
disfunción miccional, más que una enuresis lo que ocurre es una incontinencia urinaria, por lo que suelen estar
continuamente mojados. Son muchos los factores propuestos:
Factores genéticos: si ambos padres tienen historia anterior de enuresis el 77% de los hijos la tendrá
también.
Factores vesicales: los niños con enuresis presentan una capacidad vesical funcional más pequeña en
comparación con los controles y en relación con su capacidad vesical anatómica.
Secreción de hormona antidiurética (ADH).
Relación con el sueño.
Problemas del desarrollo: los niños con retrasos madurativos tienen con mayor frecuencia enuresis.
Factores psicológicos: en algunos niños la enuresis diurna puede ser sólo la manifestación de unos
rasgos de personalidad que no les permite tomarse el tiempo necesario para orinar durante las actividades
cotidianas. Habitualmente los niños con enuresis no tienen alteraciones emocionales subyacentes. A pesar
de que el estrés pueda exacerbar o contribuir a la enuresis, no es un factor etiológico primario.
Enfermedades orgánicas: las alteraciones estructurales del aparato genitourinario, infecciones
urinarias, anomalías neurológicas y enfermedades que produzcan poliuria (diabetes mellitus, diabetes
insípida) pueden manifestarse con una enuresis.
La enuresis nocturna primaria aislada debe ser tratada por el Pediatra, y sólo aquellos casos complicados con otra
sintomatología conductual o psiquiátrica, deben ser derivados al psiquiatra infantil. a. Hay que explicarle que otros
muchos niños tienen el mismo problema y que él va a poder participar en unas actividades que le ayudarán a
corregir la enuresis. No hay que poner pañales. Se debe proteger el colchón. No hay que reñir, ni culpabilizar si se
moja la cama. Las intervenciones conductuales suponen que la capacidad para evitar la enuresis nocturna es una
respuesta aprendida que puede lograrse mediante técnicas psicológicas de condicionamiento. La restricción de
líquidos no está indicada, pues puede agravar una capacidad vesical funcional baja, aunque puede ser útil restringir
las bebidas con propiedades diuréticas antes de ir a la cama. El objetivo de los sistemas de recompensa (estrellas,
dibujos, etc.) es reforzar positivamente las noches secas y reducir el énfasis negativo acerca de las camas húmedas.
En los estudios se ha podido demostrar que recompensar las noches secas, evitar el castigo durante las noches
húmedas y despertar al niño para orinar, parece ser significativamen20 te más eficaz que no hacer nada.
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