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Inducción en prevención
selectiva e indicada
Módulo 4:
Consideraciones para
el trabajo grupal e individual
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
Objetivo general
Resumen
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Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
Esquema de contenidos
Polo de consciencia y
Polo de acción
La relación de ayuda en el
contexto del trabajo con
participantes
Acción reflexiva y
retroalimentación:
condiciones permanentes del
trabajo grupal e individual
Gestión de crisis
Desde la Psicoeducación, la relación de ayuda contiene 2 polos: polo de consciencia y polo de acción.
Al respecto, Vizcarra (2008)2 señala lo siguiente:
1.- https://www.lemondediplomatique.cl/Psicoeducacion-en-Chile-el.html
2.- Vizcarra, M & Dionne, J. (2008). El desafío de la intervención psicosocial en Chile: aportes desde la psicoeducación. RiL Editores.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
“El polo de acción de toda intervención educativa, es el sujeto que interactúa con los elementos
del ambiente que están incluidos en esa intervención. Según este modelo, una buena intervención
debiera crear en el sujeto cierto equilibrio que suscite en él la necesidad de ponerse en acción para
reencontrar su equilibrio. De ahí la importancia de hacer vivir al sujeto nuevas experiencias, que
lo hagan progresar en su desarrollo; es decir, llevarlo a desarrollar nuevas formas de equilibrio”
(pág. 77).
“El educador constituye el polo de consciencia que debe favorecer la acción de apropiación de los
objetivos por parte del sujeto. La capacidad del educador de ser el polo de consciencia se basa en
su experiencia tanto personal como profesional [y en sus competencias en los planos del saber,
del ser y del hacer]” (pág. 82).
Según los principios psicoeducativos, la relación entre los profesionales y los jóvenes participantes
se construye a través de objetivos. En el Programa Preventivo, el compromiso entre el equipo de
intervención y los participantes deviene más desde el profesional, en la medida que sus acciones
son claramente intencionadas a través de objetivos comunes.
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Objetivos
comunes
Entendemos los objetivos de intervención del Programa Preventivo como intenciones comunes
(consensuadas) entre los profesionales y las personas participantes, que luego se expresan por
escrito de manera rigurosa. La redacción de estos objetivos, aunque es tarea principalmente de
los profesionales, debería expresar fielmente las intenciones consensuadas para considerarse co-
construidos. Las intenciones comunes, expresadas fielmente en objetivos entendibles, medibles y
realizables tienen la gran cualidad de convocar, motivar y comprometer tanto a los participantes
como a los profesionales.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
En esta relación del participante con los profesionales en terreno, el polo de acción debería siempre
ser el participante o el grupo de participantes, y el polo de consciencia, los profesionales. En
otros términos, se trata de hacer o trabajar en conjunto con los participantes, dándole sentido a sus
acciones, ofreciendo retroacciones y espacios de reflexión sobre estas acciones, y evitar en todo
momento el realizar y/o trabajar para los participantes.
La calidad de la relación vincular con los jóvenes participantes es uno de los aspectos esenciales para
un equipo de intervención en terreno. El vínculo con niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ), ya
sea en diferentes contextos y, particularmente en condición de riesgo o en situación de vulneración,
resulta de especial cuidado, pues siendo de cercanía, debe inspirar confianza y respeto, evitando
despertar en estos NNAJ reacciones defensivas que bloqueen la intervención y la consecución de
logros. Es sabido que las condiciones adversas, marcadas por múltiples vulneraciones, predisponen
a las personas a actuar de forma negativa, sumisa o pasiva frente a la proposición del vínculo de
ayuda. El profesional, muchas veces presionado por la necesidad de alcanzar metas programáticas,
avanzar en la intervención, o responder a necesidades de aceptación y manejo del grupo, podría
alterar la calidad de un vínculo profesional que garantice una adecuada observación y evaluación de
las situaciones de intervención. Estos vínculos entre profesionales de ayuda psicosocial y jóvenes
y/o personas participantes necesitan ser claramente definidos, de modo de poder ser desarrollados
y manejados consciente y explícitamente, y evaluados de manera permanente.
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Existen diversas formas de guiar una relación de ayuda. Una alternativa posible es a través de
la metodología de la Entrevista Motivacional, como marco a partir del cual construir la relación
de ayuda. Tomando en consideración esos principios y los métodos propuestos por el Enfoque
Psicoeducativo, se describen los siguientes pasos necesarios en el proceso del establecimiento de
una relación de ayuda, en el contexto de la intervención preventiva:
El respeto dice relación con aceptar a otra persona tal como es, de manera incondicional. Eso
quiere decir, entre otras cosas, abstenerse de emitir juicios sobre sus opiniones, sus valores, sus
creencias, los sentimientos que expresa, y/o las dificultades de adaptación que van encontrando.
El respeto, incluye además la capacidad de creer en la dignidad de una persona, creer que ella
es única, que tiene el derecho a escoger y que tiene los recursos y el potencial para superar sus
dificultades.
En una relación de ayuda, la aceptación de otra persona implica las mismas reglas: ambas tienen
los mismos derechos y las mismas necesidades fundamentales; el respeto debe entonces ser
expresado de manera mutua, recíproca. Este se manifiesta a través de los comportamientos y
actitudes.
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Manifestaciones del respeto y del no-respeto
RESPETO NO RESPETO
• Estar atento a lo que el otro expresa. • Dar soluciones.
• Demostrar empatía. • Moralizar, sermonear.
• Respetar el ritmo del otro. • Amenazar al otro.
• Destacar sus fortalezas. • Ridiculizar lo que dice o los gestos del otro.
• Utilizar un lenguaje personalizado. • Sentir lástima.
• Ser auténtico. • Ser impaciente en relación al ritmo del otro.
Puede ser más difícil mostrar respeto cuando nos relacionamos con una persona cuyas declaraciones
chocan con nuestros valores, lo cual a veces puede pasar inadvertido para el profesional. De allí
entonces, la importancia de conocerse bien e identificar con claridad los valores personales.
La autenticidad es la correspondencia exacta entre lo que una persona piensa o siente interiormente
y lo que comunica abiertamente a otra persona. La autenticidad implica ser uno mismo en una
relación de ayuda, no buscar evasivas, ser franco y honesto con la otra persona.
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AUTENTICIDAD NO-AUTENTICIDAD
• Correspondencia entre lo verbal y lo no • Contradicción entre lo verbal y lo no verbal.
verbal. • Cierre ante sus propios pensamientos y
• Apertura a las críticas constructivas. emociones.
• Afirmación de manera espontánea y no • No receptividad de las críticas.
agresiva. • Postura rígida.
• Apertura a las diferencias. • Aceptación difícil de las diferencias.
• Comodidad frente a las emociones del • Agresividad.
participante. • Malestar frente a las emociones del
• Compromiso profundo en la relación. participante.
• Compromiso superficial en la relación.
Escuchar y observar
Escuchar es estar atento a lo que se nos comunica. En una relación de ayuda, también significa
estar atentos a lo que subyace en lo que la persona está diciendo directamente, considerando tanto
el lenguaje no verbal como las emociones.
Para lograr su objetivo, el profesional debe poder hacerse una idea clara de lo que la otra persona
considera en su vida como una dificultad. Para esto, es necesario que verifique constantemente si 09
comprendió lo que acabó de oír.
Además de escuchar, debe estar atenta a los gestos del NNAJ con el cual está conversado, esto
es, a su postura, a su tono de voz, a sus mímicas, a sus silencios. Sus habilidades de observadora
pueden entonces serle de gran ayuda e indicarle pistas a seguir.
b) Especificar la necesidad
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Para poder lograr tener una idea clara del problema vivido, hay que apoyar a la persona a precisar
los acontecimientos referidos, opiniones emitidas, percepciones y sentimientos expresados. Este
proceso puede hacerse por medio de preguntas abiertas (¿quién?, ¿qué?, ¿dónde?, ¿cómo?). Se
recomienda evitar preguntar las razones del por qué”, ya que promueve que la persona se justifique
y puede interpretarse como un juicio.
Algunas sugerencias que pueden ayudar en este proceso son las siguientes:
• Hacer preguntas que ayuden a pensar.
• Pedir ejemplos concretos de lo conversado.
• Chequear permanentemente lo escuchado.
• Hacer reflejos de lo dicho por el NNAJ.
• Entregar parafraseos en relación a lo escuchado.
alternativas de acción o solución y evaluar cada una, para ponerlas en práctica. Para avanzar es
importante sentir confianza en la propia capacidad, por lo que es relevante que la persona pueda
identificar sus fortalezas y recursos, y cómo estos pueden ayudar o pueden ser utilizados en la
situación presente.
Para favorecer la utilización de las fortalezas, es importante que el profesional sea capaz de
guiar los siguientes procesos:
He aquí una lista de algunos aspectos que pueden ayudar a detectar las fortalezas, las
particularidades de una persona:
• Sus cualidades;
• Sus gustos;
• Las experiencias que la han valorizado;
• Sus sueños;
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• Sus proyectos;
• Sus aptitudes;
• Sus conocimientos;
• Las personas significativas para ella (miembros de su familia, amigos, colegas de trabajo
o de estudios).
Para poder conocer las fortalezas de una persona, es necesario escucharla, observarla, hacerle
preguntas, pedirle que haga su autorretrato y que saque de él sus fortalezas. Habitualmente es
bastante difícil para n NNAJ ver sus ventajas, sus cualidades. El conocimiento e identificación de los
defectos, suele ser mucho más fácil de realizar para la mayoría de las personas.
El trabajo del profesional consiste en ponerla en contacto con sus aspectos positivos, en hacerle
tomar conciencia que ella misma puede resolver sus dificultades apoyándose de sus fortalezas.
Acompañar a la persona no quiere decir solamente estar a su lado, hacer los trámites con ella; sino
que significa también otorgarle cierto seguimiento, encontrarse con ella para analizar lo que acaba
de realizar y felicitarla por sus aciertos.
• Ayudar al participante a comunicar, a través del uso de preguntas abiertas para facilitar su
expresión verbal, invitando a responder o relatar lo que sea necesario, según el objetivo del
encuentro.
• Si es un grupo con el cual se está conversando, se debe favorecer que cada integrante se
exprese. Si alguien no lo hace, se le puede motivar preguntando directamente.
• Focalizar la conversación en lo que el/la participante considera importante.
• Escuchar sin criticar ni enjuiciar al participante. Respetar su opinión.
• Demostrar atención e interés al participante.
• Transmitir calma al participante.
• Seguir el ritmo que imponen quienes están consultando. No apurar para conseguir información;
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respetar los silencios que se produzcan.
• Relacionarse de manera horizontal, valorando la posición del participante.
• Tratar a la persona participante con respeto.
• Mostrar autenticidad y congruencia.
• Preocuparse genuinamente por el/la participante.
• Mantener una actitud comprensiva en la conversación.
• Expresar empatía. Imaginarse como el/la participante está vivenciando la experiencia que
están compartiendo, de acuerdo a su realidad y contexto.
• Mantener una actitud de escucha. Escuchar y atender activamente.
• Demostrar que se ha entendido lo que el/la participante está expresando.
• No realizar interpretaciones del contenido del relato.
• Contribuir a la toma de consciencia del problema y sus posibles soluciones.
• Motivar, fortalecer y explorar las instancias de cambio. No aconsejar respecto de lo que se
debe hacer.
• Identificar y comunicar las potencialidades y recursos de la otra persona.
• No centrarse en los aspectos negativos.
• Valorar y dar importancia a los aspectos emocionales durante la entrevista, para que las
personas se sientan tomadas en cuenta.
Respeto
https://www.youtube.com/watch?v=UV9MT3k5Rwg
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
b) La seguridad: conjunto de actitudes que expresan y transmiten seguridad a NNAJ a través del
lenguaje corporal (postura, expresiones faciales, tonos de voz, por ejemplo). Estas actitudes instalan
un clima donde el joven puede vivir experiencias nuevas, y ser como desean ser, sin desconfianzas,
en un bienestar propicio al desarrollo de nuevas herramientas de adaptación. Para los profesionales
es, entonces, esencial tomar consciencia, en la acción, de sus propias actitudes y posturas, tonos
de voz y cualquier otro aspecto no verbal, que transmita o denote seguridad o inseguridad.
c) La confianza: creer en las fortalezas y la capacidad de cambio de los NNAJ, tener confianza en 13
sí mismo y creer en las propias capacidades para provocar el cambio deseado. Implica también,
creer y confiar en las herramientas que la propia institución y el programa ponen a su disposición.
Este esquema relacional también se expresa en la convicción que las niñas, niños y jóvenes y
sus familias tienen el recurso y potencial para desarrollarse, que por tanto es posible fiarse de
sus fortalezas, y en sus Potenciales de Adaptación (PAD) que, con acompañamiento apropiado,
lograrán desarrollarse y adquirir su autonomía.
d) La disponibilidad: conjunto de actitudes de los miembros del equipo profesional que, en virtud
del vínculo con el NNAJ, posterga su comodidad personal y acepta compartir su experiencia y estar
disponible para responder a las necesidades de la persona, aun cuando éstas sean diferentes
a las propias expectativas y/o creencias del proceso de intervención. También se refiere a la
disponibilidad afectiva del profesional durante sus intervenciones. Para ello, es imprescindible que
cada profesional pueda establecer un encuadre y límites claros a la hora de precisar el tipo de
trabajo que realizarán juntos, pues esta demarcación es la que define la real y efectiva disponibilidad
a atender al niño, niña y/o joven, evitando así de antemano posibles frustraciones de su parte allí
en donde el profesional no se encuentre en condiciones de responder y/o actuar.
4.- Altamirano, C (2018) Documento de Orientaciones Técnicas en Psicoeducación para Programa Actuar a Tiempo. SENDA
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a los jóvenes. Esto requiere un constante trabajo personal y de equipo, con instancias formales para
que los profesionales puedan comentar, revisar, supervisar y resolver parte importante de lo que
sucede en el trabajo en terreno, y lo que les ocurre a ellos en el trabajo directo con los participantes.
El poder de la Empatía
https://www.youtube.com/watch?v=hRE6P_FY2rE
• La participación: que define la interacción de cada miembro con la meta común. La participación en
las actividades que persiguen la meta común resulta en una energía grupal de producción. El grupo y
la meta común es un vector de transformación de las energías residuales y/o individuales en energía
productiva.
• La comunicación: interacción de los miembros entre ellos, durante las actividades grupales. Las
relaciones que las personas viven entre si durante los encuentros grupales son también el origen de
una energía de solidaridad que equilibra la energía de producción.
Los miembros del equipo de profesionales tendrán, como primer desafío, planificar actividades
que logren unificar las energías individuales y orientarlas hacia los objetivos propuestos. Un estilo
autoritario puede dar la impresión de unificar estas energías, pero si el control del interventor no está,
las energías vuelven a disiparse.
Para comprender el proceso de conformación grupal, se usará la definición de St. Arnaud, propuesta
por Altamirano.
5.- Altamirano, C (2018) Documento de Orientaciones Técnicas en Psicoeducación para Programa Actuar a Tiempo. SENDA
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Un grupo es un campo energético, donde se contraponen las energías disponibles para el grupo
con energías residuales y dispersas.
St. Arnaud (1989)6
La energía de • El primer paso es encontrar qué los une, qué los moviliza, para luego
producción en construir una meta común ante un desafío potencialmente movilizador.
un grupo • La capacidad vincular, confianza y seguridad de los profesionales son
primordiales en esta etapa.
• La meta común se refiere a una construcción subjetiva creada por el grupo.
Se hace necesario prestar atención a los diferentes climas de grupo para intervenir redefiniendo
metas, recordando o revisando las reglas de funcionamiento, favoreciendo a la solidaridad. A
continuación, presentamos un cuadro que facilita la lectura y la evaluación de estos climas grupales.
6. Saint-Arnaud, Y. (1989). Les petits groupes: participation et communication, Montréal, Les Presses de l’U. de M.
et Les Éd. du C.I.M.
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Finalmente, un grupo maduro funciona en base a consensos, sabe generarlos y obtenerlos. Esto
implica una serie de competencias que se fomentan en los programas preventivos.
Planificación
Evaluación
Co Utilización
Pre-intervención
m
un
Animación
Observación
ica
16 n
ció
Evaluación Organización
Post-intervención
Este ciclo no define los tiempos de un programa. Más bien describe una secuencia lógica de acciones,
que todos los profesionales realizan con diferentes grados de rigor, en las múltiples intervenciones
cotidianas que se implementan. Cualquiera iniciativa, actividad, propuesta o taller, transita por las
diferentes fases del ciclo descrito, con mayor o menor rigor, voluntaria o involuntariamente. Mientras
mayor consciencia exista de los segmentos de la acción psicoeducativa, llamados operaciones
profesionales, mayor rigurosidad tendrá esa intervención.
En cualquier contexto de relación profesional debería ser natural; observar primero, para luego
hacer una primera evaluación de la situación, del grupo y de los individuos, antes de planificar la
próxima acción o actividad. Para llevar a cabo lo planificado, es necesario organizar los elementos y
condiciones necesarias a su realización. Luego, la actividad necesita ser animada. La animación debería
estar orientada hacia los aprendizajes o competencias deseadas, lo que requiere utilizar lo vivido
durante la actividad para suscitar consciencia respecto a decisiones personales, generalizaciones o
cuestionamientos que orienten a mejorías en la vida de los participantes. Se hace necesaria luego
la evaluación post-situacional, que permite revisar lo avanzado, y visualizar las próximas etapas,
precisando nuevas metas, y mejorando la metodología. Cuando esta evaluación post-situacional se
hace con los y las participantes, esto deviene en un segundo momento de utilización de la experiencia
vivida. Sin olvidar, que durante todo el proceso es necesario comunicar eficazmente, no sólo con o
hacia una persona o a grupo de jóvenes sino también para con las personas de su entorno.
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a) Observación: para la Psicoeducación las observaciones de terreno son la primera materia para
diseñar planes que tengan impacto y pertinencia. El foco estará puesto en las interacciones entre
jóvenes, entre los y las jóvenes y las personas adultas
Debemos asegurar que lo propuesto sea un desafío, asequible, susceptible de provocar un cambio en
el sentido deseado. La definición de actividades y acciones deben estar directamente relacionadas
con los cambios deseados y estar ordenadas en una estrategia dinámica, que permita adaptarse a
cómo responden los jóvenes, el contexto, el entorno social, etc. Ello implica relacionarse con la red
integral formal e informal del participante, haciéndose asesorar, acompañar y/o capacitar.
Gendreau (2001), propiciar el deseo de participar proponiendo desafíos a los que los y las jóvenes
puedan responder, ni muy difíciles, ni muy fáciles. Es necesario entonces, definir metas comunes
previas a la animación, repartir las responsabilidades acordes a las capacidades observadas de cada
participante, y luego motivar, reconociendo y subrayando cada logro grupal o individual. Los siguientes
aspectos son claves:
• Prestar atención a los diferentes climas del grupo durante las animaciones, ya sea para intervenir
redefiniendo metas, recordando o revisando las reglas de funcionamiento, y/o estimulando a la
solidaridad.
• Construir y re-construir la relación que existe entre un grupo con características particulares, y
su propio entorno, que ha significado y posicionado a los participantes en un cierto rol, asociado
a expectativas y funciones sociales. Estas deben ser revisadas en conjunto, con el claro objetivo
de definir otras posibilidades para los integrantes de este grupo, lo cual implica redefinir su lugar
social para facilitar logros preventivos.
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f) Utilización: la utilización es lo que permite distinguir una mera actividad lúdica de una actividad
psicoeducativa. Durante las animaciones, los gestos, actitudes o conductas que denoten un logro, o
un avance en el sentido de lo que pretende desarrollar el Programa, puede ser utilizada explícitamente
para reforzar los aprendizajes. Durante esta operación, los y las profesionales son los polos de
consciencia de las personas participantes, que no valoran siempre sus propios logros, ni toman
consciencia espontáneamente de sus avances. La utilización es también el esfuerzo de generalización
a otras situaciones de lo aprendido en las actividades programáticas, que deben ser explícitamente
sugeridas por los profesionales. Es igualmente necesario hacer una utilización explícita después de
cada actividad, que consiste en un breve encuentro donde las personas que animan incitan a los y las
participantes a relacionar lo realizado con los fines del Programa.
g) Evaluación post-intervención: consiste en analizar, con rigor, las observaciones realizadas durante
la animación y la utilización de las actividades y hacer un análisis retroactivo de lo planificado respecto
a lo verdaderamente realizado. Solo analizando el camino recorrido por las actividades ya realizadas
se pueden avanzar nuevas hipótesis, y diseñar nuevas actividades en continuidad y congruencia con
las finalidades del Programa.
• La comunicación con las personas participantes, que busca “un impacto en las interacciones entre
ellos, un efecto sobre la dinámica de desequilibrios y reequilibrios en el proceso de [re]adaptación…”
(Gendreau, p. 158), que se expresa en gestos de apoyo, palabras justas y respetuosas, un lenguaje
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
• La comunicación formal, que consiste en intercambiar informaciones con los y las colegas y con
la institución a propósito del sentido del programa, de los planes, de los objetivos perseguidos, etc.
Estas comunicaciones, escritas o verbales, exigen una preparación previa, así como un análisis de
territorio y de intervención. Es esencial para aunar visiones, abrir espacios y aumentar el potencial
experimental que luego se puede ofrecer a los estudiantes para asegurar una intervención de calidad.
a) Acción Reflexiva
La calidad básica de un equipo de profesionales de terreno se define por su capacidad de estar
constantemente en acción reflexiva. En el enfoque psicoeducativo, la acción reflexiva se sintetiza en
la sigla R I R E:
Reflexión
estratégica
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Evaluación Intervención
Reflexión
de terreno
Toda acción psicoeducativa comienza por una reflexión estratégica que permita formular hipótesis
sobre cómo intervenir de la manera más costo-efectiva, en función de las características de la
situación y de los recursos existentes. Esta reflexión (R) previa a toda intervención planificada, se
hace con la participación activa de las personas participantes, para motivarlos a la acción y al cambio.
Luego se organiza y realiza la intervención (I), siempre acompañada de reflexiones de terreno (R) que
resultan en una evaluación (E) de los resultados. Esta evaluación se orienta hacia la definición de otras
acciones psicoeducativas, estableciendo así un ciclo virtuoso, que permite acompañar a las personas
participantes hacia niveles superiores del desarrollo.
Esta forma de reflexionar, además, debiera quedar instalada en el equipo completo de intervención, lo
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
que alude a los otros profesionales que componen el trabajo interdisciplinario, junto con la comunidad
con la cual se trabaja, compuesta por diversos actores que tienen como desafío, para una mejor
calidad de vida, incorporar una acción reflexiva en las formas de cuidado, atendiendo al dinamismo
de la realidad y respondiendo flexiblemente a esto.
Aplicando esta lógica reflexiva al trabajo de las personas profesionales del Programa, se propone
el ciclo siguiente:
• Durante los procesos de intervención, es necesario instalar una reflexión constante que permita
seleccionar lo más dinámico y pertinente de cada situación de intervención (R), para organizar las
acciones de manera estratégica.
• La intervención que se desprenda de lo anterior (I) debería ser acompañada de una reflexión
permanente (R), sobre el sentido preventivo de las actividades, que, de otra manera, pueden ser
fácilmente promocionales o recreativas (en Prevención Selectiva), o bien derivar hacia abordajes
terapéuticos (en Prevención Indicada).
Este proceso convoca a los y las profesionales a reflexionar de manera conjunta, poniendo sus
saberes y competencias al servicio de acciones comunes, evitando la escisión entre especialidades,
20 pues el trabajo en Prevención Selectiva e Indicada no se condice con el ejercicio separado de las
profesiones de cada miembro del equipo, si no, por el contrario, se hace posible sólo mediante el
abordaje integral entre variadas disciplinas y estrategias metodológicas para atender de la mejor y
más acertada forma posible a cada participante.
Del mismo modo, tampoco se debe comprender como un trabajo aislado del contexto, lo que implica
interactuar y trabajar articuladamente con los otros profesionales del territorio, estableciendo la
mejor forma de integrar diversas miradas que nutran el trabajo con los participantes. Ello implica
estar permanentemente dispuestos a incorporar nuevas miradas y recursos del entorno para
complementar y optimizar su propio trabajo.
b) Retroalimentacion7
7. Gendreau, G. (2001) Jeunes en difficulté et intervention psychoeducative. Cap.15. Texto traducido para uso
exclusivo de la carrera de Psicoeducación del proyecto PJDA. Universidad de la Frontera de Temuco y la Université
du Québec en Outaouais
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
1) Conocer mejor a la persona participante, con el fin de poder eventualmente responder mejor
a sus necesidades;
2) Poder tomar decisiones a corto, mediano y largo plazo, de manera más objetiva;
3) Cuestionarse y revisar sus métodos, sus contenidos y sus medios de intervención (evaluación
post – intervención formativa);
4) Verificar el logro y consecuentemente la pertinencia de los objetivos fijados.
Finalmente, la evaluación no debe ser vista – ni por la persona participante, ni por el profesional – como
una limitación o un obstáculo en su relación. Al contrario, ella provee a esta relación, de una base más
rigurosa y de referentes para hacerla aún más fructífera. El elemento “reconocimiento”, contribuye a
integrar la evaluación de manera armoniosa en la relación del profesional con la persona participante.
La intervención psicoeducativa, considera el reconocimiento como uno de los medios para favorecer
una adaptación más adecuada de la persona participante. Se trata, por una parte, de valorar los
esfuerzos realizados y los resultados obtenidos, y por otra parte, de favorecer la disminución o la
desaparición de conductas inadecuadas. El objetivo perseguido busca siempre que la persona
participante pueda reconocer, por sí mismo, el valor de lo que ha hecho y que pueda construir así –
progresivamente – una imagen lo más real posible de su propio valor intrínseco.
Se debe, finalmente, reconocer que el impacto de este reconocimiento sobre la persona participante
dependerá esencialmente de la significación y del valor que él le acordará. Esta significación y este
valor serán tributarios – entre otros factores – de la persona que le da el reconocimiento, de la
conducta que se pone de relieve, de la situación en la que se transmite, y de otros actores presentes
o asociados.
Las crisis pueden ser normativas y no normativas. Las primeras son predecibles y ocurren cuando la
persona va cumpliendo etapas en su vida, por ejemplo, la crisis de la adolescencia. Las no normativas,
son eventos estresantes que sobrepasan los recursos adaptativos de la persona. En ambas, se
movilizan reacciones poderosas internas o externas (familia, apoyo social o profesional) que ayudan
a aliviar el malestar y a recuperar el equilibrio que existía antes del inicio de la crisis.
Una crisis psicológica ocurre cuando un evento traumático desborda excesivamente la capacidad
de una persona de manejarse en su modo habitual.
Benveniste, 2000.
Asimismo, se podrán observar distintas formas de reaccionar emocionalmente a una crisis: puede
haber confusión de sentimientos, pensamiento desorganizado, hostilidad o distanciamiento,
impulsividad o dependencia.
22
Otra manera de definir las crisis, es como un estado que se produce cuando una persona encuentra
un obstáculo, una meta importante de su vida que, por algún tiempo, le resulta difícil de superar
debido a su forma habitual de resolver los problemas. Un período de desorganización seguido por un
período de desánimo durante esas diferentes tentativas en vano.
Desde esta perspectiva se pueden identificar los siguientes tipos de Crisis:
Crisis Psicosocial
La presencia de una situación agobiante causada por un evento interno o externo, previsible o
imprevisible, pero que queda dentro de los límites de la normalidad (pérdida, separación, duelo,
transiciones de la vida, etc.)
Crisis Psicopatológica
Es una reacción emocional intensa que complica la resolución de la crisis. Se trata entonces de
personas que sufren de problemas de salud mental o de una gran vulnerabilidad y que además tienen
muchas dificultades. Como resultado de esto, se encuentran en estado de crisis más rápidamente.
Crisis Psicotraumática
Evento traumático que implica una amenaza a la integridad física (ex., víctima de una violación,
mutilación debido a un accidente de trabajo), o quizás una confrontación inesperada y repentina con
la muerte (ex., accidente de avión).
Para ser considerado traumático, el evento debe suscitar una reacción intensa de miedo, de impotencia
o de horror.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
Dado el contexto de intervención preventiva del programa es esperable que el equipo de intervención
se limite a aportar al abordaje de la crisis psicosocial, sin embargo, la crisis psicopatológica y
psicotraumática, están fuera del espectro de abordaje del equipo de intervención y deben ser
derivados a equipos especializados que puedan abordar, tratar y realizar el seguimiento requerido.
b) Intervención en crisis
Proporcionar apoyo
Proporcionar apoyo específico
Dado el contexto de intervención preventiva del programa es esperable que el equipo de intervención
se limite a la intervención en primera instancia.
c) Gestión de la Crisis8:
Durante una intervención en crisis se sugiere desarrollar una entrevista clínica que considere las
siguientes 7 fases o etapas:
Empatía: compartir el sufrimiento emocional sin perder de vista la objetividad y las habilidades
para enfrentar la situación. Esto ayudará a disminuirla intensidad emocional.
8. LeBlanc, L. (2007) Intervención en situación de crisis Presentación en el marco del proyecto PJDA, Universidad
de la Frontera, Octubre 2007.Université du Québec en Outaouais. V. Romper la soledad: el apoyo social es una
estrategia que ayuda a la persona a ver su situación de manera diferente y considerar otras opciones.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
Alianza: un acuerdo mutuo para establecer una Colaboración. Esto contribuirá a disminuir la
sensación de impotencia.
a. Primera zona de exploración: suceso durante el origen de la crisis, ofensa, amenaza, pérdida,
desafío y capacidad de enfrentarlo (acercamiento, evitación, inmovilidad).
b. Segunda zona de exploración: mecanismos de adaptación utilizados (estrategias para disminuir
la tensión provocada por la percepción).
IV. Expresión de los sentimientos: ayudar a la persona reconocer sus sentimientos, lo cual se conecta
con su percepción:
Percepción Sentimiento
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Ofensa Cólera
Amenaza Ansiedad
Pérdida Profunda tristeza
Desafío Esperanza
V. Romper la soledad: el apoyo social es una estrategia que ayuda a la persona a ver su situación de
manera diferente y considerar otras opciones.
1. Evento
ia
In
nc
te
te
ns
po
id
Im
ad
Desorganización 2. Reacciones
3. Opciones para afectivas, cognitivas
salir de la crisis y conductuales
El siguiente cuadro nos permite entender las diferentes trayectorias que se siguen para que desde
un “estado de vulnerabilidad” ocasionado por un evento, se pueda desencadenar una situación
de Crisis o No-Crisis.
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Estado de
vulnerabilidad
Percepción aumentar
Percepción realista
la tensión
Crisis No crisis
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
Los aprendizajes sobre la percepción de la crisis podrán ser efectuados con la ayuda de la
reestructuración cognitiva. Para esto, se sugiere utilizar un enfoque psicoeducativo que apunte hacia
la información.
Los aprendizajes de los mecanismos de adaptación deberán orientarse a sustituir las estrategias
que pueden afectar la solución de la crisis. En este esfuerzo, puede ser de utilidad para la persona
aprender técnicas de relajación, de resolución de problemas, de toma de decisiones, etc.
VII. Seguimiento después de la crisis. Fijar un encuentro que permita evaluar el avance. En este
sentido, se debe verificar en qué medida la recuperación del funcionamiento anterior se ha mantenido
en el tiempo:
1. Competencias: Velar que los miembros del equipo posean o puedan adquirir las capacidades
necesarias para realizar su trabajo, acorde a las responsabilidades que cada uno tendrá. El equipo
debe contar con conocimientos, habilidades y conductas consistentes con el programa y la institución
(EMCDDA, 2011)9:
9. EMCDDA (2011) European drug prevention quality standards. Luxembourg: Publications Office of the European Union.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
• Competencias básicas de intervención: dominar las orientaciones técnicas del área, objetivos
de la institución, metas, perfil de beneficiarios y manuales de implementación de cada programa.
• Metacompetencias que permiten a los miembros del equipo responder a las necesidades
individuales de los participantes: sensibilidad de género, interculturalidad, enfoque de derechos.
2. Seguridad: Brindar un entorno de trabajo seguro, que posea condiciones mínimas de resguardo
de la integridad personal, especialmente cuando este se realiza en contextos de alto riesgo o con
personas que pueden descontrolarse y agredir (Aaron, 2005)10.
3. Estilo de liderazgo: promover la formación de un equipo con una meta común compartida y
un claro plan de trabajo, practicar un estilo de liderazgo democrático que permita compartir la
responsabilidad en la toma de decisiones frente a situaciones difíciles con participantes. Practicar
un estilo de liderazgo sensible a las necesidades de los miembros del equipo en temas de salud,
crianza, familia o estudios. Mantener una actitud abierta a escuchar, comprender y guiar (Op. Cit).
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4. Límites de la intervención: Es preciso contar con claridad respecto a los objetivos a lograr en la
intervención, el rol del equipo de intervención, el rol de las personas participantes, límites de los
alcances y logros del programa, para respaldar técnicamente las acciones a ejecutar en el programa.
A su vez, los y las profesionales y equipo de intervención, deben tomar resguardos para asegurar
la creación de una relación de ayuda como se ha descrito anteriormente, con especial cuidado de
sobre implicarse y asumir responsabilidades más allá de lo que les corresponde.
5. Apoyo: Establecer reuniones regulares para conversar en equipo acerca del trabajo, compartir
casos difíciles, revisar procedimientos, buscar ayuda, definir planes de acción. La reunión de equipo
es un espacio necesario, que entrega las siguientes contribuciones (Op. Cit):
• Brinda una oportunidad para que los miembros del equipo reflexionen sobre sus experiencias
de implementación y desarrollen sus habilidades en el trabajo, mientras que las y los
coordinadores del equipo se benefician al identificar y satisfacer las necesidades del equipo,
así como las necesidades del programa.
• Provee un espacio regular de apoyo profesional y emocional, en especial para miembros que
trabajan en contacto directo con las personas participantes.
10. Arón, A.M. y Llanos, M.T (2005) Cuidar a los que cuidan: desgaste profesional y cuidado de los equipos que
trabajan en violencia. Sistemas Familiares 20 (1-2) 5-15.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
• Permite dar respuesta inmediata de contención cuando se toma contacto con situaciones de crisis.
b) Autocuidado
Existe consenso del valor que tiene el autocuidado de la salud, en particular entre quienes trabajan
en contextos altamente vulnerables. El profesional está llamado a brindar apoyo a través de la
generación y construcción de un vínculo, que conlleva involucrarse en los modos de sentir-pensar-
actuar. En ocasiones, el compromiso con la tarea y su nivel de involucramiento peligran ya que pueden
emergen sensaciones y pensamientos negativos que desdibujan su rol, perdiendo efectividad en su
práctica.
El autocuidado se refiere a las prácticas cotidianas y a las decisiones sobre ellas, que realiza una
persona, familia o grupo para cuidar su salud. Estas prácticas son destrezas aprendidas a través
de toda la vida, de uso continuo, que se emplean por libre decisión, con el propósito de fortalecer o
restablecer la salud y prevenir la enfermedad; ellas responden a la capacidad de supervivencia y a las
prácticas habituales de la cultura a la que se pertenece. (Tobón, 2003)11.
El autocuidado es una función inherente al ser humano e indispensable para la vida de todos los seres
vivos con quienes interactúa; resulta del crecimiento de la persona en el diario vivir, en cada experiencia
como cuidador de sí mismo y de quienes hacen parte de su entorno. Debido a su gran potencial para
influir de manera positiva sobre la forma de vivir de las personas, el autocuidado se constituye en una
estrategia importante para la protección de la salud y la prevención de la enfermedad.
11. Arón, A.M. y Llanos, M.T (2005) Cuidar a los que cuidan: desgaste profesional y cuidado de los equipos que
trabajan en violencia. Sistemas Familiares 20 (1-2) 5-15.
12. Tobón, o (2003) El autocuidado, una habilidad para vivir. Fundación de Investigaciones Sociales AC.
Módulo 4: Consideraciones para el trabajo grupal e individual
1. Registro oportuno y visibilización de los malestares: los seres humanos, como el resto de
los animales, estamos dotados con sistemas de registro de las necesidades, malestares, dolores,
cuya finalidad es atender a ellas oportunamente y evitar las fuentes de malestar. Una estrategia
importante de autocuidado se refiere a recobrar la capacidad de registrar oportunamente cuando
debemos descansar, cuando tenemos hambre, cuando debemos ir al baño, atender a dolores por
una posición incómoda o atender a emociones intensas o molestias psicológicas.