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ISSN: 1989-6247
Autores:
Barranco-Moreno, B.; Sánchez-Zafra, M.; Sanabrias-Moreno, D.; Cachón-
Zagalaz, J.; Lara-Sánchez, A. J
Resumen:
ISSN: 1989-6247
Abstract:
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1. INTRODUCCIÓN
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(1990) hablando de ella como la capacidad de los humanos para utilizar las
emociones, que permite controlar los sentimientos y las actuaciones propias.
Más tarde, Goleman (1996) habla de la IE como la habilidad de las personas
para manejar sus impulsos, motivarse a sí mismos, tener empatía con el resto
de personas y confiar en ellas. La IE puede atribuirse a características como
empatía, independencia, simpatía, respeto, persistencia, cordialidad,
amabilidad, etc. (Shapiro, 1997). El desarrollo de la IE es una señal para el
funcionamiento social y personal de toda persona (Extremera y Fernández,
2004). Toda persona que logre esa IE va a desarrollar “habilidades para
gestionar adecuadamente sentimientos como la ansiedad y la depresión,
aumentar la autoestima, la satisfacción hacia el propio trabajo realizado y hacia
el esfuerzo empleado” (Puertas et al., 2020, p. 84).
A partir del concepto de IE, se introduce el de competencia emocional.
De acuerdo con Bisquerra (2003, p. 22) esta se define como “el conjunto de
conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para
comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos
emocionales”. Esta competencia requiere que se sepa gestionar las emociones
en cuestión de la situación ante la que se encuentre, tanto uno mismo como
con los demás. Además, esta competencia se puede constituir en: conciencia
emocional, regulación emocional, autonomía personal, IE y habilidades de vida
y bienestar.
Todas las personas experimentan emociones constantemente en su vida
diaria. Pueden sentirse ansiosas, deprimidas, agobiadas, frustradas, etc. Estas
emociones pueden tener la capacidad de obstaculizar el pensamiento, el
aprendizaje, la asimilación de la información, las relaciones sociales, etc. En
ese momento, toda persona se encuentra en una situación difícil de manejar,
por lo que se requiere de ayuda si no se tiene la formación suficiente en
habilidades sociales y en gestión de las emociones. Del mismo modo, las
emociones van a configurar la personalidad de cada individuo. Son una parte
importante de los procesos evolutivos de las personas, ya que están presentes
en el procesamiento de la información, en la comunicación, en el conocimiento
de la sociedad, en la toma de decisiones, etc. Así pues, la educación emocional
Barranco-Moreno, B.; Sánchez-Zafra, M.; Sanabrias-Moreno, D.; Cachón-Zagalaz, J.; 207
Lara-Sánchez, A. J. (2022). Educación emocional en las clases de Educación Física.
Revisión Bibliográfica. Trances, 14(4): 203-221
TRANCES: Revista de Transmisión del Conocimiento Educativo y de la Salud 2020; 12(4)
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3. EDUCACIÓN EMOCIONAL
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las normas de conducta; mantener una actitud positiva ante la vida; conciencia
de uno mismo” (p. 76).
No obstante, en las escuelas actuales no existe un trabajo integral de las
emociones que se contemple en el currículum y no cuenta con el suficiente
protagonismo que debería tener, ya que no existen sesiones con una hora
concreta. Por eso se trata a esta educación como un componente transversal
de aplicación en todas las materias curriculares (Fernández-García y
Fernández-Río, 2019; Malaisi, 2020; Sáenz y Heras, 2013). Sin embargo,
debería ser considerada como un contenido más que se debe enseñar y
aprender, como muchos otros que se imparten durante el curso escolar, ya que
se estaría consiguiendo el desarrollo integral del alumnado (López, 2005).
Muchas investigaciones han evidenciado que el éxito en la vida se debe en un
77% al aspecto emocional y el resto a la parte intelectual. Como consecuencia,
sería razonable tratar este aspecto en el aula (Vallejo, 2011). Viendo todos los
beneficios que tiene el trabajo de las emociones en las escuelas, es de
extrañar que no se mida la inteligencia emocional u otros factores como la
autoestima en las aulas. La mayoría de los estudios sobre estos constructos se
hacen en adultos (Gutiérrez et al., 2017).
El objetivo que se pretende conseguir con este artículo es extraer y
conocer información de numerosos autores sobre el trabajo de la educación
emocional dentro de las clases de EF.
4. METODOLOGÍA
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5. RESULTADOS
Educación emocional en EF
Existen evidencias de que el ejercicio físico provoca consecuencias
positivas a nivel mental, psicológico y emocional, sociocultural y cognitivo. Esto
se traduce en menos estrés, menos ansiedad, mayor autoestima, mejor
autoconcepto, mayores emociones positivas, etc. Además, el rendimiento
académico y la práctica de ejercicio físico están estrechamente relacionados
(Ramírez et al., 2004).
La práctica de ejercicio físico no se relaciona e influye solo con la salud,
sino que engloba otros aspectos como el autoconcepto (González y Portolés,
2014). Cuando se habla de autoconcepto, se hace referencia a las
características que una persona se atribuye a sí misma, relacionadas con el
físico, con el comportamiento y con la emocionalidad (García et al., 2013). Esa
imagen va a repercutir en la forma de vida de esa persona, abarcando la salud,
la alimentación, la actividad física, las relaciones sociales, la relación con uno
mismo, las actividades nocivas, etc. Con la práctica de ejercicio físico se va a
mejorar en el autoconcepto (Sanabrias-Moreno et al., 2021). Por tanto, se debe
incluir el autoconcepto en la educación emocional para formar la personalidad
de la persona, ya que todos los parámetros están interrelacionados (Esnola et
al., 2008; Zurita et al., 2016).
El área de EF es distinta al resto de áreas, ya que se tratan más
objetivos y contenidos procedimentales que en otras áreas del currículo. El
proceso de enseñanza-aprendizaje de esta materia es práctico y activo, es
decir, se aprende llevando a cabo los ejercicios, el saber hacer. Además, esta
asignatura proporciona experiencias divertidas y emocionales, porque está
cargada de juegos, trabajo en equipo, actividades interactivas, etc. (Miralles et
al., 2017; Sáenz y Heras, 2013). Todo aprendizaje que sea transmitido con
vivencias prácticas, activas, conectadas a una emoción (positiva o negativa),
Barranco-Moreno, B.; Sánchez-Zafra, M.; Sanabrias-Moreno, D.; Cachón-Zagalaz, J.; 212
Lara-Sánchez, A. J. (2022). Educación emocional en las clases de Educación Física.
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TRANCES: Revista de Transmisión del Conocimiento Educativo y de la Salud 2020; 12(4)
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6. CONCLUSIONES
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