Está en la página 1de 16

El retraso mental 19

Vicente Pelechano

Sumario
I. Introducción
II. Líneas histórico-racionales y marco general
III. Definición, evaluación y clasificación
A. Las clasificaciones sintomatológicas más comunes: CIE y DSM
B. Unas notas acerca de los tests individuales de inteligencia y el CI
C. Un replanteamiento definicional reciente: El manual de terminología y clasificación
de la Sociedad Americana sobre el Retraso Mental
IV. Cuestiones epidemiológicas
A. El problema de la incidencia
B. La presencia de otras complicaciones físicas y/o mentales
V. Etiología
VI. Panorama de tratamientos
A. La idea de continuidad de servicios
B. Tratamientos farmacológicos
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

C. Los «entrenamientos en inteligencia»


D. El fenómeno de la «integración»
VII. Resumen de aspectos fundamentales
VIII. Términos clave
IX. Lecturas recomendadas
X. Referencias bibliográficas

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
534 Manual de psicopatología, vol. II

I. INTRODUCCIÓN II. LÍNEAS HISTÓRICO-RACIONALES


Y MARCO GENERAL
El estudio del retraso mental ocupa un lugar peculiar en la
historia de la psicopatología por muchas razones: posee una Existen datos sobre descripciones de personas, con lo que se
larga tradición; ha sido el que ha aglutinado a un mayor entiende en nuestros días como retraso mental desde la an-
número de personas interesadas no profesionales (padres) tigüedad, antes de la Grecia clásica, si bien las diferenciacio-
que han formado un movimiento de presión muy intenso nes entre retraso mental y demencia no aparecen con clari-
no solamente a la hora de la petición de servicios especiales dad hasta bien entrado el siglo XIX. El tratamiento más
y atención social, sino asimismo, a la hora de crear un cuer- común entre los griegos (tanto espartanos como atenienses)
po de conocimientos y hasta una teoría sobre el trastorno consistía en la eliminación de los niños con deficiencias (no
que ha sido y es influyente tanto para la Organización Mun- solamente intelectuales), y la actitud hacia los deficientes en
dial de la Salud como para la Sociedad Americana de Psi- general y hacia los retrasados mentales en especial era tan
quiatría (y desde aquí se ha generalizado a un gran número negativa que el mismo Aristóteles justificaba el abandono
de países). La influencia se ha dado tanto a nivel de concep- paterno de este tipo de personas. Pese a que el cristianismo
tualización, definición y clasificación, como a nivel de suge- representó un avance por lo que se refiere a la «considera-
rencias de intervención psicosocial, educativa y de creación ción humana» de las personas con deficiencias notorias, la
de actitudes favorables de la sociedad hacia esta alteración; verdad es que, por lo que se refiere a los retrasados mentales
representa un ejemplo vivo de acercamiento interdiscipli- (debido a la edad de aparición del problema), las actitudes
nar, avanzadilla en la búsqueda y reivindicación de servicios de ayuda y protección, siendo objeto de prédica por parte de
(educativos, asistenciales, etc.) y se encuentra entre los tras- algunos santos y órdenes religiosas, no arraigaron en la so-
tornos que han sido sometidos a gran número de cambios ciedad de la Edad Media y Moderna, entre otras cosas debi-
terminológicos. A la vez, hay que decir que de todos los do al predominio de los modelos inculpatorios o demonoló-
problemas psicopatológicos representa aquel que, posible- gicos de las alteraciones tanto físicas como mentales.
mente, ha tomado más en cuenta conocimientos y especia- Por otro lado, la tasa de retraso mental en las distintas
lidades psicológicas desde su «reconocimiento oficial», y sociedades occidentales durante esta época debía ser menor
puede ser elegido como ejemplo paradigmático de evolu- que la actualmente existente, puesto que aunque la exigen-
ción, contrastación y espejo de los principales cambios acae- cia requerida para sobrevivir era, a nivel de eficacia intelec-
cidos en el estudio de la psicopatología y de sus tratamientos tual comportamental más bien baja, la gran tasa de mortali-
y, en especial, de las influencias sociales que han incidido dad infantil a consecuencia del parto, los abandonos de los
sobre la psicopatología tanto como de las influencias de los recién nacidos y las enfermedades infantiles se encargaba de
conocimientos y modos de pensar de la psicología sobre la «eliminar» a muchos de los retrasados mentales (y no sola-
praxis social y educativa. mente a ellos) debido a las mayores complicaciones de en-
Para una comprensión correcta de la significación del fermedades físicas a que éstos se encuentran sometidos si se
retraso mental en nuestros días hay que apelar a conceptos les compara con los niños «normales»-no retrasados men-
científicos de áreas muy distintas que van desde la bioquí- tales.
mica hasta la sociología, pasando por la jurisprudencia, la El advenimiento de la sociedad industrial, con la gesta-
ética personal y social, y las complejas y nunca bien delimi- ción de las ciencias sociales y, junto a ello, el desarrollo de
tadas relaciones entre la ciencia y el mundo político y social. las ciencias médicas, promovió una modificación sustancial
Obviamente resulta imposible tratar todos estos aspectos en de la filosofía de base respecto a la población de retrasados
un único capítulo del Manual, aunque se hará en el texto mentales, cambios que han seguido presentándose hasta
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

alguna referencia a los tipos de cuestiones más impor- nuestros días sin que haya existido un consenso total a nivel
tantes. de formas de entender, ordenar y tratar este grupo de altera-
Los objetivos concretos que se persiguen en este Capítu- ciones que se denominan en la actualidad «retraso mental»
lo son los siguientes: 1) exponer las orientaciones más impor- y que ha sufrido significativas modificaciones respecto a for-
tantes que existen a la hora de la conceptualización del re- mas de entenderla, tratarla y, en definitiva, de enfrentarse a
traso mental, así como de las formas principales de su ella. Como ha sucedido con otros trastornos, los cambios se
evaluación; 2) ofrecer los dos principales tipos de clasifica- han producido más por presiones sociales «externas» al desa-
ción del retraso mental que existen en Occidente; 3) escla- rrollo de los conocimientos científicos que por los resulta-
recer algunos puntos oscuros respecto a cuestiones epide- dos alcanzados en la investigación (Pelechano, 2003). Fun-
miológicas y de etiología; 4) enunciar los principales tipos damentalmente, los cambios en la conceptualización y en el
de tratamientos con una estimación acerca de su eficacia, y tratamiento han reflejado cambios en el talante ético de la
5) ofrecer algunos datos y sugerencias acerca de posibles vías sociedad, que han ido aparejados con el desarrollo del esta-
de actuación a nivel comunitario, así como una revisión do económico y/o de la capacidad productiva. Además, en
acerca de la ideología, política y realidades de la política de gran medida, la evolución de la forma de entender el retraso
la integración de retrasados mentales en el mundo social mental ha estado vinculada al desarrollo de la psicología de
contemporáneo, que ha representado una de las últimas «re- la inteligencia; posteriormente este vínculo, aunque se ha
voluciones» dentro de esta especialidad. debilitado, no ha desaparecido del todo.
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 535

En un primer momento, el análisis fue hecho desde la Americana de Psiquiatría (APA, American Psychiatric Asso-
psiquiatría y consistió en la diferenciación del retraso men- ciation). La primera ha incorporado la teoría de la AAMR a
tal respecto a la demencia. Las expresiones empleadas fue- su sistema de clasificación de enfermedades (las distintas
ron variando desde «idiocia», pasando por oligofrenia, de- versiones de la Clasificación internacional de las enfermeda-
ficiencia mental, «niños excepcionales», niños con des, distintas CIE, incluida la CIE-10, última hasta ahora);
necesidades educativas especiales, discapacidades o trastor- la segunda en las distintas versiones del Manual diagnóstico
nos de aprendizaje, hasta llegar a la última propuesta, de y estadístico, DSM, en donde se incluye la versión revisada
vuelta al «retraso mental». Por lo que se refiere a los trata- del DSM-IV-TR (American Psychiatric Association, 2000).
mientos, en un primer momento se identificaron con esta- Puesto que la última propuesta definicional de la AAMR es
dos graves de demenciación y, por ello, se encontraban si- posterior a las últimas propuestas de las otras dos institucio-
tuados en el mismo pabellón que las psicosis crónicas y nes, en lo que resta del capítulo y para los fines de definición
terminales; la identificación temprana del retraso mental y clasificación, se atenderá a la última versión de la OMS y
(que fue posible con el desarrollo y ampliación de la educa- de la APA, complementándolas con la última versión de la
ción a todas las capas sociales, junto con el desarrollo de los AAMR (1992, que es la novena edición del manual sobre
tests de inteligencia) posibilitó la creación de centros «espe- definición, clasificación y sistemas de apoyo), que propone
cíficos» de educación y una especialidad (la «educación es- cambios sustanciales respecto a la conceptualización, eva-
pecial») que intentó promover medios de intervención psi- luación y filosofía de base a nivel de intervenciones propues-
coeducativa encaminada a eliminar las diferencias entre tas, puesto que si se sigue el mismo tono que el que ha ser-
retrasados mentales y «normales». El movimiento antiinsti- vido hasta ahora, es esta última opción la que va a
tucionalización, apoyado en la desegregación escolar y la difundirse y alcanzar mayor influencia en el estudio del re-
«integración» (junto al fracaso en la obtención de los obje- traso mental. Recordamos que tanto la CIE-10 de la OMS
tivos que se esperaban de los centros de educación espe- (1992) como el DSM-IV (1991 y 1992)— siguen las líneas
cial), llevó a la reincorporación del niño retrasado mental del penúltimo y último manual sobre terminología y clasifi-
al sistema de educación normal, fase en la que nos situamos cación de la AAMR, que representa la octava edición (1983)
en España en estos momentos y, con algunas variaciones y la novena edición (1992).
significativas respecto a consideraciones, límites y formas
de actuación, también es el tipo de análisis y actuación que
se encuentra presente en la mayoría de países occidentales. III. DEFINICIÓN, EVALUACIÓN Y CLASIFICACIÓN
Este movimiento de «normalización» o de «integración» ha
sido analizado ya en algunos países y se apuntan algunas A. LAS CLASIFICACIONES SINTOMATOLÓGICAS
modificaciones sustanciales encaminadas a la vuelta a la MÁS COMUNES: CIE Y DSM
«especialización» de ambientes, tratamientos y formas de
afrontar el problema (lo que está sucediendo en otros paí- A la hora de la definición se encuentran en un nivel similar
ses como Estados Unidos). En cierta medida los cambios la CIE-10, el DSM-III-R y las propuestas del DSM-IV y del
en las formas de analizar y tratar el problema del retraso DSM-IV-TR, aunque con algunos matices. Para la Clasifi-
mental se corresponden con las propuestas «revoluciones» cación internacional de enfermedades (CIE-10) propuesta
en salud mental, si bien mientras que en el caso de los adul- por la Organización Mundial de la Salud, después de una
tos y los trastornos graves (esquizofrenias en sus distintas insistencia en la necesidad de tomar en consideración un
formas, depresiones monopolares o bipolares, trastornos de enfoque multiaxial, el retraso mental se define por «la pre-
personalidad) las modificaciones han ido acompañadas y sencia de un desarrollo mental incompleto o detenido, ca-
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

hasta «promovidas» por el descubrimiento de fármacos racterizado principalmente por el deterioro de las funciones
progresivamente más poderosos, en el caso del retraso men- concretas de cada época del desarrollo y que contribuyen al
tal los progresos médicos se han orientado hacia el logro de nivel global de la inteligencia, tales como las funciones cog-
una mayor expectativa de vida, pero no de un cambio en su noscitivas, las del lenguaje, las motrices y la socialización».
calidad. Consideran que el retraso mental puede ir acompañado de
A la hora de poder encontrar una definición, así como cualquier otro tipo de problema somático o mental. Llama
modelos teóricos justificativos y cauces de intervención, el la atención, además, que «las dificultades de comunicación
retraso mental se diferencia de otros tipos de trastornos en con estos enfermos hace necesario, para efectuar el diagnós-
algunos puntos de interés: 1) el principal protagonismo ha tico, confiar más de lo habitual en los síntomas objetivos».
sido desempeñado en Occidente por la American Association Cabe destacar que en la definición se atribuye una im-
on Mental Retardion (AAMR, Asociación Americana sobre portancia considerable a la «inteligencia», que viene a ser
el Retraso Mental), que fue fundada en 1876 por padres de equiparable a algo que podría identificarse como eficacia y
retrasados mentales y que ha promovido desde revistas de «homologación» con el rendimiento «normativo» en cada
investigación, proyectos, propuestas de tratamientos y leyes fase evolutiva (fases evolutivas que no se especifican, puesto
hasta la terminología esencial. Sus conceptualizaciones y que se supone una fuerte influencia cultural por lo que se
terminologías han sido aceptadas en gran parte por la Orga- refiere a tareas concretas, rendimientos y hasta duración en
nización Mundial de la Salud (OMS) y por la Asociación distintos tipos de sociedad) y difícilmente asumible por la
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
536 Manual de psicopatología, vol. II

psicología científica acerca de lo que «inteligencia» significa; Puesto que en ambos acercamientos se hace mención ex-
en la definición de «inteligencia» se tiende a cubrir práctica- plícita a los tests individuales de inteligencia y al CI como
mente todo el funcionamiento psicológico y motriz humano: criterio ordenador, cuestiones que han dado lugar a mucha
comprende funciones cognitivas, de lenguaje (consideración discusión científica (incluso a nivel de terminología), dedi-
independiente), motrices y de socialización (en otro párrafo camos unas líneas para aclarar estas cuestiones.
se hace mención a los analizadores sensoriales cuando se re-
fieren a rendimiento en tareas visoespaciales simples). Como
sugerencia se hace mención de los tests de cociente intelec- B. UNAS NOTAS ACERCA DE LOS TESTS INDIVIDUALES
tual (CI, véase más adelante), como una estimación posible, DE INTELIGENCIA Y EL CI
tests de aplicación individual y que deben encontrarse tipi-
ficados y adaptados a la cultura y grupo de referencia del En las definiciones presentadas se hace mención al CI y
sujeto. Asimismo se nombra la existencia de escalas de adap- a los tests de inteligencia individual. En ambas definiciones
tación y de madurez social, aunque se hace una llamada de se apela, junto al CI, a la necesaria pericia y experiencia del
atención respecto a su empleo indiscriminado. evaluador en estos tests y en retraso mental para que las eva-
Tanto el DSM-III como el DSM-III-R y la última ver- luaciones se tomen en consideración (en el caso del test de
sión publicada del DSM-IV (DSM-IV-TR, 2000) proponen Terman, por ejemplo, se exige una aplicación previa supe-
características similares a nivel definicional: «A) Capacidad rior al medio centenar hasta el dominio de la técnica y otro
intelectual significativamente por debajo de la media respec- tanto para el caso de las distintas escalas de Wechsler). Y
to al promedio general: CI (cociente intelectual, véase más hasta el momento se ha empleado CI como abreviatura. La
abajo) de 70 o menos cuando se administran tests individua- primera traducción fue la de «cociente intelectual» por indi-
les (en el caso de niños, un juicio clínico en el que se exprese car que se trataba del resultado de la división entre la edad
un funcionamiento intelectual por debajo significativamente cronológica y la edad mental, y multiplicado ese cociente
de la media); B) Déficit o deterioros concurrentes de la con- por 100. En la actualidad ninguno de los tests de inteligen-
ducta adaptativa actual, teniendo en cuenta la edad de la cia de CI emplean este procedimiento directo con el fin de
persona o su grupo cultural de referencia, en dos áreas al me- lograr una mayor precisión y validez. Originalmente, la idea
nos de las siguientes: comunicación, cuidado personal, habi- de edad mental se debe a Binet, que en el primer test de in-
lidades sociales/interpersonales, utilización de los recursos teligencia individual la igualó al «rendimiento típico» de los
de la comunidad, autodirección, habilidades funcional-aca- niños que tenían una edad cronológica dada. En la lógica
démicas, trabajo, distracción, salud y seguridad, y C) Inicio seguida por Binet, a medida que el niño crecía en edad cro-
antes de los 18 años.» (DSM-IV-TR, 2000). Se acepta tam- nológica, también lo hacía en eficacia comportamental eva-
bién la posible presencia de otros trastornos asociados. luada a través de tipos de problemas planteados en los cen-
Se entiende que se trata de una psicopatología duradera tros escolares y que exigían una serie de operaciones
y que exige apoyos sociales. Se propone un sistema de clasi- mentales para su solución; de hecho, el propio Binet eligió
ficación en función del grado de gravedad y se emplea como como operaciones básicas de la inteligencia la comprensión,
criterio el nivel de CI que se obtenga, al que se añade una la invención, la dirección del pensamiento y la censura pre-
quinta categoría (retraso mental de gravedad no especificada, via del producto mental antes de su manifestación (dentro
cuando ha sido imposible el pase individual de pruebas tipi- de cada grupo de procesos existirían otros «subprocesos» ta-
ficadas de inteligencia, aunque existan indicios e informa- les como memoria, atención, capacidad de reproducción
ciones razonables de existencia de retraso mental). La clasi- motora y de imágenes, organización perceptiva, etc.). Esta
ficación propuesta por estos dos sistemas a los que nos lógica fue modificada por Stern pocos años después para
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

estamos refiriendo se encuentra en la Tabla 19.1. ofrecer un indicador cuantitativo relativo: la división entre
la edad cronológica y la edad mental (con el fin de eliminar
Tabla 19.1 Clasificación del retraso mental según los sistemas CIE y DSM decimales se multiplicaba el resultado por 100). Así, si se
en función de gravedad encontraba un desarrollo equilibrado y adecuado, la edad
mental y la cronológica eran iguales y, por tanto, el cociente
% INCIDENCIA SOBRE era 1, que se convertía en 100 al multiplicarlo por esta can-
RANGO
DENOMINACIÓN TOTAL DE RETRASO
DE CI
MENTAL (APROX.)
tidad. Si existía un desfase «hacia arriba», el niño presentaba
una evolución «mental» superior a la «cronológica» y, por
Ligero 50/55-70 80 tanto, se podrían graduar las inteligencias «superiores»; si el
Medio 35-49 12
Grave 20-34 7 desfase se daba hacia el polo inferior (una edad mental infe-
Profundo menos de 20 1 rior a la edad cronológica), el cociente era inferior a 100 y
ello era indicador de un «retraso intelectual» o retraso en la
En la CIE-10 se añaden:
— Otro retraso mental evolución normativa (en función de su grupo de referencia)
— Retraso mental sin especificación de la inteligencia.
En el DSM-IV-TR: Para que la significación funcional de las edades fuese
— Retraso mental sin especificación equiparable (usualmente la edad mental era evaluada en in-
Nota. Se supone un error típico de medida de 5 puntos. La explicación, en el texto. tervalos de dos meses en la versión y refundición profunda
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 537

de las pruebas de Binet hechas por Terman y Merrill en la ya por la cuarta con resultados que, pese a las naturales po-
Universidad de Stanford), la distribución de las puntuacio- lémicas, resultan prometedores incluso con niños deficien-
nes (respuestas correctas a los problemas) de todas las eda- tes mentales de color —Anthony, 1990—) ofrecía una bue-
des mentales deberían ser homogéneas y/o equiparables, así na discriminación, altos índices de estabilidad temporal y
como la media y la desviación típica (lo que exigiría el su- un notable poder de diferenciación entre retraso mental con
puesto de un desarrollo monotónico, creciente y de acelera- causa orgánica y sin causa orgánica identificada.
ción constante). El caso es, sin embargo, que los datos em- Por otro lado se ha acusado a los tests de inteligencia de
píricos no cumplían este requisito pese al esfuerzo realizado aplicación individual de estar constituidos por un volumen
en las sucesivas versiones y tipificaciones de ese test (algo excesivo de elementos que se corresponden con las activida-
similar cabe decir por lo que se refiere a las distintas escalas des que se desempeñan en los centros escolares y, en este
de Wechsler), por lo que fue necesario la elaboración de una sentido, cociente intelectual sería equiparable a rendimien-
escala «transformada» o una transformación de las puntua- to escolar. El análisis de contenido de los ítems de las escalas
ciones directas. En virtud de esa transformación se ha gana- infantiles y para niños del test de Wechsler sí presenta una
do mucho por lo que se refiere a la equiparabilidad de las peligrosa cercanía entre elementos y contenidos académi-
distribuciones, pero el CI no se obtiene ya mediante una cos, de forma que resulta muy arriesgado hacer inferencias
simple división, sino que el cociente debe ser «corregido» sobre el CI obtenido con estas escalas en poblaciones con
con unos coeficientes de adecuación. Esta es una razón jus- graves problemas de desarrollo cultural. En el caso de la se-
tificativa por la que CI se traduce a veces por «cociente in- gunda versión (y posteriores) del test de Terman-Merrill esta
telectual», en otras ocasiones por «coeficiente intelectual» y acusación se encuentra menos justificada en función de los
en otras, finalmente, para «recordar» que se trata de una análisis y experiencias que hemos tenido en España. Por lo
transformación de puntuaciones debidas a la distribución, que se refiere a tests de «maduración mental» y de «inteli-
se habla de «cociente intelectual desviación», y a decir ver- gencia general», la solapación entre rendimientos en los
dad, a tenor de las transformaciones que se llevan a cabo tests, calificaciones escolares y deficiencia mental es muy es-
sobre las puntuaciones directas, sería más adecuado de- casa en niveles de escolarización obligatoria con niños «nor-
nominarlo coeficiente intelectual o cociente intelectual des- males», después de los últimos cambios legislativos en edu-
viación. cación y maneras de llevarla a cabo (Pelechano, 1989, 2003).
Repárese que más arriba se ha escrito que los ítems que En todo caso, la aplicación de tests de CI debe ser hecha
forman los tests individuales de inteligencia son variados, de forma muy cuidadosa y se deben interpretar sus resulta-
suponen la existencia de procesos intelectuales muy distin- dos con mucha prudencia. La lógica de la «edad mental» y
tos entre sí, que covarían positivamente dentro de cada el desarrollo de la inteligencia se encuentra sometida a fuer-
edad, que presentan cierta continuidad entre edades «men- tes discusiones, y las críticas de adecuación cultural, repre-
tales» contiguas y que se supone que, en cada edad, «repre- sentatividad de muestras de conducta y de procesos de pen-
sentan» lo más esencial y característico del funcionamiento samiento poseen una gran carga de razón. Además, la
de la inteligencia. Este supuesto no se encuentra justificado existencia de casos de retraso mental concomitante con otras
a nivel empírico y con muestras de niños retrasados menta- discapacidades sensoriales tales como sordera y ceguera,
les (Pelechano y Servando, 1992). De hecho, la media de los junto con la presencia, en algunos casos, de parálisis cere-
coeficientes de correlación encontrados entre los elementos bral, dificulta considerablemente la aplicación de las prue-
que definen las edades mentales entre 3 y 12 años tienden a bas (en algunos casos, el profesional debe acudir solamente
ser muy bajos entre sí y, en alguna ocasión, negativos, en a la parte verbal del Wechsler). Asimismo, los límites de
una muestra de niños diagnosticados de retraso mental (con edad (primeros años de la infancia y en la fase adulta) hacen
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

un número superior a 800 casos) y a los que se siguió entre difícil la ampliación de esta forma de pensar como un recur-
dos y cuatro años para el cálculo de los estadísticos básicos. so generalizado con el mismo tipo de prueba para todo el
Por otra parte, no deja de resultar curioso que los crea- ciclo vital.
dores de los principales tests de inteligencia individual tipo En la segunda prueba de inteligencia de CI elaborada
CI, Terman por un lado y Wechsler por otro, en los sucesi- por Wechsler, la lógica se ha modificado por lo que se refiere
vos manuales advierten que sus pruebas no deberían ser uti- a supuestos evolutivos y se ha creado una escala para prees-
lizadas para el diagnóstico del retraso mental puesto que no colares (Wechsler Preschool Performace Intelligence Scale,
emplearon muestras de tipificación en las que esta población WPPIS), otra para niños en edad de escolarización obligato-
se encontrara representada. Un estudio de los elementos de ria (Wechsler Intelligence Scale for Children, WISC) y una
la segunda versión del Terman-Merrill sobre una muestra de tercera para adultos (Wechsler Adult Intelligence Scale,
855 niños retrasados mentales de edades mentales entre 5 y WAIS). La edad cronológica deja de tener importancia en
11 años (edad cronológica entre 5 años y dos meses y 16 esta última a la hora de la obtención del CI. La influencia de
años, desviación típica de 2.29 y CI desviación media de contenidos culturales-instruccionales es en estas escalas ma-
56.68), seguidos entre dos y tres años dependiendo de la yor que en la prueba de Terman-Merrill. Sin embargo, exis-
edad cronológica (Pelechano y Servando, 1988, 1992), de- te una mayor evidencia clínica de las escalas de Wechsler
mostró que el test de Terman-Merrill en su adaptación espa- que de la prueba de Terman-Merrill y, en concreto, la diso-
ñola (la segunda edición, cuando en Estados Unidos andan nancia en resultados entre las «escalas verbales» y las de «eje-

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
538 Manual de psicopatología, vol. II

cución» se ha demostrado en repetidas ocasiones muy útil La correcta comprensión de esta definición se asienta so-
como indicador de la existencia de problemas neurológicos bre algunos supuestos de interés entre los que cabe señalar
a nivel cortical. Tanto en el test de Terman-Merrill como en los siguientes: 1) reconocimiento explícito de la importan-
las escalas de Wechsler la bondad de diferenciación diagnós- cia que posee la diversidad cultural y lingüística, así como
tica no se mantiene constante a lo largo de todos los niveles las diferencias en comunicación y en factores comporta-
evolutivos, y la equiparación u homologación de resultados mentales. Sin embargo, las deficiencias detectadas no deben
para edades mentales/cocientes intelectuales de períodos encontrarse determinadas por esta diferenciación cultural,
evolutivos distintos es un problema que no tiene una res- sino por el funcionamiento cognitivo-competencial defici-
puesta empírica satisfactoria, ni mucho menos, definitiva. tario; 2) las denominadas «habilidades adaptativas» poseen
Con todo, resultan los mejores indicadores conocidos hasta como horizonte de referencia los contextos en los que viven
el momento para la evaluación cognitiva de la inteligencia otros compañeros de la persona a evaluar y se aplica a las
académica-conceptual. necesidades individuales de apoyos para esa persona-en-
Finalmente habría que recordar aquí que como toda me- esos-contextos. Estas habilidades deberían entenderse como
dida, posee un error de medida que, en el caso de los buenos las partes constitutivas de la inteligencia social y de la inte-
tests de inteligencia hechos siguiendo las normas y estánda- ligencia práctica; 3) la detección de limitaciones de adapta-
res usuales, tiende a encontrarse alrededor de 5 puntos, por ción va acompañada usualmente de fortalezas en otras par-
lo que debe entenderse que una puntuación en CI desvia- celas que corresponden asimismo a habilidades con poder
ción oscilará siempre entre 5 puntos más o menos de la pun- de adaptación y que han de ser tenidas en cuenta en el mo-
tuación concreta alcanzada por un sujeto en una ocasión mento del diagnóstico funcional (aparejado con el trata-
dada. miento), y 4) toda persona con retraso mental, si recibe los
apoyos adecuados, mejorará su adaptación actual así como
su capacidad de adaptación.
C. UN REPLANTEAMIENTO DEFINICIONAL RECIENTE: Esencialmente se trata de un funcionamiento deficitario
EL MANUAL DE TERMINOLOGÍA Y CLASIFICACIÓN en competencias personales que, dentro de un modelo de
DE LA SOCIEDAD AMERICANA SOBRE EL RETRASO inteligencias múltiples, se refieren a la inteligencia concep-
MENTAL tual (o académica), la práctica y la inteligencia social. Se
insiste en la deficiencia en el funcionamiento de estas áreas
En la novena edición del Manual sobre definición, clasifi- y no en todas (por ejemplo, el temperamento y la salud,
cación y sistemas de apoyo se recoge el trabajo de reconcep- como parcelas de funcionamiento personal, pueden estar
tualización que se ha llevado a cabo a lo largo de 4 años, y intactas). Sin embargo, en la conceptualización teórica no se
se propone un modelo que se califica como funcional en la considera como un trastorno mental, aunque puede ser codifi-
medida en que se propone un continuo entre conceptualiza- cado en distintos sistemas de clasificación psicopatológica y
ción, evaluación y tratamiento, por un lado, y por otro, un psiquiátrica. El retraso mental «se refiere a un estado de fun-
cambio de nomenclatura en la que se apela a categorías de cionamiento concreto que empieza en la infancia y en el que
funcionamiento social y a elaboraciones en las que se apela coexisten limitaciones en inteligencia con limitaciones en
al tratamiento y a tipos de ambientes o «apoyos» para la habilidades adaptativas» (1992, p. 9). Se reconoce que pue-
conceptualización diagnóstica del retraso mental. Así, la de- de tener etiologías concretas (como en el caso de las altera-
finición se amplía: «el retraso mental se refiere a unas limita- ciones cromosómicas), aunque retraso mental no es sinóni-
ciones sustanciales en el funcionamiento actual. Se caracte- mo de etiología. Ello implica que el discurso a elaborar para
riza por un funcionamiento intelectual significativamente una correcta comprensión del modelo no es médico, ni psi-
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

por debajo de la media que existe concurrentemente con copatológico (aunque la psicopatología puede ser adecuada
limitaciones que se relacionan en dos o más de las siguientes para describir el pensamiento o la conducta que coexiste, en
áreas de habilidades adaptativas aplicadas: comunicación, algunos individuos, con el retraso mental).
cuidado personal, vida en la casa, habilidades sociales, utili- La conceptualización general del retraso mental que se
zación de los servicios de la comunidad, autodirección, sa- propone se asienta sobre la interacción de tres elementos
lud y seguridad, rendimiento académico funcional, distrac- clave: capacidades, ambientes y apoyos (que a su vez se jus-
ción y trabajo. El retraso mental se manifiesta antes de los tifican sobre las funciones que se desempeñen). En cual-
18 años» (1992, p. 1). quier caso se defiende un modelo básicamente social de fun-
En la última versión del DSM-IV-TR (2000) se ha in- cionamiento y prestación de apoyos.
corporado gran parte de esta definición al introducir ade- Las capacidades llaman a la competencia en cada am-
más del funcionamiento intelectual tipo CI, lesiones, daños biente social. Se sugiere la importancia que posee una con-
o falta de eficacia respecto a los estándares propios de la cepción multidimensional de la inteligencia como sustrato
edad en dos, al menos, de las áreas siguientes: comunicación, teórico justificativo de la existencia de las competencias que
cuidado personal, vida hogareña, habilidades social/inter- se requieren (Greenspan, 1981, 1990), aunque no se defien-
personales, uso de los recursos de la comunidad, autodirec- de un modelo de funcionamiento de diversas inteligencias
ción, habilidades académicas funcionales, trabajo, diversión, sobre otro. En unas ocasiones se hace referencia al modelo
salud y seguridad. de McGrew y Bruininks (1990); en otras, al de inteligencias
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 539

múltiples de Gardner (1983, 1993), y en otros al de Loh- resumido de esta propuesta se encuentra recogida en la Ta-
man (1989). En todo caso, se toma un partido decidido por bla 19.2.
una concepción en la que se defiende la existencia de más de Obviamente, el enfoque de retraso mental que defiende
una inteligencia humana, socialmente contextuada y con ésta y el resto de opciones lleva aparejado el reconocimiento
procesos y dinámica funcional distinta. de deficiencias en el mantenimiento personal. De ahí que en
Por lo que se refiere al ambiente, se entiende como los esta novena edición se insista en cuatro tipos de apoyos que
contextos específicos en los que la persona «vive, aprende, son los que van a dar la expresión diagnóstica (cuando se
juega, trabaja, se socializa e interactúa» (1992, p. 12). Los refieran a los cuatro ejes de referencia comprensiva que aca-
ambientes deseables para las personas con retraso mental ban de ser mencionados más arriba). La clasificación se
deben ofrecer oportunidades para que la persona satisfaga asienta sobre un criterio de intensidad, y la denominación
sus necesidades de convivencia y crecimiento personal; de- propuesta es la siguiente: intermitente (de naturaleza episó-
ben promover el bienestar en los aspectos físicos. dica y de corta duración, como sucede en el caso de las tran-
Sin menoscabo de volver más adelante sobre este punto, siciones vitales de la adolescencia a la vida adulta con el in-
por lo que se refiere al elemento funcional, el modelo de- greso en el mercado de trabajo), limitado (si es continuado,
fiende que el retraso mental se presenta cuando las limita- aunque no permanente, y se encuentra restringido a una o
ciones afectan a las capacidades de las personas para domi- más áreas), extensivo (cuando es regular y de larga duración
nar y resolver satisfactoriamente los retos y problemas que en alguno de los contextos aislados) e impregnante o intru-
se plantean en su vida cotidiana. sivo (pervasive), usualmente de gran intensidad e influencia
En suma, la propuesta de la AAMR consiste en la distin- creciente que puede llevar consigo tareas necesarias para el
ción de cuatro ejes racionales sobre los que centrar la aten- mantenimiento de la vida. En la Tabla 19.3 se encuentra
ción en el diagnóstico y las formas concretas de actuación recogida la clasificación de apoyos y una pequeña explica-
(apoyos): 1) el funcionamiento intelectual y las habilidades ción de los mismos.
adaptativas, importantes para el diagnóstico y, desde aquí, la Desde aquí se proponen juicios diagnósticos distintos a
elección de los apoyos más adecuados; 2) las consideracio- los presentados por la propia asociación en manuales ante-
nes emocionales y motivacionales (en donde se insiste en la riores y que han sido recogidos por las dos clasificaciones
detección tanto de las debilidades como de las fortalezas de presentadas más arriba. Explícitamente se rechazan los tipos
cada individuo); 3) los aspectos comprometidos con la etio- de «ligero, moderado, grave y profundo» referidos al retraso
logía y el estado físico (básicamente análisis de tipo biológi- mental, y deben emplearse descripciones que definan el tipo
co y remedios terapéuticos o preventivos inspirados en ello), de apoyo necesario y en qué áreas. Así, por ejemplo, un
y 4) consideraciones ambientales en donde debe proponerse diagnóstico posible sería «persona con retraso mental, nece-
el tipo y calidad del ambiente que represente la mejor op- sitada de apoyos extensivos en las áreas de habilidades socia-
ción para la persona con retraso mental y en el que pueda les y autodirección». Debe incluir también las fortalezas y
desarrollar mejor sus potencialidades. Ello lleva consigo, fi- debilidades en el resto de los ejes.
nalmente, la identificación de los tipos de apoyos más ade- A pesar de que se presenta una división tetrapartita, la
cuados para cada uno de estos ejes racionales. Un esquema insistencia en los tipos de apoyos necesarios a la hora de la

Tabla 19.2 El proceso en tres pasos de la AAMR para el diagnóstico, la clasificación y los sistemas de apoyo en el retraso mental (1992, con modificaciones)

DIMENSIONES PASOS
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

I. Funcionamiento intelectual y habilidades Paso 1. Diagnóstico de retraso mental. Determina la elegibilidad de apoyos.
adaptativas 1. Funcionamiento intelectual del sujeto aproximado de 70 a 75 o menor.
2. Existen discapacidades significativas en dos o más áreas de habilidades adaptativas.
3. La edad de aparición es menor a 18 años.

II. Consideraciones psicológicas/ Paso 2. Clasificación y descripción. Identifica fortalezas y debilidades y la necesidad de
emocionales apoyos funcionales.
III. Etiología/física/salud 1. Describe las fortalezas y debilidades relacionadas con consideraciones psicológico-
IV. Consideraciones ambientales emocionales.
2. Describe la salud física general e indica la etiología de la condición.
3. Describe el emplazamiento ambiental usual del sujeto y el ambiente óptimo que debería
facilitar su desarrollo y crecimiento continuado.

Paso 3. Perfil e intensidades de los apoyos necesarios. Identifica los apoyos que se requieren.
Para cada una de las cuatro dimensiones:
1.I. Funcionamiento intelectual y habilidades adaptativas.
2.II. Consideraciones psicológico/emocionales.
3.III. Consideraciones de salud física y etiología.
4.IV. Consideraciones ambientales.
Nota. La explicación, en el texto.

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
540 Manual de psicopatología, vol. II

Tabla 19.3 Definición y ejemplos de intensidades de apoyos en el manual de la AAMR (1992) como base para el diagnóstico funcional del retraso mental

Apoyo intermitente:
Apoyo sobre una «base necesaria». De naturaleza episódica. La persona no necesita siempre los apoyos y en alguna ocasión se trata de los apoyos que
se requieren en las transiciones vitales (por ejemplo, pérdida de trabajo o una crisis médica aguda). Pueden ser de intensidad grande o pequeña
mientras se prestan.

Apoyo limitado:
Son apoyos consistentes a lo largo del tiempo, de tiempo limitado, pero no de naturaleza intermitente. Pueden exigir menos número de personas del
equipo de apoyo que otros más intensos (por ejemplo, entrenamiento vocacional durante un tiempo limitado o apoyos en las transiciones durante la
época escolar o paso de la fase de escolarización a la fase de adulto).

Apoyo extensivo:
Son apoyos regulares (por ejemplo, diarios), en algunos ambientes al menos (tales como trabajo u hogar) y no limitados temporalmente (por ejemplo,
apoyos de larga duración para la vida en la casa).

Apoyo impregnante o intrusivo:


Caracterizados por su constancia y gran intensidad que se proporcionan en distintos ambientes y con una naturaleza potencial de mantenimiento de
la vida. Típicamente comprometen a un mayor número de personas en el equipo de apoyo y presentan mayor grado de intrusión en la vida del sujeto
que los apoyos extensivos y limitados.
Fuente: AAMR (1992, p. 26), con variaciones.

identificación no se solapa con las clasificaciones al uso ape- de funcionamiento social) con el fin de poder hacer estima-
lando al CI, puesto que depende de otro tipo de criterios y ciones más acertadas respecto a la incidencia de la deficien-
consideraciones a las directamente relacionadas con la «inte- cia mental en un estudio censal cuyos datos vinieron a co-
ligencia conceptual-académica». Con ello se propone un rroborar el modelo en sus líneas esenciales (Pelechano,
cambio sustancial en cuanto a formulación diagnóstica: no 1979). En la medida en que se trate de una confluencia de
se trata ahora de una clasificación por «gravedad» apelando criterios, la estimación sobre la incidencia dependerá de la
al CI, sino de los tipos de apoyos necesarios y áreas concre- relación que exista entre los criterios definitorios mismos
tas de actuación. El CI y el resto de criterios sirven, en todo (o, dicho de otra manera, de la superposición de las distri-
caso, para el establecimiento del nivel funcional competen- buciones de los criterios esgrimidos). En el caso de que la
cial actual, pero no se incluyen como criterios de identifica- relación entre los tests de CI y la inteligencia social fuera de
ción diagnóstica. La forma de integración de la información 1.00, la evaluación del retraso mental puede hacerse tan
psicométrica y de otro tipo dentro de la formulación diag- sólo con los tests de CI y, por tanto, en el modelo la inci-
nóstica final depende de otras muchas variables aparte de las dencia de retraso mental será igual a la de las puntuaciones
que componen el CI. deficitarias (menos de dos desviaciones típicas por debajo
de la media, esto es, 70 de CI) de los tests individuales de
inteligencia conceptual-académica. El caso es que a medida
IV. CUESTIONES EPIDEMIOLÓGICAS que la relación entre los dos criterios disminuya, el volu-
men total de personas en las que «confluyan» los criterios
A. EL PROBLEMA DE LA INCIDENCIA será menor. Inspirado en una idea original de Silverstein, la
Figura 19.1 presenta la tasa por 1.000 habitantes de distin-
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

Precisamente, la forma de integración entre los criterios de tos niveles de retraso mental y en donde se supone una eva-
definición (inteligencia conceptual-académica y social) es la luación objetiva y de la misma calidad (con un error de
que está determinando los datos correspondientes a epide- medida equiparable) entre la inteligencia social y la acadé-
miología. La apelación a 70 como valor de CI se refiere a mica-conceptual.
que ya desde este nivel hacia abajo se encuentra el 2.5% de En el modelo se ha supuesto que la relación entre ambos
la población (realmente un poco más, puesto que a nivel tipos de inteligencia puede mantenerse constante o no. La
empírico la forma de distribución de las puntuaciones en contrastación fue hecha apelando a los listados existentes en
inteligencia resulta un poco «inflada» hacia la parte inferior los servicios de atención y ayuda al retrasado mental en la
de la curva, la que corresponde a puntuaciones inferiores). provincia de Santa Cruz de Tenerife a mediados de los se-
El caso es, sin embargo, que los requisitos de la definición tenta, y los resultados alcanzados sugieren que la relación
exigen una concordancia de criterios (inteligencia concep- entre ambas series de inteligencias, para la población en ge-
tual-académica y capacidades pertenecientes a lo que po- neral, no se mantiene constante, y esta afirmación adquiere
dría denominarse en un sentido más amplio como «inteli- mayor grado de verosimilitud en el caso de los retrasados
gencia social»). En este sentido, la incidencia no puede mentales. Para niveles graves y profundos la relación es vir-
depender tan sólo de la presencia de un determinado CI. tualmente de 1.00, mientras que en el caso de los niveles
Hace ya unos años (Pelechano, 1975) propusimos un mo- medio y ligero tiende a oscilar entre 0.30 y 0.60 (coeficiente
delo de confluencia de criterios (psicológicos, académicos y rho). Esta forma de pensar que se aplicó a la población en
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 541

TASA POR 1000 En el caso de retraso mental profundo, la detección tien-


18 de a ser temprana (en todo caso, antes de los 6 años) y es
16 hecha fundamentalmente por profesionales de la medicina o
1 DT (CI = 85) por los familiares cercanos al observar la «detención» o grave
14
enlentecimiento en el desarrollo motor (los bebés no deman-
12 dan atención, no reptan ni mantienen la cabeza a los ocho
10 meses, no caminan a los doce, ni balbucean, etc.), y la rápida
detección junto a la disponibilidad de servicios de apoyo
8
permiten instalarlos en programas de estimulación precoz
6 (véase más adelante). En el retraso mental grave la mayor
4 probabilidad de detección es posterior, y en todo caso pue-
2 DT (CI = 70)
2
den llegar a pasar desapercibidos hasta la entrada en la esco-
3 DT (CI = 55) larización obligatoria, bien sea por desinformación de los
0 padres o por carencia de adecuada asistencia sanitaria (ex-
0.00 0.40 0.80 1.00
cepto, claro está, en el caso de síndromes muy concretos
VALOR DE RHO ENTRE DOS TIPOS DE INTELIGENCIA
como el de Down en donde la facies, expresividad y forma
1 DT (85) 2 DT (70) 3 DT (55) de manos, paladar o lengua muestran signos inequívocos).
Para retrasos mentales medios y ligeros la probabilidad de
Figura 19.1. Estimación de incidencia de retraso mental por confluencia. detección es máxima durante el período de escolarización
Número previsto en función de correlación entre inteligencia conceptual obligatoria, debido a las exigencias y normas de cumplimien-
y social. to de la educación reglada. Incluso a nivel de prevalencia, el
período de escolarización obligatoria puede llevar aparejado
un «enmascaramiento» del retraso mental en la medida en
general debe modularse si se estudian poblaciones en deter- que éstos se ubiquen en contextos en los que la gran estruc-
minadas fases de desarrollo. De hecho, parece que tanto los tura, simplicidad de manejos, apoyos adecuados y falta de
niveles de exigencia como la capacidad de «superar» las fases exigencia fuerte les permita llevar una vida «normal».
evolutivas (niño a adolescente y de éste a joven o a adulto, Un punto de especial interés se refiere a la presencia de
por ejemplo) son distintos en función del contexto ambien- casos graves y profundos dentro de toda la gama de retraso
tal y de las presiones y exigencias sociales. En la Figura 19.2 mental. Un estudio comparativo de datos españoles y estado-
se propone un curso sobre la «probabilidad» de detección de unidenses (Pelechano, 1975) indicaba que la tasa de casos en
retraso mental en las sociedades occidentales avanzadas y España era un poco mayor que en Estados Unidos. La posibili-
medio avanzadas a lo largo del ciclo vital y en función del dad de detección de graves anomalías en el útero y la posibi-
nivel de retraso. lidad de llevar a cabo abortos preventivos ha «eliminado» esta
diferencia. Por otra parte, por lo que se refiere a la expectativa
de vida actual de las personas con retraso mental tiende a ser
un poco menor que la de un ciudadano cuya vida cursa sin
retraso mental, no tanto por el retraso mental en sí, como por
Probabilidad de detecci—n y tasa de mortalidad

las complicaciones físicas que se presentan en algunos de estos


CI > 50
casos (lesiones cerebrales, trastornos circulatorios, etc.) y que,
desgraciadamente, no están recibiendo la atención adecuada.
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

B. LA PRESENCIA DE OTRAS COMPLICACIONES FÍSICAS


CI 20-50 O MENTALES

Los datos que se conocen son poco halagüeños: tiende a


existir un consenso de que mientras en la población general
CI < 20
la tasa de trastornos mentales (otros que no sean el retraso
mental) oscila entre el 15 y el 19%, en el caso de las perso-
nas con retraso mental estas cifras llegan casi a triplicarse
(las estimaciones más acreditadas tienden a situar las cifras
6 14 20 65 entre un 30 y un 50%), posiblemente por la mayor vulnera-
EDAD CRONOLîGICA EN A„OS
bilidad de las personas con retraso mental a estresores am-
bientales (en concreto, trastornos psicóticos, afectivos o de
Figura 19.2. Estimación de probabilidad de detección y prevalencia de ansiedad; véase Stark, Menolascino, Albarelli y Gray, 1988;
retraso mental en función de la edad cronológica y el CI. DSM-IV-TR, 2000).
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
542 Manual de psicopatología, vol. II

Por lo que se refiere a enfermedades físicas, el retraso V. ETIOLOGÍA


mental ofrece algunas complicaciones que son más frecuen-
tes que las que se encuentran en la población sin retraso En la actualidad se apela a una consideración multifactorial
mental. Por un lado, existen una serie de complicaciones sobre la etiología del retraso mental. La AAMR propone
médicas en algunos tipos de retraso mental (así, por ejem- cuatro tipos de factores: biomédicos, sociales, comporta-
plo, el síndrome de Down o la esclerosis tuberosa pueden mentales y educativos. Por otro lado, se entiende que cada
afectar al corazón, riñones o espina dorsal) y por ello se ha tipo de etiología debe ser localizada en el tiempo y secuencia
acuñado la expresión de fragilidad médica para indicar la de aparición en la medida en que afecte a los padres de la
mayor vulnerabilidad de estas personas a cambios y altera- persona con retraso mental, a la persona misma o a ambos
ciones que son aparentemente sutiles y poco importantes. tipos de personas (lo que se viene denominando causalidad
Por otro lado, las dificultades en comunicación, la pobreza intergeneracional). Ramey (1990) presentó datos en los que
en capacidad introspectiva y los problemas en el dominio se demostraba que los bebés de madres con retraso mental
del vocabulario hacen de la población con retraso mental presentaban un menor volumen de desarrollo a los 3 años,
una población con dificultades especiales a la hora de poder aunque este resultado puede remediarse mediante progra-
emitir un diagnóstico adecuado (la descripción de síntomas mas adecuados de estimulación precoz (véase más adelante),
y su localización, vaya por caso, resulta de mayor dificultad por lo que la idea que se tenía hasta hace unos años de de-
que en la población normal). Todo esto ha llevado a propo- terminación genética irreversible en todos los casos (lo que
ner en fechas recientes la necesidad de servicios de salud «justificaba» la esterilización de los retrasados mentales en
especializados en el diagnóstico y tratamiento de estas per- algunos países desarrollados) no debería ser promocionada.
sonas. Siguiendo con la lógica de un modelo multidimensio-
Probablemente no resulte gratuito unas palabras acerca nal, a la hora de las acciones preventivas conectadas con los
de los tratamientos farmacológicos. De entrada hay que de- distintos tipos de prevención se sugieren análisis a nivel bio-
cir que la evidencia disponible es muy escasa y los resultados médico, social, comportamental y educativo tanto de padres
no son especialmente positivos. En el caso de que se apli- de hijos con retraso mental como de personas con retraso
quen fármacos para el tratamiento y/o rehabilitación de per- mental que van a ser o son padres. La intervención biomé-
sonas con retraso mental se proponen las siguientes sugeren- dica se dirige a la detección de perturbaciones en distintas
cias en el caso de que aparezcan complicaciones (AAMR, fases del desarrollo, así como el cuidado de la nutrición y la
1992): salud; la social posee como objetivos prioritarios la obten-
ción de apoyos familiares, así como la evitación de abuso
1. Deben revisarse y discutirse previamente interven- infantil; la acción comportamental va dirigida al logro de la
ciones alternativas a la aplicación de fármacos en el caso de aceptación (sin inculpación) del niño retrasado mental, así
que no sean conocidos los posibles efectos de interacción como la evitación del empleo de sustancias psicoactivas y
y/o efectos no deseados sobre el conjunto de las conductas evitación de accidentes y ataques por parte de los demás;
del sujeto. finalmente, la intervención preventiva educacional en el
2. Debe formularse un plan específico para cada sujeto caso del niño debe ocuparse prioritariamente de la estimu-
en particular. lación precoz, la educación compensatoria y, posteriormen-
3. El empleo de una sustancia dada debe contemplarse te, el entrenamiento vocacional, la educación sexual y la
dentro del plan total de tratamiento. preparación, en su caso, para la paternidad.
4. El coordinador del tratamiento global debe revisar y El progreso de los últimos años en el conocimiento del
registrar los efectos de la medicación prescrita. genoma humano ha modificado sustancialmente el nivel de
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

5. Debe evitarse la combinación de agentes psicoactivos los conocimientos que se tenían en el campo. Así, por ejem-
con efectos farmacodinámicos duplicados. plo, se han aislado hasta tres patrones de fenilcetonuria que
6. Debe evitarse la combinación de agentes neurolépti- se encuentran relacionados con ocho anomalías en los genes
cos con ansiolíticos. responsables (Okano, Eisensmith y Guttler, 1991), por lo
7. El uso de agentes psicoactivos debe restringirse den- que todo listado de causas biológicas es necesariamente pro-
tro de límites clínicos prácticos establecidos. visional y no pensamos que posea un interés especial a nivel
8. Fármacos psicoactivos deben emplearse con un espe- de información introductoria en un manual de psicopatolo-
cial cuidado en ancianos, personas con «fragilidad médica» gía general. En todo caso se diferencian causas prenatales (al-
y niños. teraciones cromosómicas como el síndrome de Down, tras-
9. Todos los miembros que participan en el cuidado y tornos sindrómicos como la distrofia muscular de Becker
tratamiento de la persona con retraso mental deben ser in- dentro de los trastornos musculares, errores congénitos de
formados acerca de los efectos secundarios de las medicacio- metabolismo como la galactosemia dentro de los trastornos
nes y de las principales interacciones entre sustancias. en el metabolismo de los carbohidratos, trastornos evoluti-
10. Debe llevarse a cabo una revisión periódica y regu- vos en la formación del cerebro como la hidrocefalia dentro
lar acerca del régimen farmacológico que sigue cada persona de los defectos en la formación cerebral, las influencias am-
con retraso mental. bientales como la ingestión de talidomida por la madre o

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 543

ciertas enfermedades maternales como la varicela o la defi- B. TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS


ciencia de yodina fetal debida a hipotiroidismo materno),
causas perinatales (trastornos intrauterinos como anemia Como norma general, los tratamientos inespecíficos a nivel
materna o eritoblastosis o edema materno, trastornos neona- farmacológico han mostrado un estentóreo fracaso excepto
tales como la hemorragia intraventricular intracraneal o me- en aquellos casos en los que o bien se ha aislado la deficien-
ningitis infantil), causas posnatales (lesiones craneales como cia funcional (la fenilalanina en el caso de la oligofrenia fe-
contusión o laceración cerebral, infecciones como infeccio- nilpirúvica, si es detectada en los primeros momentos), o
nes víricas persistentes, trastornos en la mielinización como bien mediante la aplicación de intervenciones agresivas en el
la encefalomielitis aguda hemorrágica, trastornos degenerati- caso de alteraciones cerebrales (hidrocefalia, por ejemplo).
vos como la psicosis desintegradora —o de Heller—, trastor- Sin embargo, el tratamiento farmacológico reiteradamente
nos ganglionares basales como la necrosis estriatal familiar, intentado con enriquecimiento de la dieta a base de vitami-
leucodistrofias, trastornos esfingolipídicos como la deficien- nas o activadores de la transmisión neuronal han fracasado.
cia en esfingomielinasa, trastornos por crisis como la epilep-
sia, trastornos toxicometabólicos como las intoxicaciones,
malnutrición, deprivación ambiental que puede estar conec- C. LOS «ENTRENAMIENTOS EN INTELIGENCIA»
tada a abuso y malos tratos en la infancia y, finalmente, para
no alargar más este inventario, el síndrome de hipoconexión). De antiguo, las posiciones ambientalistas han estado defen-
diendo la realización de programas de entrenamiento en
inteligencia con el fin de aminorar o eliminar el retraso
VI. PANORAMA DE TRATAMIENTOS mental. Esta idea se plasmó ya en los años sesenta en una
serie de programas dirigidos a niños de muy corta edad con
De acuerdo con la concepción multidimensional del retraso retraso mental (los denominados «programas de estimula-
mental que se ha defendido hasta aquí, los tratamientos son, ción precoz») que trataron, en un principio, de promover el
asimismo, muy diversos. De entrada hay que decir que, en desarrollo motriz fundamentalmente y, posteriormente, a
la mayor parte de los casos, el retraso mental es un problema medida que los participantes iban creciendo fueron am-
crónico que acompaña al ser humano mientras vive, por lo pliando su rango de aplicación al desarrollo cognitivo y lin-
que en algunas ocasiones se habla más que de tratamientos, güístico, sensorial, académico y social. El éxito de estos pro-
de «apoyos» o problemas conectados con el incremento del gramas ha sido desigual, aunque se han publicado resultados
nivel de vida. sorprendentes, fundamentalmente referidos a niños con sín-
drome de Down. La realidad, sin embargo, es que no cono-
cemos lo suficiente como para saber cuándo, cómo y por
A. LA IDEA DE CONTINUIDAD DE SERVICIOS qué se ha tenido éxito en unos casos (en algún caso y con
validez parcial) y en otros (la mayoría) se ha tendido al fra-
Es precisamente esta «cronicidad» la que inspira una de las caso.
ideas que más se repite entre los tratadistas del tema: la ne- También por esta época se intensificó la investigación y
cesidad por ofrecer un entramado de servicios y apoyos den- la acción dirigida al fomento de la inteligencia en niños que
tro del mundo social que permita a la persona con retraso vivían en áreas socialmente muy deprivadas (uno de los pro-
mental poder vivir su vida de forma adecuada como un ciu- yectos más ambiciosos fue el denominado Head Start en Es-
dadano más y con derecho a tener acceso a todos los bienes tados Unidos) y también aquí se alcanzaron resultados pro-
sociales. Esta posición implica desde cuestiones éticas y ju- metedores que ni se mantuvieron durante mucho tiempo,
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

rídicas (el derecho a recibir prestaciones eficaces que en unos ni predominó un acento en el progreso del conocimiento,
casos llevarán consigo la educación en centros normales y en sino en la «tarea asistencial» de ayuda, y se ha llegado a con-
otros el ingreso y/o tratamiento en centros específicos) hasta vertir en una parte de la política social-educativa como
políticas (inserción dentro del mundo del trabajo) y, cómo «educación compensatoria». Desde otra perspectiva, se han
no, sanitarias, educativas y psicológicas. propuesto programas de «enriquecimiento instrumental»
Las sociedades occidentales han sido sensibilizadas en asentados más en operaciones intelectuales que en el incre-
los últimos tres decenios hacia la admisión de niños con re- mento en rendimiento de tareas estrictamente académicas,
traso mental en los centros educativos. Lo que se haya he- con un éxito también desigual y de los que se han tendido a
cho y logrado con ello a nivel de logro de competencias es, aprovechar más los niños más inteligentes. En concreto, ni-
en la actualidad, más misterio que claridad. Sin embargo, ños con retraso mental ligero que pueden llegar a vivir de
siendo esto un paso, faltan otros muchos encaminados al forma independiente en condiciones de vida estables, sim-
logro de regímenes asistenciales adecuados a nivel de cuida- ples y como producto de programas intensivos y de larga
do de la salud, integración social posterior al período de duración.
escolarización, cambio de actitudes hacia la significación de La conclusión que cabe entresacar es que todavía no son
retraso mental, cuestiones relacionadas con la sexualidad del bien conocidos los procesos de aprendizaje y consolidación
deficiente y otras tantas (Pelechano, 1984, 1986; Pelechano de lo aprendido de las personas con retraso mental (esto es,
y cols., 1986a,b). no se conoce muy bien la «anatomía» ni la «fisiología» psico-

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
544 Manual de psicopatología, vol. II

lógica, por lo que las intervenciones —la «cirugía»— tienden del potencial humano del retrasado mental, que su adscrip-
a no tener el éxito que en un primer momento se esperaba. ción a un ambiente educacional «integrado» desde el co-
De todas formas, la forma de adquirir este conocimiento es mienzo. Existe una enorme variabilidad entre las personas
trabajando e investigando seriamente sobre estos temas). que son diagnosticadas con «retraso mental» y esta diversi-
dad lleva consigo, asimismo, la necesidad por generar servi-
cios especializados y diversificados en función de las necesi-
D. EL FENÓMENO DE LA «INTEGRACIÓN» dades que cada persona tenga. Y este sentir es el que
defiende la Sociedad Americana sobre el Retraso Mental y la
Desde la oferta escandinava de Bank-Mikkelsen (1969) ha- propuesta que ha hecho acerca del modelo funcional inte-
cia mitad del siglo XX hasta nuestros días, la idea matriz ha grado de evaluación y tratamiento que hemos expuesto an-
sido, por lo que se refiere a la «integración», la defensa de teriormente. En definitiva: reconocimiento de la diversidad,
unos procesos de socialización para las personas que sufren individualidad y adecuación de servicios en función de ne-
retraso mental y, junto a ello, la defensa de los derechos al cesidades frente a decisiones generalistas indiferenciadas. Y
disfrute de los bienes sociales y culturales de estas personas. parece que hacia ello deberíamos caminar en todos los
Uno de estos bienes es el derecho a la educación en las me- países.
jores condiciones posibles. Queda por decidir si se considera definitivamente un fe-
Frente a la actitud de «institucionalizar» a los niños re- nómeno psicopatológico o, más bien, una cuestión de apo-
trasados mentales, construyendo y fomentando unos cen- yo y servicio social. En la última década han convivido las
tros específicos de enseñanza, la idea de la integración con- dos acepciones y en ambos casos aparecen ventajas e incon-
siste en el empleo de los medios lo más «normales» posible, venientes: si se trata de personas con necesidades de apoyo
con centros «normales» y compañeros normales que ayuden durante largos períodos de tiempo, posiblemente el modelo
a que el retrasado mental viva una vida lo más cercana posi- «psicopatológico» permitirá un rango de atención mayor en
ble al niño no retrasado mental (Wolfensberger, 1972, el caso de surgir complicaciones biológicas que requieran
1982). Esto dio lugar en los setenta a un movimiento de atención y, además, una evaluación adecuada orientada ha-
reforma educativa encaminado a fomentar la externaliza- cia los tipos de intervención (algunos de ellos, de clínica,
ción de los niños retrasados mentales de los centros especí- para el tratamiento de los trastornos de conducta apareja-
ficos y a situarlos en los centros normales si bien con una dos) y la obtención de fondos para la necesaria investigación
serie de apoyos (especialistas en evaluación, tratamiento, de procesos que parece haberse desacelerado en la última
lenguaje, motricidad y programación fundamentalmente). década. Sin embargo, el «modelo social de apoyo» elimina la
Este movimiento de «normalización» debió ir acompañado posible «psicopatologización» de todos los problemas que
con la creación de centros y servicios locales lo más cercanos surgen y permite el diseño de programas y de actividades de
posible al domicilio de los niños retrasados mentales y, pre- «normalización» social.
viamente a todo ello, a un estudio acerca de las actitudes del En el fondo se trata de un problema que ha pasado de
resto de la población respecto al retraso mental y las activi- ser «infantil» a ser un problema grave que cubre todo el ciclo
dades de normalización, lo que desgraciadamente no fue he- vital y del que se conoce muy poco en las fases adultas y
cho en su momento y, cuando se comenzaron a llevar a cabo avanzadas de la vida. Y, para ello, la investigación del retraso
este tipo de trabajos, los resultados no fueron especialmente mental en estas fases evolutivas se presenta como un proble-
favorables a la integración (Ferrara, 1979; Kastner y Repuc- ma grave y, dado el incremento en la expectativa de vida y la
ci, 1979; Pelechano, 1984, 1986; Singer, 1976; Voeltz, rápida evolución de los recursos y apoyos tecnológicos para
1980). la mejoría de la calidad de vida, ya alcanza dimensiones preo-
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

Conjuntamente con este movimiento se desarrollaron cupantes.


una serie de aplicaciones en las que los padres comenzaron a
tomar parte activa como coterapeutas asistidos por clínicos
especializados en técnicas de control de conducta, y estos VII. RESUMEN DE ASPECTOS FUNDAMENTALES
acercamientos mostraron un considerable éxito, si bien exi-
gían un compromiso continuado en la mejora y crecimiento Los criterios de identificación del retraso mental son los si-
de los programas de intervención (Pelechano, 1980), lo que guientes: funcionamiento intelectual (evaluado con un test
no era fácil de lograr ni se logró de manera generalizada individual de CI) significativamente por debajo de la media
como consecuencia de programas de intervención de corta y, si esto no es posible, un juicio clínico razonado (bien sea
duración. a través de informes de terceros, de entrevista directa o de
El hecho es que ya a mitad de los ochenta en los países escalas evolutivas) y, junto a ello, un funcionamiento defici-
desarrollados el fenómeno de la integración masiva e indis- tario en dos de diez áreas de funcionamiento sociopersonal
criminada había fracasado y se comenzó a articular un es- con valor adaptativo. Existen dos sistemas de clasificación,
quema teórico diferencial (apoyado en Estados Unidos por uno por gravedad que pendula alrededor del CI como crite-
varias sentencias judiciales en contra de la integración) en el rio definidor y otro, más funcional, que apela a los tipos de
que importa más el análisis del caso individual y la eficacia ambientes en los que debe vivir y recibir las ayudas necesa-
de los contextos/apoyos para lograr el máximo desarrollo rias la persona con retraso mental.
Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 545

La incidencia estimada depende de los criterios y la con- (30 puntos). De ahí el límite de 70 de CI como criterio de sig-
fluencia de los criterios que se suman en cada caso. Parece nificación.
claro que la relación entre el CI y las capacidades adaptati- Clasificación del retraso mental según la OMS y el DSM: Pese
vas que podrían englobarse alrededor de lo que se puede a la «complejidad» del síndrome se sigue utilizando como crite-
denominar «inteligencia social» no es constante, sino que rio básico el CI obtenido con tests de inteligencia de aplicación
individual, usualmente versiones de las pruebas de Terman o
varía en función de la gravedad del retraso (siendo la rela- de Wechsler. Se distinguen los siguientes tipos: retraso mental
ción mayor a medida que el retraso es más grave). La aplica- ligero con CI entre 50 y 70; retraso mental medio cuando el CI
ción de técnicas para diagnóstico intrauterino, así como la se encuentra entre 35 y 69; retraso mental grave cuando el CI
práctica de abortos preventivos, tiende a igualar la tasa de está entre 20 y 34, y retraso mental profundo cuando el CI es
las alteraciones más graves de retraso mental en distintos menor de 20.
países. La mortalidad de esta población ha disminuido sig- Clasificación del retraso mental según la AAMR: La nueva
nificativamente en los últimos 20 años a consecuencia del propuesta de la Sociedad Americana para el estudio del retraso
desarrollo de técnicas de diagnóstico y tratamiento médico mental propone, asimismo, cuatro tipos que se asientan, en
más adecuadas, dado que muchos de los casos de retraso esta ocasión, sobre la idea de los apoyos necesarios para su tra-
mental grave forman parte de un concepto que se ha deno- tamiento. El diagnóstico exigiría, por tanto, la apelación a re-
minado «fragilidad médica» por la facilidad de complicacio- traso mental que requiera: 1) apoyo intermitente, que es un
apoyo necesario y episódico de intensidad variable; 2) apoyo
nes médicas que llevan consigo. Se sugiere la necesidad de
limitado, cuando se trata de un apoyo consistente y continuo
una especialización médica por las complicaciones diag- durante un tiempo limitado y cuya intensidad puede ser tam-
nósticas y de interacción farmacológica que existen en estos bién variable; 3) apoyo extensivo, cuando se trata de un apoyo
casos. regular y continuo en ambientes específicos (como el trabajo o
Por lo que se refiere a la etiología, se desconoce en con- la casa) y no limitado temporalmente, y 4) apoyo impregnante
creto la mayor parte de los casos, si bien está claro que un o intrusivo, cuando se requiere un apoyo constante y de gran
enfoque estrictamente biológico no promueve un conoci- intensidad, en distintos ambientes y que son incluso necesarios,
miento adecuado de la cuestión. Este mismo esquema mul- a veces, para el mantenimiento de la vida.
tifactorial es el que debe presidir las estrategias preventivas. Diagnóstico del retraso mental: La Sociedad Americana para el
Los tratamientos han logrado hasta el momento paliar estudio del retraso mental propone un proceso diagnóstico que
parte del problema, pero no resolverlo definitivamente. Una tome en consideración los siguientes aspectos: 1) funciona-
miento intelectual y habilidades adaptativas; 2) consideracio-
de las razones para ello es el notable desconocimiento que
nes psicológico-emocionales que identifiquen las fortalezas y
existe en la actualidad todavía acerca del funcionamiento debilidades de la persona; 3) etiología y estado físico, y 4) con-
psicológico diferenciado de las personas con retraso mental. sideraciones ambientales encaminadas a determinar los requi-
La estrategia de integración generalizada, como una de las sitos que deben tener los ambientes en los que discurra la vida
opciones ofertadas por la sociedad contemporánea, está de- de la persona con retraso mental.
jando paso a un acercamiento más individualizado en el que Fragilidad médica: Expresión con la que se caracteriza, en mu-
el tipo de ambiente, soporte y ayuda se adecúa a cada caso y chos casos, a las personas con retraso mental porque tienden a
contexto de vida. En este campo, hoy por hoy, la psicología presentar mayor volumen de complicaciones biológicas y men-
juega un papel esencial. tales que las personas sin retraso mental.
Incidencia: Tradicionalmentc se ha empleado un criterio estadís-
tico basado en el CI para la estimación de la incidencia (entre
el 2.5 y el 4% de la población). La detección varía en función
VIII. TÉRMINOS CLAVE de la edad cronológica, tipos de ambientes de vida, gravedad y
exigencias sociales. El período de mayor incidencia —probabi-
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

Ambiente menos restrictivo posible: Concepto que se ha utiliza- lidad de detección— es el período de escolarización obligato-
do como alternativo al de integración en algunos autores. Re- ria, en el que la exigencia social es mayor.
presenta el diseño de un ambiente de vida individualizado (que Integración: Término empleado básicamente en educación, equi-
incluye currículo escolar y rehabilitación en campos específi- valente a la expresión «normalización» en ámbitos más psicoló-
cos) que permite fomentar al máximo el desarrollo del poten- gicos. A nivel empírico significa situar al retrasado mental en
cial de cada persona con las menores restricciones posibles. las aulas de los centros de niños «normales»; desde un punto de
Puede llevar aparejada segregación escolar total o parcial y vista teórico-conceptual exige la prestación de servicios de
para tiempo limitado o no. apoyo especializados en las aulas y no siempre lleva consigo la
CI: Tradicionalmente entendido como cociente intelectual y que permanencia del alumno retrasado mental durante toda la
se obtenía como el cociente entre la edad mental (rendimiento jornada escolar en la misma aula que de los niños no retrasados
típico de niños representativos de una edad determinada) y la mentales. Su justificación es ética (antisegregación) más que
edad cronológica, y multiplicando por 100 el resultado. Poste- científica. Se conocen muy pocos resultados positivos a favor
riormente ha sido necesario «normalizar» las distribuciones de de la integración por lo que se refiere a los alumnos retrasados
cada edad mental, por lo que con la misma sigla se ha identifi- mentales, y el tono general es el de ignorar o prescindir del
cado como «coeficiente intelectual» o «cociente intelectual análisis de los contenidos concretos de lo que sucede en las
desviación». La normalización transforma a una media de 100 aulas de integración, tanto para los alumnos integrados como
y una desviación típica de 15. El «nivel de significación» por para los normales. Se encuentra en fase de replanteamiento y
debajo de la media se entiende como dos desviaciones típicas reanálisis de las posibilidades que posee el concepto.

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
546 Manual de psicopatología, vol. II

Retraso mental: Funcionamiento significativamente por debajo Kastner, L. S., y Repucci, N. D. (1979). Assessing community at-
de la media que cursa con deficiencias en inteligencia práctica titudes toward mentally retarded persons. American Journal of
y social con comienzo anterior a los 18 años. Existen dos tipos Mental Deficiency, 84, 137-144.
de clasificaciones: uno apelando al nivel básico de CI (defendi- McGrew, K., y Bruininks, R. (1989). The factor structure of adap-
do por la CIE y el DSM) y otro, defendido por la Sociedad tive behavior. School Psychology Review, 18, 64-81.
Americana sobre el Retraso Mental, que se asienta en cuatro McGrew, K., y Bruininks, R. (1990). Defining adaptive and mal-
tipos de apoyos que se ofrecen. adaptive behavior within a model of personal competence.
Síndrome de Down: Un tipo relativamente frecuente de retraso School Psychology Review, 19, 53-73.
mental con causa biológica conocida que consiste en una triso- Okano, Y.; Eisensmith, R. C., y Guttler, F. (1991). Molecular basis
mía en el par 21. Se denomina también «mongolismo» por la of phenotipic variability in phenylketonuria. New England Jo-
apariencia oriental de la expresión facial, aunque asimismo, se urnal of Medicine, 324, 1232-1238.
presentan alteraciones detectables a nivel de lengua y en las Organizacion Mundial de la Salud (OMS) (1992). Clasificación
manos. Tienden a presentar una emocionalidad dócil y su in- internacional de enfermedades (CIE-10) (10.ª ed.), Madrid:
cidencia incrementa con la edad de la madre. Detectable in OMS.
útero mediante amniocentesis. Pelechano, V. (1975). Concepto e incidencia de la deficiencia men-
tal. Análisis y Modificación de Conducta, 1 (0), 129-148.
Pelechano, V. (1979). Una nota sobre estrategias, criterios y princi-
IX. LECTURAS RECOMENDADAS pales resultados de un estudio epidemiologico sobre la inciden-
cia de la deficiencia mental. Análisis y Modificación de Conduc-
ta, 5, 169-190.
American Association on Mental Retardation (AAMR) Pelechano, V. (1980). Terapia familiar-comunitaria. Valencia: Alfa-
(1992). Mental retardation: Definition, classification and systems
plús.
of supports (9.ª ed.). Washington, DC: AAMR.
Pelechano, V. (1984). Procesos de socializacion en deficiencia men-
Arana, J. (Ed.) (1978). Subnormalidad psíquica. Madrid: Karpos.
tal. Revista Española de Pedagogía, XLII, 164-165, abril-sep-
Pelechano, V. (1975). Concepto e incidencia de la deficiencia
tiembre, 203-232.
mental. Análisis y Modificación de Conducta, 1, 129-148.
Pelechano, V. (Dir.) (1986). Un programa de desarrollo comunitario
Pelechano, V. (1986) (Ed.). Un programa de desarrollo comunita-
para la educación especial en Cantabria. Santander: ICE-Uni-
rio para la educación especial en Cantabria. Santander: ICE-
versidad de Santander, Excma. Diputacion Regional de Can-
Universidad de Santander y Excma. Diputación Provincial de
tabria.
Cantabria.
Pelechano, V. (2003). El estudio de la discapacidad desde el punto
de vista psicosocial, Análisis y Modificación de Conducta, 29,
327-394.
X. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Pelechano, V.; Del Barrio, J. A.; Calvo, G.; Diego, R.; González,
M.; López-Dóriga, M. J.; Medrano, P., y Ornilla, I. (1986a).
American Association on Mental Retardation (AAMR) (1992). Actitudes y cambio de actitudes sobre la sexualidad en padres
Mental retardation: Definition, classification and systems of su- de deficientes mentales. Análisis y Modificación de conducta,
pports (9.ª ed.). Washington, DC: AAMR. 12, 263-280.
American Psychiatric Association (APA) (2000). Diagnostic and Pelechano, V.; Del Barrio, J. A.; Calvo, G.; Diego, R.; González,
statistical manual of mental disorders. Text revision (4th edit.) M.; López-Dóriga, M. J.; Medrano, P., y Ornilla, I. (1986b).
(DSM-IV-TR). Washington, DC: APA. (Version española: Personalidad y motivacion como determinantes de participa-
Barcelona, Masson, 2000.) ción. El caso de la deficiencia mental. Análisis y Modificación
Anthony, A. C. (1990). Validation of the Stanford-Binet Intelli- de Conducta, 12, 281-296.
gence Scale: Fourth edition with Exceptional Black Male Stu- Pelechano, V., y Servando, M. A. (1988). Datos para la validación
dents. Psychology in the Schools, 27, 35-41. diferencial del Stanford-Binet (1960) en deficientes mentales.
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

Bank-Mikkelsen, N. E. (1969). A metropolitan area in Denmark, Análisis y Modificación de Conducta, 74, 631-641.
Copenhagen. En R. Kugel y W. Wolfensberger (Eds.), Chan- Pelechano, V., y Servando, M. A. (1992). Stanford-Binet en defi-
ging Patterns in Residential Services for Mentally Retarded, Pre- ciencia mental: Datos de validación e implicaciones para los
sident Comitte on Mental Retardation. programas de entrenamiento en inteligencia. Análisis y Modifi-
Ferrara, D. M. (1979). Attitudes of parents of mentally retarded cación de Conducta, 18, 647-674.
children towards normalization activities. American Journal of Ramey, S. L. (1990). Intergenerational aspects of mental retarda-
Mental Deficiency, 84, 145-151. tion. Academy of Mental Retardation Newsletter, Fall.
Gardner, H. L. (1983). Frames of mind: The theory of multiple inte- Singer, S. (1976). Questionnaire reveals inconsistencies. The Cen-
lligences. Nueva York: Basic Books (2.ª ed., 1993). terline Winter, 5-6.
Gardner, H. L. (1993). Multiple intelligences. The theory in practice. Stark, J. A.; Menolascino, F. J.; Albarelli, M. H., y Gray, V. C.
Nueva York: Basic Books. (1988). Mental retardation and mental health: Classification,
Greenspan, S. (1981). Defining childhood social competence: A diagnosis, treatment services. Nueva York: Springer-Verlag.
proposed working model. En B. K. Keogh (Ed.), Advances in Terman, L. M., y Merrill, M. A. (1973). The Stanford-Bind Intelli-
special education (vol. III, pp. 1-39). gence Scale (3.ª ed. rev.). Boston: Houghton Mifflin.
Greenspan, S. (1990). A redefinition of mental retardation based on Terman, L., y Merrill, M. A. (1974). La escala de inteligencia. Ma-
a revised model of social competence. Comunicación presentada drid: Espasa-Calpe.
en la Reunión anual de la American Association on Mental Voeltz, L. M. (1980). Children’s attitudes toward handicapped
Retardation, Atlanta. peers. American Journal of Mental Deficiency, 85, 455-464.

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Capítulo 19 El retraso mental 547

Wechsler, D. (1967). Wechsler Preschool and Primary Scale of Intelli- Wolfensberger, W. (1972). Normalization: The principles of norma-
gence. San Antonio, TX: Psychological Corporation. lization in human services. National Institute of Mental Retar-
Wechsler, D. (1981). Wechsler Adult Intelligence Scale-Revised. San dation (Toronto).
Antonio, TX: Psychological Corporation. Wolfensberger, W. (1982). The definition of normalization. En R.
Wechsler, D. (1991). Wechsler Intelligence Scale for Children-III. J. Flynn y K. E. Nitsch (Eds.), Normalization, Social Integration
San Antonio: TX, Psychological Corporation. and Community Services. Nueva York: University Park Press.
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.
Copyright © 2009. McGraw-Hill España. All rights reserved.

Belloch, Amparo, et al. Manual de psicopatología. Volumen II, McGraw-Hill España, 2009. ProQuest Ebook Central, http://ebookcentral.proquest.com/lib/ucooperativasp/detail.action?docID=3194797.
Created from ucooperativasp on 2018-03-16 07:59:54.

También podría gustarte