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INTRODUCCIÓN

Una de las reformas procesales más significativas fue el establecimiento de los criterios de
valoración de las declaraciones de testigos, peritos, agraviados, entre otros; por lo que el
representante del Ministerio Público, como persecutor de la acción penal pública, esto debiendo
asegurar así la colaboración de dichos sujetos procesales en la búsqueda del esclarecimiento de
los hechos incriminatorios.

En tal sentido, conceptualizamos al testigo como:

“Aquella persona a la que le constan los hechos y que se llama para que rinda una
declaración ante el funcionario u oficial, o ante el juez, declaración que va a verter
este propio testigo mediante un interrogatorio y por medio de preguntas que le van
formulando”. (Garrido, 2007)

A su vez, la declaración del testigo en el proceso penal adquiere un imprescindible valor


probatorio, debido a que es la persona que ha tenido contacto directa o indirectamente con la
sucesión de los hechos, para poder así confirmar su veracidad o falsedad en la actividad
probatoria mediante criterios de valoración de la sana crítica, la lógica y las máximas de la
experiencia.

Asimismo, los testigos tienen que explicar las razones de sus fuentes de conocimiento sobre los
hechos que presenciaron, para que así puedan manifestar su apreciación particular de los
mismos; para ser sometidos al examen y contraexamen judicial.

Dicho lo anterior, se ha visualizado situaciones en la realidad jurídica donde los testigos se han
visto afectados por el parte imputado, ante un temor o amenaza inminente de una lesión o puesta
en peligro de su integridad personal y de sus familiares, por lo que se deslinden de concurrir a la
audiencia de juzgamiento a brindar su declaración testimonial.

La principal medida de protección que mayormente se aplica es “la protección policial, cambio
de residencia, ocultación de paradero, reserva de identidad, datos personales, ocultación de
identificación en diligencias, fijación del domicilio en la sede de la fiscalía para citaciones,
empleo de videoconferencia u otros medios técnicos”. (Artículo 248°, inciso 2, Código Procesal
Penal)

El testigo protegido, adquiere la calidad de protegido, al prestar sus declaraciones, pone en


riesgo su vida, así como su identidad, por lo que debe estar sujeta a programas especiales.
(Córdova, 2014).

Entonces, el testigo con reserva de identidad, ha sido conceptualizado como:


“Es importante indicar que un testigo protegido es una persona que ha presenciado un
hecho punible y concurre a juicio, y no debe confundírsele con un colaborador eficaz,
quien es un delincuente arrepentido, que tiene conocimiento de la forma como funciona
una organización criminal, se ha separado en forma oportuna, proporciona relevante
información y goza del derecho penal premial”. (Campos, 2018).

Lo anteriormente referido, encuentra su sustento en que:

“La reserva de identidad del testigo limita el ejercicio del derecho de defensa puesto
que impide realizar preguntas relacionadas con la posible enemistad, prejuicio y
confiabilidad de la persona declarante, así como otras que permiten argumentar que la
declaración es falsa o equivocada. Si la defensa no tiene conocimiento de la identidad
de la persona que busca cuestionar, puede ser privado de los datos que le permitan
demostrar que él (o ella) tiene prejuicios, es hostil o poco fiable”. (Castillo, 2017,
pp.223-224).

Es por ello, que el otorgamiento de medidas de protección a los testigos con reserva de
identidad ha conllevado graves vulneraciones al derecho de defensa y derechos conexos al
limitarse el ejercicio del contrainterrogatorio de dichos testigos, en los procesos penales en el
Distrito Judicial de La Libertad, al no haberse corroborado periféricamente la autenticidad de
sus declaraciones ni mucho menos la veracidad de las mismas.

Por lo tanto, resulta de especial trascendencia el estudio y análisis de la presente investigación,


puesto que se evidenciará si se están aplicando idóneamente los criterios de valoración de las
declaraciones de los testigos con reserva de identidad, si se encuentra debidamente sustentada la
disposición fiscal de solicitud de medidas de protección como si está correctamente motivada la
resolución judicial que lo declara fundada; si se han aplicado correctamente los principios de
proporcionalidad y excepcionalidad, por las especiales dificultades que el abogado defensor
tendrá para corroborar la credibilidad del mencionado testigo, considerando también el
Programa de Protección a Testigos y Víctimas del Ministerio Público y sus implicancias en el
derecho constitucional a la defensa.

Asimismo, el autor Tejeiro (2011) ha conceptualizado al testigo con reserva de identidad,


señalando lo siguiente:

“En ciertos casos excepcionales, cuando el juez aprecie que por motivo de su declaración el
testigo o sus familiares más próximos pueden correr un peligro grave, está facultado para
adoptar medidas de protección de tal persona, de sus familiares o de sus bienes. Si usted
considera que, por cualquier circunstancia, su intervención como testigo puede traerle un
riesgo grave, póngalo en conocimiento del juzgado o tribunal inmediatamente”.
Chafloque, (2021) - Criterios Para Asegurar La Declaración Del Testigo Protegido En Los
Procesos Penales. “En la declaración del testigo protegido, la parte imputada en el ejercicio de
su derecho de defensa obtiene la identidad del testigo a través de formas ilícitas, como la
intimidación al personal fiscal o jurisdiccional, o acciones de reglaje contra los sospechosos.
Al percatarse de esto, los testigos protegidos desisten de brindar su declaración en el juicio
oral y muchas veces traen abajo los procesos”.

CONCLUSIONES:

Debe reformarse los criterios de valoración de la declaración del testigo con reserva de
identidad, puesto que los resultados han permitido verificar que existe indubitable vulneración
al derecho de defensa, puesto que no se corrobora la exigencia constitucional de la motivación
de la resolución judicial que declara fundada el otorgamiento de medida de protección, no
explica con razones suficientes el grave riesgo al testigo por la parte imputada.

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