DIFERENCIAS Y SIMILITUDES, PROCEDIMIENTOS Y LIMITACIONES QUE
TIENE LA DEFENSA DEL IMPUTADO Y LA VÍCTIMA SEGÚN LA LEY 906 DE
2004 Según la ley 906 de 2004 el imputado o su defensor, durante la investigación, podrán buscar, identificar empíricamente, recoger y embalar los elementos materiales probatorios y evidencia física. Con la solicitud para que sean examinados y la constancia de que es imputado o defensor de este, los trasladarán al respectivo laboratorio del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, donde los entregarán bajo recibo.
Si los elementos se hallan correctamente embalados y con cadena de
custodia adecuada, procederá a la investigación y análisis que corresponda y a la elaboración del informe pericial. El informe pericial se entregará bajo recibo al solicitante y se conservará un ejemplar de aquel y de este en el Instituto.
El imputado o su defensor, podrán entrevistar a personas con el fin de
encontrar información útil para la defensa. En esta entrevista se emplearán las técnicas aconsejadas por la criminalística. El imputado o su defensor podrán solicitar a un alcalde municipal, inspector de policía o notario público, que le reciba declaración jurada a la persona, cuya exposición pueda resultar de especial utilidad para la investigación.
El imputado o su defensor, podrán solicitar al juez de control de
garantías, la práctica anticipada de cualquier medio de prueba, en casos de extrema necesidad y urgencia, para evitar la pérdida o alteración del medio probatorio. Se efectuará una audiencia, previa citación al fiscal correspondiente para garantizar el contradictorio.
Según la Sentencia SP-35792020 de la Corte Suprema de Justicia, Sala
Penal del 23 de septiembre de 2020, la victima no tiene la calidad de parte, sino de un interviniente especial; a pesar de carecer de las mismas facultades del procesado o del acusador, sí está dotado de unas singulares características que lo facultan a participar de manera activa en el desarrollo del proceso. Según la Sala, este aspecto resulta más evidente en las etapas anteriores y posteriores al juicio oral, en tanto en este su actividad se desarrolla mancomunadamente con la Fiscalía, por comprenderse que el debate probatorio se restringe a los adversarios, acusador y defensa. Es decir, desde la Constitución Política se habilita a la víctima para participar activamente en el proceso a partir de la fase de indagación, por lo que nada le impide realizar su propia investigación y recopilar los elementos materiales probatorios, la evidencia física y la información, siempre y cuando todo esto lo conduzca en el juicio a través de la Fiscalía. Por lo tanto, bajo una comprensión armónica de la estructura del proceso acusatorio, la facultad de intervención activa que tienen las víctimas revela una legitimación constitucional para hacer valer sus derechos a la verdad, a la justicia y a la reparación, sin pasar por alto que, en tratándose del juicio y en procura de la igualdad de armas entre los oponentes, la legislación reguló la forma de su participación de manera adjunta y no separada de la Fiscalía.
Lo anterior significa que los elementos que definen la participación de
la víctima dependen de la específica etapa de que se trate. La actividad que desarrolle la víctima debe sujetarse a las restricciones del ordenamiento y observar los derechos fundamentales. Bajo ese entendido, no puede realizar un registro, un allanamiento o interceptar comunicaciones, en desmedro de prerrogativas constitucionales o de la reserva judicial o legal que ciertas actuaciones, documentos o información imponen.