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PERSONAS AMARGADAS: CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS Y CÓMO ENTENDERLAS

Seguro que alguna vez has conocido a personas con comportamientos tóxicos hacia los demás, y
has pensado, ¡vaya amargura! Pero, ¿qué hay detrás de estas personas amargadas? ¿Cómo
entenderlas mejor?
Tener que enfrentarnos a personas de mal carácter puede resultar incómodo e incluso intimidante.
Y es que se trata de situaciones complejas en las que muchas veces no sabemos cómo actuar.
Sin embargo, tratar con personas amargadas no es necesariamente un reto tan difícil como
puedes llegar a pensar.
Todos pasamos por algunos días malos  en los que nuestra actitud no es la mejor. Sin
embargo, hay personas que viven de manera constante en este estado, proyectando amargura
todo el tiempo, incluso en los supuestos momentos que “deberían” ser felices. ¡Descubramos más
sobre este tipo de personas!

“Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de
gratitud por lo que tenemos”.
-Daniel Defoe-

¿Cómo son las personas amargadas?


Seguramente te habrás encontrado con alguien amargado en algún momento de la vida. Incluso
es probable que tú en muchos momentos no hayas sido precisamente la escenificación de la
alegría. Pero, ¿sabes qué es la amargura? No te preocupes, aquí te lo explicaremos.

La amargura es una mezcla bastante compleja de emociones, entre las que se destacan
la tristeza y la ira. Esto no quiere decir que todos al sentir rabia o tristeza nos volvamos
personas amargadas. Esto sucede cuando no podemos gestionarlas de manera asertiva y en lugar
de drenar estas emociones y liberarlas, las guardamos, convirtiéndolas por el camino
en resentimiento.

¿Qué genera amargura?


La decepción, el sentirnos traicionados, los sentimientos de injusticia o de incumplimiento
de las expectativas pueden llegar a producir amargura. Esto afecta de manera directa a todos
los ámbitos de la vida, con una incidencia negativa en las relaciones interpersonales.
Este tipo de personas suelen jugar con la culpabilidad. Les cuesta un mundo asumir sus
responsabilidades, buscando y señalando en el entorno a los que entienden o identifican como
causantes de sus desdichas.

¿Por qué son así las personas amargadas?


Comprender por qué una persona se muestra amargada puede convertirse en toda una tarea de
investigación. Y es que hablamos de diversos factores que influyen en la aparición de la amargura,
y también de personas que suelen mostrarse muy reservadas y ponen varias pruebas a los demás
antes de abrirse.
Sin embargo, hay un aspecto general que podemos mencionar:  el manejo inadecuado de sus
emociones. La amargura con frecuencia solo es la forma que adquiere el enfado, la decepción o
la tristeza.
Otras causas que explican el comportamiento de estas personas
La rabia  contenida e ignorada también puede ser un factor importante en la aparición de la
amargura. Haber vivido situaciones de injusticia que quedaron sin resolución puede ayudar a que
la amargura se presente.

Las personas amargadas siguen ancladas en eventos de su pasado en los que experimentaron
emociones que hicieron que se sintieran mal.  Al no ser hábiles en la gestión de este malestar,
se han quedado atrapadas en un estado del que no son capaces de salir.

“Aquí abajo habría menos amarguras si los hombres no se dedicasen con tanto ahínco a
recordar dolores antiguos, en vez de soportar con entereza los presentes”.
-Goethe-

Actitudes y características psicológicas comunes de las personas amargadas


Las personas amargadas suelen mostrar conductas reiterativas, tales como:
 Culpar a los demás  de todo lo que sucede.
 Creer de antemano que todo lo que hagan les va a salir muy mal.
 La queja es una constante en su vida.
 Reclaman de manera constante por cualquier cosa.
 Suelen percibirse a sí mismos como las víctimas en todas las situaciones.
 Sus temas de conversación giran alrededor de cosas negativas y problemas.
 Suelen alejar/alejarse de las personas, por lo que generalmente son muy
solitarios.
 Buscan herir emocionalmente a los demás. Muchas veces sin ningún motivo
aparente.
 Tienen constantes discusiones con sus parejas y familiares.
 Son egoístas . Sus intereses están por encima del de los demás.
 Crean ambientes hostiles en sus lugares frecuentes como el hogar y el trabajo.

¿Qué podemos hacer?


Tener algún tipo de interacción con una persona amargada es bastante difícil y puede incluso
llegar a ponernos de muy mal humor también. Sin embargo, es importante que tengas en
cuenta que, generalmente, las personas amargadas no viven en ese estado todo el día .
Entonces, ¿qué hacer?
 Hay momentos específicos en los que la amargura es mucho peor y justo en esos
instantes lo mejor que podemos hacer es evitar interactuar con ellos.
 Entiende que las personas amargadas no tienen conflictos solo contigo;  es
su manera de relacionarse. No te lo tomes como algo personal.
 La empatía. Sabemos que puede ser muy complejo tratar con alguien amargado,
pero trata de ver más allá de sus actitudes negativas. La comprensión es clave para
saber que no lo hace por ser malo.
 No dejes que utilice comportamientos pasivo-agresivos  contigo. Esta es
una de las cualidades más destacadas de las personas amargadas y es importante
que pongas un alto a este tipo de conductas para evitar problemas.
 Habla siempre desde la comprensión, pero sé firme.  Pon límites  en relación con
sus actitudes hacia ti, pero con tu mente y corazón abiertos para tratar de entender
por qué actúa de esa manera.

Esa aura de desaliento con la que cargan las personas que nos rodean en un determinado
momento puede generarnos un gran malestar. Incluso nuestra tentación más grande puede ser la
de alejarnos para evitar esa erosión, casi obligatoria, cuando esta situación se produce.
En este artículo, en cambio, hemos visto algunas  estrategias que podemos utilizar si nos
animamos a intentar mejorar el estado de ánimo del otro.

LA TRISTEZA DEL AMARGADO ES LA MISMA DESDICHA QUE SIEMBRA EN LOS DEMÁS


La amargura no sólo nos aleja de los demás y nos convierte en personas tóxicas, sino que puede
llegar incluso a cambiarnos a nosotros mismos. Por suerte, este proceso se puede llegar a revertir.
No será fácil, pero sí posible.
El mundo del amargado está lleno de ventanas a través de las que ve solo injusticia, desde
donde gusta asomarse para volcar su rencor, su melodía amarga y sus sentimientos pesimistas. El
amargado quiere cautivos, pero también clama ayuda. La amargura suele ser en muchos casos
una forma de depresión  encubierta donde la persona se focaliza casi en exclusiva en el mundo
exterior.
Seguro que, ahora mismo, muchos de nosotros tenemos en mente a más de una persona cercana
que, por momentos, nos puede dar la sensación de tener una inclinación placentera por
amargarnos la vida con sus razonamientos, consejos y comportamientos. Sin embargo, la realidad
suele ser muy lejana a este supuesto placer -inferido de la frecuencia con la que lo repiten-, lo
cierto es que no dejan de ser personas infelices.

La amargura y el rencor  son anclas que siempre quieren cautivos, porque sus barcos
quedaron varados y perdidos en una deriva donde antes hubo felicidad y ahora, solo
quedan tristezas no afrontadas.

El amargado siente, por encima de todo, que ha perdido el control de su vida . Estamos
ante un estado tan derrotista que la persona, tremendamente negativo. Asume el papel de víctima
y se deja llevar. Es, pues, necesario saber intuir y aportar estrategias para ayudar, porque a pesar
de que nos incomoden estas conductas, estamos ante alguien que necesita ser ayudado.
El amargado y las raíces de la amargura
Nadie viene al mundo con el corazón habitado por la amargura . Aunque en ocasiones,
la infancia  es un escenario idóneo donde más de uno empieza ya a descubrir cómo se gesta y a
qué sabe esta sensación. Una comunicación poco afectiva o una crianza sin cariño pueden abrir ya
a una edad temprana la tierra, permitiendo que en el corazón arraiguen esas raíces que tendrán
como fruto esas sombras que moran en el alma del amargado.

La amargura es una semilla que se siembra y que no suele germinar al instante. Su presencia, al
principio, es silenciosa. Una decepción duele, pero no nos cambia, dos nos hacen pensar.
Pero cuando alguien acumula demasiadas piedras en el camino y hace una atribución
claramente negativa de su existencia, deja de sentir que tiene control sobre su vida .
Entonces las semillas germinan… y nos enferman. 

En palabras de Watzlawick (1983)  “Llevar una vida amargada lo puede cualquiera, pero
amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende.”.

Un dato que también deberíamos tener en cuenta es el relativo a la clásica imagen del “anciano
amargado”. Todos hemos conocido a ese abuelo o abuela que reacciona con apatía. Aquel que
anticipa cosas negativas, y que tanto rencor parece tener sobre el mundo y la propia vida. Tal y
como nos explican en la revista “Health Psychology“, todo ello son, en la mayoría de los
casos, indicadores de una depresión subyacente. Es importante tenerlo en cuenta.
La amargura y el entumecimiento emocional
A menudo se describe a la amargura como el clásico comportamiento “ tóxico“. Estamos
acostumbrados a utilizar la etiqueta de “toxicidad” muy a la ligera, casi con la necesidad de
ponernos una máscara y alejarnos rápidamente sin tener en cuenta a la persona y su realidad
personal; su cárcel emocional. No es lo adecuado.  No al menos en lo que se refiere a la amargura.

La persona que no está en paz consigo misma estará en guerra con todo el mundo.

Como ya hemos indicado anteriormente la persona amargada no nace, se hace con el tiempo y a
raíz de diversas situaciones que no han sido gestionadas, y que en un momento dado, han
superado a la propia persona. No hay que abandonarlas, no hay que dejarlas a la deriva en
este entumecimiento emocional. Sabemos que una mente amargada -deprimida- no pasa de la
noche a la mañana a ser una mente feliz. Pero nunca está demás conocer unos consejos básicos.
Cómo cambiar la actitud de un amargado
Tal y como hemos señalado a lo largo del artículo, en ocasiones, la amargura es un indicador de
una depresión. Por ello, es importante animar a la persona a que acuda a un profesional de
la salud para que valore su estado. Es un primer paso necesario y esencial. Más tarde,
podemos poner en práctica lo siguiente.

 Haz uso de la compasión y el optimismo. Sabemos que el amargado desea


atraparnos con su cinismo, con su rencor y fatalismo. Sin embargo, lejos de
claudicar es preciso no variar nunca nuestra actitud siendo capaces de
responder a su negatividad con optimismo .
 No personalices sus ataques, sé paciente. Quien habla no es el corazón de la
persona, es la raíz de su amargura y sus decepciones no gestionadas, sus traumas
no asimilados, sus vacíos no comprendidos. Guarda la calma y responde siempre con
la voz de la cercanía, de la amabilidad más serena.
 Invita al amargado a adquirir nuevos hábitos. La amargura es pasiva, corrosiva y
se alimenta de los pensamientos de la persona. Una forma de “romper” ese ciclo
de negatividad es intentando que la persona cambie de costumbres. Que
adopte nuevos hábitos, que transite por otros escenarios. Así pues, sin presionar,
basta con sugerirles que salgan a caminar. También, a hacer deporte, que se
apunten a algún curso, que conozcan a otras personas…

Enfrentarse a uno mismo


La persona que no está en paz con su corazón, con su pasado y con sus pensamientos, estará en
guerra con todos aquellos que le rodeen. Permite que hallen ese equilibrio, esa llave para sanar
sus heridas y encontrar la calma a sus batallas internas. Es necesario prestarles ayuda, pero
cuidando a la vez de nuestros propios límites y sin descuidar nuestra  autoestima .

SI ERES PACIENTE EN UN DÍA DE IRA SUPERARÁS CIEN DE TRISTEZA


Ser paciente no es ser débil ni cobarde. En ocasiones, es mucho mejor guardar silencio y sosegar
el enfado que perderlo todo en un momento de ira descontrolada. Porque  la paciencia es la
virtud de los corazones tranquilos, capaces de entender que ser prudente en un día de
enojo nos evita cien de tristeza.
Todos hemos experimentado momentos así. De hecho, en ocasiones, habitamos en el “epicentro”
de entornos muy demandantes que ponen a prueba nuestra capacidad de aguante y esa habilidad
que debemos tener como buenos gestores emocionales.  

La ira es como ese gatillo que se dispara cuando perdemos el control y que, lejos
desahogarnos, suele traer efectos secundarios que nadie desea.

Aprende a ser paciente, a calmar el enojo, a enhebrar la ira en lazo del entendimiento y
la comprensión para darte cuenta que la rabia no soluciona nada, porque lo podemos
perder todo.

A la hora de hablar de esas dos grandes virtudes como son el silencio  y la paciencia, parece como
si estas dimensiones se asociaran más bien a la pasividad, a quien es incapaz de reaccionar. No
debemos verlo así. El silencio sabio que no agrade y paciente, permite calmar a la mente
para actuar con mayor aplomo, con mayor acierto y templanza.
Ser paciente, la habilidad de los buenos gestores emocionales
Cuando hablamos de ira, enfado o enojo imaginamos casi al instante la imagen de un niño
pequeño con los mofletes hinchados apunto de gritar. Si las rabietas infantiles  son de por si
una dimensión importante que lejos de obviarse, debemos saber atender  para que el niño
aprenda a gestionar sus emociones, no iba a ocurrir menos en la edad adulta.

El enfado no expresado nos enferma, pero el enojo que estalla en rabia y agresión
también ocasiona víctimas. Sé paciente, calma tu mente y defiéndete sin agredir. Sé
sabio.

Hay quien elige “tragarse” el enfado. Hacer como si nada hubiera pasado. Consciente de que ya
quedaron atrás los días de gritos y pataletas elige, sencillamente, esconder su enojo, su
frustración. No es lo adecuado ni es saludable. Tampoco es sabio permitir que un enfado se
desboque, cual caballo salvaje guiado por la rabia para crear situaciones tan incómodas como
destructoras.
Los buenos gestores emocionales aprenden de forma temprana que  dos de los enemigos más
complejos con los que se debe lidiar son sin duda el enfado y la rabia . Se relacionan
además con numerosos cambios fisiológicos que intensifican aún más la sensación negativa y de
amenaza. Por ello, a la hora de controlar a un enemigo, lo mejor es conocerlo.

Conociendo un enemigo común, la ira


Hay personas que se enfadan con mayor o menor frecuencia. La razón del porqué de esas
diferencias individuales podría explicarse por una tolerancia más baja a la frustración, o
incluso por determinados marcadores genéticos.

 La ira acontece en nuestro cerebro debido a un sutil desequilibro entre la


serotonina, la dopamina y el óxido nitroso. Todo ello puede hacer que existan
personas más tendentes a mostrar explosiones de ira y rabia.
 Según un interesante artículo publicado en “The New York Times ” por el
psiquiatra Richard Friedman, la ira puede mostrarse también como resultado
de una depresión encubierta. 

Un enfado que no se controla, que no se razona o se gestiona de forma adecuada puede derivar
en frustración y malestar. Cuando la ira inunda en nuestro cerebro  debido al efecto de esa química
neuronal, acontece múltiples cambios fisiológicos que van a incrementar aún más la emoción
negativa. La rabia galopa ya de forma descontrolada.
El enfado no se puede esconder ni debe derivar en un ataque de rabia. Hay que desmenuzarlo
entenderlo y canalizarlo de forma adecuada para que no asfixie, para que no hiera ni busque
víctimas sobre las que proyectar el enojo.

Paciencia, calma y conducta asertiva para tratar los enfados


Desconfía de alguien que te comenté aquello de que “él o ella no se enfada nunca”.  Todos
experimentamos injusticias, escuchamos palabras necias y comentarios tan injustos
como ofensivos. Ahora bien, antes de dejar que nuestro enojo actúe como la mecha que
enciende el fuego de la rabia, es necesario reflexionar unos momentos en estas dimensiones.
 Pon nombre a lo que te enfada . No te quedes solo con sensaciones, con esa
incomodidad que se arremolina en el estómago y atenaza tu mente. Describe en
palabras concretas qué te molesta.
 Busca la calma unos segundos, enciérrate en tu “palacio de pensar” . Es un
espacio tranquilo y sereno que solo te pertenece a ti, visualiza un lugar idóneo donde
dejas fuera la rabia y las emociones negativas para encerrarte con “la razón”. Piensa
ahora cuál es la mejor opción ante aquello que te molesta.
 Expresa de forma asertiva la razón de tu enojo. De nada nos vale” tragarnos”
aquello que nos hace daño, porque los enfados no se guardan debajo de la
cama, se expresan en forma de palabras respetuosas para evidenciar con
claridad lo que nos hiere, lo que no que no queremos.
 Controla, reestructura y cambia de escenario. Una de las mejores formas para
gestionar el enfado y la rabia es controlar aspectos como la respiración o incluso
esos procesos mentales capaces de potenciar aún más la emoción negativa. No
busques culpables, apaga el ruido mental y los pensamientos irracionales .

A veces, algo tan sencillo como caminar, respirar hondo y buscar un punto visual en el horizonte
donde descansar la mente y apagar el interruptor del enojo puede salvarnos de todos esos
alfileres externos que tanto abundan en el día a día.  Es necesario alzarnos al mundo con el
corazón tranquilo, conociendo nuestros límites y sabiendo que habrá momentos malos ,
sin duda, pero los buenos abundan más y son nuestra razón de ser…

ANTE QUIEN SOLO BUSCA CREAR DISCORDIA, USA EL SILENCIO

Hay ciertos momentos en nuestra vida que parece que algunas personas solo buscan
crear discordia. Ante esta incómoda situación, lo mejor es hacer uso del silencio, alejarnos de lo
incómodo y relajarnos.
Muchas veces quien nos está incordiando busca enojarnos y hacernos sentir rabia. Sin embargo, lo
mejor es no alimentar esa situación y generar una enorme burbuja de  calma . Hacerlo no es fácil,
pero sí posible y, sobre todo, altamente beneficioso.
Cada uno tiene unas estrategias que, más o menos eficaces, utiliza en este tipo de momentos. No
obstante, siempre es importante que nos hagamos con un gran bagaje anti-estrés que nos permita
replantearnos a nosotros mismos en situaciones complicadas como hermosos templos de silencio y
calma.

Aprender a alejarnos y relajarnos en momentos de tensión


Se habla mucho de cómo educar a nuestros niños a relajarse  pero, sin embargo, las
recomendaciones para los adultos generalmente brillan por su ausencia. Así, se asume que somos
habilidosos en ello y que si no nos controlamos ante quien busca crear discordia es porque no
queremos.

Nada más lejos de la realidad. Necesitamos reeducaros para controlar nuestras emociones


y manejar estos momentos y lo que nos generan.  Así, podemos dar unas pequeñas
pinceladas sobre cómo trabajar sobre nuestras emociones:

 Es sabio contar hasta diez, veinte o lo que haga falta.


 Podemos hacer un esfuerzo por distraernos  con lo que tengamos a mano.
 Es muy útil centrarnos en nosotros y observar cómo se manifiestan las emociones
que nos genera que pretendan generar discordia.
 Alejarnos  del mal momento y revalorar la situación es muy importante.
 Mantenernos activos y hacer deporte con asiduidad es clave para mantener la
calma.
 Aprender algún tipo de relajación y de respiración a través de disciplinas como el
yoga, el pilates o el mindfulness  puede salvarnos del descontrol en muchas
ocasiones.

Asertividad, la clave para combatir las intenciones mezquinas


Cuando hablamos de usar el silencio no quiere decir que debamos ser pasivos ante quien está
molestándonos. En realidad, la clave está en ser asertivos  para conseguir manejar la
situación. Para esto es esencial que hayamos comenzado por relajarnos, pues con un estado
emocional alterado es probable que no podamos expresar nuestros sentimientos con certeza y
templanza, pues nos dominará la ira en vez del enfado.
Porque solo nosotros somos responsables de cómo actuamos y cómo nos sentimos
consecuentemente. Revisemos una breve historia para comprender esto de que solo nos
afectará aquello que dejemos que nos afecte:
“Juan iba caminando con su padre en dirección al quiosco donde cada día compraba el periódico.
Al llegar,  estos saludaron de manera educada al dueño, al que se veía malhumorado como cada
día.
Este  les respondió  con brusquedad y desconsideración.   El padre de Juan, mientras recogía el
periódico que el  otro había arrojado hacia él de mala manera,  sonrió y le deseó al vendedor un
buen fin de semana.   

Cuando ambos reemprendieron el camino, el niño le preguntó a su padre:


–¿Te trata siempre con tanta descortesía?
–Sí, por desgracia.
–¿Y tú siempre te muestras igual de amable?
–Sí, así es.
–¿Y por qué eres tan amable cuando él es tan antipático contigo?
–Porque no quiero que sea él quien decida cómo debo actuar yo.

La persona plenamente humana es aquella que  consigue ser ella misma.  Es un actor de
su  propia vida, no un re-actor ante lo que dicen o hacen los demás.   Actúa por sus propias
convicciones,  no por reacción a cómo actúan o lo que esperan de él los demás.

Alimentar nuestra capacidad para expresar nuestra voluntad sin remordimientos es muy
importante para poder relacionarnos desde la calma y tomando perspectiva para  valorar las
intenciones de aquellas personas que generan discordia.
Lograr llegar a plantarnos y a poner un muro de silencio entre nosotros y las malas
actuaciones de los demás es un aprendizaje costoso  pero que, sin duda, a la larga dará los
frutos que necesitamos: hacer valer nuestras voluntades para potenciar nuestra autoestima,
nuestra determinación y nuestro amor propio.
Porque, como se suele decir, alejarse de lo conflictivo mejora la salud y el alma…

“SOLO RESPIRA”, UN PRECIOSO CORTOMETRAJE QUE AYUDA A NIÑOS Y ADULTOS A MANEJAR


SUS EMOCIONES
La inteligencia emocional es especialmente importante en los momentos más duros de la vida, en
los que el flujo de estímulos parece desbordarnos. Si te sientes identificado/a, este cortometraje
es para ti.
La vida no solo nos duele a los adultos. Los niños también se estresan, se irritan o se sienten
dolidos. Este cortometraje nos da una lección sobre esto, pues con frecuencia lo que ocurre es que
castigamos la expresión y gestión de las emociones negativas desde la más tierna infancia.
No nos damos cuenta, pero los elementos que ponen en marcha la maquinaria de nuestra vida
moderna, los ambientes artificiales, las prisas  la forma en la que dormimos, comemos y el aire
que respiramos pueden llegar a ser verdaderos puñales emocionales.

Sea como sea, es obvio que si aprendemos a gestionar todos esos “contratiempos” que
dificultad nuestro desarrollo emocional y que pueden dañarnos, lograremos tolerar
mejor las circunstancias de un entorno desfavorable.

“Solo Respira”, un potente corto que ayuda a gestionar emociones


Este cortometraje promueve la conciencia emocional como un vehículo primario para
cambiar nuestro modo de vivenciar nuestras experiencias sentimentales.  Los niños hablan
de lo que les hace sentir enfadados, tristes o culpables, de cómo reaccionan y de la manera que
tienen de transformar sus sensaciones en positivas.

Para realizar este trabajo de manera completa necesitamos también hablar de lo que nos
produce alegría, placer y orgullo, así como de la manera que tenemos de comprenderlos
y controlarlos.

Ejercitar nuestro cerebro pensante y saber ponerles palabras y expresión a nuestras emociones
nos ayuda a desarrollarnos y a tener éxito en nuestra vida. Porque, si no sabemos hacerlo,
probablemente se vuelva en nuestra contra y nos haga vulnerables ante nuestro mundo interno.
Es decir, el vídeo nos muestra cómo traducir nuestras emociones a palabras es una parte
vital de su comprensión dado que las palabras se conectan con los sentimientos en sí mismos y
las respuestas psicofisiológicas que generan.
En el corto vemos cómo los niños son capaces de alejarse de la situación y mantenerse en el  aquí
y ahora a través de estrategias de calma que saben definir a la perfección. Es, sin duda, u n vídeo
con un excelente componente educativo que podemos aprovechar niños y adultos.
El aprendizaje de la gestión de emociones
Las personas podemos aprender el lenguaje de las emociones a cualquier edad.  Lo que
ocurre es que, como sucede con el aprendizaje de otros idiomas, lo hablan con mayor claridad
aquellos que lo han aprendido de jóvenes.

Pero con lo que nos tenemos que quedar es con eso, que la identificación y la
comunicación emocional puede aprenderse y que es un aspecto esencial para obtener
relaciones íntimas y satisfactorias.

Una persona que “sabe hablar y escuchar” en esos términos es una persona que puede
sintonizar e interpretar una esfera más de la comunicación intra e interpersonal.

Según los datos que aporta Shapiro Lawrence, la comunicación y la gestión emocional


componen el 90% de nuestras experiencias vitales.  Asimismo, aprender a fomentar la calma,
aprender a manejar la expresión facial, la postura, el tono de voz y nuestros gestos es esencial,
pues solo el 7% por ciento del significado emocional se expresa por las palabras.
Algunos puntos clave a recordar sobre el control emocional
Enseñar y aprender estrategias de control emocional como la  respiración , la evocación de
imágenes agradables o la relajación a través de música o palabras clave, es primordial. ¿Por
qué? La respuesta es sencilla y alude a una razón principal:  la ira y la agresividad son dos de
los problemas emocionales más comunes hoy en día entre los humanos
La ira  y su expresión son alternativas emocionales peligrosas y, por lo tanto, saber resolver un
conflicto tratando las emociones que se generan en él es fundamental para garantizar el bienestar
social y personal de la comunidad en la que vivimos.
Hacerlo así nos ayuda a “curar nuestro cerebro emocional”, pues conseguimos mantenerlo en
equilibrio y que los niveles de cortisol (hormona del estrés) y otras sustancias no dañen nuestro
cuerpo ni nuestro cerebro. Por todo esto, merece la pena extraer la enseñanza de cada segundo
de este maravilloso vídeo.

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