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Rol: C-25907-2017.
Excepción dilatoria
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El fundamento legal de la incompetencia que alegamos es el artículo 420 letra f)
del Código del Trabajo, modificado por la Ley N° 21.018. Esta norma dispone
que serán de competencia de los Juzgados del Trabajo “f) los juicios iniciados por el
propio trabajador o sus causahabientes, en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad
contractual del empleador por los daños producidos como consecuencia de accidentes del trabajo o
enfermedades profesionales. Respecto de la responsabilidad extracontractual se seguirán las
reglas del artículo 69 de la ley Nº 16.744”.
Cabe destacar que hasta antes de la Ley N° 21.018, este artículo no incluía de
manera expresa a los causahabientes1, de lo cual se deduce claramente la
intención del legislador en cuanto a incluir en la competencia del juez del trabajo
la demanda entablada por los causahabientes.
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“f) los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes
del trabajo o enfermedades profesionales, con excepción de la responsabilidad extracontractual a la
cual le será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la ley N.° 16.744”.
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Por un lado, al estar frente a un procedimiento dispositivo, son las partes
las que aportan al juez los hechos que someten a su decisión y el derecho
que los apoya.
Por otro lado, dicha exigencia permite satisfacer la garantía del
demandado de ser juzgado conforme a un racional y justo proceso, ya que
el conocimiento claro de los hechos en los cuales se le imputa
participación y sus fundamentos jurídicos es una garantía de su derecho a
defensa.
Por otra parte, no se dan las razones por las cuales la demandante es capaz de
determinar en forma tan precisa el monto pretendido ($160.000.000.- y
$640.000.000.-) pero no es capaz, al mismo tiempo, de explicar el porqué
de ello.
No hay explicación a, por ejemplo:
i. Cuál era la renta líquida o bruta del señor Contreras, ni tampoco si para
el cálculo se está empleado la renta bruta o líquida.
ii. Tampoco se explica si el difunto entregaba una suma fija o variable a la
demandante;
iii. Tampoco cuál habría sido la periodicidad de tal aporte monetario, en
caso de haber existido;
iv. Tampoco se explica si en el cálculo se han considerado otras cargas
legales que el fallecido hubiese tenido;
v. En su caso, tampoco por qué se entienden titulares de la totalidad de
las rentas que supuestamente habría devengado el difunto;
vi. Tampoco se entiende que las demandantes pretendan que las
demandadas le entreguen la totalidad de las rentas que el fallecido
supuestamente habría recibido por el lapso de los próximos 25 años, en
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circunstancias que ella misma, de no haber fallecido el señor Contreras,
no habrían podido haberle realizado la misma exigencia, ni en cuanto al
monto (todo el supuesto sueldo) ni en cuanto al extenso lapso indicado
(porque legalmente su derecho a alimentos se habría extinguido mucho
antes).
En fin, son más las circunstancias omitidas que las incluidas, de modo que
la demandante deberá cumplir con su carga de explicar todas las consideraciones
anteriores si pretende que su demanda sea apta, pues lo único que allí dice es que
se pide el pago de una suma, sin una mínima explicación al respecto ni del modo
en que se calculó.
En fin, según los demandantes, al parecer todo el sueldo del fallecido les
correspondería, para siempre, cuestión que no parece sostenible ni lógica ni
legalmente.