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Instituto Tecnológico de Santo Domingo

Docente: Helen Sanchez


Argumentación Lingüística
Discurso
Isabela Pichardo (1115397)
Angel Acevedo (1115403)
Ismael Polanco (1115279)
I Chia Chen Wang (1116238)
Jose Azael Manuel Ventura (1116300)
Scarlet Mateo (1116218)
Perla Grullón (1116156)
¿Dejas tus tareas para el último momento? ¿Pierdes tu tiempo en cosas inútiles? ¿Te
sientes estresado por tus responsabilidades? ¿Tienes sueños y proyectos que necesitan de tu
atención, pero no has comenzado a ejecutarlos? Tal vez, sufras de procrastinación. En primer
lugar hay que definir qué es la procrastinación. Está es la acción o hábito de retrasar
actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más
irrelevantes o agradables. Dicho esto, vemos que influye en la disminución de la
productividad y perjudica a la salud mental.

¿Por qué deberíamos erradicar esta práctica? Además de lo planteado anteriormente,


según el ministerio de psicología de Bilbao, procrastinar es causado por falta de disciplina,
miedo al fracaso y problemas con la organización. Sabemos que la procrastinación no deja
nada bueno, la misma puede traer consecuencias graves para nuestra salud, tanto física como
mental. En los daños provocados en la salud mental encontramos, el estrés que lleva a la baja
autoestima que tiene como resultado la falta de confianza en nosotros mismos, llevándonos a
tener miedo al fracaso. Está la ansiedad la cual nos lleva a un desequilibrio sentimental, por
otro lado, se puede experimentar resentimiento a los seres cercanos. Todo esto lleva a la suma
del deterioro físico debido al cansancio y la presión que se siente al dejar las cosas para
última hora. Todo lo antes mencionado provoca en general bajo rendimiento en nuestro
ámbito laboral y académico.

Además, los altos niveles de cortisol afectan la capacidad de nuestro cerebro haciendo
que no funcione de manera correcta, llevando a la sinapsis (mal conexiones entre nuestras
neuronas), matando las células cerebrales lo que provoca que perdamos el enfoque de
concentración y la adquisición de aprendizajes. La misma afecta aproximadamente del
15-20% de los adultos, y un 50-90% de los estudiantes.

Existen cinco tipos de procrastinación; perfeccionista, impostor, desmotivado,


abrumado y afortunado. El perfeccionista tiene miedo a ser juzgado si fracasa, y por eso
procrastina. El impostor piensa que no es lo suficiente y no da la talla, y por eso no completa
sus tareas a tiempo. El desmotivado no se siente con ganas de hacer las tareas que tiene que
completar. Un impostor abrumado es aquel que le causa mucho estrés enfrentarse a sus
quehaceres. Por último, el afortunado solo trabaja bajo presión, por lo que deja todo para
último momento.

Para combatir la procrastinación existen múltiples opciones, y una de las más


interesantes (y cabe recalcar que eficaces) es el método Pomodoro: La neurociencia ha
demostrado su eficacia no solo en la lucha contra la procrastinación sino también en la lucha
contra el cansancio y la distracción. Implica sumergirse en una tarea durante 25 minutos
seguidos, asegurándose de que no haya distracciones. Luego te tomas un descanso de 5 o 10
minutos para hacer algo divertido. El trabajo continuó entonces durante otros 25 minutos.
Este proceso se repite hasta completar la tarea. Después de todo, tienes que recompensarte de
nuevo. Lo importante es que disfrutemos de la recompensa y nos motive a concentrarnos.

Para finalizar, la procrastinación es un fenómeno muy común que muchos de nosotros,


sino es que todos, hemos experimentado eventualmente en nuestras vidas. Se puede evitar
mediante el buen manejo del tiempo personal, priorizar las actividades según su importancia,
controlar el uso desmedido de las redes sociales, trazar metas que te permitan motivarte y así
alcanzar aquellos sueños.

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