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22/05/2019 - 22:56h
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procrastinación
Los estudios indican que al menos el 20% de los adultos y el 50% de los
estudiantes consideran que tienen un problema grave de procrastinación. Pero
sin llegar casos extremos, se calcula que entre un 80 y un 95% de los
estudiantes lo sufren de una forma u otra, tanto es así que se llama el
síndrome del estudiante. Esto quiere decir que prácticamente todo el mundo lo
ha experimentado alguna vez.
¿Por qué nos saboteamos a nosotros mismos de esta manera? Parece un fallo
de diseño muy grave para estar tan extendido.
La decisión de hacer algo ahora o dejarlo para más tarde resulta de una
batalla interna de motivaciones. El autocontrol nos empuja a hacer algo
desagradable, pero que será bueno en el futuro. La procrastinación tira en
dirección contraria: hacer otras cosas agradables y que producen satisfacción
instantánea para evitar el sufrimiento de la tarea desagradable, por ejemplo,
estudiar o hacer deporte.
Así se entiende que cuanto más lejano y abstracto es el objetivo, más fácil
es caer en la procrastinación. Los objetivos genéricos como "tengo que
adelgazar" no ayudan. Es mucho más sencillo hacer tareas limitadas y bien
definidas como "ir al gimnasio el lunes, miércoles y viernes".
Lo mismo ocurre cuando una tarea parece muy larga, muy difícil o
inabarcable, como acabar una carrera, o pintar una valla muy larga. Esto tiene
además otros efectos secundarios, como la confianza excesiva en nuestra
capacidad futura. Pensamos "hay tiempo de sobra, esto lo puedo hacer en dos
minutos". Esta predicción casi nunca es cierta.
La cura de la procrastinación
¿Tiene arreglo? Nuestra vida cotidiana actual no pone fácil escapar a la
procrastinación, ya que ofrece un enorme menú de distracciones a través de
las pantallas de nuestros dispositivos móviles. En EEUU se calcula que
Facebook es responsable de pérdidas de productividad por valor de tres
billones (de los de doce ceros) de dólares desde 2008.