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HISTORIA

10. La Segunda República. La guerra civil en un contexto de crisis internacional (1931-1939)

10.1 La Segunda República. La Constitución de 1931. El bienio reformista (1931-1935)


Se estableció un Gobierno Provisional que inició la separación entre Iglesia y Estado. En junio de
1931 hubo elecciones, ganadas por la coalición republicano-socialista que había dirigido el gobierno
provisional, e iniciando el Bienio Reformista (1931-1935) con Alcalá Zamora como presidente
(hasta 1936) y Manuel Azaña y después Alejandro Lerroux en el gobierno. Por primera vez en la
historia de España, tres mujeres fueron diputadas: Victoria Kent, Clara Campoamor y Margarita
Nelken. Se promulgó la Constitución de 1931 que reconocía España como una república
democrática de trabajadores, con un sufragio universal (gracias a la defensa del voto femenino por
Clara Campoamor) y el reconocimiento de numerosos derechos individuales. Se establecía además
la división de poderes, la separación entre Iglesia y Estado (pasaría a ser un estado laico) y el
derecho de las regiones a tener sus propios Estatutos de Autonomía. Los grandes puntos de conflicto
serían la cuestión religiosa y la territorial, que harían que la Constitución naciera sin total consenso.
Se intentaron llevar a cabo numerosas reformas pero el contexto internacional era desfavorable por
la crisis económica de la Gran Depresión y la crisis de las democracias. Se realizaron reformas
laborales intentando mejorar la situación precaria de los trabajadores, lo que despertó la oposición de
los empresarios, y reformas militares, intentando reducir el gran número de altos cargos promoviendo
las jubilaciones anticipadas, lo que conllevó la oposición del ejército. Además, se intentó desarrollar
la cultura y la educación creando nuevas escuelas, contratando más docentes y realizando misiones
pedagógicas para acercar la cultura a las zonas rurales. Sin embargo, la Iglesia se opuso al ver
reducida su influencia en la educación. Por último, se promulgó la Ley de Bases de la reforma agraria
para mejorar la situación del campesinado, pero su lenta aplicación provocó el descontento de los
jornaleros e insurrecciones de campesinos. En definitiva, el bienio encontró la oposición de la propia
izquierda (los anarquistas, descontentos con la falta de soluciones al hambre y el paro) y de la
derecha (intento de sublevación: el intento de golpe de Estado de Sanjurjo).
La crisis final llegó tras los sucesos de Casas Viejas (Cádiz), un pueblo en el que unos viejos
campesinos anarquistas iniciaron una insurrección que fue reprimida con brutalidad por la Guardia
Civil, con la ejecución de varias personas que no habían participado en la protesta. La opinión
pública, señaló al gobierno como responsable de los hechos, por lo que se convocaron nuevas
elecciones, en las que venció la derecha iniciando el bienio radical cedista (1933-1935).

10.2 El gobierno radical cedista (1933-1935). La Revolución de Asturias. El Frente Popular, las
elecciones de 1936 y el nuevo gobierno
La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de Gil Robles en coalición con el
Partido Radical de Lerroux ganaron las elecciones de 1933. La CEDA exigió revocar las reformas
agrarias, militares, educativas y religiosas, frenó el Estatuto de Autonomía Vasco propuesto por el
PNV, y se enfrentó al gobierno de la Generalitat catalana (de Lluis Companys).
En un contexto de tensión creciente y con el temor de la izquierda al auge del fascismo y el nazismo,
el gobierno aumentó los miembros de la derecha en el gobierno, lo que fue visto como el inicio del
triunfo del fascismo en España, por lo que la izquierda convocó una huelga general contra el cambio
de gobierno. La insurrección fue sofocada en Madrid y Barcelona pero venció en Asturias, donde se
estableció una verdadera revolución social por la alianza de los obreros. Para acabar con la
revolución de Asturias, el gobierno envió a la Legión (dirigida por Franco) y a la Guardia Civil y llevó
a cabo una política de represión con numerosos muertos, detenidos (incluso cargos políticos como
Companys, Largo Caballero o Azaña, que ni siquiera había apoyado la revuelta), torturas, condenas
a muerte… Además se suspendió la autonomía de Cataluña y se promulgó una nueva Ley Agraria
muy conservadora. Situaron a destacados militares antirrepublicanos en puestos relevantes y se
inició una reforma de la Constitución contra el laicismo.
La gota que colmó el vaso fueron dos escándalos de corrupción que salpicaron al Partido Radical: el
escándalo del Estraperlo (algunos empresarios intentaron introducir ruletas trucadas en los casinos)
y el Asunto Nombela (un caso de malversación de fondos públicos).

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Se convocaron nuevamente elecciones en febrero de 1936, en las que vencieron las izquierdas que
se habían reorganizado durante el bienio radical-cedista y se habían unido en un Frente Popular
(1936). Alcalá Zamora será destituido como presidente de la República y Azaña tomará el cargo,
siendo Santiago Casares Quiroga el presidente del gobierno.
El ambiente en el país era tenso: los dos polos estaban ya enfrentados en lo que parecían posiciones
irreconciliables, la izquierda con el deseo revolucionario y la derecha queriendo poner fin al sistema
democrático. Así, se sucedieron los enfrentamientos callejeros entre ambos bandos.
Además, se gestó una conspiración militar contra la república por parte de los líderes de la derecha y
los militares antirrepublicanos que pronto entraron en contacto con Italia y Alemania buscando apoyo
contra la república y su gobierno de izquierdas.
El gobierno intentó impedir la trama militar enviando a los altos mandos sospechosos a destinos muy
alejados, pero no sirvió de nada: en 1936, el ejército del protectorado de Marruecos inició la
sublevación, seguido de levantamientos. El fracaso del levantamiento en la mayoría de las ciudades
produjo el inicio de una Guerra Civil que duraría tres años.

10.3 La Guerra Civil: sublevación militar y estallido de la guerra


El 17 de julio de 1936 se inició la insurrección militar contra la república, con una lenta reacción del
gobierno de Casares Quiroga.
El fracaso del golpe supuso la división del territorio en dos bloques y el inicio de la guerra civil. Las
principales ciudades (con las reservas de oro del Banco de España) quedaron en poder de los
republicanos mientras que las zonas agrarias estuvieron en manos de los sublevados.
La mayor parte del ejército y las fuerzas de seguridad se mantuvieron fieles a la república pero las
tropas del ejército mejor preparadas eran las del Protectorado de Marruecos, que estuvieron del lado
de los golpistas y también los mandos se pusieron del lado de los sublevados, perdiendo los
republicanos numerosos líderes con experiencia en combate. Además, la superioridad inicial del
gobierno republicano en medios aéreos y navales fue pronto superada por los rebeldes por la rápida
llegada de aviones italianos y alemanes mucho más modernos.
Casares Quiroga dimitió y el nuevo gobierno de José Giral decidió distribuir armas a los miembros
de las milicias populares de los partidos y sindicatos, con lo que parte del poder quedó en manos de
la milicia y de multitud de comités locales y provinciales.
La falta de organización conllevó una situación revolucionaria constituida en dos bandos:
El bando sublevado. Aseguraban que su acción era el único medio para restablecer el orden y
exterminar a los enemigos de la patria (anarquistas, comunistas, socialistas y nacionalistas, llamados
por ellos “los rojos”).
El bando republicano. Aquellos fieles al gobierno legítimo, que defendían la república democrática y
sus avances contra el fascismo que se extendía por Europa.
La Guerra Civil fue al principio un conflicto interno pero pasó a ser un conflicto internacional. El
contexto europeo era muy tenso entre las potencias democráticas (Francia, Reino Unido) y los
regímenes fascistas (Italia, Alemania).
Temiendo las ideas revolucionarias de las milicias del bando republicano y buscando evitar cualquier
enfrentamiento que pudiera llevar a una nueva guerra mundial, Gran Bretaña y Francia
permanecieron neutrales. Ambas potencias junto Alemania, Italia y la URSS firmaron el Acuerdo de
No Intervención en España (1936) por el que prohibían la exportación a España de municiones,
armas o soldados. Sin embargo, el acuerdo fue una farsa que dejó al gobierno republicano en
desventaja pues mientras Francia y Gran Bretaña negaron su apoyo a la democracia española, los
sublevados recibieron constante apoyo de Portugal, Alemania e Italia. Hitler y Mussolini tenían
intereses estratégicos: si triunfaba la sublevación, tendrían un aliado en la retaguardia francesa.
Además, tuvieron ayuda financiera de capitalistas españoles y compañías multinacionales
angloamericanas. La República sólo pudo contar con apoyo de México y, sobre todo, con el apoyo de
la URSS de Stalin. Además, participaron las Brigadas Internacionales: voluntarios de diversos países
e ideologías que querían luchar por un sentimiento de solidaridad y hacer frente al fascismo.

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10.4 Fases militares de la Guerra Civil. La evolución política y económica en las dos zonas.
Consecuencias económicas y sociales de la guerra
La guerra se desarrolló en cuatro fases:
● Primera fase (1936-1937): Madrid fue el principal objetivo sublevado, pero las columnas de
Mola fueron frenadas al Norte del Sistema Central por milicianos; Franco y Yagüe plantearon
la entrada desde el Sur, cruzando el estrecho y avanzando por Extremadura, apoyados por
Hitler y Mussolini. Toman Badajoz, Talavera y Toledo, liberando el Alcázar. En el Norte toman
Irún, y San Sebastián se rindió. En noviembre intentan un ataque frontal a Madrid. El
Gobierno se traslada a Valencia, y la resistencia fue dirigida por una Junta de Defensa. El
rechazo republicano, llevó a Franco a realizar dos maniobras envolventes sobre Madrid, la
batalla del Jarama y de Guadalajara con sendos fracasos; aunque se hicieron con Málaga.
● Segunda Fase (1937): Franco cambió de estrategia atacando el norte. Caen Vizcaya, Bilbao,
Santander y Asturias. Teniendo lugar el Bombardeo de Guernica (26 abril) por la Legión
Cóndor alemana. El ejército republicano emprendió ofensivas para frenar el avance, sin
resultados decisivos, a pesar de las victorias en las batallas de Brunete (julio 1937) y de
Belchite (agosto 1937).
● Tercera fase (1937-1938): Se inicia con el breve éxito republicano, la batalla de Teruel.
Franco desplaza la guerra al frente aragonés para alcanzar el Mediterráneo y dividir la zona
republicana, ocupando Castellón. Los republicanos lanzan una ofensiva y cruzan el Ebro,
comenzando la batalla del Ebro (1938) la más larga y sangrienta (100.000 muertos), que
destrozó a las tropas republicanas.
● Cuarta fase (1938-1939): Entre diciembre y enero se desarrolló la campaña para conquistar
Cataluña, y en febrero cayó Barcelona. Negrín pretendió alargar la guerra esperando que el
estallido de la guerra mundial trajera el apoyo aliado; pero anarquistas y socialistas
moderados pretendían un final negociado, provocando la sublevación del coronel Casado
contra el Gobierno. El triunfo de los Casadistas, llevó al Consejo Nacional de Defensa a
iniciar negociaciones de paz, rechazadas por Franco e imponiendo la rendición incondicional.
La evolución política en el bando republicano se inició con la dimisión del gobierno de Casares
Quiroga, siguieron los de Martínez Barrio y José Giral. En septiembre de 1936 es nombrado Largo
Caballero, se aprobó el Estatuto de Autonomía de Euskadi, y el Gobierno se traslada a Valencia.
Negrín resistió provocando conflictos internos dando lugar al golpe de Estado liderado por Casado y
Besteiro (marzo 1939). La caída de Barcelona y Madrid provocó el hundimiento republicano.
Económicamente dominaban las zonas industriales y las principales ciudades. Controlaron
compañías ferroviarias y bancos; y colectivizaron empresas y tierras. Se financió emitiendo deuda
pública y depositó en Moscú las reservas de oro del Banco de España.
La evolución política en el bando franquista, estuvo marcada por la muerte de Sanjurjo, y el
liderazgo de Franco, nombrado Caudillo. Se crea la Junta de Defensa Nacional y se disuelve,
creando la Junta Técnica del Estado. Recibe el apoyo de la Iglesia. En abril de 1937 decretó la unión
de falangistas y carlistas en FET de las JONS.
Franco como presidente y Jefe del Estado, asumió el poder del Ejército, Partido, Gobierno y
Administración. Elaboraron una legislación reaccionaria: Fuero del Trabajo, sindicatos verticales; y
promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas (febrero 1939).
Económicamente, disponían de la mayor parte de las tierras de cultivo y controlaban la producción
con la colaboración de propietarios y la banca. Además, anularon las actuaciones del IRA.
La Guerra Civil tuvo un balance trágico para España, con una serie de consecuencias:
● Económicas. Se da inflación, la ganadería se reduce un 60%, la producción agrícola bajó un
25% y la producción industrial no se recuperó hasta 1950. Fuerte endeudamiento del Estado.
● Sociales. Represión y persecución de los vencedores y un clima de revancha entre las dos
Españas.
● Costes humanos. Hubo unos 500.000 muertos, 50.000 ejecutados, y unos 500.000
exiliados. Se produjo un descenso del índice de natalidad y aumento de la mortalidad.
● Culturales (pérdida de patrimonio y exilio) y políticas (dictadura y aislamiento internacional).

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