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LA II REPÚBLICA (1931-1936)

El tema a desarrollar es especialmente trascendental en la historia de España ya que la Segunda


República constituye un momento de democratización y modernización que se abre en 1931 y que
concluyó con una guerra civil.

Así pues, la II República surgió como la alternativa democrática a la crisis final del sistema de la
Restauración (provocada por el fracaso de los gobs regeneracionistas o la guerra de Marruecos) que
generó una gran tensión social y política, ante la que vieron como única solución la Dictadura de Primo
de Rivera (1923-30). Su deseo de institucionalizar su régimen y la retirada de confianza del rey
acabaron con él.

El intento de volver a una monarquía constitucional con los gobs de Berenguer y Aznar fracasó y el
mov republicano se intensificó con el Pacto de San Sebastián (1930). Respecto al contexto
internacional, se sucedieron consecuencias económicas de la crisis de 1929 y la amenaza política de
los movimientos totalitarios.

Todo comenzó cuando el 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España y


ganaron los candidatos republicanos; se proclamó entonces la II República el 14 de abril de 1931,
además el rey Alfonso XIII abdicó. Se constituyó el Gobierno Provisional de la República, presidido por
Alcalá Zamora. Se trataba de un gobierno de concentración de carácter reformista y con una oposición
de: terratenientes, la oligarquía, parte del ejército y la iglesia. Sus reformas más destacables fueron: de
tipo social, del ejército (Ley de Retiro y creación guardias de asalto) y de la cuestión autonómica
(autonomía de Cataluña). Los primeros meses de gobierno estuvieron protagonizados por diferentes
conflictos: religiosos, y el estallido de las huelgas convocadas por la CNT.

Las elecciones de junio de 1931 dieron la victoria a los republicanos y socialistas. Su primera tarea fue
la elaboración de una constitución de carácter democrático y progresista en la que destacaron: el
sistema político democrático y parlamentario con separación de poderes, una nueva organización
territorial, una amplia declaración de derechos y libertades; el sufragio universal, con voto a las
mujeres y una sociedad secularizada, se reconoció el matrimonio civil y el divorcio. Esta constitución
fue aprobada por amplia mayoría y tras ser autorizada, Manuel Azaña sustituyó en la Jefatura del
Gobierno a Alcalá Zamora, quien pasó a ser presidente de la República.

La II República se divide en diferentes etapas:

En primer lugar, el BIENIO REFORMISTA (diciembre 1931-noviembre 1933), cuando Alcalá Zamora
fue elegido presidente de la República y Manuel Azaña formó un gobierno de coalición formado por
republicanos de izquierda, regionalistas y socialistas. En este período, se presentó un programa de
reformas para solucionar los problemas, pero la falta de medios y la mala situación económica hicieron
que fracasaran.
Por un lado, las reformas laborales, como la Ley de Contratos de Trabajo, Ley de Jurados Mixtos, Ley
de Términos Municipales, Accidentes de Trabajo en el Campo o la jornada laboral de 8 horas.
Por otro lado, las reformas militares, con la Ley de retiro voluntario con paga completa para aquellos
que se oponían al régimen republicano.
También las reformas religiosas para crear un estado laico. Se aprueba: Ley de Divorcio, las reformas
educativas, se establece un modelo educativo francés, unificado, público, gratuito y con igualdad entre
niños y niñas. Las reformas más emblemáticas fueron: la Ley de Reforma Agraria, la cual permitía la
redistribución de la propiedad agraria mediante la expropiación de tierras de latifundistas; y el Estatuto
de Autonomía de Cataluña.

Sin embargo, Azaña se enfrentó a diversos problemas: el reagrupamiento de la derecha


antirrepublicana, manifestada en intentos de insurrección militar y en la creación de partidos políticos
(CEDA, Renovación Española, las JONS, Falange Española, Comunión Tradicionalista y Renovación
Española) y se encontró con la ofensiva sindical e insurreccional de la CNT y la Federación Anarquista
Ibérica (FAI) que promovieron huelgas generales en las grandes ciudades e insurrecciones rurales por
las que Azaña se vio obligado a dimitir.

Así comienza la segunda etapa de la república, denominada el BIENIO CONSERVADOR O


RECTIFICADOR (noviembre 1933-octubre 1934), que comenzó en 1933 con la dimisión de Manuel
Azaña, la disolución de las Cortes y convocatoria de nuevas elecciones por parte de Alcalá Zamora.
Estas elecciones se celebraron el 18 de noviembre de 1933, siendo las primeras en las que
participaban las mujeres. Además, la izquierda se había dividido en republicanos y socialistas,
mientras que la derecha se presentó unida y organizada en la CEDA, coalición dirigida por Gil Robles,
que defendía un modelo de gobierno más autoritario y contrario a las reformas. Por esta razón, las
elecciones fueron ganadas por la derecha y hasta octubre de 1934 tuvieron un claro predominio
radical, el cual estuvo presidido por Alejandro Lerroux y respaldado por los votos de la CEDA, que
finalmente se anexionó al gobierno.

Entonces, los gobiernos de esta etapa se dedicaron a frenar las medidas reformistas del bienio
anterior: se frenaron las reformas agrarias; se aprueba un presupuesto de culto y clero; se frenó la
autonomía catalana; se aprobó una amnistía para los militares sublevados.

La izquierda interpretó esta entrada en el gobierno de tres ministros de la CEDA como una deriva
hacia el fascismo y por ello, se inició un movimiento de huelgas y revoluciones, que aunque fracasó,
tuvo gran importancia la Revolución de Octubre de 1934 (octubre 1934-febrero 1936), organizada por
el PSOE y la UGT, cuyas consecuencias fueron: la reacción de la derecha antiliberal y división del
Gobierno; la represión gubernamental, nombrando a Franco Jefe del Estado Mayor; y la indignación
acercó las posturas de las formaciones de centro-izquierda y la izquierda obrera.

En enero de 1936, Izquierda Republicana y Unión Republicana, PSOE, PCE, POUM y los sindicalistas
de Ángel Pestaña, firmaron el Pacto del Frente Popular. El gobierno radical-cedista entra en crisis por
las disensiones internas de la CEDA y escándalos que afectan a familiares de Lerroux. Son
convocadas nuevas elecciones para febrero de 1936 y los partidos de izquierdas se agrupan en el
Frente Popular: coalición electoral basada en un programa común moderado que defendía la
concesión de una amnistía para los encarcelados por la revolución de octubre de 1934 y la aplicación
de la legislación
reformista suspendida (propuesta de la 3ª Internacional para luchar contra el Fascismo). Los partidos
de derecha formaron distintas coaliciones, constituidas por la CEDA, los monárquicos y los
tradicionalistas (Bloque Nacional).

Con la victoria del Frente Popular, Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República y Casares
Quiroga jefe de gobierno, además de establecerse la autonomía catalana y reactivarse la reforma
agraria y educativa. Sin embargo, muy pronto apareció una fuerte conflictividad social como las
numerosas huelgas dirigidas por la CNT o las represalias en la política (el Gobierno encarceló a los
principales dirigentes de Falange, como José Antonio Primo de Rivera, e ilegalizó el partido)

Este clima de violencia favorecía a los sectores político-militares decididos a organizar un golpe de
estado militar. Así, se puso al frente al general Emilio Mola, comenzando el golpe con los asesinatos
del teniente Castillo y el diputado Calvo Sotelo. Finalmente, la rebelión militar empezó a partir del
17-18 de julio de 1936, cuando el gobierno no pudo sofocar el golpe de estado y los golpistas aún no
habían podido hacerse con el poder. Por lo tanto, con el país dividido, la guerra civil era evidente.

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