Está en la página 1de 2

Alzheimer

Somos recuerdos

Alguna vez se han parado a pensar que realmente somos RECUERDOS. Sí, recuerdos, puesto que
siempre están en nuestra mente los momentos felices de nuestra niñez. Los juegos en la calle con
los vecinos, los bocadillos, los recreos del colegio. Al igual, que siempre sonreímos al recordar
nuestro primer novio o novia, nuestro primer viaje con los compañeros y amigos, nuestro primer
año de universidad, nuestro examen de conducir, y así podríamos poner una largo etcétera puesto
que todo nuestro YO son recuerdos.

¿Qué pasaría si nos los quitaran?

Desgraciadamente, hoy en día, tenemos todos más o menos cerca a alguien que sufre la temerosa
enfermedad del Alzheimer.

El Alzheimer es una enfermedad, muy delicada, dolorosa y difícil de tratar y llevar tanto por parte
del paciente como por parte de sus familiares.

El Alzheimer es una demencia presenil caracterizada por la aparición de un proceso de atrofia


cortical que entraña una suspensión progresiva de las funciones instrumentales del lenguaje, de la
práctica de la vida cotidiana y del conocimiento. Es decir, los trastornos del lenguaje aparecen
precozmente en dicha enfermedad. Los enfermos son habladores, pero no encuentran las
palabras adecuadas. También la denominación de los objetos es deficitaria, los nombres se
mezclan y los trastornos de la comprensión son frecuentes

El Alzheimer, es una enfermedad que afecta más a las mujeres que a los hombres. Además,
podemos mencionar que la herencia es un factor de importancia, como lo son también los
factores adquiridos por problemas vasculares, tóxicos y metabólicos.

El Alzheimer es insidioso y rápido ya que en algunos meses el enfermo presenta un deterioro


mental importante aunque conserva una relativa conciencia de sus trastornos.

Una vez declarada la enfermedad, la atención y la memoria están muy alteradas, los olvidos son
grandes, la desorientación de tiempo y espacio es precoz y constante y el enfermo se suele perder
en los sitios habitualmente bien conocidos por él.

La afectividad se conserva relativamente por largo tiempo, el paciente hace un esfuerzo por
comprender, se irrita cuando no encuentra las palabras, expresa su alegría por la visita de un
familiar; pero progresivamente se van acentuando los estados de cólera, irritación, explosiones de
humor, impaciencia, y necesidad de moverse sin cesar. Las actividades propiciadas por los
terapeutas cognitivos se basan en estudios que demuestran que se producen cambios en el
cerebro con el ejercicio de funciones cognitivas.
También se les enseñan técnicas de relajación, observándose que tanto la ejercitación como la
relajación contribuyen a lograr efectos benéficos.

Las neuronas son el tipo de célula principalmente destruido por el Alzheimer.

Como conclusión, podemos decir que el Alzheimer es una pérdida masiva de células, provocando
por tanto un cambio radical en la constitución del cerebro. La corteza se encoge, dañando las
áreas del cerebro usadas para pensar, planear y recordar. Encogimiento especialmente severo en
el hipocampo, área que juega un papel fundamental en la formación de nuevos recuerdos. Los
ventrículos se vuelven más grandes.

La rapidez de la progresión de la enfermedad varía considerablemente. Las personas que padecen


Alzheimer viven un promedio de ocho años, pero algunas personas pueden vivir hasta 20 años. El
ciclo de la enfermedad depende en parte de la edad de la persona al momento del diagnostico y
de la existencia de otras condiciones médicas.

La intervención psicológica aporta un importante valor tanto a nivel neuropsicológico con el


enfermo, en el ámbito clínico y psicosocial con el trabajo de los cuidadores, y a nivel de
asesoramiento y formación de centros e instituciones.

De entre las patologías ligadas al envejecimiento, y para las que la edad supone un factor de riesgo
a considerar, o dicho de otro modo, son más frecuentes conforme la edad es mayor, se encuentra
la enfermedad del Alzheimer, la cual genera incapacidad tanto a nivel físico como psicológico, y
social, lo que a medida que se desarrolla el síndrome se traduce en una creciente dependencia del
enfermo respecto de la persona que le cuida, y que termina por causar la muerte al enfermo, sin
que hasta el momento exista curación.

Una vez más, esta enfermedad nos recuerda que aprovechemos al máximo nuestro tiempo,
nuestros recuerdos y a nuestros seres queridos, ya que un día al despertar podemos dejar de
tenerlos en la mente aunque estén físicamente con nosotros.

También podría gustarte