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Demencia senil

La demencia senil es en realidad un conjunto de diferentes enfermedades y síndromes que se


caracterizan por un deterioro cognitivo progresivo y asociado al envejecimiento. Por tanto, el
término “demencia senil” no corresponde a un diagnóstico médico, sino a una nombre genérico y
coloquial que utilizamos cuando se desconoce el diagnóstico preciso.

Síntomas de la demencia senil


El deterioro de las funciones cognitivas viene dado por el envejecimiento de las células cerebrales.
Habitualmente los familiares suelen detectar cambios que les hacen sospechar, no obstante,
siempre es conveniente consultar a un especialista acerca de cómo detectar la demencia senil.
Algunos de los síntomas más habituales de la demencia senil son:

Confusión mental
Esto puede ocasionar dificultad en la toma de decisiones y en las actividades diarias, como
realizar compras y pequeñas gestiones.

Desorientación espacial
Esta dificultad suele manifestarse como deambular errático y tendencia a perderse, incluso en el
mismo barrio donde se reside.

Dificultades de comunicación
Dificultad para completar frases complejas, pérdida de vocabulario y de expresividad, etc.

Deterioro intelectual
La persona tiene menos capacidad para realizar tareas que requieren esfuerzo intelectual, como
leer, mantener una conversación o realizar algún tipo de problema sencillo.

Pérdida de memoria
Olvidos y despistes se vuelven más frecuentes. También pueden olvidar lo que han hecho horas o
minutos antes, o los nombres de personas cercanas.

Alteración del estado de ánimo y aumento de conductas agresivas o de desinhibición extrema


Pueden aparecer estados depresivos o ansiosos, agresividad física o verbal y pérdida de la
inhibición, incluyendo la aparición de conductas inapropiadas. Los cambios en estos aspectos de
la personalidad suelen ser los más complicados de gestionar para los cuidadores o familiares.

Estos síntomas están estrechamente relacionados con la tercera edad, siendo especialmente
habituales a partir de los 85 años. De hecho, el 50% de los individuos que superan esa franja de
edad presentan síntomas de demencia senil, aunque su presencia ya suele ser significativa a
partir de los 65 años.
Causas de la demencia senil

Alzheimer
Es la más común actualmente, siendo responsable de casi la mitad de los casos de demencia senil.

Demencia vascular
Se trata de la segunda causa más común de demencia senil. En estos casos las arterias del cerebro
se obstruyen haciendo que el flujo sanguíneo no llegue correctamente a las células del cerebro. El
colesterol alto, la diabetes y las enfermedades cardiocirculatorias pueden también participar en
esta pérdida de memoria.

Parkinson
Otra causa que conduce a los síntomas de la demencia es el Parkinson, conocido trastorno
neurodegenerativo que afecta al movimiento. El 40% de las personas que padecen la enfermedad
presentan síntomas de demencia senil, manifestando problemas en la percepción visual y la toma
de decisiones, no obstante, la memoria queda intacta en estos casos.

Demencia frontotemporal
Tiene como causa el deterioro de los lóbulos frontales y temporales del cerebro y se caracteriza
por el desarrollo de conductas socialmente inapropiadas y la pérdida del lenguaje.
Alzheimer

El Alzheimer es un tipo de demencia que causa problemas con la memoria, el pensamiento y


el comportamiento. Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con
el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas.

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria y


la capacidad de pensar y, con el tiempo, la habilidad de llevar a cabo las tareas más sencillas.
En la mayoría de las personas con esta enfermedad, los síntomas aparecen por primera vez
más tarde en la vida. Aunque los cálculos varían, los expertos sugieren que más de 6
millones de personas en los Estados Unidos, la mayoría de 65 años o más, pueden tener
demencia causada por la enfermedad de Alzheimer.

La enfermedad de Alzheimer lleva el nombre del Dr. Alois Alzheimer. En 1906, el Dr.
Alzheimer notó cambios en el tejido cerebral de una mujer que había muerto de una
enfermedad mental extraña. Sus síntomas incluían pérdida de memoria, problemas de
lenguaje y comportamiento impredecible. Después de su muerte, el doctor examinó su
cerebro y encontró muchas agrupaciones anormales (ahora llamadas placas amiloides) y
conjuntos de fibras enredadas (ahora llamadas ovillos neurofibrilares u ovillos de tau).
Estas placas y ovillos en el cerebro todavía se consideran entre las características principales
de la enfermedad de Alzheimer. Otra característica es la pérdida de conexiones entre las
neuronas en el cerebro. Las neuronas transmiten mensajes entre distintas partes del
cerebro y desde el cerebro a los músculos y órganos del cuerpo.
Los problemas de memoria suelen ser uno de los primeros signos de deterioro cognitivo
relacionado con la enfermedad de Alzheimer. Algunas personas con problemas de memoria
tienen una afección llamada deterioro cognitivo leve. En este tipo de deterioro, las personas
tienen más problemas de memoria de lo normal para su edad, pero sus síntomas no
interfieren en su vida cotidiana. Las dificultades de movimiento y los problemas con el
sentido del olfato también se han relacionado con esta afección. Las personas mayores con
deterioro cognitivo leve tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, esto no ocurre en todos los casos e incluso algunas personas pueden volver a la
cognición normal.
Los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer varían de persona a persona. Para
muchos, la disminución de los aspectos de la cognición no relacionados con la memoria,
como encontrar las palabras adecuadas, tener problemas visuales o espaciales y presentar
un razonamiento o juicio deteriorados, puede ser un indicio de las etapas más tempranas de
la enfermedad. Los investigadores estudian los biomarcadores (signos biológicos de la
enfermedad que se encuentran en las imágenes del cerebro, el líquido cefalorraquídeo y la
sangre) para detectar cambios tempranos en el cerebro de personas con deterioro cognitivo
leve y en personas cognitivamente normales que pueden tener un mayor riesgo de padecer
la enfermedad de Alzheimer.
Enfermedad de Alzheimer leve
A medida que la enfermedad de Alzheimer avanza, las personas tienen una mayor pérdida de
memoria y otras dificultades cognitivas. Los problemas pueden incluir deambular y perderse,
tener dificultades para manejar el dinero y pagar facturas, repetir preguntas, demorar más
tiempo para completar las tareas diarias normales y sufrir cambios en la personalidad y el
comportamiento. Por lo general, se diagnostica a las personas durante esta etapa.

Enfermedad de Alzheimer moderada


En esta etapa, el daño ocurre en las áreas del cerebro que controlan el lenguaje, el razonamiento,
el pensamiento consciente y el procesamiento sensorial, como la capacidad de detectar
correctamente sonidos y olores. La pérdida de memoria y la confusión empeoran, y las personas
comienzan a tener problemas para reconocer a sus familiares y amigos. Es posible que no puedan
aprender cosas nuevas, realizar tareas de varios pasos como vestirse o enfrentarse a situaciones
nuevas. Además, las personas en esta etapa pueden tener alucinaciones, delirios y paranoia, y
comportarse de forma impulsiva.

Enfermedad de Alzheimer grave


En última instancia, las placas y los ovillos se extienden por todo el cerebro, y el tejido cerebral se
reduce considerablemente. Las personas con la enfermedad de Alzheimer grave no pueden
comunicarse y dependen por completo de otros para su cuidado. Cerca del final de la vida, es
posible que la persona pase en cama la mayor parte o todo el tiempo mientras el cuerpo se va
deteriorando.
Demencia por cuerpos de Lewy

La demencia por cuerpos de Lewy es la segunda causa más frecuente de demencia


degenerativa, después de la enfermedad de Alzheimer.
Se caracteriza por el depósito cerebral anómalo de proteína alfa-sinucleína, que forma
agregados conocidos como cuerpos de Lewy. Los cuerpos de Lewy no son exclusivos de esta
enfermedad sino que se pueden encontrar también en la enfermedad de Parkinson.
En fases iniciales, los síntomas de la demencia por cuerpos de Lewy pueden ser muy leves y
solaparse con los que aparecen en otras enfermedades, como la enfermedad de Alzheimer o la
enfermedad de Parkinson.
Por ello, la valoración por parte de un profesional experto es fundamental para orientar
correctamente el diagnóstico y evitar tratamientos que puedan empeorar los síntomas.

Los pacientes con demencia por cuerpos de Lewy pueden presentar:


Fallos de memoria para hechos recientes.
Desorientación espacial.
Fluctuaciones del nivel de alerta: es habitual que haya episodios transitorios de mayor
confusión que pueden fluctuar a lo largo del día o de un día a otro.
Alucinaciones visuales: los pacientes pueden ver animales, personas o cosas que en
realidad no existen.
Síntomas parkinsonianos: lentitud de movimientos, rigidez, temblor y/o lentitud para la
marcha, con arrastre de los pies al camina.
Alteraciones del sueño: la persona habla, grita o realiza movimientos con los brazos como
si estuviera “viviendo” el sueño. Esta alteración se conoce como trastorno de conducta del
sueño REM y puede aparecer varios años antes que el resto de síntomas típicos de la
enfermedad. El TCSREM no es exclusivo de esta entidad, pudiendo ocurrir también en la
enfermedad de Parkinson.
Algunos pacientes pueden presentar también otras manifestaciones, como trastornos
autonómicos (hipotensión ortostática o postural, incontinencia urinaria y estreñimiento),
ideas delirantes o síntomas depresivos.
El diagnóstico de la demencia por cuerpos de Lewy se basa en los datos obtenidos en la
anamnesis, la exploración neurológica y la valoración neuropsicológica.
El uso de pruebas complementarias como la resonancia magnética cerebral, la PET-FDG y la
PET con fluorodopa, es útil para descartar otras causas de demencia o de parkinsonsimo y
obtener una mayor certeza diagnóstica.
En ocasiones, puede estar indicado también realizar un estudio de sueño mediante
polisomnografía para determinar si la persona padece o no un trastorno de conducta del sueño
REM.

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